Capítulo 32:
'Querido Diario:
¿Quién iba a decirme que iba a terminar metida en un avión con dirección a Dinamarca al lado de Ron y Ginny? Creo que hacer esto como pasatiempo de mi día sería lo último que haría, pero acá estoy escribiendo en una de las incómodas mesas plásticas del avión. A mí lado derecho está Ginny jugando con sus manos nerviosamente y al otro extremo está Ron haciendo cualquier cosa que no me interesa averiguar… Mi amiga está al medio de los dos en una de las típicas filas de asientos de a tres a la mitad del avión.
Yo estaba con mis dos queridas compañeras de cuarto arreglando todo para desocupar esta misma tarde el departamento cuando llega Ginny y Ron de improviso. Mi amiga me dice que quiere venir a Dinamarca para buscar a Harry… O por lo menos para decirle que ya está preparada para que estén juntos. Sé que es una locura, pero decidí acompañarla y ahí caí en la cuenta que también venía Ron.
Después de una incómoda ida al aeropuerto en un taxi –la verdad ellos dos querían aparecerse, pero creo que si tres personas aparecen en lugar lleno de muggles sería algo extraño (léase en tono irónico)- en donde Ginny no paraba de contarme cómo había sido toda su graduación… Ahora que me acuerdo, a nosotros nunca nos permitieron llevar a nuestras familias; eso es raro, justo cambian las cosas cuando nos vamos… En fin, continúo… Y Ron movía su dedo en un ritmo tan rápido que me daban ganas de gritarle que sabía que estaba impaciente, pero que algo era impaciencia y otra desesperación.
Compramos los pasajes a Copenhague, capital de Dinamarca, con mi dinero muggle –entiéndase que gaste casi todo el dinero que mis padres me dieron en mi cumpleaños sólo para que Harry y Ginny estuvieran juntos- y esperamos sólo una hora para poder embarcarnos.
¿Sabes lo que es explicarles a dos hermanos Weasley qué es un detector de metales, que te revisen por si llevas armas y la zona de compras libres de impuestos, diario? Pues creo que mejor no lo explico porque odio escribir en esta maldita mesa plástica y no quiero volver a recordar aquellos momentos donde tuve que decirle a la gente que ellos dos tenían problemas mentales y por eso actuaban raro… Sólo a mí me tenía que ocurrir esto.
Bueno… No quiero escribir más porque me aburre escribir en un avión; me estoy mareando un poco'.
Hermione cerró su diario y lo guardó en su bolso junto con su lápiz. Miró a su lado y vio que Ginny estaba muy divertida estudiando el pelo de la señora que estaba delante de ella porque era un rubio con raíces negras y algo de castaño oscuro que no se veía nada de bien. También vio que Ron miraba con interés a las azafatas que se paseaban con los carritos de bocadillos, licores y algunas revistas de colorear para los niños.
La castaña sólo torció los ojos pensando en que parecía que el pelirrojo nunca hubiera visto a una mujer con una falda corta mientras bostezaba. Ya tenía algo de sueño. Miró su reloj de pulsera y comprobó que eran las tres de la tarde, por lo que llevaba despierta casi siete horas… Estaba muy cansada por desarmar el departamento.
-Tengo hambre – dijo Ron quitando su atención de la azafata, quien se había ido tras una cortina al sector de clase ejecutiva – No almorzamos…
-Yo también estoy hambrienta – dijo Ginny mirando a Hermione - ¿De dónde puedo sacar comida?
-Habría que pedirle a la azafata, porque creo que el almuerzo era opcional – respondió pensativamente –Déjenme ver las colillas de los boletos.
La castaña sacó una pequeña colilla que perecía a su boleto y leyó las cosas que estaban incluidas. El almuerzo lo había pagado y era opcional. Así que podían pedírselo a la azafata sin pagar de más.
-Hay que decirle a la azafata, está incluido – dijo guardando la colilla – Ahora sé porque los boletos eran más caros de lo usual… ¿Quién los escogió?
-Fue Ron – respondió Ginny señalando a su hermano – El pobre parece que sabía que tendría hambre – comentó riéndose.
-Qué gracioso, hermanita, me estoy matando de la risa… - dijo Ron mirándola como si hubiera dicho lo más aburrido del mundo - ¿Azafata es ella? – preguntó algo avergonzado mientras señalaba a una muchacha rubia con un uniforme ajustado y corto.
-Sí, la que has estado mirando como idiota es una azafata – respondió Hermione torciendo los ojos – Eh… ¿Señorita? – dijo un poco más fuerte para captar la atención de la azafata.
La azafata sonrió y vino hacia ellos por el pasillo que estaba al lado de Ron. Les preguntó qué se les ofrecía y Hermione dijo que querían el almuerzo. La rubia sacó una pequeña libreta después de pedirles ver las colillas de sus boletos para comprobar que tenían derecho a almuerzo.
-Hoy día hay carne con papas asadas, un surtido de ensaladas para vegetarianos con quesillo y hamburguesas con queso – dijo sonriendo – Todo viene con dos tipos de verduras para acompañar, una botella de cualquier líquido para beber y postre – agregó - ¿Qué se servirán?
-Yo quiero carne con papas asadas, por favor – pidió Hermione.
-De acuerdo… - Lo anotó en su libreta - ¿Y ustedes? – Levantó la cabeza y miró a Ron y Ginny.
-Eh… Yo…
-Dile lo que quieres, Ginny – dijo Hermione al ver que su amiga no decía nada.
-Carne con papas asadas, supongo – La pelirroja sonrió débilmente – Sí, eso quiero – asintió rápidamente.
-¿Y usted, caballero? – preguntó la azafata después de anotar el pedido de Ginny.
-Ron… - dijo Ginny codeándolo - ¿Ron?
-¡Ron, responde, por favor! – Hermione se dobló hacia delante para verlo mejor - ¿Ron?
El pelirrojo estaba en un estado de trance observando a la azafata. Tenía la boca ligeramente abierta y la miraba con los ojos muy abiertos. No parecía dar señales de oír a las dos muchachas que estaban a su lado ni se daba cuenta que la azafata lo miraba como si estuviera loco.
-¡Ron! – gritó Hermione pegándole una patada.
-¡Ay, me dolió!... – Despertó de su trance.
-Discúlpelo, señorita – dijo Hermione después de dirigirle una mirada asesina al chico – Es que recién viene saliendo del psiquiatra. El pobre no está muy bien aún de la cabeza – explicó poniendo una cara de pena muy creíble.
-Nunca ha estado bien… Incluso hoy vamos a llevarlo a que lo examinen bien porque cada día está peor – asintió Ginny dándole más credibilidad a la excusa.
-¡Dios mío! – La azafata le lanzó una mirada extraña a Ron y se apartó un poco - ¿Y qué quiere usted? – preguntó con rapidez a Ron.
-Tráigale una ensalada surtida – contestó Hermione – Tiene que bajar algunos kilos…
-Está bien – sonrió la azafata y se fue sin decir nada más.
-¿Por qué dijiste eso? – preguntó Ron enojado a Hermione – Le dijiste que estaba loco y que venía recién saliendo de… de…
-Del psiquiatra – dijo Ginny torciendo los ojos – Es como la zona donde pones a los trastornados mentales en San Mugo.
-¡Sí, eso! – asintió – Y después dices que voy a comer ensalada… ¿Quieres que me muera de hambre?
-No es mi culpa que hayas estado mirando a la azafata como si nunca hubieras visto a otra mujer en tu vida – se excusó la castaña sonriendo burlonamente – Te veías ridículo mirándola como un perro que persigue a una perra en celo, así que decidí enseñarte que no hagas eso de nuevo diciéndole eso.
-¡Ahora ni me va a hablar!
-Como si alguien quisiera hablar contigo… - murmuró Ginny riendo.
-No sé por qué estoy con ustedes dos en un avión – dijo Ron cruzándose de brazos.
-Sólo porque tú quieres que Harry y yo estemos juntos… No puedes ser tan malvado, hermanito.
-Váyanse al diablo – dijo de malhumor y giró la cabeza para no verlas.
Una hora después…
Desde que habían tenido aquella discusión no habían hablado más con Ron. La azafata les trajo los almuerzos en el carrito y se fue rápidamente cuando el muchacho abrió la boca para decirle algo. Las chicas se empezaron a reír mientras que Ron sólo les lanzó una mirada de odio y se dedicó a comer su exquisita ensalada surtida.
Hermione y Ginny hablaron de qué harían cuando llegaran a Copenhague porque ninguna había estado en la ciudad ni en el país antes. La castaña propuso que fueran a buscar el ministerio de magia para preguntar, pero se dieron cuenta que sería casi imposible encontrar el ministerio si no le preguntaban a nadie… Y no podían preguntarle a nadie porque no sabían si eran muggles o magos. Por lo que estaban "fregadas" como había dicho Ginny para no decir otra palabra un poco menos elegante.
Después de unos cinco minutos en donde pensaban cómo encontrar la Academia de Aurors en Dinamarca, a Ginny le vinieron unas ganas terribles de ir al baño. La castaña le dijo que en el fondo estaban los baños. Tenía que entrar en el que había un letrero de una mujer y que funcionaba como el baño muggle que les enseñaron en Estudios Muggles en Hogwarts.
Hermione se quedó pensando en lo que estaban mientras Ginny estaba en el baño. A la chica no se le ocurría nada… ¿Acaso su súper cerebro al fin se le habían acabado las conexiones neuronales? No, no era eso. Pero pensar en cómo encontrar un sitio brujo en un país desconocido le resultaba difícil. Tal vez allá no siguieran los mismos prototipos mágicos que en Inglaterra, así que no podía asumir nada porque no sabía nada de nada. ¡La misma nada!
-¿Dónde está Ginny? – preguntó Ron haciendo que Hermione saliera de sus pensamientos.
-En el baño… No creo que seas sordo para no escucharnos – agregó molesta.
-Hace dos meses que no te veo y ya estás insoportable. Deberías sonreír, Hermione – dijo sonriendo burlonamente – Es sólo que ya pasó media hora y no vuelve.
-¿Ya pasaron treinta minutos? – preguntó mirando su reloj de pulsera – Sí, tienes razón… - dijo levantando su mirada y posándola en él – No creo que esté aún en el baño, es mucho tiempo.
-A menos que estuviera tan nerviosa como para que todavía esté haciendo sus necesidades…
-Muy gracioso – dijo Hermione fulminándolo con la mirada.
-Bueno, en ese caso es peor lo que tú me hiciste – se excusó levantándose de hombros – Tal vez yo estaba destinado a estar con esa azafata, y tú impediste que Merlín hiciera lo suyo.
-No me hables idioteces, por favor – le pidió riéndose – Sabes muy bien que no es mi culpa que tú casi nos hagas pasar una vergüenza por no quitarle la vista a la azafata. Eso te pasa por ser un estúpido.
-¡Pero tuve que matarme de hambre comiendo comida de conejo! – gritó enojado llamando la atención de algunos pasajeros.
Hermione miró a los pasajeros y con una sonrisita les indicó que no había sido nada y era mejor que volvieran a concentrarse en sus asuntos. Después le lanzó una mirada dura a Ron mientras trataba de calmarse… No le agradaba nada tener una discusión en un avión lleno de muggles, y lo peor era que Ron hablaba demasiado fuerte y alguien podría escuchar algo.
-Recuerda que aquí tienes que comportarte como alguien normal – dijo la castaña después de respirar una gran bocanada de aire para tranquilizarse –Además, tienes que bajar algunos kilos… Parece que en la casa de tu madre estás comiendo más de la cuenta. Sólo quiero que te vuelvas sexy, mi querido Weasley.
-Como me gustaría matarte – musitó apretando los nudillos.
-No seas tan agresivo… Yo tengo que estar viva porque soy la única persona racional que nos guiara en Copenhague; yo sólo sé cómo llegar a la Academia del país.
-¿En serio? – Dejó de apretar los nudillos y una sonrisa apareció en su cara - ¿Dónde está la Academia?
-Bueno… Obviamente está…
Ron acentuó aún más su sonrisa al ver el titubeo de la muchacha. Hermione no tenía ni idea de donde estaba. Ella, la más inteligente de Hogwarts y una de las más listas en su universidad, no sabía. El pelirrojo volvió a repetirle la pregunta mientras la castaña trataba de pensar en algo lógico que responderle… Después de todo, él era Ron y no iba a saber dónde estaba la Academia. La mejor solución era mentirle para salir del apuro.
-Está a las afueras de Copenhague, por supuesto. Sólo hay que preguntarle a un mago cuál autobús tomar para llegar – contestó tan rápidamente que ni ella misma creía que era una mentira.
-No está ahí… En Dinamarca no se usan autobuses para viajar, mi querida Granger – dijo Ron riéndose un poco - ¿Sabes donde queda la Academia verdaderamente?
La castaña abrió la boca ligeramente por la sorpresa: Había sido descubierta. ¿Acaso Ron sabía donde estaba la academia y le estaba haciendo pasar ese bochorno para gozar el momento? Como lo odiaba en aquellos momentos. Cerró la boca con lentitud y pensó en responderle algo, pero nada se le ocurrió nada… Su mente estaba en blanco, por primera vez estaba totalmente en blanco.
-Parece que el silencio es tu mejor respuesta… - dijo el pelirrojo volviendo a sentarse cómodamente en su asiento mientras la muchacha lo miró confundida.
OoOoO
Ginny había caminado hasta el fondo del avión y cuando llegó al sector de los baños se quedó pasmada. Dos enormes filas se extendían para poder usar los baños. La pelirroja se puso detrás de una mujer rechoncha y baja mientras pensaba que si se demoraba mucho su vedija podría reventar en cualquier momento.
Con mucho desánimo se quedó allí esperando mientras la fila avanzaba muy lentamente. En ese transcurso de tiempo hablaba con una chica de su edad que estaba detrás de ella. Supo muchas cosas de las vacaciones muggles que jamás podría haber adivinado y la chica le pareció muy agradable para conversar.
-¡Por fin es mi turno! - dijo Ginny cuando la señora rechoncha que iba delante suyo entró al baño – Sólo tengo que aguantar un poco más…
-¿Cuánto tiempo llevamos aquí? – preguntó la chica.
-No lo sé, no tengo reloj – respondió alzándose de hombros – Pero debe ser mucho tiempo… De seguro ya queda poco para aterrizar en Dinamarca.
-¿La señora no debería haber salido?... Ya estuvo mucho rato ahí adentro – dijo señalando la puerta.
-Es cierto – asintió la pelirroja - ¿Puede salir de ahí, por favor? – preguntó golpeando suavemente la puerta.
-Lo siento, aún estoy ocupando el sanitario – respondió una voz de adentro.
-Pero yo también lo necesito… Tengo una emergencia, señora – dijo Ginny suplicante.
-¡No voy a salir en un buen rato, chiquilla molestosa! – gritó la señora enojada llamando la atención de todos.
-¿Acaso comió tanto para que esté sacando sus intestinos por el sanitario? – preguntó Ginny arrugando el ceño.
Muchos de los presentes se rieron por la pregunta de la pelirroja. La chica detrás de Ginny empezó a llorar de la risa.
-¡Mocosa insolente! – chilló la mujer - ¡Déjame hacer mis cosas tranquila!
-Yo también necesito hacer mis cosas, señora… Y créame que ya se me están saliendo mis cosas – agregó sintiendo como las orejas se le ponían rojas - ¡Salga de ahí mismo porque estoy que me hago!
-Todos tenemos nuestro turno, espérate el tuyo.
-¡He estado casi una hora de pie aquí esperando y una vaca como usted no me va a hacer explotar la vejiga! – gritó golpeando la puerta repetidas veces - ¡Abra ahora!
-Chiquilla nada más… ¿No sabes respetar a tus mayores?
-Sé respetar a la gente que vale la pena – dijo Ginny enojándose más - ¡Espero que el sanitario se la trague si sigue tanto tiempo ahí adentro! – Con esto ya todos estaban muertos de la risa, casi llorando.
-¡No sé cómo tus padres pueden haber criado a una mocosa como tú!
-No lo sé, pero lo único que sé es que si no sale en cinco segundos más voy a tener que ponerme pañales desechables por su culpa, vaca obesa… Uno… Dos… - Tomó aire – Tres… Cuatro… - dijo mientras se ponía en posición de derribar la puerta - ¡Cincoooahhhhhhh!
Justo cuando estaba diciendo "cinco" la puerta se abrió y Ginny cayó de espaldas al suelo. La mujer rechoncha salió del baño y le dirigió una mirada de profundo asco a la pelirroja antes de irse entre los presentes mientras la chica ayudaba a ponerse de pie a Ginny. Le preguntó cómo estaba y ella sólo dijo que necesitaba ir al baño…
OoOoO
¿A qué se refería con que el silencio era su mejor respuesta? En los minutos en que se había acabado su discusión, Hermione se preguntaba eso. Aparentemente esas palabras no le significaban nada, pero de alguna forma le llegaron al corazón… Esa frase tenía un significado muy especial.
A veces se usaba el silencio para evadir las preguntas, y en éste caso sería así: Porque ella no sabía donde estaba la Academia. Pero iba mucho más allá de eso. Con su silencio estaba ocultando algo, no estaba diciendo la verdad y prefería mentir y mentirse. ¿Mentirse con qué o con quién? No lo sabía y aunque usara todas sus neuronas no podía encontrarle palabras para definir lo que le estaba pasando. ¿A qué se refería Ron?
-¿Por qué me dijiste que el silencio es mi mejor respuesta? – preguntó la casta girando un poco el rostro para verlo mejor.
-Por nada especial… Sólo que puedo deducir que te quedaste callada porque no sabes dónde está la Academia – contestó sonriendo – No te preocupes, yo sé donde está porque le pregunte en una carta a Harry hace dos semanas.
-Ah, qué bien – asintió sin mostrar mucha alegría - ¿Por qué siempre uno tiende a quedarse callado en algunos momentos que pueden ser llenados con palabras? – preguntó más para sí misma que para Ron.
-Supongo que es porque las palabras no son necesarias – dijo después de un suspiro – No son necesarias para llenar algo que no puede ser llenado. No se puede llenar una mentira o tampoco se puede llenar con el miedo.
-Creo que la respuesta más sincera es el silencio… Porque con un silencio se pueden decir muchas cosas.
-Un silencio puede ser tomado como muchas cosas: Duda, nerviosismo, verdad y muchas cosas más – asintió pensativo.
-Y… - La castaña bajó la vista nerviosa y volvió a subirla - ¿Tú pensaste en mí en estos dos meses? – le preguntó con una voz muy nerviosa.
Ron abrió los ojos por la pregunta. Lo había tomado totalmente por sorpresa. Y, aunque pareciera algo muy extraordinario, no había pensado mucho en ella en aquellos dos meses desde que habían hablado y estaban en mejores relaciones. ¿Por qué? La respuesta era simple: Sabía que algún día iban a volver a estar juntos y no necesitaba preocuparse más por el asunto. Lo tenía más que claro. ¿Pero cómo decirle eso?
-Parece que el silencio también es tu mejor respuesta… - dijo Hermione esbozando una débil sonrisa antes que llegara Ginny del baño.
-¿Me extrañaron? – preguntó la pelirroja sentándose.
-No, sólo conversamos – respondieron al unísono Ron y Hermione.
-Oh… Me alegro que la conversación haya surgido en ustedes – dijo sonriendo. Miró a cada uno esperando algún comentario de alguno - ¿Qué les pasa que están tan callados?
Ninguno de los dos respondió. Ron suspiro mientras veía a los pasajeros y Hermione se cruzó de piernas mirando al lado opuesto de su amiga. La pelirroja los miró alternadamente y pensó que nunca iba a poder llegar a comprenderlos… Pero, de seguro, había pasado algo entre ellos para que estuvieran tan calmados y no matándose.
Y en ese silencio se pudo escuchar la voz del piloto diciendo que ya estaban por aterrizar, así que era recomendable que se abrocharan los cinturones. En ése momento los tres muchachos se miraron entre sí y sonrieron nerviosos. Estaban llegando a Dinamarca.
Notas de la autora: ¡Hola! Vaya que han sido raros estos días… Mis padres se fueron y me dejaron el fin de semana con mi hermano a cargo de mi tía y primo. Además del colapso viendo películas como locos (recomiendo "Como si fuera cierto" es hermosa!) y estudiar como loca matemáticas; pude terminar el capítulo en tres días. Así que he aquí el penúltimo capítulo de la secuela.
¿Les gustó? Debo admitir que es raro (todos son raros ¬¬), pero me gusto que tuviera algo profundo mezclado con comedia… A nadie le ha pasado eso en un avión? Digo, esperar a que una maldita señora salga? Yo sí ¬¬… Aunque no grité como Ginny, esperé mucho antes que mi vejiga explotara. Así que Ginny hizo lo que a mí me hubiera gustado hacer.
¿Encontraran la Academia?... ¿Ginny le dirá a Harry?... ¿Ron y Hermione empezarán a actuar como personas normales?... ¿Existirán autobuses en Copenhague?... ¿Ron y Hermione se reconciliarán?... Y lo más importante: ¿Nuestras dos parejas podrán superar lo que el destino les tendría preparado? Pues, si quieres saberlo, tendrás que esperar al último capítulo de la secuela.
Creo que ya les dije todo lo que debía… No quiero ponerme sentimental, así que me iré ahora. Debo decir que actualizar se me va a hacer difícil porque estoy en la semana de exámenes semestrales (dígase los que valen un cuarto de tu promedio semestral) y porque tengo que pensar bien en cómo hacer el final.
¡Los amo, adiós!
