Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, a excepción de los creados por las presuntas escritoras. Este fan fiction es sólo una obra de entretenimiento sin fines de lucro.
L.O.U. & Pao-chan Fanfictions
CAPÍTULO 7
"Lo Inevitable"
--Pasa, yerno. –la voz cascada de Cologne mostró un leve eco desde el fondo del Neko Hanten.—La puerta esta abierta.
Ranma entró, empujando la puerta corrediza. Era una mañana nublada y húmeda, y aun era demasiado temprano, algo así como las ocho y media de la mañana, de un jueves en que él había pensado no asistir a la escuela.
El restaurante estaba vacío, como era de esperarse a esta hora. Sólo pudo distinguir una diminuta sombra, en uno de los extremos del interior de éste.
Bajó una de las sillas que estaban sobre una de las mesas y se sentó. La aparentemente frágil figura de la anciana se acercó a él, saltando sobre su bastón, como era acostumbrado verle.
--Shampoo me ha contado todo. . .—empezó a decir.
--Si, sé que es una locura pero. . .
--¡Muchacho, a lo largo de mis décadas de años he visto todo tipo de cosas! –la anciana hizo una mueca—Y no sería la primera vez que escucho algo parecido. –dijo retomando un tono de voz serio y entrecerrando los ojos; pensativa—. . .¿Así que fuiste mordido. . .por un lobo, la penúltima noche de plenilunio?. . .que propicio.
--¿Propicio? –Ranma parecía no entenderle, mientras hacía un esfuerzo por no bostezar. Nunca antes se había sentido tan cansado, y no era para menos, después de haber pasado la noche en vela cuidando de Akane (y aun bajo su propio riesgo).
--Propicio. Favorable, si prefieres llamarlo de esa forma –respondió calmadamente.—Justo esa misma noche, la luna se acercó a la tierra más que en 100 años.
El chico le miraba confundido, al tiempo en que se llevó una mano a la boca, tratando de ahogar un bostezo.
--. . .Sólo quiero saber qué es lo que está pasándome. . . .y no fue un lobo lo que me atacó. Era algo más, estoy seguro
Cologne sabía a qué se refería, ¿Cuál era el término adecuado? ¿licántropo? ¿monstruo? ¿hombre-lobo?
Ni ella ni Ranma repararon en alguna de éstas palabras, pero las tenían presentes.
Dentro de todo este argumento que Ranma se había planteado, sólo había un insignificante detalle. . .¡Rayos, ¿cómo pudo no darse cuenta de ello?
--Es extraño que te afecte. . .—empezó a decir la anciana—debido a la maldición causada por los estanques de Jusenkyo, pero por lo que mi nieta me contó, solo significa una cosa. . .te ha infectado y. . .
--¿Quiere decir que me convertiré en un monstruo mañana por la noche? –interrumpió él, sintiendo que esa última palabra se atoraba en su garganta.
--bueno, muchacho, no tengo una explicación más lógica que esa. Y desconozco mucho sobre el tema. Sólo sé que el lobo descansa durante el día y merodea de noche, pero siempre está presente, y crece dentro de la persona a la que ha poseído hasta la primer luna llena. . .acabando con todo, menos con su naturaleza, y su corazón.
Él se pasó una mano por la cabeza, bajando la vista al piso.
--. . .no es un buen pronóstico—suspiró. Tarde, lo sabía, es demasiado tarde. . . Akane.
--ejem –carraspeó la anciana—pero por supuesto, yerno, no todos los mordidos cambian. Tiene que haber algo salvaje en esa persona, la analogía de un lobo, mejor dicho.
--mm. . .lo dudo. . . –diji para sí mismo ante una pregunta que aparentemente no tenía lógica.
Kami sama, ahora si que lo he escuchado todo. . .¡es imposible! ¿Akane? ¿Tener el carácter de un animal salvaje?
Esa pregunta solo trajo consigo vagos recuerdos; de esa tarde, en que si no fuese por él, Akane pudo. . .¿haber asesinado a Ukio, o esa noche, en la que ambos estaban en el dojo, y que ella se le insinuó de esa forma. . .¿Qué era lo que quería hacerle, arrancarle el cuello con sus propios . . .¿colmillos?. y las sábanas que encontró ayer en su habitación, ¿Qué demonios significaba todo eso? El Cambio, él lo había visto, lo había vivido al ver cómo se apoderaba poco a poco de Akane, y ahora la única alternativa que tenía y que le importaba era encontrar alguna forma, cualquiera que fuese, que impidiera que la perdiera para siempre.
—. . .No, ¿no existe algún modo de detener esto? ¡Tiene que haberlo, o de lo contrario habría muchos más!
--Es como un virus –murmuró la anciana, en tono pensativo—ataca desde dentro hacia fuera. La opción más certera sería la plata. Antiguamente se creía que los metales puros limpiaban la sangre, pero el resultado siempre es letal.
--Por favor. . .
Su voz quedó ahogada en medio de los murmullos de un par de clientes que ingresaron al restaurante.
--Veré que puedo hacer –respondió Cologne—No es una promesa.
Ranma asintió en silenció, y salió, sin decir palabra alguna.
Cinco minutos después, Shampoo regresó, con un par de bolsas repletas de víveres. Los dejó en el mostrador, al ver la expresión ensimismada de su bisabuela.
--¿Pasar algo malo? ¿Qué ocurrir con Ranma?
--Son serios problemas, más de lo que me había imaginado.
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--¡¡Akane! ¿Estas bien? –Yuka le gritó, mientras ella corría desesperadamente por el pasillo de la escuela, sin escucharle—¡¡Akane!
--¿Qué está pasando, Yuka? –Ranma preguntó, con una voz apenas audible en medio del barullo del salon, mientras él subía por las escaleras. La chica solo respondió que Akane se había levantado repentinamente y. . .
--. . .cuando le pregunté que es lo que ocurría, me. . me gruñó. . . o eso creí –dijo, pero Ranma ya no estaba.—¿Ranma?
--Ahora si creeré que todo esta muy raro últimamente en la ciudad –Daisuke rió irónicamente, recargado en el marco de la puerta.
--Tus comentarios no ayudan en nada, Daisuke.—le reprendió Sayuri.
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La puerta del baño del primer piso estaba cerrada. Ranma le había gritado un par de veces, pero ella no respondía.
Dio un empujón.
Nada.
Estaba completamente trabada y demasiado dura como para derribarla
Un par de alumnos de primer grado pasaron, quedándosele viendo con mueca de extrañeza.
--¡¡Akane! –gritó poniendo su mano en el cerrojo de la puerta. Completamente atascado.—¡¡Akane, abre por favor!
Silencio en el interior. Y el pasillo comenzaba a volverse más concurrido, y las miradas de varios de los curiosos que pasaban por ahí resultaban demasiado incómodas.
Comprendiendo porqué, se separó de la puerta y se dirigió al baño de hombres, contiguo a éste. En la entrada, junto a uno de los lavabos siempre dejaban una cubeta casi siempre llena hasta el tope de agua. Se detuvo en la entrada.
Y ahí estaba la cubeta. La levantó y vertió su contenido sobre él, empapándose de pies a cabeza. Un minuto después, un par de chicos se quedaron con los ojos desorbitados al ver una chica pelirroja salir del baño de hombres y quedarse de nuevo forcejeando la puerta del baño de mujeres.
Algo rechinó. Uno de los goznes de la puerta.
Vamos. . .abre. . .por favor!
Ranma-chan, sujetó la perilla de la puerta, halándola hacia fuera. Rechinó de nuevo. Tal vez a punto de ceder.
Y la empujó hacia dentro. Finalmente se abrió.
Un silencio sepulcral invadía el interior del baño. Ranma-chan entró, cerrando la puerta detrás.
--. . .¿Qué ocurre. . .Akane? –su voz era tan baja que apenas le pareció escucharla. Una sombra, arrinconada junto a la pared del fondo, dándole la espalda, temblaba cubriéndose el rostro con las manos.—¿Akane?
Se dio la vuelta, en dirección al sonido de esa voz. . .¿desconocida, quizás?
Ranma sintió que se le helaba la sangre.
Unos fríos ojos ámbar le miraban recelosamente, una mortal mezcla de furia animal. . .y temor humano.
--A. . .Akane. . .—la pelirroja casi se quedó petrificada, mientras un extraño miedo le hizo retroceder. Frente a ella, Akane, agazapada a sólo unos cuantos metros de donde estaba Ranma chan , le gruñía. Su aspecto no era el mismo, su cabello parecía enmarañado, sus uñas se habían tornado largas y afiladas y de un color oscuro, sus orejas aduirieron una forma triangular y su boca semi abierta revelaba dos poderosos incisivos. Por un momento, Ranma no resistió la idea de salir corriendo, pero algo se antepuso entre él. . .no podía dejarla sola, no ahora—. . .¿que. . que te pasa?. . .
Akane se levantó, andando lentamente hacia la "desconocida" chica de cabello rojo. Olfateó el aire a su alrededor.
Conocía ese olor. . .familiar. Demasiado familiar, pero no concordaba con quien tenía enfrente.
¿Quién era esa desconocida? ¿Qué quería? ¿Acaso era una amenaza?
Supuso que si, pero entonces, ¿porqué sentía conocer ese olor?
¿Qué te pasa, Akane?
Rama movió una mano, lentamente hacia ella. Temblaba. Nunca en su vida había sentido un miedo tan irracional.
Ella seguía gruñéndole. Más bajo.
Una amenaza. . .
Los dedos de Ranma estaban a pocos centímetros de su rostro.
--¡¡¡¡GRRROAAAAAAAAAARRRRRRR! –Akane se lanzó hacia él. Un crujido sonó a sus espaldas, similar al sonido producido por un vidrio al romperse.
Ranma cayó al suelo. Solo pudo ver una cosa. La difusa silueta de una persona. Alguien había sujetado a Akane por la espalda, impidiendo que se arrojase sobre su "indefensa" víctima. Akane gruñía haciendo esfuerzos por liberarse de esas manos que le inmovilizaban, con las mandíbulas abiertas dispuesta a hacer presa con sus dientes a cuanto se le interpusiera delante de éstos, sacudiéndose como un perro rabioso. Una mano pasó tan rápido por detrás del cuello de Akane, como una centella.
Se oyó un tronido débil y seco.
Y Akane cayó inconsciente al suelo.
--¡¡¡Akane! –Ranma gritó, levantándose inmediatamente del piso, y acercándose a la inconsciente chica, observando cómo sus uñas, orejas y su cabello regresaban a su forma normal, y los colmillos se encogían al ritmo de leves chasquidos, volviendo a tomar de nuevo el tamaño de dientes humanos.
Ranma volteó hasta entonces hacia arriba, hasta donde estaba esa sombra que en solo cinco segundos le había salvado la vida. Una joven alta, y de complexión delgada, ataviada en un suéter negro y jeans del mismo color, permanecía inmóvil y seria ante él. Y a juzgar por su figura, aparentemente frágil, le parecía imposible a Ranma creer que había sido capaz de someter tan rápidamente a Akane.
--¿La conoces? –preguntó ésta, sin el mayor rasgo de preocupación o miedo en su voz.
--. . .es . . .es mi. . .—empezó a decir. Aun estaba demasiado asustado y confundido como para responder a ese detalle.—¿Quién demonios eres tú? ¡¡¿Qué le has hecho!
--Estará bien después de un par de horas. Ahora vete antes de que toda la escuela se entere de éste incidente.
--¡No! ¿Quién eres tú?
--Alguien. . .que ha tratado de ayudarla. Pero por lo visto, es demasiado obstinada y necia para aceptar lo que es.
Sus palabras no tenían sentimiento alguno. Y Ranma aun no entendía a lo que se refería.
Tomó a Akane en sus brazos. Por lo menos aun tenía pulso, y respiraba entrecortadamente.
--¿Qué piensas hacer? –preguntó la joven.
Ranma chan se encogió de hombros. Bajó la vista hacia el piso.
--Llevarla a casa. . .a menos de que tengas alguna otra opción.
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--¿Para qué necesitas agua caliente? –preguntó Hirume desde el fondo de la polvorienta sala.
--Nada importante –respondió desinteresado Ranma, mientras veía cómo hervía el contenido de una vieja cafetera colocada sobre los restos de lo que antes solía ser una estufa para cocinar. El vapor comenzaba a salir del interior de la cafetera y Ranma apagó la estufa, y se mojó con el agua caliente que había hervido hacía veinte minutos. Una vez vuelto a la normalidad, casi tira la cafetera al piso al darse cuenta de que la extraña joven le miraba.
--¿Estanques Jusenkyo? –preguntó ella.
--¿Qué?. . .¿Cómo es que. . ejem. . has estado ahí o que?
--Un par de veces. "Viaje de negocios" –respondió, con una tenue y fría sonrisa.
El chico salió de la cocina.
Observó discretamente en derredor de la sala. Las paredes eran grises y no había ni cuadros ni señal alguna de que alguien la habitase. "Acogedor", pensó irónicamente. Su mirada se detuvo en un viejo y mullido sillón color café, donde estaba recostada Akane, aun inconsciente.
--¿Qué va a pasarle ahora? –suspiró él.
--Lo que tenga que pasar. Lo que he tratado de advertirle. Lo inevitable—Hirume notó que Ranma movió lentamente los labios, suponiendo que es lo que iba a preguntar—Yo sé que fue lo que ocurrió esa noche, sé que fue lo que la atacó y traté de advertirle, pero no escuchó –meneó la cabeza.
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Eran casi alrededor de las dos de la tarde, cuando despertó. La cabeza le palpitaba y se sentía mareada. Lo primero que vió al abrir los ojos fue una de las paredes de su habitación.
--. . .¿Qué. . .que pasó? –dijo incorporándose sobre su cama, llevándose una mano a la frente. Estaba ardiendo y todo daba vueltas. Una mano le tocó la espalda.—¿Ranma?. . .¿Que hago aquí?
--Primero quiero que me digas exactamente que ocurrió en la escuela –Ranma se sentó en la cama, junto a ella.
Confundida y con la mente en blanco, Akane hizo un esfuerzo por recordar todo lo que había pasado el día de hoy. Nada, excepto cortas y borrosas imágenes; aparentemente había sido un dia casi normal. Excepto por una cosa. . .cerca del mediodía se había sentido mal, ¿una insignificante molestia, no, no lo recordaba así, era un ardor fuerte que le atenazaba el cuerpo. . .y después nada.
Tal y con esas palabras trató de explicárselo.
Había piezas faltantes.
--¿Segura que no recuerdas nada más?
--¡¡Por última vez, no, Ranma, tu sabes algo, ¿verdad?
Él evadió la mirada.
--¡Ranma!
No contestó, y salió de la habitación. Y Akane no le discutió más. Se sentía demasiado débil como para hacerlo, y los brazos y piernas le temblaban como para tratar de ponerse de pie.
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Abrió la puerta de la entrada, tratando de no hacer el menor ruido. Había sido realmente una agradable coincidencia que nadie en la casa de los Tendo se enterara de lo que había estado pasando en el transcurso del día, ni de cuando él llegó temprano de la escuela con Akane inconsciente, en sus brazos. . .y también sería afortunado si nadie se enterara de que estaba a punto de salir.
Hasta que una mano le jaló por un brazo.
--¿A dónde vas? –preguntó Akane, sin quitarle la mano de encima.
Ranma en un principio no pensaba responderle, luego estuvo apunto de decir su típica excusa de "No te importa" o "no es tu asunto", pero algo muy en el fondo de él lo obligó a responder con la verdad.
--al Neko Hanten –dijo, quedándose ambos en silencio por un segundo, mientras él trataba de explicarse, pero sólo salieron incongruentes balbuceos en vez de palabras—. . .Shampoo. . .ejem, . . .yo, yo le dije ke. . esa cosa me había mordido. . .
--¡¿Que!
--Tal vez sepa algo o. .
--¡¡¿POR PRIMERA VEZ PASA ALGO QUE NO TIENE QUE VER CONTIGO Y SE LO CUENTAS A LA PRIMER IDIOTA QUE ENCUENTRAS!
--¡¡Ella sabe cosas, sé que puede encontrar una cura para esto! –
--Iré contigo.
La primer idea que paso por su mente, fue obligarla a quedarse. No era conveniente que fuera, no en el estado en el que estaba, pero por otro lado, si le reñía y le dejaba ahí, . . .¿Y si perdía el control, de nuevo?
--bien. . .—accedió de mala gana, no sin antes dar un ultimátum—pero si dices algo, o ella se entera de que estoy fingiendo o no soy un. .
--¿Un que, ¿Un monstruo?
--Si se entera de que la engañé, se olvidará de todo esto, ¿O.k?
--como quieras.
Él cerró la puerta, y echó a andar rumbo al Neko Hanten, con Akane caminando a su derecha.
Ya casi oscurecía y las pocas luces de la tarde comenzaban a extinguirse.
Las calles estaban casi vacías, y era raro el comercio o establecimiento que estaba abierto. La gente y el resto de la ciudad sabían que ya no era seguro aventurarse en la noche. . .no después de que esa amenaza había llegado a los recónditos callejones de Nerima.
Las luces del restaurante estaban encendidas.
--¡¡Airen! –gritó asomándose entre la puerta del restaurante y a punto de echar a correr hacia Ranma. Se detuvo en seco al ver que no venía solo—¿Akane?
--Ella lo sabe también –explicó Ranma, antes de que fuese Akane quien dijera algo.
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Shampoo sacó un grueso y empolvado libro y lo dejó caer sobre la mesa. Los pliegues estaban casi completamente roídos y las páginas tenían un color amarillento. Probablemente la reliquia pertenecía a Cologne.
--Shampoo encontrar datos que tal vez puedan servir, airen. –empezó a explicar la amazona, abriendo el libro en una de las páginas del final—Bisabuela decir que si licantropía afectar la sangre, puede haber método natural para contrarrestarlo, y Shampoo encontrar esto.
Ranma miró de reojo uno de los títulos del libro, impreso en unas apenas visibles letras negras, afortunadamente en japonés, acompañado de una casi desvaneciente ilustración de lo que a simple vista era un frágil tallo.
--¿Aco. . .aconithum. . di. . .dilyco. . .dilycothonum? –dijo, casi deletreando el complicado término con una dificultad similar a la que tenía un niño que aprende a leer.
--Lyco. . .significar lobo. Tratarse de una planta medicinal, y antiguamente usarse para contrarrestar enfermedades sanguíneas. . .aquí dice que también se utiliza como un desintoxicante.
. . .Es demasiado tarde, Ranma. ¿Acaso crees que esto ayudaría, . . .ahora?
Las miradas furtivas de Akane hacia Ranma eran la respuesta más evidente de que el argumento no lograba convencerle del todo. El Cambio, el dolor, todo tan claro y encajaba perfectamente en las piezas faltantes. Ahora creía, finalmente lo creía, y estaba más aferrada de que en un punto, tarde o temprano, todo sería irreversible.
--¿Sabes donde encontrar eso? –Ranma levantó la vista del libro y posándola sobre el rostro de la amazona.
Ella negó con la cabeza.
--Ser difícil de conseguir ahora. Sólo florece en primavera.
--¡Esto es estúpido! –Akane dio un golpe sobre la mesa, poniéndose de pie.
--Yo poder tratar de plantar un poco, pero ser difícil en esta época . . .
--¡No hay tiempo para eso! ¿Y crees que funcionará! ¡Nada lo detendrá ahora, esta completamente fuera de control! –gritó Akane—¡¡Adelante, Ranma, explícale todo lo que ha pasado!
--¡¡Akane, ya basta! –el chico se levantó, tratando de tomar del brazo a su prometida, pero ésta se safó de la mano de él, bruscamente.
--¡¡Entonces haz lo que quieras, Yo me largo de aquí!.
Se dio la vuelta.
Estando a punto de salir del restaurante, Ranma le sujetó por el hombro, en un último intento por detenerla, pero ella le empujó tan fuerte que el chico fue a estrellarse contra una de las mesas que estaban junto a la pared.
Entonces se fue, sin decir palabra alguna.
--¡¡Aireen! –Shampoo fue corriendo hasta donde estaba Ranma. Una de las sillas había caído sobre la cabeza de él y le había dejado como recuerdo un enorme moretón.--¡¡Airen, ¿Estar bien! –sacudió fuertemente al chico y éste movió la cabeza, recuperándose del tremendo golpe.—¿Qué pasarle a Akane? Ser más violenta que de costumbre.
--Nada. Solo esta un poco. . .paranoica.
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Demasiado tarde.
Lo sé. . .
Y también sé que no le importa.
Estos últimos pensamientos rondaron su mente antes de que el dolor de su cuerpo le obligara a tumbarse sobre las frías sábanas de su cama.
Tendida, exhausta, pero incapaz de dormir. La cabeza le dolía con cada latido del corazón y tenía un nudo en el estómago. Un escozor recorría todo su cuerpo y le obligaba a estar constantemente rascándose los brazos y piernas. La luz de una luna casi llena que se filtraba por la ventana le picaba en los ojos, pero se veía incapaz de apartar la vista de ella.
¿Dice la verdad, se preguntó, a despecho de años en los que había aprendido que la línea divisoria entre lo real y lo fantasioso era demasiado grande y palpable.
¿Había dicho Ranma la verdad?
¿Qué está pasándome?
¿Me estoy convirtiendo en . .otra cosa?
Era una locura, una idea ridícula, hasta para ser considerada un solo instante y sin embargo, ¿porqué seguía oyendo aquel aullido estruendoso en el interior de su cráneo?
Una pesadez total invadió por completo su mente, y por un momento tenía miedo a cerrar los ojos.
Pero el cuerpo le traicionó. Su entorno se tornaba gris. Luego negro.
Luego, la nada.
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--Akane –Ranma le llamó, desde el fondo del salón. Todo estaba en silencio. Ella volteó hacia el chico.
Sombras. El resto del pasillo estaba cubierto de sombras. No había nada ni nadie más, sólo ella y Ranma.
Ella había estado corriendo, lo notó porque su respiración sonaba agitada. ¿Acaso huía?
Ranma se acercó a ella. Más y más cerca.
Su expresión no revelaba emoción alguna. Sintió escalofríos.
Muy en el fondo, escuchó voces, que no decían nada y al mismo tiempo parecían hablar bajo, provenían de esas sombras sin forma.
--Akane –De momento, una leve sonrisa se dibujó en el rostro del chico. Los fuertes brazos de él le rodearon por la espalda, sobreprotectoramente—. . .siento mucho que esto te esté afectando. . .
--. . .no, no te entiendo
Uno de los brazos del chico se deslizó hasta su cabeza, sobre su cabello. Sintió algo en la mano derecha de él.
Duro. Metálico.
Frío.
Trató de separarse de él, pero no se lo permitió. Se sentía débil.
--Ranma. . .¿Que, es lo que piensas hacer?
--Terminaré con esto.
Ella miró de reojo hacia su izquierda. Un objeto negro y brillante le rozó la sien.
Algo destellaba en su interior.
Un chasquido la hizo estremecerse.
--¿Qué? ¿Qué es eso?
No podía moverse. Ese brillo de nuevo, tan luminoso que le hizo entrecerrar los ojos.
Una bala de plata. . .es. . .es una bala de plata. . .
--Lo siento, Akane.
Uno de los dedos de Ranma estaba a punto de oprimir el gatillo.
--No. . Ranma, por favor
--Lo siento. . .
--. . .No. .
Disparó.
--¡¡NOOOOOOOOOO!
Entonces despertó, haciendo un eco estremecedor en el salón, afortunadamente vacío.
¿qué se había hecho del día? No lo recordaba con seguridad, a excepción de unas borrosas imágenes que iban y venían, para luego desaparecer de nuevo. Se había despertado sintiéndose demasiado débil. Kasumi le preguntó algo durante el desayuno, no importaba. Y al llegar a la escuela, todo se volvió mas confuso.
Cansada, estaba demasiado exhausta como para mantenerse despierta y casi al caer de las once de la mañana, el sueño la venció.
Era todo.
Entornó los ojos a su alrededor. La luz del sol destellaba demasiado.
--Akane. . .—alguien volvió a llamarla. Ella levantó la cabeza y notó que Ranma estaba sentado frente a ella.
--¿Qué. . .?
--Te quedaste dormida –dijo, mientras se levantaba del pupitre donde estaba, acercándose a ella—Solo fue una pesadilla.
¿Sólo una pesadilla, tal vez, pero todo era casi tan real, tan palpable, tan. . .¿lógico?
Ella sacudió la cabeza, para librarse de esa escalofriante sensación.
--¿Dónde están todos?
--en el patio, es receso –respondió él. Había algo más de lo que quería hablarle, antes de tomar una determinación que había llevado planeando desde ayer, después de hablar con Shampoo—. . .no creo que sea conveniente . . .que aun sigas aquí, hay demasiada gente y. . .hoy
--¡¡¿Qué demonios tratas de decir, baka!
--¡¿Aún no recuerdas lo que pasó ayer!
Su mente era toda una maraña de ideas, confusas e incompletas. ¿Qué tenía que ver eso con el tema?
--No ocurrió nada, me sentía mal, me desmayé y. . .
--¡¡Akane, estuviste a punto de atacarme!
Los ojos de la chica se quedaron abiertos como un plato. Su semblante palideció repentinamente, era como si todo el mundo estuviese en pausa. Por un momento le pareció que la voz de Ranma se había vuelto tan baja que apenas podía escucharle, y solo pudo traducir; estuviste a punto de atacarme.
--. . .y si no hubiese sido por esa chica, no se que es lo que pudo haber pasado –trató de decir él, lo más calmadamente posible. Akane no le escuchaba, su mente se había estacionado en lo último que él dijo.—No puedes permanecer aquí, Akane entiende. . .
Una imagen, fugaz pero lo bastante clara como para reconocerla se enfocó en su febril mente. Una chica, tratando de acercarse amenazadoramente a ella. Una chica de trenza, y cabello rojo. ¿pelirroja?. . .
Ranma.
--¡¡No! –al momento en que Akane alzó la voz, un ardor casi letal le recorrió la nuca, y bajó hacia el estómago. Un dolor tan inhumano que le hizo caer al suelo.
--¡¡Akane!
El chico intentó sujetarla por la cintura, para ayudarle a levantarse.
A lo lejos, el timbre de la escuela sonó, trayendo consigo a cientos de alumnos que regresaban a sus respectivos salones.
--. . me, me duele ¡¡ahhh!
--Espera, ¡rayos! –dijo Ranma mientras el sonido de las voces del resto del salón se hacía más y más fuerte. Miró desesperadamente hacia una de las ventanas, como si pudiese encontrar alguna solución—lo tengo.
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El día se había vuelto demasiado frío, y unas grises y amenazadoras nubes comenzaron a cubrir el cielo.
Y media hora después, una inusual lluvia de finales de invierno cubrió el panorama
Perfecto.
Eso había evitado que el resto de los grupos salieran a las canchas a su respectiva clase de deportes, y por lo tanto, la bodega donde guardaban todo el equipo estaría sola.
No era un lugar demasiado ventilado ni muy pulcro, pero era la opción más adecuada y quizás la más humana que a Ranma se le había ocurrido.
¿qué era lo que pretendía hacer?
Antes de que se marchase del Neko Hanten con la incongruente esperanza de esa posible cura, Shampoo le había dicho (tal vez como un sentimental consuelo o consejo de preocupación) que por el momento solo podía hacer una cosa:
"airen, tener cuidado mañana. . .encerrarte es lo único que podrías hacer por el momento"
Si, esas eran sus exactas y un poco dramáticas palabras. Y él ya lo sabía.
Lo había estado planeando, pero aun algo de él se rehusaba.
No, no puedo ser capas de esto.
Junto a él, Akane yacía sobre su costado derecho.
Hacía una hora en que ambos salieron del salón sin que nadie se diera cuenta. Ella se sentía demasiado débil como para caminar, así que Ranma la llevó en hombros. Estaba tan mareada que ni siquiera objetó o dijo algo al llegar allí. Al poco rato, se quedó dormida.
Él pasó una mano sobre el negro-azulado cabello de la chica.
Respiraba normalmente, mientras el constante rumor de la lluvia llenaba el silencio que había en la bodega.
La puerta estaba casi cerrada.
Ranma miró distraídamente por la ventana, contemplando como algunas gotas de lluvia se desparramaban en el enmohecido vidrio.
--¿Crees que eso sería suficiente? –preguntó una voz proveniente de afuera. Ranma se levantó de improviso.
Hirume entró, cubierta por un impermeable verde, y el rostro cubierto por el capuchón de éste. Lo levantó haciéndolo para atrás, dejando ver su pálido rostro. Había algo en una de sus manos, un bulto que no era fácil de apreciar a simple vista.
--¿Crees que eso será suficiente? –repitió, mirando el interior de la bodega—¿O acaso pensarás quedarte aquí toda la noche?
--Bueno, esta muy claro que no pienso dejarla sola –el chico se metió las manos en los bolsillos.
--Lo harás si quieres vivir –notó que Ranma no quitaba la vista de Akane, quien aun dormitaba, al parecer sin haber escuchado ruido alguno. La expresión del chico rondaba en desánimo—Esta noche cuando salga la luna llena, se transformará, matará y se alimentará –sacudió la cabeza para silenciar las objeciones de Ranma—es inevitable.
La acerada mirada de Hirume se posó en el bulto que llevaba en una mano y se lo dio a Ranma.
Era algo pesado, y sonaba a metal.
--No puedes dejarla libre.
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