Capítulo 4
Kagome se queda indignada a tal propuesta del joven moreno con trenzas largas y se lo zafa violentamente.
- ¡Te volviste loco! -dijo en tono altanero - ¡Yo jamás le haría eso a Inuyasha! -ella se negó rotundamente con enojo -
-Que desilusión, me da-suspira expresando una sonrisa impertinente -
- ¡¿Por qué tú?!-lo apunta con el dedo -De todas las personas que menos deseo es encontrarme, es con él -susurra entre su mente observando al chico de trenzas largas de color azabache - ¿Deseas tanto vengarte de Inuyasha? -una risa ladina aparece en el rostro mercenario -No lo vas lograr -espetó molesta -
-¿tú crees que no? -se acerca nuevamente lujurioso a la miko -
-S...Si -sus frentes estaban tan unidas -¡Si vas a secuestrarme, hazlo y ya! -lo empuja furiosa-
-eres bastante molesta-susurra en lo que aprieta sus labios contra los de la sacerdotisa -
Kagome se había quedado sin palabras, por la acción violenta del mercenario de piel morena. Al sentir que su boca estaba encima contra la de Bankotsu, sintió una electricidad muy extraña en su estómago. ¡Ella no podía sentir algo como eso...! La azabache tal vez pensaba que el mercenario era un hombre guapo, pero estaba al tanto de que es alguien peligroso y debía ser derrotado nuevamente.
Igual, Kagome lo odiaba, así como Bankotsu lo hacía. Ya que el chico de trenzas largas tampoco ha deseado llegar a esta situación con la mujer del híbrido que más detesta y lo peor es que ella no sabía besar bien por su experiencia con las chicas que ha estado antes.
- ¡bastardo! -dijo furiosa apartándose del moreno y después lo abofetea-
-así lo pensarás mejor -murmura con una sonrisa irónica para después irse-No estuvo tan mal-dijo traspasando en su mente relamiendo su labio inferior-
Kagome sentía impotencia y horror con Bankotsu, ese hombre solo la había desconcertado en su poco entrenamiento que había comenzado hace rato, y nuevamente volvía a lanzar flechas en el tronco del barco con enojo en su rostro.
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En la aldea que yacían los demás, era que discutían acerca de la forma como revivieron aquel mercenario que derrotaron hace mucho tiempo, en especial Inuyasha, el observó cómo fue el destino de su muerte, y a la joven sacerdotisa que había fallecido en manos de Naraku.
Ahora habían vuelto a la vida como si nada, esto debe tener una explicación.
- ¿mi hermana está viva? -dijo Kaede al contemplar las miradas de confirmación de la pareja de casados; el monje y la exterminadora- y Bankotsu el líder de los shiinchitai también revivió-continua en analizando la situación-
-no es solo eso, señora Kaede -Miroku cierra los ojos-
- ¿hay algo más? -el silencio se hizo presente-
-Kagome-chan, está en peligro otra vez -susurra Sango preocupada- de acuerdo a Houshi-sama, su regreso ha causado todo esto.
-tenemos que estar a alerta entonces -sugiere la anciana de ropa de sacerdotisa-
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-Kag, ahí estabas -era su amiga Sango que se acercaba -te veo muy ocupada -dijo al verla apuntando flechas en el árbol-
-S...Si perdón-ella se detiene por unos segundos y hacia un modo de disculpa-
- ¿qué te ha motivado entrenar? -dijo curiosa sentarse en una pequeña roca a su lado - tu ya eres fuerte Kag -la alienta con una linda sonrisa-
-No lo suficiente -su tristeza la invadía en recordar que era siempre ayudada por sus amigos incluso su amado esposo-
-Bueno está bien- abraza a la sacerdotisa - No debes angustiarte así... -
-lo sé, pero...-dijo triste la joven sosteniendo con fuerza su arco de la frustración que sentía -
-Oye -la mira a su amiga- ¿te preocupa lo de Kikyo...? -ella asiente con una mirada de tristeza en su rostro por la pregunta de la exterminadora-
-aunque...también Bankotsu -susurra su mala experiencia con el mercenario-
- ¿Sucedió algo?
-muchas cosas. El me da miedo
-Es un asesino profesional, Kagome-chan -le recordó que aquel hombre de trenzas era alguien peligroso- estabas de suerte que no te haya matado -
-Si...
Unos recuerdos vagaban por su cabeza, del acontecimiento que ocurrió con el espíritu de la Shikon no tama, sobre le habló de otro hombre que va llegar a amar, aparte de Inuyasha.
-Kagome, sigues empeñada que el vendrá por ti -susurra el alma de la shikon no tama -
-Cállate-lo mira desafiante -No quiero escucharte -coloca sus manos a las orejas para no seguir tener que escuchar de que el hibrido no la iría a salvar -
-deberías- seguía insistente -
Agitaba Kagome la cabeza de seguir escuchando a la shikon no tama que hablaba con ella de lo que pasaría en un futuro lejano, en el momento, caso que saliese de esta oscuridad sin fondo.
-Tu no perteneces a esta época, vas a causar estragos en la era feudal junto donde tu provienes-explicaba el futuro que se avecina - recuerda tu existencia aquí solo tuvo un propósito y fue destruirme, pero como no lo has logrado. Tú vas a perecer en esta oscuridad por toda la eternidad, Kagome -los ojos de la joven se achicaron por las palabras malévolas del espíritu de la shikon no tama-
Kagome despertó nuevamente de esa mala experiencia que pasó en ese callejón de oscuridad sin poder salir de ella.
Volvía a lo suyo, que era seguir apuntando con su poder espiritual al tronco del árbol con una de las flechas que traía en sus manos.
-"Deja esos malos pensamientos de tu mente" -ella agitaba su cabeza con algo de susto en el rostro de la joven sacerdotisa- "Yo amaré a Inuyasha, de eso no hay duda..." -Kagome se convencía de sus palabras- "¡Ese maldito Bankotsu lo mataré! -suspiraba furiosa -Sino me hubieras besado yo...-susurra recordando esa horrible experiencia con el mercenario -
- ¿me llamas miko? -el moreno se atreve a ponerse de frente a la joven-
- ¡TU...! -ella se voltea sorprendida - ¿Qué haces aquí? -lo señaló con nervios en su cara.
-Ohhh pensaba que me extrañabas -musita en tono de burla.
- ¡Jamás! ¡Eres despreciable! -gritó asqueada - ¡Yo solo amo a Inuyasha, a ti nunca! -se voltea furiosa para no querer mirarlo-
- ¿en serio? -él se acercaba lujurioso a la joven de traje de sacerdotisa-
-a...apártate -susurra nerviosa al sentir su cercanía-
Una sonrisa malévola aparece en aquel mercenario, le gustaba jugar con esta sacerdotisa que ya se aparta de la joven.
-Te burlas de mí, ¿cierto? -lo mira furiosa - ¡Si quieres matarme, hazlo ya! -Kagome no evita gritar, logrando que el joven moreno la tome con fuerza de los brazos.
-Eres muy ruidosa, miko.
- ¡Tú eres un maldito imbécil!
No la soltaba. A Bankotsu le gustaba de alguna forma, mujeres como ella y solamente que el no iba a aceptar por estar tan orgulloso.
-Tranquila-la sostiene de la cintura-Por hoy no te haré nada -susurra al oído con tono sensual e impertinente. Dejando a la sacerdotisa enojada algo confundida también.
-Uyy cómo lo detesto -pensó irritada mirando como se esfuma de su vista.
Gracias al mercenario, ella no se pudo concentrar como quisiera y se decide ir a la aldea a tomar un descanso, llegando cerca se encuentra con cierto híbrido con el ceño fruncido.
-Kagome -su voz sonaba de enfado. La joven sacerdotisa se percató de la razón de su enojo, pero no era culpa de ella y nunca se esperaba la llegada de cierto moreno con alabarda sujetada entre su brazo - ¿A dónde fuiste? -su pregunta estaba de más. Era obvio que ella iba a contestarle con tranquilidad porque no estaba haciendo nada malo.
-Fui a practicar. He sentido que debo mejorar en mis habilidades de pelea - le responde insegura mirando su arco con flechas que aún le falta mucho por aprender.
-Entiendo-dijo con su voz de enfado para después irse.
El híbrido no se iba a desquitar con Kagome, aquella escena que pudo presenciar entre Bankotsu y ella, aunque también no era tonto que era una estrategia del mercenario y no iba a caer tan fácilmente.
-Me gusta que sea celoso, pero a veces me asusta. -dijo Kagome haciendo un pequeño suspirando al llegar a la casa de la anciana Kaede-Hola a todos... llegué que cansado es practicar -saluda a sus amigos con una sonrisa cayendo rendida.
-Bienvenida-dijeron todos.
- ¡Kagome! -grita emocionado al verla para lanzarse a abrazarla. Ya que no podía verla como antes, el kitsune se la pasa también entrenando.
- ¡Shippo-chan! -le correspondía el gesto con una inmensa ternura al niño zorro-Oigan, ¿Ha pasado algo? -se da cuenta que sus amigos estaban pensativos.
-Si...se trata del problema de quien tuvo que revivir a la señorita Kikyo y a Bankotsu-menciona preocupado el monje de las intenciones diferentes de cada uno-Mi deducción por la Joya fue destruida, y el regreso de usted señorita Kagome.
-Y yo pude ver que había alguien más con Bankotsu, cuando me secuestró...-susurra al recordar esa horrible experiencia -Era creo...-unas imágenes aparecen de su cabeza. La apariencia de una mujer humana como el mercenario, pero con kimonos raros aunque sensuales y no es buen gusto para la sacerdotisa- ¡Una chica! -dijo ya recordando con seguridad.
-Debemos saber más...-susurra insegura la exterminadora.
-Si. ¿Y cómo?
-Con su ayuda Kagome-sama.
La joven miko se queda atónita de lo que escuchó. Debian estar bromeando ella no podía hacerlo, se negaba rotundamente.
-Se que es imposible...pero, es la única forma. -susurra el monje muy seguro de lo que le pedía a su amiga miko. Aunque si Inuyasha lo supiera quizás lo asesine, pero no había más salida alguna, poner en un gran peligro a su amiga.
- ¡Llevarme bien con ése imbécil! - gritó incrédula. - ¿Y si Inuyasha se entera? -dice preocupada para que el monje se abstenga del plan estúpido que se ha planteado en su mente.
-No lo hará. Porque...él está...-asegura nervioso lo que estaba a punto comentarlo a Kagome.
- ¿Que sucede? - inquirió la miko confundida -Hay algo que me quieres decir...-ella los miraba para no se volteen.
-Bueno, lo que pasa...-dijo el monje siendo incapaz de comentarle la verdad a la joven.
-Inuyasha fue a ver Kikyo-afirma Sango con una cara seria-Antes de que te pongas mal, nosotros le pedimos que lo hiciera -intervino de inmediato para que su amiga no sienta dudas en su corazón sensible.
- ¿Qué? ¿Ustedes qué hicieron...?
-Necesitamos respuestas, Kag...-susurra triste la exterminadora -No lo hacemos de malas, pero mi familia necesita paz -le indicaba que ahora tenía personas por las cuales debe proteger.
-Entiendo, pero...-suspira triste. Ella no puede ponerse desacuerdo a los planes de sus amigos.
-Por favor, Kagome -Sango la miró a modo de súplica con los ojos cristalinos. - Así podremos saber a qué nos enfrentamos...y mi familia estaría a salvo y tu podrás estar bien con Inuyasha -iba a replicar la joven miko, pero esa mirada de tristeza no podía negarse.
-Solo por ustedes- accedió rendida.
La pareja de esposos hace un pequeño suspiro de alivio, todo esto lo hacían por su familia y no querían involucrarse con este tipo de peligros como estos.
Mientras que, Kagome no tenía una idea icónica sobre cómo se va a acercar al líder de los siete guerreros, si además él quiere usarla para sus beneficios y tomarla rehén por hacer negocios con alguien que le salvó su vida aparentemente. No entendía de qué manera iba a ayudar a sus amigos, y le da un poco de recelo que su esposo hanyou pudiera acceder a la petición que insistían mucho Sango y Miroku.
Aunque ella había aceptado también, pues Inuyasha la tiene fácil porque conocía a la sacerdotisa, pero Kagome no sabe NADA de Bankotsu.
- ¡Ayyy esto me pone de malas! -exclamaba mientras se arrancaba su cabello y era su forma de quejarse con todo lo que iba a hacer -¿Porque me pasa esto a mí? -suspiraba hastiada. No se percata que detrás de ella, alguien la había perseguido.
Se trata del hombre quién regresó de vuelta a la vida de la sacerdotisa Kikyo y el líder de los shinchitai Bankotsu, se apareció de frente a la joven de pelinegro.
-Hola señorita Kagome -su voz siniestra la asombró a la chica que voltea.
-Usted... ¿Quién es? - había tomado su arma de arco con flechas para apuntarlo a su pecho. -Tu cuerpo...-la presencia del sujeto brillaba con una energía maligna.
-Eres tan valiente como decía Naraku-dijo al mirarla que no titubea la joven miko.
- ¿Conociste a Naraku? -sus manos temblaban, aún le faltaba entrenamiento y una sonrisa irónica sale del rostro del hombre con una capa de tono negra- ¡Solo responde! -exige la joven en posición de atacar con las flechas.
-Si. Fue un conocido que tuvimos un negocio, pero desgraciadamente murió.
Kagome seguía apuntando al sujeto en frente suyo.
-Tú le diste el golpe final -dice con una sonrisa brutal. - Quería conocer a la reencarnación de Kikyo, y por lo que veo, eres interesante -agrega para romper el arma de la chica con sus manos y dejarla sin ventajas de protegerse -Aun te falta experiencia, niña -la toma del cuello con diversión -y te necesito fuerte -susurro al oído con su risa perversa y lanzarla al suelo.
Kagome se sintió aterrada con la presencia de ese hombre, ha descubierto la verdad... igualmente está más que decidida hacer el plan que sus amigos le habían propuesto, si tiene que llevarse bien con el líder de los siete guerreros, pues así será. Todo por proteger a sus amigos, de personas como él ya que fue muy poco, aunque logra sentir una presencia maligna dentro de él...pareciera que este sujeto va a hacer más complicado que el mismo Naraku.
Inuyasha.
Le preocupaba como hará para que Kikyo lo ayude descubrir sobre la persona quién la tiene retenida por sus manipulaciones después de volver a la vida, gracias a ese tipo.
Tenía que hablar con ella, lo más rápido posible...aunque también le angustiaba que Bankotsu se acerque tanto a su mujer, sabía muy bien que podía confiar en Kagome no haría nada malo con él. A pesar...no puede evitar sentir celos que un hombre como el líder de los shinchitai se le insinúa, hace unos momentos actuó mal con ella y quería disculparse, el orgullo de Inuyasha podía más.
-Kikyo...-la llamó con tristeza al verla sentada en medio del bosque.
-Inuyasha, no deberías estar aquí -se voltea un poco sorprendida de su aparición repentina-pero, creo que tu visita es breve ¿no? -observaba la mirada seria del hanyou.
-Un poco sí.
-Bien -suspira ya intuyendo a donde iba esta conversación -¿Qué quieres saber? -ahora era ella que lo mira fijamente.
-La identidad de la persona quién los revivió a ti y al imbécil de Bankotsu.
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NA: ¡Aquí está lo prometido es deuda! jejejej espero les guste
