CAPÍTULO 22: FIESTA Y CONFLICTOS

La habitación estaba silenciosa, demasiado silenciosa, cuando Harry entró en la sala común del apartamento de su padrino. Matthew y Evan se acurrucaron cerca de su papá mientras entraban detrás de él, arrastrando los pies, en el oscuro recinto.

-¿Donde está Tío Siri?- susurró Matthew, mirando alrededor del cuarto vacío.

-No lo sé... ¿Por qué tú y Evan no entráis y veis si podéis encontrarlo?- sugirió Harry, intentando sin éxito ocultar la sonrisa en su cara. Había traído a los gemelos a visitar a Sirius con el pretexto que Tío Siri tenía algunas ranas de chocolate para los muchachos, pero parecía que nadie estaba en casa por el momento.

Mirando atrás a su papá para cerciorarse de que todo estaba bien, los muchachos avanzaron cautelosamente al centro del cuarto, las ranas de chocolate eran demasiada obsesión para ellos, como aún seguían siéndolo para su padre. Pero antes de que pudieran pasar a través del cuarto al vestíbulo, que conducía al resto de las habitaciones del apartamento, las luces los inundaron y un ruidoso grito de '¡SORPRESA!' hizo a ambos muchachos saltar y correr de nuevo hacia el umbral, donde Harry continuaba parado.

-Te dije que una fiesta sorpresa no era apropiada para celebrar el cumpleaños de unos niños de tres años- Harry reprendió suavemente a su compañero. Draco había saltado de detrás de los muebles junto con Nicole, Sirius y un par de niños pequeños de los que los muchachos se habían hecho amigos en las tres semanas o algo así que habían estado viviendo en Hogwarts. Severus iba a pasar más tarde; había rechazado ponerse en la indigna posición de tener que ocultarse detrás de un sofá o de una silla, sin importar cuanto cariño había tomado a los muchachos.

Matthew y Evan dejaron escapar un chillido salvaje tan pronto como vieron las caras familiares. Saliendo del lugar donde se ocultaban detrás de las piernas de Harry, los gemelos corrieron primero hacia Nicole y luego se precipitaron hacia el lugar donde Draco estaba parado.

-¡Feliz cumpleaños, niños!- dijo Draco con una gran sonrisa, contentísimo ante la perspectiva de pasar con sus hijos el día de su cumpleaños por primera vez. Los ojos de los pequeños destellaron cuando se dieron cuenta que hoy era su cumpleaños. El tiempo no tenía mucho significado para niños tan pequeños, pero eran capaces de conectar el concepto de regalos y pastel y otras cosas buenas con su cumpleaños.

-¡Sí!- aclamaron en voz alta al unísono-. ¿Pastel? ¿Regalos?- preguntaron a su padre. Estaban muy excitados y daban saltos alrededor como habas mexicanas brincando, por lo que Draco no podría decir quién estaba preguntando qué. Al parecer, esto no importaba, y en el siguiente instante, un ruidoso chasquido fue oído y delante de los ojos de los gemelos, y un elfo doméstico entregó un pastel de cumpleaños de gigantesco tamaño. El pastel tenía dos secciones distintivas. Una estaba formada como un perro y estaba arrimada contra la otra mitad del pastel, que había sido confeccionada para asemejarse a un conejito.

Harry examinó el pastel. Los elfos domésticos habían hecho un maravilloso trabajo y habían seguido sus instrucciones exactamente. La mitad del pastel que correspondía a cada muchacho parecía casi idéntica a sus animales de peluche preferidos y tenía las palabras feliz cumpleaños Matthew o Evan escritas en verde oscuro o plata hielo, respectivamente, junto con tres velas.

Observando que ya Severus había decidido honrar al grupo con su presencia, Harry dio indicaciones para que el elfo encendiera las velas. El Gryffindor hizo una mueca mientras su entrenado oído musical fue asaltado por una de las peores interpretaciones de 'feliz cumpleaños' que se había visto forzado alguna vez a atestiguar. Los gemelos, sin darse cuenta que la canción era cantada en su honor, participaron con todo lo que dieron sus pulmones, siendo sólo superados por los gritos de Sirius y Draco, que estaban compitiendo para ver quién podía cantar más alto. "Deben estar intentando compensar los dos cumpleaños que faltaron con un entusiasmo adicional" pensó Harry para si. Desafortunadamente, no fue la última vez durante esa fiesta que ese pensamiento cruzó su mente.

Sintiéndose lleno y un poco nervioso por todo el pastel y helado que había consumido, Harry se recostó contra Draco quien estaba parado tras él, mirando a sus hijos abrir la pequeña montaña de los regalos de cumpleaños.

-Esto es realmente demasiado, ¿sabes?- susurró Harry, pues otro grito de alegría llenó el aire.

Draco se las había arreglado para comprar a los muchachos prácticamente cada juguete mágico apropiado para niños de tres años, e incluso algunos que en la mente de Harry no eran para nada apropiados. Draco decidió ignorar a Harry en el momento que vio a Matthew alcanzar otro paquete brillantemente envuelto.

-Pensaba que acordamos darles sólo las escobas de entrenamiento- Harry comenzaba a molestarse, no demasiado entusiasmado al ser ignorado.

Sonriendo a su compañero, Draco intentó consolar al trastornado hombre.

-Bien Leo, aunque estuve de acuerdo en que las escobas serían el regalo perfecto para los muchachos, nunca dije que iban a ser su único regalo.

Mirando alrededor del cuarto en exasperación, el otro comentó:

-Bien, ahora que ya compraste la tienda, Dray, ¿qué va a quedar para Navidad?- inquirió Harry sarcásticamente, secretamente satisfecho de que Draco hubiera evitado todo el problema, al seleccionar y pedir vía lechuza que le enviaran el enorme montón de regalos.

Levantando una de sus finas cejas que eran tan rubias que parecían casi blancas, Draco sonrió:

-Bien, entonces no tendremos que preocuparnos de ese problema hasta Diciembre, ¿no?

Harry sacudió la cabeza, sabiendo que no iba a conseguir nada con el Slytherin, y con toda honradez, realmente no le culpaba. Era la manera como Draco intentaba compensar los cumpleaños que había estado ausente.

-Admito que los monos en un barril son un tiro, ¿pero no piensas que son un poco demasiado jóvenes para que funcionen con magia?- "Los monos en el barril" era un juego parecido al juego de niños muggle, pero los monos habían sido encantados para actuar como monos verdaderos. Al abrir la caja, los muchachos la habían desgarrado y en ese momento había monos corriendo furiosamente por todo el apartamento de Sirius. Los adultos habían desistido hacía tiempo de intentar atraparlos, sabiendo que el encantamiento era solo temporal y era reaplicado automáticamente cada vez que los monos salían del barril.

Otra vez, parecía como si alguien con una educación muggle hubiera traído consigo las ideas de los juegos que había gozado siendo niño, haciendo una versión mágica de su funcionamiento. Sin embargo, mientras el artilugio muggle hacía que la nariz de una figura se iluminara siempre que alguien tocaba los lados del juego mientras intentara extraer delicadamente un pequeño trozo de extraña firma con un par de pinzas de plástico, esta versión tenía una persona gritando y retorciéndose en agonía. Había asustado al pobre Matthew a tal grado que no quiso abrir ningún otro regalo por más de quince minutos.

Sabiendo que estaba equivocado, Draco todavía no pudo evitar sino defenderse.

-Es una buena manera para que desarrollen sus pequeñas habilidades de motricidad fina- Draco sonrió-. Además, yo tenía uno cuando tenía su edad.

-Y todos sabemos cómo resultaste- replicó Harry con engreimiento

Draco rechazó picar el cebo y en su lugar, regresó su concentración a sus hijos.

Con un suspiro, Harry se acurrucó contra el fuerte cuerpo detrás de él. Le sorprendió cuánta comodidad podía encontrar sólo con tocar al otro hombre. Las últimas semanas no habían hecho otra cosa que consolidar su entrega el uno al otro y a su familia.

El mirar sus hijos rasgar sus regalos, hizo que Harry recordara su propia celebración de cumpleaños, ocurrida apenas una semana antes. Naturalmente, fue más suave, con bastantes menos regalos, pero era justo lo qué Harry había querido. Draco había invitado a Sirius y Severus a acompañarlos en una cena tranquila con la familia, en la sala privada del Pasillo de los Fundadores. Draco, intentando bromear con su padrino, le pidió que trajera una pareja para la ocasión. Sin embargo, la broma fue para Draco, cuando Severus apareció con Remus de su brazo. Compartir su cena de cumpleaños con Remus no fue tan malo como habría podido ser. En las semanas transcurridas desde que Harry había llegado a Hogwarts, había logrado tratar con cortesía a la mayoría de las personas, aunque seguía comportándose con bastante frialdad.

Harry se rió entre dientes mientras recordaba las expresiones en las caras de Severus, Remus y Sirius cuando por primera vez entraron al Pasillo. Lo más probable es que su propio rostro había tenido la misma expresión de mudo asombro que ellos tenían. Después de un rápido recorrido del lugar, donde, según lo esperado, Severus tuvo que ser arrastrado fuertemente fuera de la cámara de pociones, después de que hubiera extraído una promesa de Harry y de Draco de que podría volver más tarde a examinar completamente el recinto y sus muchas maravillas, los cinco hombres y Nicole, a quien Sirius había pedido que fuera su pareja esa tarde, se instalaron en el comedor, para una elegante comida de cinco platos.

Draco había pedido a los elfos domésticos que prepararan sus platos favoritos, y en su conjunto, la noche había resultado bien. El único aspecto oscuro había sido cuando Harry había abierto un pequeño regalo que no tenía una tarjeta. Dentro de la pequeña caja estaba un chivatoscopio de latón de alta calidad, que se asemejaba a los que Ojoloco Moody acostumbraba utilizar. Sólo después de sacar objeto de la caja, Harry notó la pequeña tarjeta unida a el.

Querido Harry,

Esperamos que utilices éste tan bien como lo utilizamos en el pasado. Feliz cumpleaños.

Ron y Hermione

Tan pronto como vio el chivatoscopio había recordado inmediatamente el primer regalo de cumpleaños que había recibido alguna vez, excepto la tarta de Hagrid, por supuesto. Había sido el verano antes de su tercer año, cuando había recibido regalos de sus dos mejores amigos. El regalo de Ron había sido un chivatoscopio barato que había comprado durante las vacaciones con sus padres en Egipto, mientras que Hermione le había enviado un kit de mantenimiento de escobas. Enviarle esto ahora era, sin ninguna duda, un esfuerzo por recordar a Harry cuan cercano había sido una vez el trío.

¡Cómo había atesorado esos primeros regalos, habían significado el mundo para él en ese entonces!. Fue divertido realmente cómo, cuando Dumbledore finalmente le había devuelto a Harry sus pertenencia personales que habían sido dejadas en Hogwarts, todavía se sintió unido profundamente a esos dos objetos, aún cuando ya no sentía nada por la gente que se lo había dado.

Fue maravilloso conseguir su viejo baúl de regreso. Por algún tiempo después de que le fuera devuelto, ni siquiera había tenido el valor suficiente para abrirlo. El baúl simplemente quedó allí, cerrado bajo llave, contra una pared del dormitorio que compartía con Draco. Finalmente, después de que Draco se enfermara de tanto mirarlo, forzó a Harry a sentarse y ocuparse de su contenido. Mirando hacia atrás, Harry se alegró completamente de que Draco le hubiera obligado a enfrentarse a su pasado de nuevo.

Sentándose uno al lado del otro en el suelo de su dormitorio, Harry y Draco, fueron sacando cuidadosamente sus cosas de la escuela, pieza por pieza. Los libros fueron agregados a la biblioteca. Las viejas túnicas y ropa fueron desechadas. Con cada objeto, Harry tenía un recuerdo que compartir o una historia que contar. Los dos jóvenes hombres pasaron la mayor parte del día de esa manera, hasta que el baúl estuvo finalmente vacío. Entonces, el baúl fue almacenado en alguna parte fuera de la vista y cualquier cosa digna de guardar fue apartada cuidadosamente. Harry se puso contentísimo al descubrir que la vieja capa de su padre todavía estaba allí, en el baúl. Estaba seguro de que Dumbledore se la habría dado a algún otro o que Ron la había tomado para si. Pero ninguno de esos dos acontecimientos habían sucedido y ahora la capa estaba de regreso con su dueño legítimo.

Harry estaba agradecido por que Draco lo había entendido y le había ayudado a ocuparse de sus cosas. El rubio lo había ayudado a entender que estaba bien que todavía acariciara los recuerdos de sus anteriores años escolares y las amistades que entonces tenía, aunque no le gustara las personas en que esos amigos de la niñez se habían transformado con el tiempo. Él podía extrañar al Ron y la Hermione con los cuales había gozado de tantas aventuras, aunque no perdonara a sus yo adultos por lo que finalmente le hicieron..

El otro asunto por el que Harry estaba eufórico, era por tener de vuelta a su vieja escoba. La Saeta de Fuego que Sirius le había regalado hacía ya mucho tiempo, todavía estaba en grandes condiciones. Seguro que ahora había más nuevos y más rápidos modelos en el mercado, pero Harry simplemente estaba feliz de tener a su fiel vieja escoba de vuelta, sintiéndose como si se hubiera reunido con un viejo amigo. Por supuesto que ni siquiera e comparaba con la sensación que tuvo la primera vez que pataleó duramente la tierra y voló remontando alto en el cielo. Merlín, le había hecho falta poder volar. Lo más cerca que había conseguido de sentirse así de libre, era cuando podía transformarse en su forma de animago de Fénix.

El cumpleaños de Harry había terminado de la mejor manera posible, con su amante y él juntos, reafirmando su amor y entrega el uno al otro. Draco lo había tomado en sus brazos y suavemente le hizo el amor repetidas veces, durante la mayor parte de la noche. En un cierto punto, habían terminado de hacer el amor en el resorte caliente de las aguas termales de su cuarto de baño principal, y ese era un recuerdo que, ciertamente, permanecería en el hombre de pelo oscuro durante mucho tiempo.

Mirando por encima el hombro de Harry, Draco vio el rubor subir a su cara. Con un suave mordisco en su oído, susurró:

-¿Qué estás pensando, porque seguro que no es en los libros de historia que Nicole acaba de dar a los muchachos?

El ver a Harry ruborizarse profundamente al ser atrapado sumido en cualesquiera pensamientos traviesos que distraían en ese momento su cabeza, hizo que el rubio sonriera.

-Te diré más tarde- susurró Harry, esperando que Draco dejara el asunto pasar.

Apretando a Harry firmemente alrededor de la cintura, Draco presionó sus labios contra el cuello del hombre de pelo oscuro antes de usar su lengua para hacer círculos pequeños en la piel sensible de allí.

-Tengo una idea mejor, que te parece si me lo demuestras más tarde.

Harry tuvo que morder su labio para prevenir el gemido que amenazaba brotar ante las sensibles administraciones de su compañero. Inclinando su cabeza hacia delante, lejos de la boca cálida de Draco, Harry se las arregló para jadear:

-Para, deja de bromear.

-Hey, ¿estáis los dos bien allá?- gritó Sirius a través del cuarto en donde un montón de papel de envolver arrugado estaba poniéndose peligrosamente alto.

Harry se ruborizó incluso más fuertemente, si es que aquello era posible, al notar que sus acciones habían atraído la atención, no solo de su padrino, sino de los otros adultos en el cuarto.

Harry rodó sobre la cama terminando acostado sobre su espalda al lado de cierto rubio sexy. Después de la fiesta, los jóvenes se habían excusado y dejaron a Sirius y Nicole recogiendo los innumerables regalos de los gemelos, colocándolos en el nuevamente ampliado cuarto de juegos.

-¿Qué estás pensando ahora?- preguntó una voz soñolienta y saciada.

Pasando una mano por el pecho sudoroso de su amante, Harry se inclinó hacia él, presionado un suave beso sobre la piel cálida.

-Simplemente estaba pensando en lo feliz que soy.

Harry estaba sorprendido al darse cuenta de cuan verdaderas eran sus palabras. Seguro, la transición del regreso a Hogwarts y la interrelación con la gente había sido difícil, pero con la ayuda de su familia lo estaba haciendo muy bien. Su vida había cambiado tanto en los últimos meses, que si alguien que le conociera de antes le viera ahora, no podrían reconocerlo, y eso no sólo se atribuía a su cambio de apariencia física. Él era genuinamente feliz.

Cuando los muchachos nacieron fue muy feliz, pero la plenitud que ahora lo colmaba era debida sólo a una cosa, a una persona. Su felicidad estaba relacionada directamente con su relación con Draco. Nunca podría haber imaginado llegar a estar tan cerca de alguien como lo estaba del rubio. Decir que compartían todo no parecía expresar cuan conectados estaban realmente los dos hombres.

Estaba deprimido al poder atestiguar exactamente lo qué Voldemort y sus 'menos que felices hombres' habían hecho en esta parte de Europa. Sin embargo, Harry no podía negar que estaba donde pertenecía. No estaba seguro si era Europa, Escocia, la comunidad mágica en general e incluso Hogwarts, pero había algo sobre estar aquí que se sentía bien.

El pensar sobre el monstruo hizo que sintiera ligeras náuseas. Desde que volvió a Hogwarts había estado experimentando un dolor ocasional en su cicatriz, similar al que sintió en sus años escolares; apenas un persistente recordatorio de su deplorable conexión con el Señor Oscuro. Al parecer, mientras que había estado viviendo en los Estados Unidos, la distancia entre ellos había sido demasiado grande para que la conexión funcionara.

Desechando cualquier pensamiento sobre su propio malestar, Harry pensó en la unión de su compañero a esa bestia. Draco nunca se quejaba, pero Harry lo veía hacer muecas de dolor de vez en cuando y discretamente frotar el punto en su brazo donde la marca oscura estaba localizada. Similar a su conexión, ahora que estaba en cercana proximidad a Voldemort, el feo tatuaje en el brazo de Draco quemaba cuando lo convocaban. Por supuesto, Draco nunca contestó a la convocación, pero eso no evitaba que Harry se preocupara de él.

Harry incluso había tomado previsiones para hablar con Severus sobre si se podría hacer algo para romper conexión que Draco tenía con el Señor Oscuro a través de la marca, pues Severus estaba íntimamente familiarizado con el tema. Harry se alegró de saber que ya Draco había hablado con su padrino y que Severus había desarrollado una poción que, aunque no podía romper el enlace, ayudaría a reducir parte del dolor que Draco sentía cuando la marca ardía.

Incluso sabiendo que de haber permanecido en California, no habrían tenido que ocuparse de sus respectivas conexiones con Voldemort, Harry estaba alegre de que hubieran vuelto a Escocia. Sacudiendo la cabeza levemente para librarse de los pensamientos oscuros, dejó su mirada fija vagar un rato más sobre el magnífico hombre al su lado.

Determinado a no dejar que los pensamientos deprimentes arruinaran su buen humor, Harry giró para quedar sobre su compañero.

-Te amo- dijo suavemente, su voz fornida y profunda por el deseo.

Draco contuvo la respiración cuando vio las llamas encenderse una vez más en los ojos de su compañero, que ahora se asemejaban a la exuberante hierba en la temprana primavera cuando la vida una vez más volvía a los campos estériles. Draco solo tuvo tiempo para susurrar "También te amo" antes de que sus labios una vez más fueran capturados en un beso de tierra en movimiento.

-Quiero hacerte el amor.

Recordando las actividades de la tarde anterior, la noche anterior y una vez más en la madrugada, no pudo evitar sorprenderse un tanto.

-¿Otra vez? Nunca supe que eras así de juguetón. Pensé que querrías levantarte y pasar un cierto tiempo esta mañana con los gemelos, jugando con sus nuevos juguetes.

Sin rastros de vergüenza, Harry se estiró y se arrimó al hombro desnudo de Draco, presionando la prueba de su deseo en el muslo musculoso del rubio.

-Una vez más y otra vez, y otra vez...

Viendo la lujuria en los ojos de Harry, Draco consiguió gemir su aprobación antes de entregarse al calor hirviente que pronto lo dominó. Los muchachos tenían que esperar un poco más de tiempo.

La cicatriz de Harry lo había estado incomodándolo por intervalos durante todo el día. Era una molestia más que dolorosa. El hombre de pelo oscuro pasó su cansada mano por su cara mientras que intentaba sofocar un bostezo. Estaba agotado, un par de días habían pasado desde el cumpleaños de los gemelos y Evan no dormía bien. Su niño había tenido una pesadilla la noche pasada, y Harry había estado cuidándolo. Tomó sobre una hora y media de abrazos antes de que Evan cayera de nuevo dormido. Esto se había convertido en algo de rutina desde que se habían mudado a Hogwarts, pero sus pesadillas habían aumentado constantemente de frecuencia hasta que estaba teniendo una casi cada noche.

Harry estaba preocupado, pero sabía que no había nada que pudiera hacer para evitar que Evan dejara de tener pesadillas, excepto hacerle sentir a salvo y seguro. Draco y él habían tomado por costumbre dedicar el desayuno y la cena a los muchachos, así como jugar con ellos durante no menos de dos horas cada día, sin importar cuanto entrenaran o las sesiones de estrategia en que estaban participando.

En armonía con su palabra, Harry asistió a la mayoría de las reuniones de la Orden voluntariamente, aunque en general sólo escuchaba e interponía raramente una opinión. También participó en las sesiones diarias de entrenamiento para ponerse al día con cualquier maldición o encantamiento que no hubiera podido tener tiempo de aprender con anterioridad. Cuidadoso de utilizar siempre la varita que Dumbledore le había dado para sustituir la que había sido rota, Harry guardó sus talentos mágicos con las manos en secreto. Además, nunca lanzó sus hechizos con fuerza completa, sintiendo que mientras más información se guardara para si mismo hasta que fuera necesario, mejor. Sonrió cuando vio lo impresionados que quedaron Dumbledore y los otros, al darse cuenta de cuánta magia había podido conservar en los años, dado que no le estaba permitido practicar.

Aparte de todas esas actividades, el horario diario de Draco y él incluía algún tipo de actividad física, volar o ir a correr, pasar tiempo en su biblioteca privada investigando cualquier cosa que pudiera ayudarles en esta guerra, así como practicar duelo en su compartimiento privado de duelo. A menudo, Sirius, Severus y Remus se les unían allí. Aunque cuando Remus acompañaba a Severus, Harry se cercioraba de disminuir sus capacidades un poco. De cualquier persona en el castillo, Harry estaba bastante seguro que Remus sospechaba algo, aunque nunca actuaba diferentemente o le preguntaba sobre sus capacidades directamente, en varias ocasiones, Harry encontró al hombre lobo mirándole de una manera divertida.

Draco se cercioró de tener un montón de tiempo para experimentar en el laboratorio de pociones, muchas veces con la ayuda de Snape. Ya habían podido elaborar versiones de muchas pociones curativas, más fuertes y potentes que las que en ese momento estaban en uso en la sala médica.

Nicole pasaba una buena parte de su día con Matthew y Evan, excepto por algunas horas por la tarde o algunas noches ocasionales, en que ella ofrecía voluntariamente sus servicios en el ala del hospital. Después de que tras algunas discusiones caldeadas, ella hubiera conseguido convencer a Harry de que necesitaba hacer un esfuerzo más imporante para esta guerra que el de ser una simple canguro. Era una curandera entrenada y quería utilizar esas habilidades que eran muy demandadas.

Harry consintió eventualmente, cuando ella precisó que era bueno que los muchachos comenzaran a hacer a algunos amigos propios. Matthew y Evan habían estado muy conformes con la idea de jugar con otros niños de su edad, y ahora, cada tarde después de comer, los muchachos iban al centro de guardería a jugar por algunas horas.

Aunque todavía eran el centro de atención siempre que salían del Pasillo de los Fundadores, Harry y Draco habían consiguido ignorar mucha de esa atención dirigida a su camino, satisfechos con la rutina que habían encontrado en sus vidas. Sin embargo, mientras Harry miraba alrededor de lo que quedaba de su cena, pensó para si que la rutina no era siempre una buena cosa.

Draco, Nicole, Matthew, Evan y Harry habían estado sentados gozando de una tranquila cena en su comedor cuando, sin saber de dónde, sin la más ligera provocación, Matthew tomó el tenedor lleno de guisantes y lo azotó contra la mesa. Los guisantes, que eran levemente pesados, golpearon a Evan en la frente. Antes de que Harry pudiera recuperarse, Evan tomó represalias. Levito su copa de leche encima de donde se sentaba su hermano y lo descargó puntualmente sobre su cabeza.

Ambos muchachos ahora utilizaban libremente magia con las manos para expulsar alimentos el uno al otro. Harry hizo una mueca de dolor mientras Draco intentaba interponerse entre los muchachos que luchaban y fue recompensado con una salpicada de la salsa de carne de pollo en su cara. Ahora el Slytherin estaba enojado, pero en vez de actuar de acuerdo con los veintitantos años que tenía, regresó de nuevo a su propia niñez y patatas hervidas mancharon el pelo de ambos muchachos.

-Espero que te des cuenta que es tu turno para darles un baño esta noche- Harry gritaba sobre los chillidos y los ruidosos gritos.

Oyendo el comentario de su compañero, Draco dejó de tirar zanahorias cocinadas en sus hijos y en su lugar, cambió su blanco por uno mucho más grande. Nicole tomó sabiamente la oportunidad de tomar un descanso antes de que pudiera ser atrapada en el tiroteo.

No feliz de ser golpeado en la cara con una mano llena de zanahorias escarchadas, Harry tomó lo qué quedaba de la compota de manzanas. Draco vio el destello en los ojos verdes y supo que había ido demasiado lejos. Lanzando ambas manos arriba sobre su cabeza, gritó:

-No el pelo, por favor no el pelo- sólo momentos antes de que la compota de manzanas ceremoniosamente fuera descargada sobre la cabeza del rubio.

Matthew y Evan se habían detenido brevemente solo por un momento, mirando cautelosamente a su padre para ver que su respuesta iba a ser un baño fragante de compota de manzanas. El hombre rubio limpió cuidadosamente la gruesa sustancia ofensiva de su cara, antes de levantarse de la mesa y caminar a donde Harry todavía se sentaba. Mirando a su amante directamente a los ojos, tomó la jarra de jugo de calabaza de la mesa y vació el contenido entero en el regazo del moreno.

Harry chilló cuando el frío zumo helado aterrizó en su zona sensible.

-Merlín, Dray, ¡esto está frío!

Viendo a sus padres participar en la lucha, los gemelos decidieron azotar cualquier cosa que todavía permaneciera en la mesa sobre cualquier persona en el cuarto. No se tomó ningún preso y no se dio ninguna misericordia.

El sonido de alguien riendo entre dientes apenas se pudo oír sobre el alboroto de la batalla.

-Excúsenme- viendo que nadie lo había oído, la persona repitió, esta vez un poco más fuerte-, excúsenme.

Dando la vuelta, Harry vio que su padrino estaba parado en el umbral del comedor momentos antes de ser golpeado en el pecho con lo que esperaba fuera pudín de chocolate.

-Realmente odio interrumpir reuniones familiares importantes- Sirius rió y después se puso serio mirando a Harry y Draco-, pero vuestra presencia se solicita en la Cámara del Fénix.

-¿Ahora?- preguntó Draco con voz ronca mientras que intentaba retirar algo de la compota de manzanas seca de su pelo.

Sin ser capaz de mirar al generalmente inmaculadamente ataviado Slytherin sin reír, replicó:

-Sí, ahora. Ha surgido algo que necesitamos discutir- Sirius vio que hombre rubio alcanzaba su momento crítico mientras que se iba-. Oh y a propósito, tienes algo sobre toda tu cara.

Harry examinó las condiciones en que Draco y él estaban antes de levantar su mano y echar un hechizo de limpieza a fondo; no funcionaba casi tan bien como una agradable ducha caliente pero tendría que bastar por ahora.

-Oh, mi hermoso cabello- gimió Draco, mientras frotaba una mano sobre sus mechones rubios, que ya no estaban cubiertos con compota de manzana pero todavía se sentían pegajoso.

-Venga, Dray, mejor nos reunimos allí y vemos lo que el viejo quiere ahora- le engatusó Harry, sabiendo que había una oportunidad de que Draco rechazara ir a algún lado hasta que tomara un baño y se cambiara de ropa.

-Bien- Draco puso mala cara mientras salía fuera del comedor.

Con un grito dejando saber a Nicole adónde iban y pidiéndole por favor que limpiara a los muchachos, los dos hombres hicieron su camino rápidamente a la Cámara.

Tomando sus acostumbrados asientos en la parte de atrás del recinto, esperaron que la reunión comenzara.

Harry tuvo que cubrir su boca para ocultar su sonrisa cuando Ron Weasley, entrando en el cuarto, miró alrededor con expectación como si buscara algo. Fue difícil no echarse a reír cuando su esposa le preguntó qué hacía y él dijo que buscaba los refrigerios. Cuándo preguntó por qué pensaba que habría refrigerios servidos esta noche cuando raramente había, contestó:

-¿No lo hueles? Sé que huele a manzanas- Ron miraba alrededor-. Sí, definitivamente huelo las manzanas, manzanas y creo que es chocolate. Me pregunto adonde lo ponen.

Parecía que algo nunca cambiaba, y que la primera preocupación de Ron y su asunto primordial siempre sería su estómago. Harry tuvo que patear a Draco por debajo de la mesa para impedir que el sensible rubio hechizara al hombre. Inseguro sobre cuánto tiempo iba a poder mantener a Draco lejos del pelirrojo, estuvo agradecido de que llegaran algunas de las últimas personas convocadas a la reunión y no tuvieran mucho de esperar.

Viendo que todos los asientos en la Cámara estaban llenos, Albus se lecantó.

-Nuestras fuentes nos han informado que habrá un ataque en una gran aldea muggle en alguna parte en Yorkshire esta semana. El ataque podría efectuarse a partir de mañana.

Los ataques no habían sido todos tan infrecuentes, mientras que la orden había luchado con una mano llena de por completo escaramuzas desde la vuelta de Harry, aunque Harry mismo todavía no había participado en uno.

-No tenemos mucha información, pero lo qué tenemos sugiere que esta batalla será algo grande, con Voldemort atacando un blanco tan visible. Hay incluso un rumor de que Voldemort mismo podía estar presente para esta batalla.

-¿Qué tan confiable es esta información?- alguien pregunto desde donde estaba sentado.

-Nuestras fuentes no son tan exactas como fueran sido una vez- Dumbledore se detuvo brevemente mientras que miraba directamente a Draco antes de continuar-. Solamente sienten que esta información es verdad. Nuestras fuentes arriesgó mucho para traernos incluso la poca información que pudieron.

El Fénix se sentó mientras la discusión sobre cual sería el mejor acercamiento a tomar con respecto a esta nueva información comenzó. Harry intentó prestar atención a las estrategias que eran discutidas, pero encontró que era difícil hacerlo bajo la penetrante mirada fija de Dumbledore. Desde que el anciano se hubo sentado, no había quitado sus ojos del hombre de pelo oscuro, y Harry lo encontró levemente desconcertante.

Finalmente, la Orden había decidido un acercamiento. Tres miembros de la orden actuarían continuamente como puesto de observación sobre la aldea muggle, chequeando cualquier muestra de problemas. Cuando vieran alguna indicación de que el ataque fuera a comenzar, informarían inmediatamente al Fénix por medio de Fawkes.

En ese tiempo, dos de los seis equipos de guerreros aparecerían dentro de la aldea repeliendo a los mortifagos. Los equipos adicionales estarían preparados para ser llamados si fuera necesario como respaldo. El plan, aunque ciertamente no era la más atractiva de las estrategias de batalla, parecía ser sólido.

Una vez decididas las acciones a tomar, Albus nuevamente llamó la atención hacia si.

-Me pregunto, Harry, ¿planeas unirte a la Orden en este esfuerzo?

Sabiendo que, aunque hubiera solamente una lejana oportunidad de que Voldemort estuviera allí, tenía que ir, Harry asintió.

-Sí, acompañaré a los dos equipos que envían en la oleada inicial- indicó tranquilamente.

Echo un vistazo a Draco y se estremeció en la determinación que vio allí. Supo de inmediato que su pareja también quería estar implicado en este altercado.

Esta situación le recordó fuertemente la primera pelea verdadera que tuvo con Draco desde que se reconciliaron. Algunos días después de que llegaran a Hogwarts, Dumbledore se acercó a Draco en una de las raras ocasiones en que Harry no estaba con él, y discutieron la posibilidad de que volviera junto a Voldemort como espía.

Harry estuvo más allá de la furia cuando lo descubrió. Incluso ahora, semanas después del altercado, el sólo pensar en ello era bastante para elevar su presión arterial.

Flashback

-Seguramente no estarás considerando ir de nuevo junto a ese loco- a Harry le exasperaba que Draco pudiera siquiera albergar el pensamiento de regresar como espía.

-Mira Harry, tú no eres el único necesario en esta guerra. Yo también tengo un papel que jugar. Y desafortunadamente, ese papel incluye el estar lo bastante cerca de esa serpiente bastarda como para conseguir información valiosa- replicó Draco a la defensiva.

Los ojos de Harry se abrieron de par en par. No podía creer que realmente estaban teniendo esa conversación.

-Draco, no tengo ninguna duda sobre tus capacidades, o el papel que has jugado en esta guerra maldita. Pero cuando decidiste permanecer conmigo y los muchachos en California, pensé que habías tomado la decisión de dejar tu papel como mortifago atrás y seguir adelante.

Draco estaba tan enojado que ni siquiera miraba directamente Harry.

-Hice esa elección, y si se volviera a presentar el caso, lo haría de nuevo; pero, Harry, ya no estamos en California. Decidimos regresar y terminar este asunto de una vez por todas. Y si tengo la oportunidad de ayudar en el esfuerzo, entonces pienso que es apenas justo que ponga todo lo que esté en mi poder para llevar este lío a una conclusión acertada.

-Así que ya tomaste tu decisión, ¿verdad?- señaló Harry con desprecio, claramente trastornado- ¿Entonces por qué estar molestándote en pedir mi opinión, si evidentemente no importa?

-Maldita sea, Harry. ¿Piensas que eres el único que tiene algo que ofrecer en esta guerra? ¿Estás seguro de querer pasar tu vida con una persona sin valor tal como yo? Cómo puedo siquiera esperar compararme con el gran Harry Potter, claramente no soy el Niño-Que-Vivió, pero estúpido de mi, todavía pensaba que tenía una parte útil que jugar- la voz de Draco se desmoronó.

Sin querer continuar peleando con Draco, Harry levantó ambas manos en señal de entrega.

-Dray, lo siento. Nunca quise decir que eras menos que yo, o que los esfuerzos que has hecho durante esta maldita guerra han sido cualquier cosa menos que extraordinarios. Te conozco. Nunca haces nada a menos que puedas dar todo lo que tienes dentro de ti. Es una de las cosas por las que te amo- Harry cubrió su cara con ambas manos y frotó sus ojos-. Pero cuando pienso en que vas de nuevo junto a ese monstruo, a arrodillarte bajo él, besar los dobladillos de sus túnicas, dejarle maldecirte. Merlín, Draco, simplemente no puedo hacerlo. Lo siento, pero esto no es sobre lo que pienso de tus capacidades, es sobre mí.

Apartando las manos de la cara, Harry levantó sus preocupados ojos hacia Draco. Los penetrantes ojos verde bosque se unieron con los turbulentos ojos grises que casi parecían olas del océano después de que una fuerte tormenta acabara de pasar.

-Cada vez que la marca en tu brazo quemara y fueras convocado; cada vez que tuviera que besarte como despedida y verte partir sabiendo que podría ser la última vez que te viera, moriría un poco.

El enfado desvanecido a la luz del dolor emocional de Harry, Draco jaló al hombre más bajo hacia él. Abrazándolo lo más estrechamente que podía, susurró en su oído:

-¿Qué piensas que me sucederá cada vez que vayas a luchar?- Draco sabía cuál era el destino de Harry, mierda, fue partidario de convencerle de que volviera a ayudar a derrotar a Voldemort. Pero en el fondo, estaba preocupado. ¿Y si Harry no era lo bastante fuerte? ¿Y si Voldemort se las arreglaba para matar a su amor? ¿Cómo demonios podría decir a sus niños que su papá no regresaría a casa con ellos, y que él tenía parte de culpa por permitir que la Orden encontrara a Harry en el primer lugar? Draco sabía que si algo le sucediera a su amor, no querría seguir viviendo, y parecía que su pareja sentía de la misma manera.

Había pasado alrededor de mes y medio desde la última vez que había respondido a una de las convocatorias del Señor Oscuro. Incluso si no sospechaba inmediatamente, interrogándolo como a un espía, sabía que Voldemort no lo dejaría ir sin algunas maldiciones bien colocadas. Era altamente improbable que el Señor Oscuro confiara en él en algún momento cercano, pues ésta era la segunda vez que había desaparecido durante un largo periodo de tiempo sin ninguna razón legítima. Considerando el alto riesgo de ser descubierto, así como los sentimientos de Harry sobre el tema, Draco decidió que era demasiado peligroso por el momento regresar con su Señor anterior.

Fin del Flashback

-Iré con él- vino la voz fuerte a su lado. Sabiendo que no tenía derecho de pedir a Draco que permaneciera en lugar seguro cuando él tomaba los mismos riesgos, Harry simplemente asintió en señal de acuerdo. Sea lo que fuera a lo que tuvieran que enfrentarse, lo harían juntos. Frotando lentamente la mano de Draco con su pulgar, ofreció una oración silenciosa para que quienquiera que mirara sobre ellos, se cercioraría que su familia saliera de esta guerra con bien.

Continuará...

Hola muchachas. Aquí les dejamos un nuevo capítulo de esta historia. Pedimos sus comentarios por favor.

Mil gracias por los reviews.

Gala: hola amiga. Los Dursley no molestarán más así que podemos estar tranquilas. Dumbledore en el 5º libro ya se le ven las intenciones y eso es lo que creemos que la autora ha intentado reflejar en el fict. Besitos

Marla: gracias

LUZY SNAPE: Que bueno que te guste, claro que todas querriaos un hombre como Draco a nuestro lado, tan tierno y protector. Besitos

Snivelly: Aunque hay un dicho que así 'bicho malo nunca muere' en esta ocasión no se ha cumplido. Quizás la muerte era algo demasiado fuerte pero ellos también se portaron muy mal con Harry. Besitos

Murtilla: recuerda que su otro padre es Draco así que por una parte es normal que les guste pociones aunque a papá Harry no. No recordamos muy bien si Sirius y Nicole al final tiene un romance así que preferimos no decir nada que equivocarnos. Besitos

Paola: Hola!! La verdad es que cuando leemos que dos personas se quieren de ese modo suele gustar por la ternura que desprenden y más si uno de ellos es tan protector, ¡¡¡y cariñoso como Draco!!! Besitos