Nada de Katekyo Hitman Reborn me pertenece, solo la historia y uno que otro agregado que aparecerán más adelante en la historia.
Extra 3: ?
-... y qué propones que se haga? - Hechos eran hechos, no había forma de cambiar esto. - No hay descendientes de sangre, todos están muertos. Incluso si usas la bazuca, ya están todos muertos en esa época. - ¿Acaso creía que estaba en este puesto sólo por gusto?
A falta de más candidatos, estaba él. Podía medio entender la amargura de Tsunayoshi ahora en eso de no querer algo y ser forzado porque no había nadie más. Medio, porque él quería el puesto, solo no de esta forma.
- No es tarde para destruir los anillos. - Pero no solucionaba el problema.
Era mejor que nada. No se podían hacer milagros. El poder de los anillos no podía usarse en su totalidad, por más que se deseará. No les quedaba de otra que seguir con el plan inicial.
Incluso con la información que les estaba dando este chico que parecía que había dado con un callejón sin salida, no había nada más que pudieran hacer. Cualquier cosa que hicieran, Byakuran ya lo había visto o ya había planeado en contra.
Era como volver a luchar contra Tsunayoshi, contra algo que no se podía vencer porque era invencible por así decirlo. A diferencia de Tsunayoshi, Byakuran seguía siendo humano y solo tenía la ventaja de ver en los mundos paralelos. No era totalmente invencible, solo tenía más información de la que debería. Mucha más información.
- Llama a los chicos, querrán saber. - En especial ahora que estaban cazando a los Arcobalenos.
~o~x~o~x~o~
-... saber algo más? - Arqueó una ceja e internamente se preguntó si todo esto era necesario. Ya había hecho su punto hace rato. - Encontré algo bastante curioso mientras buscaba a ese tal Tsunayoshi Sawada que, extrañamente, no está en ningún lugar en este mundo. - Internamente maldijo otra vez a este infeliz.
Incluso ahora el tema de Tsunayoshi era un tema sumamente sensible que era mejor no tocar, en especial en situaciones así. En otras circunstancias, el idiota ya no tendría cabeza. Los chicos se habían convertido en excelentes asesinos, Varia era calidad después de todo.
- ¿El punto…? - Antes de que se perdiera la poca paciencia que había.
- Ah, interesado, ¿hmmm? - No, la verdad es que no. Sabía que había pasado con Tsunayoshi. - Pues… - Hizo un gesto de que le trajeran algo.
Quizás la única razón por la cual no se armó una pelea, otra vez, allí mismo era porque sabían que no era una buena idea. Porque precisamente eso era lo que estaba pidiendo este desgraciado. No iban a darle la satisfacción, no Señor.
- Tomó trabajo, pero creo que saben que es. - ¿Cómo no hacerlo?, esa era la misma ropa con la que Tsunayoshi había muerto. Pensar que se había metido con una tumba... - Se imaginarán mi sorpresa cuando me trajeron esto, Tsunayoshi fue una espina en el costado en varios mundos, así qué esto… - La risa burlona estaba demás.
- ¿Hace falta esto? - Estaba pidiendo a gritos un ataque. - Tu pelea es con nosotros, no un mocoso muerto. - Y que ni siquiera pertenecía a Vongola. Tsunayoshi no llegó lejos, no realmente.
- La verdad es que no hubiera hecho esto si no hiciera falta. Verás, la sangre parece ser el único enlace que funciona con esto… - El hombre de pelo blanco señaló algo que no se podía ver bien. - En otros mundos hay varios enlaces, demasiados, pero en este… - El hombre se apago, encogiéndose de hombros antes de acercarse al lugar.
Era un altar de alguna clase, nada bueno podía venir de allí, no por cómo se sentía y menos por los símbolos que tenía a su alrededor. De seguro-
- ¡Hey! - Este idiota no le tenía respeto o miedo a nada.
Sintió alivio al ver que no pasó nada, pero no duró: hubo una chispa y la prenda se quemó. Con eso sabía que Byakuran debió de haber hecho esto antes, había estado usando los restos del mocoso para…
- ¿Ven? - La llama no se iba, era una llama roja que no se sentía bien. - No queda más, pensar que necesitaba el cuerpo entero… - Atajo a Squalo antes de que fuera a intentar cortarle la cabeza a este infeliz.
Al resto lo detuvo una llama que se hizo más grande y se extinguió casi inmediatamente. Byakuran hizo un gesto de decepción, pero realmente no le importaba. Su objetivo era simplemente burlarse de ellos, molestarlos, nada más y nada menos. Probablemente no creía que nada-Crack.
Una figura muy animalística se dio a conocer en un pestañeo, negra como la noche y de aspecto espectral, como si fuera humo disolviéndose. No parecía tener ojos, no parecía estar despierta, y aparte de lo negro lo único visible eran las garras y colmillos que adornaban su cuello. Conocía perfectamente bien quién era ese ser. Todos lo sabían, todos los que habían vivido esa pesadilla.
- Oh, ¿solo uno? - Lo movió un poco con un bastón, como si fuera un animal muerto en la calle. - En los otros eran un montón, pero supongo que será más sencillo así. - Y como si de verdad se tratara de un perro le puso un collar. El círculo de sal tenía sentido ahora, pero…
- Tranquilos, será obediente, lo invoque después de todo. - No idiota, no tienes idea con lo que te estás metiendo. - ¿No sería lindo si se los lanzará?, debe tener alguna conexión con Tsunayoshi si solo reaccionó a él. Es muy raro, ¿saben?, no sería-
Antes de verlo venir, garras estaban empalando al chico, y dos orbes cobraron vida dentro de la oscuridad de la bestia. Dos orbes rojos.
- ¿Solo tu?, ¿sabes lo aburrido que es cazar solo a uno? - Se burló, porque ese era el mismo tono condescendiente que había estado usando Byakuran antes. - Ha pasado mucho tiempo desde mi última comida, estoy seguro de que sabrás bien. - No se molestó en intervenir o decirle a los otros que no había forma ni manera de detener a Tsunayoshi. Byakuran ya estaba muerto, o lo estaría en unos pocos minutos.
En cuestión de minutos, Tsunayoshi tenía 5 cadáveres a sus pies, y aún jugueteaba con Byakuran. Y cuando decía juguetear, se refería a torturar.
No fue realmente sorprendido de que Tsunayoshi comenzará a comérselo vivo de un punto a otro. Ninguno de ellos lo fue.
~o~x~o~x~o~
Si había algo que Tsunayoshi no tomó bien fue que un listillo quebrará parte del sitio de invocación. No fue una sola persona, y su esperanza de que eso hiciera esfumar a Tsunayoshi no ocurrió. Solo causó más muertes antes de que nadie más quisiera acercarse.
- Esto será un problema. - Suspiró profundamente antes de regañar a sus subordinados: - No se alegren, ¿o es que no están viendo que no ha cambiado nada? - Solo se había vuelto peor, aparentemente.
Podría tener el puesto del Décimo Vongola, pero eso no valió de nada para aquellos que habían sido los guardianes del chico, por más corto que esto haya sido.
Ninguno parecía ver que, en cuanto se aburriera, pasaría a ellos. Y no sabían como revertir la idiotez que el idiota de Byakuran había hecho. Al menos tenían un problema menos, suponía.
~o~x~o~x~o~
- ¿Tsunayoshi? - En cuánto el jefe se enterará de que andaba aquí sin autorización, lo mataría él mismo si no lo hacía el chico. - ¿Estás bien?
Había quedado allí, y dudaba que el círculo de sal fuera el problema. Ese círculo no lo detuvo de matar a nadie. Llevaba un par de días simplemente mirando al suelo, y eso era porque nadie se sentía lo suficientemente valiente como para acercarse. Honestamente estaría más tranquilo si estuviera moviéndose y haciendo desastre, incluso si eso fuera otro dolor de cabeza.
- Los devoré a todos.
- ¿Eh? - ¿Perdón? - Puedo verlo. - Un poco, pero se había comido gente.
- No, los devore. - Pues sí, ya sabía eso. - Solo quedaban dos lazos, rompieron uno y el otro está fuera. - Golpeó el sitio en donde estaba como énfasis.
Tardó un momento en comprender, y luego palideció.
- Eran miles. - Eso habían dicho los otros, que habían miles de almas atrapadas allí. Ni siquiera sabía que se podían comer entre ellas.
La parte en dónde básicamente Tsunayoshi no podía volver a un lugar que ya no existía porque no había conexión al mismo vendría después.
- Tenía hambre. - Se encogió de hombros, como si no importará. - Tomó un tiempo, pero me dio hambre. Y estaba aburrido. - Según Tsunayoshi eso explicaba todo. - ¿Lo disfrutan?
Fue aquí en dónde cayó en cuenta que Tsunayoshi no había estallado por ser llamado por su nombre. Estaba tranquilo, muy tranquilo, dadas las circunstancias.
- La verdad es que si, son más felices aquí. - Pero: - Te extrañan, visitan tu tumba todos los años. - Menos este, porque no habían podido. Tal vez lo hagan pronto.
Un bufido le llamó la atención, justo a tiempo para ver una negación bastante divertida.
- No mientas. - Caray, le decían esto cuando estaba siendo sincero. - Estoy perfecto sin nadie. - Ah.
Squalo tenía razón, mucha razón. Estaría diciendo mucho "se los dije" más tarde.
- ¿Estás seguro de eso? - Por un momento tiró toda precaución al viento, agarrando esa piel y jalandola. - ¿No quieres verlo por ti mismo? - Xanxus definitivamente lo mataría. Ahora, si…
Pestañeo muchas veces, completamente incrédulo, orbes rojos mirándolo fijamente con nada más que leve curiosidad. Lo rojo no era… rojo, no completamente.
- ¿Algún problema? - No, no realmente.
Las marcas debajo de los ojos seguían allí, del mismo tono que los ojos, solo de un color más marcado. Honestamente, se veía humano. Sin manchas, sin sangre…
- Eres quién me dijo a dónde ir, a la zona especial… - Bueno, casi humano. - ¿no es así?
Las colas, una cola que se dividía en tres y terminaban en pelo no era algo humano. Lo mismo con los cuernos naranja que adornaban su cabeza. Tenían marcas de tigre de color morado, extrañamente.
- No me gusta visitar mi tumba. - Esa fue la respuesta aburrida, colmillos filosos reluciendo. Otra cosa no humana.
No era un sí, pero tampoco era un no. Lo tomaría.
- ¿A qué juegas? - ¿No era obvio?
- Te echan de menos. - Y tú los echas de menos, Tsunayoshi.
- No lo hacen. - Cielos, otro terco más.
- Si crees que no se sienten frustrados por no poder hacer nada por ti, estás errado. - Y a pesar de todo: - Ese lugar te hizo un demonio, no es tu culpa. - Y con todo y todo, los quería. Las máscaras, los castigos, incluso los juegos horribles…
- Siempre pierdo, incluso ahora. - "Incluso ahora que estaba arriba, invencible", eso fue lo que dijo entre líneas. - Quieren es a Tsunayoshi, no a mi. - Rodó los ojos aquí.
- Quizás. - Concedió solo por no llevarle la contraria todo el rato. - Pero sigues siendo tu, en el fondo. No me hubieras ayudado de no ser así. - Aunque… - Por cierto, ¿cómo funciona?, ¿bipolaridad o…?
- No fui yo. Es… - Se apagó, ojos tornándose un hermoso naranja. Extraño. - Si crees lo suficientemente en algo, será real para ti. - Un leve ladeo de cabeza. - Si no era real, lo hicieron real. - Había algo raro en el tono usado en estas palabras. - Eres muy confiado, ¿no es así?
- No tomaste mal que te llamará por tu nombre. - Eso decía mucho, recordaba más que bien como se sentía asfixiarse, muchas gracias.
- Perdí. - Se limitó a decir, encogiéndose de hombros. - Siempre quise ser alguien más… - Eso no estaba destinado a ser oído, así que no comentó.
- Ven. - Les daría un paro. - ¿Para qué usas esto? - Si obviamente no hacía falta…
- Tu fuiste quien rompió mi máscara. - Fue la acusación sin filo. - Doy más miedo con ella que sin ella. - Si… si como no.
- A menos que quieras conservarla, no le veo uso. - No le hacía falta. La lengua enorme, y el resto del repertorio de transformaciones hacían el trabajo más que bien por sí solos.
El disfraz era para otra cosa. Y eso ambos lo sabían.
~o~x~o~x~o~
- Les tengo una sorpresa chicos~ - No se molestó en levantar la vista, siguiendo con su informe.
No era la primera vez que llegaban con eso y era solo una tontería. No le hacía falta una, a nadie le hacía falta una ahora. El sonido de alguien quedando sin aliento llamó su atención, y esa fue su razón de alzar la vista para ver qué demonios pasaba.
Ojos naranja le devolvieron la mirada, y el dueño de tales ojos arqueó una ceja antes de desviar la mirada.
- ¿Ya terminamos? - Los colmillos no eran de juguete. Pero tampoco algo inesperado.
Los cuernos decían mucho y nada a la vez. Para él, decían todo. Y explicaban mejor que nada lo que había pasado con su mejor amigo. La última vez que lo vio, no tenía cuernos. No tenía… ¿Esas eran colas?
- Eres muy impaciente, ¿no es así? - Belphor sólo encontró esto gracioso. - Dales un minuto, y mientras esperas, ¿qué tal esto?
El demonio, porque si no era uno se comía su propio zapato, solo frunció el ceño ante los dulces. Aún así tomo uno, solo por curiosidad.
- Debería devorarte. - A diferencia de cualquier otro, Bel sólo se rió y lo empujó en la frente con un dedo.
- Tienes cientos de víctimas si te quieres unir a la casería, Millafiore es grande. - Las tablas se habían volteado, todos gracias a un idiota invocando algo que no sabía controlar. - No sé en qué estaban pensando, ¿controlarte con un collar?
Tristemente no era el único en pensar eso, para bien o para mal.
- Nunca fui un ente convencional. - Esos ojos parecían brillar con pura diversión. - Estoy hambriento, hace rato que no como, ¿no hubiera sido cortés una merienda? - Estaba… ¿estaba bromeando?, Usagi nunca…
- Algo me dice que igual lo hubieras matado. - En eso no se equivocaba. - Supongo que es de esperarse, me dijeron que tu muerte fue grotesca. - Bel no le tenía miedo en lo absoluto a Usagi, ¿no es así?
- ¿Esperabas algo más? - Era una pregunta retórica, obviamente. - Ya pasó el minuto.
- Muy impaciente. - Definitivamente Bel no le tenía miedo. Mira que revolverle el pelo… - Y yo que creí que estarían felices de ver a Tsunayoshi, ha pasado un buen rato… - Y Usagi no había… ¿que había dicho? - Oh, ¿ves eso Tsunayoshi?
Mientras que Bel se estaba divirtiendo a costillas de ellos, Tsunayoshi parecía encontrar todo esto aburrido.
- No están mal en creer que los voy a castigar. - Más aburrido no podía verse, honestamente. - Después de todo, ha…
Un demonio se apagó, su vista en su pecho, viendo algo en específico.
- ¿Aún no me crees? - Bel bien podría haber cantado la pregunta, sonriendo muy grande.
Aparte de una mirada de muerte, Bel se vió con nuevas decoraciones en su rostro en menos de un pestañeo por parte de un demonio que no se movió ni un centímetro de donde estaba.
- No te propases. - Fue más un consejo que una advertencia. - Tienes mi máscara en tu hombro. - La repentina observación llamó más la atención que cualquier otra cosa en el momento.
Abrió la boca para preguntar qué diantres significaba eso cuando la puerta fue abierta. Ojos naranja, aburridos, dieron con una nueva presencia.
A diferencia de la mayoría, esta nueva persona reaccionó de una forma diferente. En realidad, podría decirse que no tuvo filtro.
En otra situación hubiera sido divertido ver como esos ojos tan singulares se expandieron a su máxima capacidad, un cuerpo quedando tan quieto y tenso que no decía nada bueno.
~o~x~o~x~o~
- Debí haber intentado primero contigo… - Murmuró para sí, preguntándose internamente porque Takeshi era el menos predispuesto con Tsunayoshi.
De los guardianes, Takeshi estaba entre los más atacados por Usagi. Tanto en buen humor como en mal humor. Uno pensaría que no querría ver a Tsunayoshi, no luego de todo eso, pero aquí estaba, abrazando al demonio como si fuera un amigo que no había visto en muchísimo tiempo. No sabía si lo más sorprendente era que Takeshi hiciera esto de buenas a primeras, o que siguiera intacto.
Iba a intentar cortar o limar esas garras, los rasguños ardían y no de buena forma.
- Definitivamente te faltan varios tornillos. - Hayato comentó, mucho más relajado ahora. No era el único, Kyoya se había acercado.
Un demonio se tensó más al ser soltado sólo para ser revisado por manos amables. No duró mucho, por desgracia.
- No deberías hacer eso. - El demonio había tomado distancia. Había aparecido detrás de él. ¿En qué momento había pasado a ser un escudo?
No es como si Takeshi fuera a agarrar el memo, o siquiera lo escuchó.
- ¿Aún crees que miento? - No era buen escudo, Takeshi solo iba a pasarle por un lado o apartarlo a la fuerza. - Eso no lo va a detener. - No, ni siquiera un rasguño, se podía ver en su rostro.
- ¿No? - Por alguna razón le pareció oír pánico en esa voz, a pesar de que no había emoción palpable en ella.
- Takeshi, ¿más despacio? - No sabía que tan cierto era o no, pero: - Si desaparece no sabremos a dónde se meterá. - Estaba esa posibilidad como la que los matara. Aunque si Tsunayoshi los quisiera muerto hubiera-
Soltó la piel y quizás algunos de sus cuchillos al sentir algo similar a una mano tomarlo del cuello, estaba siendo paranoico, pero-Oh Santo Dios…
- ¿Esta es la parte en donde me dices que eres bipolar o algo? - Demandó, histérico, viendo una forma formarse con esa piel, como si tuviera vida propia.
El demonio ladeó la cabeza, en confusión, y luego soltó un "oh" bajo.
- No. - Sin pensarlo mucho, Tsunayoshi pisó la piel, justo a tiempo para que pareciera estar pisando a alguien… - Las máscaras no son simples adornos, y aunque este rota igual no está feliz… - Se apagó lentamente, mirando a Takeshi ahora, y eso fue lo que en verdad detuvo al hombre de acercarse. - Eso me recuerda…
Humo y olor a carne quemada dio lugar cuando el demonio tocó el collar. Eso no lo detuvo ni pareció notarlo, arrancando el collar y lanzándolo a un lado, soltando la "máscara" justo después.
- ¿Siempre ha podido hacer eso? - Por dentro maldijo varias veces, viendo una forma un tanto más simple de la bestia que lo persiguió para matarlo hace años.
Simple, porque era toda negra, como si fuera humo. Todo lo demás era casi igual.
- Tu la rompiste. - Recordó el demonio, otra vez, sin en verdad responder. En todo caso, agarró a la criatura de una de sus largas orejas y jalo.
- Cuando rompes algo, debería dejar de funcionar. - Y no hacer algo así. Al menos ya no estaba amenazando con atacar a nadie, siendo jalado por una de sus orejas.
- Esta es mi máscara, su función es ocultar quien soy. - Esto fue dicho muy lentamente, como si tratará con idiotas. - A diferencia de las suyas, la mía no es para protección. - De forma mucho más deliberada: - Está rota, nunca la arregle, no hace mucho. - Pero daba miedo, cielos. - Puedes tocar al conejo, pero no al lobo. - Un jalón más fuerte y la "máscara" se evaporó en humo, dejando atrás la piel otra vez. - ¿Aún quieres tocarme? - Esto fue dicho a Takeshi, en lo que parecía ser un reto.
No era uno. Al menos Takeshi lo vio por lo que era y no tuvo que decirle nada. Gracias a Dios.
~o~x~o~x~o~
-... ya veo. - Se llevó las manos a la cara y se preguntó cómo Bel podía ser tan confiado. O como Takeshi no le tenía miedo al demonio.
Hablando del demonio, este estaba siendo tocado aquí y allá por un idiota que en definitivamente no le tenía miedo a nada, hablándole en voz baja. El demonio no se veía feliz, o molesto, o interesado en lo que se le decía. Se veía incómodo, pero aún así no comentaba ni respondía al otro. Era-
- Wow… - Y era por este tipo de cosas que decía que estaba rodeado de idiotas.
Para bien o para mal, solo quedo en eso, no paso a ver a un cadáver ensangrentado en lugar de un idiota jugando con el peligro como vio en su mente como predicción. Takeshi ni siquiera entró en pánico, solo procedió a molestar al demonio con su mano libre para que lo soltara, deteniendo a sus compañeros de intervenir. No es como si hubieran podido hacerle algo a Tsunayoshi…
Una larga lengua limpió los restos de sangre de sus labios y de los afilados colmillos que cortaron carne como mantequilla, siguiendo con las garras que habían hecho más que un par de rasguños en menos de un segundo. Y aun asi el idiota de Takeshi no tenía miedo alguno porque no se aparto, solo siguio buscando molestar al demonio, ignorando sus nuevas heridas.
- No deberías estar tan cómodo, no vas a revivir aquí. - Recordó Hayato, quién no se acercaba mucho por esta misma razón.
Nadie quería volver a vivir aquella pesadilla, pero tampoco querían simplemente dejar pasar la oportunidad…
- Ma ma, no es para tanto. - Lo decía quien tentaba su suerte. - ¿Ven?
Un demonio se detuvo de lamer sangre, pestañeando varias veces, sin mostrar reacción al ser golpeado con fuerza en la cabeza.
- Tienes esos dientes afilados. - Definitivamente Takeshi era un suicida. - No los tenías así antes. - Habían pasado años Takeshi, años.
Explorar la boca de un demonio con los dedos era como meter un brazo en la boca de un cocodrilo y esperar que no te mordiera. No pasó, afortunadamente, para Takeshi.
- Me dio hambre. - Aparentemente esa era toda la explicación necesaria, si la sola actitud del demonio decía algo.
- ¿Ah sí? - Takeshi sonrió más, sin detenerse de molestar a Tsunayoshi. Era más juguetón que otra cosa, pero igual… - ¿Te dio hambre?, no solías comer nada de nada… - Tampoco tenía cuernos, cola, o garras. Y solo Dios sabe qué otra cosa.
- Nadie estaba feliz de que los dejará ir. - Quizás lo más sorprendente es que el demonio no pareciera encontrar nada de lo que hacía Takeshi molestó. - No había razón para arreglar mi máscara, perdí. - ¿Ah?
- Espera, ¿cómo que no había razón?, tu no sueltas esa máscara… - Pero ahora que Hayato lo decía, notaba que Tsunayoshi solo tenía ropa simple, nada más.
- Las máscaras no eran decoración. - Takeshi estaba jugando con fuego, Tsunayoshi iba a atacarlo si seguía en eso. - ¿Acaso crees que las almas con partes faltantes llegaron así?, ¿o crees que ese era el número original?
Se había temido algo así, pero los más jóvenes no. Al menos no a tal magnitud. Si estaban viendo a un demonio, debían de haber más de dónde salió.
- Estaban por encima de ellos, y pasará lo que les pasará volverían a su forma original. - Lo que siguió era sumamente amargó: - ¿Qué mal tenía hacerlos pedazos?, ¿tenerlos aparte?, las máscaras no fueron fáciles de crear, no les di esa protección para no usarla, no creé lugares para mi disfrute. Les di demasiadas libertades, demasiadas, y ni siquiera podían llamarme como quería o dejar de quejarse por estupideces. ¿Querían irse tanto?, listo. - Distintos estados de heridas, sangre y morados se presentaron en el cuerpo del demonio antes de volver a un estado perfectamente saludable durante lo que decía. - No, claro que no hacía falta arreglar mi máscara, Usagi no era para nadie más y sus funciones ya no eran necesarias. - Temía preguntar, tenía una buena idea de lo que sería la respuesta, pero:
- ¿Qué hacía?, ¿qué hacía esa máscara Tsunayoshi? - En especial ahora que estaba siendo colaborador…
Por un momento el demonio no dijo nada, solo frunció el ceño. En un abrir y cerrar de ojos una de las manos que lo molestaban estaba siendo mordisqueada, asustando a más de uno pensando en algo peor.
- Era un filtro. - Sangre corrió, pero fue solo una mordida leve, y Takeshi fue soltado, por los momentos. - No muy práctico, difícil de hacer, pero funcionó. - Toco uno de sus cuernos con los nudillos un par de veces. - No morí bien, ese lugar cambia las almas así sea un poco. Ustedes se salvaron por mi, afortunados… - Amargo, muy amargo, y molesto. Resentido también. - Quería conservarlos, no comerlos. - Confesó, mirando a cualquier lugar, menos a ellos.
- ¿Y eso lo hacía una máscara? - Ay Squalo, mal momento, muy mal momento.
- Era un filtro, no una cura. Y como alguien siempre la rompía o buscaba quitarmela, no fue muy eficiente. - Finalmente: - Como sea, no hacía falta mantener un filtro emocional o uno de energía sin compañía deseable. - De lo más casual agregó: - Puede que no te importe, pero no te deje ir para que me tientes así.
¿Ah?
- ¿Oh? - ¿Para qué se molestaba?, Takeshi nunca hacía caso a cosas como esta.
- ¡Hey!, baja-
Takeshi sonrió como siempre, como si no hubiera levantado a un demonio como si fuera alguien cualquiera, como si no hubiera sido inmediatamente mordido por taparle la boca, y como si las garras hundidas en sus hombros no existieran. El profundo gruñido de advertencia también podría ser imaginario para Takeshi.
- Me lo llevaré un rato, espero que no haya problema. - No es como si hubiera esperado permiso ni nada.
Tan pronto el idiota no estaba, suspiro profundamente y miro al techo. ¿Lo volvería a ver o no?, ese idiota podría haberse convertido en uno de los mejores asesinos a su disposición, pero también era uno de sus empleados más suicidas, por decirlo de alguna manera.
- Tsk, Byakugan no la pensó… - Traer a Tsunayoshi y esperar que obedeciera...
Quién sea que dijera que ser el jefe de Vongola era fácil le metería un tiro en la frente.
~o~x~o~x~o~
- Bien afilados. - Lo que en verdad quería decir era algo muy distinto y que Tsuna no apreciaría.
Por más afilados que esos dientes y garras fueran, aún tenía brazos y no se estaba desangrando. Pasaría un buen rato limpiando y usando alcohol, pero no era nada grave. Quién no supiera mejor, diría que se peleó con un par de gatos y no que un demonio estaba molesto con él y había procedido a dárselo a entender. Cualquiera le diría loco, pero…
- Ha pasado un tiempo, Tsuna. - El demonio dejó de gruñirle ante esto, pero aún no lo soltó. Seguía molesto, y era extraño que solo se limitará a algo tan… "suave", cuando antes lo hubiera destripado vivo y luego hecho arte como castigo. - ¿Puedo ver?
Esta pregunta no era nueva, era muy común. Nadie más que Tsuna lo sabía.
- No tengo nada. - No, no iba a caer con eso.
- Quiero verte. - No iba a caer, pero eso no quería decir que Tsuna lo complacería. Casi nunca lo hacía. - Estamos solos, ¿puedo? - No lo intentaría si hubiera alguien más, Tsuna no lo dejaría terminar la pregunta al menos.
- Ya lo ves. - Okey, tal vez tenía que usar las armas pesadas.
- Tu máscara no es tu único escondite. - Lo había aprendido por accidente, y no creía que alguien más lo supiera. - No hay fuerza aquí. - Por más afilados que estuvieran esos dientes, no había fuerza detrás de la mordida. - No creo que sea solo contención. - No como lo estaba haciendo pasar.
Tsuna nunca fue bueno conteniendose, ni siquiera cuando quería alargar el momento lo más posible. No podía controlarlo, al igual…
- ¿Puedo ver? - No era difícil de cargar, y no solo era por su tamaño. Estaba casi seguro de que Lambo pesaba más y Lambo era solo un año mayor a Tsuna. No tenía idea de si ser un demonio afectaba algo eso o no…
Por un momento Tsuna solo se limitó a mirarlo y limpiar la sangre de sus labios. El cambio no fue gradual, o tuvo un aviso como tal. En todo caso, era un giro de 180 grados.
Pálido como un fantasma, pelo mucho más largo y enmarañado de lo esperado, mejillas y ojos hundidos, cuerpo muy delgado y poco peso. Lo que en verdad expresaba todo eran los ojos apagados, muy cansados. El sello fue que apoyará su cabeza contra su mano. Si eso fuera todo, no sería tan malo.
- Creí que sanabas rápido. - Todos creían eso, era muy rápido, más rápido que nadie.
Y aquí estaba, viendo rasguños, cortes profundos, morados, y marcas de dientes aquí y allá. La perfecta marca de peleas y de intentos de algo peor.
- Ninguno deseaba que me extinguiera. - Quizás lo que más le preocupaba era el cansancio que esos ojos mostraban, incluso si Tsuna no lo miraba. - No era constante tampoco. - Esto decía más de lo que hubiera deseado saber en el momento.
- Ya veo… - Tsuna no tenía la fuerza o la energía para hacerle más daño que uno superficial. De otra forma sería otra historia, porque Tsuna nunca tuvo control de su fuerza. Al menos no desde… aquello. - Bueno, aparte de un lugar tranquilo, ¿quieres algo de comer? - Como Usagi nunca comía nada, pero por como se veía-
- No empieces. - No hacía falta que le mostrará los dientes. Tomaría como algo bueno no salir rasguñado esta vez.
- Un banquete se te puede dar. - Era lo de menos, honestamente-
Ante la mirada homicida que recibió y la orden implícita de que lo soltará, sabía que algo que dijo no fue tomado bien. Esto era demasiado familiar, Santo Dios…
- No me mires así, se te ve que te falta una buena comida. - Y solo porqué tenía una buena idea de que cómo podría ir esto tan pronto vio esos cuernos: - Te traje a las mazmorras, nadie de aquí saldrá con vida de todas formas. ¿Es eso suficiente? - Le dirían un poco de todo, pero…
Por un largo rato nada cambió, haciéndolo sentir al borde de una muerte segura. Nada nuevo. Luego se vio solo, sosteniendo algo.
Su sonrisa terminó de caer, a sabiendas de que había metido la pata y que en otras circunstancias estaría muerto. Sin pensarlo mucho, tomó asiento en la entrada, extrañado de no ver al guardia más no le dio mucha atención. De seguro lo vio con Tsuna, y huyó. Nada nuevo. Nadie quería estar cerca de un demonio, en especial el mismo demonio que había hecho un espectáculo en torturar y devorar al hombre que había amenazado el mundo entero por… La verdad, Takeshi nunca estuvo seguro de que quería Byakuran, y francamente tampoco le importó.
En todo caso, desde la pesadilla había estado en un estado en dónde casi nada le importaba. Nadie había salido igual, pero los demás no se veían afectados tan mal. Ninguno era tan cercano a Tsuna, suponía, como él. No le tenía tanto miedo, no desde que entendió que nada permanente iba a pasar. Usagi podría haber dado una imagen, podría haberse hecho ver como un horrible monstruo… pero seguían intactos, y eso decía algo para él: Tsuna seguía allí en alguna parte, dijera lo que se dijera.
Saltó hacía atrás sin tomar la decisión, y se dio tremendo golpe con el marco metálico de la puerta y casi se cae de la silla. El culpable de tal reacción no hizo gestó alguno de reconocer lo ocurrido. De hecho, lo único que hizo fue ladear la cabeza, como si no entendiera qué diablos estaba haciendo.
- Me asustaste. - Aparecerse así de la nada… creía que ya tenía algo de inmunidad.
Tsuna no le hizo caso, eligiendo ese momento para lamerse los labios, y sin querer volviendo a mostrar esos afilados colmillos por un momento. Un gesto extraño, porque no tenía en los labios. No había sangre.
Tardíamente Takeshi se dio cuenta de que Tsuna había regresado. Había regresado a él.
- Hmmm… - Esto, pensó para sí, era nuevo.
Si estaba leyendo bien las señales y se interpretaban igual, entonces…
~o~x~o~x~o~
- ¿Cómo que aparecieron todos muertos? - Rodó los ojos ante el mensajero que temblaba como una maraca y estaba a un paso de hacerse encima.
Xanxus ni siquiera había sacado sus armas o se había levantado de la silla, y ya el mensajero estaba teniendo una crisis. Ja, ¿y estos eran los más valientes?
- ¿Cuál es el reporte? - Antes de que su jefe se comiera al mensajero quería saber todos los detalles sin tener que ir él mismo a ver, muchas gracias. - ¿Cómo murieron?, ¿cómo fueron encontrados? - ¿En serio tenía que preguntar por cada cosita?
- Muertos señor. - Obviamente. - Hasta ahora se cree que murieron de un infarto al corazón. - ¿Ah?
- ¿Nada más? - Había aproximadamente 200 presos, para interrogar. - ¿Nada de marcas?, ¿toxinas…? - No podían haber muerto todos de un infarto de todas las cosas.
- No señor. - No podía ser, eso no era lógico. - Los forenses siguen investigando, se estima que murieron entre 12-15 horas atrás.
- ¿Sin un detonador? - ¿Sin un culpable? - Mágicamente no pueden morir más de 200 personas por un ataque al corazón al mismo tiempo. - En esto no se molestó en intervenir, era la verdad. ¿Como-
- Shishishi… - Genial, ¿y ahora que le causaba gracia? - Creó que podemos decir que si fue magia, de forma muy suelta, jefe. - Bel nunca subió la vista, afilando sus cuchillos como si no hubiera nada malo en el mundo.
- Pues magia o no esas personas eran nuestra mejor fuente de información. - Ya era tarde, no quedaba ninguno-
- ¿Importa? - Bel subió la vista, dejando de sonreír, indicando que estaba siendo sumamente serio. - Millefiore es una gallina sin cabeza ahora, y aunque nuestras fuerzas hayan sido reducidas drásticamente creo que podemos aplastarlos con una buena estrategia. - Volviendo a sonreír: - Dime, ¿quiénes fueron los últimos en entrar a las mazmorras?
La pregunta dio mucho más terror de lo esperado al mensajero. Lo estaban cambiando, pronto.
- No lo sé… - La voz tembló y todo. Por fortuna no hizo falta preguntarle porque: - El guardia asignado a tales horas abandonó su puesto a media jornada, sigue en disciplina. Aparentemente vio algo que lo asustó mucho, pero se niega a dar más información…
Las risas de Bel fueron altas, como si supiera algo que ellos no. Tardó un momento en entender, y se preguntó si acaso era bueno "iluminar" a su jefe antes de que él mismo cayera en lo que había pasado.
Por ahora Xanxus Vongola estaba más centrado en sacarle toda la información posible al informante. Iría a ver el mismo, esa sería la segunda parada. No valdría de nada, toda la información necesaria ya había sido dicha...
~o~x~o~x~o~
Takeshi sabía perfectamente que era solo cuestión de tiempo antes de que alguien tirara los miedos al viento, eso no quería decir que lo hubiera esperado tan pronto.
- ¿Puedo ayudarte en algo? - La pregunta era completamente innecesaria y eso ambos lo sabían.
- Dónde está. - No fue una pregunta, fue una demanda.
- Cielos, qué grosero. - Dejando los juegos de lado: - No hagas mucho ruido, está durmiendo. - Tal y como espero Hayato abrió y cerró la boca varias veces, en shock.
Usagi jamás dormía, jamás comía, jamás…
- No lo sé. - Se limitó a dar como respuesta a la pregunta que aún no había sonado, pero venía en camino.
Se apartó de la puerta y la abrió. En algún momento los otros vendrían. Al menos aquellos que no le tenían tanto miedo a Tsunayoshi, como Kyoya. Hayato y él eran más cercanos, porque a pesar de todo… Tsuna era el mejor amigo de ambos, por más corto que eso haya sido.
- No creo que sea buena idea. - Atajo antes de que Hayato hiciera ruido. - Está mejor ahora, no lo despiertes. - Así fuera para revisarlo.
- ¿Mejor? - Podía entender la incredulidad.
- Si. - Hayato, por todo lo que sabía, jamás vio a Tsunayoshi. No de verdad, ni siquiera por esos escasos minutos luego de mucha petición y compromiso. - Estoy bastante seguro de que no quiere compañía. - Específicamente estaba seguro de que Tsuna no quería ser visto así por nadie.
- ¡Está herido! - Si lo hubiera visto ayer… - ¡Y estás son marcas de mordidas Takeshi!, no es-
Eso… eso no le había pasado a él, y había traído a Tsuna aquí y le llevaba seguimiento a pesar de que no tenía idea de qué esperar.
- Creo que… - Tsuna aún seguía durmiendo, no se había movido, no había sido perturbado… - será mejor que no te acerques mucho. - Obviamente. - No fue Tsuna, técnicamente… - Pero tuvo que haber sido él, incluso si fue de forma inconsciente.
Hayato en verdad no le hizo caso, o no pudo resistirse de cerciorarse por sí mismo sobre el estado de Tsuna. Gracias a eso, vio al culpable.
- Las máscaras no son decoración… - Recordó para sí, nervioso.
Era la misma figura negra, como si fuera humo, quién había atacado a Hayato. Dos veces, llevaba dos rasguños. Era muy similar al monstruo en el que se había convertido Tsuna al final cuando…
- Solo quiere verlo. - Seguramente no serviría de nada, si el aspecto de gato arisco queriendo morder decía algo. - Tsuna no se ve bien. - Se veía mucho mejor, así que no se quejaba…
No, hablar con eso, razonar con eso, simplemente no era posible. Aún así, era fácil de ver el problema con solo observar un rato.
- ¿Crees que haya ropa de su tamaño en algún lado? - Debía de haber, era solo una excusa para tener conversación. - Esta no le durará mucho. - En lo absoluto. Necesitaba algo mejor.
Siempre le pareció raro que Usagi nunca se molestara en conseguirse un traje, o hacerse uno, como había hecho con el resto de ellos. Usagi solo celaba la máscara, nada más.
- ¿Crees que podamos conseguir algunos prisioneros? - No iba a dejar solo a Tsuna, no así, incluso si era completamente innecesario. No lo sabía, así que no se fiaba. - Lo que había en las mazmorras no creo que haya sido suficiente. - Eso le daría algo que hacer a Hayato, al menos.
Tsuna no quería compañía, y Hayato no podía contenerse por mucho tiempo. El ser que aún mostraba los dientes no iba a permitirlo, y ese ser, máscara o no, le pertenecía a Tsuna.
- Ya se fue. - La criatura lo miró, dejando de verse tan agresivo. - No volverá pronto. - No entendía, pero se daría cuenta tarde o temprano.
Suponía que debía de sentirse afortunado de que Tsuna no lo considerará una amenaza, de que hubiera regresado a él y se hubiera permitido dormir allí.
~o~x~o~x~o~
Takeshi se vio en la tarea de mentir sobre el paradero de Tsuna los próximos días. Muchos no le creyeron, estaba seguro, más no le dijeron nada de nada. Excepto por dos personas, y una de ellas fue de forma verbal mientras que la otra fue solo con su expresión e insistencia.
- Solo asegúrate de no terminar como cena de cocodrilo. - Eso fue todo por parte de Squalo, quién ni siquiera se molestó en oír la mentirá.
La otra persona hace rato que se había colado en la habitación y se había encontrado con una mala sorpresa. Ahora estaba relativamente lejos, matando el piso con la mirada, tratando de parar la sangre brotando de su mano y de su cara sin mucho éxito. La razón de la distancia era un ser como humo, quién dejó de mostrar los dientes y actuar como un perfecto gato arisco tan pronto Kyoya se había alejado lo suficiente y ahora simplemente miraba, atento y listo para hacer carne molida si hacía falta.
- Deberías irte. - No era por nada, pero su presencia no era bienvenida por los momentos. - Está bien. - Porque esa era la preocupación.
Usagi jamás dormía, no por todo lo que se sabía. Se había creído que no podía, al igual que comer. No es que comer hiciera la gran cosa cuando andaban muertos, pero…
- No entiende. - Acercarse de nuevo era pedir problemas. - A Hayato tampoco lo dejo. - Y: - No creo que deje a nadie acercarse, Kyoya. - Tsuna no debía de querer eso, incluso si estaba en la quinta nube. - Quizás quieras ir con Hayato. - No iba a decir a que.
Kyoya no entendería a la primera, y no estaba de ánimo para explicar algo de lo cuál no estaba seguro y era más para que Hayato tuviera algo que hacer y dejará a Tsuna en paz. Y no tuviera que limpiar sangre de su cama o de la alfombra, otra vez.
Iba a tirar la alfombra a la basura y le diría a Squalo y a Lussuria que jamás trajeran otra a su habitación. Estilo o no, eran un problema para limpiar y ni siquiera le gustaban.
- Vas a atacar a todo lo que medio se le acerque, ¿cierto? - Preguntó tan pronto estaba seguro de que estaban solos, la criatura desvaneciéndose como si nunca hubiera estado allí. - Hmmm… - Sería un problema en el futuro, pero por ahora no importaba. - Estabas bastante agotado, ¿no Tsuna? - Y aún así había hecho un show con Byakuran y los idiotas que se acercaron. Un espectáculo lento y sangriento.
La figura dormida no respondió, por supuesto que no lo haría. Menos mal que no lo hizo. Lo último que necesitaba era un susto como ese, honestamente.
- Si tan solo estás marcas se fueran más rápido… - No estaría preocupado de que fueran más que simples rasguños.
Había recobrado color, cuerpo a un ritmo algo acelerado, y estaba bastante seguro de que esos cuernos eran más largos. La parte de que la cola se convirtió en solo una ya había pasado, ya lo había procesado, pero no dejaba de preguntarse qué significaba ese cambio.
~o~x~o~x~o~
Fue una semana después, en medio de una discusión en susurros, en la cuál un demonio despertó. Somnoliento, relajado, y contento. Gracias a esto, no se levantó ni se movió del sitio, disfrutando del momento y la sensación de estar dónde estaba. Una cola se enrollo, y quizás hubo un secuestró de almohadas, pero no se le dio atención. Un bostezo, por otro lado…
- ¿Tsuna? - Era muy temprano para esto, pensó para sí. Al menos los murmullos se habían acabado. - ¿Tsuna? - Tal había esperado mucho…
- ¿Qué?- No estaba de ánimo...
Su cola golpeó algo, no sabría decir que. No tuvo que pensar mucho al dar con un rostro entre preocupado y aliviado.
- ¿Qué? - No, no estaba de humor para adivinanzas. Si quería algo lo mejor sería que lo dijera de una buena vez.
- Llevas una semana durmiendo, ¿cómo te sientes? - Pregunta idiota para una persona idiota que aparentemente creía que tenía fiebre.
La verdad es que no sabía si eso era posible o no, pero eso no quería decir que lo admitiría:
- ¿Y? - No estaba solo, había otras personas aquí. Genial. - ¿Algún problema con eso? - Porque no creía ni por un segundo que era preocupación por su estado. Ja, claro que no.
Takeshi frunció el ceño, probando su punto. Solo quería algo, eso era todo. Todos siempre querían algo. Era una verdadera lástima que-
- No, no lo hay. - Sí claro. No era tonto, claro que habia algo. - Llevas días durmiendo. - Siempre había algo, siempre.
- ¿Y? - ¿Qué importaba si tenía días durmiendo o no?
El tiempo dejó de tener sentido hace mucho, incluso llegando al punto de ser inexistente. Claro que no iba a explicar esto y tampoco era de importancia.
- Creí que eras incapaz de dormir. - Cierto, había más de una persona aquí.
Por un momento estuvo a punto de decir algo no muy lindo, porque no era problema de nadie lo que podía y no podía hacer, pero las marcas de garras y dientes lo detuvieron. Diría que eran unos perfectos idiotas en acercarse, pero también había sido estúpido de su parte permitir esto en primer lugar.
- No hacía falta. - Se limitó a decir, sin querer dar más que eso. A Takeshi, quién no parecía querer dejar las cosas así, cedió una media verdad: - Estoy cansado.
Era lo que era, no tenía referencia o manual. Por tanto, no sabía que era normal o que no. Quién tuviera medio cerebro lo sabría. Por otro lado, había estado cansado desde hace mucho, estaba casi seguro de que era así.
Luego de una buena comida, el abrumador cansancio no debió de ser una sorpresa. Dormirse, por más raro que fuera, tampoco debería de serlo. Pero ahora que estaba así…
- ¿Pero estás mejor ahora? - ¿En serio?, por favor…
- Ganas no me faltan de decorar tu cuerpo… - No necesitaba más que sus garras, pero una mejor herramienta sería muy apreciada. - Sacar tus entrañas y colgarte en partes no suena mal. - Mejor sonaba solo quedarse allí, cerrar los ojos, y disfrutar de lo suave y tranquilo del ambiente. Era algo nuevo, no recordaba algo parecido. Debió de haber, pero para saber… - ¿Por qué no nos haces a todos un favor y solo quedate con tus problemas? - Por que de otra forma…
No los había dejado ir para esto. Eso no lo hacía más fácil, no lo hacía mejor…
Quería provocarles tanto dolor como le habían hecho a él. Malagradecidos, todos y cada uno de ellos...
~o~x~o~x~o~
-... se van. - Murmuró para sí, el ceño fruncido, su vista en las marcas de dientes en una piel que era casi perfecta a estás alturas.
Hayato no le contestó, no esperaba una respuesta de todas formas. Nadie había comentado absolutamente nada desde aquel día, en dónde Tsuna había despertado por un rato. La razón estaba en la criatura aferrada a su brazo, una mirada que decía que lo quería 6 metros bajo el suelo en un ataúd, todo porque se había acercado demasiado a Tsuna.
Tan pronto el primer ataque ocurrió, nadie se atrevía a decir nada y no era necesario que lo hicieran. Si antes este ser espectral de lo que parecía ser humo era agresivo, ahora era mucho peor. Todo lo que pudiera alcanzar, todo lo que pudiera herir… todo por acercarse demasiado a Tsuna.
En pocas palabras, en la corta conversación que tuvo con Tsuna, algo cambió y ahora también era visto como una amenaza. Y ya que no había nadie seguro, esta criatura de humo estaba tomando su "trabajo" en serio. Debería de preocuparse en lugar de encontrarlo gracioso, pero es que le recordaba demasiado a Tsuna aquellas veces en las que buscaba abrazarlo o solo molestarlo en juego.
- ¿Está bien? - No era como si la criatura amenazando con desangrarlo vivo entendiera algo, pero…
Había algo que se sentía bien en hablarle, así sea en pequeñas cosas, así no obtuviera respuesta alguna. No sabía porque, era algo tonto y sin mucho sentido, pero…
Por un momento, la criatura dejó de morderlo como si quisiera arrancarle el brazo, su mirada fija en él. Extraño-
- No. - Oyó justo a su lado, pero no había nadie. - No lo estamos. - No había nadie, excepto…
Tsuna no fue, aún seguía durmiendo, pero esa había sido su voz… Su atención no tardó en volver a la criatura que, para bien o para mal, había creído que era incapaz de entenderlo.
- ¿Me hablaste? - Si todo este tiempo podía hablar, entonces…
Todo este tiempo los había escuchado, había-
- Si. - Y aún así no lo soltaba, no había señal visible de que había hablado.
- ¿Por qué ahora? - Desde que estaba preguntando… Un momento. - ¿Dijiste "no lo estamos"?, ¿de no estar bien? - ¿Y en plural?, ¿plural?
Como si el ser le valiera un colmillo su creciente confusión y pánico, habló de la misma forma tranquila:
- No hemos estado bien en mucho tiempo, y este es un lugar completamente diferente a casa. - El ser extraño dejó de morderlo, por fin, solo para recostar su mandíbula en su brazo. No abría la boca, en nada, para hablar. - Era imposible salir de casa, e incluso sin eso, era un ambiente muy distinto al plano terrenal. Óptimas condiciones o no, es muy diferente. El caso es, no estábamos bien, no lo estamos ahora. Deja de molestarnos, o nos veremos obligados a eliminarte, ¿entiendes eso mortal?
Tan pronto la pregunta sonó, el ser se esfumó de su vista, como si nunca hubiera estado allí. Tal creencia era incorrecta, porque solo con mirar a Tsuna podía ver las estelas de humo negro sobre su cuerpo, un claro signo de advertencia.
Aquí fue donde entendió que esa criatura, esa "máscara", era algo más y no precisamente por hablar en "plural".
- Ok… - Eso no quería decir que estaba feliz por lo dicho, o por verse imposibilitado de hacer algo.
Suponía que más bien era toda una suerte que Tsuna le hubiera permitido esto, verlo así y quedarse dormido a su cuidado. Los otros no estarían muy felices de saber lo que había pasado. No planeaba decirles, al menos no aún y con tanto detalle.
~o~x~o~x~o~
- ¿Puedes hablarme? - Cualquiera le diría metiche, o testarudo. - Ha pasado tiempo. - Y lo veía igual, esas marcas no parecían querer irse.
No es que pudiera hacer mucho más que ver desde lejos. por desgracia. En lugar de una respuesta verbal o ser ignorado, el ser de humo cobró forma parcialmente, ladeando la cabeza hacía un lado.
- Más de un mes. - Y si no supiera mejor diría que tenía a un oso invernando. - Nunca dormía. - Y ahora no quería despertar.
- No hacía falta. - Esta vez no se molestó en mirar a su lado, sabía que no había nadie.
- ¿Y ahora sí?, ¿por qué no está bien? - No tenía mucho sentido, al menos no en su mente. La verdad es que nunca entendió cómo funcionaban las cosas en aquel lugar...
- No tienes idea de lo que pasamos. - Esto, extrañamente, no sonó como un regaño. - Estamos cansados, ¿está mal dormir? - ¿Ah?
- No, no… - ¿Estaba hablando con un niño…?, ¿y por que hablaba en plural? - Estoy preocupado y no entiendo nada. - Los otros también, pero ya no querían visitar-
- No lo estás. - No había odio ni alegría, ni siquiera sorpresa. - Estás feliz de que este abajo. - No era una pregunta.
- Si estuviera feliz de eso, no estaría aquí ni le hubiera dado mi cama. - Y no tendría la cara ni los brazos decorados. Señor, hasta tenía marcas en el pecho. Era una fiera. - ¿Quién eres? - Porque su forma de hablar…
Era la voz de Tsuna, pero Tsuna estaba dormido y no hablaba así. No había hablado así desde que se convirtió en Usagi. Era como si…
- La máscara con dos caras no era porque sí, ¿verdad? - Pero aparte del cambio visible, no había nada más. Era mayormente apariencia, si mal no recordaba.
- Somos Tsunayoshi. Solíamos ser Usagi, pero ya no importa. - La criatura le negó con la cabeza de forma desanimada. Sorprendentemente, el ser apoyó la cabeza entre sus brazos en un gesto muy humano. - No somos dos seres o algo así, pero quieres hablar, y nuestro poder es más estable. No cuentes con ello. - Casi como un secreto: - Eres muy impaciente, deberíamos de solo castigarte… - Takeshi no se perdió como la mirada de ese ser paso a una de las marcas de dientes que…
- ¿Hay algo más que pueda hacer? - Aparte de mirar y esperar, claro está. La espera lo tenía mal como era, no hacía falta añadir nada más.
- Hablas como si no hicieras nada. - Irónicamente, en su mente, podía ver al viejo Tsuna. Recostado en su pupitre, más dormido que despierto, sin querer moverse de allí. - ¿No deberías de querernos lejos o que nos extinguieramos?
Espera, espera… que.
- Solo espera un poco más, luego no tendrás que lidiar con nosotros. - Dicho esto, la criatura desapareció de la misma forma en la que vino, antes de que pudiera decir algo, cualquier cosa.
Estaba comenzando a ver un patrón aquí. No le gustaba.
~o~x~o~x~o~
Un demonio despertó mucho, mucho después de lo que cualquiera hubiera pensado. En plena oscuridad, con la luz de la luna y una que otra pequeña luz iluminando el lugar, así fue que despertó. No tardó en notar que había un par de personas allí, en sillas, durmiendo sobre una mesa, de una forma que de seguro les arruinaría el día más tarde. Bufo por lo bajo, no era su problema. No era su problema.
Una cola sin querer golpeó una almohada y la mandó fuera de la cama, pero no hizo mucho ruido. De cualquier forma no habría mucha diferencia, pero preferiría no tener que lidiar con nada de esto. Tenía cosas que hacer, y ya que no se sentía con ganas de quedarse allí y seguir durmiendo… Fue lindo mientras duró, pero había arriesgado demasiado su suerte.
- Como si importara… - Murmuró para sí un demonio, irritado.
Su breve, y estupido e innecesario, recorrido entre los mortales presentes terminó con un inesperado descubrimiento. No era como si fueran a extrañarlo, más bien les estaba haciendo un favor.
Ahora, ¿a dónde ir?, no tenía ni idea en donde estaba.
Y tenía que reparar su máscara y no tenía con qué. Otro problema más para la lista, tendría que improvisar. De nuevo.
~o~x~o~x~o~
- Hasta yo lo vi venir. - No era un buen día para Fran. O para sus compañeros.
Ver a las gallinas sin cabeza en completa confusión y buscando a alguien que muy posiblemente no quería ser encontrado… Más bien seguían todos en una pieza, y hasta ellos mismos sabían eso. Igual no parecía importar, y francamente no podía evitar concordar.
Si Tsunayoshi los quisiera muertos, ya más que lo estarían. Tan simple como eso. Quizás era por esta misma razón que no estaba alarmado por el alboroto y las cosas un tanto fuera de lo normal. El demonio bien podría estar muy lejos del bunker, cómo podría aún seguir en él. ¿Importaba?
Al menos tenía dosis de entretener aquí y allá cuando confundían a su creación con el demonio que no era. Especialmente el personal común, la cuál había recobrado los niveles de miedo de las primeras semanas en las que empezó a hacerlo. Era divertido, ¿que podía decir?
- ¿Sensei? - ¿Que estaba haciendo sensei aquí arri-
Pestañeo varias veces, pero obedeció la señal sutil de que no abriera la boca. Muy bien, ¿que podía haber de interesante en la terraza?, no era un lugar frecuentado, la gente solo venía aquí por algo en específico o solo para disfrutar la vista, así que no veía-oh. Espera, ¿qué diantres…?
Su creación, una de ellas en todo caso, estaba intercambiando miradas con alguien similar, pero demasiado "humano" en comparación. Esta ilusión en particular era el monstruo negro con un collar de colmillos que lo persiguió por mucho tiempo. Si, tenía varias versiones. Algunas eran alteraciones de Usagi. Esta no era una ilusión de esas, era una fiel a sus memorias.
La otra figura, sentada en el suelo, miraba a su ilusión con lo que parecía ser una mezcla entre sorpresa y curiosidad. Estaba bastante interesado en la ilusión, extrañamente.
Tardó más de lo debido en notar que el demonio no era igual al de antes. Para empezar, no veía sus cuernos, y había hilos de sangre corriendo por su cabeza y bajando por su rostro, como si tuviera alguna herida de cabeza. Su cola estaba sujetando algo, no sabría decir que. Sus manos, sus manos…
Nadie le había dicho que Usagi no solo se limitaba a ellos para herir.
Dijeran lo que dijeran esas heridas tenían que ser autoinfligidas.
Hubo un quejido y un ventarrón, y su ilusión fue removida a la fuerza. Un simple ventarrón no podía deshacer sus ilusiones, por eso sabía que fue a la fuerza. Un leve bufido y una cola relajándose contra el suelo solo se lo confirmaban.
Tsunayoshi estaba trabajando en algo, llevaba rato en eso, dudaba mucho que fuera algo bueno. Era un demonio, no podía ser bueno.
Y era imposible que Tsunayoshi no supiera que no estaban allí. Sensei debía de saberlo también. Esto no era más que una ilusión de poder, de la cual todos estaban conscientes.
~o~x~o~x~o~
Hubiera preferido mil veces irse de allí, pero su máscara era más importante. Mucho más importante. No de la misma forma, no para lo mismo, pero le hacía falta. Le haría falta. Y si no lo hacía no estaría de más. Era, en pocas palabras, una seguridad a estas alturas. Prefería tenerla, incluso si no la usaba o le hacía falta.
No tenía idea a donde ir, a donde meterse. Sabía que no debería de estar en ese plano, que no era buena cosa, pero no sabía cómo había terminado allí como tal y mucho menos como volver. ¿Cómo iba a saberlo si estaba destinado a estar atrapado y encerrado con otros bajo la misma suerte?
Estaba atascado. Así de simple. Seguía igual, solo que en otro lugar. Al menos antes sabía cómo era el lugar, como hacerlo funcionar para su beneficio a baja escala. Ya no tenía eso. Estaba improvisando, otra vez. No le quedaba de otra, no era la primera vez, no estaba en verdad preocupado. Aquí estaba a salvo, en cierta forma.
Un lugar apartado, tranquilo, en donde nadie lo molestará sería perfecto. En un lugar lleno de mortales, ¿en donde se suponía que encontraría un lugar así?
Ahora, si alguien le hiciera el favor de decirle a estos idiotas…
- ¿Y? - Podían hacer todo el alboroto que quisieran, pero no le valía nada. - ¿Acaso solo ustedes tienen derecho a herir mi cuerpo? - No había olvidado. Era imposible que olvidará.
No tenían derecho a preguntarle nada, nada. Podía hacer lo que quisiera, como quisiera, cuando quisiera. Ni siquiera había terminado. De por sí ya tendría algo que no lo dejaría en paz hasta que sanará por completo. Si es que era posible…
Sin pelo evitar, se lamió los labios al mismo tiempo que su estómago se contrajo. Ese era otro problema, pero no tenía tiempo para eso.
Se detuvo momentáneamente de darle forma a la energía que tenía en manos cortando su piel. Usagi había muerto hace rato, así que la forma de un conejo sería tonta…
Sería como la última vez entonces. Que tomará cualquier forma, lo importante ya estaba listo. La incomodidad lo perseguiría por un tiempo, pero para estas cosas sacrificios eran necesarios y no tenía nada más que sacrificar excepto así mismo. Al menos está vez era solo y únicamente para sí mismo y no para nadie más.
Un lugar lejano y solitario venía justo después de esto. Todo lo demás tendría que esperar.
~o~x~o~x~o~
Estaba rodeado de gente que tenía nulo sentido de la preservación. Esa era la conclusión de Xanxus Vongola al ir a ver la pequeña conmoción. Si, allí estaba el demonio, no se había ido aún, y francamente le hubiera dado igual su actitud fría y un tanto agresiva si no fuera por lo faltante.
- Tenía que ser de familia. - Se quejó en voz alta, aprovechando la sorpresa de todos para acercarse más de la cuenta. No salió la cosa de antes, afortunadamente. - ¿Alguien te hizo esto?, ¿o haces como tu familia y tomas decisiones tontas? - Pues para hacer algo propio… estaba muy bien hecho.
Extrañamente, en lugar de un ataque como se creía que pasaría si el jalón de su mano derecha decía algo y el repentino silencio decía algo, el demonio le dio malos ojos y se tensó mucho. No hizo nada más, pero viendo cómo estaban sus manos de destruidas…
- Si sale bien, valdrá la pena. - Fue, solo en tono, un desafío a ser contradecido.
Fue aquí en donde noto la masa de luz extraña, con vida propia, en una de las manos del demonio. Eso era lo que estaba causando el daño en las manos. Ni siquiera veía como. Suponía que, por más ilógico y extraño que fuera, no debería de esperar otra cosa.
- De familia entonces. - Sabiamente ignoró la expresión indignada de parte del ser que jamás pensó verle una expresión tan humana, siguiendo con: - Solo ustedes vienen con ideas tan estúpidas Tsunayoshi, ¿pensaste en siquiera en cómo limitar el sangrado o si una infección es posible para ti? - Solo por como se veía… tenía que doler.
¿A quién le importa? - A la mitad del lugar Tsunayoshi, como mínimo. - Son sólo cuernos. - Dudaba mucho tal cosa, pero no iba a buscar molestar más de la cuenta a quien aún no había intentado arrancarle la mano.
- Hmmm… - Ni siquiera sabía cómo había arrancado sus propios cuernos, pero por como se veía… - Hiciste un maravilloso trabajo en sacarlos casi de raíz. - Y sin molestarse en ninguna clase de cuidado antes, durante y después del suceso. - ¿Vas a ser como el resto de tu familia e ignorar este problema por andar de orgulloso? - Había durado mucho, suponía, buscando no molestar al demonio.
Si había algo que le había quedado de su último encuentro con Usagi en aquella pesadilla era que su nivel de temor era casi nulo. En su defensa, luego de pasar por aquello, luego de ser tratado como una bolsa de carne y un juguete de perro… tenerle miedo a un humano era sumamente ridículo.
- Si sabes lo que es bueno para ti, darás media vuelta y desaparecerás de mi vista justo ahora. - Podría, de eso no había duda, pero…
- ¿Prefieres lidiar con todos ellos entonces? - Le daba igual, con toda honestidad.
El que estuviera allí no cambiaba que habían varias personas que querían ayudar sin saber como, que querían preguntar más no sabían que o si de verdad querían respuestas, que deseaban algo que hace mucho había sido arrebatado de ellos sin piedad alguna…
- No estaré lidiando con nadie porque se irán si saben lo que es mejor para ellos. - Eso sería soñar, pero detalles. - De la otra forma me veré obligado a comenzar a cortar cabezas…
Esa era una amenaza vacía. Si Tsunayoshi en verdad planeará hacer tal cosa, hace mucho que hubieran cadáveres regados por todo el lugar. Junto con el espectáculo sangriento y quizás alguna otra cosa. Aún así, ignorar las amenazas…
- Estás yendo a la enfermería. - Se salvaba del veterinario. Aunque quizás tendría que solicitar uno, porque dudaba que alguien supiera que hacer de verdad con la parte de los cuernos…
Quizás también debía de anexar a un exorcista, y algún alma en pena que sirviera de juguete sin devolución antes de que Tsunayoshi perdiera la poca paciencia que le quedaba. Le gustaba su mano intacta, muchas gracias.
Ahora tendría que ir a la enfermería él también. Genial.
~o~x~o~x~o~
- Hola Tsunayoshi~ - Aún ahora se le hacía increíble la combinación de miedo y requieras de esta gente. - Mira lo que te traje, ¿te apetece un bocadillo? - El montón de presos no está decoración, Varia no se había dado la tarea de cazar exhaustivamente solo por Vongola.
Suponía que le debía mucho al hecho de que sus encuentros con Usagi habían sido mínimos en comparación con los demás, mejor ni mencionar los que pasaron años con él sin darse cuenta del problema en sí… Era muy, muy tonto…
- ¿Qué te parece? - Ignoro por completo los quejidos y vanos intentos de escape de sus dos presas, poniendo un pie sobre uno de ellos.
El demonio, quien se había encargado de incendiar y mandar al infierno a media enfermeria porque su paciencia se había ido al desagüe y no sabían como no se había ido solo Dios sabe donde, finalmente subió la mirada para verlo. Interesante, aun no soltaba esa esfera de energía que solo lo lastimaba. Y no habían logrado nada con él, solo que se apoderó de una cama y solo para sentarse y quemar gran parte de ella. Su jefe no iba a estar feliz con nada de esto, pero ya debía de saber y tomando en cuenta que Tsunayoshi lo dejó inutilizado de un brazo y le decoró la cara en menos de un pestañeo…
- Los chicos han cazado mucho estos meses. - Se encogió de hombros, divertido. No se equivocó, en nada.
Si tan solo los cobardes justo afuera de la enfermería pudieran ver esa desconfianza e incredulidad de esos ojos tan amplios… Nah, de seguro igual no lo notarían, no era algo tan fácil de ver. Además, Tsunayoshi no era el mismo mocoso indefenso de antes. Ni siquiera era humano. Esa última parte, los cuernos que ya no estaban, explicaban qué diantres había pasado. Y aun así…
- ¿No los quieres? - Esto sería como tratar con un gato arisco, solo que uno gigante y no un gato como tal. - Que lástima, me va a tocar llevarlos de vuelta entonces, es una larga caminata… - Desgraciadamente mentira no era. Al menos lo de la caminata, pero no era como si los fuera a llevar, y eso lo sabían tanto él como el demonio.
Debido a esto no pudo evitar reírse, incluso si el demonio de mal humor frente a él no encontraba nada de esto gracioso.
- ¿No te afectará a largo plazo? - Pregunto minutos más tarde, señalando su cabeza para darse a entender, sentado en una silla que había tenido que ir a buscar y simplemente observando algo muy distinto a lo que espero.
La parte de sangre, desmembramiento, extracción de órganos, trozos de cadáveres aquí y allá nunca llegó. Tsunayoshi no estaba interesado en la carne, no como creyó. Su objetivo era muy distinto, y explicaba perfectamente lo que había pasado en la prisión hace tanto tiempo.
- Ni idea. - Y le valía un colmillo, completo en su mente ante la falta de interés.
No era que toda esa gente había muerto de un infarto, Tsunayoshi había arrancado el alma de sus cuerpos de una manera casi amable. Si no supiera mejor, diría que solo los mato sin dolor. Pero aquí estaba, consumiendo una pequeña esfera de luz que se veía más gris que cualquier otra cosa, como si solo fuera un caramelo o una galleta. Tenía el mal presentimiento de que eso era nada para el demonio, y que había sido buena cosa que los chicos tirarán todo por la borda en cazar a enemigos y personas "sospechosas".
- ¿Por qué tus cuernos? - No creía que fuera porque los odiara, o se hubiera arrancado esa cola también. - Por cierto, ¿no planeas soltar esa cosa? - Que ni idea de que era.
El demonio lo miró por un momento, como si no hubiera entendido lo que había oído, y luego ladeó la cabeza. Al menos no se ganó una mordida de espanto, suponía…
- No es la primera vez que tomo algo de mi para crear algo, Belphor. - Esto fue cuidadosamente lento, como si hablara con un verdadero idiota. - Cuando los recursos son limitados, debes conseguir los tuyos propios al costo que sea. - Internamente hizo una mueca, y no solo porque Tsunayoshi lo consideraba un idiota, y por plas implicaciones que estaba dando tenia todas las razones de creer tal cosa. - La única fuente de magia en las cercanías soy yo, ¿tengo donde elegir? - En lugar de esperar una respuesta, el demonio señaló a donde solían estar sus cuernos y de la misma forma explicó: - Mejor que un brazo o un hueso, si me preguntas. Aun así fue insuficiente, por tanto no puedo soltarlo o tendré que empezar de 0. - Seguía un tanto perdido, pero…
- ¿Cómo sabes que es insuficiente? - Tan pronto dijo la pregunta la respuesta se le hizo clara, y no de la mejor forma.
Tsunayoshi solo le sonrió de una forma que le recordó perfectamente que este ser podía decorar el lugar con sus entrañas en muy poco tiempo si así lo deseaba. Esto solo lo hizo reír, para confusión del demonio.
- Solo trata de no hacer ninguna locura, no sabes que consecuencias te puede traer lo que te falta en la cabeza. - Y cualquier otra cosa que se haya hecho así mismo. Quien sabe para qué, porque esa esfera no tenía una forma concreta…
Si la reparación de la máscara requería sus cuernos y solo Dios sabe qué más, no creía que valiera la pena. Claro que dudaba mucho que su opinión le valiera un colmillo al demonio que ahora solo lo miraba como si fuera algo que no podía comprender. Probablemente así era.
- A este punto creo que sale más fácil llevarte a la prisión que traerte bocadillos. - Ahora solo faltaba que no quisiera ir. - De todas formas solo les espera tortura y muerte, Tsunayoshi. - Seria muy tonto de el dejar pasar la oferta.
Bel se limitó a seguir sonriendo cuando salió del lugar, un rato más tarde, haciendo la vista gorda de que no había nadie pegado a la puerta oyendo cosas que no eran para sus oídos.
Era una gran tontería lo que ocurría aquí. Tomando en cuenta que Tsunayoshi era un demonio y que había muerto muy joven, suponía que no podía esperarse algo diferente. Eso no queria decir que fuera menos tonto o mas facil de tratar, o siquiera posible.
Siempre y cuando el demonio no se molestara al punto de tirarlo todo por la borda, no habían muertos importantes. Ya podía confirmar tranquilamente los reportes de los otros.
~o~x~o~x~o~
-... pasará, mientras no se le presione demasiado. - Era irónico que estaban teniendo esta reunión, otra vez, cuando Tsunayoshi había tomado residencia en la terraza, y se había tomado la libertad de comerse cualquier animalito que lo molestara.
¿Cómo lo sabía?, Leviatán había conseguido plumas y huesos en los jardines, sin motivo aparente. Y Fran había tenido la mala suerte de ir a dar un vistazo y encontrar una vista peculiar.
Honestamente ese demonio era tan estupido y testarudo como lo eran quienes solían ser sus guardianes. Mira que llegar a eso en lugar de bajar o comerse a alguien, o decir algo cuando Bel le había dicho perfectamente que tenía de donde escoger… Bueno, podría ser peor. Tsunayoshi podría estar matando a diestra y siniestra a todo su personal…
- ¿Takeshi? - Porque ese era el que menos tenía sentido de supervivencia, el gran imbecil.
- Le ha estado llevando aperitivos, pero ya te imaginas cómo está yendo eso… - Con un demonio ignorando al otro idiota y Takeshi sin saber como hablarle. - Ha tenido mejor suerte que Kyoya y Hayato. - Ah, esos dos…
Si Takeshi no sabía cómo hablarle a Tsunayoshi, Hayato hablaba de más y no decía nada favorable, y Kyoya no hablaba. De por sí, por lo poco que le habían podido decir sus guardianes, Tsunayoshi le tenía rencor a Kyoya más que a los otros. Eso explicaba los reportes de reparación cada vez que Kyoya subía. Francamente Xanxus temía informale a Reborn y a la madre del chico de lo que estaba ocurriendo. Tsunayoshi no estaba teniendo las mejores reacciones, pero tampoco estaba teniendo las que había esperado…
Para ser un demonio, para haber sido el desgraciado que se había más que encargado de destrozarlo de adentro hacia fuera, estaba siendo muy manso. Tal vez-¿Ah?
- Ahora no Bester. - No era momento para comer, habían comido hace tan solo una hora.
- Ese no es Bester jefe. - Lussuria le aclaró con una tos detrás de su palma.
Inmediatamente miro a quien le estaba jalando la manga, solo para encontrarse con ojos naranjas como perlas, dientes enormes, y una carita demandante y a la vez tierna. Hubiera dicho que era un lobo, tenía la forma de uno, pero era más grande, las orejas mucho más largas y el pelaje no era de un canino.
- ¿Qué diantres con esa cola? - Era como una bola de algodón. No conocía a un animal de tal tamaño con una cola asi, no habia-
- Iré a ver. - Se ofreció Mammon, otro a sus pies.
Señor, tenían colmillos como dientes de sables. A este punto, ver esa cola desarrollarse y ser mucho más larga de lo que parecía, por un momento o dos, no debió de sorprenderlo.
- Tiene que ser una broma. - Lo empujo, y el desgraciado paso a su escritorio como si nada. De hecho… si, tenían que ser de Tsunayoshi.
Solo él había tenido algo que se convertía en humo, parecía humo, y no lo era. Y solo él podía hacer alguna clase de fusión de bestias y mezclarlas con eso.
- ¡Hey! - Y dos, tenían que ser dos.
~o~x~o~x~o~
- Por supuesto. - Rodó los ojos y se apretó el puente de la nariz, sin ser sorprendido por los gimoteos de las dos bestias que, para bien o para mal, había ido a buscarlos para pedir ayuda.
El dueño de tales criaturas estaba ido para el mundo, sin importarle los restos de palomas que había dejado en el suelo. Al menos solo estaba durmiendo, otra vez. Honestamente no entendía porque un ser como él necesitaba dormir, pero realmente no sabía-
- Solo está durmiendo. - Ambas bestias no fueron disuadidas o tranquilizadas por sus palabras, empujándolo y casi tirándolo al suelo con sus patas.
- Tengo el presentimiento de que no es normal que duerma, jefe. - Vino el comentario tardío de una ilusionista que no se molestó en ayudarlo, minutos más tarde cuando aún las dos bestias no dejaban de gemirle y tratar de tumbarlo para que les dieran atención.
No se molestó en contestar, cualquier cosa que dijera podía ser considerada una mentira y no era como si esas bestias fueran a… o tal vez…
- Miren chicos, no sabemos casi nada de demonios. - Ambas bestias dejaron de lloriquear, orejas arriba. Parecían… o por Dios… - Si ustedes saben, con gusto, pero lo más que podemos hacer es tenerle un ojo encima, darle un sitio tranquilo y quizás meterlo en la prisión con los demás presos si tenemos suerte. - Y dejó eso lleno de cadáveres otra vez. - Así que, ¿cómo hacemos?
Se arrepintió de preguntar horas más tarde, porque allí estaba seguro de que esas bestias entendían a la perfección lo que se decía.
- ¿Les intentamos dar reglas para que no maten a diestra y siniestra? - Aparentemente si su dueño se negaba a ir a algún lugar, las bestias lo harían por él y le traerían las cosas. Permiso o no.
Tenía cientos de cuerpos que mandar a limpiar, sin más explicación que les había dado un paro cardiaco a todos. Que dolor de cabeza estaba resultando ser todo esto…
~o~x~o~x~o~
- No se de donde diantres sacastes a esas bestias Tsunayoshi, pero las escogiste bien. - Despertar oyendo eso no era algo que hubiera esperado o entendiera.
¿Bestias?, ¿cuales bestias?, ¿y qué demonios hacía él aquí-Ufgh…
- Son bastante tiernas, ¿ves como les hace las naricitas? - Ignoro el comentario, ignoró las leves risas y las quejas. De hecho, solo quedo alli, pestañando como un tonto, saliba corriendo por su cara y lo que parecia ser un oso tumbandolo de regreso a donde sea que estuviera.
La verdad, sería mentira si dijera que no se dio cuenta que era suya con solo verla. Eso no quería decir que lo comprendiera, porque no sabía cómo. Ni siquiera sabía que era posible crear algo viviente. Tardíamente se fijó en que si, lo de la naricita era lindo, como un conejito. La parte de la baba, por otro lado, debería de darle asco, pero no.
- No la elegí. - Tan pronto dijo eso, no había una cabeza ni un solo cuerpo encima de él.
- ¿Entonces de dónde salieron? - Sabia de donde, pero…
Dos. Eran dos, ¿cierto?
- Han estado haciendo de las suyas desde que parecieron, siempre hay una a tu lado, muerden. - Por supuesto que iban a morder, tenían que hacerlo, tenían que-
Muy bien, tal vez no debió de dejar que tomara su propia forma… y ya podía ver perfectamente a qué se referían con que estaban haciendo de las suyas. No lo diría así, pero tampoco admitiría lo que debía de notarse fácilmente. Si, definitivamente no debió…
Se vio obligado a no decir nada y correr sus garras detrás de las orejas de ambas bestias. En todo caso, merecían más que solo eso por haber traído todo esto. Y el que quería ocultar estas cosas… Aunque, honestamente, no sabía para qué eran la mitad de estas cosas.
- Buenos chicos… - Susurro mas para si que para ellos, sin poderse molestar por más que quisiera hacerlo. ¿Cómo iban a saber mejor si no había estado despierto para darles órdenes?
Sin poderlo evitar, bostezo. Hacer tal cosa fue un error, porque se vio empujado y con lloriqueos y gimoteos de criaturas que, honestamente, eran enormes. Definitivamente no debió de haber dejado que tomará la forma que deseara…
- Eso significa que el sueño para alguien es malo, ¿cierto? - La verdad, ni idea.
Fuera o no fuera eso, estaba casi seguro de que la razón de todo el alboroto era otra y tenía que ver con su estómago. No creía que eso era algo que pudiera ocultar de lo que estaba atado a él. Técnicamente hablando, si algo le pasaba a él le pasaría a estos dos así que…
- Aprovecharon que no estaba para detenerlos, ¿verdad? - No esperaba menos, eran unos-
- No hemos hecho más que traerte aquí, a insistencia de ellos. - ¿Ah? - Aún no hemos recibido reportes sobre a quién le robaron esas almohadas, o las sábanas, pero por lo demás… - ¿Y la pelota que veía babeada?
Cualquier pregunta o comentario sarcástico murió en su garganta al ver la cantidad de almas que ambas criaturas habían recolectado solo para él.
Inflando el pecho y haciéndose ver mucho más grande de lo que eran, ambas bestias demostraron el orgullo que sentían sobre sus acciones y la reacción de su dueño.
~o~x~o~x~o~
Al menos Tsuna había devorado toda esa gente, se recordó con una mueca. No era precisamente su copa de té, pero no iba a ser quisquilloso. Tsuna había sido la primera persona que lo había mirado y lo había aceptado tal cual era. Usagi, por más cruel y despiadado que fuera, no hacía las cosas por odio o maldad como quería dar a parecer. Usagi no era la culpa de nadie, solo era la consecuencia de cosas que no se podían controlar. Usagi no era la culpa de Tsuna, y aunque Tsuna ya no fuera el-¡Crash!
- ¿Qué diantres…? - Se apagó, justo a tiempo para ver una colita moverse y que una criatura extraña y grande le ladrara alegremente. Si es que a eso se le podía llamar ladrar.
Hizo una doble toma al ver a dicha criatura tomar la misma posición que un perro queriendo jugar, y su cerebro inmediatamente le recordó que no tenía una pelota o una palo a mano. No había jugado con perros en años y esto ni siquiera era un perro. ¿De dónde había siquiera-oh.
- Buen chico. - Entendió a la perfección que le pidió la pata. - ¿Sabe Tsuna que estás aquí? - Esas orejas eran inconfundibles para él. Más de una vez había visto a Usagi moverlas así, habían sido contadas y todas porque se emocionaba por algo. - Buen chico, muy buen chico… - El pelaje era bastante diferente a lo que hubiera esperado de un perro. Muy suave y esponjoso para ser el de un perro.
El animal se dejó consentir un rato antes de apartarse, correr unas vueltas y seguir. Regresó casi inmediatamente y volvió a hacer lo mismo. Ya que no tenía más nada que hacer excepto limpiar sus katanas…
- ¿Quieres que te siga amigo? - No creía que Tsuna estuviera feliz por esto, pero una excusa para verlo no estaría demás.
Arqueo una ceja al verse en los dormitorios más apartados de la mansión. Eran de muy buena calidad, pero solo los que preferían estar aparte disfrutaban el espacio. Como Kyoya. Un sitio raro de estar para él, al menos. Más raro fue ver al animal comenzar a rasguñar una puerta al azar. Estaba a punto de ayudarlo y decirle que no debería estar haciendo estas cosas cuando la puerta fue abierta y el animal no perdió el tiempo.
Entró con cuidado, pensando que habría alguien del otro lado de la puerta, pero no vio a nadie. Decir que tuvo un mal susto cuando la puerta se cerró sola detrás de él era ser piadoso.
- ¿En serio Spike? - "Spike" solo movió la colina y la naricita como respuesta, muy animado.
Fue aquí en donde noto al otro "perro" y al demonio subidos en una cama. Uno estaba consintiendo al otro, que lo usaba de almohada y parecía estar dormido. "Spike" estaba muy animado como para irse a la cama, por lo visto. Aun así era un tanto divertido ver a tal animal derriterse por mimos en la cabeza, regaño o no.
- ¿Son dos? - Y eran enormes ambos. - Hey Tsuna, disculpa si… - Espera, ¿era eso…? - ¿Estás comiendo carne en palillos? - ¿Estaba comiendo algo cocinado?
Quizás eso era lo menos importante de la imagen, pero no le daría atención a los demás detalles hasta que estuviera más cerca y los viera bien.
- ¿Quieres? - Fue la simple invitación que mató todo, por así decirlo. - Lussuria no me dejó en paz, y me dio esto como recompensa por no cortarle las manos. - Encogiéndose de hombros agregó como quien no quiere la cosa: - Fue un buen trato, pero realmente no… - Se apagó el demonio, sin saber cómo explicarse, pero la mueca decía mucho.
Quizás la única razón por la cual terminó en esa cama, mordiendo un trozo de carne de uno de esos palillos, era porque el demonio visible se comenzó a molestar ante la falta de respuesta de alguien que no procesaba lo que estaba ocurriendo.
Quizás lo que lo terminó de matar en términos de habla fue que el demonio a su lado se terminó apoyando en él, un animal muy animado subiendo a tomar su otro costado como si nada estuviera mal en el mundo.
~o~x~o~x~o~
- No hace falta. - Sabiamente ignoro eso, solo sonriendo. Estaba bastante seguro que solo se estaba saliendo con la suya porque Tsuna estaba de buen humor.
- Te gustará. - Lussuria había hecho un buen trabajo, le había quedado bien el corte. Si no fuera por los ojos, diría que estaba viendo una foto del pasado.
Era una excusa para muchas cosas, aunque no estaba mintiendo. Una cola lo golpeó y no creía que fuera un accidente. Afortunadamente Tsuna no se molestó porque lo revisara, y ninguno de los animales levantó la cabeza, dormitando en la cama sin cuidado alguno. Eran unos mimosos, en su opinión.
- ¿Por qué no se van? - No pudo evitar preguntarle al demonio, quien no entendía su atención en las marcas que recorrían su cuerpo. - Se han aclarado, pero no se van. - Se habían aclarado bastante, pero seguían allí.
Si no fuera por eso no estaría seguro de que Tsuna no estaba ocultando su verdadero estado.
- Siquiera son solo marcas ahora, Takeshi. - ¿Ah?
- ¿Como que solo marcas ahora? - ¿Ahora?, ¿como que ahora?
El demonio pestañeó lentamente, una mano con garras yendo a parar en la marca que estaba sujetando, trazando el contorno casi curiosamente.
- Pensé que era obvio, no era el único con hambre Takeshi. - Como si no hubiera lanzado un ladrillo en su cabeza con tal declaración, Tsuna decidió ser más específico: - Si bien salí victorioso y me los comí, ellos tomaron partes de mi. - Encogiéndose de hombros, agregó: - Son solo marcas.
No eran solo marcas.
- ¿Takeshi? - Nuevamente, si no fueran por esos ojos de color tan distinto… estaría viendo al viejo Tsuna. - Hey, está bien, no es nada, ¿ves? - Tal vez siempre estuvo allí, el viejo Tsuna, porque solo él… - Estoy-
- Lo siento tanto Tsuna. - Ignoro el cuerpo rígido en su contra, y la repentina quietud. - Ese lugar no fue bueno para ti. - A él le había hecho mucho más que a ellos, mucho más.
No esperó una respuesta verbal, un zarpazo o una mordida fea era lo que esperaba. En lugar de eso, nada paso cuando lo libero, lamentándose que, cuando todos ellos fueron libres, Tsuna se quedó. Vaya ente maligno que temieron por tanto tiempo…
Lo próximo que sabía era que le habían sacado el aire, y que algo lo molestaba en el abdomen. La sangre y los leves cortes punzantes eran lo de menos. De hecho, solo había una cosa que importaba en el momento:
- Vamos, te gustara el baño. - Quizas no podia hacer nada por aquel Tsuna, quizas no podia hacer nada para evitar aquella tragedia y todo lo que trajo, quizas no podia hacer nada para cambiar el tiempo que estuvo con Usagi, pero podía hacer algo por la persona que estaba aquí con él, una que no había crecido y no tendría la oportunidad de hacerlo. - Luego, si quieres, podemos ir a divertirnos con alguno de los que traje hoy, ¿te gusta la idea? - No era mucho, pero no sabría qué más podría servir.
Podía conocer todo lo que quisiera del viejo Tsuna y de Usagi, lo cual no era mucho, pero no sabía nada de un demonio. Y por lo que podía ver, Tsuna tampoco sabía.
~o~x~o~x~o~
- ¿Quieres visitar a Tsuna? - Esa fue su bienvenida.
No se molestó en responderle a Takeshi, siguiendo su camino a su habitación. Más tarde daría su reporte y terminaría el papeleo. Ahora solo quería-Fue tomado del brazo bruscamente, interrumpiendo su camino.
- ¿No quieres ir a verlo? - ¿Para que se molestara, hiciera algo, y luego se fuera o lo expulsaran?, no gracias. - Hayato, debes ir a verlo. - ¿"Debes"?
- Como si quisiera verme. - A ninguno de ellos, por eso se había ido a la terraza, por eso había-
- Te sorprenderías. - Fue soltado, pero no de buena gana: - Él no quería que nos fuéramos Hayato.
- Por supuesto que-
- Le ofrecí jugar con los presos ayer y no quiso. - ¿Ah?, ¿qué tenía eso que…? - Lo único que quiso fue mi compañía, le hice cosquillas. - La última parte estaba llena de incredulidad, como si Takeshi no se creyera tal cosa. - Le hice cosquillas, me metí con su cola y todo, y lo único que gané fue este par de rasguños porque se olvidó de sus propias garras. - Los rasguños eran superficiales, no eran muchos, y Takeshi tenía la gala de mostrarselos como si fueran marcas de guerra. - El monstruo que tanto le tememos no existe. - Finalmente: - ¿Tengo que decirle que no iras?, me harás quedar mal, fuiste el único que me atreví. - "¿En serio vas a dejarme en mal Hayato?, ¿con Usagi?", resonó en su mente como una mala memoria. - Haz lo que quieras.
Se vio solo antes de poder reaccionar para indagar en qué mosca le había picado a Takeshi ahora. Probablemente algún invento de Squalo o Bel. No sería una sorpresa, ni sería la primera vez.
~o~x~o~x~o~
-... sería todo. ¿Alguna pregunta? - Cualquiera le diria confiado o tonto por hablarle asi al Decimo Vongola, pero la verdad es que le valia un colmillo.
- ¿Cuántas casualidades? - Xanxus y el resto de los guardianes de Vongola no se molestaban, y más bien lo habían llevado a actuar así. Lo habían enseñado. No era la cabeza de Varia por nada.
- Mínimas, sorprendentemente. - No le gustaba admitir tal cosa, pero: - La mayoría de las fuerzas no estaban presentes, parece que se han mudado a otra base, la interrogación está en proceso. - No iba a quedar nada de Millefiore si tenía algo que decir al respecto.
Le gustaba tener las respuestas a mano, todas las respuestas posibles. No saber, no estar seguro de algo, no era de su agrado. Algunas interrogaciones llevan tiempo, por desgracia.
- Hmmm, ya veo. - Xanxus y Squalo tampoco estaban muy contentos con eso. Era de esperarse. - ¿Qué hay de-
Fueron interrumpidos por una puerta abrirse, y no necesitó girar la cabeza para saber quien se había saltado por alto todo el protocolo, otra vez.
- ¡Hey chicos! - Takeshi, casi siempre era Takeshi. - Descubrimos algo interesante en las mazmorras, creo que les gustara~ - ¿Que podría haber descubierto este idiota?, aunque había dicho plural…
- Mocoso. - Xanxus saludo, asintiendo con la cabeza. Eso no era con Takeshi. - Takeshi. - Lambo no estaba aquí, él era uno de los mo-
- Xanxus, Squalo. - Esa voz…
- Hey, ¿te divertiste? - Cualquier cosa que espero no fue:
- Se rompió muy rápido. - Tampoco fue oír tal respuesta, o ver perros gigantes correr por el lugar y pedirle mimos a ambos hombres. Espera, esos ni siquiera eran perros. - Y se hizo encima, Takeshi da mucho más miedo que yo por favor… - Eso, sin importar lo que quisiera creer, era la queja de un niño.
- Ma ma, no fue eso lo que lo asustó. - Casi le da un infarto al ver a Takeshi, menos mal que estaba sentado.
No a Takeshi precisamente, sino a quien tenía sobre sus hombros, usando su cabeza de almohada, brazos colgando en una especie de abrazo suelto. Una cola iba de un lado a otro, como la de un gato irritado. Takeshi tenía a Tsunayoshi encima y seguía intacto. Y la forma, Dios, la forma…
- Tsuna espanto al par con el que jugábamos hace rato sin querer. - ¿Sin querer? - Los espanto porque, no importa cual fuera el tema, Tsuna les dijo en cara todas y cada una de las veces en donde mintieron.
- Ni que les hubiera dicho en que. - El demonio no estaba feliz, pero tampoco estaba molesto como tal.
- No, pero no podían mentir porque lo sabías. Por cierto, ¿cómo funciona? - Takeshi subió la mano para meterse con Tsunayoshi. Y no le pasó nada. - No creo que supieras de lo que le preguntaba y no eres adivino…
- El aire cambia de tono, no sabia porque hasta que se espantaron por una tonteria. ¿Quién va a decir que lo sobrenatural no existe cuando Spike y Star estaban allí? - Indignación pura, los "perros" no ayudaron porque también soltaron quejas de indignación allí.
- Ma ma, no hubiera pensado nada de eso si no hubieras seguido espantandolos Tsuna. - Un bufido y por un momento creyó que Takeshi se quedaría sin dedos, pero no. - Por su culpa se que hay una base a 500 metros sobre… - Con lujo y detalles. Y un demonio algo irritado que se contentó con los aperitivos que no eran para él, específicamente la carne asada.
¿Era el único allí que se estaba infartando porque Tsunayoshi no estaba cortando cabezas?
~o~x~o~x~o~
-... y eso sería todo. Por ahora al menos. - Takeshi solo se limitó a asentir, sin ser sorprendido de que Xanxus se contuviera de decir algo no muy lindo.
Tsuna no lo hacía por mal, estaba aburrido, y le provocaba la carne. Solo por un momento, lo aburría al rato. Así que el que robara bocadillos que no eran suyos sería solo por un par de bocados. Para alguien que le gustaba que todo fuera perfecto, esto debía ser irritante.
- Veré que puedo sacarles con la ayuda de Tsuna mañana. - Incluso con esto, Tsuna estaba aburrido. No necesitaba mirar, lo podía sentir solo con la forma en la que el demonio se apoyaba en él.
Con Usagi, esto significaría peligro. Usagi nunca tomaba bien estar aburrido, buscaría cualquier forma de entretenerse sin importar cómo o con quién. Era más peligroso de lo habitual cuando estaba aburrido. Quizás era por eso que andaba intranquilo, porque sabía perfectamente cómo podía ser Usagi. Y lo quisiera o no…
- ¿Te gustaría otro baño? - Ojos naranja se le presentaron, junto con alguien que se dejó caer en su regazo. Si, definitivamente estaba aburrido. - ¿O salir a pasear a fuera? - Eso era una mala idea, honestamente, pero tal vez podría llevarlo a otra parte de la terraza…
- No tienes porqué jugar conmigo si no lo deseas. - Esto fue cuidadosamente dicho. Por supuesto, Tsuna sabía que nadie quería estar cerca de él cuando… ah.
- ¿Piensas hacerme un alfiletero o un adorno de pared? - Era una broma, pero no quería oír la respuesta de todas formas: - No eran lindas experiencias, por más que te divierta hacer esas cosas. - Y aún las hacía. Los estaba matando rápido sin proponérselo porque no sabía cómo funcionaba un cuerpo vivo.
- Como si les hubiera hecho la gran cosa… - El bufido del final y el ceño fruncido, cosa que no vio con Usagi, le dieron otro mensaje.
- Quizás no, pero no fue grato. - Y ahora sí los podría matar de verdad. - Podemos combatir si quieres, no es lo mismo, pero… - Cierto, él no era Kyoya. - Olvídalo, ya veremos que conseguimos que te guste aparte de lo habitual. - Qué, ahora que se lo ponía a pensar, eran solo dos cosas.
La caza, y jugar con sus víctimas. La primera la habían hecho con él, lo habían cazado entre varios, y en cierto modo esa también era la segunda… La mayoría de las almas atrapadas allá no eran buenas, ¿cierto?, tal vez era buena cosa que Tsuna buscará mantenerlos apartados.
- Hablas como si no supiera hacer las cosas por mi cuenta. - No se molestó con eso, porque no era más que un recordatorio. Tsuna no estaba ni remotamente molesto, porque de otra forma lo estaría buscando morder en lugar de solo dejar que se metiera con esos colmillos y esa lengua. Si, no era muy adulto de su parte…
- Existe la televisión, ¿saben? - Eso, por desgracia:
- Aburrido~ - Solo le gustaba una que otra cosa y no por mucho tiempo. - A Tsuna le gusta mancharse las manos y no ver a otros haciendo eso. Solo le gustó una película de esqueletos y esas cosas y fue solo por la música. - Le gusto mas a sus mascotas que a él. Que ironía. - Estaba pensando más en artesanías, pero aquí no hay nada de eso. - Y no creía que Tsuna lo apreciaría ahora.
Tsuna, como Usagi, había hecho muchas máscaras y peluches hermosos. Eso era algo que no se le podía quitar, pero era muy probable que no quisiera hacer nada de esas cosas ahora, porque no tenía razón de hacerlo o no le veía importancia. Honestamente, no podía recordar si-¿Uh?
- ¿Puede reír? - Ay Squalo, por supuesto que podía reír.
- Le da cosquillas. - No valía ropa ni nada, esas alitas eran sensibles. - Solo esperemos que no me patee otra vez. - O lo rasguñara por accidente.
Tsuna odiaba tanto esto que en lugar de apartarse solo se apoyaba más. Si, lo odiaba. Aprovecho la oportunidad para mirar de reojo al idiota que lo dejo en mal, y aunque Tsuna no dio señal alguna decepción o alegría,. no era estupido. Tsuna no quería verlo, pero al mismo tiempo quería, y con esto… bueno, Hayato no se las vería fácil, no como se lo había puesto.
- Son pura decoración, ¿cierto? - Eran muy pequeñas para volar, y ni siquiera se veían como eran.
- Voi, este no es lugar para esto, ¿saben? - Todos sabían que le daba igual y que a Tsuna podría importarle menos. - ¿Para qué son si no puede volar? - La curiosidad ganaba, ¿eh?
Tsuna no estaba muy feliz de ser expuesto así, o de tener a dos personas curioseando con sus alitas. Quizás, ahora que no tenía nada encima que interfiera con sus alas, era por eso que los abofeteó con tales alas. Crecieron en segundos.
- No se volar. - Comentó el demonio ante la cara de dos personas que no procesaban lo ocurrido. Bueno, tres y quizás cuatro.
Del tamaño de una mano pasaron a ser casi tan grandes como su propio cuerpo. Extendidas… tal vez darían un poco más de dos metros.
- ¿Las haces crecer a voluntad? - Era un diseño… bastante práctico. - No vayas a patearme, ¿si?
Tal vez debió pedir que no lo abofeteara con esas alas accidentalmente también. Le daba cosquillas igual, grandes o no. Aunque…
- Interesante… - Le dio una mala mirada a Squalo, quién sabiamente se calló.
Darle a entender a Tsuna que su reacción al meterse con la membrana de sus alas en la parte baja era inesperado, o extraño, no era una de las mejores ideas. Además, solo lo encontraba relajante, si su repentina quietud decía algo.
~o~x~o~x~o~
- Aburridoooooo… - ¿Cómo fue que se quedó cuidando de un mocoso?, no fue porque se ofreció, eso era seguro.
- Tienes a tus mascotas, Tsunayoshi. - Una de las cuales se había fugado y la otra se había tomado la tarea de "informarle" a Bester quien era el jefe. La pelea había durado menos de 5 minutos, esas bestias eran fuertes, el empujón no fue normal. - También está Bester. - Quién no estaría muy feliz, pero de seguro preferiría eso a seguir en un concurso de guerra silenciosa con… eso.
- Están haciendo "amistad". - Eh no, no creía tal cosa. De hecho, no quería ni ver porque no podía auxiliar a Bester ni queriendo. - Además, si tu gatito me intenta morder, no creo que pueda detener a Star de no matarlo o dejarlo permanentemente inutilizable. - No hizo falta que indagara nada: - Ya rompieron a unos cuantos perros, dudo mucho que quieras que hagan lo mismo con el gatito. - Ignorando la parte en la que Bester no era un gatito, eso explicaba las disculpas de Takeshi sobre las bajas "extra".
- Ya veo. - Miro de reojo a la bestia, a "Star", y ahora la guerra silenciosa de miradas y gruñidos tenía otro significado. - Bester no te atacará si no se le ordena, aunque se molestara si lo despiertas o te metes con su comida. - Ya. Ahora su arma caja no podía-
- Haría una bonita alfombra. - Lo que le faltaba. - No pensé que te gustaran los gatos…
Suspiro profundamente y dejó los papeles aun lado. Más tarde se aseguraría de decirles unas cuantas cosas a los chicos por dejarle a este mocoso aquí, sin nada con que entretenerse que no fuera hacer pedazos algo, preferiblemente vivo. En lugar de eso, estaba demasiado cerca, tanto así que podía tocarlo si quería, amenazando con desordenar las cosas en su escritorio.
- Muy bien mocoso, dile a tu bestia que deje en paz a Bester. Vamos a la sala de entrenamiento. - Si Bester era listo, no los seguiría.
- ¿Para qué? - A pesar de la pregunta, el chico obedeció. Solo bastaba un gesto de mano para que las bestias regresaran a él.
- ¿Prefieres quedarte aquí viéndome trabajar o volar algunos muñecos de práctica con armas comunes? - De otra forma serían completamente irreparables y esa no era la idea.
Tsunayoshi no le veía importancia u objetivo a algo así. No le hacía falta, ni siquiera tenía que tocar a alguien para hacerle la existencia una pesadilla…
Ya vería que haría o a quién se lo dejaría. Sus papeles no eran para jugar y no quería pasar más tiempo del necesario con ellos. Squall tampoco agradecería pasar más tiempo en el papeleo. Incluso ahora, en tiempos de guerra, el papeleo estaba allí como un mal trago de agua.
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- ¿Por qué no me dijiste? - Lo que acababa de ver… no tenía nombre.
- Lo hice. - Dio un paso atrás ante la sonrisa sumamente afilada que Takeshi le dio, deteniendo su andar solo para enseñarle que no estaba feliz con él. - Me dejaste en mal, ¿recuerdas?
Tardó un momento en entender, y no sabía si quería noquear al idiota o asfixiarlo lentamente. Eso que vio no era lo que dio a entender. Ese no era-
- Cuidado Hayato, cuidado. - Tal y como si le leyera el pensamiento, Takeshi le sonrió aún más y no de buena manera. - Al final, sigue siendo Tsuna. Por mucho alboroto que haga, sigue siendo Tsuna. ¿O ya olvidaste quién estaba detrás de la máscara de conejo Hayato?
Sin realmente esperar una respuesta, un espadachín siguió su camino, pensando en cuánto tiempo tardaría Hayato en darse cuenta de que Usagi no había sido más que una máscara, un sueño en cierto modo, que habían destrozado hace años.
Usagi siempre cumplía su palabra. Usagi no iba a regresar como tal porque, para bien o para mal, Usagi era incapaz de perder.
~o~x~o~x~o~
- ¿Takeshi? - Se le era raro, Takeshi no tocaba la puerta. Entraba como si nada.
Su leve esperanza de que Takeshi hubiera traído un dulce o algún juguete nuevo se borró de inmediato al ver que no era Taneshi.
- ¿Qué haces aquí? - Hasta Fran y su incesante afán de preguntarle cosas y estudiar lo que no era humano en su cuerpo era preferible a esto.
Fran al menos le traía peluches y batidos. Y chismes. No sabía de qué otra forma llamarlo, y francamente no entendía mucho de lo que le contaba…
En lugar de una respuesta como tal, o de irse inmediatamente como cualquier ser con uso de razón haría, el idiota se llevo un brazo al pecho y se inclinó. ¿Qué se supone que significaba eso?, ¿acaso se estaba burlando de él?
- Tsuna-sama. - Sama. Sobre todo eso. - Espero que-
No iba a tolerar esto, no iba a hacerlo.
~o~x~o~x~o~
- De esa forma solo harás que se moleste más contigo Hayato. - No se molestó en girar o contestar.
¿Qué se suponía que hiciera?, Tsunayoshi no quería verlo ni oírlo, sus garras lo dejaban en claro cada vez que tocaba esa puerta, llevara lo que llevará, dijera lo que dijera.
- Hayato, ¿a qué edad murió Tsuna? - Hace una década. Recordar estás cosas no haría nada.
- ¿Qué diantres propones que haga? - Hiciera lo que hiciera-
- Disculparte, para empezar. - ¿Perdón? - Lo has estado molestando, él no quiere nada de estás cosas, al menos no de ti. - Comía almas, le daban peluches y toda clase de bocadillos. Lo había visto. - Eres un idiota, Hayato.
- El idiota-
- ¡Hey!, ¿me buscabas? - Eso no era con él. ¿A quién tenía atrás…?
Un demonio con mala cara y un peluche siendo rasgado lentamente, a propósito, fue con lo que dio cuando giro la cabeza. Cualquier cosa que fuera a decir fue cortado por:
- Espantaron a las palomas. - Una queja que sonaba más como una observación.
¿Qué importaban unas palomas…?
- Volverán. - Takeshi no veía nada raro con el comentario. - Mira, ¿te gustaría? - No, claro que-
- Se romperá. - Eso no fue un no, al menos según Takeshi.
- Traje varias. - Tuvo un pequeño infarto ante la idiotez de Takeshi. Acercarse así a-
Takeshi le sonrió con suficiencia mientras un demonio solo bostezó, permitiéndole tomarlo de la mano y guiarlo de vuelta a su habitación.
~o~x~o~x~o~
- Puede que te muerda y trate de romperte un brazo, ha mejorado. - Si pasaba no iba llorar, eso era seguro. Le había dado una oportunidad de oro a este idiota y la había desperdiciado.
Tsuna no quería verlo porqué creía que Hayato solo estaba siendo forzado, sea cual fuera la causa no importaba en la mente de Tsuna, y Hayato no estaba ayudando con la forma de acercarse. Tsuna no entendía, era incapaz de hacer porqué simplemente no sabía, toda la formalidad que Hayato solía envolverse en cosas serias e importantes.
Tsuna no era el Décimo Vongola, incluso en el corto periodo en dónde estaba entrenando para serlo Tsuna no aprendió de estás cosas y tampoco las vivió. Con todo y todo, Tsuna solo la había tomado por sacarlo y tirarle la puerta en la cara. Los siseos, las almohadas y peluches destrozados…
- La parte inferior lo relaja, pero la membrana es muy fina. - Por una vez no estaba preocupado de ver dormir a Tsuna.
Los perros no habían dado ninguna señal de que hubiera algo de malo en ello, durmiendo ellos mismos a los pies de la cama. Estaba seguro de que no tendría problemas en despertarlos si lo intentaba. Y no estaría-
- No te rías. - ¿Cómo no iba a reírse?, esa cola era como un látigo, la marca le iba a durar un buen rato. - Takeshi.
De todos modos ya había despertado a Tsuna, podía ver esos ojos incluso desde dónde estaba.
- Perdón. - Esto era para el demonio, quién estaba más dormido que despierto porque aún no se había dado cuenta que no era él quien se estaba metiendo con sus alas o quién le había dado un coletazo por accidente.
- ¿Dulces? - Y eso que solo tomaba pequeños bocados de cualquier cosa que le daban.
- Acabas de despertar y ya andas pensando en dulces. - Tenía suerte de que Lussuria básicamente le estuviera forzando algunos cada vez que lo veía. - ¿Chocolate? - Se comería un trozo o dos, de allí no pasaba. - Perezoso hoy, ¿huh? - Aunque tomando en cuenta el número de plumas que había… alguien estuvo ocupado destruyendo almohadas otra vez. Xanxus no iba a estar feliz.
- Hmmm… - Aún no había procesado que no estaban solos, una sorpresa. - ¿Baño?
- Claro. - Aunque con lo adormilado que estaba… - ¿Qué tanto estabas haciendo? - Decirle directamente que un poco más de sueño parecía hacerle falta…
Alguien recibió otro coletazo y probablemente una patada por un demonio que se giró por completo, quedando boca arriba. Pobre Hayato, pero no podía dejar de reírse.
- Hay muchas palomas en el techo. - Ah. Entonces no fueron las almohadas esta vez…
- Vas a acabar con ellos a este ritmo. - O los terminaba de espantar.
- Es aburridooooo… - Y hacerle la vida triste a cualquier animalito era un entretenimiento de muy poca duración, por lo visto.
Nadie había querido darle un tour, Xanxus le negaba la idea cada vez que se la presentaba. No creía que fuera porque el personal fuera a hacer algo tonto. Honestamente no sabía la razón, pero si había más de un par de personas creyendo que lo mejor era ocultar a Tsuna lo más posible del público por algo sería. Tsuna no tenía las de perder y no era como si alguien pudiera controlarlo. En eso todos estaban claros.
- Ya conseguiremos algo más que sea entretenido. - O que le llamará la atención. Preferiblemente que no terminara con alguien siendo tomado de juguete para romper y explorar sus entrañas. - ¿Cómo te sientes?, aparte de adormilado. - Y aburrido.
Aún no había notado a Hayato, y eso era decir algo. Hayato estaba dando todo de sí para no molestar, pero eso en verdad no valía de nada.
- Alguien dejó eso allí anoche. - La cola le señaló la ventana. Hizo una doble toma al ver la caja sin abrir, una de regalo muy simple. Kyoya.
Ese era otro idiota, dejando cosas aquí allá que Tsuna ni tocaba. Si no fuera por él haciendo las veces de mediador, Tsuna no recibiría ninguna. Kyoya estaba teniendo más valor, Tsuna debió de haberlo visto…
- ¿Sin curiosidad? - Debían ser dulces o tal vez peluches. Si fuera algo más… o quizás no. - Cielos, debiste de revisar, es cerdo. - No debió de ser barato. No era buena idea dejarlo así, no sabía en qué-
- ¿Cerdo? - Esto lo oyó justo en su oreja, segundos antes de sentir peso en su espalda.
Para eso si se movía rápido y silencioso, ¿eh?
- Y manzanas acarameladas. - No era un plato barato.
Miró de reojo a Hayato, no hacía falta decirle nada más a Tsuna. No comería mucho, como siempre, pero le gustaba así que no hacía falta incentivarlo. Tenía la sospecha que solo era en pocas cantidades todo porqué Tsuna en verdad no lo necesitaba, era solo gusto y placer, su fuente de alimento era algo muy distinto.
- Será mejor que revises, la carne no dura mucho sin dañarse. - La comida en general. Dudaba que eso fuera un problema como tal, pero… - Lo demás puede esperar, ¿no crees? - Porque la razón era tanto obvia como tonta.
Y esa misma razón se le dio a conocer otra vez tan pronto Tsuna giró la cara para responderle y notará a quién no tenía permiso de estar allí.
- No fui yo, tu cola es un peligro. - Se apresuró a explicar antes de que las cosas tomarán un camino peligroso.
Si Tsuna creía que esas marcas, esos golpes, habían sido causadas por él pensaría que Hayato trato o hizo algo en su contra. A cualquiera de ellos.
Tsuna había decapitado a más de dos personas solo por desearle la muerte, sin mirar y sin reconocer ese hecho luego. También había amenazado en silencio a Squalo con solo una mirada por apuntarlo con su espada. No había sido una amenaza, pero Tsuna lo vio como tal y respondió con una advertencia inconfundible. No creía que Tsuna fuera a matar a Hayato si creía que algo similar había ocurrido, pero no saldría solo con un par de rasguños.
No estaba seguro de que había hecho para ganarse tal respuesta por parte de Tsuna, pero Squalo le decía con mucha exasperación que, ridículamente, había estado tomando una postura defensiva alrededor de Tsuna y lo visitaba a diario.
No veía que tenía que ver una cosa con la otra, pero no era tan tonto como para no creer que Tsuna no tomaría represalias si creía algo que no era.
- Una disculpa sería el mejor inicio. - Ignorando que Tsuna estaba a un paso de atacar a Hayato, instruyó: - Tsuna no es Xanxus, es como Fran. - A Fran lo trataban con menos seriedad y formalidad porque era un mocoso y el chico era bastante casual.
- El es-
- Como Fran. - ¿Qué tan ciego podía ser una persona? - Palabras grandes no van con él, tampoco va el tema formal. Casual, común, y sencillo. - De otra forma Tsuna no lo entendería y lo vería como una burla así entendiera. - No puedo ayudarte más, y créeme que ese cerdito no hará milagros. - Al menos no para ti, Hayato.
Ya de por sí ambos estaban sobre hielo fino. Tsuna lo iba a golpear o a rasguñar por esto. Si es que los dos perros no venían a saltarle encima y no moverse por horas. Cualquiera podía pasar, y si pasaba iba a hacerle la vida triste a Hayato por hacerlo quedar mal otra vez. ¡Ni que le pedirá cosas imposibles o complicadas…
Iba a mojar toda su dinamita, decidió cuando el idiota se inclinó ante Tsuna. Lo primero que le dijo y lo primero que hizo. No quería mirar a Tsuna porque sabía que debía de tener más colmillos de lo normal y sus garras debían de ser el doble de largas. Mínimo. Iba a ver-
- Esa es la disculpa más rara que he visto… - Murmuró para sí, rodando los ojos.
El inició había sido formal, justo lo que le había dicho que no hiciera, y ahora había tirado eso por la ventana para abrazar al demonio. Honestamente la mordida y los rasguños fuertes no eran sorpresa para él a este punto.
- Lo has estado molestando toda la semana. - Un poco más de eso. - Recuerda que él no es Vongola o Varia. - No lo entendería. Y no iba a obedecer o bajar la cabeza. - ¿Quieres prepararle su baño? - No fue sorprendido por la mala cara de un demonio con sangre escurriendo en su mentón o el golpe de una cola. - Me sorprendería si no coloca velas de olor para ti Tsuna. - Y solo Dios sabe qué otra cosa más.
No era el único que extraña lo que ese lugar les había quitado permanentemente.
- Tsk… - Todo ese malhumor y aun así no había escapado de ese abrazo. Podía hacerlo fácilmente.
~o~x~o~x~o~
- Si sabes que no hace falta que nos acompañes a estas cosas, ¿cierto? - En lugar de responder, solo se limitó a apoyarse aún más en la pared. Era aburrido, muy aburrido.
Takeshi solo sonrió un poco antes de volver a prestar atención al encuentro, una expresión seria y hasta mortal. Aún se le era algo raro, se le era raro todo. No era su lugar, no debía estar aquí, todo se lo recordaba. Especialmente tener que estar subiendo la cabeza para mirarlos a todos a la cara. Se sentía bastante fuera de lugar, ¿pero cuando no se había sentido así?
-... y qué obtendriamos a cambio? - La verdad, no sabía qué hacía aquí. No hacía falta, su presencia no hacía falta. Era solo un estorbo porque quienes sabían querían largarse y no sabían disimularlo, y quienes no solo lo miraban con curiosidad y diversión.
Podría estar tomando una pequeña siesta, cazando algún animalito o incluso destripando a alguien en las mazmorras. No era como si no supiera que Takeshi y Hayato volverían como si nada, de seguro con un par de prisioneros para regalarle. Habían estado más que bien sin él por años, lo estarían por mucho más tiempo.
- Espero que no estés pretendiendo que se haga la vista gorda a todos los que han asesinado en los últimos años, que no iniciaron una guerra en nuestra contra…
Si, no sabia para que se había molestado. No le habían dicho, lo habían dejado seguirlos y subirse en los transportes. Una experiencia bastante extraña por sí misma. Solo para esto, nada. No hacía falta aquí, no lo había hecho antes, no lo haría ahora. Lo sabía y aun así aquí estaba. No debió de haber venido.
Quizás este era el mejor momento para explorar y ver si encontraba un buen lugar para quedarse, pero eso ya lo estaban haciendo Spike y Star. No muy emocionados, por supuesto. No tenía ganas de irse de donde se había estado quedando, de donde Bel lo había llevado. Y todo por una verdadera estupidez…
-... no tienen muchas alternativas, tenemos mayoría y…
El que estuvieran pendiente de él, el que lo fuera a ver y le llevaran cosas, o lo invitaran a cosas estupidas… era todo tan estupido y aun así…
-... si creen que vamos a aceptar tales condiciones me temo que…
Tan, pero tan estupido. Solo querían algo, todos querían algo. Esto no era diferente, ellos no eran diferentes. No era como si…
-... entonces qué sugieres?, solo alto al fuego?
Tenía hambre, un bocadillo no estaría mal. ¿Y qué mejor que uno que llevaba todo el rato diciendo mentiras?, no es que llevara la cuenta de lo que se hablaba, era demasiado aburrido y demasiado largo. Comida era comida, oírla hablar no era parte del proceso.
- ¿Qué? - ¿Ahora uno no podía comer en paz?, se preguntó con molestia.
- ¿Por qué hiciste eso? - Takeshi le siseo, más tenso de lo que lo había visto antes.
¿Qué?, ¿se había comido a alguien importante?, por favor.
- Comida es comida. - No le veía razón para negar este hecho. - Jugar con la comida es una cosa, oírla hablar estupideces no lo es. - ¿Tenía que enseñarles algo tan básico? - Con la comida no se negocia, Takeshi. - En su lugar… - La haces huir con la cola entre las piernas. - Dicho esto, se llevó a la boca otra alma, solo para probar su punto.
Era una lección muy tonta que enseñar. Ellos habían estado en aquel lugar con él, debían de saberlo. Si querías que te dejarán en paz, debías darles una buena razón para hacerlo.
- Usted dice sus deseos, sus demandas, y deben acatarlas porque son inferiores. Si no es así… - Mató a varios de golpe, no iba a dar esta lección dos veces. - tú eres el inferior, y te comerán. - Por tanto: - ¿Que eres?, ¿comida o asesino?
Sin molestarse en mirar, teniendo varias almas en mano y solo ganas de comer, explico simplemente:
- No tenían intenciones de cumplir su parte, si no era obvio desde hace más de media hora. - Y quería irse, muchas gracias.
~o~x~o~x~o~
- Estás bromeando, ¿cierto? - Ante la negativa tanto de Squalo como de Hayato, Xanxus Vongola se llevó las manos a las sienes. - No es nada diferente a lo que hubiéramos esperado, sabemos que esa gente no es de palabra o confiable… - Eso, en si, no era el problema. De hecho, Tsunayoshi les había hecho un favor, con toda honestidad. - ¿Por qué no hablaste con él antes Hayato? - El problema era algo que, para bien o para mal, había visto venir por años.
No se había cumplido porque nadie más había ganado la lealtad de Hayato de la misma forma en la que lo había hecho Tsunayoshi. Nadie más. Y ahora Tsunayoshi casi no se metía en los asuntos de nadie a menos que estuviera aburrido o quisiera algo. Rara vez pasaba. Tsunayoshi no era de salir de su habitación, extrañamente, tenían que sacarlo. Solo veía al demonio cuando Takeshi o Hayato lo llevaban a algún lado, y era puntual. Un alivio, y también algo extraño.
Había esperado que Tsunayoshi se mantuviera de tal modo, sin meterse en estas cosas, hasta que las cosas fueran más pacíficas y alguien comenzara a explicarle cómo eran las cosas o se lo llevaran a otro lugar. Los chicos, los altos mandos de Varia, podrían dejar todo botado por Tsunayoshi, incluso si el demonio no creía tal cosa. Por como habían estado las cosas, había creído que eso sería lo que iba a pasar, pero ahora…
- El solo hace esas cosas en las mazmorras, y había estado perfectamente camuflado como un humano… - Si, sabía eso. El demonio había ido con Lussuria a pedirle ayuda con eso. Para un demonio, Tsunayoshi era bien portado. No es que hubiera visto a otro, la verdad. - No creí que fuera a dar problemas. - Que fuera a hacer algo así de buenas a primeras.
- Estamos hablando del mismo chico al cual han estado tratando como un niño, sobreprotegiendolo y todo. - E ignorando el lío sangriento que dejaba en las mazmorras, o como le gustaba desgarrar las cosas con sus garras o desarmar y destruir juguetes. O comerse a los animalitos que se encontraba. - Tsunayoshi no es ciego, el ve y cree que es ridículo, pero lo aprecia, ¿y no pensaste que eso tendría consecuencias? - Squalo tenía razón en todo eso. - Me amenazó, a mi, creyendo que iba a atacar a Takeshi. No iba a matarme, pero me amenazó de todas formas Hayato. ¿Qué crees que le haría a un desconocido cuando sabe que te están timando?
Mas bien no los destripo y no realizo un espectáculo con los cadáveres. Igual se oyó lo que dijo, se vio lo que hizo, y por los reportes de lo más bajos, quienes no sabían nada y se enteraron fue por la reacción de los que estaban más arriba, dando con el mocoso que les había parecido tierno de ver mas no entendían qué hacía allí, la actitud del mocoso fue como la suya. La suya. No con tanta furia, sino una fría calma, pero con la misma confianza, ego, y el mismo toque de "me vale un colmillo lo que piensen".
Si solo con la acción no había pasado por encima de todos, la actitud y su forma de darles una "lección" completaba el sello. Tsunayoshi había pasado por toda la cadena de comando como si él fuera el jefe. La falta de castigo, de pelea, no daba buenas señales a Hayato. Si no hubiera sido delante de una reunión de dos familias o más, no hubiera importado.
- A Tsunayoshi podría importarle menos Vongola o Varia. - Recordó pacientemente, porque esto era un problema y debía de tratarse como tal. - No conoce casi nada de la mafia, no sabe cómo se maneja nada de esto. - Ignorando la parte en donde, si hubiera sido el jefe, habría manejado bien esa reunión. Fue solo suerte. - No van a poder ocultarlo de este mundo ahora. - O de la guerra que aún había, incluso si Millefiore estaba hecha un desastre y perdiendo ahora.
Demonio o no, fuerza sobrenatural o no, eso no hacía a Tsunayoshi invencible. Eso sin mencionar el mal lugar en donde eso los dejaba a ellos. Muchos considerarían a Tsunayoshi como un arma secreta y eso les pondría un blanco más grande en la espalda a todos ellos.
Tenían suerte de que él hubiera preparado diversos planes desde que vio a Bel llevando a Tsunayoshi de la mano. Claro que la mitad de esos planes venían de Bel y Mammon.
- Vas a empezar a llevarlo a las reuniones, a tus reuniones, lo quiera o no. - Iria, ya había ido a esta sin que nadie le dijera nada. Iría a las otras. - Si habla o se entromete, solo lo corregirás si hace falta. - De esa forma sabrían cómo Tsunayoshi pensaba, como consideraba las cosas, con respecto a la realidad y a los demás, mucho mejor que solo llevarlo de un lado a otro y dejarlo ser. - Pídele su opinión si hace falta. - Porque era muy posible que Tsunayoshi solo se entrometiera cuando pasara mucho tiempo o viera algo mal.
El demonio no hablaba mucho, y si lo hacía no era con él o los chicos. Quizás Bel, y no estaba seguro.
- ¿A menos que tengas alguna objeción…? - La pregunta era solo una formalidad.
Todos sabían que, al final del día, a quien en verdad respondían era a Tsunayoshi desde que el demonio había aparecido y era relativamente razonable.
No sabía que había hecho Tsunayoshi en vida para ganar tal lealtad que incluso en su muerte y luego de tal pesadilla aún se mantenía. Pero quería saberlo.
Y quería saber como Tsunayoshi podía creer algo distinto.
~o~x~o~x~o~
-... tal cosa?, sabía que Vongola estaba desesperada, pero…
Desde su asiento, un asesino resistió el terrible deseo de meterle una bala en medio de la frente a los idiotas que hablaban de algo que no tenían ni idea. No lo hacía porque no quería lidiar con la parte del caos y tener que tomar precauciones extra. No valía la pena, eso y de que si no fuera por esta gente no se estuviera enterando de cosas tan… interesantes.
- Mira que no decirme nada… - Masculló para sí, sin ser sorprendido de que León lo mirara con grandes ojos, sin tener idea de lo que pasaba.
A quienes tendría que dar el susto de sus vidas no eran estos idiotas que no sabían de lo que hablaban, sino a ciertos mocosos que deberían saber mejor que nadie que no debían dejarlo fuera de las cosas que conciernen a sus estudiantes.
¿Un chico joven, muy joven, de pelo marrón alborotado y grandes ojos naranja, de piel blanca y aspecto japonés?, ¿un chico que había estado en medio de una de las reuniones entre Varia y representantes de Millefiore?, ¿y había habido muertos en cuestión de segundos sin explicación aparente?
Tenía muchos, muchísimos, castigos que dar si creían que podían esconder algo así de él.
~o~x~o~x~o~
- Así que de verdad alguien lo invoco… - Un científico murmuró para sí, una mano en el mentón, pensativo.
- ¿Es eso malo o bueno? - Le preguntó una de las personas sentadas en la mesa.
- Depende de quién y cómo. - Respondió otro, ceño fruncido y manos queriendo agarrar un fusil.
- Calmate, debe estar con Varia. - Esta fue la voz de una mujer, colocando una mano sobre las de quien quería agarrar un fusil y salir a de caza inmediatamente. - Mató gente de Millefiore. - Recordó con énfasis, calmando un poco a los presentes.
- Lo mejor será ir a ver. - Sentenció el científico, sin querer compartir las varias teorías que tenía. - Deberían darnos paso. - O lo abrirían ellos mismos, a la fuerza.
Años, llevaba años, investigando, leyendo sobre magia negra, mitos, leyendas… de todo. Lo sobrenatural existía, no podía negarlo luego de aquello. Los chicos habían sido bastante amables con él, trayéndole cosas raras que creían que podían ayudar más no entendían. Si bien él inició por curiosidad, cuando los otros le llegaron para pedirle reunir información por varios motivos y se enteraron de que él ya estaba en eso, las cosas cambiaron.
La posible amenaza de volver a uno de esos… planos, no era descabellado. Nadie quería volver a vivirlo, nadie quería saber si Usagi o alguien más hacía algo similar… Con el paso de los años eso había cambiado, otra vez.
Las medallas que les había dejado Tsunayoshi no eran simples medallas o recuerdos. No podían ser jalados a ninguna otra realidad sin su consentimiento. Ese era el regalo detrás de esas medallas. En ningún momento Usagi especificó cuáles eran las recompensas de ganar contra él, solo había dicho que quien ganara podría volver. Usagi había mentido al no detallar, o quizás todo esto no estaba en el "trato" y solo fue algo extra. Fuera como fuera, dejaba mucho a la imaginación.
Descubrirlo luego de muchos años y explorando lo que era la magia solo lo hacía peor. En medio de todo eso, descubrir que era posible convocar y atar a tales seres no fue un descubrimiento lindo. Esto no había salido de este círculo, y francamente ninguno quería explorarlo, no hasta que la nueva actitud de Reborn los abofeteó en la cara.
Reborn nunca fue la persona más dada, o la más amable, pero desde lo ocurrido era más… volátil, amargo, y directo al punto. De broma los saludaba, y era más por cortesía que por otra cosa. Gracias a esto, porque Reborn no fue así ni siquiera en aquella zona, era difícil de olvidar que el premio gordo para Usagi fue Reborn y que Reborn había hecho mucho más daños que ellos en contra de Usagi.
Quien recibió el mejor traje y máscara, los más trabajados, quien destrozó esa máscara y no recibió castigo por ello, quien podía andar por donde quisiera y no le pasaría nada. También era a quien Usagi buscaba pelear cuando estaba mas aburrido, y quien rara vez salía lastimado. Reborn era quien le pedía cosas a Usagi y en el peor de los casos Usagi lo retaría a una pelea como pago. Reborn era quien mejor leía a Usagi, el favorito.
Honestamente nadie creyó que Reborn iría en contra de Usagi. A fin de cuentas, era su tutor, quien mejor lo conocía aparte de su madre.
- Primero confirmemos antes de decirle a Reborn. - Declaro la única persona que hasta ahora no había hablado.
En esto todos asintieron. Reborn no debía de saber si Tsunayoshi estaba en manos de alguien más o no. Podría hacer una tontería.
- Más le vale a Viper tener una buena excusa… - Ella había estado aquí, con ellos, de vez en cuando, y no había dicho nada.
Investigar cómo invocar a uno de esos entes era peligroso, y aun así se habían tomado la molestia de hacerlo, sin tener mucho éxito, y venía algún infeliz a invocar a Tsunayoshi como si nada.
Reborn no consideraba a sus estudiantes como solo eso, estudiantes. Ninguno había querido decirle nada hasta haber traído a Tsunayoshi, incluso por solo un momento, para ver si se podía o no. Nadie quería esperanzarlo para luego destruir tales esperanzas.
~o~x~o~x~o~
En medio de la noche, en donde solo estaba el sonido del viento y la luz de la luna, hizo su recorrido habitual, asegurándose de que estuviera solo y de que el demonio que habitaba la habitación no hubiera detectado su presencia. Al ver que todo estaba bien, procedió a dejar el paquete-
- Haces el ridículo. - Comentó la voz de un chico, alguien joven, mucho más cerca de lo que hubiera deseado.
El demonio tenía una expresión sumamente aburrida, cruzado de piernas sobre el marco de la ventana que acababa de abrir, su atención completa en él.
- ¿Carne asada? - Eh, no, esta vez no. - ¿Alitas de pollo? - No, no esta vez. - ¿Galletas? - Nunca le había traído galletas. - Hmmm… - En un dos por tres se vio sin caja y con una cola amarrada a su muñeca.
Hizo una mueca interna al ver la confusión del demonio ante el plato. Eso no lo detuvo de tomar uno y darle una buena mordida. Por los comentarios de los otros sabía que Tsunayoshi disfrutaba de lo que le dejaba, pero no era lo mismo saberlo que verlo sonreír y volver a morder con un gusto envidiable.
Una cola afianzó su agarre en su muñeca cuando intentó irse, recordándole que estaba allí y que no se iba a ir a ningún lugar hasta que Tsunayoshi así lo quisiera.
- Haces el ridículo, ¿sabes? - Murmuró el demonio limpiándose la boca con un pañuelo. Con que a esto se referían los otros con lo de "bocados", se comió uno y medio de 5. Casi nada. - Hay espacio. - El demonio señaló su habitación al decir esto, como si dijera algo obvio.
- Pensé que no querrías verme. - Tomando en cuenta que las primeras cosas que dejo aquí fueron lanzadas por la ventana sin miramientos…
Takeshi fue el primero, y por lo visto el comienzo. ¿Qué le habría dicho a Tsunayoshi exactamente…?
- Por supuesto que no, ¿por qué querría ver a quienes querían irse a como dé lugar? - Esto fue un siseo, un siseo sin lugar a dudas. - Aun estoy molesto, aun quiero agarrarlos y hacerlos adornos de techo, si a eso te refieres. - Rodando los ojos, el demonio agregó: - Podría tirarte de aquí, pero sabemos que volverás y seguirás con esto, ¿me equivoco? - Pues no, la verdad es que no. - Solo entra, ¿quieres?
Lo próximo que sabía era que estaba solo en el marco de la ventana, como si no hubiera habido nadie más allí antes. Falsa creencia, una muy falsa creencia, si las esferas naranja mirándolo desde la oscuridad decían algo.
~o~x~o~x~o~
-... feliz, es muy temprano Hayato. - Pero ordenes eran ordenes. Eso sin contar que era posible que Tsuna-sama no tomara bien no ser informado.
- ¿Y según tu va a estar en el techo extinguiendo a las palomas y a las lagartijas? - No sabía cómo seguían viniendo esos animales.
- O jugando con sus mascotas. - Si, mascotas. Si llegaban a hablarle no estaría para nada sorprendido. Más que mascotas parecían sirvientes. Probablemente eran sirvientes.
- Como sea, igual tiene que ir. - Ya tenía planeado unas cosas de incentivo, si hacía falta. - ¿Tsuna-sama?, ¿está despierto?, ¿Tsuna-sama?
Ojos grises dieron con los suyos e hizo una mueca interna.
- ¿Tsuna te dejo entrar?, felicidades Kyoya. - Takeshi si no tenía problema alguno en entrar y ver al que solía ser el prefecto demonio de Namimori en la cama del demonio, con dicho demonio al lado comiendo… ¿esas eran tortitas de carne?
- Lima, hay que buscar limas. - ¿Ah?, ¿a qué venía…? - Están creciendo, desnivelados y partes serradas. - Se limitó a dar como explicación una de las personas mas peligrosas de Varia, metiéndose con el cabello del demonio como si eso dijera todo.
Francamente no sabía cómo-
- ¿Están creciendo? - En segundos Takeshi se había lanzado a la cama, buscando ver por sí mismo lo que sea que estaba queriendo decir Kyoya.
Nada los podría haber preparado, a ninguno de ellos, para lo que ocurrió tan pronto Takeshi tiró todo por la ventana para ver lo que sea que quería ver.
~o~x~o~x~o~
- ¿Qué demonios fue eso? - Esa era la pregunta que muchos se estaban haciendo ante tal sonido peculiar.
Que la gente se preguntara lo que quisiera preguntar. Solo había alguien que podía confirmarle o no si lo que había oído era solo su imaginación.
- Chrome, cariño… - Su voz temblaba, pero no sabía si de la felicidad o el horror.
- Jefe… - Al mismo tiempo, hablaron al mismo tiempo.
Ambos se miraron, con las mismas emociones en conflicto. Con la misma confusión. Era imposible que hubieran oído ese grito, imposible, ni siquiera si…
- Kyoya. - Iba a matarlo, él tenía que saber algo. - Vamos Chrome, tenemos a un infeliz que cazar… - Porque tenía que saber, haber sabido, algo, y el desgraciado no les dijo ni pío.
Si era lo que se estaba imaginando, porque no había creído en nada los rumores, iba a desquitarse con todos. Chrome, por supuesto, lo ayudaría. ¿Cómo se atrevían a no decirles algo tan importante cuando estaban lejos?, misión o no, debieron decirles.
~o~x~o~x~o~
Un demonio los miraba feo, a todos, por reírse de él, cola de un lado a otro como la cola de un gato molesto. Ojos húmedos, colmillos reluciendo, e irritación a millón. Afortunadamente nadie había comentado sobre el trozo de torta de carne que había parado al techo y caía en pedazos poco a poco.
- Lo siento, lo siento Tsuna, no fue mi intención asustarte. - Era toda una sorpresa que eso pudiera pasar.
El demonio lo miró aún más feo si eso era posible, muy posiblemente crucificándolo en su mente, y no dijo nada. Takeshi sudo frío ante esto, sin realmente saber como solucionar esto sin molestar más a Tsuna y los otros no estaban ayudando con sus risas poco disimuladas…
- ¿Me perdonarias? - Antes de que los otros dos hicieran las cosas peor y Tsuna no quisiera verlo por días…
De seguro Tsuna se vio así mismo siendo aplastado, eso era lo único que se le ocurría, y la verdad es que solo quería… ¡cierto!
- Auch… - Ya entendía lo de la lima. - De verdad están creciendo… - Unos pocos centímetros, pero estaban creciendo.
Si no tuviera el pelo así, se notaría. No sabia como no lo había notado cuando tenía el pelo mojado, pero él era algo despistado así que…
- Se me había olvidado por completo que tenía cuernos… - ¿En serio Hayato?, ¿en serio? - Creo que tengo algo por aquí que podría ayudar…
- Son cuernos, no cuchillos o navajas. - Desafortunadamente Kyoya no lo apoyaba, porque en lugar de negar la idea, la probó antes de que alguien pudiera detenerlo.
Quizás fue una buena cosa que Kyoya no pidió permiso y de que se olvidaran momentáneamente de un demonio muy molesto entre ellos. Y de que Tsuna no lo tomó mal, afortunadamente.
- Es hueso, ¿como…? - Lo peor es que no podía decir nada, porque Tsuna no estaba peleando y más bien estaba cerrando los ojos y bajando la cabeza, cola dejando de hacer como la de un gato. En pocas palabras: le gustaba.
- No cualquier clase de hueso, dejó marca. - Kyoya señaló justo detrás de él, en la parte metálica de la cama que… ¿era eso un dobles? - Como los corto no tengo idea, pero viendo todas estas imperfecciones… - No se podrían quitar todas hasta que crecieran un poco más, o quedarían muy bajos. - Seria-
Un demonio abrió un ojo para ver porque todo había quedado tan quieto y al ver el problema se limitó a decir:
- Diganme que no vinieron por lo que creo que vinieron.
~o~x~o~x~o~
Aun viéndolo, era muy difícil de creer que la persona que estaba viendo en verdad estaba allí. Y no era… Usagi, no como temió. Tampoco era el chico que le regalaba tímidas sonrisas aquí y allá y le preguntaba cómo estaba o si le faltaba algo. No era el mismo chico que se preocupó inmediatamente por ella cuando ni siquiera la conocía, y aun así… aun así…
- No te va a morder, al menos no mientras no lo molestes y mucho y aun así no será grave. - Takeshi le susurro al oído, como si compartiera un secreto. Estaba siendo muy obvia, ¿no es así? - Hey, ¿ahora tampoco te quieres arreglar tú solo? - A pesar de la pregunta, el tono era conocedor y divertido.
Se hubiera reído de no ser porque estaba viendo sutiles marcas aquí y allá en el cuerpo de quien solo ser su jefe alguna vez, marcas de dientes, como si… Alguien le dio un ligero apretón en el hombro, y con eso sabía que la respuesta no iba a gustarle y era mejor no hacerla delante del demonio. Y hablando del demonio…
- Son lindas. - Dio como explicación al dueño de las alitas, quien no aprecio mucho que lo tocara de ellas.
- Hmm… - Para su sorpresa y desconcierto el demonio le sonrió y extendió esas alitas, girandose por completo para que pudiera verlas por completo.
- Ve que le da cosquillas. - ¿Ah?, ¿le daba…? - ¿Por qué no las agrandas?, aún tenemos algo de tiempo. - ¿Tiempo para…?
Cualquier pregunta que tuviera fue lanzada por la ventana al ver esas alas crecer y creer, pasando a algo mucho más esperado para ella. Efectivamente, si le daban cosquillas…
~o~x~o~x~o~
- Así que tenían razón… - Murmuró para sí, recordando las palabras de los que, antes de todo el desastre, eran Varia. Y los Arcobalenos, como olvidarlo…
Al menos Chrome se había olvidado del asunto y se estaba divirtiendo bastante, metiéndose con esas alas sin ser disuadida por como estas buscaban cerrarse o por los movimientos bruscos del dueño. Por más que se riera y se quejara, el demonio en verdad no se apartaba. Los golpes aquí y allá eran involuntarios, y esa era la única razón por la cual no intervenía.
- Ahora no Takeshi. - No hacía falta, su cabeza aún estaba procesando-
Quien creía que era Takeshi resulta que ni siquiera era humano. ¿Estaba viendo un perro, un gato o un conejo?, ¿qué era esto?
- Es de Tsuna. - Al menos ya sabía que no era otro invento de Fran. - No se si es Star o Spike, son iguales. ¿Por qué no lo complaces?, te puede saltar encima si te descuidas. - ¿Saltar encima?, pero si era…
El… iba a ir con "la criatura" resoplo y apoyó la cabeza en su pierna, contenta ahora con que le rascara detrás de las orejas. ¿De dónde había salido algo así?, en aquel lugar no había animales de ninguna clase. Menos mal, lo único que faltaban eran más monstruos en un sitio en donde todo estaba lo suficientemente mal sin ellos.
- ¿Desde cuándo? - No se fiaba, pero este ser no era Usagi. Usagi jamás hubiera permitido que lo tocaran de esta forma.
- Medio año, más o menos. - Y estos desgraciados no le habían dicho… - La mitad de eso estuvo durmiendo, el cambio no le cayó muy bien a mi parecer.
- Ustedes se las están viendo bien. - Kyoya comentó como quien no quiere la cosa. - A mí apenas me dejó entrar ayer. - ¿Ah?
- Ma ma… - Takeshi tragó duramente al verse en la mira de varios. - ¿Qué esperaban?, estaba molesto, aun lo esta. Creo que la cosa es con Chrome, él nunca fue muy malo con ella… - En eso tenía que darle un punto.
A Chrome rara vez la castigaba y si lo hacía era menos doloroso y grotesco que a los demás. Tampoco le decía nada cuando Chrome quería ver lo que estaba haciendo, o cómo hacía esas máscaras. Chrome no aprendió mucho sobre el tema a pesar de su curiosidad y sus intentos.
- ¿Osea que conmigo no me va a ser igual? - Genial, lo último que-
- Eh, probablemente te irá mejor que a estos dos, solo mira a quien tienes apoyado en tu pierna. - Takeshi se encogió de hombros e ignoró las malas caras de quienes no negaron lo dicho. - Hey, vamos terminando, nos queda poco tiempo y aún nos falta terminar de arreglarte Tsuna.
Mukuro aun no terminaba de digerir toda la información cuando oyó:
- Y habla el favorito… - Esto no estaba destinado a ser oído.
~o~x~o~x~o~
Si había algo con lo que Tsunayoshi clasificaria lo que estaba pasando sería con "aburrido" y "estupido". Y también con el que "no se que rayos hago aqui". Al menos esta vez tenía una silla muy cómoda, a Star acurrucado a su lado, y un conjunto de cosas que no eran suyas, estaban cerca, y tal vez nadie extrañaría.
Más de una persona había preguntado en susurros quien rayos era y qué hacía allí. Uno se lo dijo en cara y la cosa murió allí porque Star gruño como un oso. Se sentía bastante fuera de lugar y no se molestó en ocultarlo. Algunos lo miraban feo y otros hacían muecas cada vez que algo cedía entre sus manos y ya no servía de nada, y tomaba otra cosa del escritorio. No sabía porque Chrome se reía de vez en cuando o porque Takeshi negaba con la cabeza divertido, pero ya que no le habían dicho nada y le valía un colmillo…
-... así que, ¿qué opinas Tsuna-sama? - ¿Ah?
Levantar la vista y encontrarse con varios ojos en él le valía un colmillo. El problema era que algunos de esos ojos eran conocidos y queriéndolo o no, eso sí le importaba.
- Jefe, es sólo un polluelo, ¿que va a opinar? - Buen punto, pero no por ese motivo.
- Ma ma, yo también estoy interesado en saber qué piensa Tsuna. - ¿Ah?
- Pero es solo un-
Todo se callo porque dobló un bolígrafo y se partió en dos. Patético. Esto no era solo porque si, ni siquiera querían saber su opinión en verdad, ¿no es así?
- Ninguno quiere mi opinión. - Empezando por allí. - Todo ya está decidido de todas formas. - Así que incluso si quisiera su opinión, no importaba.
Por alguna razón Hayato había quedado frío, y los otros también. Interesante respuesta-
- Hasta el mocoso sabe que se mofan de él. - Esto, con las risas, hubiera terminado con una advertencia. Pero no fue uno solo riendose, no fue uno solo.
Sin poderlo evitar, sonrió.
- Sabes, este mocoso te está oyendo. - ¿Qué le hacía primero? - ¿Y sabes qué más?, este mocoso sabe cuando se mofan de él. - Sabía que no lo tomarían en serio, pero solo lo haría más divertido: - Así que, ¿qué te parece si jugamos un pequeño juego? - Estaba aburrido, y se rehusaba a perder otra vez. Con eso en mente, se levantó de su silla y caminó hacia su entretenimiento de última hora. - Si ganas, lo cual debería de ser muy fácil para ti, te diré un pequeño secreto. Si pierdes… - No iba a matarlo, no aun. - Si pierdes tendrás que disculparte por mofarte de mí, ¿te parece justo grandulón? - Se iba a divertir, y en grande.
El idiota lo miro de arriba abajo con una ceja arqueada, y las risas no tardaron. Por supuesto que no iban a tardar. Podía sentir las miradas de todos sobre, y eso solo causaba que quisiera dejar el piso cubierto de sangre.
- ¿Y a que quiere jugar el pequeñín? - La única razón por la cual no retorció ese brazo y bateó esa daga demasiado cerca de su cuello fue cortesía.
- Un grandullón como tú no debería tener ningún problema… - Con alguien de su mismo nivel, claro está. - Aqui esta la mesa, ¿eres más fuerte que yo grandulón? - Más y más risas. Ya verían…
Ya verían todos.
- Claro, claro chiquitin. - Y tenía el descaro de tocarlo. Solo un poco, solo un poco… - No te sientas mal cuando pierdas. - Y más risas.
Estaba conteniendose de sonreír más, porque si lo hacía se acababa el juego y ya más que quería llenar todo de sangre y entrañas.
- ¿Listo enano? - Su mano se veia como la de una muñeca en comparacion con la de este idiota.
- Hmmm. - No iba a perder, no iba a perder.
Le dio unos segundos extra, dejando que las risas y las burlas comenzaran a apagarse lentamente. Mofa paso a desconcierto. Aqui fue en donde no se molesto mas y simplemente volteo todo y mesa con el idiota.
- Qué extraño, pensé que eras fuerte grandulón. - Era su turno, era su maldito turno. El horror y el desconcierto eran deliciosos. - ¿Acaso todos esos músculos y esa hacha es por show?, te la puse muy fácil. - Y aun con todo lo que se controló había sangre. Eh, detalles. - Alguien tiene miedo. - Correr a la pared no lo salvaba. A nadie. - ¿Y bien?, creo que me debes una disculpa. - Y hablando de disculpa. - Todos y cada uno de ustedes malditos. - Bien, podían saltar. - La próxima vez no va a ser un juego, morirán en donde están, ¿he sido claro? - Le creyeran o no, si esto volvía a pasar, iba a decorar el suelo con sus entrañas…
Y ya que le valía un colmillo los lloriqueos, las risas nerviosas, la incredulidad, y las pocas disculpas no sinceras, decidió responderle a Hayato lo que quería saber, asegurándose de que supiera que era con él.
- Y como soy razonable, te diré el pequeño secreto de todos modos. - Aquí desconecto la mirada con Hayato, quien debería de haber entendido el mensaje. - Todos ustedes morirán, pero eso no es algo que deseen oír, ¿no es así? - Recorrió el lugar con la mirada, queriendo solo golpear algo. Más de una persona saltó cuando pateó el escritorio y este voló unos cuantos metros. - Mi opinión no la quieren, ya tomaron su maldita decisión y no piensan oírme. A mi me da igual, porque ustedes no me importan y seguramente no los volveré a ver porque van a morir.
Dirigió su mirada al primer informante, al primer idiota que hablo, y no fue sorprendido de que esta persona tragara profundamente. Al menos era valiente, o no le tenía miedo. No importaban.
- Tu información es errónea, y lo sabes. - Antes de que se defendiera y se alargará más esto: - No se que hiciste, no se si supusiste algunas cosas o si acaso solo no confías en tus fuentes, pero estas inseguro y ya con eso se me es suficiente para saber que tu informacion es erronea. - Al segundo y al tercero: - Ustedes trabajaron en base a la información de él, no las suyas propias. ¿Quien verificó? - Nadie. Por supuesto que nadie. - Y por supuesto que ustedes están mal, porque estos infelices están mal. - Esto fue al grupo de gente que había estado hablando de tácticas y estadísticas y cosas que no quería recordar. - En pocas palabras, todo está mal desde el inicio. Van a morir porque algunos de ustedes no tuvieron las bolas de admitir que están mal, no se fían de algo, o solo Dios sabe que.
Ahora sí se permitió sonreír, de verdad, ya no importaba si veían sus colmillos o no.
- ¡Ni siquiera tengo que señalar a nadie para saber que van a morir! - Silencio, oh como le gustaba. Aunque tal vez estar tan alegre y hasta levantar los brazos en celebración ayudaba.- ¿Saben lo estupido que se oye eso de una base con poca seguridad, poca gente, cuando aparentemente tiene armas y cosas que ni se que son, pero suenan valiosas?, aparte de que para esa gente ustedes son insectos. - Finalmente: - Pero nada de esto importa porque mi opinión es irrelevante, así que no voy a molestarme en señalar más nada.
No se molestó en mirar atrás, no se molestó en responder a nada, ni siquiera se molestó en sentirse mal por el desastre. Ellos solitos podían arreglar todo ese desastre.
No iba a acompañar a más nadie a una reunión. Si lo hacía, llenaría el piso de sangre.
~o~x~o~x~o~
-... espectacular! - El demonio en su cuidado solo arqueo una ceja, pero de resto no protesto. - ¿Vas a decirme que paso cariño? - No hacía falta, ya sabía todo.
¿Cómo no iba a saberlo si Varia entera estaba en caos?, aun así prefería oirlo directamente del pequeño diablillo que había causado ese divertido despelote. Del mismo diablillo que, aparentemente, había venido aquí tan pronto dejó la reunión botada. No había roto nada, no hacía ruido, nada. Era el perfecto ángel. Llevaba días así, así que algo tenía que estarlo molestando. La quietud y el modo-
- No me gusta ser usado Lussy. - No era la respuesta que esperaba, pero era algo con lo que podía trabajar y menos complicado que otras cosas.
Conseguirle ropa a Tsunayoshi tenía más complicaciones que a cualquier otra persona a la que hubiera hecho el favor antes. No era porque el chico fuera quisquilloso, lo contrario en ese aspecto. Era su fisonomía. Las alas eran fáciles, y al mismo tiempo lo peor. Ropa holgada no daba problemas, pero si necesitaba usarlas… La cola, por otro lado, era flexible y de fácil acomodo, así que nada ajustado de las caderas para arriba.
Apreciaba los retos, y Tsunayoshi no se molestaba por modelar o que tomara medidas. Al menos ya no. Suponía que los dulces y masajes a sus alas eran pequeños trueques para tal buena conducta. Aunque nunca se esperó que Tsunayoshi fuera a venir a refugiarse con el.
- Bueno cariño, no creo que los chicos te estén usando. Si me das más contexto… - Oh, no importa. - Si es por lo de la reunión, temo que no es lo que parece. Xanxus ordenó a Hayato que te involucrara, que hablaras, así fuera para dar un comentario o dos. - Era un buen chico, un muy buen chico, y esta chaqueta le quedaba bastante bien. - Hayato no se opuso, y creo que, en algún momento, hubiera dejado Varia o estaría haciendo esto por su propia cuenta. - Después de todo: - ¿Recuerdas quien se suponía que serías Tsu-chan?
- No recuerdo mucho de cuando estaba vivo, es muy borroso. - ¿Ah?, espera… eso no era bueno. - ¿El idiota que no le sale nada bien? - De todas las cosas…
- Ibas a ser el Decimo Vongola, Tsu-chan. - Iba a pedirle a Hayato que cambiará el shampoo, el otro daba mejores resultados. Aunque, viendo el estado de estos pequeños cuernos… tal vez nada de químicos en la cabeza sería lo mejor. - Estarías en el lugar de Xanxus ahora. - No lo entendería, pero la idea debería de bastar por ahora. - Tu mismo te buscaste esto, interferiste en donde no te correspondía sin pedir permiso. Los chicos solo están buscando involucrarse de manera más natural, que los de abajo te vean arriba. Hayato estaría feliz de que tomes su lugar, en todo caso. - Sería de lo más natural para los chicos, honestamente. - Ellos se encargarían de que no te sea tan pesado y de cualquier cosa que no quieras, como nosotros hacemos por Xanxus. ¿Suena mal?
Más le valía a los chicos estar agradecidos por esto. Tal vez tomaría un par de días, pero su amigo volvería a su cuarto y dejaría de esconderse de ellos. No sabía que pasaría con el resto, pero…
- ¿Quieren que cuide de esos inútiles? - Auch, hasta él le dolió. - Yo no cuido comida, me la como. - Que indignación.
- Velo de esta forma: tú los cuidas, y ellos te traerán comida y juguetes. - Eso pasaría, si le agarraban cariño. - Pero si realmente no quieres, estoy seguro de que los chicos arreglaran algo para ti. - Y dejarían todo botado. Tan simple como eso.
El demonio no le contestó, y con eso sabía que la conversación había acabado. Al menos esa:
- ¿Qué te parece?, te queda fabuloso~
~o~x~o~x~o~
-...biste de haberme dicho antes! - Justo lo que le faltaba, justo cuando no quería tener que lidiar con nadie.
Tal vez no debió de salir tan pronto, tal vez no debió de ir a la terraza. No quería ir a su cuarto aún, no quería llegar y descubrir a alguien allí. Y ahora venía alguien a-¡Puff!
- ¡Tsu-kun! - ¿Tsu-kun?, ¿Tsu-kun?, ¿quién demonios…?
Hizo una doble toma al ver quien era el listillo que venía de la nada a asfixiarlo sin razón con un abrazo de oso. Era tanto así que antes de verlo venir había sido abrazado otra vez y besado en varias partes de su cara. Ah, y siendo llamado Tsu-kun con una sonrisa…
- ¡Kyoko!, ¡¿estás loca?! - Pues algo así estaba pensando, pero no con ese sentimiento-
- Mira Oni-chan, ¡es Tsu-kun! - Esto… ¿Qué era esto?
¿Por qué pasaba esto?, no entendía, no entendía, no entendía...
~o~x~o~x~o~
- ¿Tsu-kun? - ¿Estaba lastimado o algo? - ¿Tsu-kun?, ¿estás bien? - No importa lo que le dijeran, esta persona tenía que ser Tsu-kun.
Era casi la copia exacta del mismo chico que se ruborizaba al verla, que se había confesado en calzoncillos, y que incluso cuando todo iba mal intentaba hacer que los demás sonrieran. La mayor parte del tiempo huía de las cosas o se hacía invisible, pero francamente… ¿Qué otra podía esperarse cuándo se metían con él a cada rato y creía que todo le iba a salir mal?
Había oído los rumores. Chrome le había dicho. Y ahora que lo veía… era verdad. De verdad estaba aquí, y no estaba siendo Usagi. Usagi, fuente de pesadillas, y aún así no podía odiarlo. Menos y menos al paso de los años, las palabras de los más adultos tomando sentido para ella.
- ¿Tsu-kun? - Sin la máscara, era imposible confundir esos ojos así fueran de otro color.
Tampoco podía engañarla. Esa estúpida máscara había hecho mucho más que crearle animosidad en contra de los conejos.
- Te ves bien. - Esto era más para sí misma que para él. Por más que buscaba, no veía heridas, y no tenía temperatura y aún así… - Te acuerdas de mí, ¿cierto? - Dudaba que fuera ese el problema.
Demasiado brillosos, demasiado húmedos, demasiado amplios. Se decía que los ojos eran la puerta del alma por una razón, ¿no es así?
- ¿Por qué? - Un simple susurro, muy bajo.
- ¿Por qué que? - ¿Esos eran colmillos?, vaya. Chrome no estaba exagerando. - ¿Estás perdido?, me dijeron que apenas tienes unos meses aquí, y este lugar es enorme. A veces me pierdo, así que… - Se apagó, internamente entrando en pánico.
El tonto de su hermano no ayudo, intentando apartarla. Al menos esto acabó casi inmediatamente, por una simple frase que dejó a ambos sin saber qué pensar: "no entiendo". Una y otra vez, y no de la mejor forma.
~o~x~o~x~o~
- Ni siquiera pensé que fuera capaz de llorar. - Hubo asentimientos ante esto, concordando con él.
Con todo y todo, jamás creyó que Usagi-no, Tsunayoshi, pudiera llorar. Había creído que no tenía la capacidad de hacerlo. De hecho, tampoco había creído que podía ser algo diferente a "Usagi".
Así que aquí estaba, sin saber qué pensar, ante alguien que había comenzado a llorar más fuerte al ver que había sido encontrado por más que ellos dos, antes de negar con la cabeza y desaparecer del sitio como si nunca hubiera estado allí. Si no fueran por las marcas húmedas en el suelo de un color rojizo, bien podría haber estado nunca allí.
Que noche.
- Es una de las mascotas de Tsuna. - ¿Ah? - Bueno, les décimos mascotas, pero la verdad es que son más como sirvientes, siempre hay una cerca de Tsuna, y son muy listas. - Por la sonrisa tensa de Takeshi, había algo que no estaba diciendo. - Parece que quiere mimos.
Su hermana no necesitaba que se lo dijeran dos veces, y la criatura enorme parecía un perrito por como movía la colita y la empujaba con una pata pidiendo atención. Una cosa que procesar a la vez por favor.
Hizo una doble toma cuando, al girar la cabeza, dio con la misma criatura que vio a los pies de su hermana perezosamente mirando desde la cama. Miró a su hermana otra vez, luego a la cama… habían dos.
- ¿Supuestamente cuántas son Takeshi? - Los orbes naranja que eran los ojos de las criaturas eran muy similares a su dueño.
¿De dónde habían salido cuando, por todo lo que sabían, no había ningún animal en aquella pesadilla?
- 2. Star y Spike, no se como Tsuna las diferencia. - Podía ver porque.
Pero si solo habían dos y supuestamente siempre había una cerca de su dueño…
El animal no hizo nada más que soltar un bajo gruñido como saludo al acercarse. No se movió en lo absoluto y no parecía encontrarlo como una amenaza. Bien. Tendría más suerte peleándose con un oso que con una de éstas criaturas. No quería probar que tan cierto o falso fuera eso, muchas gracias.
Un bulto entre las sábanas en la esquina más alejada confirmó sus sospechas. No necesitaba ser un genio para entender qué significaba eso, ni de donde provenían los leves sonidos de llanto.
Colocando la mano sobre algo que no era una sábana más no era piel humana, se preguntó si quizás había sido demasiado duro en juzgar. Lo que sea que toco, se movió, y aun no sabia que era, pero tenía una leve idea desde que oyó las descripciones de los otros.
Se limitó a pasar su mano suavemente por lo que sea que fuera eso, una y otra vez, suavemente, sin esperar nada. Más bien no sabía cómo Tsunayoshi seguía aquí, pero no iba a quejarse por cómo estaban las cosas.
~o~x~o~x~o~
-... listo. - El demonio no miro a nadie, y tenía la impresión de que no lo haría por un buen tiempo.
Incluso ahora, luego de lavarle la cara con trapos húmedos, se veía miserable. La verdad, no sabía cómo seguía allí. Estaba casi seguro de que los demás presentes debían de pensar igual. No quería ser tocado, y aún así…
- ¿Te duele algo? - Dudaba mucho que fuera eso, quizás fuera hambre y aún así eso nunca tenía esta reacción.
No quería pensar en que tenían que reemplazar por un par de almohadas porque estaban ensangrentadas. Tsuna lloraba sangre. Como si el solo shock de saber que podía llorar no fuera suficiente, lloraba sangre. Oírlo había sido un shock por sí solo, pero verlo…
- Kyoko tiene chocolate en su bolso, y fotos. Creyó qué te gustaría, ¿te-
La mano de Ryohei fue lanzada lejos y un demonio le mostró los dientes. Les mostró los dientes. ¿Qué había de malo en lo dicho?, tal vez era Kyoko, aunque no sabía porque-
- ¡¿Por qué no se largan todos de una buena vez?! - O tal vez el problema ni siquiera era Kyoko, pensó con una mueca interna. - ¡No necesito su lástima! - ¿Ah?, ¿que acababa de oír…?
Ah. Ah.
- Tsuna. - Desgraciadamente podía más o menos el problema. Era algo lento. - Tsuna, no puedo hablar por todos, pero no quise dejarte. - Tenía que haberlo visto venir, tenía que haberlo hecho. Era algo obvio, en especial con tanta gente apareciendo ahora… - No me gustaba el lugar, no me gustaban los castigos, ni tus juegos, pero no quería dejarte. - Después de todo: - Eras mi mejor amigo, ¿por qué crees que quería dejarte solo? - Usagi no era fácil de tratar o entender, pero… - Lo primero que hice al volver fue abrazar a mi papá y luego ir a tu casa, pero no estabas allí y una lápida no es buena compañía. - En especial cuando sabías que la persona enterrada estaba en algo similar sino una parte del infierno.
- Querías irte. - Fue la acusación filosa, ojos más rojos que naranjas dando como los suyos, llenos de emociones muy oscuras que prefería no identificar. - Nadie quería estar, ¡NADIE!
Le hubiera encantado preguntar cómo podía estar tan seguro, pero la repentina frialdad y presión del ambiente era abrupta. Igual no hizo falta:
- ¿Qué tan estupido me creen?, ¿creen que no se como me evitaban, como huían de mí? - Muy, muy oscuro, acusaciones como dagas. - ¿Qué no sabía que me mentían a la cara y hacían planes a mis espaldas?, ¿qué no sabía que buscaban formas de herirme? - ¿Qué? - ¿Qué no se lo qué decían a mis espaldas?, ¿qué no se como me maldecían y deseaban que me olvidará de su existencia?
Nadie quería los castigos. Nadie quería terminar bajo las garras de Usagi, nadie quería ser la entretención del día, nadie quería ser despedazado vivo, torturado cruelmente. Y menos por entretención de alguien que estaba aburrido o simplemente le provocaba hacerlo.
Desear ser invisible a los ojos de Usagi no era una sorpresa. Ver a Usagi era recordar quién estaba detrás de la máscara y quién solía ser. Si no era por el horror, era por el dolor de perder a alguien querido de tal forma. Era como tenerlo y no tenerlo. Sin poder hacer absolutamente nada.
No tenía idea de lo de maldecirlo. Si, se hicieron cosas a sus espaldas, pero-
- Podrían hacerles de todo, ¡y volverían intactos!, eso no era porque sí. - Ah. Ay Tsuna… - Les di libertad, los deje estar, ¡cree un lugar enorme solo para ustedes con lo que tenía! - Tsuna… - Me hice la vista gorda, por supuesto que lo hice, pero no soy idiota. - Lo que siguió lo dejó frío por más de una razón: - No tuve la misma suerte que ustedes, mis entrañas fueron esparcidas por todos lados, jugaron conmigo, CIENTOS JUGARON CONMIGO. Hicieron cosas, muchas cosas, quién fui alguna vez solo lo recuerdan ustedes, y al igual que ellos… - La mirada pasó al suelo, algo mucho más oscuro en ellos que no dejo dejo ver. - me creen un maldito idiota. A veces me arrepiento de haber arrancado partes de mi alma para protegerlos del mismo destino, no son diferentes a ellos, no lo son…
No había nadie, llevándose cualquier otra cosa que Tsuna estuviera diciendo. Los perros tampoco estaban, el ambiente volviendo lentamente a la normalidad.
Mierda.
~o~x~o~x~o~
- ¿Alguien puede decirme por qué esto apareció frente a mi puerta esta mañana? - Perfectamente doblado, en bolsas plásticas, estaban todas y cada una de las vestimentas que le había conseguido a cierto mocoso.
Una simple nota de "gracias" había sido dejada en una, nada más y nada menos. No le estaba gustando en nada el mensaje, y más le valía que le dijeran algo que desmintiera lo que creía que había pasado.
- ¿Tú también? - No perdió como Hayato y Takeshi apretaron la mandíbula y apretaron los puños, mirando al suelo. - Voi, tenía la esperanza de que fuera una broma. - Squalo le señaló con una mano una caja llena de… ¿esos eran juguetes de…?
- Y a mi me me llenaron de peluches, al igual que al jefe. - Mammon no se molestó en darle muchas vueltas. - Fran reporta que el ala especial está impecable. - En otras palabras: "como si nadie hubiera estado allí".
No, definitivamente no le estaba gustando el mensaje.
- Almohadas y cobijas en mi caso. - ¿Incluso tu Leviatán? - Xanxus no va a estar feliz, hay dinero en su escritorio.
Al ver a lo que se refería, hizo una mueca. Definitivamente no le estaba gustando esto, y a Xanxus menos le iba a gustar.
Lo único que faltaba eran los muertos volviendo a la vida.
- Solo… solo oigan esto. - Tono serio, pero impotente.
Debieron de haber pensado en esto, pensó al terminar de oír el audio.
~o~x~o~x~o~
- Hey niño, este no es un lugar para jugar. - No, por supuesto que no. No estaba jugando ni había venido a eso. - ¿Y tus padres?, este no es lugar para ti amigo. - Amigo… si, claro.
- No se preocupe, pronto llegaré a casa. - Muy, muy lejos de aquí.
- ¿A casa? - ¿Podía dejarlo en paz o no? - Niño, no hay gente en esa dirección. ¿Estás per-
- No se preocupe. - Después de todo: - Estaré bien y sé a dónde voy. - Muy, muy lejos de aquí.
- No puedo dejarte ir solo por estos lados, es peligroso, nadie vive en esa dirección niño. - Y por eso era perfecto.
- No se preocupe, estaré bien. - Mientras más lejos, mejor. - Gracias. - Realmente no apreciaba la preocupación.
No estaba en peligro alguno, y ni siquiera estaba solo. Al menos Spike hizo los honores de asustar al idiota que no escuchaba esta vez.
- Hmmm… - Sería una larga caminata.
Al menos ya no debería de ver a nadie, finalmente. Había tardado más de lo que quería, pero no debería de ver a nadie más.
No quería ver a nadie más en su existencia.
~o~x~o~x~o~
-... sugieres? - Que interesante, Xanxus Vongola no estaba feliz.
Por más que había buscado, no había ningún rastro de Tsunayoshi en ningún lado. Cosas interesantes aquí y allá, pero ningún rastro. Nada que pudiera seguir, nada que le diera una pista sobre dónde podría estar.
Un disparo resonó en el aire, un cuerpo cayó al piso, muerto, y muchos ojos y armas pasaron a él. Le valía un colmillo.
- Así que… - Le daba medio minuto, y eso era siendo considerado. - ¿Cuando planeaban decirme que Byakuran trajo a Tsunayoshi a este plano y se le salió de control? - Se había informado todo lo posible, no dejó piedra sin mover. - ¿Y cuando planeaban informarme que tenían a un espíritu merodeando la mansión? - No tenía ningún problema en dejar cuerpos a su paso, no era algo… precisamente nuevo.
- Mataste a Hayato. - A la cabeza de Varia. ¿Y eso que importaba?
- ¿Y? - Era su propia culpa por no verlo venir. Debería de darles el mismo regalo a todos, honestamente. - Esta mas que bien, solo dale un minuto.
- Reborn, lo mataste-
La única razón por la que no rió a carcajadas era porque andaba demasiado molesto como para encontrar diversión ante el visible shock de un muerto volviendo a la vida. Sin heridas, como si nada hubiera pasado.
- No te creas inmortal. - Disparo de nuevo, solo para probar un punto. Ni siquiera se molestó en ver a quien le había dado esta vez. - Tsunayoshi no es tan poderoso aquí, me temo. - Había hecho muchas, muchas pruebas…
- Bromeas, no estamos en la pesadilla, no estamos-
- Quizás no, ¿pero tu crees que eso que tienes en tu camisa es solo decoración? - En esto si no pudo contener una risa oscura. - Aparte de la osadía de creer que tienen la opción de informarme, no tienen ni medio cerebro. - ¿Cierto Nana? - Le pregunto a la mujer que lo había seguido en silencio todo ese tiempo.
La misma mujer que había dado con la verdad detrás de lo que les dejo Tsunayoshi, de la manera más cruel posible. La misma mujer que solo seguía con vida porque su hijo la había traído de regreso a la vida, por segunda vez, y lo volvería hacer.
Y ninguno tuvo la cortesía de siquiera decirle a ella que su hijo había sido traído a este plano a la fuerza, o que había pasado con él. No le hacías tal cosa a una madre, en especial a una que solo tenía un hijo, y lo había perdido de una forma cruel, sin nada que pudiera hacer, y sin forma de vengarse u obtener justicia.
~o~x~o~x~o~
Se repitió así mismo que esto no era su problema, que esta gente solo iba a estar aquí una noche y luego se irían en lo que muy posiblemente era una misión suicida, y eso no era su problema. Si morían o no le importaba un colmillo, siempre y cuando se largarán. Serían un buen bocadillo, pero-
- Calla. - Spike, desgraciadamente, solo bajo el volumen de su lloriqueo, no dejo de empujarlo con la cabeza.
No, no iba a hacer absolutamente nada. Si, eran un buen bocadillo, pero solo eso. No valía la pena y realmente no quería ver a nadie. Solo sabía que estaban allí porque podía sentirlos, nada más, y así quería que se mantuviera. Se irían pronto, tenían que irse pronto.
Volvió a morder uno de los huesos del animal que había matado tan pronto llegó allí, sintiendo como se quebraba entre sus dientes. Lo que quedaba del animal eran sólo piel y huesos, el osado tuvo el descaro de querer atacarlo. Una de las patas era más grande que su mano, así que suponía que el animal tuvo una idea equivocada. Pensaba que los osos eran más listos, pero por lo visto-
- Callate. - Los iba a poner a dormir si seguían así. Había dicho que no, y no era no.
Sabía que tenían que entender, que debían obedecer, pero no lo aceptaban. Definitivamente no debió de dejar que tomaran su propia forma, no debió-
-... no!, ¡por favor no! - Eso era… la voz de…
Miro de reojo a sus ayudantes, notando que querían lloriquear aún más… Muy bien, podía hacer una excepción, suponía-
-... por favor! - La muerte sería un mejor destino, honestamente.
Esperaba no arrepentirse de esto como lo había hecho con todo lo demás.
~o~x~o~x~o~
- Oye, ya todo acabó. - Algo filoso lo toco en la mejilla, pero no quería mirar. No quería mirar. - Tsk, ¿acaso oyes algo? - Pues, ahora que lo decía…
Ya no había nadie tocándolo o hablándole de lo que le pasaría con más detalles que en verdad no deseaba escuchar o reconocer, una pesadilla en todo caso…
- ¿Tienes al menos una idea de en dónde estás? - Muertos, estaban todos muertos… - ¿Hola?, ¿acaso está sordo…?
Todos estaban muertos. Sangre por todos lados, cuerpos tirados, al igual que el equipaje y lo demás… Con razón todo había quedado tan silencioso de la nada, todo menos…
- ¿Qué eres? - Era un poco más grande que él, pero ese color de ojos no era natural, y estaba muy tranquilo lamiendo sangre de sus dedos…
- ¿Sabes en dónde estás? - Negó lentamente con la cabeza, sin saber si debía estar más asustado de esto que lo que había estado a punto de pasarle 5 minutos antes. - ¿Tienes idea de qué hacer? - Señor, ni siquiera sabía que había y que no había.
- Solo quiero ir a casa… - Jamás volvería a desobedecer a sus padres, jamás.
El ser frente a él, que tenía toda la apariencia de un humano, pero ningún humano estaría tan tranquilo en medio de una masacre y lamiendo sangre-¿eso era una cola?
- A lo mucho sobreviviras un par de días aquí antes de que algo te coma. - No había nada más que curiosidad aquí. No había lástima, no había tristeza, ni siquiera preocupación. - Supongo que tendrás que quedarte conmigo mientras localizó la zona poblada más cercana. ¿A menos que quieras valerte por tu cuenta…? - El ser le señaló a su alrededor, sin completar la pregunta, pero recordandole la situación.
No tenía muchas opciones.
~o~x~o~x~o~
- Ellos son Star y Spike, no te lastimaran. - Miro de nuevo a los animales que parecían conejos gigantes mezclados con un perro. O un animal muy grande y peligroso. No eran animales de verdad, los animales de verdad no se desvanecían en humo o desaparecían de la vista.
El que lo guiaba no podía ser humano. Tenía una cola, y ahora que se fijaba también tenía cuernos, colmillos y garras. También tenía alas de murciélago. Estas cosas no debían de existir, se supone que no existían…
-... debería ser un buen lugar, mientras tanto. - ¿Ah? - Espero que no seas quisquilloso con la comida, esto es lo único que ha conseguido Star. Esa gente de verdad no planeaba quedarse mucho. - El… el animal solo movió la colita, un par de mochilas a sus pies, esperando atentamente su veredicto.
Definitivamente jamás volvería a desobedecer a sus padres.
~o~x~o~x~o~
- ¿Entonces no reconoces nada de este lugar? - Para su desdicha el chiquillo le negó con la cabeza, abrazado a su brazo como un koala.
Días de caminata solo para esto. No había querido ni siquiera entrar, pero el chiquillo, por alguna razón que desconocía, se había apegado a él al punto de parecer sangre. Quitar la sangre no era tarea fácil, era un fastidio en realidad. Esto iba a ser un problema, se dio cuenta con pesar ante los grandes ojos suplicantes que le estaba dando el mocoso.
Suponía que era de esperarse. Suponía que nadie en su lugar querría quedar solo y terminar de vuelta en solo Dios sabe dónde si tener idea de que iban a hacer con el. Nada bueno, al menos no antes, pero ahora…
- Ahí está la policía. - No quería ir y lidiar con esto…
Los ojos suplicantes no se fueron, se hicieron peor. No debió de involucrarse en esto, pero… okey, solo una vez más, solo una.
- Buenos días oficial. - Debía de empezar por algo. - Mi hermanito y yo estamos algo perdidos, ¿nos podría ayudar? - Esperaba que el mocoso apreciara esto, porque lo último que quería era volver a ver humanos.
Y aqui estaba, como un idiota, haciendole favores a un mocoso que a la larga le valeria un colmillo.
-... okey, gracias oficial. - Ni siquiera estaban en el estado correcto. Genial.
Esto iba a ser una larga travesía y no tenía el ánimo para el mismo-Un jalón leve en su mano le hizo bajar la vista, solo para recibir una sonrisa muy inocente.
Este niño no tenía idea de lo que estaba haciendo.
~o~x~o~x~o~
-... sería perfecto, gracias. - No sabía cómo la gente no notaba que Koro-chan no era humano, porque era bastante obvio, pero lo agradecía.
Un leve apretón de manos le dijo que todo estaba bien, y por ello no fue tan sorprendido de que Koro-chan sacara algunos billetes y monedas del bolsillo. Tal y como sacar un conejito del sombrero, Koro-chan hacía lo mismo con el dinero y cosas pequeñas.
- ¿Koro-chan? - Aún era temprano, ¿no deberían de estar buscando el próximo tren?
- Solo salen temprano en esta zona, tenemos que esperar. - Ah. Era todo tan confuso. - ¿A menos que quieras divertirte un rato?, ¿es eso? - Los colmillos que antes le daban escalofríos ahora solo lo reconfortaban al verlos brillar por breves momentos cuando Koro-chan sonreía.
- Hace mucho calor. - Demasiado calor, prefería ver la televisión. - ¿Podemos ir al parque después de comer? - O después de que comiera el. Koro-chan casi no comía nada, no tenía ni idea de cómo eso funcionaba.
- Okey. - ¡Si!, ¡irían al parque! - Entonces vamos a ver que tal la habitación, se supone que la cama es grande… - La última vez que les dijeron eso había sido una mentira. Koro-chan le había dejado la cama a él, no importa como trato de decirle que podían compartir.
Tan pronto se cerró la puerta, Spike y Star aparecieron, recorriendo el lugar con su nariz. No es que los dejo en paz por mucho tiempo, ¡eran suaves como algodón!
- No hagan mucho ruido, ¿está bien? - Había un televisor, y la cama… bueno, al menos no era pequeña.
- ¡Okey! - Por más grandes que fueran, estas criaturas eran como perritos.
No se molestaban porque les subieran encima, o porque se metiera con sus orejas. La forma en que las naricitas y las colitas se movían era lindo, y no tenían ningún problema en ser usados de almohada. En realidad, eran muy mimosos. Muy irónico, porque daban miedo a primera vista, eran enormes.
- ¿Koro-chan? - Ya era tarde, ¿no iban a ir a comer y luego al parque? - ¿Koro-chan?
Hizo una doble toma al verlo en la cama. Había sido una caminata algo larga de la última estación para acá, y la mayor parte del tiempo Koro-chan lo cargo. Pedir taxis no era algo que le gustara hacer a Koro-chan, y tomando en cuenta que a donde fueran era estar preguntando…
Cómo le gustaría poder darle más que descripciones a Koro-chan. Deberia ser mas facil si al menos se supiera algun numero de calle o avenida o algo, ¿cierto?
- Wow… - Miro por si Koro-chan se despertó, pero no fue así. - Parece seda… - El ala bajo sus manos se estremeció por un momento antes de volver a quedarse tranquila.
Koro-chan no le gustaba que tratara de tocarlas, pero ahora que estaba dormido… ¿su cola sería igual?, ¿o sería suave y algo peluda como la de Star y Spike?
Con los cuernos no se atrevía. No eran tan grandes y Koro-chan lo veria de inmediato, no tendria ni un segundo para hacerle el tonto si Koro-chan despertaba.
~o~x~o~x~o~
Despertó con un bostezo y los lloriqueos bajos de dos ayudantes que no sabían mantenerse en silencio. Solo se limitó a pellizcarlos de la nariz como regaño. Suspiro con cansancio, preguntándose internamente como fue que terminó en todo este enredo. No era como si ganara algo con esto, excepto malestar porque no quería lidiar con nada de esto.
- ¿Uh? - ¿Qué rayos tenía encima…?
No sabia cuanto tiempo se le quedó mirando al mocoso roncando suavemente en su costado. No era almohada, pero lo habían agarrado de tal cosa. Miro al reloj y suspiró otra vez. Era tarde, pero no tan tarde, lo dejaría dormir un poco más. El muy tonto se habia quedado dormido sin siquiera una manta encima, y tal y como estaba…
Miro a otro lado y fingió que no extendió sus alas.
- Tráeme el mapa. - Necesitaba algo que hacer, y prefería confirmar que estaba yendo en el camino correcto. Volver no sería una opción, tendría que buscar un nuevo lugar después de esto.
Un problema para otro momento.
~o~x~o~x~o~
-...ro-chan, Koro-chan… - Qué extraño nombre para un chico, y no una mascota.
- Hey. - Un pequeño desvió de su misión no mataba a nadie. Los dejaría vivir un poco más. - ¿Qué sucede amiguito? - Y en un tren. El más pequeño estaba tratando de no llamar la atención, pero eso estaba fallando ahora que le estaba entrando la desesperación.
El niño, no podía tener más de 8, la miró con pánico. Pánico. Más que eso, el pánico no era por ella, porque no tardó en suplicarle su ayuda solo con los ojos.
- No quiere despertar, Koro-chan no quiere despertar… - Por más lindo que el nombre fuera, no era lo que esperaría para un chico.
- Hmmm… - Eso era un poco obvio. - Déjame ver…
Pulso normal, temperatura normal, ritmo respiratorio también…
- Imposible… - Murmuró para sí, en shock, viendo un rostro que jamás creyó volver a ver.
- ¿Señora? - Cierto, cierto… no podía perder la cabeza, de seguro era solo una coincidencia.
- Disculpa, es solo que se parece a alguien que conozco. - Y jamás volvería a ver. - No está herido en ningún lugar, ¿verdad? - Se veía perfectamente sano. - ¿Comió algo extraño? - A mitad de la pregunta, se detuvo abruptamente, dando con algo que ningún humano tenía. - ¿Cómo dijiste que se llamaba tu amigo cariño? - Tenía que ser solo una coincidencia, tenía que serlo…
- Le digo Koro-chan, porque nadie puede matarlo. - Espera, espera… ¿de dónde siquiera sacó tal conclusión?, ¿cómo siquiera sabe eso?
- Ya veo. - Y no, no eran imaginaciones suyas, de verdad había protuberancias en la cabeza de este chico. - Cierra la puerta, y las cortinas. - Viendo la inquietud del chico, no era de extrañar porque, agregó cuidadosamente: - Mira, ambos sabemos que no es buena idea llevarlo a un hospital, ¿me equivoco? - Al menos no de tal forma, no de tal manera.
El abrigo con la capucha tenía mucho más sentido ahora. En realidad, abría la puerta a muchas cosas y no necesariamente buenas. Aun así, viendo al niño pequeño tan preocupado…
- Cielos… - Maldijo internamente, viendo los cuernos que antes eran solo "protuberancias" para ella.
Ver esos ojos de un naranja fuego la hizo pausar, dejando los párpados abiertos más de la cuenta. De todas formas, eso no cambió que no hubiera reacción por parte de los mismos. Completamente noqueado, vaya peligro…
- ¿Qué es lo último que hizo?, ¿qué hizo ayer?, ¿qué comió? - Como si supiera mucho de cosas no humanas…
A quien engañaba, tendrían que esperar a que volviera en sí. Tenía que hacerlo en algún punto, ¿no es así?
~o~x~o~x~o~
Dedos metiéndose con su cola fue lo que lo despertó. Se limitó a enrollar su cola en la mano curiosa que lo molestaba, un pequeño susto, en lugar de un castigo como tal. Había tardado mucho, la verdad. Tenía sueño…
- ¡Koro-chan! - Mocoso tonto, penso para si, sin molestarse ante las preguntas a mil por hora o los abrazos. Debería de regañarlo, pero… valía de nada, igual lo hacía.
- Ya era hora. - ¿Quién estaba allí? - Calma campeón, calma, no soy enemigo. - Era… una mujer. ¿Qué hacía una…?, espera, ¿en dónde diantres estaban? - Tranquilo, están en mi apartamento. Es temporal, pero es hogar. - Eso no lo hacía mejor, honestamente. - Estabas cansado, no querías despertar, así que decidí traerlos aquí en lugar de dejarlos en el hospital. - ¿Hospital? - No sabes que es uno, ¿cierto? - No era para reírse. - Puedes llamarme Rosa, un placer Koro-chan. - Uhg.
Star andaba acostado a su lado, una pata sobre sus piernas. Spike… alguien definitivamente no tenía miedo de él. Luego regañaría Spike por estar comiendo cosas de un extraño… aunque técnicamente no importaba porque nada podría lastimarlos así como así…
- ¿Qué quieres? - Era alguien valiente, no le tenía miedo, y nadie ayudaba de buenas a primeras.
Las gracias no iba a dar.
- Si cuentas saber tu nombre, entonces quiero algo. - Muy gracioso. - Eso, y quizás saciar mi curiosidad. ¿Eres un vampiro? - ¿Que se supone que era un vampiro?
Por un momento no dijo nada, dejando que el mocoso que había estado cuidando todo el rato meterse con sus alas, buscando atención. Lo había preocupado, ¿eh?
- Koro-chan. - Ese era su nombre, por los momentos. Todo por culpa de un niño que no entendía un no. - Creo que sabes perfectamente que soy. - Y estaba muy tranquila sabiéndolo, revisando algo en el celular.
No iba a dar más información de la necesaria. No quería quedarse más tiempo del necesario tampoco. Si no se equivocaba, ya faltaba poco, luego sería merodear por las zonas buscando a una pareja cuyo hijo estuviera perdido, y eso podían hacerlo perfectamente Star y Spike.
- ¿Te gustaría hacer un trato? - En cualquier momento cometería una tontería, tenía hambre. - A unas ciudades deberían estar sus padres. - Y como nada era gratis: - Si tomas el crédito, agradecimiento, lo que sea, de entregarlo, haré el favor que quieras. Que sea razonable, claro.
Un problema menos, a menos que la mujer quisiera algo muy descabellado. De otra forma tendría que hacerlo él, y realmente no quería hacerlo.
~o~x~o~x~o~
Era bastante obvio que algo no estaba bien con Koro-chan. Eso era algo que no podía ocultar del otro niño, Michael, por más que quisiera. No tenía el corazón para despertarlos, y confrontar a Koro-chan no era una buena idea. Eso se lo había enseñado Usagi muy bien, demasiado bien. Y por todo lo que sabía Usagi no era un demonio.
Era, en cierto modo, tierno de ver. La sorpresa de las alitas, y de que estas cambiaran de tamaño, era nada en comparación de ver al demonio en volver al otro chico en ellas sin decir absolutamente nada, como una manta. En la cabina de un tren, eso era lo que había visto pasar hace tan solo unas pocas horas.
También era lo que se consiguió al despertar, haciéndola sonreír sin querer. Esto se arruinó cuando el más pequeño despertó y nuevamente falló en despertar al más grande.
El demonio no estaba preocupado o alarmado, sabía algo, y temía que eso fuera algo malo para ellos. El niño estaba pegado a él arriba y abajo, así que intentar distanciarlo no funcionaría. El demonio diera pelea o no, no iba a funcionar. Dudaba mucho que diera pelea, no si había hecho un trato para que ella lo entregará a sus padres. No quería ese alboroto, y por cómo estaba actuando… no le gustaba la gente.
Miró de nuevo el calendario. El trabajo tardaría más de la cuenta, suponía. No era mal de morir, pero los demás no estarían muy felices con ella. Era un tanto importante.
~o~x~o~x~o~
- El chico te quiere, ¿de verdad no piensas despedirte? - No. Hacer tal cosa era completamente innecesario. Un peligro más bien. Mientras menos interacción tuviera con el chico, mejor. No es que nadie pareciera entenderlo, pero esos eran detalles.
Tan pronto viera al mocoso ir con sus padres, se largaba. Rosa solo quería información, curiosidad sobre cómo terminó con el niño. Estaba bastante seguro de que Rosa estaba buscando algo más, pero no iba a dárselo.
- Te va a extrañar. - Por unos días a lo mucho y si acaso.
- No voy a ir. - Sus ayudantes irán y harían todo. Mientras tanto comenzaría su ida de aquí, pero no lo tomaría en serio hasta que supiera que ya el niño estaría bien. - Solo haz tu parte. - Todo lo demás era irrelevante en este punto.
Estaba hambriento.
~o~x~o~x~o~
La verdad, había algo que no había querido comentar delante del demonio y mucho menos del niño. Era bastante inquietante que no hubiera reportes del niño como desaparecido. Ya había investigado, había llamado a Kyoko para que le hiciera el favor. Kyoko tenía conexiones, y sabía cómo moverse para recopilar información.
Pues no había reportes, y no creía que esos dos estuvieran viajando solo por un par de semanas. El demonio podría fingir todo lo que quisiera, pero obviamente se preocupaba por el niño y lo consentía haciendose el tonto. No tomaría bien esta información. El niño… no hacía falta decirlo, honestamente. Y era por eso que había querido que el demonio viniera y viera por sí mismo lo que podrían encontrar.
Si bien no Kyoko no había encontrado reportes, si había conseguido en donde vivía el chico. Era un ahorro de tiempo, un gran ahorro de tiempo…
- Hey Michael… - No iba a detenerlo, pero tenía que preguntar: - ¿Estás seguro de querer entrar a esa casa? - Era un niño, por supuesto que querría volver con sus padres.
Ella le mantendrá un ojo por un tiempo. Lo que veía desde la ventana no le gustaba mucho. Varias personas, en fiesta, y una no acta para menores por así decirlo. Quisiera decir que era la casa equivocada, pero…
Un demonio no estaría muy feliz.
~o~x~o~x~o~
- ¿Koro-chan? - No estaba en ningún lugar. No estaba en ningún lugar.
- Calmate, puede que haya salido a comer algo. - Pero Koro-chan rara vez comía. - Ya aparecerá, ¿así que te parece si me acompañas a ver a una amiga?, puedes aprovechar para traerle algún dulce a Koro-chan. - Pero Koro-chan rara vez comía.
No es que pudiera negarse, sin Koro-chan aquí no podía quedarse. Rosa no parecía ver el problema, pero no conocía muy bien a Koro-chan. ¿Acaso Koro-chan ya no quería verlo más?, porque ni siquiera lo acompañó ni le dijo adiós…
- Alégrate. - Ignoro la mano en su pelo, y ante la sonrisa sólo podía preguntarse cómo podía alegrarse cuando solo quería ver a Koro-chan.
No creía que Koro-chan fuera a tomar bien que, luego de tanto esfuerzo, no quisiera volver a casa. Prefería estar con Koro-chan, por más extraño que eso pudiera parecer.
- ¿Qué tal un helado?, puedes pedir lo que quieras, yo quiero torta de chocolate con fresas. Mira. - ¿Todo el paseo para ir a una pastelería?, aunque los pasteles se veían buenos.
Para bien o para mal, en medio de su robarle a Rosa parte de su torta, llegó alguien. Otra dama. Tenía el pelo de color marrón claro, a diferencia de Rosa que lo tenía de color marron muy oscuro. La nueva presencia se veía mucho más femenina y delicada que Rosa. No es que Rosa no fuera femenina, pero… Rosa no iba con falda y vestida de rosa. Era como ver a una princesa. Ni idea si eso tenía sentido.
- ¡Kyoko! - Así que esta era la "amiga". Uh, ahora se sentía algo incómodo.
- Buenas tardes Haru. - ¿Haru? - Y tú debes ser Michael, un gusto. - Esta señora sonreía como el sol. Era cautivante.
- Mucho gusto. - Eso era lo que se decía, ¿verdad? - ¿Haru?
- Volviste a dar un nombre falso, ¿no? - Rosa rodó los ojos ante esto, pero asintió.
- En mi defensa no los conozco muy bien, y uno de ellos va por "Koro-chan". - ¿Qué tiene de malo ese nombre? - Lo eligió este pequeño de aquí, así que no soy la única que va con un nombre verdadero. - ¿Ah? - Michael, ella es Kyoko, es una vieja amiga, una gran amiga...
~o~x~o~x~o~
-... y eso sería todo. - Ya, ya.
- ¿Podrías decirme por qué está tan cabizbajo? - Triste, a pesar de los momentos de emoción por los dulces y algunos giros de conversación.
- Quiere ver a Koro-chan. - Otra vez con ese tal Koro-chan. De cada rato era nombrado. - No estaba en el hotel cuando volvimos, debía de estar allí. - Ah. Auch.
- Ya veo. - Michael estaba muy apegado a Koro-chan según había entendido. Y no eran hermanos. - ¿Cómo es?, tal vez lo haya visto en el camino. - Lo dudaba mucho. Solo quería saber como se veía, tener una imagen con el nombre. Ayudaría mucho tener algo más que su imaginación y descripciones.
Haru lo había descrito como un chico frío, blando por dentro, pero que buscaba ocultar tal cosa haciéndose el indiferente. También había dicho que no le agradaba la gente, que no hablaba mucho, y que aprecia tener algún problema de salud. Podía ser brusco y hasta grosero, tenía mal genio, pero la mayor parte del tiempo era taciturno. Era una descripción algo rara para un chico no mucho mayor que Michael.
- No te hagas ilusiones. - ¿Ah? - No te la quería mostrar… - Cualquier cosa que siguió no la oyó.
No podía ser cierto. En la pantalla del celular estaba la imágen de un chico con grandes ojos naranjas, adormilado, mordisqueando un hueso de pollo y buscando algo en un mapa. No estaba mirando a la cámara, de seguro ni siquiera sabía que le habían tomado una foto.
-... escuchando?, ¿Kyoko? - No, la verdad es que no.
- Dime que no lo hiciste. - Esto era increíble y no de la mejor forma.
Creía sí Tsu-kun no reconocía a alguien, había pasado más de una década, ¿pero no reconocerlo a él?
- ¿Hacer que? - Si, esto era increíble. La chica que había estado detrás de Tsu-kun antes de todo el fiasco, no lo reconoció.
- Pasar semanas con Tsu-kun y no darse cuenta. - Increíble. Increíble. Esto no tenía nombre.
La parte en dónde Haru se ofendió pasó y no lo notó, pero incluso si no lo hubiera hecho igual no le hubiera parado metra.
- Kyoko, se que duele y todo, pero Tsuna-san no va a volver. - No, no estaba loca y no estaba soñando Haru. - Se que se parecen mucho-
- Has tenido a Tsu-kun al lado y no lo ves. - Qué suerte había tenido y no… - No puedo creer que no te diste cuenta… - Y que no le creía, por Dios.
- Por eso no te quería decir. Por más que se parezca no es Tsuna-san. - Ni a golpes. - El-
- Solo mira esto, y dime si no son iguales. - Los chicos habían tomado fotos también, mayormente cuando Tsu-kun no estaba mirando.
- ¿De quién hablan? - Ah cierto, se le había olvidado…
- ¿No se parece a Koro-chan? - Era increíble, en más de una forma.
El niño perdió el aliento y le robó el teléfono, no se quedó mirando una sola foto. Pequeño averiguador. No tenía muchas fotos, las que tenía eran por molestar a Hayato. Quién tenía buenas fotos era Takeshi, pero no quería compartir el muy terco. Algo acerca de que Tsuna no estaría feliz, lo cuál le decía que tenían que ser buenas fotos porque Tsuna sabía de ellas.
Así qué, en pocas palabras, tenía fotos algo borrosas o poco lindas. No algo tan común o inocente como la que le había mostrado Haru. Y ya que el niño estaba tan tranquilo con la parte sobrenatural…
- Has tenido a Tsu-kun todo el rato y no te diste cuenta. - En cierta forma no podía culparla. El tema de Tsu-kun era bastante delicado. - Millefiore intentó invocar a un demonio a su servicio, no les fue bien. - Era incluso absurdo. No necesitaban a un demonio, no necesitaban nada más, ya habían hecho mucho daño como era…
Según Xanxus, había sido una burla. Una que había salido muy mal para Byakuran.
- ¿Aún no lo ves Haru? - No tenía que decirle nada sobre Usagi. Si alguien sabía como era Tsu-kun ahora era ella. En parte, y más que ella al menos.
Ahora, cómo le encantaría saber en dónde se había metido Tsu-kun…
~o~x~o~x~o~
Las dos señoras hablando en susurros no era realmente una sorpresa. Sabía que la visita no era para él, y ni siquiera conocía a la chica… Bueno, no había sido tan aburrido como esperaba, ¡tenía fotos de Koro-chan!
Eran pocas, y en ninguna tenía cuernos. No eran muy buenas, y en ninguna podía verlo bien a la cara. De cualquier forma, su asombro era que había alguien más que conocía a Koro-chan. La única razón por la cual no hacía las mil preguntas era que la conversación no era con él. Al menos estaba de vuelta en el hotel en dónde podía ver la televisión y tenía caramelos y galletas… y un teléfono robado. Ahora si-Algo jalandolo del pantalón lo asustó, lo cuál acabó rápidamente al dar con ojos naranja y orejas muy largas y una naricita como la de un conejito.
- ¡Conejito! - Cuando no sabías cuál era cuál y no querías ofender… - ¿Dónde te habías metido? - Era una de las mejores sorpresas. ¡Koro-chan debía de estar aquí allá!
- ¿Michael? - No, no, y no. Aquí tampoco estaba. Dónde más, dónde más… - ¿Qué pasa?, ¿Michael?
Un sonido peculiar, entre un ladrido y silbido, llamó su atención justo a tiempo para ver a Conejito tantear la ventana con sus patas.
Quizás Koro-chan no estaba tan cerca como había creído. No era como si eso lo fuera a detener, no era la primera vez tampoco. ¡Koro-chan debía de estar cerca!
~o~x~o~x~o~
Con desgano miró hacía arriba y se preguntó cuánto tiempo iba a tardar Spike en volver. Tenía ganas de enviar a Star de nuevo, quién había regresado antes de tiempo, pero Spike no debería de tardar en regresar. Además, Star no estaba haciendo ruido y le hacía compañía.
Dejó caer el resto de la ardilla que había tenido la maravillosa idea de meterse con su cola, como si debajo hubiera algo interesante. Se lamió los labios y se terminó de limpiar con su manga. Aborrecía la carne ya, y no había tomado más de un par de bocados. Su hambre seguía igual, tal vez peor, porque ahora tenía la irritación y el deseo de no tragar otra cosa. Morder tal vez, pero ya había roto muchos huesos por el camino y ya no lo encontraba entretenido.
Star lo empujo con una pata, deteniendolo de mover plumas y pedazos de ave. Suspiró profundamente y se recordó que no valía de mucho decirle nada, y francamente prefería que estuviera allí y lo mantuviera despierto. No es que tuviera mucho éxito si en verdad le entraba el sueño como tal, pero algo era algo…
- ¿Eres tonto o confiado? - Por supuesto que no obtendría una respuesta, pero no podía evitar hacer la pregunta de todas formas.
El ave que había aterrizado en su cabeza no se movió, agarrándose de sus cuernos suponía. No era como si pudiera verlo… Una sacudida bastó para que el animal siguiera su camino y lo dejara en paz. O al menos eso creyó por unos segundos.
- Tonto. - Murmuró para sí ante el animal que solo le ladeo la cabeza, demasiado cerca como para estar seguros de que no le tenía miedo en lo absoluto.
No tenía idea de que clase de búho era, si es que era un búho. No estaba seguro, pero creía que los búhos eran más grandes. Este animal podía sujetarlo con ambas manos sin problemas por como se-¿acababa de cambiarle la cara?
Quizás la única razón por la cual el animal no terminó hecho picadillo como los demás era porque cambiaba su aspecto en un abrir y cerrar de ojos. Eso no lo había visto antes, no que pudiera recordar, y era mejor que nada para entretenerse. No es que lo salvaría por mucho tiempo, y no cambiaba lo extraño del asunto… bueno, no. No era la primera vez que algún animal se le acercaba de esta forma, pero no era tan común tampoco. Tal vez solo era-
- ¡Koro-chan! - ¿Huh?, ¿Koro-¡Bam!
Un animal salió volando al mismo tiempo que un demonio se vio en el suelo con un niño que no paraba de hablar y… ¿llorar?
Dos animales muy grandes se encogieron en el sitio y se escaparon de la vista ante la mirada fulminante de su amo ante lo que habían hecho sin su consentimiento.
~o~x~o~x~o~
Salir corriendo detrás de un niño que iba a sólo Dios sabe dónde como un cohete no estaba en los planes de nadie. No era la primera vez que pasaba, así que estaba casi segura de que el mocoso solo estaba siguiendo las señales de alguna de las bestias que agarraba como almohadas. Al menos eso significaba que cierto alguien había decidido aparecer…
Adentrándose en la maleza, comenzaba a temer otra cosa. Habían pasado los caminos principales, y ahora estaban tomando los caminos menos frecuentados y no por ser malos, sino menos turísticos… Koro-chan prefería los sitios apartados, pero no solía irse tan lejos. Esto era nuevo.
-... bien, está bien… - La voz más cansada y exasperada que pudiera tener una persona muy joven. Tenía un toque de irritación. - Cambiaste de opinión, y eso está bien. - Finalmente había dado con estos dos, al fin.
Kyoko no hubiera aguantado este trote, los hubiera perdido hace rato. De por si ella perdió a Michael por un momento. Al menos todo estaba… bien…
Cadáveres. Animales muertos, y destripados. Algunos a medio comer. Árboles rasgados, como si alguien hubiera hundido sus garras en la corteza y jalado una y otra vez. No era tan descabellado, no habían tantos, pero la sangre y los órganos y las plumas…
-... supongo que quieres venir conmigo? - El demonio tenía la boca y los labios algo rojos, las manos aquí y allá, pero la ropa… - No es lo más listo que podrías hacer, ¿sabes? - El demonio sólo tocó sus cuernos para dar a entender el porqué. A pesar de sus palabras, no había ira detrás de sus palabras.
No era la primera vez que veía al demonio con la boca manchada en sangre. Ocurría a veces, y no era tan tonta como para creer que no era sangre. Cualquier cosa que pensó no fueron animales.
- Hmmm… - El demonio no tenía problemas con el niño, a pesar de su irritado y cansado exterior. - Tonto. - Fue el leve regaño junto con un pequeño golpe en la frente, nada del otro mundo. - No soy humano, Mick. - Espera, ¿Koro-chan le tenía un apodo a…?
- ¿Es eso un problema? - Para el niño obviamente no. No le tenía miedo al demonio en lo absoluto. Confiaba en él, lo que el demonio dijera eso era.
- Definitivamente eres un tonto. - El demonio no se molestó en contestar, solo suspirando divertido antes de sentenciar: - ¿Vamos con Rosa?, no creo que te guste dormir aquí. - ¿Con todos esos cadáveres y entrañas?, no.
- ¿Por qué no estabas allá? - El niño no le negó, aferrándose al brazo del demonio tan pronto se levantó. El demonio no estaba sorprendido por esto. - Podrías haber comido galletas conmigo y…
Un demonio se detuvo al verla, pero fue solo por un momento, arqueando una ceja.
- ¿Supongo que no te importa pasar una noche más con nosotros? - A ella… no, no realmente.
A él, por otro lado…
- Deberías de saber algo antes, Koro-chan. - De hecho, ella también. - Me reuní con una amiga hoy, y me contó unas cosas curiosas… - Tenía que saber, tenía que confirmar, antes de que pasará una estupidez. - ¿Eres Tsunayoshi?, ¿eres Tsuna-san? - No lo creía, pero Kyoko estaba tan segura…
Que este demonio fuera Tsuna-san era pedir mucho, no cuando lo que quedaba de él era-
- ¿Para qué quieres saber eso? - Con tal reacción, con tal alarma…
- Pensé que era una coincidencia, honestamente. - Lo que sea que había llevado a Tsunayoshi a irse lejos… - No creí volver a verte Tsuna-san, ¿o debería llamarte Tsunayoshi? - No estaba segura. El tiempo había pasado y no para bien. - Soy Haru, es bueno verte otra vez. - Y no como el desgraciado infeliz que era Usagi.
~o~x~o~x~o~
- ¡Pero que lindo! - Esa fue su bienvenida, por así decirlo.
Abrazó un poco más a Koro-chan, un poco temeroso ante la manera en la que Koro-chan se había tensado. Sentir la cola azotar el aire a sus espaldas era algo nuevo y extraño, y no bueno.
- ¿Koro-chan? - Si estas señoras lo molestaban tanto… - Podemos pedir otra habitación, esta es muy pequeña para cuatro. - No quería a Koro-chan molesto e irritado. Tal vez… - ¡Galletas!, ¡te guarde galletas!
Bajarse de la espalda de Koro-chan no era un reto, ya no. Koro-chan parecía saber justo cuando deseaba bajar. Esta no era la excepción.
- Te agrada ese niño, ¿eh Tsu-kun? - ¿Ahora Tsu-kun?
Más tarde le preguntaría a Koro-chan como las conocía. Era bastante extraño, pero suponía que no podía ser la única persona en-
- ¡No me toques!
No sabía cómo no llegó al techo del brinco que pegó. La mayoría de las galletas terminaron en el suelo, para su desdicha.
- Koro-chan no le gusta el contacto físico. - O eso decía. Creía que Koro-chan solo era quisquilloso en cosas tontas. - ¿Podrías dejar en paz a Koro-chan?, vamos llegando y me cargo todo el camino. - Tal vez no había buena historia entre estas personas y Koro-chan. - ¿Quieres ir a acostarte Koro-chan?, ¡puedo traerte tus almohadas favoritas! - Bueno, técnicamente no eran almohadas…
- Demasiado tierno…
¿Qué había de tierno en querer ayudar a Koro-chan?, y hablando de Koro-chan…
~o~x~o~x~o~
- Adorable… - Tsu-kun la miró por un momento, más no le dijo nada.
Entre sus alas estaba un niño durmiendo a pierna suelta, sin preocupación en el mundo. No fue algo que iniciará el demonio, y era algo común si la nula sorpresa por parte de Haru decía algo. El demonio estaba algo adormilado, pero se rehusaba a dormir con ellos allí.
Le asombraba ver lo cómodo que estaba ese niño con Tsu-kun, y le asombraba aún más lo complaciente que era el demonio con él. Era una relación inesperada, eso era seguro.
- Bebé un poco, te ayudará a dormir. - Esto tampoco era algo nuevo, aparentemente.
El demonio no quería dormir, pero estaba más dormido que despierto a este punto. Haru solo estaba asegurándose de que ambos estuvieran bien cobijados y cómodos para dormir. Un té no era sorpresa.
- Los chicos tendrán un paro cuando vean esto. - Tanto por el alivio, por lo tierno y por los celos. Ella también estaba algo celosa. - Sabes, según Takeshi él no necesita dormir, solo toma siestas aquí y allá. - Y por ello: - ¿Es esto frecuente? - Así como estaba, si ignoraba los cuernos y las alas, estaba viendo a un humano que no había visto en muchísimo tiempo.
- Despertará luego del almuerzo si tenemos suerte y Michael lo logra despertar. - Pero si eran las 8 de la noche. - Duerme un montón.
- Ya veo. - Eso no sonaba bien, incluso para un humano. - ¿Cuánto crees que nos tomé convencerlo de regresar? - Si es que era posible, claro está.
Tsu-kun le había sacado las garras solo por querer darle un abrazo. No quería verla. No quería verlos.
~o~x~o~x~o~
Si había alguien que parecía tener un pase libre para todo lo que concernía con Tsunayoshi, era Takeshi. También era la persona que menos parecía importarle las reglas y planes de otros.
- ¿Quién es usted? - Takeshi no podía culpar al niño por su asombro, pero francamente Tsuna estaba más dormido que despierto aún.
Tan pronto vio la foto, se escapó. Bueno, técnicamente llevaba un buen tiempo sin reportar y sin regresar, pero Tsuna era más importante en su mente. Haru de broma lo saludo, saliendo a cumplir su misión atrasada, y Kyoko solo observaba, sin querer hacer las cosas peor. Tsuna no había sido muy agradable con ellas luego de saber quienes eran en verdad.
- Takeshi. - No veía nada fuera de lugar. Pero no podía hacerlo. Estaba seguro de ello porque conocía a Tsuna. - Un viejo amigo de Tsuna, a quién creo que llamas Koro-chan. - Ver al niño entre las alas de su amigo como una manta era divertido. - Gracias por cuidar de él por mi amigo. - No sabía que había pasado, que podría haber visto Tsuna para buscar ayudar a este chico, pero no le importaba. - Michael, ¿no? - Tenía su agradecimiento de igual forma.
Las alas de Tsuna eran suaves y lisas, como la seda. Este niño no era el único en haberlas usado como mantas. Tampoco era el único en juguetear con ellas. Pero quizás era la primera persona que no pidió permiso para ello, porque a Tsuna no le gustaba que se metieran con su cola así que no podía haber dado permiso para eso. Y el niño no tenía reparó en hacerlo. Al menos así había sido hasta que llegó.
- ¿Qué estás haciendo? - La alarma del niño le decía que sabía que hacía. Algo que no le agradaba al demonio que planeaba dormir todo el día.
- Hey Tsuna, ¿cansado? - Jalarlo bruscamente de los cuernos era algo que a Tsuna no le gustaba, pero no era grave de hacer.
Un gran bostezo fue su respuesta con una mirada irritada. No fue sorprendido de que eso pasará a una mirada hostil tan pronto proceso a quién tenía en frente. No duró gran cosa.
- Estás bien con mi presencia, ¿si? - No iba a forzar las cosas más de lo necesario. No ahora, no iba a arriesgar su suerte. - Si me dices que me vaya, me iré. - Se sentía mal, tenía que sentirse mal si se había quedado aquí con personas que no quería ver, que no quería tratar-
- Tengo hambre… - Muy bien, no espero eso. No lo espero tan fácil.
- No se refiere a galletas amiguito. - Era tierno y triste como el niño había salido casi corriendo a buscarle algo de comer a su amigo. - Me sorprende que no hayas conseguido nada para ti en una ciudad tan grande. - Pero al mismo tiempo no lo hacía. Tsuna solo se metía con la gente de las mazmorras o gente que buscaba pelea. Al menos para matar y comer.
Su respuesta vino en la forma de una cola enrollándose en la pierna de un niño que casi se cae por la sorpresa. Debió de haberlo visto venir.
- Hmmm… - Suponía que podían trabajar con esto. - No podrás esconderle eso por siempre Tsuna. - Tomando en cuenta que el niño aparentemente no era sorprendido por escenas grotescas en películas… - Puedo-
Quizás juzgó muy mal el motivo, pensó minutos más tarde, haciendo muecas y vendando un brazo con muchas marcas de dientes. Tsuna no había sido para nada gentil, eso era seguro.
Tampoco le dio un mensaje positivo con querer comer. Tenía hambre, pero fue una advertencia. Al igual que las mordidas salvajes.
Viendo al niño preguntarle cosa tras cosa a un demonio que en verdad solo quería dormir y no hacer nada, llegando a pellizcar a "Koro-chan" para que le diera atención…
Tenía una buena idea de lo que en verdad quería hacer Tsuna antes de encontrar a ese niño que ahora no quería dejarlo en paz.
~o~x~o~x~o~
- No creo que esto le guste a Koro-chan. - En especial con el ánimo de poco amigos que había últimamente.
- Ma ma, tu solo mira. - Koro-chan no era un perro, no iba a gustarle.
Habían pasado a un pequeño apartamento. Solo él y Koro-chan. Venían a visitarlos las chicas y este hombre cada pocos días. Mayormente el hombre. Koro-chan no parecía odiarlo, solo no parecía estar muy seguro de su presencia. No sabía qué pensar, y Koro-chan no había ayudado con su confusión al decirle que, cualquier cosa, podía llegarle a Takeshi.
Al menos el hombre había sido muy amable al revisar a Koro-chan y a los conejitos gigantes cada vez que venía, y dejarles almohadas y dulces. Esta era la primera vez que traía juguetes, pero dudaba mucho que Koro-chan apreciará huesos plásticos o juguetes de cuerda para perseguir. Si salía con una pelota o un palo, le estaba pateando las rodillas, sin excepción.
No hace falta decir que su quijada llegó al piso al ver a Koro-chan perseguir el juguete de prueba y atraparlo rápidamente entre sus dientes. De hecho, no tardó en que sonaran cracks y sabía que Takeshi no planeaba que los juguetes sobrevivieran y por eso había tantos.
Hubiera esperado que Spike o Star fueran los que salieran detrás de los juguetes y no Koro-chan.
- Le gusta romper cosas, me sorprende que las paredes sigan intactas. - ¿Ah?
¿Por qué las paredes?
~o~x~o~x~o~
Quizás no debió de haber sido una sorpresa que, luego de que Koro-chan atacará a Takeshi de un momento a otro y no fuera en nada juguetón, apareciera otra persona al día siguiente. Eso no quería decir que igual no le cerró la puerta en la cara y llamara a la momia que se había quedado y le había prohibido ver a Koro-chan hasta nuevo aviso.
- Tsk, más vale que esto sea importante Take-¿qué diantres te paso?
La nueva persona tenía pelo gris. Gris. Como un viejo. Parecía una persona de negocios con ese traje tan forma.
- Tsuna. - Tan pronto Takeshi soltó el nombre, la expresión del otro hombre cambió por completó. - Está durmiendo, y está hambriento. Dejo de reconocerme y ta da. - Takeshi se señaló así mismo, a todas las vendas que cargaba encima. - No quiere comer, y no está feliz con nuestra presencia.
Tu eres el listo, ¿crees que puedas hacer algo? - Pestañeo varias veces al ser señalado por Takeshi, solo para: - El niño puede ayudarte, es quién ha conseguido que Tsuna salga de aquí y haga algo aparte de dormir.
No sabía si debía de preocuparse o no al verse en la mira de la nueva persona que ni siquiera sabía su nombre.
~o~x~o~x~o~
-... toque al niño, está muerto. - Odiaba hacer esto, pero el mismo mocoso también se lo había buscado.
Había tenido la oportunidad de volver a casa, de tener otra familia, la que quisiera, pero no. El niño quería a "Koro-chan". Koro-chan… que nombre tan tonto. Era solo un niño, debía respiró.
Aún no le cabía en la cabeza que Tsuna-sama tuviera a un niño tan apegado a él. Era… inesperado.
- No voy a mentir ni a decirtelo bonito. - Ni siquiera se iba a molestar. - Koro-chan es un demonio, y come almas. En otras palabras niño, Koro-chan come gente. - Tarde o temprano lo iba a saber, si se quedaba el tiempo suficiente.
- Ah. - Ese era el tono de alguien que se sentía estupido por no darse cuenta de algo antes.
Suprimió su curiosidad de querer saber cómo este niño había conocido a Tsuna-sama a duras penas y solo porque había cosas mucho más importantes que tratar:
- Detrás de esta reja hay gente mala. - Técnicamente. No podía saberlo con todos. No era adivino. - De nada vale si "Koro-chan" no quiere comer. - Se podían hacer muchas cosas, pero obligar a un demonio a comer no era una de ellas. - Esa parte te la dejo a ti, ¿crees que puedas hacerlo?
Luego verían como rayos hacían con la parte en dónde Tsuna-sama estallaba al verse aquí otra vez, y como los altos mandos de Vongola tomaban no haber sido informados de los últimos acontecimientos.
~o~x~o~x~o~
Si había algo con lo que un demonio estaba muy molesto era haber sido engañado. No por un humano, no por un grupo de humanos, ni siquiera por verse bajo las súplicas y ojos llorosos de un niño que no debería saber qué estaba haciendo. O que no estaba haciendo.
No, nada de eso. Estaba furioso con sus propios ayudantes. Había sido engañado por ellos, todo esto había sido planeado por ellos, el verse en esta situación. Había sido engañado por sí mismo, y eso lo enfurecía.
Les había prohibido interferir. Les había prohibido cazar almas. Les había prohibido lloriquerle más. Y habían hecho esto.
No era como si fueran a extinguirse con él. Así que ni siquiera podían culpar a sus ganas de seguiré existiendo…
- Fuera de mi vista. - O los destruiría de adentro hacía fuera.
Podía hacerlo fácilmente. Podía destruirlos. Los había creado. Podía eliminarlos también. Y lo sabían.
Habían sido listos en estarlo evitando, y eran listos en obedecer ahora.
Ni siquiera quería pensar en el niño que, incluso antes de esto, no sabía que iba a hacer con él. Tampoco quería pensar en que estaba de vuelta en el lugar que no quería volver a ver, con la gente que no quería volver a ver.
¿No era de esperar que estuviera furioso?
~o~x~o~x~o~
- No está feliz. - Era una advertencia estupida. Tsuna había estado intratable desde que despertó, al punto de lanzarles cosas en la cara tan pronto los veía.
El que escapaba de esto era Michael, a duras penas. Tener a un demonio molesto no era cosa de risas. Era como, en cierta forma, tener a Usagi otra vez. Ni siquiera las paredes se estaban salvando de su ira, con gruesas marcas de garras en todos lados. Tsuna no salía de la terraza, no deseaba salir de allí, y solo lo sacaba Michael a duras penas. Era una reacción bastante violenta, pero… sabían que no tomaría bien verse aquí otra vez, de esta forma. No era mucho lo que se podía hacer, desgraciadamente.
Al menos Squalo había tomado bien la noticia. El resto… no tanto. Las marcas y la violencia extrema había hecho el trabajo de decir claramente que Tsuna realmente no deseaba tratar con nadie y si lo hacía no terminaría bien.
~o~x~o~x~o~
- Sabía que esos idiotas te habían encontrado Tsunayoshi. - Qué aún tuvieran la maravillosa idea de no informarle…
Dejar a varios experimentar lo que era morir no había sido suficiente. O tratar con la madre que, a pesar de todo, solo quería ver a su hijo. Eran unos verdaderos idiotas. Unos buenos idiotas, pero seguían siendo unos idiotas sin remedio.
Esquivó una silla y arqueó una ceja ante la reacción tan agresiva de Tsunayoshi. Más agresiva de lo qué hubiera esperado, se estaba transformando. Ni siquiera-Ah.
- Tonto de mi. - Esto no era ira, no como lo que había oído en murmullos y había visto en la forma de muebles rotos y paredes marcadas con garras. - Nuestro último encuentro no fue agradable. - Tonto de él por olvidar ese detalle.
Si solo fuera ira, sería agresivo, pero no estaría transformándose en algo más peligroso y no más terrorífico. Peligroso, garras y colmillos más grandes, y acercándose como un león contra otro. Estaba siendo considerado una amenaza.
Tal vez esos disparos que le había dado en la cabeza si hicieron algo, pero no tenía idea de que. Si fuera odio, no estaría actuando de este modo…
- ¿Ves? - Lanzó las pistolas lejos, y el demonio dejó de avanzar y mostrar los dientes. - Desarmado. - Con las manos arriba e indefenso.
Bueno, eso funcionó para que la transformación hiciera marcha atrás, y que no quisieran matarlo. Un positivo. No esperaba una reacción positiva, la última vez que se vieron no fue en buenos términos y dudaba que Tsunayoshi fuera a olvidar tal cosa.
- ¿Podemos hablar? - Si nadie daba el primer paso, Tsunayoshi no se iba a calmar. - Te traje un regalo de paz, estoy seguro de que te gustará. - Solo a él podría gustarle, solo a un demonio.
Estaba molesto, resentido, no se iba a calmar así como así. No iba a pedir disculpas, porqué él no veía nada malo con lo que hizo. Tomando en cuenta como podían ser otros demonios, Tsunayoshi no hizo casi nada malo. Para Tsunayoshi, él les había dado regalos y brindado protección, y solo había querido su compañía.
No veía nada de malo en herir a otros porque eso era lo natural para él ahora. No veía nada de malo en encerrarlos con él porque no quería estar solo, y creía que era un pequeño precio a pagar por todo lo que les dio.
Los demonios eran criaturas egoístas, ¿por qué Tsunayoshi iba a ser diferente?
~o~x~o~x~o~
- Les dije que eran unos idiotas de primera. - Ese fue el saludó que tuvieron en la oficina principal.
Un asesino, el mejor asesino del mundo, estaba sentado como el dueño del lugar, las piernas sobre un escritorio que no le pertenecía, sonriendo con gran suficiencia. Tomando en cuenta quién estaba con él en esa misma oficina, tenía justificativo.
Un demonio estaba allí, sin tirar cosas a ningún lado, sin rasgar las paredes o tumbar cosas. Un camaleón estaba bastante cerca de dicho demonio, mirándolo con grandes ojos como si no creyera lo que veía. Por su parte, el demonio estaba perfectamente contentó con sus alas extendidas, masticando algo con ánimo.
- Traiganle aceite, es bueno para sus alas. - Órdenes. Les estaba dando órdenes. - Y traigan a Nana, amará verlo y estoy seguro de que Tsunayoshi no se molestará por eso. - Lo decía con una seguridad que era casi envidiable.
~o~x~o~x~o~
Los planes de Reborn fueron arruinados de la manera más tonta e inesperada posible: un niño.
Bueno, no arruinados como tal, porqué ver a Tsunayoshi regañar al niño por andar corriendo con un leve golpe en la frente y hacerse el indiferente ante dicho niño que no le hizo mucho caso y estaba más interesado en subirse a su lado y mostrarle algo…
El demonio no daba miedo al mover una de sus alas para que el chico se subiera y dejarlo apoyarse en él. O jalarlo de la ala para cobijarse en ella. Era tan casual que esto tenía que haber pasado varias veces, en especial con lo tranquilo que estaba Tsunayoshi y por cómo ambos miraban a la pantalla de ese celular. Y claro, el más pequeño hablando a mil por hora. En parte era como ver a Tsunayoshi y a Fuuta, pero no pasaba mucho y Fuuta no se acercaba tanto.
Y hablando de Fuuta, debía de estar pensando lo mismo desde dónde estaba parado. Había dicho sólo Nana, pero nadie sabía seguir simples instrucciones.
- No. - La sola órden lo llevó de vuelta al demonio.
- Pero-
- No. - Esto tampoco era exactamente nuevo. Era un tanto estúpido. - No vas a ir, tú solito, a ningún lado. ¿O quieres terminar en solo Dios sabe dónde otra vez?, te recuerdo que no soy adivino. - Esto silenció al niño de golpe. - Solo dile a Takeshi, y asegúrate de que no se quede hablando en el medio del camino. Tus "conejitos" puede que quieran ir, pero si terminan persiguiendo a las ardillas no me culpes más tarde. - ¿Conejitos?
Tardó más de un minuto en conectar los puntos. Esas bestias no eran conejitos, pero suponía que en la mente de un niño todo era posible.
- ¿No puedes ir tú conmigo? - Ojitos de cordero a toda potencia.
No duró más que un segundo o dos antes de que una cola golpeara al chico en la cara como un pañuelo. Nada nuevo, tampoco, entre ellos dos.
- No. - Ningún cambio, al menos no visible.
- ¡Pero te encantan los parques! - Esto no podía ser más tierno, raro y entretenido porque no podía.
- Corrección: me gusta descansar debajo de la sombra de un árbol en dónde nadie molesta. - No había molestia, irritación o alegría. Algo raro, pero Usagi también tenía estos momentos. Era como aburrimiento. - Tendré uno o dos minutos en paz antes de que te me pierdas o alguno de estos infelices se me siente al lado y pretenda que no lo voy a rasguñar por ello. - ¿Ah?, ni que fuera-
- ¡Se nos olvidó pintartelas! - Uh, no creía que eso fuera a funcionar. - La última vez te quedaron bien… - El demonio no tuvo ninguna clase de piedad al decir:
- Eso es porque no las pintaste. - Arrastrando las palabras de forma divertida, cosa nueva, agregó: - No hizo falta, ¿lo recuerdas pequeño tonto que no quiere entender que tenía mejores opciones que esta?
Lo que a cualquier otro hubiera terminado con al menos un golpe, este niño solo se ganó una mirada aburrida. No cualquiera golpeaba a un demonio en la nariz de esa forma, reclamo o no, y salía ileso. Tocar a un demonio ni siquiera era buena idea.
- Ni se te ocurra. - Valió un colmillo.
La mirada de muerte del demonio fue lo único que detuvo muchas risas a sus costillas minutos más tarde.
~o~x~o~x~o~
-... y se supone que los abraze o algo? - De verdad que no era una sorpresa, al menos no el "no".
Con los cuernos llenos de lazos mal hechos, cuernos algo desiguales y no tan grandes como hubiera imaginado, por no mencionar el ánimo taciturno que tenía, no daba miedo. Mucho menos con el niño metiéndose con él, agregando más lazos o "pintando" sus garras. El demonio estaba siendo como una muñeca para el niño, aunque no estaba muy feliz por todo esto.
Viendo esto podía darse una buena idea del porque Usagi, generalmente, la dejaba en paz con los niños. Y él porque a los niños solo les daba una muerte rápida como castigo cuando hacían algo que en verdad no le gustaba. Usagi generalmente no hablaba cuando iba a verlo, y mientras no hiciera una tontería podía…
- No. - Pero le gustaría. Con esto era más que suficiente honestamente. Creyó que jamás volvería a ver a su Tsu-kun. - Con Reborn no tienes problemas, y con León-chan tampoco. - No podía evitar comentar, viendo al pequeño camaleón acercarse aún más, aún sin poder creerse lo que veía.
Su hijo no había hecho más que mirar al camaleón y dejarlo en paz cuándo lo noto. Justo ahora el camaleón había llegado a su pierna y el demonio lo había detenido con un dedo en la cabeza.
- Se explicó. - No le sorprendía. - Se disculpó. - Lo que siguió no lo entendió: - Me curó.
Ni siquiera en las fotos su hijo se veía lastimado, así que no entendía qué quería decir con eso. Reborn, afortunadamente, le aclaró:
- Las llamas funcionan en él. Otros dejaron marcas que han tardado mucho en desaparecer, probar no estaba demás, ¿sabes? - ¿Qué clase de marcas?, eso era lo que quería preguntar, pero había un niño allí.
- Michael no es tonto. - El demonio rodó los ojos, y la acción era tan humana que hizo una doble toma. - Luego de un par de días, la sangre y la carne no le dan miedo. Los humanos, por lo que veo, es otro tema. - De forma muy aburrida: - La muerte hubiera sido más grata para él, en comparación con lo que le esperaba. Nunca me moleste en ocultar nada, no al menos hasta que comenzó a buscar agarrarme de almohada y a llenarme de mocos.
- ¡No es mi culpa tener pesadillas! - Peor aún: - ¡Tú me llenaste de sangre y vísceras y plumas!
- Tu eres quién tiró la precaución al viento e hiciste la vista gorda a eso. - No debería de reirse, de verdad que no, pero si no fuera por el tema un poco fuera de lo convencional… - Viste todo el espectáculo y decidiste que era abrazable. Nadie más lo hizo, te lo aseguro. - Esto era una acusación, una acusación a todos ellos, incluso si el demonio estaba matando con la mirada a Reborn y a Hayato.
Esa era un: "¿por qué el sí y ustedes no?"
- Él no te conoció como los demás lo hicieron, Tsu-kun. - Era un tanto cruel de decir, pero: - Lo salvaste, lo cuidaste, no había nadie más, ¿o sí? - No lo creía, pero tenía la atención de su hijo y del otro chico. - No lo lastimaste, solo lo asustaste. No te considera un peligro, no te ve como alguien malo, lo salvaste y lo cuidas. - Así se fingiera que le podría importar menos. - No eras muy diferente a lo que él ve en vida, Tsu-kun. - Claro que: - Alguien que no es malo, solo un poco raro, y que quiere ayudar. Me temo que, para quienes te vieron así alguna vez… - Era doloroso de decir, pero-
- Usagi fue el completo opuesto. Usagi nunca se molestó en hablar o explicar cosas. Cada vez que estaba aburrido, nos lastimaba. Atrapados con alguien así no da buenos pensamientos, Tsunayoshi. - No había querido decirlo así, gracias Reborn. - Saber quién estaba detrás, quién solía ser, de Usagi solo daba dolor. ¿Qué podíamos hacer?, esa persona estaba muerta.
De verdad que no había querido decirlo así-
- Nunca preguntaron. - No era como si fueras a responder, ¿cierto Tsu-kun? - Nunca preguntaron de qué iban las reglas, nunca apreciaron lo que les di, y si creen que no ansío hacer lo mismo ahora piensan mal. - Lo que siguió era algo que no debería de ser una sorpresa: - ¿Con quién más lo haría?, ¿con quién más podía estar?, nunca fueron lastimados de verdad. Están enteros, sin tocar, a diferencia de mi. Los escudé, los protegi, no era el inútil bueno para nada que terminó como juguete de cuerda por cientos para terminar como cena. ¿Y qué si te hago pedacitos por un rato?, volverás como si nada, perfecta, ¿qué más podrías querer?, no había nada más con qué divertirme, no había nada más que hacer, no había nada más porque no iba a volver a ser ese inútil bueno para nada que apenas puedo recordar. - El niño había quedado más helado que ella, y eso era decir algo. - Les di todo, e igual quisieron irse. Igual fueron en mi contra, igual me odiaron. Igual que ellos ustedes sólo querían lastimarme, y lo creas o no, en un espacio en dónde la convicción es más fuerte que la realidad y la ilusión, eso era más que suficiente para que las cosas dejarán de ser un juego.
Nadie, nadie estaba perdonado.
- La única razón por la que viven es porqué sus almas nunca fueron tocadas. - "A diferencia de mí". - Nunca quisieron estar conmigo, inútil o no. Si pudiera, nunca hubiera salido de mi prisión.
De todas las palabras que podría haber usado, uso prisión.
~o~x~o~x~o~
- Bueno… - Le daba una medalla al niño, quién había tomado todo eso como una razón para intentar mantener a Tsuna apartado de ellos y llenarlo de afecto. Era un intentó muy obvió de intentar demostrarle a Tsuna que había alguien que si lo apreciaba y quería que se quedará. - Qué problema.
El niño no entendía mucho, Tsuna se rehusaba a explicarle, a explicarle a nadie, y no tenía mucha paciencia. Los arañazos contra las paredes habían vuelto con venganza, pero no podía sentir furia de ellos como antes.
- ¿Puedes hacerme un favor? - El niño, afortunadamente, entendía que había un malentendido. O que no deseaban molestar a Tsuna. - ¿Le llevas esto?, creo que ya desgarró las otras. - Esto era lo único que podían hacer, honestamente.
Si Tsuna no quería verlos, limitar los encuentros era lo más acertado. Era mejor así qué a que volviera a irse.
~o~x~o~x~o~
- Qué fastidio… - No tenía nada que hacer, ya había llenado todo de plumas y astillas.
Era una buena cosa que Mick tuviera su propia habitación. No quería más preguntas, no quería responder ni siquiera lo más tonto. Estaba aburrido, y por más que tomará vidas de palomas y lagartijas, no se saciaba. No, no se refería al hambre, sino al sentimiento de hacer más.
Con desgano, se levantó y decidió ir a explorar otra vez. Probablemente terminaría de nuevo en la terraza, pero tal vez si tenía suerte… Las cortinas y las decoraciones iban a seguir, a este ritmo.
- ¿Y tú cuánto tiempo planeas estar allí? - Era valiente, viendo todo lo que hizo a otras lagartijas.
Una cabecita verde con grandes ojos amarillos lo saludo a los segundos, y juraría que la pequeña criatura le sonrió ante de sacarle la lengua y lamerle la mejilla. Si creía que no le haría nada porque no le había hecho nada al dueño, estaba equivocado. No le haría nada porque sencillamente no le salía hacerlo, tenía algo el pequeño animal que impedía que quisiera jugar con él como jugaba con los otros. No sabía porque, tal vez no era importante que lo supi-
- ¡Ah! - Antes de verlo venir tenía a un grandullón en frente, demasiado cerca, demasiado sonriente. - Qué suerte verlo, ¿va a venir a la reunión? - La pregunta fue muy, muy esperanzada y tenía el mal presentimiento que el grandulón solo no lo tomaba de las manos porque sabía que perdería algo si lo hacía.
- ¿Te conozco? - ¿No debería de quedarse lejos al ver sus cuernos?, no cargaba la capucha, apreciaba que lo dejarán en paz así que…
- No te gusto que te dijera chiquitín. - ¿Eso no era obvio?, ¿a quién rayos le gustaba? - Y me lanzaste al suelo con todo y mesa en una prueba de fuerza. - Así sería de importante que no se acordaba.
- Ni idea. - Le daba igual de todas formas, no era como si-
El humano tuvo la fortuna de soltarlo casi inmediatamente. La razón de esto fue gracias a un pequeño camaleón que saltó a golpear al idiota con su cola. Eso no hacía nada, pero aparentemente el mensaje era claro.
- No me toques si valoras tu vida. - Por si no había quedado claro.
El camaleón volvió a él, a su mano, y juraría que le sonrió. Lo empujó con un dedo en la cabeza, y lo dejó en paz al ver que tomó eso como una invitación para cambiarse de mano. No, esa no era su intención.
- Eres un pequeño peligro, ¿eh? - No era un asunto de risas, pero no iba a corregirlo. - ¿Va a venir, jefe? - ¿Ah?
La pregunta más ideal hubiera sido donde, o tal vez un porqué. Eso no fue lo más importante para él, honestamente:
- ¿Acabas de llamarme jefe? - Él no era el jefe de nadie, ni siquiera de sus propias creaciones, quienes creían tener la potestad de tomar decisiones que no les correspondían.
Si ni siquiera sus propias creaciones le obedecían, nadie más lo haría. Y aqui estaba un grandisimo idiota de primera-
- Jefe, esto es Varia. - ¿Y? - Un irrespeto generalmente termina con un grave castigo o la muerte misma. - Lo dudaba muchísimo. - Lo que hiciste podría considerarse solo una palmada en la muñeca.
- ¿Quieres que te mate o algo?, se puede arreglar fácilmente. - Si acaso ese era el problema-
- Lo creería si no hubieras salvado nuestras vidas ese día. - ¿Ah?
- ¿Disculpa? - ¿El?, ¿salvando vidas?
Un camaleón eligió ese momento para frotarse en contra de su cuello, haciéndole cosquillas. Michael no contaba. Eso fue… ¿una excepción?, necesitaba pensar en alguna excusa porque no fue porque le salió del-Ugh.
- Mira, suponiendo que no te estás inventando eso. - Y de que no quería tener esta conversación en primer lugar: - Eso no me hace tu jefe y no significa que iré a una reunión de la cual no fui informado y no formo arte ni parte, grandulón. - Lo más lejos de eso en todo caso-
- Estoy seguro de que los otros no pensarán lo mismo una vez que te vean. - Si claro, claro. - ¿Qué tal si hacemos una pequeña apuesta?, si te ven y no te dicen nada, o te preguntan que haces allí, tú ganas. La tienes muy fácil, no podrías perder y haré cualquier favor que me pidas, sin chistar. ¿Qué tan bien suena?
No estaba seguro del porqué, pero sentía que se estaban burlando de él ante tales palabras.
- ¿Y si ganas tu? - Lo dudaba muchísimo, pero: - Nadie hace una apuesta que va a perder. - Eso nunca.
- Tu opinión. - ¿Su que? - Tu opinión, lo que pienses, de lo que oigas y veas en la reunión. - Tenía que estar de broma.
- ¿Solo eso? - La ganancia era pobre, ¿qué era lo que en verdad obtenía de todo esto?
- Solo eso. - No podía ser solo eso, no podía serlo. - ¿Chocolate?
- No soy un niño. - Luego que no se quejara si le decoraba la cara. - ¿Bombones? - ¿De donde demonios las había sacado?
- No solo a los mocosos les gusta el chocolate. - Buen punto.
~o~x~o~x~o~
Con dolor de cabeza y con una mañana pésima, el líder de Varia llegó a la sala de reuniones con casi media hora de retraso. Había sido un día agitado, y aún no acababa. Esta era la última reunión del día, con el séptimo escuadrón, gracias a Dios. Aún ni siquiera-
-... mejor ahora? - Iba llegando y ya estaban haciendo idioteces, ¿no es así?
La notificación de que se iba a retrasar al menos 15 minutos debió de haberles llegado a todos, asi que no tenian tanto tiempo como para buscar divertirse con algo en un sitio que era solo para asuntos-
- Si saben que solo podía usar el respaldo de asiento, ¿cierto? - Decía quien ahora estaba rodeado de cojines, en una silla que no le pertenecía y le quedaba muy baja, tumbando cosas con una cola inquieta y lamiendo chocolate de sus dedos.
No, no podía, no era lo correcto, no ahora y no en tal lugar. No sabía-
- Quizás puedas, ¿pero quieres compartir esa silla? - La respuesta era un rotundo no, y si no fuera por lo juguetón de la pregunta no sospecharía que tal pregunta fue hecha con intención. - ¿Está bien así o te traemos más? - Si hacían la pregunta así-
- Es chiste, ¿cierto? - Farfulló alguien que había traído cosas que no debió de traer. - ¿Jefe?, bromea, ¿cierto? - Tenía las manos llenas, de cosas que realmente no daban la mejor imagen.
Estaba a punto de responder con: "¿por qué diantres trajiste todo eso?, esto no es una guardería", aparte de preguntar de donde saco todo eso, pero alguien más respondió:
- ¿Tan interesados están en que les de una simple opinión? - Ah. Este era el único escuadrón que sobrevivió… o lo que quedaba. - No le daré atención a nada si me das eso, y no soy un niño. - Exasperado, pero no realmente molesto.
- Hablas como si fueran a durar más de 15 minutos. - Varios saltaron, y ojos naranjas dieron con él antes de arquear una ceja. - Son de plástico, y no de la mejor durabilidad. - Aparte: - No tardas 5 minutos en marcar las paredes, esos juguetes no van a durar y ni siquiera son de cuerda. - Sabiamente ignoro cómo muchos se miraron entre sí. - Los cojines tendrán más suerte que esos juguetes, y tiene 14 no 10. - Los patitos de goma lo estaban desafiando para no reírse de lo estupido que era esto. - ¿Puedo preguntar qué hace aquí, Tsuna-sama?
Inmediatamente la vista paso a uno de sus asesinos y un demonio procedía a bajarse, solo para que hubiera una pequeña discusión:
- ¡El no cuenta!
- No acordamos excepciones.
- ¿Y en donde los dejas a ellos?, ganó por mayoría.
- Cantidad no se mencionó.
- Pues-
Interrumpió con una tos falsa, internamente decidiendo preguntar más tarde que había pasado aquí. Por ahora:
- No era mi intención darle a entender que su presencia es indeseada, Tsuna-sama. - Era toda una sorpresa en todo caso. Una verdadera sorpresa. - Es solo-
- Perdí una apuesta. - Y no estaba feliz por perderla.
- Una apuesta, hmmm… - No estaba feliz de que fuera forzado, pero que estuviera aquí porqué quisiera… - ¿Qué clase de apuesta?
Ante la respuesta a esto no pudo evitar llevarse una mano a la frente. Tenía lógica. No era de extrañar que hicieran eso, no cuando la última vez que lo vieron el demonio había hecho más que señalar un fallo.
- Ya veo. - Aún así, apuesta o no: - No tienes porqué quedarte si no quieres, apuesta o no. - No es que quisiera que se fuera, no lo había visto mucho últimamente, pero forzarlo no era lo mejor. - ¿Pasó algo?, no eres de salir. - Por así decirlo. No había querido salir, y que ahora lo hiciera...
- Di mi palabra. - Esto, lo quisiera o no, lo congeló. - Hay lagunas y eso, pero creo que puedo aguantar un rato. - El demonio miró sus garras antes de simplemente golpear la mesa con la mano, agrietando la madera para sorpresa de los demás que no sabían lo que este ser era capaz de hacer. - ¿Te apuras?, así me largo más rápido. - Como si las palabras por sí solas no lo dijeran todo, cruzarse de brazos solo acentuó su punto.
- No se donde lo saco líder, pero vaya que tiene mal genio. - Líder. Interesante forma de referirse a él. Ahora, esta gente estaba pidiendo un mal rato con Tsuna-sama, incluso si lo estaban tratando bien…
- A mi me encantaría saber de donde salieron ustedes, su jefe es ese idiota de pelo gris. - Ah. Con que esa era la razón de "líder".
El escuadrón 7 pensaba que, de haber un enfrentamiento formal entre él y Tsunsa-sama, él perdería. Honestamente…
- Ha estado de mal genio estos días. - Más que eso, pero no era de su interés. - No es un niño, por más que parezca uno. No les recomiendo tentar su suerte. - Ni siquiera sabía cómo le habían hecho para hacer una apuesta con él, y ganar. - Iniciemos de una buena vez, ¿les parece?
Lo último que quería era darle más razones a Tsuna-sama para estar enojado e intratable.
~o~x~o~x~o~
- Me parece curioso que hayan obtenido tanta información. ¿Son tan laxos en su seguridad? - La única razón por la que no hubo un estallido, Varia era muy buena en lo que hacía, era porque fue una voz muy joven. Una que no había sonado en toda la reunión.
- Hay infiltrados en varios niveles, chico. - Alguien fue mucho más rápido que él en responder. No fue el único:
- A los de abajo no le dan toda esa información, te lo aseguro. - Era verdad, pero no era lo único.
Si los descubrían estaban muertos. Interrogados, torturados y luego muertos. Ser descubierto no era una opción. Y si no lo hacían y habían obtenido información certera entonces se tenía que tener cuidado de cómo manejarla porque podrían poner en peligro a quien informó en primer lugar, y provocar un cambio de planes y alertar al enemigo de lo que estaba pasando. Eso, claro, hablando de la información que llegaba a tiempo y suponiendo que las cosas estuvieran bien. No sería la primera vez en donde utilizaban al infiltrado para dar la información que querían y hacer planear al enemigo conforme a ello. Y los traidores, ¿en donde los dejaba?
- Si ustedes lo dicen… - Por supuesto que Tsuna-sama no iba a saber. No sabía cómo iban estás cosas, ¿cómo lo haría? - Qué aburrido… - ¿Por qué esto no lo sorprendía?
- La mayoría de las reuniones son así, Tsuna-sama. - Y tomando en cuenta que no entendía la mayoría de lo que se estaba hablando…
Un demonio pestañeo perezosamente hacía él, pero no lo atacó como había esperado.
- ¿Cuál es la relación entre ustedes dos?, líder no es así con nadie más. - ¡Estos desgraciados…!
- ¿Así como? - Curioso, sumamente curioso, una amenaza oculta detrás del tono.
Si él no los mataba, Tsuna-sama lo haría o les metería un horrible susto. Estaba casi seguro de que solo veían al demonio como un niño con un extraño estilo de vestimenta. Había cada cosa en la mafia, un niño que usaba "cuernos" en la cabeza encajaba en ese repertorio.
~o~x~o~x~o~
- Ya veo… - La verdad es que no lo hacía. Pero no podía sentir que le mentían. Y la rabia y nervios poco disimulados de quién creía que no le arrancaría la mano por atreverse a tocarlo no estaba ayudando.
Suponía que era vergonzoso para Hayato. Ser delatado así por su propia gente… y que creyeran que no tendría oportunidad ante él… Que mentira.
- Hace mucho, Hayato era una de las personas que estaban pendiente de mi. - No podía recordar el porqué, no realmente, pero sí podía recordar cómo se sentía al respecto. - En ese tiempo, los hubiera intentado matar solo por llamarme niño, mocoso, o pequeñín. Están de suerte que esos tiempos se acabaron. - Porqué no se hubiera metido allí, a menos que fuera para matarlos el mismo. - Ni idea de ahora, francamente. No sé a qué juega, o a que juegan. - Solo sabía que podría terminar en medio de un montón de cadáveres si lo molestaban demasiado.
- ¿Son familia o algo?, no se parecen…
- ¿Tal vez niñera?, es joven como es…
Ah. No debería de reírse, de verdad que no…
- Que ingenuidad. - Ignoro cómo muchos se ofendieron con esto, pero era verdad. - Hayato me quería cuando estaba vivo, cuando era humano. - Solo para acentuar su punto, mostró sus alas en todo su esplendor. - Era muy querido cuando estaba vivo. ¿Ahora? - Negó con la cabeza, divertido. - No sé a qué juegan.
Pero sabía perfectamente que no era porqué lo querían. Lo contrario en todo caso.
- Ahora, ¿por qué no terminamos con esto de una buena vez?, estoy aburrido. - No debió de salir, se hubiera ahorrado un mal trago.
~o~x~o~x~o~
Sin pensarlo mucho, lanzó la caja a un lado con su cola. ¿Cuando iban a dejar de molestarlo con estas estupideces?, ¿cuántas veces más tendría que cerrar puertas en la cara y trancar entradas?, estaba cansado de este juego.
Estaba especialmente cansado de oír que estaba viendo las cosas mal por parte de un hombre vestido de negro que no era disuadido de molestarlo casi a diario. Dicho hombre disfrutaba de contarle cosas de cómo iba todo, cosas que no le importaban, y él disfrutaba de tumbar todo lo que traía por la ventana justo enfrente de él. Tenían que entender en alguna, ¿cierto?
Ya que no quería lidiar con ese hombre, y no se veía movimiento en ningún lado estos días, decidió salir. Solo esperaba que nadie fuera a querer acercarse, había espantado a toda esa gente la última vez. Debería de ser suficiente con eso, ¿cierto?
Si no dejaría un par de cuerpos irreconocibles en los-
- ¡Cuernitos! - ¿En serio?, no había ni siquiera subido las esca-
Debió de quedar allí, como un perfecto idiota, por un rato, tratando de comprender lo que estaba viendo. Aún así, el par de imbéciles no dieron señal de notar esto. De rodillas ante él, uno con una caja… de dulces en forma de huesos.
- ¿Que se supone que hacen? - Esto no tenía sentido, en nada.
- ¿A los demonios no se les llega así? - Preguntó el más pequeño de los dos idiotas.
- No se ni que hacen. - A parte de hacerse los perfectos idiotas, claro está. - No sé qué dirá un demonio. - Y antes de que hicieran otra estupidez: - Solo dejenme en paz y estamos bien, ¿entienden eso? - No les había pegado el pequeño susto para que comenzaran con otras estupideces.
- Si lo dejamos en paz se quedará encerrado en solo Dios sabe dónde. - Pues si, pero si comenzaban a hacer estas cosas ocurriría un baño de sangre o menos saldría de… los escombros que solían ser su habitación. - No contratamos a un espiritista para salir con las manos vacías Cuernitos-
- ¿Estas loco pendejo?, insultarlo no va a ayudar. - Al menos uno de ellos tenía medio cerebro.
- ¿Un espiritista? - ¿Para qué? - ¿Para qué diantres necesitan un espiritista?
La mirada que le dieron ambos hombres no le agrado mucho que digamos, no era un tonto. Tal vez debería empezar con estos dos, dejar trozos de ellos por todo el-
- No sabemos nada de ellos, y tú eres uno, ¿no? - Una nueva voz hizo acto de presencia. Una femenina. - Aparte de lo típico que son malos y nos llevaran al infierno y todo eso, claro está. - La mujer, una que lo hizo arquear una ceja al verla con una revista, masticando chicle, y sentada sobre una silla al estilo indio. - Los jefes andan de un humor horrible desde hace rato, el escuadrón 7 asegura que el jefe mayor andaba mas tranquilo con tu presencia. De todas formas todos vamos al infierno, así que tener un demonio aquí no cambia mucho las cosas. - ¿Ah? - Si sacarte del agujero de donde saliste pone de buen humor a los jefes, pues si, contratar a un espiritista es lo de menos. - Le daba igual, a esta mujer le daba igual.
- Podría comerte, como a la gente de las mazmorras. - Y allí: - Infierno o cielo no verás, y no creo que sea un proceso indoloro. - Sólo con perder un trozo de su alma le dolió, así que prefería no pensar en esas cosas. - Te aseguro que tus "jefes" no serán felices si salgo de mi "escondite". ¿De dónde siquiera sacan tales ideas? - A menos que estuvieran locos, lo cuál era posible…
- De cualquier forma ya conseguimos un espiritista y nos ha costado una pequeña fortuna. - ¿Y ese era su problema? - De haber algo que te saque, y te quite el mal genio. Y hablando de mal genio, eres muy razonable tomando en cuenta lo que eres. - ¿Eso era un insulto o un halago?
- ¿Tienes al menos una idea de lo que es normal o no con demonios? - Por qué, si había una normativa, no sabía de ella.
- ¿Aparte de llevarte al infierno y todo eso del mal? - No, no sabía mucho. - Tu eres el experto-
- No, no lo soy. - Si se comparaba con los otros de dónde vino… - Y ese espiritista debe ser malo para aconsejarles esta estupidez. - Miro de nuevo a los idiotas que, afortunadamente, ya no andaban arrodillados en el piso. Lo malo de esto era que tenía que alzar la cabeza porque eran altos. Casi todos eran altos en comparación a él.
- ¿Entonces eso significa que no te gusta lo que te ofrecen? - ¿Ah?
- ¿Ofrecen? - ¿No podía salir ahora sin que ninguna estupidez ocurriera? - Lo que veo es a un par de idiotas en el piso con una caja de dulces y a una mujer que da la pinta de tener muchas cosas mejores que hacer en lugar de estar aquí leyendo una revista. - Y por ello: - Están haciendo el ridículo bajo mi punto de vista. - En resumen.
Por un momento solo hubo silencio antes de que alguien tuviera la maravillosa idea de tirar todo al viento y despelucarlo. Querían morir, definitivamente querían morir.
- Vamos Cuernitos, ¿no se te es aburrido estar encerrado todo el día? - Pues… mentiría si dijera que no, pero…
- No soy Cuernitos. - Que sobrenombre tan tonto. - Es preferible a que me estén molestando de cada rato. - Y buscando morir a sus manos, como este idiota. - Como ahora.
Al menos agarraban las indirectas rápido. O era solo que sintieron que alguien iba a eprder su brazo por andar de idiota. No era un niño, muchas gracias.
- Bueno, tenemos un problema. - ¿Tenemos? - Verás, dejarte en paz no es una opción. - Genial, y creía que la mujer era un poco más lista. - La verdad es que me vales un colmillo, pero los jefes no. Nadie te dejará en paz Cuernitos, no si el bienestar de los jefes tiene algo que ver contigo. - Ja, si como no. - No es nada personal, pero valoramos mucho a los jefes como para no hacer nada-
- ¿Entonces piensas extinguirme? - Suerte con ello. Pero… tal vez… - ¿Es eso? - Quizás era posible, aunque no tenía idea de cómo. Mejor así, suponía. - Estarán felices de que me vaya.
Por alguna razón, la quijada de la mujer llegó al suelo, y dos hombres se miraron entre sí.
~o~x~o~x~o~
- El espiritista no nos sirve. - Sentenció una mujer masticando chicle con él ceño fruncido, interrumpiendo la conversación. - Al menos no en lo importante. - Si los jefes supieran lo que estaban haciendo… - ¿Dónde está el psicólogo? - O lo más cercano que tenían a uno.
- Aún no llega, sabes que el jefe lo mandó a Vongola para unas pruebas. - Maldita sea. - Cuernitos no va a tolerarlo. - Por un rato, y eso sería una suerte. - ¿Tienes alguna idea?
- No, pero tal vez él sí. - Porqué por desgracia: - Más que un demonio, estamos tratando con un chico que cree que lo odian y se rehúsa a creer otra cosa. - La otra solución sería: - Ésto lleva rato, los jefes y ese demonio tienen historia. ¿Alguien se ofrece a sacarla? - No creía que fuese lo más sensato, los jefes no eran tontos…
- Sacarsela a Tsunayoshi sería lo más ideal. - Maldiciones volaron, y el culpable de tal susto ignoró esto, perfectamente tranquilo con lo que había hecho. - El tiene su versión, y los demás tienen otra. Sea como sea, Tsunayoshi y sus jefes tienen una relación estrecha. En el pasado, antes de que todo se fuera al caño, eran familia. - Squalo no fue sorprendido por como todo quedó en silencio absoluto ante la última declaración. - Tal cuál se sienten ustedes con sus jefes, sus jefes sienten lo mismo con Tsunayoshi. Ese demonio no es cualquier persona, no lo fue y no lo será.
- ¿Tsunayoshi? - ¿Ese era el nombre del…?
- Es el verdadero nombre del demonio que han estado llamando Cuernitos. - El espadachín rodó los ojos, tomando otro trago de vino. - La versión súper resumida es que ese demonio buscó y logró encerrar a su familia con él en una prisión inescapable, tenía una personalidad mucho más aterradora y macabra que "Cuernitos". No es de extrañar que nadie quisiera estar encerrado con un psicópata de primera, ¿cierto? - Una leve pausa solo para agregar: - En vida ese demonio era un mocoso buena gente, cautivo a muchos. Los hubiera cautivado a ustedes también, era como un don. - Finalmente, con desgano: - Si van a meterse en dónde no se les llama, no molesten mucho a "Cuernitos". Los gritos de los que se quejan que vienen de las mazmorras son su obra, especialmente cuando está aburrido.
La mano derecha del Décimo Vongola se levantó, dejando la copa se vino a un lado.
- No vayan a meterse con el otro mocoso, Tsunayoshi los descuartizara si lo hacen. - Esa fue una advertencia, una seria advertencia.
El lugar quedó sumamente silencioso ante tal advertencia y ante tal información.
~o~x~o~x~o~
- Tsk, no tienen idea con lo que se están metiendo. - Murmuró para sí la mano derecha del Décimo Vongola.
Si lograban algo, bienvenido sea. El mocoso lo había mirado por un par de segundos antes de cerrarle la puerta en la cara. Así nada más. Takeshi ya no hallaba que hacer consigo mismo y se había delatado. Era bueno saber que el mocoso estaba de regreso, pero la forma del cómo y el cómo llego…
Un demonio suicida. ¿Quién lo diría?, ahora estaba de mal genio todo el tiempo. Todo por una tontería que, en realidad, era considerada una verdad que el demonio no podía y se negaba a ignorar. Ahora, si… ¿uh?
-... ves? - El demonio sentado en un banquillo solo ladeo la cabeza, intentando ver mejor algo.
Al ver un trompo girar en el suelo se llevó una mano a la cabeza ante la estupidez de sus asesinos. ¿Un trompo?, ¿como Tsunayoshi seguía allí?, ¿cómo no le había cortado la cabeza?
Su atención fue robada por el sonido inconfundible de metal y plástico golpeando algo. Alguien había desarmado el trompo con un solo y contundente golpe, cola de un lado a otro como el de un gato molesto.
Squalo no iba a admitirlo, pero tuvo un pequeño momento de estupefacción ante el asesino que solo sonrió y trató al demonio como si fuera un gato travieso en lugar de un demonio. ¿Por qué decía esto?, el condenado había traído varios juguetes con el objetivo de molestar al demonio para que los destruyera.
A Tsunayoshi le gustaba romper cosas, así que esa parte no debió de ser una sorpresa.
¿Por qué este asesino no le tenía miedo a Tsunayoshi?, con lo que le sacó a Takeshi… No, mejor no pensar en eso. Por ahora tenía unos cuantos informes que recibir y luego entregar. Qué día.
~o~x~o~x~o~
Un motivo para alarmarse era poder entrar a la habitación de Tsuna y que la puerta no lo golpeara en la cara a los segundos. Había perdido la cuenta de cuantas veces eso había pasado, de cuántas veces había quedado sobándose la nariz y mirando una puerta cerrada sin saber qué pensar.
Así que ver que eso no pasó, era alarmante. Entrar y ver todo hecho trizas no era tan alarmante por las marcas. Esto fue obra de Tsuna, sin importar cómo lo viera. Luego vino el hecho de que no había nadie. Un lugar del cual su dueño rara vez salía, era una mala señal. Lo primero que se le vino a la cabeza luego de dejar el lugar patas arriba era que Tsuna había decidido irse otra vez. Otra vez.
- ¿Jefe?, ¿por qué tanta prisa? - Porque temía que ya fuera demasiado tarde, que Tsuna hubiera… - ¿Jefe?
Brandon, si no mal recordaba, le estaba dando la mirada más confundida que un asesino principiante podía darle. A su lado estaba un demonio con mala cara por culpa de un perro que lo había agarrado de cama y le daba ojitos. Era una de las mascotas de Varia, todos necesitaban algo con lo que-¡Bam!
- Hey, no seas malo con Fiera. - El perro lo había tomado como un juego en lugar de lo que era.
- Pues no-
Un demonio quedó en completó silencio ante el perro que lo mordió de la cola y jalaba, deteniéndose y mirándolo mientras movía la cola a mil por hora. Un baño de sangre no ocurrió, para su sorpresa.
- Fiera es la única que logré que lo molestará. - El orgullo del chico era palpable. - Para ser una criatura del caos y todo eso es bastante razonable, ¡es como Freddy!
Freddy. El novato que había llegado tenía un completo dolor de muelas. Aún era un dolor de muelas. Era un caso bastante similar a Hayato, y por eso Xanxus lo había arrojado aquí…
Tal vez, pensó para sí viendo a Tsuna complacer al animal por medio de jalones con su cola, era hora de ver si Tsuna aún podía cautivar a alguien de la misma forma en que solía hacerlo. Si aún podía expresarse como el usuario de llamas del cielo que solía ser.
- ¿No te duele?, Fiera tiene dientes afilados. - Y podía ver sangre, poco, pero podía verlo.
Una mirada rara fue su respuesta, como si Tsuna no entendiera la pregunta, antes de soltar:
- No. ¿No tienes cosas que hacer? - Ay rayos.
Michael… no podía ser solo una coincidencia.
~o~x~o~x~o~
- ¿Qué mierdas miras? - Simple, pero no lindo.
- Tus papitas. - Si se sentaba aquí por un rato le darían chocolate. ¿Como decir que no a algo tan simple?
- Buscate las tuyas ladrón. - Genial, estaba con idiota de primera.
- Podrías darme unas, y no he tomado nada así que ladrón no soy. - Hasta el peinado era rarito. Más piercings no podía tener, al menos no parecía tener en la boca.
- Buscate las tuyas y largate rarito. - Esta era la razón para decirle que se sentará aquí un rato, ¿no es así?
- No me voy a mover. - Tan simple como eso. Quería sus chocolates y si tenía que destripar a este pendejo lo haría.
Honestamente debió de haber visto venir el puño. Y quizás no debió de reaccionar con rasguñarle la cara. Luego de eso no fue sorpresa verse abajo con alguien queriendo ahorcarlo y maldiciendo arriba y abajo. Era tonto. Molesto en todo caso.
¿Por qué esto se le hacía familiar?
~o~x~o~x~o~
- ¿Deberíamos interferir? - Antes de que hubiera un muerto, obviamente.
- No hace falta. - Respondió la mujer con el paquete de chocolate prometido. Fue mucho más fácil de lo que esperaba, mucho más fácil. - No es como si pudiéramos detenerlo, Leo. - Y si lo hacían era posible que tiraran todo al caño.
Luego de toda la problemática en lograr que ese demonio comenzará a salir y los asociará con juegos, Teodoro aún era aplaudido por tal idea, y Fiera había sido muy mimada últimamente, no iban a perder tal cosa por un idiota que era tan o más reactivo que el mismo demonio. No valía la pena y no creían que pudieran ayudarlo. Aún no entendía cuál era la idea de la mano derecha del líder de Varia, pero…
- Los usuarios de llamas de tormenta son problemáticos. - No todos, pero si.
- Está pidiendo que lo maten. - Se le era extraño que no hubiera ocurrido ya.
El demonio estaba perfectamente contentó con esquivar y dejar que el otro hiciera desastre y se cansará y lastimara el mismo. El problema de usar hilos era que si no se hacía bien, la persona terminaría con muchas cortadas. Freddy no le daba importancia a esto, así que a estás alturas tenía las manos hechas un desastre y estarían inutilizables por días. No es como si eso fuera a detenerlo, nunca lo hacía, se iba a deformar las manos a este ritmo.
- Uh, esto podría ser un problema. - ¿Ah?
Se encogió en el sitio ante el resplandor rojizo que siguió, muchas cosas pasando a mejor vida por culpa de un idiota que decidió ir por todo y había quedado atrapado en su propio ataque.
- Estará bien, es un demonio. - Esperaba. Freddy estaría unas cuantas semanas en la enfermería, de seguro, pero…
Ni que el demonio hubiera dicho algo ofensivo o hubiera hecho más que un par de rasguños que parecían más instintivos que otra cosa.
~o~x~o~x~o~
Muchos efectos de colores. ¿Qué se supone que hacía eso?, ¿lucir bonito?
- Idiota. - Tenía que hacer algo si esos gritos y esa furia decía algo. Furia y miedo.
En fin, no era su problema, no era el idiota que había hecho esto… A quién engañaba…
Cortar hilos con sus garras no era difícil. Soltar a alguien gracias a eso tampoco lo era. Empujarlo y seguir cortando hilos era lo de menos. Tener que hacerlo usando sus alas como escudo a un pendejo que por fin dejaba de gritar y querer golpearlo era una perfecta estupidez. Él mismo se había buscado esto, así qué rescatarlo de su propia obra era ridículo.
- Ni que las papitas fueran tan buenas. - Se limitó a decirle, sumamente irritado y preguntandose porque no lo dejo sufrir o solo lo mato y ya.
El idiota no le respondió, mirnadolo con ojos demasiado grandes para ser normal. Suspiró profundamente ante tal estupidez y ya que estaban en esto…
- La próxima vez te destripare. - Y pintaría todo de rojo.
Por alguna razón, no recibió más respuesta que esos ojos tan grandes, como si hubieran visto algo increíble o algo sumamente espantoso.
Hubiera pintado todo de rojo, hubiera sido mil veces más fácil.
~o~x~o~x~o~
- Tienen que estar de joda, no puede ser verdad… - La vista no cambió, a pesar de sus palabras.
Pequeñas llamas danzantes de un color naranja suave podían verse desde allí. Demasiado inestables como para mantenerse, pero demasiado fuertes como para desaparecer. Todo a causa de un demonio limpiando sangre y curando cosas que no debería ser capaz de hacer. O nadie creía que fuera capaz de hacer.
Los jefes no iban a estar felices, no ante el informe, y menos cuando vieran al demonio. Ese ataque sí había hecho daño y de manera extraña. Al demonio no parecía importarle, y quizás no era nada grave, pero no se veía de tal modo. Solo para iniciar: esas alas tenían agujeros en sus membranas.
La mano derecha del jefe de Varia iba a tronar tan pronto viera al demonio, y eso sería en cualquier momento.
~o~x~o~x~o~
- ¿Podrías dejar de seguirme? - Estaba al borde, así de simple.
El idiota justo detrás de él tragó profundamente, pero no se fue. Iba a hacer algo radical si seguía así, iba a pasar y nada iba a salvar a este-
- Quiero ayudar. - Sí claro, y él no era un demonio.
- Solo lárgate. - Iba a comer, tenía hambre, y luego a dormir. Quizás no en ese orden si esto seguía así.
Una mano se posó en su hombro y lo próximo que sabía era que estaba mordiendo a alguien y ese alguien estaba asustado más no se movía.
- Lárgate. - Quería estar solo, solo. - Lárgate.
Finalmente se vió solo. O al menos eso creyó hasta que sintió a alguien que no debía de estar allí, que no hacía caso, en medio de su comida.
~o~x~o~x~o~
- Qué ironía. - No había otra forma de describir esto.
Freddy no le tenía en verdad miedo a Tsuna-sama, presionaba demasiado como para hacerlo. Tsuna-sama, en cambio, había reaccionado agresivamente ante tal presión y había atacado a Freddy un par de veces. A este punto Freddy ya sabía cuánto podía presionar, con que podía salirse con la suya, y había enseñado a los otros. Tsuna-sama no estaba particularmente feliz, pero…
- Es más lo que no entiende que lo que lo hace. - Reborn no tenía reparó en decirlo, era quién más le tenía un ojo a Tsuna-sama.
Justo ahora había un par de personas atendiendo esas alas, las cuales no podían moverse libremente o siquiera abrir bien, y su dueño no parecía notarlo. Las estaban tratando como podían, con llamas de sol, pero habían resultados mixtos.
- Pasarte por espiritista no lo espere de ti. - Y la gente había caído sin problema alguno.
- Cuando pasas por algo como aquello, no quieres quedarte sin conocimiento, ¿cierto? - Y hablando de conocimiento: - los otros planean venir otra vez, han sido muy generosos. - Dejando cosas para Tsuna-sama y asegurándose de que no hubiera nada raro con lo que sabían.
Ya que Tsuna-sama no quería tratar con nadie-
- Ya sabemos porque nadie podía usar sus llamas allá. - Reborn le señaló con la cabeza al demonio que había sucumbido ante un poco de las llamas de lluvia que estaban siendo empleadas para que no sintiera nada.
Innecesario, porque nada parecía molestar a Tsuna-sama. Excepto el montón de gente.
~o~x~o~x~o~
-... y eso sería-
- Hayato. - Interrumpir no era lo suyo, no era la idea, y de por si estaba allí sin permiso. No era su culpa que quisiera papitas y usarán el comedor de sitio de reunión improvisado por una redada. - ¿De dónde sacaron eso? - Luego se arrepentiría de esto, pero…
Un demonio ignoró por completo como varios jefes de Varia quedaron como estatuas al pasar por al lado de ellos, ignorando todo menos las cosas sobre la mesa. No era la primera vez que algo así pasaba, no era la primera vez que el demonio encontraba algo curioso o le llamará la atención, y tampoco era la primera vez que pasaba por encima de toda formalidad y jerarquía. Era un entendimiento tácito entre Varia a estas alturas que el demonio no sabía, que nadie se había molestado en decirle, y que muy probablemente valdría un colmillo hacerlo.
A diferencia de lo que se podría pensar, Tsunayoshi no encontraba estos objetos curiosos o extraños. La mayoría eran objetos que se habían traído para estudiar, no eran muchos y habían sido encontrados seguros para traer.
Por tanto, ver al demonio entrar en pánico ante uno y buscar romperlo a como dé lugar no dio más que confusión. Todo sucedió tan pronto lo tocó. Pesé a las apariencias, tomó mucho romperlo y no fue el demonio quien lo logró.
- Todo. - Había algo raro en el demonio al decir esto, y no era la cola golpeando el suelo, inquieta. - ¿Cuánto tiempo ha estado aquí?, ¿han estado en otro lugar? - Las preguntas fueron como flechas a Hayato, el demonio tampoco esperó antes de demandar: - Hay que irnos, tenemos que irnos, si es que aún tenemos tiempo. - Demanda, no pregunta. - Debemos irnos.
- ¿Por qué?, son solo armas. - Raras, pero por eso las habían traído.
- Ese es el problema, no son solo armas.
~o~x~o~x~o~
- Deberíamos haber visto venir esto. - Era para golpearse la cabeza contra una pared. - Explica la repentina parada de ataques y bases vacías. - Y cortes en las comunicaciones.
- ¿Cómo sigue Tsu-chan? - Oh Lussuria. - ¿Le gusta su nueva habitación?
- Sigue sumamente inquieto. - Hayato no se molestó en mentir, y los otros solo asintieron con diferentes niveles de molestia. - No nos espanta ni nos cierra la puerta en la cara, ha tomado una actitud casi opuesta. - Incluso si no les hablaba, incluso si se molestaba con ellos, no los espantaba.
- Está asustado. - Mammon no se molestó en disfrazarlo. - Sabe mejor que nadie que no es buena cosa que ande otro de ellos suelto. - Bufo por lo bajo.
- Estamos hablando del mismo mocoso que llegó con marcas de dientes encima. - Les recordó a todos, porque sabía lo horrible que era eso. Todos habían experimentado horrores, pero Tsunayoshi no había intentado nada de ese calibre hasta el último día. - Y sabe qué ninguno de nosotros puede hacer mucho si este demonio es como él. - Las llamas podían herirlo, pero nadie había querido tocar ese tema porque significaría experimentar.
- Millefiore murió. - A este punto ya solo quedarían pocos. - Byakuran se metió con cosas que no debió tocar y sus lacayos tuvieron la misma idea. - Y habían perecido por esa misma razón.
Y les habían dejado el problema a ellos y al resto de la mafia.
~o~x~o~x~o~
La cosa de un demonio en contra del otro es quién jugaba más sucio y en quien poseía más poder. Y los demonios podían usar llamas, para su sorpresa. ¿Por qué la sorpresa?, porque Tsunayoshi no tuvo más que un chispazo de las suyas.
La otra cosa entre demonios era que, a cierto rango, podían sentirse. Esa era la razón por la cuál ahora estaban peleando, porque uno de ellos saltó a defender antes de que más vidas fueran tomadas. Byakuran había dejado un gran desastre atrás. Un horrible desastre que limpiar.
- ¿Alguna idea Reborn? - Porque lo quisieran creer o no, Star y Spike tenían mejor suerte que su dueño y ya uno había sacado de combate.
Las bestias que se habían quedado con Mick habían vuelto con su dueño en un instante. No es que sirviera de mucho. Era como ver una pelea de tigres.
El otro demonio de verdad parecía uno. Y uno bastante peligroso, adulto y envuelto en espinas. Tsunayoshi era mucho más pequeño, y débil, en comparación. No era de extrañar el porqué Tsunayoshi estaba asustado ante esta posibilidad…
- Hayato, ¿por qué no lo haces estallar? - No era una de las mejores ideas, pero no había mucho que se pudiera hacer.
Al igual que Tsunayoshi, este demonio podía matar sin siquiera tocar a la víctima.
La contemplación terminó cuando dientes se vieron involucrados en la pelea.
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Odiaba ser débil, odiaba que se burlaran de él, y odiaba aún más el sentirse impotente.
- Maldita sea, quedate quiero de una vez. - No, no iba a pasar. - Eres la comida más problemática que he tenido, ¿como siquiera sigues consciente? - Un par de mordidas no lo iban a detener.
Había sido mordido y había perdido partes de sí muchas veces. Eso no lo detuvo y no lo iba a detener ahora.
- ¡Ahora si te quedarás quieto! - Al menos lo intento, al menos lo intento. - Acepta tu derrota, bebesito.
No, odiaba perder. Incluso si lo único que podía hacer era darle una parada en la entrepierna, eso haría.
No era ninguna sorpresa que lo anclaran al suelo con estacas luego de eso. Salir de eso no era un problema, pero no tenía el tiempo necesario.
Los chicos habían sido afortunados de nunca ver a los demás. Habían sido muy afortunados.
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- Toma esta desgraciado. - No quería ver, por más de una razón.
Usagi había sido el ser más peligroso que había conocido. Y acababa de verlo ser arrastrado por el suelo, y viéndolo ser comido como si fuera una rata en las patas de un gato. Era chocante saber, entender, que había cosas mucho más peligrosas que Usagi.
Y este demonio solo había venido por almas, no por ningún otro motivo. No era por odio o por ganar algo, solo había venido a comer. Sabía que Tsuna-sama podía haber hecho eso en cualquier momento, pero solo lo hacía en las mazmorras. Lo quisiera admitir o no, este nuevo demonio le daba terror.
Si Byakuran estuviera vivo, lo tiraría a las pirañas a estos demonios para que lo torturan. ¿Por qué tenía que meterse con cosas que no entendía y era mejor-¡Bam!
- ¿Por qué no mueren? - ¿Ah? - Lo haremos de la manera difícil entonces. - Hubiera sido un problema si no fuera porque una cola eligió ese momento para enrollarse en uno de los pies del demonio y hacerlo caer.
No era uno para desaprovechar las oportunidades. Tampoco era alguien que se detenía a cuestionar las cosas cuando no había tiempo de hacerlo.
De haberlo hecho, hubiera visto algo que no debería de pasar, algo que hizo reír mucho a un demonio que sabía exactamente lo que significaba, y no hubiera tenido el horror de ver y saber lo que venía.
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- Hmmm… - Reborn ahora entendía lo que Tsunayoshi quería decir con lo de la intención.
Los demonios no eran muy diferentes, no si dispararle en la cabeza un montón de veces lo había tirado al suelo. Eso, y un montón de ataques en general. Las llamas les hacían daño. Y más que las llamas…
- ¿Por qué no te acuestas? - Tsunayoshi se había dado la tarea de buscar herir al otro demonio todo lo posible en el pecho. Tal y como buscaban hacerle a él. - ¿Esto sirve? - Como le habían hecho a él.
Su respuesta vino en la forma de un demonio prendiéndose en fuego y desapareciendo. ¿Esto era lo que Tsunayoshi quería decir con "extinguirse"?
- Más. - Fue señalado al suelo, y una bestia se acercó a él de forma tambaleante.
- Ya veo. - Menos mal que Byakuran estaba muerto, porqué si no… - Hayato, asegurate de qué no haga una tontería.
No creía que pudiera, pero no debería de estar de pie, y mucho menos mirarlo, en tal estado.
Así que la debilidad de estos seres era el pecho, interesante...
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- No es bonito de ver. - Se limitó a decirle a los recién llegados, que gracias a Dios no vieron lo que ocurrió.
Sabía que no harían caso, y no creía que Tsunayoshi siguiera allí. El mocoso no quería estar allí y no estaba siendo cuidadoso en lo absoluto.
Esperaba que nadie hiciera una idiotez, no sabía como el mocoso podía moverse cuando sangraba tanto y parte de su cuerpo faltaba.
Tenía, por desgracia, una buena idea del porqué.
- Qué nadie lo moleste. - En circunstancias normales, Tsunayoshi hubiera muerto de nuevo hoy.
Tenía que estar más que consciente de eso y bastante asustado, quisiera admitirlo o no.
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Increíble, pensó para sí, pero no de forma alegre como se podría pensar. Después de todo, seguir un rastro de manchas de sangre por más de 5 minutos usualmente no era una buena cosa, para quien estuviera herido, claro está.
- Te encantan los peluches. - O más específicamente lo suave y esponjoso. A Lussuria le daría algo en cuanto viera el desorden y el caos que tendrían que limpiar después. - Tsuna-sama, está bien, todo está bien, Reborn hizo el trabajo. - Y aún debía de seguir recorriendo las instalaciones en busca de algún rezagado. - Tus mascotas están siendo atendidas, están descansando. - Tal y como deberías estar haciendo Tsuna-sama.
Quizás esperaba demasiado, porque Tsuna-sama no hizo nada más que suspirar en voz baja. Lussuria no iba a gustarle todo el desastre, pero no podría molestar con que Tsuna-sama viniera a su habitación por confort.
- ¿Tsuna-sama? - ¿Tal tenía mucho-Carajo.
Ojos naranjas dieron con él, somnolientos, y al ser soltado entendió que Tsuna-sama probablemente ni siquiera lo había oído entrar. No, definitivamente no lo hizo, y quizás estaba más ido que aquí porque de otra forma estaría irritado por tocarlo sin permiso. No le gustaba que le despelucaran el pelo, y siempre había al menos una persona que lo hacía a diario.
- ¿Hayato? - Era de esperarse, suponía, pero de todo lo que pensó no fue que estuviera algo fuera de sí. Espero que quedara noqueado o muy débil para escaparse así.
- Tranquilo Tsuna-sama, todo está bien. - Ni una queja, no pasaba nada por tocarlo, excepto… - Vamos a limpiarlo, Tsuna-sama. - Y a vendar todas esas heridas.
Dudaba que sirviera de algo, en especial con los grandes trozos faltantes, pero al menos lo haría sentir mejor por intentar ayudar. Nadie le había dicho cómo ayudar a un demonio herido. Podía aplicar llamas de sol, pero a este nivel de daño…
Al menos Tsuna-sama aun estaba aquí, eso era todo lo que le importaba.
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- Trata de no hacer mucho ruido, está durmiendo. - Se oyó tan pronto abrió la puerta. Su acompañante dejó salir una risa baja y algo oscura.
Incluso desde tan lejos podía ver las manchas oscuras en las vendas. Le hubiera encantado ser él quien pulverizada a ese desgraciado. Ese demonio había hecho ver a Usagi como un gatito en comparación.
- Las instalaciones están limpias. - Incluyendo algunos pocos cadáveres. Tsunayoshi había hecho algo, tenía que haberlo hecho porque de otra forma el lugar hubiera quedado desierto como muchos otros lugares.
De Millifiore no iba a quedar ni la sombra. La cacería había tomado mucha prioridad en el mundo de la mafia con esto último. Un problema menos.
- ¿Se recupera? - Mukuro no tenía mucho filtro, se las iba a cobrar. Por supuesto que se recuperaría, y cuando lo hiciera iba a entrenarlo. Demonio o no, esto no se volvería a repetir.
- Tomará un tiempo, el daño es extenso. - Solo por la mirada Hayato les estaba diciendo que un par de sesiones con llama de sol no bastaría. Al menos había más de una persona que tenía tales llamas. - Está algo fuera de sí. - Hayato les mostró una mano con marcas de dientes, no era una mordida fuerte. - ¿Quieren quedarse un rato?, tengo que informar y ver que paso con la gente.
- La mayoría está en una base cercana, aparentemente diste la orden de que se fueran allí hasta nuevo aviso. - El jefe de Varia abrió y cerró la boca como un pez, antes de llegar a la misma conclusión que ellos.
- Y dice que le vale un colmillo lo que les pase. - En esto no podían evitar concordar los tres.
Tsunayoshi no fue perturbado por las leves risas o por las manos sobre su pelo, o las sábanas siendo acomodadas sobre él.
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-... lo van a despertar. - Era un poco tarde para eso, la verdad. - Si los muerde o rasguña por error otra vez luego no digan que no se los advertí. - ¿Había hecho eso?, no recordaba…
Si no fuera porque no quería hablar y se sentía bien estar así, hubiera hecho una mala pasada para que lo dejaran en paz. Eso o se hubiera ido. El ruido no lo molestaba tanto, estaba despierto desde que Mick comenzó a meterse con su cola, y si no hubiera sido así los lloriqueos de Star y Spike lo hubieran hecho. Como que pensaban que estaba bien con ellos ahora, y quizás… por el momento estaba bien con su presencia, pero no quería hacer nada.
-... le gustaría? - Si se callaran sería perfecto. ¿Era mucho pedir que hicieran silencio por un rato? - Sería mejor que Lussuria y Reborn lo vieran primero, me sentiría más tranquilo si su pecho dejara de sangrar a través de las vendas. - ¿Ah?, ¿que el que? - ¡Tsuna-sama!
Manos lo tomaron de los hombros y antes de verlo venir estaba apoyado en alguien, en los brazos de alguien, alguien que creía inteligente decirle cosas lindas al oído y pedirle que se calmara. Era pedirle mucho, luego de oír aquello esto era pedirle mucho…
- No, solo lo harás peor. - ¿Y desde cuando sabían que era mejor o peor con él? - Reborn y Lussuaria le darán un mirada, sus llamas han hecho un buen trabajo en cerrar tus heridas, así que puedes calmarte Tsuna. - ¿Heridas?
- Las vas a volver a abrir, no hagas eso. - Sus garras, ¿qué diablos le había pasado a sus garras?, ¡parecían uñas! - Lo siento, pero estabas rasgando tus vendas. Mira, ¿qué tal así? - ¿Un espejo?, ¿para que un…?
Parecía una momia, una momia, lucía hasta enfermo, pero no se sentía mal, no sentía mal…
La única razón por la cual no pregunto que hacian, porque seguía existiendo, era porque Mick estaba allí y no quería una confrontación o lágrimas de cocodrilo. Todo menos eso, muchas gracias. Limpiar lagrimas de cocodrilo no era algo que le gustara hacer…
- ¿Quieres? - No sabía ni qué era, pero olía bien. - Los chicos te lo enviaron, pero no pude resistir… - No era tonto, sabia lo que hacia.
Si Michael no estuviera aquí, probablemente hubiera terminado en una problemática por querer irse. Lo habían dejado sin garras. Ya ni siquiera podía dejarles la cara decorada como merecían, pero…
- ¿Chocolate? - Si iba a estar allí aguantando todo esto, al menos quería su dulce preferido.
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- Lo van a perder. - Era solo una observación, no una crítica.
El demonio ni siquiera levantó la cabeza, más tranquilo imposible, siendo masajeado en las alas como le gustaba. Era una buena estrategia para que no diera pelea y se dejara revisar en paz. Era. Hace rato que eso dejó de hacer falta, todo por culpa de un pequeño animal que odiaba a todos, incluso a su dueño, pero no al demonio que lo encontraba divertido por andar rasguñando a todo el mundo.
- Uri. - El regaño no servía de nada cuando el demonio se reía de la maldad del animal.
- Dejalo, no te va a hacer caso de todas formas. - Uri lo hacía ahora intencional, solo para hacer reír a Tsunayoshi y porque eso terminaría con buenas caricias detrás de las orejas y comida que en verdad no era para él. - Tsunayoshi. - Llamo, sin ser sorprendido de sólo recibir una breve mirada indicando que estaba oyendo.
Bueno, no importaba, podía ver como estaba desde allí gracias a quienes lo estaban revisando. Había tardado, un mes, en llegar a este punto. Aún tenía zonas rosadas y marcadas, pero para como había iniciado…
- Lussuria quiere verte mocoso. - No se callaba al respecto. - Tiene ropa que quiere probarte. - Y a diferencia de muchos, este mocoso no se molestaba sino que parecía agradarle en cierto punto.
Las chicas no lo iban a soltar más tarde, en cuanto lo sacaran de las garras de su madre. Era ridículo lo fácil que se había llegado a esto, de la noche a la mañana luego de una semana con un gato arisco sin querer que lo curaran. Que había pasado exactamente nadie estaba seguro, pero creía saber qué había pasado.
Tsunayoshi no era tonto despues de todo, y acciones hablaban mas que mil palabras.
- Okey. - Alguien tendría que sacarlo de todas formas, el chico no iba a salir mientras lo estuvieran mimando así.
Menos mientras hubiera un felino haciéndole la vida triste a varios solo para hacerlo reír. Estaba casi seguro de que los otros animales cajas comenzarían a copiar eso en cualquier momento, los que ya le habían perdido el miedo al demonio al menos.
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Una pequeña e inesperada sorpresa de tener a un demonio contento y energético, incluso si aún estaba herido, era que había una cosa menos que en señarle.
- Eso explica algunas cosas… - Squalo sabiamente se callo ante la mirada de muerte de su jefe.
Había sucedido de un momento a otro, como quien dice, por culpa de Freddy. No es que el chico hubiera tenido mala intencion, era solo que sin querer había incentivado el lado juguetón de Tsunayoshi, en otras palabras sus ganas de romper cosas y dejarlas irreconocibles, y ahora estaba entre la espada y la pared sin saber como detener a un demonio de decorar un escritorio muy antiguo con sus garras sin insultarlo o darle a entender que no podía.
No lo iba a detener, nadie iba a detenerlo, no cuando el chico andaba de sonrisas y ya había dejado inutilizable el escritorio con solo un par de movimientos de parte de sus manos. Esas garras crecían a voluntad después de todo. Las creaciones de Fran no eran simple imaginación, Tsunayoshi aún podía dar esas pesadillas si así lo deseaba.
- Otro Kyoya, por supuesto. - El guardián de la nube de Varia no estaba muy feliz ante esta "crítica".
Un hermoso naranja, con bordes de un denso color morado. Nube, tenía llamas de nube. Eso por sí solo explicaba muchas cosas. Seguía siendo un cielo, y ya que era un cielo…
- Ten Tsunayoshi. - Tal vez así dejara de molestar a Beaster. Lo dudaba, pero valía la pena intentarlo, y no sabia que rayos había en esa caja.
Todo aquel que se había atrevido a intentar abrir ese experimento había sido saludado con una masa agresiva que terminaba en una pelea en hacer que tal masa volviera a su caja. Tsunayoshi no tenía anillo, pero ya debía de saber cómo funcionaba-
- ¿Está loco jefe? - Arqueo una ceja.
- Le meterá un mal susto a la masa esa si es que sale. - Le tomará poco trabajo, y estaban todos ellos aquí.
- Si sale algo peor luego no diga que no se lo dijimos jefe. - ¿Eso era lo que pensaban?, no creía, era una caja experimental que había pasado por muchas manos…
Cualquier cosa que se esperó ver cuando la caja fue activada, justo después de que el escritorio pasara a escombros, y salió el rayo de luz no fue lo que salió. La masa violenta, que había dado mucho trabajo de contener a varios, no hizo su aparición esta vez.
Un tigre como Beaster, o tal vez el tonto caballo de Dino, o quizas otra cosa grande… Así que ver la luz encogerse y encogerse en lugar de agarrar una forma fue un shock y no solo para él. A ese punto, esperaban un lobo, y luego un conejo cuando se hizo aún más pequeño. Esos eran los animales de Tsunayoshi, por alguna razón. No era un inofensivo conejo o un lobo peligroso. No, era…
- ¡Quiero un reembolso Xanxus! - Por supuesto que quería, por supuesto que si.
La verdad, nadie fue sorprendido de que el demonio tirara la caja a la criatura que salió de allí y procediera a destruir las cortinas, otra vez. La pequeña criatura solo hizo un sonido lastimero, bajando las orejas, y dando un aspecto muy triste.
- ¿En serio eso era la masa violenta sin forma que hizo que esa caja paseara más que una moneda? - Era muy pequeño, era solo un cachorro.
- Es un león. - Un cachorro de león para ser precisos. Y no uno muy miedoso, si los sonidos de atención que estaba haciendo decía algo.
Uri fue el primero en acercarse y fue solo para callarlo. No terminó bien. El cachorro de león rugió y petrificó al otro felino luego de ser atacado, moviendo la cola en molestia antes de volver a dar lastima.
- Mierda. - Eso fue bastante inesperado. - ¿Quién demonios le dice que Tsunayoshi no quiere tener nada que ver con él? - Pues nadie, porque el cachorro de león los mató a todos con la mirada tan pronto se acercaron.
Quería al demonio, y quería que el demonio viniera a él. Un animal quisquilloso, por lo visto. ¿Quién fue que lo desarrolló de nuevo…?
- Eh, Tsuna… - Nadie iba a creer lo que había dentro de esa caja, nadie.
- ¿Hmm? - Que mala combinacion, honestamente.
- ¿Estás seguro que no lo quieres…?
Minutos más tarde, viendo al cachorro de león en las manos de un demonio que obviamente no estaba muy feliz con este resultado, tuvo que hacer una pregunta:
- Hey mocoso, ¿de donde sacaste la idea de la máscara de conejo? - Y de las bestias a sus pies que parecían un cruce entre un conejo y otros animales gigantes.
- No lo hice. - Fue la respuesta curiosa. - Toma forma sola, al igual que ellos. - Señaló a las bestias como si eso lo explicara todo.
La pregunta venía del hecho de, sin importar cómo tratara de mirarlo, cachorro y demonio tenían la misma actitud.
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-... estará bien, ya saben como es. - No perdió como nadie le creyó. Ah, ya se darían cuenta.
Sonrió de sobremanera, saludando al jefe de Varia y a su mano derecha, ignorando el shock de los nuevos ingresos. Ya se acostumbrarían, o se convertirían en la cena de su jefe.
- Llegas tarde, ¿al menos te acordaste de mi almuerzo? - Cómo olvidarlo, aunque era solo un aperitivo más que otra cosa.
- Tal y como te gusta. - Las chicas sabían perfectamente como derretirlo, lo quisieran o no. - Traje a la nueva carne, ¿qué te parece? - Referirse así a los nuevos reclutas era darles más miedo.
La figura sentada en un trono, con una pierna cruzada sobre la otra, grandes alas siendo acicaladas cuidadosamente por alguien que no se permitiría ni un solo error en su tarea, solo sonrió aún más, mostrando grandes y filosos colmillos. Una cola se enrollo un poco, un signo de estar complacido con algo. Grandes cuernos y ojos brillantes, garras siendo vistas por un breve momento.
- Al fin algo para matar mi aburrimiento… - Ronroneo el jefe de Varia, sentado muy similar a como lo hacía Xanxus. - Gracias, Takeshi. - Debería de sentir pena por los nuevos, pero sabía perfectamente que su jefe solo los asustaría y no correría sangre. No a menos que fuera necesario.
Muy pronto aprenderían que había una muy buena razón por la cual nadie le tenía miedo al jefe de Varia, al menos dentro de Varia y Vongola. No, el temor era a fallarle. Los castigos no eran lindos después de todo. Sonrío más grande, sin perderse la otra presencia en la habitación.
- Luego de la introducción, son todos tuyos. - Tan pronto vieran a las bestias, chillarían como cerdos. Y cuando vieran a Natsu…
Ese pequeño león se aseguraría de que le tuvieran más miedo que a esas bestias, que le temieran tanto como a su dueño. Ahora…
- Creo que hay que hacerle una visita a Vongola, te has echado otro estirón. - Xanxus y los otros harán una doble toma al verlo, estaba seguro.
Sonrió divertido ante los lloriqueos bajos que podía oír, solo porque su jefe había decido comer finalmente y habían visto una lengua muy larga para ser normal. Una pequeña travesura para iniciar.
Esta era la verdadera iniciación, cada nuevo ingreso pasaba por esto y se convertían en los hazme reír hasta que otros pasaran por lo mismo que ellos y se repitiera el ciclo. Por algo Varia era la rama de Vongola más temida en la actualidad.
