Un momento en el tiempo
Autora: The Shadow Bandit
Traductoras: Alima 21
Pareja: Harry/Draco
Clasificación: R
Nota de Traductoras: Esta historia está publicada en ffnet bajo el nombre de Maria-Jonan, pero no se preocupen, somos las mismas. Besitos.
Capítulo 28
Preparándose para la Guerra
-Maldita sea- murmuró Harry cuando las palabras de Draco i 'estamos bajo ataque' /i finalmente lograron penetrar su desconcertado cerebro. Eso no era lo que se suponía que pasara. Sólo necesitaban cinco días más y podrían ser los que atacaran. Que Dios tenían inevitablemente en contra para que ni siquiera les permitiera tener cinco miserables días adicionales. Ahora tendrían que dedicarse a la defensa una vez más. No era justo; no estaban tan preparados como deberían. Maldijo una vez más lo negativo de su situación.
Rápidamente, habiendo analizado la desafortunada pero inevitable situación, instintivamente supo lo que había que hacer.
-Dray, necesito que vayas a despertar a los niños y a Nicole; eso es si este maldito alboroto no los ha despertado ya. Vístelos con sus ropas más calientes y llévalos a algún sitio seguro fuera del castillo. No utilices ninguno de los pasadizos conocidos, ni siquiera los 'secretos' que sólo unas cuantas personas conocen. Cuando salga de aquí, daré instrucciones a los Guardianes para que no permitan que nadie entre ni salga del apartamento hasta que la amenaza desaparezca. Eso al menos debería darnos algo de tiempo.
Harry se detuvo un momento, su mente dando vueltas con todo lo que quería decir aunque en su interior sabía que simplemente no tenía suficiente tiempo. Demonios, maldijo nuevamente mientras la frustración empezaba a apoderarse de él. Su principal prioridad era asegurarse que Voldemort y sus seguidores no encontraran a sus niños.
Aún cuando de instrucciones específicas a los Guardianes, todavía no confío en que Voldemort no sea capaz de llegar aquí; él también es un Heredero, así que no quiero darle ninguna posibilidad. Busca por los alrededores una ruta de escape oculta. Los Guardianes me dijeron una vez que este apartamento se ajustaría a nuestras necesidades, y justo ahora necesitamos que tú y los muchachos permanezcan seguros.
Draco quería protestar, quería decirle a Harry que tomara su plan y se lo metiera por donde no le daba el sol, pero el pensamiento de que sus hijos estaban en un peligro real hizo que se tragara sus palabras. Tenía que adherirse a los deseos de Harry y asegurarse de poner a sus hijos a salvo fuera del castillo. Pero en cuanto los resguardara en un lugar donde los Mortífagos no pudieran encontrarlos, regresaría. Nada iba a evitar que estuviera al lado de Harry mientras se enfrentaba a la desagradable cosa que llamaban 'Lord Voldemort', nada. Esta guerra había tomado demasiado de él; sus sacrificios habían sido demasiado grandes. Draco estaba decidido a estar ahí para ver el fin de esa guerra, incluso si lo mataban.
Este ataque era tan inesperado; ni siquiera el ver lo que Evan había dibujado esa tarde, que mostraba con claridad una batalla a gran escala librándose en Hogwarts, lo había preparado para la realidad que empezaba a desplegarse frente a sus ojos. Cuando la sirena sonó en un primer momento, de inmediato Draco se había culpado por no haber dado la voz de alarma antes, pero para el momento que había descubierto lo que realmente estaba pasando con los dibujos escolares de Evan, casi había sido el tiempo en que Harry regresara a casa. Sabía que necesitaba compartir esa información con su pareja antes de decirla a alguien más, incluyendo al Director. Basado en los datos al reverso de los dibujos, no había patrón aparente de cuánto tiempo antes del ataque tenía Evan esas visiones. Sin embargo, había notado que el evento nunca había tenido lugar menos de tres días antes de los ataques, así que asumió incorrectamente que tendría todo el tiempo para alertar a los demás en la mañana.
Desafortunadamente, ése no iba a ser el caso esta vez.
La chimenea se iluminó, interrumpiendo el hilo de los pensamientos de Draco. El rostro adusto de Albus flotó entre las brillantes llamas amarillas.
-Harry, te necesitamos. Las tropas del Señor Oscuro se están aproximando desde el Bosque Prohibido y Hogsmeade, sólo tenemos unos minutos antes que entre en los terrenos. Las protecciones externas ya has sido agrietadas y están desmantelando lentamente las internas.
Harry rompió el contacto visual con su amado sólo por un momento, para reconocer a su antiguo Director
-Comprendido, deje ver mi reloj; me reuniré con todos en el Gran Comedor en cinco minutos.
Albus asintió.
-Pero no tomes más de cinco minutos, no tenemos más tiempo.
Con estas palabras tan poco optimistas, la cabeza del Fénix se desvaneció de las llamas tan rápidamente como había aparecido.
Sabiendo que esa era su última oportunidad de ver a Draco antes de la confrontación final con Voldemort, Harry atrajo a su alma gemela más cerca de él.
-Draco, debo partir, pero necesito irme con la certeza de que mantendrás a los niños y a ti mismo seguros para mí, ¿promesa?
Cuidadosamente, Draco cruzó dos de sus dedos, que en ese momento estaban profundamente hundidos en el suave cabello negro de Harry.
-Promesa.
Harry sabía que Draco no estaba siendo completamente honesto con él, pero era lo bastante inteligente como para darse cuenta que esa promesa era lo mejor que iba a alcanzar considerando las circunstancias. Inclinándose hacia delante, capturó la boca de Draco en un ardiente beso; un beso que decía 'te amo' de un modo en que las palabras no podrían.
Draco sintió la ternura y el amor en el beso de su pareja como nunca antes la había sentido. Dándose cuenta de que algo iba mal, que posiblemente ese sería el último beso que podrían compartir, respondió con desesperación a un inicialmente sorprendido Harry.
Complaciendo la demanda de su amado, Harry presionó su cuerpo con fuerza contra Draco, necesitando el completo contacto físico de sus cuerpos. Su pareja lo completaba de un modo que Harry nunca hubiera creído posible. Se estaba ahogando, ahogando en ese desesperado momento, sintiéndose abrumado por el amor y la necesidad de proteger y ser protegido.
Ofreciendo una oración silenciosa por la seguridad de su familia, Harry lo beso con gentileza y, a regañadientes, se alejó de Draco.
-Tengo que irme.
-Lo sé.
Harry miró el fondo de las infinitas piscinas de líquido plateado que tanto amaba. Todavía quedaban muchas cosas que deseaba decir, pero sabía que si empezaba, jamás podría terminar. Con el conocimiento, en lo profundo de su corazón, de que todas las cosas importantes ya habían sido dichas, Harry dio a Draco otro fuerte abrazo antes de girarse y lanzarse escaleras arriba para recoger su capa de batalla color ciruela.
Con un sentimiento de pavor, Draco siguió a su pareja escaleras arriba con un paso más calmado; sus hijos y Nicole lo necesitaban. Pero una vez que los hubiera puesto a buen resguardo, se ocuparía de sus propias necesidades, y él necesitaba estar con Harry.
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Para cuando Harry entró en el Gran Comedor, la mayoría de las fuerzas de Aurores y la Orden del Fénix que quedaban estaban allí reunidas. Algunos rostros lucían nerviosos, otros un tanto excitados, pero en general, la mayoría mostraban una expresión asustada. El mismo Harry se sentía aprensivo. Después de llevar el peso de ser 'Harry Potter' por tanto tiempo, esa noche finalmente llegarían a algún tipo de conclusión. Ganaran o perdieran, todo terminaría esa noche, ahí, en los terrenos del sitio que había sido tan decisivo en la niñez del joven de pelo negro. De cierta forma, parecía encajar que todo se derrumbase en la última confrontación que iba a ocurrir allí esa noche.
Cobijado por la solidez de las fuertes y frías piedras que lo rodeaban, Harry sintió una tranquila conexión con la magia que era innata a Hogwarts. La bendición y el poder de los Fundadores estaban con él. Tomando una gran bocanada de aire para llenar sus pulmones, dejó que el antiguo poder de los Fundadores lo inundara hasta que no pudiera más. Finalmente, con un breve movimiento de cabeza hacia Dumbledore, caminó a grandes zancadas hacia la puerta de entrada para enfrentar a su abuelo, listo para cumplir su destino.
ºººººº
Cerca, una preocupada Nicole y dos adormilados niños de tres años estaban convenientemente arropados en capas de cálidos pantalones, camisas y jerseys, además de sus cálidas capas de invierno, sombreros, bufandas y guantes. Matthew y Evan habían sido tan estrechamente abrigados que Draco se preguntó brevemente si los muchachos serían capaces de moverse apropiadamente con tanta ropa. Uno de los gemelos dejó escapar un pequeño gruñido de frustración cuando intentó frotar sus cansados ojos y no pudo elevar la mano como quería, pues el movimiento de su brazo estaba restringido por el bulto de ropa en que estaba embutido.
Lanzando a Matthew una moderada mirada de simpatía, Draco actualizó rápidamente a Nicole de la nueva situación, en un tono bajo para evitar alarmar a los niños. Los ojos de Nicole se abrieron cuando la realidad de lo que estaba pasando exactamente vino a aclarar su todavía dormido cerebro.
-¿Qué quieres que hagamos?- susurró, orgullosa de que su voz no temblara.
Draco asintió en apreciación de su habilidad para calmarse, sabiendo cuan difícil había sido la primera vez que él se enfrentó con una situación de vida o muerte de ese tipo. Nicole había participado en las conversaciones entre Harry y Draco en California y también en Hogwarts, cuando habían discutido las situaciones y escenarios potenciales a los que podrían llegar a enfrentarse durante la guerra. Pero hasta el momento exacto en el tiempo en que se da cuenta de que los horrores que están siendo discutidos ya no son algo hipotético sino un hecho real, nunca se sabe como puede reaccionar una persona. Draco había conocido demasiados hombres y mujeres que podían hablar y hablar, pero que al enfrentarse con la realidad de la batalla caían en pedazos.
-Primero, necesitamos encontrar la forma de salir de aquí- dijo Draco suavemente-. Harry me comentó que los Guardianes le dijeron una vez que este apartamento podría adaptarse a nuestras necesidades, y dado que justo ahora necesitamos un camino seguro para salir de aquí sin ser vistos, debería haber algún tipo de pasadizo oculto por ahí, que podamos utilizar para sacar a los niños de Hogwarts- miró alrededor de la sala común con interés-. Sólo necesitamos encontrarlo.
Dejando a los gemelos parados en el centro de la habitación, Nicole y Draco empezaron a buscar algo que pudiera darles una indicación potencial de algo que fuera más de lo que aparentaba ser. Nicole tomó el lado izquierdo de la habitación y Draco el derecho. Poco después, los dos frustrados adultos se reunían en la fuente-cascada, ninguno había encontrado la más ligera pista de dónde podría estar la presunta salida secreta.
-Bien, esto es sencillamente una mamada.
Nicole dio a Draco una suave patada en la espinilla, recordándole la presencia de sus hijos. El hombre lanzó una mirada avergonzada a sus niños antes de volver a mirar a Nicole y poner los ojos en blanco.
-Vale, pero lo es- al ver que ella no estaba inclinada a responder, continuó-: Hemos revisado cada pulgada del salón y no hemos encontrado nada. Supongo que debemos dividirnos y buscar en las demás habitaciones, pero estoy casi seguro que si el pasadizo existiera, debería estar aquí, donde es más accesible.
-Sin ofender, Draco, pero ¿por qué no simplemente sales y preguntas a los Guardianes si hay un camino para salir de aquí y dónde está?
Draco sólo sacudió la cabeza ante la lógica de la pregunta de Nicole.
-Tienes razón, Nicole, ¿por qué no pensé en eso?- replicó con sarcasmo-. Bien, quizás sea porque Harry, en su infinita sabiduría, cuando partió colocó en las puertas unos encantamientos de cierre y protección extremadamente poderosos- suspiró-. Quizás puedas romperlos, pero yo sé por experiencia que no puedo y además, en caso que pudiéramos encontrar el modo de salir de aquí, me sentiría muchísimo más seguro con los hechizos de Harry en la puerta que sin ellos.
Incapaz de argumentar contra esa lógica, Nicole simplemente regresó a buscar una salida. Después de unos cuantos minutos de búsqueda infructuosa, dijo a Draco que ella tomaría las habitaciones del segundo piso y sugería que él investigara en las del tercero. Si no podían encontrar la salida luego de todo eso, entonces ambos unirían fuerzas en el nivel más bajo. Draco observó mientras Nicole partía; una vez que se hubo ido, se giró hacia los niños que seguían en el centro de la habitación. Contuvo el aliento al ver las silenciosas lágrimas que corrían por los dos pequeños rostros.
Cayendo de rodillas frente a ellos, tomó a sus hijos en sus fuertes brazos.
-Ey, ustedes dos, ¿qué pasa? ¿Por qué están llorando?
-¿Dónde está papi?- gimoteó Evan-. Yo quiero a mi papi.
-Shhh, cariño, papi se tuvo que ir por un rato. Pero él va a estar bien. Mientras está fuera, nosotros vamos a ir a una pequeña aventura, eso es todo.
-Padre, estoy asustado. Yo también quiero a papi- la voz de Matthew se rompió al tiempo que empezaba a sollozar. El corazón de Draco se desgarró mientras sostenía al chiquillo sollozante. Desde el ataque a Harry que condujo a su aborto y su consiguiente hospitalización, los gemelos se habían vuelto sobre protectores con sus dos padres, en particular con su papi, aunque nunca antes habían reaccionado tan mal a la ausencia de Harry. Draco rezaba porque sólo fuera una reacción exagerada de los gemelos y no alguna clase de sexto sentido que les hacía predecir lo que iba a venir.
Consciente de lo que debía decir, aún cuando no podía saber cuál sería el resultado de los eventos de esa noche, Draco tranquilizó a sus amados niños.
-Papi va a estar bien. Ya lo verán. Va a regresar con nosotros antes que se den cuenta.
Matthew levantó su cabeza morena del lugar en que estaba descansando sobre el pecho de su padre y lo miró directamente a los ojos.
-¿Lo prometes?- su pequeña voz era completamente solemne.
Ver los ojos de Harry mirándolo, pidiéndole una promesa que quizás no fuera capaz de mantener, por un momento fue espeluznante.
-Lo prometo.
Su promesa pareció satisfacer tanto a Matthew como a Evan. Después que los niños se hubieron calmado y Draco secara suavemente las lágrimas que manchaban sus rostros, ubicó a ambos chicos en el sofá junto con algunos de sus peluches. Con una inconfundible orden para que permanecieran ahí hasta que Nicole o él regresaran, finalmente salió de la habitación para buscar en el tercer piso. Casi alcanzaba las escaleras cuando un destello de reflejo rojizo penetró en la sala común.
-¿Fawkes?- Draco pensaba que el ave habría sido convocada para ayudar a los otros a raíz del sorpresivo ataque-. ¿Qué estás haciendo aquí?
Fawkes sólo aterrizó en el sofá, cerca de donde los chicos estaban jugando, e inclinó su cabeza hacia Draco. Todavía sin comprender por qué el fénix había hecho su aparición, Draco se acercó a su confiado amigo.
-¿Harry te envió? ¿Tienes un mensaje para mí?
Fawkes ladeó nuevamente la cabeza y esta vez dejó salir un suave trino, que de inmediato calmó el acelerado corazón de Draco. Ni siquiera se había dado cuenta que su pulso estaba acelerado hasta que sintió el poder curativo que el canto del fénix lanzaba sobre él. Deseando con toda su fuerza poder tener el don de Harry y ser capaz de entender lo que la vieja ave estaba tratando de decirle, Draco decidió que lo mejor era continuar interrogando al fénix.
-No fui capaz de encontrar nada en el segundo piso, ¿cómo te fue en el terc…?- Nicole, al ver al fénix, se detuvo en medio de la oración.
Draco todavía estaba analizando a Fawkes, sabiendo que no estaría ahí en ese momento sin una razón, cuando contestó a Nicole.
-Todavía no fui allí, los gemelos estaban un tanto intranquilos y luego llegó Fawkes y he estado tratando de imaginar por qué exactamente está aquí.
-Harry probablemente lo envió a ayudar- comentó Nicole, amablemente. Mordió un poco su labio para evitar reír cuando su último comentario fue recibido con una evidente 'pura mierda' despectivo-. Vale, entonces, ya que eres tan inteligente, ¿qué está haciendo aquí?
Draco puso los ojos en blanco.
-Estoy trabajando en eso- cansado de escuchar la discusión de los humanos, Fawkes agitó las plumas con impaciencia.
Moviéndose al frente del rubio, Nicole clavó la vista en los eternos ojos del ave.
-Entonces, Fawkes, ¿cómo se supone que vas a ayudarnos? ¿Sabes cómo se supone que saldremos de aquí?
La poderosa ave dio un asentimiento casi imperceptible y luego voló graciosamente de su percha y aterrizó brevemente en el hombro de Nicole antes de tomar vuelo nuevamente y salir hacia la terraza del apartamento.
Nicole decidió arriesgarse y señaló:
-Creo que quiere que lo sigamos- sabiendo completamente que con esa declaración podría ganarse otra mirada de 'gracias por declarar lo obvio' de parte de Draco.
Asegurándose que los gemelos siguieran ocupados en el sofá, Draco y Nicole siguieron a Fawkes hasta la fría terraza de piedra.
El implacable aire frío de Diciembre estaba antinaturalmente quieto y Draco notó que la nieve que había estado cayendo todo el día en forma persistente había empezado a disminuir. Sus agudos ojos grises escudriñaron en la oscuridad, pero no pudo ver nada más allá de las ráfagas que continuaban su camino descendente hacia los terrenos y la brumosa nube que su cálida respiración hacía en el aire nocturno. Era todo sencillamente tan pacífico, tan tranquilo, casi parecía que todo ser vivo sabía la importancia de la confrontación que iba a sostenerse en poco tiempo y habían decidido sentarse y esperar. Draco nunca antes había experimentado un momento igual, donde un muy antiguo mundo daba la impresión de que simplemente estaba sosteniendo la respiración, esperando por el resultado que indudablemente cambiaría la existencia del mundo mágico.
Espantando su nerviosismo, Draco revisó el patio buscando al fénix y lo encontró sentado en una esquina, encima de la estatua de un dragón.
-Vale, viejo pájaro, ¿y ahora qué? Sabes, esto sería un poco más fácil si sólo nos dijeras qué quieres que hagamos.
Una vez más, el ave inclinó la cabeza ante él, como si riera en silencio.
-Creo que se está riendo de ti- Nicole rió entre dientes mientras caminaba hasta pararse al lado del rubio.
Draco sacudió la cabeza con pesar, sabiendo exactamente a qué se refería Nicole, pues estaba seguro que había sido una fuente de diversión para Fawkes muchas veces en el pasado.
-Cállate y ayúdame a averiguar qué quiere que hagamos- bufó Draco mientras investigaba alrededor del dragón buscando algún posible pasaje oculto.
Pesarosa, Nicole sacudió la cabeza y empezó a correr sus manos a lo largo de la fría estatua de piedra buscando cualquier cosa que pudiera servir como disparador para mostrar una ruta de salida. Al no encontrar nada, suspiró y retrocedió un paso, lanzando una nueva mirada al fénix en busca de guía.
-Vale, lo admito linda ave, estamos confundidos; ¿cómo vamos a salir de aquí? ¿Y en qué puede ayudarnos este pobre dragón dormido?
La cabeza de Draco se alzó de donde estaba agachado detrás del dragón, lugar en el que había estado, infructuosamente, tratando de alejar la estatua de la pared.
-¿Qué dijiste?
-Sólo estaba tratando de obtener algo más de información de nuestro testarudo amigo aquí presente- contestó Nicole abatida, la presión a que había estado sometida empezaba a exteriorizarse.
-No, quiero decir qué dijiste sobre el dragón.
Nicole miró bruscamente al hombre rubio, que se movió para pararse a su lado en frente de la estatua, sobresaltada por su tono perentorio.
-Estaba especulando en voz alta sobre una potencial ruta de escape relacionada con este dragón dormido.
Draco no respondió de inmediato mientras examinaba al dragón con ojo crítico, observando todo, desde sus alas cuidadosamente plegadas hasta su pacífica expresión en el relajado sueño.
-Seguramente no quiere decir que hagamos eso.
-¿Qué? Dime. ¿Qué estás pensando?
Los ojos grises ni siquiera se apartaron de la estatua mientras contestaba a su amiga.
-Nicole, desde que vives aquí, ¿has visto la consigna de Hogwarts?
-La he visto un par de veces, en realidad, el vidrio pintado de una de las ventanas muestra el sello de Hogwarts. Pero como está en Latín, nunca le presté mucha atención- Nicole se empezaba a sentir un tanto excitada. Quizás Draco tuviera algo ahí.
Draco arrugó su rostro.
Qué quieres decir con que estaba en latín, por supuesto que está en latín, la mayoría de nuestros hechizos son el latín; por favor, dime que aprendiste a leer latín. ¿Qué es lo que enseñan en los Estados Unidos?
Nicole no estaba ni un poco molesta por la incredulidad de su compañero ante lo que era una aparente falla en su educación.
-Sé lo suficiente para lanzar los hechizos, simplemente nunca me tomé el tiempo para aprender a leer una lengua que, después de todo, ya está muerta.
Draco bufó antes de recordar por qué estaban teniendo esa conversación en primer lugar.
-En todo caso, en vista de que no puedes leer, lo traduciré para ti. El lema de Hogwarts es: i Nunca hagas cosquillas a un dragón dormido /i - terminó la oración con un tono despectivo, elevando ambas cejas.
-¿Entonces piensas que debemos hacer eso exactamente, hacerle cosquillas a la estatua? ¿Y tú te preguntas sobre el sistema educativo de América? Al menos allá no le hacemos cosquillas a los dragones, por Dios- mientras terminaba de señalar esto último, se estremeció violentamente mientras un frío golpe de aire azotó a través del abierto patio-. Vamos, terminemos con esto para que podamos sacar a los gemelos de aquí.
Conviniendo, Draco se acercó al dragón. Sintiéndose inseguro e increíblemente avergonzado, se detuvo bajo la barbilla de la estatua, y con un ligero encogimiento de hombros, empezó a rozar suavemente la punta de sus dedos en la piedra lisa
Nada pasó.
-¡Demonios, vamos, has algo!- le gritó al dragón con exasperación.
-Padre, no lo estás haciendo bien- Draco saltó sorprendido y golpeó su cabeza contra la dura estatua de piedra mientras se giraba hacia el punto de donde había procedido la voz de Matthew.
-Matthew. Evan. ¿Qué están haciendo aquí? ¿No les dije que me esperaran en el sofá? Regresen adentro y permanezcan ahí antes que yo decida castigarlos.
El severo regaño hizo eco en el tranquilo aire nocturno, hasta que se perdió dejando un aturdido silencio. Draco cerró los ojos y se estremeció mientras escuchaba el frío y cruel tono de la voz de su padre en su propia boca. Esto era lo que tanto temía, lo que había temido desde que descubrió la existencia de sus hijos; cayó de rodillas en frente de sus niños, sintiéndose ligeramente enfermo. Nunca más quería volver a actuar con Matthew y Evan como si fuera un recuerdo de Lucius.
Matthew se tensó mientras su padre jalaba a él y a su hermano dentro de su abrazo.
-Lo siento, chicos, lo siento mucho. No quise gritarles, es sólo que me sorprendieron y supongo que estoy algo tenso. Sé que no es una buena razón, pero prometo no gritarles de nuevo cuando no lo merezcan. ¿Me perdonan?
El sentir como sus pequeños cuerpos se relajaban después de su disculpa y lo abrazaban más fuerte, trajo una lágrima a los ojos de Draco; Merlín, como amaba a esos dos preciosos niños. Ahora, necesitaba enfocarse en sacarlos de allí hasta algún lugar seguro. Distantes sonidos amortiguados de destrucción y olores de maldiciones hicieron que se diera cuenta de la considerable cantidad de tiempo que había pasado desde que salieran allí.
-Ey, Matthew, cariño, ¿qué quisiste decir con eso de que no lo estaba haciendo bien?
Matthew trasladó la vista de su padre a la estatua del dragón un par de veces, como tratando de decidir algo. Alcanzando una conclusión finalmente, respiró profundamente y susurró en un tono que conducía a creer que estaba revelando el más guardado de los secretos.
-A Jack no le gusta que le hagan cosquillas bajo la barbilla. Sólo le gusta que le hagan cosquillas en los dedos de los pies- dijo el niño de tres años con un ligero ceceo.
Draco rehusó ver los incrédulos ojos de Nicole, mientras toda su atención seguía enfocada en su pequeño hijo.
-¿Puedes mostrarme cómo a Jack le gustan las cosquillas?- no tuvo necesidad de preguntar quién era Jack, era perfectamente obvio que Matthew se refería al dragón, pero cuando todo estuviera dicho y hecho, Draco hizo una nota mental para sentarse con los gemelos y discutir cómo exactamente habían adquirido ese conocimiento-. ¿Puedes mostrarme?
Draco vio un destello de excitación en el rostro de su hijo que pronto fue reemplazado por una frente fruncida en señal de problemas.
-Jack dijo que no le contáramos a nadie, padre. No quiero que se enoje conmigo.
-No se va a enojar contigo, Matty. Él sabe que ésta es una situación especial y estoy seguro que querría que lo despertaras para que pudiera ayudarnos en nuestra pequeña aventura. ¿No crees que sería divertido jugar con él?- odiaba tener que tratar de engañar a su propia sangre y carne, pero era importante y ya habían perdido demasiado tiempo. ¿Quién sabía que estaría pasando allá afuera en esos momentos? Harry incluso podría estar ya enfrentándose a la bestia y demonios si él iba a dejar que se enfrentara a Riddle solo.
Con una rápida mirada a su gemelo, quien dio un ligero asentimiento, Matthew tomó su decisión.
-Vale, padre, te mostraremos.
Sabiendo que su propia promesa había sido cumplida y la familia de Harry, de hecho, sería capaz de ponerse a salvo, Fawkes emprendió vuelo con elegancia una vez más, consciente de que sus propias aventuras de esa noche apenas comenzaban.
Matthew y Evan se arrodillaron en la fría superficie de piedra cerca de la pata delantera izquierda del dragón. Draco observó una pequeña grieta en la dura superficie gris, en el sitio donde el pie del dragón descansaba contra la plataforma. Cuidadosamente, ambos niños apretaron sus pequeños dedos en la prácticamente desapercibida grieta y empezaron a mover suavemente sus dedos hacia delante y hacia atrás repetidamente.
El efímero temor de que en su actual posición los gemelos podían ser aplastados si su intento de despertar al dragón tenía éxito, apenas tuvo tiempo de cruzar por la mente de Draco antes que la estatua se estremeciera ligeramente.
Pronto, la estatua dio otro ligero movimiento y Draco observó mientras la pata que los gemelos estaban estimulando tan diligentemente se elevara, dando un acceso adicional a las acciones de los pequeños. Dándose cuenta de que ya era suficiente, Draco se inclinó hacia delante para agarrar a sus hijos y quitarlos de un inmediato peligro. Justo cuando alcanzaba a los muchachos, el dragón dio otra poderosa sacudida y un chorro de llama caliente salió de su boca. Rápidamente, el dragón dejó de escupir fuego y empezó a bramar con una risa incontenible. Aparentemente, éste era un dragón al que le encantaba que le hicieran cosquillas.
Agachándose justo a tiempo, Draco evitó la bola de fuego que pasó cerca de su nuca. Sin embargo, eso no evitó que el rubio hiciera una mueca por el espantoso olor a pelo quemado. Emitió un pequeño gesto de sorpresa mientras sus manos se dirigían al instante a su cabeza, revisando para asegurarse que su precioso cabello no se hubiera quemado. Satisfecho de que, en el peor de los casos, estaría sólo ligeramente chamuscado, pero al menos no estaba ardiendo, o peor todavía… calvo… se movió para detenerse en el sitio donde sus hijos habían empezado a jugar con la animada estatua del dragón.
-Matthew, Evan, ¿por qué me despertaron?- el dragón había dominado su risa y estaba viendo con cansancio al alto hombre rubio-. Rompieron su promesa, jóvenes dragones, y yo estoy decepcionado.
-Mis hijos sólo estaban haciendo lo que les pedí, maestro dragón- dijo Draco con una pequeña inclinación, cuidando mantener un tono firme y respetuoso, sabiendo que los espíritus de dragón como el que habitaba en esa estatua se ofendían fácilmente, pero sólo reconocían a aquellos que percibían eran tan fuertes como ellos-. El castillo está bajo ataque y nosotros estamos inclinados a creer que eres el guardián de un pasadizo que nos permitirá salir de aquí con seguridad.
El dragón desvió la atención de los dos niños a los que había tomado un gran cariño durante su permanencia en la Sala de los Fundadores, y la fijó en el hombre alto el cual, basado en su actitud protectora, era indudablemente uno de los padres de los pequeños. El dragón estaba impresionado de cómo el humano rehusaba mover un músculo mientras su fría mirada barría lentamente sobre él, estudiando hasta el último detalle del hombre. No muchos humanos tenían el coraje o la voluntad de permanecer tranquilos bajo un escrutinio tan intenso.
Con una inclinación de su gran cabeza con cuernos, el dragón finalmente reconoció la presencia de Draco.
-¿Tú me convocaste, humano?
-Sí, maestro dragón. Mi nombre es Draco Malfoy, y como ya mencioné, necesitamos tu ayuda. ¿Podrías auxiliarnos?
El dragón continuó su escrutinio del hombre que llevaba el nombre de dragón. Ciertamente era un espécimen elegante; podía ver el parecido con sus hijos, aunque los niños eran particularmente especiales. Desde su aislado puesto en la terraza, el dragón llevaba un buen tiempo observando no sólo al hombre rubio sino a su pareja de cabello oscuro. Ambos hombres eran orgullosos y extremadamente poderosos, pero además eran mucho más que eso, y era ese componente extra el que había decidido el destino de esta familia. Esos hombres y sus vástagos estaban destinados a hacer cosas asombrosas y ser portadores de dones sin paralelo en el mundo mágico. Ambos hombres eran dignos de su ayuda.
Con lo que sólo podía ser considerado como un pequeño saludo, el dragón irguió su majestuosa altura sobre sus cuatro escamosas patas y salió de la plataforma para ubicarse al lado de los humanos. Mientras abandonaba la plataforma con paso majestuoso, una pequeña abertura en la pared detrás de donde él había estado durmiendo fue revelada.
Los ojos de Draco se abrieron con incredulidad mientras observaba al dragón saludarlo. Cuando era niño, pensaba que era genial haber sido nombrado como una de esas fieras criaturas, casi reverenciadas en el mundo mágico. Había amado su nombre y se había pasado incontables tardes en la biblioteca de la Mansión Malfoy, estudiando los animales por los que había sido nombrado. Se había hecho el propósito de aprender cuanto pudiera de esas fascinantes criaturas y pronto se convirtió en algo así como un experto en el tema. Su padre incluso lo había halagado llevándolo a visitar los campos de dragones con frecuencia, o tan frecuentemente como su trabajo se lo permitía.
Sin embargo, ni una de todas esas veces que había pasado observando o leyendo sobre esas magníficas criaturas, había escuchado que ellos reconocieran a un humano con ningún tipo de reverencia, casi como si pensaran que era su igual. Nunca había oído de nada parecido. Ellos ciertamente nunca se inclinaban ante nadie, no que Draco supiera.
Pasmado con el comportamiento del dragón, fue presionado hacia el fondo, mientras sus ojos rápidamente notaban la ruta de escape que tanto tiempo los había eludido. Con una profunda inclinación de respeto hacia el dragón y un susurro de 'gracias', tomó a sus hijos y Nicole y los condujo hacia la salida, seguro de que nadie sería capaz de seguirlos, pasando al espíritu del dragón.
Nicole entró primero en el oscuro pasaje, iluminando con su varita para suministrar algo de visibilidad, seguida rápidamente por los gemelos. En el preciso momento en que la rubia cabeza de Draco desaparecía por la abertura, recibió un mensaje final del espíritu del dragón, mientras la estatua regresaba una vez más a su lugar.
-Cuida a tus vástagos, Draco, ellos son más preciosos de lo que incluso tú puedes imaginar.
Sobresaltado por el solemne mensaje, Draco volteó rápidamente hacia la estatua.
-Lo haré, lo prometo.
Sin otro pensamiento que la magnitud de las promesas que había hecho ese día, se dio la vuelta y siguió a su familia por el estrecho pasadizo que, con suerte, los conduciría hacia la seguridad.
Continuará…..
Muchísimas gracias por los reviews a Iva girl, Mariet Malfoy y Gala Snape.
Mariet: Tienes que intentar ponerte los anteojos, mira que puedes agrandar el problema, y por experiencia te digo que uno se acostumbra enseguida a ellos
