Un par de horas después siento algo, el silencio no es completo y mis sentidos se han agudizado. Siento los laterales de mi cama hundirse bajo un leve peso, mis kunais no están cerca pero… no se por qué pero no creo que esa presencia intente hacerme daño.. pero no me fío y rápidamente abro los ojos agarrando a mi contrario. Un par de hermosos ojos azules me mira tras de una mascara de gato, mis ojos se ensancharon al descubrir aquel pequeño sello de Suna en él. Mi mano se acerca y retira la mascara con cuidado, sus facciones de porcelana ceden a mi vista, las mejillas tiernamente encarnadas, los labios rosados… Sus hermosos zafiros fijos en mi, ensanchados observando algo que jamás habían visto, mi cara. Como si fueran serpientes sus brazos me rodean atrayéndome irremediablemente a su suave cuerpo, y los míos le siguen en el mismo juego, acariciando la espalda, perdiéndome por primera vez y en silencio en los pliegues de su kimono.
Por primera vez, perdiéndome para siempre, en la suavidad y en la dulzura de sus labios, acariciándola lentamente en el dulce juego de caricias entre nuestros labios.
