Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, a excepción de los creados por las presuntas escritoras. Este fan fiction es sólo una obra de entretenimiento sin fines de lucro.

L.O.U. & Pao-chan Fanfictions

CAPÍTULO 3

"LO QUE NO TE MATA. . ¿SÓLO TE HARÁ MAS FUERTE?

Eran cerca de las siete de la mañana, de aquel lluvioso jueves. La leve luz del cielo nublado entraba lentamente en la oscurecida habitación, cuando alguien abrió una de las ventanas.

--¡¡Ranma, despierta! –era la voz de una chica, aparentemente sonaba distante, como si le llamase desde muy lejos, muy muy lejos. Nabiki volvió a gritar—¡¡Ranma!

--Así no se despertará, usa esto. –dijo otra voz. La voz de Genma

Ranma se cubrió todo el cuerpo con las cobijas, sin abrir los ojos. De repente, una fría sensación le recorrió el cuerpo, algo líquido. Nabiki derramó sobre el adormilado cuerpo del chico, un cubo de agua helada.

--¡¡¡AAHHHH., . . ESTO ESTA FRIOOO!—Ranma-chica se levantó de un salto, miró a su alrededor, desconcertado—¡¡¿Qué pasa!

--Que se te hará tarde para ir a clases. Baja ya. –contestó Nabiki, desde el fondo del pasillo.

--¿que? –la mente adormilada de Ranma dio vueltas. Se sentía cansado, realmente cansado, y después de lo que pasó esa noche. . .pero, ¿Qué era lo que había pasado? Su mente se turbó al llegar a este fragmento. Lo recordaba muy bien, pero sus ideas se reordenaron, como una secuencia de algún extraño y confuso sueño. Si, lo recordaba. Iban solamente ellos –él y Akane- de regreso a casa, a eso de las ocho y media de la noche, después de que llegaron a casa del doctor Tofú, para regresarle el libro que le había prestado a Kasumi. Iban solos, a él se le había ocurrido jugarle una broma. . y entonces apareció algo.

Pausa. ¿Qué demonios era eso que los había atacado?. . eso que él había visto. . mejor dicho, eso que AMBOS habían visto.

Recordó en breves fragmentos cómo él se había quedado paralizado por el miedo, los gritos de Akane, su intento por salvarla, . . la cosa. . ¿Qué era, ¿un animal, ¿un humano?. . una mezcla de ambos. . ¿Qué era?

Una voz sonó con eco. Su propia voz. La Bestia de Nerima. . esa cosa era la Bestia de Nerima. .eso que había destrozado ya a cientos de animales, y que esa noche estuvo a punto de cobrar su primera víctima humana. .

Su mente lo retomó todo poco a poco, después de eso, pudo recordar haber llevado a Akane en sus brazos. Habían entrado a hurtadillas al dojo, le había curado las heridas. . ¡un momento, no, eso no pudo ser!. .ella ya tenía el hombro herido casi intacto. .

Otra pausa. Claro, el hombro izquierdo estaba completamente desgarrado, por lo menos así parecía en el instante en que él lo vio con sus propios ojos. Unos surcos enormes, eran dos pares de marcas de colmillos. . que comenzaban a cerrarse poco a poco. ¡Imposible!

Y de repente, Akane se desmayó en sus brazos. Hasta ahí llegó lo poco que pudo recordar. . ah, cierto, había mas.

Él se había quitado su camisa china, y envolvió a la chica en ella, cubriéndole la ensangrentada ropa, y llevándola hacia el interior de la casa, no podían quedarse allí en el dojo toda la noche, su padre y los Tendo estarían preocupados de que ellos no hubiesen llegado para cenar. Tenía que fingir algo, ¿pero que, no podía entrar a la casa, con Akane casi inconsciente y decirles al pie de la letra lo que había pasado, porque probablemente nadie le creería. . o tal vez creerían demasiado y se armase toda una trifulca. Lo único que se le ocurrió inventar fue que por su culpa –por culpa de él- ella se había caído, llevándose un buen golpe en la cabeza. Nada creativo. Pero le habían creído, inclusive Nabiki hizo un comentario al respecto.

Kasumi había llevado a Akane casi a rastras a su habitación. Ranma se fue a dormir, sin cenar, lo que nunca. No tenía hambre, no después de lo que pasó. Ahí terminó todo lo que recordaba.

Se quedó apoyado cerca del marco de la puerta. Salió de la habitación, caminando por el pasillo, casi arrastrando los pies.

Estaba preocupado. Oyó una voz cerca, y esbozó una sonrisa de alivio al reconocerla.

--Kasumi, estoy bien. –la cansada pero estridente voz de Akane resonó en su habitación. La puerta estaba abierta, y Ranma entró. Akane no le había visto.

--Deberías quedarte en casa, después de la caída de anoche.

--¿Caída? –preguntó Akane, confundida. Miró por sobre el hombro de Kasumi, hacia donde estaba Ranma, éste le hizo una vaga señal con la mano. Ella le entendió—. . ah, por eso. . estoy bien, no es necesario que falte a la escuela.

Kasumi no le escuchó. Alzó su mano derecha y la puso sobre la frente de Akane.

--Dios mió, tienes fiebre –Kasumi se levantó, saliendo de la habitación—Iré por un termómetro.

Ranma aun estaba de pie. Se acercó un poco más.

--. . hola. . –sonrió él.

Akane interpretó la difusa sonrisa de Ranma, sabía que era lo que el iba a preguntar.

--Kasumi insiste que me quede en casa. –contestó ella, tratando de mostrar un tono de voz convincente—Me siento bien, realmente . . bien.

Mentira. A pesar de estar aun recostada en la cama, podía sentir una extraña pulsación en la cabeza, que se hizo más fuerte en el instante en que se levantó, sin evitar llevarse la mano a la cabeza. Sintió un leve mareo, que acompañado del dolor de cabeza le hacía sentir que todo le daba vueltas. Se apoyó en el hombro de Ranma-chan.

--Si claro, ya me di cuenta –dijo él. Tomó a Akane por ambos brazos, y la sentó de nuevo en la cama.—Tal vez deberías hacerle caso a Kasumi, digo, no te perderás de nada interesante hoy en la escuela.

Akane tenía la mirada perdida en el piso, mientras menguaba el dolor de cabeza, pero sin desaparecer por completo. Sus ideas eran confusas en cuanto a lo sucedido la noche pasada, al igual que Ranma.

Ranma se sentó a un lado de ella. Quería preguntarle algo, pero su voz se desvaneció cuando Kasumi regresó, haciendo ruido al subir las escaleras. Dejó el termómetro sobre el escritorio que estaba a un lado de la cama.

--Ranma, ya esta listo el desayuno –dijo Kasumi.

El chico se levantó, saliendo lentamente de la habitación.

--si, ya voy. –dijo Ranma en voz baja. Escuchando nuevamente la voz de Kasumi mientras se alejaba.

--Que extraño. .—murmuró Kasumi, mientras volvía a palpar la frente de Akane con su mano—. . hace apenas unos minutos estabas ardiendo en fiebre, .

--Te digo que estoy bien. Sólo me duele un poco la cabeza pero no es nada grave. –Kasumi le miró con cierta preocupación, típico de ella. –Esta bien, me quedaré—dijo Akane, bostezando. Miró hacia el reloj que estaba sobre el escritorio. Eran las 7:20, bueno, ya no tenía tiempo cambiarse y desayunar para ir a la escuela, así que se resignó a la idea de pasar el día entero en casa. No le vendría mal, después de lo poco que había conseguido dormir. Extrañamente se levantaba, temblando y sudando, como si se despertase en medio de una agitada pesadilla.

--Bien, ¿bajarás a desayunar? –preguntó Kasumi, con una mano en la puerta.

--Un rato más. –Akane se recostó de nuevo, cubriéndose con la sábana hasta el rostro.—Sólo quiero dormir un poco.

De nuevo aquel dolor, pero esta vez sentía que se concentraba en la nuca. Era mas intenso. Cerró los ojos, tal vez si descansaba un poco se pasaría.

Lo único que pudo escuchar fue la puerta cerrarse. Ya bajaría para desayunar, si, después. Primero trataría de descansar.

Sintió como el cuerpo se le acalambraba, como si le hubiesen aplicado un sedante. Los párpados le pesaban, y finalmente se abandonó al sueño.

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--¡Rayos! –dijo Ranma, bajando de una barda, sintiendo como la rodilla le pulsaba. Se subió el dobladillo del pantalón. Y ahí estaba, un moretón casi tan grande como la palma de su mano, sobre el lado derecho de su rodilla, cerca de la rótula. De momento no recordó haberse golpeado contra algo. . a menos de que haya sido a consecuencia de lo que pasó la noche anterior. Claro, vagamente recordó cómo la cosa (la bestia de Nerima, el lobo, o lo que sea que haya sido) le había arrojado con toda su fuerza contra una pared, y había caído con la pierna izquierda doblada, de ahí provenía el golpe que tenía, además de la molesta sensación. Se bajó el dobladillo, tomando con su mano izquierda la mochila y continuando el camino hacia la escuela. Ya era tarde, así que comenzó a correr para alcanzar a llegar a tiempo.

A lo lejos, se escuchó el sonido de una puerta corrediza. Una chica alta y con ropas oscuras salió desde el interior de un pequeño negocio de comida. Hirume salió, mientras sacaba un cubo con agua y un trapeador, dispuesta a limpiar la entrada del restaurante.

Ranma corría, saltando cuanto obstáculo se le pusiese en frente. Al ver a Hirume a menos de tres metros de distancia trató de detenerse, pero las piernas no le respondieron, haciendo que éste chocase contra la muchacha.

--¡ouhh. . disculpa –dijo Ranma levantándose del suelo. Le tendió una mano, para ayudarle aponerse de pie—. En serio, disculpa, no te vi.

Hirume apartó la mano de Ranma de un golpe, irguiéndose de un salto.

--¡Idiota, la próxima vez fíjate por donde vas! –caminó dándole la espalda, volviendo de nuevo a su trabajo.

El chico tomó su mochila del piso y se marchó, sin decir nada.

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--Ranma. . ¿Ranma dónde estas? –preguntó Akane, inmersa en aquella absorbente oscuridad. ¿Dónde estaba, no lo sabía, había sombras alrededor. Alguien le llamaba, una voz que sonaba en eco.

Estaba sola, completamente sola en un lugar en el que nunca había estado.

Alguien le llamó de nuevo. Ella abrió la boca, para contestarle, pero no brotó palabra alguna. Un viento frío le envolvió por completo, entonces lo vio. Un par de amarillos ojos le contemplaban con voraz ansia.

Esos ojos, ¿Dónde los había visto?

Dio un paso hacia atrás. Quería correr. Tenía que correr, alejarse por completo de aquel lugar. Sus piernas no le respondieron, no podía moverse.

--¿Akane?. . . –de nuevo aquella voz. La voz de Ranma se oía tan distante. . tan lejana. Akane trataba de gritarle, no podía, sentía que su voz se ahogaba en medio de aquella cruel y sombría penumbra.—¡¡Akane!

--¡¡Akane!

La chica se despertó, súbitamente, arrojando las sábanas hacia un lado, por reflejo. Frente a ella estaba Ranma, pudo distinguir sus rasgos tan claramente como si fuese aun por la mañana.

No, ya no era de día. Lo comprobó cuando el chico pasó su mano por el interruptor de la luz, encendiéndolo.

Akane entreabrió los ojos, mientras éstos se acostumbraban a la iluminación artificial. Ranma le miraba con extrañeza.

Ella vio el reloj. Las 8:00.

--. .¿Ranma?. .¿que haces aquí? –murmuró ella. Volvió a mirar el reloj—Aun son las ocho, dile a Kasumi que ya bajaré a desayunar.

--¡¡Son las ocho de la noche! –Ranma tenía en su rostro una expresión de inquietud tan clara, que no podía aparentar.

--¿Que? –Akane se puso en pie, halando una de las cortinas de la ventana, para comprobar si lo que decía Ranma era verdad.

Y así era. Afuera, el cielo estaba completamente oscuro, y a diferencia de la noche anterior, había muy pocos nubarrones en el cielo. A lo lejos, oculta entre tres deformes y gruesas nubes, yacía la última luna llena del mes de enero, fría como un objeto metálico. La chica se frotó levemente la cabeza, tratando de despejarse. ¿Qué se había hecho del día, claro, no tenía la menor idea de ello, había pasado el día entero durmiendo, eso nunca le había ocurrido, ni siquiera cuando era mas pequeña. Y lo más raro de todo, se sentía bien, maravillosamente bien. El dolor de la mañana había desaparecido, no le punzaba la cabeza, ni el cuerpo. Y se sentía tan llena de energía como si hubiese pasado el día despierta.

--¿Te encuentras bien? –preguntó Ranma, del modo más serio que pudo. –En serio, ¿te sientes bien?

Ella se pasó la mano sobre el hombro lastimado. No había dolor, ni ardor. Le dirigió una sonrisa difusa pero seca.

--. . si. . –dijo en un suspiro.

--Kasumi ha estado muy preocupada, dice que te ha estado llamando todo el día. Y deberías de ver la cara de tragedia que tiene tu padre ahora.

--me imagino.

Ambos no dijeron ni una palabra. Ranma se movió hacia el escritorio, dejando caer un par de libros.

--Te traje lo que dejaron de tarea –dijo él, saliendo de la habitación de la chica. Akane tomó ambos libros, hojeándolos. Uno de ellos cayó al suelo. Lo levantó y notó que había un papel en medio de este, a modo de separador. Lo leyó.

--. . Reporte extra. . ¿Literatura II?. . –se quedó pensativa por un momento—. .¡¡Ranma por quien me has tomado!.

Cerró el libro de un manotazo y salió, viendo a Ranma al pie de las escaleras.

--¡¡Esta es tu tarea, holgazán! –le arrojó el libro al rostro, y Ranma se cayó de espaldas por las escaleras, aterrizando cerca de la puerta de la cocina.

--. . .mm. . maldición. . –balbuceó él, con la cara aplastada por el libro.

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Doce y media de la noche. Estaba todo tranquilo, demasiado tranquilo.

Akane trataba de dormir, moviéndose inquietamente entre las sábanas. No tenía sueño, aunque había podido dormir un par de horas. Se despertó de súbito, cuando una tenue luz entró por entre los bordes de las cortinas de la ventana; un angosto rayo de luna se posaba en el extremo izquierdo de su habitación, pasando por breves instantes sobre su rostro, haciendo que abriese los ojos y se sentase en la cama, por inercia.

Se levantó, echando las sábanas a un lado y desarrugándose el pijama amarillo, el cual llevaba puesto desde la noche pasada, cuando se quitó la desgastada ropa, después de ese ¿ataque?.

Su mente se detuvo, haciendo que se quedara en blanco. Había tratado de recordar, pero solo veía breves imágenes, de ella, de Ranma, de ese enorme animal que había estado a punto de enviarle al otro mundo.

Esa cosa, esa cosa que había visto tan claramente, y que no tenía nada que ver con los rumores que editaban las noticias o la prensa. Ella le había visto, frente a frente. . ¡Y seguía viva!. Esto le causó momentáneamente una ligera sensación de alegría que tenía mucho de infantil, y que al mismo tiempo se volvía un sentimiento de miedo.

Se acercó a la ventana, olvidándose de aquellas ideas, que de hecho, no había tratado de recordar durante el día.

Afuera, un viento helado soplaba moviendo lentamente las ramas de los árboles, cómo si éstos tuviesen vida propia.

Sintió un profundo escalofrío, cuando un débil rayo de luna iluminó su semblante. De repente, la habitación comenzó a volverse más cálida. .no, no era la habitación. Era ella. Lentamente sintió cómo su temperatura corporal ascendía, pero tenía frío, estaba temblando de frío por fuera y ardiendo por dentro.

Alargó una mano hacia la ventana, abriéndola pesadamente, sin evitar que ésta rechinase. Una pequeña ráfaga de viento helado se coló en el interior de su habitación. Ella asomó un poco la cabeza, sintiendo cómo el aire nocturno le revolvía los oscuros cabellos. Se sentía tan bien, el viento, la noche. . la luna.

Una extraña idea se clavó en su mente. Podría salir, pensó. No me vendría mal. Miró hacia una silla que tenía junto a la puerta, en ella estaba su gi de karate, doblado cuidadosamente. Regresó su vista hacia el oscuro cielo.

Solo por un momento. .

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Algo golpeó fuertemente la espalda de Ranma.

--¡eh! –gritó éste, asfixiado por el golpe. Se sentó sobre el futón, dándose cuenta de que su padre-panda, tenía una pierna sobre él. Eso le había despertado. La movió, de un puñetazo. Genma seguía dormido.

Ranma pasó una mano sobre la espalda.

Sacudió la sábana, dispuesto a echarse a dormir de nuevo.

Algo le llamó la atención; un tenue resplandor que provenía de afuera. Él se puso de pie, andando hacia la diminuta ventana.

Había luz, fuera de la casa de los Tendo.

Tomó una de sus camisas, poniéndosela sobre el pijama, y salió bajando las escaleras lo más silencioso que pudo.

Caminó lentamente por el pasillo que comunicaba el jardín de la casa con el dojo. La luz estaba encendida.

Abrió la puerta con una mano.

--¿Qué? --dijo él confundido, viendo que era Akane quien estaba en el dojo, llevaba puesto su gi de entrenamiento y a juzgar por unas diminutas gotas de sudor que corrían por su rostro, había estado corriendo—¡¡¿Akane, estas loca! ¡¡SON LAS TRES DE LA MAÑANA! ¿Qué estás haciendo aquí?

--no tenía sueño –respondió altaneramente ella, como si nada.

--claro, después de dormir el día entero como un oso, no me extraña que no tengas sueño, jaja

--. . .que gracioso. . –suspiró Akane, sarcásticamente.

--. . bueno, a decir verdad, cualquiera se sentiría débil o cansado. . y. . –Ranma se trabó al llegar a esta parte—pues, después de lo que pasó anoche, creí que. .

—Me siento bien –le dijo ella, con un tono de voz duro, y frío—. .Como dicen, "lo que no te mata sólo te hace más fuerte". –se dio cuenta que Ranma tenía sus ojos fijos en los de ella, esa sensación la turbaba y se volteó hacia otro lado, esquivando su mirada—¿y a ti que mas te da lo que yo haga o no? No es asunto tuyo.

Ranma se puso las manos en la cintura, retándola.

--¡No es por eso!

--¿entonces?

--mm. . .—Ranma bajó su guardia, pero no el volumen de su voz—. .solo es por lo que sucedió anoche. ¡¡y no es que me preocupe por ti!

Akane le ignoró.

--¡¡Haz lo que quieras! ¡¡No me impor. . –su voz se interrumpió cuando un extraño ardor le atenazó parte del vientre. Un dolor tan fuerte que le hizo caer súbitamente de rodillas.

--¡¡Akane! –el chico le puso una mano sobre el brazo derecho.

Lentamente, al igual que en la mañana, el dolor menguaba, consumiéndose lentamente bajo la agitada respiración de Akane. Poco a poco iba desapareciendo, con un extraño crujido, un sonido parecido a un chasquido. Cinco segundos, todo eso había durado tal vez cinco segundos o menos, cuando de nuevo todo había vuelto a la normalidad. Ella levantó la vista del suelo, encontrándose cara a cara con el alarmado semblante de Ranma.

--. . ¿Qué estás mirando? –dijo ella, esbozando una sonrisa antipática, tal y como lo solía hacer siempre que se percataba de que Ranma se preocupaba por ella, como en este preciso momento. Se levantó, sintiendo una leve presión en la espalda.—no fue nada. . estoy bien.

Ranma se quedó sentado.

--. . como digas. . –suspiró él. –¿que, ¿acaso pensarás quedarte aquí toda la noche?

--. . .mm. . –negó ella, su tono de voz se oía más tranquilo.—. . creo que no, mañana hay clases.

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El timbre del receso sonó chirriando casi a las 10:30 de la mañana.

La mañana había transcurrido normalmente, casi cómo un día cualquiera, como si nada hubiese ocurrido durante el transcurso de la semana. Cómo si esa trágica noche sólo hubiese sido un sueño.

Ranma estaba desde el otro extremo del salón, con los brazos cruzados sobre el pupitre y la cabeza recargada sobre éstos. Tenía marcada en su rostro las típicas señales de una persona normal desvelada, un par de ojeras bajo los ojos, y los párpados se le cerraban involuntariamente. Todo a causa de haberse despertado a las tres de la mañana.

¿Qué había sido después de eso? Nada. Akane se había ido a dormir (o al menos eso le había dicho) y él regresó a su respectiva habitación, pero le fue imposible conciliar de nuevo el sueño, para cuando logró quedarse dormido ya eran alrededor de las cinco de la mañana.

Bajó a desayunar sintiendo el cuerpo acalambrado y pesado, sin evitar bostezar cada cinco minutos, y así se sentía durante el transcurso de la mañana. En breves instantes miraba a Akane de reojo, y a diferencia de él, parecía que no hubiese pasado nada, tal vez eso sería lo mejor, así se evitarían sospechas y tener que inventar más excusas, más de lo que ya habían dicho. Pero algo era seguro, ellos no lo olvidarían. Ranma, por su parte, no le había mencionado o recordado de ello a Akane aun, ya tendrían tiempo de hablar de ello. . tal vez. .

Desde que llegaron a la escuela, estando lejos, claro, Akane no le perdía de vista. Le preocupaba, le preocupaba mucho si es que le ocurría de nuevo algún otro percance, como lo sucedido anoche. Ese extraño dolor, el cual le atenazó tan fuerte que le hizo caer. Nunca había sentido tales molestias, y menos que estas aparecieran y desaparecieran de repente.

--¿Akane, te encuentras bien? –Sayuri colocó su caja de almuerzo sobre el escritorio de Akane.—Ranma me dijo que ayer te encontrabas muy mal y que por eso no pudiste venir a clases.

--. .bueno, en realidad, sólo tenía un poco de fiebre, pero estoy bien –dijo ella tratando de hablar lo más convincentemente posible. Yuka estaba detrás de ella, tomó la silla de su escritorio y se sentó al lado izquierdo de Sayuri—Salí por la noche y creo que me sentó mal el aire frío. .

--¡¡¿Salir de noche!. –se sobresaltó Yuka—¡¡Akane, cómo se te ocurre salir con esa cosa rondando por todo Nerima!

--¡Cierto!. .¡¡Yo ya no salgo para nada en cuanto se pone el sol! –convino Sayuri, llevándose un bocado de arroz a la boca—A propósito, en los periódicos reportaron otro ataque de ese animal, muy cerca de aquí. .

A Akane se le congeló el corazón. Ella había estado allí, esa misma noche. Movió ligeramente la comisura de los labios, quería decir algo. Ella había le había visto. .¡Había visto el rostro de La Bestia de Nerima, y no era un perro rabioso, como lo describían en los noticiarios, ni un lunático, como ella lo creía. Y tenía la imagen tan clara en su mente como si la hubiese visto ahora mismo. No lo dijo, calló llevándose una mano a la boca, simulando un estornudo. No, no lo diría, tampoco diría que había sobrevivido, y aun menos mostrar las cicatrices que le habían quedado, si es que éstas aun podían ser visibles. No lo recordaba, después de la ducha que había tomado esta mañana, esas marcas habían pasado casi desapercibidas por ella.

--¡¡Que horror!. .—Yuka se llevó las manos al rostro, en tono de sorpresa—¡Ya nadie puede estar a salvo aquí, hasta ahora sólo han sido las mascotas del vecindario, ¿pero que pasará si algún día va tras alguna persona!

--Y bien Akane, ¿aún te parece que el responsable haya sido un desquiciado, una persona no puede cometer ese tipo de barbaridades –Sayuri arqueó las cejas, dirigiéndose a Akane.

--Bueno, podría tratarse de cualquier cosa. . no lo han comprobado. .—repuso ella, pero su voz sonaba insegura de lo que decía. Y ella sabía la respuesta.

--. . Un hombre lobo. . .—murmuró Yuka.

--¿Qué?

--No podría ser otra cosa, esos ataques comenzaron a finales de mes, en la noche y con luna llena

--Tiene lógica –dijo Sayuri.

--Es imposible –Akane miró a sus amigas, fingiendo una mirada incrédula.—Esas cosas no existen.

--¿Cómo estas tan segura? –Yuka recorrió hacia delante su silla—Es poco creíble, tal vez. Y nadie lo sabe, porque nadie ha visto a la Bestia de Nerima y ha sobrevivido para contarlo

Akane alzó la voz, impulsivamente.

--Yo lo sé porque. . .—de repente su voz bajó el volumen, no porque hubiese estado a punto de sacar lo que sabía, sino por otra cosa. Un peculiar y suave aroma se sentía en el aire, lo percibía.—¿Qué huele tan bien?

--¿Qué? –Yuka levantó la cabeza.—Yo no huelo nada

Akane se levantó.

--¿Akane a donde vas? –Sayuri se levantó también, tratando de detenerla, pero Akane no le escuchaba.—¿Akane?

Ella estaba cerca del marco de la puerta del salón. Inhaló profundamente. Era un olor suave, tibio. . delicioso.

Provenía de algún lugar, tal vez entre los salones que estaban cerca de las escaleras. Salió lentamente, tenía el impulso de saber de dónde provenía.

Caminó lentamente por el pasillo, con la cabeza erguida. Alguien le había dicho algo, no le escuchó, mejor dicho no le prestó atención. Su mente sólo estaba concentrada en una cosa; ese olor, ese olor que le había despertado el apetito. No era el único aroma que ahora podía percibir. . de hecho, nunca su olfato había sido tan agudo. Ese olor se volvía más intenso, más cálido. Provenía de algo líquido, de eso estaba segura. Cerca. Más cerca.

Se detuvo repentinamente.

--¿N. . Nabiki? –dijo, a sólo un par de metros de Nabiki. Ésta estaba sentada en una de las sillas de su salón, llevaba algo en su mano derecha. Levantó la cabeza en cuanto escuchó la voz de Akane.

--¿Eh?. . ah , Akane, ¿Qué estas haciendo por aquí? –sonrió mientras guardaba algo dentro de un libro que tenía sobre su regazo, probablemente fotografías de Akane o de Ranma-chica que pensaba vender. A Akane no le importó, su mirada estaba clavada en la otra mano, la mano derecha la cual Nabiki cubría con un trozo de papel higiénico.—¿Te pasa algo, parece que hubieras visto un fantasma.

--Tu. . tu mano. .—Akane señaló hacia la mano derecha de Nabiki.

El olor era más intenso, cómo si lo tuviera a pocos centímetros de ella. Su estómago crujió.

Nabiki se quitó el papel, revelando una diminuta línea roja sobre uno de los bordes de su pulgar derecho. Un par de delgadas gotas de sangre se deslizaban cerca de la uña.

--No es nada, je je, sólo me corté con una hoja del libro. –rió Nabiki—a veces me vuelvo un poco torpe como tu, je je

Akane sacudió levemente la cabeza, despejándose de ese extraño trance.

Ese olor, ¿ese olor provenía de la sangre de su hermana, estando a más de tres metros de distancia, desde donde lo había percibido?

--¿Akane, estas bien? –preguntó extrañada Nabiki, mirando el pálido semblante de Akane.

--Si, solo que. . –empezó a decir. El estridente sonido del timbre le hizo cubrirse el oído derecho con una mano, duró unos diez segundos, pero sentía cómo las fuertes vibraciones de éste le punzaban ambos oídos. Por fin el sonido cesó, quedando el pasillo en silencio. –Nada, olvídalo. Tengo que irme a clases.

Nabiki se encogió de hombros, viendo a Akane marcharse sin decirle nada más.

Akane caminaba a paso lento, con la vista hacia abajo.

El estómago aún hacia un leve ruido. Un extraño escalofrío le envolvió por completo y su respiración comenzaba a volverse más agitada. Se sentía débil, y la cabeza le empezó a doler.

Se detuvo, apoyándose en la pared.

Respiró hondo, sintiendo cómo aquella molesta sensación se desvanecía mientras exhalaba.

. . ¿Que?. . ¿Qué está pasándome?. .