Capítulo 4

- ¿Qué haces aquí? –preguntó fríamente la oji lavanda– No eres bienvenida a mi casa.

- Lo sé y lo siento mucho, Kurusugawa-san, pero necesito hablar con Fate-chan. Es muy importante.

- No. No pienso dejar que… –la oji borgoña la interrumpió.

- Tranquila, Himeko. Yo me encargo. Iremos al parque.

- Pero Fate-chan… –la miró con preocupación.

- Estaré bien, Himeko. –le sonrió antes de salir de la casa– ¿A qué has venido, Olivie? –le preguntó cuando llegaron al parque.

- Vivio, ¿por qué no vas a jugar a los columpios mientras hablo con una amiga? –la pequeña asintió y se marchó a jugar– Vivio tiene linfohistiocitosis hemofagocítica, también conocida como HLH. Es un trastorno de inmunodeficiencia. –cerró los ojos por un momento.

- Lo siento… –la de ojos bicolor la interrumpió.

- Necesita un trasplante de médula ósea. –bajó la cabeza– Los doctores me dijeron que lo recomendable era hacer pruebas a sus familiares directos, es decir, a sus padres, para buscar a un donante compatible… –explicó– Yo no soy compatible… Y Veyron no quiere hacerse la prueba para salvar la vida de Vivio porque dice que él quería un hijo y no una hija… –la miró fijamente– Fate-chan… Vivio… –cerró los ojos con fuerzas antes de abrirlos para enfrentar su mirada– He venido a buscarte porque… porque Vivio es tu hija también…

- … –no dijo nada por unos minutos– ¿Qué? –preguntó aun aturdida– Eso es imposible. Ambas somos mujeres…

- ¿Recuerdas cuando donaste tus óvulos para conseguir dinero y llevarme a aquel precioso hotel en la playa? –la rubia asintió en automático– Después de eso fui a la clínica y compré todos tus óvulos. No podía permitir que alguien más tuviera un hijo tuyo. Yo debía ser la única que tuviera derecho a eso. –miró a la pequeña que jugaba en los columpios– Vivio lo es todo para mí. Gracias al amor de mi vida, pude tenerla. Tiene tantos gestos iguales a los tuyos... –sonrió.

- Olivie, detente. –le pidió.

- Fuiste y siempre serás el amor de mi vida, Fate-chan. Me importas muchísimo… –la rubia la interrumpió.

- No te fui tan importante cuando fuiste a revolcarte y casarte con él. –la acusó.

- Me gustaría que me dieras la oportunidad de explicarme, Fate-chan. Quizás sea la última oportunidad que tenga para hacerlo… –dijo con voz afligida– Por favor… –le pidió con voz rota y la rubia asintió– Aquella última noche que pasamos juntas, tomé una decisión. Cuando te dejé allí y te pedí que me esperaras, no te mentí. Volví a mi casa y preparé una maleta. Escribí una nota a mis padres confesándoles que estaba locamente enamorada de ti y que huiría contigo. –la miró fijamente– Cuando me disponía a abandonar aquella casa para volver junto a ti, mi padre me descubrió. –suspiró– Después de haberle dicho que te amaba, me golpeó hasta perder el sentido. –bajó la cabeza– Me subió al auto, viajamos a otra ciudad y me obligó a casarme con Veyron… –ahogó un sollozo– Yo sólo quería estar contigo. –no pudo retener las lágrimas.

- O… Olivie… ¿Por qué no trataste de contactarme? ¿Por qué no me llamaste? ¿Por qué no me contaste tus planes? Te habría acompañado a tu casa. –dijo con tristeza.

- No quería arriesgarme a que te encontraran y te dieran una paliza. –se limpió las lágrimas– Traté de escapar en más de una ocasión, pero Veyron me amenazó. Me dijo que, si trataba de huir, te encontraría y mataría. –la rubia se tensó– Tenía que protegerte. No podía permitir que te hiciera daño. Eras lo más preciado para mí. Jamás dejé de amarte, Fate-chan. Nunca. –ambas lloraron– No sabes cuánto siento haberte hecho daño. Yo quería estar y ser feliz contigo, a tu lado. Quería amarte y ser tuya por el resto de mi vida. –confesó mirándola fijamente a los ojos y la oji borgoña pudo ver que no mentía.

- Fue muy duro para mí leer en los periódicos que la heredera de la familia Sägebrecht se había casado con el magnate Veyron Hückebein. Rompiste mi corazón en miles de pedazos, Olivie.

- Lo siento mucho, Fate-chan… –tomó su mano– Yo nunca quise abandonarte. –volvió a llorar– Lo que sentía por ti era muy real. –acarició su rostro– Ojalá mi padre no me hubiese descubierto… Entonces habría sido la chica más afortunada del mundo por ser tu amor y que tú fueras el mío. –la oji borgoña se separó y se puso en pie.

- ¿Y cómo has llegado hasta aquí? ¿Sabe tu esposo que has venido a buscarme? –la de ojos bicolor negó.

- Me he escapado… –murmuró– No pasará mucho tiempo hasta que descubra dónde estoy. No quiero ponerte en peligro, Fate-chan. –se puso también en pie– Este es mi número de teléfono. –le tendió una tarjeta– Si no contesto, no insistas…

- ¿Por qué?

- Porque me habrá encontrado y matado… –la rubia se sorprendió y horrorizó– Pero habrá merecido la pena porque al fin pude explicarte todo lo que ocurrió aquella noche. –tomó la mano de la oji borgoña– Haría cualquier cosa por Vivio y por ti. Por eso estoy aquí. –le dio una triste sonrisa– Fate-chan, por favor. Si algo me pasara, cuida de ella. Tienes que protegerla de mi familia, pero, sobre todo, de Veyron. No permitas que se la lleve, por favor.

- ¿Qué? –preguntó sin aliento– ¿Y cómo quieres que lo haga, Olivie? No puedo simplemente quedármela cuando tiene un padre y una familia…

- ¡Pero tú eres su madre! –lágrimas volvieron a bajar por su rostro– Tú serás su única familia. Veyron no la quiere, quiere un hijo. Y no importa lo que me golpee y fuerce a mantener relaciones con él, jamás se lo daré. Sin que él lo sepa, estoy tomando pastillas para no quedar embarazada…

- ¿Te… te golpea? –preguntó la rubia sin aliento.

- No importa, Fate-chan. No me importa lo que me haga si os mantengo a ambas a salvo. –le tendió un sobre– Aquí tienes todos los documentos que demuestran que Vivio es hija tuya y que no te estoy mintiendo. –la miró– Por favor, Fate-chan… Salva a mi hija… –le hizo señas a su hija para que volviera a su lado– Tu madre ya sabe la verdad y será ella quien lleve a cabo la operación en caso de que aceptes. Ella tiene todos los informes médicos. También he dejado mi testamento a manos de tu hermano en caso de que algo me pasara… –la oji borgoña estaba aturdida– Gracias por escucharme, Fate-chan. –la rubia asintió– Siempre supe que jamás conocería a alguien tan maravillosa como tú y que jamás amaría a alguien como te amé y amo a ti. Gracias por todo. Guardaré nuestros momentos juntas hasta mi última exhalación. –en un rápido movimiento, se acercó y la besó.


- Nanoha-chan… –la llamó la castaña mientras caminaban de vuelta al trabajo– ¿Estás segura de que la chica que mencionaste es pareja de Himeko-chan?

- Hayate-chan, ya déjalo. –le pidió– No quiero volver a hablar sobre ese tema. –la oji celeste se detuvo– Hayate-chan, ¿por qué…? –se calló al voltearse y ver lo que su castaña amiga estaba viendo– Pero ¿qué…?

- Vaya… Se está besando con otra mujer…

- …

- Nanoha-chan, ¿lo has visto? –la oji lavanda no respondió– ¿Nanoha-chan?

- Vámonos, Hayate-chan. –jaló de ella para salir rápidamente del parque.

No sabía el motivo de por qué el corazón le latía dolorosamente. En realidad, sí lo sabía, pero se negaba a aceptarlo. Había sentido un flechazo por esa chica de mirada borgoña. ¿Por qué simplemente no podía dejar de pensar en ella y olvidarla? Quizás sí debía darse una oportunidad con Tiida. Era un buen chico, amable y cariñoso. La respetaba. ¿Por qué no intentar ser feliz con él? A fin de cuentas, eso era lo más natural. Un hombre y una mujer juntos. Casados. Teniendo hijos. Era lo que la sociedad quería ver. Eso era lo normal.


Himeko quedó preocupada tras la marcha de Fate. Que Olivie hubiese llegado de esa manera tan repentina y que fuera su tía Lindy quien le diera su dirección, no la tranquilizaba tampoco. Comenzó a dar vueltas por la habitación. No le gustaba que su prima estuviera a solas con ella. No se fiaba de Olivie. Una vez le dio su voto de confianza y lo que hizo fue jugar con el corazón de Fate. Jamás se lo perdonaría. Se detuvo y se sentó en el sofá, junto a Arf. Repentinamente recordó lo que estuvo a punto de pasar donde estaba sentada. Se sonrojó furiosamente. Necesitaba una ducha de agua fría. No podía evitar que su cuerpo se calentara al pensar en ello. Se puso en pie de un salto. Miró su teléfono y se mordió el labio inferior. ¿Qué debía hacer? ¿Debía enviarle un mensaje o llamarla? Tomó el teléfono entre sus manos y buscó el número de Chikane. Tomó una bocanada de aire y marcó la tecla de llamada con visible nerviosismo.

- ¿Diga? –se escuchó al otro lado.

- Chikane-chan, soy Himeko Kurusugawa. Por favor, no cuelgues. –le pidió apresuradamente.

- … –no contestó.

- ¿Chikane-chan? –preguntó con voz temblorosa.

- Estoy aquí, Himeko. –ambas suspiraron.

- Chikane-chan, lo siento mucho. Por favor, perdóname. Me gustaría verte y pedirte perdón en persona. Me gustaría explicarte… –la peliazul la interrumpió.

- Himeko, no es… –el sonido de otro teléfono se escuchó– Lo siento, Himeko. Tengo que colgar. Me están llamando por la línea del hospital.

- Sí, sí. Lo siento, Chikane-chan.

- Hasta pronto.

- Adiós… –dijo a la nada.


Después de que Olivie le diera ese inesperado, pero sentido beso, se separaron. Fate no volvió a casa de su prima. Tomó su teléfono y llamó a Chikane. Debía hablar con ella. Tras haberle contado por encima lo sucedido, quedaron de verse en el hospital. No podía asimilar ni creerse todo lo que Olivie le había contado. Si era cierto, no dejaría que todo acabara así. Las salvaría a ambas de las manos de Veyron Hückebein. Pero para eso, debía actuar rápido. Llegó al hospital y fue directamente a la oficina de su amiga. Llamó a la puerta y entró una vez que el permiso le fue dado. Amplia fue su sorpresa al encontrarse también con su madre allí.

- Siéntate, Fate. –le pidió la de ojos color cielo y ésta obedeció.

- Mamá, ¿qué haces aquí?

- Vamos a hablar de un tema que me incumbe, hija. –la rubia asintió– ¿Te harás las pruebas?

- Sí, mamá. No pienso dejar que esa niña muera si soy compatible con ella.

- Lo suponíamos. –habló la peliazul– Fate, te harán las pruebas de inmediato, pero quiero que sepas que en el caso de que seas compatible… –miró a la peliacua.

- No podremos llevar a cabo la operación hasta que estés recuperada.

- ¿Recuperada? ¿De qué? –cuestionó confusa.

- De tu accidente. ¿Por qué no me dijiste que te atropelló un auto? ¡Por todos los cielos, Fate! –la regañó.

- Lo siento, mamá. –bajó la cabeza y la peliacua suspiró.

- Está bien. Vayamos a hacerte esas pruebas para comprobar tu compatibilidad. –se pusieron en pie.

- De acuerdo. –esperó a que su madre saliera del despacho– Chikane… –la llamó– Si soy compatible, no esperaré a estar recuperada de mis hematomas. Haremos la operación de inmediato. No hay negociación que valga y firmaré todos los consentimientos que hagan falta. Incluso recurriré a un abogado de ser necesario. –habló con firmeza.

- Fate… –suspiró al ver su determinación– Está bien. Lo haremos a tu manera.

- Gracias. –la peliazul asintió.

Tras haberle hecho las pruebas pertinentes para ver si era compatible, salió del hospital. Había comenzado a llover. No quería pedirle a su amiga ni madre que la llevase a casa ni tampoco quería llamar a su prima. Aunque sabía que no sería una buena idea enfermar en estos momentos, su estado de ánimo había decaído como el tiempo. Caminó de regreso a casa mientras sus lágrimas se fundían con la lluvia. Llegó al parque donde había hablado con Olivie. Se sentó en un banco que estaba resguardado de la lluvia y bajó la cabeza, dejando que sus cabellos cubrieran su rostro.


Nanoha terminó su jornada en la clínica y se disponía a irse cuando Hayate le dio un peluche que se había dejado olvidado en la jaula de Arf. Suspiró. Sacó su teléfono y llamó a Himeko para preguntarle si podía recoger o llevarle el peluche, a lo que la rubia le pidió por favor que se lo llevara ya que la rubia había tenido que salir y aún no había vuelto. Si tan sólo Himeko supiera lo que hacía su pareja, la rubia no estaría tan preocupada ni pendiente de ella. ¿Debía decirle lo que había visto? Exhaló. Tomó su paraguas y caminó dirección a la casa de la que fue su amante por una noche. Estaba atravesando el parque cuando algo llamó su atención. Se detuvo. Se acercó lentamente al único banco que estaba ocupado. Su corazón comenzó a latir salvajemente.

- ¿Fate-chan? –la llamó dubitativa– ¿Fate-chan? –la volvió a llamar al no obtener respuesta– ¿Fate…? –la rubia alzó la cabeza y se sorprendió al ver a la cobriza allí– Fate-chan, ¿qué… qué haces aquí? Me dirigía a tu casa a llevarte este peluche de Arf… Si no tienes paraguas, te puedo acompañar.

- … –la rubia volvió a bajar la cabeza– Gracias, Nanoha, pero quiero estar sola. Puedes llevarle el peluche a Himeko, si gustas. Yo me quedaré aquí un poco más. –su cuerpo tembló de frío.

- No creo que eso sea una buena idea, Fate-chan. Estás temblando de frío. –la tomó del brazo y la puso en pie– Vamos. –la hizo caminar hasta su hogar.

- ¡Fate-chan! Pero, ¿qué te ha pasado? ¿Qué te ha hecho? –preguntó la rubia de ojos lavanda al ver a la oji borgoña en ese estado.

- … –no dijo nada, sólo se dejó caer al suelo.

- ¡Fate-chan! –gritaron cobriza y rubia al unísono.

- Soy una estúpida… –murmuró– Una estúpida… Ella… Ella… –ahogó un sollozo– Olivie… Vivio… Tengo una hija, Himeko. –confesó en un llanto y las otras dos chicas quedaron en shock.


Saizoh: Ya ves que Nanoha sigue siendo una obstinada. ¿Será que al final le dé una oportunidad a Tiida en lugar de afrontar sus sentimientos por Fate? Y sí, estás en lo cierto, Olivie es un personaje de la cuarta temporada. En un principio no tengo pensado que aparezcan los orochis, lo siento, aunque quién sabe... Olivie tampoco estaba en mis pensamientos y aquí la tenemos xD Solo esperemos que no trate de recuperar a Fate, o quizás sí. Quizás eso haga a Nanoha reaccionar... Uh.. Está complicada la trama... A ver cómo le sienta a la cobriza que Fate tenga una hija xD

Guest: I'll update all my stories every week unless I couldn't do it because of a force majeure xD I think I'll update at weekends. It's when I have more free time... Maybe "Mentiras" gets more updates a week because that story is already written... Please, if you don't understand anything, let me know and I'll give you all the explanations.

Awww, thank you for your words! You'll make me blush! I only did what all animal lovers would do...