Luego de varias indicaciones telefónicas por parte de Vanessa, Rick Hunter finalmente encuentra la escuela. Había una fila para retirar a los niños y cuando le toca su turno para pedir que le entreguen a la hija de Lisa, la mujer de la puerta lo mira con cara de pocos amigos, logrando con su mirada poner nervioso incluso a un almirante.

–Vengo a retirar a la hija de Jack Archer.

–Identificación –le pide la mujer de manera cortante. Rick muestra su credencial y la maestra busca en un listado para luego asentir–. Coincide con el nombre que nos indico la Coronel Leeds.

Entonces se escucha por el altoparlante el nombre de la niña.

–...Sarah Susan Hayes Archer

Desde el fondo se acerca una niña que era exactamente la réplica de Lisa. Era una Mini-Lisa, con ojos verdes, piel blanca, cabello color miel y una sonrisa tímida en su rostro.

–Hola –la saluda Rick ni bien la tiene frente a él–. Tu madre está cuidando de tu hermana, y tu padre tuvo un inconveniente –Rick no quería contarle de entrada que Archer estaba en el hospital. No la quería preocupar. Además seguramente lo que le acontecía era solamente una lesión menor–. Me pidieron que venga a retirarte hasta que tu tía Vanessa se desocupe. Mi nombre es Ri…

–Ya sé cuál es tu nombre –lo interrumpe rápidamente la niña.

–¿De verdad?

–Claro. Te llamas Rick Hunter, ¿cierto?

–Si. Y cómo lo sabes –pregunta con sospecha.

–Eres la razón por lo que mis padres se han estado peleando fuertemente las primeras semanas que Papá se fue de casa –dijo la niña encogiéndose de hombros.

Rick se quedó totalmente anonadado. Era una horrible manera de comenzar una relación con esa niña.

–¿Estás segura que se peleaban por mi culpa?

–Definitivamente –dice la niña con total seguridad–. Nunca llegamos a escuchar del todo lo que se dicen mutuamente cuando están peleando, porque siempre discuten con la puerta cerrada. Pero con mi hermana claramente distinguimos que se mencionó el nombre "Rick Hunter" y luego pudimos escuchar a Papá decir bastante enojado que sabía de la existencia de una foto que Mamá escondía en su mesa de noche. Por supuesto después de eso, cuando nadie nos estaba viendo, fuimos con mi hermana en busca de esa foto –dice Sarah. Y tomando aire, agrega–. Por eso te reconocí.

–Está bien.. –dice Rick un tanto pensativo.

–Mamá estaba hermosa en esa foto, por cierto –agrega Sarah–. Creo que nunca la vi en mi vida sonreír así.

–¿Enserio? –pregunta un incrédulo Hunter.

–Bueno, quizás en su foto de casamiento con Papá, pero creo que en esa foto con la cascada detrás, su sonrisa era aún más grande –responde con simpleza.

Rick enseguida supo de qué foto se trataba. El también tenía una copia escondida dentro de un libro en la biblioteca de su oficina. Era el día que fueron de picnic a una cascada cerca de Ciudad Monumento. Él y Lisa vivieron un corto tiempo allí mientras Macross se recuperaba de la batalla final que el zentraedi Kyron libró contra el SDF-1 y sus alrededores. Esa foto la sacaron luego de que Rick le propusiera a Lisa si aceptaba ser su esposa. Había sido un día perfecto. La nostalgia invadió al curtido almirante, y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para que la niña no lo notara.

–Es una pena que tu madre no sonría más a menudo –dijo pensativamente Rick Hunter en voz alta.

–Ahora por suerte ya no se pelean tanto. De hecho se llevan mejor. Mi tía Vane nos está ayudando a mi hermana y a mi a intentar que Mamá y Papá estén juntos nuevamente.

Hunter se enterneció por el deseo de Sarah. Era lógico que ella quisiera tener a su familia unida. ¿Sería eso lo mejor no solamente para las niñas sino también para Lisa?

Para aligerar un poco la tensión del primer momento entre él y Mini-Lisa, Rick Hunter le ofreció ir a la heladería más cercana.

–¿Cuál es tu gusto favorito?

–El de vainilla.

–El mismo que le gusta a tu madre –dijo Rick con ternura.

La niña se encoge de hombros nuevamente. Luego de pedir ambos helado, Rick ya no sabía qué hacer. Mira su reloj y solo habían pasado 5 minutos. Se había sentido tan incómodo que más que minutos parecía que habían pasado horas. Para terminar con el agobiante silencio, Rick intenta ir por lo seguro y le pregunta a la niña sobre su examen del día siguiente.

–Tengo entendido que mañana tienes una prueba de aritmética. Porque no me muestras la carpeta asi te ayudo a estudiar un rato.

–No quiero estudiar –lo desafía la niña.

–Sí que lo harás –dijo Rick en tono firme–. Sino tu padre y tu madre se van a enojar conmigo por no ayudarte. Además soy muy bueno explicando esa materia.

–¿Según quién?

–Según Dana, mi sobrina.

–¿Dana Sterling? –pregunta sorprendida.

–Si…

–Tía Sammy siempre nos comparaba a mi hermana, y a mi, con ella. "Hoy se portaron mejor que Dana" –dice usando un tono chillón similar al de Sammy Porter–…"Hoy se portaron peor que Dana"…"La picardía que hicieron hoy es digna de Dana"..., uf, y así todo el tiempo –dice haciendo una muesca con su boca.

–Bueno, te gustaría "estudiar aritmética igual que Dana" –dice Rick usando el mismo tono chillón.

La niña suelta una risa contenida por el chiste de Rick y afloja un poco su postura defensiva. Cuando termina de controlar su risa, finalmente da el brazo a torcer y decide abrir su mochila para sacar sus libros.

Luego de casi una hora de estudio sentados en las mesitas de la heladería, Sarah sonríe.

–La verdad que ahora lo entendí mejor. Gracias.

–Siempre funciona cuando uso temas relacionados con aviones para explicar los problemas de aritmética. Claramente te gusta la aviación. Quizás de grande llegues a ser una gran piloto, como tu padre –Sarah se vuelve a encoger de hombros–. Que pasa, ¿no quieres ser piloto como Archer? Seguramente eso lo pondría muy orgulloso.

–Me encantaría. Pero no se si podría llegar a ser tan buena como él –dice con un dejo de admiración–. Es el mejor piloto del SDF-2, y el mejor papá de toda la galaxia.

Rick sonríe con ternura al escuchar a la niña halagar a su padre. Hunter deseaba poder tener una hija que piense así de él. Por ahora se contentaba con ser el tío favorito de todos sus sobrinos.

–¿Siempre eres tan conversadora? –dice Hunter a modo de cariño, revolviéndole el cabello color miel a Sarah en demostración de afecto.

–Si, bastante. Mi mamá dice que parezco una comadreja de tanto hablar.

–Ja, ja, ja. ¿De verdad tu madre dice eso? –dice el Almirante al borde de la carcajada.

–Mmm. Si.

–¿Por casualidad no te dice Comadreja Parlanchina?

–Exactamente así. ¿Cómo lo sabes? –pregunta intrigada.

–Bueno, ya te lo dije antes –sonríe Hunter–. Conozco algunas cosas de tu madre. ¿Cuántos años tienes, Sarah? ¿Ocho?

–Nueve.

–¿Y tu hermana?

–Mi hermana es cinco minutos menor que yo. Somos gemelas.

–Claro, por supuesto…–respondió pensativo.

–Rick…–dice Sarah en un tono de mayor confianza con el almirante–, ahora que ya estudiamos, ¿podrías llevarme a mi práctica de fútbol? –pregunta un tanto temerosa.

–Sí, claro. Por supuesto.

–¡Genial! –sonríe Sarah con un brillo en sus ojos–. Pensé que Papá te había dicho que no me llevaras. Hoy hay entrenamiento. Ya debe haber empezado.

–Cuál es el problema de tu padre con el fútbol.

–No le gusta mucho mi entrenador.

–Ah... Ok... Vamos, te llevo –dice Hunter mientras ayudaba a la niña con su pesada mochila–. Adivina quién juega también al fútbol femenino –pregunta con picardía.

La niña lo mira expectante y contesta –¡Dana!

Tanto Rick como Sarah ríen juntos y comienzan a caminar hacia el lugar donde se llevaba a cabo el entrenamiento. Cuando arriban al club, Sarah le señala a Rick cuál es su entrenador.

El almirante lo mira estupefacto. Es un hombre alto, rubio, atlético. Tenía el porte de un guerrero vikingo, y una cara muy varonil con unos enigmáticos ojos grises.

– El Sr. Erickson es mi entrenador –aclara Sarah.

–Mucho gusto, soy John Erickson. ¿Usted es tío de Sarah? –pregunta el hombre con pinta de adonis griego mientras estrecha su mano para entablar un saludo cordial con Rick.

Hunter se queda mudo. Si hubiera sido Dana o Maia, contestaría que sí sin dudarlo. Rick consideraba a los hijos de sus amigos como sus propios sobrinos. Pero recién comenzaba una relación con la hija de Lisa y no quería tomarse atribuciones tan tempranamente luego del tenso inicio que habían tenido.

–Él no es mi tío, Sr. Erickson.

–Me confundí. Es que se parece demasiado a tu padre, Sarah. Por un momento pensé que podría llegar a ser su hermano –dice el hombre pensando en voz alta.

–Mi nombre es Hunter, y no soy hermano de Archer. Nos conocemos hace muchos años, pero no somos familia –aclara Rick.

Roy bromeaba con su pequeño hermanito que su amigo Jack tenía más altas probabilidades de pasar como un posible hermano de Rick que él mismo. Claramente Roy no se parecía físicamente a Hunter ya que era adoptado. El mejor amigo de su padre, Michell Hunter, se hizo cargo de criarlo como si fuera su propio hijo cuando él quedó huérfano. Enseguida Roy se sintió parte de su nueva familia, adoptando gran parte del carácter y personalidad de los Hunter. Lo único que mantenía de su padre biológico era su tendencia a ser bastante mujeriego. Pero a pesar que los "hermanos" tenían personalidades similares, físicamente eran muy diferentes.

Roy Fokker era alto y rubio, contrastando con su hermanito menor que era más bajo y morocho. En cambio Archer era morocho igual que Hunter, pero sobre todo compartían las mismas facciones. La diferencia entre ambos quizás se centraba más en que tenían distinta altura, se peinaban sus respectivas cabelleras revoltosas de forma disímil y claramente poseían personalidades bastante opuestas.

–Sarah, ve a cambiarte y comienza con la entrada en calor –indica su entrenador.

–¿Por casualidad usted no es pariente de un Dr. Erickson que trabaja en el Hospital Militar? –aprovecha a preguntar Rick, luego de la confusión aclarada sobre su parentesco con Archer.

–Soy yo. Además de ser médico traumatólogo del Hospital Militar, en mi tiempo libre me dedico a ser entrenador del Grupo Junior de fútbol femenino del SDF-2. Me ayuda a despejar mi mente de los problemas del hospital –dice con una sonrisa compradora que haría suspirar a cualquier mujer–. Lo hago hace ya siete años de manera amateur. Cuando la mayor de mis hijas quería jugar el deporte pero no encontré a nadie que la entrenara, decidí involucrarme y comenzar con las inferiores. Ahora ya mis tres hijas crecieron pero yo sigo aquí. Me gusta estar involucrado en una actividad que ayuda a las niñas a desarrollarse y crecer de una manera sana.

Rick entendía porque Archer estaba celoso del "novio" de Lisa. Cualquier hombre estaría totalmente a la defensiva con un rival como él. Incluso el propio Rick ahora mismo comenzó a sentir una picazón de incomodidad en la parte trasera de su cuello que siempre aparecía en situaciones que lo dejaban completamente descolocado.

–Es muy loable de su parte dedicar su tiempo a algo así.

–Lo hago con amor y entrega. Me alegra que haya podido traer hoy a Sarah a entrenar junto a sus compañeras. Tanto ella como su hermana son muy buenas jugadoras y claves dentro del equipo. Se nota cuando las gemelas Archer están, o no están, dentro de la cancha. Juntas son dinamita. A veces creo que durante el partido, hasta se comunican telepáticamente entre sí.

–¿Hace mucho que las entrena? –le entró la curiosidad a Rick. Quería averiguar un poco más, de manera disimulada por cierto, el tipo de relación que mantenía Lisa con este tal John.

–Hace casi dos años aproximadamente. La Almirante Hayes, es una vieja amiga. Beth estaba buscando una actividad recreativa para sus hijas. Ella quería que se despejaran un poco de la angustiante situación que les generaba la separación de sus padres. El deporte siempre es un ámbito adecuado para canalizar frustraciones en algo positivo. Creo que hizo una buena elección con el deporte que eligió. Son realmente dotadas con el manejo de la pelota.

«¿Beth?», se preguntó Rick a sí mismo con sorpresa. «¿Será que este tal John conoce a Lisa desde su época de modelo?»

–¿Hace 12 años que es amigo de la Almirante Hayes? –pregunta Rick intentando socavar la verdad con una pregunta mentirosa.

–No, desde mucho antes. Lo irónico fue que tardamos 10 años en darnos cuenta que estábamos juntos dentro de esta inmensa nave.

–¿La conoció en la época que se hacía llamar Beth O'Donnell?

John Erickson lo miró sorprendido. –Se supone que es un secreto. Ni siquiera el ex-marido lo sabe. Pensé que yo era el único dentro de esta nave que conocía este costado oculto de la bella y onírica Beth.

–Ahora somos dos –dice Rick en tono misterioso. Estaba disfrutando de tener alguna ventaja sobre el "novio" o "amigovio" de Lisa.

–Cuando la conocí, ambos trabajabamos como modelos. Yo necesitaba un trabajo que me permitiera pagar mis gastos universitarios, pero que fuera lo suficientemente flexible para no interferir con mis horarios de clase. El modelaje fue el lugar perfecto para mi. Beth y yo hacíamos muchas producciones de fotos juntos. Por eso es increíble que en todos estos años no la haya reconocido antes. Lo que realmente me había despistado por completo en todo este tiempo fue el color del cabello. Además que siempre la veía demasiado seria y correcta a través de la pantalla en los discursos anuales del aniversario del despegue de la Tierra. Con su uniforme de almirante, Beth es realmente otra persona. Es muy loco pensar que cuando la conocí hace muchos años. en la Agencia de Modelos, ella me contaba que extrañaba a su novio que vivía en Marte. Eso me parecía completamente bizarro, casi irreal. Y ahora míreme, hace más de una década que junto a mis tres hijas y otras 85.000 personas estamos vagando por la galaxia, sobreviviendo al gran desastre que fue la Lluvia de la Muerte.

–¿Fue por eso que decidió abordar la misión expedicionaria del SDF-2?

–Si. Mi esposa murió ese día, y fue un golpe muy duro para mi.

Se hizo un silencio sepulcral entre los dos hombres. Siempre ocurría cuando alguien comentaba la Lluvia de la Muerte en una conversación. El gran desastre que casi aniquila a la raza humana y a su exuberante planeta Tierra, era una herida que no cicatrizaría jamás en el inconsciente colectivo de los sobrevivientes y sus descendientes.

–¿Cómo logró sobrevivir?

–Mis hijas eran muy pequeñas aún, y asistían a la guardería del Hospital donde yo hacía mis prácticas de Traumatología. Afortunadamente la lluvia de misiles solo impactó en un ala alejada de donde ellas estaban. Yo estaba más cerca de la zona de impacto, pero tuve lesiones muy leves. Al estar allí en el hospital, enseguida me traté las heridas y tuve una pronta recuperación. Pero mi esposa…–sus ojos se llenaron de lágrimas que intentaba retener–, ella estaba haciendo una producción de fotos al aire libre para una marca de ropa. El parque completo donde ella se encontraba trabajando fue incinerado en segundos.

Rick le apoya una mano sobre el hombro de Erickson en señal de respeto por su dolor.

–Lamento su pérdida –le dice de forma sincera–. ¿Su esposa era modelo?

–¡No! Dios me libre y me guarde de convivir con una diva. Son molestamente indescifrables. Ella era maquilladora. Nos conocimos en el ambiente del modelaje. De hecho Ana, mi esposa, era la maquilladora de Beth. Como La Princesa O'Donnell ignoraba todos mis intentos de invitarla a salir porque se empecinaba en mantenerse fiel a ese novio que francamente no la merecía, decidí intentarlo con Ana. Fuimos muy felices y me dio tres maravillosas hijas. Soy un hombre muy afortunado.

–Profe, ya corrimos las cinco vueltas a la cancha para el precalentamiento –le dijo una niña a John mientras sus otras 15 compañeras miraban expectante a su entrenador.

–Agarren una pelota cada una y comiencen a correr con ella al pie, esquivando todos los conos de color naranja.

–De acuerdo, entrenador.

Mientras las niñas se disponían a cumplir con su rutina, John Erickson saluda a Hunter para luego dirigirse hacia uno de los arcos para observar a sus alumnas.

Luego de otra hora y media, el entrenamiento deportivo finalmente termina. Sarah se acerca nuevamente a Rick completamente transpirada pero feliz.

–Gracias por traerme Rick. Creo que vas a pasar a ser uno de mis tíos favoritos junto con Geoffrey. Pero no le digas nada porque quizás él pueda ponerse medio celoso.

–¿Quién es Geoffrey?

–El marido de mi tía Vane.

Al rato llega Vanessa bastante agitada. Parecía que había estado caminando con paso ligero, y la panza del embarazo ya le estaba pesando.

–Hola pequeña –se agacha para abrazar con ternura a su sobrina–. Hoy vas a venir a dormir a casa. Ya podemos irnos –luego mirando con agradecimiento a Rick, dijo– Gracias por cuidarla, Rick.

–¿Cómo salió el control médico del bebé?

–Está creciendo a un ritmo normal –dice con felicidad–. Es tan emocionante escuchar sus latidos. Casi me largo a llorar ahí mismo.

–¿Y Archer? ¿Sabes cómo está?

–Por suerte fue solo una distensión del tendón. Algo completamente menor. Me dijo Jack que el doctor que lo atendió fue bastante optimista y le dijo que si respetaba a rajatablas la indicación de reposo absoluto para el día de hoy, mañana ya podría apoyar el pie. Así que tendremos a Archer molestando a sus pilotos en el hangar nuevamente. Jeff fue a buscar a Jack al SDF-3 para traerlo hasta aquí.

–¿Podemos pasar por casa de Papá? Quiero darle un beso para que se mejore pronto.

–Por supuesto, hermosa. Y tengo otra buena noticia. Tu hermana ya está casi recuperada y le darán el alta entre mañana y pasado.

–¡Yupi! ¡Buenisimo! –replicó la niña desbordando de alegría.