Card Captor Sakura pertenece al grupo CLAMP. Los personajes que no reconozcas son de mi propiedad y si deseas usarlos o reproducir la historia, espero me lo hagas saber. Por favor, respeta mi trabajo.

"Normal" – Hablando.

"Cursiva" – Pensando.

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CAPÍTULO SIETE: Acciones y decisiones.

Los últimos dos días habían sido muy divertidos para Sakura, Eriol y Tomoyo. Se la habían pasado en la playa y recorriendo la pequeña ciudad de New Haven disfrutando de la simplicidad de la vida en ese lugar. La menor de los Kinomoto había podido dejar a un lado todos sus problemas para pasar ratos agradables en compañía de su padre y de sus amigos.

"Hoy fue un día maravilloso" – Comentó la ojiverde mientras se acomodaba en la mesa del comedor de la cabaña de su padre para cenar y suspiraba cansadamente.

"Tienes razón, Sakura" – Dijo Eriol mientras bebía un poco del vino tinto Cabernet Sauvignon que el padre de Sakura les había brindado para la cena.

"¿Cuándo viajarán a New York?" – Preguntó Fujitaka.

El rostro de la joven Castaña se ensombreció – "Supongo que el sábado" – Respondió sin ánimo alguno.

"Si quieren, pueden quedarse un tiempo más. Saben que por mí no hay problema" – Les ofreció el señor Kinomoto con su típica amabilidad.

"No" – Respondió Sakura firmemente – "Hay cosas que tengo que hacer allí" – Explicó.

Tomoyo miró a su amiga con una triste sonrisa en su rostro. Sakura le había comentado con detalles todos los pormenores de lo que estaba sucediendo con Camille y Shaoran, desde el día que conoció al chino, hasta aquella mañana en el centro comercial. Y la joven amatista le había ayudado a tomar la decisión de regresar y encarar al ambarino para que dejaran las cosas claras. Suspiró con pesar y miró a Fujitaka – "Ir a New York es parte del tour de vacaciones que estamos haciendo Eriol y yo. No podemos quedarnos más tiempo aquí. De todas formas, gracias por el ofrecimiento." – Agregó tratando que el padre de Sakura no insitiera más.

"Entiendo..." – Dijo el señor con pesar. Nunca le había gustado la soledad, sin embargo, disfrutaba de su vida en la gran cabaña en la que vivía. Pero le gustaría pasar más tiempo con su hija, porque su instinto paternal le decía que ella no estaba pasando por sus mejores momentos – "Buen provecho" – Les dijo a los tres jóvenes para después comenzar a cenar en silencio.

Después de la cena, Sakura fue a su habitación para dormir. Habían tenido un día muy agotador recorriendo todo el puerto marítimo de New Haven y quería descansar. Pero se sentía feliz. Cada vez pensaba menos en él y había podido hacer de ese viaje a la cabaña de su padre un acontecimiento inolvidable. Por su parte, Tomoyo y Eriol salieron a dar una caminada por los frondosos pastizales de la casa Kinomoto, disfrutando de la hermosa luna llena que estaba imponente en el cielo azulado.

"Es una noche hermosa" – Comentó Tomoyo para acabar con el silencio que rondaba.

"Muy hermosa" – Agregó Eriol mientras desviaba su mirada hacia la amatista.

La joven japonesa sintió como su cuerpo se estremecía con ese contacto visual. Nunca nadie la había mirado de esa manera. Sus manos comenzaron a sudar y un nudo en su garganta se hizo presente evitando que musitara palabra alguna. No supo en que momento se había acercado tanto al joven inglés a tal punto que podía sentir su respiración suave y calmada. Por instinto, entrecerró los ojos y se dejó llevar por ese sinfín de sensaciones que el que hasta ese momento consideraba su amigo, le producía.

Eriol, al ver a Tomoyo, tan hermosa, tan elegante, tan delicada y tan frágil había perdido todo el control de sus acciones. Se había sumergido en esa espectacular mirada amatista y sin saberlo, se había acercado a la joven rodeándola por la cintura y atrayendo su fino cuerpo hacia él. Se inclinó un poco y vió como Tomoyo entrecerraba sus ojos dejándose llevar –también- por el momento. Sintió su delicado aroma a lavanda y terminó con la corta distancia que los separaba. La besó suavemente sintiendo su exquisito sabor que lo enloquecía. Tomoyo respondió ardientemente el beso, haciendo que sus lenguas jugaran y exploraran lugares desconocidos, produciendo una infinidad de sensaciones en ambos. La joven pasó sus brazos por el cuello de él a la vez que se presionaba contra ese perfecto cuerpo masculino que tanto le atraía. Se besaron por largo rato, mientras ella entrelazaba sus dedos en los finos cabellos azulados de Eriol y él recorría la espalda femenina con mucha suavidad y delicadeza. Se separaron y se miraron fijamente unos segundos. Sonrieron y Tomoyo bajó la cabeza.

"Eriol... Disculpa, yo..." – Balbuceó mientras intentaba separarse de él sin mucho éxito.

"No tienes motivos para disculparte" – Le dijo él con firmeza – "No quisiera que lo hicieras... Tomoyo... yo... la verdad... estoy muy atraído por ti..." – Le susurró al oído mientras la estrechaba entre sus brazos.

"Eriol..." – Murmuró la joven japonesa mientras lo miraba a los ojos – "Yo también me siento muy atraída por ti..." – Aceptó para después empinarse y darle un corto beso en los labios a lo que el joven sonrió.

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Para Shaoran y Camille los últimos dos días no habían sido tan divertidos. El joven chino se la había pasado trabajando y evadiendo a su novia. Había buscado cualquier excusa con tal de pasar el menor tiempo posible con ella. Y lo había logrado muy bien. En las noches, cuando regresaba al hotel la encontraba dormida y, en las mañanas, salía lo suficientemente temprano como para que ella no hubiera despertado. Camille por su parte, también había estado trabajando mucho. Pero no para evitar a su novio, eso nunca, solo lo hacía para evitar preocuparse con el evidente deterioro de su relación. Ella amaba a Shaoran con todas las fuerzas de su corazón, lo adoraba, le estaba muy agradecida por todo el tiempo que habían pasado juntos y también lo deseaba ¡Y cómo lo deseaba! Pero él... parecía que el fuego que había estado presente en su relación durante los últimos dos meses, se estaba extinguiendo. Demasiado rápido. A tal punto que habían pasado las dos noches anteriores en la misma cama y no habían ido más allá de un "Muy buenas noches". Dos semanas atrás, el compartir el lecho habría sido una experiencia muy 'placentera' para ambos, pero ahora él no la deseaba y ella podía sentirlo.

Esa noche, la joven americana preparó todo para una velada romántica. Pidió servicio a la habitación con una cena muy afrodisíaca, se vistió muy elegantemente y se dispuso a esperarlo. Lo esperaría así llegara a la una de la madrugada. Se le entregaría 'en bandeja de plata' y él no podría rechazarla.

Shaoran abrió la puerta de la habitación y su rostro evidenció la sorpresa con la que se encontró. En una pequeña mesa al lado de una ventana, estaba Camille sentada mirando hacia el horizonte. Llevaba un vestido negro muy corto y escotado, que la hacía ver muy sexy. Dio unos pasos y se acercó para que ella sintiera su presencia.

"Hola" – Saludó con simplicidad.

"¡Llegaste!" – Exclamó la joven mientras se levantaba y lo abrazaba – "Te estaba esperando" – Le susurró al oído.

"Veo que ordenaste la cena..." – Comentó el chino al ver la comida sobre la mesa.

"Si, quería que pasáramos un tiempo juntos" – Le explicó mientras le indicaba que se sentara.

Shaoran tomó asiento y miró la cena con incomodidad – "La verdad, yo ya cené" – Trató de excusarse.

"Shaoran, tenemos que pasar cierto tiempo juntos..." – Le dijo Camille mientras le servía un poco de vino y ella se servía un jugo tropical que estaba en un jarro.

El joven suspiró pesadamente y comenzó a comer sin mucho interés. Bebió bastante del vino que su novia le ofrecía y trató de convencerse a sí mismo que no era nada malo pasar una velada romántica con la mujer que se suponía, amaba. Después de cenar vió como su novia se levantaba de la silla y lo halaba hacia la cama. No puso mucha resistencia. Parecía que todo el licor que había tomado, estaba surtiendo efecto. La rodeó por la cintura y comenzó a besarle el cuello apasionadamente mientras ella emitía pequeños gemidos que lo excitaban cada vez más. Bajó la cremallera trasera del pequeño vestido negro y vió con deleite que ella no llevaba ninguna otra prenda encima. La tumbó fuertemente en la cama y se quitó su impecable traje rápidamente. Se tiró encima de ella y comenzó a besarla frenéticamente mientras sus manos recorrían el desnudo cuerpo femenino. Se acomodó un poco y entró en ella emitiendo un excitante gemido. Ambos jóvenes unieron sus cuerpos como nunca lo habían hecho antes. Camille entregaba su alma y su corazón. Shaoran se entregaba sin ningún sentimiento de por medio. La hacía suya satisfaciendo el deseo carnal por otra persona. Cerraba sus ojos y en su mente sólo veía la imagen del perfecto cuerpo de Sakura. Veía sus profundos ojos verdes y su encantadora sonrisa. Él deseaba a Sakura y no a Camille. Porque a la joven a quien le hacía el amor en esos instantes, ya no la amaba.

"Shaoran..." – Gimió la joven americana mientras se aferraba con fuerza al cuerpo de su amado.

El ambarino no respondió. Se concentró en su labor de amante y evitó emitir palabra alguna. No quería mentirle y decirle que la amaba, que disfrutaba hacerla suya. Ella merecía un poco de respeto. Tampoco podía mirarla y gritar a toda voz que la mujer con la que le gustaría estar haciendo el amor era Sakura y no Camille. No era tan miserable. Se limitó entonces, a hacerla gemir de placer y en que ambos llegaran al clímax. Para ese momento, Shaoran se tumbó en la cama junto a ella y cerró sus ojos intentando conciliar el sueño.

Camille se levantó y tomó un baño rápido. Se puso una diminuta bata para dormir y se acostó junto a Shaoran. Le dio un beso no correspondido en los labios y se durmió pensando que esa noche había dejado atrás todas las diferencias que tenía con su novio y que había revivido la pasión y el amor que alguna vez existió entre ellos. Pero no se había dado cuenta que lo único que había hecho, era confirmarle a Shaoran que la mujer de la que estaba locamente enamorado no era ella. Era Sakura.

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"¡Buenos días!" – Exclamó Tomoyo de manera alegre cuando se encontró con Sakura en el pasillo de la casa Kinomoto.

"Buenos días" – Respondió la castaña mientras sacudía su cabeza para desaperezarse.

"Una linda mañana ¿Verdad?" – Preguntó la amatista mientras ambas bajaban las escaleras rumbo al comedor.

"Si tú lo dices..." – Respondió la ojiverde notando un extraño ánimo en su amiga – "¿Sucede algo?" – Le preguntó mientras se frotaba los ojos.

"¡Sakura... Ayer... ayer Eriol y yo... decidimos comenzar a salir...!" – Exclamó entrecordamente la joven mientras abrazaba a su amiga quien le correspondía el abrazo genuinamente feliz.

"¡Me alegro mucho, Tomoyo!" – Exclamó Sakura sonriente. A pesar de ser una mujer despistada, había notado cierta atracción entre su prima y su amigo inglés, así que se alegraba por eso. Terminó de bajar las escaleras y se encontró con el sonriente rostro de Eriol quien miraba a Tomoyo con infinita ternura.

"Buenos días, pequeña" – Le susurró al oído mientras le pasaba el brazo por la cintura y caminaban juntos hacia el comedor.

"Hola" – Respondió Tomoyo mientras le daba un beso en la mejilla.

"Buenos días, Eriol" – Saludó Sakura con una sonrisa en el rostro – "Hay otras personas aquí ¿Sabes?" – Comentó intentando no dejar salir una enorme carcajada.

"Buenos días, Sakura" – Dijo Eriol correspondiendo la sonrisa de complicidad de la amiga de su ahora novia.

"Buenos días a todos" – Saludó Fujitaka al entrar al comedor – "Tengo algo que comentarles"

"¿De qué se trata?" – Preguntó Tomoyo al notar el tono de voz preocupado de su tío.

"Touya me llamó. Necesita una asesoría en su trabajo y tendré que viajar a New Jersey mañana" – Les explicó – "Si desean, pueden quedarse aquí"

"Olvídalo, papá" – Respondió Sakura – "Esta es tu casa y sería de mala educación estar aquí sin tu presencia. Si tienes que viajar, nosotros iremos para New York mañana temprano" – Le dijo con una sonrisa en el rostro haciendo todo lo posible por disimular la preocupación que sentía al saber que tendría que regresar y hacerle frente a todos sus problemas.

"Pero..."

"No se preocupe, señor Kinomoto. Mañana viajaremos a New York. Por nosotros no hay problema" – Dijo Eriol ante la mirada aprobatoria de las jóvenes presentes. Estaba de acuerdo con Sakura en que sería mala educación permanecer allí sin que el dueño de casa estuviera.

Fujitaka asintió con pesar. Después, los cuatro se sentaron a la mesa y desayunaron amenamente. Para los Kinomoto, no pasaban desapercibidas las sonrisas y las miradas pícaras entre Eriol y Tomoyo. A lo que sonreían y trataban de incomodar lo menos posible. Después del desayuno, los tres jóvenes se disponían a ir a la playa, cuando el teléfono móvil de Sakura comenzó a sonar dentro del bolso playero. La castaña tomó el aparato y miró el identificador. Su rostro palideció.

Dudosa, presionó el botón de encendido y contestó la llamada – "Hola" – Dijo secamente.

"Hola..." – Saludó Shaoran al otro lado de la línea.

"¿Sucede algo?" – Preguntó mientras recogía sus cosas y se encaminaba hacia el vehículo – "¿Camille está bien?" – Preguntó ingenuamente pensando que algo malo había sucedido.

"Si. Ella está bien" – Respondió el ambarino – "Regresaremos a New York antes de tiempo y necesito hablar contigo ¿En dónde estás?"

"Estoy fuera de la ciudad" – Se limitó a contestar – "La verdad yo no tengo nada que hablar contigo, Shaoran"

"Sakura... Por favor..." – Le imploró el chino – "Déjame explicarte"

La ojiverde se estremeció. El tono de voz de Shaoran era sincero. Ella podía sentirlo – "Cuando regrese a la ciudad te llamaré" – Accedió ella ante la mirada reprobatoria de Tomoyo quien había estado escuchando la conversación y sabía perfectamente de qué se trataba todo el asunto.

"Gracias. Estaré esperando tu llamada" – Le dijo él con sincero agradecimiento.

"De acuerdo, hasta entonces" – Dijo Sakura para después terminar la llamada y tirar el teléfono a su bolso con rabia.

"¿Qué sucedió?" – Preguntó Tomoyo intrigada – "¿Vas a verte con él?"

"No puedo negarme. ¡No puedo negarme a nada de lo que él me propone!" – Exclamó furiosa consigo misma.

"Amiga..." – Murmuró la amatista en tono reprobatorio – "Sabes que si lo sigues viendo te será imposible olvidarlo"

"Pero necesito verlo. Necesito que él me aclare todo" – Dijo Sakura mientras se sentaba en el asiento del conductor de su vehículo y arrancaba con dirección a la playa junto con sus amigos.

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La mañana siguiente, Shaoran se levantó temprano y se arregló para ir a cumplir con algunas citas que había arreglado el día anterior. Se sentía culpable. Había utilizado a Camille. Tendría que hablar con ella. Pero esperaría a regresar a casa. Sería mejor así. Salió del hotel y tomó un taxi que lo llevó a un restaurante donde se reuniría con un empresario emprendedor que le proponía un negocio. Al llegar al sitio, se percató de que todavía era temprano, así que se sentó en una mesa al lado de una ventana, pidió un capuccino y encendió un cigarro. Comenzó a analizar toda su vida desde el momento en que había conocido a Sakura. Se dio cuenta que esa mujer le agregaba un poco de emoción a su vida. Se dio cuenta que esa mujer lo traía loco. En un impulso, tomó su celular y marcó el número de Sakura. Habló con ella y concertó una cita. Así que regresaría más rápido a New York. No le importaba si Camille se oponía. Él regresaría y la vería. Necesitaba estar con ella.

Después de su reunión con el empresario, regresó a su hotel y encontró a Camille muy pálida tirada en la cama. Se acercó rápidamente y la tomó entre sus brazos – "¡¿Qué sucede!"

"Estoy bien. No te preocupes. A veces me dan algunos malestares y hoy es un día de esos. Ya se me quitará" – Le explicó ella mientras se sentaba en la cama – "¿Ya desayunaste?"

"Si, ya desayuné. Pero si quieres, puedo pedirte algo al restaurante del hotel" – Le ofreció él.

"Si, está bien" – Aceptó ella – "¿Por qué regresaste tan temprano?"

"Necesitaba hablar contigo. Necesito regresar a New York, si es posible, hoy mismo" – Le informó Shaoran mientras tomaba el teléfono y pedía el desayuno de la joven.

"Shaoran, se suponía que estaríamos aquí una semana" – Dijo ella algo alterada.

"Lo siento. Si quieres puedes quedarte, pero yo necesito regresar"- Dijo él mientras se levantaba de la cama y se quitaba el saco que llevaba.

"¡Eran nuestras vacaciones!" – Gritó Camille perdiendo la compostura.

"Lo siento. No puedo hacer nada" – Dijo él secamente mientras recibía el servicio al cuarto que ya había llegado.

La joven suspiró furiosamente. Se levató y se dirigió a la mesa donde Shaoran le había puesto el desayuno, tomó un plato y lo lanzó contra una pared – "¡¿ME PUEDES DECIR QUE DEMONIOS ESTÁ PASANDO! ¡¿POR QUÉ YA NO ERES COMO ANTES!" – Gritó perdiendo el control sobre sí misma.

"¡Cálmate!" – Exclamó Shaoran mientras se acercaba y la agarraba de los brazos – "¡Tengo que regresar, Camille. Y ninguna de tus niñerías va a detenerme!" – Le gritó para después salir de la habitación muy alterado.

"¡Shaoran!" – Gritó la joven sin resultado alguno. Estaba sola en la habitación. Tomó la taza de café que estaba sobre la mesa y la lanzó contra la puerta. Después comenzó a lanzar todo lo que encontraba hacia las paredes. Estaba desesperada, histérica e impotente. La noche anterior habían unido sus cuerpos y ahora él le decía que tenía que dejarla sola. ¡Maldita sea! Estaba comenzando a pensar que había otra mujer. Ella lo averiguaría. Ella arreglaría su relación, para después casarse lo más rápido posible. Tenía que casarse con él. A toda costa.

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Al medio día del día siguiente, Sakura, Tomoyo y Eriol estaban llegando al lujoso departamento de la castaña. Subieron las maletas y las bolsas llenas de recuerdos de su viaje y suspiraron cansados. El viaje había sido divertido, pero agotardor. Entraron y dejaron los paquetes en una esquina. Sakura les ofreció algunos refrescos y los acomodó en la habitación de huéspedes. Juntos. Después, la joven tomó un baño y se tumbó en su cama para descansar. Durmió alrededor de una hora y – Después de mucho pensarlo – Llamó a Shaoran.

"¡Hola!" – Saludó el ambarino al otro lado de la línea – "¿Dónde estás?" – Preguntó.

"Estoy en casa. Acabo de llegar" – Respondió la ojiverde.

"Perfecto. Iré para que hablemos"

"¡No!" – Exclamó Sakura – "Tengo visitas. Mejor salgamos a dar una vuelta ¿Te parece?" – Propuso esperando que él aceptara y así evitar que estuvieran de nuevo en el departamento. El problema no eran Eriol y Tomoyo, el problema se reducía a no estar con él en ese lugar donde habían vivido tantas cosas.

"De acuerdo. Pasaré por ti en veinte minutos" – Le dijo para después terminar la llamada.

La menor de los Kinomoto se levantó rápidamente de su cama y sacó de su armario un precioso vestido corto, color rosa que le sentaba muy bien. Se maquilló rápidamente y les avisó a sus amigos que saldría. Veinte minutos después, estaba sentada en el recibidor del edificio, cuando vió el sofisticado auto de Shaoran estacionarse en la calle. Caminó lentamente procurando disimular su nerviosimo.

"Hola" – Saludó Shaoran expectante – "estás hermosa, como siempre" – Le dijo mientras le sonreía.

"Hola" – Saludó ella con un leve rubor en sus mejillas – "¿Vamos?" – Preguntó para evitar ahondar en el tema de la belleza.

"Por supuesto" – Dijo él mientras le abría la puerta del acompañante y la ayudaba a subir. Después dio la vuelta y subió al auto, lo encendió y se dirigió hacia un café muy privado que él conocía.

Mientras tanto, en el departamento, Eriol y Tomoyo estaban solos. Tomaron una siesta corta para descansar del viaje y después, la joven amatista pidió algo de comer puesto que no habían desayunado siquiera. Después de comer, se dispusieron a ver televisión un rato para seguir descansando en el sofá de una pequeña sala de estar que había en el departamento.

"Estoy muy feliz de estar contigo, pequeña" – Susurró Eriol mientras veía atentamente la película que presentaban en la televisión.

Tomoyo se sonrojó – "Yo también estoy muy feliz de estar contigo, Eriol" – Le dijo mientras se acercaba a él y lo besaba apasionadamente en los labios.

El joven inglés tomó a su novia por la cintura e hizo que se pusiera encima de él. Le devolvía cada uno de sus besos con la misma pasión mientras le recorría la espalda con las manos. Después comenzó a desabrochar la camisa sin mangas que ella tenía para dejar al descubierto su fina figura. Quitó el sostén y se dedicó a besar los senos de ella con fervor produciendo en la joven infinidad de sensaciones. Tomoyo se deshizo de la camiseta que Eriol llevaba y con sus pálidas manos recorría el pecho desnudo de su amante. Lo besaba con devoción. No sabía en qué momento de su vida se había enamorado de aquel joven y apenas lo había descubierto la noche que él la había besado impulsivamente. Lo amaba y lo deseaba. Y eso no era para nada malo. Él tenía veintisiete años y ella veinticuatro. ¡Podían hacer con sus vidas lo que quisieran!

Después de una intensa sesión de besos y caricias, Eriol se levantó cargando a Tomoyo quien se abrazaba a él con las piernas rodeándolo por la cintura. Caminó dificultosamente besándola apasionadamente y la tumbó en la cama de huéspedes que compartían. Le quitó suavemente la falda azul que llevaba y se quitó el jean que traía puesto. Se puso encima de ella y la besó suavemente recorriendo cada parte del delicado cuerpo de la joven. Después de un rato, la hizo suya, con todas sus fuerzas, demostrándole cuanto la amaba, cuanto la deseaba. Sus cuerpos se hicieron uno solo, dejando que la pasión fluyera.

"Te amo..." – Se susurraron antes de quedarse dormidos con nada más que los tenues rayos de sol de atardecer cubriendo sus cuerpos.

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"Bien. Te escucho" – Dijo Sakura una vez que llegaron a un modesto café en el centro de la ciudad.

"¿Quieres tomar algo?" – Preguntó Shaoran evitando comenzar con el centro del asunto.

"Un café estará bien" – Respondió la joven fastidiada por la actitud de su acompañante.

El ambarino le indicó al mesero que le sirviera dos cafés y después sacó un paquete de finos cigarros, ofreciéndole uno a la castaña quien lo recibió gustosa, después encendió uno para él y lo aspiró fuertemente – "¿Dónde estuviste estos días?" – Le preguntó interesado.

"En casa de mi padre, en New Haven" – Respondió Sakura mientras expulsaba el humo del cigarro.

"Oh, a cuatro horas de aquí ¿Verdad?" – Comentó entusiasmado.

"Si, así es" – Respondió la ojiverde sin mucho interés y cuando estaba a punto de llegar al asunto del que tanto quería hablar el mesero llegó con los cafés.

"Es una ciudad muy hermosa" – Dijo Shaoran mientras bebía un poco del café.

"Shaoran, ¿de qué quieres hablarme?" – Cuestionó la ojiverde directamente.

"Sakura, lo que viste el otro día en el centro comercial... No es lo que tu crees" – le explicó el ambarino – "Camille quería ver las alianzas de matrimonio y yo accedí, pero no vamos a casarnos. Incluso he estado pensando en terminar la relación con ella"

La joven arqueó una ceja – "¿Por qué habría de creerte?" – Inquirió en tono agresivo.

"Te estoy diciendo la verdad" – Respondió el chino con firmeza mirándola a los ojos.

Las miradas verde y ámbar se conectaron por unos minutos. Después Sakura se levantó y desvió la mirada – "Lo siento. Yo no tengo por qué pedirte explicaciones y tú no tienes por que dármelas. Nos vemos".

Antes de que la joven pudiera marcharse, Shaoran la tomó suave pero firmemente por el brazo y la hizo girar – "No te vayas. Necesito decirte algo más" – Le pidió con mirada suplicante.

La castaña tomó asiento de nuevo y lo miró fijamente – "¿Qué más quieres decirme?" – Preguntó resignada.

"Como te dije anteriormente, he estado pensando en terminar la relación con Camille. Yo no la amo. No puedo mentirle y mentirme a mí mismo. Sakura... Yo... yo... estoy muy atraído por ti" – Le dijo con honestidad después de haberse sentado y encendido otro cigarro.

"Shaoran, aunque termines con Camille, yo no podría estar contigo. Ella ha sido mi amiga incondicional en momentos muy difíciles de la vida y yo no puedo... no debo hacerle eso" – Le explicó con una expresión de tristeza en su delicado rostro.

"Pero yo sé que tu sientes lo mismo que yo. Me lo demostraste aquella noche que..."

"¡No lo menciones!" – Exclamó ella – "Shaoran, lo nuestro no puede ser... ¡Entiéndelo!" – Gritó para después salir rápidamente del café y tomar un taxi. No podía estar más allí. No quería oír que dejaría todo por ella, que estaba atraído por ella, que la amaba. No podía creerle, además aunque fuese verdad y ella aceptara que sentía lo mismo, estaba consciente que no podrían estar juntos. Nunca.

Continuará...

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NOTAS DE LA AUTORA: Bien, hice todo lo posible por hacer este capítulo, de hecho, me salió en un solo día y para mi gusto, quedó bien. Disculpen la abundancia de escenas lemon, pero quería ser condescendiente con los fans de E+T. Y Quería mostrar una escena que no creo les haya gustado S+C. Jejejejeje. Bueno, mis queridos lectores, los dejo como siempre mensionando a quienes se tomaron el tiempo de dejar un review. Les repito, es muy importante para mí saber que piensan así que cuento con su apoyo y con el de los lectores que no se animan a opinar.

Carolina ("Mi alumna y amiga"), Little-butterfly18, Vicky Kou, Sakura Ika, Pantera Li, Brasileia Daudojiu, Meii.Ko, Motita Witch, Camili, Skade.

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MI REGALO PARA LOS LECTORES:

AVANCES PARA EL CAPÍTULO 8:

"Escúchame ¿quieres?" – Le dijo mientras la halaba fuertemente del brazo.

"No tenemos nada que hablar" – Respondió ella secamente mientras trataba de acercarse a la puerta.

"Quieras o no, tendrás que escucharme, Sakura" – Le dijo fuertemente mientras acercaba sus labios a los de ella y los presionaba fuertemente y comenzaba a meter las manos por la camisa que llevaba.

"¡Suéltame!" – Gritó la castaña mientras trataba sin éxito de safarze de él.

El joven siguió besándola apasionadamente y la aprisionó contra la pared. La fuerza que hacía en las manos de Sakura se estaba comenzando a notar en lo enrojecido de la piel. Pero a él no le importaba, quería hacerla suya, como antes.

"¡Suéltame, Kevin!"

Jejejejejejejeje. Los dejo con bastantes avances. Lo hago porque no sé cuando pueda actualizar.

Saludos,

Lunita Kinomoto.