Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, a excepción de los creados por las presuntas escritoras. Este fan fiction es sólo una obra de entretenimiento sin fines de lucro.
L.O.U. & Pao-chan Fanfictions
CAPÍTULO 10
"VELKAHAM"
--¡¡¿Qué ocurrir!
La amazona corrió casi trastabillando hasta donde estaba la puerta de la entrada del restaurante, en cuanto escuchó que alguien golpeaba ésta con incesante prisa.
Llamaron cuatro veces, y la quinta hizo tambalear la puerta, provocando un rechinido seco en los goznes. Shampoo abrió y su semblante palideció por completo al encontrar a su amado airen. Sus ojos estaban abiertos como un plato y su rostro levemente cubierto del sudor producido por el esfuerzo de correr a toda velocidad desde el dojo hasta el Neko Hanten.
--¿Airen? ¿Estar bien?¿Qué pasar? ¿Por qué. . .?
Sus preguntas fueron interrumpidas cuando Ranma mostró a solo un par de centímetros de su rostro un desgarbado y mustio tallo color café, como la única respuesta que se le podía ocurrir pronunciar en este momento.
La mirada atónita y confundida de Shampoo se centró en la extraña planta que Ranma sostenía en una mano. Por un momento no entendía la conexión que podía haber entre esa cosa y la necesidad de que Ranma hubiese llegado a esta hora al restaurante, pero la mirada asustada y aturdida del chico aportaba lo contrario. No sólo era eso, sino que tenía el extraño presentimiento de algo que ella misma había empezado a sospechar. Algo que Ranma ocultaba. Pero ¿qué era exactamente?
Su mente regresó de nuevo al extraño tallo. Lo había visto en algún lugar. Y sabía donde.
--Ser. . .ser aconito. . .—tomó el tallo en sus manos, para poder verlo más de cerca. No estaba equivocada, esa cosa era la planta que había mostrado a Ranma un par de días antes, proveniente de uno de los enmohecidos libros de su bisabuela, pero había un pequeño detalle que no concordaba—¿Cómo. . . como encontrarlo?
Su pregunta iba alrededor del detalle de que ese maltrecho tallo no florecía ni de broma en invierno.
--¡Que importa! –dijo él — No se si tenga que beberlo o fumarlo o que diablos, pero tengo que probarla ¡¡ahora!
La amazona no contestó. La voz de Ranma casi se quebró en esa última frase, y ella notó que era más que preocupación lo que su inexpresivo rostro ocultaba. Estaba desesperado.
--Pues. . .no estar segura. . .—empezó a decir ella—. . .Lo más lógico ser usarla en forma directa. Inyectado.
Hubo un segundo de silencio. Algo que ella sabía que no debía de haber dicho.
--¡Pero ser mala idea, airen! –se apresuró a decir antes de que Ranma comentase algo—No saber que causa, ser peligroso. .
--No puede ser peor que una bala de plata en el corazón –exhaló él, con la vista fija en ella.
--. . .Ranma, entenderlo. Hay que adivinar la dosis. . .no conocer el peso o el metabolismo. Puede tener efectos secundarios. . .no poder probar esto tu solo. . .—empezó a decir, tratando de armar un argumento.—Shampoo quedarse contigo si. . .
Ambas manos del chico se posaron sobre los hombros de la amazona. Ella entendió el gesto.
Él ladeó la cabeza.
--Akane. . .ella estará conmigo. . .
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El mareo había pasado, junto con las nauseas y el ardor en su cabeza. Bien, todo había vuelto a tornarse. . .¿normal?
No estaba segura, ni siquiera quería pensarlo, simplemente porque empezaba a temer del hecho en el que si las cosas comenzaban a tornarse bien, sería el precedente de que empeorarían más pronto de lo que creía.
Media hora antes, pudo reunir la fuerza suficiente como para ponerse en pie, y lo logró. Echó a andar en dirección a ese extraño bulto oscuro arrinconado junto a la pared. Era una muda de ropa, lo más probable es que fuese de Hirume. La había dejado para ella, pero ¿por qué?
Claro, debajo de esa manta café, se hallaba completamente desnuda. Y ese era otro "porqué" que impregnó su mente. Sus ideas eran confusas, y el cuerpo sólo le apremiaba la incomodidad del frío filtrándose entre los pliegues de la manta.
Tomó lo que parecía un jersey negro, doblado sobre unos desteñidos jeans.
Quejarse no podía, y no estaba en condiciones de hacerlo, además de que cualquier cosa era mejor que permanecer vulnerable bajo esa manta. Se mareó un poco de nuevo, cuando se sentó en el suelo, mientras se ponía el jersey.
Voces, el eco de unas voces provenientes de alguna habitación fuera de ahí.
Una vez puesto el pantalón, se levantó. El sonido era un poco más claro, pudiendo especificar más claramente de que se trataba.
Caminó hacia el marco de la puerta. El sonido de las voces se había detenido hace algunos momentos. Pero se había decidido a salir de esa oscura y lúgubre habitación, no solo por la curiosidad de saber de donde provenían esas voces, sino por salir de ahí. Era mas que una necesidad, era porque empezaba a sentirse enclaustrada.
Tenia que salir. Tenia que regresar a casa, y explicar a todos que estaba bien. . .¿o no era así?
Casa. . .tengo que volver. . .Kasumi, Nabiki, papa. . . .Tengo que volver. . .
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Ranma nunca en su vida había estado tan silencioso, menos cerca de Shampoo.
Su mente solo repasaba brevemente la conversación que había tenido por la madrugada, con esa extraña chica. . .
"Estará bien, sólo quedó inconsciente, había dicho ella, con esa desconfiada voz ajena a todo sentimiento.
Pero no estaba bien, no. . .¡¡maldita sea, no tenía pulso! , pensó él, mientras cargaba el cuerpo de su prometida, envuelto en su camisa china roja y sintiendo claramente que no escuchaba ni percibía el latido del corazón de Akane.
Era una reacción normal. . .y lo sabes. . .Solo era una insignificante dosis de plata en la sangre, casi nada. Lo sabes, estará bien, perfectamente bien después de algunas horas, eso sólo la debilitó, pero no la mató. . .nada lo hará, a menos que tu siguiente disparo sea en el corazón. . .o en la cabeza. . .
Esa voz le atormentaba desde ese momento, en el que había llegado a casa de Hirume, y él se quedó cuidando de Akane, durante el resto de la noche. Observándola, después de haberla cubierto con una manta gruesa que encontró sobre el maltrecho sofá que estaba en la sala. Quieta y pálida, aun sin rastro de respiración o aliento y su cuerpo estaba tan frío como un hielo, era como si estuviese. . .
Muerta. . .si, probablemente, pero no tenías tanta suerte, aun no. . .
A los pocos minutos apareció de nuevo Hirume, con lo que Ranma advirtió que era una pequeña caja café. Ella se sentó a un lado de él, pudiendo notar que lo que la chica sostenía era un improvisado botiquín de primeros auxilios. Y lo único que ella mencionó era que debían quitarle la bala del brazo, inmediatamente.
"¿Por qué?" había preguntado él, sin apartarse del lado de Akane.
". . .Sería demasiado riesgoso para ella, si es que aun la quieres con vida" empezó a decir, mientras sacaba de la caja un sobre de algodón esterilizado y un pequeño estuche negro, al abrirlo, el débil brillo metálico de lo que parecía un bisturí de uso quirúrgico, produjo un leve destello en la pequeña habitación, iluminada únicamente por la luz de una lámpara de techo.
Ranma no aquejó nada. Sostuvo el cuerpo de su prometida, mientras Hirume hizo una diminuta insición en el brazo derecho, donde Akane había recibido el impacto de la bala. Ranma pudo distinguir un deforme moretón formándose en esa zona. Hirume se valió del contorno de la punta del bisturí para sacar la bala, la cual estaba alojada afortunadamente bajo la primer capa de tejido muscular, ésta cayó al suelo, cubierta de una húmeda mancha rojiza. Hirume pasó un pequeño trozo de algodón higiénico sobre la línea donde había hecho la incisión, pero ésta estaba cerrándose y cicatrizando por si sola, en sólo cuestión de segundos.
¿Estuvo bien que la dejases sola, el resto de la mañana?. . .Ranma. . .esto no es todo. . .debes. . .
--Airen. . . —suspiró Shampoo. --¡¿airen, estar bien? --la voz de Shampoo le despertó de su ensimismamiento como sonando con el eco parecido de una lejana voz, totalmente fuera de ese estremecedor sueño en el que el se había perdido hace una hora. Su mente se aclaró, dando paso a la estremecedora realidad. Ahora su confundida vista quedó prendada en el extraño contenido de una pequeña aguja de una jeringa de 300 mililitros. Un líquido semi espeso, cuyo color iba desde el tinto al purpúreo oscuro, emitía extrañas burbujas desde el interior de la jeringa.
Una oportunidad, solo una única oportunidad. . .Akane, de ningún modo voy a perderte. . .
Ranma tomo la jeringa con una temblorosa mano, su voz estaba completamente sumida en un hilo casi parecido a un aliento. Shampoo le miraba extrañada debido a su silencioso comportamiento. Lo sabía. Empezaba a sospechar de algo desde aquella tarde en que él llegó acompañado de Akane. . .esa tarde de la que sólo había sido cuatro días atrás. Al principio era solo una insignificante intuición de algo que iba mas allá de lo que Ranma quería aparentar. Le ocultaba algo. La maldición, claro, su bisabuela le había hablado de eso, y ella no creyó desde el primer instante que Ranma pudiese haber sido infectado. No podía ser. Simplemente no podía ser. Esa tarde, él había aparentado ser normal, perfectamente normal como para fingir.
Akane. . . .
Su mente regreso a ella, como si parte de sus sospechas se evocaran inexplicablemente en Akane. Esa tarde, ella misma se dio cuenta de que "chica violenta" no verse igual que antes. Algo en su apariencia. Algo en su mirada no era lo que solía ser. Shampoo lo sabia, al ver el escalofriante brillo ambarino en los ojos de Akane. Esa mirada de ira, salvaje, incontenible.
Ranma seguía contemplando el contenido de la jeringa que Shampoo había preparado, hirviendo los minúsculos brotes del tallo de aconito en un pequeño mortero que su bisabuela utilizaba para sus remedios caseros.
Shampoo le dio a Ranma el tapón de seguridad de la jeringa. Él la tomó en silencio.
Ella no dijo nada, de momento, sintiendo a punto de decir lo que parte de su mente había tratado de acallar. Sus ojos se clavaron en la perdida vista del chico.
--. . .entender. . .que puedes matarla en vez de salvarla. . .pero en el peor de los casos, acabarás con su sufrimiento. . .
--¿Qué? ¿Qué has dicho? –sus oídos parecieron no dar crédito a las palabras que acababa de escuchar. Su corazón se detuvo, sintiendo como la posibilidad de fingir algo era inútil, Shampoo le había descubierto.
--ser para Akane, ¿verdad? –no espero respuesta alguna, pero la obtuvo al ver como la mirada perdida de Ranma asentía en medio de del inmenso silencio de la habitación.
Un suspiro escapo de los labios del chico.
Al momento en que se puso de pie, una mano tomó la suya.
--Ranma. . .deber estar seguro, casi totalmente seguro de esto –la mirada de la amazona bajo al suelo—. . .ser única alternativa. . .antes de esta noche, de lo contrario, maldición ser irreversible. . .
El rostro de Shampoo esta vez no revelaba la acostumbrada jovialidad e impertinencia característicos de ella . Su mirada era seria, enmudecida por la sorpresa y el miedo. Él se dirigió a la puerta, desprendiendo su mano de la de ella. Sin decir palabra alguna, Shampoo se quedo de pie, mirando como la silueta del chico se perdía al alejarse.
--Tener cuidado. . .Ranma. . .
Una diminuta y apenas visible lágrima corrió por su mejilla.
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--¿Ranma? ¿Qué demonios haces aquí?. . .¡¡¡Ranma¡¡¡¡ --Rioga se detuvo de improvisto, estando relativamente cerca de tropezar contra Ranma.
La voz casi histérica de Rioga le obligo a detenerse, y casi cae de bruces por causa del impacto y la inercia de la velocidad que llevaba.
--¿. . .R. . .Rioga. . . que. .que ?—el empezó a decir, jadeando copiosamente.
--¡No, tu explícame que demonios haces aquí, que esta ocurriendo en casa de los Tendo, . . .y con Akane. . .!
Ranma no se detuvo y aparto a Rioga de un empujón mientras se lanzaba de nuevo corriendo sobre una de las bardas de concreto aledañas.
--¡¡No tengo tiempo para esto, cerdo! –grito el a lo lejos.
--¡¡¡Detente, imbécil!
Rioga se fue en busca de él, saltando sobre la misma barda, girando hacia la izquierda y luego a la derecha, si encontrar rastro alguno. Le había perdido.
Maldita sea. . .Ranma sabe algo, pero no quiere decírmelo. Ocurre algo, si, pero ¿que?. . .Akane, ¿en problemas?. . .no, no lo creo. Pero el estaba mintiendo, se le notaba en los ojos. . .¡¡mierda, lo tenia escrito en la cara, podía verlo era. . .miedo.
Fríamente pensaba que desde hace algunos minutos todo se había vuelto demasiado confuso.
--"Akane no ha estado en casa desde hace dos días, Ranma esta demasiado extraño desde entonces. . ."—la voz preocupada de Kasumi resonó en su mente con el vivo recuerdo de esta mañana, cuando él llego casi alrededor de las once de la mañana, esperando encontrarse con su amada Akane-san, pero en su lugar se topó con la alarmada expresión de Kasumi y el señor Tendo.
. . .esto va mal. . .algo esta mal. . .
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--¿Quién esta ahí? –pregunto Hirume, debajo de las abundantes sombras del exterior de la casa.
Había escuchado esa voz familiar, y esos pasos desde el instante en que había salido de la habitación. Estaba de pie, cerca del marco de la puerta. Permaneció de pie, cerca de la entrada de la casa, escrutando de arriba abajo hasta la más mínima sombra.
Dio un paso hacia atrás vacilante. Después dos más.
El eco de otras pisadas resonó detrás de ella. Se giró hacia su derecha. Su rostro se encontró con un semblante blanco y rasgos familiares. Una mirada fría e inexpresiva se clavó en ella.
--. . .cuanto tiempo sin vernos. . .Hirume
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No había nadie, o al menos eso parecía. ¿Dónde estaban todos?
La sala estaba casi completamente silenciosa, a no ser por una cosa. El televisor estaba encendido.
Alguien debía de estar al menos aun en casa.
Su atención se centró levemente en el televisor. La aguda voz de uno de los conductores del noticiero de la mañana había resonado a pesar del mediano volumen del sonido, la nota era clara y alarmante y la fotografía perteneciente a una de las identificaciones escolares de un joven. Un chico de nombre. . .
"Satoru Hidashike, de diecisiete años de edad, fue brutalmente asesinado la noche anterior, el cuerpo mostraba desmembramiento en el torso e innumerables marcas de lo que los oficiales de policía afirmaron que eran pertenecientes a colmillos y garras producidos por algún tipo de animal salvaje", dijo la voz proveniente del noticiero, mientras que en la pantalla se mostraba la fotografía del chico, y después lo que había resultado ser la escena del crimen: era una de las calles cercanas al parque.
--No. . . –el eco de su propia voz, en medio del vacío de la sala, le provocó miedo y una escalofriante sensación en la nuca.
El corazón de Akane dio un vuelco. Su garganta estaba casi seca.
"El supuesto atacante no ha sido identificado, puesto que no hubo testigos y la única prueba que se tiene son las diversas huellas que quedaron alrededor del cadáver. . ." continuó diciendo el reportero". . . pero se apoya la teoría de que este desafortunado joven fue la primer victima humana del asesino apodado "la bestia de Nerima"" . . .
Esas imágenes, mezcladas con la febril conciencia que tenía de todo lo que había pasado hasta ahora. . .esa noche, el dolor, la luna llena. . .el cambio.
Su aliento estaba frío y su respiración se había vuelto entrecortada.
. . .Lo mataste. . .lo mataste. . .
--¡¡Nooooo!
Como si su cuerpo no fuese consciente, sintiendo las piernas presas de un extraño entumecimiento, un temor irracional le obligó a correr lo más lejos que podía ser posible. Sus pasos parecían casi insonoros, a pesar de que las escaleras que daban hacia la parte superior de la casa rechinaban cada vez que alguien pasaba corriendo sobre éstas. La puerta de su cuarto azotó y ella la cerró recargándose de espaldas sobre ésta.
Se quedó muy quieta, y ambas manos se posaron sobre su rostro sintiéndolo levemente húmedo, sintiendo el vivo recuerdo de algunas lágrimas que habían fluido silenciosamente. Su mente se debatía un último esfuerzo por mantener la cordura, un esfuerzo inútil, su aliento le obligaba a jadear mientras el ritmo de su corazón parecía hacer todo un estruendo en la habitación.
. . .Yo. . , ese chico. . .yo. . .lo . . .maté. . .
Cayó de rodillas. El estómago le temblaba al ritmo de un profundo nudo en la garganta. No podía gritar, su voz se había convertido en un gemido inarticulado y sordo. Su rostro se quedó escondido en medio de sus pálidas y delgadas manos.
--¡¡Noo!
Hubo un silencio casi estremecedor, luego el sonido de una voz lejana resoplando en algún lugar de la casa. Algo destellaba en el fondo de su habitación. Miró detenidamente el resplandor desconocido, encontrando de dónde provenía. A tres metros de distancia de donde ella estaba, en el interior de uno de los cajones de su escritorio, el destelo de una de las navajas escolares que utilizaba para cortar papel centellaba como una de las lucecitas intermitentes de las aceras públicas. Akane trató de levantarse.
Acaba con esto, antes de que dañes a alguien más. Estás poniendo en peligro a todos los que amas por tu culpa. Hazlo ya.
Contempló el filo reluciente de la navaja, tan delgado y parecido al bisel de una regla de medición exacta. Levantó la mano derecha, a la par de la que sostenía la navaja, notando que las venas de la derecha asomaban visibles bajo la blanca piel.
Hazlo y todo terminará. . .
Alguien tocó a la puerta. Una voz fuerte sacando de momento su mente de ese extraño y mortal trance. Llamó una vez más, derribando la puerta.
Hazlo. . .hazlo por ti. . .hazlo por. . .
--¿Qué, que está pasando aquí?. . .Akane, ¿Qué. . .? –dijo él, entrando y su voz se detuvo cuando vio lo que ella sostenía en una de sus manos—. . .¡¡Akane, noo!
Ranma se acercó hasta donde estaba ella, tomándola por ambos brazos. La navaja cayó al suelo. Akane le miraba con una expresión que parecía ser un extraña mezcla de shock, llanto e incluso miedo. No dijo nada. Apenas respiraba.
Ambos se quedaron mirando durante un par de segundos, y antes de que él pudiese abrir la boca para decir algo, Akane se desplomó sobre el pecho de él. Ranma sintió como las cálidas lágrimas de la chica comenzaban a empapar levemente su camisa.
--Akane. . .¡¡¿Qué era lo que tratabas de hacer!
--¡¡Soy una asesina! –su voz se elevó, volviéndose un grito histérico hundido en el jadeo de su llanto. Trató de separarse de él, pero las manos de Ranma bloquearon su posible intento de empujarlo--¡¡Déjame!
--¡Akane ya basta!
--¡¡Soy un monstruo! ¡¡Todo lo que puede ayudarme es destruir cosas vivas. . .No puedo ser así!
--¡Cálmate!
Ella apoyó su cabeza en el hombro de Ranma. Estaba temblando.
--. . .hay una posible cura. . .—los ojos de Ranma se quedaron fijos en el rostro de ella, cubierto levemente por sus lágrimas, aun sin soltar sus brazos—. . .no importa lo que pase haré lo posible porque esto resulte. . .Si te rindes, me abandonarás, ¡Yo nunca te haría eso!
--Ranma. . .—su voz se desvaneció en un suspiro. Sus latidos eran cada vez menos agitados, normalizándose lentamente al ritmo cardiaco de un humano.
Uno de sus brazos tocó el hombro del chico. Él comprendió el gesto, abrazándole por la cintura. Una de sus manos le rozó una de sus mejillas, quitando los últimos vestigios de sus lágrimas. Sus miradas se cruzaron, como una silenciosa conversación. Acercó su rostro un poco más hacia el de Akane, sintiendo su cálido aliento. Sus labios estaban tibios. Pero estaba tranquila, pese a las secuelas del horror de esta mañana. Pero él tenía una estrategia en mente, y que empezó a planear desde el instante en el que salió del Neko Hanten, hasta que la vio, correr calle abajo en dirección al dojo. Ahora, en el momento en que Ranma optó por tomar esa alternativa, quedaba parte de él que le obligaba a retroceder; excepto por una cosa. . .claro, tenía un as bajo la manga.
¿Acaso pensaba utilizar la supuesta cura? ¿Pensaba engañar a Akane de ese modo, de igual forma como lo hizo aquella noche para encadenarla en la bodega de la escuela? En primer instancia si, pero el sentimiento de ver la expresión de miedo y sufrimiento en el semblante de Akane, le cambió de opinión.
Además de que el mismo inicio de su "estrategia" también le convenció de continuar.
Tal vez en consecuencia de aquellas ocasiones en las que estuvo a punto de perderla, y la sola idea de que volviese a ocurrir le apremiaba a no dejarla, aunque eso significase arriesgar su vida, en instantes como éste, y sabía perfectamente de lo que ella era capaz, ahora. Correría el riesgo. Si, lo haría como estaba acostumbrado a hacerlo. Después de todo, su vida entera había sido el más grande riesgo, aun más desde aquella horrible noche de luna llena.
Ranma se aproximó mas, empujando a Akane levemente hacia atrás. Su boca rozó con suavidad las finas comisuras de los labios de la única mujer que él había aprendido a amar, y que amaba más que su vida misma.
Akane respondió. Sus manos quedaron prendadas en la espalda de él, sintiendo cómo la temperatura de su cuerpo comenzaba a elevarse. Un olor familiar se filtró hasta su nariz: el aroma de su prometido.
Lentamente tuvo la impasible necesidad de sentir el sabor de la piel del chico. Abrió la boca, deslizando su lengua por el cuello de Ranma, haciendo gala de su verdadera calidad animal: . . .la afición a la carne. Los brazos de Ranma le envolvieron, mientras ella gemía y hundía los dedos en la negra cabellera de él, haciendo intento por no perder la conciencia, debatiéndose entre el raciocinio humano y el instinto animal.
--. . .Ranma. . .no. . .—dijo Akane, jadeando en contestación a las caricias del chico, mientras parte de su subconsciente le recordó esa tarde en la que ella y Ranma estaban a solas en el dojo, y ella comenzaba a sentirse del mismo modo que esta vez—. . .no. . .quiero hacerte daño. . .Ranma. . .
--. . .sé. . .que no lo harás –él le contempló compasivamente, pasó una mano por su cabello.
Sus bocas se encontraron y permanecieron unidas, como si el tiempo se hubiese detenido. Akane trató de empujarle, pero su cuerpo seguía actuando como si tuviese voluntad propia. Las manos de Ranma se deslizaron lentamente por debajo del jersey de Akane, deteniéndose sobre su vientre para después subir hacia sus pechos, haciendo que ella se estremeciese.
Sus manos se movían ávidamente cerca de los botones de la camisa y sus caderas se apretaban lujuriosamente cerca de la pelvis del chico.
Quedó recostada debajo de él, con las piernas cruzadas sobre las caderas de Ranma. Un calor asfixiante le oprimía entre las piernas. Él pasó una mano sobre el botón del pantalón de Akane, desabrochándolo. Al mismo tiempo, las manos de ella hicieron lo mismo con la camisa, el pantalón y los boxers de Ranma. Las caderas de Akane iniciaron un ritmo lento. Se sentía tensa, con los huesos entumecidos por un ardor húmedo. El contacto se hizo más íntimo, quedando unidos en un apretón cálido y pulsátil
Oía un zumbido en su cabeza y unas rayas luminosas saltaron a través de su cerebro como relámpagos de verano. Ranma le abrazaba con fuerza con una mano bajo la espalda y la otra se movía lascivamente sobre sus pechos, trazando círculos y más círculos alrededor de éstos. Akane sentía convulsiones en todo el cuerpo, un movimiento que no podía controlar, y sus músculos se contrajeron como si fuesen a rasgarle la piel. Los relámpagos fulguraban en su cerebro, inflamándole los nervios. Se estremeció por segunda vez, experimentando una cálida explosión.
Y gimió, pero con un gemido corto, ahogado. Bestial.
Al poco tiempo, sus pocos pensamientos racionales giraban en torno a la misma idea de su instinto.
Se hacían más incoherentes. Más simples. Siendo sólo fragmentos de las exigencias de su mente animal.
Gruñir
Aullar.
. . .Aparearse. . . .
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El viento de la tarde, frío y húmedo comenzaba a filtrarse por el borde de la ventana de su habitación. Lo sintió cuando la brisa sopló cerca de su espalda. Entreabrió los ojos con pesadez, mientras que la cabeza comenzaba a pulsarle. Su vista estaba borrosa en primer instante, y comenzó a enfocarse a medida que el dolor de cabeza empezaba a retroceder.
Lo primero que vio fue el techo de su habitación, blanco bajo los leves rayos de la tarde. Se dio cuenta que estaba recostada sobre algo. Volteó levemente hacia su izquierda y se encontró con la cabeza de Ranma, apoyada junto a la de ella. Dormitaba pasivamente.
Notó que él estaba cubierto de la cintura para abajo con algo; una de las sábanas de la cama de ella. Sus manos tocaron algo sobre su torso. Llevaba puesta la camisa de Ranma.
Se frotó la nuca, mirando en derredor de su habitación, un panorama que después de dos días hasta ahora había echado de menos. Sus ideas se aclararon, y a diferencia de muchas otras veces anteriores; estaba completamente consciente de lo que había pasado. El latido de su corazón se aceleró. Sus ojos estaban fijos en el torso desnudo de Ranma.
. . .¿Que. . que . . .hice. . .?. . .
El recuerdo de su extraña y urgente necesidad. De esa anormal sensación de calor. Pudo verse a si misma, gimiendo con excitación, aferrada a una vigorosa espalda en el momento en el que su cuerpo explotaba a causa de esa estimulante adrenalina.
. . ¿Ranma. . .y yo. . .?. . .No. . .no. . .pude haber. . .
Su rostro se ruborizó al tratar de completar el enunciado, a la vez que recordaba con fotográfica claridad cada una de las escenas de ese acto de lujuria que ni estando en sus cinco sentidos hubiese sido capaz de hacer.
Se sentó, sintiendo que parte de su bajo vientre y de su intimidad protestaba con un leve dolor. Una obvia respuesta debido a que era la primera vez en que su cuerpo se daba la oportunidad de experimentar semejante "actividad".
Aunque había algo más perturbador en todo esto. Y lo sabía.
Dio un trago de saliva, pasándola con dificultad. Miró a Ranma, desnudo bajo la sábana. Luego posó su mirada en sus propias manos.
Humanas. . .
Y Ranma estaba en una sola pieza. Su primer temor iba alrededor de sus mortíferos instintos. Lo que pudo haber pasado, y que ella no podía controlar. Pudo haberlo descuartizado, desmembrado o cualquier otra horrenda mutilación, sabiendo que esa diabólica naturaleza lobuna ahora era parte de ella. Pero nada de eso había ocurrido. Él estaba bien, a excepción de las sábanas, que estaban hechas jirones.
Suspiró, dejando escapar lentamente el aliento con cierto alivio. Volvió a contemplar al chico, tranquilamente dormido y con una expresión apacible en su rostro, que le hizo recordar aquella tarde, hace mucho tiempo atrás, en la que ella y Ranma caminaban de regreso de Ryugensawa, sin decir nada, pero el cómodo silencio de esa tarde había sido para ella la conversación más placentera que habían tenido desde que se conocieron. Eso había sido en otros tiempos, y por un momento sintió la exagerada necesidad de dar cualquier cosa por volver a aquellos lejanos días.
Ranma. . .¿Cómo puedes soportar todo esto. . .por alguien como yo?. . .por un monstruo como yo. . .
Un nudo se formó en su garganta, y se cubrió los ojos para evitar llorar de nuevo, a consecuencia de esa profunda depresión que acompañó a ese último comentario.
Inhaló y exhaló, tratando de calmarse. Bajó la vista, encontrando la ropa que le había prestado Hirume, en el suelo.
Se puso de pie lo más silenciosamente que pudo, dispuesta a vestirse.
Un sonido proveniente del exterior le distrajo.
Pasos. Pesados y largos, muy similares a los que había escuchado en la casa de Hirume.
Salió de la habitación, mientras se acomodaba el jersey. El sonido se había detenido.
Caminó en dirección a la escalera, y al parecer, el resto de la casa Tendo lucía aun en completo silencio. Algo dudaba en ella. Se detuvo un metro antes de llegar a las escaleras, dando la espalda a una de las ventanas que daban hacia el patio trasero. El sonido volvió a escucharse, pero esta vez era diferente, algo parecido a una respiración.
Agudizó los sentidos, como lo haría un animal en el momento de sentirse acechado. El silencio reinó, dando paso al estruendoso ruido de la ventana, rompiéndose en millares de diminutos cristales.
Akane trató de girar de inmediato, cuando unas poderosas manos le sujetaron el cuello y los brazos. No pudo ver nada, ni siquiera en el momento en el que su atacante deslizó un pie delante del de ella, derribándola al suelo con un movimiento ágil.
Cayó inmovilizada, en menos de dos segundos, su vista se volvió borrosa, para después perderse en la nada
Ranma se despertó al instante a causa de ese estruendo, y salió de la habitación solamente con el pantalón puesto. Había fragmentos del vidrio de la ventana regados por todo el pasillo. Lo notó cuando su pie derecho sintió una dolorosa punzada, cerca del talón, en el momento en el que salió trastabillando de la habitación de Akane y un diminuto y puntiagudo trozo de vidrio en forma de triángulo se clavó en la piel.
--¡Mierda, ¿que es todo esto! –levantó el pie, quitándose el trozo de vidrio, y mirando desesperadamente todo el desastre.
Caminó esquivando los numerosos recuerdos de lo que solía ser el cristal, mientras trataba de encontrar rastro alguno de lo que había pasado. Se acercó al marco de la ventana, mirando hacia el exterior, sin encontrar nada.
--¡¡Akane!
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Una voz sonaba perdida, lejana como si fuese el eco de una grabación. Su vista se detuvo en una mullida pared, perteneciente a una extraña sala, oscura iluminada por el hueco de una grieta, por la cual se filtraban los primeros rayos de sol del ocaso.
A dos metros de donde se encontraba, una sombra alta, oculta detrás del borde de la pared, permanecía inmóvil.
La sombra que se encontraba delante de ella ahora era la imagen de un hombre corpulento. El destello de su ojo derecho brilló con la luz reflejada del insignificante hueco en la pared, mientras examinaba a Akane desde los malgastados zapatos hasta los revueltos cabellos negro azules. Ella le devolvió la mirada, recelosa y temida. Percibiendo un aroma desagradable, parecido al azufre.
--¡¿Quién demonios eres tú! ¿Dónde estoy? –indagó inconscientemente.
Él se aproximó hacia Akane como un gigante. Ella dio un paso hacia atrás y su espalda topó contra la pared.
Akane se quedó quieta, sintiendo el aliento de él, cerca de su cuello. Percibiendo su aroma. Se detuvo, alejándose de la chica solo un poco. Una extraña mueca se dibujó en su rostro. Parecía que sonreía.
--¡¿Qué está pasando aquí! –trató de alegar ella, haciendo un esfuerzo por que su voz reaccionara. No obtuvo respuesta, y su primer impulso fue empujar al desconocido que tenía enfrente.—¡¡Maldita sea ¿Qué..!
Levantó un puño, el cual fue sujetado diestramente por el extraño tipo, cerrando su descomunal mano sobre el puño de Akane, con una fuerza casi sobrehumana. Su tosca sonrisa se transformó en una expresión desafiante y autoritaria.
--. . .dudo mucho que hayas aceptado el obsequio que se te ha dado. . .—su voz era como el eco de un trueno, grave y estremecedor—. . .y mucho menos que lo hayas apreciado. . .Akane.
--¡Fue un error traerla aquí, Velkaham!. . .—una segunda voz resonó en la sala—. . .Ella no tiene nada que ver con esto.
--¿Qué?
Una sombra más pequeña emergió de uno de los rincones de la habitación, saliendo a la escasa luz, quedándose a la izquierda del hombre. La figura estaba contorneada por las abundantes sombras, dejando sólo visible el brillo de unos ojos que Akane había visto antes. Un frío aterrador le recorrió la espalda.
Su voz, en un hilo, apenas logró inquirir algo. Una sólo y estúpida pregunta.
--¿. . .Hirume. . ?
