Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, con excepción de aquellos que he tenido que añadir para darle forma a esta historia.

Muchas gracias a Estefy Tsukino por sus comentarios y a ti que me lees desde las sombras.


Annie recostada en la cama arqueó la espalda mientras James arrodillado sobre la cama daba perfectas estocadas a su centro. Ella aproximó su mano a la cabecera de la cama para tener mejor balance de su cuerpo y evitar golpear la cabeza contra ella ya que la fuerza con la que James la penetraba iba en aumento conforme su excitación incrementaba.

Podía sentirlo llenar todo su interior, podía ella sentir el calor en donde sus cuerpos chocaban y a este extenderse por el resto de ella. Quemaba, dolía justo donde el miembro de él friccionaba la entrada a su vagina y también era malditamente placentera la fricción que hacía éste justo más adentro de su ser.

Era una locura, ¿Placer y dolor al mismo tiempo?, estaba convencida de que se desmayaría en cualquier momento.

No se percató del momento en que su mano libre se posó sobre el pecho de él como intentando alejarlo.

-¿Qué haces pequeña?- preguntó con una sonrisa el hombre de ojos azules provocando que ella abriera los suyos dándose cuenta de lo que hacía -¿Te estoy lastimando?

-Si...no...bueno, ambas.

James soltó una pequeña carcajada por la respuesta y salió de ella dejándola con una triste sensación de vacío.

-Lo sé, pero descuida, el dolor irá disminuyendo gradualmente.

-¿Te está gustando?- preguntó ella con miedo a una negativa por parte de él.

James al escuchar esa pregunta la tomó por el brazo y con fuerza la hizo girar hasta quedar boca abajo, con sus rodillas separó las piernas de ella y dobló uno de los brazos de la mujer por detrás de su espalda sujetándolo firmemente sin llegar a lastimarla. Annie jadeó por la sorpresa y la fuerza con la que había sido sometida de un momento a otro.

Enseguida James se acercó a su oído desde atrás, y Annie se estremeció ante la expectación.

-Más que eso, me estás volviendo loco.

Y enseguida la penetró lentamente deleitándose no solo por la manera en que su sexo era aprisionado por ella, sino también por la mueca de placer de la mujer al sentirlo llenarla nuevamente con esa lentitud y acierto que solo él podría lograr.

Mientras su antebrazo derecho descansaba sobre la cama y rozaba sin meditación el pecho desnudo de la joven sobre todo la zona donde tenía amputada la mano, con su mano izquierda mantenía sostenido el brazo de ella para evitar que sus movimientos involuntarios intentarán alejarlo de ella nuevamente.
Sus embestidas eran precisas y certeras, daban justo en ese punto en el interior de Annie que provocaba que el fuego fuera más intenso que el dolor en esos momentos. Ella sin pudor alguno gemía ante cada estocada de él, con medio rostro hundido en la almohada que emanaba el aroma del capitán.

La suave cama bajo su cuerpo, el olor en la almohada, el brazo de él rozando su seno y el cuerpo del hombre sobre el suyo aprisionándola sin lastimarla eran junto con la fuerza con la que era penetrada el estímulo para que comenzara a sentir pequeñas descargas de placer en su interior. James estaba dando justo en el punto que desataría su orgasmo en cualquier momento.
El soltó el brazo de ella permitiendo que lo desdoblara y metió sus dedos entre el cabello suelto y castaño de la joven sujetándolo con firmeza, nuevamente sin lastimarla y con su cabello bien sujeto la obligó a mirarle cuando él sabía estaba a punto de llevar a esa hermosa mujer al orgasmo.

-Mírame- le dijo, y ella se perdió en su mirada justo en el instante en que las oleadas de placer la invadían haciéndola abrir la boca y entre cerrar los ojos.

Dentro de su orgasmo ella intentó con todas sus fuerzas mantener los ojos abiertos y mirarlo, pero el placer excedió sus fuerzas y terminó por poner los ojos en blanco un momento antes de cerrarlos y girar su rostro para hundirlo sobre la almohada. Y mientras ella se contaría de placer por primera vez en su vida, James sonreía triunfal saliendo lentamente de ella y sentándose sobre sus talones para contemplar aquella hermosa obra de arte siendo consumida por el placer.

No había dicha más grande en el corazón del capitán.

Con su mano izquierda acarició uno de los glúteos de ella amasándolo con firmeza, mientras la mujer movía suavemente su cadera víctima de los últimos espasmos en su centro. Él esperó paciente a que ella gozara los últimos restos de su orgasmo hasta quedar deliciosamente recostada sobre la cama con los ojos cerrados y su respiración algo agitada.

Annie abrió los ojos y volteó su rostro para mirar al hombre causante de su placer, y le lanzó una sonrisa tímida que él correspondió encantado.

-¿Todo bien allá abajo?- preguntó el hombre de largos cabellos provocando que la castaña ensanchara su sonrisa.

Annie se incorporó desde su sitio y gateó hasta llegar de frente al hombre, quien la miraba con deseo e intriga de saber lo que haría.

Puso sus manos en los hombros de él y se sentó ahorcajadas sobre sus muslos, dejando que el miembro aún erecto del capitán rozara contra su vientre.

-Quiero más- dijo ella provocando que él la rodeará de la cintura y la besara con euforia. Sus lenguas se encontraron luchando por obtener el control de su adversario, y ninguna logró doblegar a su contrincante.

Después de unos minutos de besos apasionados y mordidas de labios nada dolorosas, James sujetó con fuerza su brazo izquierdo alrededor de la cintura de ella y con su mano derecha se recargó sobre la cama, levantó la cadera para desdoblar sus propias piernas y extenderlas sobre la cama a modo de quedar recostado con los pies sobre las almohadas. No fue gran problema maniobrarse con Annie sobre él, era lo suficientemente fuerte para cargar su peso.

De esta manera Annie apoyó sus rodillas sobre la cama mientras besaba al capitán quien rodeaba ahora con ambos brazos su cintura.
Era un momento perfecto, estar así entre los brazos del otro era lo más cercano a la felicidad absoluta que ambos habían experimentado en sus vidas. No podían engañarse a sí mismos, ese no era un encuentro meramente pasional, había un sentimiento más llenador de por medio esa noche.

Annie tomo valentía y con su mano derecha sujetó el miembro de su amante, provocando que éste la mirara expectante mientras ella lo introducía en su interior con calma absoluta sin dejar de mirarlo.
James sonrío ante la iniciativa de la mujer, estaba fascinado con las múltiples facetas que comenzaba a descubrir de ella, ese fiero y perverso deseo que había despertado en la castaña y la animaba a desenvolverse con menos pudor.

La mujer comenzó un movimiento de sube y baja sobre el miembro del capitán logrando que este tocara puntos sensibles en ella con mayor facilidad, su excitación provocó que sus movimientos fueran aumentando en velocidad así como su deseo.
James aprisionado en esa situación se dejó hacer completamente, permitió que ella tomará el control de la situación y de su propio cuerpo, sabía que estaba condenado, ya que al ser ella quien dirigiera el ritmo, el no tenía posibilidades de resistirse al inminente orgasmo que llegaría como consecuencia.

Los jadeos de ambos aumentaron siendo intercalados con besos, el cuerpo de ella subiendo y bajando, la piel cubierta de perlas de sudor y el aroma que ambos emanaban era la fórmula exacta que los llevaba al paraíso juntos.

Y así fué, cuando llegó turno de que nuevas olas de placer llegaran, esta vez para llevarse a James consigo en esa deliciosa muerte, el rostro de placer de la joven y el ritmo que le acompañaba con la fricción fueron el detonante para que su propio orgasmo comenzara y así con sus bocas unidas se entregaron al placer absoluto.

Mientras James se contraía deliciosamente entre sus brazos, Annie miró la coronilla del capitán quién ahogaba sus gemidos entre sus pechos y no pudo evitar sonreír. No pudo evitar ser feliz.

Cuando el amanecer los sorprendió desnudos, bajo las cobijas y abrazados no podían creer lo afortunados que eran de compartir una mañana como esa a lado de la persona que en tan poco tiempo se había vuelto tan importante en sus vidas.

Fue Annie quien despertó primero, y rodeó la cintura de él mientras depositaba besos sobre su pecho provocando que él abriera los ojos con pesadez.

-Buenos días- dijo ella mirándolo respirar pesadamente mientras se estiraba con pereza.

-Buenos días- respondió James después de exhalar ruidosamente llevando su mano izquierda a la mano derecha de ella que llevo de su cintura a su pecho no sin antes depositar un beso en ella.

-Eso fue increíble- comenzó Annie provocando que James sonriera de lado totalmente de acuerdo con ella.

-Me gusta este despertar- dijo él mirando hacia el techo después de un momento de silencio y observando con detenimiento las formas pintadas a mano en tonos dorados en el.

-Y a mi- dijo ella llamando su atención.

Cuando James miro aquellos ojos cafés se juró a si mismo que difícilmente podría mirar alguna otra mujer que no fuera esa y comenzar a imaginarse las mil formas de explorar su cuerpo como justo en ese momento estaba planeando.

-Annie...

-Shh, por favor no- dijo ella recostándose en su pecho mirando al igual que él el techo del camarote - No arruines este feliz momento con tus tonterías.

-Sólo quería decir que aún no he terminado contigo- dijo él sonriente. No tenía intención alguna de arruinar esa mañana, ya habían demasiados problemas en sus vidas como para añadir un disgusto más.

-Eso está mejor- respondió la castaña.

El hombre no permitió que la joven aprendiz saliera de la cama por un buen rato aún después de despertar, ya que, a su parecer aún tenia cosas nuevas que mostrarle a la mujer.
Y por supuesto que Annie sin queja alguna estuvo más que dispuesta a aprender toda lección de su parte.

Toda la tarde pasaron el tiempo juntos, él le relataba aventuras que había vivido junto a sus hombres sin entrar en detalles del momento en que ocurrieron, y ella decidió dejar que él hablase todo lo que quisiera, ya que nunca le había visto en una faceta como esa. Una en donde él sintiera la necesidad de platicar su vida sin sentirse atacado por preguntas que no quisiera responder.

En un momento de la tarde, salieron de la habitación para que James le enseñara a combatir con la espada. Varios de los piratas se reunieron para apoyar ya fuera a James o a la joven aprendiz. En varios momentos las risas no se hicieron esperar por algunos movimientos torpes de la joven, sin embargo con un poco de tiempo y más confianza ella dejo atrás la vergüenza de ser observada y adquirió mas habilidad.

Por supuesto, no era ni la mitad de lo que un contrincante digno de combatir frente a un pirata tan experimentado como él lo sería, pero puso todo su entusiasmo en aprender y practicar cuanto pudiera. Víctor estaba ahí afuera en algún lugar y necesita de su ayuda.

El ambiente era tal, que incluso Leandro y Zarina se animaron a combatir contra Annie por turnos, esto con la finalidad de que Annie aprendiera a leer los movimientos de diferentes oponentes.

Benton al igual que su hija fue instruido sobre como desempeñarse en combate por el mismo James, mientras Zarina se batía en un arduo duelo contra Annie.

-Creo que por hoy es suficiente, hay que descansar así que mañana continuaremos. Recuerden que en dos días nos dirigiremos a la aldea de Ching- anunció James cuando acorraló a Benton en el suelo y puso la punta de su pangran en el cuello de este.

-Soy muy torpe aún- dijo el señor Wayne mientras era ayudado por el pirata a ponerse de pie.

-Es normal, todos lo somos cuando tomamos por primera vez un arma- contestó el pirata poniendo su mano izquierda en el hombro del hombre para animarlo mientras avanzaban a donde Annie y Zarina chocaban sus espadas por última vez.

-Tendremos listos los víveres en un día si deseas partir cuanto antes- dijo Salvo desde un barril de agua dulce en el que estaba sentado.

-No será necesario, lo haremos en dos días como lo tenemos planeado. Benton y Annie seguirán practicando y ustedes descansarán lo suficiente.

Durante el resto del tiempo antes de zarpar hacia tierras hostiles, Benton y Annie fueron instruidos en combate y navegación. Wendoline y Florence sin embargo se encargaban de tareas menos ostentosas. Cuidar a los hermanos de Víctor era una de esas tareas ya que Jane aprovechaba cualquier oportunidad para salir de la casa y perderse en la aldea. Habían acordado que ellas junto con Jane y los niños se quedarían resguardados en la aldea.

Fueron dos días en los que todos comenzaron a conocerse mejor y entablar una buena amistad.

Benton y su hija se sentían protegidos entre tantos compañeros y sentían una responsabilidad enorme para con Wendoline y Florence a quienes porsupuesto protegerían con sus vidas.

Los pequeños se las arreglaban para no aburrirse, ya que se les impedía salir de la casa si no estaban acompañados, Leandro les prestó con entusiasmo libros y juguetes que le pertenecían desde pequeño ganándose la amistad de los niños. Él junto a Zarina ocupaban buena parte de su tiempo libre en cuidar a los niños y jugar con ellos, era en opinión de Florence a escondidas, la excusa perfecta para estar juntos y conocerse más, ya que tanto ella como James estaban convencidos de que entre el muchacho y el hada había algo más que una simple amistad.

-No me gustan los niños- le dijo James a la pequeña nieta de Wendy que hacía unos instantes le había intentado poner sobre la cabeza una corona hecha de flores que realizó con ayuda de Zarina.

-Si no te gustaramos nos habrías echado a los tiburones hace días- contestó entre risas la pequeña antes de correr para alcanzar a su hermano que era perseguido por Leandro en un divertido juego.

-Eso es verdad- dijo él mientras Florence se sentaba a su lado. Esa tarde habían llevado a los pequeños a la playa para que jugarán un poco después de tanto tiempo encerrados en la cabaña. Todos necesitaban un pequeño momento de paz antes de lo que se aproximaba.

-No son los niños tu problema, es Peter- dijo la hermosa rubia a su lado. Él la miró y tomó su mano para besa su dorso. Sólo el mar sabía cuánto amaba a esa mujer con todo su corazón.

-Cuando ese maldito reclutaba niños disfrutaba de ponerlos en mi contra, siempre era igual. Cada niño nuevo en llegar a la isla era un enemigo más con quién lidiar.

-Él se encargaba de interrumpir tu pacífica vida.

-No era pacifica Florence, jamás he dejado de buscar a Barbanegra- contestó él con su mano aún sujeta mirando hacia el horizonte- jamás he dejado de pensar en mi venganza.

-Estoy convencida de que Barbanegra debe estar involucrada con los salvajes y con Pan- soltó la mujer de ojos verdes mirando hacia Leandro acercarse a Zarina quien terminaba otra corona de flores.

-Nada nos consta.

-Sin su ayuda, Pan ni Barbanegra son nada. Necesitan un ejército lo suficientemente grande.

-Está la posibilidad de que sean los hombres de Ching quienes les ayuden.

-Por favor James, ese pueblo puede por si solo sobrevivir en esta isla ¿Porqué tendrían interés en unirseles?

-Por vengarse de mí por ejemplo- dijo él haciendo que ella le mirara con preocupación.

-Tengo tanto miedo por ti, por Annie...

-Víctor es nuestra prioridad justo ahora, queramos o no la manera más rápida de llegar a tierras de los salvajes es atravezando los territorios de Ching, este encuentro tenía que suceder tarde o temprano.

-Estoy segura de que está con vida aún, no se atreverían a matarlo sin antes usarlo para provocarles.

-Lo sé- dijo James mirando hacia Zarina quien ponía la corona de flores en la cabeza de Leandro, mientras este le miraba embelesado, parecía que quería decirle algo, pero se mantenía quieto mirándo al hada.

James sonrió y desvió la mirada al suelo avergonzado de espiar un momento tan intimo entre su fiel hombre y su hada. Miró la corona de flores que la nieta de Wendy había dejado sobre la arena después de que él la rechazara.

La levanto y la puso en la cabeza de su amada prima, que en un momento le pareció más hermosa con esas flores en su cabello rubio. La segunda mujer más amada en su vida.

-Promete que cuidarás de ti, y de Wendoline.

-Claro que lo haré. No he evitado percatarme de como la miras. Solo intenta no incomodarla.

-Estoy muy desconcertado Florence, el tiempo...el maldito tiempo- dijo él sacando de su saco el pañuelo teñído de un rojo opaco desenvolviendo el Tourbillón de oro que estaba envuelto en él.

-Lo sé, el tiempo es curel con las personas, pero fue su decisión, ella decidió regresar a casa y crecer.

-Cierto, ella dejo a Pan por su libertad, y fue la mejor decisión de su vida, de lo contrario, Annie nunca hubiera conocido este mundo.

-Nunca te hubiera conocido a ti- concordó la rubia mirando a su primo con infinita ternura, ella comprendía lo que ocurría en su corazón mucho mejor que él mismo.

Ella tomó el reloj entre sus manos y buscó entre la ropa de su primo su pecho desnudo para tomar entre sus dedos una pequeña llave de oro que colgaba de su cuello y se acercó para ensartarla en el reloj y comenzar a darle cuerda.

-Te diré lo que le he dicho a Leandro antes y no quiero replica- dijo ella mirándolo aún con el reloj entre sus manos - No puedes morir en esta batalla, no por ti... sino por ella.

James entendió que por "ella" Florence se refería tanto a Zarina para Leandro y a Annie por él.

-No puedes rendirte antes de intentar ser feliz de verdad, por que te lo mereces, y porque ella te merece a ti.

Los ojos azules se encontraron con los verdes, en un momento lleno de complicidad.

-No puedo prometer eso- contestó simplemente el capitán con un remolino de miedos en su interior, no por él ya que su vida era lo que menos le interesaba. Las vidas que más le importaban eran la de ese niño capturado, y la de todos los que lo habían acompañado esos días en la cabaña de Leandro.

-Eso mismo me respondió él- dijo con una pequeña sonrisa Lady Florence, guardando el reloj dentro de las ropas de su primo y regresando la llave cerca de su pecho- y daré la misma respuesta.

La suave brisa acariciaba los cabellos sueltos de ambos, negros como la noche en él, y rubios como rayos de sol en ella, haciendo que revolotearan en dirección al oeste como era que soplaba el viento.

Unos metros más atrás Jane Brenett miraba la escena y jamás estuvo más de acuerdo de que esas dos personas eran sin duda las más hermosas que había visto en su vida. Apretó con fuerza la botella de ron en su mano y caminó hacia el pueblo perdiéndose de vista.

Florence miró a su primo quién esperaba atento lo que tenía que decirle. Antes de sorprenderlo con un pergamino que saco de entre sus ropajes enrollado y sujeto a un lazo dorado.

-Imagina que después de todo esto tuvieras la oportunidad de verla por última vez, que de tu supervivencia dependiera la vida de ella y más que eso...su felicidad. ¿Estarás dispuesto a sobre vivir por ella?

Y dicho esto dejó el pergamino en sus manos, ambos arrodillados frente al otro, como aquella vez que ella le entregó por primera vez la llave que daba cuerda al reloj de oro que guardaba entre sus ropas.

Más tarde regresaron a la cabaña para cenar todos juntos, dar las últimas especificaciones y prometerse los unos a los otros que se cuidarían de los peligros. Tenían un plan, que era más arriesgado y loco que tirarse de cabeza por un acantilado, pero justo en esos momentos necesitaban a más gente de su lado y debían efectuarlo.

Cuando James caminó por el corredor en dirección a la sala después de usar el servicio se encontró con Wendoline Darling quien arropaba a sus nietos que dormían en sus camas. Al estar la puerta abierta no pudo evitar observarla provocando que ella se percatara de su presencia.

-Deberás estar horrorizado- dijo Wendy.

Desde su llegada a Nunca Jamás no habían tenido la oportunidad de estar a solas para platicar

-¿Qué dices?- respondió James sin entender a lo que la mujer se refería.

-Una madre que jamás esta al pendiente de sus hijos y que en lugar de quedarse en este sitio a cuidarlos sale de casa sin avisar como si estuviera en su ciudad natal y supiera volver a salvo. Debes estar horrorizado ante tal figura materna.

-No es mi percepción la que debería preocuparte, sino la de ellos- respondió después de un momento el hombre mirando en especial a la pequeña niña recordando la corona de flores que Florence aún llevaba en la cabeza.

-Siento mucho las molestias que ella esta causando.

-Salvo y Truman han salido en su búsqueda para traerla a casa... como cada noche- dijo con algo de resentimiento el capitán, pues el hecho de que sus hombres tuvieran que ir a perseguirla si en la noche ella no regresaba representaba una cierta molestia ya que ella no era una niña.

-Es una estúpida- reclamó la mujer en voz muy baja sorprendiendo al pirata de escucharla hablar así de su propia hija.

-Wendy, quiero que sepas que si a tu hija le ocurre algo, será por su propia estupidez.

-Estoy totalmente de acuerdo.

-Tengo entendido que cuando llega a esta casa a altas horas de la noche es porque Truman y Salvo la encuentran en algún bar cercano hundida en el alcohol.

-Y cuando despierta por la tarde después de dormir apenas come algo y se vuelve a ir- completó Wendy a la idea del hombre.

-¿Puedo preguntar como consigue dinero para beber en esos sitios?- inquirió el hombre mirando a la anciana.

-He de suponer que cuando empacamos nuestras cosas ella habrá traído dinero de casa, además de sus joyas. Al no saber cuanto tiempo permaneceríamos aquí...le sugerí traer cosas de valor, es por ello que la caja musical de oro esta aquí y ustedes podrán ofrendarla en la aldea que visitarán.

-Siento que te esté causándote problemas, se de primera mano lo que es decepcionar a tu propia madre.

Entonces Wendoline le miró con cariño.

-Tu madre debió ser la más afortunada con un hijo como tú- respondió ella.

James sonrió de lado antes de atreverse a contestar.

-No, yo no fui un hijo ejemplar. Abandonarla no fue un acto muy valiente por mi parte. Pero cuando eres joven, muy pequeño en mi caso, y quieres cosas nuevas...no piensas en el daño que causas a los que te aman. Sólo piensas en tu propia satisfacción.

-¿No la volviste a ver después de irte?- pregunto la mujer mirándolo con atención.

-A diferencia de ti, yo no me fui a vivir una pequeña aventura para volver a casa y crecer Wendy. Yo decidí crecer lejos de casa.

La mujer sonrió con tristeza.

-El tiempo es cruel, corre demasiado deprisa para quienes disfrutan y muy lento para quienes sufren. Puedo imaginar el dolor de tu madre al no saber nada de ti por tantos años.

James se perdió en la mirada azul de Wendy, y se preguntó como muchas otras veces en su vida, como habría reaccionado su madre si él, al igual que Wendy, hubiese vuelto a casa después de haber vivido su primera aventura, en lugar de internarse en el mar y navegar en él durante muchos años más.

-Estoy segura de que te hubiera perdonado- dijo ella a una pregunta que la boca de James jamás hizo en todos los años que estuvo lejos de su hogar, pero que vivía instalada en su corazón desde el momento en que partió en el primer barco hacia el mar- el hecho de que hubieses vuelto habría sido suficiente para ella, habrías vuelto sano y salvo a casa.

-Bueno, no tan sano- dijo él levantando el garfio para que ella pudiera verlo. Y entonces ambos se echaron a reír.

-Ella habría sido tan feliz de verte volver. Apuesto que tan feliz como el día en que te dió a luz y te conoció por primera vez.

A James se le detuvo el corazón ante esas palabras. Y por un momento, le creyó con toda convicción.

-Nunca te pedí perdón por quererte herir cuando nos conocimos- dijo él.

-Olvidemos eso James, estos son otros tiempos, si yo hubiese entendido lo que ahora sé sobre ti y Peter Pan, nuestra historia habría sido distinta.

-Qué suerte que no arruiné tu infancia con todo este embrollo en ese caso.

-No habría sido posible, toda esta desdicha comenzó cuando Benton se enamoró de Rachel. Ella al igual que mi hija Jane, no supo jamás ser una buena esposa y mucho menos una buena madre- contestó ella con tristeza acariciando el cabello de su nieto.

James habría contestado algo ante esa aclaración de no ser que los ruidos de voces en la entrada de la casa llamaron su atención. Tanto él como Wendy extrañados por escuchar que esas voces aumentaban en tono salieron de la habitación cerrándola puerta para que el ruido no despertara a los niños.

Caminaron hacia la entrada y vieron en el portón a Benton junto con su hija impidiendo la entrada a Jane, quien desde el exterior a un lado de Truman y Salvo les gritaba con furia. Todos comenzaban a empaparse debido a la lluvia que caía en esos momentos.

-No son nadie para impedirnos entrar- gritó Jane desde la puerta

-Desde luego que entrará a casa señora Brenett pero ese hombre no lo hará- contestó Benton señalando a un sujeto con ropas maltrechas y evidente estado de ebriedad, que la acompañaba.

-Ya les he dicho que es un amigo, necesita refugio como nosotros.

-¿Qué intentas hacer Jane?¿Traer a un desconocido a la casa donde se resguardan tus hijos? - intentó razonar Annie sin dejar de mirar al hombre que intentaba acercarse a Jane pero era detenido por Truman quién era mucho más grande y fuerte que él.

-A ti no debería importarte lo que hago con mi vida- dijo la mujer arrastrando las palabras debido a su embriaguez.

-No le concierto que le hable de esa forma a mi hija- dijo Benton enseguida.

-Ustedes solo son un par de muertos de hambre, más que acabados cuando Barba Negra los encuentre.

Entonces Annie sintió que la hacían a un lado con fuerza. Era Wendy quien con rapidez se había acercado a Jane para abofetearla haciendo que volteara el rostro por el impacto.

Jane con su rostro enrojecido y cubierto de mojado cabello comenzó a reír.

-Ahora estás de su lado- se burló Jane entre risas.

-No vuelvas a referirte a ellos de esa manera. Después de todo lo que han hecho por ti. Prefieres largarte con inmundicia como él- comenzó a recriminar Wendy con lágrimas en los ojos- prefieres a un hombre que a tus hijos.

-Es su culpa que mi hijo este prisionero, es a ella a quien buscaba. ¿Porqué no se la llevaron a ella?, mis hijos son lo que más amo.

-Mientes- dijo Wendy alzando la voz - de ser así tu esposo Víctor no te hubiera abandonado.

-No menciones a ese infeliz.

-Llevabas hombres a tu casa sin importar que tus hijos estuviesen ahí, cometías adulterio mientras tu esposo salía al extranjero para trabajar y poder brindarles una vida digna. Todo mientras el pequeño Víctor podía observar cómo casi cada día llevabas un hombre distinto.

-¿Cada día? Exageras.

-Gracias al cielo mis pequeños Daniel y Margaret eran unos bebés que a diferencia de su hermano no se daban cuenta de nada.

-Estoy muy cansada para estas estupideces, déjenos entrar- dijo Jane pero James se había adelantado a los Wayne y ocupando su alto cuerpo impidió la entrada de la mujer.

-¿Tú también guapo? Por favor, se un buen hombre y déjame ir a mi habitación. Si gustas podrás acompañarme- replicó ella mordiéndose el labio intentando inútilmente seducir al hombre.

-¡Hey imbécil esa mujer es mía!- respondió el ebrio hombre logrando escapar de Truman en un descuido y acercarse a James sacando una daga de su saco.

Cuando el hombre arremetió contra el capitán éste sin problema detuvo el ataque con su Garfio sin decir palabra. Con el ceño fruncido y harto de la situación.

Truman se acercó al hombre para tomarlo del saco y literalmente levantarlo para arrojarlo al suelo, provocando que este se llenada de lodo.

Jane al observar la escena soltó una carcajada e intentó ingresar a la casa.

Pero la mano izquierda de James firmemente rodeando su cuello la detuvo.

-Escúchame con atención porque no lo repetiré, no vas a tratar a tu madre como una idiota frente a mi. Vas a entrar a esta casa para no volver a salir sin el consentimiento de ella bajo ninguna circunstancia. Te harás cargo de tus hijos como se supone debes de hacer mientras nosotros iremos en busca de Víctor. Juro por lo más sagrado que te la verás conmigo si por tu culpa, cualquiera bajo este techo llega a tener problemas. ¿Me oíste?

-Maldito imbécil- se escuchó la voz del ebrio hombre en el suelo quien en un momento sacó una pistola apuntando a James, pero un golpe certero en su cuello impidió su cometido.

Todos miraron a Salvo con su propio pangran arremeter varias veces el cuello del hombre hasta arrancar la cabeza de su cuerpo. Tres golpes firmes y nada más.

-A mi capitán no, hijo de puta- declamó el pirata tomando la cabeza decapitada del hombre y arrojándola a los pies de Jane con una macabra sonrisa mientras ella perdía el color del rostro ante tan hórrida escena.

En un instante la mujer se deshizo del agarré de James que en ese momento había disminuido y hecho a correr hacia el interior de la casa dejándolos a todos junto al cadáver empapados por la lluvia.

-Eso ha sido lo más desagradable que he tenido que presenciar en mi vida Salvo- dijo Benton al hombre quien no dejaba de sonreír contagiando a Truman y al mismo James. Gestos que Annie y Florence no pasaron por alto, no había duda de lo sanguinarios que eran esos hombres

-Pues acostúmbrate Benton, porque todos aquí nos estamos jugando la vida, como este pobre diablo- respondió Salvo mirando la cabeza cerca de los pies de su capitán -será mejor que recuerdes tus lecciones de combate por si te encuentras en alguna situación de riesgo y debas defender a todos aquí. Wendoline se había tapado los ojos, no tenía intención de observar más ese hombre muerto.

-Será mejor que ese cadáver no este aquí afuera para cuando los niños despierten...si no les importa- dijo Wendy con las manos en su rostro. James con un puntapié hizo rodar la cabeza hasta donde estaba Salvo para que éste la tomara.

-Descuide mi señora, enseguida lo retiro- dijo Truman cargando sin problema el cuerpo de un solo movimiento.

-Mi señoras- llamó la atención Benton a Wendy y Florence, intentando al igual que Wendy no mirar los rastros de sangre y mucho menos al cadáver - Será mejor que entremos, todos tuvimos un día agotador.

Estando de acuerdo con el hombre las mujeres siguieron a Benton al interior de la casa, Truman y Salvo se llevaron el cuerpo y la cabeza del hombre dejando solos a James y Annie.

-No le costó nada asesinarlo- dijo Annie mirando como los hombres se llevaban el cuerpo a lo lejos desapareciendo calles más adelante.

James la miraba con atención.

-Annie...la guerra es inminente.

-Lo sé- se apresuro a contestar.

-Es tu vida o la de tu contrincante, nunca lo olvides, ellos no se detendrán por el simple hecho de que seas mujer, o de que pidas clemencia.

-No sería capaz de...

-Debes- le interrumpió enseguida él tomándola del brazo para que la mirase -Debes y lo harás si te encuentras en peligro. Prometí a tu padre devolverte sana y salva a él, pero tienes que ayudarme a cumplirlo porque no soy Dios para estar en todo momento a tu lado, Annie en un combate podemos quedar divididos y podrían tomar ventaja de eso. Tienes que seguir practicando y mentalizarte en hacer lo imposible por salvarte.

Ella trago saliva pesadamente ante la posibilidad. Asintió.

-Bien, ahora regresemos al Roger. Debemos descansar- pero al ver que ella no se movía del lugar la miró con duda.

-Ellos estarán bien. ¿Cierto? No les ocurrirá nada mientras no estemos.

-Leandro me aseguró que los hombres de esta aldea los protegerán y mantendrán en secreto su localización. Si él confía en ellos, yo lo haré. ¿Te has despedido ya de tu padre?

Al ver que ella asentía la tomó de la mano para acercarla a él y juntos caminaron hacia el muelle. Estaban tan lejos de la buena sociedad en esos momentos, su vida corría tanto peligro y estaban tan hartos de la situación que ni siquiera Benton se preocupaba porque Annie pasara las noches con James en su navío. El confiaba plenamente en el pirata, y sobretodo en su hija. Era una mujer fuerte.

En esa isla, el qué dirán era la menor de las preocupaciones de los Wayne.

Tomaron una ducha juntos, por primera vez compartiendo el tacto de sus cuerpos mojados mientras se fundían en besos y abrazos. Garfio volvió a hacerle el amor no solo en la ducha, sino más tarde en la cama nuevamente antes de caer totalmente saciados. James fue el primero en quedarse dormido, pero Annie nerviosa por lo que estaba por acontecer no podía conciliar el sueño.

Se sentía algo culpable de estar disfrutando junto a James de una tibia cama mientras allá afuera Víctor seguía siendo esclavo de Peter Pan. Ella jamás había sentido tanto desprecio por una persona además del que sentía hacia Rachel. Peter se había vuelto su enemigo número uno en esos instantes, estaba segura de que rescataría al niño y después, de alguna manera, con la ayuda de todos los piratas que la rodeaban y que por fortuna del destino estaban de su lado, se encargaría de que pagara por lo que había hecho.

Y después ajustaría cuentas con Rachel.

Tapada con una sábana sentada en el amplio sillón que daba hacia la ventana del camarote, Annie contempló mucho tiempo más la noche estrellada, tan infinita. Ni siquiera Londres tenía noches como aquella.


¡Hola!

Si, lo sé. De milagro alguien me seguirá leyendo después de tardar. Pero menos excusas y más acción ¿O cómo era?

¿Qué tal el primer encuentro de estos dos?

Yo no sé ustedes pero ya estaba deseando que el momento llegara. Y estoy más que feliz del resultado. Y una promesa que les hago es que no será el único encuentro qentre nuestros protagonistas. Ahora si se acerca más acción, las cosas por supuesto no les serán fáciles a nuestros queridos protagonistas, veamos como les va en su próximo destino.

¿Algún perverso o perversa gustó de este capítulo? Espero que así haya sido...

Estoy enamorada de Lady Florence y de James, no es una exageración cuando escribo que ambos son hermosos. Quién haya leído o vaya a leer la obra de P. D. Baccalario en quién me baso para escribir esta historia entenderá de lo que hablo y que no exagero en ello. Alguien cercano a mi me preguntó que porqué éste garfio no es cruel y vengativo como las películas de Disney, bueno, la respuesta ya la he dado, éste James Garfio está basado en el mismo personaje de la obra "La verdadera Historia del Capitán Garfio" del autor antes mencionado, y éste hombre es como todos nosotros, un ser humano lleno de defectos, miedos, ansiedades y sobretodo un pasado que le pesa en el alma, además de que no es físicamente como Disney nos lo muestra, oh claro que no, éste pirata sí que es guapo. Si lo quieren así y no han leído el libro que les menciono, imagínenselo como lo interpreta Jason Isaacs y caigan rendidos ante su guapura ( jajaja)

De eso va mi historia, por supuesto que me inspiro en obras como las de James Barrie y Disney para más personajes y tramas, claro que sí, pero éste James es un hombre con más historia de la que Disney nos llega a contar (que apenas es nada por cierto).
Alguien por ahí acertó en que me he inspirado también en las películas de Tinkerbell, claro que sí, he hecho una mezcla de varias películas y libros que giran en torno a nuestro querido capitán, y aquí tienen los resultados que desarrolla mi enferma mentecilla.

Que maravilla que hayan llegado hasta aquí, eso quiere decir que aún no me abandonan.

¿Alguien más sintió envidia de nuestra querida Annie? Los colores se me subieron al rostro solo de releer el capítulo.

¡Gracias por leer!