Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, a excepción de aquellos que he añadido para darle seguimiento a la historia.


No podía ser verdad, con el polvo que habían robado a Zarina ahora se encontraban en medio de una espesa selva, de pie y abrazados como hacía unos instantes en la habitación de los Darling.

Annie miró a su alrededor, habían sido llevados muy lejos del sitio en el que se encontraban junto a sus amigos..

-James...- dijo ella mirando en todas direcciones, arboles frondosos, hierba alrededor, el sonido de aves en la copa de los arboles y el bochorno que el denso aire causaba por la temperatura elevada del lugar.

-No puede ser- expresó el pirata separándose de la castaña examinando el sitio al igual que ella - por favor que no sea el lugar que pienso que es.

-¿Qué lugar es este?- comenzó a interrogar la castaña cuando comenzó a notar el terror en los ojos del hombre -James...

-Ese insensato nos ha traído al lugar de mi recuerdo con Neville- dijo James mirando hacia la espesura de la selva, como si esperara que algo saliera desde las profundidades de ésta hacia ellos.

-¡No puede ser!- exclamó la castaña presa del terror - Es decir...

-Que estamos muy lejos de Londres ahora mismo...en algún punto del archipiélago Malayo.

-Estamos en donde naufragaste de adolescente.

-Así es. Ese maldito de Pan escuchó lo que te he contado en casa de tu padre, maldita sea. Y utilizó su nombre para que en mi mente se formara el recuerdo de este lugar y el de Neville. Con ese polvo marrón fue suficiente para traernos aquí, lo he visto pues Zarina me lo mostró hace mucho tiempo, aunque con exactitud no conozco sus efectos- dijo aún con sus ojos ágiles hacia la espesura de la selva, analizando el lugar.

-Zarina hace un trabajo increíble con el polvo...- comenzó a decir la castaña entre maravillada y asustada de lo que acababa de ocurrir.

-Sé que Zarina es talentosa Annie, pero preocupémonos por largarnos de aquí enseguida- dijo él mirándola con un gesto reprobatorio.

-¿Y cuál es tu idea exactamente?, ¡Estamos perdidos en una isla!, ¡Ni siquiera tenemos un barco!- dijo un poco exasperada.

Se quedaron un momento en silencio.

-Debemos andar con cuidado, ya que en el tiempo en que estuve en este lugar, después de la muerte de Neville, mis hombres y yo fuimos capturados por vendedores de esclavos- habló el pirata mirando ahora hacia la copa de algunas palmeras que estaban lejos de ellos - así que no nos dirigiremos hacia el norte de la isla como lo hice en ese entonces con mis hombres, o podríamos encontrarnos con esas personas en dado caso de que continúen en estas tierras, lo cual no dudo...Annie, debemos ser precavidos, o podríamos caer presos de ellos, o morir aquí.

Esas palabras tan desalentadoras causaron en Annie un sentimiento de pesadez, estaban solos, sin ningún tipo de ayuda y con riesgos reales...ella jamás habría creído que algo así en su cotidiana vida ocurriese.

-¿Entonces buscamos refugio? ¿Alimentos?- dijo ella con rapidez sintiendo la urgencia de alejarse de la espesura de la selva.

-Es lo más indicado, y que sea cerca de la costa- señaló James, a lo que ella estuvo de acuerdo.

Caminaron sin dilatación hacia el punto que James señaló, a donde veía palmeras que podrían contener cocos para hacerse de algo de alimento. Era incierto el tiempo que estarían en el lugar y el cómo saldrían de ahí. Cada uno perdido en sus pensamientos y en silencio comenzaron a cavilar sobre las posibilidades de salir del lugar.

Al llegar donde las palmeras James la miró.

-Subiré para encontrar alguna orientación desde lo alto - enseguida sacó del traje que Benton le había dado, una daga con un mango color blanco y se lo entregó a la mujer.

-Será mejor que estés armada en todo momento- expresó mientras ella tomaba la daga -he dejado caer la pistola en la habitación dónde estábamos...

-No puede ser- interrumpió enseguida la mujer ante el inconveniente que eso representaba.

-...así que tendremos que dividirnos la daga y la espada que porto ahora. Por lo pronto te quedarás con la daga hasta que aprendas a blandir la espada.

Annie le miró seriamente, y James comprendió el miedo que la avergaba, tendría que enseñarle a combatir por si alguna desafortunada situación llegara a presentarse.

-Tendría que enseñarte a blandir la espada en cualquier momento si pensábamos enfrentarnos a Pan ¿cierto?- intentó animarla logrando conseguir una media sonrisa de la castaña -No pensarías enfrentarte a él después de como has visto que se desenvuelve en combate.

Era cierto, ella había visto la habilidad del chico al pelear contra Leandro, en definitiva tendría que aprender si no a combatir con tal agilidad, por lo menos a defenderse de algún ataque.

-Tranquila - dijo éste comenzando a trepar con algo de trabajo - no permitiré que te dañen, pero necesitare de tu ayuda de igual manera. Quédate aquí alerta mientras examino el lugar.

-No me moveré- contestó decidida.

Con la daga en mano observó como James se dirigía hacia lo alto de la palmera y se perdía entre sus hojas. Miró al rededor temerosa, cualquier ruido producido por la fauna del lugar la alteraba, comenzaba a invadirle el sentimiento de peligro que había vivido antes de encontrarse con las sirenas. Intentó apartar esa idea de su mente, no se encontraban en Nunca Jamás, así que ahí no habría sirenas, sin embargo habría otros peligros. Comenzó a pensar en la situación que habían dejado atrás. ¿Pan estaría aún en casa de los Darling? ¿Habría dañado a Wendoline o a los niños? Tal vez Zarina y Leandro se habrían hecho cargo de la situación, ¿Zarina sabría la manera de llegar hasta donde los habían enviado? Esperaba que su padre y Florence se encontraran bien.

James a lo alto de la palmera pudo divisar la costa bastante lejos de donde se encontraban, caminando les podría llevar un día entero sin descanso llegar hasta ahí. No iba a arriesgar a Annie en medio de la selva por la noche, así que buscarían comida y un refugio para pasar la primera noche. Hizo un mapa mental del sitio seguro de que su buena orientación los llevaría hacia la costa, miró hacia abajo y vio la cabeza de Annie atenta a lo que se desarrollaba a su alrededor, miró hacía sus propios pies donde cerca crecían algunos cocos, con eso sería suficiente para mantenerse hidratados por un tiempo. Beberían de ellos y comerían su interior.

Lanzó algunos cocos del lado contrario donde se encontraba la castaña para evitar golpear su cabeza, el ruido de los cocos al caer asustó sobremanera a la mujer quien miró con terror hacia donde el ruido se había producido encontrándose con los cocos que James había tirado. Se sintió ridícula al haberse sobresaltado por ello, y cuando James bajó del todo de la palmera evitó mirarle a la cara por el sonrojo en su rostro. Por fortuna para ella James estaba ajeno a la pequeña situación recogiendo un coco con su mano izquierda, ella enseguida se apresuro a tomar los otros tres que quedaban en el suelo.

-¿Tienes sed?- preguntó él, recibiendo una negativa por parte de ella -De acuerdo, guardaremos estos para más adelante, vamos, pude divisar la costa, pero esta bastante lejos.

-¿Qué tan lejos?

-Más de un día, ya que debemos encontrar un lugar para descansar esta noche- respondió mientras caminaban, de repente se detuvo y volteó para mirarla.

Annie no comprendió que pasaba hasta que él la abrazó fuertemente, ella desde su posición no podía corresponder el gesto al tener los brazos ocupados.

-Siento todo esto Annie, encontraremos la manera de salir de aquí.

-Lo haremos- estuvo de acuerdo ella.

-Busquemos un lugar seguro cuanto antes- dijo él - Por la posición del sol debe ser más de las cuatro en punto.

Siguieron caminando hasta encontrar una zona en ruinas, algo parecido a un templo. Para lo que Annie eran simples ruinas, para el hombre era un sitio donde uno de sus recuerdos más dolorosos comenzaban.

-¿Qué te parece este sitio?- Preguntó la mujer mirando al rededor segura de que podría servirles de refugio.

-No lo sé, este sitio está cerca del campamento que hice junto con Truman y el resto...la noche que Neville murio.

-¿P-pero...este sitio no está cerca de los cocodrilos?

-No, la laguna esta hacia esa direciión- dijo él señalando con el garfió hacia el lado opuesto de las ruinas.

-¿Y los traficantes? ¿Están cerca de aquí?

-Tampoco, después de la muerte de Neville caminamos bastante hacia el norte de la isla, días después de camino fuimos interceptados por ellos, así que estamos bastante lejos.

-Entonces es un sitio seguro.

-Puede, pero aquí ningún sitio es seguro.

-Debe ser dificil James, pero por lo pronto podremos refugiarnos aquí, mañana a primera hora seguiremos hacia la costa.

-De acuerdo- accedió el hombre.

No les costó mucho trabajo hacerse de un hueco entre las paredes del lugar en ruinas lo suficientemente ancho para albergarlos a ambos. James sugirió no hacer por lo pronto una fogata para evitar llamar la atención con el fuego, esperarían a alejarse hacia la costa y más hacia el sur de la isla para poder encender alguna, así que esa noche la luna sería su única fuente de luz. Para la fortuna de ambos, Annie había encontrado un palmar que ofrecía un buen ramillete de plátanos, el cual a pesar de no estar del todo maduros, podrían ya comer de ser necesario. Los tomaron para aguardar un día más a que terminaran de madurar del todo, para esa noche tendrían los cocos por lo menos. Mientras Annie se hacía de los plátanos, James obtuvo una vara lo bastante fuerte para hacer una lanza algo rudimentaria.

-La ocuparemos para pescar en cuanto lleguemos a la costa- le había dicho cuando ella lo sorprendió sentado en parte de las ruinas tallando una punta de esta con el filo de la espada.

-Será mejor que lo hagas con esto- dijo Annie tendiéndole la daga. Para James la tarea sería más fácil con esa herramienta, pero dejó de lado la vara para tomar un coco y comenzar a abrirlo con la daga que ella le ofrecía.

-¿Crees que algún barco nos rescate?- soltó la mujer sentándose a un lado del hombre.

-Todo depende de que tan intersectados sean estos mares por los navíos en estos tiempos...1973 ¿No es así?, lo confirmé en casa de Florence -mencionó recibiendo una afirmación de parte de su acompañante- debo admitir que estoy un poco anonadado del año en que estamos, es por eso que no me atreví a salir de tu casa en ningún momento.

-¿Tienes miedo a cómo es el mundo hoy en día?- preguntó curiosa.

-Tal vez- dijo pensativo terminando de abrir el primer coco y entregándoselo para que bebiera -Este mundo ahora es muy distinto del que yo conocí, no te va agradar lo que te diré ahora -comenzó él mientras la miraba beber del coco - pero en cuanto entramos al Salón Turqueza y miré las ropas que todas ellas vestían...recordé que este no era mi mundo, ni mi tiempo.

Ella lo miró curiosa, era cierto que no quería saber nada de aquel sitio, pero lo que él contaba le interesaba bastante, así que guardó silencio en espera de que continuara su relato.

-Por supuesto que he visitado a Tamara anteriormente, pero ahora ella es una mujer madura, y no es tan joven como la última vez que nos vimos, todas ellas tampoco lo son. Esos vestidos que lucían...la ropa intima que llevaba Nyla, el traje de Albert...incluso tus ropas y las de Benton. Nada de esto pertenece a la época en que yo viví en este mundo- mencionó mirando el traje que llevaba puesto y que Benton le había ofrecido.

-Hablas de ti como si debieras estar muerto.

-Es que debería estarlo ya Annie- se sinceró mirándola a los ojos.

-¿Y de qué epoca estamos hablando exactamente? ¿En qué año naciste?

James la miró con el ceño fruncido y después desvió la mirada. Su vista se perdió en la piedra de la pared frente a ellos, y ahí en esos ojos tan azules, Annie puedo observar una profunda melancolía.

-¿No me lo dirás cierto?

-No- contestó después de un momento de silencio, aún con la mirada sobre la pared, como si esta fuera algo sumamente interesante que admirar -Sabes demasiado justo en estos momentos, no necesitas saber más al respecto.

-¿Porqué? ¿A caso no soy digna de tu confianza?- preguntó dolida.

-No es eso, simplemente no permito que esto avance más.

-¿Ésto?

-Estoy condenado Annie, te deseo con todas mis fuerzas pero no quiero esto para ti.

-Te recuerdo que hace unas horas estábamos apunto de hacer el amor en mi casa...

-Pues que suerte que no lo logramos- dijo él mirando aún la pared con el ceño fruncido.

-¡No puedes ser tan maldito...tú me amas!

-Soy un maldito pirata Annie...soy lo peor que pudiste haber elegido para ti. Y simplemente te protejo de todo lo que representa tener sentimientos hacia mí. Recuerda que todo esto lo hacemos por nuestras venganzas personales, recuerda el objetivo principal de nuestra alianza.

-Así que es eso...sólo venganza.

-Te estoy ofreciendo mi ayuda ya que ambos tenemos un objetivo en común.

-Lo único que puedes ofrecerme es sexo y venganza.

-Ya nos estamos entendiendo- por fin la miró-Quítate todos esos estigmas del amor y disfruta de la vida...porque nunca sabemos cuando puede terminar. Sé que me deseas tanto como yo a ti, pero no te equivoques conmigo, no te equivoques con lo que sientes. Prueba lo que te ofrezco y verás que ese simple deseo de algo nuevo y excitante se desvanece una vez que lo satisfagas.
Además en este momento tenemos mejores cosas en que pensar.

Annie no insistió más en el tema, y ambos se sumieron en un silencio nuevamente. Necesitaban salir de ese lugar vivos a toda costa. Ella se levantó de su sitio y comenzó a dar vueltas despejando su mente de la discusión anterior y centrándose en la situación actual.

-Tenemos que volver, hay que encontrar a Víctor.

-Mis hombres ya deben estar al tanto de lo que ocurrió si es que Pan se fue sin más al traernos aquí. Ni Zarina ni Leandro se quedarán con los brazos cruzados. Deben estar movilizando al resto, y para ese entonces les dirán sobre el tal Neville del que escucharon hablar al idiota, y aunque ninguno de los dos sepa a que se refería, Junior, Salvo y Truman sabrán enseguida a donde nos han traído.

-¡Y vendrán enseguida por nosotros!- dijo animada la mujer, a lo que James solto un bufido.

-¿Y sabes cuánto tardarán en llegar?

-¡Pero vendrán volando!¡El Jolly Roger usará polvo de hada para llegar hasta aquí!

-Desde luego, pero no esperes con que mañana a primera hora estarán aquí.

-¿Cuánto pueden tardar en venir? De Malasia a Inglaterra tardaron cincuenta y un días navegando en el Estrella de la Mañana...volando eso debe reducirse muchísimo. Un vuelo comercial hoy en día hasta Malasia tardaría cerca de veinte horas me imagino.

-¿Un qué?- dijo él enseguida.

-Vuelo comercial, en avión- repitió ella-El Jolly Roger puede alcanzar velocidades inigualables, yo misma lo he visto cuando viajamos hacia la isla de Florence, no habrá gran inconveniente para los demás encontrarnos.

James entonces recordó sobre las pláticas que había tenido en ocasiones anteriores con Florence, quién al vivir en Tierra Firme estaba al tanto de cada avance que la humanidad daba hacia el futuro. Sabía algo sobre los aviones, sí. Aunque no lo suficiente como su acompañante, ya que por ejemplo, no podría haber deducido las horas de vuelo entre esos dos puntos.

-Mi padre y yo hicimos un viaje el año pasado en avión, fue gracias a la familia Darling- comenzó a comentar animadamente la castaña recargándose en la pared a su espalda con una sonrisa mientras recordaba - fue la primera y única vez que mi padre y yo nos subimos a un avión. Si no hubiera ya volado con ustedes en el Jolly Roger diría que es una sensación inigualable, porque desde luego volar en un barco es algo maravillosamente inusual.

La manera en la que hablaba contagio al pirata quien sonrió al escucharla.

-Así que veinte horas- dijo el pirata pensativo- de ser eso verdad no convendría alejarnos de este sitio.

-Pero algo debemos comer ¿no te parece?, si ellos vendrán a este sitio directamente podemos ir a pescar algo y buscar agua para traerlo todo a este sitio.

-Tal vez, pero eso significaría que debemos ser rápidos al pescar algo y regresar a este punto.

-Podemos salir muy temprano hacia la costa.

-No lo sé, estaríamos más de un día fuera de aquí.

-Podemos dejar alguna prenda para advertir de nuestra presencia en el lugar.

Ambos se quedaron en silencio, pensando en sus posibilidades.

Al final decidieron que si, irían hacia la costa a primera hora para regresar cuanto antes al lugar.

El resto de la tarde James se encontraba inusualmente silencioso y con los ojos cerrados, como si se concentrara en algo importante. Annie no quizo interrumpirle ya que dedujo que estaría luchando contra los recuerdos del lugar en su mente, estaría luchando con el dolor y la pérdida, con el miedo. Un poco más tarde Annie terminó por convencerlo de que descansara mientras ella velaba su sueño, mientras él dormía ya entrada la noche ella lo miraba descansar. El insoportable calor lo había hecho deshacerse del saco, y el chaleco que Benton le había dado para que vistiera, ella por su parte había amarrado su vestido sobre sus talones para tener una mejor movilidad. Ambos sudaban horrores, ella lo contemplaba dormir aún bañado en sudor, y no podía estar más de acuerdo en que era, después de su padre, el hombre más apuesto que había conocido jamás.

Maldita su suerte.

Le aterraba la idea de morir en ese sitio sin lograr nada de sus objetivos, sin volver a ver a su padre, sin saber si James la amaría alguna vez... El corazón le dolía en recordar los nombres de Támara y Lily, ellas quienes seguramente tomaron sin pensar lo que él le había ofrecido a ella, quitarse estigmas de la mente y disfrutar de un encuentro sexual...sin amor. Se preguntaba si era capaz de aceptar su propuesta y descubrir por fin si como él insinuaba lo que sentía era por culpa del deseo.

Pero algo en su interior sabía que ella era de alguna manera importante para él, ya que de lo contrario no se habría tomado tantas consideraciones al ayudarla en todo este embrollo, ni en tratar de tan buen modo a su padre. Ese hombre era todo un misterio para ella. Era un completo dolor de cabeza.

Entonces un ruido en lo profundo de las ruinas llamó su atención.

James despertó, la incomodidad del sitio y el horrible calor no le habían permitido descansar como hubiese querido. Había soñado la noche estrellada, el calor sofocante, una deidad y los ojos de Neville en la profundidad del bosque, ahí dónde muy bajito, el sonido de una campanita lo mortificaría por siempre, ahí donde las fauces de un cocodrilo habían terminado con la vida de su amigo. Se incorporó y buscó a la castaña sin éxito, comenzó a desesperarse ya que ella tenía muy claro que no debía alejarse de él.

Escuchó un tintineo, casi imperceptible pero para él, imposible de no recordar, el mismo tintineo que había escuchado cuando él era un jovencito, sabía hacia dónde dirigirse en busca del sonido, y estaba convencido de que Annie estaría en ese sitio. Caminó sin dilatación hacia un arco en ruinas y lo cruzó, del otro lado estaba lo que al parecer tenía forma de patio exterior de la construcción, la luz de la luna le permitía percibir con claridad la escena frente a él.

Justo en medio del claro, Annie sentada en el suelo abrazaba a sus rodillas llorando en silencio, mientras acariciaba la trompa de un majestuoso elefante quién permitía que ésta le tocase sin sentirse agredido. Una de las patas del elefante, justo como él recordaba, tenía una cadena que lo mantenía preso, en la otra, una campana pequeña que tintineaba al movimiento de ésta.
Inundado en recuerdos, se acercó con sigilo a la mujer, intentando no asustar al elefante.

-He hecho de todo pero no he podido liberarlo, no sé qué más hacer- dijo Annie quien al igual que la majestuosa figura se había percatado de la presencia del pirata.

-Cuando era niño tampoco pude hacerlo- contestó con simpleza recordando la primera vez que vió a un elefante en las mismas condiciones, él en su inocencia le había otorgado el nombre de Ganesh, convencido de que era la deidad misma que se le manifestaba en ese momento. Ahora, después de muchos años, lo que miraba ante él, era una criatura indefensa presa de la crueldad humana.

-Cuando eras niño este elefante ni siquiera había nacido- soltó ella sin pensar en el efecto de sus palabras.

Por fortuna James era un hombre que difícilmente se perturbaba por lo que los demás dijeran, no contestó ante la afirmación de la joven dejando en el aire un silencio entre ellos. Miró a su alrededor y buscó una piedra lo bastante grande para intentar romper la cadena.

Annie se levanto de su lugar con más ánimo al ver que los fuertes golpes que el hombre daba a las cadenas surtían efecto, con trabajo lograría romperlas y liberarlo.

-Te dije que no te alejaras de mí- le reprendió sin mirarla dando fuertes golpes a la cadena.

-Era como si me llamara...- se intento explicar ella. James guardo silencio, comprendía perfectamente lo que decía ya que el mismo había sido atraído por un elefante en esas condiciones, y al igual que ella, él había deseado ayudarle a liberarse de su martirio.

-Espero poder lograr liberarte al fin, aunque tú no eres el Ganesh que conocí.

Tardó bastante en lograr que la cadena cediera ante los golpes y el forcejeo que el mismo elefante hacia con su extremidad. Una vez que el elefante fue liberado, se quedó cerca de ellos, como intentando agradecer con su presencia haber sido liberado de su prisión.

-¿Eso quiere decir que en este lugar confinan elefantes?- sonó la voz de un hombre a sus espaldas.

James y Annie voltearon sobresaltados a mirar a un hombre de gafas que se había acercado hasta ellos. Ella en acto reflejo saco la daga que había llevado consigo desde que escucho la campanilla.

-Mi bella dama, no estoy aquí para herirles, no tiene nada de que preocuparse. Yo soy naturalista de un museo en Londres pero por desgracia el barco en el que navegaba ha naufragado y junto con algunos compañeros estamos perdidos.

-¿Ne-Neville?- dijo James atónito de que en aquel lugar se encontraran con aquel hombre que con frecuencia inundaba sus sueños. Gafas redondas, cabello castaño y blanca piel. Era como si el tiempo jamás hubiera avanzado y la muerte jamás hubiese alcanzado a su viejo amigo.

Simplemente algo imposible.

-¿Le conozco señor?- dijo el hombre acercándose extrañado de que James supiera su nombre- ¿Son ustedes los dueños de este pobre amigo?- dijo acercándose al elefante inspeccionándo su herida y recién liberada extremidad.

James por un momento quiso decir algo semejante al, soy yo James. Pero estaba plenamente consciente de que eso no serviría de nada, ya que no muy lejos de ahí, el pequeño James se encontraría junto a sus amigos. El pirata estaba verdaderamente confundido. ¿Qué tipo de efecto causaría en realidad aquel polvo marrón? ¿De verdad habían retrocedido en el tiempo? Pero Annie parecía haber dado con una respuesta certera.

-James, ¿Crees que estemos atrapados dentro de tu recuerdo?

-No lo sé- contesto con sinceridad en un susurro el hombre sin dejar de mirar a Neville- pudimos viajar en el tiempo.

-Lo siento- interrumpió Neville- tengo que reunirme con mi grupo, no son horas muy adecuadas para estar solo por estos lugares, si me acompañan podremos encontrar juntos una salida de este lugar...como les digo naufragamos hace días y estamos buscando la manera de salir de esta isla.

Nada que el pirata no supiera en ese momento, él sabía perfectamente todo lo que había ocurrido.

- Vengan conmigo, en nuestro grupo hay un joven marinero que lleva el mismo nombre que usted- dijo Neville mirando al capitán, y la pareja entendió que hablaba del pequeño James de aquel recuerdo - tengo que volver antes que los demás despierten y se den cuenta que me alejé del grupo.

Al ver que ninguno se decidía comenzó a caminar por su cuenta visiblemente incómodo.

-Se está llendo- dijo Annie y James no pudo reaccionar ante lo que sabía que venía a continuación.

Al ver que James simplemente se giraba sobre sus talones para dirigirse en dirección contraria de Neville hacia el sitio donde ellos se estaban refugiando, Annie no pudo contener la curiosidad y siguió al naturalista.

-¿Señor?- intentó llamar Annie para alcanzarlo pero unos metros más adelante pasó lo inevitable, debido a la poca visibilidad ya que las altas palmeras no permitían que la luz de la luna se infiltrara del todo, Neville sin saberlo se dirigía directo hacia un estanque lleno de cocodrilos, Annie sólo pudo ver cuando el hombre cayó hacia el agua con un estrépitoso grito y los cocodrilos enseguida se lanzaron hacia el.

La mujer también había lanzado un grito alertando a todos los que se encontraban cerca.

Observó que un par de hombres se acercaba al lago, mirando con horror como Neville era devorado, pudo divisar a Junior más joven del que tenía recuerdos, intentando entrar en el agua y siendo detenido por Truman quien al igual era mucho más joven.

Ella había caído al suelo ante tal escena. Ninguno pudo hacer nada, en cuestión de minutos el cuerpo de Neville había sido desmembrado y comido. Junto a los hombres pudo ver a un joven de no más de 16 años, piel blanca y cabello oscuro.

Ella temblando en el piso se percató de que era James, el pobre joven lleno de terror fue llevado por Junior y Truman lejos del lugar dejándola sola con los cocodrilos, o eso creyó hasta que escuchó la voz del capitán a lo lejos apenas perceptible llamándola por su nombre.
Como pudo se puso de pie y tambaleante se dirigió hacia el templo en ruinas, ahí en la entrada se encontraba James contra la pared con los ojos cerrados y temblando. Decía su nombre con un ligero tartamudeo.

Ella corrió hacia él.

-¡James!- exclamó en cuanto llegó a él abrazándolo y comenzando a llorar.

-Jo...joder...- dijo él, y la castaña pudo sentir el temblor de su cuerpo. Eso había sido demasiado para él y ella lo comprendía. Ella había visto el horror en los ojos de aquel joven pirata al contemplar a su amigo morir en las fauces de esas bestias. Comprendió que no necesitaba vivir el mismo horror dos veces y que por ello no había salido de la protección que las ruinas le brindaban. Y que seguramente al percatarse de que ella no lo seguía de regreso no tubo opción más que regresar por ella...lo máximo que sus fuerzas le permitían.

-Dios mío James...- dijo ella entre llantos y ambos se derrumbaron en el suelo presas del miedo.

Ninguno durmió en lo que restó de la madrugada, cuando amaneció ellos seguían en el sitio en que se habían quedado horas antes, abrazados cada uno metido en sus pensamientos. James estaba entre los brazos de Annie y ésta recargaba su mejilla en la coronilla del hombre, acariciando sus largos cabellos mirando hacia el sitio donde metros más adelante se habían dado los hechos, James sin embargo estaba mirando el suelo con una mirada tan perdida como la de ella.

-Debemos irnos de aquí- dijo ella en un momento - Ya es de día y podremos ver por donde caminamos.

El hombre no respondió enseguida, se tomó un momento antes de mirarla a lo ojos.

-Tengo miedo- fue todo lo que el hombre pudo decir con total sinceridad.

Annie comenzó a llorar en ese instante, aquel hombre tan fuerte había sido derrotado por su peor recuerdo y el corazón de ella dolió tanto que se prometió jamás abandonarlo en esas condiciones, no podía fallarle cuando él mas la necesitaba. Así como no había fallado el resto de la madrugada protegiéndolo entre sus brazos atenta ante cualquier sonido del exterior.

-No te preocupes- comenzó a hablar con lágrimas cayendo por su rostro- iremos en ...dirección contraria hacia la costa, ahí...ahí no hay cocodrilos te lo aseguro James... no los hay- dijo ella con dificultad ya que el llanto no le permitía hablar con soltura.

-No me dejes- dijo él.

-Nunca lo haré- le aseguró poniéndose de pie llevándolo consigo.

Pasaron por el jardín donde el majestuoso elefante continuaba y los observaba pasar acostado en su sitio. Llegaron a donde habían dejado sus cosas.

James se sentó en su lugar enterrando su rostro entre sus brazos recargados en su regazo. Y Annie sin dejar de llorar miro hacia el cielo.
Si en ese momento James era apenas un joven y recién se había suscitado la muerte de Neville, eso significaba que no estaban en su época. Por lo tanto ni siquiera su padre había nacido si no se equivocaba. Y si James a los 16 años aún no conocía Nunca Jamás, Zarina no era su amiga aún, pero sobre todo ni Salvo, ni Truman o Junior irían en su ayuda porque para ese entonces los jóvenes marineros estarían bastante lejos de ellos después la hórrida escena vivida junto al verdadero James de esa época. Estaban perdidos.

Y entonces se escucho.
La voz de Zarina llamándolos.

Tanto James como Annie se miraron mutuamente incrédulos de lo que habían escuchado.

-Es imposible, ella no puede estar aquí- dijo el hombre de largos cabellos y enseguida la voz de Zarina se escucho nuevamente.

-¡Es ella! ¿Zarina? - gritó Annie hacia el cielo.

Volvieron a escuchar la voz del hada, y ambos miraron hacia el pasillo que conducía al patio donde el elefante estaba. No lo pensaron dos veces y corrieron en busca de esa voz. Junto a la voz de Zarina la campanilla que habían visto en la pata del elefante tintineaba y ellos corrieron aún más rápido. La voz y la campanilla se escuchaban más cercanos, y aún corriendo sentían como si no avanzaran ni un sólo paso. Vieron al centro del patio un resplandor blanco y cegador donde debía estar el elefante...donde provenían la voz y el sonido de la campanilla.

-¡Despierten!

Ambos abrieron los ojos al mismo tiempo algo desorientados. Y lo primero que pudieron ver eran los rostros de todos sus amigos y familiares a su alrededor en espera de que abrieran los ojos.

Les ayudaron a sentarse, y descubrieron que estaban en un sitio diferente, la habitación lucia desgastada y parte del techo estaba improvisadamente reconstruido. Los marineros de James estaban con ellos.

-Annie- dijo Benton abrazando enseguida a su hija quien le devolvió el abrazo sumamente confundida.

-¿Que es lo que ocurrió?- Se escucho la ronca voz de James a sus hombres.

-En cuánto el polvo los cubrió cayeron desmayados en el suelo y Pan aprovechó para escapar- dijo Leandro.

-Han pasado dos días inconscientes- continuó Florence acercándose a James para abrazarlo.

Zarina nos ha explicado en que conociste el polvo que utilizó Pan en ustedes, James...¿Nos estás escuchando?- respondió Leandro al observar la mirada perdida de James en algún punto de la pared.

-Todo fue tan real- dijo Annie entre los brazos de su padre que la mecía con suavidad.

-Era sólo un recuerdo, sólo el recuerdo de James- contestó Zarina sentándose junto a la castaña.

Benton soltó un momento a su hija para que Zarina pudiera abrazarla.

-Tu voz fue nuestra salvación- dijo James desde su sitio.

-Siento haber tardado tanto tiempo, tuve que fabricar el polvo que los despertara y me tomó algo de tiempo- se disculpó ella aún abrazando a la joven.

-James- se escucho la voz de Junior entonces - ¿Pudiste ver a Neville?- preguntó con miedo en su voz.

-Si- contesto el capitán después de un momento mirando a su camarada- Pero no me pidas que te diga que lo vi morir porque no tuve el valor, fui un maldito cobarde y dejé que Annie se alejara tras él mientras yo me quedaba congelado muy atrás...yo no fui...no fui capaz...

-No, no te culpes- dijo Annie enseguida mirando hacia él.

-Por favor James no seas tan duro contigo- Pidió Florence reteniéndolo entre sus brazos.

-Es estúpido que te culpes por algo así, ella comprende perfectamente que la situación era más fuerte que tú- dijo Zarina.

-Por supuesto- concordó Annie -Yo fui quien actuó imprudentemente, pero necesitaba saber...yo... fui una estúpida- dijo bajando la cabeza.

-Basta- mencionó Leandro - Dejen de pensar en ese recuerdo, terminó ya y es lo único que importa.

-Estoy de acuerdo con Leandro- concordó Wendoline Darling- es hora de que se levanten de esas camas y caminen un poco.

Tanto James como Annie se sorprendieron de verla en el sitio con ellos, ya que al parecer no se encontraban en la mansión de los Darling.

-¡Pero Víctor!- dijo de repente Annie recordando la captura del niño.

-Por ahora será mejor que aguardemos mientras realizamos un plan de acción- contestó Salvo - ustedes acaban de despertar y debemos vigilar por si alguien se acerca a este sitio.

-Ven cariño- dijo Florence ayudando a James a ponerse de pie- debes caminar y moverte un poco, han estado mucho tiempo recostados.

-Es verdad- dijo Zarina levantándose y ayudando a la castaña a levantarse de igual manera.

-¿En dónde estamos?- preguntó James a Florence.

-En Nunca Jamás, hemos tenido que huir ante el peligro de que Pan regresará con compañía, no podíamos volver a casa de Benton y Zarina necesitaba plantas que sólo se encuentran en esta tierra para preparar el polvo...Leandro tubo la idea de venir aquí.

Entonces los dos niños perdidos miraron al joven que les devolvía la mirada recargado en la pared.

-Estamos en la casa de mis padres- respondió ante la muda interrogante de sus amigos.


¡Hola!

Después de mi última actualización de este Fanfic ( por allá del paleozoico tardío jaja) di una larga pausa a esta historia. Eso fue en parte de no darme el tiempo para seguir escribiendo y porque el seguimiento de esta historia me comenzó a costar un poco. Comencé a darle un giro radical a la trama y eso lo verán en futuros capítulos. Tengo planeados personajes y circunstancias que no creí añadir cuando me aventuré en este relato y por esto mismo la trama se redireccionará hacia un desenlace muy distinto al que tenía en mente. Pero no hablemos de finales, a esta historia aún le falta para llegar a eso.
No engañaré a nadie y estoy consciente de que mis actualizaciones no serán tan periódicas por lo mismo, pero espero de corazón que los capítulos que intento hacer lo más extensos posibles valgan la pena cada momento de espera.

James revivió en este capítulo uno de sus más terribles recuerdos, y por suerte no estuvo solo en esta ocasión, nuestra querida Annie pudo cuidarlo en su momento de mayor vulnerabilidad.
En esta ocasión por lo menos pudo rescatar a aquella deidad que de niño no logró ayudar y de alguna manera reconfortarse con ese sentimiento.

Muchas gracias a todos los que aún se animan a leerme y gracias a todos quienes recién descubren esta historia y le dan una oportunidad. Agradezco a quienes dejan Reviews e invito a que quienes siguen desde las sombras esta historia salgan de ellas. Hasta la próxima actualización.

¡Gracias por leer!