Pasó un tiempo con relativa tranquilidad (para gran alivio de Uno) aparte de lo concurrente en el inframundo y algún dios que otro.
Por ejemplo esa chica Ágape de vez en cuando le enviaba mensajes y enseñaba su foto a algunos de sus amigos quien según textualmente hablando:
Qe! bombón!
Ágape me lo presentarás!?
La sombra jamás había sentido más mortificación en su vida y lo peor es que Perséfone y Eros lo encontraban divertido en momentos así se encontraba increíblemente tentado de asestarle un puñetazo al irritante dios del amor.
Para su desgracia Hades se enteró (de la escapada/rapto de Uno) por parte de Cerberus pero a ninguno le cayó una buena fue Cerbero quién lo llevó allí y Perséfone abogó por el perro.
Además en el fondo Hades encontraba gracioso la situación embarazosa en la que se vio el antiguo guerrero ser secuestrado por Cerbero y que una adolescente intente ligar con él.
Pero a todo eso igual, excepto por una cosa.
Por el móvil recibió un mensaje de Eros advirtiéndole de que Apolo rondaba por la casa donde vivía Perséfone con Artemisa.
Se enfureció conocía bien a ese desgraciado para saber que no se traía nada bueno además antes había visto la reacción de Perséfone ante la mención de Apolo y no sólo era desagrado u odio sino también miedo.
Uno había visto a suficientes victimas y personas traumatizadas como para saber que eso no era su imaginación sin decir palabra se acercó a Cerbero le rascó una pata y le susurró al oído.
—Sé que no puedes pero Perséfone está en problemas, Apolo esta cerca—
Bastó con eso para que el sabueso gruñera obvio que tampoco le tenía demasiada simpatía al dios del sol.
No tardaron en llegar al Olimpo, a la casa donde vivían ambas diosas y efectivamente allí estaba el coche dorado del sol aparcado enfrente y al idiota afuera apoyado contra él como esperando.
Maldito acosador, el asco y el desprecio saltaron en su pecho como una pelota de playa.
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Apolo estaba mandándole otro mensaje de texto a Perséfone pero no contestaba ¿¡maldita sea!? ¿¡que le sucedía a esa chica!?
—Ella debería estar agradecía entre lágrimas de gratitud porque yo quiera estar con ella—hablo consigo mismo.
—¿Tú? Me temo que sueñas Apolo esa pobre chica lo máximo que conseguirás de ella además de que te evite es que te escupa en la cara—dijo una voz.
Apolo molesto por esas palabras se volvió a quien se atrevió a insultarlo pero se congeló sorprendido al ver de quién se trataba.
—¿Tú?—
Uno sonrió pero esa sonrisa no era para nada agradable más bien parecía la de un tiburón a punto de zamparse a su desprevenida presa.
—Sí, cuanto tiempo Apolo veo que sigues siendo el mismo de siempre con tus estupideces ¿sigues siendo el mismo bastardo de siempre? Bueno en cierto modo no me sorprende—
Allí estaban de nuevo el dios y el mortal que en el pasado compitieron y este último humilló al dios del sol ahora de nuevo de frente esperando a ver quien choca primero.
