Capítulo 33:
La capital de Dinamarca, Copenhague, era como cualquier otra; pero eso no le quitaba una extraña belleza que tenía. La gente caminaba en pequeños grupos mientras hacían sus compras y algunos niños jugaban en el parque que vieron Ron, Hermione y Ginny. Los tres concordaron en que la ciudad era muy hermosa, y que les hubiera gustado salir a conocerla; pero tenían que hacer cosas más importantes. Más bien dicho: Tenían que hacer la cosa más importante.
Después de tomar un taxi que los dejó en el centro de la ciudad, Ron le preguntó a un señor dónde se encontraba una calle. Ginny sonrió cuando su hermano volvió diciéndole que sólo tenían que tomar otro taxi para llegar a la Academia. La pelirroja se abalanzó sobre su hermano y le dijo que sin él no podría haber hecho nada allí.
-Te dije que sabía… - dijo Ron mirando con aire de superioridad a Hermione.
-Mejor busquemos un taxi – propuso la castaña ignorándolo – No sabemos el horario de Harry. Como es de tarde, supongo que no estará estudiando ni en el ministerio.
-Pero tal vez trabaje en el ministerio hasta la noche…
-¡Ay, no! – gritó Ginny moviendo sus manos nerviosamente – Si eso fuera así, creo que estaríamos perdidos. No sé por qué tuve que venir aquí. ¿Y si Harry me dice que no me quiere como antes? Entonces vine por idiota. ¡Soy una idiota!
-No digas esas cosas, por favor – dijo Hermione tranquilizándola – Si él trabaja en el ministerio hasta la noche, pues vamos al ministerio. Si él se fuera hoy mismo a África nos vamos allá entonces… Yo sé que después de todo lo que ha pasado entre ustedes sería imposible que Harry no te quisiera. Lo conozco bien, es mi amigo.
-Además tú fuiste su novia, lo conoces en otros aspectos que nosotros no – asintió Ron sonriendo – Así que deja de retorcerte como loca y mejor vayamos por el taxi.
La pelirroja respiró profundo y se calmó. Les sonrió a los dos antes que fueran a conseguirse un taxi. No fue tan difícil conseguirse uno, aunque lo difícil fue que Hermione tuviera que seguir dando dinero muggle… La pobre les dijo a los hermanos Weasley que tendrían que pagarle una gran fortuna.
OoOoO
Una de las cosas que más odiaba Harry Potter era revisar toda esa cantidad de papeles. Desde que había terminado su curso en la Academia y había empezado a trabajar en el ministerio, toda su vida empezó a girar en torno a los malditos papeles que tenía que archivar, redactar, corregir y revisar. Ya casi ni salía, aunque, pasa ser sinceros, nunca salió mucho en Dinamarca… Apenas iba a algunas fiestas de sus compañeros cuando estaba obligado a ir.
Ahora estaba en su escritorio terminando de revisar los últimos papeles del día. Estaba exhausto. Pero, de alguna forma, la esperanza que todo ese esfuerzo sirviera para que tuviera un trabajo como auror valía la pena. En Dinamarca se sentía muy a gusto. Quizás era porque ahí su fama no era tan grande como en Inglaterra. La gente apenas lo reconocía y ningún fotógrafo lo seguía como loco por las calles. Además que Copenhague era una ciudad hermosa y en medio de todo ese país desconocido, le resultaba fácil reflexionar sobre su vida.
¿Qué era de su vida?... No había mucho que contar. Su vida estaba más centrada en los estudios que en otra cosa. Obviamente tenía algunos buenos compañeros en la Academia, pero no era tan cercano como lo era con Ron y Hermione en sus tiempos en Hogwarts. Tampoco había salido con nadie. La conversación que había tenido con Ginny en el cumpleaños de Ron aún seguía fresca en su mente como si hubiera pasado ayer. Él sabía que tarde o temprano iba a volver a estar con Ginny, así que tenía la suficiente paciencia para esperar todo el tiempo que fuera necesario para que ella se recuperara y estuviera lista para estar de nuevo juntos.
Y volviendo a lo que estaba haciendo Harry: El muchacho levantó la mirada y vio que eran las cuatro de la tarde en el reloj de la pared. Al comprobar que había terminado todo el papeleo del día se preparó para volver a la Academia. Se despidió de los otros estudiantes que hacían la pasantía en el ministerio y se fue. Estaba contento por irse a su cama para dormir, pero él no tenía idea que lo que menos iba a hacer ese día era dormir.
OoOoO
-¿De verdad están bien? – preguntó Ginny mirando alternadamente a cada uno en el taxi.
-Sí – respondieron Ron y Hermione a la vez.
-Es que han estado muy callados…
-A veces el silencio es bastante bueno, Ginny – dijo Ron mirando a su hermana - ¿Por qué tenemos que estar con Hermione hablando como si fuéramos amigos de toda la vida?
-Bueno, partiendo por el punto que son amigos desde hace varios años – La pelirroja torció los ojos como si estuviera diciendo algo muy obvio – Y porque ya todo pasó. Cho y Gabrielle ya se fueron de nuestras vidas. Entonces, no sé por qué aún siento que algo pasa entre ustedes.
-No pasa nada entre nosotros – dijo Hermione negando rápidamente – Estamos bien.
-¿Acaso no hablaron hace dos meses y quedaron bien las relaciones entre ustedes? – preguntó la muchacha arrugando el ceño.
-Una cosa es perdonar lo que pasó y quedar en buenas relaciones; y otra muy distinta es decir que nos amamos con locura y pasión pata después darnos un beso – contestó la castaña con un tono extraño de voz – Las cosas no volverán a ser lo mismo. Antes éramos novios.
-Creo que este sería un momento muy indicado para decirles que son unos idiotas. No puedo creer que existan personas más ciegas que ustedes… Hasta me dan un poco de pena – musitó para después suspirar.
Ron y Hermione voltearon a ver a la muchacha que estaba en medio de los dos en el asiento trasero del taxi. Los dos abrieron la boca para preguntarle a qué se refería con eso, pero de inmediato la cerraron. Sus miradas se encontraron por unos fugaces segundos y después volvió cada uno a mirar por su ventana como si nada más existiera. De alguna forma muy extraña se podría decir que cada uno sabía muy bien por qué Ginny había dicho eso… Lo sabían desde aquél abrazo de despedida de hace dos meses atrás.
Luego de cinco minutos el taxi se detuvo. Hermione le pagó al taxista y los tres le agradecieron antes de bajarse.
Estaban a las afueras de la ciudad, en los suburbios. Había un pequeño letrero en un poste que señalaba el nombre de la calle en medio de todos aquellos terrenos desocupados. Habían muchos terrenos con casas que se veían totalmente deshabitados; algunos tenían un letrero que decían: Se vende, pero estaban cayéndose de los árboles o postes donde estaba colocados y bastante viejos. No parecía que en ninguna casa o terreno hubiera alguna persona por el estado en que estaba el lugar.
Ron, Hermione y Ginny se miraron algo inseguros, pero Ron dijo que ese era el lugar por el nombre de la calle.
Caminaron un poco hasta llegar a uno de los terrenos más grandes. Una gran muralla antigua lo separaba de la calle y una puerta desvencijada tenía un letrero que decía: "Precaución: No entrar. Posible contaminación nuclear". Ginny pudo ver entre los pequeños hoyos de la puerta que el terreno era enorme, y en el centro había una especie de casa abandonada.
-Es idiota – masculló Hermione cruzándose de brazos – Nunca ha habido una planta nuclear en Inglaterra.
-Parece que es aquí… - dijo Ron sin prestarle atención – Sí, es aquí – asintió después de pensar bien un poco – Éste es el número que Harry me dio en las cartas.
-¿Estás seguro? – preguntó Hermione arrugando el ceño.
-¿Acaso dudas de mí? – inquirió ofendido.
-Para serte sincera… Sí – contestó con una sonrisa burlona – No tengo mucha fe en tu memoria.
-Yo tampoco – dijo Ginny, que hasta ese momento se había mantenido callada – Aunque sólo por esta vez te creeré. No sabemos dónde está la Academia y tú eres el único que puede ayudarnos – agregó por la mirada de su hermano – Si ésta es la Academia de Dinamarca – dijo señalando el terreno - ¿Cómo vamos a entrar?
-Si es como Hogwarts sería prácticamente imposible – pensó en voz alta la castaña atrayendo la atención de ambos Weasley – La Academia debe tener algún encantamiento para que parezca un terreno abandonado. Está rodeado de muggles en esta área, por lo que tiene que tener varias protecciones para que nadie pueda entrar ni salir fácilmente… Bueno, no un simple muggle. Y tampoco un brujo, si pensamos en el caso de Hogwarts – agregó para después suspirar - ¿Cómo entran los estudiantes a la Academia?
-Por chimenea o trasladores, supongo – respondió Ron alzándose de hombros – No se me ocurre nada más. ¿Y si volamos?
-Ron… ¿Cuántos años tienes? – preguntó Ginny enojada – No tenemos escoba, Hermione no sabe volar, es idiota que se pueda entrar volando porque sería muy fácil… ¡Y porque estamos perdiendo tiempo con tus estúpidas ideas cuando yo debería estar con Harry ahora mismo!
Ron y Hermione se miraron con los ojos como platos. Los dos estaban algo sorprendidos por el cambio del enojo típico de Ginny a un estado de histeria total. Era como si tuviera doble personalidad o algo así. Así que los dos se quedaron callados y comenzaron a pensar en ideas razonables para poder pasar las barreras de protección.
-¿Y si vamos a la casa de un brujo y le pedimos usar la chimenea? – propuso el pelirrojo rompiendo el silencio.
-Hola. Le pido que me deje usar su chimenea, con mis amigos, porque quiero entrar a la Academia de Aurors, y así decirle al chico que amo que ya estoy lista para poder estar con él. ¿Me prestaría su chimenea para mi vida amorosa? – dijo Ginny recreando una posible petición de chimenea a cualquier mago – Suena muy idiota… Creo que no, hermanito – Su voz se tornó hastiada.
-¡Al menos yo digo ideas! – gritó Ron defendiéndose – Supuestamente tú eres la que le va a decir a Harry que estás lista, no yo; pero no te escucho decir ninguna brillante idea…
-¡Tú no dices brillantes ideas, sólo estúpidas ideas!
-¡Pero, al menos, pienso en algo!
-Vaya, yo creí que ahí tenías algo vacío y que tu cerebro se perdió cuando tenías un año… - comentó Ginny sonriendo.
-¡Eres una idiota!
Hermione pensó que Ginny tenía razón en algo: Las ideas de Ron era cero aportes a la causa y sonaba muy estúpido pedirle a alguien usar su chimenea por esa razón. Bueno, no era estúpida la razón, pero al decirla sonaba así… Se podría decir que entender el amor era muy complicado para el resto de la gente cuando no vive lo mismo que tú.
¿Cómo poder entrar sin que murieran en el intento? Ésa era la pregunta del millón. Todas las ideas que le venían a la mente eran muy peligrosas y posibles que no fueran a funcionar. La Academia tenía que tener buenas protecciones ante magos tenebrosos y muggles. Por lo que debía de haber una buena forma de demostrar que no venías con malas intenciones para que te dejen centrar. ¿Pero cómo? Se preguntaba la castaña.
-¡ESPEREN UN MOMENTO! – gritó Hermione con una enrome sonrisa en la cara.
Los dos hermanos se callaron al instante y vieron confundidos a la muchacha. Vieron como Hermione se acercaba a la puerta para después quedarse observando una de las piedras que sobresalía de la muralla al lado de la puerta.
-¡Qué ciegos hemos sido! – exclamó casi riendo - ¿Cómo se me pudo olvidar? – se preguntó dándose media vuelta - ¿Cuál de los dos ha hecho menos maldiciones con sus varitas?
-Ehh… - Ron la miró como si estuviera loca – Creo que… He hecho varias con mi varita.
-Bueno… En quinto año hice algunas maldiciones, así que no estoy segura…
-No sirven ustedes – murmuró sacando su varita del bolso – Usaré la mía – Y se dio media vuelta de nuevo.
Hermione introdujo, ante las atentas miradas de Ron y Ginny, su varita en un orificio que había en la piedra de la muralla que sobresalía junto a la puerta. La varita se hundió completamente y de la piedra empezaron a salir algunos ruidos extraños; como si estuvieran sobando piedra con piedra. La piedra empezó a vibrar un poco haciendo que Ron y Ginny se echaran hacia atrás un poco asustados. La varita volvió a salir y después se sintió como si alguien abriera un candado entre cadenas.
-Podemos entrar – dijo la muchacha sonriendo orgullosamente mientras abría la enorme puerta de madera - ¿Me pueden ayudar?
-Claro – asintió Ron ayudándola a abrir la puerta que estaba muy pesada.
Una vez que habían entrado y cerraron la puerta, los tres pudieron observar que todo era muy diferente a como se veía desde afuera. La supuesta casa abandonada era una gran casa antigua de color blanco y muy bien cuidada. En vez de un terreno descuidado, se encontraba un extenso jardín lleno de diferentes árboles y arbustos con algunas flores. También había algunas personas sentadas en bancas del jardín o caminando mientras conversaban, estudiaban o simplemente dormían un poco.
-¿Cómo supiste que metiendo tu varita entraríamos? – preguntó Ron sorprendido.
-Nos lo enseñaron en Runas Antiguas – respondió Hermione aún sonriendo – Hay algunas piedras que son encantadas para que puedan captar la magia de las varitas, y así puede analizar los hechizos hechos con la varita y captar si el aura del brujo que la usa era buena o mala – explicó lentamente para que comprendieran – Y como yo nunca he hecho alguna maldición, mi varita está limpia y, supongo, que mi aura está limpia de artes oscuras.
-Lo supiste por las marcas que tenía la piedra – dijo Ginny – Cuando vi por el hoyo de la puerta los terrenos, pude ver que esa piedra tenía algunos símbolos extraños…
-¡Exacto!
-Con razón pudimos entrar – dijo Ron sonriendo.
-Tenemos que encontrar a Harry… Es una lástima que ninguno de los dos sepa danés para preguntarle a alguien dónde se ubica el cuarto de Harry – Hermione se cruzó de brazos.
-¡Pero pregunta tú! – propuso Ginny – Gracias a ti pudimos viajar en taxi.
-Sólo porque sé algunas palabras danesas…
-Con tal que preguntes por dónde está Harry Potter está todo bien – dijo el pelirrojo animando a la castaña – Tú eres la única que puede.
-¿Y por qué tú no? – preguntó la muchacha.
-Porque de seguro pregunte si conoce a Harry, mi novio – contestó riendo y Ginny también rió nerviosamente.
-Vale. Iré a preguntar – dijo de mala gana antes de ir caminando al grupo de chicos más cercano.
OoOoO
Harry llegó a la Academia agotado. Entró a su cuarto como si fuera a entrar a un funeral y se lanzó a su cama para quedarse tendido boca abajo. Ni siquiera pudo moverse para buscar una posición un poco más cómoda para respirar. Su cansancio y pereza eran tan extremos que no podía hacer nada. Y la única razón que le podía encontrar a eso era que estaba aburrido de vivir en un país donde no estaban sus amigos, donde no tenía a nadie conocido, trabajaba como burro y no estaba Ginny con él. El sólo pensar que estar allí le beneficiaría para su –exitosa, supuestamente- carrera de auror era lo único que lo mantenía ahí… Sí, era verdad; antes trataba de convencerse que la ciudad era linda, que el gato de su vecino era amigable y que le encantaba el clima; pero la realidad no era así: Quería volver a Inglaterra.
Alguien tocó la puerta y Harry no se pudo mover. No quería pararse para abrir la puerta. Y ayudaba a su pereza el hecho que sabía quien tocaba: Uno de sus compañeros de clase que siempre, y déjese claro: siempre le pedía su opinión para todo. Que Harry me gustaría saber qué opinas de mi color de camisa, con qué tipo de chicas debo salir, me convendría desayunar pan tostado o algunos bollos de manjar, le regaló a mi madre un collar o un bolso, voy con estos pantalones para el examen o con los grises… Y para todo eso seguía lo siguiente: ¿Qué opinas tú, Harry? Simplemente lo odiaba.
-¡Harry, abre! – se escuchó la voz de un chico atrás de la puerta - ¡Sé que estás allí porque te vi llegar!
-Harry no se encuentra en este momento. Por favor, deje su mensaje y después de la señal… Pii – dijo Harry cerrando los ojos cansinamente.
-¡Muy gracioso! – dijo entre risas el muchacho – Vale, déjame entrar. Estás ahí, vamos.
-¿Quién dijo que estaba aquí? – preguntó sonriendo por lo estúpido que estaba actuando.
-Es tu voz la que me contesta…
-Puede ser Hedwig que aprendió a hablar como yo. Le he enseñado todos estos meses a hablar para poder comunicarme con él – respondió sin sonreír ya. Sino fuera por su cansancio iría directo a pegarle una patada apara que se fuera – O sea que estás hablando con una lechuza. ¿Le pedirías un consejo a una lechuza?
-¡Qué buen chiste! – Risas desde la puerta.
-No era un chiste…
-Oh, lo siento – se disculpó y su voz sonó apenada – Necesito tu opinión para algo. ¿Uso tinta negra o azul para el trabajo del profesor Adams?
-¡Usa la que quieras y ándate, déjame tranquilo! – gritó Harry antes de hundir su cara más en la cama.
-Entonces creo que por tu respuesta debería usar tinta negra.
No se escuchó nada más. Harry suspiró pensando que su vida estaba peor que antes para estar dándole consejos a un chico que parecía no tener neuronas para poder decidir siquiera un detalle de su vida o, la única razón posible, era que él fuera gay y no tuviera amigos, por lo que él era lo único a un amigo que se le pareciera… Aunque él salía con muchachas. Bueno, otro día iba a dedicarse a analizar más el asunto. Por ahora se iba a dedicar a pensar que quería volver a Inglaterra e irremediablemente sus recuerdos evocaron a cierta pelirroja.
OoOoO
Hermione volvió unos minutos después. Ginny empezó a saltar como loca mientras le preguntaba dónde estaba la habitación de Harry. La castaña empezó a reír por el nerviosismo y ansiedad de su amiga. Y no era para menos: Iba a decirle a Harry Potter que tenían que estar juntos nuevamente.
-¿Qué te pasa a ti? – preguntó Hermione posando su mirada en Ron.
-Nada – respondió alzándose de hombros.
-Sino hubiera pasado todo lo que pasó, yo diría que mi querido hermanito estaba celoso de verte hablar con aquellos chicos – dijo Ginny riendo.
-¿Estabas celoso? – preguntó la castaña con una voz que parecía de una profesora hablándole a un niño de tres años.
-¡Claro que no! – negó el pelirrojo rápidamente – Una cosa es que Ginny esté tan loca que empiece a ver amor por todas partes…
-Yo jamás mencioné amor. Sólo celos – aclaró Ginny sonriendo pícaramente.
-Te odio – musitó Ron fulminando con la mirada su hermana.
-No te preocupes, Ron. A mí no me gustó ninguno de ellos… A mí sólo me gustas tú – agregó para después sonrojarse.
-¡Parece que aquí hay amor! – gritó emocionada Ginny.
-¡Cállate! – gritaron Ron y Hermione igual de rojos.
-Malvados… - murmuró haciendo un puchero – Ahora que recuerdo la razón de ésta pelea que terminó con un final romántico… ¿Y dónde está el chico con la cicatriz? – preguntó cambiando la sonrisa en su cara.
La castaña le indicó la ventana a la que pertenecía el cuarto de Harry. También le dijo cómo había que llegar allí. Ginny escuchó atentamente a todo lo que su amiga le decía mientras su cuerpo temblaba cada vez más por el nerviosismo que todo eso le producía.
-Voy a ir sola – dijo la pelirroja después de tomar una bocanada de aire para envalentonarse – Ustedes quédense aquí.
-Pero… ¿Cómo sabremos que llegarás y que todo salió bien? – preguntó Ron preocupado.
-No lo sé – respondió alzándose de hombros – Supongo que de alguna forma lo sabrán.
-Sí, yo también siento que todo va a salir por si solo – asintió Hermione sonriendo débilmente – Mucha suerte – le dijo a Ginny antes de abrazarla.
-Te agradezco todo lo que hiciste. Sin ti no hubiera podido llegar hasta aquí. Si fuera hombre, tú serías mi mujer perfecta, Hermione – comentó haciendo reír a Hermione y a Ron – Pero me gusta Harry y tú debes quieres estar con otra persona – dijo cuando dejaron de abrazarse - ¡Hermanito, gracias! Te juro que no sé cómo decirte cuánto apreció lo que hiciste por mí. Eres el mejor – le agradeció abrazando a Ron.
-De nada. Todo por verte feliz a ti y a Harry. Los dos se lo merecen – dijo sonriendo.
-Éste será uno de los únicos abrazos que te daré en tu vida – le advirtió Ginny rompiendo el abrazo. Ron y Hermione rieron – Bueno, me voy…
-¡Mucha suerte! – gritaron al unísono los dos.
-Hasta luego – se despidió antes de darse media vuelta y caminar a la gran casa.
Ron y Hermione vieron por unos minutos que parecieron eternos como Ginny se perdía a la lejanía hasta que entró al edificio. Los dos se quedaron en su lugar sin decirse nada ni hacer nada. Era mucho mejor dejar ese momento en silencio y no arruinarlo con palabras innecesarias. Parecía como si todo estuviera dicho.
OoOoO
Ginny Weasley estaba más nerviosa que nunca. La única vez que había estado así era cuando el año anterior él le había pedido ser su novia y cuando lo vio pro primera vez en su casa en aquél verano antes de encontrar a su primer año a Hogwarts. Por eso era que le aterrorizaba la idea que sus nervios fueran a arruinar todo lo que quería o que se fuera a morir de los nervios.
¿Por qué todo había tenido que suceder de esa manera? Después de la última conversación que tuvo con Harry en la Madriguera, las cosas eran bastante difíciles. Sabía que Cho era la culpable de casi todo, pero aún estaba dañada por la falta desconfianza de él. No podía asegurar, en caso que se lo hubiera dicho, que no se hubiera puesto a gritar y prometer odiar a Harry Potter con toda su alma… Pero al menos siempre habría quedado en su corazón que él había sido sincero y no prefirió que se enterara de otros medios. Hubiera sido menos doloroso para los dos.
Su corazón latía cada vez más rápido cuando subía los escalones o daba un paso acercándose a la habitación de Harry. Sus piernas temblaban un poco más de lo usual y las palabras que tenía en su mente para explicarle todo parecían que iban cobrando menos significado con cada segundo que pasaba.
Tampoco sabía muy bien su hubieran podido conversar después de todo lo que pasó en cualquiera de las dos circunstancias. Si Harry se lo hubiera dicho, quizás ella de verdad lo odiaría y jamás se atrevería a hablar con él. Y como pasó, leyendo en una revista y viendo las fotos, su odio y resentimiento doblemente peor. Pero de todas formas lo odiaba. Odiaba saber que aún lo quería y que, tal vez, todo ese dolor y abatimiento que sentía podría haber sido provocado por un malentendido.
En cambio, como ella misma lo había dicho aquella tarde en el cumpleaños de su hermano, las cosas eran muy diferentes ahora. Había pasado el tiempo, y con eso también habían pasado todos esos malos sentimientos que hacían que odiara a Harry… Estaba lista para volver con él.
Se detuvo en la puerta con el número quince tallado. Ahí era. Tomó una gran bocanada de aire para que todo ese nerviosismo y malos pensamientos se disiparan, pero aún siguieron ahí sin irse. Llamó a la puerta con unos golpecitos suaves y apenas audibles para cualquiera. Iba a llamar de nuevo, pero sus nervios se lo impedían.
Cerró los ojos esperando que mágicamente Harry apareciera en frente suyo, pero la magia no podía hacer ese tipo de cosas. Los abrió de nuevo y una valentía en su interior floreció sorprendiéndola mientras apretaba los puños para llamar nuevamente a la puerta con más fuerza.
-¿Qué rayos…? – preguntó Ginny mientras la puerta se abría.
-¡Déjame tranquilo, idiota, ya te dije que eligieras el color de tinta que quisieras! – gritó Harry furioso en danés - ¡Estoy pensando seriamente que tienes problemas…!... ¿Ginny? – se detuvo en seco y preguntó, ahora, en el idioma que Ginny entendía.
Ahí estaba la pelirroja con el puño levantado para llamar a la puerta nuevamente. Estaba casi igual que como la recordaba hacía dos meses, pero su cabello estaba más desordenado de lo habitual. Sus ojos castaños estaban tan hermosos como siempre y la expresión de sorpresa y vergüenza a la vez la hacía ver una muchacha ingenua. Estaba incluso más radiante que siempre.
Y ahí él estaba. Su expresión de enojo cambió radicalmente a una de sorpresa. En sus ojos verdes se podía ver que algo se prendía en su mirada, algo que hacía meses que no volvía a brillar. Soltó la manilla de la puerta y la cerraba mientras seguía mirando fijamente a la pelirroja.
-No sabía que hablabas tan bien danés – comentó Ginny con una risa nerviosa.
-¿Entendiste lo que dije?
-En realidad no – respondió riendo nuevamente.
-Bueno, no fue nada muy importante así que no tiene importancia – dijo atropelladamente.
-Oh… Vale.
-¿Qué haces aquí? – preguntó aún manteniendo su mirada sobre ella.
-Vine a aprovechar el agradable aire de Dinamarca… Y a verte – agregó bajando la vista – También están Ron y Hermione abajo, en los jardines. Sin ellos no podría haber llegado aquí.
-Es una grata sorpresa verte después de tanto tiempo – Harry acentuó su sonrisa y eso demostró que estaba incluso más nervioso que Ginny - ¿Sólo viniste aquí para verme?
-Bueno, creo que puedo aprovechar de recrear un poco la vista. ¿No? – preguntó Ginny haciendo reír al muchacho – He venido para hablar contigo.
-¿Viniste a Dinamarca sólo para hablar conmigo?
-Para hablar… Yo te dije que en el cumpleaños de Ron, cuando estábamos hablando afuera estas palabras: No podemos volver con esta herida en mi corazón que sigue abierta y, de vez en cuando, vuelve a sangrar al pensar en ti… - dijo la pelirroja adoptando un tono serio – Es por eso que vine aquí.
Harry no sabía si estar feliz o triste. En el rostro de Ginny no podía averiguar si iba a decirle que estaba lista o que nunca iba a estarlo. Aunque más quisiera descifrarlo, le era imposible. Es por eso que él sólo asintió lentamente antes que fueran a los jardines para conversar en un lugar más apropiado.
Cuando llegaron se sentaron en uno de los sectores más alejados de la gente. Estaban sentados en una banca bajo un gran nogal. Algunas nueces estaban repartidas en el pasto y otras ya rotas y sin nada adentro. Era un lugar bastante bonito.
-La última vez que nos vimos fue en las finales de "Miss Corazón de Bruja" y no pudimos hablar – comenzó la pelirroja después de un suspiro – No estaba lista aún para hablar contigo. Me sentía todavía dolida… Pero ese dolor disminuyó enormemente cuando pude descargarme de Cho.
-Debo decir que peleas bastante bien. No creí que una mujer pudiera pegar así – comentó Harry riendo.
-Intenta vivir con seis hermanos hombres, he ahí la explicación que tuve que aprender a comportarme a veces como un hombre… - La sonrisa que apareció en su rostro volvió a desvanecerse tan rápido como había aparecido – Lo único que quedaba después era volver a plantearme si podía volver a sentir que contigo podría tener algo, ser felices; volver a tener algo parecido a lo de antes.
-¿Aún crees que podríamos volver a tener algo así? – preguntó Harry con la voz algo entrecortada – Desde que hablamos he querido saber eso… Quiero saber si ya estás lista.
El muchacho tomó las manos de Ginny entre las suyas mientras la pelirroja centraba su mirada en aquellos ojos verdes que siempre le habían gustado. Las manos de Harry estaban tan calientes como las suyas. Y era algo tan reconfortante y tranquilizador volver a sentir sus manos con las suyas. La embargó una gran alegría cuando notó que con solo su presencia sus nervios parecían disminuir, pero a la vez aumentaban. Era algo extraño. Eran ese tipo de nervios que te gustan sentir.
-Nada de lo que te dije ha cambiado. Absolutamente nada – dijo Harry acercándose más mientras el tono de su voz era más calmado – Por eso quiero saber qué es lo que sientes por mí. Quiero saber si tu amor por mí no está disminuido por el odio – Al decir esto se quedó callado esperando que Ginny dijera algo, pero ella permanecía callada escuchándolo – Por favor… Yo sé que no hubieras venido acá sino era para darme tu respuesta.
-Creo que ya sabes casi todo. Todo lo que sufrí, todo lo que te odié, todo lo que pensé para que murieras, todo lo que lloré… Y todo lo que te amo.
-¿Eso significa que ya estás lista para que estemos juntos? – preguntó en un tono soñador.
-Creo que sería bueno decirle al "Niño Que Vivió" que debería saber que si le digo que lo amo y todo lo otro en pasado, es más bien decirle que ya estoy totalmente lista y dispuesta para que nuestro idilio romántico retome una segunda etapa – dijo con una sonrisita nerviosa.
-Entonces, si es así, Harry Potter está incluso más feliz que cuando derrotó a Voldemort… Mucho más feliz.
Se acercaron lentamente y acortaron la distancia. Ése beso selló aquella etapa de descanso y sufrimientos en su relación. Todo parecía que cobraba más significado que antes y que la vida por fin tenía una explicación no tan filosófica y menos complicada. Las cosas parecieron cambiar de blanco y negro a colores nítidos y vivos. Así es como todo parecía que era insignificante en el mundo mientras se abrazan después de romper en beso. Harry Potter y Ginny Weasley sonreían como hacía tiempo no lo habían hecho.
OoOoO
-Ya pasó una hora y no vuelven – dijo Ron preocupado.
-No creo que en su reconciliación se tarden menos de cinco minutos, Ron – replicó Hermione torciendo los ojos – Además, deberías estar feliz porque si se demora tanto es porque están juntos.
-Buen punto – asintió – No creo que los dos sean unos masoquistas para estar hablando mientras lloran, se odian y quieren matarse mutuamente.
-Sería bueno que nos fuéramos en ese caso. O sea, si ya están juntos y felices. Seríamos una interrupción – dijo la castaña cruzándose de brazos – Vamos, Ron. Puede que haya un vuelo para tres horas más… Si es así, podríamos llegar para casi medianoche a Londres.
-¿Crees que deberíamos irnos?
-No sé qué más podemos hacer aquí – contestó alzándose de hombros – Los dos sabemos muy bien que Ginny se reconcilió con Harry, así que no necesitan que estemos aquí para recoger los pedazos rotos.
-Está bien – asintió – Sería mejor que nos fuéramos.
Caminaron un poco en completo silencio. Ninguno de los dos tenía muchas ganas de hablar con el otro porque sabían que iban a terminar discutiendo como siempre. Pero era muy extraño que pasara eso. Hacía bastante tiempo que no pasaba eso: Hablaban y empezaban una pelea silenciosa para saber quién era mejor que el otro. Desde Hogwarts no había pasado algo así; o mejor dicho, desde que habían sido novios no era así.
Obviamente muchas cosas habían cambiado desde que habían terminado, y los dos lo tenían más que claro. No se hablaban con la misma tranquilidad de antes, no podían abrirse con el otro y siempre existía una incomodidad persistente entre ellos. Nada era igual. Y aunque hubieran hablado al respecto y acordaron que no valía la pena seguir peleados cuando Gabrielle ya estaba fuera del mapa, todavía existía esa enorme distancia. Estaban tan cerca y a la vez tan lejos uno del otro.
-Me estaba acordando de la cena en el restaurante en tu cumpleaños – comentó Ron con una voz melancólica, que atrajo la atención de la castaña al instante – Te regalé el diario. Estaba tan feliz por ti, por el mundo y por nosotros.
-Llevábamos pocos meses como novios – dijo Hermione sonriendo con tristeza – Ninguno de los dos supimos cómo iba acabar todo esto. Prometimos que siempre íbamos a estar juntos, pero el destino nos tenía preparado algo muy diferente… El destino se encargó de rehacer nuestro futuro.
-Creo que cuando estás apegado a alguien y sientes cariño por esa persona, no sabes medir tus palabras. Se dicen muchas cosas: Te amo, amigos por siempre, nunca nos separaremos, te perdono, nunca más va a pasar, eres como mi hermano; por ejemplo – explicó el pelirrojo caminando más lento – Pero nunca se sabe hasta mucho después o quizás nunca el verdadero significado de esas palabras, porque no nos detenemos a pensar lo que en realidad está pasando ni a pensar en el futuro. Todo puede pasar en el futuro y nadie puede predecirlo…
-Y menos Trelawney – dijo Hermione haciendo reír a Ron.
-Su ojos interior está bien malo – rió – Por eso creo que cuando dijimos que siempre íbamos a estar juntos era una promesa inocente y vacía de realidad. Aún no pensábamos que estando tan separados muchas cosas nos iban a pasar. Nunca se debe decir nunca y…
-Nunca se debe decir "te amo" hasta que sientas que te ves con esa persona en el futuro. Sea tu padre, tu amiga, tu hermano, tu tío, tus hijos, tu esposa o tu novio – completó Hermione deteniéndose.
El pelirrojo también se detuvo a su lado. Los dos estaban más callados que nunca analizando cada palabra de esa extraña conversación. No estaban peleando, sino que hablaban de lo que habían sido. Y de alguna forma les gustaba y les aterraba estar haciéndolo. Tantas preguntas sin respuestas empezaban a tenerla, porque ésta conversación empezaba a convertirse en la respuesta a todo. Por fin se podía ver algo de luz en medio de tanta oscuridad y que cada por qué formulado en sus cabezas tenía una contestación certera y satisfactoria. Estaban llegando al fin de una búsqueda de mucho tiempo.
-Sé que esto suene ridículo, pero… Cuando hablamos en la universidad hace dos meses atrás – empezó a decir Ron algo nervioso - ¿Sentiste que ése abrazo que nos dimos de despedida era muy diferente a todos?
-¿También lo sentiste? – preguntó sorprendida. Él asintió sin sonreír – Sentí que no era una despedida definitiva, sino que era una despedida temporal porque después seguiríamos viéndonos – dijo Hermione mirando al suelo – Era obvio que nos seguiríamos viendo, ya que Harry y Ginny son mis amigos, pero… Con aquel brazo supe que no todo había acabado para siempre.
Subió su mirada y se encontró con Ron, quien la miraba fijamente, mientras una suave brisa veraniega desordenada sus cabellos. El muchacho tenía una expresión muy ambigua en su rostro como para poder adivinar lo que pasaba por su cabeza en aquel momento, pero un brillo especial en sus ojos se podía percibir. Algo así como una esperanza.
-Yo también sentí lo mismo – asintió Ron – Creo que siempre he sabido que nuestra historia nunca acabaría. Es como una especie de sueño u obsesión, no lo sé.
-¿Puedes ver que tenemos un futuro juntos? – preguntó la muchacha sin apartar su mirada de él - ¿Aún puedes ver que hay algo para nosotros dos en el futuro?
-Sólo puedo vernos a nosotros dos y felicidad. Nada más – respondió sintiendo que su respuesta era muy vaga, pero él no sabía que eso era lo que Hermione quería escuchar.
-Cuando estábamos juntos muchas veces nos veía en el futuro, pero desde año nuevo nunca más pude ver algo. Sólo confusión. Pero siempre mantuve la esperanza que alguna vez volviéramos, aunque aparte esa idea y decidí reconstruir mi vida por mí misma – dijo la castaña acercándose al pelirrojo – Pero jamás he renunciado a esa idea. Ahora entiendo todo… Ha pasado el tiempo y los dos hemos cambiado.
-Aunque el tiempo haya pasado, aunque fui un imbécil, aunque he cambiado y muchas cosas lo han hecho; sólo una cosa ha permanecido intacta: Mi amor por ti – dijo Ron antes de sentir como su respiración se hacía entrecortada.
-Yo también te quiero… - murmuró Hermione sintiendo como una oleada de alegría se expandía en su cuerpo.
Ron y Hermione se besaron. Fue un beso largo, pero sencillo y lleno de sentimientos. Todas sus emociones salieron a flote y dejaron un sello especial en aquél beso de reconciliación, aceptación y amor. Todo lo habían pasado desde que estaban en Hogwarts hasta ahora parecía un sentido, todo desde la carta que Ron leyó en la sala común en el séptimo año en Hogwarts hasta este momento culminante. De Hogwarts hasta ahora. Tenían historia juntos y seguiría habiéndola.
Al separarse se miraron por unos momentos. Los dos sonreían felices. Hermione preguntó si se iban de la Academia o no y Ron respondió que ellos necesitaban tener su propio espacio ahora. Así que los dos se tomaron de las manos, como hacía mucho tiempo no lo hacían, y se fueron juntos caminando.
'… ¿Cómo era posible que dos personas que se habían querido tanto llegaran a odiarse¿Cómo el amor de los dos aún podía seguir intacto de lo que había pasado¿Cómo un corazón totalmente roto puede ser sanado y estar listo para otra aventura¿Por qué dos personas que se aman se hieren tanto¿Por qué no se piensan mejor las palabras antes de decirlas¿Por qué la gente se deja llevar tanto por las emociones¿Cómo se le puede prometer a alguien que siempre estarán juntos sin saber lo que el destino les tiene preparado?... Todas estas preguntas sólo tienen una sola respuesta. Una corta, simple, complicada, confusa, alegre, dolorosa y enorme respuesta: Por amor.
Y como se dice: Todo principio tiene su fin. Como lo que me pasó éste año, mi primer año fuera de Hogwarts, hasta ahora. Así también como este diario. Sus páginas blancas están llenas de historias, penas, alegrías, amores y desdichas. Es por eso que puedo decir con toda seguridad que mi vida está plasmada con todos sus matices en este diario.
Fue una gran ayuda tenerte a ti, diario, para expresarme a lo largo de este año. Hubiera sido imposible sin ti. Entre una mezcla de pena y alegría terminó de escribir ésta última hoja. La última hoja de lo que yo llamo: Mi querido diario'.
Notas de la autora: No sé qué más decir. Creo que todo lo que siento ahora está expresado en todas y cada una de las palabras del capítulo. Cada capítulo fue una aventura nueva e increíble para mí, algo que reflejaba cómo me sentía cada vez que me sentaba a escribir y qué pensaba… Y ahora, en éste, el último capítulo, quiero decir que quise reflejar todo lo que siento por esta historia que me ha llenado de orgullos, penas, rabietas y cariño.
Cada persona que leyó esta historia ha sido un granito de arena muy importante para poder seguir escribiendo. Sin ninguno de ustedes no estaría aquí hoy escribiéndoles esto. Cada uno tiene sus historias, sus vidas, cada uno tiene sus propios dramas y cada uno tiene su propio universo; y es por eso que me siento muy feliz que ésta historia les haya gustado porque trata más de la vida real más que lo fantástico que puede ser el mundo. Por eso les agradezco a los que me apoyaron, los que me dejaron reviews y a los que no. A todos les agradezco por estar siempre presentes y seguir la historia.
Ha sido un gran viaje hasta aquí. Más de un año que inicié "Querido Diario" y después vino la secuela. Me pasaron muchas cosas, y obviamente a cada lector, que hicieron que escribiera o leyeran de forma diferente cada capítulo. Todo los que nos ha pasado hace como somos ahora y es por eso que las cosas siempre son distintas después de un tiempo. Y después de tanto tiempo, por fin éste viaje se ha terminado.
Muchas gracias, y les digo que recuerden: Cada uno tiene su propia magia, porque aunque sucedan muchas cosas malas, cosas que nos harán crecer como personas, siempre habrá una chispa mágica que nos guiará en la vida.
Cuídense mucho, besos, adiós!
