Capítulo 3

Kagome caminaba lentamente junto con su yo del pasado, se sentía extraño.

La miró que ella no había cambiado tanto en lo físico como su personalidad. Era la misma mujer que vio antes de que falleciera.

- ¿por qué tu...? -empieza a hablar insegura en lo que la mirase-

-Tu eres mi reencarnación-aclara con su mirada fría- no es bueno que estés con personas como Bankotsu- explicaba lo más sutil posible-

-entiendo-comienza a dar un jaleo. Kagome ya esperaba aquel tipo de comportamiento que proviene de la mujer pálida-

-No te confundes, Kagome. -susurró la joven miko-, Tú estás destinada para estar lado de Inuyasha-esa última frase sorprende a cierta pelinegra y una esfera aparece dentro de la mujer de un tono cadáver-Nunca olvides tu propósito en este mundo...-la miró severa para concluir y retirarse del lugar asegurado para Kagome. El hanyou pueda encontrarla en buenas condiciones a su yo del presente-

-Oye Kiky...-no pudo finalizar porque la miko había desaparecido-

Se sintió indignada. Todos le dicen que mismo debe hacer, pero nunca le preguntan.

"Tan solo me hubiera quedado en mi época ..."

Primero la secuestra un mercenario que estuvo a punto de matarla, muchas veces. Segundo, la ayudaron, pero ni siquiera fue su querido esposo; más bien era la ex de tu hanyou.

No es que le moleste, pero es algo frustrante. Ella no pudo defenderse por sí sola, aquel era unos motivos de haber vuelto y era convertirse en alguien fuerte.

Su cuerpo había ido al suelo e intentar comprender su desengaño en el poder espiritual que yacía en ella.

Estrechó sus parpados de la angustia que sentía consigo misma.

- ¡Kagome! -una voz reconocible para la joven excolegiala. Era Inuyasha-, ¡¿Dónde estás?!-el hibrido se adentraba más al sitio dónde Kagome se pudiera hallar y ella solo lloraba con resignación por sentir esta debilidad-

- ¡Estoy aquí! -gritó lo más fuerte para que la escuchase-

La novata miko solo deseaba abrazar a su amado esposo, que ya se encontraba muy cerca de aquí.

Por ese mismo punto de encuentro, los amigos de hanyou no estaban seguros, pero solo pretenden seguir el olfato de Inuyasha parece que encontraron a su compañera de viaje.

- ¡Inuyasha, oye! -el Kitsune llamaba al hibrido con una venita de enfado en la parte de atrás de su sien-

-No te esfuerces, Shippo -dijeron apoyando del hombro al pequeño zorro y que se dé por vencido en proseguir de hablarle a Inuyasha-Debes saber que cuándo se trata de Kagome-sama, el pierde sus emociones en su totalidad-recordaba las veces su amigo hanyou se comportaba de esa misma forma-

-pero... ¡Vamos a perderlo de vista! -dijo inflando los cachetes-

-No pasa nada-sonrió tranquilo el monje-

-Oigan miren-la tajiya indicó para la ruta que iba la felina-, parece que estamos cerca-los otros dos contemplan pestañando el ceño- ¡Es...! -dijo no muy segura porque su visión le fallaba-

- ¡Inuyasha! -los tres llamaron al hanyou para hacer que aquella gatuna bajara para el rumbo se hallaba el joven de orejas de perro-

El joven de orejas de perro se detiene volteándose.

-Llegan tarde-chasquea con la lengua-, Kagome está ahí-les señaló a sus amigos para la derecha de los arbustos-pero...-dijo triste agachando la mirada-está molesta conmigo-su rostro mostraba confusión-

- ¡¿Que le hiciste, Inuyasha?!-protestó el Kitsune apuntado al joven híbrido-

- ¡Nada! -se defiende inmediatamente-ella...dijo que...-susurra con una mirada triste en recordar las agrias palabras de su esposa-no quiere verme...-los dos amigos del hanyou empezaron a comprender la razón de la distancia de cierta pelinegra con el chico bestia-

-Inuyasha-el monje se acerca al muchacho de orejas de perro-Te acuerdas antes de llegar aquí... ¿Con quién nos cruzamos? -Miroku le recordó que hace unos momentos logran ver a la sacerdotisa de tono pálido y que pudieron saber de su amiga, gracias a ella-

-A Kikyo...-dijo en tono suave. No tenía excusa de mentirle a su mejor amigo-

- ¿Y después? -le insistía algo serio, pocas veces se expresaba así. La que siempre reprochaba al hanyou era Sango, pero quién ahora tomó ese rol era Miroku-, Solo no la cagues-exhala con agotamiento de lo mismo de siempre -

-Si...lo siento-dijo sentándose arrepentido de lo que habló con la pelinegra excolegiala sobre la existencia por la mujer pálida-

Inuyasha empezaba a sentirse lo peor.

Unas imágenes comienzan a salir en su cabeza sobre el reencuentro de la mujer que una vez amó con tanta locura y...el comportamiento Incomprensible de su amada esposa.

-Flash Back-

El hanyou no podía creer lo que estaba viendo ante sus ojos nuevamente.

Quería acercarse, pero algo lo detiene en su interior.

-No debes-susurra la voz susceptible que podía reconocer aquel híbrido -, Inuyasha...tu lugar es con Kagome-vuelve a manifestarse en lo que se alejaba con diminuto pasos-

-pero, Kikyo... ¿tú que haces aquí?

-Yo salvé a Kagome-le aclaró Kikyo dejando sorprendido al híbrido -Ella se encuentra muy cerca de aquí, búscala pasando este bosque-la mujer pálida explicaba en cómo llegar al sitio donde había dejado a la excolegiala-

-g-gracias-intentaba lo más sutil posible, aquel joven de orejas de perro-

-señorita Kikyo-el monje habló deteniendo el paso que iba para retirarse- ¿usted, sabe el motivo de volver a la vida otra vez? -su tono era serio y la mujer sacerdotisa voltea-

-No. Me gustaría saberlo-dijo en recordar del hombre que hizo que volviera a vivir nuevamente-, manténganse alerta-agrega esto último para desaparecer ante el grupo de amigos del hanyou-

-fin flash back-

Inuyasha aprieta su mano a transformarlo en puño, se había sentido lo peor junto con Kagome. No era capaz de ser honesto con su esposa, y tenía que decirle la verdad.

-Voy hablar con Kagome-dijo ya todo decidido -Ella es una parte de mi vida-susurra convenciéndose de sus palabras -

-Entonces anda, porque yo te mataré -advierte su amiga fingiendo una sonrisa y emana su aura de enojo -

-Ya, Ya voy -dijo con algo de miedo para ir donde se fue a esconder su esposa-

-Parece que funcionó -

-Si claro. No le puedo perdonar, si otra vez anda confundido -la mujer taijo recordó esos malos memorias de cuando su mejor amiga sufría por el híbrido -

-Así es. Es mejor que Inuyasha este con Kagome-sama.

-Ella dejó su familia por estar con él -susurra a lo que le comentó su amiga pelinegra -

El híbrido se fue para ir más allá de los arbustos de este bosque que parece un camino sin fin. Allí encontró a su amada esposa sentada contemplando el cielo.

Las lágrimas no dejaban de caer, en el rostro de la sacerdotisa.

-¡Esta llorando! Es mi culpa-dijo para sí mismo con tristeza -Mmmm-fingió toser-Hola Kagome -dijo sonriendo nervioso -Creo que...perdón por no considerar tus sentimientos -susurra con timidez sus mejillas se empieza a ruborizarse-

-No te preocupes Inuyasha-ella seguía mirando el cielo -Mi estadía aquí hizo que algunas cosas ocurran -sus manos se unían a sus piernas -Yo sabía que...Kikyo volvió a la vida -aclara con tristeza en recordar lo que el líder de los siete guerreros le comentó acerca de su yo pasado había vuelto a la vida por tercera vez-

-Pero...Kagome, yo...no fui sincero contigo-bajo la mirada al verla de esa forma -

-Lo se Inuyasha -la mujer pelinegra aparece frente a él con una sonrisa -

Iba a pronunciar algo más de sus verdaderos sentimientos que ha tenido guardados, no ha podido comentarle.

Es interrumpido por la misma joven propinándole un beso en los labios. No esperaba la acción de su esposa, pero le corresponde de la misma forma y coloca su mano a la cintura de ella.

-Ya era hora, ¿no? -el monje y la taija se aparecen de frente a la pareja novata de casados-

Ellos se separan nerviosos con las mejillas rojas.

- ¡Ustedes...! ¡¿Qué rayos hacen aquí?! -gritó avergonzado el hanyou -

-Fuimos espectadores de cómo se dan amor -se burlaba el kitsune con su risa picara y sus otros amigos lo acompañan a sonreír con complicidad -

-Además era un buen plan, ¿no? -dijo el monje con su sonrisa de cómplice.

¡Aquel moushi lo había engañado, por completo! ¡Lo va a matar!

Inuyasha estaba molesto. Pudo notar en su ira con sus amigos, que Kagome parecía estar al tanto de la broma de mal de gusto de los demás.

- ¡K... K...Kagome! -su cara estaba totalmente roja-como un tomate - ¿cómo es que tu...? -una risita del par ese de sus amigos lo hicieron poner avergonzado - ¡Lo volvieron hacer! -dijo persiguiendo al monje con la exterminadora con tono molesto -

-Me volveré más fuerte -pensaba para sí misma -No puedo depender de inuyasha todo el tiempo -miró a sus amigos eran perseguidos por el híbrido y ella se limita sonreír divertida -

En otro sitio. Una mujer de cabello rojos se encontraba muy furiosa, no lograr haber vencido a la sacerdotisa que su hermano tuvo que hacerla que vuelva a la vida con sus poderes, tiene unas grandes intenciones de matarla.

Ella no puede ir contra las decisiones de su hermano mayor. No quiere morir, en realidad nadie quisiera, si estuvieran en su lugar. Además, no logra comprender muy bien las verdaderas intenciones de él, ya que había ayudado a la joven miko y al mercenario de piel morena.

- ¡Clint, no entiendo nada! -dijo con tono altanera - ¿para qué nos sirven ellos? -apuntó a las dos siluetas -

-Hermanita -susurra dando una risa siniestra -Eres tan idiota que te lo voy a explicar -se acercó para darle información breve -Kikyo y Bankotsu son esenciales para mi venganza ¿lo comprendes? -la toma con fuerza de la cara y ella asiente miedosa-Bien. Entonces, ¡cállate de una vez! -dijo alzando un poco su tono voz de manera imponente -

-S.. Si está bien-ella asiente con terror en su mirada -

-Kikyo querida, me enteré vos ayudaste a mi rehén que tenía cautiva nuestro mercenario -dijo mirándola con una sonrisa fingida para no tener la cara expresada a molestia-lo peor, que lo dejaste en malas condiciones -la toma de la barbilla -¿olvidas para quien trabajas ahora? -ahora su mano se dirigía al cuello de la miko para tomarla con algo fuerza -Yo soy más fuerte que tú, ni siquiera tus poderes espirituales funcionan conmigo -una aura poderosa salía en su interior no era un humano era clase de un youkai a nivel superior que podía anular los poderes de las sacerdotisa, Kikyo sabía lo que se enfrenta y es una de las razones que salvó a Kagome, porque este hombre no es alguien fácil de vencer y si era un conocido de hanyou Naraku, pues es un sujeto bastante peligroso-Además, tienes una deuda conmigo. -dijo ya soltándola para dejar que logre respirar -

-Lo entiendo-habló con algo de oxígeno después de haber sido casi de ser estrangulada por aquel hombre -

-Bien. Te daré otra oportunidad. -

La mujer pálida se inclinó para mostrarle que ella estaba con cierto arrepentimiento y sea perdonada.

-Bankotsu -lo miró al mercenario de piel morena -Necesito que te encargues de la tal Kagome ¿lo comprendes? -le ordena con impotencia -Solo hazlo a tu manera, porque no me gustaría otro fallo-el hombre de trenzas largas voltea su mirada con irritación -Tanto como Kikyo y tú, me deben sus vidas -introduce su mano al pecho del moreno para dejarlo inmóvil -Parece que lo entiendes. Anda, ve hacer tu trabajo -dijo ya quitando la mano para no dejar un agujero en el pecho del mercenario, y le hace un curativo dejándolo sin heridas -

-tsk-chasquea molesto para ir a atrapar a la mujer del hanyou-

Era un negocio con ese hombre, pero no le agradaba el sujeto y tenía que soportarlo. Al momento el brujo cumpla con sus palabras, lo que le había prometido dejarlo en libertad.

No tiene a nadie para seguir con esta inútil vida, ya ha asesinado un montón de youkais, incluso a seres humanos.

Él es un asesino. Bankotsu ya ni siquiera recuerda su vida pasada, antes ser mercenario que junto a su hermano Jakotsu perdieron todo.

Aquel camino se le estaba haciendo largo, no hallaba bien a esa mujer.

-Que molesto-susurra el Moreno quedando en un pueblo que estaba a punto llegar y así cuestionar a los ciudadanos de allá sobre una sacerdotisa reconocible-

Kagome no podía dejar de sentirse ansiosa, ya había regresado a la Aldea, pero no sabe cómo iniciar su entrenamiento de combate ya que ella no recuerda en su totalidad de la manera como usar los poderes espirituales de sacerdotisa.

Ella ni siquiera era capaz de hablar de este tema con Inuyasha, porque estaría negando que con solo él bastaba. Para la joven pelinegra no era suficiente, necesitaba volverse fuerte y no volver a ser la dama en peligro.

-no funciona-dijo entre susurros al tomar su arco- ¡debería atinarle! -ella comienza a darle al tronco del árbol, pero su flecha cae en la dirección equivocada y la joven se frustra instantáneamente-

-ohh vaya no sabía que mala puntería has desarrollado, miko-esa voz masculina es reconocible para la joven sacerdotisa -al fin te encontré-una sonrisa ladina aparece en su rostro-

- ¿cómo me...? -dijo retorciendo pasos del miedo que le causaba ese sujeto-tus heridas han sanado -lo miraba detenidamente- Kikyo te dejó inmóvil-susurra la joven en lo que sostiene su arco con flechas para intentar dispararle- ¿vienes a matarme o vas a querer tomarme a la fuerza? -su mano temblaba en apuntarle la flecha a su pecho-

-no tengo ánimos de eso-suspira con pesadez-

- ¿cómo?

-yo tengo propuesta que hacerte, miko-se acercó a la sacerdotisa de ojos castaños -estoy seguro que no te vas a negar -la toma con su mano a la cintura de Kagome-

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NA: ¡Holisss mis queridas lectoras! ya está capítulo, lo siento la demora, pero a veces me cuesta un poco actualizar! ¡Bueno aquí lo tienen, espero que les guste! ❤ Y si ya en el próximo capítulo se viene el Bankag y solo es el comienzo ❤