Lo escrito con negrita es de Temari, lo demás de Naruto

Llevo todo el día a su lado, me hace reír… no me deja un segundo en que caiga en mis pensamientos, simplemente me mira con sus zafiros llenos de vida y me sonríe contándome otra historia más sobre Jiraiya-sama y yo solo termino por echarme a reír obviando mis pensamientos y esos sentimientos que se agolpan en mi corazón cada vez que esa sonrisa me llena de él.

Ella corretea el camino, me mira, me sonríe y el mundo cae de nuevo a sus pies. El sol ha estado brillando todo el día en sus cabellos, enredado en ellos dando toda esa luz que solo se desprende de los hermosos ojos de mi acompañante. La siento triste desde que Shikamaru la dejó, la misma tristeza que desprenden sus ojos desprendieron los míos cuando Hinata se cansó de esperarme… cuando ella fue con Kiba…

Comemos algo antes de que el sol comience a caer, nos sinceramos ante un bol de comida. Él me escucha atentamente y yo solo puedo explicarle lo que siento, lo que me atormenta, lo que termina en mi…

La miro escuchándola, unas lágrimas caen, la abrazo y las limpio con una sonrisa. Ya no soy más aquel chiquillo hiperactivo… Ahora solo puedo abrazarla, ella sonríe. Pago a aquel viejo y la llevo conmigo en una carrera, quiero enseñarle aquel lugar que me gusta tanto… el lugar donde descubrí mi verdad.

Llegamos al alto donde las cabezas de los Kages observan Konoha, él me arrastra hasta la cabeza del Cuarto. Aquellos rasgos de la estatua se parecen en gran medida a él, Naruto sonríe tomando mis manos entre las de él y yo solo puedo sonrojarme violentamente;

- ¿Na…Naruto? – él simplemente me sonríe y me da un beso en la frente.

- Gracias por un día maravilloso, Temari – su sonrisa se eleva aquí, en mi lugar preferido… donde los aldeanos ven a mi padre, un héroe…