CAPÍTULO 18: BIENVENIDO A CASA

Harry sacudió la cabeza para disipar la leve desorientación que le había ocasionado el hecho de cruzar casi la mitad del mundo por medio del traslador. "Al menos logré permanecer de pie", pensó con sarcasmo. Entonces se dio cuenta que las sacudidas que estaba sintiendo no provenían de él, sino del pequeño niño en sus brazos.

-Hey, amor, ¿estás bien? –le preguntó suavemente.

-A mi no me gusta taladame –contestó Matthew solemnemente.

Harry estaba aliviado de que el temblor hubiera disminuido un tanto.

-Tienes razón, cielo, a mi tampoco me gusta mucho– le confió su padre en un suave susurro.

Harry vio que Draco estaba tranquilizando a un Evan igual de afectado. El chiquillo echó un vistazo sobre el hombro de Draco hacia su otro papá.

- ¡Puaj! – el pequeño de casi tres años frunció el ceño. Harry no podía estar más de acuerdo..

El traslador los había llevado hasta un lugar ubicado justo afuera de las zonas protectoras de Hogwarts. Mirando colina abajo, Harry pudo ver lo poco que se mantenía de la principal de las comunidades mágicas en Europa, Hogsmeade. Estaba en ruinas. Irónicamente, el único edificio que permanecía intacto en su mayor parte, era la casa de los gritos. Los otros almacenes, bares, casas y diversas estructuras, estaban casi en ruinas; las ventanas y las puertas rotas o faltantes, algunas azoteas destruidas, y en otros casos, edificios enteros estaban casi derrumbados como si hubieran implosionado. Harry se entristeció al ver que ya nada quedaba del lugar donde Las Tres Escobas se había alzado una vez.

Harry dejó salir un bajo silbido.

-¿Qué demonios sucedió aquí?

Draco lanzó un vistazo precipitado hacia desorden.

-La guerra, la guerra sucedió, Harry. Hogsmeade cayó hace aproximadamente nueve meses, en una tentativa por abrir una brecha en Hogwarts–explicó Draco, seriamente.

Harry dejo que sus ojos vagaran lentamente sobre la destrucción, con total incredulidad. Había oído las palabras que habían descrito cuán mal iba el esfuerzo de la guerra, pero no había tomado conciencia de la realidad de la situación. Pero al enfrentarse con la alarmante evidencia de cuán cerca de Hogwarts había llegado la guerra, lo sombrío de la situación fue innegable.

-Vamos, Harry. Quiero subir al castillo antes de que oscurezca más. Este sitio no es seguro – propuso Draco, cambiando de puesto a Evan, de su cadera derecha hacia la izquierda.

- Aquí, Draco. Déjame tomarlo si es demasiado pesado para ti – se ofreció Nicole con dulce voz, intentando aliviar la tensa situación.

-Me gustaría verte intentarlo – Draco hizo un guiño mientras se giraba lejos de los restos de la aldea y se ponía en marcha, camino hacia Hogwarts.

Vacilando solo por otro momento o dos, Harry también dio la vuelta y siguió a su familia por el familiar camino, de regreso al único hogar que había conocido en su niñez.

* * *

Mientras alcanzaban la cima de la colina que daba a Hogwarts, el gigantesco castillo apareció ante su vista. Harry se detuvo fascinado ante la vista de las familiares torres y torrecillas. La brillante luz que se reflejaba a través de los cristales rotos invitaba alegremente a Harry a que se acercara. Su garganta pareció cerrarse y su pecho se apretó mientras recordaba fuertemente cómo se había sentido cuando había visto por primera vez esta magnífica estructura. No, realmente estructura no era la palabra correcta, Hogwarts era mucho más que sólo piedra y cemento; estaba casi vivo.

-Etz bonito, papi.

Harry sonrió ante la alzada carita de Matthew.

-Seguro que lo es. Es probablemente una de las cosas más bellas que he visto jamás. A excepción de tu padre, por supuesto -agregó Harry, lo último con un pequeño susurro pícaro.

Dándose cuenta que Draco, Evan y Nicole ya se habían adelantado un buen trecho, Harry y Matthew se apresuraron a alcanzarlos. Cuanto más cerca estaba el castillo, más capaz era Harry de captar los sutiles cambios que no eran evidentes al primer vistazo. Hogwarts parecía cansado, cansado de alguna manera; el brillo no parecía ser tan intenso como había sido.

Casi estaban ante las enormes puertas delanteras cuando Harry sintió como si le hubieran lanzado un cubo de agua helada. Esto era todo. Ya no había retorno. Después que traspasara esas puertas, iba a tener que hacer frente a los demonios que tan persistentemente había mantenido encerrados, en el agujero más profundo de su mente. Las dudas sobre si estaba haciendo lo correcto o no, junto con otras dudas aún más serias sobre si estaba preparado mentalmente para hacer esto o no, amenazaron con atosigarlo. Ni siquiera se dio cuenta que había comenzado a temblar, tan ocupado estaba intentando no vomitar.

Sin comentarios, Nicole le quitó a Matthew y colocó al niño en su propio abrazo. Inclinándose, le dio a Harry un suave beso en la mejilla.

- Todo va a estar bien, Harry. No pueden lastimarte más.

Harry se inclinó, poniendo la cabeza entre sus rodillas, respirando profundamente varias veces.

-Lo sé, pero...sólo dame unos momentos.

Draco posó a Evan en la tierra y se arrodilló al lado de Harry.

-Harry, sé que esto es duro. Ni siquiera puedo comenzar a imaginarme lo qué debes estar pasando en estos momentos. Pero sabes que estoy muy orgulloso de ti. Estamos haciendo lo que debemos; tienes que creer eso. Estaré contigo a cada paso del camino. Nunca te dejaré solo otra vez.

Concentrándose en las palabras de Draco, Harry pudo finalmente controlar levemente su errática respiración. Enderezándose, jaló a su pareja hacia él, necesitando su proximidad y el calor que el rubio le proporcionaría.

-Gracias, Dray. Necesitaba eso.

Draco sonrió antes de presionar sus cálidos labios contra los levemente más fríos de Harry.

-Te amo, león.

Harry sintió que algo de su nerviosismo desaparecía con el abrazo de Draco, substituyéndolo por una infusión de confianza en sí mismo.

-¿León? - preguntó Harry suavemente -. No puedo recordar la vez última que me llamaste así.

-Lo sé, pero me pareció apropiado comenzar a utilizar el apodo que te di mientras estábamos en la escuela, ahora que finalmente estamos de regreso aquí otra vez. ¿No estas de acuerdo? -Draco se rió entre dientes con gusto. Estirando el brazo hacia abajo, tomó la húmeda mano de Harry entre las suyas-. Vamos, cariño, es tiempo que nos enfrentemos a los bastardos.

Dando a Draco otro pequeño beso, Harry susurró en voz baja:

-Hagamos que empiece el espectáculo.

-¿Estás bien, papi?

-Papi está bien, Evan. Espera hasta que veas el interior de este castillo. Es absolutamente asombroso. ¿Te parece si entramos ahora?

-Sí. Tengo hambre, papi -Evan hizo un puchero mientras su barriguita dejaba escapar un ruidoso gruñido. Fue entonces que Harry se dio cuenta que habían salido de California tan rápido que no habían esperado al hombre de la pizza. Nadie había cenado todavía.

Tomando una fortificante y profunda bocanada de aire, Harry dio la vuelta hacia las puertas, sabiendo que con la ayuda de su familia podría hacer frente a lo que le esperada en el otro lado. Tomando la mano de Evan, asintió hacia Draco indicando que estaba listo para avanzar.

-Apuesto que allí dentro podremos encontrar montones de cosas ricas para comer. ¿Te conté alguna vez sobre las ranas de chocolate?

Aliviado de que Harry parecía que casi había regresado a la normalidad, Draco extendió el brazo y empujó, abriendo las pesadas puertas de madera.

Mientras atravesaban la entrada, Harry tuvo una extraña sensación, como si el propio castillo exhalara un suspiro de alivio y le diera la bienvenida a casa. Sacudiendo esos ridículos sentimientos, levantó su cabeza orgulloso y anduvo a trancos en la dirección del Gran Comedor.

* * *

El Director se enderezó en su silla en la mesa principal del Gran Comedor cuando escuchó que se abrían las puertas principales y luego eran cerradas de golpe. Concentrándose fuertemente, Dumbledore pudo sentir la fuerte magia que protegía el castillo contra la intrusión, casi como una manta caliente conforta a un bebé recién nacido. Las protecciones todavía estaban en su lugar, lo cual significaba que quienquiera que había entrado no representaba ninguna amenaza inmediata al castillo o a sus inquilinos. Si no, el castillo nunca les habría concedido el paso.

Compartiendo una mirada con algunos de los miembros más viejos de la Orden, Dumbledore les dio una sonrisa tranquilizadora permitiendo que los otros se relajaran levemente, mientras esperaban que su visitante hiciera su aparición. La mayoría de los miembros de la Orden estaban presentes esa noche, junto con otras brujas y magos que estaban dispersos alrededor de las largas mesas, disfrutando de su cena. Dado que Hogwarts se había convertido en un refugio para la mayoría de las familias mágicas restantes que habían elegido no huir de Europa, muchos de los cuartos familiares estaban equipados con pequeñas cocinas, aunque los elfos domésticos todavía proporcionaban la mayoría de las comidas. De esta manera, las familias podían preparar sus propias comidas o bocados si lo deseaban y los elfos domésticos conseguían un pequeño descanso. Así, muchas familias, especialmente las que tenían niños, preferían a menudo comer en sus cuartos en lugar del Gran Comedor, intentando mantener una cierta apariencia de normalidad.

Justo entonces, las puertas del Gran Comedor se abrieron, admitiendo a una alta mujer atractiva que sostenía a un niño pequeño en sus brazos. Los cansados ojos de Albus notaron rápidamente que tanto la mujer como el niño vestían ropa muggle. Antes de que pudiera estudiarlos con mayor detenimiento, la pareja en cuestión fue seguida por dos hombres y otro niño pequeño.

-No puede ser – se escuchó a alguien jadear; Harry pensó que había sido Remus, pero no estaba seguro pues su completa atención estaba ocupada solamente por la vista delante de él.

Pero era, estaba seguro de ello. De pie, delante de él, estaba la persona que menos habría esperado ver allí esa noche. Parado orgulloso delante de cada uno los reunidos en el Gran Comedor, casi como esperando que alguien se atreviera a decir algo, estaba nada más y nada menos que el mismísimo Harry Potter.

El Gran Comedor entró en erupción, dentro de un caos total mientras la gente intentada acercarse o alejarse de Harry y su familia. Una cosa era cierta; esto cambiaba todo. Nadie en el castillo iba a dejar de estar afectado, algunos más que otros, por este inesperado pero extremadamente bienvenido giro en los acontecimientos,. Albus pensó brevemente en aquellos que estarían más afectados por la presencia de Harry, antes de ser atrapado una vez más en el torbellino que estaba arrollando el Gran Comedor, mientras la gente asimilaba quién estaba parado justo delante de sus ojos.

Harry había jugado con la noción de ir de nuevo a Hogwarts como Emrys Kingston, por lo menos hasta que tuviera la oportunidad de presentar a su familia, pero había rechazado rápidamente esa idea. Tan pronto como la Orden lo viera con Draco, se darían cuenta inmediatamente de quién era, y no solamente eso, ya que, de cualquier forma, ellos fueron los primeros que sospecharon que él era realmente Emrys Kingston.

Parecía insustancial intentar ocultarse detrás de su fachada de `Emrys´ por más tiempo. Decidiendo que era mejor simplemente permitir que su alias se consumiera en un capítulo cerrado de su problemático pasado, Harry hizo frente a la gente que lo había condenado cara a cara. Soltando la mano de Evan, y sin hacer caso a la agitación que su llegada había causado, Harry exploró rápidamente el Gran Comedor, por primera vez desde la noche que lo habían arrestado.

Habían ampliado el recinto, permitiendo colocar mesas adicionales a las cinco que lo habían ocupado previamente. Ahora, al lado de la mesa principal, donde ese bastardo de Dumbledore se sentaba rodeado por su consejo, había otras ocho mesas largas, colocadas donde habían estado las cuatro mesas de las Casas una vez. Las nuevas mesas eran de un tamaño similar al de las mesas de las Casas y parecían estar ocupadas por las personas que disfrutaban su cena. Harry observó cuidadosamente que la mayoría de las personas en la sala parecían vestir los trajes rojos asociados a la Orden del Fénix o los trajes color azul profundo que usaban los aurores.

Ése no era el único cambio que fue observado inmediatamente. Harry sintió una profunda punzada de pesar cuando se dio cuenta que las hermosas banderas de las casas y las tapicerías de la escuela, ya no estaban allí, majestuosamente exhibidas como alguna vez estuvieron. "`Esto está mal" pensó para si. "Los fundadores nunca pensaron que Hogwarts se utilizará de esta manera" Una vez más se decepcionó de la comunidad mágica y de si mismo, por permitir que esto le sucediera a Hogwarts. Fortaleciendo su resolución, anduvo a grandes zancadas hasta la mesa principal.

Vio la expresión dolida en la cara de su Padrino; Harry no tenía ninguna intención de volver a vivir todo lo que acababa de pasar hacía apenas unas cortas semanas. Con un leve giro de su mano y un susurró "recordar" en voz baja, restauró los recuerdos de Sirius y Severus, sus recuerdos con respecto al tiempo que habían pasado juntos.

Apretando fuertemente los dientes al ver el molesto el centelleo en los ojos del viejo hombre, Harry se detuvo solamente cuando estuvo delante de él.

-Oí que me buscaba –silbó Harry, con su tono mortal.

El centelleo amortiguó solo levemente el tono de Harry.

-Sí, mi querido muchacho, lo hicimos. Gracias por venir.

Los ojos de Harry se estrecharon ante las palabras de cariño de su anterior mentor.

-No piense ni por un momento que mi vuelta aquí tiene algo que ver con usted, anciano.

Recostándose contra su silla, el Director sintió cada uno de sus 150 años.

-Veo. ¿Por qué no terminamos esta discusión en algún sitio más privado, ¿el compartimiento del fénix, quizás?

Sabiendo que esta confrontación prestaría mejor servicio delante del consejo y no en frente de todo el mundo en el Gran Comedor, Harry aceptó.

Pero antes de que Dumbledore pudiera levantarse de su silla, Draco interrumpió. Había seguido a Harry hasta la mesa principal y había oído por casualidad su conversación. Mirando la cara hambrienta de Evan, interrogándole con pavor y viendo una expresión similar en la cara de Matthew, quiso cerciorarse de que tomaran cuidado de su familia antes que se fueran para la que, estaba seguro, sería una discusión muy aburrida.

-Señor, si puedo interrumpir por un momento. Nuestra familia está cansada y hambrienta, ¿sería posible conseguirles algo de comer antes de empezar la sesión de la Cámara?

Harry lanzó a Draco una sonrisa agradecida. Se había olvidado de cuán hambrientos estaban los muchachos y se sintió mal al pensar en ellos y en Nicole.

-Señor Malfoy, puedo decir que es bueno verle otra vez. Le hemos echado mucho de menos -Dumbledore ni siquiera pestañeó ante el uso por parte de Draco de la palabra `nuestra ´, al referirse a las personas que los habían acompañado-. Creo que sería una gran idea. ¿Por qué no dejamos las presentaciones formales para más adelante, cuando todos se sientan refrescados? –dando unas palmadas, cinco platos limpios con sus respectivos cubiertos aparecieron al final de una de las mesas en el centro del cuarto.

Draco guió a Nicole y a los gemelos hacia el lugar donde sus platos habían sido colocados.

Sin hacer caso de la excitada charla que había explotado entre los individuos que habían atestiguado su llegada, Harry siguió a su familia hasta su mesa. Draco y Harry se sentaron en un lado de la mesa con Evan entre ellos, mientras que Nicole y Matthew se sentaron al frente. Habiendo perdido su apetito, Harry se limitó a sentarse allí, observando el placer de sus niños ante las vistas y olores a su alrededor. Su asombro al estar rodeados por obvias cosas mágicas ayudó a aliviar algo de la tensión de Harry.

Había olvidado lo incómodo que era estar siendo permanentemente observado y los susurros alrededor. Seguro, había sido famoso como Emrys Kingston, pero solamente como intérprete. La gente nunca buscaba de él más que un rápido autógrafo. No se esperaba que hiciera más que ningún otro intérprete y ciertamente no era mirado como el salvador del mundo. Una de las razones por las que odiaba ser Harry Potter, era porque se le quedaban mirando fijamente a la cara, literalmente.

Picando la comida de su plato, Harry empujó esos pensamientos a un lado y se encontró atrapado en el sonido de la voz calmante de Draco, quien contestaba pacientemente a las excitadas preguntas de los gemelos y las más suaves de Nicole. Una mano en su hombro lo trajo de nuevo al presente.

Harry se tenso y se alejó precipitadamente.

-Whoa, lo siento, Harry. No quise sobresaltarte.

El chico sonrió a su Padrino, avergonzado.

-Está bien, Sirius. Sólo estoy un poco nervioso.

-No te preocupes por eso, en tu lugar, yo también estaría así - después de saludar a Nicole, Draco y los gemelos, se sentó a la mesa al lado de Harry- . ¿Era necesario borrar mi memoria así?

Harry se encogió de hombros.

-No lo habría hecho de haber tenido cualquier otra posibilidad. Pero necesitaba algo de tiempo para conseguir terminar las cosas en casa y temía que si volvías sin mi a Hogwarts, Dumbledore simplemente enviaría a algún otro. No podía arriesgarme.

Sirius hizo una mueca.

-Bien, te perdonaré esta vez Harry, pero si fuera tú, tendría cuidado con Snape; pensé que le había estallado un vaso sanguíneo cuando descubrimos lo que hiciste.

Harry echó un vistazo cauteloso en dirección de la mesa principal. De hecho, Severus estaba mirando con odio en su dirección, pero Harry podía también ver algo más en su expresión. Alivio.

-Mira Harry, ahora que estás aquí, Dumbledore va a querer una completa explicación, nuestra reunión esta noche va a ser para mucho rato. Solo quería dejarte saber que si necesitabas algún sitio para que Nicole y los muchachos permanezcan mientras tanto, dado que no tienes cuartos propios todavía, serán más que bienvenidos en el apartamento que comparto con Remus.

Mientras Sirius terminaba su oferta, atrapó la mirada de Nicole. Ella había levantado una ceja cuando Sirius había admitido vivir con otro hombre.

-Oh no, no...es nada como eso, de hecho, Remus ya casi no está allí- protestó Sirius con rapidez mientras su cara adquiría un atractivo tono rosa; el pensamiento de estar con su mejor amigo de una manera íntima claramente no era de su gusto.

Ahora fue el turno de Draco para levantar una ceja pues él sospechaba dónde, y lo que era más importantemente, con quién, Remus pasaba la mayor parte de su tiempo libre.

Decidiendo que su Padrino había sufrido bastante, Harry sonrió.

-Demasiada información Sirius, pero gracias por tu oferta. Tengo la sensación de que Dumbledore no me va a dejar ni siquiera usar el cuarto de baño antes de que tengamos nuestra pequeña charla. ¿Sería posible que permanecieras con Nicole y los gemelos hasta que acaben aquí y luego los escoltes a tu apartamento? ¿Asumo que sabes donde está su apartamento, Draco?

Viendo al rubio asentir, Harry continuó:

-Después de que los ubiques, puedes unirte a nosotros en la Cámara. En todo caso, ya conoces mi historia.

Sin apartar sus ojos de Nicole, Sirius sonrió.

-Estoy encantado de ayudar, Harry.

Harry sonrió a su vez.

-Sólo recuerda que tus dos ahijados también están allí, además de Nicole, Sirius.

* * *

Desde el centro de la mesa, Dumbledore observaba la escena muy de cerca, tratando de estimar cual era la mejor forma de enfocar la crítica reunión que le esperaba. Decidiendo un curso de acción, le indicó a Charlie Weasley que se acercara a donde estaba sentado. Después de ordenarle que les informara al resto del clan Weasley acerca de lo que acababa de suceder y le pidiera que se reuniera con ellos en la Cámara del Fénix en una hora, continuó su observación.

Sacudiendo su propia cabeza, no terminaba de creer que Harry hubiera regresado a Hogwarts. Charlie se puso en camino con la intención de encontrar a Bill y Fred en primer lugar, antes de ir a los aposentos de Ron y Hermione. No estaba seguro de cómo la noticia del regreso de su primer mejor amigo los afectaría, pero sabía que lo haría. Tremendamente.

* * *

Hermione levantó la mirada del lugar en que estaba limpiando la mesa del comedor cuando escuchó que golpeaban la puerta de sus aposentos. Ella y Ron, junto con su hija, se habían mudado a un departamento en Hogwarts sólo dos semanas atrás, dos muy largas y dolorosas semanas. Vivían en Oxford, cerca de la casa de los padres de ella, ya que ellos eran muggles y no podían venir a Hogwarts. Ahora, sin embargo, ya no tenían que estar cerca de ellos pues sus padres ya no existían. Habían sido asesinados dos semanas atrás en un ataque de Mortífagos.

Los ataques de Mortífagos eran tan frecuentes que incluso los muggles sabían que algo estaba muy mal. Desafortunadamente, las pobres almas no tenían ni idea de cuan mala era en realidad la situación. Sus inefectivos intentos por protegerse contra el más poderoso Mago Oscuro, hasta daban risa, eran patéticos. ¿Pero quién podía culparlos? No tenían ni idea de lo que ocurría.

Hermione sabía que no tardaría mucho tiempo para que Voldemort atacara al mismísimo Parlamento, acabando no sólo con las comunidades mágicas de Inglaterra, sino con las muggles también

Antes que pudiera cruzar la habitación para abrir la puerta, esta se abrió cediendo el paso a Bill, seguido de cerca por Charlie y Fred. Instintivamente, adivinó que había pasado algo importante, soló con ver las expresiones en los rostros de sus cuñados. Antes de que pudiera preguntar qué pasaba, Bill la golpeó con un puño cariñoso.

-¿Cómo está mamá?- el mayor de los hijos vivos de los Weasley, se había propuesto ayudar en el cuidado de su madre luego que se quebrara, cuando la traición de Percy fue finalmente revelada. Lo único positivo era que el señor Weasley no había vivido para saber, ni las malvadas acciones de su hijo ni la posterior condición de su esposa.

-Está descansando- contestó Hermione cuidadosamente, todavía intentando imaginarse a qué habían venido. Habían decidido tener a Molly en una de las habitaciones de su apartamento cuando habían tomado residencia permanente en el castillo.

-¿Dónde está Rebeca?

Cansándose de las frases de dos palabras, Hermione replicó:

-Está en el cuarto, lista para dormir; Ron está con ella. ¿Van a decirme a qué vinieron o no?

Antes de que Bill pudiera contestar, hubo otro toque en la puerta. Ligeramente exasperada, Hermione lanzó sus manos hacia arriba y fue a contestar la puerta, preguntándose quién vendría a molestarlos.

Abriendo la puerta, Hermione se sorprendió al vio a una joven mujer que era voluntaria en el centro de cuidado de niños

-Melisa. ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Hay algo en que te pueda ayudar?

-Melisa está aquí porque yo le pedí que viniera, Hermione- le explicó Bill suavemente-. Har algo que necesitamos decirles a ti y a Ron, y luego Albus nos citó para una reunión de la Orden esta noche, así que le pedí a Melisa que viniera a cuidar a Rebeca.

-Hey Bill, ¿qué es eso de una reunión esta noche?- interrogó Ron mientras entraba cojeando.

Bill despidió a Melisa con un ligero asentimiento y ella fue a encontrarse con la niña.

-Vamos a sentarnos.

Hermione y Ron intercambiaron una mirada nerviosa, pero siguieron a Bill y a sus hermanos hasta el saloncito. Una vez todos estuvieron cómodamente sentados, Hermione aguardó expectante a que Bill comenzara. Pero no fue Bill quien empezó a hablar, sino Charlie

Sin estar seguro de cuál era el mejor modo de dar las nuevas, miro primero a Hermione y luego a Ron.

-Esta noche, durante la cena, algo inesperado sucedió en el Gran Comedor- Charlie suspiró, se sentía mucho mejor tratando con dragones que con gente- . En realidad, supongo que sería más correcto decir 'alguien inesperado' y no algo- el pelirrojo empezó a pasear.

Sacudiendo la cabeza ante sus nerviosos hermanos, simplemente agregó-

-Él regresó. Harry regresó.

* * *

Hermione paseaba alrededor de la Cámara del Fénix, esperando que terminara de llegara el resto del Consejo de la Orden. Todavía estaba en estado de shock, sin procesar realmente lo que Bill y Charlie habían tratado de decirles a ella y a Ron. Aparentemente, Harry Potter y Draco Malfoy , junto con dos niños y una mujer desconocidos, sencillamente habían aterrizado en Hogwarts esta noche, de regreso a sus vidas. Sencillamente era demasiado increíble.

Hasta hace poco les había informado Dumbledore sobre la más reciente misión de Malfoy. Harry Potter había sido localizado, pero al final había rechazado sus súplicas y había rehusado regresar y ayudar en la guerra. No sólo eso, sino que Draco había decidido quedarse con Harry sin razones específicas. Aunque si alguien hubiera escuchado las quejas de Ron, de seguro les hubiera echado una filípica sobre cómo Malfoy albergaba un amor no correspondido. La pérdida de los talentos de Draco era un golpe significativo. Para ser honestos, Hermione había guardado esperanzas. Había visto demasiada muerte y destrucción. En realidad, envidiaba a Harry y Draco que podían mantenerse lejos de todo esto.

Pero ahora, todo esto podía cambiar, si lo que decían Bill y Charlie era cierto y Harry en verdad había regresado. Quizás no fuera demasiado tarde, quizás todavía tenían una oportunidad después de todo, aunque fuera débil.

Un silencio espeluznante hizo lentamente su camino alrededor de la mesa, Despacio, Hermione acortó su paso a media zancada. Mirando alrededor del cuarto, notó la fuente del malestar general. Draco acababa de incorporarse al recinto, seguido de cerca por quien sólo podía ser una hermosa versión más madura del muchacho que había sido una vez su amigo. Los dos hombres se sentaron lo más lejos que pudieron del resto de la Orden.

Sintiendo que sus piernas comenzaban a temblar, agradeció cuando Bill la guió firmemente hacia el lugar donde estaban ubicadas su silla y la de Ron. "Él está aquí, está justo aquí"- repetía una y otra vez su cabeza.

Sabiendo que Ron estaba afectado de modo similar, tomó su temblorosa mano entre las propias, esperando que juntos pudieran ser capaces de pasar a través de esto

* * *

Tan pronto como los miembros se hubieron colocado en sus asientos, Dumbledore no perdió tiempo en abocarse a lo que los había llevado allí.

-Cómo ya todos debéis estar enterados, mis amigos, este es un día memorable para nosotros. Harry Potter ha regresado.

Su aviso fue recibido con silencio, mientras todos aún intentaban determinar qué era lo que significaba eso exactamente.

-Harry, sé que Severus, Sirius y Draco ya han extendido nuestras disculpas hacia ti por la grave injusticia cometida, pero...

-Grave injusticia...- repitió Harry con desprecio –. ¿Así es como usted lo llama ahora?. Enviaron a un niño inocente a prisión. Las palabras claves allí son "niño" e "inocente". Llamaría a eso más que una grave injusticia.

No queriendo agravar la situación, Albus asintió.

-Convengo Harry, lo qué te hicimos fue impensable y estamos apesadumbrados por no creer en ti. Será por siempre uno de los errores más grandes de mi vida. Estoy en verdad apenado, Harry.

El joven inconscientemente pasó su mano a través de su pelo, quitando el flequillo de su frente, revelando su famosa cicatriz.

-No volví aquí para escuchar sus excusas o disculpas patéticas, que definitivamente llegan demasiado atrasadas.

Dumbledore buscó en la cara de Harry una señal, y al no vislumbrar nada, suspiró.

-¿Entonces por qué estás aquí?

La fija mirada esmeralda de Harry se reunió y sostuvo los ojos azules que habían visto más de siglo y medio de problemas y de soluciones.

-Estoy aquí, porque no podría vivir conmigo si no hubiera venido.

El enojo de Harry creció cuando el consejo pareció relajarse y suspiro de alivio ante sus palabras.

-Pero déjenme dejar en claro algunas cosas desde ahora. Lo qué todos ustedes me hicieron fue imperdonable, y mi presencia aquí de ninguna manera indica que he elegido perdonar y olvidar. No somos amigos, mentores, colegas, ni siguiera compañeros. No me gustáis ninguno de vosotros, a excepción de Draco, Sirius, y Severus, y no veo que eso vaya a cambiar. Jamás.

Harry ignoró los jadeos de indignación originados por su último comentario.

-También he vuelto porque creo que puedo ayudar a prevenir más muertes. Ahora no soy ni quiero ser un miembro de esta Orden. Por lo que a la Orden concierne, actuaré solamente como un consultor y haré únicamente lo que piense que es lo mejor, cuando considere que la acción es apropiada. Para hacerlo más fácil, no acato órdenes de usted, Dumbledore. Además, elegiré mis propias batallas. ¿Estamos claros?

Decepcionado, pero sabiendo que aún así seguían estando mejor de lo que habían estado al principio del día, Dumbledore asintió su aceptación.

-Bien Harry, si eso es lo que quieres, eso puede ser arreglado. Pero recuerda esto, en tu séptimo año hiciste un juramento ante esta Orden cuando te uniste a nosotros. Eso es una obligación para el resto de la vida y no se puede revocar simplemente porque no desees seguir con ella.

-Realmente, estoy sorprendido de cómo ahora mi calidad de miembro es una obligación para el resto de la vida, pero cuando era yo el que estaba en necesidad, cuán fácil fue para todos los presentes darme la espalda. Eso no era para nada lo que yo esperaba cuando hice ese juramento, Dumbledore- siseó Harry, con odio en la mirada.

-No Harry, imagino que no- dándose cuenta de su error en recordar la obligación de Harry, Albus intentó mantener su propio tono calmado, en un esfuerzo de calmar al joven-.Draco nos informó ya sobre tu escape de Azkaban y el tiempo que ambos pasasteis juntos en la ciudad de Nueva York. Pero, Harry, ¿por favor, serías tan amable en decirnos dónde has estado desde entonces?

Tomando la vieja técnica de distracción del anciano por lo que era, Harry decidió conformarse, pues sabía que tarde o temprano insistiría en una explicación. Sintiendo la mano de Draco resbalar dentro de la suya, dio al rubio un pequeño apretón y después se lanzó a narrar su historia, omitiendo cualquier mención de los gemelos, su embarazo, sus otras formas de animago o su capacidad de realizar magia con las manos.

A medio camino de su explicación, observó a Sirius unirse al grupo, tomando su asiento al lado de Remus Lupin. Su padrino le sonrió, dejándole saber que Nicole y los muchachos estaban siendo atendidos.

Mientras Harry discutía su vida en los Estados Unidos, se tomó el tiempo para reflexionar en la gente situada alrededor de la mesa grande. Su estómago vacío se apretó dolorosamente. Esperaba sinceramente que tratar con toda esta gente no le diera una úlcera de estómago.

Todos parecían más viejos y gastados; Tanto Remus como la Profesora McGonagall estaban ciertamente más apagados que la vez última vez que Harry los había visto. Hermione tenía pequeñas líneas de preocupación en su cara, que ciertamente no estaban allí cinco años antes y parecía que había engordado algunos kilos. Ron tenía una cicatriz repugnante que cruzaba su cara de lado a lado; entonces recordó que Draco había mencionado una vez que Ron había sido herido gravemente y nunca se había recuperado completamente. Harry no pudo evitar preguntarse si tendría otras lesiones. Lo más triste de todo fue observar que la risa que era tan constante como la salida del sol, se había apagado completamente en los ojos de Fred Weasley.

Continuará..............

Gracias a Ali que aunque no salga su nombre con el mío me ayuda a traducir esta historia.

Chic@s, hasta aquí el capítulo 18. Esperamos que os haya gustado. Gracias por seguirnos acompañando a través de la historia.

Además, queremos invitarl@s al grupo que hemos creado juntas, para leer buenos fic, ver fotos, intercambiar noticias y demás. L@s invitamos a unirse. La dirección la encuentran en el perfil de Alima21. Besos mil.

Snivelly: Pues sí, Sirius y Severus recuperaron la memoria y Harry no le pego a Albus-Matusalén, pero poco le falto; si nuestro Gryffindor no fuera tas educado, ya verías jeje. Besos y nos vemos pronto.

Amo-draco: Nos alegra que te guste la historia pero lamentablemente no podemos hacer nada con las escenas ya que es una traducción y debemos respetar estrictamente lo escrito por la autora, pero le haremos llegar tu sugerencia. Gracias por leer la historia. Saludos.

Marla: aquí tienes la continuación y las primeras reacciones en Hogwarts, esperamos te haya gustado el capítulo. Sobre el tiempo de traducción, te rogamos un poquito de paciencia, pues llevamos entre manos varias traducciones más como alima21 y debemos diversificar nuestro tiempo. Pero no te preocupes que seguiremos traduciendo periódicamente. Saludos

Paola: Pues huyeron de casita, y su fueron a meter en casa del lobo Dumbledore y sus fierecillas de la Orden. Veremos cómo les va. Y hablando de actualizar pronto, jovencita, a ver si te aplicas el cuento jeje (mensaje de Ali, ñaca, ñaca)

LUZY SNAPE: Pues Ali es mi alter ego y yo soy su alter ego, algo así como las dos mosqueteras, así que quien se mete con una se mete con las dos jaja. Gracias por tus elogios a la traducción y espero te siga gustando el fic. Besos

Kmy Kusanagui: ¿Verdad que si estuvo romántico? (incluir suspiro profundo) Nos encanta que pongas review, pero no te preocupes si no tienes tiempo. Sabemos que siempre estás ahí. Besotes.

Mickaelle: Agradecemos tus palabras y con gusto se las transmitiremos a la autora, ya que sólo somos las traductoras, pero opinamos como tú, este es un gran relato. Esperamos que te siga gustando la historia, pero ten un poquito de paciencia con las actualizaciones, pues tenemos varias traducciones entre manos a la vez. Saludos

Gala Snape: Sí, en realidad soy Maria (la mitad de Alima21) y soy la que anda con Ali por ahí haciendo diabluras aunque Ali también trabaja en esta traducción porque es una de las más difíciles. Ya sabes, como Batman y Robin (¿o será Mortadelo y Filemón?). Lo que ocurre es que publicamos aquí y en slash-fiction, y últimamente en nuestro rinconcito. Ve a visitarnos. Besos