Title: Empty Silence.
Autor: kayter.
Rating: K, T.
Disclamer: Prince of Tennis/Tennis no Ouji-sama no me pertecene.
Nota de la Autora: Sé que esta historia está en la categoría de 'No terminados', pero me gustaría dejar en claro que eso es algo que aún no decido. Por eso quiero pedirles que no me manden reviews o mails (Todo esto considerando que alguien leyó mi porquería) pidiéndome continuación, aún tengo que decidir si lo continúo, y como. Gracias.
Empty Silence
Fue una linda ceremonia. Realmente muy linda. Trajes negros y botones de flor relucían por todos lados. Todo fue como se supone debía ser.
Todo ese silencio.
Era increíble que hubiera tantas presencias y tanto vacío. Era como si las mentes aprendieran a callar o las almas se quedasen mudas. Leves murmullos y vagos sollozos apenas audibles interrumpían pensamientos que no se deseaban tener.
Tortuosamente silencioso.
Tanto que una simple palabra resonando en el vacío de su mente se oía como el eco de un grito desesperado. Tanto que le era imposible ignorar.
Tanto silencio que fácilmente se podía caer en el encanto de su fantasía, y perderse en su irreal delirio.
El roce de un cuerpo humano lo trajo a la realidad, entonces se dió cuenta de que había estado mirando un punto indefinido del suelo, sin pensar. Tal vez fueron segundos, tal vez horas, pero los maravillosos momentos en que no había estado pensando le parecían ahora ajenos y distantes, su cerebro se había puesto en marcha de nuevo, y su mente había vuelto a chocar con la verdad.
El agarre desesperado de su madre incrementó su presión, escuchó su llanto carente de sonido, lo que lo devolvía al silencio, agónico silencio.
Se dijo que debía abrazarla, decirle algo, confortarla. Pero no vio su cuerpo moverse ni sintió sus labios pronunciar palabra. Sólo se quedó de pie, observándola, soportando su contacto sin corresponderlo siquiera.
Y el perfecto silencio se fundió con el perfecto vacío.
Sólo el silencio, sólo el vacío. Nada.
Como por inercia, su mente guió su vista hacía la indiferente lámina de piedra, alzada en ángulo perfecto, con aspecto serio, como exigiendo respeto.
Nanjiroh Echizen
El Samurai del País de los Cerezos.
Amado Esposo.
Gran Jugador.
Gran Padre.
Rinko seguía su hombro, tirando de él, como aferrándose a la vida, como buscando en su hijo algún vestigio de su ser, algún resto de vida que pudo haber quedado en él. Hasta que finalmente su cuerpo decidió reaccionar, y contrajo contra el suyo el cuerpo de su madre forrado de negro, correspondiendo el abrazo, y a la vez, envolviéndolos de ese silencio.
Ese silencio que no decía nada, que no significaba nada. Carente de sentido. Vacío. Nada.
Odiaba ese silencio. Lo odiaba por permitirle pensar, por no saber como comportarse , lo odiaba por no saber que debía sentir.
Como odiaba el silencio. Sobre todo cuando no había nada que decir.
…
Una gota de agua cayó sobre su mejilla. La simple y delicada lágrima resbaló por su rostro como si fuera suya...
Entonces se dió cuenta que no había pensado en la idea de llorar.
Owari.
kayter
