Solicitado por y dedicado a: Sen-Taolli en Wattpad.

Nada de Katekyo Hitman Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.


Extra 1: Arcobalenos

Finalmente, luego de lo que parecían haber sido horas, Reborn apretó el gatillo, dejando que León volviera a su forma normal y regresará a su sombrero mientras él saltaba del tejado a su próximo destino, ignorando por completo la conmoción que acababa de crearse por una simple bala.

- Objetivo completo. – Se limitó a decir al encender el comunicador.

- ¡Espléndido trabajo como siempre-

- Al punto. – No estaba de humor para complementos, más bien no había destruido el aparato.

- El pago se hará de la forma usual. – La persona al otro lado de la línea cambió por completo su tono, ahora usando uno más serio. - ¿Y los demás trabajos?, no hay apuro ni nada, por supuesto, pero han salido algunos más.

Reborn apagó el aparato con un leve bufido, casi rodando los ojos. La mayoría eran civiles, ¿qué dificultad tenía eso?, los pocos que siquiera daban algo de reto no eran la gran cosa tampoco. En unos pocos días tendría casi todo hecho, lo que lo detenía era que los objetivos estaban en diferentes países. Si no fuera por eso, en menos de un día terminaría todo. No había reto, no había nada… al menos no aún.

Ring~ Ring~

- ¿Cómo demonios conseguiste este número? - ¡Solo tenía una semana con el!, y solo se lo había dado a Nono (por razones obvias) y a-

- ¿Es así como saludas a una vieja amiga, Reborn? – La voz sonaba entre cansada y divertida, y tal vez un tanto irritada.

- Lal… - ¿Por qué demonios le había dado su número a ella otra vez…?, ah cierto, no se podía desaparecer de la faz de la tierra y Lal no compartiría el número a menos que fuera en casos extremos de emergencia. - ¿Qué se te ofrece?

Estaba cerca del hotel en donde se había hospedado esa noche. Algo muy bueno porque no quería lidiar con nadie, mucho menos los mocosos disfrazados de quien sabe que corriendo de un lado a otro buscando dulces y destruyendo cosas. No, no tenía interés en nada de eso. Solo quería su preciado y delicioso café y olvidar que este día siquiera existía.

- ¿Cómo lo llevas? – Contraatacó ella, para luego bromear: - Me encantaría una buena taza de té y algunas galletas, y quizás poder tener esta conversación en persona, ¿pero que se le puede hacer?

Se quedaba en bromear, solo porque ninguno de los dos sería capaz de verse y hablar ese día en específico, mucho menos tomando té y galletas. No, ambos se meterían en un rincón y tratarían de olvidar que este día existía, en especial Reborn.

-… Sobreviviré. – Se decidió a decir luego de al menos un minuto en completo silencio.

- Hablé con Nono en estos días… - Lal no estaba para nada sorprendida por la respuesta que recibió. En todo caso, la estaba esperando. – Está tratando de forzar a Iemitsu a-

- Ese maldito idiota hará caer todo en pedazos Lal. – Solo imaginárselo lo hacía querer vomitar. – Vongola dejará de existir en menos de un año con él a cargo.

Reborn saltó a la rama de un árbol, y luego saltó por una ventana. Tuvo el tiempo de cerrar la ventana y acomodarse en una silla, e incluso encender la máquina para prepararse un café. León, por su parte, saltó a la cama y se acomodó para dormir, a sabiendas de que su dueño no lo necesitaría más hasta la mañana siguiente.

-… Pero no queda nadie más. – Finalmente Lal respondió, sonando agotada y hasta cierto punto derrotada.

Reborn no respondió, Lal no estaba sola en sentirse derrotada, al menos en ese aspecto.

- Iemitsu no quiere, pero no tiene muchas opciones que digamos, si eso te hace-

- No me hace sentir mejor en lo más mínimo Lal. – Interrumpió oscuramente. – Más de 10 personas murieron ese día, sin explicación aparente Lal. – Recordó de la misma forma.

No hacía falta especificar, se sabía perfectamente en toda la familia y entre los Arcobalenos y amigos cercanos la verdad. Los Guardianes, los niños, las chicas, incluso Nana… todos estaban muertos, y como si eso no fuera lo suficientemente doloroso… no se sabía cómo. Los cuerpos mutilados, desgarrados y demás habían sido encontrados en distintas zonas de la casa sin explicación aparente. Se había ido por una noche, y cuando regresó se encontró con eso. Todas las medidas preventivas, la seguridad… se sintió como una burla, aun se sentía de ese modo. No se había encontrado nada fuera de lugar en toda la casa, ni en las cercanías. No había explicación lógica a lo que había pasado, lo único seguro era que las víctimas habían sido torturadas y asesinadas… pero no se sabía cómo, ni quién.

- Nadie te culpa, Reborn. – Recordó Lal, suavemente.

Lo culparan o no, eso realmente no le importaba. El simple hecho de no haber podido encontrar nada, ni siquiera un simple cómo, era como echarle sal a la herida… quizás mucho peor que eso, ya que era personal.

- Lal, toda la familia fue asesinada brutalmente en una noche. – Lo culparan o no, eso no cambiaba los hechos.

-… Reborn, también los extraño. – Confesó tristemente. – No eres el único que se siente mal. – Y quería retribución, venganza…

Aun así, Lal sabía muy bien que quien más debía de sentir el golpe era el mismo Reborn. El Arcobaleno del Sol era quien había entrenado y cuidado de esos chicos, y sus allegados en consecuencia. En circunstancias normales, lo que pasó sería considerado tan solo un gran golpe de orgullo… lástima que eso no fuera ese tipo de circunstancia. Reborn había perdido a un alumno (a varios en realidad) y a unos cuantos "amigos" (conocidos no era la palabra correcta) en una misma noche de forma horrífica sin explicación, sin poder al menos extraer venganza. Reborn casi no decía palabra sobre el tema, pero en verdad no hacía falta: se la pasaba de trabajo en trabajo, y muy rara vez siquiera se detenía a escuchar o preguntar algo.

- Lal, si no tienes nada importante que decir, te voy a colgar. – En otras palabras: "no estoy de humor para tener esta conversación en estos momentos, no tientes mi paciencia."

- Tan frío como siempre… - Se quejó la mujer al otro lado de la línea. – Colonello ha estado preguntando por ti, ¿sabes?, no se te ha visto en un buen tiempo…

- Pues dile que…

En ambos lados de la línea se escuchó algo pesado caer, y luego de eso solo silencio, un largo silencio.

~o~x~o~x~o~

-… Ugh…

- Al fin despiertas Skull. – La persona que dijo esto no estaba para nada feliz con Skull.

-… ¿Colonello-senpai?, ¿Lal-senpai? – Skull pestañeo varias veces, completamente confundido, sentándose y estirándose como un gato. - ¿Qué hacen ustedes aq-

- No tenemos tiempo para estupideces. – Siseo el mejor asesino a sueldo del mundo, asustándolo porque no lo había visto hasta ahora. – Prepárate, puede que necesitemos pelear en cualquier momento.

Fue allí cuando Skull se fijó en que no estaban solo ellos: Fon, Verde, y Mammon también estaban allí. Eso no era lo más extraño: todos estaban perturbadoramente tensos, en posición de combate, y la vista fija en algo que en verdad no podía definir. Por alguna extraña razón, todos tenían sus cuerpos adultos, y los chupetes estaban básicamente muertos: no había ni luz ni color en ellos. Sí, todos tenían sus cuerpos adultos, incluyéndolo, lo cual era-

- ¡Skull deja de ser idiota, kora! – Siseó el rubio, tan tenso que parecía doler. - ¡Está atento que no estamos solos, kora! – Esto fue un siseo muy afilado.

Fue en este punto en donde Skull realmente se fijó en la posición de sus compañeros. Verde se veía sumamente incómodo y asustado, una combinación extraña, y tenía una daga en la mano en posición casi defensiva, muy apegado a Fon en busca de protección. Fon no tenía un ceño fruncido, y estaba en posición de ataque, y dada su expresión: estaba asqueado y sumamente molesto. Mammon… Mammon estaba prácticamente escondiéndose detrás de Reborn, Lal y Colonello, temblando y con una pistola en sus manos, la vista fija en lo que sea que tenía la atención de todos. El arma que tenía Mammon se parecía mucho a la que tenía Reborn en sus manos, lo cual tenía mucho sentido: Mammon no solía usar armas de fuego. Lal estaba cerca de Colonello y de Reborn, lo suficientemente cerca para ayudar y no estorbar, y se veía tanto molesta como sumamente asustada, a pesar de que estaba tratando por todos los medios de mantenerse fuerte. Era una verdadera lástima que el sudor corriendo por su frente, los leves temblores por su tenso cuerpo, y los nudillos volviéndose blancos gracias a la fuerza con la que estaba sosteniendo su rifle la delataban.

Colonello estaba muy serio, los ojos fijos en algo y al igual que Reborn: no parecía siquiera pestañear. Sus nudillos también estaban blancos por la presión ejercida en su rifle, el cual estaba siendo usado: Colonello tenía algo en la mira y estaba listo para disparar. Skull no sabía si Colonello estaba molesto, asustado, o preocupado, pero solo la seriedad que se le veía no daba buena señal. Reborn… oh Reborn, él era quien en verdad encendía la mayoría de las alarmas: estaba usando una pistola normal, solo para empezar con lo extraño de la imagen. Reborn casi siempre usaba a León, así que para que estuviera usando un arma normal… una simple pistola de una mano, usando ambas manos para asegurar perfecta precisión… Reborn no tenía emoción, parecía una estatua de lo quieto que estaba, casi ni se le notaba respirar. Muy a diferencia de todos los demás: no estaba tenso, sino quieto y preparado para combatir o huir si la situación lo ameritaba. Reborn nunca huía, así que esto era…

-… Chicos-¡AHHH!

Término justo detrás de Reborn, temblando mucho, y finalmente con la vista fija en lo que los demás veían. ¿A qué se debió el gran susto?, simple: algo se movió, casi de forma deliberada, y Skull pudo ver perfectamente mucho color rojo oscuro en lo que parecían ser pies, y en un charco que no había visto antes, el cual se extendía hacia ellos.

- Silencio, idiota. – Siseo Reborn, sin mover su vista de la extraña criatura.

- H-Hai… - No tenía armas, no tenía nada que-

Una pequeña luz se encendió cerca de donde debía de estar la criatura, algo opaca, y lentamente seguida de otras, alumbrando el lugar para ellos. Lo que vieron podría haberlos petrificado en el sitio: había una figura humanoide, sentando una simple silla de madera, con un libro en mano, el cual parecía estar leyendo. Ya la mayoría, menos Skull, había visto a la figura, pero ahora la podían ver con suma claridad, lo cual no hacía las cosas mejor. Los pies estaban ensangrentados, sangre fresca goteando de ellas, tal y como si hubiera caminado por un gran charco de sangre. Las manos también tenían sangre, en menor medida, pero tenía rastros de gotas que habían viajado más allá de los codos. Vestía de blanco, una vestimenta algo peluda, como si fuera a salir en un sitio donde el invierno había llegado, lo cual no tenía mucho sentido: no tenía zapatos, estaba usando pantalones simples, la camisa era manga corta, y la chaqueta la usaba de una forma extraña: la tenía encima, con las mangas guindando al viento. La ropa en sí tenía manchas húmedas de sangre, poca, pero resaltaba demasiado por el color de dicha ropa.

No podían ver su cara, tenía una máscara blanca con rayas negras, la máscara de un tigre de bengala. La máscara parecía algo sacado de una tienda de peluches, inclusos sus ojos eran pequeños y negros: tal y como los de un muñeco de felpa. La máscara tenía gotas de sangre aquí y allá, resaltantes por el color de dicha máscara. Era una figura delgada, de piel blanca, y debido a la altura podría decirse que era un adolescente, era más bajo que cualquiera de ellos. Aun así, era algo extraño, y perturbador de presenciar. La boca de la máscara, o mejor dicho: hocico, tenía algunos colmillos que sobresalían. Esa máscara parecía la cabeza de un muñeco de felpa, pero... tenía un agujero en la frente, como si…

- Reborn-senpai… - Llamó con miedo. - ¿Ya trataste de…?

- Si. – Fue la respuesta corta, precisa, sin dejar duda alguna.

La figura siguió caminando como si nada, tranquilamente, sin apuro. No se detuvo, ni pareció molestarle los pocos disparos que recibió cuando se acercó demasiado. Aparte de las marcas de bala, era como si no le disparan, era demasiado aterrador. ¿Con qué demonios estaban tratando aquí?, una persona no podía simplemente seguir como si nada luego de recibir disparos en la frente, en el corazón, o el cuello…

- Supongo que no te irás si no lo tomo… - Murmuró Reborn para sí cuando la figura se detuvo delante de él, dejando de "leer" su libro, para sacar un papel de dicho libro y tendérselo.

La criatura no se movió, como si Reborn no hubiera hablado en lo absoluto. Sin más remedio, porque si se movían la criatura simplemente los iba a seguir, tomó el trozo de papel ensangrentado. Una vez hecho eso, la criatura asintió, dio media vuelta, y comenzó a caminar… desapareciendo justo en frente de ellos al dar unos pocos pasos.

-… C-Chi-chi-cos… - Él no había hecho nada para merecer una pesadilla como esta, ¡solo había estado haciendo ejer-

- Silencio. – Demandaron los demás, esperando que Reborn dijera que era lo que había en la hoja, vigilando los alrededores por si otra cosa como esa volvería a aparecer.

Fue debido a esto y al silencio sumamente tenso que Skull comenzó a mirar hacia el lugar en donde había estado sentado la criatura. Realmente deseo no haberlo hecho: justo al lado de la silla, en el gran charco de sangre, se hallaba el cuerpo mutilado de Aria. ¿Cómo sabía que era ella?, por la ropa, nada más. Aria estaba abierta como si fuera un sapo en un laboratorio, muchos de sus huesos y órganos habían sido retirados de su cuerpo, incluyendo sus ojos, sus uñas… Y como si eso no fuera suficiente, no solo era su torso el que había sido abierto. Si la expresión que quedaba en el rostro sin ojos de Aria, el torso había sido lo primero y lo último al mismo tiempo. Las piernas, los brazos, e incluso los dedos habían sido abiertos, cortados para ver el interior. Quien sea que haya hecho esto sin duda alguna se tomó su tiempo en hacerlo, en mover los huesos, músculos, órganos… en cortar cada región del cuerpo posible. Aria no murió rápido, no con esa expresión de horror y dolor de su rostro, el cual también había sido abierto en varias partes, dejando ver una… bueno, como 4 lenguas, porque ni siquiera eso permaneció intacto. Lo único que faltaba era que le hubieran arrancado la piel viva, de lo cual no estaba tan seguro que no hubiera sucedido, pero no podía cerciorarse a esa distancia, y menos con toda esa sangre…

-… No podemos usar las llamas de la última voluntad. – Comenzó Reborn, mirando de reojo por si volvía aquella criatura.

Eso era una información que ya sabían, pero la confirmación solo lo hacía más real.

- Seremos los siguientes si no ganamos el juego-

- ¿Juego?, ¿qué clase de juego termina con…? – Lal estalló, señalando a Aria sin querer volver a verla, si lo hacía no creía que pudiera evitar no llorar.

- Lal, solo estoy diciendo lo que dice la nota. – Esto calló a todos, en especial a quienes iban a protestar. – Según esto, estamos jugando al escondite con un tal "Usagi".

-… Esto cada vez me gusta menos, kora. – No le gustaba en lo absoluto antes de la nota, ahora menos. – Si Usagi es esa cosa-

- No, ese no es Usagi. – Reborn negó con la cabeza ligeramente. – La nota está firmada por "Tiger".

Silencio.

- Reborn, no estarás pensando que… - Mammon tragó pesadamente. – que hay más de esas cosas, ¿verdad?

- Eso es lo que pienso. – Reborn asintió levemente. – Hasta que no se compruebe lo contrario, tenemos que suponer el peor de los casos. – Prepararse para lo peor, esperar lo mejor. – Y si ese hubiera sido Usagi, estaríamos en muchos problemas…

-… ¿Por qué?, ¿qué dice más, kora? – Colonello apretó más su rifle, aún más molesto y preocupado que antes.

- Lo último que dice es… - Reborn suspiro profundamente y les tendió el papel. No fue sorprendido al ver que nadie se movió para tomarlo, así que termino doblándolo y guardándolo en un bolsillo. – La primera vez es éxito, cualquier otro avistamiento es peligro.

-… No me gusta, de verdad no me gusta nada de esto, kora... – Pateó el suelo con fuerza. – Sin llamas, sin comunicación, de broma tenemos armas y no funcionaron, y estamos atrapados en solo Dios sabe dónde, kora. – Y lo peor era: - Estamos atrapados con al menos un psicópata demente, y puede que-¡Carajo, kora!

¿Cuándo había vuelto?, ¿cuánto tiempo llevaba parado allí, oyendo?

-… "Si quieren vivir, muévanse, el tiempo corre." – Leyó Reborn lentamente la segunda nota. - ¿Eres Tiger? – Al menos eso, al menos que le diera eso para confirmar su teoría.

La criatura le asintió, antes de simplemente tomar su libro de nuevo y caminar lejos… enseñadoles una puerta, por la cual desapareció de la vista.

-… Reborn, ¿alguna vez te he dicho cuanto odio cuando tienes razón? – Esto solo significaba que había más de una de esas criaturas… y si todas eran así, sus armas eran totalmente inservibles.

- ¿Alguien trajo agua bendita o algo? – Mammon preguntó con voz temblorosa. – No son ilusiones, y obviamente no son humanos…

- Lo sobrenatural no-olvídenlo, de verdad no se…

Por una vez, en mucho tiempo, algo sin explicación lógica se le aparecía. ¿Sobrenatural?, patrañas, o eso diría si no estuviera viviendo esto… ¿tal vez era una muy bien elaborada broma?, si así fuera querría saber con lujo y detalles como habían logrado devolverlos a sus cuerpos reales. De hecho, realmente quería pensar que era una broma, pero el olor horrible a muerte y sangre, por no hablar de lo realista… eso que veía con Aria sería extremadamente difícil de replicar en un cuerpo ficticio, y si no es una ilusión solo quedaba eso o que fuera realmente Aria….

- Será mejor que comencemos a caminar, kora. – Colonello evito mirar la silla y a Aria. - ¿Qué esperan, kora?, ¿quieren que esa cosa vuelva, kora?

Igual no harían nada de nada si se quedaban allí, tenían que moverse lo quisieran o no.

- Ch-chicos… - Skull trago con fuerza. - ¿Qué-

- No mires Skull, solo… solo no mires. – Le dijo Fon, palmeando su espalda suavemente en un intento de consuelo, mirando a sus alrededores.

Aria había estado así desde que antes que despertaran. Quizás fue masacrada allí, justo delante de ellos, pero no se dieron cuenta por estar inconscientes, o quizás fue masacrada en otro lugar y la trajeron allí a los meros minutos… El charco de sangre sugería que había muerto allí, que había sido torturada en ese lugar… No, no necesitaban ver más, realmente no necesitaban hacerlo…

-… Su familia no lo va a tomar bien… - Murmuró Verde para sí, ajustando sus gafas y tratando de no mirar en dirección a Aria.

Nadie estaba tomando eso bien, nadie. Y si a ellos les dolía ver esto, no querían saber qué podría hacerle a los demás. Aria era una buena persona, no merecía nada de esto… ¿por qué ella?, ¿por qué ellos?, ¿por qué estaban allí, en este lugar tan extraño?

- Esto no pinta para nada bien, kora. – Comentó, tratando de mantenerse firme ante lo que veía.

-… ¿En dónde demonios estamos? – Lal preguntó, con los pelos de punta, y ahora temblando un poco. No se sabía si era debido a la furia, al miedo, o ambas.

Habían cruzado la puerta sólo para encontrarse con un pasillo… En sí, ese no era el problema: del techo chorreaba sangre, de forma casi hipnotizante, dejando charcos de esa sustancia en el suelo. Aparte del horrible aroma, no había sitio en donde pudieran caminar sin llenarse de sangre en algún lugar. En el suelo, aparte de los charcos de sangre, había… "partes". Huesos, órganos, brazos, piernas, ojos… estaban esparcidos, como quien no quiere la cosa, en diferentes sitios. A diferencia de la habitación solitaria y sin casi nada, el pasillo tenía cuadros, mesitas de noche, floreros… y mucho más importante: tenía puertas y más pasillos si no se equivocaban.

Los floreros tenían flores… bueno, algunos, y nadie los tocaría si tuviera opción. Las flores, en su mayoría, eran flores muertas que llevaban mucho tiempo allí, y las que se veían bien cuidadas… estas tenían como acompañante huesos humanos entre sus tallos. Aun así, lo que más llamaba la atención era las marcas de manos hechas con sangre en las paredes en algunos sectores, como si alguien hubiera estado apoyándose de las mismas, y tal vez incluso hubiera sido arrastrado y hubiera tratado de aferrarse a algo… las marcas de uñas no ayudaban a esa impresión.

-… ¿A dónde? – Fon susurro, asegurando la retaguardia del grupo.

-… Podemos revisar a ver hasta dónde nos lleva este pasillo, o podemos abrir puertas y ver… - No había más opciones que esas. Regresar era un punto muerto…

- ¿Qué sugieres Reborn? – Lal preguntó al mejor asesino a sueldo del mundo. – ¿Alguna idea?

Abrir una puerta era como abrir una caja de pandora, no sabían qué demonios podían conseguirse. Continuar por el pasillo era una apuesta: podrían seguir y seguir, y quizás incluso encontrar otros lugares…

- Podemos hacer las dos cosas. – Para Reborn, cualquiera de las dos opciones llevaba a lo mismo: no sabían que podrían conseguirse. – Sepárense y miren, pero no vayan muy lejos. – Sin mirar atrás, llamó: - Fon, Mammon, hagan guardia mientras los demás miramos. ¡Que nadie se vaya muy lejos!, quédense a la vista.

Inadvertidamente para ellos, dos figuras los observaban detrás de un cuadro, como si estuvieran curiosos ante lo que sucedía. Estuvieron observando por al menos 10 minutos, para luego desaparecer del sitio sin dejar rastro alguno de su presencia.

-… Esto es como una casa. – Una casa grande, o una mansión. – Movámonos de nuevo, ya hemos revisado estas habitaciones.

Eso era lo que habían encontrado: habitaciones. No había mucho fuera de lo normal con las habitaciones, pero había cosas en ellas que eran fuera de lo común y que podrían poner la piel de gallina a cualquiera. Lal, por ejemplo, habían encontrado un esqueleto colgando en un closet, mientras que Verde había encontrado que el agua de los baños era sangre. Mammon y Fon no estaban mejor:

-… Fon…

- ¿Uh?

- ¿Soy yo o los ojos de los cuadros se están moviendo?

Podría ser paranoia, la cual la tenían a millón, podía ser el poder de la sugestión, podía ser miedo, o podía ser verdad. En cualquier caso, una vez que Mammon hizo la pregunta era imposible no darse cuenta de ese detalle, era imposible no sentirse observado ni evitar sentirse atrapado… incluso si todo lo que había cambiado era la percepción de una sola cosa. La simple paranoia, la repulsión, el leve miedo… todo había cambiado a ser una completa pesadilla viviente para aquellos que estaban montando guardia, aún más de lo que antes era. Y si no fuera porque podían ver a los otros moverse, oír a veces los gritos de un susto, oír las voces haciendo preguntas o comentando algo… no hubieran logrado mantenerse allí como se supone que debían.

~o~x~o~x~o~

-… En este piso no parece haber nada útil… - Murmuró Reborn para sí, cerrando la puerta de una despensa. Había encontrado una sala de jugar billar.

No había nada que fuera de utilidad. ¿Ropa?, no servía de mucho: así se cambiarán seria para nada con toda la sangre que parecía no tener fin en el lugar. ¿Comida?, no habían encontrado nada más que aperitivos y golosinas, y aunque alguno de ellos tuviera hambre, nadie tenía el valor de comer algo de ese lugar. No importaba si lucia perfectamente bien, lo cual por si solo asustaba dadas las circunstancias. Los muebles, camas, accesorios… nada de eso les servía. No había dinero, e incluso si lo hubiera dudaba que Mammon fuera a querer tomarlo.

- ¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!

Reborn se llevó una mano al puente de la nariz y contó hasta diez en su cabeza. Honestamente, no volvería a quejarse de su alumno, Tsuna, ni de sus gritos tampoco. Tsuna no gritaba tanto, ni tan fuerte como Skull. Los gritos que solía soltar Tsuna nunca le provocaron querer matarlo tanto como a Skull… Por un momento, Reborn agradecía que Tsuna y sus amigos estuvieran muertos y no en este lugar como ellos… lo odiaba, pero esto no era algo que ninguno de esos chicos pudiera soportar. Reborn podía imaginarse perfectamente a Tsuna teniendo un ataque de pánico y desmayándose del miedo, en especial sin sus llamas para poder entrar en su Hyper Dying Will Mode. Ni Hibari hubiera sido capaz de soportar algo como esto… Aun así, al igual que Aria, ninguno de esos chicos merecía haber muerto.

Reborn estaba a punto de salir y llamar a todos para decirles que buscaran unas escaleras o se alejaran más de ese sitio, todo lo que había en el sector eran habitaciones y zonas de juego y no habían hallado nada útil, cuando una presencia detrás de él lo detuvo en seco. La figura no se inmuto al ser apuntado con una pistola, ni ante la intención asesina de Reborn.

- ¿Desde cuándo has estado allí? – Exigió, un tanto asustado internamente: no había sentido nada hasta que ya estaba justo detrás de él.

Era un niño, un niño muy pequeño, quizás de uno años. Vestía de negro, un traje peculiar ya que tenía una cola de gato que hacia juego con su máscara. La máscara era la de un gato negro de unos ojos verde esmeralda que parecían brillar en la oscuridad. La máscara, al igual que la máscara de Tiger, era como la de un muñeco de felpa. Tenía la boca en forma de un tres invertido, una sonrisa según muchos, mostrando un par de colmillos blancos. También podían verse unos pocos bigotes y una nariz un poco más brillante que el resto de la máscara. Reborn no podía evitar pensar que se había encontrado con el gato negro de la mala suerte…

-… Soy Cat. – Reborn hizo una doble toma: ¿podían hablar? – Mantenerse juntos no significa nada, Reborn. – Informó la criatura, con un tono algo curioso. - ¿Crees que manteniéndose de esta forma estarán seguros o lograrán algo?, si no hacen algo diferente, serán obligados a hacer algo diferente. – Informó demasiado tranquilo para el gusto de Reborn. – ¡Ya nee, Reborn! – Se despidió con una leve inclinación, desapareciendo justo delante de él.

¿Qué rayos iba a sentirlos si aparecían y desaparecían cuando querían?, pensó con molestia y preocupación. Aun así, luego de unos segundos, salió casi corriendo del lugar:

- ¡CHICOS REUNANCE YA!

Tenían que reunirse y planear algo antes de que algo pasara. Ese "serán obligados" no sonaba para nada bien en su mente.

~o~x~o~x~o~

-… Esto es inútil. – Murmuró Verde, casi tirando la caja de perfumes.

Originalmente no sabía que eran, pero ahora toda ilusión de un veneno, un ácido, o una droga desaparecieron. Hubiera sido útil, incluso si esas cosas no eran afectadas por esa clase de químicos, si hubiera encontrado alguno…

-… Será mejor que explore la habitación de… al… lado… - Verde perdió todo el color de su rostro una vez que se giró para ir a la salida.

Había varias razones para esto. La primera era que la puerta estaba cerrada, cuando la había dejado abierta. Siempre dejaba las puertas abiertas, así que verla cerrada no daba buen augurio. La segunda era que ciertos objetos habían sido movidos de lugar, como si algo los hubiera tumbado o arrojado. La tercera era un mensaje escrito, o más bien rasgado en la pared, con un ligero toque de sangre para darle énfasis al mensaje: "El reloj corre."

Con sumo miedo, Verde miró a su alrededor mientras se acercaba con cautela a la puerta. Ni por el carajo iba a quedarse allí, no luego de tal mensaje. Para su buena suerte, no había nadie allí, por lo cual pudo salir de la habitación sin otro susto de a gratis.

~o~x~o~x~o~

Con lágrimas en los ojos y deseando fervientemente que todo esto no fuera más que una terrible pesadilla, Skull continuó su travesía en una especie de sala de baile. Si no estuviera tan asustado, se preguntaría porque demonios un lugar como este tenía una sala de baile. Era amplia, perfecta para hacer una pequeña fiesta, estaba muy adornada y formal… y todo seria de maravilla si en los candelabros no goteara alguna especie de líquido viscoso que al caer derretía parte del piso como si fuera ácido, si las sillas no estuvieran hechas con huesos y objetos de dudosa procedencia, si las mesas no tuvieran platos con frascos de órganos flotantes en un extraño liquido como si fueran de exhibición… Lo que más lo asustaba y lo perturbaba era el extraño pentagrama en medio de la habitación, no parecía algo de magia negra ni satánico, pero… era como si un niño hubiera intentado hacer una broma, y si se hubiera tomado la molestia de hacerlo con tripas o algo… porque eso era lo que veía, solo que muy, muy viejo… El lugar olía horrible, pero ya a estas alturas todo olía mal…

Inadvertidamente para Skull, una figura vestida de blanco cerró silenciosamente la puerta por la cual había entrado, con llave. Lentamente, esa misma figura se colocó justo detrás de él, siguiéndolo como su propia sombra: sin ruido, sin delatar su presencia, y sin hacer nada más que seguirlo…

-… Realmente quiero ir a casa… - Se quejó, llorando más al encontrarse con un cadáver en descomposición, en donde ya quedaban mayormente solo los huesos.

Era extraño, si lo pensaba con tranquilidad: no había gusanos, ni insectos, ni ninguna otra clase de vida que no fueran ellos o lo que sea que fuera Tiger… Con tanta sangre, órganos, huesos, y ahora cadáveres en descomposición extrema, lo más natural serían los insectos, pero no había nada de eso. Si no estuviera tan perturbado, darse cuenta de esta información sin duda alguna lo haría sentir aún peor. Tal vez era mejor así, tal vez no…

-… Iré a cambiarle el puesto a Mammon… - Porque simplemente ya no podía…

No obstante, todo quedó en eso: en palabras, porque al girarse se encontró con una figura de casi su misma altura. Era delgada, de piel pálida, usaba una vestimenta blanca con gris, sencilla. Al igual que Tiger, esta criatura no usaba zapatos, sus pies cubiertos de sangre, pero extrañamente no dejaba huellas… No usaba chaqueta, sino una simple camisa, unos pantalones largos, humedecidos y de color rojo al final gracias a la oscura sangre que tenían. Sus pantalones eran el único lugar que tenían sangre, como si hubiera caminado o tratado de caminar en alguna especie de charco profundo de dicha sustancia. Obviamente no era Tiger: su máscara era diferente. En lugar de un tigre, la máscara era de un leopardo de las nieves (porque era blanco), de resto era igual: parecía algo sacado de un muñeco de felpa.

La criatura ignoró completamente el terror de su víctima, la cual estaba temblando de pies a cabeza y comenzando a dar pasos hacia atrás, y en cualquier segundo saldría corriendo despavorido del sitio. Cuando la criatura se llevó una mano al bolsillo, Skull finalmente salió corriendo como alma que lleva al diablo en dirección opuesta de la cual había entrado a la habitación. La criatura no detuvo sus movimientos, sacando un cigarrillo del bolsillo. La máscara se abrió en el hocico, mostrando muchos más colmillos de lo esperado, mostrando solo la parte inferior de un rostro.

-… Tsk, fue mucho más fácil de lo esperado… - Dijo para sí, llevándose el cigarrillo a los labios, tomando una profunda calada, para luego soltar una gran nube de humo al aire.

Luego de un momento, la criatura tomó otra calada y comenzó a caminar tranquilamente en dirección a donde Skull había desaparecido. No sería fácil perder a una persona que gritaba tanto, ¿verdad?

~o~x~o~x~o~

- Esto ya está llegando al punto de ser ridículo. – Si veía otra prenda de ropa, estallaría.

Ya se había acostumbrado a la sangre, a los huesos, y ahora a las marcas de garras y huellas en las paredes y el piso. Estaba en una especie de librería, una pequeña, con un dormitorio incluido. No hacía falta mencionar que no había encontrado nada de utilidad… todos los libros eran de cosas de escuela, ¡totalmente inservibles!, si necesitara hacer fuego quizás podría darles alguna utilidad, pero… Con un largo suspiro, decidió probar en otra habitación, sin realmente molestar en revisar a fondo como debería. Simplemente no valía la pena, luego de su segunda habitación revisada sabía que no conseguirían nada útil fácilmente.

-… Oh por Dios… - Lal trajo profundamente, tomando su arma y colocándose en posición de combate.

La puerta por la cual había entrado estaba cerrada, pero eso no era lo que en verdad le había puesto los pelos de punta: apoyado tranquilamente en dicha puerta estaba otra de esas criaturas. Está en particular vestía de colores celestes y azules, y tenía más prendas que Tiger. Un pantalón largo, holgado, una franela celeste, y una chaqueta de distintos tonos de azul. También usaba muñequeras y una especie de pañuelo azul atado al cuello como bufanda o algo similar. Su piel era blanca, pero de tono más oscuro que Tiger, y estaba descalzo. Extrañamente no tenía manchas visibles de sangre, pero parecía haber salido de algún lugar con mucha agua: estaba empapado.

Lal no perdió el detalle de que no había ningún charco debajo de la criatura en frente de ella, cosa que solo la aterraba más. Una cosa era pelear contra alguien mucho más fuerte que tú, o pelear contra alguien totalmente desconocido, o pelear contra alguien a quien no sabías si quería matarte o torturarte o ambas, o tal vez secuestrarte y sólo Dios sabía que querría hacer contigo… pero algo totalmente distinto era pelear contra algo que ni siquiera era humano, o una criatura viva, ¿cómo demonios siquiera podía pelear contra algo así?

- Me temo que no puedo dejarte ir por aquí, Lal-san. – Dijo la criatura, como si solo le informará de algo, las manos yendo a parar a su espalda, de apoyo.

La máscara de este ser era muy diferente a la de Tiger: no era blanca, era celeste con blanco. Y mientras que aún parecía algo sacado del mundo de los muñecos de felpa, esta máscara no era tan infantil como se esperaría. La máscara tenía dos ojos pequeños, tal y como los de Tiger, una pequeña aleta casi en lo más alto, unas extrañas protuberancias en cada lado, justo debajo de donde deberían estar las orejas de una persona, que seguramente hacían las veces de branquias. La boca estaba levemente abierta, mostrando un sin número de dientes poco afilados, pero el número decía mucho por sí solo…

- ¿Supongo que debes llamarte Shark? – Preguntó cuidadosamente, su escopeta lista para volarle los sesos a la criatura.

- Yep. Encantado. – Una leve inclinación, como si de verdad estuviera siendo sincero.

-… ¿Por qué no puedo…? – Señaló con su arma hacia él. Si podía sacarle algo de información…

- Sabes, no te conviene quedarte a hacer preguntas… - Extrañamente, no se oía molesto ni irritado, solo relajado y quizás un tanto divertido. – Información no hará nada más que costarles la vida. – Esta vez, el tono de voz fue muy afilado. Era claro: fue una advertencia. – Su única prioridad debería ser ganar este juego, o nunca regresaran a casa… - El ser pauso, ladeando la cabeza hacia un lado. – Puedes preguntar, pero no garantizo nada, y el tiempo corre. – Advirtió suavemente antes de volver al mismo tono de antes. – No puedes pasar por aquí porque te lo impediré.

-… - ¿Qué se supone que debía de decir a eso?, ¡eso no fue una respuesta!

- Usagi-chan no le gusta estar aburrido, y hasta ahora eso es lo que ustedes han estado haciendo… - El ser pauso, moviendo sus manos para hacer gestos. – Mientras más aburrido este, más peligroso será, más bien te estoy haciendo un favor, Lal-san.

-… ¿Un favor…? – Esta criatura… - Estás dejándome sola-

- Estar en grupo no hará diferencia alguna, me temo. – El ser negó con la cabeza, decepcionado. - ¿Quieres más tiempo?, entonces entretén a Usagi-chan. – Se cruzó de brazos, algo aburrido ahora. – En caso contrario, se deshará de ti. – Una leve pausa. – Así son las cosas en este lugar, permanecer juntos o separados no cambiará nada, eso te lo puedo asegurar. – Otra pausa, y esta vez volvió a sonar serio: - Yo solo te impediré ir por este camino en este momento, pero no creas que no puedo hacerte daño si me place hacerlo, lo mismo va con Tiger y los demás, si los has visto.

El corazón de Lal se hundió. Había más… había más…

-… ¿Puedo… puedo preguntar quién demonios es Usagi-chan y por qué nosotros?, ¿por qué Aria…?

- Para ti es Usagi. – Lal hizo una mueca ante tal tono afilado. – Usagi-chan es alguien difícil de describir en este momento, ya que no lo has visto siquiera, pero te puedo decir que es quien maneja las cosas por aquí. – En otras palabras, pensó Lal con creciente horror, Usagi era el jefe. – Quisiera decir que no es nada personal, pero mentiría, o quizás no, no lo sé… - Se encogió de hombros. – No hay una razón en específico por la cual hayan terminado aquí, excepto quizás haberle llamado la atención a Usagi-chan. – Fue la sencilla explicación…

Si no fuera porque sabía que dispararle no le haría nada de nada, Lal hubiera tratado de volarle la cabeza a esa cosa solo para desquitarse con algo…

- Te aconsejo que comiences a moverte, Lal-san. – Llamó la criatura, sacándola de sus pensamientos. – A menos que quieras morir pronto, claro está.

- Maldita sea… - Dijo con los dientes apretados, muy molesta, pero obedeciendo la orden tácita de todos modos.

Mejor prevenir que lamentar, porque si las balas no le hacían nada de nada estas criaturas, dudaba que los puños lo hicieran. Era una verdadera desventaja no poder usar sus llamas…

~o~x~o~x~o~

-… Un baño, kora. – Colonello se palmeó la frente, para nada sorprendido ante los ojos flotantes en una bañera, ni los frascos con cosas extrañas flotando en ellas…

La verdad, Colonello estaba bastante seguro de que el shampoo, el jabón, y esas cosas no eran en verdad eso, si no cualquier otra cosa… De hecho, tomó una botella de crema de peinar, abrió la tapa, y dejó caer su contenido en el piso. No sucedió nada, pero el olor… oh el olor…

- ¿Por qué todo aquí tiene que oler terrible, kora? – Y ni de chiste se bañaba en uno de estos baños. Lo que acababa de dejar caer al suelo era sin duda alguna orine…

No, era mejor no indagar más en ese aspecto. De hecho, ni siquiera abriría la tapa del inodoro. No quería ninguna sorpresa indeseada, como una cabeza sin ojos flotante en un líquido cuestionable como le había pasado a uno de sus compañeros. No, estaba bien así, y no quería saber nada más de esta habitación, se iría-

- ¡Yop! – La criatura con máscara de osito de peluche blanco saludó, alzando la mano y haciendo el gesto correspondiente.

Con el cuerpo a medio girar, y el rifle en mano en menos de 2 segundos y apuntando a la cabeza de oso, Colonello maldijo su suerte una y otra vez. La criatura tenía piel blanca, pero con tonalidad más oscura que Tiger. Tenía una camisa simple, blanca, y unos shorts holgados del mismo color. No tenía nada más, a menos que contara unas vendas en ambas manos y tobillos. Las vendas goteabas un extraño liquido en ciertas partes de color blanco, y tenía manchas de sangre en diversas partes del cuerpo, incluyendo la máscara. Si no fuera por lo mal que lo tenía la situación, Colonello se hubiera reído ante lo ridículo que era la imagen que tenía en frente gracias a esa máscara. Era como si alguien le hubiera de verdad arrancado la cabeza a un osito de juguete sin pelo y se la hubiera puesto en la cabeza, tenía los ojitos pequeños y la sonrisa de tres invertido, característico de esos juguetes.

- ¡Y adiós! – Continuó la criatura, como si nada, mientras golpeaba el piso con una fuerza tremenda.

Colonello no tuvo tiempo de nada, excepto buscar en donde aterrizar. El simple golpe había destruido el suelo, dejando un gran cráter… Colonello frunció el ceño, con irritación y preocupación, desde el piso de abajo, el cual parecía ser alguna especie de vestidor… era muy difícil decir con tanto polvo y cosas rotas y con los restos del piso en donde había estado parado antes. Para más retruque, la criatura lo saludo de nuevo antes de girarse y dar un gran salto, golpeando el piso de arriba.

Cuando finalmente pudo volver a ver, Colonello maldijo en voz alta al ver que el lugar por el cual había venido ahora era inaccesible, y por ver qué había tanto un piso inferior como un piso superior… no ayudaba que estaba cayendo un líquido verduzco de mal aroma, como si fuera agua estancada. Por supuesto: la criatura ya no estaba en el lugar y no había indicio alguno de que alguna vez hubiera estado allí.

~o~x~o~x~o~

-… ¿Qué demonios estará pasando, Fon? – Por más que miraba, no veía nada. El problema es que oía gritos y maldiciones. Ah, y los lloriqueos de Skull.

- No te desconcentres. - Recordó el artista marcial, también sintiendo un mal augurio encima.

Mammon estaba temblando como una maraca cada vez que se oía un grito, estaba asustada y no era de esperarse menos: la situación era indescriptible, más allá de horrible, y ella no era luchadora o sabia como usar un arma decentemente, por no hablar de que no tenía tan buena condición física. Entre todos ellos, sin contar a Skull, ella era la que tenía más desventaja. Después de todo, el fuerte de Mammon eran las ilusiones y su mente, no la parte física… Aun así, incluso si no fueran las cosas de ese modo, no creía que las cosas fueran muy diferentes-

- Oya, oya… - Dijo una voz joven, pero algo profunda justo detrás de ellos. – Pero miren lo que tenemos aquí, un par de… - Una pequeña pausa, para dar efecto seguramente. – ratas. ¿No crees que deberíamos hacer algo cariño?

Ante la pregunta, ambos se tensaron aún más: ¡¿había DOS?!

- Hai, Fox-sama. – Dijo una segunda voz, esta vez femenina.

Detrás de ellos había una figura muy similar a Tiger, solo que su vestimenta era naranja fuego con blanco, al igual que su máscara, la cual era la de un zorro… La diferencia entre esta nueva figura y Tiger era que estaba impecable, no tenía sangre, ni polvo, ni sucio… nada. Eso, y tenía un cuchillo de carnicero en manos. En dirección a la que habían estado mirando, una figura mucho más pequeña apareció, tal y como un fantasma. Era muy similar a la anterior, las únicas diferencias eran que era más pequeña, que era una chica, y que era un zorro blanco…. y tenía una especie de lanza en manos. Para sorpresa de Fon, Mammon comenzó a temblar aún más fuerte que antes, y con dificultad señaló al zorro blanco:

-… T-Tu e-e-e-res… - Trago con fuerza, apegándose a Fon. – N-No… no…de-e-eber-ría ser-

- Empecemos, querida White Fox~ - Dicho esto, el zorro más grande se lanzó hacia ellos con el objetivo de arrancarle la cabeza a Fon de un solo tajo.

- Hai. – Esto fue la única advertencia por parte de la chica, quien intentó empalar a Mammon, quien era la que estaba más cerca de su alcance.

Fon fue rápido en reaccionar y evitar varias cuchilladas, muy posiblemente fatales, a su persona, al mismo tiempo que tomando a Mammon de un brazo y jalandola duramente fuera del camino de la lanza. De este modo se formó una extraña danza, dos zorros riéndose de una forma muy rara y buscando matarlos y dos "ratas" tratando de salir del camino. Fon se mordió los labios con ira al ver que golpearlos no hacía realmente la gran cosa, excepto hacerlos reír más, por lo cual no le quedó más opción que huir del sitio, arrastrado a Mammon, quien de broma podía moverse o pensar gracias al miedo.

-… El trabajo está hecho, cariño. – White Fox asintió, abrazando el brazo de su acompañante antes de desaparecer del lugar, completamente seguros de que ambas "ratas" no subirían las escaleras que les habían obligado a tomar.

~o~x~o~x~o~

-… ¿Qué sucede Reborn? – preguntó Verde cuando vio al asesino llegar corriendo al punto de encuentro. – No sé qué se hicieron los demás… - Eso lo tenía nervioso, llevaba al menos 5 minutos allí, mirando para todos lados…

- ¡MALDICIÓN! – Verde salto ante tal grito, Reborn también golpeó la pared con fuerza, sin importarle que eso provocará que cayera más sangre sobre él. – Llegue demasiado tarde…

-… ¿Qué pasó, Reborn? – Pregunto seriamente, ahora mucho más nervioso.

- Se me apareció otro… - No hacía falta especificar que quería decir con "otro". – Y me advirtió que aburrir a Usagi era una mala idea… - Una muy mala idea, recordó con casi odio. – Y que, si seguíamos así, nos obligarían a cambiar.

-… En pocas palabras, nos separaron. – Verde se acomodó los lentes, ahora de verdad asustado. – Esto no-

- ¿Aun están aquí? – Esta fue la voz de un niño.

La nueva criatura ladeo la cabeza hacia un lado, como si no entendiera porque era apuntando con un arma o porque el hombre de pelo verde salto tan alto y ahora sostenía una daga en su dirección.

- No estoy aquí para hacerles daño. – Aun así, nadie se iba a confiar de esas palabras. – Pueden llamarme Duck. – Se presentó serenamente. – No deberían seguir aquí, es peligroso. – Fue casi un regaño. – Pueden irse por su cuenta, ¿o quisieran venir un rato conmigo?, estoy seguro de que Usagi-chan no se molestara por pasar un rato con Deer-san.

-… Mocoso, no sé qué tramas, pero-

- Todo tiene un riesgo para ustedes, lo único diferente con mi propuesta es que mientras estén el tiempo permitido no serán lastimados por nosotros. – Las armas no era fuente de al menos interés para estos seres, se dio cuenta Reborn con amargura. – Además, a diferencia de su otra opción de vagar por este lugar, tienen la oportunidad de preguntarle algunas cosas a Deer-san. – Una pausa. – Aunque debo advertirles que no es buena idea insultar, hacer burla, o en general hablar mal de Usagi-chan en frente de ella, incluso si ella misma lo hace. – Esta advertencia en verdad no estaba ayudando a la criatura con su propuesta.

A diferencia de Tiger, Duck tenía ropa casi normal: de colores. Lo único diferente era que no tenía zapatos, y de que ciertas partes de su ropa parecían haber sido cortadas. Ninguno de los dos perdió el detalle que la sangre simplemente lo traspasaba, sin dejar ninguna clase de marca en la criatura. Si no fuera por los ojos, o lo infantil que se veía, esa máscara sería bastante realista.

- Estaré esperando en aquella habitación si quieren venir conmigo. – Señalo la habitación de la esquina. – No pasará nada si deciden que no, pero en cualquier caso les sugiero no permanecer aquí mucho tiempo, o vendrá alguien más… quizás incluso Usagi-chan, y si es Usagi-chan, tienen altas probabilidades de morir aquí. – Pauso, totalmente serio. – A Usagi-chan no le gusta estar aburrido, y si está molesto con alguien olvídense de que respetara o siquiera oirá lo que sea que tengan que decir. – Advirtió antes de girarse y caminar en dirección a la habitación que había señalado anteriormente.

~o~x~o~x~o~

- Fiuuu… - Gracias a Dios, ya lo había perdido…

El problema ahora era que no sabía en dónde demonios estaba… y no oía absolutamente nada… Skull tragó pesadamente, seguramente se había alejado de todos los demás, y ahora… Skull casi chilla al ver a una nueva figura caminar por el pasillo de la izquierda. Por lo visto, no parecía haberse dado cuenta de su presencia. Aun así, tenía la piel de gallina otra vez. ¿Cuántas cosas de esas había en ese lugar?, ¡ya había visto 3!

La figura que había pasado usaba ropas verde agua, y en lugar de un pantalón o un short usaba una falda, lo cual indicaba que era una chica. Su máscara era-

- Si sigues en esta dirección, acabarás en la cocina, y estoy segura de que no te gustara lo que-

- ¡AAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

¿Quién rayos no se iba a asustar cuando le hablaban al oído, justo por detrás?, podría usar una máscara muy infantil y linda, ¡pero eso no iba a quitarle el susto a nadie!

- Opps, tal vez Owl-chan no debió haberle dicho nada desu… - Murmuró el ser, una mano en la quijada y tomando una pose decepcionada.

¡Crash!, ¡crash!, ¡crash!

- Bueno, Usagi-chan de seguro estará feliz por el trabajo de Owl-chan desu~ - Canturreo el ser, muy feliz ahora.

Dentro de la cocina, luego de haberse caído por las escaleras y haber atravesado parte de una pared gracias al golpe resultante, Skull terminó con dolores en su cara, su brazo, y su pobre trasero. Era una verdadera lástima, o quizás una verdadera fortuna, que eso no tendría ninguna prioridad en tan solo unos momentos:

-… ¡Reborn-senpai! – Llamó, tratando de no llorar y abrazándose así mismo desde donde estaba, temblando como nunca antes. - ¡Colonello-senpai! – No obtuvo respuesta alguna, ni un sonido en verdad. - ¿Lal-senpai…?

Estaba solo, completamente solo con un grupo de criaturas raras y en un lugar que no había visto ni en sus peores pesadillas… Señor, ¿qué había hecho para merecer algo como esto?, pensó sin poder evitar las lágrimas. Estaba viendo una cocina en donde todos los cubiertos e instrumentos de cocina estaban hechos de huesos, y no veía condimentos… a menos que fueran el gran grupo de frascos con órganos flotantes, líquidos extraños, polvo de colores dudosos… Y por supuesto que no podía faltar la sangre seca, casi de color negro, en el lugar. Las huellas, las marcas de manos… el olor nauseabundo… y la comida extraña siendo cocinada…

- La la la~

Skull lloro aún más en profundo horror, viendo a la otra criatura llegar a la cocina, y "cocinar". Él no era un genio ni sabía mucho de anatomía, casi nada en verdad… Pero realmente hubiera preferido no ver que la criatura estaba haciendo una cabeza medio descompuesta al guiso, con una salsa que parecía agua de cloaca con grumos de dudosa procedencia… ni de que estuviera haciendo dedos fritos en palillos… ni de que estuviera haciendo arroz de un color enfermizo con uñas y un polvo gris extraño sacado de uno de los frascos… ni ver como preparaba un postre hecho con lo que parecían ser intestinos y-

- Ya voy a terminar, estoy segura de que tienes mucha hambre, invitado de honor. – Skull llegó a un nuevo tono de blanco cuando la criatura se giró en su dirección y le dedico estas palabras. – Solo uno o dos minutos más, y la cena estará servida~

La criatura giró la cabeza hacia un lado al ver a Skull tener alguna especie de convulsión y salir corriendo solo a Dios sabe dónde, llevándose por delante la mesa en donde tenía enfriando una sopa de ojos, hígado medio raro, y estómago aderezado mayormente con grasa de piel…

- Es una verdadera lástima, pase horas en eso… - Se lamentó la criatura, obviando por completo los gritos de asco de Skull a lo lejos, quien se había llenado de "sopa" en muchas partes del cuerpo. – Bueno, solo tengo que volverlo hacer. – Asintió varias veces para sí misma, hasta que recordó un problema: - Pero ya no hay estómagos… - Así que: - Tendré que pedirle a Usagi-chan que traiga otro, pero si lo hago…

La criatura con máscara de oveja con un lazo rosado en una de las orejas. En cierto modo, sería una vista muy inocente y linda para cualquiera, por no hablar de infantil, si no fuera por el cuchillo gigante en una mano, la sangre en la otra, y el lugar en sí. No, en todo caso quien se encontrará con esto haría una doble toma antes de salir como alma que lleva el diablo…

-… Vaya, tengo que limpiar de más… - Se quejó el ser, dejando el cuchillo a un lado y cruzándose de brazos, observando un charco de color amarillo en el suelo y que se desplazaba por un buen tramo…

~o~x~o~x~o~

- Espero que no nos arrepintamos de esto, Reborn… - Murmuro el científico, lo suficientemente aterrado como para temerle incluso a las paredes.

Reborn no contestó, no hacía falta: cualquier cosa podía salir mal. De por sí, las cosas iban mal: estaban separados de los demás, y temía que todos estuvieran por su cuenta. Solos, por más fuerte o inteligentes que sea, eran presas fáciles. Si en grupo no habían logrado hacerle nada de nada a Tiger… no quería ni pensar en un combate uno a uno, en especial tomando en cuenta que Tiger no luchó en ningún momento. Tiger solo los había ignorado en su mayor parte, una que otra vez dándoles esa pose que decía: "¿ya terminaron?"

- Ya falta poco. – Duck no parecía estarles dando mucha atención tampoco, a decir verdad.

Sin que nadie se diera cuenta, una figura apareció justo detrás de ellos, relajado y con las manos en los bolsillos. En cuestión de segundos, una mano había tapado la boca de Verde y la otra apresado sus manos, y lentamente ambos seres se fueron hundiendo en el suelo hasta desaparecer…

- ¡¿Qué mierda crees que estas-Ay su madre… - Un tiburón, un desgraciado tiburón. Se lo iba a comer o algo, ¿no es así?, sabía que se iban a arrepentir, lo-

- ¡Ssshhh! – Regaño el ser con máscara de tiburón. – No hagas mucho ruido o Usagi-chan sabrá que estás aquí. – Continuó el otro ser, suspirando profundamente y señalando una silla.

La sola mención de Usagi cerró la boca del científico inmediatamente, para alivio de Shark. En completo silencio ahora, con los nervios a mil, y calculando todas las posibilidades y probabilidades de una huida exitosa, Verde se sentó con incertidumbre en donde Shark le había señalado mientras miraba sus alrededores. Estaban en lo que parecía ser un estudio, uno algo pequeño en comparación con todas las habitaciones que había visto… y también más macabro: huesos, sangre, cosas quemadas y/o destruidas, y-

- Si seguías por ese camino, Usagi-chan hubiera sido quien te hubiera secuestrado y llevado a una de las salas con más espacio para jugar contigo. – Admitió Shark, rascándose la nuca nerviosamente. – No culpes a Duck, no sabe que solo Reborn tiene permitido ver a Deer.

-… ¿No… sabe…? – Un momento… ese gesto.

- ¡Nop!, no todos tenemos el mismo conocimiento de cómo son las cosas aquí. – Shark se encogió de hombros. – De hecho, no todos vemos lo mismo, depende de Usagi-chan. – Volvió a encogerse de hombros. – Puedes llamarme Shark, no puedo ayudarte mucho, y no estoy de tu lado, pero al menos puedo intervenir para evitar un enfrentamiento en donde no tendrás ninguna posibilidad de sobrevivir.

Verde pestañeo varias veces, confundido y su mente a mil kilómetros por hora.

- ¿Qué quieres decir con que no todos ven lo mismo?, ¿y estás diciendo que todos ustedes… sean lo que sean, tienen libre albedrío? – Las cosas se complicaban cada vez más.

- Lo que ves depende de tu fuerza de voluntad, o de lo que desea Usagi-chan que veas. – Simplifico el ser. – Eso no implica que lo que veas sea una ilusión, todo es real. – Una pausa, y lo que siguió fue muy, muy afilado: - Todos tenemos libre albedrío, diferentes intereses, diferentes personalidades… - Se apagó lentamente.

Verde comenzó a sudar frío. Esa respuesta implicaba que sea quien sea Usagi, esta criatura tenía el control de hacerles ver y estar en cualquier lugar que él deseara, a menos que… ¿debería de suponer que mientras su voluntad fuera menor al de Usagi las cosas serían como deseaba Usagi?, era una buena pregunta que considerar… eso claro si lo que había dicho Shark era verdad. Si estos seres tenían libre albedrío, ellos actuaban por cuenta propia, tal y como cualquier persona, por lo cual podían…

-… ¿Por qué me dices esto? - ¿Qué quería este ser en particular?

- Quizás puedas hacer algo con la información. – Shark volvió a encogerse de hombros, su tono casi juguetón. – Y en verdad no te estoy diciendo nada del otro mundo. – El tono juguetón se fue, siendo reemplazado por uno más serio: - Además, tal vez algunos de ustedes puedan volver a casa…

-… Hablas como si… - Como si estuviera seguro de que al menos uno de ellos iba a morir.

- Usagi-chan no los dejará ir, es alguien justo con lo que respecta a las reglas, pero no le gusta perder, por no hablar de que odia estar aburrido y estas cosas solo pasan una vez al año… - Shark se apagó, poniendo los brazos en la mesa y las manos bajo el mentón. – Ma, solo da lo mejor de ti, ¿de acuerdo?, tienes que encontrar a Usagi-chan y volver a donde despertaron, eso es todo. – Señaló una puerta. – Ten cuidado y quizás logres salir de aquí, Verde-san.

Verde volvió a subirse los lentes, ignorando la sangre en su persona, mirando a Shark fijamente. Ya le había dicho que la conversación había acabado, pero…

- Shark…

- ¿Uh? – Esto era más que extraño.

- No es por nada, pero… - Explicaría muchas cosas, y abriría una caja de pandora: - ¿eres Yamamoto Takeshi, el Guardián de la Lluvia de Vongola?

El ambiente se tensó hasta el punto de hacer que Verde comenzará a sudar frío y comenzará a levantarse para correr.

- Supongo que mi actuación no fue muy buena, ¿eh? – Ambas manos fueron a la máscara, y la máscara fue retirada, mostrando un rostro que no había sido visto en más de un año. - ¿Cómo lo supiste?

-… Los gestos de mano… y tu forma de hablar… - Él había estudiado a esos chicos, sus llamas eran extraordinarias después de todo, por no hablar de que era mejor saber que a no saber.

- Oh, ya veo. – El chico le sonrió como si no sintiera lo tenso del ambiente, mirando la máscara en su mano. – Bueno, Verde-san, te dejaré ir con solo dos advertencias… - La sonrisa se volvió muy afilada. – La primera es que no sabes quién soy. – Se colocó la máscara al terminar, para darle énfasis a ese punto. – Y la segunda: las máscaras no son simple decoración, hay quienes no toman bien que descubran quienes son. – El ambiente se hizo más peligroso. – Ma Ma, todos cometemos errores, solo ten más cuidado.

De esa forma, el ambiente volvió a como estaba, sin nada de tensión, sino más bien relajado… Aun así, Verde miró con miedo a su acompañante. Vaya forma de decirle que tuviera cuidado con lo que preguntaba…

- Te recomiendo que vayas tomando rumbo, si te quedas mucho tiempo en un sitio podría ser lo último que hagas. – Advirtió el ser como quien no quiere la cosa.

- H-Hai… - Dicho esto, salió temblando y a paso desigual del sitio.

Por al menos un minuto, Shark no se movió.

- No deberías de haber hecho eso, Takeshi. – Se oyó justo a su lado, en la silla que Verde había estado ocupando hace tan solo un momento. – Quería darle un buen susto… - Fue la queja que siguió.

- Ma Ma, de esta forma será mucho más interesante… - Solo esperaba que, en consecuencia, fuera más divertido. – Tsuna-chan~

- Solo llámame Usagi. – Se quejó el chico con máscara de conejo, una mano en el mentón, apoyado en la mesa, como si estuviera aburrido. – Deje de ser ese inútil bueno para nada cuando gane esta preciosura. – Tocó su máscara al decir esto de forma juguetona. – No deberías de olvidar eso, ¿no crees?

Takeshi sabía que Tsuna se refería a que "Usagi" era quien había sido el que los había cazado, torturado y matado uno a uno hace tan solo un año… Era una verdadera lástima que él no caería en eso dos veces:

- Tsuna-chan nunca fue un inútil bueno para nada para mí. – Lo dijo mirando al cielo, cerrando los ojos detrás de la máscara, sonriendo al recordar los viejos días. – Usagi o Tsuna, sigues siendo la misma persona que me salvó la vida aquella vez, y a quien decidí seguir por el resto de mi vida y ahora eternidad…

Takeshi no necesitaba abrir los ojos para ver el prado con la cancha de béisbol que Tsuna había creado para él bajo un hermoso cielo azul con un sol resplandeciente. Tsuna siempre era así… incluso ahora, a pesar de ser un alma tan corrompida…

- La adulación no te llevará a ningún lado. – Takeshi sonrió aún más detrás de la máscara, sintiendo algo muy afilado presionando su pecho. ¿Otro escalpelo?, ¿o tal vez un cuchillo?, podría ser algo nuevo… - Repite conmigo: U-SA-GI.

- Tsuna-chan. - ¿Cuántas veces Tsuna lo había despedazado en pequeñas partes por esta misma discusión ya?, si no fuera por…

Takeshi hizo una mueca, sintiendo dolor por un arma blanca desconocida que aún no había visto. Si, realmente… Tsuna en verdad no había cambiado tanto como parecía. Lo más importante no había cambiado, pero todo lo demás sin duda alguna había dado un giro de 180 grados…

- Vamos Tsuna-chan, ¿realmente es momento para torturarme cuando tienes 7 presas rondando? – Le recordó, divertido, a pesar del dolor.

- Tenemos tiempo, Takeshi-kun~ - Lo último fue prácticamente un ronroneo, y Takeshi no pudo evitar reír, a pesar de que sabía que moriría una vez más a manos de su mejor amigo. Y esta vez sería una muerte a base de armas blancas y no de explosivos implantados en su cuerpo luego de una disección en vivo…

~o~x~o~x~o~

-… ¿Estás totalmente seguro de eso Viper? – Pregunto Fon una vez más, con el corazón encogido y temblando un poco, manteniéndose atento con mucha dificultad.

- Si, ellos son Rodoku Mukuro y Doroku Chrome, los Guardianes de la Niebla de Vongola… - Había tomado un buen tiempo, pero ya había logrado obtener la calma suficiente como para hablar normalmente.

Fon no contestó inmediatamente, mordiéndose los labios.

-… Si ellos dos están aquí… - Comenzó, aterrado ante la posibilidad. – Muy posiblemente los demás también… - Incluyendo a su querida estudiante, I-pin.

- No te hagas muchas ilusiones Fon. – No era por nada, pero… - Creo que estamos tratando con espíritus. – Porque sin duda alguna, esa gente estaba muerta.

-… Lo sé. – Pero aun así…

La conversación volvió a morir. Estaban perdidos en un laberinto. El piso estaba lleno de huesos, no había sitio en donde no pisaran uno, quebrándolo o haciéndolo polvo. No llovía sangre, por una vez, pero si chorreaba algo por las paredes, y el olor a muerte era, sin lugar a dudas, lo peor. Era demasiado fuerte, demasiado horrible e indescriptible. No había cuerpos en descomposición al menos, un pequeño favor… pero el lugar está desierto en lo que se refería a cosas normales: no había ni siquiera cuadros. Pocas puertas, y muchos pasillos. Y hablando de puertas:

- Olvídate de que la voy a abrir Fon. – De inmediato dijo la ilusionista, mirando a otro lado.

- Pero es tu turno-

- ¡No voy a tocar un ojo que se mueve Fon! – No, de verdad no lo iba a hacer. No solo era un asco, sino que en serio la pupila de ese ojo se movía, como si de verdad los estuviera viendo.

No ayudaba que la puerta parecía estar hecha de trozos de piel cosidos… no, de verdad no lo hacía. Quien sea que había diseñado este lugar sin duda alguna estaba más que tocado de la cabeza, aparte de ser un completo psicópata por supuesto.

- Mira y aprende Viper. – Internamente Fon suspiro profundamente, no podía culpar a Viper por no querer hacer esto, pero había otras opciones…

Viper pestañeo varias veces, algo que no se notó gracias a la capucha que tenía en la cara, viendo como Fon tomó uno de los huesos, asegurándose de que fuera lo suficientemente firme para lo que iba a hacer, y golpeó la puerta con fuerza. Menos mal que cargaba su traje aun, pensó Mammon amargamente, se había salvado de tocar sangre y demás directamente gracias a eso.

-… Fon, creo que deberíamos dar media vuelta y hacer que no vimos absolutamente nada… - Susurro Mammon de manera sutil, jalando al artista marcial urgentemente de una de sus mangas.

-… Ah, estoy de acuerdo… - Casi como un robot, Fon se giró junto con su acompañante para salir de allí.

Lástima que, aparte de los cuerpos sin nombre colgando con heridas iguales a las de un cerdo en el matadero, había alguien más que les imposibilitó la parte de "no haber visto absolutamente nada".

- Veo que han encontrado la antesala al congelador. – Dijo una voz perezosa justo detrás de ellos, y por el crujir de los huesos, estaba caminando en su dirección. – Oya, oya, que mala educación… - Bromeo el ser para sí, viendo a ambos correr como alma que lleva el diablo. – Kufufufu, que lastima… - Un tridente muy conocido apareció en una de sus manos. – La linda pareja tiene que… romperse, por desgracia… kufufufu…

~o~x~o~x~o~

- Maldición, maldición… - Masculló Colonello, molesto, asustado, y preocupado más allá de la creencia. Ah, y también incrédulo: - De todos los lugares en que podía parar, ¿tenía que ser en una sala de bolos?, ¿otra vez?

A él no le gustaba el juego, y si le gustara jamás podría mirarlo de la misma forma: no después de ver que las bolas de boliche eran un conjunto de carne grapada con piel de tal forma que fuera perfectamente redonda. Aun así, era imposible no darse cuenta de que era carne disecada o solo Dios sabe qué demonios le habían hecho… Francamente, no quería saber. Si no fuera por esas bolas, podría perfectamente hacer de cuenta que estaba en un lugar normal… con algo de esfuerzo, por supuesto.

¿Por qué se quejaba de haber terminado allí?, no le gustaba los bolos, y de paso el sitio era enorme y había un mal olor que no quería ni reconocer que existía. Eso, y ya era la segunda vez que terminaba en ese mismo lugar. No tenía un sentido de la dirección tan malo, pero…

- Shishishi…

- ¡¿Quién demonios anda allí, kora?! – Apuntó su rifle en dirección al sonido, pero realmente iba más con su instinto ya que no podía ver la gran cosa en esa dirección.

- Me temo que solo yo. – Contestó el ser, mucho más cerca y en una dirección completamente diferente a la de antes.

Sudando frío, Colonello solo miró a su izquierda, en donde pudo visualizar perfectamente a un chico mucho más pequeño y delgado que él, vestido de blanco, sentado de piernas cruzadas y la cabeza apoyada en sus brazos, los cuales estaban apoyados en el respaldo de la silla… lo único que faltaba es que estuviera tratando de jugar caballito con la silla, a decir verdad. Si no fuera por la sangre, este ser tenía mucha más sangre en el que cualquiera de los otros seres que había visto antes, y la máscara de conejo, Colonello no se hubiera tensado tanto, esperando lo peor. En su lugar, se hubiera preguntado cómo alguien tan pequeño, era el más pequeño hasta ahora en su mente, era quien más había hecho que su instinto le gritara que corriera, que ese ser justo a su lado a unos pocos metros era sumamente peligroso.

- ¿Acaso el gato te comió la lengua? – El ser se rio a lo último, divertido por alguna extraña razón desconocida para él. - ¿No piensas huir?

-… ¿Siquiera me dejarías huir? – Preguntó cuidadosamente, sin quitarle la vista de encima, tomando todos los detalles que pudiera, y sin molestarse realmente en apuntarlo con su arma.

Todo su ser le gritaba que hacer tal cosa era inútil, y recordaba muy bien que Tiger no pareció ni siquiera preocuparse por ser disparado en la frente varias veces. No solo eso, estaba bastante seguro de que, si trataba de huir o siquiera le quitaba la vista de encima a este ser en particular, no saldría vivo de allí. El problema es que no sabía por qué, pero su instinto nunca le había fallado antes…

- Shishishi, listo, listo~ - El ser giró la cabeza hacia un lado, algo que sin duda alguna lo haría ver tierno si no fuera por toda esa sangre y el peligro. – La próxima vez que me veas… - Colonello perdió todo color en su rostro al ver la máscara comenzar a cambiar: la boca abriéndose y haciéndose mucho más grande, mostrando muchos dientes filosos y ensangrentados, chorreando sangre fresca, y los ojos agrandándose y… - podría ser la última~

Colonello se dejó caer al suelo, temblando un poco, una vez que el ser simplemente desapareció de la silla como si nunca hubiera estado allí. Toda sensación de peligro inminente desapareció con él, por lo cual podría suponer que el ser se había ido del lugar y no simplemente desapareció. Aún más importante: esa cosa no era un conejo en lo absoluto, ¡era un lobo!

-… En qué lío nos hemos metido… - Se quejó en voz baja luego de un momento, tomando sus cosas y levantándose para continuar.

Iba a hacer todo lo posible por salir vivo de allí, pero si iba a morir, al menos se aseguraría de dejarle un recuerdo a ese desgraciado conejo, lobo, lo que sea que fuera. No estaba seguro si podría ayudar a los otros o no, pero daría lo mejor de sí.

- Lal, ten cuidado… - Pidió del mismo modo, comenzando a caminar en una dirección aleatoria-¡Boom!

Colonello se palmeó la frente. Por supuesto, lo que faltaba: ¡esa cosa tenía que hacer las cosas aún más difíciles!, ahora solo tenía una sola salida…

- Bueno… - Esto no podía parecer más una trampa porque simplemente no podía. – no me queda de otra, kora.

Solo tenía una opción: ir por el camino que su enemigo quería. Sin sus llamas, no podía simplemente patear o golpear una pared y hacer un hoyo e irse por ahí, y un rifle no servía para eso… al menos uno normal. No tenía de otra…

~o~x~o~x~o~

- Oe, cabeza de chorlito. – Fueron las primeras palabras que salieron del ser una vez que la puerta se abrió. – Tsuna-sama comenzó a moverse ya, no tenemos… ¡MALDITA SEA TAKESHI! - ¡Blam! - ¿En qué demonios estabas pensando?, ¡sabes tan bien como yo que Tsuna-sama tomará cada oportunidad que le des para masacrarte gracias a lo aburrido que está!

Por supuesto, no había forma ni manera en que fuera a recibir una respuesta por parte del móvil hecho con partes humanas… la cabeza ni siquiera estaba entera, y había sido convertida en una cabeza encogida de todas las cosas. Con un largo suspiro, el ser sacó otro cigarrillo y tomó una larga calada.

- Che, tienes suerte de que Tsuna-sama no haya usado hilo de pescar esta vez… - Aunque ciertamente había sido mucho más creativo y se había tomado su tiempo haciendo esto: la única razón por la cual sabía que era Takeshi era por la máscara cuidadosamente limpia en la mesa junto con todas las herramientas ensangrentadas que había usado Tsuna-sama para esta obra de arte… las cuales incluían una pequeña sierra de mano. – A ver… ah, por aquí se empezó…

Tomó un par de minutos deshacer cada nudo y jalar cada hilo fuera de las partes humanas. Al final, solo quedó un montón de carne sin nombre, agujereada y aun chorreando sangre, en un gran charco de sangre y muchos otros fluidos que eran preferibles no nombrar. Habiendo terminado el trabajo, el ser tomo una silla y se sentó a disfrutar de otro cigarro.

- Tienes suerte de que no tengamos que unir las piezas… - O no terminarían nunca. Y no se iba a poner a unir todas las piezas tampoco… había sido cortado en pedacitos, nada estaba intacto, ni siquiera la nariz.

Por supuesto, no obtuvo respuesta del montón de carne que se estaba moviendo sola ahora, buscando reunirse con sus respectivos compañeros para volver a su forma original.

~o~x~o~x~o~

- A ver, una piscina, un gimnasio, una cancha de tenis… - Lal comenzó a contar, irritada. Había revisado casi todo el piso y nada interesante. – Bueno, nada puede ser peor que esto… - Dijo para sí, mirando las escaleras.

La piscina era de sangre, obviamente, y las cosas estaban hecho de huesos y piel. El gimnasio fue normal… hasta que encontró esqueletos colgados en las máquinas, como si hubieran muerto por quedar atrapados en las propias máquinas. La cancha de tenis la hizo reír por un minuto gracias a las pelotas, si hubiera sido uno de los chicos quienes hubieran visto eso, hubieran llorado en lugar de reír. Quizás era una suerte que fuera ella quien hubiera terminado allí…

Aun así, no podía evitar estar preocupada. No había encontrado nada, a alguno de los chicos ni nada que pudiera indicar su presencia, ni una salida, o información, nada…

- Me retracto. – Dijo inmediatamente al subir las escaleras y encontrarse con un montón de cadáveres en diversos estados de putrefacción en el suelo, como si fueran una alfombra, chorreando sangre-eso explicaba porque en el piso de abajo el techo chorreaba sangre, pero… - No voy a vomitar, no voy a vomitar… - Recito para sí, dando media vuelta para regresar de donde vino. No iba a poner un pie-

- Puedes regresar, pero si lo haces entraras en la mira de Usagi-chan. – Anunciaron a coro dos entes, luciendo como si la hubieran estado siguiendo todo el tiempo.

Uno era básicamente el gato de la mala suerte, para su gran horror, y el otro una serpiente verde brillante. No, esta no era la combinación de la buena suerte que necesitaba, ni la que había pedido tampoco.

- ¿Quieres que te guiemos? – Preguntó uno. – Este piso no contiene salidas, pero hay lugares de interés.

- Solo por un rato, si quieres. – Dijo el que se estaba haciendo pasar por serpiente. Era una niña.

Por un momento, Lal solo se les quedó mirando. Olvidando el miedo, el terror y la sorpresa, preguntó:

- No veo porque no, pero… - En cualquier caso, ninguna de sus opciones pintaba muy bien. - ¿no nos hemos visto antes?

~o~x~o~x~o~

- Hemos llegado. – Anunció Duck tranquilamente, abriendo una puerta para el mejor asesino a sueldo del mundo.

Reborn no dijo nada, solo arqueo una ceja al ver lo diferente que era la pequeña habitación de todo lo demás que había visto hasta ahora. ¿La razón?, era completamente normal, hogareño incluso, y no le sería para nada raro si no fuera por el ser preparando algo en la mesa, algo que lucía sospechosamente como un postre que no había probado en mucho tiempo. Este ser era femenino, su máscara de ciervo no tenía cuernos. Y la mayor diferencia entre los demás que había visto: estaba muy bien vestida, cuidada, tal y como cualquier ama de casa… si no fuera por esa máscara tan infantil, hubiera pensado que había alguien más siendo víctima de esta enfermiza situación.

- Bienvenido Reborn-chan, he preparado tu postre favorito, ¿por qué no te sientas a disfrutarlo y hablar un rato conmigo? – La voz era femenina y muy cálida. Algo que no había presenciado en un buen tiempo. – Duck-kun, muchas gracias por traerlo, ¿podrías mantener un ojo en Cat-kun y Snake-chan?, dijeron que iban a jugar en el piso de arriba…

- Por supuesto, Deer-san. – Duck se inclinó un poco, en signo de respeto, antes de cerrar la puerta en silencio.

- Esperen, ¿y Verde? – Si no fuera por la repentina ida, Reborn no se hubiera dado cuenta de que faltaba Verde.

Sus habilidades estaban siendo afectadas o necesitaba más entrenamiento inmediatamente.

- Ve tranquilo Duck-kun. – Desestimó Deer, como si nada, ignorando la mirada de muerte y de preocupación de su invitado hasta que solo quedaban ellos dos. – Solo tu estas invitado aquí, Reborn-chan, alguien más le hizo un favor a Verde-san… - El tono se volvió repentinamente serio. – Si alguien más entrara aquí… - No hacía falta terminar la frase.

- ¿No les pareció prudente al menos de-

- No hubieras venido. – Sentenció Deer, a sabiendas. Reborn no pudo hacer más que cerrar la boca. – Ten, adelante, no tiene veneno ni nada por lo cual debas preocuparte. – Reborn pestañeo ante el repentino cambio de tono y ante el repentino postre justo enfrente de él. – Estás totalmente a salvo por los próximos 15 minutos, luego de eso tendrás que volver al juego.

Reborn bajó un poco la cara, cubriendo sus ojos y parte del rostro con su sombrero. A pesar de no demostrarlo por fuera, por dentro era un hervidero. De hecho:

- ¿Por qué yo? – Esto tenía que ser un mal chiste, pensó para sí, ignorando por completo el postre y la bebida que había aparecido de la nada.

- No estoy realmente segura, honestamente… - Un pequeño, pero audible suspiro. - Eres muy importante para Usagi-chan, Reborn-chan.

-… ¿Importante…? – Tenía que estar de joda.

- Aja, pero no estoy segura sobre en qué sentido. – Deer pauso, tomando una taza de té que apareció de la nada. – Temo decir que eres su presa principal, y por eso también te está dando tratamiento especial.

Si con tratamiento especial se refería a meterlo en un lugar que bien podría estar compitiendo con el mismo infierno…

- De entre todos, tú eres el más importante para Usagi-chan, así que deberías de aprovechar todas las pequeñas ventajas que te dé, Reborn-chan. – Aconsejo Deer, de un modo muy serio para su postura. – Nadie más recibirá esto, nadie más tendrá un descanso y protección total por 15 minutos. – Continuó, haciendo hincapié en la situación actual. – Puedes preguntar y hacer lo que quieras y nadie podrá tocarte, así intenten convencerte de lo contrario.

-… ¿Cómo que nadie? – Esto no se oía para nada bien.

- Tenemos prohibido matar, nada más, pero eso no quiere decir que todos vayan a obedecer esa norma, Reborn-chan. – Explicó pacientemente Deer. – Pero a ti nadie te puede tocar, nadie excepto Usagi-chan.

-… ¿Por qué? - ¿Qué podría haber llevado a un perfecto psicópata a marcar tal importancia en él?

- Ya te lo dije, eres muy importante para él, pero no estoy segura en qué sentido. – Un largo suspiro aquí. – Si alguien intenta ponerte un dedo encima, me temo que cosas horribles caerán sobre ellos, en consecuencia… - Se apagó oscuramente. Luego, tuvo un cambio de 180 grados: - ¿No vas a tocar lo que he preparado para ti Reborn-chan?, nada te va a pasar, lo prometo.

Incluso si no le tuviera las mil y una ideas a esa comida… no tenía nada de hambre, y si la tuviera igual no comería. ¿La razón?, podría ser el mejor asesino a sueldo del mundo, pero eso no lo hacía inmune al asco y al horror que le daba el lugar por sí solo, sin contar a esos…

-… ¿Puedo preguntar que son ustedes y por qué hacen esto? – No sería para nada sorprendido si le respondiera que eran-

- Somos espíritus Reborn-chan, espíritus que hemos quedado atrapados aquí por la eternidad.

... demonios…

- Cuando alguien muere aquí, termina como nosotros. – Continuó, a sabiendas de las preguntas que seguían. – Este es un lugar maldito, de formas que nadie está realmente seguro, y cada año, en este día precisamente, un grupo de personas termina aquí… - Pauso, y tristemente agregó: - Lo que le pasa a esa gente depende enteramente del espíritu a cargo.

-… ¿Espíritu a cargo? - ¿Qué demonios era esto?

- En este caso, Usagi-chan. – Deer pauso, apretando la tasa de té levemente. – Nadie puede salir por su cuenta, se necesita de la ayuda de un espíritu, y no uno cualquiera me temo.

-… Se necesita la ayuda del espíritu a cargo, ¿me equivoco? – Esto sonaba cada vez más genial, pensó sarcásticamente. Solo estaba en manos de un psicópata asesino el poder regresar a casa…

- Sí y no. – Una pausa. – Otros espíritus pueden sacarte, pero no sin la aprobación del espíritu a cargo. – Otro suspiro. – Usagi-chan juega al juego del escondite con los recién llegados, y hay dos formas de ganar Reborn-chan.

Al menos no era una sola… igual no serían bonitas, ¿verdad?

- La primera es encontrar a Usagi-chan y regresar al punto de inicio sin que Usagi-chan te mate. – Reborn internamente maldijo su suerte una vez más. – La segunda es durar aproximadamente 6 horas sin morir. Si logras ganar, Usagi-chan te llevara a casa sin ninguna clase de trampas o incidentes. – Hubo una leve, pero indecisa pausa: - Él es justo en ese sentido, tampoco es un mentiroso. Si lo entretienes, te dejará vivir… si llegas aburrirlo, morirás.

Excelente, ¡excelente!, ¿cómo diablos entretienes a un psicópata asesino que ni siquiera conoces y está tratando de matarte?, definitivamente este no era su día… o noche, o lo que sea. El cambio fue leve, casi nadie lo notaría, pero Reborn frunció el ceño y bajó más la cabeza. Nadie dijo nada por un tiempo… y luego…

- ¿Qué sabes de Usagi Deer-san? – No tenía idea de si esa información iba a funcionar o no. - ¿Y tienes alguna idea de lo que considera entretenido?

- Lamentablemente, no "juegue" lo suficiente como para poder decírtelo. Tiger puede responderte mejor esa pregunta, Shark y Snow también pueden ayudarte allí. – Se encogió de hombros desanimadamente. – Lo que sí te puedo asegurar es que quedarse en un mismo lugar, hacer nada, o repetir cosas es sumamente aburrido para él. – Y por tanto los eliminaba rápido.

-…

- Usagi-chan… - Dudo, pero igual continuo: - Este es su segundo juego, y su primer año siendo residente aquí.

-… ¿Su… primer año? – Deer asintió lentamente.

Engranajes comenzaron a rodar en la mente de Reborn. De hecho:

- ¿Tú también tienes un año aquí? – Eso sería…

Nuevamente, Deer asintió de la misma forma. Reborn trago levemente:

- El niño que parece un gato negro…

- También, Reborn-chan.

- Duck…

- También.

Por un momento, nadie dijo nada. La mente de Reborn estaba ocupada sacando comparaciones, hasta llegar a:

- Nos conocemos, ¿no es así? – Reborn no espero respuesta, sintiendo su sangre congelarse, sintiendo ganas de taparse la cara y llorar. - ¿Nana-san?, ¿Mamá?

No hubo respuesta verbal a eso, pero Reborn pudo visualizar por el rabillo del ojo una máscara ser puesta sobre la mesa. Una vez que el asesino subió la mirada, y se encontró con un rostro que no había visto en un año, la conversación siguió:

- Quisiera decir que me da gusto verte, Reborn-chan… - La mujer le sonrió muy tristemente, algunas lágrimas escapándose de sus ojos. – Pero eso sería decir una mentira…

-… ¿Todos murieron aquí…? – No iba a llorar, no iba a hacerlo, se rehusaba.

Solo de recordar los cuerpos mutilados, desgarrados…

- Me temo que así es. – Aun así, Nana asintió de todos modos. – El espíritu encargado en ese entonces creyó que seriamos un grupo interesante. – Reborn noto que no había dicho Usagi.

- ¿No fue Usagi? – Tomando en cuenta como los encontró…

- Usagi-chan fue quien nos asesinó. – Corrigió con tristeza la mujer. – Pero él no fue quien nos eligió. – Nana pauso, mirando la mesa. – En todo caso, Usagi fue una víctima intermedia, que cayó en nuestro grupo por alguna razón.

- ¿Y cómo-

- Usagi-chan jugó solo, no sé a qué juego jugó exactamente, Usagi-chan prohibió que se divulgará esa información, y aunque estuvo muy cerca de ganar…

- Perdió. – Término Reborn por ella, tomando su sombrero para ocultar su rostro de nuevo. – Y se convirtió en el nuevo espíritu encargado, y jugó esto mismo con todos ustedes…

- No le tomes odio ni ira Reborn-chan. – La mujer suplicó, sabiendo a donde la mente del mejor asesino a sueldo del mundo estaba yendo. – No es su culpa, él no era una mala persona, era todo lo contrario en realidad…

- Eso aún no justifica nada de esto, mamá. – Reborn golpeó la mesa con una mano, molesto.

- Lo sé. – Concordó el espíritu. – Pero aun así no es su culpa. – Suspiro profundamente en esto.

Silencio…

- Si era tan buena persona, ¿cómo lo sabes?, ¿y por qué ahora es un psicópata demente? – No, Reborn no iba a perdonarlo por matar a toda esta familia, por matar a su alumno… se había encariñado con esta gente, y solo saber quién era por fin el maldito culpable…

- Me temo que eso es algo que tendrás que preguntárselo a Usagi-chan directamente. – Nana tomó un poco de té, para calmarse. – No puedes hacer nada contra él, contra nadie aquí, me temo, ya estamos muertos. – Le recordó, temiendo que fuera a hacer una tontería. Aunque eso sería divertido para Usagi. – Usagi-chan no solo era una muy buena persona, era alguien muy fuerte, y su espíritu lo era aún más por ser tan puro…

Silencio.

- Te dije que este lugar está maldito, ¿no?

- Si, si lo hiciste. - ¿Había algo más grave que eso que tenía que saber?

- Este sitio corrompe las almas que son muy puras. – Tenía la vista fija en la madera. Era visible que le dolía decir esto. – Tienes a los espíritus como yo, que no fueron alterados de ninguna forma, al menos en nuestra forma de ser, y tienes a los otros como Usagi-chan: que han sido corrompidos. – Pausa. – Usagi-chan es casi totalmente lo contrario a lo que originalmente era, y todo es culpa de este maldito lugar…

-… - ¿Qué podía decir a eso?, ¿realmente qué podía decir?

- Hay muchísimas almas aquí, pero la más fuerte, por ahora, es Usagi-chan, y no tiene reparo alguno en atormentar y torturar a otros para que lo obedezcan. – Ante esta información, Reborn se crispo. Nana sonrió tranquilizadoramente, subiendo la cara para mirarlo. – No te preocupes por mí, Usagi-chan nunca pondría un dedo sobre mi o los niños de tal forma. – Consoló. Era tanto verdad como mentira: mientras no se salieran de la raya, no les haría nada.

- ¿Cómo puedes estar tan segura con eso?, ¡acabas de-

- Porque no cambió completamente, al menos este lugar no logró corromper por completo a ese chico… - Honestamente, ese era su único consuelo… - Trata de solo centrarte en ganar, ¿de acuerdo Reborn-chan?, no es su culpa ser así…

Solo de pensar que su querido Tsuna había terminado así por tratar de llevarlos todos a casa, sin que vieran nada de estos horrores… ¿Cómo una madre no podría llorar ante tal situación?, por todo lo que sabía… tendría que ver a su hijo así por toda la eternidad… Era un dolor indescriptible solo verlo ahora, y saber que era la única alma de la familia que había pasado por tal cosa… ¿debería sentirse orgullosa u horrorizada?

- Te quedan menos de 5 minutos Reborn-chan, aprovecha para preguntar lo que desees, comer o beber si quieres, ¿está bien?

- Quiero saber que paso con Tsuna, mamá. – Quería al menos saber si…

-… Lo siento mucho, Reborn-chan, pero no puedo contestarte eso. – No podía, por dos razones: - Es muy doloroso, y no soy a quien debes preguntarle tampoco. – Pero si podía ayudarlo: - Usagi-chan o el mismo Tsu-kun pueden responderte lo que quieras al respecto, solo que Usagi-chan te pedirá diversión a cambio.

-… Ya veo… - Había sido muy horrible si Nana no quería darle ni el más-

- Murió tratando de protegernos, Reborn-chan. – La mujer dejó escapar varias lágrimas traviesas. – Sé que estarías más que orgulloso de él si lo hubieras visto… - Y estaría tan destrozado como ella, como todos ellos, al mismo tiempo.

~o~x~o~x~o~

-… Las probabilidades de salir de aquí con vida son casi nulas… - Murmuró el científico para sí, casi derrotado.

Todo estaba en contra de ellos: sin saber casi nada, sin saber en dónde estaban o tener al menos un mapa, haber sido separados y estar en un lugar tan horroroso y lleno de seres extraños que… ¿Cómo rayos le ganas o dañas a un espíritu?, de ninguna forma por lo que sabía, más bien todo esto era científicamente imposible… y aun así, aquí estaban. Y como si todo lo demás no fuera lo suficientemente malo: no podían usar sus llamas y poderes aquí, eran prácticamente civiles.

-... ¿Es esto un laboratorio…? – Verde pestañeo varias veces, asombrado.

A pesar de esto, dudo en entrar. En primer lugar: la puerta estaba abierta, una total irregularidad ante todo lo que había pasado hasta ahora, y segundo: no creía que encontrara nada bonito o de ayuda allí adentro… En todo caso, era mucho más probable que fuera una trampa. Era una lástima, la verdad, pero valoraba su vida.

- No voy a entrar allí. – Anuncio, por si había alguien adentro.

No espero respuesta, pero no dio más de un paso cuando se dio cuenta de algo: había unas orejas de conejo justo detrás de la mesa con el microscopio. Era muy poco visible, pero bajo el ángulo que estaba… Verde no demoro en salir corriendo con todas sus ganas cuando las orejas se movieron, mostrando un ojo pequeño y negro.

-… Lástima, pero igual me viste, jejeje~ - Diciendo esto, el ser se levantó, en sus manos un bate con alambre de púas. El alambre de púas tenía algo en él: se veía húmedo y brillante. – Me pregunto cuánto tiempo puede correr un científico que rara vez hace ejercicio físico…

~o~x~o~x~o~

- Si vas por esta dirección, regresarás a donde despertaste. – Cat anunció alegremente, apuntado hacia un pasillo con muchas puertas extrañas, incluyendo una hecha con lo que parecía ser algo vivo… aún se movía y todo.

-… ¿Debo ir por allí? - ¿La veían como una idiota? – Vengo de allá buscando una salida.

Por alguna extraña razón, ambos seres se detuvieron y se volvieron piedra por así decirlo. Casi con miedo, Snake pregunto:

- ¿Aún no has encontrado a Usagi-chan? – La pregunta fue hecha de forma lenta, como si temiera hacer la pregunta.

- Honestamente quisiera no encontrármelo. – Negó con la cabeza diciendo esto. – No he visto a nadie que parezca un conejo.

Ambos seres se miraron y luego asintieron entre sí.

- Cuando lo encuentres, debes correr en esa dirección. – Ambos apuntaron en la dirección antes indicada. – No importa lo que pase, no te detengas, debes ir en esa dirección una vez que veas a Usagi-chan si quieres volver a casa.

-… no puedo pelear contra él, ¿no es así? – Pregunto, a sabiendas de que la respuesta sería un rotundo no. Y no se equivocó. – Está bien, eso es lo que haré. – Prometió, decaída. – Si llego, ¿podremos ir todos a casa?

- Todos los que aún permanezcan vivos. – Recitaron ambos, casi como si fuera un lamento.

Había pasado al menos unos diez minutos hablando con ambos, eran muy amigables si no tomaba en cuenta que eran… lo que sea que fueran. Y hasta ahora no le habían dado razones para creer que le estaban mintiendo.

- Pues-

- ¡AAAAAAAHHHHHHHHHH!

Lal pestañeo varias veces, asombrada ante lo que acaba de ver: Skull corriendo y llorando como alma que lleva el diablo, a una velocidad asombrosa. Ni siquiera la vio. No obstante, todo tomó sentido cuando vio a otro ser, uno con un cigarro en la mano, caminando tranquilamente, en suma calma, detrás de Skull.

- Che, tarado. – Se quejó, llevándose el cigarro a la boca para tomar una gran calada. – Oe, ¿qué hacen ustedes dos aquí? – Exigió al ver a los tres juntos.

- Pues-

- ¿Están locos?, no deberían de estar aquí, no en este piso. – Se quejó el nuevo ser, irritado. – No es por ofender, señorita, no es por usted. – Dicho esto, se dirigió de nuevo a quienes la habían estado acompañando: - Váyanse, ya, Usagi vendrá pronto, si es que ya no está aquí, para venir por ese tarado. – Señaló en dirección a donde había desaparecido Skull antes. – Se metió en el cuarto de espejos y destruyó la gran mayoría por accidente.

Aparentemente, esa era toda la explicación necesaria para que ambos pequeños seres salieran corriendo, lloriqueando, y desapareciendo justo en frente de sus ojos sin explicación lógica.

-… Lal-san, ¿correcto? – Lal asintió, dirigiendo su vista al nuevo ente, el cual estaba tomando otra calada de su cigarro. – Mira, no me importa lo que te pase a ti y a tus amigos. – Vaya, que directo… - Aun así, te diré esto: no te conviene estar cerca de ese tarado en lo que resta del juego, Usagi está encontrando mucha diversión con él, por lo cual te eliminara del juego si intentas interrumpir su diversión. – Una larga calada a su cigarro nuevamente. – Si entiendes, esfúmate, tratare de que ese tarado no se encuentre con ninguno de tus compañeros…

- ¡Espera! – Entendía perfectamente la advertencia, pero-

- ¿Qué quieres? – Más irritado no podía estar.

- Mis compañeros, ¿están bien? – No quería preguntar: ¿siguen vivos?, si lo hacía se sentiría aun peor.

Por un momento, el ser no dijo nada, luego solo suspiro y arrojo al suelo su cigarro antes de pisarlo para apagarlo. La máscara comenzó a cambiar, volviéndose más parecido a un muñeco, ocultando lo poco del rostro que antes se podía ver.

- Si, están todos bien. – Casi de inmediato rompió el encanto: - Pero no lo estarán por mucho tiempo. Deberías preocuparte más por ti que por los demás, ¿sabes?

Dicho esto, el ser desapareció antes de poder hacerle otra pregunta.

~o~x~o~x~o~

- ¿Ya te cansaste? – Pregunto el ser que lo había estado persiguiendo, y que había cortado partes de su cuerpo en ese recorrido.

No solo el cansancio, los tropezones, el miedo… no, con tantos cortes deliberados, el ser con máscara de lobo se había asegurado de detenerlo gracias a la pérdida de sangre. Los cortes no eran lo suficientemente profundos como para preocuparse de morir desangrado por alguno de ellos, pero en conjunto era otro tema. No sabía cómo demonios esa cosa podía seguirle el ritmo, no importa lo que hiciera, y si creía que lo había perdido se lo encontraba de frente o recibía otra herida como recompensa.

Al segundo corte, Verde sabía que no tenía posibilidad alguna de escapar de esa cosa por sí mismo. Y vaya deseaba, ese ser metía miedo, y una sensación peor que la quedaba Reborn cuando estaba molesto. Y esa máscara… Dios, ver tantos dientes con sangre fresca chorreando de ellos, y esos ojos…

- Que aburrido~ - Se quejó el ente, haciendo un puchero.

Los ojos de verde se dilataron completamente al ver que las armas de ese ser desaparecieron, solo para ser reemplazadas con hilos y unas botellas de líquido desconocido… Trago profundamente, tratando de mover un poco el brazo derecho… Uno de esos frascos tenía que contener ácido o un líquido semejante, y si iba a morir… al menos se llevaría una pequeña satisfacción con él. ¡Slash!

-… Solo por esto tu sesión será mucho más larga de lo que originalmente tenía planeado… - Murmuró oscuramente el ente, muy molesto ahora.

Verde trago, pero se negó a decir nada. Quizás no fue una buena idea tirarle esa daga a la cara… El color de la piel de verde terminó de irse tan pronto como el ser se quitó la máscara, refunfuñando algo que no podía oír. El ente no tardó en quitar la daga de su máscara, tirándola sin cuidado a un lado, y revisando el daño…

- ¿Tienes idea de cuánto me costará arreglar esto? – Volvió a quejarse el ser, antes de simplemente mirarlo y sonreír de una forma que haría a cualquiera querer correr muy lejos de allí.

-… ¿Por qué? – Pregunto, horrorizado, y no por esa sonrisa.

Esa era la expresión más sádica y vengativa que había visto en alguien, y no tenía que hacer cálculo alguno para saber que sus últimos momentos no iban a ser para nada bonitos. Aun así, ya había aceptado que iba a morir en el momento en el que era más que obvio que no era posible perder a este ser… Lo que verdaderamente lo tenía horrorizado era algo muy diferente:

- ¿Uh? – Dejando los frascos cuidadosamente con su máscara, el ente hizo aparecer otra arma, esta vez un cuchillo de combate, solo para lamer el filo con lentitud, dejando chorrear algo de su propia sangre sobre él, mientras miraba a su víctima como si pensara en cómo iba a torturarlo.

Y pensar que ninguna de sus armas ocultas (no eran muchas) y los frascos con químicos listos para derretir y explotar al contacto no sirvieron de nada… excepto hacer reír al que se convertiría en su asesino. No conocería bien a este chico en vida, pero esto… esto simplemente contradecía toda la data que había adquirido antes de que muriera, y también contradecía la conducta de Reborn… No, algo simplemente estaba más allá de mal, de errado

- ¿Por qué haces esto? – Hubiera dicho Vongola, pero… esta persona estaba muerta, mucho antes de lo que debería. – No es algo que-

- Porque es divertido~ - La respuesta fue incluso alegre, horrorizando más al científico. – Y tú eres demasiado aburrido~

Verde en verdad no tuvo tiempo de nada cuando el ser estaba en frente de él, cortando levemente y de forma muy lenta uno de sus brazos, como si solo estuviera haciendo alguna especie de obra de arte que requería mucho cuidado. El resto de sus extremidades habían sido apresadas pro algo, pero no podía ver qué.

- Vamos, grita más~ - Una risa algo oscura. – Me asegurare de que no puedas hablar… - La sonrisa se hizo más grande. – después de todo, no hay apuro alguno~

~o~x~o~x~o~

- Kufufufu, ¿qué te parece? – Comentó el ser, saltando hacia donde había caído luego de espantar a Viper fuera del lugar. – Por esto no se debe buscar trampas en este lugar, están hechas para quienes las buscan~

Fon, quien había caído sobre paja y almohadas hechas trizas, solo pudo darle mala cara al ilusionista, quien se había sentado como si nada fuera de lo normal pasara, una copa de… supondría que de vino rojo, en sus manos. Él no había estado buscando trampas, aunque si tenía miedo de que hubiera, ¡y el que había activado esta trampa había sido el ilusionista!, ¡no el!

- Todavía no has visto a Usagi-chan, ¿no es así? – Fon arqueo una ceja, preparándose para batallar y huir. No era tan tonto como para no saber que no podría ganar en contra de estos seres sin importar cuanto lo intentara bajo las presentes condiciones... – Mucho mejor entonces, kufufufu…

~o~x~o~x~o~

- Maldición… - Murmuró con los dientes apretados, sosteniendo su brazo herido y cruzando en la próxima esquina solo para quedar justo en frente de quien había estado huyendo. – Mi suerte tiene que ser la peor de todas-¡Maldita sea!

Maldiciendo una vez más su suerte, Mammon corrió en dirección opuesta, otra herida adornando parte de su rostro esta vez. White Fox solo continuó la cacería en completo silencio, el tridente en sus manos, manchado levemente con la sangre de su víctima. Mammon hubiera deseado que al menos pudiera oír los pasos, pero es que no podía oír nada de nada, lo que lo llevaba a mirar hacia atrás para poder esquivar los ataques… a este ritmo, terminaría muerto en muy poco tiempo.

¿Por qué tenía que pasarle esto?, ¡ella no era buena para las cosas físicas!, ¡su fuerte eran las ilusiones y el dinero!, y aquí solo tenía a los otros y lo que cargaba encima. Nada más y nada menos, e incluso si pudiera usar sus flamas… ¿serviría eso de algo en contra de estos infernales seres?

~o~x~o~x~o~

- S-Senpais… - Lloro Skull, temblando hasta más no poder, llorando, y casi totalmente irreconocible para cualquiera que lo conociera.

Se había metido en toda clase de lugares para escapar de esos seres, ¡había como 10 o más!, no importa a donde se metiera, siempre salía otro por lo cual de broma medio podía descansar. Estaba hecho un asco, solo quería llegar a casa y darse una larga y relajante ducha, quemar la ropa que cargaba encima, y finalmente tirarse en su cama… y luego exigir unas merecidas y largas vacaciones, por no hablar de un psicólogo. Ya debía de estar hasta traumatizado, porque no podía ver una máscara ni peluches… no importa si era un oso de peluche en una cama, ya que quería salir corriendo pensando que era uno de esos seres.

Uno había tratado de cortarlo en pedazos, otro lo había casi golpeado en la quijada y estuvo trotando atrás de el por un buen rato, otro solo lo miro y lo invitó a comer unas galletas, otro estaba revisando algo en una especie de biblioteca y fue el único que no lo vio, otro estuvo caminando detrás de él cómo quien no quiere la cosa… No, no quería ni recordarlo, ¡y no encontraba un baño!, ¡tenía que al menos cambiarse la ropa interior!, ya le estaba comenzando a molestar… aunque esa era la menor de sus preocupaciones, sinceramente…

-… Mi suerte es una mierda. – Concluyo para si luego de abrir una puerta y encontrarse con la habitación de los peluches.

Cualquier niño estaría más que feliz de estar allí, no tenía nada extraño… no tenía sangre, ni esqueletos, ni huesos, ni cadáveres… era completamente extraño, si tomaba en cuenta que el pasillo en donde estaba parado estaba lleno de cadáveres que… mejor no pensar en eso.

-… Un descanso de 5 minutos me hará bien… - Aunque no negaría que todos esos peluches, sus cabezas en realidad, lo tenían con los nervios de punta.

Era una habitación relativamente grande, y tenía muñecos de peluche por doquier de todos los tamaños y formas. Tal vez incluso era un taller para hacerlos, pensó tardíamente al ver una gran mesa con diversos materiales de costura, relleno, y de decoración… había un peluche a medio hacer, uno que parecía un sapo por alguna extraña razón. Tomando asiento, comenzó a mirar…

Había un poco de todo, y si omitía los muñecos, era un ambiente tranquilo, y si no temiera que algo fuera a salir mal, se dormiría allí de lo cansado que estaba. Skull pestañeo varias veces, viendo lo que parecía ser una cabeza de conejito entre varios muñecos de ositos y gatitos.

-… ¿No eres muy grande como para estar allí amiguito? – Le comento al conejito, riéndose un poco. – Creo que deberías de estar allá, con los más grandes…

No había exactamente un orden con los muñecos, pero la gran mayoría de los grandes estaban en la parte izquierda de la habitación, y este estaba casi en la entrada del lugar. Por no hablar de que estaba lleno de muñecos, mientras que los otros tenían algunos otros encima, pero no lo suficiente como para ocultar su forma…

-… Me pregunto en dónde estarán mis senpais… - Se quejó luego de al menos un minuto observando. - ¿Y esa puerta?

Algo curioso, se acercó a ver… y:

- ¡Un baño! – Lloro de felicidad, ¡era un baño normal también!

~o~x~o~x~o~

Si salía con vida de aquí, lo primero que haría sería demandar unas largas vacaciones a un lugar en donde no tuviera que preocuparse por la mafia ni nada fuera del otro mundo. Nada que ver con investigaciones, muertos… nada de nada. Y si alguien se interponía y podía volarle la cara, lo haría, no le importaban las consecuencias a estas alturas, este había sido la peor noche de su vida y aún no había terminado por todos los cielos-Con suma rapidez, se giró y disparó a quien sea que estuviera detrás de ella.

Lal no fue para nada sorprendida al ver que había destruido gran parte del torso del ente, y tampoco lo fue al ver que eso no pareció hacer diferencia alguna: el ser continuó moviéndose hacia ella como si nada hubiera pasado. En este punto, fue en donde Lal detallo su apariencia, específicamente: la máscara.

-… Usagi, ¿me equivoco? – Se preparó para correr. Esa máscara era la de un conejo, pero… ¿era su imaginación o los ojos de la máscara se estaban agrandando?

- Encantado de conocerte en persona~ - Fue una medio burla, incluso se inclinó ante ella. - ¿Lista para jugar?, porque yo… - No eran solo los ojos, se dio cuenta con horror Lal. – sí que lo estoy~

Lal fue lo suficientemente rápida como para esquivar lo que seguramente era un puñetazo, pero lo dudaba. Era rápido, muy rápido…

- Esto será mucho más divertido de lo que creí. – Dijo para si el ser, girándose para mirarla de nuevo, y Lal pudo ver algo amarillo verduzco en la mano con que había intentado atacarlo. – Más vale que empieces a correr, porque una vez que te toque… - No terminó, la máscara finalmente convirtiéndose en algo que la perseguiría por el resto de su vida mientras mostraba ambas manos: ambas estaban llenas de la misma sustancia.

- ¿Por qué nosotros?, al menos dime eso monstruo. – Ahora que lo había encontrado, solo tenía que correr hacia la izquierda, ¡tenía que llegar al inicio!, ¡tenía que hacerlo!, no pensaba darle la satisfacción a este engendro…

- ¿Por qué ustedes?, shishishi… - La sonrisa se abrió más, mostrando aún más colmillos ensangrentados. Era peor que un tiburón-Lal se estremeció en el sitio al ver una lengua larga salir de allí, pasando por los dientes como si solo se lamiera los labios. No era una lengua humana… en lo absoluto… - ¿Realmente estás segura de querer saber eso?, ¿hhhhmmmm?

-… - Maldita sea, ¿cómo diablos terminaron atrapados con esta cosa…?

- Porque son parte de mi familia, y la familia siempre debe estar junta, ¿no es así?, jejejeje… - No termino de hablar cuando Lal casi pierde la cabeza, si no reacciona a tiempo…

- ¿Familia?, ¿de qué idiotez…? – No fue capaz de decir más, no tenía tiempo para intentar hablar con algo que obviamente no estaba cuerdo, ni mucho menos buscarle lógica a lo dicho.

Buscarle lógica al modo de pensar o a las palabras de un psicópata nunca terminaría bien, y era muy poco probable obtener éxito alguno. Y este ser era un psicópata de primera, era un monstruo.

Inadvertidamente para ella, dos seres pasaron cerca, detrás de Usagi, en medio de otra persecución.

~o~x~o~x~o~

-… ¿Esa cosa es Usagi? – Susurro Fon, palideciendo al ver a ese ente.

Esa máscara parecía un lobo, un lobo monstruoso, no un conejo. Era uno de los seres más pequeños que había visto, sin contar a los que eran unos niños. Si no contaba la máscara, ni el aura de peligro, no podía ver nada que fuera amenazante para ninguno de ellos. Era sumamente extraño…

- Me temo que sí. – El ser con máscara de zorro apretó más su agarre en su hombro. – No puedes ayudar. – Le recordó con gravedad, en voz baja.

-… - Fon no contestó, sintiendo una gran impotencia.

Era imposible no sentir eso, no oyendo los gritos de Lal, ni viendo como esa criatura la estaba despellejando viva… ni sabiendo que lo que seguía era muy posiblemente desmembramiento… Fon tenía el extraño presentimiento de que Usagi planeaba hacer algo "artístico" con Lal… Se tomaba mucho su tiempo, por no hablar de que estaba siendo muy meticuloso. No creía ni por un momento que todo fuera solo por sadismo.

-… Lo siento, llegamos un poco tarde. – Fox suspiró profundamente. Unos dos minutos antes hubiera hecho la diferencia… ya sea para salvarla o condenar a dos de un solo golpe.

-… Está bien. – No, la verdad que no estaba bien, pero… - Gracias por tu ayuda-

- No agradezcas hasta que ganes. – Siseo el zorro. – Y más te vale que tu actuación sea buena, debemos comenzar a movernos, tenemos un largo trayecto que recorrer. – No, la verdad es que no era tan largo… si destruían el piso, pero eso sería una gran mala idea. Así que tenían que ir por el camino largo.

-… Lo siento, Lal… - Se disculpó el artista marcial por última vez antes de salir corriendo en la dirección en la que antes le había indicado Fox, quien esperó un momento antes de salir detrás de su "víctima".

~o~x~o~x~o~

- Harás un hermoso regalo, Lal-san~ - Canturreo Usagi, siendo cuidadoso en cortar y retirar la piel para no dañarla. – Prometo que no te desfigurare, no más allá de esto…

Después de todo, había muchas otras formas de matar y hacer sufrir a alguien sin dañar su cuerpo…

- Eres… un… maldito… - No podía creerlo, había estado tan cerca…

- Eso lo sé~ - El tono de voz fue muy divertido. - ¿Te gusta el paralizante?, se lo robe a tu amigo Verde.

Lal lloro más, no solo por ella ahora. Si estaba nombrando a Verde, era porque ya había ido por el o Verde se lo encontró. Y para robarle algo como esto a Verde…

-… Lo hice gritar hasta que se quedara sin voz, ¿sabes?, sus gritos fueron realmente encantadores~

Lal lo maldijo una vez más, tratando de ahogar un grito ante otro jalón de su piel. Todo su cuerpo gritaba, ardía… nada se podía comparar a esto… Verde, ¿Por qué no destruyó todo eso cuando vio que nada hacía efecto en estas cosas?, pensó para sí con frustración. No solo había muerto, si no que sus cosas estaban siendo usadas en contra de ellos… Verde era un desgraciado a veces, con eso de "todo por la ciencia", pero rayos, ¿cómo podía ser tan idiota?

- ¿Prefieres veneno o prefieres desangrarte lentamente hasta morir? – La pregunta parecía casi una burla. – De igual modo debo prevenir que ocurra una infección, y tú sabes que a veces el remedio duele mucho más que la herida…

Este desgraciado, pensó Lal con gran furia e impotencia, planea usar agua oxigenado o algo peor sobre ella, en todo su cuerpo seguramente, y luego matarla con un veneno o simplemente por pérdida de sangre… Si usaba veneno, no iba a ser rápido, sería lento y era muy seguro que usara algo que provocará que la pasara aun peor que todo lo anterior… Definitivamente este ser era un total-

- Disfrutaré cada segundo de tu agonía, jejeje. – Se detuvo un momento, para apreciar cómo iba su obra. – Considéralo tu castigo por ser tan predecible. – Pauso, debatiendo algo: - Incluso Aria fue mucho más divertida que tú, aunque no dio gran reto, a decir verdad.

… Esto definidamente era el infierno, y este ser tenía que ser el mismísimo diablo…

~o~x~o~x~o~

Reborn suspiro profundamente, aun pensando en todo lo que le había dicho. Tenía un gran dolor en el alma, saber que todos estos seres eran su familia… que había todos muertos gracias a un desgraciado infeliz que también le estaban haciendo la vida miserable a ellos y planeaba matarlos a todos… Ya había matado a Aria, quien había intentado sacarlos a todos de allí sin presenciar nada de este infernal lugar…

Ni siquiera podía despedirse de ella ni agradecerle el intento, nada. El psicópata a cargo de toda esta masacre solo había dejado a este pequeño grupo participar. Suponía que debería de estar agradecido por esa pequeña acción, por saber la verdad… y porque algunos de ellos estaban tratando de ayudar, a su manera. Podían decir lo que quisieran, pero él había estado con esa gente por meses, y sabía muy bien que muchos de ellos no estarían de acuerdo con esto… en especial Tsuna, y si Tsuna no estaba de acuerdo, los números aumentaban.

Por otra parte, quizás era una buena cosa que no podía ver a Aria ahora. Por todo lo que sabía, Aria podía haberse convertido en una psicópata demonio también… ya tenían suficiente con uno, muchas gracias. ¿Estarían los demás bien?, esperaba que sí, pero lo dudaba… había pasado mucho tiempo, debía de haber al menos alguien muerto. Sería demasiado bueno que Usagi no hubiera hecho de las suyas a estas alturas…

-… Sabía que te encontraría en un lugar así, Hibari. – Anuncio al abrir una puerta hecha de manera en medio de un pasillo lleno de sangre y órganos aquí y allá…

Tiger solo alzo la vista de un libro que estaba leyendo. Era una biblioteca bastante agradable… si ignorabas la sangre y las extremidades tan viejas que ya eran casi solo huesos…

-… Carnívoro. – Tiger asintió con la cabeza en reconocimiento. Una vez hecho esto, tiro el libro a un lado. - ¿Qué deseas?

- No sé si estás dispuesto a ayudarme o no, así que solo preguntare: ¿en dónde está mi inútil alumno? – Quería verlo… debía de-

- Pregúntale a Usagi. – Fue la respuesta neutral. – Ahora, ven conmigo carnívoro.

Sin esperar respuesta alguna, Tiger salió de la habitación, arrojando su máscara al suelo.

-… Pensaba que las apreciaban. – Comento el mejor asesino a sueldo del mundo, preguntándose internamente porque nadie le daba una respuesta directa con Tsuna, siguiendo a Hibari fuera del lugar.

- Su creador se molesta cuando son dañadas. – Fue la respuesta casi irritada de Hibari. – Son regalos, y en verdad no tiene chiste si ya sabes quienes somos. – Explicó, ignorando totalmente que estaba diciendo una medio mentira.

Y de cualquier modo iba a ser castigado por ayudar de esta forma, era mejor si no tenía esa máscara encima… Usagi se molestaría aún más si llegaba a pasarle algo, y muy a diferencia de las demás máscaras: la suya era más complicada y no podía repararla él mismo. Además… quedaban muy pocos ya.

- Ya veo.

No hubo más conversación entre ellos dos, al menos por un corto tiempo. Reborn tenía muchas preguntas, pero sabía que Hibari no le respondería la mayoría y más bien podría molestarse e irse. Tampoco era el tiempo para-

~o~x~o~x~o~

- Ahh~ - Alivio, al menos en la parte física.

Descansaría un poco más antes de salir a intentar encontrar a alguno de sus senpais, pensó volviendo a mirar a su alrededor, mirando los muñecos nuevamente. Pestañeó confundido, y algo aterrado: el muñeco de conejo no estaba, no lo veía en ningún sitio.

- ¿Tal vez debería de irme ya…? – Murmuró para sí, sin saber cómo tomar el repentino cambio.

~o~x~o~x~o~

- Carajo, kora… - Murmuró, jadeando gracias a todo el tiempo que había estado corriendo, cerrando la puerta detrás de sí y dejándose caer contra el suelo, cansado.

Los seres con máscara de oso y bujo le habían hecho la vida de cuadritos, como si lo estuvieran persiguiendo o solo disfrutaran de meterle malos sustos. Bueno, al menos se había-oh…

- V-Verde… - Santo Cielo…

Colonello tembló y palideció, sumamente horrorizado. El científico estaba en una tabla, lisa, de metal, y…

-… Por Dios Verde… - Murmuró para sí, acercándose para revisar. Verde debía de tener algo que pudiera ayudar, o al menos…

El científico parecía una muñeca de retazos. Era una especie de Frankenstein con tantas costuras, tenía demasiadas… y aun sangraban, la piel aún estaba-

-… Co… colone… llo… - El nombrado casi salta del susto.

- Verde… - Al menos aún estaba vivo, pero… no, él no sobreviviría, no con tantas costuras, no con tanta sangre perdida…

-… Dile… a… - Casi no se oía nada, demasiado ronco, forzado. Colonello trago, tenía la garganta desgarrada… - Reborn…

- ¿Qué quieres que le diga amigo? – Por lo que veía, incluso había reacomodado sus órganos…

-… Tsunayoshi… - Lo siguiente que siguió dejó a Colonello de piedra: - evítenlo…

-… ¿No debería ser Usagi-

- No… - Definitivamente esto era mil veces peor como una pesadilla, pensó depresivo viendo los últimos momentos de Verde. Su respiración se había bajado aún más, y eso era decir algo tomando en cuenta que había pensado que estaba muerto antes… - Eviten… Tsu…

-… ¿Verde? – No recibió respuesta. – Gracias, amigo…

Incluso sus ojos habían sido cocidos… sus labios no estaban mejor, pero no habían sido cocidos por completo… Era como si hubieran cortado partes y simplemente los hubieran reacomodado… Con sumo cuidado, porque ya no había nada que pudiera hacer allí, abandonó la habitación lamentando la muerte de uno de sus compañeros. Verde en verdad no era amigo de nadie, pero igual era su compañero y no merecía algo como esto…

-… Definitivamente estamos tratando con algo mucho más grave que un psicópata demente chicos, kora…

~o~x~o~x~o~

- Si hubiera estado esa noche, ¿habría hecho alguna diferencia? – Pregunto luego de un buen rato caminando. Por lo que podía intuir, solo estaban haciendo tiempo hasta que algo ocurriera.

Podía entenderlo, quedarse en un solo lugar era una mala idea, y no podía exactamente movilizarse sin haber encontrado a Usagi primero. O haber encontrado a alguien a quien haya visto a Usagi y ayudarlo a llegar al inicio para que todos ganaran. Aun así, sus pensamientos eran oscuros: pensar en el pasado, y preguntándose quienes habían perecido ya.

- Estarías aquí, viendo las cosas pasar, y pregúntate si vale la pena si siquiera interferir. – Hibari ni siquiera lo miro.

En pocas palabras: hubieras muerto con todos nosotros. Eso en verdad solo lo hacía sentir peor: no hubiera hecho ninguna diferencia en aquel entonces, ¿qué diferencia podía hacer ahora?

-… Tu eres el mayor blanco, carnívoro. – Comentó Hibari, sintiendo el cambio de atmósfera. – Eres muy preciado por Usagi, serás el último, y serás a quien se dedique más. – Pauso por un momento antes de añadir: - Podría decirse que eres su trofeo de hoy…

- ¿Por qué? - ¿Qué tenía de especial?, ¿ser el mejor asesi-

Por un momento, Hibari no dijo nada… al siguiente, se había detenido y lo estaba mirando directamente a los ojos.

- No sé si te has dado cuenta, pero todos aquí hemos sido… - Hibari señaló su vestimenta. – bien tratados, tomando en cuenta que nuestro jefe es… un alma corrupta... – Pauso de nuevo. – Tómalo como una pista.

-…

- No puedo decirte, y debes de preguntárselo a Usagi si de verdad quieres una respuesta. – Hibari finalmente dejó de mirarlo y continuó su trayecto. – Usagi atesora a todos aquellos que lleven máscaras, que su manera sea totalmente… única, ya es otro tema… - Para culminar, anexo: - Todos ustedes tendrán máscaras si llegan a quedarse aquí, las hizo desde hace tanto que es imposible sorprenderse de verlos aquí, carnívoro.

- Eso aun-

- ¡Reborn!, ¡gracias al cielo que te encuentro, kora!

Colonello se detuvo casi de golpe al darse cuenta de Hibari, quien solo arqueo una ceja ante esto.

- Es amigo. – Aseguró Reborn, entendiendo el porqué de esa reacción.

- Ah… - Todavía se le hacía raro… - ¿Tiger?, no pensé que fueras tu Hibari, kora…

- Hm. – Fue la respuesta simple del prefecto demonio… si es que aún se podía llamar así. - ¿Lo has visto?

- ¿Eh? - ¿Visto a quién? – Tengo mucho que contarte Reborn-

- ¿Has visto a Usagi? – La pregunta sonó muy amenazante. Cosa que llamó la atención de ambos.

- Creo que sí, kora. – Colonello dejó de sonreír. – Estoy seguro de que estaría muerto si hubiera siquiera pestañado, kora.

- Hm. – Bien, bien… - Por aquí, rápido. – Tenían muy poco tiempo si eso era verdad.

Ninguno dudó en seguir a Hibari, pero mientras hacían eso, Colonello tenía algo muy importante que decir:

- Reborn, Verde está muerto, kora. – El asesino solo asintió. Le dolía, pero sabía que iban a morir varios, dado el tiempo en el que se habían demorado… Verde no debía ser el único muerto. – Sus últimas palabras fueron para ti, kora.

- ¿Últimas? - ¿Acaso-

- Lo encontré ya casi muerto, kora. – Colonello odiaba dar malas noticias, pero… - Dijo que evites a Tsunayoshi, kora. – Colonello noto como Hibari se tensó en eso. – Sus palabras, no las mías, kora.

Reborn también lo notó. Y ahora tenía un muy mal sabor en la boca… acaso…

- Hibari… - No le gustaba la idea, pero-

- No puedo contestar eso. – Sentenció sin siquiera mirar.

Esto solo hizo las cosas peor para Reborn… no podía ser que…

~o~x~o~x~o~

- Okay, salgamos de-¡coño de la madre!

Skull no había terminado de hablar cuando salió corriendo fuera de la habitación como alma que lleva el diablo. ¿La razón?, cuando se estaba levantando de la silla vio al muñeco de conejo otra vez, en el mismo sitio de la primera vez… y antes no estaba.

- Shishishi… - El "muñeco" de conejo se levantó. – Lastima~

Si se hubiera quedado un poco más, le hubiera metido un susto sin igual. Bueno, siempre podía aplicárselo a alguien más en otro momento… por ahora…

- Tengo que castigar a esos dos~ - A pesar de que canturreo esto, el ser apretó los puños, indicando que estaba molesto.

~o~x~o~x~o~

Mammon no la estaba pasando bien, definitivamente no la estaba pasando bien. Ya no aguantaba las piernas, y ese ser le tenía una persecución increíble… Si intentaba esconderse, no le daba la oportunidad, si cruzaba en una dirección que ese ser no quería, se le aparecía de frente dispuesta a empalarla… era correr y esquivar, y francamente iba a colapsar a este ritmo. ¡Ni siquiera decía algo!, no contestaba nada, no… ¡era simplemente frustrante!, no-¡Crash!

Mammon trago con dificultad, girándose para ver que el ser que la había estado persiguiendo había sido… atravesado con un palo largo y lleno de púas… desde la cabeza hasta…

- Shishishi… - El nuevo ser, el cual tenía una máscara aterradora, llena de miles de colmillos que goteaban sangre, y esos ojos…

Prefería seguir la persecución y no ver cómo el ser empalado trataba de regurgitar sangre, tenía shock en su cuerpo que solo hacía que las púas la hirieran más por dentro y la atravesaran, haciendo que su cuerpo se volviera un lío sangriento y un puré de carne en segundos… Quería vomitar, era simplemente… asqueroso. Y ella parte de Varia, y aun así esto…

- ¿Creías que no me iba a dar cuenta White Fox? – La pregunta sonó muy juguetona.

El ser movió un poco el palo, haciendo más sangre chorrear y luego simplemente lo dejo caer, el cuerpo ya inerte. Ahora, ese ser paso a mirarla a ella…

- Estoy seguro de que alguien vendrá a ayudarte más tarde… - Aunque sin duda alguna la tendrán algo difícil en eso, pensó divertido el ser. – La próxima vez que quieras ayudar a una presa será mejor que recuerdes esto, White Fox, jejeje.

-… ¿Ayudar? – Estaba de joda, ¿verdad? - ¡Casi me mata!

- Te estaba tratando de ayudar al mantenerte en movimiento, y en la dirección correcta… - De la nada, un mazo de púas apareció en una de las manos de ese ser. – Yo, en cambio…

Mammon trago de nuevo, mirando en qué dirección sería mejor para seguir corriendo. Aunque no iba a durar mucho, estaba totalmente agotada-

- ¿Crees que vas a escapar? – El ente se rio con gran burla, disfrutando del grito que obtuvo. – Vamos por la otra pierna, vamos a disfrutar un gran rato nosotros dos~

~o~x~o~x~o~

-… Esa voz… - Colonello frunció el ceño, sin querer oír más.

- Viper. – Reborn sintió odio crecer hacia Usagi, y frustración al verse incapaz de hacer absolutamente nada.

Realmente no ayudó, a ninguno de los dos, que llegaron a una intercepción… solo para encontrarse con un cadáver colgando de una soga. El problema no era el cadáver, sino de quién pertenecía el cadáver…

-… Lal… - También caíste, pensó con tristeza Reborn.

Hibari se detuvo, esperando con impaciencia. Reborn lo miró y le asintió, indicándole que no tardarían mucho. Reborn sabía muy bien cuanto Colonello quería Lal, así que esto…

-… Ella no querría que te entristecieras por esto, Colonello. – Por no hablar de que ella no querría que murieran allí tampoco.

Lal había sido despellejada viva, y por lo hinchado y rojo de la piel había sido bañada en algún líquido para evitar infecciones… y por el tono ligeramente azul en ciertas partes de su cuerpo, había muerto por alguna sustancia venenosa. El cuerpo había sido dejado casi intacto, excepto por la piel. Sabían que era Lal porque era una mujer, y por la altura. Las únicas dos mujeres del grupo eran Lal y Viper, sin contar a Aria. Y tomando en cuenta los gritos de Viper, los cuales estaban bajando de tono, era obvio a quien pertenecía este cuerpo.

- ¡Maldita sea, kora! – No podía detener las lágrimas, ¿cómo había podido pasar esto? – Solo… solo sigamos… no puedo ver más esto, kora…

- ¿Les gustó el obsequio? – La nueva voz los detuvo en seco, a los tres. – Usagi-chan lo preparo especialmente para ti, Colonello-san.

-… Shark… - Murmuró Colonello, más allá de molesto.

- Takeshi. – Fue lo único que dijo el asesino.

- Ma Ma, no deberías revelar los secretos así de fácil, Reborn-san. – Aun así, Shark se quitó la máscara, revelando la cara del beisbolista.

A Colonello le iba a dar algo, primero Hibari, y ahora Yamamoto…

- Oh, hola Hibari. – Saludo como si nada el chico, ignorando por completo la forma en la que Hibari lo estaba amenazando con una tonfa.

-… ¿Está en contra nuestra, kora? – Pregunto oscuramente, llorando con todas sus ganas ahora.

- No realmente, pero tampoco estoy a su favor. – Takeshi se encogió de hombros, sonriendo como si nada malo pasara. – Tranquilo Hibari, solo estoy aquí para impedir que vayan por este camino.

-… No entiendo, ¿no deberías estar de nuestro lado?, quiero decir, somos sus maestros y amigos, kora. – Esto no tenía sentido, realmente no lo tenía.

- Lo siento, pero yo solo estoy a favor de una sola persona. – Adiós sonrisa, ese rostro solo mostraba determinación pura. – Lo mismo ocurre con todos nosotros, incluyendo a Hibari.

Hibari solo se tensó más, pero Takeshi no dejo que nadie pensara mucho:

- La diferencia recae sobre qué versión de esa persona. – Takeshi volvió a sonreír como antes, como si nada fuera de lugar hubiera pasado. – Ma Ma, deberían darse prisa, solo quedan 4, y uno está siendo cazado en este momento, así que pronto solo serán 3.

Verde, Lal… ahora Viper… ¿Quién seguía?, ¿a quién más iban a perder?

- Vámonos, Colonello, Hibari. – No tenían tiempo que perder. No podían dejar que la muerte de sus camaradas fuera en vano.

~o~x~o~x~o~

- Viper… - Fon quería maldecir, golpear a alguien, pero no podía…

Faltaba poco, solo un poco más-¡Blam!

- El otro pequeño zorro descarriado, ah~ - Esa voz…

Fon siguió corriendo, viendo brevemente la cabeza de un zorro volar en frente de él. Mukuro se lo había advertido, de que era una posibilidad que Usagi fuera a darse cuenta de lo que hacían, pero jamás pensó que fuera a atacar a otro ente… Fon fue jalado bruscamente del pelo, y girado para ver que Mukuro había sido cortado en numerosas partes por una espada muy bien afilada… y esas partes estaban tratando de unirse, a pesar de que Usagi había puesto varias lanzas sobre sus manos y estómago.

- Se repondrá, pero no podrá ayudarte, Fon-san, y tendrá ese dolor punzante por un buen tiempo, hasta que alguien más venga y lo rescate… - Fon intentó librarse, dándole un golpe en la quijada a Usagi… pero no funcionó. – Eres igual de tramposo que él, y por eso mismo tendré que eliminarte del juego, Fon-san…

De la nada, Fon fue liberado, pero no por mucho tiempo:

- Vamos a hacer tu eliminación divertida, ¿te parece?, por cada golpe que te de… - Mostro sus puños ahora envueltos en una sustancia extraña. – Bueno, ya lo descubrirás por ti mismo, y si tratas de huir será mucho peor Fon-san~

Fon frunció aún más el ceño. Pelear en su contra era pelear para perder, no podía ganarle a un oponente que no se cansaba y que era un espíritu, sería una muerte lenta. Huir… si podía huir y llegar a la meta, que no creía que fuera a pasar viendo lo rápido que se movía, sería más productivo. Al menos lo intentaría, esperaba que los chicos pudieran perdonarlo por esto.

~o~x~o~x~o~

- Tsk, por aquí no van a pasar infelices. – Sentenció otro ente, en medio del camino por así decirlo, con las manos en los bolsillos.

Reborn no tuvo que pensarlo mucho:

- Gokudera Hayato, ¿también estás en contra nuestra? – Él era el único que se le venía a la mente con esa pose. Por no hablar de que si era el…

- Nada personal, Reborn-san. – Sacó un cigarrillo. – Por aquí no van a pasar, y prepárense porque Usagi está castigando en este momento.

Ante la palabra "castigando", Hibari se estremeció, cosa que no escapó de la vista de nadie.

- Hibari, no creas que te escaparas de eso. – Hayato negó con la cabeza, quitándose la máscara para poder fumar mejor. – Solo quedan 3.

¿Quién más había muerto?, no podía ser, simplemente no…

- Buena suerte. – Dijo el ente, aunque en verdad solo era una despedida.

Siguieron por otro desvió, y ahora Hibari si se veía apurado y muy preocupado. Las cosas parecían estar yendo de mal en peor. Reborn realmente estaba teniendo un mal presentimiento sobre esto: Gokudera era extremadamente fiel a Tsuna, y si ahora Gokudera estaba en su contra…

- No Viper también, kora. – Se quejó Colonello, quien tenía los ojos rojos de tanto llorar.

No se detuvieron a detallar, no había tiempo para eso. No ayudaba que todas las extremidades de la ilusionista estaban en pociones físicamente imposibles para el cuerpo humano, y de que su piel se veía morado tirando a negro… y no mencionemos la sangre. Y eso solo había sido una mirada fugaz-

- Pensé que era broma lo de que atacaba a otros espíritus. – Por lo visto, más bien era quedarse corto.

- Es un castigo por ir en contra de sus deseos. – Explicó Hibari, sin querer ver.

Habían pasado al lado de un cuerpo empalado, lleno de sangre que parecía no parar, y ese cuerpo tenía una máscara destrozada, no sabían de qué, pero era otro de esos entes. Reborn y Colonello se miraron, pensando lo mismo: Hibari se las iba a ver mal solo por estarlos ayudando, y aun así se estaba arriesgando por ellos. Viper había llegado lejos, pero…

- Lo siento, Viper. – Eso era lo único que podía decir…

~o~x~o~x~o~

- Por fin, todo tranquilo… - Skull se estremeció. – Tranquilo, pero espeluznante… - Aunque ya medio se estaba acostumbrado a las cosas macabras que había en ese lugar… más o menos.

- ¿Realmente estás seguro de eso? – Dijo una voz juguetona justo en su oído.

No hace falta decir que eso ocasionó que Skull saliera nuevamente corriendo, solo para tropezarse con algo y caer de bruces al suelo… justo en frente de un par de pies llenos de sangre que hace unos segundos no estaban allí. Tímidamente, Skull levantó la vista para encontrarse con otro de esos seres… el cual tenía una máscara de conejito, y ahora que lo pensaba, se parecía mucho al conejo de peluche que lo había asustado hasta antes gracias a su repentina desaparición y luego reaparición.

Este ser, a pesar de que lucía todo menos amenazante, la sangre que tenía encima rompía cualquier encanto de inocencia que pudiera tener encima. No ayudaba que estaba sosteniendo una ballesta… Skull trago profundamente, levantándose rápidamente, tenía el muy mal presentimiento de que esa ballesta no estaba allí por simple decoración… No, definitivamente no se iba a quedar allí, en lo-

- ¡AAAAHHHHHHHH!

La máscara del ser pareció dar una sonrisa lobuna ante el despliegue de dolor… Dejó que los gritos se apagaran, y luego se acercó a arrebatar la flecha que había acertado sobre el hombro de su nueva víctima, arrancando otro grito. Bueno, era su culpa por darle la espalda…

- ¿Empezamos nuestro último juego? – Pregunto, sin realmente esperar respuesta, apuntando el otro hombro ahora.

Skull, en shock gracias al dolor y a la sorpresa de todo, se las arregló para tapar la herida lo mejor que pudo y nuevamente salir corriendo. Era una desgracia, en muchos sentidos, que le diera la espalda por tercera vez a alguien que, dependiendo de su humor, solía tomar tal acción como una invitación.

- Jejeje, el más divertido de todos… - Murmuró para sí, desapareciendo para asustar a su víctima otra vez.

Sería divertido, asustar y disparar. Su nueva víctima dependería de su rapidez y de sus reflejos… Ahora, ¿eso sería lo suficiente como para mantenerlo con vida hasta que se encontraran con los otros?, ¿o acompañaría a sus camaradas caídos por toda la eternidad?, de cualquier forma…

- ¡¿Por qué estas cosas solo me pasan a mí?! – Lloro Skull, muy asustado y sintiendo una gran opresión en el pecho. Esto era mil veces peor que cuando hacía enfadar a Reborn…

- Que lindo~ - Se iba a divertir al máximo. – Cree que puede escapar de mi de esa forma~

~o~x~o~x~o~

- Hibari, ¿no podemos simplemente tratar de-

- Pelear solo llamaría a Usagi. – Y las condiciones de combate estaban demasiado igualadas en estas circunstancias, sin contar con que tenía que proteger a esos dos. – Convencerlos de ayudar es inútil.

Ya sea porque realmente estaban en su contra o porque el mismo Usagi les ordenó hacer eso, de cualquier forma, nadie quería recibir un castigo por parte de Usagi. Estaba plenamente consciente de que no sería fácil, en lo absoluto, pero-¡Blam!

- ¡Reborn! – Colonello frunció el ceño, Reborn de broma había esquivado la pared…

- Estoy bien. – Ahora, eso no era de verdad lo importante, ¿qué podría haber ocasionado que media pared casi les cayera encima?

- Shishishi…

Ante esa risa, Hibari tomó a ambos hombres por el cuello y jalo, a sabiendas de lo que venía. Tristemente, una flecha acabó con sus intentos de salir de allí… Reborn y Colonello solo pudieron palidecer al ver como una gran flecha en llamas atravesó y clavo al prefecto demonio en una pared, dejándolo totalmente inmóvil… Esa flecha le había dado de lleno en el pecho, justo donde debería de haber un corazón, y no era una simple flecha…

- No te preocupes Kyoya, te castigaré más tarde. – A esto le siguió otra risa. – Parece que mi presa no lo logro, que lastima~

¿Presa?, se preguntaron ambos, la vista fija en la figura que aún no podían ver bien. Ambos sentían que, si miraban a otro lado, estarían muertos. No ayudaba que Hibari hubiera simplemente… sido "eliminado" justo en frente de ellos. Reborn casi tuvo un sobresalto al ver lo que se suponía que era "Usagi". Ese ser no era un conejo sin importar cuanto lo mirara, parecía un lobo, o más bien un monstruo. Un lobo no tenía tantos colmillos, ni una boca tan grande, sin contar todo lo demás…

Ambos sólo pudieron mirar en completo silencio como ese ser, quien no tenía tamaño para ser lo que era, se acercó hacia los escombros que había provocado antes, buscando algo… y no tardó en encontrarlo, dejándolos a ellos fríos, con más dolor y odio del que ya tenían de por sí.

- Lastima~ - Sacudió el cuerpo de Skull un poco, para asegurarse de que estaba muerto, y al ver que no hubo movimiento alguno, lo arrojó a un lado con un trapo sucio.

Por lo que habían podido ver… Skull había sido acribillado a punta de flechas, llegando a parecer un muñeco voodoo. Este ser era un completo monstruo, no había-

- ¿Oh?, pero miren que tenemos aquí… - Una larga lengua hizo su aparición, haciendo estremecer a ambos hombres. – Los últimos dos participantes, jejeje.

¡¿Últimos dos?!, eso quería decir-

- Sip~, todos los demás están muertos. – El ser continuó, leyendo sus expresiones completamente, riéndose gustoso ante las mismas. - ¿Quieren ver~?

Y como era de esperarse, Usagi no esperó respuesta alguna antes de hacer aparecer el cuerpo de Fon, siendo tomado del cuello por su mano libre. Finalmente, Colonello no pudo más y vomitó. Reborn no podía culparlo, él también sentía esa tentación. Fon era… casi irreconocible…

- Dio un buen combate, pero un castigo es un castigo. – Explico el ser como si eso fuera suficiente justificativo para el cadáver que tenía en su mano, el cual estaba casi totalmente desfigurado. – Después de todo, hacer trampa no está permitido. – Siseo lo último, como una acusación.

Y quizás muy seguramente lo era, pensaron ambos, uno recuperándose de haber vomitado y el otro sin perder de vista a esa cosa. Hibari los había estado ayudando… eso podía ser considerado trampa, pero también-

- Tú nunca dijiste que ellos no nos podían ayudar, Usagi. – Eso nunca fue mencionado.

Usagi se rio ante el tono oscuro, como si lo encontrara algo divertido, y quizás para él así era. Arrojó el cuerpo de Fon a un lado, tal y como lo había hecho con Skull… como si solo fuera algo sin importancia, una mera molestia. Ladeando la cabeza ligeramente hacia un lado, y la ballesta desapareciendo sin explicación lógica, y con un tono algo alegre dijo:

- Ellos tienen toda la libertad de ayudarlos, ignorarlos, perjudicarlos, engañarlos… - El tono se volvió muy juguetón ahora: - Sin embargo, tienen prohibido guiarlos de cualquier forma o manera.

Usagi no pareció notar la incomodidad y shock de sus presas, ya que continuó como si nada:

- Ningún juego tiene gracia cuando hacen trampa, en especial de este calibre… - Usagi se encogió de hombros, su tono cambiando a uno más serio: - Les tengo una proposición para su castigo…

Esto no le iba a gustar a ninguno de los dos, ¿no es así?

- Tienen dos opciones… - Levantó un dedo, indicando que lo que seguía era la primera opción. – Pueden separarse e intentar llegar a la meta, o… - Levantó otro dedo. – pueden ignorar mi proposición, hacer lo que quieran.

Reborn captó la indirecta de inmediato:

- Quieres que uno le compre tiempo al otro… - La sonrisa, la cual se hizo más grande, lo confirmo. – Maldito…

- Y si nos vamos por la otra… - Colonello trago. – nos matarás a ambos, ¿cierto, kora?

- Precisamente, shishishi. – Señaló con la cabeza a Hibari. – Olvídense de liberarlo, o de pedir ayuda, los castigos no se comparten~

~o~x~o~x~o~

-… No puedo creer que vaya a morir aquí, kora. – Se quejó Colonello, atrapado en un callejón sin salida.

Sabía que iba a morir en el momento en el que Reborn bajo su sombrero cuando decidieron separarse. Reborn no necesitaba hablar para decir algo, y aunque Usagi les dio un minuto para alejarse… eso no era nada. Sin Hibari, no tenían idea sobre cómo llegar, solo tenían la dirección, y no ayudaba que varios de esos seres estaban impidiendo el paso por solo Dios sabe qué razón exactamente…

- ¿Piensas rendirte tan pronto? – Se quejó una voz justo detrás de él.

No, la verdad es que no planeaba rendirse, pero sí que se le estaba haciendo difícil escaparse de este demonio. Ya no tenía balas, las había gastado todas solo para descubrir que las heridas eran sólo decoración para Usagi, incluyendo los golpes con su pobre arma… Tristemente no podía volar la pared, así que la única opción que en verdad le quedaba era…

Usagi aprovechó la oportunidad de apuñalar a su víctima con una daga que parecía más una sierra que una daga cuando Colonello se lanzó hacia él, golpeándolo como distracción para continuar la persecución. Tristemente para Colonello, el juego había durado mucho, y era hora de terminarlo…

- El encanto de esta arma es que no sólo corta, sino que también desgarra… - Su víctima no podría moverse fácilmente ahora… - Vamos a probarla más, ¿te parece?, jeje-¡Blam!

- Si crees que… - Si, ya estaba muerto, con esa herida solo era cuestión de minutos para que se desangrara… - no voy a dar lucha… - Le compraría todo el tiempo posible a Reborn. - estás equivocado maldito, kora…

Usagi, quien quedó con la máscara torcida gracias al golpe, solo se rio y enderezo su máscara, acercándose de nuevo como si nada hubiera ocurrido.

- Veamos cuanto tiempo puedes dar esa… - Pauso, como si lo que estuviera diciendo fuera algo estúpido. Desde su punto de vista, quizás lo era. – lucha…

Más te vale llegar a la meta Reborn, pensó Colonello con el corazón en la garganta, esquivando la daga. Al menos podría estar con Lal, ese era el único consuelo de la situación…

~o~x~o~x~o~

- Maldita sea, maldita sea… - No podía ser posible que casi todos los Arcobalenos hayan caído, uno tras otro, en menos de-

- Tardaste, comenzaba a aburrirme ya… - Se quejó una voz que, en este punto, Reborn conocía muy bien.

Sentado en la silla en donde había visto a Hibari por primera vez, se encontraba sentado Usagi, en una pose en la que sugería que Usagi estaba debatiendo en hacer caballito con dicha silla. Aparte de los restos de Aria, a los pies del ente estaba…

-… ¿Acaso te da alguna especie de satisfacción mostrar lo que has hecho? – Pregunto fríamente, observando los restos de su amigo.

Colonello parecía solo huesos y piel, literalmente. Por lo visto, Usagi le había hecho lo contrario a Lal: había sacado sus órganos y la mayor carne posible sin estropear mucho la piel. Reborn podría ver los cortes desiguales en varias partes del cuerpo, gracias a la sangre, pero…

- La verdad es que no. – Usagi negó con la cabeza, una acción algo tierna porque su máscara ahora si parecía un conejo. – Pero pensé que haría las cosas más divertidas, que tal vez los motivaría a tratar de ganar… - Para horror de Reborn, la máscara le sonrió de una forma macabra. – Desgraciadamente, parece que no fue así, lo cual es lamentable…

Pues no, no solo la máscara le sonrió de esa forma tan terrorífica: se estaba convirtiendo en esa misma máscara de antes de forma rápida, justo frente a sus ojos.

- Así que, ¿empezamos? – Usagi se levantó de forma algo perezosa de la silla. – Quiero decir, ya debes de saber que no saldrás vivo de aquí, mi querido Reborn~

Desde su sitio, el mejor asesino a sueldo del mundo se estremeció gracias a la combinación de lo que veía, de las palabras y del tono de voz que había empleado el otro ser. Reborn sabía que sus probabilidades de engañar a ese ser y llegar a la meta (unos pocos metros) eran casi nulas. Solo tenía que mirar a Colonello para saberlo: el tipo tenía entrenamiento especial para escapar y engañar, y allí estaba, muerto. Él era el más fuerte de los Arcobalenos por una razón, pero no era tonto.

Usagi, ignorando su apariencia porque francamente no tenía el tamaño para todo lo que estaba haciendo, era un espíritu para empezar. Reborn nunca antes había enfrentado a un espíritu, y como no… él era un asesino, no podía matar algo que ya estaba muerto. Y francamente no tenía idea de cómo funcionaban las cosas aquí con estos seres, no sabía si replicar lo que le había pasado a Hibari tendría algún efecto en Usagi… tampoco tenía algo con que hacerlo, había repartido la mayoría de sus armas auxiliares con los demás, e incluso si no lo hubiera hecho: una daga no era lo suficientemente larga para tal cosa.

Hablar obviamente no solucionaría nada… pelear tampoco, pero al menos podía hacer algo de tiempo mientras pensaba en que podía-

- Buena suerte en tratar de engañarme. – La máscara sonrió aún más si era posible. – Serás mío, lo quieras o no.

Ah sí, ¿cómo olvidarlo?, él era el supuesto… "premio de caza", el más "querido" de todas las víctimas de esta noche. Qué situación más problemática era esta, sinceramente… salir de aquí sonaba el reto más difícil que había tenido, y aunque le gustaban los retos, este no era uno que hubiera deseado tomar. Bueno, había algo que quería cerciorarse, sea cual sea el resultado de todo…

- Solo hay una cosa que quiero saber antes de que empecemos. – Era obvio que esto iba a resultar en una pelea, lo quisiera o no.

- ¿Oh? – Una pequeña risa. - ¿Qué esperas entonces?, dispara.

- ¿Eres Dame-Tsuna? – El hecho de que algunos apoyaran a este ser…

Usagi, para su sorpresa, no respondió. Aun así, no era realmente necesario que hablara para saber que no le agradó la pregunta: la sonrisa de la máscara había casi desaparecido. No obstante, esa fase no duró mucho.

- Hayato. – Solo pronuncio el nombre, pero eso fue todo lo necesario para que apareciera ese ser.

El problema es que no apareció solo el Guardián de la Tormenta, sino también Takeshi.

- Ma Ma, veo que siempre tuviste los cojones para preguntarle. – Takeshi se rió al terminar de decir esto, bastante divertido.

Ninguno de los dos seres tenía su máscara puesta.

- Cállate idiota, este no es momento para tus chistes tarado. – Ignorando las disculpas de su acompañante, Hayato se dirigió a Usagi. - ¿Hai?

Usagi no le respondió, al menos no verbalmente. A estas alturas, Reborn estaba casi seguro de que la respuesta era un sí… No obstante, nada hubiera sido capaz de prepararlo para lo que se escondía detrás de esa aterradora máscara.

- Asegúrate de que no se ensucie.

- Hai, Tsuna-sama. – El bombardero se inclinó hacia su jefe, sin ser realmente sorprendido ante la amarga expresión que tenía el chico.

- Takeshi.

- Ma Ma, me aseguraré de que nadie interfiera, Tsuna. – Dicho esto, desapareció, llevándose a Hayato con él, antes de que su jefe se molestara nuevamente por con él por llamarlo así. De verdad, solo Hayato se salía con la suya porque le agregaba el "sama". No era justo.

Una vez solos, el primero en hablar fue Usagi:

- Realmente odio que me llamen por ese nombre, ¿sabes? – Eso explicaba la cara amarga. – Soy Usagi ahora, que la apariencia que tengo recuerde a alguien más es otro tema. – Rodo los ojos en esto. Por lo visto, no era la primera vez que decía eso.

-… Dices eso, pero me quieres porque fui tu tutor en vida, ¿no es así, Tsuna? – Reborn cerró los ojos por un momento… con razón nadie había querido decirle.

- Jejeje… - El chico estalló en risas.

Reborn no entendía la razón de eso, pero suponía que se enteraría de la razón pronto. Con razón Nana le había pedido que no odiara ni agarrara tanta rabia en contra de Usagi… era Tsuna, quien había tratado de sacarlos a todos de allí, y había fallado… convirtiéndose en esta cosa que tenía enfrente. Pensar que Tsuna había sido lo suficientemente puro para ser corrompido de esta forma…

- Si realmente crees que solo fuiste un simple tutor, será mucho más fácil agregarte a la familia. - ¿Cómo alguien podía sonreír de esa forma tan perturbadora? – Lo cual es bastante decepcionante… - Se apagó, sospechosamente parecía querer hacer un puchero.

- ¿Ah sí?

Esto explicaba muy bien el "diferentes versiones". Hibari respondió a lo que el Tsuna vivo hubiera querido, mientras que Gokudera y Yamamoto lo hicieron para este Tsuna… Engorroso, pero entendible hasta cierto punto. Lo único que en verdad no entendía era como Tsuna había terminado siendo el más fuerte entre todos los desafortunados que habían encontrado su final en este horrible lugar. Aunque quería saber tal cosa, en verdad no se molestaría por encontrar una respuesta: tenía que salir de aquí, y dudaba mucho que Tsuna fuera a permitirle más "pérdida" de tiempo.

- Te faltan 100 años para siquiera poner un dedo sobre mí en combate. – Se oyó perfectamente por ambos seres, uno con una pistola en mano, y otro con solo sus manos.

Reborn no fue para nada sorprendido al ver la apariencia del ser en frente de él cambiar un poco, lo suficiente para mostrar una sonrisa imposible para un ser humano, indicando que muy probablemente todos los colmillos vistos en la máscara de Usagi no eran solo provenientes de la máscara, y también para mostrar unas garras que no habían estado allí antes. Si no fuera por todo lo demás… esto sería otro simple entrenamiento entre profesor y alumno. Tristemente ese no era el caso en esta ocasión… y quizás en ninguna otra.

- ¿Listo?

Dijera lo que dijera, no tenía escape de ese momento por más que lo quisiera. Su meta era solo llegar a aquel lugar, no vencer, así que…

- Predecible. – Se quejó Usagi, ignorando los agujeros en su frente. Reborn maldijo, esquivando un golpe a la quijada.

A diferencia de los otros, Usagi ni siquiera tuvo reacción alguna ante los disparos. Las heridas eran solo de-¡Crash!

- Muy lento, Reborn. – Sin realmente esperar, Usagi lo tomó de la corbata y jalo.

- Y tu muy violento. – Se quejó el asesino luego de apartarlo con un rodillazo. – Con la corbata nadie se mete. – Y mucho menos para ahorcarlo.

- Jejejeje, apenas comenzamos~

~o~x~o~x~o~

- Listo~ - Anunció luego de terminar con los últimos toques. - ¿Qué tal se ve?

- Muy similar a como encontramos tu cuerpo, Tsuna-sama. – Contestó Hayato, estremeciéndose un poco ante la memoria.

- Ma Ma, al menos no dibujó un pentagrama en medio de todo… - A pesar de haber dicho esto, Takeshi quería vomitar. – Te pasaste con las barras… - Era casi… - ¿Tenías que empalar todos sus miembros?, ¿e incluso algunos órganos?

- No es mi culpa que alguien pensara que le iba a dar la oportunidad de avanzar a la meta. – Usagi se encogió de hombros, aun admirando su obra. – Así que tuve que ponerme… creativo… - Para que dejara de tratar de huir a la meta. – Además, yo no fui quien decidió deshacerse de su propio brazo luego de que estuviera completamente inservible… - Al decir esto, finalmente apartó su mirada del cadáver, ahora mirando su propia mano, flexionando los dedos experimentalmente. – No recordaba tener tanta fuerza mano a mano…

- Deberías de sentirte afortunado, Reborn-san. – Consoló Takeshi con una sonrisa a la cuarta persona en la habitación, quien estaba sentado en aquella solitaria silla, mirando todo con una leve sonrisa triste. – Tsuna siempre utiliza algún arma, pero contigo…

Reborn bufo, con él no había usado armas, algo extraño según esos dos. Para él, no era nada sorprendente: lo mejor para lo mejor, ¿no es así?

- Bienvenido a casa, Reborn. – Anunció el chico que lo había asesinado brutalmente con una cálida, pero perturbadora sonrisa, finalmente mirándolo por primera vez desde su muerte.

- Hm. – Con esto… con esto podía entender porque algunos aún eran tan fieles a este chico que ahora no era más que un demonio en traje de cordero.

- Ahora, solo queda una cosa por hacer… - Un cuchillo de carnicero apareció en sus manos, y con una sonrisa que mostraba demasiados colmillos, anuncio: – Es hora de los castigos, jejejeje~

Reborn suspiro profundamente, le daba cosa con Hibari. Al final, todo había sido por nada, igual había fallado y ni uno de ellos logró sobrevivir…

- Y empezaremos con… - Sonriendo muy alegremente, sus labios y colmillos chorreando sangre, miró hacia ti. – contigo, estimado y querido lector, jejejeje~ - Su sonrisa se hizo más grande, al punto de no parecer natural. – Después de todo, tú sabes tan bien como yo que tenías prohibido estar aquí, jejeje~

¡Slash!