Rating: K.

Género: Romance.

Pareja: Takari.

Personajes: Takeru Takaishi (Ishida) e Hikari Yagami.


~Inyección~


Takeru, mejor conocido como "Tk" siempre tuvo fama de ser un chico fuerte, valeroso, sonriente, pero sobre todo valiente. No le temía a nada.

Bueno, casi nada. Todos conocían su pequeño temor a la oscuridad, debido a experiencias de su niñez que lo llevaban a temer. Sin embargo, este miedo no se comparaba a lo que estaba viviendo en estos minutos, su peor pesadilla.

¿Cuál era ese? Pues...

Recibir una tenebrosa inyección.

Sí, tenebrosa. Así le describió Takeru a Hikari aquella situación cuando le dijo que irian al médico.

Lo más gracioso era que esta inyección no la estaba recibiendo él directamente.

—Por...—Intentó hablar— Por favor, enfermera, sea cuidadosa con mi chica.

Sí, ese fue el comentario de Takeru mientras sostenía a su novia de la mano.

Fue inevitable para la enfermera sentirse confundida ante esto, generalmente niños pequeños temían a las inyección, de vez en cuando personas con problemas psiquiátricos que imaginaban una aguja gigante. Pocas veces ocurría que adolescentes le temieran a las inyecciones. Pero ¡Nunca ocurría que el novio de la víctima sufriera por ella!

Hikari hizo una mueca— Tk, no te preocupes, estaré bien.

—¿Bien?— Cuestionó el rubio— Es una aguja gigante que atravesará tu fragil, suave y delicada piél.

—No es tan grande.— Comentó la enfermera— Además, no durará más de cinco segundos el pinchazo.

—Por favor, Takeru, no hagas esto más difícil.— Rogó Hikari.

Fue así como la enfermera unió una aguja a la jeringa.

La Yagami tomó asiento sobre la camilla y descubrió su brazo. La enfermera pasó un algodón por su brazo derecho y se colocó en posición para inyectarla.

Takeru tragó saliva de manera abrupta al ver la aguja, juró ver un brillo, estaba muy filuda.

—Esto no tomará mucho.— Fue así como la enfermera comenzó a acercar la inyección hacia la chica, con una velocidad que a Tk le pareció demasiada.

Cuando la aguja estaba a un milímetro cuando...

—¡Ah! No.— El gritó de Takeru se hizo presente y estrechó entre sus brazos a la castaña— Hikari ¿estás segura de hacer esto?

—¡Tk! No es un tema de estar de acuerdo o segura, es por mi salud.— Respondió la Yagami. Debía terminar con esas dosis del papilomo humano.

—Sí, pero ¡Imagínate si esa aguja tiene alguna infección o peor, VIH y terminas contagiada!— Sí, exageró el rubio.

La enfermera frunció el ceño ofendida ante aquel comentario— Disculpe joven, pero todo lo que se encuentra en mi consulta está bien desinfectado y esterilizado, sobre todo las agujas, uso una distinta por cada paciente.

—¿Cómo puedo asegurar eso?— Preguntó Takeru.

Hikari rodó los ojos— Tk.— Lo llamó.

—Tengo certificados.— La enfermera ignoró a la castaña.

—Quiero verlos.— Insistió el rubio.

—Tk.— La Yagami nuevamente llamó a su chico.

La enfermera se cruzó de brazos molesta— No tengo por qué mostrarte eso, es información confidencial.

—Si no me la muestra no confiaré en usted.— Respondió Takeru.

—Tk.— Hikari lo llamó por tercera vez.

—Debería hacerlo, soy certificada.

—Entonces, muestreme sus certificados.— Musitó el rubio.

—Ya dije que no tengo razones para hacerlo.

—Bueno, el que nada hace nada teme.— Insitió el hermano de Yamato.

—Insolente.

—No soy inso...

—¡Tk!— Hikari alzó la voz interrumpiendo al rubio— Por favor, no hagas esto más difícil, es una simple inyección.

—Kari, simplemente me preocupo por tí.— Tomó su rostro entre sus manos— Quiero que estés bien.

—Estaré bien.— Respondió la Yagami— No es necesario que te coloques a discutir.

—O exigir información que no le corresponde.— Musitó la enfermera.

Takeru volteo hacia ella molesto— Claro que me corresponde, soy un paciente precavido.

—Tú no eres paciente, mi paciente es ella.

—Bueno, yo soy su acompañante, estoy responsable de verificar que todo esté bien.

Hikari rodó los ojos.

—¿Así?— Preguntó enfermera— ¿Sabes que le hago a los acompañantes mal educados como tú?

—¿Qué?— Cuestionó Takeru.

Y...

¡Pluff!

Fue el sonido de la puerta.

Ni cuenta se dió el rubio cuando entre Hikari y la enfermera lo sacaron de la sala.

—¡Oigan!— Volteo hacia la puerta y golpeo— ¡Esto es un neglijencia médica! ¡Hikari no te inyectes! ¡No mueras!

Hikari rodó los ojos molesta al escuchar los gritos de su novio.

—Ese chico es exagerado ¿e?— Comentó la enfermera.

La castaña asintió.

—Deberías llevarlo al psicólogo.— Musitó la mujer antes de inyectar la aguja en la piel de la chica.

Sí, era una buena idea.