Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, con excepción de aquellos que he tenido que añadir para darle forma a esta historia
A la mañana siguiente Florence les ofreció un espléndido desayuno. Esa casa para ellos era el lugar perfecto para relajarse y disfrutar.
Mientras Florence iba al pueblo a hablar con quienes dejaría a cargo la administración de la isla, Truman y Junior le acompañaron ya que se encargarían de supervisar que las provisiones llegaran al Jolly Roger sin problema. Mientras tanto Salvo y Leandro ayudaban a empacar lo que Florence fuese a llevar de la casa con ella y de arreglar algunos imperfectos para dejar el lugar sin problemas cuando fuera bien asegurada para que nadie entrase en ella. Annie y Zarina ayudaban a cubrir muebles y demás con sabanas para evitar que se dañasen en ausencia de Florence. Estaban seguros de que regresarían a ese lugar tarde o temprano.
A media tarde Annie salía de la casa para caminar un poco por el campo, no podía evitar sentirse ansiosa por lo que vendría.
-Deberías preocuparte menos y disfrutar de la vista- dijo Zarina a su espalda.
-Tengo un fuerte presentimiento de que las cosas que descubriré no serán nada buenas Zarina.
-Me tendrás a mi para enfrentarlas, después de todo estamos juntas en esto.
La castaña miró con melancolía al hada a su lado.
-Aunque esto no debió ser así, siento mucho que James te haya obligado a venir.
-Tengo que protegerte de lo que ese bastardo pueda hacerte, ustedes son mis propios "niños perdidos", así que debo procurarles, aunque con James a tu lado no estoy tan segura de si preocuparme sea tan buena idea, ya que tú y él no se llevan nada mal.
La joven no quiso mirar al hada, sabía perfectamente que Zarina la había visto dirigirse a la habitación de James y no salir de ella hasta esa mañana, así que las palabras al respecto sobraban un poco entre ellas. Zarina no se dio por vencida.
-¿Le amas?
-No puedo amarle a dos días de conocerlo Zarina.
- Tu ya le conocías desde hace tiempo, ¿No recuerdas? Desde que Wendy te hablaba sobre él, siempre quisiste conocerlo, me interrogabas sobre sus hazañas.
- Por supuesto, y tú me contaste sobre él claro, pero jamás me hablaste de la traición.
-No me cambies el tema de conversación.
Annie la miró con una sonrisa.
-No lo amo, tengo hacia el un muy fuerte sentimiento de cariño irracional y siento una fuerte atracción hacia el. Pero eso no es amor Zarina.
-Pero podría llegar a serlo, de tu parte y de la suya.
- Como van las cosas hasta ahora lo veo imposible.
-Después de que se quedaran juntos en su habitación esta noche, yo no lo veo tan imposible.
Las castañas intercambiaron miradas cómplices, esa conversación no iba a parar a ningún lado.
Al atardecer todos se encontraban sobre el Jolly Roger dirigiéndose a Londres, con el barco bien abastecido y todo en orden en la isla, Florence se les unió en su viaje trayendo consigo alegría entre los marineros. Londres era tal y cómo lo recordaban tanto James como Annie, frío y con un cielo gris. Un contraste total en comparación con la maravillosa isla de Florence.
Cuando el barco dejo el mar para levantar el vuelo sobre la ciudad, Annie pudo reconocer lugares cercanos a su casa, pero aún faltaba un poco más para que se reencontrara con su padre. El Jolly Roger se detuvo sobre un edificio, Zarina se encargó de que el barco se mantuviera estático e invisible a ojos curiosos gracias a un polvo hecho por ella que confería invisibilidad a lo que tocara. James dio permiso a sus hombres de bajar al Salón Turquesa si lo deseaban, algunos como Smee no dudaron ni un minuto en hacerlo.
Annie vio con un poco de horror que todos ellos se dirigían como clientes del lugar, jamás se habría imaginado visitar un sitio como ese. El techo al ser amplio daba espacio suficiente para alojar el navío, era todo un edificio conocido como el Salón Turquesa. Cuando los piratas solían visitar el lugar entraban por una puerta hecha especialmente para ellos en el techo con unas escaleras que los mandaba directos al salón principal.
-No es necesario que vengas Florence, no será más que un par de palabras con el ex-dueño y nos dirigiremos a casa de Annie enseguida- dijo James intentando persuadir a su prima de no entrar al lugar.
-No seas tonto James, iré a donde Annie vaya, no pienso dejarla sola en un prostíbulo- contesto la rubia.
-Ni yo- mencionó Zarina con decisión.
-No estará sola, yo iré con ella- añadió el hombre. Pero para ese entonces las tres mujeres ya se encontraban bajando las escaleras hacia el salón principal. Con un suspiro y sabiendo que sería una batalla perdida contra ellas, las siguió mientras Leandro terminaba de asegurarse de que el navío se encontraba totalmente inmóvil y bien sujeto para alcanzarles después.
Y ahí se encontraban los cuatro, en el salón principal de aquel lugar, con un abundante tono rojizo en la pared y las enormes y gruesas cortinas que cubrían los ventanales, varias mujeres con vestidos muy cortos y escotados les miraban con intriga, algunas más se levantaron enseguida y se acercaron al hombre mayor.
-¡Capitán!- decían sorprendidas y alegres de verle, sin pudor lo rodearon llenándolo de melosos abrazos y besos, bajo las atentas miradas de las mujeres que le acompañaban.
James con media sonrisa las saluda a cada una por su nombre mientras era abrazado, las manos de las mujeres viajaban por toda su ropa tocándolo y acariciándolo. Florence miraba alternativamente de Annie a su primo molesta de que este no apartara a las mujeres y de que ella no hiciera nada al respecto. Zarina miraba con una ceja levantada la escena, a diferencia de Florence y Annie que se mostraban algo incomodas y sorprendidas entre todas esas mujeres, a ella se le veía bastante relajada, miraba con desinterés los rededores ignorando a las melosas prostitutas que atendían a su niño perdido.
-¿James?- sonó la voz de una mujer que bajaba otras escaleras distintas a las que habían usado ellos al bajar.
Enseguida la multitud de mujeres se separo del hombre dejando espacio para que se encontraran.
-Tamara- dijo el hombre de largos cabellos mirando a la mujer que se acercaba. Pelo negro como la noche y largo hasta por debajo de los hombros en perfectas ondas caían con elegancia sobre la espalda, un vestido color azul muy ajustado a unas increíble curvas y un escote que dejaba ver unos generosos pechos de piel perlada. Ojos cafés muy oscuro que podrían pasar por negros mediante el contraste con su cabello. Annie no pudo evitar sentirse minúscula ante tal mujer. Florence la miraba con ceño fruncido y Zarina después de observarla detenidamente por unos instantes volvió su atención a los alrededores. Parecía más interesada en la decoración de aquel lugar que en la agraciada mujer que ahora les acompañaba.
-Oh querido, que dicha mirarte de nuevo- dijo la mujer de cabello oscuro acercándose a abrazarlo y él con una sonrisa recibió el abrazo - ¿A qué debemos el honor?, cuando vi a tus hombres llegar y esparcirse por el lugar me llene de alegría.
-Esta ocasión traigo compañía especial- dijo el hombre de azules ojos señalando hacia donde sus tres damas se encontraban y Tamara miro hacia ellas. Enseguida se acerco a saludar.
-Es un placer- comenzó la morena acercándose a Annie quien era la más cercana.
-Ellas son Annie, mi prima Florence y Zarina- dijo el capitán provocando que las chicas del lugar miraran curiosas hacia ellas reparando apenas en su presencia. Annie sintió la incomodidad de sentirse expuesta, esa glamurosa mujer que había tenido historia con James la hacia ver como una chiquilla.
-Un placer- volvió a decir Tamara tendiéndoles la mano a cada una- Son mis invitadas, por favor siéntanse como en casa.
La mujer llevo a sus invitados a una sala aparte del salón dejando a las elegantes mujeres del salón no sin antes lanzarle al capitán miradas coquetas y frases como "nos veremos después capitán" o "permitanos complacerle más tarde". James ignoraba esos comentarios tomando a Florence de la mano y dando un beso para llevarla del brazo, al sentir la mirada severa de su prima sonrió de medio lado.
-No lo dicen enserio- se defendió el hombre
-No nací ayer James- dijo con molestia la rubia
-Te aseguro que nunca he tocado ni tocaré a ninguna de ellas, y ellas lo saben perfectamente- dijo él cerca de su oído, sabía que su prima jamás aprobaría que el frecuentara esos lugares, aunque jurara que no lo hacia como cliente tal y como como sus hombres lo hacían.
Una vez instalados en una habitación donde seguramente sería la oficina de la dueña, esta habló.
-¿Y en qué te puedo ser útil James?
-¿Se encuentra aquí tu padre?
-Sí, pero esta algo indispuesto.
-Me preguntaba si podríamos darle una corta visita.
-¿Puedo preguntar el porqué?
-Tu padre dio a la familia de Annie una documentación importante hace años, ella está aquí para preguntarle sobre esa información.
Tamara miró a Annie con detenimiento antes de hablarle.
-Espero que no estés aquí por ninguna demanda hacia él- dijo seriamente a la mujer.
-¿Tu padre es Albert?- pregunto Annie
-Así es, y si estas aquí por cuestión de drogas quiero que sepas que este lugar quedo limpio desde hace años- comenzó a recriminar molesta caminando hacia ella provocando que Florence se interpusiera entre ellas defendiendo a la castaña y James se levantara para tomar del brazo a Tamara evitando que se acercara a la castaña.
-Tamara tranquilízate- habló el capitán
-Lo que tengo que hablar con él no tiene que ver con nada que les perjudique, te lo aseguro- dijo Annie con el ceño fruncido
-Bien- dijo la elegante mujer- te escucho.
Annie comenzó a relatar sin entrar en demasiados detalles, que ella residía en Londres junto a su padre y que buscaba información sobre Rachel Wayne, y que era precisamente un hombre llamado Alber Becher quien había informado a sus familiares sobre el fallecimiento de la mujer, enviándoles un acta de defunción, necesitaba hablar con el hombre.
-¿Y tienes dicho papel en tus manos?, no puedo asegurarte que fue mi padre quien envió el documento sin ver su firma.
-¿Padre?- preguntaron Florence y Annie a la vez mientras el capitán mantenía una expresión neutra, Zarina les miraba sin entender nada y Annie miró de reojo a la rubia quien se había sorprendido de tal información, cuando no debería entender nada al igual que el hada.
-Por supuesto, Albert es mi padre y necesito ver su firma.
-Me temo que no llevo conmigo el documento.
-Tamara, querida no estamos aquí por ningún problema con tu padre o el edificio ¿De verdad crees que yo vendría expresamente a perjudicarte? Estas mujeres son gente seria, educada y no tienen dichas intenciones. Así que has el favor de calmar tus nervios porque sabes que me pones de malas cuando empiezas con tu paranoias.
-Lo siento James, es solo que nadie viene de buenas a primeras a querer hablar con mi padre si no les conocemos.
-¿Quién quiere hablar conmigo?- dijo una voz grave desde la puerta llamando la atención de todos.
-Albert...- dijo James enseguida encaminándose hacia el hombre mayor que miraba a todos.
Un hombre bastante mayor les miraba desde una silla de ruedas, blancos cabellos y ojos tan oscuros como los de Tamara les miraban con curiosidad. Las arrugas marcaban su piel que era coronada por un par de cejas blancas y un bigote del mismo color.
-James, hijo ¡Cuánto tiempo!, mírate joder...ni un solo día has envejecido.
-Albert, he traído compañía, no vengo sólo- dijo el hombre de largos cabellos inclinado hacia el anciano y haciéndose a un lado para que pudiera ver mejor.
-Si, ya veo, tres mujeres muy hermosas, tú siempre rodeado de las mejores mujeres, y pensar que siempre rechazas a las chicas de este salón que mueren por ti muchacho- dijo el hombre con una sonrisa mirando con detenimiento a las mujeres.
Annie se acerco al hombre.
-Que tal, mi nombre es Annie Wayne.
-Un placer señorita Wayne- dijo Albert tomando su mano para depositar un beso en ella- ¿En qué puedo servirla?
-Verá, me gustaría saber si usted conoció a Rachel Wayne ya que fue usted precisamente quién envió a mis familiares hace años un acta de defunción para informar de su muerte.
El hombre después de pensarlo un poco contestó
-Sí, fui yo quien lo envió. Rachel frecuentaba este sitio porque se sentía segura entre nosotros.
-¿A que se refiere?- pregunto Annie
-Bueno, ella tenía bastantes problemas, ¿Sabes niña? era buscada por...enemigos.
-¿Cómo que buscada por enemigos?
-Mire señorita Annie, ella nunca habló sobre quienes eran las personas con las que tenía problemas y yo no estaba para interrogarla. Así que mientras ella cumpliera con su trabajo aquí, mis hombres le darían tanta protección como a cualquier chica en este lugar.
Era como si un balde de agua cayera encima de la castaña. James se levantó de su sitio sin dejar de mirarla, era una respuesta que ellos ya esperaban oír, pero siempre había una posibilidad de que se equivocaran, aunque esta no era la ocasión.
-¿Ella, trabajaba en este burdel como prostituta?
-Pues claro, ¿De qué iba a ser si no? ¿Limpiando los baños?- se burlo Albert antes de echarse a reír de su propio chiste. Zarina se acercó a su niña perdida y puso una mano en su hombro. La conexión entre ellas hacía que el hada pudiera sentir aquella desilusión en el corazón de Annie, aunque aún no entendía del todo la situación.
-Esmeralda- dijo Albert después de sentir el ambiente lúgubre que reinaba el lugar, provocando que Annie le mirara nuevamente sin comprender- ese era su nombre, tubo un momento de buena racha viviendo aquí, era muy codiciada por hombres dispuestos a pagar su precio. Después de eso se tuvo que marchar, regresó años después , me maravillaba el ver que después de tanto tiempo siguiera tan joven como la recordaba , volvió a trabajar en este lugar. En ese lapso de tiempo conocimos a James y algunos de sus hombres eran clientes suyos.
En ese momento el capitán tan sorprendido como las mujeres que le miraban se dirigió hacia Albert
-Yo...no tenia ni idea...yo...¿Es enserio?- dijo él al anciano quien asintió.
-Por supuesto que no fuiste cliente suyo, jamás has sido cliente en este lugar de ninguna - y mirando a su hija continuó- no por dinero al menos.
Zarina no necesitaba saber lo que Florence había dicho a Annie el día anterior para incluso ella darse cuenta de que Tamara y James habían estado juntos, tal y como Albert lo insinuaba en ese momento. Annie miró hacia Tamara quien miraba al capitán con una media sonrisa y utilizó todas sus fuerzas para no mirar hacia James, por que su corazón no iba a resistir tanto.
-El hecho es- continuó el anciano- que Esmeralda trabajó una vez más en este lugar después de esos trece años que no la vi, se había alejado para establecerse en Londres por una temporada, deseaba darle a su vida un giro inesperado, yo que sé. No la vi en trece años,después de eso hacia constantes visitas al burdel y trabajaba como una chica normal atendiendo únicamente a hombres de James cuando estos llegaban a visitarnos, hasta que una noche lluviosa llego a mi puerta pidiéndome asilo definitivo, huía de alguien eso se veía claramente. Traía con sigo riquezas y me pagó generosamente para que la escondiera por un tiempo aquí.
-La fortuna de mi padre- dijo Annie con desesperación. James miro consternado a la castaña, Florence apretaba los puños indignada por lo que escuchaba.
-¿Qué dices?- se interrumpió Albert sorprendió mirándola con asombro -¿Tu padre es Benton?
-¿Le conoce?- dijo Annie tomando los reposa brazos de la silla de ruedas con ansiedad. Tamara se aproximó a pasos agigantados a la castaña y la tomo de los brazos con fuerza.
-Mi padre esta en condiciones delicadas como para que lo muevas tan bruscamente- dijo con el ceño frunció. Mientras era detenida por James
-Tamara, no le hará daño, esta alterada, suéltala.
-Que la sueltes- dijo Florence con enojo avanzando directo hacia Tamara
-Florence por favor- dijo con fuerza James deteniendo a Florence de su cometido evitando que esa situación empeorase.
-Hazle caso a tu novio Tamara- dijo Annie con voz potente visiblemente enojada, a lo que James le miró enseguida con una expresión indescriptible por lo que acababa de escuchar- No me acercare más a tu padre, lo prometo... pero suéltame.
Tamara la soltó mirándola con extrañeza
-Nosotros no so...
-¿Que ocurrió después?- interrumpió la castaña lo que Tamara estaba por aclararle en ese momento- ¿Qué pasó con ella? - pregunto Annie al anciano alejándose de James y de Tamara acercándose hacia Florence quien enseguida la abrazo sin dejar de mirar a James con expresión preocupada. Annie se sentía protegida en sus brazos.
-Después de eso tubo varias visitas, pero siempre se encerraba con llave en su habitación personal, y como sus visitas entraban extrañamente por la ventana jamás nos percatábamos de quienes y en que momento preciso le visitaban, hasta que un día me pidió que necesitaba desaparecer de Tierra Firme para siempre, y aunque al inicio me burle por su expresión no tarde en comprender que lo decía enserio. Moví contactos para que me entregaran un acta falsa de defunción, ella me indicó el nombre que debía estar escrito en ella y la dirección a la que debía enviarlo explicando que había fallecido, no como Esmeralda, sino como Rachel Wayne. La noche que se fue envié la carta a lo que parece fueron sus familiares señorita Wayne, pero por supuesto jamás supe si la llegaron a leer porque jamás recibí respuesta. Ahora se que si lo hicieron- Terminó su relato el hombre mirándolos a todos una vez más.
-¿Esa fue la ultima vez que la viste?- preguntó James
-Así es, no he sabido nada de ella desde entonces. Incluso sus habitaciones están tal cual las dejo hace años, no se por que, pero no tocamos ese lugar jamás. Y eso es todo lo que puedo decir de Rachel...o Esmeralda que es como la llamábamos.
-¿Cree, que podamos ver la habitación?- dijo Zarina desde su lugar con la respiración entrecortada y una mano en su pecho.
-Por supuesto, Tamara llévales por favor. Espero que lo que he relatado le sea de ayuda señorita. Y si es inteligente me hará caso cuando le pida que por favor cuando termine de examinar la habitación abandone este lugar. Mujeres tan formales no son bien vistas en estos lugares, y si algún cliente las ve puede tratarlas de maneras que no les agraden, o reconocerlas si viven cerca.
-Descuide nos iremos lo más pronto posible- habló Florence al tiempo que Tamara se adelantaba y salía de la habitación donde se encontraban. Zarina fue la primera en seguirla, parecía ansiosa por abandonar cuanto antes el lugar, Annie y Florence le siguieron agradeciendo al hombre su tiempo. James por ultimo lanzo una mirada al anciano.
-Ve con ella James, y llévatela antes de que se abalance sobre mi hija, no quiero problemas.
-Siento lo que paso.
-Asegúrate de hacerle entender que tu rechazaste a mi pequeña hace tiempo, así que sus celos son innecesarios en este sitio- dijo Albert.
Cuando James las alcanzó ya estaban en una planta superior y se dirigían al fondo de un largo pasillo. Para lástima de las mujeres que le acompañaban de las puertas que se encontraban cerradas a lo largo del pasillo, al pasar frente a ellas se escuchaban gemidos, risas y susurros de seguros clientes que eran atendidos en el lugar. Annie miraba fijamente el piso intentando no escuchar inútilmente todas las expresiones de deseo y placer. Florence respiraba profundamente muy tensa y Zarina miraba hacia las puertas con extrema curiosidad y un evidente sonrojo. El lugar expedía sonidos de sexo, olía a sexo, era sexo en sí.
Sin embargo Tamara encabezando el grupo y James cerrándolo caminaban imperturbables por el corredor pensando que seguramente la situación debería ser abrumadoramente embarazosa para las mujeres que les acompañaban.
-¿Leandro? dijo Zarina provocando que todos miraran al final del corredor cuando justo se encontraban frente a una puerta en la que Tamara ya ponía una llave para abrirla.
El muchacho se encontraba acorralado contra la pared y una muchacha rubia de cabello corto y en ropa interior intentaba persuadir al joven para que se desnudase.
-Ca...capitán...-dijo el joven mirando con desesperación hacia James quien divertido llamó la atención de la pequeña rubia.
-Nyla, déjalo en paz, a él no le interesa ese tipo de entretenimiento, se lo que te digo.
La rubia con desilusión se acerco al capitán
-He hecho de todo capitán y no logro que se quite ni una sola prenda.
Las mujeres del Jolly Roger se alarmaron al descubrir que el sostén de la rubia era transparente dejando ver todo y entregando nada a la imaginación. Su perfume era bastante penetrante como en todo el lugar.
¿Porqué no tocas alguna puerta y ves si alguien más te une a su fiesta?- sugirió el capitán acercándose a la puerta de frente y tocándola con la rubia colgada a su cuello.
-Me gustaría que dejara de abrazarte primo- dijo Florence bastante enojada, haciendo que James deshiciera el abrazo de la rubia cuando se abrió la puerta dejando ver a Salvo sin camisa y una pelirroja de labios tan rojos como su cabello teñido quien, para la no sorpresa de todos, iba desnuda.
-No la mires- dijo Zarina con enojo a Leandro quien sonrojado miro hacia el interior de la habitación que Tamara había abierto. Zarina lo tomo de la ropa y lo llevo al interior de la habitación para asegurarse de que no miraría de nuevo hacia la mujer sin ropajes.
-Salvo ¿Te importa si Nyla se les une?
-Por supuesto que no, ven cariño- y la rubia se colgó al cuello del pirata con gusto -¿Y qué haces...- pero Salvo se interrumpió al ver que Florence y Annie estaban en el pasillo mirándolo. enseguida empujo a la pelirroja y a la rubia dentro de la habitación y la cerró diciéndoles que no salieran -Lo siento tanto Florence...nunca pensé...
-Descuida Salvo, estamos por irnos- dijo Florence harta del espectáculo y entrando en la habitación junto con Annie.
-¿Qué esta pasando James?- Le pregunto Tamara cuando se quedaron los tres solos en el pasillo
-Ni yo lo se Tamara, todo se me ha salido de control justo ahora.
-Jamás te voy a perdonar que hayas permitido que Florence me viera así- dijo Salvo con enojo
-No tenia idea de que estabas dentro.
-Jódete...- dijo Salvo entrando a la habitación para salir enseguida con su camisa y sus botas vistiéndose nuevamente. James se limito a sonreír.
-¿Qué es lo que busca tu amiga en el cuarto de Esmeralda?- pregunto Tamara al capitán.
-¿De Esmeralda?- se extrañó Salvo cayendo en cuenta de que la habitación en la que habían entrado era efectivamente de Esmeralda -¿Qué tiene que ver Esme...- pero se interrumpió a mitad de la frase para mirar con horror a su capitán -Joder James...-
-¿La conociste Salvo?- pregunto James con miedo a saber la respuesta.
-Si, fui su cliente de años...pero jamás imaginé que ella...- Salvo miro atónito la habitación - Necesito hablar con Annie, maldita...jodida y maldita sea mi suerte- dijo enojado entrando en la habitación.
Tamara le siguió dejando a James en el pasillo, quién no podía creer como las cosas habían dado vueltas tan velozmente, que todos ellos estuviesen conectados de alguna manera sin siquiera conocerse. La vida si que sabia dar sorpresas amargas. No le había gustado la manera en la que Annie había insinuado que él y Tamara estaban juntos, en ese momento odió a Albert por meterlo en un apuro más. Necesitaba hablar con ella sobre eso, pero antes necesitaba saber de que manera Salvo estaba involucrado con la madre de Annie. Todo aquello era una locura.
Armándose de valor y sabiendo que las cosas no hacían mas que empeorar, caminó hacia aquella habitación que en esos momentos era registrada en su totalidad.
Annie había buscado en cajones y se había hecho de algunos documentos, se mantenía muy callada y parecía en extremo concentrada en lo que hacia, Florence y Zarina le ayudaban a buscar algunas cosas que le fueran de utilidad aunque no sabían muy bien el que podría importarle a la castaña.
-Annie...yo tengo algo que contarte.
Annie un poco cansada de la situación y con varios papeles en sus manos miró a Salvo reconociendo su voz enseguida prestándole atención.
-De acuerdo Salvo, dispara.
Con algo de esfuerzo el pirata relato a la castaña que él había conocido bastante bien a la famosa Esmeralda y que jamás había imaginado que se tratara por su puesto de Rachel.
Relató que mucho antes de la pelea del Jolly Roger con el Estrella de la Mañana había conocido en un burdel a la famosa Esmeralda como se hacia llamar, había sido su cliente habitual. Después de que James le hubiera liberado de las minas de Barba Negra y hubiesen regresado a Tierra Firme se reencontró con ella en una ocasión visitando el Salón Turquesa en Londres. Él conmocionado, pues habían pasado muchos años desde la ultima vez que la había visto y seguía tan joven como él desde aquella ocasión, la interrogó a cerca de su paradero. Así fue como descubrieron que ambos habían estado en Nunca Jamás en alguna ocasión, y aunque Esmeralda no le hablo sobre ningún Peter Pan en ninguna ocasión, si le habló sobre los salvajes las sirenas y hadas que habitaban ahí y que ni él ni James habían podido conocer ( a excepción de Zarina), había hablado con ella a cerca de Nunca Jamás y de la posibilidad de jamás envejecer en una tierra que te lo daba todo. Eso por supuesto maravilló al hombre que sugirió en más de una ocasión en la posibilidad de regresar a Nunca Jamás para no envejecer y poder combatir contra Barba Negra cuando el momento llegase, pero al volver a Nunca Jamás su enemigo había desaparecido sin dejar rastro mas que el de sus minas abandonadas. Siendo así como ellos se quedaron en Nunca Jamás a vivir, explorar y buscar al pirata si tener éxito.
-Jamás volví a verla Annie, todo lo que te digo es verdad- dijo Salvo
-Te creo...- dijo la castaña sentada en la cama mirando al suelo con un susurro apenas perceptible por los que estaban en la habitación.
-De saber que hablábamos de la misma persona yo mismo te habría ahorrado el haber venido aquí, se lo incómoda que debes estar...lo incómodas que deben estar las tres- corrigió Salvo mirando también a Zarina y Florence.
-Creo que mi cabeza va a estallar Salvo, porque de ser eso cierto, Rachel...o Esmeralda...o como mierda se haya llamado tiene más edad que la de un humano de Tierra Firme promedio puede llegar a vivir, ¿No es así?- dijo mirándolo.
-Tomando en consideración que en Nunca Jamás puedes ser inmortal, excepto si te asesinan ahí dentro, sí...ella podría ser mayor que James, o mayor incluso que yo...y eso es decirte mucho pequeña, no creo que necesites escuchar más. De lo único que te salva ese sitio es de envejecer y de detener enfermedades como lo hizo conmigo, ya has comprobado hace un minuto que soy un maldito bastardo que recurre a putas para satisfacerse, así fue como contraje sífilis hace tiempo en Tierra Firme de una mujer que también la tenía y por consiguiente...bueno... a pesar de ser portador jamás me vi afectado por ningún síntoma de la enfermedad, era como si no la tuviese.
Annie en ese momento se levanto de golpe y agarro a Salvo de los brazos con ojos bien abiertos.
-Dios mío Salvo, dime si ella te contagió a ti...la sífilis...¿Ella te la contagió?
James en ese momento estaba más que confundido, al igual que el resto de los espectadores ¿Porqué le interesaría a ella que Salvo tuviese una enfermedad de transmisión sexual?
-No, me temo que fue al revés pequeña, fui yo quien seguramente la contagié a ella, aunque como te digo la enfermedad en Nunca Jamás se anula, es una locura lo se...
Annie rompió a llorar en ese momento interrumpiendo la frase, era un llanto desconsolador. Salvo miró a James en busca de ayuda, se le veía afligido.
James se acercó a la castaña para abrazarla.
-Tengo que ir a mi casa James...por favor te lo suplico...llévame a mi casa...- decía la castaña en un mar de lagrimas negándose a abrir los ojos y soltarse de él.
James dio la orden a Salvo de avisar al resto de la tripulación que él se encaminaría a casa de Annie mientras ellos estuvieran en el Salón Turquesa y que esperaran a que el regresara para nuevas ordenes.
Antes de salir de la habitación Florence recogió del suelo el montón de papeles que Annie había dejado caer al comenzar a llorar. Con una angustia muy grande salió de ahí cerrando la puerta, para entonces las lágrimas también caían por su rostro.
-Mi cochero les llevará a donde necesiten ir- dijo Tamara mirando a la castaña dentro del protector abrazo de James.
-Gracias Tamara, por supuesto que te debo una explicación.
-Descuida, tus hombres estarán bien aquí. Ve a donde debas ir.
Al salir del lugar se encontraron con una fuerte lluvia, fue imposible no mojarse al ingresar al carro.
-Tu vienes con nosotros- dijo Zarina enojada a Leandro tomándolo del brazo y obligándolo a entrar al coche, parecía dispuesta a no dejarlo en ese lugar lleno de perdición.
Salvo y Tamara les miraron alejarse desde la puerta del lugar junto algunas damas curiosas que se habían acercado. En lo alto, detrás de un gran ventanal, Albert Becher miraba el carro alejarse del sitio, miro su mano donde tenía un dije de oro con la inscripción "Para mi pequeña Annie" al reverso de un hermoso gravado en forma de rosa.
Ahora conocía a la dueña de aquel objeto que le pertenecía junto a muchos más desde que Esmeralda le había recompensado su ayuda al huir de las autoridades, después de haber entrado al banco para hurtar una gran fortuna.
¡Hola!
Ahora sí la cosa se puso más difícil, muchos problemas...más de los que nuestra pareja se siente capaz de resolver en estos momentos. Descubrir cosas del pasado no siempre es sinónimo de mejora, y como dice el dicho "Quién busca encuentra", creo que a Annie le ha quedado bastante claro.
Me siento consternada, en este capítulo necesitaba entrar en la historia y abofetear a James al ver el sufrimiento de Annie cuando conoció a Tamara, y es que en ocasiones es inevitable compararse ante una mujer de tal porte, vaya...quiero ver como lo resuelve James ahora.
Para este capítulo me he inspirado en dos canciones (Algo subiditas de tono a decir verdad), pero bueno, esta no es una historia infantil queda claro en la clasificación de la misma, así que les recomiendo escucharlas mientras leen el capítulo. Ambas canciones pertenecen a Nacho Vegas, un canta-autor español que para mi es de lo máximo en mi Top, las dos canciones son Dry Martini, S.A y Junior Suite. Ambas canciones me remontan a un ambiente de burdel, sexo desenfrenado, alcohol y bajos instintos. Los complementos perfectos para inspirarme en escribir este capítulo tan peculiar. No sé, Nacho vegas es de esos diamantes en bruto que otros países le ofrecen al mundo. (Yo soy Mexicana)
De verdad espero que este nuevo capítulo haya sido de su agrado y les siga atrapando a la historia como lo hace conmigo, agradezco los Reviews y les animo a que salgan del anonimato ya que sus comentarios son el aire que nos da la vida para continuar escribiendo. Ya quiero saber que pasa después... ¿Qué hará Annie ahora?, ¿Ese colgante volverá a las manos de su verdadera dueña?,¿James dejará de ser tan tontito y por fin aceptará sus sentimientos hacia ella?, ¿Yo tardaré menos en actualizar? ¿Logrará tiro al blanco cruzar el cañón a tiempo? ¡Oh no puedo esperar para saberlo!
¡Gracias por leer!
