La pelirrosa se movió nuevamente, sentía las muñecas bastante apretadas y su cuerpo estaba aturdido, entonces lo recordó todo; como Naruto salvó en un último momento a Sai y a Sasuke de que ambos se atacaran y como Yamato los había sacado de allí… menos ella, ella se había quedado atrás y no habían podido sacarla. Sakura lloró en silencio en aquella fría sala mientras pensaba que podía ocurrir con ella, pensó en que si en vez de estar pendiente de Sasuke y de su físico lo hubiera estado de igual manera de ser una mejor kunoichi, todo hubiera cambiado. Ella ahora solo era una niña intentando jugar en un mundo de ninjas no hecho para ella.
La puerta se abrió dejando ver una figura conocida, Kabuto. Este se acercó a ella mirándola fijamente, Orochimaru había dado una orden y él se encargaría de cumplirla. Ella sería la primera victima del juego llevado en contra de la hoja, Tsunade sería la primera en caer tras la muerte de su adorada alumna. Aquello era una guerra, y Sakura Haruno era la primera pieza en caer.
Kabuto se acercó a ella y se agachó hasta rozar con indulgencia sus labios, sujetando a la chica para que no se moviera.
- ¿Qué…me has…dado? –gimoteó la pelirrosa al sentir los fríos labios del secuaz de Orochimaru alejarse.
- Una droga… despídete del mundo…son tus últimos segundos.
Las esmeraldas de sus ojos se abrieron de par en par, su garganta se cerró y el corazón se le desbocó completamente… Antes de cerrar los ojos por última vez les vio, sus compañeros…sus amigos. Y en silencio, en su ultimo suspiro le pidió perdón a Naruto, por hacerle tanto daño.
