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La mayoría de estos personajes pertenecen a J. K. Rowling, nosotras solo los tomamos y los deformamos para conveniencia de nuestro fic. Debemos agregar que esto es un slash (relación chico/chico) y si no les gusta este tipo de literatura, mejor no lean. No aceptamos reclamos posteriores.

Aceptamos toda crítica constructiva mas no ofensiva. Dejen reviews

Bueno, aquí estamos nuevamente con el fic. Para variar, nos hemos demorado en actualizar, pero hoy, martes 25 de octubre de 2005, lo hicimos. En vista y considerando que tal parece que nadie quiere lemon entre Draco y Blaise, tendrán que esperar por la acción. En todo caso las sugerencias se pueden enviar en los rev, que esperamos con ansias.

Bue, en este cap. podrán encontrar primero las respuestas de sus review (los que siempre son más que bienvenidos, son imprescindibles para que sigamos con la historia) muchas gracias a todas las que nos dejan mensajes, y también a las que no (pero que esperamos que en este cap. si lo hagan--¡¡¡PLIS!). Luego viene una escena del capítulo anterior que es necesaria para entender esta nueva entrega, es la de Draco en el piano. Si lo recuerdan, no hay necesidad de re-leer.

OK, dejamos de dar la lata y que disfruten el cap!

Respuestas a los Review

amnis doctus de Asis: casi casi no nos llega el rev. Pero te salvaste. Bueno, ojalá te guste esta entrega y espero tu review antes!. Gracias por escribir.

SteDiethely la continuamos, no muy pronto pero lo hicimos. ¿No te gustó nuestra propuesta? Que pena, a mi si me gustaba.. Ya tendrá que crecer Harry...Gracias por tu rev y sigue leyendo

Nizah: bueno, aquí esta la actualización. ojalá que te guste y gracias por leernos.

SARAHI: aquí esta la actualización. Sorry por la demora.

Arla17: bueno, no sé si en este capítulo podrás saber porque Draquito se comporta así, no puedo adelantar nada. Bueno, te diré algo, le achuntaste, tiene un poco de todo. Nuevamente lamentamos la demora, pero finalmente aquí esta el cap. Con respecto a cuanto nos falta para terminar...¡uf! eso ni yo lo sé bien. Aún el viaje esta en proceso de reestructuración y hemos tenido tantos problemas...queremos poner todo lo que se nos ocurre, y eso es imposible. Gracias por leernos y sigue dejando mensajes.

madhatter: aquí esta la actualización. Genial que te guste, para eso escribimos, para nuestras lectoras. Gracias por escribirnos.

Laura owl: gracias por no contarnos nada del libro, nosotras aún no lo podemos leer (abu!). ¿A si que te enganchaste el cap anterior? que paciencia para leer tanto, te admiro. Ojalá que te haya ido bien en las pruebas, yo (Diox) tengo que darlas si quiero entrar este año a la universidad (NO QUIERO ESTUDIAR!). En este cap. tratamos de poner las líneas, esperamos haberlas puesto todas (nuestras memorias para ese tipo de cosas son muy malas). Con lo de Draco, umh... no puedo adelantar nada, estoy atada de manos, pies y con un bozal. En todo caso, muchas gracias por leer y criticar, eso ayuda a que el fic crezca y se haga cada vez mejor.

sandra-sms: Gracias por promocionarnos, sinceramente gracias. Bien, ahora, eso de Draco y Blaise, en lo personal a mi también me gusta, pero en esta ocasión Draquito -lindo precioso - se quedará con don Harry ...¿o no? uhm...quien sabe. Bueno dejo de molestarte y te doy paso al fic, que tanto ha tardado. Gracias y sigue dejando rev.

lios: ¡Actualizamos! nos costó pero lo logramos. Me parece increíble que alguien se lea todo esto de una si hemos tardado meses en escribir ( y los cap's son súper largos...yo no aguantaría) Con respecto a eso de la "justicia imparcial", nos pareció muy acertado y lo tomamos en cuenta en nuestra ya súper comentada "reestructuración" No es que vayamos a cambiar de línea, es sólo tratar de llegar a un equilibrio. Lo de Harry, creemos que el chico aguanta, es resistente, pero en todo caso, todo tiene un tope ¿cuál será el de nuestro héroe azabache? Pucha's ojalá que siga leyendo y dejando sus comentarios, insistimos en que eso nos ayuda a progresar. Muchas gracias.

ladyelizabethblack: que bueno que le haya gustado, es para eso que escribimos ( y nos sentimos muy bien) Esperamos que este cap. también compense la larga espera y que también sea de su agrado. Gracias y no olvide dejar rev.

gilraenelendil: ¿Posteas sólo por catzeruf? Me siento absolutamente ofendida (Diox). De cualquier manera, gracias. (a pesar de que estoy enoja') Adiosin!

Oromea-Malfoy: ¿es uno de tus favoritos? ¡GENIAL! Muchas gracias. A mi también me gusta que Harry sienta celos por Blaise, me encanta hacer sufrir a ese shiquillo. Por lo de mpreg, no lo creo. Aunque siempre puede ser una posibilidad... Gracias por leer y porfis, siga dejándonos recaditos.

iPaolai:

Sybil: Aquí estamos, otra vez con retraso. Pero lo importante es que la actualización llegó ¿verdad? Tal parece que a nadie se le hace largo, eso es bueno. Nos encanta que pongan que les gusta, que acepten nuestro trabajo, eso realmente nos da ánimos para continuar.

As Black: bueno tal vez, y sólo tal vez vamos un pelín lentas...gomen! Gracias por dejar rev y leernos.

mauleta: gracias por vuestra bondad que deja rev. Nosotras siempre imploramos que nos escriban. Por lo de tío Voldy, me pregunto ¿Quién no quiere agarrarse al chico platinado? Es que esta muy bueno ...ñam, ñam. Por lo del Lemon...¡uf! ya no sé pa' cuando esta. Con todos estos arreglines...ya no sé nada. ¡ESTOY PERDIDA! Gracias por todo.

Bien eso es todo. Las dejamos con la escena del piano y ojalá que disfruten. Chaopa!

(...)Draco se había esmerado mucho en perfeccionar las piezas para la fiesta. Cada vez que podía, mencionaba su aparición en el piano como si fuera el evento más importante en la vida de los estudiantes de Hogwarts.

(Harry) Entreabrió la puerta, Draco tocaba en medio de la sala con las cortinas cerradas y una vela encendida. Estaba solo, tan concentrado que no se dio cuenta cuando la puerta se abrió, ni cuando Harry entró.

Ahora que estaba dentro, se permitió observarlo detenidamente. No sólo se veía concentrado. También parecía triste.

Como en su cumpleaños.

Tuvo el impulso de salir de la sala antes de que lo viera, pero ya era demasiado tarde.

--Creí que estarías con tus amigos... ¿Por qué no estás con ellos?

--Sólo pasaba por acá y escuché la música...

-- ¿Te gusta esta pieza?

--Es Linda.

--¡Linda! --repitió irónico --sólo tú podrías clasificarla de forma tan simplona --el gesto burlón desapareció como si se hubiera quitado una máscara --Es mi favorita... --la voz, generalmente animada, estaba cargada de amargura --también es la favorita de Lucius.

Harry se quedó helado sin saber qué decir. De alguna forma, este parecía otro Draco.

--Siempre me pedía que la tocara para él... --continúo el rubio --mi madre la encontraba triste... ¿Crees que es triste?

--Un poco.

Los pálidos dedos seguían moviéndose con gracia sobre las teclas.

--Tal vez a mi padre y a mí nos gusta por eso. Tenemos demasiadas cosas en común.

Se quedaron en un tenso silencio, mientras los dedos no dejaban de tocar.

-- ¿Tú no recuerdas a tus padres, verdad?

--A veces.

--Pero murieron cuando eras pequeño --Harry no quería hablar de ellos y prefirió no contestar --murieron por tí, según me dijo mi padre --continuó en silencio --ellos mueren por tí y el mío quiere matarme.

Los dedos seguían revoloteando sobre las teclas con suavidad.

-- ¿Qué harías en mi lugar? --preguntó el rubio seriamente.

--No sé.

--No esperaba que lo supieras.

--Para qué me preguntas entonces.

Draco, que había estado mirando el piano, volvió los ojos hacia él sin dejar de tocar. A Harry se le recogió el estómago al encontrarse con esa mirada punzante y llena de rencor.

--Nunca podrías saberlo...--la voz del rubio destilaba rabia --Has estado protegido toda tu vida, con gente adorándote, deseando estar cerca tuyo, admirándote por cualquier cosa que hagas...

--No hables de lo que no sabes.

--Dumbledore cambiaría la seguridad de todo el mundo mágico por tí, la mitad del barco daría un brazo por poder ser tu amigo, los profesores siempre te han preferido...

--Tú creciste en una casa acomodado, protegido por tu familia...

--Y por un padre que prefiere verme morir antes de traicionar a su amo.

--¡¿Y eso es culpa mía! --Harry comenzaba a exaltarse. Él no sabía todo lo que había sufrido en su infancia. No tenía derecho a hablar de ello.

--No --le respondió secamente --¿Cómo crees que podría culparte de algo? eres tan bueno, tan perfecto --volvió a mirar el piano --Ándate Potter, no quiero seguir viéndote.

Harry no se movió. Tenía rabia, pero imaginaba que dejarlo solo era un error.

--Te dije que salieras de la sala.

--No recibo órdenes tuyas, Draco.

--Y yo no quiero seguir viéndote...

-- ¿Qué pasa? --Blaise entró en el aula atraído por aquella melodía conocida, que siempre era una mala señal. Palideció al ver a el rostro de su amigo.

--Blaise --lo saludó el rubio --que gusto tener a alguien que me agrada cerca.

--Draco, vamos a acostarnos --Zabini se acercó a Malfoy. Harry lo miraba angustiado.

--Sácalo de aquí --le dijo sin parar de tocar, mientras miraba a Harry con odio.

--Deja el piano, vamos a dormir --tomó las muñecas de Draco con cuidado mientras besaba sus manos, callando así la música -- ¿Hace cuanto rato estás con él? --le preguntó a Harry

--Llegué recién --contestó cada vez más confundido

-- ¿Qué tomó?

--No sé.

-- ¿Draco, qué tomaste? --le preguntó el slytherin suavemente.

--Sal de mi salón, Potter --el rubio no parecía oírlo.

--Draco mírame --le cogió el mentón para obligarlo a girar el rostro hacia él, los ojos grises seguían clavados en Harry --Draco... --le besó el labio inferior mientras acariciaba sus piernas tratando de darle algo más en qué pensar, pero Malfoy seguía mirando a Harry --dime qué tomaste.

Harry permaneció quieto sin saber qué hacer. Ahora sabía que Malfoy no estaba en sus cinco sentidos, y sabía que Blaise estaba intentando calmarlo de esa manera... ¿Cómo podría ayudar él?

No puedo hacer nada.

Lo cierto era que no tenía idea de como tratar con Malfoy. No tenía idea de quién era realmente su compañero de cuarto, ni qué cosas le preocupaban, ni cómo calmarlo, cómo apoyarlo...

El rubio enredó sus dedos en el cabello de su amigo y le besó el cuello mientras seguía con la vista clavada en Harry. Luego pasó la lengua por la piel que acababa de besar cerrando los ojos con deleite, para después abrirlos y mirar a Harry otra vez.

--Ándate, no te gustará ver lo que vamos a hacer.

--Potter, ándate --le pidió Blaise impaciente.

-- ¿Lo ves? Blaise piensa lo mismo que yo. Nosotros no te queremos. Estamos bien los dos solos, JUNTOS. No necesitamos compañía.

Harry salió atontado de aquella sala. Lo último que escuchó fue la voz de Blaise preguntándole nuevamente qué había tomado.

Se alejó del aula sin saber realmente a donde iba. No podía entender, por más que trataba. Todo había estado bien entre ellos. Había creído que se caían bien, que se llevaban bien.

¿En qué momento empezó a insultarme?

¿En qué momento empezó a salir todo mal?

"...No quiero seguir viéndote..."

Tal vez nunca hemos estado bien.

Llegó hasta su pieza angustiado, sintiendo que todo lo que había vivido se hacía pedazos. No tenía ganas de cambiarse, no tenía ganas de nada en realidad.

Se sentó en su cama mirando la nada. Un enorme vacío en el pecho le impedía dormir, le impedía hacer cualquier cosa.

Y se quedó sentado, pensando.

Demasiado confundido, perdido. Nunca había sentido algo así.

Draco no apareció. Tampoco estaba seguro de querer que lo hiciera. En la hora de la guardia mintió diciendo que estaba en el baño para que no lo descubrieran.

Capítulo siete

Refugiándose: Dulces sueños, Draco

Luego de hablar con Harry, Blaise había vuelto a su habitación para seguir cuidando a su amigo. Estaba recostado junto él, con uno de sus brazos alrededor de la pequeña cintura del rubio, sintiendo la tibieza de su cuerpo y esperando que el chico pudiera sentir también la suya en sus sueños. Necesitaba que Draco supiera que él estaba cuidándolo.

Estuvo toda la noche acariciando el fino cabello platino, sin poder dormir debido al peso de sus preocupaciones, de los temores que despertaba en él Draco.

Su querido Draco.

Él sabía que no tendría que haberlo dejado tocar para la fiesta, él sabía que esto terminaría pasando.

--No lo hagas, Draco --le había pedido casi suplicante --sabes que no te hará bien, sabes que terminarás herido.

Recordaba perfectamente la depresión que había tenido durante el curso anterior, cada melodía le recordaba a su familia, al tiempo en que tenía un hogar feliz, cuando todavía idolatraba a Lucius y su madre no había sido traicionada.

--Me siento bien; puedo tocar, Blaise. Ha pasado mucho tiempo desde que no juego con un piano.

Pero él lo conocía y sabía que no estaría bien. Lamentablemente Malfoy siempre hacía lo que quería y él sólo pudo quedarse preocupado por el chico, esperando...

Draco había cambiado mucho desde sexto. Después de la muerte de su madre, había acumulado una escalofriante cantidad de odio. Un odio real, duro, fuerte y pasional, que extinguía su felicidad y consumía toda la energía que tenía, se acumulaba en el alma de Draco, oculto mientras terminaba de matarlo. Y para colmo ahora no tenía amigos, sólo lo tenía a él.

A Blaise.

El único que se había negado tantos años a mimarlo sin reparos, el único que no obedecía cualquier cosa que pidiera, el que no estaba dispuesto cada vez que lo necesitaba. Blaise tenía claro que, aunque lo adorara, no podría cubrir nunca el lugar del resto del grupo, de los que siempre estuvieron ahí para idolatrar al príncipe, para admirarlo, para entregarle cariño, mimos, para cuidarlo...

Para hacerlo sentir lo que él se merecía.

Siempre acostumbrado a ese trato de niño malcriado, Draco no sobreviviría a la soledad que estaba viviendo. Blaise sabía que el rubio necesitaba que estuvieran siempre sobre él, preocupados por él y buscando su compañía. Simplemente había sido así toda su vida. Draco no conocía otra forma de vivir.

Y él no podía llenar el vacío, era sólo uno... y estaba cansado. No sabía como ayudarlo, sobre todo porque el rubio casi nunca hablaba de lo que sentía realmente, de lo que más le dolía. Ni de su madre, ni de su padre.

Besó su frente aguantando la amargura en su garganta que lo impulsaba a llorar... pero él no era tan débil como para derramar lágrimas y soportó la tentación, cerrando sus ojos y uniendo su frente junto a la de su amigo.

--Todo saldrá bien --Intentó convencerse, pero su habitual optimismo empezaba a desaparecer, y cada día veía el futuro más negro.

Y más aún cuando encontraba a Draco en condiciones como esta.

El rubio se removió lentamente para luego abrir los ojos.

--Al fin despiertas --le susurró Blaise, echándose hacia atrás para examinarlo.

Malfoy recobró la conciencia con lentitud. A medida que sus ojos se acostumbraban a la luz, regresaba también la claridad de su mente y entonces recordó la noche anterior.

Ahora estuvo también conciente de que Blaise le miraba con expresión de profunda preocupación. Sus grandes ojeras delataban el estado de alerta en que había permanecido toda la noche.

-- ¿Con qué te drogaste? --no sólo estaba preocupado, parecía también enojado.

--Nada que hayas probado.

-- ¿No puedo dejarte solo ni un instante?

--Tengo que ir a ver a Potter --dijo mientras bajaba los pies de la cama. Su cabello desordenado y sin brillo le daba un aspecto más demacrado del que Blaise le hubiera visto alguna vez. Y recién entonces el moreno estuvo conciente de los kilos que el chico había perdido y que la piel luminosa y los ojos brillantes se habían vuelto tan opacos como el cabello platino. Como si Malfoy estuviera perdiendo la vida lentamente. --tal vez aún no ha hablado con Bill --terminó de decir Draco.

--D-dijo que te cubriría --le respondió algo atontado por lo que acababa de descubrir.

-- ¿En verdad? --una chispa se encendió en el frío gris --Entonces, tengo que irme rápido para que nadie se de cuenta de que no estaba.

-- ¿Qué pretendías anoche?

--Nada --Blaise miró las sábanas intentando que el nudo en su garganta dejara de crecer. Malfoy se sentó para ponerse los zapatos --Tendré que esperar a la mañana para bañarme --miró hacia la ventana para calcular que hora era --al parecer no tendré que esperar mucho.

Iba a ponerse de pie cuando Blaise lo tomó por la cintura con fuerza obligándolo a que siguiera sentado y le besó el cuello de una forma casi desesperada tragándose una vez más el llanto. Luego lo volvió a apretar contra sí, mientras apoyaba su cabeza en el hombro del rubio.

--Te amo --le dijo con la voz ronca por la dificultad de tener que aguantar las lágrimas que deseaban salir --sabes que sólo tengo a Atenia y a tí... y... ni siquiera sé si ella está viva... --su voz tembló ligeramente, embargado por el miedo y la desesperación --si a tí te pasa algo... --lo apretó con más fuerza --mi niño...

--Estoy bien --deslizó los dedos por la mejilla del moreno --no te preocupes, anoche sólo trataba de distraerme --intentó sonar despreocupado, pero era obvio que mentía.

Blaise lo estiró en la cama y lo atacó con suaves besos de los que parecía esperar un consuelo. Como si pudiera conseguir así que Draco tuviera algo de cordura.

--Tienes que cuidarte, yo no puedo estar sobre tí todo el tiempo --le susurró con cariño sobre los labios.

--No necesito que estés...

--No vuelvas a tomar nada cuando estés solo --le exigió aún susurrando, rogando porque le hiciera caso al menos esta vez.

--Suenas como Pansy.

...Nunca podrás convencerlo de nada...

Se alejó del rubio, decepcionado, y con el corazón oprimido por la desesperación de no saber qué hacer --vas a matarme.

--No, sólo te dejaré calvo. --le regaló una pequeña sonrisa. Blaise se dejó arrastrar por esa luz y se calmó ligeramente.

Estuvieron en silencio hasta que Draco se acercó a la puerta para retirarse.

--Nos vemos más tarde --se despidió sonriendo. Blaise odiaba esa sonrisa tanto como la amaba, porque sabía que era el arma predilecta de Draco para manipular a las personas.

--Habla con Potter --le ordenó de pronto como si volviera en sí de un largo trance--no creo que se sienta bien cubriéndote del espectáculo que hiciste...

Draco dejó de sonreír y alejó la mano del pestillo para encarar nuevamente a Blaise.

-- ¿Te gusta Potter?

Blaise no contestó, no estaba seguro de haber escuchado bien la pregunta.

-- ¿Te gusta? --La mirada de Malfoy era punzante, como si su amigo le hubiera hecho algo terrible.

-- ¿Qué... --Blaise soltó una risa confundida. ¿A qué venía esta pregunta?

--He soportado a tus novias Hufflepuff, hasta a las sangre sucias... pero si te metes con él, no vuelvo a acostarme contigo.

-- ¿Qué... --Todavía no creía lo que estaba escuchando. --¿Que tiene que ver Potter...

--Tu le gustas, anoche moría de celos por tí.

--Anoche estaba indignado al verte así, igual que yo.

--Siempre te está mirando... yo... sé que no es tan horrible... y tú te metes con todo lo que te ofrezca sexo...

--No me gusta Potter --Increíble que estuvieran teniendo esta discusión --Yo no le gusto a Potter --Blaise siempre se sorprendía de como Draco podía influir en sus emociones. Hacía dos segundos moría de pena y ahora estaba a punto de reír por esta idea ridícula -- ¿cómo se te ocurren estas cosas?

--Tú me dijiste que me fijara donde miraba --contestó confundido --y me he fijado y siempre te mira.

Cuando estás conmigo.

-- No estoy seguro porqué lo hace... --Draco se acercó unos pasos hacia Blaise--al principio creía que era homofóbico pero ahora, no sé si lo es... --se pasó las manos por el cabello nervioso.

-- ¿Por eso te comportaste de esa forma ayer?

--Sólo quiero asegurarme de que no te metas con él.

--¿Por qué?

--No soportaría que el niño maravilla fuera tu pareja. No quiero que seas uno más de los que están a los pies de Potty --se acercó a Blaise para mirarlo directamente a los ojos --Tú no Blaise, tu eres mío.

Blaise se echó a reír --¿No me has dicho siempre que soy del uso común?

--Menos de Potter --la expresión seria de Malfoy hizo que Blaise se tragara el resto de las carcajadas que pujaban por salir, Draco estaba a punto de ofenderse. Después de lo del piano no lo quería hacer enojar.

--No te preocupes, Potter no. Aunque creo que te preocupas innecesariamente. Sé que no le gusto, en serio. Y tú sabes perfectamente que me doy cuenta cuando alguien me desea.

--Más te vale no traicionarme --lo amenazó recobrando la compostura perdida durante la conversación.

--No claro --Dijo aguantándose la risa mientras lo veía acercarse nuevamente a la puerta . Potter es tuyo.

Harry estaba despierto cuando Draco entró en la pieza.

-- ¿Te desperté?

En realidad no había podido dormir por su culpa.

--No, pensaba levantarme --Contestó fríamente. Se había estado planteando seriamente el decirle a Bill lo que había pasado.

--Blaise me dijo que me habías cubierto. Me sorprendes. Creí que tú, como el niño bueno que eres, no podrías mentirle a Bill.

--No volveré a cubrirte --fue la seca respuesta del moreno antes de darle la espalda para cerrar los ojos el poco tiempo que le quedaba para estar acostado. Había imaginado este encuentro toda la noche. En su mente había pedido explicaciones, había gritado, había amenazado e incluso, en algunos escenarios lo había golpeado. Pero al final, no había hecho nada.

No recordaba haber estado tan confundido en toda su vida. Hubiera preferido que su relación con el rubio fuera de simple odio, así podría haberlo acusado, o al menos desinteresarse del tema fácilmente y dejar que el chico arreglara sus problemas como se le antojara, pero...

Al parecer Draco ahora era parte de su vida.

Y era una parte muy molesta, como una piedra especialmente filosa en su zapato.

--Ya no vale la pena que me acueste, mejor voy a ducharme --lo escuchó decir. Poco después sonó la puerta, que daba al baño, cerrarse.

Al fin se había ido.

Y ahora lo quería de vuelta.

Debería haber dicho algo más.

Media hora después, sonó el reloj que lo llamaba a levantarse. Tomó su toalla y salió a la ducha.

-- ¿Cómo estás para la fiesta, Malfoy? --le preguntó Bill, quien se había levantado temprano y salía de la ducha goteando el agua perfumada por todo el baño.

--De maravilla --contestó con esa seguridad que hasta hace unas semanas enervaba a Harry --Mis admiradores aumentarán en un cien por ciento después de que toque.

--Buenos días --saludó Harry al entrar.

-- ¿Cómo es que Malfoy te ganó en la ducha? --preguntó Bill mientras se colgaba el pendiente de Dragón.

--No tuve una buena noche --contestó tratando de ser cordial, pero no pudo.

--Si, yo tampoco dormí muy bien --le respondió el colorín bostezando.

Draco les dedicó una sonrisa traviesa por el espejo y dejó de ordenarse el pelo para quedar frente a Harry y a Bill --Les bailaré para subirles el ánimo.

-- ¿Bailarás? --Bill se largó a reír sin creerlo.

Draco empezó a tararear una melodía que Harry no conocía y movió su cuerpo al ritmo, delicadamente.

¿o sensualmente?

Sí, eso era. Las caderas contoneándose en forma ligera, y los pies jugando con el azulejo frío para llevar el resto del cuerpo cerca de los otros dos chicos.

-- ¿Qué haces? --le preguntó riendo Bill.

--Bailo --la sonrisa traviesa permaneció brillando. Harry no pudo evitar pensar que era encantador. Todo lo que había pasado la noche anterior fue olvidado. Sólo podía verlo a él, provocándolo.

La bata de baño del chico se deslizó por sus hombros lentamente.

Esto no era un baile cualquiera.

Y luego de acariciar la nívea piel cayó al suelo dejando al chico cubierto sólo con la toalla.

Harry nunca lo había visto hasta entonces. Lo había mirado, pero no visto; al menos no como ahora. Los músculos definidos en un cuerpo delgado y elástico.El color pálido que Harry se había convencido era insípido, ahora se exponía como un tono puro, irreal; como si el chico no fuera de este mundo, tan perfecto... y prometía suavidad y placer al contacto... definitivamente invitaba al contacto.

Bill se puso de pie sonriendo por la ocurrencia del profesor de pociones.

--Bien, hasta aquí llego yo.

-- ¿Te vas? --Draco levantó una ceja ofendido --bailo para tí y ¿me dejas? Muchos morirían por verme bailar...

--Esto es demasiado para mí, pero bailas muy bien --y rápidamente huyó del baño dejando a un Harry sin saber qué hacer al verse a solas con Draco.

--Mejor, será más exclusivo ahora --Concluyó y continuó su baile, ahora dirigido sólo a Potter.

-- ¿Hasta cuando bailarás? --le preguntó con la cara cada vez más roja --Se me hará tarde para el desayuno.

--Silencio, me desconcentras --con mucha gracia deslizó sus dedos por la toalla, rozando su perfectamente formado abdomen mientras tomaba el borde de la prenda, sin dejar de moverse. Harry estaba cada vez más nervioso; conociéndolo, era muy capaz de desnudarse...

¡¿Que haría él si se encontraba frente a Draco desnudo!

Moriría de la vergüenza.

Ni siquiera había visto a Ron desnudo, y eso que eran como hermanos.

Y lo peor era que Draco parecía estar buscando justo eso. Que muriera de vergüenza.

Debería irme.

Pero no se fue.

Draco estaba cada vez más cerca, ladeó la cabeza coquetamente dejando que unos mechones rubios cubrieran sus ojos. Ahora Harry era atrapado por aquel plata seductor. Lo estaba desafiando, lo estaba invitando.

No, esto es mi imaginación

El rubio tomó la toalla y jugó a que la abría. El gesto fue suficiente para que Harry bajara la vista avergonzado, esbozando una tonta sonrisa que no se podía quitar de la cara. ¡Draco no tenía vergüenza!

Al menos Bill no está, no puede verme así de ridículo.

Dos segundos con la vista en el suelo, y la curiosidad pudo más. Inconcientemente ojeó al chico frente a él. Draco abrió la toalla en ese momento, por detrás claro, y Harry no hubiera visto nada, excepto, porque en ese momento se le ocurrió mirar hacia el espejo que estaba tras el rubio.

Abrió los ojos como platos, un segundo alcanzó a ver algo de la piel blanca del trasero del chico.

¿Por qué diablos las imágenes que uno no quiere ver, son las que se graban más rápido en la retina?

Estaba tan bien construido como se lo había imaginado. Perfecto, como el resto del cuerpo de Draco.

No era que se lo hubiera estado imaginado, en realidad, era lógico que tendría ese aspecto...

Mierda.

Inmediatamente bajó la vista y se tapó los ojos.

Draco no entendió al principio lo que había pasado, pero al voltearse, se dio cuenta de que el espejo tenía que haber mostrado lo que se suponía estaba lejos del alcance de la mirada de Harry.

-- ¡Oh! -- exclamó fingiendo preocupación y terminó por reírse con ganas al ver la reacción escandalosa del moreno. Volvió la toalla a su sitio.

--Voy a bañarme --le informó Harry sin mirarlo y se encerró en la ducha.

-- ¿Ya pagué el favor que me hiciste anoche?

-- ¿Qué?

--Tú miraste más de lo que debías... Ya no estamos en deuda.

-- ¡No lo hice a propósito! ¡Yo no... -- ¿En qué estaba pensando Malfoy? estaba loco si creía que él deseaba verlo sin ropa... ¡demonios, que se vaya pronto! --sí como quieras --terminó diciendo --ya me pagaste, ándate --abrió la llave del agua nervioso y agregó -- ¡y no vuelvas a bailar delante mío nunca más!.

-- ¡Dúchate con agua fría, te ayudará!

-- ¡NO NECESITO AGUA FRÍA! -- ¡que estaba insinuando!

--Claro que la necesitas --le contestó entre carcajadas --para bajar el rubor de tus mejillas.

Harry se puso todavía más rojo de lo que estaba, él había imaginado... agradeció porque el rubio no pudiera verlo.

Malfoy es una mierda

Se quedó bajo el agua sin hacer nada un buen rato, tratando de quitarse la rabia. Malfoy era enfermante, parecía que su propósito en la vida era arruinarle el día a todos.

Mejor me quedaba en cama...

Luego de estar refunfuñando un rato, dejó el enojo y terminó riendo. En realidad, todo había sido bastante cómico. ¿Le daría ese tipo de shows a Blaise?

Probablemente.

Y pensar que la noche anterior se había enfrentado a un Draco muy diferente...

Con la misma actitud que tenía en su cumpleaños. Y tal como esa vez, Harry no sabía si estaba fingiendo estar deprimido o si estaba fingiendo cuando parecía alegre.

¿Realmente se sentía mejor o sólo era una máscara para evitar preguntas... tal como las que él mismo se ponía cuando tenía problemas?

De cualquier manera, no puedo contarle nada a Bill,¿ y si vuelve a tomar algo porque lo sacan del cargo?... tal vez pueda averiguar que le ocurre mas adelante.

Ya no se sentía bien, ahora estaba igual de incómodo como lo había estado toda la noche.

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Dumbledore estaba de pie junto a la entrada del castillo. Todo a su alrededor era blanco, el lago, los campos, el bosque... La nieve caía libremente sobre el colegio abandonado, silenciosa; ya se acumulaba en gruesas capas sobre los terrenos del Hogwarts, apoderándose de aquellos lugares antes llenos de adolescentes juguetones.

Suspiró pesadamente. Un viento ligero llevó hasta su larga barba algunos copos de nieve, pero no se molestó en quitarlos, tenía su mente alejada de todo aquello. Hoy empezaba una nueva etapa del plan trazado hacía tanto tiempo. Hubiera deseado que la caída de Voldemort hubiese sido antes de llegar a esto.

Había pasado poco tiempo desde que ya todos sabían que los estudiantes no se encontraban en el castillo, Dumbledore había sido interrogado en incontables ocasiones acerca del paradero de los adolescentes. Fue difícil para todos aceptar que sus hijos no estaban en donde los suponían a salvo y que no podrían verlos en mucho tiempo, algunas personas incluso lo habían acusado de secuestro, de haber enloquecido y hasta de haberse unido a Voldemort. Pero con mucho esfuerzo, y haciendo uso del apoyo que la mayoría del mundo mágico depositó en él durante años, consiguió que las personas se calmaran y confiaran en su palabra.

"Solo puedo decirles que están a salvo" Era todo lo que podía decir.

Un carro apareció en la entrada del castillo. Mediante un hechizo, el acompañante del cochero descongelaba y evaporaba la nieve que había a su paso, viajaban lento puesto que la entrada había estado cubierta desde hacía mucho.

Pronto el aspecto de Hogwarts volvería a cambiar, pronto estaría lleno de personas. De hecho, si todo salía como esperaba, apenas tendrían espacio para caminar.

Dumbledore volvió a respirar hondo, había un ligero temor de que su plan pudiera fallar, de que el castillo podía ser más débil de lo que imaginaba, o de que traidores destruyeran esta última esperanza.

Ya se había equivocado antes al tomar sus decisiones, esta vez también podía estar equivocado...

Aunque era un hombre inteligente, y eso junto con su intuición eran sus mejores armas.

Debía hacerles caso, esto era lo mejor que podían hacer.

El carro llegó finalmente hasta la gran puerta de roble y se detuvo, entonces Dumbledore caminó algunos pasos para ayudar a bajar a su vieja amiga.

-- ¡Albus! --saludó McGonagall con una genuina sonrisa.

--Bienvenida Minerva --le tendió la mano en un gesto muy caballeresco. Detrás de ella Flitwick se asomaba para saludar al director.

El carro partió luego de que los profesores bajaran.

--El primer grupo espera en la estación y ya he arreglado la llegada de los siguientes cinco --informó la profesora, yendo directo al grano.

Dos semanas atrás, Albus se había reunido con los profesores y aurores en los que más confiaba y les había pedido ayuda. Ninguno se negó, todos coincidían en que el castillo abandonado era el mejor refugio para las familias que no tenían un lugar seguro para protegerse, incluso los refugios que eran cuarteles de la orden ya no eran seguros. Los ataques de Voldemort eran cada vez mas certeros y ya habían muerto demasiadas familias inocentes como para no tomar esta nueva medida.

Era mejor unir fuerzas, era mejor refugiarse en Hogwarts y esperar.

Esperar una gran batalla.

Mientras Dumbledore estuviera junto a ellos, Voldemort no los atacaría.

--Ya tenemos diez profesores de defensa --informó Flitwick --los traeremos la semana siguiente y comenzarán inmediatamente con el entrenamiento a las personas que ya hayan llegado. --sacó un pergamino en que traía los nombres de aquellos que habían aceptado el cargo --casi todos los cuarteles de la orden están organizados --agregó --sólo faltan dos que nos informen cuales de sus miembros se quedarán en el castillo.

--Me alegro, las cosas se han hecho más rápido de lo que tenía previsto. Eso nos dará ventaja frente a nuestros enemigos.

--Todos creen que Voldemort ya está enterado.

--No hará nada todavía --Dumbledore puso sus manos detrás de su espalda --no está preparado para atacar, solo debemos mantenernos alerta y continuar con el traslado en pequeños grupos.

McGonagall miró su reloj.

--Ya es hora, hay que recibir a nuestros huéspedes.

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En el comedor todo el mundo parecía feliz, el ánimo era exageradamente encendido y nadie hablaba de otra cosa que no fuera la fiesta. Los más ansiosos salieron del desayuno directo a sus casas para prepararse, a pesar de que no empezaría hasta dentro de doce horas.

Harry estuvo atento a Draco durante el desayuno y comprobó que su ánimo estaba por los aires. No dejaba de hacer bromas, la mayoría crueles, lo que comprobaba que estaba muy bien, y no dejaba de batir la lengua. A decir verdad, era el mismo ánimo del resto del alumnado. Lisa también se veía ansiosa y coqueteaba con el rubio más descaradamente de lo normal.

Harry pensó que probablemente esta noche terminaría siendo algo más que sólo amiga de Draco.

--Después del desayuno --les anunció Bill a los profesores --Nos dividiremos en grupos para preparar los dos salones para la fiesta. No hay mucho que hacer, la mayoría está encargado a los elfos. Pero hay detalles de seguridad que deseo solucionar. Más tarde les daré las instrucciones para que cuidemos que este sea un evento sin mayores problemas, después de todo, somos quienes controlaremos la diversión.

Draco hizo una mueca de molestia, pero Bill no le hizo caso.

Harry, Hanna y Bill se ocuparon de la cubierta principal que prepararon para los más chicos. Lanzaron hechizos para iluminar el sector adecuadamente y subieron algunos botes de rescate a la cubierta superior, para evitar escondites. Además hechizaron las barandas evitando así que alguien, influenciado por las masas o la adrenalina, hiciera una aparición heroica sobre el mar.

El profesor de defensa estuvo ocupado toda la mañana, más que nada charlando con los otros dos miembros de su equipo. Para el almuerzo, los elfos llevaron la comida a las casas. Aunque podrían haber almorzado en el gran comedor, todos estuvieron de acuerdo en que así los dejarían más expectantes.

Después de eso, Bill les dio rienda suelta para que se prepararan, no sin antes pedirles que cerraran sus despachos, para evitar que los ocuparan como motel privado

Harry estaba sentado en el suelo del aula de defensa despejando su mente. Iba a pasar el resto de la tarde en Gryffindor y sabía perfectamente lo molesto que sería. Sus amigos estarían arreglando vestidos y trabajando en el maquillaje de otros, enseñando a bailar... En fin, se estarían preparando para el ultra comentado baile, y eso no le atraía en lo absoluto.

Hace un tiempo, Ron hubiera sido su compañero de "odio las fiestas", pero con el encierro en el barco y su noviazgo con Hermione, los bailes parecían atraerle mucho.

O tal vez lo que le atraía era alejarse de los mocosos por una noche...

En fin, Harry hubiera deseado quedarse solo, sentado en el aula de defensa hasta que pasara la fiesta.

Ni siquiera tenía pareja.

Incluso no le hubiera molestado tener que bailar con tal de abrazar a alguien, besar a alguien...

Todo esto era culpa de Malfoy. Ni siquiera había pensado en eso hasta que Malfoy planteó el tema.

--Hola --Escuchó de pronto la voz conocida de Draco saludarlo con naturalidad. El rubio cerró la puerta que había estado entreabierta y caminó hasta sentarse junto a Harry.

-- ¿Qué haces aquí? --preguntó sorprendido Harry. No esperaba aquella visita, la de nadie en realidad.

-- ¿No irás con los de Gryffindor?

-- Más tarde, ahora estaba descansando... a solas.

--Que bueno que llegué entonces, así disfrutarás de mi compañía --le contestó como si no hubiera entendido la indirecta.

Harry se apoyó en sus rodillas y lo miró sonriendo. De alguna manerale agradaba que Draco estuviera ahí, con él.

-- ¿Por qué no estás en tu casa? --le preguntó al rubio.

--Iba bajando hacia Slytherin, cuando me di cuenta que estabas acá solo --Draco ladeó la cabeza para verlo mejor --No te ves muy animado por lo de la fiesta.

--No me gustan las fiestas. No me gusta bailar.

--No te culpo, bailas horroroso --Draco se las ingeniaba para que la palabra "horroroso" sonara como dicha con mayúsculas.

--Siempre es un gusto charlar contigo, Malfoy.

--Lo sé.

Hubo un breve silencio en el que Harry se concentró en el suelo. Tenía muchas ganas de preguntarle por lo de la noche anterior, pero sentía que si le preguntaba, Malfoy se iría.

--Tu pareces muy animado --terminó por decir, intentando sacar el tema a la luz de otra forma.

-- Por supuesto. Hoy es mi gran aparición --miró hacia el frente como si su mente se apartara del aula, muy lejos del barco, y agregó --espero que sea perfecta.

--Debería serlo, has ensayado mucho.

--Sí, pero... hacía mucho tiempo que no tocaba --se pasó los dedos por el cabello, parecía preocupado --no soportaría un error, espero no cometer ni un error.

-- ¿Nervioso?

-- ¡Ja! --exclamó alzando una ceja. Toda la seguridad volvió a él.

Harry no lo podía creer. Si algo le parecía admirable en Draco, era esa seguridad con que hacía y decía todo. Nunca se amedrentaba por nada, ni siquiera por el público, como aquella vez al llegar al barco en donde dio un discurso formidable frente a todos los estudiantes, a pesar de que la mayoría lo odiaba.

Y lo más increíble es que siempre salía victorioso. No pudo evadir la tentación de molestarlo.

-- ¡El gran Draco Malfoy está nervioso!

-- ¡Nunca! --se defendió enérgico -- yo soy perfecto, no tengo porqué ponerme nervioso.

--Mentiroso, te mueres de miedo.

--No es cierto.

--Puedo ver como tiemblas --le enrostró casi riendo.

--No seas bobo Potter-- Draco en cambio no reía -- no sé en que momento se me ocurrió venir a verte --Y dicho esto, se puso de pie y se encaminó hasta la puerta, parecía indignado.

--Admítelo.

Draco le lanzó una última mirada ofendida y salió de la sala.

Harry se rió mientras se levantaba, y también salió del aula. Después de todo, él debía ir a Gryffindor.

-- ¡¿DÓNDE ESTÁN! --un chico moreno estaba hincado buscando sus zapatos bajo un sillón -- ¡LOS NECESITO!

Harry entró en la sala común y vio el desastre que ahí reinaba. Una gran cantidad de alumnos estaba en ella, arreglando los últimos detalles de sus atuendos y comentando lo fabulosa que sería la ultra mentada fiesta. Miró hacia el lado en donde, por lo general, se encontraban las mesas de estudio, pero sólo vio a una gran cantidad de chicas rodeando una mesa en particular. Reían y hacían comentarios entre cuchicheos. Decidió no acercarse, no podría haber nada interesante ahí.

Se fue a sentar a una de las butacas para esperar a Ron y seguir observando a la bulliciosa manada de leones. Tal parecía que nadie había advertido siquiera su llegada.

--Disculpe profesor --el mismo chico moreno le miraba desde el piso --Creo que se sentó sobre uno de mis zapatos --le dijo mostrándole el otro calzado que sostenía en su mano.

-- ¡AH! Lo siento --se disculpó Harry, haciéndose a un lado para que el chico sacara el zapato.

Pasaron diez minutos en los que estuvo sentado sin hacer nada. Ninguno de los alumnos parecía saber de su existencia, y aunque lo supieran, tampoco hacían el menor gesto de acercamiento. Aburrido, y con un creciente dolor de cabeza, se fue a la habitación de los de 7º año.

-- ¡Hola Harry! --le dijo Ron mirándolo a través del espejo en donde se arreglaba la camisa. Se veía muy animado y lucía una radiante sonrisa de oreja a oreja -- ¿Ya estás listo?

--Supongo que no --Seamus estaba en la cama de frente a él y se arreglaba el cabello --porque con esa pinta, no llegas muy lejos esta noche; si sabes a lo que me refiero --le guiñó un ojo con picardía.

--No, la verdad es que aún no me he arreglado.

--Pues ya deberías hacerlo --Dean apareció en el umbral de la puerta junto a Neville --porque ese cabello no es fácil de dominar ¿verdad? --los chicos, menos Harry, rieron. En realidad, desde hacía bastantes horas que se reían por cualquier tontera que alguien dijera.

Entre las carcajadas, Harry se fue a echar en una de las camas. Ya casi no recordaba lo que era dormir en una de esas espaciosas y cómodas camas. Todo lo contrario a su litera...

Se quedó ahí, viendo como sus amigos se daban millones de vueltas buscando los pantalones, lociones y cuanta cosa se pudieran echar encima para parecer más atractivos. Luego de un rato, y presionado por los chicos, se fue a su piso a arreglarse.

--Uhmm ¡Perfectos! --escuchó exclamar a Draco desde el otro lado de la puerta que descuidadamente había dejado entreabierta. Entró y lo primero que vio fueron todas sus prendas de vestir tiradas por el piso, parecía que un huracán había atravesado su ropero. Pasó la vista del tiradero de ropa hasta llegar a la figura de su imprudente compañero de habitación, quien se contemplaba en el espejo con deleite...

Y llevaba nada más ni nada menos que ¡SUS pantalones de cuero negro!

--¡Hola Harry! --lo saludó sin mirarlo --no encontraba que ponerme, he usado ya toda mi ropa y necesitaba algo especial...

--...Y no hallaste mejor solución que husmear en mis cosas --Harry trató de sonar enojado, pero le costaba trabajo cuando miraba la figura de Draco dentro de esos pantalones que jamás creyó que le quedarían bien a alguien.

--Yo también creí que era una pérdida de tiempo, pero ¡vaya!... --Pasó sus manos por los muslos acariciando el cuero con admiración --Nunca creí que guardaras algo así... nunca te los he visto puestos.

--Es porque no los uso --contestó descortés. Era una suerte que Draco no lo mirara pues la expresión de admiración en la cara de Harry era muy diferente a lo que quería expresar. Draco se veía simplemente increíble.

--Entonces no habrá problema en que los use --se puso de lado para admirarse desde otra perspectiva, el rubio estaba completamente radiante --nadie podrá mirar otra cosa que no sea a mí.

--No seas egocéntrico Malfoy...

--No sé como no saltas a desvestirme Potter; yo en tu lugar me hubiera lanzado sobre mí apenas cruzara esa puerta.

Harry sonrió ante el entusiasmo del chico, parecía un niño en navidad. Lanzó un conjuro para que la ropa se guardara dentro del mueble, mirando de reojo al espectacular rubio. En ese momento entró Blaise en la habitación.

-- ¡Wow! --exclamó al encontrarse con su compañero --cuando compraste esos.

--Son de Harry --Blaise miró a Harry con picardía.

--Me los regaló Sirius para mi cumpleaños --contestó rápidamente.

--Pero no creo que le queden como a mí --Dejó de contemplarse para mostrarle a Blaise los pantalones --están hechos para mí --Su amigo le lanzó una mirada lasciva y se acercó hasta estar a unos centímetros de él. --Lo siento Blaise --dijo alejándose un paso --tú tienes novia.

--Terminaré con ella --acarició la cadera del rubio sin creer que algo como aquellos pantalones hubiera sido inventado por lo muggles. --te ves... --no tenía palabras, pero la forma en que lo miraba decía suficiente.

-- ¿Con qué puedo ponérmelos?

--Mmm... ¿Una polera negra sin mangas?

--No, es demasiado corriente, hay que hacerle honor a esta pieza --volteó a ver a Harry -- ¿Tienes alguna otra sorpresa entre tus cosas? --la mirada dulce del rubio lo convenció de entregarle su prenda favorita. Pensaba ponérsela esa noche, pero Draco se vería increíble con esa tenida.

--Espera --abrió el único cajón que no había sido chequeado y sacó una camisa de seda negra, era la única camisa decente que tenía Harry, la única con un estilo real que no parecía de campesino, un regalo de Lupin --toma.

Draco se quitó en el acto la polera que traía y se puso la suave camisa que le había entregado Harry, la sonrisa que logró sacarle fue suficiente recompensa para el moreno.

--Esa ropa grita que te la quite --bromeó Blaise abrazándolo por la espalda sin dejar de mirarlo a través del espejo.

--Soy hermoso --contestó Draco abriéndose un el tercer botón del cuello. Harry también lo miraba extasiado.

--Voy a romper con Juana --exclamó Blaise soltando a Draco repentinamente, dio tres grandes zancadas hacia la puerta --y además voy a arreglarme muy bien o me opacarás.

--No hay forma de que me alcances, Zabini --sentenció con ese tono despectivo que Harry había escuchado durante años dirigido hacia él; sólo que ahora, cuando Draco lo usaba, se ofendía menos. Blaise sonrió antes de irse para dejarlos solos otra vez.

--Es una lástima que no nos dejen acostarnos con los estudiantes --comentó el rubio mientras sacaba de su mueble unos elegantes zapatos. Se sentó en la cama de Harry para ponérselos --muchos morirán de pena por no poder tenerme.

--Y tú les hubieras hecho el favor muy feliz ¿no?

--A algunos. --se puso de pie y miró a Harry que buscaba algo para ponerse. --no te esfuerces Potter, luego de que yo entre en escena, nadie te verá.

Harry se quedó solo frente al cajón. Había una camisa blanca que nunca ocupaba y pensó que podía servir, escogió sus mejores jeans y se sentó en la cama con la imagen de Malfoy rondando.

Bajó al Gran comedor una hora después, una aburrida hora en la que estuvo acostado mirando el catre de su compañero, aburrido de intentar arreglarse el cabello para nada. Malfoy no había vuelto a su habitación, probablemente había gastado su tiempo arreglándose el cabello.

Tal y como Harry lo imaginó, el ánimo en el recinto era eufórico. Todos reían y hablaban con una entonación acelerada y gritona. Buscó a Malfoy con la mirada, pero no lo vio. Comprobaba su ausencia el que Blaise tampoco estuviera en la fiesta.

Claro, le presté mi ropa para que el otro se la sacara... pensó sin dudar que ambos chicos estuvieran "calentando" para la fiesta en la pieza de Zabini.

Caminó como si no perteneciera a aquel lugar, distraído y sin entusiasmo, hacia donde estaban sus amigos.

-- ¿Hace cuanto rato llegaron? --les preguntó al sentarse junto a ellos.

--Diez minutos más o menos --contestó Ginny, quien parecía tan poco animada como él. --¿quieres bailar? --le propuso la chica al ver que Ron y Hermione se besaban otra vez. Harry detestaba bailar, pero asintió cuando se fijó en el resto de sus compañeros; casi todos traían parejas y, tal como sus mejores amigos, se besaban como si nadie más existiera.

-- ¿Sabías que el tocadiscos que ocupamos fue inventado por Goyle y por Crabbe? --le preguntó Ginny a Harry cuando llegaron a la pista de baile, Harry asintió -- ¿puedes creerlo, yo pensaba que eran unos idiotas.

--Lo son --respondió Harry distraído, todavía buscando a Draco.

En la pista de baile no había muchos alumnos, la mayoría estaba todavía arreglándose en su casa, o atracando en las orillas del Gran comedor. Una chica de Ravenclaw se les acercó.

--Disculpen... --estaba colorada y miraba sus zapatos en una expresión bastante tierna --Profesor... ¿querría bailar... conmigo?

Ginny apoyó la cara en el hombro de Harry para tragarse la risa, la niña le recordaba un poco a ella, a los once años. Solo que Lucy, la chica de la invitación, tenía quince.

--Umm... --Harry no sabía si aceptar, no estaba seguro si era permitido y claro, él odiaba bailar.

--No te preocupes, Harry --dijo Ginny --llegó Neville, voy a bailar con él mientras --y tras decir eso, se largó dejándolo con la chica que cada vez se ponía más roja.

Ella se acercó tímidamente hasta que apoyó sus brazos en los hombros de un tenso Harry. Para colmo, la canción que tocaban era un lento. La chica suspiraba de vez en cuando y Harry se preguntó si ella le habría escrito alguna de las cartas que guardaba en su escritorio.

--Gracias --le dijo sonriendo dulcemente cuando la canción hubo terminado, lo miraba como si estuviera perdiéndose en sus ojos verdes. Harry se ruborizó.

--De nada --contestó y antes de que pudiera alejarse ella, la chica le besó la mejilla.

Todos voltearon a verlos. Harry estaba en medio de ese bochorno cuando Draco hizo su aparición en el Gran comedor. Poco a poco las miradas cambiaron de dirección. Draco se aseguró de que todos lo estuvieran mirando para entrar a la pista de baile. Caminaba seguro, el doble de arrogante debido a que sabía que estaban babeando por él. Harry sonrió al verlo moverse entre la gente como si ignorara a todos, como si nadie fuera digno para posar sus ojos sobre él. Malfoy estaba brillando más que nunca.

Harry se acercó a sus amigos nuevamente, aprovechando que Lucy miraba a Malfoy, sintió algo de celos, pero era la ocasión perfecta para alejarse.

-- ¿Esa no es tu camisa? --le preguntó Ron frunciendo el ceño --creí que la usarías hoy.

--Se la presté --contestó con simpleza, Hermione lo miró extrañada.

--Y los pantalones --agregó ella -- ¿son los que Sirius...

--Si, también se los presté.

-- ¿Te dedicas a vestirlo? --le preguntó Ron abriendo los ojos como platos, esto era muy extraño.

--En realidad, revisó mis cosas --explicó antes de que dijeran algo más --no tenía que ponerse.

--Pobre Malfoy... --contestó Ron enojado --yo vi cuanta ropa compró en el verano...

--Qué importa Ron, Harry no usa esos pantalones...

--Pero sí la camisa, ¿desde cuándo ustedes están tan unidos?

En ese momento Blaise, que entró al comedor poco después de Draco, llegó al grupo.

-- ¿Cómo lo están pasando? --preguntó con el tono jovial que lo caracterizaba.

--Muy bien, es una buena fiesta --respondió Hermione contenta de cambiar el tema. Pero con algo de preocupación por el repentino acercamiento de Zabini.

--Por lo que veo el ambiente es mucho más divertido que el de las que organizaba Dumbledore --continuó Blaise --Siempre pensé que los mismos estudiantes deberían hacer las fiestas ¿no les parece?

--Sí --respondió Ron esperando a que Zabini se alejara pronto. Estaba acostumbrado a que los saludara y les hablara a veces, pero que los fuera a ver en ese momento... en una fiesta y con Malfoy cerca... ¿para qué?

Blaise miró al rededor como si examinara la decoración

--Me voy a bailar, hay que aprovechar la ocasión --inclinó la cabeza en un gesto de despedida --pásenlo bien.

--Tú también --le respondió Hermione buscando disimuladamente con la mirada a Ginny.

-- ¿También eres amigo de él? --le preguntó Ron a Harry, no había olvidado el tema que estaban tratando.

--No, supongo que sólo es muy sociable.

--Vamos a bailar, Ron --Hermione evitaba que la noche se arruinara por un ataque de celos del pelirrojo.

--Está bien.

Harry estuvo viendo a los alumnos divertirse un largo rato. Hasta Neville, que generalmente tropezaba cuando bailaba, lo estaba pasando en grande. Ron y Hermione estaban abrazados en una esquina oscura, bailando muy lento a pesar de que la música era movida. Ginny había cambiado de pareja de baile muchas veces y los chicos parecían ansiosos de que fuera su turno. Pero el que más llamaba su atención era Malfoy. Todo un suceso sin duda. Harry no era el único que se fijaba en él. Todos miraban los movimientos insinuantes del chico que había bailado todo el tiempo con su amigo Blaise, quien no se quedaba atrás. Quienes habían ido a las fiestas Slytherins no se sorprendían, pero tampoco dejaban de mirarlos, porque ver a Draco bailar y en esa ropa era todo un gusto.

La actual novia de Zabini rompió con él en medio de la fiesta por dejarla de lado, pero el chico había seguido bailando sin interesarse mayormente. Al parecer había estado esperando que lo hiciera. Harry supuso que esa noche, Draco no volvería a su habitación.

En medio de la fiesta, la música fue detenida. El rubio se subió a una mesa para anunciar que iniciaría su concierto y que había escogido diez temas para que pudieran bailar en parejas. Nadie habló durante su discurso. Muchos de los estudiantes felices de poder apreciarlo mejor al tenerlo exhibido en el "escenario".

Harry se sentó en una mesa alejada escuchando la melodía. Los recuerdos de la noche anterior estaba vivos en su cabeza, pero Draco se veía muy diferente ahora, tocando como una gran estrella de la música. Incluso parecía tener fans, que habían dejado de lado el baile para poder admirar a su ídolo. Observando al público, descubrió que los admiradores de Draco no eran sólo chicas. Varios estudiantes parecían extasiados ante la figura, la gracia y los gestos del Slytherin.

¿Cómo puede gustarles si es tan insoportable?... se preguntó mientras los veía. Él ahora que estaba cerca, sabía que podía ser divertido y simpático, pero aún así era odioso. ¿Cómo diablos alguien que lo veía sólo en clases, donde sabía era un tirano, podía siquiera fijarse en él?... Tienen que ser masoquistas...

Mientra Draco tocaba, Harry escuchó más de un cometario pícaro en el público. Una vez más sintió admiración por aquel chico que no titubeaba ante aquella situación, tantos ojos puestos sobre él, escudriñándolo, y podía darse el lujo de verse incluso arrogante.

Rió para sí al recordar el baile de la mañana, ¿qué hubieran hecho los admiradores de Draco en esa situación?

Antes de que el rubio terminara su aparición, Harry salió a tomar aire, podía escuchar la mezcla de canciones. La fiesta de la cubierta principal en donde estaban los más chicos tenía ahora el tocadiscos y bailaban entusiasmados, felices de que el baile contara también para ellos. La diferencia con la fiesta del Gran comedor es que ellos bailaban mucho más y se besaban menos.

Bajó la escalera hasta la sala de transformaciones, apenas podía escuchar el piano, la ruidosa canción del tocadiscos se estaba adueñando de la atmósfera.

Jamás hubiera pensado que en una noche tan agradable como esa, se encontraría con algo tan horrible.

Dobló el pasillo hacia la sala de pociones y lo que vio le quitó el aliento.

Blaise y Ginny se besaban apoyados en la pared. Estaban ocultos en la oscuridad, lo suficientemente expuestos como para que no pasara a nada más que besos, pero lo suficientemente ocultos como para que estos fueran indecorosos... o tal vez eso le parecía a Harry, porque era a Su hermana la que el asqueroso Zabini besaba como un animal.

Pasó un poco de tiempo, antes de que pudiera recuperarse del shock.

¡¿CÓMO GINNY PUEDE METERSE CON ESE PUTO!...

Esto tenía que ser una equivocación

...¡TAL VEZ LA ESTÁ OBLIGANDO! ...

Porque ella no era así.

Aunque claro, cualquier otra persona, menos Ron, Harry y Bill, hubiera notado que Ginny estaba bastante estuciasmada con la lengua de Blaise, como para pensar que era forzada a besarlo.

Iba a dar un paso para golpear al degenerado ese, cuando una mano lo detuvo.

--Harry --susurró Hermione --no te metas.

Él la miró con los ojos muy abiertos sorprendido por que estaba ahí y furioso por lo que le proponía.

--Vámonos o te lanzo un conjuro y te llevo conmigo. --Harry la miró para negarse, pero ella ya tenía la varita levantada y demostraba hablar muy en serio. --Ginny nunca volverá a hablarte si te entrometes, Harry. Piénsalo. --lo tomó del brazo para alejarlo --Ven conmigo y te explico lo que pasa.

Harry la llevó al aula de pociones para gritarle en privado.

-- ¡¿TE VOLVISTE LOCA! --se paseaba de un lado a otro, tentado de volver a subir y separarlos. -- ¡NO PODEMOS DEJARLA CON ÉL! ¡EL TIPO SE ACUESTA CON MALFOY! ¡HASTA CON MALFOY ¿TE DAS CUENTA!

--Ella está enamorada de él, Harry --la voz de la chica sonaba apenada. Harry detuvo su caminata y la miró impresionado.

--Es una broma...

--No lo es... ¿Por qué crees que cuando Blaise llegó a la casa en verano se la pasó enferma? --se sentó en una de las bancas --No quería verlo.

-- ¿Desde cuando... --Harry se apoyó en el escritorio y se tomó la cabeza tratando de calmarse.

--Más o menos un año. Te lo cuento porque sé que intentarás averiguar todo y podrías humillarla mucho si husmeas en sus asuntos...

--Hermione, no podemos dejar que se junte con él, ya se le quitará el enamoramiento... Estoy seguro que se la llevará a la cama y mañana la botará. Tenemos que ir a buscarla, evitar que eso pase.

--No te metas Harry. Yo he hablado con ella muchas veces --Hermione pronunciaba las palabras con mucho dolor y cansancio --pero no puede evitar sentir lo que siente.

--Sufrirá mucho más cuando se haya entregado a él y él se meta con otra --Harry volvió a ponerse de pie --A Zabini sólo le interesa Malfoy... si es que le interesa alguien.

Hermione lo miró con ojos vidriosos.

--Sabes algo más --exigió saber Potterclavando los ojos en la chica.

--Ella ha sufrido mucho, Harry. Pero es su vida y no tienes derecho a meterte en ella.

-- ¡ES COMO MI HERMANA! ¡TENGO TODO EL DERECHO DEL MUNDO A METERME! --Hermione sólo lo miraba con tristeza. Eso ablandó un poco a Harry --¿Ron está enterado de esto?

--Te prohíbo que se lo digas --le advirtió la castaña dejando de lado su expresión de tristeza y cambiándola por una mucho más agresiva.

--Tiene que saber.

-- ¡No es tu problema Harry, ya te lo dije!. Si Ginny no te ha contado nada es por algo ¿no? respeta su decisión o te aseguro que no volverá a hablarte.

-- ¿Cómo lo conoció, porque en una clase no puede haber sido.

Hermione no deseaba contestar, pero prefirió que Harry se enterara por ella a que fuera a hacer un escándalo a Ginny o a Blaise para que se lo dijera.

--En una práctica de Quidditch.

-- ¡Pero si él es de Slytherin! ¡¿Cómo pudo conocerlo ahí!

--Fue después de una práctica. ¿Te acuerdas del año pasado, cuando se lastimó el tobillo y no nos enteramos hasta que Colin nos dijo que debíamos ir a buscarla a la enfermería? --Harry asintió --Bueno, fue ese día cuando lo conoció. Él le ayudó a llegar al hospital.

--Supongo que no ha pasado nada más entre ellos.

--...

-- ¿Verdad? --Harry miró fijamente a Hermione, quien lo evadió. Volvió a apoyarse en el escritorio.

No lo podía creer ¿Cómo era posible que la tierna y pequeña Ginny... ...Voy a matarlo...

Harry pasó el resto de la fiesta encerrado en su despacho pensando en qué hacer con Zabini. Hermione le había hecho prometer que no le contaría nada a Ron, que no le pediría explicaciones a Ginny y que la dejaría vivir su vida. Pero olvidó exigirle que no fuera a hablar con Blaise.

La fiesta terminó cerca de las cuatro de la mañana. Tuvieron que turnarse el tocadiscos pero de todas maneras la mayoría sintió que había sido la mejor fiesta a la que habían asistido en Hogwarts.

Cuando la gente se retiraba, Harry se asomó esperando ver al maldito. Tenía esperanzas de que no pasara la noche con Ginny, después de todo, había mostrado gran interés en Draco. Pensaba en llamarlo a su despacho y soltar toda su ira, no sabía muy bien que conseguiría con eso, pero en verdad quería partirle la cara.

Cuando todos parecían haber bajado, apareció Blaise por la escalera, el Slytherin traía una enorme sonrisa que enfureció todavía más a Harry.

--Zabini...

-- ¿Has estado acá abajo todo el tiempo? --le preguntó con amabilidad --Draco te estuvo buscando...

--No me sonrías, imbécil --le respondió apretando los puños, ya no le interesaba llamarlo a su oficina, le daba igual si Bill lo sacaba del cargo...

-- ¿Qué te pasa, Potter? --Blaise cambio su actitud a una defensiva, ni siquiera se dio el trabajo de llamarlo profesor. Se preparó para esquivar el golpe que imaginó recibiría, aunque no sabía porqué.

--No quiero que vuelvas a acercarte a Ginny...

--Eres muy ridículo, Potter. --Blaise lo miró despectivamente e intentó avanzar. No se quedaría a discutir de sus asuntos con él.

Pero Harry le lanzó un golpe que le dio de lleno en la cara. Blaise lo miró sorprendido, tanto por que el jefe de Gryffindor iniciaba una pelea, como porque golpeaba más fuerte de lo que había imaginado. Aunque no lo suficiente.

No lo pensó otra vez antes de volver a golpearlo, y Blaise se defendió.

Y luego atacó.

Y atacó otra vez.

Algunos golpes más y Harry sangraba en el suelo.

--Yo me meto con quien quiera --le dijo mirándolo hacia el suelo --Me da lo mismo que cargo tengas, Potter. Nada te da derecho a meterte en mis asuntos, ni en los de ella. --Y dicho eso se fue su casa.

Harry se metió en su despacho con dificultad; tenía su orgullo completamente aplastado. Ahora sentía mucha más rabia hacia él. Se limpio las heridas y subió a su habitación rogando por no ver a nadie.

-- ¿Qué te ocurrió? --le preguntó Malfoy a Blaise cuando vio el moretón que le dejó Harry en su rostro. Había ido a visitarlo antes de dormir para escuchar su reencuentro con la colorina.

--Nada --le respondió secamente.

Draco miró las manos de su amigo, los nudillos también amoratados por haberlos estrellado contra Harry.

-- ¿A quién golpeaste? --inquirió levantando una de las manos heridas para obligarlo a confesar.

--Te doy toda la razón, Potter es un idiota.

-- ¿Golpeaste a Harry? ¿Por qué?

--Él empezó. Al parecer me vio con Ginny... creo que el no tener a Voldemort cerca lo hace buscar otras causas que defender... y en este caso parece creer que yo soy el villano.

-- ¿Cómo quedó él?

--Me golpeó, se metió en mi vida, abusó de su cargo ¿y me preguntas como está él? --alejó la mano que el rubio sostenía ofendido --que gran amigo tengo.

-- ¿Solo te golpeó? ¿no te lanzó ni un conjuro?

--No ¿Te hubiera gustado que usara un cruciatus en mi contra?

--Me sorprende que haya sido tan idiota para pelear contigo a golpes. Es tan pequeño y delgado... --se puso a reír --no puede haber pensado que te ganaría.

--No me causa gracia.

--Voy a burlarme de él --Draco se puso de pie de un salto, parecía estar muy feliz.

--Te aconsejo que te alejes, estaba como perro con rabia.

--No creo que me ataque hoy, me veo demasiado guapo como para que desee golpearme.

--Gracias por dejarme solo.

--Si me voy más tarde ya se habrá echado algo para eliminar los golpes --Blaise seguía mirándolo con rencor --no te enojes, tu ya sabes que es lo que pienso de tu relación con Ginny, deja de acostarte con otras chicas y ella tal vez se quede contigo --le dio un beso en la mejilla y se fue.

Corrió escaleras arriba, pasó a su despacho por un ungüento y corrió nuevamente hasta llegar a su pieza. Harry estaba quitándose con dificultad la camisa cuando el rubio entró.

-- ¿Qué haces aquí? --le preguntó espantado al ver que no se había quedado a dormir con Blaise.

--Eso se ve muy mal --dijo al notar los moretones de colores en la espalda del moreno.

--Déjame tranquilo --hizo el además de volver a ponerse la camisa, pero Draco se lo impidió.

--Te traje esto --le mostró el frasco con el ungüento --te curará rápido.

Harry miró el frasco con desconfianza

--Vienes muy preparado, no me extrañaría que tu amigo te mandara con eso.

--Oh, claro. Todo el mundo quiere matarte. --el tono preocupado había cambiado a uno molesto --No fue él quien comenzó la pelea.

Harry volvió a tratar de ponerse la camisa.

-- ¿Te quedarás así hasta que se cure solo, mañana no podrás moverte.

--Preocúpate de tu amigo.

Draco se echó a reír

--Mi amigo está muy bien --volvió a tomar la prenda de Harry para evitar que se vistiera --No puedes creer que le hiciste daño con tus pequeñas manitos.

Potter le lanzó una mirada asesina.

-- ¡Ya no te soporto. Suéltame, Malfoy! --intentó soltarse, pero el rubio seguía afirmando su camisa -- ¡Estoy harto de que tus estúpidas burlas! --los ojos de Harry echaban chispas -- más vale que me sueltes, todavía me quedan energías para golpearte y a diferencia de Blaise dudo mucho que tú puedas defenderte --dijo usando un tono arrogante muy parecido al del slytherin.

-- ¿Quieres que llame a Pomfrey? seguro ella no se burlará de tí --ofreció con un falso tono de inocencia.

--NO me amenaces.

--No te estoy amenazando --dijo en un tono serio --vine a ayudarte. Te recuerdo que soy profesor de pociones, lo que hay en este frasco lo hice yo, y es la misma mezcla que usa la enfermera, quítate la camisa. --Harry no alcanzó a moverse cuando el rubio se la arrancó de un fuerte tirón.

-- ¡AUCH, CUIDADO! --se quejó Harry--...está bien dame el frasco --no tenía sentido seguir negando la ayuda, lo terminarían descubriendo. Además era agradable saber que el rubio quería ayudarlo.

Pero Draco no le entregó la pomada, sino que ya había sacado un poco y empezó a esparcírselo por la espalda, en el moretón cercano a su cuello.

--Yo puedo hacerlo --dijo Potter, muy incómodo de sentir la piel de Draco frotando la suya.

--No podrás, te duele mucho --bajó al que estaba sobre el omóplato--Dentro de un par de horas estarás curado.

Harry se quedó quieto sin mover ni un músculo. Tenso por la molesta situación.

El rubio trasladó su masaje a un punto cercano a la cintura.

¿Por qué diablos estaba tan cerca, ¡podía sentir su respiración en la espalda!.

...Podría hacerlo perfectamente si se alejara dos pasos.

Sentía también el calor del cuerpo del chico. Las manos se acercaron más al costado derecho de Harry. Más que aplicar pomada, parecía que acariciaba la piel.

¿Qué hace?

Draco tocaba con cuidado las zonas heridas, haciendo que el moreno sintiera sólo un ligero dolor por cada lugar donde pasaba sus manos, y luego una agradable sensación fría. Hasta que las manos bajaron a su cadera, demasiado cerca del pantalón. La ausencia de dolor hizo que se preocupara. No podía dejar de sentir que estaba siendo manoseado ya que ahí no sentía que había ni una herida que curar...

-- ¿Qué haces Malfoy? --preguntó secamente --no siento nada ahí.

Draco hundió un dedo y Harry sintió un punzante dolor. Sí había una herida

--Toma --le tendió la pomada con el rostro sin expresión. Parecía enojado --continúa tú --Harry titubeó antes de tomarla --No te preocupes, no volveré a tocarte.

--Draco... --el moreno se sintió muy avergonzado. Draco había entendido lo que estaba pensando de él y lógicamente se había ofendido --Draco no te vayas... --iba a disculparse, pero el rubio ya había salido de la habitación. --Mierda.

¿Por qué estas cosas siempre le pasaban a él? Ahora Draco no le volvería a hablar en al menos una semana. Y con razón.

Pero es que era difícil no pensar mal de él, era demasiado... desinhibido. Después de todo, lo había besado y le había bailado... y siempre estaba diciendo que le gustaba tanto acostarse con sus amigos...

Pero claro, sólo con los que le atraían. Y hasta ahora lo único que podía acercarse a un piropo era la confesión (probablemente falsa), de que le gustaban sus ojos...

Y por supuesto estaba el hecho de que él no era su amigo.

Se untó más pomada en el pecho, donde un moretón especialmente feo le impedía respirar bien.

Y pensar que Malfoy sólo se había preocupando por él.

Pero no es mi culpa, es difícil que me adapte a estos contactos... no estoy acostumbrado.

Pero Draco no era culpable de eso. No porque la actitud del chico pareciera ser de constante coqueteo, significaba que realmente lo estuviera haciendo.

Se metió en la cama condificultad, sintiéndose un desgraciado mal pensado. Mientras intentaba acomodarse para descansar, se prometió no volver a imaginar cosas que no eran. Después de todo, Draco estaba enamorado de Blaise... era una estupidez pensar que le tiraba los tejos a él.

Tal como había imaginado, Draco no le habló en siete días. Intentó disculparse, pero cuando trató de hablarle, el rubio le dio la espalda y se largó, humillando a Harry lo suficiente como para gritarle yno volver a intentarlo.

Pero eso no significaba que por las noches la palabra "discúlpame" no danzara en su mente una y otra vez impidiendo que durmiera correctamente. Y es que hasta ahora nunca había sentido que mereciera el silencio de Draco. Ya no soportaba vivir así. Fue una de esas noches en las que no podía dormir que escuchó los balbuceos de Draco en sueños. Primero palabras ininteligibles cargadas de angustia, pronto subieron el tono y aumentaron en desesperación.

--Dile que me deje... --imploró de tal forma que Harry sintió el corazón encogérsele. --No lo dejes... padre por favor... --siguió rogando mientras se movía frenéticamente, las palabras débiles parecían quebrarse cada vez que eran pronunciadas. Harry se puso de pie y subió la escalera de la cama para despertarlo. --¡PADRE! -- Gritó enredándose en la sábana, Harry lo tomó del brazo esquivando los golpes que el rubio lanzaba al aire torpemente.

-- ¡Draco despierta! --le apretó el hombro sin obtener respuesta.

-- ¡Ahh! --un grito ahogado salió de los labios pálidos, y luego una queja parecida a la de un perro siendo golpeado. Sudaba frío y apretaba los músculos de la cara en una mueca de dolor absoluto.

-- ¡DRACO! --gritó sintiendo que el chico estaba muriendo -- ¡DRACO, YA BASTA! --lo golpeó contra la cama hasta que logró que abriera los ojos. Harry vio en ellos un fulgor plata que pareció iluminarlos al despertar, pero desapareció dando paso a un gris inanimado. --¿estás bien? --preguntó mirando en los bellos ojos que parecían aún aterrorizados por el sueño vivido.

Draco lo miró por unos momentos como si aún no volviera a la realidad y luego se soltó de las manos que lo habían despertado.

--Suéltame --le ordenó. Harry se alejó lentamente examinando si el chico estaba bien. --sal de mi cama.

Al parecer estaba bien.

--Tenías una pesadilla --le dijo intentando iniciar una conversación, al menos para saber qué soñaba.

--No es la primera ni será la última --contestó fríamente al tiempo que se cubría con la frazada.

--Yo... no podía despertarte.

--... --Draco no le respondió.

--Buenas noches --se despidió antes de bajar, sinceramente preocupado. ¿Realmente había tenido ese tipo de pesadillas antes? Si era así, ¿por qué él nunca lo había escuchado?

Una vez más no pudo dormir. Draco parecía tener un enorme peso sobre sus hombros, ¿dolor, responsabilidades o preocupaciones? No lo podría adivinar. Sabía que sufría por su madre y porque su padre lo seguía... su vida no era para sentirse feliz, pero... parecía ocurrirle algo más. ¿O tal vez el problema era que fingía ser feliz?

...Yo hago algo parecido a eso...

Sólo esperaba que el enojo se le pasara, al menos así podría apoyarlo. El sabía perfectamente lo que se sentía estar solo.

De pronto sintió una enorme rabia consigo mismo al caer en cuenta de lo que estaba pensando

No podía creerlo. Malfoy lo ocupaba de reemplazo de Blaise y Lisa, se burlaba de él todo el tiempo, era grosero con sus amigos y dejaba de hablarle por cualquier cosa. Acababa de sacarlo de su cama sin siquiera agradecerle el haberlo sacado de su pesadilla ¿y él se sentía mal porque debido a su enojo no podía ayudarlo?

¿Pero que mierda le estaba pasando?

No lo entiendo.

Jamás se había dejado tratar de esa manera.

Ya basta, no seguiré preocupándome por él.

--Hola, Harry --saludó Hermione a su amigo. Había ido a su despacho con el pretexto de entregarle un libro, pero en realidad pretendía orillarlo a hablarle sobre lo que pensaba de Ginny, era la forma que tenía de asegurarse que el chico no hiciera ninguna estupidez. Lo que no sabía, era que ya la había cometido. Y es que la pelea con Blaise había permanecido como un secreto entre él, Harry y Draco. -- ¿Cómo has estado?

--Bien --contestó secamente. Habían pasado diez días desde la fiesta y ya se había acostumbrado a ese tono de Hermione que pretendía ser inocente y que auguraba el tema de Ginny sin excepción.

-- ¿Qué has hecho? --se acercó al escritorio, Harry la miró directo a los ojos.

--No he hablado con Ginny --contestó harto de aquella situación. La única razón por la que había soportado los anteriores interrogatorios, había sido la culpa.

--No venía...

--Ni con Zabini --Continuó sin hacer caso al intento de excusa de su amiga.

--Sólo estoy preocupada --se disculpó evidentemente cansada.

Harry se ablandó al notar las ojeras y la expresión acabada. Al parecer las vacaciones que les había dado Bill se les habían hecho cortas a todos.

-- ¿Cómo ocurrió? --preguntó con calma, tal vez ahora Hermione se apiadaba de él y le entregaba algo más de información de la que tenía.

--Ya te dije, en una práctica...

--No creo que sólo le bastara hablar con él un día y ya. No puede haberse enamorado tan rápido.

--Según dice, ella sabía de la reputación de Blaise, pero no lo conocía, y al hablar con él le pareció que todo lo que se decía de él era un invento.

Harry sonrió con amargura.

-- ¿Sigue con él o sólo se juntaron en la fiesta?

--Harry, deja de intentar averiguar de eso.

--Necesito saberlo... Draco no ha dormido en la pieza desde hace dos noches...

-- ¿No se suponía que lo estaban monitoreando para que no se metiera con él?

--Ya no. Todos suponen que ya no se acuestan. Dime, ¿sigue con Zabini?.

--No.

Harry respiró aliviado --espero que no vuelva a dejarse convencer...

--Ella no es tonta, Harry. Sabe a lo que se enfrenta con Blaise. Y más vale que te acostumbres porque no lo ha olvidado... dudo que lo haga algún día. Es por eso que espero la dejes vivir --levantó el mentón para continuar el sermón --En algún momento se rendirá o encontrará a alguien que la haga feliz y ya no lo buscará más. --Se acercó a Harry y le besó la mejilla --tengo que irme, estoy haciendo una tutoría a los de primero. Malfoy les ha puesto demasiados deberes.

--Se esfuerza por no ser menos que Snape --contestó con una débil sonrisa, sintiendo una calidez inexplicable al recordar las locuras del rubio.

Nos vemos más tarde.

Al abrir la puerta, la chica se encontró de frente con el profesor de pociones.

--Hola --saludó ella evitando llamarlo profesor, o señor o cualquier cosa que le diera estatus de autoridad.

--Mm --contestó de mala gana dejando en claro que la consideraba insignificante, y cerró la puerta.

-- ¿Qué haces aquí? --Harry no esperaba esta visita.

--Vengo a verte --le respondió animado --supuse que me echabas de menos --tomó un libro de la repisa y lo hojeó, pero no lo veía realmente.

--No te echo de menos, puedes irte --le respondió sabiendo que en realidad venía a pedirle que le enseñara magia sin varita. Llevaba tres días (desde que le había vuelto a dirigir la palabra) hablándole, cada vez que podía, sobre lo maravilloso que sería aprender a vivir sin la varita, y de lo malvadas que eran las personas que no compartían sus conocimientos.

-- ¿Para qué irme, ya estoy aquí. Hagamos algo entretenido.

--Ve a practicar pociones con Lisa, o transformaciones... eso te entretendrá más que mi compañía --Harry jugaba a ser rencoroso, le encantaba como sonreía Draco para evitar el tema de las clases personales con Lisa, clases que no había querido compartir con él.

--No es cierto, me encanta estar contigo --contestó con sus labios curvándose en la dulce sonrisa manipuladora. Para alguien que no lo conociera, podría parecer franca.

--Ya te dije, Malfoy...

--Puedes llamarme Draco --le pidió de manera encantadora.

--Draco --apenas podía aguantarse la risa que le provocaba la cara de angel de Malfoy --Ya tengo bastante trabajo como para sumarle el tenerte como pupilo --Harry citaba la conversación que alguna vez tuvo con el rubio al proponerle hacerse clases entre los profesores, cuando Draco le había negado pociones por considerarlo a él, una carga-- La magia sin varita es muy difícil y tú no...

--En verdad he practicado --se defendió --ya casi puedo sacar magia, tu libro dice que eso es lo más difícil.

--No, Malfoy --respondió tajante.

Draco le dio la espalda y se acercó a la puerta.

--Te odio. --dijo antes de salir como un niño malcriado al que se le negaba una bicicleta.

-- ¡Bien! --le gritó Harry apurado antes de que cerrara con un portazo. No le preocupaba, pronto volvería derramando encanto para convencerlo, pero él no le enseñaría a menos que le ofreciera clases de pociones. Draco no quería aceptar ese trato, porque significaba que su compañero de cuarto lograba torcerle la mano, pero Harry sabía que deseaba tanto aprender, que tarde o temprano tendría que aceptar.

Y fue más temprano que tarde.

--Haaarrrryyyy --escuchó la melodiosa voz de Draco desde la cama de arriba --Haarrryyyy.

No le contestaría, tenía sueño y quería dormir.

--Haarrrryy.

--...--

--Haarrrryy.

--...-- no iba a contestarle, ya sabía lo que pretendía el rubio. Se giró hacia la muralla y trató de dormir.

-- ¡HARRY! --Draco asomó la cabeza hacia la cama del moreno y arrugó un pedazo de pergamino --Sé que estas despierto.

¡Plit!

Harry sintió que algo le caía en la cabeza. Lo ignoró.

¡Plit!

Otra cosa le cayó pero no se giró.

¡Plit!

silencio

¡Plit!

--Harry...Harry... --le tiró otro papelito en la cabeza --Harry...Har

--¡¿Qué! --el aludido se giró encontrándose con la tierna carita del rubio.

-- ¿Me pasas la pluma que está en el piso? --se la señaló --es que no la alcanzo.

-- ¿Y por qué no te paras a buscarla?

--Tengo frío.

Conciente del rumbo que estaba tomando la conversación, Harry pregunto sólo por diversión -- -- ¿Y por qué no la invocaste?

--Es que mi varita está muy lejos --le indicó con la cabeza el lugar en donde se encontraba la varita --y como yo no sé hacer magia sin ella... ¿Vez porqué debes enseñarme?. Podría hacer mis cosas solo sin molestarte.

--No te enseñaré --le dijo mientras se sentaba --No tengo tiempo.

--Claro, y yo sí debo tener tiempo para enseñarte defensa --un brillo malicioso cruzó el rostro malhumorado de Draco fugazmente --Bueno, pero si tu no me enseñas, yo no te enseño --

--No puedes hacer eso, es tu obligación --Harry se regocijaba con la expresión de enfado de Draco --pero estoy dispuesto a hacer un trueque.

--Depende --los ojos grises brillaban calculadores.

--Si tu aceptas darme lecciones de Pociones, yo te doy de magia independiente --bien, ya había lanzado la propuesta, ahora sólo quedaba esperar.

--No --fue la escueta respuesta --No, es injusto. Yo ya te enseño algo a ti y tu nada a mi.

--Tómalo o déjalo.

--No acepto.

-- ¿Estas seguro? --el moreno tenía la seguridad de que su compañero aceptaría. Estaba muy entusiasmado con la idea y no creía que pudiera resistir más.

-- ¿Y qué más me darías? --su voz sonaba ¿sugerente?

-- ¿Cómo es eso? --intentaba parecer indignado, pero una sonrisa se le escapaba involuntariamente --Deberías agradecer que te propongo esto, Malfoy.

--Pero yo soy el que gastará el poco tiempo libre que queda, Potter --ambas miradas se enfrentaron.

--Bien --Harry desvió la vista --Te enseñaré DCAO además de lo otro.

-- ¿Y a mi de qué me sirve DCAO? --Draco miraba, aún de cabeza, con una ceja alzada --Yo te enseño defensa ¿Qué me podrías enseñar TÚ a MI?

--Sólo sabes un montón de hechizos oscuros que rayan en lo prohibido, en cambio, yo te podría enseñar magia...

--Tu magia no sirve --sentenció --de lo contrario yo no tendría que darte clases.

Serpiente malagradecida...

--Entonces no hay trato --Harry acomodó la almohada y se acostó, dándole la espalda al rubio.

-- ¿A qué hora? --Draco habló bajito.

-- ¿Perdón? --Potter se giró hacia Malfoy reteniendo, fallidamente, una sonrisa.

--A qué hora me enseñarás.

--El día lunes a las ocho. ¿y tu, a qué hora? --bien, ya no tenía caso intentar retener la triunfal sonrisa.

-- ¡¿Y me vas a dar clases de magia y DCAO a la misma hora! Eso no es justo, exijo otro día más.

-- ¿Qué? ¡Pero si tu no querías DCAO! --pero que fresco...

--Ahora si quiero. ¿Cuándo entonces?

No pudo reprimir una carcajada. Draco era muy sinvergüenza.

--Deja de reír y dime cuando, tengo sueño y quiero dormir --el cabello, fatigado gracias a la fuerza de gravedad, se dejó caer tapándole los ojos.

--El viernes a las ocho.

--Mejor el sábado --y otra vez la sonrisita manipuladora se dejó ver.

Harry lo meditó un rato. En realidad el sábado no tenía nada...

--Esta bien. El sábado a las ocho ¿Y tu, cuándo planeas darme Pociones?

--Tendrás que estar con Lisa, ya no tengo más horas disponibles --y dicho esto, la cabeza de Draco desapareció por sobre el colchón.

--Draco --el chico volvió a aparecer --te olvidaste de la pluma.

--Ya no la necesito --y se esfumó nuevamente.

Pasaron un par de semanas en las que Harry y Draco se enseñaron mutuamente. Lisa no estuvo muy contenta con tener a Harry de compañero, pero no tuvo más opción que aguantarle ya que ella también estaba interesada en aprender más sobre Pociones. Las clases terminaron siendo una tortura para el chico Gryffindor ya que, aunque el profesor intentaba ser menos antipático de lo normal, no lo lograba. En más de una ocasión no pudo reprimir decirle lo mal que revolvía el caldero o lo inútil que era para la materia. Además, las miradas entre Draco y Lisa le hacía sentir incómodo, como si fuera "el mal tercio".

Por la otra parte, Harry comenzó sus clases enseñándole al rubio a sacar su magia, era bastante difícil, pero gracias al entrenamiento que Draco había hecho por su cuenta, finalmente lo lograron. Todo iba bien hasta que llegaba la hora del término de la clase, en donde Draco siempre intentaba seguir hasta más tarde, sin importar qué tan cansado se encontraba Harry, o cuantas cosas más tuvieran que hacer. Con respecto a las horas de DCAO, bueno, Draco resultó ser un buen alumno, un tanto rezongón pero bueno a final de cuentas. Siempre que el profesor le mostraba un nuevo maleficio, el chico se ponía a preguntar por qué debía aprenderlo si ya sabía uno mejor. Esto desesperaba un poco a Harry, pero finalmente obligó al rubio a callar.

Todo parecía estar bien entre los jefes de casa, pero había un pequeño inconveniente en sus horarios. Sin que Harry ni Draco supieran, Hannah y Lisa se hacían clases particulares entre ellas, dejándolos de lado (tal y como ellos lo hacía con ellas). Si bien esto no hubiese sido ningún inconveniente, la poca disponibilidad de los chicos, la falta de tiempo y el cansancio se dejó ver a las pocas semanas de haber comenzado. Fue por esto que Bill se vio obligado a inmiscuirse.

-- ¿No podrían armar un horario para darse clases entre todos? --Weasley miraba a cada uno de los chicos --Esto es algo que debería beneficiarles, pero veo que no es así.

Al no recibir ninguna respuesta, siguió hablando --Entiendo que no todos aquí se lleven bien... --echó una ojeada rápida hacia Draco, quien sólo se limitó a mirarle displicente --pero la colaboración entre ustedes es importante. Si ya están dándose clases entre algunos de ustedes, que más da hacer un horario para que todos asistan.

--Tienes mucha razón, Bill --le dijo Sprout --es absurdo seguir así. Ninguno tiene el tiempo para dar dos clases extras como sé que ha estado haciendo, señorita Turpin--la chica sólo la miró --y probablemente Potter y Malfoy hacen lo mismo, ¿no? Ya es hora de poner orden aquí --agitó su varita y en la pizarra aparecieron los siete días de la semana --Bien, el día lunes tendrán... --miró a los chicos --Transformaciones --Lisa iba a decir algo, pero la profesora no la dejó --Tanto los días martes como jueves no se podrán hacer clases extras ya que están ocupados, por lo que no los contaremos --ambos días fueron tachados en la pizarra --Miércoles ...Pociones; Viernes, DCAO; y el día sábado será para Hechizos. Los horarios serán de nueve a diez de la noche para evitar que se salten la cena ¿Alguna pregunta? --Los cuatro chicos se miraban. ¡Había decidido todo por su cuenta! Hasta Bill se había quedado sin palabras, lo cual era muy extraño siendo un Weasley:

-- ¿Es obligación ir a todas? --finalmente preguntó Draco.

--Por supuesto que no, pero creo que es lo mejor ya que están muy atrasados con respecto a la materia de este año. ¿Alguna otra duda? --esperó un par de segundos mientras tomaba un sorbo del vaso con agua que tenía al lado --¿ninguna? Me alegro. De más esta decir que las clases las pueden hacer en sus respectivas salas. Sinceramente espero que no descuiden sus otras obligaciones y que este tipo de situaciones no se vuelva a repetir.

Y dicho esto, el horario de estudio para los profesores quedó acordado.

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--Elévalo un poco más --eran las diez y media de la noche y Harry estaba en su pieza junto a Draco, quien intentaba hacer levitar una almohada --un poco más...

Recordó la invitación de su amiga.

Ese día Hermione le había invitado a una reunión en la casa de Gryffindor, pero él no había aceptado, ya no se sentía a gusto con los demás estudiantes. Siempre que llegaba a la sala común, un silencio sepulcral llenaba la habitación, y eso le enfermaba. Se sentía fuera de lugar, como si ya no perteneciera a ese mundo; y en cierta medida era así, porque él era un profesor y obviamente los estudiantes no lo pelarían, ni a él ni a ningún otro docente, en frente suyo. Además, últimamente no había hablado mucho ni con Ron ni con nadie, básicamente porque ya no tenía tiempo; y aunque lo tuviera, no era lo mismo. Era mejor estar con los otros profesores, y en especial, con Draco.

La almohada cayó al piso devolviéndole a la realidad

--¡Maldita! --Draco se dejó caer junto a él en la cama --¡¿Es que acaso esa almohada tiene plomo dentro! --bostezó y se estiró como gato --estoy tan cansado... --se giró hacia él y se acurrucó en si mismo.

"Toc" "Toc"

Sonaron unos golpes en la puerta. Harry miró a Draco, por si se hacía de amable e iba a ver, pero eso no ocurrió. Perezosamente, se paró y abrió la puerta.

--Malfoy, necesito hablar contigo --Hannah estaba parada en el umbral de la puerta blandiendo un pergamino --ahora.

-- ¿Qué quieres? --le contestó de mala gana el rubio.

--Párate y ven a hablar.

El chico no se inmutó.

--Perfecto --Hannah entró en la pieza sin siquiera saludar a Harry, que permanecía de pie junto a la puerta -- ¿Qué significa esto? --le tiró el pergamino. Draco lo desenvolvió y lo examinó un rato, luego se lo tiró de vuelta.

-- ¿Qué significa esto? --repitió.

--Que tus "tejoncitos" son todos unos idiotas.

Harry recogió el papel y vio una lista de nombres, y junto a estos, una gran cantidad de calificaciones deficientes y, en un par de casos, unos puntajes negativos.

-- ¿Quién te crees para hacer esto? No tienes derecho...

--Soy el profesor y sólo estoy evaluando. Que tus "niñitos" sean retrasados no es mi culpa. No haré una escala diferente para ellos.

--No vuelvas a decir eso. Sabes perfectamente que esto... --le quitó el pergamino a Harry y se lo refregó en la cara a Draco --no es justo. Te exijo que re-evalues todo y que devuelvas los puntos.

--No. No tengo por qué.

--Tu quitaste esos puntos sólo porque te caen mal. Sebastián me dijo que le descontaste veinte puntos sólo porque estornudó.

-- ¿Y no te contó que lo hizo sobre el caldero, estropeando la poción? --le contestó con tono burlón Draco --Le desconté los puntos por una causa justa. Porque es un inútil.

-- ¿Y Bastian? ¿Qué hizo él para que le sacaras cincuenta puntos en dos días?

-- ¿Él se ha quejado? --preguntó Draco con un brillo extraño en los ojos.

--No --dijo ella, sin darse cuenta de aquella mirada-- pero eso no tiene nada...

-- ¿Y porqué vienes a defenderlo entonces? Él sabe que se los merece --contestó con simpleza, sintiendo una enorme satisfacción por dentro.

Los puntos negativos de Bastian tenían una razón, una no muy lejana, que se remontaba a los días en que todavía estaban en el castillo. El chico había sido uno de los participantes en el ataque a Draco, cuando había sido colgado y humillado. El rubio se había encargado de averiguar los nombres de sus atacantes y ahora disfrutaba su venganza. Sería lenta, larga y cuidadosa para que nadie adivinara que estaba haciendo, solamente los culpables imaginarían que se escondía detrás de sus acciones. No podía dejar de vengarse, no estaría tranquilo con su conciencia. No acabaría hasta que ya no sintiera humillación. Tal vez los perseguiría de por vida... No le costaría acostumbrarse a eso.

Al margen de todo, Harry escuchaba a ambos. Tal parecía que Draco había vuelto a su mala costumbre de quitar puntos por nada.

Tal vez debería meterme, Hannah tiene razón en enojarse...

--Mira, Abbott, que tus estudiantes no sirvan para la materia, no es mi culpa. Ahora fuera de mi pieza --la empujó hacia la puerta.

-- ¡No me voy! ¡Tienes que cambiar esto!

--¡Fuera! --le tomó del brazo y la volvió a empujar --¡Ándate!

-- ¡NO!

Antes de que Harry se metiera, la chica se soltó.

--Devuelve los puntos --siseó Hannah.

-- ¿Y tu devolverás todos los que le has quitado a Blaise?

Harry miró extrañado a Draco.

Blaise, qué tiene que ver Blaise aquí.

-- ¿Por qué debería? Ese no hizo lo que le ordené.

-- ¿Y vas a cambiarle las notas? --los ojos grises ardían en odio.

--No, sería absurdo. Él se merece esas notas. Es un estúpido y tu lo sabes.

¿Blaise estúpido?

Harry definitivamente no entendía nada. Zabini podía ser muy fresco, un suelto y había engañado a Ginny para que se metiera con él, pero de él no se podía decir que era estúpido. Podía ser cualquier cosa menos estúpido.

--Bien, si Blaise es estúpido,tus tejones no tienen esperanzas --y diciendo esto, la tomó por un brazo y la empujó hasta la salida, cerrando la puerta.

"PLAF"

"PLAF"

"PLAF"

Se escuchó por unos momentos a Hannah golpear la puerta, pero ninguno de los dos abrió. Uno porque aún no asimilaba lo que había pasado, y el otro porque simplemente no la quería ver.

El problema con Hannah no tuvo grandes consecuencias para ninguno. Bill les amonestó por un buen rato pero no pasó a mayores.

Las clases extras que se daban entre ellos estaban dando buenos resultados. Si bien aún no alcanzaban el nivel de sus ex-compañeros, los que estaban muy adelantados incluso para lo normal en Hogwarts, ya dominaban una nada despreciable parte de la materia correspondiente al séptimo año.

Los cuatro habían acordado las clases, pero Hannah no asistía a las que daba Draco, y este tampoco a las que daba la chica. Y todos lo prefirieron así, ya que de esa forma, no tendrían más oportunidades de molestarse mutuamente.

Las clases de magia sin varita siguieron, pero con un inconveniente: el horario.

De lunes a sábado estaban tapados de trabajos y estudio, por lo que el día domingo, Harry sólo deseaba descansar; y eso era algo que Draco no le dejaría hacer. Cada vez que podía, le hacía recordar su trato, que él, Draco Malfoy, había puesto toda su confianza en él y que ahora no podría defraudarle. Harry intentó hacerle entender que necesitaba descansar, pero el rubio no le escuchó. Finalmente decidieron, muy a pesar de Harry, que la clase se haría el domingo.

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Eran las 1:45 horas. Había acabado la guardia y Harry se estaba poniendo el pijama para dormir mientras que Draco se terminaba de duchar. Estaba cansado, el día había sido agotador, pero eso ya no importaba; finalmente podía acostarse y dormir tranquilamente.

-- ¡Que ricoooo! --apareció Draco desde el baño, estirándose.

O eso creía él.

--Realmente no entiendo como puedes ser tan cerdo --le dijo el rubio mientras tiraba sus zapatos a un lado --Yo no podría dormirme todo sucio y sin siquiera limpiarme la cara.

--Pues a mi no me importa --le respondió girándose hacia la pared y tapándose hasta la cara --No voy a perder mi tiempo de sueño en eso. Prefiero dormir.

--Pero que aburrido eres --Draco le corrió hacia el rincón y se sentó en la cama -- ¿Cómo puedes decir que tienes sueño? La noche aún es joven.

--Es muy tarde y tenemos que levantarnos temprano, no voy a...

--Tengo hambre --le sacó las mantas de encima --Trae algo para comer. Trae algo dulce para comer.

Harry le miró de reojo e intentó volver a cubrirse, pero el chico se lo impidió.

--Vamos Harry, no me puedes dejar morir de hambre --le sonrió encantadoramente --trae algo de comer...

-- ¿Y por qué no te comiste toda la cena? Si lo hubieses hecho, ahora no tendrías hambre.

--Estaba asquerosa.

--Eso no es excusa.

--Si lo es. No puedo comer algo tan malo, podría morir de asco.

--No lo haré --nuevamente trató de taparse, y otra vez Draco se lo impidió.

--¿Y si te doy algo?

--No hay nada que quiera.

--No seas malo... --puso una cara encantadora -- por favor...

--No --algo en el ruego de Draco le hacía sentir bien. Por mientras, el chico rubio seguía pidiéndole dulces, pero ahora le hacía cariño suavemente en el pelo.

--Harry...por favor...

--No --esta vez su negación sonó poco convincente. Iba a acceder, sólo deseaba que rogara un poco mas...

--Harry...

--Esta bien --le contestó resignado. Tenía sueño y sabía perfectamente que Draco no lo dejaría en paz. Se sentó en la cama y se concentró. Unos segundos después, un par de pastelillos de crema aparecieron sobre la cama. Draco tomó uno y le pasó un dedo, el que luego se llevó a la boca.

--Delicioso.

--Ahora puedes irte --el moreno intentó meterse bajo las frazadas, pero nuevamente no lo dejaron.

--No tengo sueño --Draco sonreía, nuevamente, pero era una sonrisa un tanto maligna; una sonrisa que no auguraba nada bueno.

-- ¿A los catorce? --eran las cerca de las siete de la mañana y ni Harry ni Draco planeaban dormir. Se habían pasado toda la noche conversando, comiendo y tomando un poquito (Harry procuró no embriagarse) y ahora estaban en la hora de las "confesiones" -- ¿Tu primera vez fue en cuarto?

--Fue en el verano, cuando pasamos a quinto. Se llamaba Anastasia y era la hija de un amigo de la familia.

-- ¿Y cuantos años tenía?

--Diecinueve.

--Mentira --Harry comió una galleta. Para esas alturas, no sólo habían sacado un par de pasteles; mientras pasaba la hora, los dos chicos habían sustraído más golosinas y ya iban por su tercera tanda de biscochos y una docena de chocolates de menta --No creo que a esa edad se haya fijado en ti.

-- ¡Hey! no me subestimes. Siempre he sido muy guapo --cogió una copa y bebió -- e indudablemente seductor.

"Plit"

Una galleta mordida le pegó en la cara.

--Envidioso --le dijo a Harry mientras él le tiraba una devuelta --era obvio que ella caería bajo mis encantos --se tiró el pelo hacia atrás.

--Si claro.

--Es verdad. Ella y su padre, el señor Armstrong, se estaban quedando en casa por unos negocios, y como el señor Armstrong no pasaba mucho tiempo en casa, yo debía entretenerla.

--Vaya manera de entretenerla.

--Es una excelente manera --le dijo con voz sugerente, y moviendo la cabeza para mostrar su blanco y cremoso cuello. Harry desvió la mirada hacia las galletas. ¿Por qué siempre tenía que hacer eso?

--La verdad, es que estuve tras ella bastantes días --siguió el rubio --Era tan inexperto como tu; de hecho, si la hubiera conocido ahora, no me hubiera costado nada...Pero bueno, después de tirarle los cortes casi todos los días, la llevé a ver a Augusto y fue ahí cuando me di cuenta de que Anastasia si estaba interesada en mi.

-- ¿Y se acostaron en el establo? --y otra vez Harry se descubrió a si mismo preguntando sobre la vida sexual de Draco.

--NO, eso es horrible --se escandalizó el chico --La vez que lo hice ahí, me dio alergia el heno. Esa misma noche me fui a su pieza a escondidas y me metí en su cama --la sonrisa que mostraba el rubio era de triunfo -- ¿supongo que sabes en que terminó?

--Me lo puedo imaginar...

-- ¿A si que me imaginas ...

-- ¡NOOOOO!

--No sabía que era tu fantasía erótica, Harry.

--No digas estupideces --intentó esconder su cara roja tras una copa, fallando miserablemente.

-- ¿Cuál es tu fantasía más recurrente? --los ojos grises brillaban de diversión.

--No tengo.

--No te creo --gateó por la cama acercándose a Harry --Vamos dime, no me voy a reír... mucho.

--No tengo y punto --Harry intentó alejarse hacia atrás.

--Estas mintiéndome --llegó hasta donde Harry, quien ya no tenía más espacio para escapar, y le tomó la cara --mentir es algo muy feo...deberías decírmelo. Yo te conté lo de Anastasia...

--Pero a ti no te importa hablar --se defendió el moreno. Podía sentir el calor del cuerpo de Draco, y eso definitivamente le estaba afectando.

--Entonces no es que no tengas ninguno, es que no me lo quieres contar --hizo un puchero --eres malo, Potter --se acercó mucho más --dímelo...

"¡RRRRRRRRIIIIIINNNNNNNGGGG!"

Harry dio un salto y miró la hora en su reloj, ya era de mañana y tenía que levantarse. Se sacudió la rubio de encima (¡TEN CUIDADO CONMIGO, POTTER!), sacó su ropa y salió arrancando hacia el baño.

Pasó él día con sueño. La juerga nocturna le pasó la cuenta durante las clases, en donde cabeceó mientras que los estudiantes realizaban pruebas o trabajos que él les había encomendado. Las horas de comida no fueron muy distintas ya que también estuvo medio dormido en ellas, llegando incluso a meter la cabeza dentro del puré con carne que los elfos habían cocinado siendo esto la comidilla del alumnado. Hasta la enfermera se preocupó, obligándole a pasar después de la cena por el hospital para hacerle un chequeo médico.

-- ¿Y cómo estas? --Le preguntó Draco cuando lo vio entrar.Estaba frente al espejo de su pieza, mirándose.

--Bien, pero Madame Ponfrey no opina lo mismo. Me hizo tomar unas pastillas asquerosas --se las mostró --y debo tomarme esto mañana --mostró un frasquito con un líquido violáceo.

--Eso te pasa por no dormir.

Harry, en vez de contestar, prefirió tirarse en su cama. Draco seguía frente al espejo, pero ahora se estaba cambiando la polera.

-- ¿Qué haces?

--Es que hoy me voy a juntar con Blaise. Rompió con su novia --sus labios se curvaron en una "inocente" sonrisa --y hace días que no lo veo.

Blaise...bastardo.

-- ¿O sea que lo vas a ir a ver? --le preguntó Harry. Una pequeña idea estaba rondando su cabeza.

--Eso te acabo de decir --abrió su cajón y sacó una botellita de perfume.

-- ¡Ah! oh, que pena.

-- ¿Por qué? --se echó un par de gotitas en el cuello.

--Es que justo hoy tengo un poco de tiempo libre...

Desde que Harry le estaba dando clases particulares a Draco el día domingo, este se pasaba el resto de la semana pidiéndole que le enseñara en sus ratos libres, y no tan libres. La mayor parte del tiempo Harry no accedía, ya que eso era fomentar el vicio en Draco, pero habían ocasiones en que realmente no se podía negar.

Y, en otras, resultaba muy conveniente no negarse.

--Creí que podríamos ejercitar un poco. Tu sabes, avanzar. Pienso que ya estas listo para practicar algo que leí en el libro --esperó a la reacción de Draco.

-- ¿Hoy? ¿Tiene que ser justo hoy? --Draco le miraba de frente -- ¿no podría ser mañana?

--No lo creo. Ahora tengo tiempo.

--Pero... --se agachó para quedar a su nivel --es que... no he "visto" a Blaise hace tanto tiempo...

--No te preocupes, Draco. Anda, sé que tu necesitas estar con él de vez en cuando --Harry ya podía saborear la victoria; sabía que el chico estaba demasiado interesado en aprender como para rechazar esta oferta.

-- ¿Y si voy por un ratito? --el rubio se veía un poco desesperado. No quería perder nada --una hora y vuelvo.

--Es que Madame Ponfrey me dijo que los remedios me harían efecto dentro de dos horas, y si te vas, perderíamos mucho tiempo. Mejor anda y el domingo te enseño.

Draco sopesó las propuestas.

Por un lado estaba Blaise, quien le prometía unas horas de agradable y necesario sexo.

Y por otro estaba Harry, que le prometía enseñarle lo que más quería.

¿Sexo o Magia?

--Le iré a avisar a Blaise que no puedo ir --se irguió un poco desmoralizado,

--Bien, pero no tardes --y había ganado. Genial.

A penas salió el rubio, se sintió miserable.

¿Cómo había sido capaz de hacerle eso?

¿En qué momento había caído tan bajo?

Se había aprovechado de las ganas de aprender de Draco para retenerlo a su lado y fastidiar al otro.

Y lo peor es que él sabía cuanto necesitaba Draco estar con Blaise... Cuanto quería a Blaise.

¡Si hasta se había arreglado para él!

Blaise.

Como odiaba ese nombre.

--Bien --Harry abrió la puerta de su sala y entraron --es mejor que practiquemos aquí.

-- ¿Por qué? --por lo general, practicaban en su cuarto ya que no querían que nadie los viera.

--Porque necesitamos espacio.

--Hay algo que no me has dicho --Draco se sentó en la mesa del profesor -- ¿Qué vamos a hacer?

--Primero, bájate de ahí --esperó, en vano, a que lo hiciera. Finalmente lo sacó de un brazo y tiró su chaqueta sobre la mesa, que luego corrió hasta un rincón. Hizo lo mismo con las demás.

-- ¿Por qué necesitamos tanto espacio, Harry? --Draco le miró divertido -- ¿qué me quieres hacer?

--No pienses cosas raras --se hincó en el piso y dejó con cuidado el libro de magia junto a él -- Híncate ahí --le señaló un lugar frente a él, como a unos cuarenta centímetros. Draco dejó su chaqueta a un lado y se hincó.

--Espera un poco --cogió el libro y leyó una página que tenía marcada, se corrió un poco más atrás --Draco...

-- ¿Si?

--¿Recuerdas como sacar tu magia sin hacer ningún hechizo? --el chico asintió --bien, eso es lo que tienes que hacer.

-- ¿Eso es todo? --el rubio parecía desilusionado -- ¿sólo vamos a sacar magia?

--No --dejó el libro a un lado --según el libro, vamos a sentir la magia del otro, es como si midiéramos fuerzas; para saber como es al magia en forma natural. Además, vamos a aumentar un poco nuestro poder.

-- ¿Aumentar nuestro poder? --Draco se interesó inmediatamente.

--Si --le respondió sin pescarlo mucho --Ahora, levanta las manos hasta tu pecho con las palmas hacia mi --el chico lo hizo --extiende un poco el brazo... eso, así.

Harry hizo lo mismo. Sus palmas quedaron casi rozándose entre si, un par de centímetros les separaban.

--Cuando te diga, tienes que sacar tu magia lentamente y contando hasta veinte en voz alta ¿Entendido?

--Por supuesto.

--Entonces...ahora.

--Uno... --ambos chicos contaron al unísono. Dejaron salir su magia, e inmediatamente sintieron la magia del otro en sus palmas.

--...dos... --un cosquilleo comenzó a recorrerlos desde las puntas de los dedos haciéndoles sonreír.

Al cabo de tres segundos más, el cosquilleo había llegado hasta sus cabezas y sus cabellos comenzaban a pararse, aunque en el caso de Harry, casi no se notó.

--...seis... --la ropa de Harry, al ser más holgada que la de Draco, comenzó a ondear.

--...siete... --chispas de colores explotaban en las puntas del pelo y dedos de ambos.

Cuatro segundos más y una sensación de vértigo en el estómago, como si estuvieran en una montaña rusa, les hizo reír.

--...doce... --una brisa caliente les envolvió, y tanto la chaqueta de Draco como el libro salieron disparados hacia las paredes.

--...trece... --un calor abrasador se apoderó de sus cuerpos haciendo que sus respiraciones se entrecortaran y que el simple hecho de contar fuera una tarea titánica.

--...c-cator-ce... --juntaron sus manos inconcientemente y otra onda de calor les azotó. Pero extrañamente se sentía bien; muy bien.

Cerraron los ojos sólo para poder sentir aquello; para sentir el poder y la presencia del otro.

Dejaron de contar. Después de todo, ¿a quién el importaba seguir haciéndolo?

El piso en donde se encontraban se congeló repentinamente, pero eso tampoco importaba.

Draco se echó hacia adelante sin soltar las manos de Harry y apoyó suavemente su cabeza en el cuello del chico. El delicioso perfume del rubio llegó hasta Harry, que abrió los ojos y lo vio ahí, apoyado en él con los labios entreabiertos y los ojos cerrados. Lo observó durante un rato, en lo que le pareció una eternidad, respirar.Al rededor, mesas, sillas y vidrios vibraban sin emitir ningún sonido.

Draco finalmente abrió los ojos, encontrándose con Harry. La madera del piso crujió casi imperceptiblemente.

No hacía falta hacer ni decir nada, se sentían completamente unidos el uno al otro.

Pero...

"¡Sash!"

Un chasquido los separó violentamente, enviándolos a diferentes lados de la habitación.

Un par de golpes secos y el silencio se apoderó del lugar.

Una carcajada se escuchó resonar dentro de la sala. Harry levantó ligeramente la cabeza y vio a Draco tendido en el piso, riéndose.

-- ¡GUAUU! --exclamó Draco --eso fue...

--...genial... --terminó de decir Harry.

Ambos chicos se levantaron y caminaron hasta el centro del aula. Todo estaba en su lugar, salvo por el libro y la chaqueta, que estaban unos pasos más a la izquierda.

--Me siento raro... --dijo el moreno mientras se arreglaba la camisa --un poco mareado...

Pero el rubio no le escuchaba. Estaba absorto mirando sus manos; como si recién se las hubiera descubierto.

-- ¿Draco? --Harry se le acercó -- ¿Draco, estas bien?

El chico le miró de reojo y le regaló una media sonrisa.

--Excelente --y dicho esto, apuntó hacia una mesa, que salió disparada hacia el techo y luego cayó al piso. Miró devuelta a Harry. Se sentía poderoso, mas fuerte de lo que jamás se imaginó sentir, era invencible.

Potter sonrió abiertamente y apuntó hacia su propia mesa, la que estalló al instante.

Otra mesa salió disparada, pero esta vez, hacia una pared, dejando un montón de maderos y astillas en el piso.

Harry vio a Draco parado frente a la madera y escuchó su risa, y él también rió. Vaya que era divertido todo esto, definitivamente se sentía muy bien. Buscó con la mirada qué más podría hacer y vio un estante lleno de frasquitos.

--Hey Draco, mira... --a penas el chico se dio vuelta, los frasco estallaron, formando una lluvia de vidrios que cayó por toda la sala; una destellante, bella y peligrosa lluvia.

--Genial --le dijo Draco tapándose la cara con la mano y haciendo que los cristales le resbalaran por el cuerpo --pero yo puedo hacer algo mejor --alzó ambas manos he hizo levitar los mismos cristales en un remolino, que luego paseó por toda la sala dejando un rastro brillante. Los vidrios quedaron ensartados en buena parte del techo, piso y paredes; sin contar las mesas y el pizarrón.

El moreno, para no ser menos, sacó un par de chispas de sus dedos y las dejó caer en la mesa más cercana. Después de un par de rebotes, incendiaron todo lo que estaba a su alcance.

Ambos chicos se miraron cómplices, y sin más preámbulo, todas las mesas (incendiadas o no) salieron por los aires, dirigidas por Draco, quien reía a carcajadas mientras que Harry se encargaba de quemar todo.

Bill se encontraba en su pieza leyendo. Había sido un día más en aquel barco al que tanto se había acostumbrado, un día más de tranquilidad.

Un par de golpes en la puerta le interrumpieron su pacífica lectura. Abrió y vio a un par de prefectos que decían haber escuchado ruidos extraños en la cubierta "D" y que no sabían que estaba ocurriendo. Rápidamente tomó su varita y salió hacia allá.

--Necesito más espacio --dijo Draco haciendo chocar las lámparas entre si. Harry lanzó un par de conjuros hacia una pared, dejando un gran hoyo, y miró a Draco --No, necesito mucho más espacio --dijo mientras se acercaba a la única mesa que quedaba y la levantaba.

Corrió por las escaleras para llegar al piso "D".No sabía que estaba pasando, pero ya había mandado a los dos prefectos a que le avisaran a los jefes de que había problemas ahí.

Cuando llegó al piso, escuchó un gran estruendo y risas que provenían del aula de Defensa. Aferró su varita con fuerza y caminó hacia allá.

-- ¡ALLÁ VA! --lanzó la mesa por los aires, impactando de lleno en la muy dañada pared, atravesándola. Escucharon un grito proveniente del otro lado, más vidrios quebrarse y luego apareció Bill, con la cara roja de rabia, en el espacio que acababa de hacer Draco.

-- ¡¿QUÉ MIERDA ESTA PASANDO AQUÍ! --gritó Bill a penas entró. Luego se quedó callado al ver el espectáculo que el par de profesores ofrecía. Si bien ni Harry ni Draco estaban con heridas, la sala y los inmuebles estaban totalmente destrozados, y lo que no, estaba hecho cenizas. Tanto el techo como el piso mostraban un chamuscado color negro y el suelo crujía al pisarlo; tal vez por el abuso, tal ves por los vidrios rotos que habían desperdigados por el lugar; y la guinda de la torta eran los dos muchachos parados en el centro. Al rededor del rubio había un escudo de cristales a medio carbonizar y frente al otro, un lote de hojas revoloteaban mientras se quemaban. Los dos lucían sendas sonrisas de satisfacción.

Bill entró cuidadosamente en la sala, procurando no tocar nada, y los miró atónito.

-- ¿Qué pasó? --casi parecía tener miedo de preguntar.

--No te interesa --le respondió con desdén Draco. Harry rió por lo bajo.

-- ¿Qué pasó aquí? --preguntó nuevamente, pero esta vez se veía furioso. Los dos chicos sonrieron con más descaro y siguieron con su juego. Bill tomó del brazo a Harry, que estaba más cerca, y lo sacudió.

--Paren ahora --les ordenó.

--Suéltame --le exigió con veneno en su voz.

--¡No! --si retrocedía ahora, no podría controlarlos otra vez --no te voy a soltar y tu vas a dejar de hacer esto. Y tu también Malfoy.

--No quiero --Draco dejó de sonreír y se acercó a Bill --Ya suéltate, Harry.

Con un rápido movimiento de mano, Harry se encontró a un par de metros de Weasley, junto a Draco. Ambos lo miraban como si fuese sólo un bicho en su camino. En ese momento llegaron Lisa, Hannah y Sprout, las tres quedaron heladas al ver lo que quedaba de la sala.

-- ¿Draco, estás bien? --le preguntó Lisa preocupada.

--Vámonos --Harry tomó la mano de Draco para salir, pero Bill y Sprout se los impidieron.

--Hannah --Bill le habló --anda a decirle a los prefectos que nadie puede subir y llama a Madame Ponfrey --la chica salió corriendo.

--Ustedes no pueden con nosotros --los ojos grises refulgían a la luz de la luna --somos más fuertes --los escombros se elevaron unos cuantos centímetros y se quedaron levitando junto a los chicos. Ninguno de los tres se movió.

--Fuera --Harry movió su mano y les corrió. Tanto Bill como Sprout sacaron sus varitas y los apuntaron.

--No van a salir de aquí --Sprout agitó su varita y unas sogas salieron de la punta, atando a los dos profesores.

--Que mierda... --los dos jóvenes se miraron y Harry chasqueó los dedos para librarse, pero no alcanzaron a desatarse porque un par de chorros de luz roja les pegó a ambos en el pecho y cayeron al piso.

-- ¿Están bien? --preguntó Lisa al verlos inconcientes.

--No lo sé. Hay que llevarlos a la enfermería --dijo Ponfrey aún con la varita en alto.

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Abrió lentamente los ojos. No sabía muy bien en donde se encontraba ni que había pasado, pero escuchaba las voces de los demás cerca. Levantó la cabeza y vio que Draco estaba tendido en la cama contigua.

Sonrió al recordar todo.

-- ¿Cómo dormiste? --le preguntó el rubio sentándose.

--Bien... ¿qué esta pasando?

--Ni idea, pero llevan un buen rato hablando afuera --miró las cortinas moverse --Estoy aburrido...

El vaso de su mesita de noche se levantó y comenzó a flotar a su alrededor. En ese momento la puerta se abrió y Ponfrey, Sprout Bill, Lisa y Hannah entraron. Harry se apresuró a dejar el vaso en donde estaba.

-- Están despiertos... --La profesora de herbología tenía una mirada asesina --que bueno porque así nos podrán decir qué estaban haciendo.

Draco dejó escapar una carcajada y Harry se escondió tras las mantas. Las cortinas se agitaron violentamente

-- ¿No van a hablar? --Sprout tenía su varita en la mano y la mecía peligrosamente. Los dos chicos se pusieron a reír con ganas. Sprout intentó hechizarlos, pero Ponfrey la detuvo.

--No creo que estén en condiciones de hablar --les dijo a los otros --por su comportamiento, parece que se hubieran drogado, pero están completamente limpios --las cortinas se rompieron y los pedazos quedaron flotando en la habitación --Lo mejor es que pasen el resto de la noche aquí y mañana veremos que hacer con ellos.

Los retazos de tela se prendieron espontáneamente y las cenizas cayeron al inmaculado piso blanco. Los dos estallaron en una risa nerviosa y las cosas más cercanas se elevaron y giraron a su alrededor.

--Lo mejor será separarlos --recomendó Bill --uno puede dormir aquí...

--No --se opuso la enfermera --tengo otros pacientes y no quiero que los quemen ni nada. Llévenselos.

--Pero si acabas de decir... --empezó Bill.

--No importa. No se pueden quedar aquí y poner en riesgo a los demás hospitalizados.

--Bien, que uno se quede en mi pieza... --una almohada estalló cerca de Bill, dejándolo cubierto de plumas --y el otro en su pieza.

--Alguien tendrá que cuidarlos --Sprout miró a todos.

--Llamemos a Granger y Zabini --se apresuró a hablar Lisa, no fuera que a ella le tocara cuidarlos --ellos sabrán que hacer.

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--Déjame salir --Draco estaba parado frente a Blaise en su propia pieza--quiero salir de aquí.

--No puedo hacer eso.

--Blaise, no me obligues a...

-- ¿A qué? ¿Vas a lanzarme por los aires?--cuando Lisa lo fue a buscar a su casa, le contó resumidamente lo que suponían había pasado --No te puedo dejar salir.

--Si te interpones, no me dejas más opción.

--Tu sabes que no puedo hacerlo --Blaise le tomó la cara --y tampoco quiero hacerlo.

--Déjame --le corrió la mano de un palmazo --no me toques.

Los cubrecamas del camarote se balancearon y las puertas de los armarios se abrieron.

--Quiero ir a ver a Harry --siseó --y no voy a dejar que tu me lo impidas.

--Draco, tengo sueño. ¿Por qué no mejor nos acostamos y tratamos de dormir?

--No quiero dormir, no quiero estar aquí --Blaise lo tomó por la cintura y lo abrazó --Blaise, déjame salir... --le miró de la forma más angelical que podía --Blaise...

--No puedo --le respondió ocultando su cara en el cuello del rubio y besándolo --no lo haré.

El rubio levantó la cara y besó los labios de su amigo --déjame salir --susurró en su boca --me siento mal aquí.

--No.

--Entonces suéltame --le dio un empujón --No te quiero ver.

--Perfecto... --Blaise se sentó en la cama --bien. Ándate, has lo que quieras.

Draco caminó hasta la puerta.

--Pero si sales de aquí, no me busques nunca más --el profesor paró y se volteó.

--Eso es chantaje. Alguien como tu no me va a chantajear.

--Estoy cansado de ti --los ojos rojizos de Blaise le miraban con cansancio y enojo --estoy cansado de tu comportamiento infantil. Ya puedes hacer lo que quieras, no me importa más.

--Pero Blaise...

--No me importa --se paró y pasó por el lado de Draco hasta la puerta --si quieres sale, no te detendré; pero no quiero que me hables nunca más --tomó el pomo de la puerta para salir, pero Draco lo detuvo.

--Te odio --le dijo mientras lo abrazaba. Blaise le acarició el cabello platino y se sentaron en la cama.

Mientras, muy cerca de ahí...

--No lo puedo creer --Hermione se paseaba de un lado a otro --no lo puedo creer.

Harry, desde la cama de Bill, le observaba.

-- ¿Ya me puedo ir?

--No.

Harry se levantó y trató de abrir la puerta.

--No podrás --Hermione se sentó.

--Necesito salir de aquí --chispas salieron de unos pergaminos de Bill --ábreme por favor.

--No.

--Hermione, por favor...

--No.

Del cubrecamas empezó a salir humo. Hermione lanzó un chorro de agua hacia las incipientes llamas.

--No tienes derecho a tenerme encerrado aquí. Abre la puerta ahora.

--Harry, no te alteres. No sirve de nada. Te aconsejo que intentes dormir ya que mañana nos tendrás que explicar a todos qué fue lo que hiciste. Y porqué lo hiciste --esto último lo agregó más para si misma.

El chico miró al piso. ¿Cómo le podían pedir que se quedara encerrado si sólo quería gastar energía y magia?

--Harry... --Hermione le tomó el hombro --no voy a dejarte salir de aquí. Mejor duerme.

--No quiero. Voy a salir como sea.

-- ¡Pues tendrás que pasar por sobre mi. Entendiste! --Hermione tenía los labios tan apretados como lo hacía McGonagall --No vas a salir y fin de la discusión.

Harry se fue a sentar a la cama y la miró con resentimiento.

-- ¿Dónde esta Draco?

--No lo sé.

-- ¿Por qué no puedo estar con él?

--No lo sé.

El chico se recostó en la cama e hizo que unos zapatos volaran por la habitación.

--Deja de hacer eso.

--Estoy aburrido --a los zapatos se sumó una agenda y el tintero. Hermione, con un movimiento de varita, dejó las cosas en su lugar.

--Eres muy aburrida, Herm.

Al desayuno, los alumnos se preguntaban qué había pasado en la sala de Defensa y por que los profesores no estaban. Bill les dijo que ambos estaban indispuestos y que por tiempo indefinido no tendrían clases de pociones ni de defensa.

Después de la comida, fueron a verlos y a interrogarlos:

-- ¿Un hechizo? --dijo Sprout después de haber escuchado a Harry -- ¿Todo este alboroto fue por un hechizo mal hecho?

--No nos equivocamos --se defendió Draco --tal parece que así era como debía ser.

La profesora tomó el texto y leyó para todos:

--...los efectos son variables. Si bien en algunos casos se pueden presentar problemas motores pasajeros después de la experiencia, la mayor parte de los magos sólo manifiesta una carga mayor de energía mágica, lo que se traduce en una necesidad de liberar el poder adicional y una confianza superior a la normal, además de un aumento en su capacidad mágica total; por lo que se recomienda realizar este experimento en un lugar despejado --miró a los chicos.

-- ¿Ve que no nos equivocamos? --Draco, que estaba sentado junto a Harry, tomó el libro --se puede decir que el libro no advierte las reales consecuencias del hechizo --aún le quedaba parte de la resaca de la experiencia.

-- ¿Y la sala de Defensa es un lugar despejado? --la profesora estaba realmente enojada.

--No creímos que sería tanto --dijo Harry --Tuvimos cuidado de correr todos los muebles...

--Que destrozaron más tarde --le interrumpió Bill. Les hizo señas a los demás para que lo siguieran.

--No creo que sea prudente sacarlos de aquí --estaban en la enfermería. Poppy ya les había autorizado la entrada --ni tampoco que se aparezcan por los pasillos durante un par de días.

--Creo que ya se pueden quedar en la enfermería, por lo menos ya están más tranquilos. Yo me ocuparé de ellos.

--Gracias Poppy --le dijo Bill.

--Tenemos que comunicarnos con Dumbledore --agregó Sprout --hay que reconstruir la sala de Defensa. No ha quedado nada más que la estructura básica. Y la sala anexa también sufrió daños estructurales.

-- ¿Y qué harán con ellos? --preguntó Lisa -- ¿qué pasará con Draco? No los sacarán del cargo ¿verdad?

--Eso lo veremos más adelante, por ahora hay que ocuparse de su recuperación y de la reconstrucción de la sala.

Los chicos se pasaron todo el día encerrados, y aislados, en la enfermería. Nadie podía entrar a visitarlos, pero no les importó demasiado. Ya al día siguiente, les dejaron volver a su pieza siempre y cuando no hiciesen nuevamente el dichoso conjuro y con una vigilancia permanente; y para mayor seguridad, les quitaron las varitas, el libro y todos los objetos corto-punzantes.

--Fue divertido... --Draco estaba tirado en el piso mirando el techo -- ¿no podríamos hacerlo de nuevo?

--No --Harry estaba tirado junto a él --el libro dice que no se recomienda antes de dos meses.

--¡Ah! qué lástima...

-- ¿Crees que nos castigarán? --el moreno miró al otro chico.

--Puede ser...no son muy flexibles con estas cosas.

"Toc" "Toc"

Un par de golpes en la puerta les interrumpió. Harry hizo un movimiento con la mano y la puerta se abrió.

--Podemos hablar contigo, Harry --le preguntó Hermione desde el pasillo. Junto a ella se encontraba Ron.

--Si, claro. Pasen.

--Preferiríamos en privado --Ron miró a Draco con resentimiento--si no te molesta claro.

--Bien, pero no puedo bajar de este piso.

Harry salió de la habitación y cerró la puerta. No alcanzó a decir nada cuando Hermione ya estaba hablando:

-- ¿Por qué no nos dijiste nada?

-- ¿Sobre qué?

--No te hagas el tonto. Tu sabes a lo que nos referimos --Ron estaba totalmente serio.

--No, realmente no lo sé --si había estado de buen humor, ya no lo estaba.

--No entiendo, Harry. Hemos sido amigos desde que entramos a Hogwarts y nunca habías hecho algo así.

-- ¿Qué fue lo que hice?

-- ¿Por qué le enseñaste a él? --Hermione se veía herida -- ¿Y por qué nos lo ocultaste?

Así que ese era el problema, estaban enojados porque le había enseñado a Draco y no a ellos...

--Él me lo pidió durante mucho tiempo...

-- Claro, y por eso tu cediste. Como él siempre ha sido tan gentil contigo...

--Ustedes también podrían habérmelo pedido.

--Pero no lo hicimos porque sabíamos que tenías mucho trabajo, pero si nos hubieses dicho que le enseñabas a él...

-- ¿Es eso lo que les molesta? --Harry ya estaba enojado --Creí que por lo menos mostrarían algo de preocupación.

-- ¿Preocupación por qué? --Ron también estaba enojado -- ¿porque te juntas con esa lacra?

--Ron basta --Hermione se interpuso --Los dos, basta.

--Es verdad. Jamás debiste siquiera hablar con ese.

--Fuera --el moreno hacía intentos sobrehumanos por no lanzarlo lejos --Fuera los dos.

--Pero Harry...

--Fuera. No los quiero aquí. No deben estar aquí.

Ron aferró su varita con fuerza.

--Ni siquiera lo intentes, no vale la pena --Harry abrió la puerta y los dejó parados solos en la cubierta.

"¡Plaf!"

Harry entró dando un portazo.

-- ¿Y qué querían? --Draco seguía tirado en el piso.

--Nada.

--Supongo que deben estar muy enojados... --Harry lo miró suspicaz.

-- ¿Por qué dices eso?

--Es evidente --se estiró en el piso --Están celosos porque tu me mostraste algo que a ellos no.

--Pues, es algo así --se echó al piso junto a Draco.

--Están acostumbrado a tenerte siempre a su lado. Supongo que hasta ahora te veían como un amigo seguro, alguien que siempre estaría ahí, esperándolos eternamente mientras ellos se divertían con otras personas...

--Tal vez...

--Pero se dieron cuenta que en verdad no es así...Y vinieron para recriminarte por ello... --Draco tenía razón. Ellos le habían abandonado durante todo este año, y ahora juraban que era su obligación estar ahí para cuando se les antojara.

-- ¿Y qué hiciste para que se fueran?

--Nada, entré y les dejé afuera.

--Creo que hiciste bien --Draco se sentó --eso es algo que deberías haber hecho hace mucho tiempo... esa gente no es buena compañía.

Harry miró a Draco enfadado. Una cosa era que se enojara con sus amigos y otra era que aceptara aquel trato.

-- ¿Esa gente? Son mis amigos...

--No entiendo porqué sigues tratando de salvar esa amistad quebrada si ahora estás conmigo. Yo si valgo.

Potter no pudo ocultar su sorpresa... ¿Draco me considera un amigo?

--Toma --el rubio le ofreció un pequeño cubo de azúcar que se había robado del desayuno, mientras con la otra mano hurgaba en su bolsillo en busca de un segundo para si --los estaba guardando para cuando ya no supiéramos que hacer encerrados, preferiría un pastel, pero no creo que sea buena idea que robes comida de las cocinas hasta un buen tiempo, ahora que tienen el libro podrían descubrirte.

Recibió el cubo todavía aturdido, pero con una felicidad inexplicable. Aún se sentía mal por haber peleado con sus amigos, pero pensaría en ello más tarde. Ahora quería relajarse y por eso, se sentó junto a Draco a chupar el terrón, que estaba sazonado con un líquido verde, que resultó ser saborizante de frutilla.

--No estés preocupado, Harry. Lo pasaremos mucho mejor ahora que no cargas con ese par.

Al otro día, los dos jefes de casa fueron autorizados para dar clases. Draco volvió a su sala, pero Harry no. Desde ese día las clases de defensa se llevarían a cabo en el gran comedor, ya que el aula había quedado inservible y los materiales para la reparación aún no llegaban.

Por otra parte, una gran cantidad de rumores sobre lo que podría haber pasado se extendieron por todo el alumnado, y la mayoría de los estudiantes los evitaban. Muchos decían que habían sido poseídos por unos espíritus marinos, mientras que otros afirmaban fehacientemente que habían vuelto a sus riñas de antaño y que por eso se habían pasado dos días internados en la enfermería.

Aunque la versión no importaba realmente, la actitud de los alumnos se vio modificada. En las clases, casi no preguntaban y todos se portaban como ángeles. En los corredores les dejaban el espacio para que pasaran y evitaban cualquier contacto visual. Y en las comidas, cuchicheaban y les miraban recelosos desde sus mesas, y uno que otro les apuntaba con gesto acusador, causando la risa de Draco y una incomodidad creciente en Harry.

A pesar de haber experimentado una sensación parecida en segundo, cuando todos creían que él era el heredero de Slytherin, no terminaba de acostumbrarse a su nueva situación. Aquella vez había contado con el apoyo de sus amigos, pero este no era el caso. Ninguno de los dos le hablaba y él tampoco estaba dispuesto a hacerlo. Por suerte, no se encontraba solo. Draco estaba con él.

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El cuerpo de Draco se contorsionó una última vez antes de que volviera de su tormentoso sueño. Abrió los ojos buscando el techo de su segura habitación, provocando en su mente un choque de imágenes entre la tranquila noche en el barco y la masacre recién vivida que todavía estaba grabada en su retina.

Podía oler la sangre; podía escuchar la aguda voz de Voldemort riendo al destruir todo lo que él estaba tratando de defender.

Aspiro el aire congelado y botó una bocanada que se convirtió en vapor al contacto con el exterior. La humedad de su rostro, ocasionado por las lágrimas, empezó a congelarse. Tenía el cuerpo cubierto de sudor, un sudor frío que atraía el pijama hacia él, incluso las sábanas se le pegaban como si intentaran atraparlo. Con desesperación se las quitó de encima y pasó con ira las manos húmedas por su rostro en un intento inútil por secarse, por alejar sus lágrimas de los ojos. Varios escalofríos lo obligaron a cubrirse nuevamente. Ahora no sólo tiritaba por las emociones despertadas en sus sueños, el frío había hecho su parte también. Se acurrucó intentando recuperar su calor y volvió a secarse las lágrimas con tal brusquedad que sus uñas dañaron la comisura de uno de sus ojos.

No lo sintió.

Estaba mareado y desorientado. Puntos rojos cubrían todas las superficies y no pudo evitar preguntarse si todavía estaba soñando, después de todo, sus sueños siempre eran tan reales...

Subió la colcha hasta cubrirse por completo, ocultándose como cualquier niño que le teme a los monstruos que pueden aparecer en la oscuridad.

Pero el suyo era real... los suyos eran reales.

Y sentía a Voldemort en esta misma habitación, divirtiéndose con su temor. De pie junto a él, esperando a que se decidiera a mirar. Sentía su respiración cerca... Sentía muchas ganas de vomitar...

Sentía que cada noche perdía un poco de cordura...

Mantuvo los ojos abiertos convenciéndose de que estaba despierto y que no tenía nada que temer, hasta que un horrible grito desgarró el silencio de la noche. Su corazón casi estalló por el pánico, casi sintió a Voldemort a su lado, pero pronto recordó que Harry estaba bajo su cama y que esos gritos eran, obviamente, producto de las pesadillas del moreno.

Bajó rápidamente intentando salvar el sueño de su amigo, al menos eso si lo podía salvar.

Como siempre, le costó traerlo a la realidad.

Harry gimió dolorosamente antes de despertar. Su respiración agitada acompañaba el temblor de su cuerpo, estaba cansado de luchar.

-- ¿Estás bien? --preguntó Draco. El dulce rostro preocupado del rubio fue una bendición para Harry. Ya estaba conciente.

--Sí... --respondió todavía reuniendo la información que le aseguraba estar despierto. Una gota de sudor resbaló por su cicatriz que inconcientemente alejó con su mano--te desperté otra vez... --sonrió débilmente en un intento por disculparse. No era la primera vez que Draco lo sacaba de sus pesadillas.

Harry se concentró en su sábana. Se avergonzaba profundamente por no poder controlarse... por ser tan cobarde como para temer a Voldemort hasta en sueños.

Todavía con la vista fija en sus sábanas, Harry repasó la imagen de Draco. El rubio tal como él, tenía el cabello pegado al rostro producto del sudor. Los ojos hinchados y rojos delataban el llanto que lo había atacado, y confirmaban que también había estado durmiendo mal.

Su vergüenza dio paso a la preocupación y levantó la vista para comprobar si lo que había visto era cierto.

Draco supo inmediatamente lo que pensaba el moreno y deseó ponerse de pie para subir a su cama, antes de que le hiciera alguna pregunta.

-- ¿Qué te ocurrió? --pero fue demasiado tarde. Harry señalaba con su mano la marca rojiza que delineaba uno de los ojos del rubio.

Draco se tocó torpemente y sintió el ardor del rasguño.

--Nada. --Se apresuró a contestar, pero sin saber porqué, ya no pensó en alejarse de la profunda mirada esmeralda.

Un silencio los envolvió. Draco temblaba de frío sobre la cama, la ropa húmeda estaba helada y sus pies descubiertos completamente congelados, pero no se movió. Permanecía quieto con la vista fija en la pared sin mirar a Harry, quien tenía los ojos clavados en su sábana. Ambos esperaban.

-- ¿Soñabas con Voldemort? --preguntó finalmente Draco.

Harry asintió con la cabeza. Después de un breve silencio, él también se aventuró a preguntar.

-- ¿Tú... también?

Había estado fingiendo que todo estaba bien, había estado intentando ocultar sus sueños, evitando las preguntas... pero sin saber porqué, en su interior deseaba que Harry supiera, y también quería saber que le ocurría a Harry... y si su nuevo amigo confiaba su secreto...

--Sí --respondió casi para sí mismo y al fin levantó la vista encontrándose con los fuertes y cristalinos ojos verdes, reflejaban el mismo brillo de esperanza que los suyos. Ambos deseosos de confiar.

Un nuevo silencio de espera los envolvió.

-- ¿Qué sueñas? --nuevamente fue Draco quien habló.

Harry abrió la boca para contestar, pero se distrajo mirándolo, ese pequeño joven rubio era la persona que más había odiado en Hogwarts y ahora estaba a punto de confiarle sus miedos... Cerró los labios sin haber pronunciado nada.

El brillo plata de Draco se desvaneció. Bajó la vista decepcionado, intentando decidir si ya era hora de volver a su cama o seguir aferrándose a sus estúpidas esperanzas... a su tonta necesidad de hablar de un tema que se había prometido no sacar a la luz... no otra vez... ¡Si ya ni siquiera hablaba de ello con Blaise! Pero entonces...¿qué diablos estaba haciendo en la cama de Potter?...

--A pesar de estar tan lejos, yo no puedo... alejarme... --Harry se cruzó de brazos todavía negándose a hablar. Pero deseaba tanto hacerlo... Miró a Draco como si pidiera ayuda y sintió que la recibía al encontrarse con la expresión concentrada del chico, la extrañamente cálida mirada atenta a lo que necesitaba decir --...puede parecerte tonto... --continuó -- pero, siento que nada nos puede proteger, mientras yo esté aquí.

--Yo siento algo parecido...

--Voldemort me buscará...

--No eres al único que busca...

--Draco, tu no sabes de lo que estoy hablando, no es sólo que me odie o desee vengarse... tu nunca podrás entenderme...

-- ¡Oh claro! --se burló molesto -- ¡nadie es tan especial como tú, como el Gran Harry Potter, el huérfano más...

-- ¡¿Que sabes tú, siempre estuviste protegido, ¡¿Te persiguen tres meses y crees que es el fin del mundo! ¡Yo he estado enfrentándome a él desde hace mucho, Voldemort ha destruido mi vida y he cargado con esto desde que tenía un año... ¡Aún recuerdo a Cedric, todas las noches y sé que no le costaría nada hacernos lo mismo... Todos los días intento enseñar defensa y estoy seguro que nadie podrá defenderse de él...! ¡Tu no entiendes, tu nunca te has enfrentado a él como yo...

-- ¡Ja, ¿Crees que nunca me he enfrentado a él! --la mirada antes dulce se convirtió en un agitado remolino. Lleno de rencor, continuó atacando -- ¡Hubiera preferido mil veces ser tú y poder defenderme de sus ataques, poder desafiarlo y escupirle si deseaba...

-- ¡Yo no...

-- ¡Pero no podía porque mi padre lo apoyaba, porque siempre habían más mortífagos viendo el espectáculo y hubiera muerto en el instante de revelarme... ¿Crees que eres el único al que lanzó un cruciatus?

--Como sabes eso... --Potter sintió que su estómago se llenaba de plomo.

-- ¡Todo hijo de mortífago se enfrenta a un cruciatus de Voldemort! --continuó sin responder -- no sólo de voldemort... Un cruciatus es siempre bienvenido si te hace más fuerte... ¡¿ Y crees que sólo me ha lanzado ese simple hechizo? ¿Crees que ver como uno de sus siervos se corta una mano es horrible? ¿O que te saque un poco de sangre? ¿O que se introduzca en tus sueños?

-- ¿Tu padre te contó todo? --A cada palabra se sentía más traicionado.

--Al menos Black volvió, al menos tus padres te dejaron porque te amaban...

Draco se detuvo dejando un tenso silencio reemplazando sus palabras. Esta vez no bajó la vista, la clavó con fuerza en Harry, en esa víctima tan querida por todos... Lo que más odiaba de Harry, además de sus aires de superioridad, era como todos se conmovían con su historia y lo consideraban un héroe.

...Él sabe todo... pensaba Potter sin poder creer su ingenuidad al no imaginar que Draco estaría informado de cada batalla con Voldemort. Este niño estúpido que siempre se había burlado de su sufrimiento... hasta ahora lo había excusado pensando que se burlaba sin saber... pero el desgraciado siempre había tenido toda la información... ¿Cómo había imaginado contarle algo más?

--A mi madre la mató Voldemort --la voz de Draco lo hizo volver a la realidad, el chico encerraba en sus puños el cubrecamas y apretaba con todas sus fuerzas. --mi padre fingió que habían sido aurores... pero yo sé que fue él... por lo menos fue él quien dio la orden.

...Y la rabia en contra del Slytherin se fue.

-- ¿Lo viste hacerlo? --preguntó sorprendido, nunca hubiera imaginado que Voldemort acabaría con Narcisa, después de todo era una mujer muy importante...

--No, pero lo sé. --los puños del chico cedieron y pareció relajarse, aunque la tormenta en su mirada continuaba agitándose con fuerza --lo averigüé... y mi padre lo protegió para que yo no me enterara... para que adorara a su asqueroso amo. --el chico hizo una mueca de desprecio al referirse a su padre y una de asco para Voldemort --La única razón por la que aguanto a Dumbledore y sus manipulaciones es que pienso que es el único que puede ayudarme a vengar a mi madre...

--Yo, no sabía...

--En algún momento saldré de aquí y tendré que enfrentarlos, a mi padre y a Voldemort...

Otra vez estuvieron en silencio, Harry ahora veía un Draco muy diferente. Con su bello rostro pálido en alto, orgulloso, pero frágil; con un pequeño y delgado cuerpo, tal vez muy débil, coronado con la mirada más fuerte que hubiera enfrentado nunca.

Draco era hermoso.

Recién entonces se dio cuenta que el temblor en el cuerpo del chico se debía no sólo a sus sentimientos, sino al frío congelante que lo había estado envolviendo todo este rato. Aunque nunca se le ocurrían detalles como aquel, conjuró la manta de la cama superior y cubrió la espalda del rubio. Draco lo miró sorprendido.

--Estamos perdidos --le dijo Harry sonriendo tristemente.

-- ¿Por qué? --preguntó. Se sabía perdido, pero creía que al menos Harry tenía salida.

--Porque no importa que estemos en este barco alejados de todo, en algún momento hay que enfrentarlo.

--Sueño todas las noches que lo hago --respondió envolviéndose en la manta --lo enfrento a él, o a mi padre... a veces vuelvo al pasado y estoy con ellos nuevamente... pero nunca salgo victorioso --se encogió dentro de la manta, como si se estuviera protegiendo --Al parecer tú tampoco.

--No --susurró Harry.

--Pero intentarás vengarte de todas formas --aseguró Draco.

--No... no es venganza... yo no tengo elección como crees --le tembló la voz al decirlo. Esto era todo, ahora Draco le preguntaría porqué y él le contaría la profecía completa, sólo Sirius y Dumbledore lo sabían... nunca se lo había dicho a nadie más y...

-- ¿A qué te refieres con que no tienes elección? --el tono del chico no era simple curiosidad, estaba realmente preocupado por la respuesta. Por la forma en que Harry se comportaba, debía ser algo realmente grave. Y no podía imaginar que tan horrible podía ser.

--Draco... yo -- ¿estaba realmente seguro de querer decirlo? --...estoy... -- deseaba que él lo supiera, pero no creía que fuera correcto...-- ...unido a Voldemort.

--No te entiendo...

--Él escuchó una profecía --explicó casi atropellándose.

--La conozco. --se adelantó Draco --se suponía que serías su perdición y él trató de matarte por eso y no pudo... y lo derrotaste, pero nadie sabía que sería por un período corto de tiempo y no para siempre...

--No... --miró la expresión interrogante de Draco y estuvo todavía menos seguro de decirlo, ¿Qué pensaría después de eso? ¿Qué sacaba con contárselo? --él me atacó por eso, pero no escuchó toda la profecía... --pasó los dedos por el cabello tomando el último aliento para contarle todo --El día en que mató a mis padres, me marcó como su igual... --bajó la vista para no ver la reacción de Draco --la cicatriz de la que siempre te burlas es la marca que él me dio... --un nudo amenazó con cortarle la voz, necesitaba desahogarse, ya había cargado con mucho... pero como siempre se contuvo de llorar --y también decía que ninguno de los dos vivirá hasta que uno muera a manos del otro... --expulsó una bocanada de aire lentamente para recomponerse.

Ya lo había dicho, ya había expuesto su destino, su probabilidad de ser un asesino, su semejanza con Voldemort...

Tomó otra manta de la cama de arriba y se la puso en la espalda, después de todo, él tampoco estaba debidamente arropado.

En ningún momento miró a Draco, No estaba seguro de sentirse bien ahora; de hecho, a cada segundo que pasaba, el estómago se le hacía más pesado, la conciencia le remordía por haber confiado en él y no en sus amigos... ¿Por qué había decidido asustar a Draco, ahora el pobre rubio dormiría peor pensando en que inevitablemente Voldemort los encontraría...

--No siento que sea suficientemente fuerte... --Harry no pudo contenerse y continuó lo que había empezado --no lo he podido derrotar hasta ahora, siempre me he salvado por suerte... siempre ha llegado alguien a rescatarme... --intentaba incluso no pensarlo, pero las palabras corrían como un río, quebrando su ser al momento de concebirlas, y destruyendo lo que quedaba al pronunciarlas --aunque parte de sus poderes sean míos, no... no podré. Todos saben que no puedo, Dumbledore ni siquiera me dejó con los aurores, ni siquiera acepta entrenarme, prefiere mandarme con todos ustedes arriesgándolos... él podría encontrarme... en algún momento nos veremos... es tan absurdo que me manden lejos hasta que la guerra se acabe, no acabará antes de que nos enfrentemos... --Otra vez el nudo apretó su garganta, ocasionando que su voz sonara con mayor desesperación --estamos unidos... aún puedo sentirlo, aún comparto con él parte de mi, siento sus sentimientos... --levantó la mano para tocar la cicatriz que sentía tan propia, que había sido un regalo de Voldemort -- ¿Por qué crees que hablo pársel? ¿Porqué crees que tengo poder...

Y finalmente Draco se decidió a hacer algo para calmarlo.

Delicadamente acarició la mejilla de Harry, quien dejó de hablar al contacto. Y antes de que levantara la vista, Draco había llegado hasta la cicatriz y con los labios había tocado la mano de Harry que le impedía el paso a ella, en un gesto para que la alejara. El moreno abrió los ojos sorprendido, quitando su mano con lentitud, y Draco besó suavemente la cicatriz en forma de rayo. A diferencia de la mano, sus labios estaban tibios.

Harry cerró los ojos suspirando pesadamente. Aunque la piel del rubio estaba helada, la calidez del beso lo acogió y llenó de una tranquilidad inexplicable. Tal vez eso era todo lo que deseaba.

Draco tocó con los labios el resto de la marca mientras con su pulgar rozaba la mejilla del moreno con cuidado y ternura.

Dio un último beso a la frente del chico y se alejó lentamente. Harry lo siguió sin darse cuenta, negándose a dejar de sentirlo cerca. Pero luego de unos centímetros, se resignó y abrió los ojos. Pronto Draco estuvo frente a él y volvió a meter la mano dentro de su manta, privándolo completamente de su contacto.

Pero fue suficiente para calmarlo y hacerlo sentir mejor.

--No te preocupes --le dijo con un tono optimista --ahora tienes más armas para enfrentarlo, sólo hay que aprovechar el tiempo para hacerte más fuerte... --Harry asintió, la voz del chico lo sacaba del ensueño y lo volvía a la realidad --tú eres mucho más que esa cicatriz. Yo sé que podrás ganar, te ayudaré en lo que pueda. --Harry sonrió. --cambiaremos el entrenamiento, te enseñaré cosas más útiles, algo que puedas usar y a lo que puedes enfrentarte... --se remolcó, cubierto con la manta, hasta quedar sentado al lado de Harry --estaremos bien.

--No se lo cuentes a nadie --le pidió Harry, suponiendo que no lo haría, pero necesitaba asegurarse.

--Ni tu cuentes lo de mi madre --fue extraño como los ojos grises, que parecía estar alegrándose, se opacaron al pronunciar esa frase. Draco se cubrió con la manta completamente; ahora que estaba mas tranquilo, intentaba recuperar el calor corporal perdido.

--No lo haré --por supuesto que no lo haría, se sentía feliz de que el chico confiara en él. Ahora podía entenderlo mucho mejor, todos los cambios de ánimo se debían a esa carga... ahora entendía porqué odiaba tanto a su padre y el cambio radical en su actitud hacia Voldemort. Se quitó la manta que cubría su espalda y, conjurando las que quedaban en la litera superior, arropó el bulto en que se había convertido el rubio. Luego se metió en la cama.

Una última inquietud lo asaltó antes de volver a dormir, ¿Draco sólo quería vengarse? ¿Si derrotaban a Voldemort, volvería a desear matar muggles y expulsar a quienes no fueran hijos de magos?

...Draco es bueno... Defendió una vocecita que se negaba a pensar mal de él. ...Tú lo conoces y sabes que es bueno... y resultó provenir directamente de sus sentimientos.

Al amanecer, Harry despertó cansado pero con una agradable paz debido a la conversación nocturna con el bulto que todavía dormía plácido a su lado.

--Draco, ya sonó el despertador --intentó sacarlo del sueño, pero debajo de los tapados era difícil que el chico escuchara algo. --Draco... --lo remeció hasta que dio señales de vida. Pero al percatarse de que no se dignaba a salir, sacó él mismo las mantas hasta dar con una muy despeinada cabeza rubia. --me sorprende que no te ahogaras... --comentó casi riendo. El siempre guapo Draco, al que en las mañanas veía recién levantándose, pero nunca despertando; el mismo que acostumbraba bajar de la cama con un peinado casual y ojeras interesantes, estaba con los ojos hinchados. El gris tan exótico de sus ojos apenas se veía en una delgada línea invadida por ese grosero par de ojeras. El color de sus labios parecía haberse quedado en el sueño, por lo que presentaba un pálido mas irreal que el acostumbrado y no le quedaba bien. Todavía estaba despertándose. Tenía la boca abierta como si intentara pronunciar "o", pero no salía una sola palabra, y trataba de levantar el cuello con una debilidad que sólo le hacía tambalear la cabeza. Se veía desorientado pero tranquilo, tenía esa calma de la gente que luego de mucho trabajo y noches en vela, al fin tiene un día de vacaciones...

Aunque él tenía que levantarse ahora o daría clases toda la mañana sin comer nada.

--Te ves fatal. --le señaló malvadamente Harry, empujándolo para que se estirara y decidiera al fin levantarse.

--Te odio --respondió en medio de un bostezo, aunque sonó más como un "tiuuoohhdoom"

--Ya levántate. --lo miró una vez más antes de salir de la cama, no se veía tan feo... más bien tierno. Draco no se podía ver feo.

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Desde el incidente de la "experiencia de magia" estuvieron unidos alrededor de una semana. Draco apenas veía a Blaise y Harry le hablaba a sus amigos solamente en clases. Apenas conversaban con otras personas pues necesitaban estar juntos. Pero el efecto del hechizo pasó y un día, en el trayecto al desayuno (que habían estado haciendo juntos ya que Harry esperaba a su amigo hasta que terminaba de peinarse), Blaise se acercó a Draco para invitarlo a "un lugar más privado" y el rubio accedió sin problemas. Harry, que había estado imaginando que esto ocurriría ya que tampoco estaba impulsado a permanecer con Draco como antes, caminó solo al desayuno sabiendo que los días de "sólo nosotros dos" habían terminado. Aunque estaba seguro que Draco no dejaría de ser su amigo por eso.

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--Harry --Hermione se había acercado al chico al notar que ahora estaba pasando más tiempo solo, tal vez estaría más calmado.

--Hola --saludó con un tono apenado, mucho más humilde de lo que esperaba él mismo. Era difícil estar tanto tiempo alejado de ella, nunca se había enojado con ella de esta manera. Hermione sonrió, ahora sentía que todo estaría bien nuevamente, solo tenían que...

--...Hablar, tenemos que conversar los tres ¿no crees? --le ofreció ella.

--No lo sé. --Tenía ganas de hablar con ella, pero Ron le enfermaba, siempre atacando a Malfoy aun sin conocerlo.

--No quiero que peleemos, tu sabes que yo... te quiero mucho... --ella parecía haber sufrido mucho este tiempo.

-- ¿Ron también quiere hablar? --Harry sabía la respuesta. Por experiencias anteriores suponía que no, eso era lo que más rabia le daba, probablemente el colorín no tenía la intención de disculparse, y él, a pesar de saber que no debió enseñarle a Draco sin ofrecerles lo mismo a ellos, no se disculparía sin que Ron lo hiciera primero.

--No creo que quiera si tu no se lo pides --Hermione bajó la vista, seguramente pasarían siglos antes de que este par se reconciliara, sobre todo ahora que apenas se veían. --entiéndelo, eres su mejor amigo y fue muy ofensivo que tú...

--Le enseñara a Malfoy --se adelantó molesto --Yo sé cuales son mis errores, pero si él no se da cuenta de los suyos... Mejor hablamos otro día Herm, tengo muchas cosas que hacer hoy --se despidió dándole un beso en la mejilla e intentando aminorar la dureza de sus palabras y se fue rumbo al despacho. Enojado.

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--Odio esto... --era la hora del almuerzo y Draco se había encerrado en su despacho --Lo odio... --se decía mientras sacaba de un frasquito azul, un mechón de cabello. Se sentó en el piso e hizo aparecer el conocido fuego plateado.

Cada día que pasaba, le dolía más hacer el estúpido hechizo.

Aunque, por lo menos, ahora sabía que era la persona correcta, que no se había equivocado.

Puso su mano izquierda sobre el fuego y conjuró la daga, intentando pensar que lo hacía por el bien de todos, por su propio bien. Que por fin tenía la seguridad de que Harry era el correcto.

Había intentado hechizar a Dumbledore, pero el viejo pillo no le había dado oportunidad alguna de quitarle ningún objeto personal. Y para colmo, sólo lo había visto una vez en la casa Black.

Se había sentido desesperado en aquel entonces. Encerrado en aquella casona, no podía buscar a nadie poderoso a quien embrujar, y no podía perder más tiempo porque su padre ya estaba realizando el conjuro con Voldemort. Así que hizo lo que creyó más conveniente. Eligió de entre todos los habitantes de la casa al que él consideraba más capaz de enfrentarse a Voldemort. Aquel que tuviera la fuerza y las agallas de enfrentarle.

Fue difícil encontrar a alguien, todos tenían algún defecto: impulsividad irrefrenable, debilidad mágica, estupidez crónica... Pero había uno en especial que ya había demostrado que podía sobrevivir a una pelea contra él. Y no sólo una vez, sino que cinco veces.

Harry Potter.

El desagradable chico mimado de Dumbledore. El más querido por todos. El admirado y siempre bien ponderado Potter.

¿Cómo podían soportarle siendo tan antipático y gruñón?

De cualquier modo, no tenía más opción. Era él o él.

Por suerte, el chico podía ser tan distraído que no se enteraba de nada, y teniendo un pelo endemoniadamente desordenado, no se dio cuenta cuando cortó un mechón de cabello. Su única reacción fue de mirarle feo por acercarse, y salir de la habitación alegando sobre lo desagradable que era tener serpientes en la casa.

Y desde ese día, comenzó el tortuoso hechizo que hasta hoy, realizaba sagradamente.

Todas las noches, en Hogwarts, se escondía en el baño cinco minutos para hacer el conjuro. Sin excepción.

Muchas veces casi lo pillaron, pero siempre pudo librarse de las preguntas inoportunas e inventar excusas creíbles. Pero, cuando se mudaron al barco, ocurrió un imprevisto.

El hechizo sólo funcionaba si se hacía todos los días a una misma hora. ¿Cómo podría saber cuando hacerlo si estaban en sepa-Dios-dónde? Definitivamente la hora no era la misma que en Hogwarts ya que habían abandonado el colegio de madrugada, y arribado al barco al anochecer. Se podían calcular doce horas de diferencia, ¿pero sería realmente eso?

Finalmente Bill le explicó la diferencia horaria y logró seguir con su ritual, sólo que ahora, antes del almuerzo, a eso de las doce del día.

Y así siguió con su deber, resistiendo el dolor y rogando porque Harry fuera el correcto.

Y lo era.

El moreno le había confesado su secreto, tendría que enfrentarse con Voldemort en la batalla definitiva. Era lo que necesitaba para respirar tranquilo pensando en que todo su sacrificio no era en vano, que había elegido bien y que todavía habían esperanzas de ganar.

Pensando en esto último, hundió el filo del arma en la blanca piel y depositó el mechón de cabello sobre la sangrante herida.

--Mi sangre, por tu vida. Uniremos nuestra almas...--comenzó a recitar. El cuchillo yacía olvidado en el piso, junto con algunas gotitas del brillante líquido escarlata.

Aguanta...falta poco...Unos minutos más...

La piel pronto comenzó a desprenderse. Tal parecía que a medida que pasaba el tiempo, los nervios y la carne cedían más rápido.

--Mi sangre, por tu vida. Uniremos nuestra almas...--ya ni siquiera intentaba reprimir las lágrimas; de alguna forma, llorar era su único escape del dolor.

Finalmente, y luego de unos tortuosos cuatro minutos, la sangre comenzó a hervir y el pelo absorbió el líquido. De inmediato el fuego desapareció pero, a excepción de las otras veces, el mechón de cabello se consumió en unas brillantes llamas escarlatas y mucho, mucho humo negro.

Disipó con la mano derecha la espesa cortina de gas y miró con horror su, otrora , hermosa y blanca mano.

Cayó hacia un lado inconciente.

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Harry ya estaba sentado en la mesa de profesores junto a sus colegas cuando sintió un gran golpe de energía. Su piel se erizó, mientras un agradable sentimiento de protección, unido a un inmenso poder lo envolvía y lo llenaba a la vez.

Miró en todas direcciones sin entender que estaba pasando. Inmediatamente pensó en Draco.

Buscó con la mirada al rubio; como siempre, estaba tardando en llegar al almuerzo.

Se puso de pie, ignorando la voz de Lisa que le preguntaba que ocurría y salió del Gran Comedor para buscarlo.

El poder y el cosquilleo en el cuerpo que le había provocado la sensación se disipaba conforme caminaba, por lo que corrió escaleras arriba para ver a Draco antes de dejar de sentirse así. Abrió la puerta de la pieza imaginando que ahí estaría, pero no lo encontró. Revisó el baño y al no dar con él, bajó frenético hasta el aula de pociones. Ya no estaba seguro de si sentía algo...

--Draco --llamó desde el otro lado de la puerta --Draco, ¿estás aquí? --podía sentir un raro olor en el ambiente, pero no le pareció extraño; después de todo, en pociones siempre utilizaban sustancias desagradablemente olorosas.

Golpeó la puerta, pero no recibió respuesta. Tal vez no esta aquí... se dijo a si mismo. Acercó la oreja para escuchar si el rubio estaba adentro y vio como, a través de las hendiduras de la puerta, un fino hilillo de humo escapaba hacia el exterior.

Sin pensarlo dos veces, sacó su varita e hizo volar la puerta. Una intensa humareda le recibió al entrar en el despacho y comenzó a toser. El olor a chamuscado le picaba en la nariz y garganta, y los ojos se le llenaron de lágrimas; casi no se podía respirar ahí dentro. Se agachó y trató de recordar algún hechizo para sacar el humo.

Recitó entrecortadamente lo primero que se le vino a la mente, tragando un poco del gas al abrir la boca. En el centro de la habitación, se formó un remolino, que arrastró tanto el humo como algunos papeles que habían sobre el escritorio. Tosió y se frotó los ojos, mirando hacia todos lados buscando al chico.

Y lo vio. Estaba tirado en la alfombra, cubierto por una capa de hollín que lo hacía parecer aún más blanco de lo normal. ¿O es que realmente estaba más blanco?

-- ¡Draco! --llegó hasta donde estaba el rubio y se quedó petrificado a ver lo que quedaba de la mano del chico.

La mayor parte no tenía carne y sólo las puntas de los dedos tenían algo de piel, si es que se le puede llamar piel a una sustancia negrusca y dura; el resto eran nervios grisáceos que dejaban muy al descubierto el hueso. Desde la muñeca colgaban algunos jirones de piel chamuscada.

-- ¡DRACO, DESPIERTA! --lo remeció teniendo cuidado de no mover el brazo izquierdo -- ¡¿DRACO QUÉ PASÓ!

-- ¿Eh? --medio despertó el chico -- ¿Qué? --miró hacia los lados y después a Harry -- ¿qué...

-- ¿Qué te pasó? --le preguntó preocupado, señalándole la mano.

Draco ahogó un grito y comenzó a hacer arcadas. Un par de lágrimas recorrieron el rostro sucio dejando un rastro húmedo y más claro de piel.

Afuera, los gritos de miedo de los alumnos se mezclaban con las voces de los prefectos que los arriaban al comedor. El humo que salía del aula de pociones parecía ser producto de una explosión, por lo que varios alumnos creyeron que estaban siendo atacados.

-- ¿Hay alguien? --la voz de Bill resonó en la sala vacía.

-- ¿Draco, estas aquí? --Lisa lo acompañaba.

Los dos entraron en el despacho de pociones y vieron al par de chicos en el suelo; Draco, de lado, vomitando.

-- ¿Draco, que te pasó? --le preguntó Bill mientras se acercaba rápidamente -- ¿Qué estabas haciendo? --le miró la herida y quedó helado. Lisa, junto a él, también se impresionó.

--Hay que llevarlo a la enfermería --dijo Harry mientras hacía aparecer un pañuelo y se lo pasaba al rubio --no se preocupen, yo lo haré.

Bill movió su varita y una especie de gasa cubrió todo el área lesionada.

--Esta bien, entonces --se giró hacia la joven --Lisa, tu ve a buscar a Filch para que limpie el lugar y yo iré al comedor para calmar a los chicos. Después pasaré por la enfermería para ver como estás. ¿Bien? --dijo esto último mirando al acongojado rubio que ni siquiera sabía donde se encontraba.

-- ¿Estas seguro de que puedes llevártelo? --se aseguró Bill.

--Si, tu anda al comedor.

El pelirrojo miró a Harry y salió junto a Lisa.

-- ¿Draco, puedes pararte?

--Si --y se apoyó en Harry. Las piernas le temblaban como gelatina.

El moreno pasó una mano por la espalda del rubio y lo tomó de la cintura, luego hizo que Draco pasara su brazo por encima de sus hombros para tomarlo bien.

Caminaron lentamente hasta la enfermería. Draco apenas si se podía sostener en pie, por lo que cada pocos pasos, debían detenerse para evitar caer.

-- ¡Draco! --escucharon la familiar voz de Blaise tras ellos -- ¡Mi niño! --el chico llegó a su lado en un segundo y tomó la cara del rubio para examinarlo --Lisa me dijo que estabas muy mal... ¿Qué hiciste ahora?

Draco, que apenas tenía energía para mantenerse precariamente en pie, no contestó. En vez de eso, miró al piso y se deslizó lentamente hacia él. Los dos jóvenes lo alcanzaron a tomar antes de que se golpeara.

-- ¿Qué hizo? --le preguntó a Harry preocupado.

--No lo sé, sólo lo encontré en el piso.

--No te preocupes más, ahora yo lo llevaré a la enfermería --trató de tomarle en brazos, pero Harry se lo impidió.

--Yo dije que lo llevaría --le contestó con seriedad --Tu debes volver al comedor.

-- ¿Tu? --lo miró despectivamente -- ¿Acaso crees que podrías? --le sujetó la mano firmemente y se la corrió, luego tomó a Draco en brazos con facilidad --Yo lo haré --y se lo llevó, dejando a Harry de pie, ahí, en medio del corredor.

Estúpido.

Zabini era un estúpido engreído. No tenía ninguna autoridad para tratarle así.

Caminó hacia el comedor rumiando su enfado. La próxima vez que viera a ese... estudiante, ya vería que cosas podía hacer y que no.

Olvidando un poco el asunto de Blaise, dio vuelta a un pasillo y recordó el incidente de Draco.

¿Qué es lo que había pasado en realidad?

¿Por qué sólo la mano de Draco había salido perjudicada en el "accidente"?

Cambió el rumbo, mejor iba hacia el despacho de pociones para ver que podía averiguar antes de que Filch lo limpiara. Por suerte, llegó antes y revisó todo el lugar.

En él no había nada más que un frasco y una daga tirados en la alfombra, además del vómito del joven. Nada dentro parecía haber sufrido daño alguno. A excepción de unos papeles que habían volado por el hechizo de Harry, todo lo demás estaba impecablemente limpio y ordenado. Un poco de hollín sobre los dos objetos era lo único que delataba la pasada del humo por el lugar.

Recordó la ropa del chico.

Él también estaba manchado por el hollín.

Se miró a si mismo y vio que él tampoco estaba sucio. Pero si estuve metido en esta habitación llena de humo...

Pasó los dedos por la puerta, no salió nada más que un poco de polvo común y una astilla.

Tomó el frasco y la daga y las guardó un su chaqueta. ya tendría que hablar con el rubio.

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Draco abrió los ojos en la enfermería. Se sentía completamente cansado y cada fibra de su cuerpo le dolía. Sentía una picazón en la mano izquierda, una muy intensa y desagradable picazón. Trató de rascarse, pero una venda se lo impidió.

--Cómete esto --Madame Ponfrey apareció de la nada y le pasó un posillo con una cosa entre viscosa y sólida de color ocre -- ¿Tienes hambre?

-- ¿Y esto qué es? --la idea de comer o sorber "eso" no le hacía nada de gracia.

--Es un remedio. ¿Tienes hambre?

--Un poco.

--Pues cuando te tomes esto, te traeré el desayuno.

-- ¿Desayuno? -- ¿Cuánto tiempo había dormido?

--Hola, Draco --Blaise entró en la habitación con una sonrisa -- ¡Buenos días Madame Ponfrey! ¿Cómo esta?

--Aún no es hora de visita --como nunca, la enfermera no ladró.

--Pero...--puso su mejor cara de ángel --esto es un caso especial. Por favor, déjeme un ratito aquí. Sólo hasta que empiecen las clases.

La enfermera pareció meditar y luego accedió, pero con la condición de que obligara a Draco a tomar la medicina lo antes posible.

--Muchas gracias ---la señora se fue a su despacho, y la sonrisa del Blaise desapareció con ella.

-- ¿Cómo amaneciste? --le preguntó serio.

--Mareado. ¿Qué hora es?

--Ocho y treinta. Tómate eso --le señaló la plasta ocre --te lo mereces por descuidado. ¿Qué fue lo que hiciste ayer?

--Una poción que no resultó.

-- ¿Que clase de poción?.

--Una para estar despierto por largos períodos de tiempo sin cansarse... un experimento.

-- ¿Y no necesitarías un caldero para hacerlo? --le miró suspicaz.

--Claro.

--Nadie encontró el caldero... Buscamos para saber que te había dañado, y no encontramos nada.

--Tal vez alguien se lo llevó. ¿Cómo puedo saber que ocurrió, he estado inconciente...

--Draco, deja de mentir.

--Estoy diciendo la verdad --contestó serio con una expresión de extrañeza, como si realmente no pudiera entender como había desaparecido el caldero.

-- ¿Y por qué usabas magia oscura? No creo que la necesites para un hechizo como ese...

--No he usado...

-- ¿Con quién crees que hablas? --lo tomó del hombro presionándolo fuerte. Draco, asustado, movió el brazo para safarse de la pesada mano de Blaise sin resultados, por lo que sólo pudo mirarlo con odio por atreverse a agredirlo. --Yo sé perfectamente que lo que hacías era magia oscura... --Y probablemente un hechizo prohibido, algo que no estaba en ningún libro a bordo... --Para qué --exigió --Dime qué diablos querías hacer

--Suéltame --ordenó procurando verse frío, aunque estaba asustado. Blaise nunca actuaba así.

--Contéstame --disminuyó la presión sobre el hombro de Draco, pero no quitó la mano. Intentaba calmarse, no quería asustarlo, pero ya no podía más... estaba seguro de que había intentado acabar con su vida, y que de no ser por la oportuna aparición de Harry, hubieran encontrado el cuerpo quemado del chico.

Y Draco seguía mintiéndole, y estaba seguro que no dejaría de hacerlo, que no le diría la verdad... Ya no sabía que hacer, ya no sabía como llegar a él... -- ¿Qué intentabas hacer? --y si no podía ayudarlo, la próxima vez que atentara contra sí, no tendrían suerte y sería demasiado tarde...

--Suéltame... --repitió Draco. No se dejaría intimidar --...y ándate. No estoy de humor para que desconfíes de mí y menos para soportar que me trates de este modo.

En ese momento entró Harry, quien había sido informado de que el chico estaba despierto por Madame Ponfrey. Al cruzar la puerta, sintió el ambiente tenso, y la mirada que recibía Blaise de Draco, le reveló la pelea que estaban teniendo.

--Harry, llévatelo.

Blaise se puso de pie, miró a Draco con una mezcla entre tristeza y rencor, y se fue antes de que Harry pudiera decir o hacer algo.

-- ¿Que ocurrió? --preguntó Harry mientras repasaba la escena.

--Desconfía de mí --se apresuró a contestar. No era una simple respuesta la que estaba dando, era una advertencia para Harry ya que estaba seguro que él también intentaría interrogarlo. Se acomodó en la cama y se arropó lentamente, ya que aún estaba débil.

-- ¿Hablaron de tu accidente? --el moreno se acercó a la cama -- ¿Qué te pasó?

--No estoy seguro --mintió. Aunque en parte era la verdad, ya que no estaba completamente seguro de lo que le había pasado. Al parecer el hechizo que hacía sobre Harry se había completado. Él sabía que eso sucedería en algún momento, pero no sabía cómo ni cuándo. Ahora, al menos, ya no tendría que quemarse la mano.

-- ¿Qué habías estado haciendo antes de herirte?

Draco se maldijo por haber dicho a Blaise la estupidez de la poción, era lógico que debió hablar de un hechizo, era mucho más difícil que comprobaran que no era cierto, aunque también podrían descubrirlo ya que no conocía ningún hechizo que lo dejara con la mano quemada al salir mal...

--Una poción, quería dejar de estar cansado --ya había dicho esa mentira, ahora sería su verdad --pero no salió bien.

Harry lo miró largo rato, no le creía. Odiaba no creerle.

-- ¿A tí no te salió bien una poción?

--Era un experimento. No resultó... No me mires como si estuviera mintiendo.

--No encontramos ningún...

-- ¿Caldero?. No sé que ocurrió con eso --Harry abrió la boca para replicar, pero el rubio le interrumpió --Y si vas a desconfiar de mí, mejor ándate; ya escuché suficiente de Blaise.

Harry lanzó un conjuro a la puerta. Ahora nadie podría entrar ni escuchar lo que hablaban. Draco supo que Harry no se iría hasta a averiguar la verdad.

--Todos se preguntan que pasó. --comenzó Harry --es extraño que sólo tu mano se quemara, que tu varita estuviera lejos, y que nada estuviera fuera de lugar en la oficina, ningún rastro de fuego, ni del caldero, ni nada.

--No lo entiendo --se defendió Draco --yo estoy tan confundido como tú.

--Recogí un par de cosas de tu despacho.

¡La daga y el frasco!

Harry sacó de su bolsillo la daga y el frasco que había contenido su mechón de pelo, observando con cuidado cada gesto de Draco, esperando que su rostro lo delatara si mentía.

No parecía haber mentido.

--Ese frasco tenía el último ingrediente que agregué, un tallo de Reina Madre y con el cuchillo lo corté antes de lanzarlo.

-- ¿Y después de eso te quemaste?

--No, no... --parecía intentar recordar --la poción humeó y luego ya no recuerdo bien que pasó. Tal vez el humo era venenoso... lo investigaré cuando salga de aquí.

Parecía decir la verdad, pero por más que trataba...

--No te creo, Hermione y Lisa sospechan que usabas magia oscura.

--Vete a la mierda --Draco le dio la espalda --Con los amigos que tengo, hubiera sido mejor que la poción me matara.

-- ¡Ya estoy cansado de esto! --el tono de voz que había estado sonando poco amable se alteró por completo -- ¡Estoy aburrido de tí, de que finjas ser la víctima. No te creo una sola palabra y no me iré hasta que me digas la verdad!

--YA-TE-LA-DIJE --gritó desde debajo del tapado.

-- ¡No, no lo hiciste! --Estuvo tentado de sacarlo de la cama a rastras para obligarlo a que le diera la cara -- ¡y el que mientas me hace sospechar más de ti!

Unos fuertes golpes en la puerta los sacaron de su discusión. Pomfrey había tratado de entrar, pero se encontró con el hechizo de Harry.

-- ¿No me vas a decir lo que hiciste? --preguntó por última vez el moreno.

--Ya te lo dije.

Harry abrió la puerta y Pomfrey entró con la cara roja de rabia. A ella no le importaba que había pasado en el aula de pociones, solamente le interesaba que Draco se mejorara, y que nadie se atreviera a impedirle el paso a ninguna de las salas de la enfermería.

--Salga de aquí ahora --le dijo enojadísima a Harry, suponiendo que el otro chico, débil como estaba, no habría podido lanzar el poderoso hechizo.

--Lo siento --se disculpó con la enfermera, y se fue.

Caminó hecho una furia por los desiertos pasillos del barco. Odiaba que le mintieran, que lo trataran como estúpido. Era obvio lo que había estado haciendo Draco antes de su "accidente".

El día anterior, mientras almorzaba, nuevamente había sentido aquella fuerza que tantos quebrantes de cabeza le había traído hacía algunas semanas. Esa misma sensación de poder que antes había investigado con sus amigos en Hogwarts, y que relacionaba directamente con el rubio. Ya había dejado de lado ese asunto, le había restado importancia desde que no tenía pistas para averiguar nada, pero sobre todo porque no deseaba desconfiar de su compañero de cuarto. Aunque estaba seguro de que, fuera lo que fuera que hiciese Draco, era para él. No sabía que era, pero estaba completamente seguro que era para él. Sino ¿cómo podría explicar que antes había sentido exactamente lo mismo al tocarlo? Y ahora, sufría un accidente en su despacho y nuevamente experimentaba esa fuerza. Definitivamente todo este asunto estaba relacionado con Draco.

Pero... ¿por qué no le decía? ¿Es que acaso era algo malo?

No.

No podía estar intentando dañarlo. Él confiaba en el rubio y sabía que no quería matarlo ni nada así. Pero detestaba que le mintiera, que lo engañara y lo creyera tan idiota como para tragarse el cuento de "la poción".

--No importa --se dijo --Tengo esto ...--apretó el frasco dentro de su bolsillo. Ya sabría que era lo que pasaba. Sólo tenía que investigar un poco en sus libros, algo tendría que aparecer.

Nadie en la directiva desconfiaba de las buenas intenciones de Draco, pero todos pensaban que mentía y que había usado magia oscura. Eso los tenía confundidos porque no entendían qué clase de hechizo podría haber estado conjurando el rubio. Bill decidió escribir una carta a Dumbledore buscando un consejo, y el director le pidió que no desconfiara de Draco. Supuso que era un hechizo privado y, que si no había pasado nada más, no valía la pena que se separaran por eso.

Bill imaginó que Dumbledore sabía lo que el chico hacía y, a pesar de sentirse excluido por no estar al tanto de todo, convenció a todos de dejar el asunto como estaba.

Todos pensaron lo mismo que Bill. El hechizo debía ser algo entre el director y Draco.

Pero Draco sabía que Dumbledore no podía estar enterado. Imaginó que el viejo lo había defendido sólo porque realmente confiaba en él.

Y sólo entonces se sintió en el bando de Dumbledore.

Draco fue dado de alta al día siguiente. Madame Ponfrey, como siempre, realizó una de sus impecables curaciones, por lo que la mano del chico quedó como si nunca le hubiera pasado nada. Los días siguientes fueron un desastre para él. Blaise no le dirigía la palabra, y él tampoco lo haría; y Harry no se comportaba de la mejor forma. Le hablaba, pero siempre distante.

Por otra parte, Harry se encontraba con un humor de diablos. Las clases que él impartía se habían vuelto una tortura para los estudiantes. Su mal genio se hacía patente en todas sus horas, quitando puntos hasta por respirar, y llegando al punto de castigar a toda una clase porque un par de chicos no lograron repeler un simple hechizo de "pies bailarines".

A causa de todo esto y más, los alumnos de Gryffindor presionaron a sus prefectos para que hablaran con el tirano "Profesor Potter" y que éste dejara de molestarlos.

--No puedes hacerles esto --le decía Hermione. Los tres se encontraban en el despacho de Harry, la única que realmente hablaba era la chica; los dos jóvenes sólo respondían de vez en cuando --los alumnos ya no saben qué hacer.

--Sólo estoy siendo un poco más exigente, eso es todo --Harry estaba sentado frente a su escritorio fingiendo revisar papeles; Granger y Weasley, de pie frente a él.

--No, eso no es todo. Desde hace un tiempo que te veo extraño --Hermione se sentó en la butaca más cercana a él --No me digas que eres más exigente, eso no es verdad. Te desquitas con ellos...

--No me desquito con nadie.

--Si lo haces. Nosotros hemos sido testigos de eso.

-- ¡Por favor! ¡Testigos de qué! Ustedes no saben nada. Ustedes jamás se han preocup...

-- ¡Ves que el problema si era con nosotros! --saltó enojado Ron -- ¡Te dije que era eso!

-- ¿De qué estas hablando? --dejó de mirar las hojas que tenía enfrente y fijó su mirada en la de su amigo -- ¿A si que hablan de mi cuando no estoy?

--Si --admitió la chica --y es porque estamos preocupados...

--Por mí --completó con rabia contenida --Por supuesto. Ustedes siempre se preocupan...son tan buenos...tan amables...

--No es necesario que te comportes así, Harry.

--Si tienes un problema con nosotros, ¿por qué no terminas de decírnoslo? --le exigió Ron golpeando con el puño la mesa --porque yo sí tengo uno contigo.

-- ¿A si? --Harry se paró de su silla -- ¿Y por qué no me lo dices a la cara?

-- ¡Basta! --la chica se interpuso entre ambos --¡Así no solucionamos nada!

Los dos jóvenes se quedaron mirando con resentimiento y volvieron a sus lugares.

--Si estamos aquí es para solucionar nuestros problemas, no para pelear más --miró a los chicos alternadamente --Creo que los tres tenemos cosas que decirnos, pero lo haremos con calma.

Se quedaron en silencio esperando a que alguno hablara, pero eso no pasó. Finalmente, Hermione tomó, como siempre, la iniciativa. Tal vez así los otros se animaran a conversar.

-- ¿Por qué ya no nos hablas?

-- ¿Qué?

-- ¿Por qué ya no nos hablas? --repitió con calma --De antes de que discutiéramos, tu estabas distante con nosotros. ¿Por qué?

Siempre yendo al grano inmediatamente.

¿Qué le contestaría?

¿Qué le podría decir?

Se tomó su tiempo en contestar.

--Es que... --resultaba un poco difícil decir lo que sentía, no estaba acostumbrado a hacerlo --...yo no... --tal vez sería más fácil hablar si no le observaran tan atentamente ¡Rayos! --No lo entenderían.

--Cómo nos puedes decir eso --inquirió Ron --hemos estado contigo siempre, y ahora vienes y nos dices que no te entendemos. ¡No seas tan injusto!

-- ¡Ustedes no saben! --y otra vez se exaltaba --Como ustedes han estado juntos todo este tiempo, no saben lo que es estar solo.

"Solo"

¿Realmente estaba solo?

¿Y qué pasaba con Draco?

--No estas solo --le dijo Hermione --nosotros no te dejaríamos nunca solo --Harry miró hacia un lado medio enojado --es verdad que no nos hemos visto mucho, pero no puedes culparnos solamente a nosotros. Tu tampoco has hecho algo por acercarte.

-- ¿Yo? --se volteó hacia la chica --Yo si lo he intentado, pero siempre estaban muy ocupados como para mirarme siquiera.

--Eso no es cierto --interrumpió el pelirrojo --hemos intentado integrarte. Te hemos invitado a la sala, a hablar con todos pero tu, o te ibas antes, o simplemente no ibas.

--Porque no es agradable estar ahí --los dos prefectos lo miraron extrañados --Es raro, ya nadie me mira como antes. Ahora soy "El Profesor Potter", no soy un estudiante más. ¿Creen que no me doy cuenta de que se callan cuando entro en la sala común? ¿Que no me doy cuenta que cuando paso cuchichean a mi alrededor? Sólo me hablan para preguntarme cosas de la materia.

--Pero nosotros no hacemos eso --le dijo serio Ron --nunca haríamos algo así.

--Pero no tienen tiempo nunca para mi. Cada vez que voy, tienen que hablar con algún estudiante, o hay problemas con un grupo...

--Tu tampoco tienes tiempo para nosotros --le espetó Herm --Siempre estas ocupado haciendo algo. Tu también nos has relegado a un segundo plano.

En eso tenía mucha razón. Últimamente pasaba más tiempo con Draco...

--Debes reconocer eso --siguió la chica --Hace mucho que no estudias con nosotros y eso es porque tu te has apartado --Harry iba a decir algo, pero no le dejó --Si Harry, te has apartado de nosotros, y por nuestra parte, no hemos hecho mucho por impedirlo.

La última frase resonó en el silencio que se produjo en el estudio. Los tres quedaron sumidos en sus pensamientos, repasando las últimas semanas, evaluando culpas...

-- ¿Y si fijamos un tiempo sólo para nosotros? --Herm y Harry quedaron mirando al pelirrojo --La vez pasada no resultó, eso está claro, pero en esta ocasión haremos que si funcione --esperó a la reacción de los otros.

-- ¿Que tal el domingo en la tarde? --sugirió Harry --ese día no hay clases...

--Me parece bien --dijo Herm mirando la hora --creo que ya es tiempo de volver. Los chicos se han estado portando pésimo cuando no estamos. No es bueno dejarlos sin vigilancia.

--Si --corroboró Ron levantándose de la silla --el viernes pasado hechizaron los cuadernos para que volaran...fue espantoso.

--Me imagino...

Los tres caminaron hasta la puerta para despedirse.

-- ¿Les gustaría aprender a hacer magia sin varita? --les preguntó un poco tímido Harry --podría enseñarles...

--Me encantaría --le contestó una sonriente Hermione --Bien, ya nos vamos --le besó la mejilla --que estés bien.

--Cuídate --le dijo Ron dándole unas palmadas en la espalda.

-- ¡Chao! --definitivamente ahora se sentía mucho mejor. Se fue a su despacho a guardar unos documentos y luego ir a comer. Se moría de hambre.

-- ¿A si que volvieron a hablarse? --Draco entró como si nada en su estudio --Eres muy blando.

-- ¿Por qué dices eso? --la presencia del rubio no era muy grata para él. Aún sentía que le estaba mintiendo.

--Creo que es algo obvio. Ellos llegan aquí y sólo porque te dicen un par de cosas "bonitas" tú les perdonas. Eso no esta bien.

--Eso no te incumbe --terminó de guardar todos los papeles en un cajón y lo cerró --No tienes porque meterte en esto.

--Sólo lo estoy diciendo...

--No me importa --pasó por su lado hacia la puerta sin mirarlo, todavía estaba herido por la falta de confianza de Draco --Ahora ¿podrías salir de aquí? necesito cerrar.

Draco salió del despacho dándole un leve empujón al pasar --no tienes remedio, te encanta que te utilicen.

--Al menos no me mienten --comentó Harry antes de que el slytherins se hubiera alejado. Draco siguió su camino con paso firme, enojado, sin siquiera voltear a verlo.

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La cena pasó sin que se hablaran. Draco a penas si probó el pollo arverjado y sólo se comió el postre. Luego, se fue antes que cualquiera en el comedor.

Estaba enojado y sabía muy bien la causa.

Y era eso lo que más le enfermaba...

Entró a su estudio y se echó en el sillón que ahí había frente al fuego. Las llamitas danzaban enérgicamente en el hueco.

Miró su mano.

Ya no le dolía...

Ya no tendría que volverlo a hacer.

Pero ahora deseaba que no hubiera terminado, el precio que estaba pagando era alto y mucho más doloroso.

Harry y Blaise lo despreciaban. Lisa fingía que no importaba, pero también parecía dolida.

Sus únicos amigos...

Jamás se había sentido tan solo en toda su vida. Lo detestaban, lo humillaban... y él no podía defenderse.

...Odio estar solo...

No se había dado cuenta de lo dependiente que era hasta ahora. Siempre había creído que sus amigos eran quienes dependían de él, que él tenía el poder de manipularlos, de decidir si eran felices, de dejarlos solos cuando deseara y acompañarlos otorgándoles felicidad cuando quisiera.

Todos los destinos a su antojo.

Pero no era así.

Él solo era un dependiente más.

Y era doloroso.

Harry sólo le había dirigido la mirada en la cena para despreciarlo y con ese simple gesto le había aplastado el orgullo.

Un par de lágrimas aparecieron en el gris desamparado y cayeron sin permiso, al vacío.

Harry.

Todo era tan injusto. Nada de esto era culpa de él. Harry era el menos indicado para exigir saber un secreto, después de todos los que guardaba él... después de saber que Draco le había confiado lo de su madre... ¡¿Cómo se atrevía a tratarlo de mentiroso!¡Y para colmo el hechizo de mierda era para cuidarlo a él, para darle poder, para evitar que muriera!

Maldita profecía.

¿Porqué había tenido que escucharla?

Más lágrimas escaparon agrietando aún más su orgullo, humillándolo, enrostrándole lo débil que era.

Maldito Harry Potter

Su mirada imponente, la fría e inalcanzable mirada esmeralda lo terminaría acabando.

Y lo que más le dolía era saber que Harry era el único que entendería perfectamente el peso que llevaba sobre sus hombros, que lo apoyaría y hasta tal vez se acercaría más a él. Porque su profecía era muy parecida a la suya.

Pero si le decía algo, su plan se arruinaría; si le decía algo, tendría que soportar las preguntas, las presiones... Aumentaría su confusión.

Él debía dirigir la batalla, si alguien se enteraba tal vez interferiría en su destino, si es que este era su destino y no el de su padre...

No podía arriesgarse. Ya era suficiente teniendo a su propia voz presionándolo para que no se equivocara, preguntándole si cada paso que daba era el correcto. ¿Cómo soportar a Harry esperando respuestas, obligándolo a tomar medidas, influyendo deliberadamente en sus decisiones, confundiéndolo, presionándolo... ?

Se secó las lágrimas aguantando como siempre el llanto. Apenas se daba cuenta del nudo en su garganta, estaba acostumbrado a tenerlo ahí.

Como desearía estar en la posición de su padre. Lucius podía tomar sus decisiones con libertad. Voldemort no se entrometía en lo que pensaba, simplemente se preocupaba de que los demás acataran sus órdenes... Lucius vivía sin presión, inconciente del poder que tenía, de la importancia de sus actos para su bando. Era libre para pensar con claridad.

Se puso de pie todavía con la vista húmeda y sacó un frasquito de uno de los estantes. Había usado la poción para dormir dos noches seguidas, no debía volver a tomarla, pero...

Una vez más que lo haga no me hará mal...

No era la primera vez que se decía eso.

Bebió una dosis pequeña, preguntándose cuánto de esto aguantaría su cuerpo antes de caer enfermo. Volvió a recordar la mirada humillante de Harry y cerró el frasco en medio de un puchero amargo.

Normalmente cuando se sentía así, Blaise estaba con él. Pero Blaise también lo odiaba.

Estás solo Draco... aprende a vivir así...

...A ellos ya no les interesas...

Al menos tenía el recuerdo de su madre. No importaba que nadie lo quisiera, haría lo posible por vengarla.

Aunque el nudo no desaparecía con ese pensamiento.

Guardó el frasco y sacó varios papeles para revisarlos. Tenía que continuar su vida, solo.

--Draco --Blaise entró en el despacho. Traía un par de botellitas y un pergamino --aquí esta mi poción... --dejó las cosas sobre el escritorio --y mi ensayo.

El profesor se giró para verlo. Se odiaba a si mismo por esto, pero sentía un enorme deseo de abrazarlo, y de que él lo abrazara. No soportaba estar enojado con él. Ya no.

--Lamento el retraso. Buenas noches --se giró y tomó la manija de la puerta.

--Si era magia oscura --Blaise volteó a verlo. Draco estaba de pie, mirándolo. Se sentía miserable confesando. ¿Tanto necesitaba estar con él?

-- ¿Qué?

--Tenías razón, si era un hechizo oscuro --se acercó un poco para quedar frente a él.

-- ¿Por qué no me lo dijiste antes?

--No podía hacerlo.

-- ¿Qué es? --le preguntó observándole fijamente-- ¿Qué hechizo es?

--No puedo decírtelo --Draco desvió los ojos de la penetrante mirada rojiza. Sabía perfectamente bien que, cuando Blaise se lo proponía, podía hacer hablar a cualquiera.

-- ¿Por qué no puedes? --lo tomó por la cintura y lo sentó sobre el escritorio -- ¿Qué estabas haciendo?

--No puedo decirlo --dicho esto, hubo un momento de silencio entre ambos. Draco se empezó a mirar la mano, pero el moreno se la tomó para examinarla.

-- ¿Ya no te duele? --Draco movió la cabeza de un lado a otro -- ¿Para qué lo hiciste?

--Tampoco puedo... --no alcanzó a terminar, ya que Blaise lo interrumpió depositando un suave beso en sus labios --...decirlo.

--No vuelvas a hacerlo.

--No te preocupes --pasó sus brazos por el cuello del chico sintiendo que su orgullo había decaído otro escalón más, era amargo, pero se sentía vivo otra vez al tener a Blaise junto a él --no lo volveré a hacer.

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Entró en su habitación silenciosamente para no despertar a Harry. El reloj de la mesita de noche marcaba las dos de la madrugada.

Sonrió al recordar todo lo que había hecho hasta esa hora de la mañana. Tiró su abrigo por cualquier parte, sacó sus toallas y se fue al baño.

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--N-no...

Había alguien quejándose.

--N-noooo...

Podía escucharlo entre sueños.

--déjlos...

Abrió un ojo perezosamente. A pesar de estar muy cansado, sus sentidos seguían en alerta; y esos mismos sentidos ahora le decían que Draco volvía a tener una pesadilla.

Pasó un minuto de silencio.

Escuchó algo blando caer al piso y luego algo más pesado.

¡PLAF! ¡PLAF!

Sintió que sacudían algo.

--Ññhhmmm.

Ahora había alguien parado junto a él, quejándose

-- ¿Qué Pasa? --preguntó sentándose y viendo a Draco de pie sacudiendo una almohada.

--Nada --le contestó examinando el cojín meticulosamente. Después lo arrojó hacia el lado de la cama que daba a la pared --vuelve a dormir.

-- ¡¿Pero qué estas... --Draco estaba pasándose hacia donde se encontraba su almohada -- ¡¿Qué haces!

--Duérmete --escuchó decir al rubio antes de que se tapara hasta la cabeza con sus frazadas. Harry, sin saber que pasaba, lo destapó -- ¿Qué haces aquí?

--No podía dormir bien --fue la escueta respuesta que recibió; después de eso, el chico se giró y le dio la espalda.

Y eso...¿qué tiene que ver conmigo?

Pronto escuchó la respiración tranquila del rubio y supo que ya estaba dormido.

Ya no podría sacarlo de ahí.

Se giró hacia el otro lado y se tapó bien. Por hoy, dormiría con él.

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El ex profesor de pociones, Severus Snape, caminaba con paso firme por los oscuros pasillos de un edificio abandonado. Llevaba consigo un tarro con una fórmula especial que le habían solicitado de urgencia. No sabía para qué le habían pedido ir hasta ahí, según tenía entendido, en aquel lugar no había nada.

--Gracias por acudir tan pronto, Snape --una voz rasposa le recibió cuando hubo llegado a la oficina indicada --Lamento haberte hecho venir, pero necesitábamos ahora tu poción "especial" --una sonrisa malévola cruzó por el semblante de su interlocutor.

--Vamos al grano, Mobilius. ¿Para que lo necesitas?

--Primero que nada, te pido discreción. Este lugar es secreto y nadie más que yo y algunos mortífagos tenemos acceso a...

--No tengo toda la noche --le apuró Severus.

--Está bien --le contestó el hombre no muy contento --Hay que pasar a través de ese lienzo y girar a al derecha. Ahí Torkins te recibirá.

Snape se adelantó y sin siquiera despedirse, atravesó la barrera. LLegó a un túnel húmedo y silencioso. Sólo el ruido de algunas gotas al caer interrumpían la quietud del lugar. Decidido, siguió las instrucciones del otro hombre. Un frío le envolvió todo el cuerpo inmediatamente, el conocido frío de los dementores.

--Snape --le saludó Torkins cuando lo vio --¿lo trajiste?

--Por supuesto --el otro hombre se acercó para tomar el frasco, pero Severus no le dejó.

-- ¿Qué es este lugar? --preguntó mirando hacia los lados. Tenía una leve sospecha de que podía ser.

--Tú sabes que no puedo decirlo... --se excusó el mortífago --Lord Voldemort me mataría.

-- ¿Entonces el Amo no sabe que estoy aquí? Creí que él solicitaba la poción.

--Bueno... --Torkins parecía nervioso --no realmente. Yo te llamé.

-- ¿Y crees que Él estaría feliz si sabe que me dejaste entrar sin su permiso?

--Es por eso que te pido discreción, Snape --una nota de enojo se asomó en la voz.

-- ¿Es este el lugar en que tiene a los prisioneros? --dijo apoyando una mano en la pared, estaba hecha de piedra.

--Si, aquí están todos --le respondió sin muchos ánimos. Snape miró el techo y el piso, evaluándolo. En total, el espacio que había de arriba a abajo no era mucho, alcanzaba a estar de pie, pero no podría saltar sin chocar contra el techo.

--Volviendo al tema --le dijo Snape -- ¿Sabes como darle esto a tu víctima? --sacudió el bote de la poción con una media sonrisa en su labios --no puedes dársela de cualquier forma, eso podría arruinarla.

--...--el mortífago no contestó. No tenía idea de cuan complicada era.

--Ya veo --dijo alzando una ceja y sonriendo aún más; una sonrisa llena de burla y satisfacción --dime a quien hay que dársela, yo lo haré.

El otro hombre pareció meditar un momento y luego accedió --Sígueme.

Atravesaron una serie de pasillos. En algunos habían puertas cerradas, otras clausuradas, de madera o metal, aunque la mayoría eran de madera. Fue por esto que una puerta especialmente grande de piedra llamó la atención de Snape. Torkins notó esto.

--Es ahí donde guardamos a nuestro "animal" preferido --le explicó dando dos palmadas a la fría piedra --Nuestro prototipo. Fue difícil capturarlo, opuso mucha resistencia...ninguno de los otros pudo contra el auror --casi escupió el nombre --Sólo yo logré cazarlo --hinchó su pecho con orgullo --Ni siquiera un licántropo puede contra mí.

Snape lo miró de reojo -- ¿Podemos continuar?

--Claro --dijo el otro aún pensando en su hazaña.

Finalmente llegaron a una puerta de roble y la abrieron, adentro yacía un hombre tirado en el piso con las ropas destrozadas, un hilillo de sangre le corría por el cuello. Ambos mortífagos entraron. Torkins sonriendo y Snape aún procesando toda la información.

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Bien...eso es todo. Esperamos que el cap haya sido de su gusto y que nos dejen sus comentarios, chicoteadas de caracoles, críticas, felicitaciones, etc. en donde ya saben. Sólo les quitará unos segundos de su vida, pero no saben lo felices que nos hacen. Realmente nos alegra. (¿Esto suena muy patético? ¿Esto les ablanda el corazón lo suficiente como para escribirnos? Porque puedo escribir algo más rastrero).

Se despiden: catzeruf/Diox