La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.

Aceptamos toda crítica constructiva mas no ofensiva. Dejen reviews

Lamentamos profundamente que las respuestas de esta vez sean tan chantas, pero es que estábamos realmente ocupadas y necesitábamos subir el fic. En realidad está hecho desde hace algunos muchos días, pero no pudimos subirlo por una serie de eventos desafortunados. E todo caso, aquí van las respuestas:

amnis doctus de Asis¿Muy largo? La verdad es que si, pero es que la historia se sale de control y uno termina escribiendo a chorros! Con respecto a que nuestro buen amigo senil los haya puesto de profes y jefes, no lo encontramos tan descabellado, el viejo estaba desesperado y bueno, es natural que el chico Potter tenga un papel fundamental y que Draco (lindo, hermoso) sea elegido. Bien, gracias por leer y dejar review (Y sigue haciéndolo)

shirachan ¡SIIII son tan lindos! En especial el guachón de Draco, ese si que es un partidazo! Con respecto a que quieres un lemon...bueno, tendrás que esperar un poquitito ya que juntar al par de tórtolos no es tan fácil. Gracias por el review

sandra-sms: ¡QUE DUERMAN JUNTOS, QUE DUERMAN JUNTOS! Yo(Diox) ya quiero que el par se aproximen, pero todo a su debido tiempo...hay que ser pacientes, muy pacientes. Gracias.

Diabolik: Bueno el hechizo se verá en un tiempo más, sólo hay que esperar un poco. Gracias por todo.

Oromea-Malfoy: Nos alegra que te haya gustado el cap. y que leas al historia, realmente necesitamos un poco de motivación para segur y con sus review, lo lograremos. Arigato

JuliaSakura: Harry sale a buscar a los amiguitos de Voldi porque concidera (y con razón) quie esta es su batalla. Tiene todo el derecho, y la obligación, de salir y encarar a Voldi. Aunque igual es un poco crio. Gracias por escribir y sigue leyendo.

yumeko: No porfis, el vudú no NOOOOOO. Ya actualizamos vez? Bueno con respecto a que la chusma le tocase un pelo al niño, estaban enojados y son personas después de todo, no te preocupes, ya que no quedarán tan impunes...¿Blaise Pepe grillo? Ja ja eso no se me había ocurrido! Y NO mataremos al chico (bueno tal vez...si la historia lo pide...) En todo caso gracias por el mensaje, por leer y esperar por tanto tiempo.

Bueno ahora si.

Capítulo cuatro.

El Viaje: Atrapado con su Sonrisa

La luz gris de la mañana entraba al corredor acompañada del frío inhóspito de fines de octubre. Eran cerca de las ocho; normalmente los habitantes del castillo ya habrían dejado sus casas para llenar los pasillos con sus ruidosas conversaciones dirigiéndose al gran comedor, pero hoy estaban en sus habitaciones preparando su equipaje para huír del castillo. Solo se escuchaban las pisadas apresuradas de Hermione y Ron, que luego del anuncio del director en el Gran comedor, habían sido convocados a una reunión junto con los otros prefectos en donde Dumbledore explicó la importancia de su participación en toda esta locura y aclaró sus dudas. Llevaban poco más de la mitad del camino recorrido hacia Gryffindor y no habían cruzado ni una sola palabra, demasiado sorprendidos, confundidos y asustados para decir algo.

Dumbledore se había visto preocupado, viejo, con un enorme peso en la espalda que los hacía imaginar que la situación en el mundo mágico era mucho más alarmante de lo que ellos imaginaban.

"En periodos tan terribles como el que estamos viviendo, la vida nos exige tomar roles diferentes, madurar más rápido, vivir experiencias que serán difíciles de enfrentar. Pero son sacrificios necesarios para mejorar nuestro mundo. Yo desearía poder darles la vida que corresponde a sus edades, un lugar bello en donde puedan ralizarse correctamente. Pero el conflicto en el mundo mágico es insostenible, nos ha afectado a todos, de una forma u otra, marcando nuestras vidas para siempre"

"Ya no estamos en paz y la realidad que vivimos me ha llevado a tomar esta decición. Confío en que ustedes son capaces de tomar una actitud madura frente a la nueva aventura que tendrán que vivir. Que puedan servir de guías a los más pequeños, que se cuiden unos a otros y sobretodo, vivan. Es lo mejor que puedo ofrecerles por ahora"

Parecía una disculpa, el director les había pedido madurez y fuerza. Les estaba entregando una misión que no quería realmente, pero en sus ojos se veía la confianza que tenía en ellos. Lo orgullosos que estaba de los prefectos del castillo.

Solo esperaban poder responder a esa confianza. Pero era difícil animarse cuando todo parecía derrumbarse.

Poco antes de llegar al retrato de la señora gorda, Hermione detuvo la marcha. Ron se quedó quieto mirándola.

—No puedo creer que ni siquiera pueda despedirme de mis padres — susurró casi a punto de llorar.

Ron se acercó sin decir nada y la abrazó con fuerza.

Estuvieron así un rato. Mientras ella lloraba, él recorría su espalda suavemente intentando calmarla, intentando calmarse también.

Era injusto, pero Dumbledore les había pedido comprensión. Su huída de Hogwarts debía ser secreta, nadie podía saber a donde iban, ni siquiera que habían salido, así tendrían tiempo para adaptar las medidas de seguridad en el barco y podrían acomodarse con el correo y el envío de suministros. Para cuando el mundo supiera que ya no estaban en el castillo, el peligro de que pudieran localizarlos ya habría pasado.

—No te preocupes, Dumbledore sabe lo que hace ¿verdad?—La voz de Ron no era tan tranquilizante como él hubiera deseado, nunca se le había dado bien ser quien bajara el perfil a las situaciones conflictivas.

Ella sonrió, Ron debía estar pálido como la cera pero la quería tanto que lograba no temblar solo para hacerla sentir segura. Se alejó un poco de él para ponerse en puntillas y besarlo. Ahora se sentía mucho mejor.

— ¡No voy a dormir con él! —Draco Malfoy había levantado el mentón más de lo normal y miraba desafiante a Bill.

—Yo tampoco, Bill —Harry clavó la vista en el colorín con una mezcla de súplica y exigencia.

Hannah y Lisa se miraban sin saber si reirse o asustarse y permanecían en silencio esperando el desenlace de la discusión.

—Si no quieren dormir juntos pueden hacerse de uno de los botes salvavidas —les informó Bill sin prestar atención al intento por continuar quejándose de los chicos. Él sabía, no sólo por lo que Ron le contaba, sino también por la advertencias de Dumbledore, que el par de chicos no se soportaban, pero no podía cambiar las reglas solamente porque los nenes no habían madurado. Levantó la mano para señalar la proa y continuar mostrándoles su nuevo hogar.

—No me meteré en una pieza con este imbécil —Draco destilaba veneno.

—Mira Malfoy...

—Basta —Bill habló golpeado para detener la inminente pelea —no hay más habitaciones, no hay más espacio. El barco fue diseñado para cumplir dos funciones: mantenerlos a salvo y educarlos —pasó la vista por Harry y Draco y luego, un poco más amable, a las jóvenes—Tenemos todo un sistema para lograrlo y no vamos a dejarlo de lado sólo para que ustedes no se peleen. Este es el lugar donde duermen los superiores, está cerca de la sala de reuniones, de sus despachos y de sus aulas. Ya no son alumnos, asi que los hemos apartado de sus casas para mantener una distancia prudente y puedan trabajar correctamente... —Bill había dicho todo muy rápido. Conforme hablaba se iba calmando —... y para que las noticias que recibamos sean privadas y rápidas de enviar. Al estar juntos nos podemos comunicar mejor y además desde acá tenemos visión del resto del barco y sus alrededores. Perfecto para vigilar todo. Estamos muy apurados así que ¿podemos seguir? —Los miró con las cejas levantadas esperando alguna nueva interrupción. Malfoy estaba ligeramente rosado por la rabia y Harry algo avergonzado. Pero luego de semejante discurso era una estupidez seguir peleando, ya verían como se las arreglarían.

—La habitación que está en la proa —apuntó hacia una punta del barco —es mi oficina y la sala de control, junto a ella está el almacén de las escobas. Al otro extremo (en la popa), nuestra sala de reuniones. Todo esto es la cubierta superior, la planta A y es preferible que los alumnos no entren, Síganme.

Bajaron rápido y en silencio al piso siguiente —Esta es la planta B: El gran comedor— Abrió la puerta y los chicos se encontraron frente a un salón idéntico al que conocían, pero un poco más pequeño y con una entrada extra. Afuera de la sala, un corredor de metal rodeaba el Gran Comedor. Tenía pequeñas ventanas redondas para mirar hacia afuera. En la entrada que habían abierto, el corredor se volvía una sala de estar, como una especie de balcón, con barandas de madera y sillas largas también de madera.

Bajaron al piso siguiente —La planta C —Bill estiró el brazo enseñándoles ese piso —en este extremo (hacia la Popa) está la sala de pociones y el aula anexa.

Draco hizo un gesto de alerta, esperando a ver su nueva sala. Pero Bill no abrió la puerta —Dentro está tu despacho, Malfoy —los chicos miraron a Draco nerviosos. ¡En verdad tenían sus propios despachos¡Era increíble! A pesar del temor que estaban experimentando, el teneralgo así sólo para ellos los entusiasmó y los dejó con una sonrisa contenida mientras Bill los llevaba por el corredor del piso hacia el otro extremo del barco —Esta es la sala de transformaciones, la aula anexa y también el despacho de Lisa Turpin.

Ella miró a Hannah con el pecho hinchado y sonriendo contagiosamente.

Bajaron un piso más y llegaron a la última planta sobre cubierta, la D —por este lado está la sala de hechizos, su aula anexa y la oficina de Abbott y al otro lado, la de defensa con el despacho de Potter y su anexo.

A Harry se le retorcieron las tripas por la expectación, quería verla ahora, quería saber como estaba equipada, si habían libros...

Bill giró ligeramente para mostrarles lo que había a su espalda —En esa sala están los invernaderos de herbología y sobre ellos, la cubierta de Popa; es de cristal para dejar entrar la luz, pero no es peligroso caminar sobre ellos. Al lado está el despacho de Sprout y al frente —apuntó hacia el otro extremo del barco —bajo la cubierta de Proa, otro invernadero, el nº2. Todo esto es la cubierta principal y será el patio común.

En ese momento el barco se movió bruscamente, el piso empezó a vibrar como si un terremoto azotara el barco.

—Qué ocurre —La voz de Malfoy estaba quebrada por el miedo. Podían sentir algo acechante, algo que definitivamente no era bueno. Los chicos se miraron asustados y corrieron hacia las barandas para ver si algo ocurría, ni siquiera escucharon a Bill mientras les pedía calma.

— ¡No¡vengan acá, estarán seguros!

Miraron al mar negro y de pronto, el agua y el silencio del entorno se rompió. Muy cerca de ellos emergió un enorme pez de color metálico y saltó espectacularmente describiendo un arco sobre el barco, botando litros y litros de agua que cayó sobre los cuatro chicos. Todos se quedaron mirando hacia el cielo con la boca abierta. Harry quedó paralizado imaginándose aplastado por aquel animal colosal mientras lo veía pasar; segundos después se escuchó un ¡SPLASH! que indicaba su caída de vuelta al mar. El barco se tambaleó mucho más brusco que antes debido a las olas producidas y tuvieron que afirmarse de la baranda para no caer.

Después de que el ritmo de sus corazones dejó de amenazar con un ataque, la voz de Bill llegó a sus oídos.

—Estamos sobre muchas colonias de seres marinos mágicos —Bill, que se había puesto bajo un techo, estaba seco —La regla de oro para mantenerse vivo es: No salir del barco. Ni en los botes, ni con magia, ni con escoba, etc; porque Dumbledore fue autorizado por esos seres solamente para tener sobre el mar este barco y esos animales comen todo lo que esté sobre el agua, incluyendo alumnos que no estén en el barco. Por eso este lugar es tan seguro, ellos no dejan que nada pase por sus territorios, estaremos a salvo siempre y cuando respeten esas reglas.

Dicho esto hizo una seña para que lo siguieran, aguantando la risa al ver las caras horrorizadas de los chicos cubiertas de agua salada.

En Hogwarts mientras tanto, ya todos habían terminado su equipaje, les habían ordenado dejar los baúles en las habitaciones porque los elfos se encargarían de ellos. Ahora caminaban angustiados y ansiosos detrás de sus prefectos que los guiaban al lugar que Dumbledore les había asignado, llegaron al Gran comedor lo más rápido que pudieron y ahí empezaron a formar grupos de cinco. A diferencia de lo que estaban acostumbrados cuando se reunían no habían murmullos en el ambiente, solo caras lánguidas y ojos alertas esperando instrucciones, esperando que todo fuera un sueño.

El temor no era sólo porque irían a un lugar desconocido, solos y en medio de la guerra, sino también porque el escape de Hogwarts era peligroso, tenían que salir rápido porque como Dumbledore había despachado a los profesores y a los aurores que ayudaron en la batalla, estaban prácticamente indefensos. Si alguien los atacaba los encontraría fuera del castillo, desordenados y solos. Y tenían que evitar además que alguien averiguara que se iban, lo que era muy fácil si los veían caminar en filas por los jardines del colegio. Por todo, el proceso debía hacerse rápido.

Harry, ya no se preocupaba de lo irreal de su situación, se estaba acostumbrando a trotar detrás de Bill demasiado ocupado recibiendo información a gran velocidad. Los había hecho correr por toda la cubierta hasta llegar a la escalera cerca del invernadero 2, Harry sintió el corazón latir más rápido al pasar por el aula de defensa, que permanecía cerrada y misteriosa. Llegaron al rellanode la escalera exhaustos; el barco se veía chico cuando lo comparabas con Hogwarts, pero en realidad era muy grande y largo.

Bajaron hasta la planta E —de este lado está la biblioteca, junto con la habitación de la señora Pince. Solo se extiende hasta la mitad de la planta, al otro lado está la casa de Slytherin, Es más chica que las demás por razones obvias.

Nadie quizo mirar a Draco.

Ron y Hermione llevaban a los chicos, junto a Nick casi decapitado, hacia el sauce Boxeador. Habían cerrado la entrada de la casa de los gritos hacía un año, pero el túnel todavía existía. Debido a la guerra Dumbledore había aumentado las medidas de seguridad en el colegio y había conseguido mediante un potente hechizo, que los trasladores no funcionaran dentro del territorio del castillo (Harry había logrado salir por aquella salade la "X", ya que el director había desactivado por un momento las barreras). Por esa razón, caminaban hacia túneles que los llevaban fuera del castillo pero sin estarlo realmente. Como necesitaban evacuar muy rápido, habían dividido las casas en grupos pequeños que caminaban en filas con sus prefectos. La mitad de los elfos de Hogwarts ya se habían ido con los alimentos mientras Dumbledore hablaba con el colegio. La otra mitad esperaban a que los chicos se fueran para salir por los túneles llevando consigo el equipaje de todos.

Bill miró su reloj y los hizo correr hacia abajo, en dirección al fondo del barco —acá está la sala común de Ravenclaw —apuntó una puerta junto a la entrada de la casa —,la enfermería y el dormitorio de Madame Pomfrey, al frente el segundo piso de la biblioteca —siguieron bajando —Planta G, Hufflepuff —señaló la puerta de madera junto a la que tenía el símbolo de los tejones —despacho y dormitorio de Filch...

—Oh no... —se lamentó sin querer Hannah.

Bill, que entendía perfectamente su reacción, siguió con su tour —Al frente: piso tres de la biblioteca —siguieron corriendo escalera abajo. Lisa casi cae al saltar cuatro peldaños de una vez y Harry en uno de los saltos se mordió la lengua. —Gryffindor —dijo señalando la puerta frente a ellos y con la otra mano apuntó al hacia el otro lado sin parar de correr —el cuarto piso de la biblioteca, planta G2.

Siguieron bajando, Harry no pudo evitar pensar en lo injusto que era estar en el piso más abajo de la cubierta, aunque recordó la ubicación de Filch y se dio cuenta que la suerte de los Hufflepuff era mucho peor.

Bajaron un piso más. En esta planta el techo era mucho más alto. Bill abrió la puerta de metal blanca que tenían frente a ellos.

—Aquí están las bodegas —Bill no entró, solo dejó que asomaran las cabezas hacia una enorme bodega. Grandes estantes con paquetes de distintos tamaños, separados por pasillos llenos de abarrotes y artículos que antes habrían comprado ellos mismos, pero que ahora tendría que proporcionarles el colegio. Harry alcanzó a ver en una de las cajas la inscripción "ranas de chocolate" y el futuro prometió ser mucho mejor del que se había imaginado.

—Detrás de esta otra puerta —apuntó a la que estaba en frente —están las cocinas y las habitaciones de los elfos. Ningún alumno puede entrar a esta planta. Ahora debemos subir —y salió corriendo escalera arriba luego de cerrar adecuadamente la puerta. —Llegarán en cualquier momento ... y us...tedes recibirán a los de sus casas, los formarán en filas con la ayuda de un prefecto... e iremos al gran comedor para de...sayunar y darles a todos las instrucciones correspondientes. —les explicó entre jadeos mientras volvían a la cubierta.

Ron se adelantó en medio del estrecho túnel con un gorro rojo navideño, se lo extendió sin soltarlo a cuatro chicos que habían llevado hasta ese punto siguiendo las instrucciones del director y esperó nervioso.

Uno de ellos tiritaba pálido y lo miraba suplicante, Ron se limitó a sonreirle.

Un segundo más tarde, los cinco desaparecieron. Hermione se quedó helada por un momento y luego sacó un guante azul de su bolsillo haciendo señas a los siguiente cinco chicos.

Harry estaba de pie en el punto en que Bill le había indicado, jadeando y sudando después de correr por las escaleras. Ya no sentía nada de frío y tampoco alcanzó a sentir ansiedad, porque en el momento en que pisó el lugar donde tenía que esperar, llegaron los primeros cinco chicos de su casa.

Con mucho esfuerzo lograron no caer al suelo, inmediatamente levantaron la cabeza mirando asustados hacia el cielo que, al parecer, le gustaba ser aplastante para todo el mundo. Harry sintió un gran alivio al comprobar que Ron acababa de llegar, al fin ya no estaba solo. Se acercó contento a darles la bienvenida, era extraño como ahora sentía que él era el anfitrión.

—Harry —le sonrió Ron nervioso, pero también contento de verlo.

—Ron, no te imaginas... —miró hacia los lados, acababan de llegar los chicos de Hufflepuff y cerca de la sala de hechizos, los de Slytherin —...tenemos que apurarnos vengan por acá —les hizo una seña para que lo siguieran y los dejó cerca de su sala de Defensa, lejos de la orilla del barco. —Tienes que formarlos aquí cuando los traiga y preocuparte de que mantengan el orden.

—Bien —asintió nervioso el colorín, que miraba el cielo de reojo intentando conservar la calma — Harry ¿Dónde estamos, por qué es de noche?

— ¡Ron! —Bill se aceró sonriendo y le dio un rápido, pero caluroso abrazo — ¿Ya te explicó Harry lo que tienes qué hacer? —Ron asintió debatiéndose entre la alegría de encontrarse con su hermano que no había visto hacía más de un año, y el temor que había estado en crecimiento desde que les habían dicho sobre su cambio de colegio. —Después de que todos estén aquí iremos al Gran Comedor —se alejó de Ron hacia la prefecta de Slytherin para ir a dar las instrucciones —Más tarde hablaremos con calma ¿bien? —le gritó llegando junto a la chica.

—Ron...—Harry se dirigió al chico —...ya tengo que irme, después te explico -y salió trotando.

Volvió a su puesto con dificultad, pues los alumnos de Hufflepuff eran llevados por su jefa de casa cruzando el camino de Harry. Dos segundos después cinco chicos más llegaban al barco, tanto o más asustados que los primeros.

En veinte minutos ya todos estaban a bordo. Hermione fue la última en subir y Harry la llevó hasta una larga fila en donde la mayoría de los de su casa habían perdido parte de su miedo y ahora que se estaban acostumbrando a la idea, empezaban a desordenarse impacientes.

—Hannah subirá primero con los Hufflepuff —le informó Harry a su amiga —después de que todos estén en el comedor, la seguiremos. Yo iré adelante y guiaré a los chicos hasta el comedor, Ron se preocupará de que suban en orden y tú te asegurarás de que nadie se quede abajo.

—Está bien —Hermione miraba hacia el cielo como todos hacían al llegar a bordo. Las luces del gran comedor estaban encendidas y recortaban la figura del barco contra el cielo dándole un aire aún más dramático a la noche.

—Voy a subir ahora —Harry se dirigió a su amiga — ¿Tienes alguna pregunta?

—Muchas —le respondió Hermione, como hablando para sí —Después hablamos, no te preocupes.

Subieron lentamente por las angostas e interminables escaleras. Había un aire de exitación temerosa en el ambiente y, a diferencia de la actitud que habían tenido en Hogwarts, ahora hablaban y gritaban frenéticos, ya que a medida que subían los chicos, se fijaban más en el mar y en las extrañas criaturas que apenas se distinguían a lo lejos.

— ¡No puede ser¿Eso es un pulpo? —le preguntó Ginny a Hermione que subía delante de ella.

—No, no lo creo, es demasiado grande.

El enorme ser marino, muy parecido a un pulpo, se mantenía expectante cerca del horizonte. Un eco de la pregunta de Ginny se esparció en la escalera cuando todos se fijaron en el ser acuático flotando, parecía un fantasma pálido en medio de la noche, aunque... se veía demasiado corpóreo para creer que era uno.

Hermione imaginó que si eso se acercaba sería doce veces más grande que el barco. Un escalofrío recorrió su espalda.

Harry esperó a que Granger entrara para cerrar la puerta y caminar hasta su mesa, a la mesa de profesores. Esa que se encontraba más alta que la del resto y en donde Hannah, Lisa y Malfoy ya estaban sentados con expresiones frías, intentando no amedrentarse al ver a todos los estudiantes como su público.

Harry caminó entre las largas mesas de Hufflepuff y Ravenclaw, deseando que se lo tragara la tierra. Se había sentido casi a gusto ocupando su mente en guiar a los chicos hasta el comedor, e inclusive, por un momento sintió que esto podría salir bien, pero al ser el último en ir a sentarse, el peso de la realidad llegaba en forma de miradas de estudiantes clavadas sobre él y lo seguían en el largo camino hasta su nueva mesa.

Rojo de la verguenza, se sentó en el único puesto que quedaba, entre Sprout (que había llegado al barco junto con los chicos de Hufflepuff)y Malfoy. Harry estuvo a punto de pedirle a Sprout que se corriera un puesto, pero el salón estaba en absoluto silencio esperando a que se sentara y prefirió dejar cualquier tipo de cambio, no relevante, para más tarde.

Junto a Malfoy estaba Lisa, a su lado Hannah y cerrando ese lado de la fila, Bill. Hacia el otro lado, Harry vio a Madame Pomfrey, a Pince y a Filch, con su gata en brazos, normalmente ellos no asistían al comedor, pero esta era realmente una ocasión especial.

Luego de tomar asiento, el silencio continuó. Todos los chicos miraban hacia la mesa de profesores, esperando...

Harry se aventuró a mirar por detrás de Malfoy a Bill, pero Bill miraba a Hannah como animándola a hablar. Harry volteó para ver a Sprout y la profesora miraba a Draco que también había volteado a verla. Ella parecía apuntar hacia el frente, animándolo a hablar. No solo a él, también a Lisa y cuando vio a Harry, también le hizo un gesto para que hablara, aunque parecía más de amenaza.

...Y qué...—pensó Harry nervioso— ...¿Ahora tenemos que dar el discurso de bienvenida?

Siguieron mirándose, esperando a que alguno se atreviera a dar la cara...Tal parecía que ninguno quería hacerlo. Para cuando Harry finalmente se había decidido, justo en el momento en que se disponía a abrir la boca, la voz de Malfoy, quien se había puesto de pie, resonó en el comedor.

—Ehm... —Draco sudaba frío, no tenía idea de qué decir para una situación como esa — ...Supongo que alguien tiene que jugar a ser Dumbledore... —por lo que terminó diciendo lo primero que se le vino a la cabeza. Rayos...

Mientras, el alumnado lo miraba esperanzado y en silencio; incluso quienes no le soportaban, ya que ellos también necesitaban oir a alguien decir algo, alguien que supiera algo más que ellos de toda esta locura: necesitaban a Un Líder. —Nadie se hubiera esperado esto... terminar en un barco... —sonrió amargamente. Harry lo miró suponiendo que el rubio no estaba transmitiendo ánimos ni nada de lo que Dumbledore podía hacer, pero él mismo no podría hacer algo diferente a eso.

Bill hubiera intervenido pero ahora la cara visible, los líderes del colegio, eran esos cuatro chicos. Además, él tampoco sabía que decir.

—Pero ahora... —Draco continuó con su discurso, siempre tratando de recordar qué cosas eran las que decía el viejo director —...no nos podemos lamentar. Aunque estemos lejos del mundo mágico, nos encontramos a salvo y deben estar seguros de que eso es lo que las personas que los aman desean para ustedes... —Draco hizo un breve silencio al recordar que él ya no tenía nadie que deseara que estuviera a salvo —Dumbledore confía en nosotros, no solo en nosotros cuatro, sino en todos los alumnos que hemos crecido en ese castillo. No deberíamos preocuparnos tanto porque ya no nos encontramos ahí, después de todo, nosotros somos el colegio ¿no? y podremos mantenerlo vivo mientras no nos rindamos. Debemos luchar para que Voldemort... —un escalofrío recorrió el salón. El chico lo obvió —...no acabe con nuestras vidas. Debemos dejar de temer, dejar de ser dependientes... —miró al comedor para evaluar si ya se podía detener y terminar con ese horrible discurso ...Nop, parecía que esperaban que siguiera hablando ...Mierda...—...y si yo puedo dormir en la misma habitación que Potter —miró hacia el aludido con gesto de asco mientras el salón bullía en comentarios. Harry enrojeció violentamente —Oh, si, es lo que escucharon, a Mí me va a tocar compartir habitación con él, y la verdad es que si sobrevivo a eso... —Ron y Hermione se miraron espantados de la misma manera en que lo hacían sus compañeros de casa. Muy diferente era el panorama en las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff, en donde se escucharon algunas risitas débiles... Al menos ya reaccionaron...Malfoy suspiró—Bueno, me entienden. Ahora todos tendremos que ser muy fuertes. Todos tendremos que dar nuestro mejor esfuerzo, y por sobre todo, estar unidos; porque ha llegado la hora de entender de una vez por todas que somos una familia, que debemos apoyarnos para salir adelante y entonces verán como en realidad no estamos solos.

Todos quedaron mirando al chico rubio pensando en lo que acababa de decir, "no estamos solos" eso en cierta forma era verdad.

Draco dejó de hablar al ver que los estudiantes habían dejado de verse como vacas dirigidas al matadero y se echó sobre el alto respaldo de su silla, intentando calmarse después del loco que acababa de hacer. Harry y Lisa lo miraron extrañados ¿Malfoy había invitado a la unión?.

Lisa volvió la mirada al comedor y luego inclinó la cabeza hacia Draco haciéndole una seña para que también se acercara.

—Ahora qué hacemos —le preguntó la chica aprovechando que los alumnos comentaban lo que acababa de decir Malfoy.

—Supongo que desayunar —le contestó el rubio —se suponía que la mitad de los elfos habían llegado antes que nosotros, deberían haber terminado de hacer el desayuno.

Harry y Hannah, que habían estado escuchando la conversación, se habían inclinado hacia ellos.

—Sí, claro, pero creí que cuando terminaras de hablar, aparecería la comida y... ¿Aparecerá la comida como en Hogwarts? —Lisa parecía nerviosa.

—Dumbledore siempre dice a comer... —opinó Harry retrocediendo un poco cuando se dio cuenta que Malfoy lo miraba con odio por estar demasiado cerca de él.

—Eso mismo iba a decir, si tú diste el discurso, tu deberías invitarlos comer —le dijo la flamante jefa de Ravenclaw

— ¿Y si no aparece y me quedo haciendo el ridículo? —le respondió algo enojado el rubio ¿Por qué no lo haces tú, o tú Potter —miró a Harry bruscamente — ¿No se supone que los Gryffindor son tan valientes? dilo tú.

Harry sintió hervir la sangre, claro que él era valiente, que se creía éste. Se puso de pie tal como lo había hecho Draco y todo el comedor quedó en silencio esperando a lo que Potter iba a decir, entonces recordó que en estas situaciones siempre salía a relucir su lado Slytherin.

—Ahora —dijo tratando de ocultar su nerviosismo — ¡A desayunar! —les invitó, viéndose mucho más seguro de lo que él creía.

Inmediatamente apareció la comida sobre los platos vacíos, las jarras se llenaron de leche y café. El desayuno era obviamente un banquete de bienvenida, Dumbledore se había preocupado de proporcionarles deliciosos pasteles que de seguro les ayudaría a olvidar, al menos mientras comían, su situación actual.

Harry no se sentía presisamente hambriento, pero prefirió comer ya que después de este desayuno-cena, se irían a dormir y no quería despertar a mitad de noche con la panza vacía.

—Chicos —Bill les habló a los cuatro —bueno, creo que se imaginarán que ustedes son los que deben ir a dejar a sus compañeros —los jóvenes asintieron —bueno, también tendrán que decirles que mañana no tendrán clases...

— ¿Por qué? —preguntó Hannah.

—Porque ustedes aún no estan lo suficientemente preparados para enseñar...

—Como si lo fuésemos a estar en un día...—agregó Draco. Harry lo fulminó con la mirada. Por suerte Bill no le escuchó y siguió —en todo caso, la profesora Sprout les dará una pequeña clase mañana para que le pregunten sus dudas y puedan tener algún dominio sobre sus respectivas clases.

Los chicos asintieron, Malfoy no de muy buena gana.

—Además, tengo que decirles otra cosa —los cuatro le miraron. Bill parecía un poco nervioso — ¿Ninguno de ustedes tiene pareja?

— ¿Perdón? —Malfoy lo miraba con una ceja alzada — ¿Y eso, qué importa? —le habría encantado decirle: "y qué te importa a tí", pero incluso para él sonaba muy irrespetuoso.

— ¿Sí o No? —exigió Bill.

Los nuevos profesores negaron.

—Bien, supongo que sabrán que entre alumno y profesor debe haber una distancia, y como ustedes ahora son profesores, ninguno podrá involucrarse sentimentalmente con ningún estudiante —Bill habló bastante rápido, como si eso fuera a cambiar lo que había dicho.

A Harry realmente esta medida le tenía sin cuidado. Había tenido algunas novias, pero no habían durado más que unas cuantas semanas, por lo que esa restricción no le afectaba. Además, no creía que fuese a tener mucho tiempo para pensar en esas cosas.

Muy por el contrario, los tres profesores restantes se encontraban indignados con la revelación de Bill.

—No nos pueden hacer eso —Lisa, aunque estaba completamente enojada, mantenía la compostura de una forma admirable —no pueden prohibirnos tener pareja.

—Mientras no sea un estudiante...

—Pero eso significa que... —Hannah miró al único par de chicos que no eran alumnos, o sea a Harry y a Draco. La otras opciones eran Bill y Filch...pero probablemnte Bill nunca se metería con alguna de ellas, y con respecto al celador... Eso estaba fuera de discusión. JAMÁS.

—Es absurdo —Malfoy parecía querer matar a Weasley —Dumbledore nunca nos dijo eso ¿verdad? —las chicas asintieron —no nos pueden abligar a seguir esa estúpida regla.

—Lo siento, pero las cosas son así. Es por el buen funcionamiento del sistema, no hay más que decir —y antes de que Draco pudiera abrir la boca, el pelirrojo se adelantó —Y no creo que puedan renunciar a sus cargos...

Si para los chicos era injusto, para Bill era inhumano. Por lo menos ellos podrían emparejarse entre ellos, pero él...él se tendría que conformar con sus revistas.

La comida siguió sin mayores problemas y para cuando todos ya estaban satisfechos, y antes de que los cuatro nuevos jefes salieran, Bill los reunió.

—Chicos, antes de que se vayan, debo decirles que mientras permanezcan en el barco, nosotros seis (los jefes, Bill y la profesora Sprout) tendremos que turnarnos para hacer guardias.

— ¿Disculpa? —le interrumpió Draco aún molesto por la conversación anterior — ¿Tendremos? Me parece que ya tenemos bastante con hacer de profesores como para que también quieran que sirvamos de guardias. ¿O es que acaso este lugar no es tan seguro como nos hicieron creer?

—Por supuesto que lo es, pero siempre es mejor tomar precauciones extras. En todo caso —continuó sin mirar la cara molesta de Malfoy —, para que hoy duerman tranquilos y descansen, yo me ocuparé de las guardias esta noche.

Harry, Lisa y Hannah le agradecieron.

—Una cosa más —les dijo Bill antes de que salieran —Necesito que reunan a todos los alumnos en la cubierta, creo que deben ver algo.

El agua se agitaba ruidosamente alrededor del barco. La brisa nocturna mecía suavemente el cabello de los estudiantes, dejándoles pequeñas y saladas gotitas de agua en las congeladas caritas. LLevaban un buen rato en la cubierta esperando a Bill y nadie, a excepción de los jefes, se imaginaba qué podía ser lo que Weasley tenía que mostrarles y ya se estaban cansando de esperarlo parados en la fría y húmeda cubierta.

—Jóvenes —finalmente apareció el pelirrojo —Como se darán cuenta, nos encontramos en medio del mar —algunos alumnos lo miraron suspicaces —Ahora, deben saber que este no es un mar ordinario ya que dentro de él habitan seres muy inteligentes, y por sobre todo, peligrosos —varios de los alumnos se asustaron. Bill, que parecía disfrutarlo, prosiguió —Aunque no es para alarmarse... mucho —una sonrisa apareció en sus labios —Para mantener las buenas relaciones con el mundo marino, hay que ser respetuosos y muy cuidadosos por lo que les pediré que no salgan del barco bajo ninguna circunstancia.

Dicho esto, se acercó a una baranda y metió una mano al bolsillo de su túnica sacando una enorme manzana.

—Los habitantes sub-acuáticos no discriminan al momento de buscar su alimento, cazan lo que puedan, y todo lo que se encuentre en sus territorios, ya sea bajo o sobre el nivel del agua, es su potencial comida —se giró, se dio impulso y arrojó la manzana unos metros lejos del barco y, antes de que cayera al agua, un enorme pez naranjo de cuatro aletas la atrapó en el aire y desapareció raudo y veloz en la negrura del océano. Los estudiantes miraban impactados la escena. ¡Todo había sido tan rápido!

—Eso ocurre con todo, absolutamente TODO lo que se interna en sus dominios... —Bill miraba al estudiantado como si nada hubiese pasado, como si fuese tan normal ver peces voladores del tamaño de un dirigible atrapar frutos a la velocidad de la luz—...y si alguno de ustedes llegase a salir del perímetro del barco, volando o por cualquier método, correrán la misma suerte que la manzana...

—Aterrador.

— ¿Y si alguien se resbala?

—Prefiero al calamar gigante...

La mayoría de los alumnos en la sala común de Gryffindor pensaban que la idea de estar suspendidos sobre un mar infestado por bichejos asesinos, era simplemente aterradora. Tal vez ahí estaban seguros de Voldemort y sus mortífagos, pero los peces descomunales no eran precisamente agradables.

—No quiero pensar en que pasaría si Voldemort nos atacara...

—Es por eso que Dumbledore nos envió aquí —Hermione se calentaba las manos en la chimenea —es imposible que llegue hasta acá con todos esos seres hambrientos y dispuestos a engullir lo primero que vean.

Harry miraba la sala común de Gryffindor con nostalgia. Ron le vio

—No está tan mal...— dijo también observando la sala —y yo que creí que estaríamos en un sucucho. Un poco largo el camino hasta acá, pero no es tan malo.

La sala era espaciosa, tenía adornos escarlata y dorado, butacas frente al fuego (porque, aunque se encontrasen en el piso inferior, sí tenían una chimenea mágica) además de unas mesas para que hiciesen sus tareas...

En fin, era muy parecida a la que tenían en el castillo, pero con el aura de casa nueva: paredes que no han sido tocadas, pintura aún fresca y piso virgen. Algunos de los muebles parecían nuevos, mientras que la gran mayoría presentaba rastros de un antiguo uso; eran muebles con historia sacados de su "habitat" para formar esta sala común improvisada, un rompecabezas, que a pesar de ser cómodo y claramente acogedor, resultaba extraño para todos.

Aunque sólo tenían que acostumbrarse.

—Y tu Harry¿en dónde dormirás? —le preguntó Hermione sentándose frente al fuego que crepitaba alegremente.

¿Qué¿Ah?...—Harry estaba embobado con el lugar. ¡Esto sí que era injusto! Mientrás él tendría que compartir una pequeñísima pieza con Malfoy, sus amigos estarían en la espaciosa y elegante...tal vez no tan elegante, pero si espaciosa nueva casa de Gryffindor —Perdón pero...¿Qué preguntaste?

— ¿Qué dónde dormirás?

—Oh, si...bueno, yo estoy en la cubierta superior.

—Genial, debes tener una vista excelente desde allá —Ginny acababa de aparecer y se sentó junto a Hermione.

— ¿Y supongo que eso de dormir con Malfoy es broma?—le preguntó Ron sonriendo

—No...

—Pero ustedes son jefes ¿no tendrían que tener piezas aparte y todo?

—Bill nos dijo que tendríamos que dormir juntos ya que el barco no tenía más lugares en donde dormir —se dejó caer en uno de los sillones qué injusto, y yo ni siquiera tengo una silla en mi camarote.

— ¡No puedes dormir con él, no te pueden hacer eso! —se quejó Ron

—Ya lo hicieron.

—Bien, no te preocupes —Ron, más que calmar a Harry, parecía estar intentando calmarse él mismo —pronto mi hermano se dará cuenta que no pueden tenerlos en la misma pieza, y te cambiarán. Podríamos hacerte un espacio aquí...

—No lo creo —le cortó Harry —Bill nos explicó que necesita que estemos arriba, por si se presenta algún inconveniente, porque ahí tenemos todo a mano y una serie de cosas que ya ni recuerdo —se hundió en el cómodo sillón.

— ¡Pero,terminarán matándose! —Ron sonaba alterado — ¡Es inhumano, cómo esperan que soportes a ese imbécil

—Ron, déjalo. Ya te explicó que no puede cambiarse —Hermione paró el discurso de su novio para luego mirar a Harry preocupada —Tendrás que armarte de paciencia e intentar no buscar líos con él.

—Es él el que busca los líos —contestó fríamente. No tenía ganas de escuchar esto, sabía perfectamente lo que iba a enfrentar y lo que tendría que hacer.

—Sí, todos sabemos eso, pero es importante que recuerdes ignorarlo, no alterarte por lo que te diga...

— ¿Cómo va a hacer eso! —Ron seguía indignado.

— ¡Es por la causa, Ron! —La chica le lanzó una mirada severa al colorín —Harry tiene nuevas responsabilidades, el funcionamiento del barco está en juego, ya no es un asunto individual, es el jefe de Gryffindor... —Harry miraba el fuego intentando no escucharlos.

—Ya déjenlo en paz, él sabe a lo que se está enfrentando —Ginny, que había estado atenta al chico, fue en su rescate. Hermione y Ron se quedaron callados y al ver a su amigo se dieron cuenta que era mejor no seguir discutiendo — ¿Y, por lo menos la pieza es bonita? —preguntó la chica intentando bajarle el perfil al tema.

A Harry le entraron ganas de gritarles que no, que era más chico que un armario de escobas, que no había espacio ni para caminar y que su cama era una litera.

—Disculpa... —una chica se le acercó — ¿dónde estan las piezas?

—Eh... —realmente él no lo sabía, sólo había pasado corriendo por ahí para que ubicara en donde se encontraba la casa, pero no había entrado en ella — ¿la pieza de quiénes?

—De segundo.

— ¡Ah, bueno... este...yo no...

—Sally —Hermione, al darse cuenta de que Harry no sabía, salió en su rescate — ¿ves el pasillo que está por allá? esos deben ser los dormitorios...

—Gracias Hermione —le dijo la niña y salió rumbo al pasillo con dos chicas más.

Harry se sintió horrible. ¡Ni siquiera sabía el nombre de sus antiguos compañeros!. Comenzó a tratar de ver a quienes conocía y grande fue su sorpresa al percatarse de que más de la mitad de los chicos que estaban ahí, eran completos desconocidos para él. ¿Cómo se supone que los guiaría si no los podía ni reconocer?

Harry caminó pesadamente hacia su nueva habitación, en verdad deseaba quedarse con sus compañeros, pero Bill había sido muy específico cuando les puso como regla de oro no quedarse a dormir junto a sus casas, supuestamente eso les daría más autoridad.

Estaba agotado, luego de despedirse de sus amigos el hombre de arena parecía haberle arrojado un saco de ésta a los ojos y se le cerraban más y más conforme subía las escaleras. Al llegar a la cubierta la brisa que lo había recibido hacia unas horas volvió a saludarlo, pero esta vez era mucho más fría y violenta. En verdad deseaba bajar y quedarse junto a sus compañeros, Arriba estaría solo... bueno, estaría con Malfoy que era mucho peor. Harry miró hacia arriba, hacia donde estaba su pieza. Pretendía ver si había luz en su ventana, pero el cielo lo distrajo, las nubes que antes lo cubrían se habían esparcido y ahora podía ver millones de estrellas sobre su cabeza brillando espectacularmente en el negro azulado. quedó con la boca abierta, embobado por aquella visión, fue como si su entorno lo elevara, envolviéndolo con su magia. Se sintió renovado, lleno de vida, de fuerza... tal vez esto no era tan malo. Corrió hasta la cubierta superior subiendo los peldaños de dos en dos, tenía deseos de gritar de correr de bailar... no, en realidad nunca le había gustado bailar. Llegó hasta su habitación sintiéndose seguro de sí, ni siquiera Malfoy podría quitarle las energías que ahora traía. Qué importaba en realidad, sólo dormirían en la misma pieza¿como podría Malfoy ser insoportable si estaba durmiendo? abrió la puerta, pero Malfoy no estaba ahí.

...tal vez pretende quedarse en slytherin...

oh, ese rubio podía irritarlo tan fácilmente. Decidió que esperaría un rato y si no volvía lo iría a buscar. Caminó dos pasos fuera del cuarto cuando escuchó risas algunos pisos más abajo. Se asomó entre los botes salvavidas y pudo ver surgir la platinada cabeza de Malfoy por la escalera que lo llevaba desde la casa Slytherin hasta la cubierta principal. El chico corría hacia la proa del barco seguido por Blaise. Harry frunció el ceño¿qué hacía ese imbécil fuera de su casa?

Draco se tiró al suelo con los brazos abiertos y una amplia sonrisa en su pálido rostro, miraba hacia el cielo extasiado. Mientras, Blaise caminaba hacia él con la vista también dirigida hacia las estrellas.

—Es una buena bienvenida ¿no? —le dijo a Blaise sonriendo — ¿no te alegras de haber subido?

—Podría haberlo visto por la ventana

—no seas corriente, no es lo mis...

—Si sé que no es lo mismo —Blaise se sentó junto a Draco sonriendo, le encantaba verlo tan feliz ya que hacía mucho que el rubio no se comportaba de esa manera. Era curioso que justo ese día en que todo parecía venirse abajo la sonrisa amplia y genuina de Malfoy apareciera tan libre.

Se quedaron en silencio mientras Blaise, aún mirando las estrellas, le tomó la mano para jugar entrelazando sus dedos con los del otro chico.

—Muérdeme —le ordenó dulcemente Draco

—¿Dónde está Bill? Dijiste que él estaría haciendo la guardia...

Draco giró la cabeza hasta alcanzar con sus ojos la mirada de Blaise

—Muérdeme —le volvió a ordenar acercando la mano que Blaise tenía hacia la boca de él —dame algo con que soñar hoy —volvió a sonreirle. Blaise no pudo negarse.

Harry pensó en entrar a su pieza acostarse y olvidar esta estúpida escena. Claro, Blaise estaba junto a Draco mientras que Ron y Hemione probablemente dormían muy felices en su habitación entre el resto de los Gryffindors. Blaise se arriesgaba a que Bill lo castigara sólo por estar con Draco y eso que Draco era insoportable...ni siquiera merece que alguien esté junto a él...

Entendía que Hermione se quedara abajo, ella siempre seguía las reglas...¿porqué Ron no vino conmigo?... necesitaba de su apoyo, de su compañía...Bill es su hermano, tal vez podríamos haberlo convencido...

Ahora Blaise estaba besando los nudillos de Draco¿es que acaso no se cansaban de hacer escenitas¿Porqué Malfoy tenía que hacerlo todo en público? ...¿dónde esta Bill?...

Miró hacia los lados buscando alguna señal de su nuevo superior, pero no estaba.

Draco se carcajeaba todavía recostado en el suelo junto a Blaise que intentaba hacerlo callar.

Se veían tan felices... incluso ahora que estamos metidos en este lío... ellos siempre se veían felices.

Decidió dejar de atormentarse, mañana vería a sus amigos, ellos no eran tan irresponsables como para dejar a su casa sola como lo hacía Blaise, ni él era tan débil como Malfoy, ni tan egoísta como para dejar a sus compañeros solos únicamente porque él quería estar acompañado. Entró a la pieza, el cansancio se había ido, no podría pegar un ojo en ese estado y probablemente cuando lo hiciera llegaría el idiota de Malfoy a acostarse y no le extrañaría que hiciera un escándalo por no esperarlo par escoger en donde dormirían. Salió de la pieza en dirección a las cocinas, Dobby probablemente no estaría durmiendo aún, tal vez podría darle un pedazo de pastel o algo para subirle el ánimo.

Una hora más tarde regresó a la habitación, ni siquiera tuvo que pedirle algo de comer al elfo porque Dobby le ofreció dulces apenas lo vió. Harry se había sentido un poco culpable al aceptarlos ya que el elfo se daba golpes en la cabeza por ir en contra de las reglas impuestas por Bill al dárselos, pero Dobby había dicho "Harry Potter tiene que tener enormes fuerzas para poder sacar el barco adelante y evitar que el horrible señor Malfoy arruine todo, coma, coma, anímese, Dobby lo ayudará para que se reconforte y así Harry Potter podrá enfrentar su nueva responsabilidad" así que Harry había aceptado arrepinténdose por haber ido hasta allá.

La luz estaba apagada. Supuso que el imbécil se había ido a dormir con Blaise, pero al cerrar la puerta escuchó la suave respiración del chico. Se quedó quieto, el sonido venía de la cama de arriba... el desgraciado ni siquiera se había molestado en esperarlo para escoger sus camas...maldito Malfoy... estuvo tentado en lanzarle un expeliarmus para que saliera volando de la cama pero una vocesita en su cabeza le ordenó que no hiciera estupideces. Al menos si estaba durmiendo no tenía que soportarlo y de todas maneras Harry quería la cama de abajo.

Dejó la luz apagada para no despertarlo y evitar cualquier encuentro con él. Tal vez si tenía suerte tampoco lo vería la mañana siguiente. Las luces del barco se colaban por la pequeña ventana que estaba entre el ropero y la cama de arriba, apenas llegaba luz a la de Harry, lo que le satisfacía mucho ya que nunca había dormido bien con luz. Luego de ponerse el pijama que aún estaba empacado en su baúl, retiró las mantas para entrar en el lugar donde descansaría de ahora en adelante, pero algo cayó al suelo evitando que se acostara.

Se agachó a recogerlo y se encontró con su túnica negra, la que le había prestado a Malfoy antes de entrar a clases. Encendió la varita para leer la nota que traía la prenda y se topó con la elegante caligrafía del imbécil de Malfoy.

"Te devuelvo tu mugrosa túnica, ahora ya no te debo nada"

Draco no había alcanzado a soñar cuando su cuerpo se estrelló contra una pared.

— ¡Cómo que no me debes nada, me debes mi capa de invisibilidad! —Harry estaba rojo de rabia —Deberías agradecerme que te presté mí túnica, que dejé que me la apestaras con tu horrible presencia.

— ¡Qué te la apestara yo! —Draco se puso de pie furioso — ¡tú eres una especie de perro quiltro ¿y yo te apesto las cosas, huele mil veces mejor de lo que tú podrías lograr ni aunque te bañaras en los perfumes...

— ¡A quién le importa... —Harry apretó los puños —me vas a devolver mi capa ahora.

Bill golpeó la puerta en ese instante — ¿Qué pasa allá adentro? —su voz no podía distinguirse bien desde la habitación, pero ambos supieron que era él quien llamaba.

Los chicos se miraron con odio antes de que Harry abriera la puerta.

— ¿Qué está pasando, oí gritos —Bill no tenía ni rastro de la cara amable que Harry conocía — ¿No se están peleando ,verdad?

—No —respondieron automáticamente. Ninguno deseaba meterse en problemas tan pronto, ni querían tampoco contar la historia de la capa.

—Acuéstense entonces —Bill miró de reojo a Harry antes de cerrar la puerta, tenía enormes ojeras y lucía mucho más demacrado de lo que Harry recordaba haber visto cuando llegaron, aunque no se había fijado mucho en él.

Malfoy subió a su cama rápidamente como si esperara que Harry intentara quitársela, se veía mareado y Harry lo adjudicó al golpe que acababa de recibir, aunque en realidad se debía a una pócima relajante que el chico había tomado para poder dormir, ya que estando en esa situación con el peso que sentía sobre sus hombros y solo, no podría hacerlo.

Harry no le prestó más atención ya que luego de ver a Bill se sentía muy culpable por la forma en que se había comportado. Se acostó en silencio y se tapó hasta el cuello. Por lo que sabía, Bill había preparado ese barco y había vivido ahí durante meses, solo. Y ahora que habían llegado ellos estaba al mando de todo, era responsable por todos... él si tenía derecho a estar estresado ...tengo que controlarme...

Treinta minutos después Harry seguía despierto a diferencia de Draco, que respiraba al ritmo de quien duerme profundamente. Y entonces una idea vino a su mente.

Se levantó cuidadosamente para no despertarlo y subió la escalera hasta la cama del rubio. Ahora podría averiguar si seguía teniendo esa sensación de tranquilidad y seguridad al contacto con él ...¿No te estarás haciendo dependiente?...Harry quedó a medio camino de tocar a Draco conteniendo la respiración, pero alejó esa idea de su mente ...solo me estoy asegurando que sea verdad...

Malfoy estaba de espaldas a Harry con la manta cubriéndolo hasta la cintura. Su pijama era una camiseta blanca que dejaba sus brazos descubiertos. Harry tomó aire, si Draco se llegaba a despertar...

Pero no le importó lo suficiente como para dejar atrás su plan. Acercó la punta de sus dedos hasta la espalda y sintió la tibieza del cuerpo de su enemigo...nada...

Se acercó un poco más, cuidando de no mover la cama y apoyó toda la palma sobre la espalda. La adrenalina era la única emoción que lo invadía, en su cabeza la vocesita que le advertía que no hiciera estupideces estaba tocando tambores para que se devolviera... Harry casi lo hace, pero antes de que pudiera retirarse, percibió levemente aquella sensación tan reconfortante.

La respiración de Draco no se había alterado, así que no estaba despierto y Harry se aventuró un poco más. Apoyó una de sus rodillas en la cama con mucho cuidado y dejó la otra pierna en la escalera. Lentamente la mano en la espalda se deslizó hasta la cintura y rodeó al rubio suavemente. La sensación aumentó y Harry sin darse cuenta apoyó su otra mano y su cabeza en la espalda de Draco. Se quedó ahí un rato. La débil luz resplandecía sobre el cabello platinado y bañaba también el hombro pálido de Malfoy. Fue lo último que Harry vio antes de cerrar sus ojos y entregarse por completo a sus sensaciones. El poder que sentía ahora le daba una enorme paz, todas sus preocupaciones se iban a cada exhalación del cuerpo que abrazaba.

No podía borrarse la sonrisa. Estaba relajado, invadido por una alegría que no podía comprender, deseaba abrazarlo con más fuerza y no separarse más...

...y sin ningún aviso... todo eso se apagó, quedando solo con el calor de Draco dentro de su abrazo.

...No puede ser... Movió la mano que estaba en la cintura del rubio, hasta el pecho de Malfoy y lo presionó ligeramente ... ¿Qué está pasando?... Bajó la otra mano y la pasó por debajo del rubio, alrededor de la cintura. Pero ya no sentía nada. Subió la otra pierna y rodeó con fuerza a Malfoy buscando desesperadamente, pero ya no lo sentía. Tan deseperado estaba que cuando Malfoy abrió los ojos, asustado, no se dio cuenta y siguió apretándolo, con el rostro ahora sobre el hombro de Malfoy, rozando su cara.

Draco no reaccionó inmediatamente, cuando se dió cuenta de lo que estaba pasando su corazón dio un vuelco y se sentó súbitamente quitándose las manos de Harry de encima.

Se miraron y la expresión de Malfoy pasó de miedo a duda y luego a una amenazadora mueca de cólera.

—Sal de aquí —exigió fríamente.

Pero Harry todavía no reaccionaba adecuadamente.

— ¡Quítate depravado, qué intentabas hacerme! —Draco empezó a patearlo furioso.

—Yo... —Harry no sabía como explicarse, intentaba proteger su cabeza de los golpes sin entender todavía como se había atrevido.

— ¡Bájate, quítate! —Draco lo tenía al borde de la cama a punto de ocasionarle una caída dolorosa — ¡Espera a que todos sepan lo que hiciste!

Un último golpe y Harry llegó en menos de un segundo al suelo. Draco lo apuntaba con su varita desde arriba, esperando un ataque del moreno en cualquier momento, como si realmente el chico hubiera intentado violarlo.

Harry se puso de pie con dificultad y miró a Malfoy furioso —Sólo estaba tratando de averiguar que sentía cuando te toco, y no pongas esa cara de idiota porque estoy seguro que sabes a lo que me refiero.

Draco movió su varita y conjuró una especie de burbuja en su cama —Si vuelves a intentar algo mientras duermo lo sabré. Agradece que no voy a contárselo a Bill inmediatamente —Apuntó amenazante a Harry nuevamente, mientras se calmaba—No vuelvas a tocarme nunca.

Después de eso, el chico se metió dentro de su tapado y dejó a Harry de pie en medio de la pequeña pieza solo.

...No importa, nadie le va a ceer...Pensó mientras se metía nuevamente en su cama. Hora y media después logró conciliar el sueño.

La ducha tibia era muy reconfortante, sentía como la tensión que lo había estado aplastando lo abandonaba lentamente ...al menos Draco no le ha dicho nada a Bill...

El colorín había ido a despertarlos hacía menos de media hora. Malfoy ni siquiera se había dignado a mirar a Harry, al parecer seguía ofendido por lo de la noche y el moreno sintió confirmada sus sospechas de que andaba en algo raro con lo del hechizo, porque Draco no lo había acusado aún.

En el baño de los jefes de casa, los grifos dejaban correr el agua en cinco formas diferentes. Harry había escogido una en que el agua parecía estar dándole masajes. Luego de disfrutar uno de los pocos lujos que tenía en el barco, giró la llave para que el agua saliera en forma normal y terminó de enjuagar el shampoo.

Se enrolló una toalla a la cintura y salió de la ducha, sintiéndose totalmente repuesto —este será un buen día —se dijo a sí mismo optimista acercándose hacia el lugar en donde había dejado su pijama, ya que sobre él se encontraban sus gafas y se las puso para ir a verse al único espejo que había en el baño. Miró hacia un lado y vio como Malfoy estaba frente al espejo arreglándose el pelo con la mirada puesta en alguien más, en Bill para ser precisos.

El colorín llevaba también la toalla en su cintura y en ese momento estaba saliendo de la habitación, bajo la atenta mirada de Draco, quien parecía estar evaluando su trasero en una forma que a Harry le llenó de rabia ...y luego me llama depravado a mí...

—A Molly no le gustaría saber que le andas mirando al hijo —Harry tenía que ponerlo en su lugar —Creo que debería decirle.

—Decirle que¿que está mucho mejor dotado que tú?

Harry fulminó con la mirada a Malfoy, quien le sonreía con triunfo.

En ese momento llegó Bill.

—Se me quedó el collar… —Los miró a ambos sintiendo la tensión en el ambiente — ¿qué les pasa ahora?

Harry decidió borrarle la sonrisa a Draco, ahora sabrían si era tan valiente como decía ser —Malfoy cree que estás bien dotado, al parecer le gustas.

Las mejillas del rubio adquirieron un casi imperceptible rosa. Pero no se amedrentó y en vez de bajar la vista, levantó las cejas y le dedicó una encantadora y algo lujuriosa sonrisa a Bill, una obvia invitación a ligar.

El Weasley sonrió divertido a Draco —Lo siento, a mí solo me gustan las chicas.

Malfoy suspiró mientras le lanzaba una mirada desvergonzada de arriba abajo —Lástima.

Harry pudo ver como Bill parecía entretenerse con la frescura de Draco. El colorín tomó su collar y salió del baño aún sonriendo. "Este Malfoy …"

—Tal vez a Bill no le importa que nos andes mirando, pero a mí sí —Harry tenía sus ojos verdes encendidos.

—Deja de hacer el ridículo, Potter —Lo miró hacia abajo como si fuera un bicho insignificante —Tú estás a salvo de mí —apuntó sus ojos hacia el cuerpo de Harry y sonrió sarcástico —… debes estar a salvo de cualquiera.

Volvió su mirada al espejo para asegurarse de que su cabello estaba en el lugar que le correspondía y luego salió del baño.

Harry entró al Gran Comedor un poco nervioso. Anque la noche anterior estuvo en ese mismo lugar siendo observado por los mismos cientos de ojos, ahora le parecía más aterrador ya que se encontraba solo. Miró hacia la mesa en donde sus amigos tomaban desayuno tranquilamente y deseo regresar a su primer año, cuando todo había comenzado, cuando aún no tenía preocupaciones reales y todavía podía vivir en paz.

Era extraño no compartir el desayuno con ellos, no escuchar a Hermione retar a Ron por sus malos modales, no sentir la voz de Dean hablando del último chisme o ver a Neville batallando contra las tostadas... Definitivamente era extraño no tenerlos cerca y volver a sentirse solo como cuando vivía con sus tíos.

Siguió caminando hasta la mesa alta y buscó un asiento. Para su mala suerte, el único que quedaba libre era el que había ocupado el día anterior, entre Malfoy y la profesora Sprout.

Se sentó de mala gana y comenzó a servirse unas salchichas. No sentía ganas de hablar con nadie por lo que sólo se limitó a comer en silencio.

Aún estaba un poco preocupado por lo que había pasado la noche anterior, pero parecía que Malfoy no había dicho nada ya que nadie le miraba extraño. Trató de no pensar más en ello, ya tendría muchas otras cosas de qué preocuparse y seguir dándole vueltas a ese asunto no era sano.

—Harry, hey Harry —Ron le alcanzó justo cuando salía del comedor — ¡Estás vivo amigo! Creí que jamás te volvería a ver —le dijo sonriendo.

— ¿Y cómo ha resultado todo? —Hermione se les acercó.

—Eh...bueno...no nos matamos mutuamente —respondió Harry intentando no recordar lo que había hecho la noche anterior.

—Me alegro mucho, estaba realmente preocupada.

— ¿Y ustedes cómo durmieron?

—No muy bien, varios chicos llegaban constantemente a la pieza para que les solucionase algunos problemas que tenían y no logré dormir más que unas cuantas horas...

—No seas quejón, Ron. No le hagas caso, Harry. Hubo unos cuantos problemas con las camas, pero nada que nos quitase el sueño...

— ¡Cómo que no! Andrew Svents llegó como a las tres diciendo que a su cama le faltaba una pata y YO tuve que arreglarla! Además de que tuve que llevar a un montón de chicos a la enfermería porque se marearon en el barco!

Harry se rió por lo bajo, ahora que sabía que no los vería pelear tan seguido, le hubiese encantado seguir escuchándolos, pero ya se le hacía tarde para ir a ver a Sprout y, aunque no quisiera separarse de ellos, debía hacerlo. Se excusó con sus amigos y salió rumbo a la sala de reuniones sonriendo. Ya no se sentía tan solo.

—Bien jóvenes —se encontraban sentados a una larga mesa para ocho personas y Sprout les hablaba desde el extremo opuesto —frente a ustedes están los programas y los contenidos de cada curso que tendrán que impartir.

No...no podía ser posible. Frente a Harry había una enorme pila de hojas y pergaminos que fácilmente superaba el metro de alto.

—Imposible...—escuchó que Draco decía a su lado. Miró el montón del rubio y se alegró, era aún más grande que el suyo...te lo mereces por ... Luego fijó sus ojos en la profesora.

—Como han de suponer, enseñar no es fácil y menos si no se tiene los conocimientos...

—Entonces, para que nos obligaron —añadió Draco entre dientes mientras la profesora se giraba para coger unos papeles.

—Nadie te obligó, Malfoy —le contestó en un susurro Harry.

—Si me obligaron, Dumbledore me presionó para que aceptara.

—Podrías haberte negado, después de todo, TU no eres impresindible.

— ¿Qué vas a saber, Potter? No todos somos como tú, que le sigues todas las estupideces al vejete senil ciegamente.

—No vuelvas a insultar...

— ¿Escucharon algo? —Sprout se les había acercado y les daba una mirada asesina.

Ambos chicos negaron con la cabeza.

—Lo que les estaba diciendo, es que lo mejor que pueden hacer, es hablar y discutir bien con sus alumnos cuáles son las materias que han pasado y en qué van. Ahora, sería buena idea que también les hicieran una prueba de diagnóstico para medir cuánto saben. Dentro de todos los pergaminos que tiene cada uno, hay unos modelos de pruebas diseñados por los profesores anteriores que les serán útiles, además de una completa lista de preguntas que pueden incluir en sus exámenes...

Harry ojeó los papeles y vio que todos estaba escritos con diferentes tipos de letras y trazos. ...Seguramente porque ninguno ha durado más de un año... Aunque la mayoría eran normales, había unos pergaminos que resaltaban escandalosamente de los otros, como los de color rosa de Umbridge o los de Quirrell, que estaban muy arrugados ya que siempre andaba nervioso.

—Profesora —Lisa levantó la mano haciendo Harry volviera a la realidad — ¿cómo podremos mantener el orden? Porque no estoy muy segura de si nos respetarán...pues...aún nos deben ver como a simples alumnos.

—Castíguenlos, simplemente eso —fue la escueta respuesta de la profesora.

— ¿Y no tendríamos que ganarnos su respeto? —preguntó Hannah —tal vez si hablásemos...

—Eso no resulta —la interrumpió —sólo no dejen que hablen en sus clases y sean muy severos—la profesora se paseaba amenazadoramente por la sala—de lo contrario, nunca más podrán recuperar el control. Tienen que hacerse respetar por ellos a penas entren al salón, y si no lo logran, simplemente se les castiga quitando puntos, dando detenciones o tarea extra. Pero supongo que eso ustedes lo saben...

—Pero que psicología... —se quejó por lo bajo Lisa.

Harry concordaba con la chica. No podía llegar como perro a la clase y castigar al primero que viera fuera de su puesto, eso era tan...Snape y él no podría comportarse así.

—Les aconsejo —la profesora siguió —que revisen desde ya las materias que tendrán que enseñar, porque no tendrán más que hoy para hacerlo.

Los cuatro miraban cabizbajos sus lotes. ¡Tendrían que revisar todo esto para el día siguiente! Harry suspiró, tenía pensado pasar un tiempo con Ron y Hermione, pero con tanto trabajo por hacer, de seguro no le quedaría tiempo más que para comer.

—También —la profesora continúo —dentro de las dos primeras semanas, tendrán que elegir a un alumno que les ayude en su labor. ÉL se encagará de realizar unas clases complementarias a las suyas, por lo que debe ser un estudiante que maneje la mayoría de los contenidos. Pueden probarlos mediante algún test y luego enseñarles lo que no sepan...

Un ayudante...¡Hermione! Ella si podrá.

—Sólo no elijan a un prefecto ya que los necesitamos lo más disponibles posibles.

Mierda...

—Pasando a otro tema —Bill acababa de entrar y se acercaba a ellos con un cofrecito y unos pergaminos. Filch entró tras él —debemos quedar de acuerdo con los horarios de las guardias. Las parejas ya están armadas por lo que sólo resta decidir los turnos...

—Disculpa, pero...¿en qué momento se resolvió el tema de las parejas? —Draco tenía una ceja alzada —porque yo jamás discutí sobre eso.

—Ah, es que creí que era obvio. Naturalmente su pareja para la guardia será su compañero de cuarto; excepto el señor Filch quien patrullará solo.

— ¡Perdón! YO No voy a pasearme en la noche con Potter —puso especial énfasis en el apellido del chico — ¡Me niego! Prefiero ir con Lisa.

La chica se puso un poco nerviosa.

—Yo tampoco quiero ir con él —Harry se había puesto de pie —ya me basta con tener que compartir dormitorio.

—Lo siento, pero ya está decidido —Bill se apoyó en la mesa y los observaba —Es absurdo que intenten cambiar ya que eso es imposible.

— ¿Por qué¿por qué no se puede?

—Mira Malfoy, créeme que es mejor así. Si tuviésemos a nuestra pareja en un cuarto diferente, tendríamos que salir e ir a buscarle y lo más probable es que se despertaría el compañero de cuarto,y no descansarán bien si duermen con interrupciones; por lo que se armarían problemas y no estamos dispuestos a lidiar con ese tipo de conflictos. ¿Vale?

Draco no parecía muy conforme, pero no dijo nada más.

—Bien, dentro de esta bolsa... —mostró una funda de cuero negro que había sacado de un bolsillo de su túnica —están los nombres de las parejas y detrás de mí, hay una pizarra con los cuatro horarios. La primera pareja que saque, será la que tendrá el primer turno de 21:00 a01:00hrs. la segunda, el de 01:00 a 04:00 hrs. y la tercera, de 04:00 a 08:00hrs. Señorita Sprout, si es tan amable... —le tendió la bolsa y la profesora metió la mano. Luego de revolver un poco, sacó el primer papelito y lo leyó:

—Abott y Turpin —las chicas se miraron con una sonrisa. Según lo que se podía ver, ese era el mejor turno. Bill se giró y agitó su varita. En la pizarra aparecieron los nombre de ambas chicas junto al primer turno. La profesora metió nuevamente la mano y sacó el segundo papelito.

—Potter y Malfoy —Harry le lanzó una mirada rápida al rubio, pero este ni siquiera lo notó. Bill escribió sus nombres y sacarón el tercer papelito.

—Sprout y Weasley —dijo mirando a Sprout y anotándose en la pizarra —Entonces, esta semana el señor Filch gozará del privilegio de no hacer guardia —el celador les sonrió malévolamente —En todo caso —Bill continuó —este horario lo cambiaremos cada 5 días, corriendo de acuerdo a la lista los turnos; o sea, si tienes el turno nº 1, la próxima semana tendrás el dos. Aquí estan las partes por donde tendrán que vigilar —les pasó tres pergaminos a cada uno —además de dos mapas para los prefectos de sus respectivas casas y sus horarios, ya que vigilarán la parte baja del barco. Por favor, entréguenselos a ellos.

Harry los revisó. Cada uno tenía el sello de Hogwarts junto con el nombre del destinatario escrito en letras negras.

—Es deber del último turno del día, revisar el correo matutino y cada mañana leerlo para darle las noticias a los alumnos, por supuesto filtrando las noticias que a ellos no les conciernen —agregó Sprout —esta vez nos tocará a nosostros, pero a ustedes también les tocará en su momento. También haremos reuniones semanales para saber cuáles son los problemas del colegio y discutirlos aquí, en este mismo lugar.

—Ahora, si no hay más que decir...—Bill miró a cada uno y esperó. Nadie dijo nada— pasemos a algo mucho más interesante. ¿Saben lo que hay aquí? —señaló el cofre que había dejado sobre la mesa. Los chicos negaron —Pues aquí están las llaves de sus despachos.

Las cuatro caras brillaron de felicidad, finalmente podrían ir a ver los despachos, SUS despachos. Olvidándose de todo lo que habían hablado antes, se arremolinaron junto a él y esperaron a que el colorín abriera el cofre.

—Ok, esta es la llave del...—sacó una bolsita de terciopelo azul y miró el nombre. Lisa ya tenía la mano extendida —...del despacho de Transformaciones.

La chica, con una radiante sonrisa, recibió la bolsa y la abrió con ansias. Metió los dedos y sacó una reluciente llave plateada que traía una medalla con un águila grabada. Los demás le miraron encantados.

—Bien, la siguiente es del...—sacó una bolsa roja, también de terciopelo, y leyó el nombre mientras Harry casi bailaba de la emoción —...de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Harry tomó la bolsa y la vació en su mano emocionado. Una llave dorada cayó en su palma junto con una cadena y un medallón con un león grabado. Sonrió abiertamente.

—Ya, la siguiente es...—esta vez, sacó una bolsita verde mientras Draco sonreía con suficiencia — la de Pociones.

Malfoy tomó la bolsita e introdujo un par de delgados dedos en ella, sacando una fina llave plateada de su interior. También tenía una cadena y un medallón, pero este tenía una serpiente grabada en él. Se acomodó el pelo hacia atrás.

—Y finalmente...—Bill sacó una la ultima bolsita, pero esta vez amarilla, y pronunció —Encantamientos.

Hannah la tomó y la volteó en su mano. Una brillante y dorada llave salió de su interior, y al igual que las demás, venía con una cadena y un medallón con un tejón grabado. La chica la acarició con un dedo.

—Bien, ya que todos tienen sus llaves, creo que es hora de que vayan a ver si funcionan.

Bill no necesitó repetirlo. Los cuatro chicos tomaron sus papeles y demases y salieron hacia sus despachos con sendas sonrisas en sus rostros.

—Malfoy y Potter —Sprout los detuvo en la puerta —ustedes aún no pueden irse.

Ambos chicos se miraron.

—No lo puedo creer...—dijo Ron cuando Harry les contó lo que Sprout le había dicho —Malfoy será...será TU profesor particular!

Harry asintió de mala gana. Después de que Hannah y Lisa hubieron abandonado la sala de reuniones, la profesora le había dicho que, a petición de Dumbledore, Draco le tendría que dar clases para que estuviera mejor preparado para enseñar DCAO. "Ya que él tiene bastante experiencia en el tema (en otras palabras, el chico maneja artes oscuras y sabe cómo se defienden los mortífagos) " había dicho ella; y que se tendrían que reunir los martes y jueves a las 20:00 hrs. en el aula de Harry. Naturalmente ambos se habían negado, pero la decisión ya estaba tomada y era irrevocable.

—Pero debe ser para mejor...tienes que aprovechar cada oportunidad que tengas...—Hermione no siguió. Tanto Ron como Harry la miraban ofendidos.

— ¿En todo caso, qué podría enseñarte él? —le preguntó Ron a Harry

—Supuestamente algunos hechizos y contra-hechizos que él sabe.

—Probablemente los que aprendió con su papi.

— ¡Ron! no hables así, no corresponde.

Harry, tratando de cambiar el tema de conversación, sacó los mapas y se los pasó a sus amigos.

—Ustedes, como prefectos de Gryffindor, tienen que hacer guardia en la parte baja del barco.

—Ah —dijo Ron abriendo el pergamino —realmente no me importa, ya estaba acostumbrado a patrullar.

—Pero... —Hermione examinaba minuciosamente su pergamino —sólo debemos cuidar la parte de abajo...

—Es que nosotros patrullaremos desde la planta "D"para arriba.

Y otra vez Malfoy invadió sus pensamientos al pensar en las guardias...Mierda, todo lo que hago, me toca con Malfoy...

— ¿Y también harán guardia en parejas?

Harry se hundió más en su sillón.

— ¿No me digas que te toca con el lastre de Malfoy? —le preguntó Ron. Miró por un momento a Harry y aseguró desanimado —Te toca con el lastre de Malfoy.

—No quiero hablar de eso, Ron —respondió molesto Harry.

—Ahora entiendo... —Hermione miraba a ambos —...por qué Dumbledore canceló el correo.

Los chicos la miraban, como siempre, sin saber a que se refería.

—No me digan que no han pensado en ello —los dos negaron con la cabeza —pero si es obvio —seguían mirándola sin saber a que se refería. La chica suspiró — ¿Es que hay que explicarles todo! Seguramente el director ya tenía previsto todo esto y es por ello que prefirío que no tuviésemos contacto con nadie; para que cuando nos trasladaran para acá, no pudieran saber que el castillo estaba deshabitado.

—Ah! —exclamó Harry —sí, algo me dijo sobre eso, que lo tenía planeado de antes...pero en ese momento estaba más preocupado en que tendría que irme del castillo y enseñar.

—Es bastante ingenioso¿no creen?

—Si... —respondió Ron.

Harry miró la hora. Aunque prefería pasar el día con sus amigos, él tenía cosas que hacer. Se despidió de Hermione y Ron y salió rumbo a su despacho.

—Bien, aquí es.

Harry había entrado en el aula de DCAO cargando la enorme pila de pergaminos y ahora estaba parado frente a una gran puerta de roble con una cerradura dorada que se encontraba a un lado del salón. Sacó la llave que tenía en su bolsillo izquierdo y la miró. El medallón con el león brilló intensamente.

—Veamos si funciona...

Y funcionó.

La llave giró suavemente, sentía su ritmo cardiaco en el cuello, latiendo intensamente, cerró los ojos... ¿Por qué estaba tan nervioso? y empujó la puerta.

Lo recibió un aire espeso, a encierro. Abrió los ojos mientras soltaba un fuerte suspiro y se encontró frente a un escritorio robusto sobre el que había un tintero de oro y una elegante pluma. Atrás de la mesa se alzaba una bella biblioteca cubierta de madera tallada. Inmediatamente giró hacia su derecha para saber qué más había. La pared estaba cubierta aún por la biblioteca personal, que por ese lado se unía a un estante que contenía muchos pergaminos, tintas y otros útiles de escritorio. Abajo, varios cajones con numeros romanos indicaban el lugar donde guardar los trabajos de cada curso. Había creído que los nervios se debían a la curiosidad de saber cómo era su despacho, pero ahora que estaba adentro en vez de perderlos sentía que se encendían, con cada visión de la habitación, el único lugar que sería suyo en ese barco, donde podría estar solo, donde tal vez viviría mucho tiempo...

Del techo pendía una pequeña araña de cristal. A Harry le pareció que para ser un lugar improvisado no habían escatimado en lujos, esto no tenía nada que ver con la pieza en la que dormía. El piso de madera estaba cubierto en el lugar del escritorio con una mullida alfombra que se extendía hasta la pared a su izquierda. Y entonces se encontró con una chimenea. En esa misma pared pero alejadas de ella, varias ventanas pequeñas dejaban entrar la luz del día en el acogedor cuarto.

Dejó los papeles sobre el escritorio y se paseó con ansiedad por el despacho. Aún no se convencía que esto era suyo... hasta que llegó junto a la chimenea y vio tallado entre una bella ornamentación "Harry Potter"

El vacío entró en su estómago y se quedó ahí. Tragó saliva mientras un sudor frío le recorría la espalda. Era uno de los jefes del barco y en verdad, ahora estaba completamente consciente, de que no podría con esta tarea. Dumbledore se había equivocado, no sabía como enseñar, era demasiado irresponsable como para dar clases. Hermione tendría que haber sido la jefa de casa. Hermione lo hacía muy bien en defensa.

Se apoyó en el marco de la puerta en donde el peso de su entorno lo envolvió...Y pensar que alguna vez me enojé porque no me hicieron prefecto. Yo no puedo hacer esto.

No podía, él no era un líder. Ni siquiera era respetado por los estudiantes, él solo era un joven con una cicatriz que por cosas del destino había salido vivo de todos sus enfrentamientos con Voldemort. Pero no tenía autoridad...

Demonios

La seguridad de que el barco era inpenetrable desapareció en ese instante. En realidad él estaba destinado a pelear con Voldemort¿y si él llegaba hasta allá¿Por qué Dumbledore lo había metido en el barco junto al resto de los alumnos que no tenían la culpa de su destino?

Tal vez el director esperaba a que él madurara, a que él tuviera suficiente poder antes de enfrentarse a Voldemort.

Tal vez mientras estemos aquí espere disminuir sus fuerzas... Sí, no podría encontrarlos ahí.

Se acercó a su escritorio y tomó el primer pergamino de la pila, no en un intento inconsiente por alejarse de sus pensamientos.

"Hechizos de defensa básica. 1º año

Escudo.

Desvío.

Rechazo."

No recuerdo esto...

Y para colmo tenía que aprender de Malfoy, no soportaría ver su risa y escuchar sus burlas dos veces a la semana... además de las guardias... además de compartir pieza... y en el baño

—No... —se quejó lastimeramente, empezaba a dolerle la cabeza.

Y ni siquiera podría dormir bien.

Esto es una locura.

—Deja de quejarte... —se dijo así mismo con voz autoritaria, imaginando que era Hermione —y ponte a trabajar.

Estuvo revisando papeles durante seis horas sin parar. Entre programas y materias, de vez en cuando se cruzaban sus miedos, que de todas maneras permanecían latentes, pero a medida que pasaron las horas una llama de esperanza se encendió. Habían muchas cosas que no recordaba, pero revisando en los mismos libros que tenía en el despacho, la materia empezó a resurgir desde lo más profundo de su cabeza. Él sabía todo lo que tenía que enseñar, sólo necesitaba repasar un poco y estaría listo.

Aún le faltaba una gran cantidad de papeles por examinar, pero tenía que salir a respirar, y a tomar once, ya que no había almorzado.

Llegó al comedor. para variar ya todos habían tomado sus puestos y solo quedaban el de Lisa y el lugar donde Harry se había estado sentando: ambos junto a Malfoy.

—Maldición Potter, creí que podría comer sin nauseas, pero finalmente has decidido venir —Lo "saludó" Malfoy sin mirarlo siquiera.

—Créeme que lamento sentarme a tu lado, pero no pude llegar temprano para alcanzar un asiento lejos de tí, parecen muy preciados.

—No me pareció que pensaras así anoche —le contestó en un susurró a Harry con los ojos entornados por el odio.

El moreno miró a los lados con disimulo, asegurándose que nadie lo hubiera oido.

— ¡Harry! —Hannah lo saludaba junto al puesto vacío de Lisa —Creí que no vendrías al té tampoco ¿Cómo es tu despacho?

Draco se corrió hacia adelante tapándole la vista a la chica.

—Es muy elegante —Le contestó Harry hechándose hacia atrás para poder verla.

—Considerando tu gusto debe ser una pocilga —acotó Malfoy enderezándose nuevamente y tapando a Hannah otra vez.

Harry lo fulminó con la mirada.

—El mío es precioso —Hannah estaba tan feliz que no le importó tener que balancearse para hablar con Harry —Lisa también tiene uno muy lindo —Malfoy hacía un gesto de desagrado mientras la chica hablaba, como si le doliera escucharla —ella vino a almorzar, pero parece que tenía mucho trabajo por delante y no llegará ahora. Tal vez nos reunamos todos en la cena.

— ¿Tú tienes muchos papeles... ¡Maldición!— Harry se había inclinado hacia adelante para hablarle y sin darse cuenta apoyó el brazo en el plato que sostenía su taza, el líquido caliente le cayó encima.

—Eres tan torpe Potter —le dijo Draco entre risas mientras Hannah se ponía de pie y movía su varita para secar la ropa del chico.

—Al menos no estaba hirviendo —Ella le sonreía amablemente.

¿Cómo podían ser los Hufflepuff tan felices siempre?

— ¿Estás bien, Potter? —Sprout, con un hechizo, había recogido el té de la mesa.

—Sí, no estaba tan caliente, fue sólo el susto.

— ¿Tú has tenido mucho trabajo? —le preguntó Hannah para continuar la conversación.

—Sí, bueno... estaba repasando las materias a medida que reviso los programas.

— ¡Vaya! —exclamó asombrada y agregó en un susurro procurando que Sprout no la oyera —yo he estado casi toda la tarde con mi casa, ahora iré a revisar mis papeles.

—Deberías empezar inmediatamente —le aconsejó Harry.

—Sí, bueno, me voy ahora. Al parecer es mucho trabajo.

Hannah salió corriendo con un bollo en la mano y las trenzas danzando detrás.

—Pero qué estúpida —Malfoy la miraba correr con su habitual gesto despectivo.

Sprout miró a Malfoy de reojo por encima de su taza, Malfoy la observó desafiante y siguió con su comida —este barco se va a hundir —terminó diciendo para sí.

Harry tomó un pan y salió del comedor. Mientras pudiera evitar comer junto a ese tipo, lo haría. Además tendría que verle la cara en pocas horas, ya que era martes y Bill les había pedido que empezaran inmediatamente con las clases personales. Volvió a su despacho y siguió revisando papeles. No fue a la cena, demasiado entusiasmado con lo que estaba haciendo, hasta que la alarma de su reloj le indicó que ya era hora de su martirio.

Lamentó no poder terminar con su trabajo, pero esperaba volver después de la clase. Se sentía renovado. Ahora que comprobaba saber más de lo que él mismo creía, le parecía que al menos podría con ser profesor, así que por hoy sólo se exigiría soportar esta segunda prueba: Malfoy de profesor.

Harry entró al baño de jefes después de haber revisado todo el barco. Había estado buscando a Malfoy incluso en su despacho para comenzar con su nueva clase de D.C.A.O particular, pero el chico parecía que se hubiese esfumado.

Luego de pasar los últimos veinte minutos recorriendo desde las cocinas hasta la enfermería, decidió subir al sector de jefes a ver si había vuelto. Grande fue su sorpresa cuando, al abrir la puerta del baño, se encontró a cierto rubio arreglándose el cabello frente a un espejo.

— ¿Qué estas haciendo aquí? Supuestamente la clase empezó hace 30 minutos.

Malfoy ni siquiera lo miró Mierda, por qué no salí antes…— Oh, es que no puedo ir —respondió desdeñosamente ladeando un poco la cabeza para ver si su cabello estaba ordenado —no tengo un plan para la clase aún, pero para la próxima clase tendré uno —estaba haciendo enormes esfuerzos por sonar amable, pero serlo con Potter era casi imposible.

Harry le miró enfadado, planeaba atrasar el entrenamiento sin siquiera consultarle.

—Pues, la clase empieza hoy. ya escuchaste a Bill. No podemos darnos el lujo de perder el tiempo.

—Qué diferencia hay si empezamos hoy o el jueves. En todo caso, recién estoy aprendiendo como funcionan los programas de estudio —le explicó con paciencia intentando no sonar burlesco —no esperabas que tuviera uno hecho ya, como si revisar mis papeles hubiera sido cuestión de minutos.Ya haré el programa y empezaremos…

—Bien —dijo de mala gana Harry —yo te ayudaré hoy, así podré saber que cosas me enseñarás.

Genial, ahora el niñato Potty quiere pegárseme como lapa. Acaso no le basta con compartir pieza, baño, comidas…

—Es que no lo haré hoy —abrió un fino frasco, con un líquido ambarino que se encontraba en un estante, y se echó un par de gotitas —Ahora voy a ver a Blaise.

Esa simple frase hizo que Harry olvidara cualquier intento de ser respetuoso con el rubio. Dejaría sus obligaciones solo por ir a encontrarse con ese...chico.

—No puedo creer que Dumbledore te haya elegido a ti para un puesto tan importante. Eres un irresponsable. Sinceramente creo que debió escoger a Zabini en tu lugar, esta más capacitado.

Draco miró a Harry a través del espejo un poco molesto, como si tú lo estuvieras... una macabra idea cruzó su mente.

— ¿Realmente quieres empezar hoy? —Arrastró peligrosamente las palabras —Bien, si tú quieres ...—sacó su varita de la túnica y la levantó hacia Potter.

Harry también sacó la suya e hizo lo mismo al Slytherin.

—Nuestra primera lección será: hechizos que debieron ser imperdonables —Apuntó a Harry directamente al pecho y pronunció:

eripio aeris —de su varita salió una ráfaga de viento que impactó directamente en el pecho del moreno, haciendo que se tambaleara un poco.

Harry abrió la boca para decirle algo, pero al instante sintió como el aire de sus pulmones se escapaba, dejándole apenas un suspiro. Retrocedió un par de pasos hasta apoyarse en el marco de la puerta, tratando de cazar el aire como pez fuera del agua, pero no podía.

Malfoy lo observaba disfrutando del espectáculo —Este es el hechizo Suffoco. La víctima, o sea tú, comienza a sentir que le falta el aire… tus pulmones no pueden contraerse ni expandirse…

Mientras le rubio daba su explicación, Harry intentaba infructuosamente respirar. El pecho le dolía fuertemente por el esfuerzo, sentía que le temblaban las piernas y su cuello estaba rojo a causa de los arañazos que se estaba dando al intentar obligarse a respirar.

—...y cae en la desesperación. Creo que esto es mucho peor que el cruciatus. El dolor es una simple sensación, en cambio la desesperación se acerca a los sentimientos, te afecta más a nivel sicológico. No puedes gritar porque buscas aire, no puedes correr porque te falta aire, ni siquiera puedes pronunciar un conjuro... Todo lo que queda es esperar a que se te acabe el oxígeno y eso nunca sucede. Las personas que consiguen morir lo hacen arrancándose la piel en un intento por sacarse la tráquea o los pulmones, se destrozan a sí mismos creyendo que así pararán la desesperación, ignorando el dolor... o tal vez buscándolo. El dolor puede ser muy dulce si logra distraerte de tu angustia...

Harry estaba en el suelo, con los puños sangrando producto de haber golpeado el piso buscando el alivio que le brindaba el dolor, pero no era suficiente.

Nunca había sentido tanto odio por Malfoy, intentaba mantener la vista en el rubio, mantener el contacto visual. Era su única forma de no estar totalmente humillado, demostrarle que él no se amedrentaba con nada, que podía soportar...

Draco había estado disfrutando del espectáculo, pero de pronto ya no era tan divertido. La persistente mirada de Harry le molestaba, le clavaba. Los intensos ojos verdes que siempre se dirigían a él de la misma forma, desafiantes e insolentes; llenos de desprecio hacia él, le inquietaban...no, le molestaban.

Aunque el espectáculo se le había vuelto amargo, mantuvo su mirada burlesca sobre el moreno.

—Bien, si quieres que paremos la lección, golpea el piso dos veces y podremos irnos —ya no quería seguir viéndolo, había decidido dar término a la tortura.

Harry solo se limitó a mirarlo. No lo haría, no se humillaría aún más haciendo lo que el chico rubio le decía. Si tenía que quedarse así hasta que alguien lo ayudara, lo haría, pero jamás le daría la satisfacción de verlo rogar.

Y mientras, Draco hervía por dentro. Los ojos verdes clavados sobre él lo quemaban, no tenía forma de hacerlo doblegarse, durante años había buscado la forma de hacerlo y no podía...

—Escucha —Puso los ojos en blanco fingiendo hastío por su actitud, ocultando cuánto le afectaba realmente —Tengo mejores cosas que hacer que estar aquí viendo como te ahogas —dijo como excusa para alejarse de Harry.

Cortó el hechizo y vio como Potter tragaba todo el aire que podía alcanzar en medio de una mueca de alivio. Pasó por su lado con la cabeza en alto y salió del baño dando por terminada la clase.

Cuando Draco se fue, Harry quedó tendido de espaldas en el suelo. Sentía que su cabeza reventaría en cualquier momento y estaba mareado además de afiebrado. Ahora era completamente conciente de las heridas que se había hecho, de la humedad en sus nudillos debido a la sangre, de la piel que había cedido al golpear los puños en el piso y de su maltratado orgullo... No podía dejar que Malfoy siguiera haciendo lo que se le antojara, lo iba a poner en su lugar.

Caminó hacia la casa de Slytherin con decisión. Ya se había lavado las heridas y puesto una bufanda en el cuello para ocultar los arañazos, y lo único que ocupaba su mente, era la feliz idea de hacer miserable al rubio. Pronunció la contraseña que, por su calidad de jefe sabía, y entró como si fuera su propia casa. Varios niños se le quedaron viendo con una mezcla de recelo y malicia. Otros se empezaron a acercar amenazantes.

Ignorando las miradas que se le clavaban en la espalda y haciendo uso de todo su temple, se dirigió hasta un par de chicos que estaba cerca y les preguntó:

— ¿Dónde esta la pieza de Zabini?

Los niños se miraron por un momento sin saber si debían contestar o no, pero al ver la cara de Harry y recordar que el moreno era uno de los jefes, decidieron contestarle:

—Por aquel pasillo —el chico que se veía más pequeño le señaló un corredor verde —es la última puerta a la derecha.

—Gracias —. Harry, pasando por alto olímpicamente las caras asesinas de los Slytherin que lo seguían, caminó decididamente hacia el dormitorio de Blaise y se quedó frente a la puerta con la varita lista. Apuntó hacia la chapa y lanzó un conjuro que abrió automáticamente la puerta.

—Vámonos ahora —Harry miraba a Draco, quien estaba cómodamente recostado en la cama de Blaise.

El rubio lo observó detenidamente, estudiando la situación, y cerró la puerta con otro conjuro.

— ¿Acaso quieres seguir con el hechizo…? —Los ojos de Draco echaban chispas.

—Quiero que me lo enseñes y quiero saber como defenderme, porque eso es lo que deberías estar haciendo —Blaise miraba la escena desde su escritorio bastante molesto —Por si no recuerdas, esta hora es para que me enseñes, no para que vengas aquí a "conversar" con tu amiguito.

—Quedan 20 minutos para que acabe la lección no aprenderás nada…

—Algo aprenderé...

La cara del prefecto delataba su cansancio. Había estado todo el día ocupado tratando de poner en marcha este asunto del barco. Había detenido peleas, escuchado quejas, calmado gente, ordenado a los alumnos en sus piezas, arreglado un baño y soportado que una Hufflepuff que odiaba (la jefa de casa) le llamara la atención por lanzar un lapiz fuera del barco cuando estaba aburrido. Estaba agotado y solo había querido pasar un buen rato con Malfoy, pero no tenía idea que éste estaba dejando de lado sus responsabilidades para eso. Se tomó la cabeza aburrido de escuchar peleas.

Los chicos seguían discutiendo. Malfoy suspiró — ¿No estás cansado? No puedes ir a descansar por un rato, a recrearte, ve a ver a tus amigos... Tírate del barco o algo, Pero déjame tranquilo…

—No voy a dejar que hagas lo que se te antoje…

—Salgan-de-aquí —dijo Blaise a punto de estallar.

Draco abrió los ojos como platos ¿"Salgan"¿lo estaba echando, también a él?

—Váyanse ahora, peleen en otro lado.

Harry no podía creer lo que oía, y Draco tampoco. Ambos se quedaron quietos mirándolo, sólo que Harry lo hacía disimulando una sonrisa.

—Blaise… —El rubio dio un paso hacia su amigo sin poder creerlo.

— ¿Sabes? estoy cansado y se me acaban de quitar las ganas de acostarme contigo.

Del rostro de Draco se borró toda expresión, solo se podía leer el brillo intenso de odio en sus ojos. Dejó de mirar a Blaise y salió dando un portazo.

Harry se quedó quieto al lado de la puerta procesando y disfrutando lo que acababa de pasar, hasta que el sonido retumbante de la puerta azotándose se perdió en el aire dando paso al silencio. Y entonces se dio cuenta que estaba en la casa de Slytherin en la pieza del prefecto, solo con Blaise, un muy enojado Blaise que lo estaba perforando con la mirada.

—Eemm… —El gryffindor no sabía que decir —amm… bien… buenas noches—abrió la puerta y se fue rápidamente. Ya lejos de la vista de Zabini liberó la sonrisa que exigía ser expuesta y corrió para alcanzar a Malfoy, todavía tenían 15 minutos de clases.

Draco se tomó una pócima que había guardado debajo de su almohad; tenía la medida justa para poder despertar cuando le tocara la guardia. Aunque sabía que no podía tomarla todos los días, no le importó. Hoy no quería seguir despierto, estaba cansadode todo, le hubiera gustado tomar suficiente para envenenarse y morir y no volver a despertar jamás.

Podía escuchar la respiración de Potter bajo su cama, lo odiaba.El muy maldito le había impedido entrar a la pieza hasta que se cumplió la hora de la clase.

Cerró los ojos esperando que el líquido hiciera su efecto. Se sentía abandonado, más que nunca. Hasta el año anterior, cuando Blaise hacía este tipo de cosas, Pansy,Theodore,Electra y Andrómeda siempre lo acogían y consolaban, ahora no tenía a nadie que se preocupara por él. Extrañaba los brazos de Pansy, más que los de cualquier otro miembro del grupo, extrañaba su sonrisa y su exagerada preocupación porque no le ocurriera nada malo, porque fuera siempre feliz.

Estaba empezando a creer que nunca volvería a ser feliz.

No alcanzó a soñar cuando ya tenía que levantarse para patrullar. Mientras se ponía la bata sentía la sonrisa burlesca de Harry todavía fresca por lo que le había hecho.

Salieron a la fría cubierta. Un viento húmedo y helado los recibió como burlándose porque ya no estaban en las acogedoras camas. Harry miró a Draco para preguntarle por dónde iban a caminar, pero Draco se adelantó y se acercó a la baranda.

Harry hizo lo mismo, no estaba seguro si forzarlo a escucharlo, tenía la sensación que ya había jugado suficiente con la paciencia del rubio. Miraron hacia el mar. Las pequeñas ondas golpeaban suavemente el casqueteen un movimiento rítmico hipnotizante. El agua brillaba, producto del cielo estrellado, destacando el ritmo, en subida y bajada, acariciando el barco, subir... bajar...subir...bajar...Harry todavía tenía sueño ...subir, bajar... subir... PLAFFF.

Algo golpeó el barco en la orilla haciéndolos saltar. Una cola roja desapareció en el agua dejándolos con el corazón en la boca.

—Era un habitante del mar de los que habló Bill ¿verdad? —dijo Draco recuperando el aliento.

—Sí... mira hacia allá —Harry apuntó unos veinte metros hacia el frente. Una cabeza del porte de una persona los observaba con tres grandes ojos que pestañeaban en diferentes tiempos.

Draco tragó saliva, pronto vieron más criaturas asomándose en el agua, formas vivas que nunca creyeron posibles. Todas mirándolos, acechándolos desde el mar.

Draco se alejó de la baranda —¿Bill dijo que no nos harían nada si no salíamos? —y se acercó a la puerta de su pieza.

—Creo... —Harry siguió mirando como salían más y se escondían otros habitantes marinos —Sólo están observándonos —dijo sin sonar del todo convencido —tal vez les causamos tanta curiosidad como ellos a nosotros.

Repentinamente, Draco volvió a adoptar la postura indiferente hacia Harry, como si de pronto recordara que tenía que estar enojado con él —Iré a revisar la cubierta de abajo —le informó disimulando bastante bien el miedo que sentía y luego bajó la escalera más cercana. Harry no lo siguió, le parecía perfecto estar lejos del rubio. No tenía ganas de soportar la tensión entre ellos.

La guardia fue muy diferente a lo que él esperaba. Durante las tres horas no hubo un sólo momento en que dejaran de desfilar las criaturas monstruosas y lo peor era que parecían ser solo una pequeña parte de lo que en realidad había bajo el agua. Hagrid hubiera estado maravillado.

Sin duda el premio a lo más increíble se lo llevó una especie de velo gigante que flotó en la superficie durante diez minutos Emitía una luz rojiza intensa y durante el tiempo que estuvo afuera, la noche pareció día, un día visto a través de gafas rojas. Harry esperó que Malfoy subiera suponiendo que moriría del susto, pero al asomarse para espiarlo, lo encontró sentado, con las manos rodeando sus piernas, probablemente asustado pero demasiado orgulloso como para pedirle compañía. Idiota

Al otro día, Harry se levantó nervioso. Sería su primer día como profesor de Hogwarts y no había terminado de repasar toda la materia que correspondía.

No importa, hoy solo tengo que hacerles un diagnóstico.

Pero no lograba calmarse.

Salió de la ducha con la toalla envuelta en la cintura y vio a Malfoy frente al espejo. No habían hablado desde el inicio de la guardia en la noche y la verdad no le importaba. Sonrió. Todavía se sentía orgulloso de haber hecho que peleara con Blaise, se lo tenía merecido.

— ¡Ja! —el rubio emitió el sonido de burla mientras lo miraba a través del espejo con una mueca despectiva.

Harry enrojeció y se dio la vuelta, Malfoy parecía estar burlándose una vez más de su cuerpo. Tomó otra toalla aún sintiendo la mirada del chico en su espalda, probablemente creyéndose lo máximo por ser guapo... Malfoy no es guapo. Lo miró de reojo, Draco se peinaba con cuidado y Harry se fijó en el torso del chico. Pálido, era firme, de músculos definidos y parecía muy suave al contacto, pero no era nada espectacular, ...yo tengo mejor cuerpo, estoy mejor desarrollado... eso era cierto Harry además tenía un color más saludable y sus músculos eran más grandes, no tanto más ...pero yo me veo mucho mejor ¿por qué dejo que este imbécil me haga sentir mal...?

Malfoy lo volvió a mirar con ese brillo burlesco que lo humillaba, consiguiendo que Harry se alejara y terminara refugiándose en un rincón del baño mientras terminaba de secarse y se ponía la bata de baño ...¿de qué me preocupo, al menos yo no soy una pantruca delgaducha...

Draco salió del baño mirando a Harry, que estaba de espaldas a él, con una mezcla de enojo y desprecio, luego siguió hasta su pieza para vestirse rápido.

Harry esperó cinco minutos antes de ir también al cuarto a vestirse, deseando que Draco ya se hubiera ido. Cuando iba entrar a la habitación, sintió los pasos del rubio aún dentro y prefirió esperar a que saliera. No pasó mucho tiempo cuando sintió que la puerta del dormitorio se abría y tomó el pomo para entrar, pero una voz masculina desagradablemente familiar le detuvo.

—Draco —Blaise estaba parado frente al rubio —tenemos que hablar.

El chico ni lo miró, cerró la puerta del dormitorio y trató de irse.

—Draco, espera —le dijo Blaise tomándolo del brazo. Malfoy lo miró desafiante y el moreno lo soltó dejando que el rubio se fuera.

Harry entró al dormitorio con una media sonrisa y se vistió rápidamente.

Potter estaba frente a la puerta del aula de DCAO. Su primera jornada como profesor, la inauguraría el quinto año de Hufflepuff, por lo que esperaba no tener muchos problemas.

Respiró profundo...

Respiró profundo nuevamente y tomó la manija, abriendo la puerta y sintiendo que su corazón, estómago y todos sus demás órganos, saldrían en cualquier momento por su boca.

Ya estaban todos los chicos sentados, niñas y niños mirándolo expectantes con sonrisas de apoyo que lo hicieron sentir mucho mejor.

—Buenos días —Su voz se deslizó por la sala segura y relajada, todo lo contrario a lo que sentía.

—Buenos días —le respondieron a coro los chicos.

—Em... espérenme un poco—entró a su despacho y sacó rápidamente un pergamino con la lista de los alumnos y el diagnóstico —...Bueno, yo seré su profesor de defensa durante el tiempo en que estemos bordo —le parecía estúpido aclarar ese punto, pero a la vez tampoco sentía correcto no presentarse —Soy Harry Potter —los chicos sonrieron, parecían contentos de que él les hiciera clases —Pasaré la lista para poder identificarlos —Harry extendió el pergamino cada vez más entusiasmado, esto no estaba saliendo tan mal como creía. Recordó entonces las últimas palabras de la profesora Sprout en la reunión que había tenido esa misma mañana

"Chequeen siempre las listas para saber si ha faltado algún chico y aprovechen así de conocerlos". Claro que tenía ganas de conocerlos ya que difícilmente ubicaba a más de tres alumnos.

Terminada esa tarea empezó, con el diagnóstico. Le entregó una hoja a cada uno con preguntas para saber como se encontraban en cuanto a conocimientos y le sorprendió como contestaban sus pergaminos en silencio, aparentemente muy entusiasmados. Se paseó por la sala por si alguno tenía dudas durante casi toda la clase. Ya para cuando faltaban quince minutos para el toque, sus alumnos entregaron los pergaminos.

—Bien —en realidad no estaba muy bien, había pensado que se llevarían toda la hora en eso —em... ¿Cuál fue el último hechizo que aprendieron?

Varias manos se alzaron esperando a contestar, Harry seguía sorprendido por el orden que reinaba en su salón, finalmente eligió a un chico de gafas llamado Martin que estaba sentado en la primera fila.

—El hechizo Protegoestábamos ensayándolo, pero todavía no lo dominamos bien.

—Ah, perfecto. Podríamos practicarlo ahora —se alejó de las mesas y los llevó hasta un lugar vacío del aula.

Una mano se alzó entre las cabezas.

— ¿Sí, qué ocurre? —le concedió la palabra Harry.

— ¿Es verdad que usted... —Harry sintió muy extraña esa forma de dirigirse hacia él —Ocupó ese hechizo en contra de Usted-sabe-quién?

¡Oh, perfecto¡Era imposible que esto no ocurriera ¿verdad! Harry sintió que toda la alegría que le estaba dando este grupo se iba por el caño. ¿Acaso tendría que relatar historias de sus enfrentamientos con Voldemort todas las clases?

—No, no es cierto —dijo visiblemente enfadado —y no hablaré de eso más —Los chicos parecían decepcionados; uno de ellos regañó por lo bajo al estudiante que había preguntado —Ahora...—continuó Harry —...vamos a ensayar el hechizo ¿Bien?

Después de la clase, entró a su despacho molesto... No tenía deseos de enfrentarse más a esto y para colmo los chicos seguían nombrando a Voldemort como "quien tú sabes" ...si escucho a alguien más llamarlo así...

— ¡Harry! —El abundante cabello de Hermione se asomaba por la puerta seguido por el rojo de Ron — ¡Harry¿cómo ha estado la... —la expresión de Granger cambió al verle la cara al nuevo profesor —al parecer no muy bien.

—No estuvo tan mal...

—Te ves como si hubieras hecho clases a una tropa de Malfoy´s —Ron caminó hacia el escritorio de Harry mientras miraba en todas direcciones —Vaya, este lugar es genial.

—Sí, es muy bonito —Harry no tenía muchos ánimos.

— ¡Y tienes una biblioteca para tí solo! —Hermione se acercó a los libros que estaban detrás de Harry para chequearlos.

— ¡La chimenea tiene tu nombre! — exclamó Ron, que había empezado a cureosear por el despacho, señalando el tallado.

—Odio que me pregunten por Voldemort —Ron y Hermione se miraron cuando escucharon el comentario. Un silencio tenso se apoderó del lugar.

—Oh... pero es lógico que lo hagan—La chica se acercó a Harry intentando sonar comprensiva —tendrás que tener paciencia.

—Si, supongo...

— ¿Quieres saber lo que realmente es molesto? —le preguntó Ron cambiando de tema para subirle el ánimo a Potter —Tener a Malfoy de profesor.

Hermione buffó.

— ¿Fue muy malo? —Harry sonrió malvado.

—Nunca creí que lo diría... pero extraño a Snape.

— ¿Tan malo!

—Desesperante. Al menos Snape era mayor que yo, no soporto que un idiota de mi edad me trate como a un niñito tarado. Hasta Hermione casi pierde el control...

— ¿Es cierto eso? —Harry se volteó a verla, sorprendido.

—Es sólo que ...—la chica se ruborizó —me molesta que se crea tan inteligente, yo sabía como realizar todas las pociones por las que nos preguntó y ni siquiera me dejó hablar. Se comporta igual que Snape.

—No por nada era su ídolo —comentó Harry —debe estar sintiéndose en el cielo teniendo el poder que tiene ¿no?

—Nos quitó veinte puntos por no saber las respuestas —le informó Ron con amargura.

— ¿Qué? — preguntó enojado el moreno — ¡veinte¿y dices que no quizo escucharte Hermione?

—Ya te dijimos, se comporta como Snape, solo que es rubio y más jóven —le respondió el colorín.

—Hay que pararlo antes de que se sienta dueño del barco, de lo contrario será igual que con la Brigada inquisidora.

—Pero ahora tú también eres de los poderosos —A Ron pareció hinchársele el pecho, como si él mismo fuera el jefe de casa.

—Chicos, hay que calmarse. Es cierto que hoy no se portó bien, pero no quise quejarme esta vez, ya que parecía estar enojado de antes —dijo la chica.

Harry la miró curioso.

—Parece que Blaise y él se pelearon —agregó Ron con voz burlona — porque no se hablaron en toda la clase.

Potter no pudo disimular su sonrisa.

— ¿Parece que tú sabes algo, no?

Harry les contó lo que había pasado y terminó junto a Ron partiéndose de la risa.

—No deberían burlarse de eso —los reprendió Hermione —recuerden que Malfoy ha perdido muchas cosas este año, y si le sumas esto del barco debe estar estresado, con razón fue tan odioso hoy. Tiene que haber sido muy humillante que Blaise le dijera eso delante tuyo.

— ¿Porqué siempre lo defiendes? —Harry había parado de reir.

—Si hubiera cumplido con su trabajo no le habría pasado nada —agregó Ron también molesto con su novia —él se merece todo lo que le pasa, siempre está molestando y ¡Hasta le lanzó un hechizo a Harry para obtener poder ¿no lo recuerdas? —concluyó el colorín haciendo clara referencia al embrujo que habían investigado en Hogwarts.

Harry se puso rojo.

—Ya te he dicho que no necesariamente lo hizo con esa intención, si es que lo hizo... —Hermione volteó la cara hacia Harry — ¿Has averiguado algo más acerca de eso? ahora que has pasado más tiempo con él...

—No... —mintió el chico —en realidad... —tenía la intención de contarles parte de lo que había ocurrido la primera noche en el barco, pero en ese momento un alumno entró a la sala para la siguiente clase —Hablaremos de eso más tarde ¿bien?

Los chicos asintieron y caminaron fuera del despacho, mientras más alumnos entraban en el aula de defensa.

—Que te vaya bien, Harry.

—A ustedes también.

—Te vemos en el almuerzo ¿vale?

—Sí.

Esta vez, la clase era con un tercero de Ravenclaw, fue muy parecida a la anterior, solo que estos chicos no se mostraban tan amables. Se reían a la menor equivocación del moreno y no perdían oportunidad de hacerle quedar como idiota, haciendo que Harry se sintiera como si lo estuvieran evaluando todo el tiempo y que sus nervios alcanzan límites insospechados. Una vez más los alumnos intentaron sacarle información acerca de Voldemort y Harry otra vez terminó la asignatura de muy malas pulgas.

Las clases para el resto de los profesores no presentaron mayores problemas, tal vez debido a que recién los estaban conociendo.

Los alumnos de Hannah rompieron varios vidrios de la sala inentando hacer hechizos transportadores, pero nada que la chica no pudiera reparar.

Lisa tuvo algunos conflictos con sus alumnos porque esperaba demasiado de ellos. Todos los que tuvieron clases con ella ese día, salieron del aula sintiéndose tontos.

Malfoy, por su parte, decidió que el mejor método de enseñansa era el que su profesor favorito había empleado todos esos años, y en su intento por ser igual a él, terminó siendo aún más tirano. Ni siquiera su hermosa cara de ángel pudo hacer más grata la hora para sus alumnos. Aunque ese día se ganó algunas admiradoras gracias a lo bien que se veía con los pantalones semi-ajustados.

—Es increíble que alguien pueda considerarlo adorable —le comentó Ginny a Hermione en el almuerzo cuando escuchaba a sus compañeras referirse al "indomable profesor de mirada hechizante" —tienen que estar locas.

Las clases siguientes que impartió Harry, fueron para Ravenclaws y algunos Slyterins que habían agrupado con ese curso por ser muy pocos. Potter llegó a la conclusión de que las águilas eran los seres más engreídos de la tierra, y que mezclarlas con las serpientes era lo peor que se podía hacer. Ninguno le había dicho nada, eran las miradas que le daban y las risitas que se producían cuando se le trababa la lengua u olvidaba algún nombre. Pero aún así pudo darles una lección cuando les mostró su Patronus, ninguno había terminado de aprenderlo antes de llegar al barco y quedaron con la boca abierta al ver su ciervo correr por el aula. Harry adoraba su patronus.

El día fue agotador. Entre clase y clase, Harry no había tenido tiempo de ver a sus amigos y en la noche se quedó revisando los exámenes para preparar las clases siguientes. No estaba muy triste por no poder verlos, ya que todavía no se le ocurría como contarles que ahora no sentía nada al tocar a Malfoy

¿Cómo explicarles la forma en que lo averiguó, sin tener que dejarse en ridículo?

Alcanzó a dormir una hora antes de la guardia.

Se levantó cansado y se puso la bata medio dormido. Miró la cama de Malfoy para despertarlo pero no estaba ahí.

Ya es la hora ¿porqué no está acá?...

Harry salió de la pieza justo cuando Malfoy subía las escaleras corriendo.

Lisa y Hannah llegaron en ese momento por el otro lado y le entregaron a Harry el testimonio de plata que indicaba que estaban en guardia cuando ellas se fueron a acostar. Draco se paró junto al moreno justo a tiempo para que no lo reportaran atrasado.

—Casi... no llego —comentó con la respiracióm agitada por la carrera.

Harry lo miró de reojo y cualquier gota de alegría que le quedara se secó. Draco tenía una amplia sonrisa que intentaba apagar sin resultados, aún llevaba la ropa del día, aunque quedaba claro que acababa de ponérsela y tenía varias marcas en la piel que indicaban el paso de los labios de alguien ...opuesto a que fue Blaise... sin duda se habían reconciliado.

—Buenas noches chicos —Les deseó Lisa y ambas salieron a su dormitorio.

— ¿Quieres vigilar como ayer? —le preguntó Harry visiblemente enojado —Yo arriba y tú abajo.

Malfoy soltó una carcajada mientras Harry lo miraba sin comprender — ¿Qué te pasa? —le preguntó serio —me parece que es la forma más cómoda de hacerlo.

Draco alzó una ceja aguantándose la risa —Me gusta más hacerlo arriba, ya sabes, hay más libertad para moverse.

—Como quieras —le contestó enfadado ...de qué se ríe este imbécil...

Pasó dos horas paseándose por la cubierta. La guardia estaba siendo mucho más aburrida que el día anterior, los animales que se asomaban no eran tan espectaculares y tampoco se sentía con ánimos de observarlos. Bill ya les había explicado que no les harían nada y que probablemente solo sentían curiosidad por conocerlos, aunque no se explicaba por qué habían aparecido tantos durante el periodo de Malfoy y Harry.

—No te duermas —La desagradable voz de Malfoy sonaba frente a él.

— ¿Qué haces aquí? —le preguntó Harry sobresaltado —se supone que tienes que vigilar la cubierta superior.

—Me aburro —le contestó con simpleza —no creo que sea necesario estar todo el tiempo en un mismo lugar.

—Paséate un rato, pero en tu puesto de guardia —o nada un rato a ver si nos libran de tu presencia...

—Bill nunca dijo que teníamos que separarnos, basta con que estemos alertas.

—Si fueras otra persona podría ser, pero tu compañía no es...

— ¿Que te pasa que andas tan idiota¿Tus alumnos no piensan que seas tan genial como te creías?

— ¿Qué te pasa a tí? No somos amigos, no quiero tener que aguantarte cerca todas las noches —le contestó el moreno alzando la voz —pensé que estábamos de acuerdo en eso.

—Ya te dije, me estoy aburriendo. Tengo ganas de hablar —y sin más se sentó junto a un perplejo Potter.

—Yo voy a caminar —Harry se puso de pie.

—Hoy hiciste clases a algunos de mis chicos, me dijeron que estuviste terrible —Draco consiguió que Harry volteara a verlo. A pesar de lo que deseara, sentía curiosidad por saber lo que los alumnos habían opinado de él — ¿Les mostraste tu famoso patronus en un intento desesperado por no ser un completo fracaso?

—Cállate —Harry ya sentía correr la ira por sus venas, era el "efecto Malfoy" le ocurría cada vez que cruzaba más de dos frases con el rubio.

— ¿Haces aparecer ese ciervo cada vez que necesitas impresionar a alguien?— Harry no contestó.

— ¿Lo haces¿Realmente lo haces¡Ja! ahora entiendo porqué todas tus novias te dejan... puedo imaginarlo: Un mes de compromiso y ella espera consumar su amor —Draco adoptó un tono melodramático — "¿Harry querido, que sorpresa me tenías?" Entonces el horrible chico saca su varita y lanza un conjuro "Especto patronum"...

—Cállate imbécil ¿no tienes nada mejor que hacer que molestarme?

—Créeme que si tuviera algo mejor que hacer, lo haría; pero estamos patrullando ¿lo recuerdas? Si te quieres quejar con alguien hazlo con Bill, él me condenó a estar contigo.

—Y tú serías muy feliz si te dejara patrullar con Blaise.

—Si, eso sería perfecto. Aunque tampoco me molestaría con Lisa... ella sí debe estar sufriendo, al menos tú tienes algún mérito para estar aquí, pero esa inútil de Abbott... si fuera Lisa intentaría arrojarla del barco para no tener que cargar con su ineptitud.

—Hannah es experta en hechizos... —Le contestó Harry con los puños apretados.

— ¡Ja, cualquier persona puede ser experta en hechizos. Te aseguro que mis alumnos de segundo saben más que ella. La única razón por la que Dumbledore la eligió, es porque tenía que sacar a alguien de Hufflepuff, y entre toda la porquería que hay en esa casa fue lo mejorcito que pudo conseguir.

—Los de Hufflepuff son mil veces mejores que tus serpientes Malfoy...

—Si, claro. Imaginaremos que tú te crees esa mentira. —contestó con ironía —Estoy seguro que los tres solos podríamos manejar esto mucho mejor que con ella.

—No seguiré escuchando tus estupiedeces, iré arriba, y espero que dejes de seguirme.

Malfoy no volvió a acercarse a Harry hasta que la guardia terminó y tuvieron que entregarle el testimonioa Bill.

—Buenas noches chicos —Les sonrió el colorín mientras se alejaba hasta la sala de control con Sprout.

—Buenas noches —le repondieron a coro.

—Vamos a dormir a ver si se te quita el mal genio —le dijo el rubio mientras habría la puerta.

Harry entró cansado, se quitó la bata para meterse a la cama.

—No puedo creer que nunca más dormiré como corresponde ... ¡y ni siquiera nos pagan por todo lo que hacemos!

Harry lo ignoró, ya se había cubierto con el tapado y cerró los ojos en busca del descanso que su cuerpo tanto le pedía.

—No te desespera saber que ésta será la vida que tendremos de ahora en adelante, me cansa solo imaginarlo...

Harry apretó los ojos para dormirse.

—Yo ya estoy agotado... —siguió quejándose Malfoy.

Y se tapó las orejas para impedir que las palabras del rubio entraran en su cabeza.

—Hoy tuve un alumno francamente tonto, le pregunté como reconocer la raiz de mana y sólo se puso a temblar como si yo fuera a pegarle... aunque ganas no me faltaron; ahora entiendo que Filch deseaba colgar a los alumnos por lo pies, yo opino que deberímos hacerlo, son idiotas...

Harry se puso la almohada en la cabeza.

—Estoy aburrido, en verdad aburrido...

— ¡Ya cállate! —le gritó el moreno — ¡Es que no puedes parar de batir la lengua!

—No quiero callarme, lo mínimo que puedes hacer es escucharme...

— ¡Cállate!

— ¡No¡no quiero, no quiero, no quiero, no quiero!

— Cállate cállate cállate!

— ¡No quiero!

— ¡Cállate!

— ¡No quiero, no quiero! —Harry se quedó mirando como el rubio seguía gritandole que no se iba a callar, parecía tener cinco años y él no estaba para seguir con esa pelea tan estúpida. Todo esto era absurdo, Malfoy, las clases, los seres en el mar, el barco... sin saber exactamente por qué, estalló en risas... tal vez para no enloquecer.

— ¿Qué te pasa?

—Eres muy tonto Malfoy...—la risa se le quitó de a poco mientras Draco lo miraba ofendido —ya duérmete ¿quieres? estoy cansado y tú estás cansado...—suspiró, no iba a sobrevivir a todo esto.

Luego de la ducha, en donde Harry nuevamente tuvo que huir de la mirada burlesca el rubio, se dirigió a la sala de reuniones en donde probablemente Sprout les preguntaría como les había ido en su primer día de clases y él le contestaría que bien, a pesar de que tenía muchas ganas de renunciar.

Se sentó en la silla junto a Bill. El colorín tenía enormes ojeras y parecía desanimado. Las cartas del correo de la mañana estaban sobre la mesa, Sprout también estaba triste.

Lisa y Malfoy entraron a la sala justo a las 7:30 y Hannah llegó tres minutos tarde.

Bill se puso de pie mirando a la jefa de Hufflepuff —Tenemos malas noticias que darles.

Harry veía el gran comedor moviendo la cuchara en su cereal, no tenía hambre. Se sentía culpable por la felicidad que sintió al saber que las malas noticias no lo perjudicarían directamente. Era Hannah la que tendría que enfrentar las lágrimas de los chicos que habían perdido a sus padres el día anterior, ella tendría que llamarlos en privado y contarles cuando y como había sido, y tendría que consolarlos y darles fuerzas y soportar su dolor... El no sabría como hacerlo, no sabría que decirles... Pero Hannah era muy cálida, ella sería un buen soporte para su casa. Miró a los chicos que estaban siendo llamados por Abbott, sin saber que ocurría; vió como ella caminaba nerviosa detrás de ellos y como salían del Gran comedor.

Era un alivio que no fueran familiares de Gryffindors, aunque tal vez mañana sí lo serían... Tendrían que acostumbrarse, el que estuvieran lejos de la guerra no significaba que hubiera terminado. Ellos estaban a salvo, el resto del mundo no.

El día, a pesar de que Harry lo comenzó casi sin ánimos, mejoró a medida que transcurría. Le enseñó a Hufflepuffs y a Gryffindors, y a un puñado de Slytherins repartidos en cada curso, pero eran muy pocos como para molestarlo. Sus compañeros de casa le mostraron su apoyo dándole ánimos cuando se despidieron y diciéndole que lo hacía muy bien, y al parecer el rumor de que no quería hablar de Voldemort se esparció entre los tejones porque nadie tocó el tema en toda la jornada. Además, los chicos afectados por las muertes, no estaban dentro de sus cursos.

Terminó el día mucho más animado, pensando en que no se dejaría afectar por el comportamiento de los Slytherins y Ravenclaws, después de todo, él no era tan malo enseñando y estaba capacitado para hacerlo; sabía mucho más de defensa que cualquier otro chico en Hogwarts... ...Demonios... era jueves, le tocaba su clase con Malfoy.

Después de la cena, llegó al aula de defensa suponiendo que el niñito rubio no estaría, pero se equivocó. Malfoy lo esperaba sentado en el puesto del profesor, con la cabeza apoyada entre los brazos, descansando, y un par de pergaminos sobre la mesa.

—Llegas tarde —le dijo enderezándose al verlo entrar.

—Dos minutos no es tarde —Aquí vamos otra vez...

—Espero que seas puntual. Si te demoras pensaré que que faltaste y me iré, no estoy para perder el tiempo.

Harry decidió ignorar el comentario y averiguar qué diablos tenía pensado hacer Malfoy —¿qué preparaste?

—Nada.

— ¿Qué! —Potter sintió el "efecto Malfoy" en su sangre.

— ¿Has estado muy ocupado verdad? Yo también —afirmó sin esperar la respuesta del moreno — ¿No esperabas que tuviera todo programado? —sonrió intentando ser amable—Vamos a hacerlo ahora.

—Al menos te dignas a hacer algo —Dijo Harry más para si mismo y caminó hasta donde se encontraba el rubio, que ya había tomado una pluma para escribir — ¿Pensaste en algo que enseñarme al menos?

—Me costó mucho ya que tú eres un genio en defensa —le contestó en tono sarcástico —pero encontré algunos trucos de mortífagos que tal vez te parezcan interesantes... A menos que sean demasiado oscuros para tus puras manitos...

— ¿Podrías dejar ese tonito burlesco y decirme de una vez qué me vas a enseñar?

—Guau, el león ruge...

— ¡Malfoy!

—Ya, no te enojes —le pidió Draco sonriendo, a Harry le pareció extraña esa reacción, esperaba que siguiera molestando —No creo que te interese aprender el hechizo Suffoco, porque es de tortura y la verdad no hay un contrahechizo, solo tienes que intentar evitarlo, como el cruciatus.

—Sí está bien.

—Sé varios conjuros de ese tipo que me parece importante mencionar, para que no sea sorpresa en el caso de que te ataquen, pero dudo mucho que se los enseñes a tus alumnos... No sé si ocupar tiempo en eso. A nosotros nos los enseñaban para ocuparlos con el enemigo y para poder resistirlos en el caso de que nos los lanzaran.

— ¿A tí te lanzaron el asfixiante?

—Te morirías si supieras todo lo que han probado en mí—sonrió maliciosamente —por eso estoy dispuesto a enseñártelos.

—Ah, bien...

—También tengo algunos conjuros que afectan partes del cuerpo, como acortar cuellos, disminuir cabezas, alargar extremidades... podríamos hacerle un favor con eso a Maurus.

Harry no pudo evitar reirse. Había conocido a Maurus hoy, un alumno bajito de Hufflepuff al que bien le vendrían unos centímetros más de piernas. Inmediatamente se maldijo por burlarse.

—No seas cruel, él es muy amable.

—Preferiría que fuera más inteligente, leí su diagnóstico y no tengo idea de como pasó pociones, no sabe nada.

Tampoco sabe mucho de defensa... —Será tu deber enseñarle.

—Cuando leas su diagnóstico sabrás que no.

—Debemos encontrar la forma de que aprendan...

— ¡Oh, por favor Potter¿Me vas a decir que no has deseado patear a ninguno por imbécil¿Que no te sorprenden las idioteces que contestan?

Otra risa escapó de Harry al recordar el último exámen que leyó en donde un chico decía que los patronus podían afectar a los dementores porque eran bonitos.

—Yo no puedo decir mucho, no hemos tenido profesores de defensa muy maravillosos que digamos.

—Pues en mi caso nadie tiene excusa, yo sé que Snape es brillante.

Muy brillante su pelo seboso — ¿Qué me decías sobre los conjuros?

Malfoy estuvo enumerando hechizos y contraechizos para saber cuales conocía Harry y ambos acordaron cuáles eran los primeros que debían aprender.

Harry estaba sorprendido, tanto por la cantidad de cosas que sabía Malfoy, como por el hecho de que casi no pelearon. Si no lo odiara tanto, hubiera jurado que estaba pasando un buen rato. Hasta que...

—Bueno, eso será suficiente ¿no crees? —Draco se puso de pie y tomó los pergaminos.

— ¿Eso fue todo?

—Por hoy. El martes empezaremos con lo que acordamos.

—Y ya te vas —Harry se sentía estafado, les faltaba más de media hora para que terminara la clase.

—No te preocupes, volveremos a vernos —Draco sacó su tono burlesco a reclucir nuevamente —Te recuerdo que dormimos juntos —Y salió del aula.

Seguro va a juntarse con Blaise, por eso fue tan amable, así terminábamos rápido y él podía ir a follar con su inmundo amiguito.

La leve simpatía que había nacido hacia el rubio se esfumó, ni siquiera podía ir a buscarlo porque ya no tenía nada más que hacer con él.

Me voy a dormir

Llegó a la pieza, cerró de un portazo la puerta y se sentó en su cama.

Cólera, estaba siendo invadido por un ataque de cólera. ¿Cómo diablos se las ingeniaba Draco para ir a meterse con Blaise, si él apenas podía saludar a sus amigos?

Miró hacia el frente, el mueble del rubio lo saludaba recordándole su desagradable sonrisa.

En ese mueble se suponía tenía todo guardado... debe tener mi capa guardada...

Se levantó de un salto, cualquier protesta de su conciencia fue callada. Malfoy seguramente no volvería hasta la hora de la guardia, podría buscar lo que le pertenecía tranquilo.

Sacó varias prendas cuidando de no arrugarlas para no delatar su asalto. Buscó entre papeles y algunas pociones guardadas en gruesos tubos de vidrio que, a Harry, le parecieron muy curiosas. Abrió un cajón, más ropa... y otro, y el último. Esta vez encontró algo mucho más interesante, una caja verde, igual a la que él tenía, pero en verde; la que Dumbledore le había dado antes de ir hasta ahí. Sintió enormes deseos de saber qué le había dado el director a Malfoy, pero se contuvo. La ira ya lo había abandonado y su vocecita conciente le explicó lo ruin que sería meterse en esa caja, era privada. Draco tenía derecho a guardar ese secreto, como él tenía guardado el suyo.

Ya había revisado todo y no encontró nada, así que guardó las prendas y todo lo que había encontrado y decidió dormir, necesitaba dormir si esperaba seguir con ese ritmo de vida

—Ustedes dos no pueden seguir así —Blaise tomó un poco de vino de su copa —Tendrán que aprender a convivir.

—Es que, es tan difícil —Draco estaba sentado sobre Blaise y jugaba con el primer botón de la camisa del moreno —No para de molestarme, y si intento ser amable, me trata peor. Definitivamente nunca podremos llevarnos ni medianamente decente.

—Pues, tendrán que hacerlo...

— ¡No! —dijo Draco acurrucándose más en Blaise —ese tipo es un idiota, un prejuicioso, un imbécil que sólo sabe quejarse de...

— ¿No decías que era igual a ti? Porque más de una vez te escuché decir que ustedes eran idénticos.

—No lo somos —el rubio se paró y se fue a sentar en el sillón que estaba frente a la chimenea de su despacho —él no es como yo. Yo no ando por ahí haciendo gestos de asco sólo porque alguien es gay —sintió que los brazos de Blaise le rodeaban por detrás del respaldo —además, lo detesto.

Zabini esquivó el sillón y se sentó junto al rubio. Le pasó la otra copa de vino.

—Tendrías que verlo —Draco siguió — Cada vez que estamos en el baño... las caras que pone sólo porque miro a Bill... Es un homofóbico, créeme Blaise, Potter es homofóbico —se llevó la copa a los labios —y de los peores.

El moreno le acariciaba el cabello mientras el chico bebía.

—Me enferma como siempre se esconde de mí para vestirse —Draco pasaba ociosamente un delgado y fino dedo por el cuello de su compañero mientra hablaba—ni que creyera que lo voy a violar. Sólo porque él es disque "normal" se siente superior a mi.

—Yo no estaría tan seguro de eso.

— ¿A qué te refieres? —Malfoy se acercó al chico, curioso — ¿Es que le sabes algún secretito a Potty?

—No, pero es sólo cosa de fijarse bien; fijarse hacia dónde se le van los ojos —le contestó Blaise acercándose al rubio y besándole.

— ¿Por qué estas aquí? —Harry acababa de entrar en el despacho de Draco y miraba bastante enojado la escena —Tú no deberías estar aquí, Zabini.

Los chicos se separaron lentamente y Draco hizo desaparecer las copas sin que Harry lo notara.

—Creo que nos veremos mañana, entonces —Blaise se despidió de Draco dándole otro beso.

—Veinte puntos menos por estar a deshoras fuera de su sala común, Zabini. Ahora, vete.

— ¿Qué te crees Potter? —Draco se paró muy enojado —No puedes entrar a MI despacho cuando quieras y echar a Blaise...

—Él no tiene por qué estar aquí y tengo todo el derecho a...

—No te creas tanto el cuento de ser profesor, Potter —Malfoy se acercó peligrosamente al chico — porque, si no lo recuerdas, los de defensa duran poco, muy poco.

—Bueno —Blaise, que estaba en la puerta, habló — yo ya me voy, Draco. Me toca hacer guardia —se acercó al rubio y le acarició la cara —buenas noches —y salió de la habitación.

Malfoy miró a Harry con odio, mientras que el chico no apartaba los ojos del prefecto.

Potter...no puede ser...le gusta.

Harry se sentía horrible. Estaba harto de la situación, de hacer guardia, de tener que soportar a estudiantes que creían saber más que él...

Suspiró.

Por lo menos el viento que le llegaba a la cara le hacía sentir un poco mejor. Habían pasado casi dos horas desde que estaba de guardia, y por ende, casi dos horas sin tener que ver la pálida y burlesca cara de Malfoy, con quien había tenido una brava pelea a causa de Blaise. Se habían separado al inicio del patrullaje y se volverían a juntar al término...Agotador

Se apoyó en la baranda más próxima y miró hacia el oscuro horizonte.

¿Y si me tirara del barco? Sería sencillo. Una sola mordida y ya no tendría que pensar más en Malfoy, ni en Voldemort ni en nada...

—No puedo hacer eso —se dijo a si mismo —No puedo dejarlo todo sólo porque tengo un par de problemas.

Miró hacia abajo, en donde el agua se mecía suavemente.

—Debemos ser civilizados...suena fácil ¿no?

Veía las algas rojizas flotar en la superficie, como danzando al ritmo del oleaje.

—Y también debo ser paciente...

Las algas seguían moviéndose al son del mar, casi hipnotizándolo, flotando y mezclándose con un retazo oscuro... no, negro.

—Debo esforzarme...

Y del retazo salían unos finos y azul-blanquecinos ¿dedos?

— ¿Qué es eso? —se asomó por la borda y vio a una chica colorina,con la túnica de Hogwarts, flotando boca abajo.

¿Colorina?

— ¡GINNY! —-sacó su varita y convocó a su Saeta de fuego ,que se encontraba en el armario para escobas. Saltó sobre la Saeta y voló hacia la chica.

— ¡GINNY¡GINNY¡RESPÓNDEME! —intentó tomarla con su brazo izquierdo, pero la chica se dio vuelta ágilmente y le atrapó por el cuello.

—QUÉ MIERD...—La chica sonrió y lo atrajo hacia si, empujándolo con fuerza hacia el fondo marino. Harry le tomó el brazo con el que lo sujetaba y se soltó, esquivando a tiempo el otro delicado brazo femenino que casi lo atrapa. Se mantuvo suspendido en el aire, impresionado.

—ji, ji, ji, ji—unas suaves, pero a la vez escandalosas, risitas de mujer le llegaron hasta sus oídos. Eran inquietantes y extrañamente atrayentes...Recordó las risas de las amigas de Cho y sintió que las chicas marinas se estaban burlando de él. Subió un poco más en su escoba y miró hacia todos lados. Y ahí las vio. Unas siete jovencitas le miraban desde el mar, sonriéndole maliciosamente.

No alcanzó a decir nada caundo casi todas se había ido en un rápido movimiento de aguas y birllantes cabellos larguísimos, a excepción de la que lo había intentado atrapar. Ella le miraba con sus cristalinos ojos púrpura y le sonreía tocandose los labios. Harry parpadeó y la joven ya no estaba.

Se quedó en el aire un par de segundos sin saber bien que había pasado. Miró los alrededores y notó que se encontraba a unos metros del barco.

—Mierda...Hey, nada ha pasado —se dijo.

Aun ... Una vocesita, esa misma que te alerta cuando estas a punto de hacer algo potencialmente mortal, le avisó que era mejor no tentar la suerte y que se devolviera al barco.

Y así lo hizo. Diez minutos después, y luego de haber guardado la escoba, se encontraba nuevamente mirando hacia el mar.

—No entiendo...nada me comió —sacó de su abrigo un tintero y lo lanzó al mar. No alcanzó a elevarse más que un par de metros y ya un bichejo descomunal se lo había zampado —no, no entiendo.

A la mañana siguiente, cuando Harry se despertó, Draco no estaba. En realidad, el chico ni siquera se había digando a aparecer por la pieza después de la guardia.

Debe haberse ido con Blaise.

Harry miró la hora y se levantó rápidamente para ir a desayunar.

—Deberíamos pedir pasteles de chocolate para mañana ¿no les parece? los merecemos —Lisa huntaba su tostada con mermelada, mientras intentaba convencer a sus compañeros para que la apoyaran. Ninguno parecía oponerse a la propuesta —Debemos hablar con Bill para que dé la orden a los elfos ¿verdad?

—Sí, pero no está aquí —Le dijo Hannah señalando el puesto vacío que tenía al lado.

—Debimos tratarlo en la reunión de esta mañana —se lamentó Lisa mientras se chupaba los dedos que habían quedado manchados con el dulce.

—Me parece que Bill pensaba en dejar las golosinas para celebraciones —les informó Harry que había hablado con él de ese mismo tema el día anterior.

—Querido Potter, llevamos tres días aquí, y estamos vivos—intervino Draco y levantó su taza de leche como si brindara —tenemos que celebrarlo —agregó con un tono de que ni él mismo se creía la excusa.

— ¡Salud por eso! —Lisa levantó su taza y la hizo chocar con la del rubio —además se supone que nosotros tomamos las decisiones ¿no¡Pasteles de chocolate para mañana entonces! —Hannah levantó su taza y la chocó con la del resto. Malfoy miró a Harry esperando que hiciera lo mismo, y el moreno levantó sonriendo la suya y terminó el brindis.

Harry vio que Hermione le hacía señas desde la puerta para que saliera.

—Yo me voy, que les vaya bien en sus clases.

—A tí igual —Le contestó Lisa tomando otro sorbo de leche. Malfoy hizo una mueca con los labios en señal de despedida.

¿Eso fue una sonrisa?

— ¿Cómo has estado? —Le preguntó Ron con la sonrisa amplia y cálida que empezaba a extrañar tanto.

—Bien, ha sido algo agotador, pero... —Harry sonrió débilmente, el día anterior no había hablado con ellos ni una sola vez. Eso nunca había ocurrido — ¿Cómo les ha ido a ustedes?

—Tenemos muchos espacios vacíos en el horario, ahora que sólo son cinco profesores, pero después de la cena nos ha tocado guardia, ayer fue doble porque la prefecta de Hufflepuff estaba de duelo —le contó con un tono apagado Hermione.

—Sí, supe lo que pasó con sus padres.

—Los chicos se enteraron y estuvieron deprimidos todo el día... —continuó Hermione — ...pensando en lo que podía pasarles a los suyos, estuvimos conversando con los de primero toda la tarde...

Hary sintió un vacío, Dumbledore le había dicho que él sería el apoyo de su casa y ni siquiera se había enterado de lo que les pasaba. Pero claro, Hermione y Ron no tenían que pasar todo el día haciendo clases, de hecho tenían muy pocas clases a la semana, mucho tiempo libre para ocuparse de la casa, mucho tiempo libre como para ir a verlo al menos una vez, como lo hacía Zabini con Malfoy por ejemplo.

— ¿Ha sido muy difícil soportar a Malfoy? —Hermione había terminado su relato sin que Harry la escuchara.

—La verdad, no me molestaría tanto de no ser porque él siempre está acompañado de Zabini. Sería más soportable si ustedes estuvieran conmigo...

—No tenemos tiempo... —Dijo Ron.

—Me acabas de decir que les sobra tiempo...

—Pero en el día, mientras tú haces clases —se defendió Weasley —en la noche, cuando tú estás libre, hay muchas cosas que hacer, aún nos estamos acomodando en las piezas, aún los chicos se despiertan en las noches gritando, pensando que Voldemort nos atacará, o que los bichos del agua... hemos tenido varias crisis porque esos seres se asoman por las ventanas. Asustan, de verdad...

—Zabini visita a Malfoy en las noches...

—No seas injusto Harry —le interrumpió Hermione —él tiene que cuidar a un tercio de los que nosotros y no te olvides de que Blaise es pareja de Malfoy, es lógico que busquen un tiempo para la intimidad ¿no te parece?

—Sí, tienen razón —les contestó enojado —se me hace tarde para preparar la clase, tengo que ordenar las pruebas, nos vemos luego —y se marchó dejando a sus amigos con la palabra en la boca.

Caminó hacia su sala con paso firme. Hermione y Ron tenían razón, estaban ocupados cuando él estaba libre... él tendría que visitarlos, había tenido tiempo, podría haber estado con su casa un rato... ¿Porqué estaba tan enojado?

Tenía que calmarse, sus amigos no tenían la culpa. Aunque Zabini subió a buscar a Malfoy...

Pero sus amigos no iban a quebrar todas las reglas, no eran tan irresponsables.

¿Pero qué importa¡Siempre hemos quebrado las reglas!

Zabini no era la pareja de Draco, estaba seguro, sólo se daba el tiempo para acompañarlo.

Para acostarse con él, querrás decir.

Abrió la puerta de su despacho más calmado, no tenía derecho a enojarse, pero ... los extrañaba tanto. Necesitaba de su apoyo, los quería a su lado... No tienen la culpa, me disculparé en el almuerzo.

Otro día de clases, esta vez uno de sus cursos fue únicamente de Slytherins, el único grupo que era suficiente como para no tener que agregarlos, y eran terribles.

— ¿Sí Dafne? —ya habían terminado el diagnóstico y Harry intentaba enseñarles el hechizo

expeliarmus, pero le estaba resultando imposible.

—Si quiero desarmar a mi enemigo... —comenzó la chica con un tono arrogante casi calcado del de Malfoy — ¿No sería mejor ocupar algo más letal? Estamos hablando de mortífagos, ellos no descansarán hasta verme muerta. Entonces¿Para qué quiero sólo desarmarlo?

—No voy a enseñarte a matar a nadie, si eso es lo que quieres —le contestó Harry enfadado —Tú no eres uno de ellos. Si los mataras, te comportarías como un mortífago —Otro chico levantó la mano — ¿Dime?

—Bien, profesor —El "profesor" fue casi escupido, aunque nadie lo lograba como Draco —a pesar de que quieren eliminarnos, no los mataremos. Pero no creo que con un simple expeliarmus...

—Pues fíjate que ese hechizo tan simple puede salvar tu vida.

Todas las caras parecieron iluminarse, y entonces Harry entendió que lo que estaban haciendo era obligarlo a hablar de Voldemort.

La clase terminó con un Harry gritando y unos Slytherins que parecían disfrutar cada palabra chillada por Potter. Como si haberlo sacado de sus casillas hubiera sido un éxito.

Una vez salieron todos, Harry se sentó exhausto y comprendió que en realidad lo que habían estado buscando las endemoniadas serpientes no era que hablara de Voldemort, sino que se alterara, y lo habían conseguido.

Llegó al almuerzo y al fin se encontró con Ron y Hermione. Obviando el altercado de la mañana, les contó lo sucedido con la manada de Slytherins.

—Deberías poner la regla de que en tus clases no te molesten con Voldemort o pierden puntos —le dijo Ron como si fuera la solución más sana del mundo.

—No creo que les importe mucho, deben haberse resignado a perder este año, están en él último lugar.

—Malfoy se está encargando de dejar parejos los relojes —le informó Ron — ¿no has visto acaso como vamos?

—No me he fijado.

Harry miró el reloj que estaba detrás de la mesa de profesores y vio que, en unos cuantos días, Gryffindor tenía 103 míseros puntos.

—En una semana nos tendrá marcando negativo —Ron agregó sal a la herida que se acababa de abrir en Harry

El moreno miró a Draco que comía como si nada, mientras conversaba con Lisa.

—Bastardo¿Cómo logró llegar a ese número sin que nadie se quejara?

—Los alumnos sí se han quejado —le dijo su amigo —pero lejos de los profesores.

—Alguien tiene que pararlo —dijo Harry dando un paso hacia donde el rubio bebía, con su gracia única, del afortunado vaso con jugo.

—Harry, cálmate —Hermione intervino antes de que el "volcán Harry" hiciera erupción —no hagas un escándalo en el comedor.

— ¿Quieres que me quede sentado mientras él abusa de su poder?

—No, creo que alguien debe hablar con él, pero en otro lugar y no estoy segura de que debas hacerlo tú.

Ron miró a la chica como para que se callara mientras Harry empezaba a enfurecerse otra vez.

— ¿Y porqué yo no puedo decírselo?

—Porque te alteras.

—Me gustaría verlos pasar tres días con Malfoy, a ver si no se alteran.

— ¿Has averiguado algo del hechizo... —la mirada de Hermione cayó sobre Ron —del supuesto hechizo que te lanzó? —le preguntó Ron.

—Ya no siento nada —Contestó el chico molesto por el cambio de tema.

— ¿Nada? —Hermione se extrañó — ¿Cómo lo sabes?

—Lo abracé mientras dormía —Harry estaba molesto y en este momento, le importaba poco lo que sus amigos pensaran de ese incidente.

— ¿Qué! —chilló Ron, Hermione lo tomó del brazo para que se callara y Harry abrió los ojos como platos. Se acababa de dar cuenta que no debió decir eso.

—Ehmm... —balbuceó —tenía que averiguar algo ¿no?

— ¡Estás loco! —Ron intentaba bajar la voz, pero ya varios chicos habían volteado para saber que ocurría — ¿Cómo se te... ¡Estás loco?

—Podría haberte descubierto, Harry —lo retó Hermione preocupada —él no debe enterarse de que lo estás investigando.

—Ya se enteró —Harry decidió que mejor les decía todo para que lo reprendieran de una sola vez —porque despertó justo cuando estaba sobre él.

Los chicos lo quedaron mirando con los ojos muy abiertos, sin poder creerlo.

—Ese día confirmé que debe, o debió, estar haciéndome algo porque no le contó a nadie lo que hice, ni siquiera a Bill, a pesar de que estaba furioso.

—Pero si el hechizo terminó... ¿No sientes nada diferente? —le preguntó la chica.

—Es difícil de saber, me siento muy diferente a como hace una semana, pero estamos pasando por una situación anormal ¿no? no sé exactamente como deba sentirme... he estado de muy mal humor.

—Por ahora no hay mucho que podamos hacer —le dijo la chica —solo debes estar atento. Y cuidarte.

—Deberías empezar a traer tu propia petaca, por si intenta hecharte algo en tu bebida.

—No creo que Harry deba ser tan paranoico, Ron.

— ¿Quieres que un día encontremos a Harry en los huesos porque esa serpiente le ha chupado toda la vida?

—Tenemos que almorzar.

Las clases de la tarde hubieran sido tranquilas para Harry, pero el chico decidió averiguar que tan terrible era la situación con Malfoy.

— ¡Nos quitó cinco puntos a todos los que no logramos terminar el exámen!

—Yo sé de pociones, siempre me ha ido bien, pero era tan difícil...

—A mí me quitó puntos por que tenía la letra muy fea.

— ¿No sabrá que hablé en su contra, verdad?

Eso era suficiente, no llevaban ni una semana y ya tenía aterrorizados a los estudiantes. ¿En qué estaba pensando Dumbledore cuando lo eligió?

— ¡Malfoy! —Harry decidió ir en su busca al final de la clase — ¿Puedes explicarme porqué has estado quitando tantos puntos? —intentó sonar educado, estaba tratando con todas sus energías ser civilizado.

Draco, que estaba cerrando la puerta del aula de pociones, le lanzó una de esas miradas despectivas que Harry había experimentado demasiado esa mañana —No he quitado tantos, he sido compasivo porque estamos recién conociéndonos —le contestó descaradamente.

—Gryffindor ha perdido ciento cincuenta puntos... —la ira reprimida se le escurría entre los dientes.

—Yo solo les he quitado ciento treinta, por el resto pregúntale a Lisa y a Hannah—el rubio hizo un gesto con la mano para que Harry se quitara de su camino.

— ¿Con qué derecho... ¿Cuando vas a entender que no eres amo y señor...?

Varios chicos se quedaron mirándolos desde abajo, el ambiente olía a pelea, y estaban aburridos en el barco. Una pleito parecía un buen espectáculo.

— ¿Y tú si lo eres¿tú SÍ puedes hacer lo que se te antoje, como gritonear a mis chicos?

— ¡No cambies el tema¡No puedes quitar puntos sin una razón! No voy a permitir...

—Los alumnos de tu casa son imbéciles ¿Te parece suficiente razón? Pero claro tú no puedes notarlo porque también eres un Gryffindor.

Harry tenía la varita apretada. Como ya no llevaba su túnica no tenía donde guardarla y todos podían ver como sus nudillos estaban blancos por la tensión. Los chicos que se habían detenido a mirar la tan anhelada pelea Potter/Malfoy observaban espectantes, esperando a que el moreno le lanzara un conjuro al Slytherin, quien aún no sacaba su varita del cinturón del pantalón.

— ¿Qué están haciendo? —Bill apareció desde la escalera proveniente del Gran Comedor. Al no haber respuesta, preguntó nuevamente, solo que esta vez con un tono más firme — ¿Qué están haciendo?

Los dos jefes de casa se miraron con odio, pero no dijeron nada. Bill miró hacia la cubierta y se encontró con muchas caritas observándolos. Eso confirmó sus sospechas.

—No volverán a pelearse frente a sus alumnos —les ordenó Weasley en un tono severo pero bajo —no pueden dar esta clase de espectáculos. Si lo vuelven a hacer buscaré un castigo para ustedes que no olviden fácilmente ¿Les queda claro? —Ambos muchachos asintieron. —Cualquier problema que tengan lo solucionan en su pieza o en el consejo, si tiene que ver con el colegio. Ahora váyanse.

Se dieron una última mirada de odio antes de separarse. Harry subió la escalera mientras que Draco bordeó el pasillo y bajó hacia la Proa.

Imbécil, me las va a pagar, lo juro... mañana plantearé el tema al consejo, nadie se lo va a aguantar, seguro que ni Lisa ni Hannah se han fijado en sus relojes...

Llegó a su pieza a punto de estallar, pateó la cama y se sentó masticando su cólera por 11ª vez desde que había empezado a compartir su vida con Malfoy.

Miró hacia el frente. Recordó como hace dos días se sentía igual que en este momento y había buscado su capa... y solo le quedaba por revisar el interior de la caja verde. Malfoy merecía que él abriera la caja.

De un salto se puso de pie, abrió el cajón en donde la había guardado y la sacó.

Cómo abro esta mierda...

Probó de la misma forma de como se habría la suya, pero tal y como supuso, no era igual. Probó con varios conjuros pero ninguno funcionó. La rascó, la acarició, la frotó, le dio golpecitos, la pateó, la lanzó en contra de la pared, saltó sobre ella y no se abrió y para cuando Harry ya había desquitado toda la rabia que sentía en contra de la indefensa caja, ésta ya estaba abollada. No mucho para todo lo que le había hecho, pero la pintura se había quebrado un poco en las esquinas y tenía algunos raspones. Si Malfoy no se fijaba, tal vez ni cuenta se daba.

El remordimiento llegó a Harry y decidió guardarla para irse a dormir.

—Potter, despierta —Harry abrió los ojos y vio que Draco se ponía una bata —ya es hora de patrullar —le dijo Malfoy esbozando una amplia y limpia sonrisa para luego salir del dormitorio. Harry se levantó un poco confundido, tomó su bata y se calzó las zapatillas para salir tras el rubio.

—Aquí está —Sprout les pasó testimonioy se fue a su habitación dejando a los dos chicos juntos.

—Bien, vamos —le dijo Draco a Harry y comenzando el circuito rutinario.

—Malfoy, perdón pero...¿vamos a hacer la guardia, juntos?

—Si, es absurdo hacerla a parte, me aburro demasiado, e insisto en que Bill nunca nos dijo que teníamos que estar separados.

Harry accedió, nunca supo muy bien por qué, pero lo hizo.

LLevaban casi una hora dando vueltas por el barco. No habían hablado mucho, pero caminar junto al rubio, no era tan desagradable como Harry había creído. Llegaron hasta la cubierta de popa y Draco se apoyó en la baranda, dejando que la suave brisa meciera su cabello.

— ¡Cresta... —exclamó Draco cuando sintió un fuerte remezón del barco que casi lo hace caer. Miró a Harry asustado — ¿Qué esta pasando?

—El barco se mueve —le aclaró el-chico-que-vivió intentando no reirse.

—Pero yo creí que...pero si nunca antes el barco... —Draco se paró en un fierro y se asomó por la baranda para ver como el oleaje golpeaba el casco de la nave —es verdad. ¡Nos movemos! Pero ¿por qué? creí que estaríamos barados hasta que la guerra terminara... ¿la guerra...

—No, no ha terminado —le contestó Harry perdiendo el ánimo que había tenido —Sólo nos movemos para cambiar de posición, Bill me lo explicó ayer. Una de las condiciones que pusieron los seres marinos para dejarnos aquí, es que nos movamos cada cierto tiempo.

—¿Por...? —preguntó Malfoy.

—Al parecer, bajo el agua ellos viven como nosotros, en ciudades o algo así y les molesta que interrumpamos su espacio con el ancla, o que tapemos la luz del día con el barco. Por eso Bill tiene que trasladarnos, estacionarse un tiempo en otro lugar ya acordado y cada vez que ellos se lo pidan, cambiar de posición nuevamente. Ellos definieron cinco puntos en los que podemos quedarnos; al llegar al quinto empezamos nuevamente el circuito.

Malfoy, que lo había estado escuchando encaramado en la baranda, lo miraba con una ceja alzada —Viajamos en círculos —afirmó incrédulo.

—Si... —Harry no se había preocupado de eso antes.

—Dumbledore nos envió a viajar en círculos —volvió a afirmar el rubio para luego soltar una risa débil y, volviendo a mirar el oceano, agregó —Mi viaje en barco más largo fue de tres días y casi me vuelvo loco. Y ahora estoy atrapado en esta cosa viajando en círculos... ¡y contigo! —Malfoy volvió a mirarlo — ¡CONTIGO! —el tono melodramático con el que había estado hablando contrastaba con la sonrisa extrañamente amable que le dedicaba a Harry en ese momento —No vamos a sobrevivir.

—No seas exagerado —Harry también le sonreía.

—Nos mataremos antes de que alguien nos saque de aquí. Tal vez... —Draco entornó los ojos suspicaz —...el verdadero plan de Dumbledore era asesinarnos —agregó el rubio con un tono demasiado serio para no considerarlo una broma.

— ¿Qué hay de eso que dijiste en el banquete de bienvenida?—le recordó Harry divertido —que estando unidos...

—No te puedes haber creído eso, Potter —sentenció —Toda esa patraña la dije para que dejaran de lloriquear. ¡Imágínate si les decía que estábamos condenados! —saltó de la baranda al suelo para apoyar la espalda en ella —luego me culparían de que esto no funcionara —agregó con tono aburrido.

— ¡Pero parecías tan sincero! —Se burló Harry, que en realidad había imaginado que todas esas palabras de aliento no podían ser reales.

—Nos doy una semana más. Si no nos suicidamos por el encierro, nos mataremos unos a otros. Yo he estado pensando cual sería la forma más lenta de acabar contigo —lo amenazó con aquella sonrisa que había estado usando.

Harry sonrió y miró hacia el mar. De alguna manera era más patética la situación si se movían en círculos que si estaban quietos.

Malfoy volvió a encaramarse. El pelo platinado, generalmente ordenado, ondeaba bajo el cielo cubierto de estrellas. A pesar de la palidez irreal de su rostro, se veía mucho más humano de lo normal, más fresco, genuino...

—¿En verdad crees que no sobreviviremos?

— ¡Ja! Estoy completamente seguro. ¿Tú crees que podríamos? —le preguntó Malfoy. Harry se quedó mirándolo. El rubio esperaba la respuesta con aquella sonrisa altanera, pero extrañamente amable y real, que resultaba muy cálida.

No estaba seguro por qué, pero a pesar del tema, el momento se le estaba haciendo muy grato.

—No sé —Le contestó distraído por la mirada metálica que tenía Draco. El rubio sonrió ampliamente, satisfecho por la respuesta que le afirmaba que Harry no confiaba ciegamente en todo lo que hacía el director y volvió sus ojos hacia el mar respirando profundo.

Harry hizo lo mismo.

Aunque... si siempre sonriera así, sería más fácil soportar estar atrapado en este viaje.