La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.

Aceptamos toda crítica constructiva mas no ofensiva. Dejen reviews

Respuestas a los reviews 

Canuto-Franbueza¿qué es spolier? Es que nosotras no sabemos mucho del vocabulario. Si nos pudieras explicar, te quedaríamos profundamente agradecidas. La historia esta ambientada en el 7mo año de Draco. Nos alegra mucho que te haya gustado y sigue leyendo por favor.

Diabolik: muchas gracias. Estamos felices de que también leas este.

Shinigami: A todas nos gusta ese rubio de ojitos grises (suspiros). Por lo de las escenas, Blaise aparecerá en casi todo el fic. Gracias por tu tiempo.

Amnis doctus de Asis: jope! Medio testamento (aunque se agradece). Yo si fuese Harry, también lo echaría…. Pero para mi cama jejejeje (esa fue Diox)… En fin, finalmente si nos demoramos mucho en actualizar y pedimos disculpas, pero es que este fic se agranda y se agranda… ojalá te guste, deja más reviews.

Este capítulo también estaba quedando muy largo, por lo que tuvimos que cortarlo. Pedimos consideración y paciencia ya que en este pedazo no logramos poner todo lo que queríamos y no quedó muy interesante. En todo caso, si prefieren capítulos largos, avísennos y asi, si quedan muy extensos, no los cortamos.

Capítulo 2.1

La invasión: Odio las serpientes.

Harry despertó abruptamente. El dolor de la cicatriz era desesperante. Se sentó algo mareado en su cama y entornó los ojos para encontrar en la oscuridad sus lentes. El dolor cada vez se hacía más intenso... no podía entender porqué lo sentía, hacía mucho que no le pasaba esto. Se había entrenado correctamente durante aproximadamente dos años.Sentía además del dolor, un enojo enorme y supuso que Voldemort tenía que estar pasando por una situación muy intensa como para lograr afectarlo a él de esa manera, como cuando era más niño.

—Tu hijo me traicionó¿Por qué debo confiar en tí Lucius? —Voldemort miraba a su vasallo con desprecio, lo había decepcionado como nadie más y tenía muchos deseos de destruirlo. Ahora.

—Amo, yo no sabía... puedo asegurarle que yo más que nadie quiero atraparlo y vengarme...

Lucius colgaba de la pared desde las muñecas, sentía que sus brazos en cualquier momento se separarían de su torso por el peso de su cuerpo.

Cuando Voldemort se enteró que Draco Malfoy y Blaise Zabini se habían escapado se inquietó, pero esperaba que los encontraran pronto. Dejó que Lucius se encargara personalmente de buscarlos, hasta que recibió la noticia de que un auror se los había llevado... y que ese auror parecía ser Remus Lupin.

—Debí imaginar que terminarías haciéndome esto —Los rojizos ojos de Vodemort relampagueban —Todos los Malfoy son iguales. Traidores y deseosos de tener poder... —El aludido le miraba suplicante. No se atrevía a decir nada ya que el menor sonido podría hacer enfurecer aún más a su señor —Tú, Lucius¿acaso quieres ver muerto a tu amo?. ¿Quieres verme muerto para luego ir con el enemigo y esperar recompensas? —siseó Voldemort. La ira contenida era notoriamente palpable.

—No, no es cierto, Gran Señor...AAHHH! —Lucius se retorcía de dolor, sentía el poder de la maldición cruciatus destruyendo su cuerpo.

Un poco después el dolor se detuvo.

Luego de eso vino el silencio. Voldemort miró al resto de los mortífagos presentes en forma amenazante —Todos ustedes me deben lealtad, y tienen el deber de decirme cuando sus hijos pretenden traicionarnos, de lo contrario... —nuevamente apuntó a Lucius haciendo que se retorciera de dolor, esta vez la piel de su brazo empezó a caer, como si se derritiera; desde los músculos salían pústulas que reventaban como si la piel estuviera hirviendo.

—Ahora quiero que todos salgan, tengo que hablar en privado con Lucius. Tú no Lestrange, quédate junto a mí.

Los mortífagos salieron en silencio, la mayoría con una sonrisa sádica en el rostro. Lucius era una de las personas que Voldemort tenía en mejor estima y por eso le daba más poder que al resto y soportaba algunos de sus errores. Pero al fin había caído dejando su puesto libre para otro; tal como estaba libre el de Draco, quien hubiera entrado al grupo del señor oscuro en una posición privilegiada.

Voldemort esperó a que todos salieran e hizo una seña a Lestrange para que se acercara —Trae la poción.

Lucius levantó la vista con dificultad para averiguar cual era esa poción. Pero el hombre le daba la espalda ocultando con su cuerpo el brebaje.

Voldemort volvió a disparar a Lucius con los ojos brillantes, disfrutando la tortura que se merecía el bastardo. Lo hizo por un buen rato hasta que Lucius se desmayó.

—Señor, tiene que parar, no puede matarlo —le dijo el otro hombre.

—¡Como te atreves a darme órdenes! —Lestrange retrocedió ante la mirada de su amo sintiendo que también a él le tocaría recibir su venganza, pero el rostro de Voldemort se suavizó un poco —Yo no cometería un error como ese... al menos todavía tenemos a un Malfoy —Miró hacia el bulto que colgaba en la pared — ¿Trajiste el veritaserum?

Lestrange le mostró una pequeña botella con un líquido transparente parecido al agua casi sin mirarlo a los ojos, luego descolgó a Malfoy y le empujó hasta dejarlo apoyado en la pared, dejó caer tres gotitas dentro de la boca del rubio.

—¡Enervate!

Malfoy recobró la conciencia, pero su mirada parecía perdida.

— Mi querido Lucius¿desde cuándo que sabias que tu hijo traicionaba a tu señor?

Malfoy le miró y empezó a hablar automáticamente.

—Hace tres días —Voldemort tomó nota mental, debía castigarlo por imbécil.

—Y tu¿no estarás unido a tu hijo, conspirando en contra de Lord Voldemort?

—No —Voldemort se sintió internamente más tranquilo.

—Y tu hijo¿ no te comentó nada acerca de una profecía?

—No

Lestrange miró al señor tenebroso casi sonriendo —Entonces lo sabemos solo nosotros tres.

Fuertes gritos provenientes de arriba, hicieron que Draco saltara en su cama. Miró al cielo, como si pudiera ver algo a través del techo. Agudizó el oído y reconoció la desagradable voz de Black.

Apenas pudo dormir una hora en toda la noche entre el dolor del cuerpo, el miedo y los recuerdos. No lo había hecho de corrido claro, y tampoco acostado; sino que estuvo toda la noche sentado porque no quería apoyar su cabeza en la almohada. Cada vez que se le cerraban los ojos escuchaba un ruido, se alarmaba y permanecía casi sin respirar para entender lo que ocurría, rogando por que nadie abriera la puerta para llevarlo a Azkaban, o peor, que su padre lo hubiera encontrado.

Se levantó lo más rápido que sus piernas y cuello agarrotados se lo permitían y fue hasta la cama de Blaise.

—Despiértate —lo zamarreó, no muy fuerte por si aún estaba enojado

—mrmrmr...rmr —Blaise todavía estaba cansado, aunque su noche había sido mucho mejor.

Se giró para ver a Draco, y entrecerró los ojos debido a la pequeña luz que aún se encontraba encendida y que, a pesar de no iluminar mucho, en su núcleo era muy brillante.

—Black está gritando como loco, no puedo entender lo que dice pero imagino tendrá que ver con su deseo de asesinarnos.

Zabini se sentó de un salto y se quedó quieto para escuchar. En efecto, Sirius estaba gritando, también se escuchaba la voz de Lupin. Parecía ser que nadie más estaba envuelto en la pelea.

—Tenemos que tratar de salir, no me parece seguro que esperemos a Dumbledore, está claro que a Black no le interesa lo que pueda decir.

Se levantaron y arrastraron la luz con ellos, buscando en las paredes alguna señal de otra salida que no fuera la cocina, esquivando con dificultad los cachureos y cuidando de no hacer ruido.

Mientras, en otra parte de la casa, Harry bajaba refregándose los ojos al comedor, para saber qué ocurría. Ron, también con los ojos medio cerrados, iba tras él. Antes de llegar, los gemelos corriendo desde la puerta de la cocina, los obligaron a subir.

— ¿Qué pasa? —Ron se negaba a avanzar sin una explicación

—Lupin y Black están discutiendo, han estado así desde la madrugada, apúrate que vienen hacia acá— Fred lo empujó hasta llegar al corredor del segundo piso, ahí se quedaron espiando.

Sirius salió de la cocina al comedor perseguido por Remus, los dos visiblemente enojados.

— ¡Pierde tu tiempo como quieras! —El animago tenía las varitas de Malfoy y Zabini en sus manos y amenazaba con romperlas.

Hermione y Ginny también fueron atraídas por los gritos y llegaron donde estaban sus amigos

— ¿Qué está pasando?

—Sirius y Lupin están peleando, Sirius tiene dos varitas en la mano, al parecer le quitó a Lupin la suya.

—No Ron —le corrigió George susurrando —esas son las varitas de Malfoy y Zabini...

— ¡Ya basta, devuélvemelas! —Lupin lo apuntaba con la suya —te voy a atacar si no lo haces.

—... se las quitó cuando estaban en la cocina.

—shhh, luego les cuentas —Fred quería oír lo que pasaba

Sirius rió amargamente —Es bueno saber que tan amigo mío eres. ¡Quédate junto a ellos todo el tiempo que quieras¡Deja las misiones en las que te necesitamos...! Cuando nuestros muchachos estén muertos por tu culpa, podrás sentirte feliz de haber salvado a esos dos mortífagos, te quitarán el dolor del duelo con un Avada Kevadra.

Sirius tiró las varitas al suelo, tomó un libro de la mesa y se fue dando un portazo que casi bota la casa. De la cocina salieron Tonks y Ojoloco, el que había vuelto hacia unas horas, y lo quedaron mirando.

—Le encuentro toda la razón a Black, te necesitamos para esta misión, ni siquiera pusiste atención a lo que dijimos hace un rato. No entiendo porqué...—Moddy parecía decepcionado de Lupin, bajó la cabeza y se fue hacia la salida, no sin antes observar con su ojo mágico a los chicos que veían todo lo que pasaba desde arriba.

Tonks tenía su brazo sobre el hombro de Lupin en señal de apoyo, no dijo nada y luego se fue.

Hermione se apartó de la escalera e hizo un gesto para que el resto hiciera lo mismo. Entraron en la pieza de los chicos, que era la más grande, cuidando no ser escuchados. Nadie quería que Lupin supiera que ellos habían presenciado esa escena.

— ¿Qué pasó? —Hermione miraba a los gemelos con la frente arrugada.

Fred se aclaró la garganta.

—No escuchamos toda la discusión, pero sabemos que esta mañana se juntaron para la reunión que iban a hacer ayer. McGonagall se quedó hasta esta mañana por eso, porque ayer no pudieron planear nada, por lo de Malfoy, y la profesora supuso que hoy los ánimos estarían más calmados...

—El punto es que tenían que llevar a cabo una misión muy importante y Lupin se negó a participar activamente en ella —lo interrumpió George —porque no quiere salir de la casa hasta estar seguro de que Malfoy y el otro chico... —hizo un gesto con la mano, como intentando recordar.

—Zabini —le informó Hermione

—...y Zabini estén seguros.

—y eso no será hasta que Dumbledore venga —terminó Fred.

— �¿ellos tienen que estar seguros!. ¡Nosotros somos los que estamos en peligro, no ellos! —Ron se pasó la mano por la frente colorada por la ira y miró a los demás en busca de apoyo —Lupin debe estar realmente loco.

Se hizo un silencio. Los chicos trataban de entender a Lupin, pero la mayoría no podía. No entendían por qué él, de entre todos, trataba de protegerlos. Cuantas veces Malfoy se rió de él por ser pobre, de su túnica y su eterna cara de enfermo y ahora, que lo más normal sería dejarlo encerrado sin más abajoél se empeñaba en cuidarlo a costa de dejar su trabajo como auror y poniendo en riesgo la seguridad de todos. Harry miraba el piso intentando comprender, pero no podía.

—Creo que es bastante razonable —la voz de Hermione sacó a todos de sus propios pensamientos— Si consideramos que en todo el tiempo que llevan aquí, Sirius solo ha intentado matarlos y lo más probable es que cuando regrese Moody él también lo intente, suena bien cuerdo. Además, si realmente resultaran ser mortífagos, lo más seguro es tener un auror en la casa las veinticuatro horas del día como protección en caso de que intentaran escapar o atacarnos.

— ¿Y por qué no aclaró que se quedaría también para cuidarnos? —inquirió Harry.

—Ah! Es que acaso no es evidente. Si lo hacía, lo más probable es que Sirius le enrostrara que él también creía en la posibilidad de que fuesen mortífagos y se armaría otra pelea —contestó con un dejo de exasperación.

Todos la miraron atentamente. Lo que decía era muy razonable y obvio a la vez. Demasiado obvio como para que a ninguno se el hubiese ocurrido antes. Miraron avergonzados el piso.

Luego de esta discusión, todos se fueron a lavar y vestir para tomar el desayuno.

Había pasado un buen rato desde que Sirius dejó la casa. Todos los que no se habían ido (ya sea a trabajar, investigar o cumplir con misiones) estaban reunidos en la cocina tomando el desayuno. El ambiente estaba un poco tenso, nadie hablaba ni hacía movimientos bruscos y solo se limitaban a comer. En el cuarto se encontraban Hermione, Harry, todos los retoños Weasley más Remus (que tenía unas grandes ojeras) y Molly.

Harry se había estado preguntando si debía contar que la cicatriz le había dolido. En la noche no lo había hecho ya que le pareció impertinente después de todo el asunto de Malfoy. Y ahora tampoco parecía ser correcto decírselo a alguien, era sumar un problema más a los que estaban teniendo y para colmo, la única persona de la orden presente, era Lupin. No quería hablar de eso con él, no con todas las preocupaciones que ya tenía. Aunque su experiencia le decía que su deber era informar lo que sintió en la noche, prefirió esperar a su padrino. Sirius tendría que llegar en algún momento. Decidió no hacerse problema y comer lo más tranquilo que el ambiente le permitiera.

Molly habiendo terminado de servir el desayuno de los demás, preparaba dos porciones extras.

—Eh.., mamá. ¿Para quién son? Todos ya estamos comiendo —inquirió Ginny.

— ¿Oh, esto? .Es para los chicos que tienen inhumanamente encerrados ahí abajo —dijo, sin inmutarse, echando una gran cantidad de salchichas en un plato —También necesitan comer.

Ron miró enojado a su madre. ¿Qué tenían que importarle a ella las necesidades de Malfoy? Iba a quejarse cuando los gemelos le interrumpieron:

—Madre, si tu quieres, nosotros podríamos llevarles el desayuno —se ofrecieron intentando parecer inocentes, pero sin buen resultado.

— ¡Ni lo piensen!. No les daré la oportunidad para que les den alguna de sus bromas —pero, pensándolo mejor, agregó — ¡Y ni si quiera se les ocurra acercarse a esa puerta! —miró a los demás —y eso va para todos.

—Si quieres voy yo, Molly —Remus se acercó hasta donde estaba ella y sacó una bandeja de la alacena.

—Si mam�, es mejor que tu no vayas. Son peligrosos —aseguró Ron.

—No se preocupen, puedo cuidarme perfectamente sola —y sacando su varita, hizo levitar la bandeja y bajó por la escalera hacia el subterráneo.

Unos pasos en la escalera los alertaron y volvieron veloces a sus camas antes de que alguien se enterara de sus premenciones de fuga. Draco apagó la luz de un soplido y fingieron estar durmiendo.

Durante el rato en que buscaban una salida, habían escuchado que alguien salía de la casa dando un fuerte golpe y luego mucho movimiento en la parte de arriba. Se habían preocupado, creyeron que alguien entraría para llevárselos a quizás donde, pero pasó un ratito y el ajetreo sobre sus cabezas cesó, tranquilizándolos. Siguieron buscando durante un tiempo más, pero sin ningún resultado. Escapar de ese lugar sería imposible.

Escucharon que alguien entraba en el sótano y asomaron sus cabezas por entre las frazadas, era Molly con una bandeja.

—Buenos días chicos —dijo dejando la bandeja en uno de los muebles y prendiendo una pequeña luz con su varita —Les traje el desayuno.

Blaise se levantó inmediatamente cuando escuchó la palabra "Desayuno" y se acercó a la señora. Estaba muy hambriento y realmente nunca pensó que le darían algo de comer tan luego, y mucho menos que oliera tan bien.

—Muchas gracias señora Weasley, estaba que me moría de hambre —comenzó a picotear uno de los platos.

Draco se había sentado en la cama y miraba desde lejos. No confiaba mucho en aquella mujer.

—Hace mucho frío aquí— dijo Molly y con su varita, prendió una pequeña y acogedora hoguera que dejó cerca de los chicos — ¿Y cómo durmieron?

—No tan mal— mascó una tostada con mantequilla y tragó rápidamente —podría haber sido peor.

Molly miraba a Blaise con cara maternal, luego miró a Draco que seguía en su cama sin acercarse.

— ¿Y tu, cómo pasaste la no... —pero fue interrumpida por un terrible estruendo proveniente de la parte de arriba, seguido por unos gritos. Miró a los jóvenes, Blaise le devolvía la mirada con un pan en la boca y Draco aún estaba en su cama.

—Lo siento chicos, pero debo ir a ver que es lo que sucede —se acercó a la puerta —luego volveré a buscar la bandeja —les sonrió desde el vano de la puerta y la cerró.

Blaise tomó el desayuno y lo acercó a la cama. Tal parecía que el descanso le había devuelto parte de su buen humor.

—Deberías comer pronto, se esta enfriando —le dijo a Draco, tendiéndole la bandeja. De fondo, se escuchaba una potente voz femenina que gritaba a todo pulmón y mucho movimiento.

Malfoy tomó delicadamente uno de los panes que había en el plato y le dio un mordisquito, luego se acercó al moreno hasta quedar frente a él y a la bandeja. Blaise, que comía una salchicha, le habló:

—Tendrías que ser más amable con la señora, es la única que nos ha apoyado realmente y nos conviene que siga siendo así —se echó otro pedazo a la boca —Además, nos trajo este rico desayuno.

— ¿Rico, bastante vulgar si me preguntas —mordió nuevamente el pan —ni siquiera nos trajo un poco de pastel.

—No seas quejón, es mejor que nada —tomó un largo trago de leche —y en todo caso, a mi si me gustó, y acostúmbrate porque tenemos para un buen rato encerrados aquí.

Draco miró con desagrado la bandeja y tomo, arrugando la nariz, un traguito de leche. Blaise le miró sonriente.

—Pensar tendré que pasar tres días encerrado aquí, con toda esa gentuza dando vueltas... —se quejó Draco. El ruido de cosas cayendo y más gritos y ruidos de pisadas provenientes de arriba, hizo que los chicos miraran hacía el techo —Y yo que creí que los mortífagos eran los que estaban locos...

El desayuno en la cocina había terminado. Hermione y Ginny se habían ido a su pieza a charlar sobre "cosas de chicas", los gemelos hacía rato que ya no mostraban señales de vida y Harry y Ron estaban sentados en la mesa discutiendo una de las jugadas más impactantes de los Chudley Cannons cuando escucharon, no accidentalmente, la conversación entre los únicos dos adultos presentes:

—Voy a buscar los platos de los chicos —le dijo Molly a Remus mientras hacía levitar todos los posillos hacía el lavadero.

—Preferiría ir yo esta vez, quiero saber como se encuentran.

Harry y Ron se llenaron de rabia, lo único que faltaba era que ese par se peleara por quien atendía a los mortífagos.

Lupin no se preocupó de la presencia de los chicos y continuó —los sacaré del sótano para llevarlos al baño, anoche ni siquiera nos preocupamos de eso.

La señora Weasley lo miró espantada — ¡Hemos sido unos monstruos! ni siquiera hemos atendido sus necesidades básicas!

—Voy a buscarlos...

—Traeré un par de toallas limpias.

Los muchachos presentes estaban igual de sorprendidos que Molly, pero por razones muy diferentes. Salieron de la cocina apresurados mientras Lupin bajaba las escaleras al sótano

y corrieron hasta el segundo piso

— ¡Oigan todos! —Ron casi se atoraba con la noticia —Van a sacar a Malfoy.

No todos estaban arriba, solo la mitad de los que deseaba convocar, la mitad femenina.

Ginny se sobresaltó.

— ¿Cómo que los van a sacar? —Hermione no entendía nada

Harry la miró con una amplia sonrisa muy parecida a la que Ron tenía en ese mismo momento

—Explícales tú Ron, iré a buscar a tus hermanos —y corrió preocupantemente extasiado en busca de los gemelos.

Ron miró a las chicas tan feliz como Harry.

—Los llevarán al baño... ¿te imaginas la cara de Malfoy siendo llevado al baño, como si sacaran a un perro de paseo?

Ambas se miraron algo hastiadas.

— ¿Como te puedes deleitar...

—Ah, por favor Hermione, seguro tú no tienes curiosidad de verlos —Ron caminó hacia las escaleras con paso rápido —si no les interesa no vayan —y bajó.

Las chicas se miraron por un breve momento y siguieron al pelirrojo.

Cuando ellas llegaron a la cocina, se encontraron con una muy enojada Molly y cuatro chicos que trataban de hacer valer sus derechos...

—Pero si solo queremos estar en la cocina... —adujo Fred con ojitos de perrito abandonado.

—No nos puedes culpar por eso... —complemento George con la misma expresión desvalida.

— ¡No crean que no sé lo que quieren —les miró fríamente —y no me pongan esas ridículas caras!

—Pero mam�, no es pecado... —Ron no alcanzó a completar la frase. Lupin entraba al cuarto con los dos chicos detrás.

Un cabello oscuro, opaco y polvoriento fue lo primero que vieron salir de la escalera después del auror.

La cocina quedó repentinamente en un silencio sepulcral, los que hasta ese momento estaban alborotados ahora tenían todos su sentidos fijos en los recién llegados, para no perderse ningún detalle.

Conocían a Blaise muy poco, por lo general estaba cerca de Malfoy, a veces demasiado, pero rara vez se metía en las peleas, para eso estaban Crabbe y Goyle. El chico se veía cansado, la amplia sonrisa que lucía en Hogwarts había dado paso a una expresión seria y calculadora. No se fijaron mucho más en él, ya que antes que se asomara por completo distinguieron el color exhibicionista rubio platinado de Malfoy que lo seguía.

Molly caminó hacia ellos para entregarles las toallas, esperaba que subieran al baño rápido para evitar cualquier situación desagradable. Mientras todos seguían observándolos sin moverse.

La apariencia de Malfoy era todo un espectáculo para los chicos. Hermione y Ginny estaban impresionadas por la facha insana que tenían. Fred y George los miraban intentando tragarse la risa, la situación les parecía tan absurda, ellos empujándose para verlos aparecer y luego los dos slytherin saliendo harapientos del sótano con aire magistral. Ron y Harry no tenían una expresión clara en el rostro, estaban tan regocijados que habían olvidado hasta sonreír.

Harry examinó de arriba a abajo al rubio. Era maravilloso verlo sucio, lleno de sangre y polvo, con la túnica rasgada en varias partes haciéndolo ver como un pobretón... El cabello eternamente brillante y pulcramente peinado era cosa del pasado. Había adquirido un tono opaco, se veía separado en mechones, tieso y solo conservaba el color, de por sí insípido, pero que por los malos tratos se había vuelto aún más desabrido. A Harry le hubiera encantado que sus compañeros lo vieran, para que dejaran de presentarlo como alguien indestructible.

Malfoy pasó la vista con la arrogancia acostumbrada por la cocina, miró a todos con desprecio descubriendo su rostro ante ellos, que hasta ahora solo lo habían apreciado de lado.

Potter hubiera saltado de gusto, se sintió pagado por al menos tres años de torturas. Malfoy tenía enormes ojeras de un color violáceo, parecía un mapache desteñido. Se veía derrotado. Bajo la suciedad que cubría la piel, las manchas de sangre y las marcas de cicatrices recién cerradas, se podía ver la pálida tez que generalmente parecía de porcelana fina, pero que tal y como su cabello, se había opacado. Todo el resplandor de Malfoy lo había abandonado. Harry se hubiera sentido plenamente feliz de no ser porque dentro de esos ojos hinchados por las heridas y la falta de sueño, se encontraba el mismo brillo malévolo y triunfante de siempre. El aire de derrota desaparecía al mirar en ellos y justo en ese momento Malfoy lo estaba mirando con esa expresión.

Harry torció una risa con los ojos clavados en los grises.

Molly cortó el contacto visual al momento de entregarle la toalla e indicarle a Lupin que los sacara de la cocina.

Cuando desaparecieron por la escalera que los llevaba al segundo piso estallaron en comentarios.

—Vieron a Malfoy —Ron estaba realmente entusiasmado —Ni siquiera se atrevió a hablar el muy...

— No puedo creer lo que hicieron —la rabia contenida en la voz de la señora Weasley dejó la cocina nuevamente en silencio —Me avergüenzo de su conducta. Su padre y yo siempre les hemos enseñado a respetar y ustedes... —hizo una pausa para mirarlos a todos —Esperaba más de todos ustedes —se giró y empezó a remover unas ollas en el lavaplatos, ignorando a los chicos.

Todos salieron del cuarto sin decir una palabra y con una terrible sensación de culpa. Cada uno se fue a su pieza.

—Maldito Malfoy— Ron acababa de cerrar la puerta —Mi mami no nos hubiera hablado así si lo conociera como nosotros.

Harry se tiró a su cama con rabia, tanto hacia si mismo por haber decepcionado a Molly, como hacia Malfoy. ¿Por qué siempre se dejaba provocar por ese imbécil¿Por qué siempre podía sacar lo peor de él? Se recordó a si mismo sonriéndole. Una reacción muy Slytherin, muy Malfoy.

—... y parece que Hermione se enojó conmigo otra vez —Terminó Ron. El colorín había estado quejándose todo ese tiempo sin prestar atención al hecho de que su amigo lo ignoraba.

—Habla con ella —le dijo Harry —Mientras más rápido lo hagas, más pronto se reconciliarán.

Y Ron salió de la pieza.

Harry alejó un poco de su mente a Malfoy y se acercó a Ron, Ron y Hermione... Aunque a veces los envidiaba por tenerse el uno al otro, era en ocasiones como esa que prefería estar soltero y sin compromiso. Al menos no tenía una chica controladora todo el día regañándolo.

Un poco más tarde Draco y Blaise volvieron al sótano, Lupin se despidió de ellos nuevamente y les dió ánimos, estaba seguro que Dumbledore los dejaría quedarse en la casa como el resto de los habitantes. Inmediatamente después de que se retirara, Draco miró a su amigo.

— �¿Viste lo que ocurrió allá arriba¿Te das cuenta de que me odian¿Viste la cara de Potter�¡estaba feliz¡Pude ver como se le salían los ojos de felicidad! ...¿Tenía razón con lo que te dije anoche, no¿La tengo cierto? —paró sus quejas esperando la respuesta de Blaise — �¿Cierto!

—Si, es cierto; pero aún creo que lo que dijiste anoche fue una estupidez —Draco iba a quejarse pero Blaise agregó —No te conviene continuar esa discución Malfoy.

El chico rubio miró a un lado ruborizado de rabia y echando chispas.

El resto del día nadie apareció por la cocina a menos que fuera absolutamente necesario. Ron se reconcilió con Hermione después de escuchar un sermón acerca de como no debía comportarse como Malfoy. Ginny se veía decaída y se quedó en su cuarto casi todo el tiempo, incluso cuando bajaron todos al comedor para estudiar. Fred y George habían dejado más o menos de lado los experimentos para la tienda de trucos, debido a la guerra; para darle prioridad a los estudios de magia avanzada que habían estado llevando ese año, estaban sacando algunas menciones para poder manejar hechizos restringidos que les podían servir. Llevaban consigo un montón de libros y eran de mucha ayuda cuando al resto se le presentaba alguna duda.

Moddy y Tonks llegaron a cenar, El ambiente se tensó cuando Ojoloco estuvo en la misma habitación que Remus y le informó que Sirius no volvería esa noche (Harry decidió seguir aguardando a que llegara para decirle lo de su cicatriz) el tono en que lo dijo les indicó que era debido a la pelea y no a la misión. Luego se fue a cenar al comedor en donde nadie tenía ganas de hablar.

Harry escuchó antes de subir que nuevamente sacarían a los chicos del sótano, pero resistió la tentación de ir a verlos cuando recordó lo mucho que le pesaba la conciencia por lo de la mañana, se fue a su cama para evitar un posible encuentro intencionado con el rubio.

Estuvo recostado en su cama pensando en Malfoy más de una hora, lo consideraba lo suficientemente listo como para creer que lo habían atrapado, que realmente había terminado encerrado en el sótano de la casa... y nunca podría creer tampoco que había desafiado a su padre, ese padre del que se había jactado desde que lo conoció en la tienda de túnicas. Todavía podía recordar al niño con cara de aburrido hablando como si le hubieran dado cuerda, sin interesarle si la persona que lo oía quería hablar con él o no. Un odioso niño caprichoso, y parecía seguir así. Era como una versión de orgullo y presunción en rubio. Y ahora estaban viviendo bajo el mismo techo. Necesitaba volver a mirarlo, clavar sus ojos nuevamente en los de él, para demostrarle que no le temía, y que si intentaba tenderles una trampa estaría preparado.

Ron entró a la pieza dando un portazo

—No puedo creerlo, llevan un día aquí y parece que mi madre piensa que ya puede adoptarlos.

Harry se incorporó curioso — ¿qué?

— Que acaba de llevarles un trozo de pastel a cada uno¡el pastel que dijo había hecho para el desayuno de mañana! —Ron se apoyó en la pared y cruzó los brazos encogiéndose —Le alegué ¿y sabes lo que me soltó? —Harry negó con la cabeza y vio como su amigo se ponía las manos en la cintura —"esos chicos han sufrido mucho, necesitan que los regaloneen" —dijo imitando la voz y los gestos de su madre. Luego miró a su amigo con cara de hastío levantando las cejas — ¿lo puedes creer?

Potter arrugó la frente sin poder comprender. Molly sabía de la fama de Malfoy ¿no se daba cuenta que traicionaba a sus hijos al tratarlo de esa manera?

Los días restantes antes de la llegada de Dumbledore pasaron lentamente. Ron estuvo refunfuñando por toda la casa celoso por el trato que Molly le estaba dando al par encerrado en el subsuelo, el resto de sus hermanos también estaban enojados pero no al nivel del primero. Los gemelos, movidos por los celos, intentaron hacer una de las suyas entrando a escondidas hacia las escaleras que daban al subterráneo en un momento de distracción de Lupin, pero fueron interceptados por un oportuno hechizo colocado por el licántropo que les dejó la cara verde durante más de cinco horas, ni mencionar la reacción de su madre al enterarse de lo que intentaban hacer.

Draco y Blaise pasaban su tiempo solos husmeando entre las cosas viejas, se habían encontrado con varios objetos conocidos que tenían que ver con la magia oscura, muchos muebles ornamentados al estilo slytherin y otros objetos que dejaron en claro quienes vivían ahí antes. Lo más horrible había sido un baúl lleno de cuadros, se despertaron de muy mal humor al encontrarse con la molesta luz cuando los descubrieron. Todos hicieron caras de espanto cuando reconocieron de qué familia venían, entendieron que los habían enviado al subterráneo por la misma razón que el traidor de Sirius lo había hecho con ellos. Intentaron entablar una conversación con los que sí eran de su clase. Pero a los chicos no les agradó la forma en que se dirigían a ellos, como si fueran del mismo bando, como si estuvieran pensando en las mismas atrocidades. Ese día, Draco se sintió por primera vez en su vida en empatía con los muggles y los sangre sucia, al ver a esos personajes llenos de rencor y odio, tan equivocados… Hasta ahora solo había estado huyendo de ser un esclavo de Voldemort y ahora se sentía repulsivo al ser quien era. Se alegró de que junto a él hubiera solo una persona, y que esta se sintiera muy parecido a él.

Hermione calmaba a todos. Intentaba meter un poco de sentido común en las cabezas de los demás adolescentes pero no lograba mucho. Finalmente se centró en mantener a su novio en paz, ya que era al único que realmente podía controlar:

—Cálmate Ron, no sacas nada con enfadarte. Dumbledore decidirá lo que hay que hacer con ellos y debemos confiar en lo que él decida.

Harry pasó esos dos días intentando alejarse del campo de batalla que era su casa, Sirius finalmente regresó. Harry al fin pudo desahogarse, le explicó lo que había sentido la noche en que llegó Draco a la casa. Sirius solo le pidió que no se asustara y le informara si volvía a pasar. Después de la llegada de Black las comidas se volvieron muy tensas. Él y Ojoloco no dejaban de enrostrarle constantemente a Lupin su traición. Aunque Harry se sentía igual que ellos no podía dejar de sentir pena por Remus, que no dormía ni salía de la cocina excepto para ir al baño. Por otro lado le enfermaba ver el comportamiento que tenía junto con Molly, parecía ser que para ellos solo existían esos dos imbéciles y era entonces cuando dejaba de sentir pena por él.

Al menos su padrino no se había dejado embrujar por los mortífagos y cada vez que lo veía se sentía acompañado y mientras no estuviera con Lupin en la misma habitación, era muy entretenido tenerlo cerca.

La única forma en que su rabia, por lo que ocurría, se calmaba era ver a Draco salir hacia el baño. En un principio trató de evitar sentirse de esa manera, pero luego de varias conversaciones con Ron, en que se contagiaban los celos y la molestia de tenerlos ahí, esto era lo único que lo relajaba. Se las ingeniaba para estar en la cocina a la hora en que Lupin los sacaba sin que nadie relacionara su presencia con la salida de los dos indeseables. No tenía grandes problemas para hacerlo pues ya nadie más iba a verlos. Le encantaba ver al idiota de Malfoy en esa situación. Aunque había recuperado su antigua imagen, la túnica harapienta le delataba como prisionero y Harry sabía que mientras él estuviera esperándolo sería humillado… Luego, cuando el espectáculo terminaba, sentía un enorme peso en la conciencia, que se alejaba cuando veía a Molly preparándoles postres o a Lupin, con sus enormes ojeras cuidándolos.

Lo que lo reconfortaba era que, a pesar de lo que dijera Hermioneél estaba seguro de que eran un peligro y Dumbledore no se dejaría engañar. Solo tenía que esperar a que él llegara y serían expulsados, tal vez llevados junto con el resto de los seguidores de Voldemort y entonces podría olvidarse de que existían. Y Lupin y Molly volverían a ser quienes eran antes de que se aparecieran..

En la tarde del último día, Harry se enteró de algo terrible. Los gemelos habían irrumpido en la pieza de él y Ron gritando a toda voz

— ¡MAMI ESTÁ PREPARANDO UNA PIEZA PARA ESOS GÜEONES!

Los otros dos chicos se pusieron de pie con los ojos fuera de las órbitas.

—no es verdad… —dijo en tono de súplica Ron.

Harry miraba a los hermanos sin poder decir nada ¡pero si todavía no llega Dumbledore.!

Habían visto a Molly muy afanada llevando cosas de un lado para otro, pero nunca se imaginaron que estaba haciendo eso, simplemente no lo podían creer.

La señora Weasley tarareaba relajada mientras bajaba la escalera al sótano. Llevaba consigo un par de túnicas de sus hijos para que los slytherin se cambiaran, aunque estaban un poco maltrechas, eran mejor que las que traían puestas. Abrió la puerta y los saludó. Ambos chicos estaban sentados en la cama de Draco y la saludaron.

—Les traje esto —les pasó la ropa —He estado buscando y las encontré. No es mucho y están un poco gastadas pero les servirá. Más adelante buscaré un poco más para que puedan irse a Hogwarts.

Draco miró su túnica, la miró y la miró otra vez. Intentó no parecer muy asqueado con la idea de vestir "eso" para no herir los sentimientos de la señora Weasley.

Después de abandonar a su padre, la única persona que tenía Draco en el mundo era Blaise. Era lo único que le quedaba de su pasado, de cuando estaba rodeado de gente que lo quería. Cuando al fin tuvo tiempo para pensar después de haber dejado su casa, se había sentido desolado, frágil, vulnerable e indefenso; sobretodo después de haber estado protegido tantos años por gente que lo defendiera. Ahora estaba abandonado a su suerte, y esta no pintaba de rosa. A excepción de la presencia de Lupin y Molly, que lo hacían sentir más seguro y quitaban parte de su desesperación, todos estaban en su contra y definitivamente no le querían más que a un escreguto de cola explosiva. Respetaba a ambos, especialmente a la mamá de Ron, que parecía sentir cariño por él en tan poco tiempo… Aunque no quería, Draco se estaba sintiendo querido por ella y no podía permanecer indiferente a eso, estaba agradecido. Por eso trataba de ser amable, aunque esto de las túnicas viejas de los Weasley…

—Me queda un poco grande —El rubio miraba hacia sus pies levantando un poco los brazos para notar que le sobraban unos siete centímetros de tela.

A Blaise le quedaba algo mejor, pero no se le veía muy bien.

Molly los miraba afligida.

—No puedo conjurarlas para encogerlas… ya las hemos hechizado mucho… —se sentía culpable porque todas las ropas que podía encontrar estarían igual —pero no se preocupen, veremos como comprarles ropa.

Draco sabía que los Weasley no tenían dinero (se había burlado de eso durante años) y confiaba en ella, a si es que se apresuró a sacar una llave que traía al cuello para luego extenderla a la señora Weasley.

—No se preocupe, esta es mi llave de Gringotts, usted podría sacar dinero de ahí para pagar nuestra ropa y los gastos de nuestra estadía aquí —Por qué estoy haciendo esto!

— ¿Cómo se te ocurre niño que pagarás por vivir aquí¡Ni siquiera eres mayor de edad!

Draco se encogió de hombros sonriendo por dentro, le encantaba que lo retaran con ese tono entre cariñoso y enojado —Solo quiero ayudar…

"""""""""""""""""""""""""""""""""""""""

Eran las cuatro de la mañana y la quietud en la casa Black era interrumpida por un insistente golpeteo en la puerta. Lupin se levantó rápidamente de su silla de guardia y atravesó el comedor hacia el vestíbulo tratando de llegar antes de que toda la casa se despertara por el ruido, pero cuando llegó se encontró frente a frente con un hombre de larga y blanca barba.

—profesor Dumbledore, qué esta haciendo aquí, tan temprano.

—Esta ha sido la única hora en que podía venir ¿Dónde están?

Se escucharon pasos, que intentaban ser silenciosos, bajando la escalera y la cabeza de la señora Weasley apareció tras Lupin.

—Dumbledore…buenos…¿días?

—Buenos días Molly —miró a Remus y el pidió que le dijera donde estaban los chicos ("están en el subterráneo, bajando por la cocina"). Mientras, apareció Black, quien saludó al profesor que ya se dirigía a la cocina. Antes de bajar, les pidió a los tres que no lo acompañaran ya que necesitaba estar a solas con los jóvenes.

Ya se estaba acostumbrando a dormir en aquel lugar, pero cuando escuchó unos pasos que bajaban por la escalera al subterráneo, se alarmó. Draco se sentó mirando hacia la puerta, se quedó escuchando atentamente hasta que el inconfundible ruido del pestillo al abrirse lo hizo reaccionar. Se cambió a su cama rápidamente, escapando de los brazos de Blaise, despertándolo. Dumbledore entró iluminando con su varita el lugar.

—Este lugar no es tan malo si se tiene compañía ¿verdad?

Draco le miraba desde su cama receloso.

Molly, Sirius y Remus estaban nerviosos, paseándose de un lado a otro sin mirarse. Ya estaban cansados de esperar a que Dumbledore subiera y les diera su veredicto cuando escucharon el andar pausado del director subir. Se apiñaron en el rellano esperando la respuesta. Albus se paró frente a ellos y les miró por debajo de sus lentes de media luna.

— ¿Y bien, se irán verdad?

—No hasta que sea hora de entrar a clases.

Molly y Remus le miraron sonrientes Sirius apretó los dientes y le preguntó:

— ¿Qué fue lo que te dijeron Albus?

—Me temo que no puedo decírtelo, pero tienes que confiar en mí. Son inocentes.

— ¡Genial! Entonces los llevaré a su cuarto.

Lupin y Black le miraron perplejos.

— ¿De qué cuarto hablas? —pero Molly ya se había lanzado a buscarlos escaleras abajo.

Dumbledore se despidió y se fue rápidamente.

""""""""""""""""""""""""""""""

Harry se levantó temprano, algo le molestaba y lo empujaba a ir a la cocina. No había dormido muy bien ya que ese día Dumbledore tendría que ir a la casa a decidir si los slytherins se iban o no. Esperaba poder ver al director, siempre se sentía más tranquilo y seguro cuando conversaba con él. Hoy seguramente Malfoy saldría de su hogar y todo volvería a la normalidad.

Se quitó los lentes para refregarse los ojos mientras habría la puerta de la cocina. Al ver lo que había sentado a la mesa los lentes cayeron rompiéndose uno de los cristales.

Entornó los ojos para tratar de enfocar bien la mancha platinada, intentando convencerse de lo que estaba viendo.

—Eres aún más feo cuando te levantas, Potter.

Fin del capítulo

Diox y Catzeruf Esperan que les haya gustado y que lean el siguiente capítulo, dejen reviews porfa.