Un momento en el tiempo
Autora: The Shadow Bandit
Traductoras: Alima 21
Pareja: Harry/Draco
Clasificación: R
Nota de Traductoras: Esta historia está publicada en ffnet bajo el nombre de Maria-Jonan, pero no se preocupen, somos las mismas. Besitos.
Un momento en el tiempo
Capítulo 27
Ver para creer
Después de otra semana de reposo absoluto, Harry pudo abandonar finalmente la enfermería. Las noticias de su recuperación golpearon a la comunidad como un vendaval y Hogwarts fue, una vez más, inundado con cartas y regalos de buenos deseos provenientes de bolsillos de la resistencia en Europa, mientras la mayoría de la gente se daba gusto celebrando.
Avergonzado por tan enorme despliegue de afecto, Harry, junto con Draco, Sirius y Nicole, se pasaron varias noches abriendo las cartas y regalos. Juntos, contestaron muchas de las cartas con respuestas apropiadas y notas de agradecimiento. Draco había dado unas cuantas respuestas seleccionadas para la docena de personas, o algo así, que habían escrito a Harry con propuestas de matrimonio. Afortunadamente para las desconocidas almas, Nicole había interceptado las cartas antes que las lechuzas pudieran tomarlas. La favorita de Sirius había sido una propuesta ofreciendo cien mil galeones si Harry desposaba a la hija del caballero y otros cien mil cuando tuvieran su primer hijo.
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Draco se estremeció mientras escuchaba los atroces aullidos que producía el viento al golpear duramente contra el antiguo castillo. Era en días como esos cuando deseaba no haber convencido a Harry para que abandonaran la soleada California, convencido de que jamás volvería a disfrutar de un clima como el de allí.
Bien, al menos el miserable tiempo exterior no había afectado el cálido y alegre ambiente que había en el interior del castillo. Parecía que todo el mundo estaba feliz y sonriente. Claro, mientras los días pasaban las vacaciones se acercaban, pero Draco no podía recordar haber sentido tal calidez y alegría en el aire desde sus días de estudiante.
Incluso las decoraciones navideñas de ese año parecían ser más brillantes y festivas. Faltaban menos de dos semanas para Navidad, pero Draco estaba seguro de que no era la única razón del buen humor.
Estaban ganando. Finalmente, después de todas esas batallas y tantas sesiones nocturnas de estrategias, realmente estaban ganando. Los ataques de Voldemort habían disminuido significativamente, y cuando ocurrían, los Mortífagos sencillamente volaban cuando la Orden, y en especial Harry, se presentaban.
En el mes transcurrido desde que Harry saliera del hospital, había crecido su reputación, pues sus poderes seguían creciendo y fortaleciéndose. Los Mortífagos sabían que no se podían enfrentar, ni individualmente ni combinados, con el poder que Harry desplegaba. Era un hombre máquina y quien se hallaba en el camino hacia su objetivo era apartado, a veces duramente.
Las feas túnicas púrpura de las que Draco se había quejado con tanta vehemencia, al momento se habían convertido en una ventaja. En aquellos casos en los que Harry decidía que no iba a volar en la siguiente batalla pues no se sentía bien, cosa que rara vez sucedía, prestaba su monstruosidad púrpura o la de Draco a algún otro miembro de la Orden. En más de una ocasión, todo lo que los Mortífagos necesitaban ver era el salpicado de púrpura en el mar de túnicas rojas y azules, para dar la vuelta al culo y correr.
El dolor que compartían por la pérdida de su hijo no nacido seguía en ellos, fresco en sus mentes. Pero en el caso de Harry, la pérdida se convirtió en un grito de furia fiera y en situaciones donde antes hubiera mostrado misericordia hacia los Mortífagos, ahora no la tenía. Observar a Harry en la batalla era una visión terrorífica. Gracias a la deidad que fuera a la que veneraban que Harry era tan bueno y puro, porque si hubiera mostrado la más mínima inclinación a forzar a los demás a someterse a él, sería muy poco lo que cualquiera podría hacer al respecto.
Era ciertamente imparable. Y ahora, cuando los Mortífagos heridos aumentaban, la resolución de los seguidores del Señor Oscuro vacilaba. Nadie quería enfrentarse a la furia de Harry en el campo de batalla, nadie. Voldemort no había dado señales de vida desde la aciaga noche de la emboscada. Harry estaba convencido de que sólo estaba esperando, reagrupándose para el encuentro final, pero aún no había confirmación de esa teoría.
Draco sabía que Harry ni remotamente había logrado lidiar con la pérdida. Si el hombre de pelo negro continuaba con su ritmo actual, era seguro que terminaría por colapsar, pero para ser sincero, no había nada que Draco pudiera hacer respecto a eso. En las pocas ocasiones que había tratado de hablar sobre el aborto, la respuesta típica de Harry había sido 'Draco, no ahora, todavía no estoy listo para hablar sobre eso'.
Habían llegado al acuerdo mutuo de no mencionárselo a los gemelos, ya que pensaban que no eran lo bastante grandes para entenderlo. Quizás cuando fueran mayores podrían contárselos, pero justo en ese momento era preferible no hacerlo.
Fawkes había resultado una inesperada fuente de consuelo para el joven moreno. En más de una ocasión, para su gran diversión, Draco había encontrado a Harry y al fénix en la sala común, enzarzados en lo que parecía ser una intensa conversación. No que una conversación entre un mortal y un fénix pudiera ser otra cosa que intensa.
Sin embargo, cuando Draco había preguntado a Harry sobre dichas reuniones, éste sólo había sonreído y contestado que en realidad era algo sin importancia. De algún modo, el rubio dudaba de que fuera tan trivial como su pareja trataba de mostrar, pero estaba dispuesto a pasar por alto que lo minimizara en vista que su pareja siempre estaba de mejor humor luego de sus conversaciones con la vieja ave.
Fawkes, por su parte, parecía ser mucho más feliz ahora que Harry había vuelto a donde pertenecía. Cuando el fénix no estaba fuera del castillo en algún asunto de la Orden, usualmente se encontraba en presencia de Harry. La gente incluso había observado que, aparentemente, la mascota de Dumbledore había abandonado al viejo Director, no que a Albus pareciera importarle. Parecía ser tan feliz como cualquiera con el nuevo arreglo de Fawkes.
Draco pensaba que, con el número de personas que habían presenciado el trauma de Harry, más gente se daría cuenta de la verdad detrás de la paternidad de los muchachos. Pero parecía que sólo un selecto grupo del personal médico, Minerva, Dumbledore, Remus y, para su gran disgusto, Weasley y su esposa, conocían la verdad.
Nadie le había mencionado nada directamente, pero en varias ocasiones había sentido que lo observaban y al levantar la vista, había encontrado que era el objetivo de una de las agudas miradas analíticas del los pelirrojos. Draco no era estúpido, no por mucho tiempo al menos. Sabía que los Weasley querían reconciliarse con Harry, y la posición de su pareja respecto a este particular grupo de pelirrojos se había suavizado considerablemente después de su sorprendente conversación con sus padres.
De no haber sido por el aborto, Harry probablemente hubiera hecho un buen esfuerzo por mantener la promesa a sus padres. Pero justo en ese momento, fuera de su familia inmediata, su principal objetivo era la venganza. No había ni el más ligero atisbo de duda de que Harry no se iba a detener hasta que Voldemort fuera completa y totalmente destruido. No habría escape esta vez, sin importar cuan cerca estuviera ese jodido enfermo de alcanzar la inmortalidad. Realmente, sólo era cuestión de tiempo para que Voldemort fuera un capítulo oscuro de la historia, permanentemente cerrado.
Sólo el pensamiento de los gemelos traía una sonrisa al rostro de Draco. Justo en ese momento estaba en camino de la guardería, para sorprenderlos recogiéndolos temprano. Harry se iba a demorar esa noche en una reunión de estrategia. En ese momento, la Orden estaba planeando un ataque, en la idea de que ese movimiento no sería esperado y podrían atrapar al Señor Oscuro y sus seguidores con la guardia baja. Además, todos se estaban cansando de esa guerra y sabían que con Harry de su lado, tenían una oportunidad malditamente buena de salir victoriosos.
Después de que la mayoría de las decisiones habían sido aprobadas, Draco había decidido salir a hurtadillas y dejar que los otros resolvieran los aburridos detalles. Él prefería pasar el tiempo con sus hijos que en una hedionda habitación escuchando a la gente discutir hasta que Harry se hartaba de las riñas y simplemente le decía a todos lo que se iba a hacer. Sacudió la cabeza. Sencillamente, no comprendía como Harry podía soportar escuchar los interminables desacuerdos antes de pararse y decidir sobre el asunto. Era realmente divertido ver como después de que Harry hablaba nadie se atrevía a disentir, ni siquiera el viejo tonto de Dumbledore.
Se detuvo a la entrada de la guardería. Habitualmente le gustaba tomarse un momento o dos para observar a Matthew y Evan antes que ellos lo vieran. En esos momentos, Matthew se encontraba en una esquina, construyendo algún tipo de estructura con un juego de bloques y Evan estaba sentado en una mesa infantil, haciendo un dibujo con creyones mágicos. Los niños disfrutaban más de esos artículos mágicos equivalentes a los crayones. Esos bastones de color funcionaban igual que los muggles, pero después que se hacía el dibujo, debía decirse 'mover' y las imágenes hacían eso precisamente. El concepto era similar a las diferencias entre las fotografías mágicas y las muggles.
Matthew debió sentir la mirada de Draco sobre él, pues levantó la mirada hacia su padre y le sonrió, antes de volver al juego con sus bloques. El castillo de bloques de Matthew, o lo que fuera que estuviera construyendo, empezaba a brillar con una luz roja. Draco parpadeó, sabía por experiencia que eso no era bueno. Efectivamente, menos de cinco minutos más tarde, la estructura comenzó a temblar y colapsó. Esperando que su hijo no estuviera demasiado molesto por la destrucción de su castillo, rió entre dientes cuando escuchó la brillante risa de Matthew y vio al pequeño aplaudir como si fuera el mejor espectáculo sobre la tierra. Sonrió y saludó con la mano a su pequeño de ojos verdes antes de fijar su atención en Evan. Su pequeño lucía cansado. Todavía tenía ocasionales pesadillas por la noche, aunque no eran tan frecuentes como antes.
Justo la pasada noche, Draco se había despertado para encontrar vacío el lado de Harry en la cama. Sabiendo por instinto dónde estaría su compañero, se puso su batín de seda y bajó las escaleras hasta la habitación de sus hijos. Efectivamente, ahí se encontraba Harry.
Echando un vistazo desde la puerta, sintió que su corazón se hinchaba mientras observaba a su magnífico amor acunando a su hermoso hijo para dormirlo, mientras le cantaba una canción. Después de un rato, cerró sus propios ojos y se concentro en la suave y tranquilizadora voz de Harry, reconociendo la canción como la de un video de Disney, 'Puedes sentir el amor esta noche'. Trató de recordar la película, pero sólo pudo recordar que tenía algo que ver con un león cuyo padre había muerto. Puso los ojos en blanco; probablemente no era la mejor elección como canción de cuna para deshacerse de pesadillas.
Realmente, era muy malo que Harry hubiera dejado de cantar, tenía una voz maravillosa. Escuchándolo así, una persona no podía evitar sentirse cálido, seguro y querido. Para cuando abrió nuevamente los ojos, vio que Evan estaba profundamente dormido en brazos de Harry. Cruzó la habitación y luego de besar a su pareja en la frente mientras continuaba cantando, se inclinó y puso otro suave beso en la frente de su hijo. Tomando con cuidado el niño dormido de los brazos de su pareja, Draco regresó a su hijo a la cama, para que descansara el resto de la noche.
-¿Señor Malfoy, puedo ayudarlo?- la trabajadora de cuidado diario ocultó rápidamente su sonrisa mientras los ojos del hombre rubio se posaban en ella. El señor Malfoy no era ni de casualidad tan difícil de comprender como muchos de los habitantes del castillo pensaban. Sólo con verlo junto a los niños de Potter, era imposible no darse cuenta de que el heredero Malfoy haría cualquier cosa que estuviera en su poder para proteger a los dos pequeños. Los amaba y su amor era retornado al doble.
Draco enrojeció, no acostumbraba a ser atrapado inconsciente.
-Sí, me gustaría llevarme a Matthew y Evan un poco antes.
-Por supuesto, señor Malfoy. Por qué no recoge a Evan y yo ayudaré a Matthew a limpiar su área de juego.
Draco asintió, mientras comenzaba a caminar en dirección de Evan, quien seguía sentado en la mesita. A medida que se acercaba, vio que el pequeño entrecejo de Evan se arrugaba en concentración, mientras trataba de terminar el dibujo rápidamente. No queriendo sobresaltarlo, Draco se aseguró de hacer bastante ruido mientras se aproximaba.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que Evan se diera cuenta de que sería interrumpido, se sorprendió ligeramente al ver que su hijo levantaba la vista hacia él y fruncía el ceño. Draco frunció el ceño con fuerza también a Evan por un par de segundos, antes de sonreírle al pequeño. Se sentía complacido al ver que su hijo no había sentido ni un poquito de miedo ante su expresión, pensando que toda la situación era, en cierto modo, divertida.
Draco se arrodilló al lado de la pequeña mesa donde Evan se apresuraba a finalizar su trabajo.
-¿Qué tienes ahí, cariño?
Los ojos de Evan se fijaron con recelo en su padre antes de mover su cuerpecito para bloquear la vista de Draco de lo que estaba dibujando.
-Nada.
Curioso por saber qué estaba dibujando el niño que lo había impulsado a tratar de ocultárselo, Draco decidió que el soborno probablemente era la mejor manera de abordarlo. Metió la mano en su bolsillo y sacó uno de los regalos que había comprado para darle a los mellizos esa tarde.
-Te diré qué, hagamos un trueque. Yo te doy una riquísima rana de chocolate y tú me das tu lindo dibujo.
Evan estudió la rana durante lo que, en la mente de un niño de tres años, era un largo tiempo, antes de sacudir lentamente la cabeza, denegando. Draco estaba asombrado. Nunca antes uno de sus sobornos había fracasado cuando realmente quería que los gemelos cooperaran. No que hubiera contado a Harry sobre su método favorito de educación infantil. Su pareja todavía tenía demasiada sangre Gryffindor para apreciar el fino arte de la manipulación.
Mirando a su hijo fijamente, Draco metió la mano nuevamente en su bolsillo y sacó otro dulce de chocolate.
-Vale, si no me das el dibujo por una rana, ¿qué tal por dos?
Draco pudo ver que Evan estaba cediendo; por mucho que no quisiera que nadie viera su dibujo, la tentación de las ranas de chocolate estaba probando ser demasiado fuerte. Con un leve asentimiento, el pequeño se alejó de la mesita donde descansaba su dibujo y tomó las ranas.
Draco apenas había tenido tiempo de ayudar a Evan a retirar la envoltura, cuando ya el pequeño se había metido a la boca la cabeza de la primera rana, Con todo lo que a Harry y los muchachos les gustaba ese dulce en particular, Draco casi se mareaba al observar las patas de la rana patear, mientras estaban parcialmente afuera de una boca que la estaba devorando. Simplemente parecía haber algo intrínsicamente malo en esa imagen.
Antes de mirar el dibujo de Evan, Draco dio un rápido vistazo a Matthew para asegurarse que su otro hijo continuara ocupado. Con algo de suerte, Evan habría acabado con las dos ranas antes que Matthew se acercara, pues había dado a su hijo de ojos plateados las dos ranas que tenía y, por lo mismo, no le había quedado nada para Matty.
Levantando el dibujo casi terminado de la mesita, lo sostuvo de forma tal de poder estudiarlo. Al principio, era difícil decir qué era la figura, había enormes manchas en rojo y negro pero no una figura identificable en particular. Frunció el ceño mientras estudiaba el dibujo con más detenimiento. Girando la hoja de papel de modo que una langa mancha verde quedara al pie, Draco sintió que la sangre caía a sus pies, mientras crecían fuertes sospechas de qué era lo que estaba sosteniendo.
Sentándose rápidamente antes de que tuviera oportunidad de caerse, le hizo señas a la encargada de la guardería indicando que necesitaba ayuda.
- ¿Qué pasa? ¿No te gusta?- Evan levantó su rostro manchado de chocolate hacia él, temeroso de que a su padre no le gustara su trabajo.
-No, tu dibujo está lindo, cariño, sólo quiero que me cuentes un poquito sobre esto, es todo- después de tranquilizar a su hijo, giró sus ojos fríos a la encargada de la guardería-. ¿Ha visto esto?- hizo un gesto hacia el dibujo que seguía sosteniendo.
La joven se sintió muy intimidada bajo la gélida mirada.
-No, no vi el dibujo de hoy, pero el resto de los trabajos de Evan están guardados en una gran carpeta que está al lado de la ventana, marcada con su nombre.
-¿Quiere decir que hay más?- el ronco susurro de Draco no disfrazaba cuan cerca estaba de perder el control.
-A Evan le gusta dibujar y lo hace con bastante frecuencia, aunque ahora que lo pienso, no les ha estado dando mucho color últimamente.
Draco se limitó a sacudir la cabeza.
-Muéstremelos, por favor.
La nerviosa joven se levantó lentamente y recuperó una gran carpeta marrón con el nombre de Evan sobre ella. Después de regresar a la mesita al lado de la cual Draco seguía sentado, se la entregó, todavía incapaz de entender qu era lo que molestaba tanto al rubio.
Draco tomó la carpeta y luego de abrirla, volcó el contenido sobre la mesa frente a él. Una mezcla de hojas brillantemente coloreadas inundó la mesa. La mirada crítica de Draco se trasladó rápidamente de un dibujo a otro.
-¿Están fechados los dibujos?
-Por supuesto- replicó la encargada de la guardería-, colocamos el nombre del artista y la fecha antes de guardarlo en su respectiva carpeta.
Draco sólo asintió mientras continuaba analizando las perturbadoras imágenes frente a él.
De vez en cuando, se cruzaban imágenes que consideraba normales para un mago de la edad de Evan, tales como escobas y gente volando, pero la mayor parte de su trabajo artístico no era lo que se pudiera considerar 'apropiado'
Draco no pudo contenerse mucho más tiempo.
-¿Nunca miró todo esto?- levantando un puñado de dibujos los agitó frente al rostro de la mujer. El hombre rubio estaba furioso y asustado, y necesitaba desahogarse.
La joven si vio asustada ante la ira que percibió en el tono de Draco.
-Claro que lo hicimos.
Draco apartó la mirada y contó lentamente hasta diez.
-¿Y nunca notaron ninguna peculiaridad en este trabajo?
La trabajadora de la guardería apartó su temor y tomó una postura defensiva.
-Bueno, pensamos que era un tanto oscuro e inusual, pero estamos en tiempos de guerra…
-Tiempos de guerra…- Draco casi se asfixió de tan furioso que estaba-. Mi hijo de tres años nunca ha sido testigo de la i guerra /i como usted la llama, ¿entonces cómo explica estas imágenes?- con eso, Draco dejó caer los múltiples papeles que había estado sosteniendo.
El hecho de que Draco se acabara de referir al muchacho Potter como i suyo /i se perdió completamente para la mujer, quien miraba las sangrientas y violentas imágenes que con tanta inocencia estaban pintadas con crayón. ¿Cómo demonios había podido ignorar algo como eso?
ººººº
Iban a atacar a Voldemort en cinco días. Cinco días, y la Orden y los Aurores, en una estrategia de ofensiva conjunta, iban a infiltrarse y destruir el Cuartel General de las fuerzas oscuras. Según la información suministrada por Blaise, Voldemort había pedido específicamente a sus Mortífagos que asistieran esa noche para discutir los planes de su próximo objetivo.
Harry rió para si mismo al recordar como Blaise había reportado como la frustración de Voldemort se intensificaba con los ataques frustrados. El Señor Oscuro empezaba a desesperarse, por esta razón, en la mente de Harry, el ataque contra sus fuerzas era tan crítico. Era mucho mejor golpear ahora, antes que la desesperación de Voldemort provocara que actuara de forma más irracional de lo habitual. Un animal acorralado siempre era el más mortífero de los animales, pues no tenía nada que perder. Bueno, con un poco de suerte, en cinco días todo habría concluido. Cinco días más…
Harry ni siquiera saludó a los Guardianes, mientras entraba en su apartamento ansioso por ver a Draco, quien había logrado escabullirse una vez más, evitando las discusiones más tediosas. Harry hubiera deseado poder partir también, pero sabía que nunca se sentiría cómodo saliendo antes de que se hubiera planeado hasta el último detalle. Simplemente, había demasiado en juego en esas batallas para dejar cualquier cabo suelto. No podía permitirse arriesgar su vida, o la de Draco, innecesariamente, y el único modo de asegurarse de que eso no sucediera era quedarse en esas sesiones de estrategia hasta el último momento.
Sus ojos se abrieron ligeramente mientras observaba como su pareja caminaba de arriba abajo en el área de la sala común, tan inmerso en sus pensamientos que ni siquiera había notado su presencia. Draco estaba claramente agitado. Harry nunca había visto al rubio actuar así, con su aristocrático ceño fruncido en una evidente expresión de su estado emocional. Se aclaró la garganta buscando la atención de su pareja.
-¿Pasa algo?
Sobresaltado, Draco se giró bruscamente hacia el sonido de la voz de Harry.
-Siéntate, hay algo que necesitas ver.
Incluso tomando en consideración el don de Draco para el dramatismo, Harry podría asegurar que algo había sacudido realmente al hombre rubio. Preocupado, avanzó y se sentó en el sofá cerca de la relajante caída de agua e hizo un gesto a su pareja para que se uniera a él.
-Vale, ya estoy sentado. Ahora, ¿por qué no me dices de qué se trata todo esto?
Draco se sentó con fuerza en el sofá.
-Después que abandoné la reunión esta tarde, fui a la guardería para dar una sorpresa a los chicos. Pensaba que podría sacarlos para que jugaran un rato con la nieve.
Harry se permitió respirar con fuerza y relajarse un poco cuando Draco hizo una pausa para respirar, pensando que sólo era otro ejemplo de sobreactuación de Draco por algo que algún niño había hecho a uno de los gemelos.
-Cuando llegué, Matthew estaba jugando con bloques mágicos y Evan estaba sentado en una mesita, coloreando- Draco levantó la vista para asegurarse que Harry todavía escuchaba.
-¿Y?
-Y… ¿tienes una idea de lo que nuestro hijo ha estado dibujando durante los últimos tres meses?
Harry frunció el ceño; Draco estaba bastante excitado de nuevo. Lentamente, el hombre moreno sacudió la cabeza de un lado a otro.
-Bien, déjame mostrarte- Draco se levantó del sofá y caminó hasta donde un gran sobre marrón estaba posado sobre un muro. Tomando el sobre, regresó al sofá y lanzó el contenido sobre el regazo de Harry.
El moreno estaba a punto de protestar por el rudo trato no sólo a si mismo, sino al trabajo artístico de Evan, cuando sus ojos cayeron sobre el dibujo que estaba encima de todos. Era oscuro. Torciendo los ojos, pudo ver lo que parecían ser figuras vestidas completamente de negro luchando contra otras figuras vistiendo de rojo o azul, y ocasionalmente había una pincelada de púrpura.
Sintiendo ligeras náuseas, Harry revisó cuidadosamente el lote de pergaminos. La mayoría de los dibujos eran muy similares al primero, aunque las locaciones parecían ser diferentes, pero era difícil creer que habían sido creados por la mano de un niño de tres años. Lo que más le preocupaba era la dolorosa expresión en los rostros de las figuras y la abundancia de crayón rojo que parecía indicar pérdida de sangre.
-Oh, maldita sea.
Harry no estaba seguro si la maldición la había murmurado él o Draco. ¿Cómo su hijo había podido ver u oír esos horribles eventos con suficiente detalle como para dibujarlos? Lentamente, revisó una vez más los dibujos; era capaz de reconocer algunos de los lugares donde había participado en recientes confrontaciones contra los Mortífagos.
Ni siquiera estaba consciente de que estaba temblando cuando levantó un dibujo particularmente desagradable y se lo pasó a Draco.
-¿Cómo… cómo?
Al ver en el rostro de Harry el mismo impacto e incredulidad que él sentía, Draco alargó la mano y aferró la de su pareja, en un esfuerzo por tranquilizarlo.
-No estoy seguro, Leo, pero eso no es lo peor, mira las fechas en el reverso de los pergaminos.
Aturdido, Harry tomó el pergamino una vez más y vio la fecha en la esquina superior derecha: 'Octubre 3, 2003'. Todavía no muy seguro de entender las implicaciones de las fechas, tomó los demás pergaminos y vio que estaban fechados de forma similar, con algunas fechas que se remontaban hasta Agosto, cuando los gemelos comenzaron a asistir a la guardería.
Notando que Harry seguía abrumado y no hacía conexión entre las fechas, Draco estiró la mano una vez más y giró el rostro de Harry hacia él y lejos del dibujo donde su hijo había representado muerte y destrucción.
-Si estoy en lo correcto, Leo- comenzó suavemente-, la fechas significan dos cosas. Primero, al parecer Evan sólo dibuja una de esas horribles imágenes luego de una de sus pesadillas.
Harry jadeó con sorpresa. Draco tenía razón. Dando otro vistazo a las fechas, pudo observar la horrible conexión; de alguna manera, Evan había soñado sobre las batallas.
Demonios, Harry se había sentado con Evan más noches de las que podía recordar, tratando de aliviarlo de sus pesadillas y lograr que el cansado niño volviera a dormir. Evan nunca había querido hablar sobre sus malos sueños, pero sabía, basado en el modo en que su hijo se despertaba a veces gritando, que fuera lo que fuera que estaba soñando no eran el típico sueño infantil.
Harry había comenzado a justificar los sueños de Evan como ansiedad por haber tenido que mudarse del único hogar que había conocido, en California, agregado al abrupto cambio de estilo de vida con la inclusión de su nuevo padre, por no mencionar la magia que todo eso suponía. Ciertamente, le parecía razonable que el subconsciente de su hijo se rebelara contra cambios tan drásticos. Pensando que se trataba de eso, Harry había hecho todo lo posible para asegurarse que sus dos hijos se sintieran protegidos y amados, de forma que pudieran adaptarse a su nuevo hogar y sentirse seguros con quien estaban.
De repente, se le ocurrió que si había estado consolando a su hijo las noches en que había tenido tales sueños, dichos sueños no podían coincidir con las noches en que habían tenido lugar las batallas. Examinando una vez más las fechas, sintió que su mundo empezaba a inclinarse mientras finalmente hacía conexión con el segundo y más importante significado oculto detrás de las fechas de los dibujos. De lo que era capaz de establecer con el par de pergaminos que podía identificar de batallas específicas, aparentemente los dibujos habían sido hechos antes que las batallas tuvieran lugar.
Cuando vio a Harry hundir los hombros y empezar a tambalearse, Draco supo que finalmente había entendido el completo significado de los dibujos. Había una muy buena posibilidad de que Evan fuera un vidente.
-Mientras crecía, siempre escuché historias sobre mi bisabuela materna. Aparentemente, era una vidente legítima, aunque nadie de nuestra familia recibió ese don- explicó suavemente, mientras tomaba cuidadosamente a Harry entre sus brazos-. Lo lamento, Leo; nunca se me ocurrió que él podía estar sufriendo de visiones.
Ante la tristeza en el tono de su pareja, Harry levantó la cabeza del pecho de Draco, donde había estado descansando.
-Dray, no es tu culpa. Lo más importante es que lo descubrimos así que, con un poco de suerte, seremos capaces de lidiar con ello, o al menos encontrar alguien que pueda ayudarlo. Pero, por Merlín, Dray, él es tan joven. Es incluso demasiado joven para entender algo como esto. Cuando pienso en lo que ha debido de estar viendo…- la angustiada voz de Harry se perdió en la nada.
-Lo sé, Leo, lo sé. Pero esta guerra va a terminar, y cuando lo haga, con suerte sus visiones disminuirán, si es que no cesan del todo. Quizás sea capaz de ver cosas positivas. De lo que puedo recordar, no creo que todas las visiones de mi bisabuela fueran desagradables.
Draco acarició suavemente los rebeldes rizos de Harry, mientras sentía que una parte de su propia desesperación desaparecía. De alguna forma, compartir con su pareja la carga del conocimiento del don de su hijo, le hacía sentir que las cosas podían arreglarse. Desafortunadamente, había una cosa más que debía decirle a Harry. Después que su propio aturdimiento había pasado, había revisado meticulosamente todos los dibujos de Evan y los había ordenado cronológicamente. Luego de esto, fue más fácil reconocer hacia donde iba realmente.
-Harry, todavía queda un dibujo que necesitas ver.
El joven Heredero Gryffindor levantó la cabeza lentamente y miró a su pareja con recelo. Resignado a lo que fuera que mostrara el nuevo dibujo, ya que no podía ser más revelador que las veintitantas pinturas que había visto esa noche, dijo suavemente:
-Déjame verlo.
Draco alargó la mano detrás de él y jaló el pergamino que Evan había estado coloreando ese día, que había permanecido oculto tras un cojín del sofá.
-Éste es el dibujo que Evan hizo hoy- musitó suavemente, mientras se lo entregaba a Harry.
Curioso del por qué Draco había sentido la necesidad de ocultar la pintura más reciente, Harry dudó antes de tomarlo de la mano extendida del rubio. Un gemido bajo salió de su garganta mientras sus ojos captaban la marea que representaba manchas rojas y negras contra un telón de fondo demasiado familiar.
-Merlín, por favor, dime que no es lo que estoy pensando. Por favor, dime que no es…
Harry no llegó a terminar la oración pues un penetrante y estridente sonido llenó la quietud del aire.
-¿Qué demonios es eso?
Draco se levantó de inmediato, reconociendo al instante el sistema de alarma que Dumbledore había instalado varios años atrás.
-Bien, creo que eso responde tú pregunta. Vamos, Harry, necesitamos buscar a Nicole y los muchachos, estamos siendo atacados.
Continuará….
Mariet Malfoy: infinitas, millones de gracias por tu comentario, y no te preocupes si es cortito, igual nos hace muchísima ilusión recibirlo. Esperamos que te guste el nuevo capítulo. Ojala que ya estés mejor de la vista y tengas tus nuevos anteojos contigo. Besitos mil.
Iva girl: no entendimos mucho tu comentario, en todo caso encurtidos son verduras en vinagre y especies. Besos
