La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.Hay que advertir, también, que en el fic se hace aluciones al quinto libro, no muchas, pero las hay.

Aceptamos toda crítica constructiva, mas no ofensiva. Dejen reviews

Pero antes…respuestas a los reviews que nos llegaron

Amaly Malfoy: Paciencia, ya van a superar la barrera del odio. Solo hay que esperar un poquito. Por favor (ponemos cara de penitencia) no te desanimes por lo largo que esta quedando y lo lento que avanza, pero es que la historia tiene vida propia y crece, y crece y sigue creciendo… Thanks por el review.

Diabolik: lee el cap. esperamos que te guste. Agradecemos tus palabras.

Canuto-Franbuesa: gracias por la explicación, la necesitábamos. Concordamos con que Draco es hermoso (y sexi, muy sexi) y la respuesta a tu pregunta puede estar dentro de este cap. se agradece el mensaje. Nos alegra que te gusten los capítulos largos porque este esta larguísimo

Marty: los chicos están en séptimo año. Disfruta el capítulo. Gracias por el review.

Bueno, lo intentamos. Descuartizamos el capítulo pero no logramos que esta entrega fuera más corta. De hecho, es más larga que la anterior. ¡Imagínense si no la hubiésemos dividido! En fin, ojalá que les guste y que nos hagan saber sus opiniones, (y que el próximo episodio sea más corto) Bon appétit

Capítulo 2.2

La invasión: odio las serpientes

—Eres aún más feo cuando te levantas, Potter —le dijo con una pequeña risilla maliciosa —Me alegra no ser un gryffindor, verte todos los días en esa facha debe ser traumatizante.

Draco estaba feliz, no podría haber tenido mejor bienvenida que esa. Potter parecía confundido, sorprendido, enojado, asustado y un rubor después de escuchar su comentario apareció en su cara.

Harry sacó su varita una vez que se recuperó de la sorpresa y apuntó la mancha que era Malfoy¿cómo había conseguido salir del sótano? — ‚?CÓMO TE ESCAPASTE? —al gritar escupió un poco, todo su cuerpo estaba tenso esperando a que el rubio le diera un motivo para disparar.

Draco rió meneando la cabeza de un lado a otro.

En ese momento llegó Molly junto a Blaise que traía una jarra de leche. Ambos se quedaron mirando a Harry que estaba en pijamas, sin lentes ni zapatos y apuntaba a un inocente Draco que tan solo estaba armado con una manzana roja a medio comer.

— ¡Qué estás haciendo! —Molly se acercó al chico rápidamente —Baja esa cosa, antes de que hieras a alguien.

— ¡Qué hace él aquí! —Harry no bajó la varita.

— ¡Primero baja la varita! —la señora Weasley estaba frente a él en posición amenazante.

Harry miró por un lado de la señora desafiando a lo que distinguía de Malfoy y finalmente se rindió, bajó la varita apretándola fuerte para descargar parte de su ira y volvió a preguntar qué hacía ahí.

—Dumbledore vino esta mañana, ya habló con ellos y autorizó su estadía en esta casa. Draco y Blaise son inocentes y se quedarán con nosotros hasta que regresen a Hogwarts —lo miró diciendo "y no acepto reclamos".

Harry sintió que el suelo se caía a pedazos, podía sentir la sonrisa de Malfoy burlándose de él. Trató de calmarse para no demostrarle que le afectaba, no quería darle más satisfacciones.

Molly se agachó y recogió los lentes rotos, los reparó y se los puso a Harry.

—Ahora ve a buscar al resto —Lo miró con ternura mientras le acariciaba uno de los rebeldes mechones azabache.

El chico dio media vuelta en forma pausada y salió de la cocina, una vez fuera del campo visual se escucharon pasos apresurados subiendo las escaleras.

— ¡Y báñense antes de bajar! —Le gritó Molly desde la cocina.

Draco hacía enormes esfuerzos por no reírse, tenía la cabeza agachada mirando hacia la mesa y los ojos cerrados, se aventuró a elevar la vista y encontró la mirada de Blaise quien se escondía detrás del jarro de leche para que Molly no lo viera. Al ver la expresión de risa contenida, no pudo aguantarse y soltó una carcajada que ahogó al echarse la manzana a la boca antes de que la mamá de Ron lo viera.

Harry subió los escalones de dos en dos, debía llegar pronto a decirles a los demás que el pelmazo de Malfoy se encontraba libre dentro de la casa. Llegó hasta su cuarto, donde estaban Ron, Hermione y Ginny que habían sido despertados por sus gritos.

—MALFOYESTASENTADOENLACOCINA¡ Y LIBRE¡ —Los chicos le miraron sin entenderle una sola palabra.

—Harry, si te calmas, podremos entender…

—Malfoy esta en la cocina… los soltaron en la mañana y se quedarán con nosotros hasta que entremos al colegio —finalmente se lo había dicho a alguien.

Ron quedó de una pieza — ‚?QUÉ! ESE ...HIJO DE …

— ¡Ron! —le interrumpió Hermione — ¿Y en qué momento llegó Dumbledore?

—En la mañana —les miró por un momento, luego recordó —la mamá de Ron dijo que debíamos bajar a desayunar —se giró para ir a contarles a los gemelos, pero un terrible recuerdo lo detuvo:

— ¡TU MAMÁ LE DIJO "DRACO"!

Más tarde estaban desayunando los chicos, Molly y Sirius. Lupin no había bajado porque al fin estaba durmiendo. Apenas pronunciaban palabras, Sirius comandaba las miradas asesinas dirigidas a los recién integrados, más exactamente a Malfoy. Molly había intentado entablar conversaciones pero finalmente se rindió, decidió dejar que el tiempo arreglara las cosas, ya se acostumbrarían a su presencia.

—Si al menos no estuvieran vestidos como mortífagos…—Sirius había abierto la boca y varios sonidos del resto aprobaron su comentario.

—Ya hemos arreglado eso —se apresuró a decir la señora Weasley —Hablé con los padres de Hermione, vendrán hoy para verlos y comprarles ropa a su medida.

— ¿Mis papás les van a comprar ropa? —Hermione estaba extrañada¿qué tenían que ver sus papás en todo este lío?

—Si, bueno…ellos pueden ir a tiendas muggles, ustedes saben que las sastrerías mágicas están cerradas, ellos son los únicos que pueden ayudarnos.

Harry sonrió, eso significaba que Malfoy tendría que arreglárselas con ropas muggles. Miró a Ron y supo que este pensaba en lo mismo.

Apenas terminaron de desayunar Draco se paró.

—Muchas gracias —dijo con una encantadora sonrisa a Molly. Nadie en la mesa se la creyó a excepción de ella y Blaise, claro.

—No se preocupen, vayan a descansar.

Draco sacó a Blaise de la mesa y subieron a su nueva habitación ante las miradas atónitas de los chicos que probablemente estarían destinados a limpiar la cocina.

Acababa de cerrar la puerta cundo empezó a reír.

—Estoy disfrutando este día —dijo Draco con tono de profunda y genuina satisfacción —No podría haber imaginado mejor venganza por la humillación que hemos vivido. No, no es cierto, podría imaginar algo mejor, tal vez lo podría practicar los siguientes días…

—No abuses de nuestra suerte, solo tenemos a la señora Weasley y a Lupin de nuestro lado, y Molly nos tiene paciencia solo porque nos arrancamos, recuerda que nos está dando una oportunidad, no podemos defraudarla.

—Sí lo sé… pero hay formas en las que me puedo vengar sin que ella se entere… es fácil humillar a un gryffindor sin dejar rastro, y esta casa esta infestada de ellos. Y si me hartan, siempre podemos irnos, ya no somos prisioneros.

—No creo que podamos estar en un lugar más seguro que éste —Blaise lo miraba serio. Disfrutaba el enojo de los gryffindors, pero no se iba a arriesgar a perder su escondite por eso.

—Tal vez no es tan seguro este lugar, si te das cuenta casi todos quieren sacarnos los ojos. En la única que confío realmente es la señora Weasley.

—Lupin nos ha ayudado mucho…

—Lupin quiere aprovechar nuestros conocimientos acerca de Voldemort, ten por seguro que no es simple caridad la que lo llevó a traernos aquí.

—Al menos no nos van a matar. Si nos sacan información no ocuparán maldiciones para hacerlo como ocurriría si Voldemort nos encuentra, y ten por seguro que lo hará si salimos de aquí. A si es que trata de no portarte mal.

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Ya entrada la tarde, todos los gryffindor se encontraban en el comedor estudiando (los slytherin estaban en su cuarto). Fred y Greorge revoloteaban molestando a los demás hasta que vieron que el rubio bajaba. Corrieron hacia la cocina y dejaron uno de sus nuevos inventos en la gaveta de los vasos y se escondieron. Draco entró al cuarto y tomó unas galletas de un frasco, luego cogió uno de los vasos y le echó un poco de leche. Bebió un sorbo, pero cuando se lo alejó, la boca del recipiente se le pegó a la cara, atrapándolo hasta la nariz. Los gemelos saltaron de detrás de un mueble y se empezaron a burlar escandalosamente. Draco luchaba contra el vaso, pero mientras más jalaba, más se ajustaba. Alertados por los gritos de alegría de los bromistas, entraron los demás chicos a la habitación y vieron el espectáculo. Los gemelos danzaban alrededor de Malfoy riéndose, mientras el chico forcejeaba. Dos segundos después, logró liberarse; pero con el movimiento brusco de la mano, todo el blanco líquido se le derramó encima. Se giró y vio a Harry y a Ron, que se le quedaron mirando y estallaron en carcajadas junto con los gemelos, que para esas alturas estaban en el piso sujetándose las barrigas que ya les dolían de tanto reír. Tanto Hermione como Ginny se encontraban en la puerta de la cocina con idénticas expresiones de perplejidad.

—Aún no funciona correctamente…

—No tendría que haber podido quitárselo tan fácilmente.

El rubio se quedó quieto temblando de ira, los puños apretados y una mirada asesina dirigida a los gemelos. Lamentó haber dejado su varita en la pieza. Si la hubiese tenido, los dos chicos ya habrían dejado este mundo…pero tenía un vaso. Lo lanzó fuertemente a Fred quien no alcanzó a esquivarlo. Le impactó de lleno en la frente y cayó junto con el proyectil al suelo, que terminó hecho pedazos. George vio a su hermano caer y sintió un peso que le arrojó al piso, miró hacia arriba y vio un manchón platinado. Sintió un puñetazo en la nariz y los gritos de sus amigos en la cocina.

— ¿QUÉ ESTA …—Molly acababa de entrar y encontró a uno de sus hijos inconsciente con Ginny a su lado intentando despertarlo. Harry, Hermione y Ron estaban encima de Draco y George tratando de separarlos, pero era bastante difícil ya que no dejaban de golpearse. La cocina estaba hecha un asco. Había leche por todas partes, galletas molidas esparcidas por el piso y lo que quedaba del vaso de la discordia, se había desparramado por una buena parte de la cocina. Se escucharon pasos apresurados bajando la escalera y Blaise apareció.

— ¡SEPÁRENSE AHORA! —La voz de la señora Weasley retumbó por toda la cocina. George dejó de pelear en el acto. Blaise se acercó a Draco, empujando a Ron de paso, separándolo de los otros chicos. Hermione, Ron y Harry levantaron a George. Ginny seguía intentando reanimar a Fred.

— ¡QUÉ CREEN QUE ESTAN HACIENDO!

— ¡MALFOY LE ARROJÓ UN VASO A FRED EN LA CABEZA! —George se limpiaba la sangre que le goteaba de la nariz mirando a Draco con rencor.

El rubio, que ya se había calmado un poco, la miró —sus hijos están fuera de control, hechizaron un vaso para que me ahogara —las palabras salían ásperas y llenas de repulsión — ¿No se supone que el señor Weasley trabaja impidiendo que estas cosas sucedan?

— ¿Y por eso tenías que tratar de matar a Fred? —Ron intervino, pero inmediatamente retrocedió cuando su mamá lo miró.

—NO VOY A SOPORTAR QUE ESTO SE REPITA, SALGAN DE AQUÍ INMEDIATAMENTE NO QUIERO SEGUIR VIÉNDOLOS ‚?A SUS PIEZAS TODOS! —la voz de Molly retumbaba en la cocina, nunca la habían visto tan enojada. Ni siquiera se le ocurría un castigo para lo que acababan de hacer.

Sus hijos y amigos salieron pronto antes de que estallara realmente, incluso Fred que acababa de despertarse con un hechizo de Molly. Solo quedaron en el lugar ella y los slytherins.

—He-dicho-que-se-vayan —la mirada de Molly era implacable.

Malfoy permaneció de pie junto a Blaise que lo tenía tomado del brazo empujándolo ligeramente hacia la escalera, pero su amigo no se movía. Tenía la mirada fija en los ojos de Molly, desafiándola.

Ella solo esperaba que le obedeciera, de lo contrario tendría que castigarlo severamente y todo lo que había logrado con él se iría por el caño. Vete ahora Draco

Finalmente, y más por la insistencia de su amigo que por Molly, el rubio dio media vuelta y se fue a su habitación, dejando a la señora agradeciendo que el duelo que acababa de tener no pasara a mayores.

Golpeó la puerta al entrar, Blaise la cerró suave en un intento porque nadie se enterara de la pataleta que estaba teniendo Draco.

El rubio golpeaba los muebles, la cama y paraba de vez en cuando porque le dolía el estómago debido a los golpes recibidos en la cocina.

—Cálmate Draco —El moreno intentaba controlarlo

—NO SALÍ DE MI CASA PARA ESTO‚?NO ESCAPÉ PARA SEGUIR SIENDO HUMILLADO!

Sacó el baúl que le habían comprado y comenzó a guardar sus cosas.

— ¿Qué, te vas a ir? —Zabini no sabía qué hacer.

—Ni siquiera Molly nos defendió, si voy a tener que aguantar todo lo que quieran hacerme sin quejarme prefiero arreglármelas solo —metía cada una de sus pertenencias en la maleta con rabia —Creen que porque nos dejan quedarnos pueden hacernos lo que quieran, ni siquiera los obligó a disculparse…

—Bueno, creo que ver a su hijo inconsciente debe haberla dejado helada, Draco.

El rubio había terminado de hacer su maleta y ya había salido de su habitación

—Quédate si quieres, no me interesa.

—Draco no te puedes ir.

—ME VOY —bajó la escalera y llegó a la cocina, Molly lo miraba incrédula.

—Muchas gracias por todo —le dijo fríamente y salió al comedor.

—No puedes salir niño¿a dónde vas a ir?

—‚?DRACO NO SEAS IDIOTA!

—‚?ME VOY! —No pudo avanzar mucho en el comedor porque Blaise lo tenía sujeto del brazo, desesperado intentando que recapacitara — ¡SUÉLTAME!

Los gritos de Draco hicieron que los ocupantes de la casa, incluyendo Sirius bajaran para saber qué ocurría.

Lupin estaba cansado, una emergencia lo había hecho salir de su descanso y el día había sido estresante. Un auror estaba grave en el Hospital y otro se había perdido, llevándose para colmo información importante. Era terrible, pero la verdad es que preferían que estuviera muerto antes de que lo encontrara un mortífago y pudiera hacerlo hablar.

Entró a la casa Black rogando una ducha reponedora para huir de los problemas aunque fuera por cinco minutos…

— ¡DÉJAME IR AHORA!

Draco seguía intentando alejarse de Blaise apenas conciente de que todos lo estaban mirando, mientras que este último estaba pensando que tal vez sería buena idea golpearlo, dejarlo inconciente y encerrarlo en la pieza.

—Suéltalo Blaise —dijo Lupin con un tono calmado.

El chico lo soltó inseguro. Draco, al escuchar la voz del auror, se calmó un poco. Miró a Blaise enojado y siguió arrastrando su baúl hacia la puerta.

— ¿Podríamos hablar un momento? —Lupin aún estaba calmado, su voz era segura —déjennos solos por favor.

Todos caminaron hacia la cocina.

— ¿Dónde piensas ir Draco? —Lupin lo miraba sabiendo que el chico no tenía la respuesta — ¿Tienes un lugar seguro donde quedarte? —La respuesta seguía siendo silencio — ¿Crees que ya dejaron de buscarte?

—No quiero seguir aquí, veré como me las arreglo —le respondió secamente.

— ¿Crees lo que estás diciendo? Sabes que no te las podrás arreglar.

—No voy a aguantar más humillaciones… —Malfoy tenía los labios apretados, podía sentir la ira subiendo nuevamente, a punto de hacer erupción —No quiero seguir conviviendo con gryffindors.

—Esa no es una razón para que te vayas.

Draco sabía eso, sabía que irse era una estupidez, pero no quería quedarse, no quería reconocer que no podía salir, odiaba no ser libre, odiaba tener que depender de ellos, había pasado por mucho, ya no tenía paciencia. Ya no soportaba nada, YA-NO — ¡NO SOPORTO SEGUIR AQUÍ, ODIO ESTA CASA, ODIO A LOS WEASLEY Y A LOS SANGRE SUCIA Y A POTTER, ODIO QUE USTEDES CREAN QUE PORQUE SON AURORES HAY QUE RESPETARLOS, BLACK ES UN INÚTIL QUE NO SIRVE PARA NADA MÁS QUE PARA PRESTAR SU COCHINA CASA Y ME ODIA Y ESA TONTA DE TONKS… ¡POR FAVOR! ESTO PARECE UN CIRCO, Y PARA COLMO HE TENIDO QUE DEPENDER DE UNOS MUGGLES PARA VESTIRME.

En la cocina nadie podía creer lo que ocurría, la señora Weasley estaba algo dolida al igual que Hermione. Blaise tenía las orejas coloradas por la vergüenza, el resto estaba concentrado en los gritos suponiendo que después de esto Malfoy se iría, si es que no lo sacaban a patadas.

—Y PARA COLMO ME SIGUEN MIRANDO COMO SI YO ADORARA A VOLDEMORT! —Paró con la cara colorada de tanto gritar intentando recuperar la respiración.

—Tal vez somos diferentes, te pido algo de tolerancia, si permaneces acá te darás cuenta que todos somos importantes y que estamos unidos por la misma causa.

—Yo no estoy por la misma causa que ustedes, a mí realmente no me interesan ni los sangre sucia ni los muggles…

—Pero tenemos un enemigo en común, lo que haya sido que te llevara a huir…

—No me interesa, intentaré llevar Mi Causa solo —Levantó el baúl que había dejado en el suelo y se volvió hacia la puerta nuevamente.

—Draco espera…

—Yo sé para que me quieren aquí, sé perfectamente que esperan sacarnos información haciéndonos creer que nos están cuidando —lo miró desafiante.

—Algo de eso es cierto… —Lupin prefirió ser franco —pero no te cuidamos a cambio de esa información, no necesitamos darte una habitación para interrogarte. No voy a dejar que te vayas

— ¡DEJA DE ROGARLE REMUS, MÉTELO EN EL SÓTANO, DE AHÍ NO PODRÁ SALIR! —Sirius gritaba desde la cocina.

Lupin se acercó a Draco un poco para mirarlo directamente a los ojos —te estoy dando una oportunidad de que vivas con nosotros y no encerrado, porque de todas maneras te quedarás en esta casa.

Malfoy lo miró furioso, si intentaba salir Lupin le lanzaría un hechizo y se lo impediría humillándolo aún más, no tenía elección. Tiró el baúl al piso y salió del comedor hasta la escalera de la cocina, aplastando cualquier cosa, incluyendo gente. Llegó hasta su cuarto y cerró la puerta de un golpe.

La casa quedó en silencio, escucharon que Remus entraba a la cocina y se le quedaron mirando.

— ¿Qué pasó y quién fue el responsable? —el licántropo tenía cara de pocos amigos. Los gemelos levantaron las manos y miraron hacia abajo.

—Necesito hablar con ustedes —los demás emprendieron retirada —Con todos ustedes. Tu puedes irte Blaise —Black salía tras Zabini y Molly —Tu quédate Sirius.

Se sentaron a la mesa y esperaron a que Remus comenzara. Tenía la cara colorada.

— Las cosas son así: no sabemos que es lo que saben, pero lo más probable es que tengan información muy valiosa para nosotros. Tampoco sabemos que tipo de hechizos y habilidades tienen. ¿No se han puesto a pensar por qué los persiguen con tanta urgencia? Deben estar al tanto de algo muy importante para ellos, algo que podría ayudarnos mucho. Si los provocan de nuevo y decidieran marcharse y los asesinaran, no nos servirían de nada. Si los encuentran y los interrogan podrían delatar nuestro cuartel y sería aún peor.

—Pero… es imposible dar con la casa a menos que el guardián les diga —lo interrumpió Hermione.

—En teoría, así es; pero y si Voldemort (ignoró el estremecimiento de algunos de los chicos al escuchar el nombre) encontró alguna forma de inutilizar el hechizo podrían encontrarnos. En todo caso, no pueden seguir comportándose como niños molestando a Malfoy.

—Pero si es él el que siem…

— ¡NO IMPORTA QUIEN EMPIECE! —Lupin perdió la paciencia — ¡POR SI NO SE HAN DADO CUENTA, ESTAMOS EN GUERRA Y SU ACTITUD NO NOS BENEFICIA PARA NADA. NO PUEDEN SEGUIR CON SUS ESTÚPIDAS RIVALIDADES DE CRIOS CUANDO HAY GENTE MURIENDO! —los chicos tenían los ojos muy abiertos. No habían visto jamás a Lupin tan enojado. El ex profesor trató de calmarse —Espero que empiecen a comportarse de acuerdo a su edad y dejen en paz a Draco —Nadie se atrevió a decir nada, no sabían como podía reaccionar Remus. El auror se dio la vuelta y se fue hacia su pieza.

Draco llevaba un buen rato acostado en su cama. Cuando entró después de hablar con Lupin, se había encerrado en su pieza y había lanzado lejos todo lo que había a su alcance. Ya no le quedaban energías, su ira lo había abandonado y finalmente estaba solo con sus pensamientos.

¿Qué había sido todo ese escándalo, sus pataletas eran en menor escala y con la gente que confiaba… Había perdido el control, se había defraudado a sí mismo.

Tenía los ojos cerrados intentando ordenar todos sus pensamientos, sus recuerdos, sus preocupaciones. Parecía que todo estaba más claro, parecía que parte del peso que llevaba lo había abandonado… No volveré a actuar así.

—Aún no hay noticias de Trelawney —dijo Hermione que había estado leyendo el profeta.

—Tampoco ha habido noticias de la familia de muggles que se perdió la semana pasada —Ron también tenía un ejemplar del periódico en sus manos.

Harry leía un diario muggle para enterarse de cualquier cosa extraña que les pudiera pasar y que el periódico mágico no cubriera. Todos los días los chicos se sentaban a leer los diarios en el comedor, era una buena forma de enterarse de los pasos de Voldemort para estar informados antes de las reuniones de la orden, a las cuales a veces se les permitía asistir.

Esa tarde, no habían encontrado nada nuevo, por lo que decidieron apilar los diarios en un rincón y comenzar una partida de snap explosivo.

—¡No puedo creerlo, perdí otra vez! —se quejaba Harry con la cara manchada por la explosión, cuando escucharon la puerta abrirse y vieron a Tonks entrar en el comedor.

—Hola chicos¿cómo están?

—Bien ¿Y cómo estuvo tu día? —Hermione habló por todos.

—Como siempre —su tono se escuchaba cansado —Ya vienen los demás para empezar la reunión— miró hacia los lados buscando con la mirada — ¿Dónde están los nuevos?

Harry, Ron y los gemelos hicieron muecas de desagrado.

—Están probándose su nueva ropa —le respondió Hermione.

—Claro, como ellos son los reyes…

—No digas tonterías Ron — dijo Hermione.

Tonks, para terminar la insipiente discusión, preguntó:

— ¿Ginny, Podrías ir a buscarlos?

La chica se puso totalmente roja y abrió los ojos.

— ¡Ella no puede ir¡ —todos los chicos Weasley saltaron inmediatamente

—Yo iré —Harry se puso de pie y salió hacia las escaleras. Se había ofrecido solo para ver que tan mal les quedaba su nueva ropa, porque siendo magos, probablemente habían elegido las peores combinaciones en los catálogos que los papás de Hermione les habían llevado.

Llegó a la pieza de los chicos y abrió la puerta de un golpe con una sonrisa muy slytherin.

—Malf… —pero no había nadie. Salió del cuarto preguntándose donde se podrían haber metido cuando escuchó sus voces amortiguadas. Tal parecía que se encontraba en el piso superior.

Subió las escaleras lentamente tratando de no hacer ruido, no tenían por qué estar arriba, seguramente hablaban de algo no muy bueno. Tal vez ahora podría encontrar pruebas para sacarlos de la casa.

—…supuestamente no esperaba que fuera de esa manera… —escuchó la voz de Draco.

Harry llegó a la planta y se asomó para verlos, ocultando su cuerpo detrás de la pared.

Arrugó el ceño y entornó los ojos tratando de comprender si realmente estaba viendo lo que creía. Draco estaba sentado con las piernas abiertas apoyado en la pared, Blaise permanecía entre ellas hincado, con las piernas abiertas por debajo de las de Draco. El cuerpo del moreno estaba a pocos centímetros del rubio, parecía que aprovechaban la libertad que les daban los pantalones. Blaise tenía sus codos apoyados en las rodillas de Draco, mientras este jugaba con una de sus manos, entrelazando sus finos dedos con los del otro chico; casi inconsciente de lo que hacía, preocupado del diálogo que estaban teniendo.

La escena era todavía más extraña, porque ambos mostraban más piel de la que Harry estaba acostumbrado a verles debido a lo cerradas que eran las túnicas. Blaise tenía una polera manga corta roja con blanco y Draco una verde slytherin sin mangas. Podía ver los brazos delgados pero firmes del rubio, con músculos definidos que no creyó que tenía por su contextura fina. Se veían… bien.

Potter quedó mirándolos un buen rato, no hacían nada realmente pero… estaban demasiado cerca, era extraño. Recordó una salida a Hogsmeade el año anterior, donde había visto una escena parecida de estos chicos. Esa vez Draco estaba sentado en la mesa delante de Blaise, este tenía los brazos apoyados a los lados del rubio rodeándolo y el cuerpo hacia delante, hacia Draco quien reía a carcajadas.

—…Tu padre seguramente sabe eso —Harry había vuelto bruscamente a la realidad al escuchar que hablaban de Lucius y se dio cuenta que no había puesto atención a nada.

Miró nuevamente al par de chicos. Draco lo estaba mirando con una sonrisa maliciosa, mientras seguía hablando con Blaise quien no podía ver a Harry porque le daba la espalda.

Fue otro momento en que las miradas de Potter y Malfoy se quedaron clavadas en la del otro. El rubio acercó la mano con la que había estado jugando a su boca. Harry se tensó expectante, conteniendo la respiración. El odiado Slytherin abrió la boca y envolvió con ella los nudillos de Blaise, mordió lentamente uno de los dedos humedeciéndolos. Harry sintió un revoltijo fugaz de sus tripas y no soportó más, salió corriendo escalera abajo con la cara roja.

— ¿Quién estaba ahí? —Blaise lo miraba intentando parecer enojado. Se había dado cuenta que esta escena estaba dedicada a alguien y suponía para quien era.

—Potter.

Sus suposiciones no estaban erradas.

—Va a empezar la reunión, tienen que bajar —Harry se había devuelto, no iba a correr por esa estupidez, no iba a huir de Malfoy. Se dio media vuelta y volvió a bajar intentando verse calmado, lamentablemente el tono rosado de sus mejillas no pudo ocultarlo.

Cuando los slytherin bajaron, todos ya se encontraban en la sala de reuniones (o sea, el comedor) Estaban hablado sobre un nuevo ataque que los mortífagos habían llevado acabo.

—Suponíamos que el lugar que atacarían sería la casa de Blue B, no Boys Cler —Remus estaba pensando en voz alta. Lucía horrible, todavía no recuperaba el sueño perdido después de cuidar a los slytherins y ya había tenido que dirigir la búsqueda de varios colegas que desaparecieron en ese ataque.

Draco y Blaise se miraron de reojo, sabían que ese lugar sería atacado desde hacía un tiempo y no habían dicho nada… y por la forma en que los aurores los miraron al entrar, era muy probable que ellos también lo supieran.

Ambos se quedaron de pié a un lado de la escalera intentando permanecer fuera de la reunión, antes de que Sirius o Moddy empezaran a atacarlos.

—No entiendo por qué Voldemort a raptado muggles¿de qué le pueden servir? —Hermione salió de una especie de trance en el que había estado durante la reunión, se había planteado la pregunta desde hacía días, pero siempre algún otro tema le impedía hacerla.

—Aún no lo sabemos, Hermione —Sirius le contestó desde la otra esquina de la mesa —No solo han raptado personas de aquí, sino que también nos han informado de desapariciones en Brasil, Japón… la verdad no tiene sentido enumerar, son muchos…

—Mañana nos reuniremos todos los representantes de la Orden del Fénix, tomaremos una decisión con respecto a la protección de los Muggles —dijo Lupin.

— ¿Y los magos? —Ginny estaba sentada con los brazos cruzados sobre la mesa, escuchando la discusión —También han estado desapareciendo mucho ¿no, se suponía que antes los mataban y ya.

—Tal vez los recién llegados nos puedan decir por qué —Ron lo dijo como si no estuvieran ahí.

La sala quedó en silencio, todos se lanzaban miradas buscando alguien que

cortara la tensión producida por el comentario. Lupin que veía venir un pleito se puso de pie y miró a Blaise y a Draco. Luego volvió su atención a la mesa —Bueno chicos (refiriéndose a los que no pertenecían a la orden) Ahora nos dejarán continuar la reunión solos.

Todos pusieron caras desconformes y salieron del comedor.

—Ustedes por favor, quédense —Pidió Remus a Malfoy y a Zabini que pretendían subir las escaleras.

Harry volteó inmediatamente a verlo, Hermione se dio cuenta y tiró de su camisa para arrastrarlo con ella, Ron estuvo a punto de devolverse, pero ella también se lo impidió.

—Genial, los interrogan sin que podamos verlos —George se sentó en su cama indignado, Estaba aburrido de que siendo un adulto todavía no lo dejaran participar de la orden.

—No entiendo¿por qué no dejan que estemos en el interrogatorio? —Harry pateó una cama y luego se sentó. Ya no era un niño como para que lo dejaran fuera de todo.

—Están acostumbrados a clasificar la información que nos dan, no saben qué es lo que les pueden decir esos dos, hasta que no procesen la información no nos enteraremos de nada —Dijo Fred, igual de enojado que el resto.

Hermione estaba de pie en la puerta de la habitación mirando las expresiones de sus amigos, todos parecían querer matar a Lupin. —Si pretendemos que nos tomen en serio tenemos que aprender a comportarnos —Todos la miraron con odio —No me miren así, saben que tengo razón. Debemos demostrarles que no nos dejamos llevar por nuestros impulsos y emociones, sino que sabemos pensar y actuar reflexivamente. Eso significa dejar de pelear con Malfoy, dejar de lado las indirectas…

—Tal vez tu puedas obviarlo, tal vez tu puedes ignorar toda la basura que habla, pero nosotros no. Nosotros si tenemos carácter y nos hacemos respetar —le espetó George.

Ron se paró inmediatamente para defender a su novia, pero Hermione se adelantó:

—Y gracias a todo ese carácter que dices tener, es que aún no te admiten en la orden teniendo la edad necesaria.

Fred y George le miraron enojados. No era necesario que Hermione les recordara ese pequeño detalle, ya les bastaba con que Molly siempre les sacara en cara que no eran iguales a sus hermanos, que tenían que madurar para aprovechar sus capacidades y hasta que no lo hicieran los aurores no los tomarían en cuenta.

Fred respiró profundo y la fulminó con la mirada y cambió el tema— ¿Cómo puedes creer en ellos? —Estaba hablando por todos — ¿En verdad piensas que ya no son mortífagos y que van a cooperar con la Orden?

—Por supuesto que si. No creo que sean mortífagos. Fred, tu no estuviste en Hogwarts el curso pasado como para darte cuenta del cambio que tuvo Malfoy…

—Por favor Hermione, Yo no veo de que cambio hablas, y-yo-si-estuve —Harry se había levantado y se dirigió hasta la puerta —Lo único que cambió, es que cuando te gritaba sangre sucia, lo hacía más fuerte —y salió de la pieza.

Harry se metió en un cuarto vacío para poder estar solo. Odiaba esta situación, desde que era un niño había deseado tener un hogar, uno de verdad, en donde fuera querido y aceptado. Nunca creyó que sería en circunstancias como estas en que lo encontraría… era extraño, a veces se sentía culpable, pero desde que le dijeron que su padrino estaba vivo, lo sacaron de Privet Drive y lo llevaron a la mansión Black; con su padrino, los Weasley, Hermione y Lupin era realmente feliz. La gente que moría o desaparecía todos los días realmente no lograban afectarlo, Voldemort era una amenaza lejana, tenía una familia, tenía una nueva vida. Malfoy estaba ensuciando su sueño, había invadido su hogar, se había adueñado de la señora Weasley y de Lupin… y ahora le había gritado a su amiga por culpa de él.

Se repetía constantemente que Mafoy no valía su preocupación, sabía que aunque fuera un mortífago no tenía oportunidad de hacerles nada mientras estuvieran en esa casa y la verdad era que muchas veces creía que no lo era… Lupin no era tonto… Pero era Malfoy… no debía dejar que el rubio lo convenciera de su inocencia…

Se sentó en el suelo sucio, y empezó a hacer círculos con su dedo sobre el polvo. No quería seguir teniendo cerca al maldito, no le importaba si era o no inocente, quería que se fuera, quería dejar de verlo al desayuno, dejar de pensar en él cuando estaba acostado muriendo de sueño y solo quería dormir. Y dejar de desear verlo en los pasillos porque quería mantenerlo vigilado.

Al día siguiente el hogar de Harry se rompió por completo. Y el sueño en que estaba viviendo desapareció y volvió a la realidad: la guerra.

Después de la reunión general a la que el licántropo asistió, Remus y otro auror Kingsley Shacklebolt, no regresaron a sus respectivos cuarteles. Todos habían estado esperando a Lupin para saber de la reunión y, cuando su retraso era de seis horas, Sirius decidió averiguar qué ocurría. Pasaron dos días y Black tampoco había llegado a la casa, pero a diferencia de Lupin sí tenían noticias de él. La preocupación se había apoderado del ambiente y aumentaba la tensión de los habitantes de la casa, a veces los chicos se encontraban discutiendo por nada o desquitándose con sus rivales. Harry había peleado varias veces en el día con Draco por propia iniciativa a pesar de que no estaba acostumbrado a ser quien comenzaba las discusiones.

Harry estaba en el comedor junto a Hermione y Ginny, Ron había ido a buscar jugo a la cocina cuando Sirius apareció en el umbral de la puerta. Tenía un aspecto parecido al que traía cuando salió de Azkaban. Era claro que no había dormido, pero lo que realmente le afectaba era la enorme preocupación por su amigo. Al verlo, todos supieron que no traía buenas noticias. En verdad parecía acabado, tanto que a Harry se le oprimió el corazón.

— ¿No hay noticias de Lupin? —Ron acababa de entrar al comedor.

—Sí las hay —Sirius hizo una pausa y tomó aire dolorosamente para poder continuar —Voldemort se lo llevó.

La peor posibilidad había sido confirmada. Molly que traía los vasos desde la cocina escuchó la noticia y dejó escapar un grito ahogado. Nadie sabía qué decir, ni qué hacer.

Sirius se dejó caer en un asiento, mientras que Ron corrió escaleras arriba para informar a sus hermanos y demás aurores.

Harry nunca había visto a su padrino de esa manera, parecía sin vida. Aún en los peores momentos Sirius siempre tenía una chispa de energía y fuerza que lo movía, incluso podía contagiarla… pero ahora… solo era una persona acabada.

El sonido de la puerta puso en alerta a los habitantes de la casa que miraron inmediatamente hacia el umbral.

Un hombre alto se encontraba en la puerta. A juzgar por la posición de la cabeza (que se encontraba ladeada hacia un lado) y por como le colgaban los brazos a ambas partes del cuerpo, se podía decir que no estaba precisamente conciente. Se deslizó un poco hacia adentro y pudieron verle el rostro totalmente falto de expresión. Era Kingsley Shacklebolt.

Todos los presentes se le quedaron mirando perplejos, daba la impresión de que el tiempo se hubiera congelado ya que nadie decía ni hacía nada. El cuerpo del auror se mecía en el aire rozando con la punta de los pies el piso, parecía que unos ganchos invisibles le sostenían desde la espalda. Justo en ese momento llegaron los demás aurores, Ron y sus hermanos y el Señor Weasley, quienes también se quedaron estupefactos ante la terrorífica aparición.

Shacklebolt levantó la cabeza, dejando ver un gran corte en la frente, y comenzó a recitar:

—El Señor Tenebroso Tiene a Remus Lupin —El tono era fuerte y claro, pero carente de expresión —y ofrece generosamente cambiarlo por los traidores Draco Malfoy y Blaise Zabini —. En el instante en que terminó la frase, como si los ganchos que lo sostenían hubieran desaparecido, cayó estrepitosamente al piso.

Casi todos gritaron por la sorpresa. Michael corrió hasta el cuerpo y empezó a examinarlo junto con Tonks. El resto solo se miraba con pavor, menos Sirius que parecía estar muy lejos de ahí. Harry se recuperó pronto de la impresión y subió las escaleras con la varita empuñada y un creciente deseo de venganza. Ya le habían quitado a sus padres, no perdería a nadie más.

Llegó hasta el cuarto de Draco y Blaise, quienes atraídos por el escándalo, habían salido y escuchado el mensaje desde lejos.

Harry levantó la varita sin siquiera pensarlo y les lanzó un hechizo. Los otros dos chicos lo esquivaron con dificultad y se metieron a su pieza cerrando la puerta. Pero Harry no les dio tiempo de asegurarla y la hizo volar con otro hechizo. Para cuando los enfrentó ellos ya tenían sus varitas empuñadas y estaban listos para atacarlo. Sirius llegó justo a tiempo para tomar el brazo de Harry e impedirle que continuara.

— ¡BASTA! —La chispa que caracterizaba a su padrino había regresado

— ¡TENEMOS QUE ENTREGARLOS¡DÉJAME, VOY A ATRAPARLOS ANTES DE QUE ESCAPEN! —el chico estaba fuera de sí, lo único que tenía en la cabeza era liberar a Lupin antes de que lo mataran

— ¡No vamos a entregarlos! —Sirius soltó a su ahijado

—pero… Estás loco! —Harry miraba incrédulo a Black. Lupin moriría por causa de esos si no hacían algo.

— ¡Remus los quiere con nosotros y Voldemort nunca cumplirá su palabra! —El hombre dio un pequeño empujón a Harry para que se alejara y bajara su varita, luego miró a los otros dos chicos en forma amenazante.

Blaise parecía preocupado, en cambio, Draco no mostraba ni el más leve signo de agitación.

La mirada orgullosa del rubio sacó a Sirius de su intento por ser civilizado, tal vez ellos sabían de ese ataque y tal como con el de Boys Cler, se había quedado callados.

Dio dos zancadas hasta quedar frente a Malfoy examinando el afilado rostro en busca de algún signo de culpabilidad. Draco ni siquiera pestañó, mantuvo el mentón en alto con la actitud de alguien que no piensa decir una sola palabra. Eso exasperó a Black. Lo tomó del cuello de la polera negra que traía y lo lanzó a la cama. Sin soltarlo lo amenazó con el puño —Tú sabías de esto…

Draco mantuvo su actitud hermética aún teniendo el cuerpo de Black encima y luego como si estuviera charlando con alguien insignificante respondió —No matarán a Lupin… Voldemort está juntando cuerpos vivos para crear un arma —y cerró la boca nuevamente.

Sirius esperó a que continuara pero Draco solo se limitó a mirarlo con odio. Entonces Black sacó parte de su ira contenida y le dio un puñetazo en la cara —¡HABLA NIÑITO IMBÉCIL¡SÉ QUE SABES MÁS QUE ESO!

Blaise trató de sujetar a Sirius pero no lo logró, este lo lanzó hacia atrás casi sin dificultad,

— ¡BASTA YA! —Molly había entrado a la pieza y se acercó a Sirius con cuidado.

— ¡NO SABEMOS NADA MÁS QUE ESO, BLACK. SUÉLTALO! —Blaise se agachó para quedar frente a Sirius y lo empujaba por el hombro para apartarlo de Draco, quien sangraba — ‚?SI HUBIÉSEMOS SABIDO QUE SE LLEVARÍAN A LUPIN, LES HUBIÉRAMOS AVISADO! — El animago se puso de pie algo más calmado después de escuchar a Blaise, pero aún no podía creerles del todo.

— ¿Crees que entregaríamos a Lupin si es uno de los pocos que nos apoya? —Sirius vio la cara de Blaise y entendió que decía la verdad. Inmediatamente salió de la pieza.

— ¿A dónde vas? —Tonks lo encontró cuando bajaba las escaleras.

—Traeré a Moony —pasó por encima del cadáver de Shacklebolt y salió de la mansión Black.

Mientras, en la pieza de los slytherin, Harry permanecía de pié tratando de controlarse para no terminar golpeando a Malfoy. Molly conjuró un botiquín y se acercó hacia Draco.

—Quédate quieto mientras te aplico esto —le mostró una pequeña botellita con un líquido verde —parará el sangrado.

—No se preocupe, voy a lavarme la cara — se paró rápidamente y salió de la pieza en dirección al baño. Blaise le siguió.

Molly lo vio salir y miró a Harry que estaba junto a la puerta.

—Tienes que ir a estudiar —dijo con voz cansada.

Harry realmente no quería irse, pero le obedeció.

La señora Weasley se quedó sola sentada en la cama con la cabeza apoyada entre las manos.

Fuera del baño Blaise se paseaba de un lado a otro pensando si debía golpear la puerta o no. No estaba seguro de querer hablar con Draco aunque esta vez casi no tenía culpa en el escándalo. Finalmente se decidió a golpear la puerta.

No hubo respuesta.

Golpeó otra vez —Draco soy yo.

La puerta se abrió y una mano lo tiró hacia adentro, para luego volver a cerrar.

Malfoy continuó lavándose la cara frente al espejo que estaba sobre el lavamanos observando el corte en su boca. El labio estaba hinchado y la zona del impacto, roja.

—Me voy a vengar de ese hombre… —Los ojos del rubio echaban chispas.

Blaise se apoyó en la pared cruzando los brazos y lo miró por el espejo — ¿por qué siempre te empeñas en hacer que las cosas empeoren? —Aunque sabía que la culpa no había sido del rubio, estaba al tanto de que la mirada desafiante del chico era la que agravó la situación. Entendía que Draco no pudiera evitar mirar con desdén, aunque eso le acarreara grandes problemas, era su actitud natural frente al mundo y probablemente jamás podría cambiarla. Pero si tan solo intentara controlarse un poco…las cosas serían diferentes. Era obvio que Malfoy sabía que si se comportara como la gente y no tratara a todos como si fuesen un chicle en su zapato, no tendría tan mala fama. Las únicas ocasiones en que mantenía una deferencia (y una mirada casi amable), era cuando quería conseguir algo o convencer a alguien, pero aún así, siempre en el fondo de sus ojos, aquel brillo de arrogancia permanecía.

El rubio se dio vuelta para enfrentarlo indignado — ¿Me culpas por lo que pasó?

¿Fue culpa mía que ese tipo me pegara?

—Creo que podrías haberlo evitado si hubieras contestado a lo que te preguntaba de otro modo —Blaise se veía abatido.

—Nos estaban culpando del secuestro de Lupin, nos humillan porque no confían en nosotros

—No tengo ganas de discutir contigo… —Blaise estaba cansado de todo; de las peleas, de estar huérfano, de intentar mantener vivo a Draco dentro de esa casa —Te sigue sangrando la boca… ¿por qué no dejaste que Molly te curara? Ella no tenía la culpa…

—Quería estar solo —le dijo mientras se pasaba el dedo por la herida para ver qué tanto sangraba.

—Y yo que vine a verte pensando que no querías estar solo —Se dio vuelta para abrir la puerta casi sin ánimos.

Draco, al verlo, se puso frente a él para impedirle el paso —No, no quiero que te vayas.

Blaise lo miró fríamente—Vas a tener que darme algo para que me quede, porque la verdad ya no tengo muchas ganas de verte.

Draco lo miró confundido¿qué le podía dar para que se quedara? Se tanteó los bolsillos en busca de… ¿qué le podía dar?

—Ja! —Blaise se apoyó en la pared arrinconando al rubio —A ti si que no te creo la inocencia. ¿De verdad no sabes que quiero?

Un rayo de entendimiento cruzó la mirada de Draco antes de recibir el beso de Blaise, que volvió a abrir su herida.

Los días pasaron y no hubo noticias de Lupin. Sirius no se comunicó directamente con la casa, pero sabían de él por medio de los otros aurores. Después del mensaje de Voldemort y de la decisión irrefutable que tomaron los miembros de la orden de no intercambiar a los chicos por Lupin, el silencio se apoderó de la casa. Intentaron seguir con sus vidas, estudiar en las tardes, leer los diarios en busca de pistas y aprender algunos conjuros de defensa enseñados por Moody. Y de a poco retomaron un rumbo parecido al normal. El incidente ayudó a que la desconfianza hacia ellos disminuyera; si Voldemort los buscaba con tanta urgencia, entonces realmente debían ser traidores. Además su cooperación con la orden estaba siendo de gran ayuda y habían evitado un par de ataques mortífagos gracias a ellos.

Blaise logró integrarse al resto del grupo, específicamente a los gemelos, gracias a su carácter abierto y simpático. Además él no era una persona peleadora y tenía varios ases bajo la manga que dejaron incluso a Fred y George sorprendidos. Draco en cambio, pasaba la mayor parte del día en su pieza. La única que se llevaba bien con él, además de Blaise, era Molly. Claro, a Draco no le interesaba llevarse con nadie más en esa casa.

Harry era el único que desconfiaba de ellos (asimismo Moody). Blaise podía estar siendo amable, pero eso no era suficiente, y si el mensaje de Voldemort había tenido ese efecto en la casa perfectamente podía ser para que confiaran en ellos. Pero nadie lo apoyaba, incluso Ron no participaba de sus sospechas, ya que Hermione lo había convencido también.

La soledad de Draco hizo que Molly le prestara mucha más atención que antes, ella intentaba ayudarlo a integrarse pero resultaba casi imposible; al menos logró corregir algunas de sus actitudes de manera tan sutil que el chico no se daba cuenta, o sea, la señora Weasley pescó el truco para llevar a Draco (con ayuda de Blaise).

El exceso de atención de parte de la señora Weasley hacia Draco enfermaba a Ron y a Harry. Pero al menos Ron podía distraerse con Hermione. A pesar de que peleaban mucho estaban muy enamorados y su relación era una luz dentro del sombrío ambiente de la casa. Lamentablemente para Harry esta relación significaba su soledad. Aunque se juntaban en la tardes a estudiar horas extras, Harry prefería hacerlo solo porque se sentía como "el mal tercio".

Se sentía solo. Sus dos mejores amigos pasaban casi todo el día juntos, Ginny no salía de su pieza ya que estaba enferma, los gemelos andaban con Blaise, Sirius no estaba en la casa y sentía que Molly prefería pasar el tiempo con Draco que con él.

Por lo general, se quedaba dando vueltas por la casa, curioseando por las habitaciones que no eran ocupadas o puliendo su escoba de carreras. En ocasiones, iba hasta la cocina y se escapaba con una buena cantidad de comida para pasar la tarde escondido en algún lugar olvidado de la casona. Fue en un día en que estaba especialmente aburrido que entró en la cocina y vio algo que no podría olvidar fácilmente.

Molly se encontraba en la mesa de la cocina lavando unos trastes (que en realidad se lavaban solos gracias a un práctico hechizo "autolimpiante") mientras terminaba de vaciar unas galletas con chispitas de chocolate en un tiesto. Harry se acercó a ella para ver si podía hacerse con unas cuantas cuando lo vio, Draco estaba agachado frente al horno sacando una bandeja llena de galletas, llevaba un delantal azul y mitones para no quemarse. El rubio cocinero se giró y vio a Harry parado justo delante de él.

—Que bueno que llegas Harry — Molly acababa de verlo — ¿podrías terminar de vaciar esto? Tengo que llevarle el remedio a Ginny. Harry no alcanzó a responder cuando la señora Weasley ya no estaba.

Harry se acercó a la mesa y sacó una galleta mirando a Draco con una sonrisa amarga.

—Recuerdo la primera vez que hablamos en el tren¿cuáles dijiste que eran las mejores familias? porque juraría que habías catalogado a los Weasley como una de las peores —se echó en un mueble mascando la galleta con la sonrisa aún en el rostro.

Draco lo miró sin inmutarse, dejó la bandeja encima de la mesa, se sacó el delantal y luego los guantes. Finalmente miró a Harry. Dentro de los ojos grises pudo ver un resplandor de maldad.

— ¿Todavía recuerdas la primera vez que nos vimos¿Tanto te importo? Que tierno... —Se acercó al plato de galletas frías que estaban junto a Harry y tomó una —Para que también recuerdes este día —la mordió y se la dejó en la mano —puedes guardarla debajo de tu almohada para que la veas cuando quieras.

Dejó de sonreírle y se fue con desdén.

Harry botó la galleta al suelo con rabia y la pisó fuertemente. ¿Qué se creía ese imbécil? Salió de la cocina maldiciendo a Draco y a si mismo. Pasó hacia el comedor y escuchó la puerta abrirse y las voces de Tonks y Moody, se acercó hacia ellos y vio que Sirius también había llegado.

— ¿Y aún no saben nada? —Moody le preguntaba a la chica por Remus.

—Solo descubrió desde donde se lo llevaron —la voz de Tonks sonaba cansada.

Harry se acercó a saludar, pero su padrino pasó por su lado ignorándolo por completo.

—Dumbledore le obligó a volver, dijo que ya era bastante malo perder a Lupin como para que Sirius también dejase sus obligaciones con la orden —Tonks siguió hablando con Moody.

Harry iba a seguir a Black, pero la chica lo agarró por el brazo impidiéndolo.

—Es mejor dejarlo solo, Harry. No ha dormido nada y debe descansar —el joven se quedó junto a los aurores mirando hacia donde se había ido el animago.

Entró a su pieza, la misma pieza que compartía con Remus, y cerró la puerta lentamente. Miró alrededor, todo seguía tal cual lo habían dejado; desde el acostumbrado vaso con agua en el velador de Lupin, hasta los calcetines que Sirius había arrojado desordenadamente hacia el piso la noche antes de su desaparición. Se sacó su chaqueta y la tiró en su cama "¿cómo puedes ser tan desordenado? Guárdalo" Eso era lo que constantemente le decía cuando no dejaba las cosas en su lugar. La tomó nuevamente y se acercó al armario con paso cansado, abrió las puertas y la colgó junto al abrigo de su amigo. Miró hacia la cama de Remus, siempre estaba tan bien ordenada… luego miró a la suya, estaba toda revuelta y sin siquiera hacer. Sonrió ligeramente. Eran tan diferentes, pero aún así habían logrado ser amigos. Se aproximó a la cama del licántropo, se sentó en el borde y observó el velador; como siempre, junto al vaso con agua, se encontraba su libro favorito. Ese era el libro que desde que lo conoció, leía ante de dormir. ¿Cuántas veces lo había visto quedarse profundamente dormido con aquel texto en su regazo? Demasiadas para contarlas. Lo tomó y giró la cabeza hacia el lado donde dormía Remus. Podía verlo ahí, durmiendo apaciblemente, aquel rostro angelical, su pelo cayendo sedosamente a ambos lados, los ojos suavemente cerrados y los labios entreabiertos… Recordó esa mañana hacía tantos años, cuando aún era adolescente.

James y Petter se habían levantado temprano ese día a terminar una tarea de herbología, dejando a Sirius y a Remus durmiendo en la pieza. Eran cerca de las 11:00 cuando Sirius logró abrir los ojos, se levantó perezosamente y se fue a duchar. Volvió media hora después, vestido y "ordenado" (vale decir, con el pelo cuidadosamente desordenado, la túnica calculadamente a medio cerrar y la camisa estratégicamente abierta en los dos primeros botones) y se miró al espejo excelente.

— ¿Moony, estas despierto? —le gritó a su amigo que seguía en su cama.

Caminó hacia las cortinas que rodeaban la cama del chico y las corrió con fuerza.

—Moony, leván… —miró al muchacho detenidamente. Estaba acostado sobre el cubrecama aún con la ropa del día anterior. En su mano derecha, mantenía el libro que había estado leyendo hasta la madrugada. La camisa estaba un poco desarreglada y el nudo de la corbata había sido aflojado. Sirius se acercó un poco a la cabecera y se sentó en el borde, observando la tranquila y regular respiración. Siguió mirándolo durante un tiempo, se veía tan plácido… Acercó su rostro al de Remus inconcientemente hasta quedar a escasos centímetros de este, sin apartar sus ojos de los labios del chico. Sabía que era su amigo, también sabía que no debía hacerlo y que podría odiarlo por eso, pero ya no podía resistirse. Acarició el rostro delicadamente con una mano y con la otra se apoyó en el colchón. Lupin se removió un poco. Acortó la distancia y finalmente besó al joven. El licántropo despertó sobresaltado y se alejó de él rápidamente, con las mejillas rojas y el libro aún en su mano.

— ¡Sirius‚?Qué estas haciendo!

Realmente no sabía que responderle, lo miró un poco sonrojado y se quedó callado.

Lupin le devolvió la mirada, dejó le libro sobre la cama y salió corriendo de la habitación.

Un ruido en le corredor lo hizo volver súbitamente a la realidad. Abrió el libro en la página que tenía marcada con una foto de ellos cuando jóvenes. Era más o menos del mismo año en que había besado a Remus, la única vez que lo había hecho. Esa misma noche, el licántropo le dijo que estaba dispuesto a olvidar lo ocurrido mientras no se volviera a repetir y si nunca más hablaran de eso.

Como si nunca hubiera ocurrido… El recuerdo de ese beso era un tesoro para Sirius aunque fuera doloroso, aunque Lupin lo rechazara destruyendo cualquier sueño donde al fin se besaban, llenando su alma de la calidez que tanto anhelaba y en vez de eso lo había hundido en la oscuridad. Pero lo amaba demasiado como para odiarlo por eso… después de todo, Remus parecía estar hecho para la soledad.

Black, yendo en contra de su naturaleza, se conformó con tenerlo cerca, con saber que al menos era su amigo.

Se recostó en la cama sintiéndose miserable. No podía hacer ya nada más, casi no tenía energías. Se la había pasado todos esos días buscándolo, desviándose de vez en cuando para hacer pequeños trabajos en la orden. Había intentado por todas partes y consultado a todo el mundo, pero finalmente se dio cuenta que estaba poniendo en peligro más vidas al dejar de lado sus deberes como auror. Remus lo hubiera obligado a retomar su trabajo. Dumbledore ya lo había hecho. Cerró los ojos tratando de no llorar y enterró la cara en la almohada de Remus aún tiene su perfume.

Desde ese día, Sirius durmió ahí.

Faltaba solo un día para entrar a su último año en Hogwarts y el ánimo de todos era de nerviosismo. Ya les habían llegado las listas de materiales y recordatorios acostumbrados y se encontraban almorzando juntos por última vez.

— ¿y qué es lo que haremos con sus túnicas? —Molly miraba a Draco y a Blaise. En ese año, les habían pedido una túnica de colegio mínimo por alumno y, como la mayoría de las librerías mágicas estaban cerradas, la lista de libros no era obligatoria ya que en el colegio tenían la mayoría de los textos.

—Yo ya tengo la mía, me la conseguí con George —Blaise miraba muy contento.

—Entonces solo faltas tu —miró a Draco.

—No se preocupe, no pienso llevar.

—Claro que tienes que llevar, yo conseguiré una —miró a todos los presentes. Sabía que Ron tenía dos túnicas, pero una ya estaba inservible, por lo que no le podía quitar la otra. Tanto Ginny como Hermione tenían túnicas de mujer, así que no podrían darle una al chico. Los gemelos habían dejado el colegio hacia mucho tiempo y seguramente ya no tenían ninguna más. Observó a Harry, eran de estatura muy parecida y lo más importante, el moreno tenía dos túnicas en buen estado.

—Harry —el chico la miró con miedo —Tu tienes dos túnicas ¿verdad?.

Potter la miró, Molly sonreía calculadoramente.

—si… —el joven ya sabía para donde iba la cosa, y no le gustaba.

-Pues…podrías prestarle una a Draco… — dijo la señora Weasley arrastrando las palabras suavemente.

Draco paró de comer y miró a la señora Weasley. ¿No pensará que realmente voy a ocupar algo de Potter?

—eh…yo… —nuevamente vio a la madre de Ron ¿Cómo podría negarse?—bueno —se resignó.

—Excelente. Ves Draco, todo solucionado.

Draco y Blaise estaban terminando de empacar sus cosas, ya habían guardado algunos pergaminos, unas plumas y casi toda la ropa. Malfoy estaba cerrando su baúl cuando Blaise le preguntó:

— ¿Y no vas a ir a buscar tu túnica?

—Si no me la trae, no la llevo.

Tres minutos más tarde estaba golpeando la puerta de Harry.

Harry y Ron se encontraban en su pieza ordenando sus baúles. Tenían toda la ropa y sus útiles regados por ambas camas. En un rincón, estaba la túnica que le tendría que pasar a Malfoy, Habían estado discutiendo sobre si embrujar o no la prenda, pero decidieron que lo mejor era no hacerle nada, no querían que en el último día los castigaran por culpa del rubio. Escucharon el golpe en la puerta y Ron fue a abrir… y la cerró

—Es Malfoy, dijo poniendo los ojos en blanco

PLAF! La puerta se abrió de golpe debido a un conjuro lanzado por Draco, entró a la habitación caminando directo hacia Harry hasta que quedó frente a él.

—Vine a buscar mi túnica

— ¿Tú túnica? —Potter se cruzó de brazos —es mía, agradece que te la presto.

Se quedaron mirando un rato con odio, hasta que Ron agarró la túnica y se la tiró a Malfoy, quien la tomó con la punta de los dedos como si le diera mucho asco.

—Sal de aquí —Le dijo Ron señalando la puerta.

El rubio dio una última mirada de desprecio a Harry y salió —ahora tengo que desinfectarla…

Ambos quedaron enojados, ese tipo realmente los sacaba de sus casillas.

Draco bajaba la escalera para pedirle a Molly que lavara la túnica cuando se encontró con una figura alta vestida de negro cruzando el comedor hacia la cocina. Tenía el pelo hasta los hombros, negro y grasiento y la nariz ganchuda. Snape se detuvo y se lo quedó mirando con la misma expresión de feliz navidad con que el chico lo miraba a él.

—No puedo creer que estés aquí —Snape caminó hacia la escalera mientras Draco la bajaba con una genuina sonrisa. —Lo hubiera sabido antes… Draco.

—Profesor usted… creí que realmente era un mortífago —Draco había visto muchas veces a Severus en las reuniones, era el único con quien le gustaba conversar. Siempre lo había respetado y cuando su actitud frente a Voldemort cambió, también cambió el respeto que sentía hacia él. Aún así era su mortífago favorito. Pero al tenerlo en la casa estaba claro que su profesor no era otro lamebotas en busca de poder… debía ser un espía para la orden. Esta era la mejor noticia que podría haber recibido. De pronto ya no eran solo él y Blaise frente al mundo, tenían a Snape.

—No tienes idea de lo orgulloso que estoy de ti —Snape puso una mano en el hombro de Draco.

—Y yo de usted.

— ¿Cómo llegaste aquí? —Snape estaba confundido —Nunca me hubiera imaginado encontrarte en esta casa.

—Lupin nos trajo a Blaise y a mí, el día en que nos escapamos… —Draco de pronto se puso serio — ¿Ha sabido algo de mi padre? —El chico no había dejado de pensar lo que le debió sucederle luego de abandonarlo.

—Voldemort le dio un castigo ejemplar, pero no lo mató. Nadie entiende por que no lo hizo. En vez de eso parece haberlo perdonado y continúa siendo de su círculo cercano… no he sabido mucho de él, solo que una de sus misiones es encontrarlos, en realidad todos los buscan. ¿por qué Voldemort los quiere con tanta desesperación?

—Las serpientes se han reunido —Sirius bajó la escalera —Apuesto a que le estás dando información confidencial a Malfoy ¿No?

—Te veré más tarde Draco —Snape se alejó del chico y caminó hasta la cocina seguido de Sirius.

—Si le cuentas cosas a ese mocoso, Harry también tiene derecho a enterarse de todo.

— ¿Cómo no fuiste capaz de decirme que Draco y Blaise estaban seguros? — Snape tenía una mirada fría y asesina.

—No sabía que te importaran tanto. —En realidad ni siquiera los recordó cuando se encontró a escondidas con Snape, hacía varios días. Esa vez tenía como único propósito advertir a Severus del rapto del licántropo, ya que este era el único que tenía posibilidades de tener noticias de él. — ¿Sabes algo de Remus?

Snape estuvo a punto de no decirle lo que sabía hasta que comenzara la reunión, pero si Lupin había rescatado a sus niños, tal vez esta sería una forma de devolverle parte del favor —Está vivo.

La cara de Sirius se iluminó por un momento, aún habían esperanzas.

La tarde pasó con una inusual calma. Se llevó a cabo la reunión de la orden, en donde Snape les dijo a todos que Lupin seguía vivo. Luego, en la once, Draco, Blaise y Severus se la pasaron conversando entre ellos ignorando a todos los que estaban en la mesa. Eran las ocho de la tarde cuando Severus se fue dejando a un Draco de excelente humor. Ginny finalmente se mejoró e incluso estuvo un rato hablando con los chicos que estaban reunidos en la salita de estar. Ese día, todos se fueron a sus piezas temprano ya que debían terminar de preparar las cosas para irse a Hogwarts.

Harry llevaba unas cuantas horas acostado en su cama pensando. Aún no podía confiar en el rubio, pero la actitud de Snape hacia el chico había sido de total confianza. Potter ya estaba totalmente convencido de la fidelidad de Severus hacia la orden, y si este hubiera sabido que Malfoy era un mortífago, lo habría comunicado inmediatamente. Tal vez, solo tal vez Malfoy no era el gusano traicionero que el creía y en esta ocasión decía la verdad. Se paró lentamente para no despertar a Ron, que roncaba en su cama, y sacó de su baúl la capa de invisibilidad. No podía quedarse con la duda, así que iría a la pieza del rubio a ver si podía averiguar algo. Se echó la capa sobre los hombros y abrió la puerta despacio. Ya en otras ocasiones había intentado escabullirse hacia la pieza de los slytherin, pero siempre había fallado; hoy no podía fracasar, tenía que entrar.

Estuvo esperando a la salida del cuarto un buen rato, intentando buscar alguna manera de entrar, pero no había encontrado ninguna. Ya se estaba aburriendo y, como no se había puesto zapatos para no hacer ruido, sus pies estaban congelados. Finalmente, luego de que Draco volvió del baño y dejó la puerta junta, logró entrar.

Harry se quedó en un rincón intentando no hacer ruido. Draco estaba sentado cerca de la cabecera conversando con Blaise que estaba frente a él.

—…aún me preocupan mis padres, no sé si podré enfrentarme a ellos —Blaise parecía sin vida, tenía la mirada ausente, esa que Draco odiaba; y cada vez que la veía, el nombre de Voldemort estaba involucrado.

Se acercó un poco a su amigo y lo palmeó en la espalda dándole ánimos sin muchos resultados.

—No soporto pensar que mi hermana está atrapada, ni siquiera puede entrar a Hogwarts todavía… no debí esperar tanto, tendría que haber huido antes con ella —se puso las manos en la cara —Era obvio que no podía hacerlos recapacitar…

—No es tu culpa —Draco acercó la cabeza de Blaise hacia sí, intentando consolarlo, con un odio creciente en el pecho. —Al menos no estará involucrada directamente en la guerra, a los cuatro años no les sirve de nada…

Blaise se separó todavía afectado. Estos diálogos los tenían más de una vez al día, pero por la visita de Snape y la información que les había dado, esa realidad, que olvidaban por las distracciones al vivir en la casa Black, había vuelto a ellos tan cruda como era; incluso con mayor intensidad. Habían estado hablando toda la tarde del tema, le daban vueltas al asunto sin tener ninguna solución y detestaban saber que se irían a Hogwarts sin hacer nada…

Draco ni siquiera se permitía entristecer como lo haría siempre, porque junto a Blaiseél no tenía grandes problemas. Al menos no había dejado a nadie que no estuviese totalmente sometido a Voldemort atrás. A si es que se limitaba a odiar y sentir rabia. Prometiéndose que ayudaría a su amigo a sacar a Atenia de todo eso.

Harry, después de escuchar la conversación, entendió que sus sospechas eran erradas y de pronto se sintió culpable. Las personas que estaba viendo eran totalmente diferentes a las que él conocía. Esta era la expresión que él esperaba ver cuando llegaron a la casa, esta desesperación, derrota… definitivamente no se sentía como él creía.

La personalidad chispeante de Blaise había dado paso a un ser sombrío y apesadumbrado, mientras que el Draco altanero y resplandeciente se había convertido en una persona dura, que parecía traer un enorme peso en su espalda que lo hacía ver mucho más maduro. Se sintió culpable, sobretodo por haber irrumpido en su intimidad, viendo algo que no le correspondía. Pero no se podía ir sin que lo vieran por lo que tuvo que quedarse más tiempo.

Habían pasado un par de Horas y Harry estaba cansado de estar de pie, la conversación seria y densa se había acabado hacía un buen rato. Se había enterado de que ambos chicos querían a la señora Weasley, que a Blaise le gustaban las colorinas y que Draco se relajaba si le pasaban la yema de los dedos a lo largo de la nariz, desde las cejas hasta la punta.

Finalmente habían terminado pelando a los habitantes de la casa. Empezaron con Ron, y Harry pudo comprobar que en verdad lo odiaban, luego siguieron los gemelos a quienes Blaise defendió, luego Percy (aquí Harry concordó con la opinión de ellos), y le siguieron el resto de los aurores, menos Lupin de quien evitaron referirse.

— ¿Y qué piensas de Sirius? —Preguntó Draco mientras arrojaba papelitos ociosamente hacia un rincón de la habitación.

—Gritón. Demasiado exaltado para ser un auror. Creo que es lo más parecido a un mortífago en esta casa —Blaise hizo un gesto despectivo al hablar.

Harry se sintió dolido al escuchar eso, su padrino solo era apasionado, había vivido muchas cosas terribles y ahora estaba prácticamente resucitado… Además odiaba a Draco, era lógico que siempre gritara en su presencia…

—Es cierto, pero cuando mantiene la boca cerrada se ve bastante bien… la verdad es que si no fuera tan viejo… —El rubio sonrió con cara de ligar y lanzó otro papel.

Harry no alcanzó a correrse para esquivarlo y lo rozó cambiando ligeramente de dirección, la impresión de que Draco hablara así de su padrino lo había dejado perplejo.

— ¿Y Hermione? —Blaise lo miraba riéndose porque sabía que Draco la odiaba más que a Ron, porque era lista

—No quiero hablar de ella, es solo una sangre sucia que cree que leyendo encontrará una vida —Harry de pronto tuvo el impulso de golpearlo —Blaise, sabes que no la soporto, no me arruines el rato nombrándomela.

Casi en un instante echó a Blaise hacia atrás y se sentó sobre sus caderas —Ahora tendrás que animarme —y se agachó hasta su oído murmurando algo que Harry no pudo oír, Blaise se rió pícaro y acarició el cabello de Draco despeinándolo un poco.

Harry sintió una punzada en el estómago al ver para donde iba la cosa. Algo molesto, empezó a ver a qué lugar podía ir para no presenciar eso, ya había visto suficiente intimidad. Pero una pregunta lo hizo volver a la pareja.

—Antes dime ¿qué piensas de Potter ahora que has vivido con él? —Blaise alzaba una ceja.

Malfoy se estiró hacia atras separándose un poco de Blaise levantando la barbilla de modo que dejó al descubierto su cremoso cuello —mmm —se estiró un poco más hacia atrás y dijo mirando el techo —podría ser bueno en la cama.

Potter se quedó helado¿había escuchado bien?

Petrificus Totalus

El gryffindor sintió que los brazos se le pegaban al cuerpo y caía hacia atrás. Pudo sentir pasos que se dirigían hacia él.

Malfoy caminaba lentamente con la varita en la mano junto a Blaise, se agachó donde se veía la planta de los zapatos de Potter y tanteó las piernas, levantó la tela invisible y le quitó la capa.

— ¿Te acuerdas cuando te dije que Potter tenía algo para hacerse invisible? —le dijo a Blaise con aire victorioso y agitando la tela platina.

— ¿Desde hace cuanto rato estará acÿ —los ojos del otro chico eran amenazantes —probablemente desde que fuiste al baño.

Blaise hizo un hechizo para permitirle a Harry hablar.

—Ahora tendrás que suplicarnos Potter.

—Deberíamos matarlo… o podríamos ligárnoslo –Draco miró a Blaise sonriente y con otro hechizo puso de pie a Harry aún inmóvil.

—Cuando el ministerio se entere de que han ocupado magia fuera del colegio los expulsarán, si me dejan ir tal vez conserven sus varitas —Harry intentaba patéticamente conservar su pureza.

Los dos amigos se miraron poniendo los ojos en blanco. Draco se le acercó al oído.

—Hemos usado mucho las varitas estas vacaciones y no nos ha ocurrido nada, creo que el ministerio tiene mejores cosas de las que preocuparse —le dijo Draco sensualmente mientras jugaba a despeinarlo.

Blaise comenzó a desabrochar los botones de la camisa lentamente con la sonrisa más maléfica que Harry le hubiera visto.

Potter quería gritar, pero se abstuvo. Él era un Gryffindor y les haría frente con la cabeza en alto. Además no tenía como explicar qué hacía en ese cuarto. Miró con odio a Blaise quien parecía disfrutar esa expresión. Mientras terminaban de sacarle la camisa, Draco le mordía la oreja; con una mano seguía jugando con el pelo y con la otra bajaba peligrosamente desde el cuello por el pecho ya descubierto…

—Un momento —Palpó el torso de Harry y se alejó de él para ponerse en frente junto a Blaise, quien ya tenía la camisa en la mano. Ambos lo miraron con expresión burlesca.

—No tiene cuerpo de héroe —se rió Blaise

Draco se tragó su carcajada para evitar llamar la atención de alguien.

El aludido estaba avergonzado, una vez más el rubor subió a sus mejillas.

—Al menos tienes la decencia de sonrojarte, esperaba algo mejor de ti. ¡Me siento estafado!

Ahora estaba rojo de ira, iba a abrir la boca para quejarse cuando Blaise lo volvió a enmudecer.

—Bien —Zabini abrió el botón del pantalón de Harry y miró a Draco mientras bajaba el cierre —Ahora veremos si nos compensa por el fiasco de arriba.

Esto era demasiado para el gryffindor, se iba a vengar, SE-IBA-A-VENGAR.

—No vamos a hacer esto de pié, llévalo a la cama —dijo Blaise.

El rubio agitó su varita e hizo levitar a Harry hacia su cama.

— Blaise, en realidad está muy feo, no podemos bajar nuestro nivel a eso.

—Estoy de acuerdo, definitivamente es poca cosa para nosotros.

Luego de escuchar eso, Harry cayó al suelo estrepitosamente y vio como los chicos se acercaban a él riéndose lo más bajo posible.

— ¿No creíste que nos podrías interesar verdaderamente o si? —Draco lo miraba con desprecio — ¿Qué hacemos con él?

Blaise pateó a Harry empujándolo un poco debajo de la cama, Malfoy siguió su ejemplo y empezaron a patearlo hasta que quedó cubierto totalmente por el catre. Luego Draco lo hechizó para que no pudiera oír nada y después de conversar un rato, se durmieron.

Harry permanecía mirando el catre de la cama de Draco. El rubio había dejado de moverse hacía rato por lo que el polvo ya no le caía en los ojos y ya casi estaba acostumbrado a la situación que en un principio había sido desesperante. Sintió el polvo caer nuevamente y supo que el rubio se había levantado.

Un segundo después fue arrastrado fuera de la cama y le devolvieron el sentido de la audición.

—Cuéntale esto a alguien y Molly se va a enterar de que estuviste aquí.

Malfoy lo llevó levitando hasta el pasillo, lo soltó, le tiró la camisa y deshizo el hechizo que lo tenía petrificado, cerrando inmediatamente la puerta.

Harry se paró algo adolorido y buscó su capa, no estaba. Abrió la puerta con un hechizo y se dirigió al rubio.

—Devuélveme mi capa.

— ya no existe. Y lo sacó de su pieza con otro hechizo cerrando nuevamente la puerta. Harry no pudo hacer nada más porque escuchó pasos subir las escaleras y no quería que lo vieran ahí.

Se despidieron de la señora Weasley aproximadamente media hora. Les hizo un pastel individual de chocolate a cada uno para el camino y besó y abrazó a todos. Fue agradable para ellos sentir la calidez, pero no pudieron irse alegres. Esa despedida no solo les recordaba lo queridos que eran en esa casa, sino que también había una posibilidad de no volver a verse cuando terminara el año escolar. Los padres de Hermione estaban también ahí, despidiéndola. Dos autos los esperaban en la salida de la casa para llegar a la estación, Se dividieron en grupos. A Harry le tocó viajar junto a Blaise y Draco, Era lo peor que pudieron hacerle, le costaba trabajo verlos a la cara sin ruborizarse por lo de la noche. Suponía que Draco se había apoderado de su capa y con seguridad la llevaba al colegio, se la quitaría allá.

Los cuidaban Sirius (Para pesar del rubio) y Ojoloco. Hermione, Ron y Ginny estaban custodiados por Tonks y Michael. Iban con el tiempo justo para bajar del auto y subirse al expreso Howarts, Harry se había enterado que esto era petición de Dumbledore, por seguridad.

Caminaron por la estación en medio de la mirada perpleja de los muggles. Varios magos también estaban llegando recién y entre todos eran demasiado llamativos: extrañas ropas, baúles y jaulas e incluso sombreros puntiagudos. Llegaron finalmente a la barrera que separaba los andenes 9 y 10. Se quedaron quietos fijándose en que los muggles no se dieran cuenta de que lo atravesarían. El problema era que no podían esperar demasiado porque pronto el expreso partiría y además otros magos esperaban para entrar. Sirius se convirtió en perro y empezó a arrastrar a un muggle del pie, todos voltearon a ver que ocurría y así los jóvenes estudiantes de Hogwarts aprovecharon para llegar a su destino sin ser vistos. Luego Sirius pasó por detrás de un poste y se volvió humano de nuevo burlando a los presentes.

El expreso de Hogwarts se encontraba esperando a los alumnos, tan brillante y rojo como siempre. Echaba una gran cantidad de vapor, haciendo difícil ver a las familias de magos despidiendo a sus hijos pero aquel año había algo extraño. Por lo general, cuando los alumnos entraban en los vagones, abrían las ventanas y terminaban de despedirse de sus familias colgando de ellas, pero en esta ocasión, todas las ventanillas estaban cerradas y con las cortinas corridas. Aunque ninguno de los chicos pudo notar ese detalle porque estaban demasiado ocupados en llegar a algún vagón antes de que partiera el tren.

Corrieron hasta el expreso en los últimos minutos antes de que partiera, mientras se despedían de lejos de quienes habían cuidado de ellos.

Llegaron a uno justo cuando el tren se preparaba para partir. Harry subió tras Draco casi en el último momento, mientras el silbato pitaba fuertemente. Alcanzó a subirse a la escalinata cuando un estallido resonó en todo el andén, seguido de una explosión de gritos. Miró hacia todos lados buscando con la mirada y vio a una horda de magos, todos vestidos con largas túnicas y enmascarados. Lanzaban hechizos a diestra y siniesra, sin importarles si herían niños o adultos, intentaban llegar hasta el tren. Rápidamente Harry sacó su varita del pantalón y apuntó. No podría irse así, tenía que pelear. Se soltó del tren para entrar en batalla, pero Draco lo tomó y lo arrojó hacia atrás. Lo último que vieron antes de que la puerta se cerrara, fue a un mortífago que se les acercaba con la capucha abajo y un largo pelo platino brillando bajo las luces que producían los hechizos.

Esperamos que les haya gustado y que sigan leyendo "el largo viaje…" porque pronto zarparemos.

Se despiden:

Catzeruf y Diox

P.D: por favor dejen review, es importante saber que no escribimos tanto (y quedamos con tendinitis porque el teclado esta super duro) solo para nosotras. Necesitamos saber que lo estan leyendo.