Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, con excepción de aquellos que he tenido que añadir para darle forma a esta historia.

Una disculpa por la larga ausencia y sin más preámbulos, aquí esta el siguiente capítulo.


La mañana siguiente antes de partir les despidieron con terribles noticias, aunque no tan terribles para James.

Jane había abandonado la cabaña durante la madrugada y su madre estaba convencida de que en esa ocasión sería para siempre. Mostraron al capitán y a la castaña la rudimentaria carta que había dejado tras su escape, toda llena de amenazas hacia su madre con la firme promesa de que regresaría por sus hijos. Según la carta, haría la búsqueda de Víctor por su cuenta ya que estaba convencida de que todos ellos no hacían nada por rescatarlo.

-Es una estúpida- dijo Leandro por lo bajo mirando hacia el horizonte. Era obvio el peligro que corría la mujer sola en la selva.

Bajo la conciencia de James no se encontraba la vida de esa mujer, a quién en definitiva le guardaba un sentimiento de aversión desde la escena vivida fuera de la cabaña de Leandro, pero decidió mantenerse en silencio ante el sufrimiento de Wendy, ya que después de todo, su hija se había ido de la protección de la aldea hacia un mundo que apenas conocía de su infancia y en el cual los peligros eran aún mayores que en esos tiempos.

Y una madre, dicen, nunca deja de amar a sus hijos.

O eso era al menos lo que James quería creer al mirar a una desconsolada Wendy entre los protectores brazos de Florence.

Eso quería creer después de recordar la última vez que había pisado la casa de su madre mucho tiempo atrás.

-No tardará en regresar- intentó Salvo animar a la mujer mientras se alejaba de ellos hacía otro barco -en cuanto se de cuenta de todos los peligros que allá afuera existen, volverá sin dudarlo a esta aldea.

Annie miró a Salvo alejarse, creyendo que con suerte, Jane no se encontraría con peligrosas sirenas, que al darse cuenta de que era mujer, arremeterían contra ella sin dudarlo siquiera. Un momento después observó que Leandro se alejaba en dirección contraria a Salvo para embarcarse también.

-Tal vez tenga razón- coincidió Florence soltando el abrazo- por ahora será mejor que pensemos en que le diremos a los niños...ya que preguntarán por su madre.

Al Jolly Roger se les unieron dos navíos más que estaban también bajo el mandato de James, uno de ellos era comandado por Leandro y el otro por Salvo. Los barcos se encaminaban hacia el noroeste de Nunca Jamás cargados con suficiente cañones y pólvora para volarse entre ellos, pero ni en sueños serían un número digno de enfrentar a la flota que residía en los territorios que estaban por conocer.

Dos barcos más se quedarían en el puerto y zarparían poco después, esos barcos serían comandados por Junior y Truman, los otros dos hombres de gran confianza que tenía James. Acordaron encontrarse en las afueras de los territorios de Ching al atardecer de ese mismo día.

La razón se basaba en conseguir un tesoro más que ofrendarían a Ching junto con la caja musical de Wendoline, y para eso debían llegar al lugar para hacerse del resto del tesoro y después regresar el barco al rumbo que los llevaría a los vientos correctos en dirección a territorios hostiles. Mientras tanto, dejaría al cuidado de sus hombres, las vidas de quienes se quedaban en la casa el mayor tiempo posible.

-Jamás me interesó tener una flota tan grande- explicó James a su hada desde su timón. Zarina vigilaba el rumbo mientras Annie ayudaba a los marineros en cuanto pudiera con las amarras al zarpar.

-Cinco barcos no son nada despreciables James, uno sólo podría ser la diferencia entre la victoria y la muerte incluso.

El hombre miró a su hada sonriente, más que agradecido de tener un ser tan especial de su lado, Zarina conocía sobre navegación y combate, eso añadiendo su talento con el polvo de hada la hacían un ejemplar muy peculiar en esas tierras.

-Una lástima que Leandro se haya quedado sólo en su navío- inquirió él mirando hacia el horizonte- pero comprenderás que lo necesito comandando el Tierra Santa.

-No se de que hablas- se defendió ella con fingido enojo mirando a su niña perdida acercarse a ellos.

-Si claro...- se burló él - toma el mando un momento ¿quieres?, será mejor mantener este curso si queremos estar en tiempo para encontrarnos con los demás.

Zarina intercambió lugar con él mientras Annie se posicionaba a su lado viendo como el hombre pasaba de largo sin mirarla para decender de la toldilla acercándose a la proa.

-¿Todo en orden?- dijo Annie a su hada.

-Algo esta planeando- dijo ella en un tono muy bajo, previniendo lo que sucedería - lo conozco demasiado bien.

-Ha estado muy silencioso desde nuestra salida- le informó Annie.

-Así actúa cuando tiene algo en mente, y acto seguido, cuando se lo preguntas, lo niega todo - dijo Zarina sujetando con una mano el timón y con otra el hombro derecho de Annie para decir en voz muy baja - ¿Cierto James?

Annie creyó que se volvería loca al escuchar, muy claramente dentro de su cabeza la voz del pirata soltar una carcajada y responder con un alegre "Te aseguro que no es nada".

Enseguida dio un respingo alejándose de Zarina mirando con incredulidad hacia su hada y después al pirata quién se mantenía mirando hacia el horizonte dándoles la espalda como si nada hubiese ocurrido

-¿Qué...qué fue eso?- dijo asustada.

-Ese es es el vínculo que existe entre nosotros tres Annie- contestó el hada mirándola sonriente - es el vínculo que tengo con mis niños perdidos.

-Fue aterrador.

Zarina soltó una risa sonora antes de responder.

-Entrena tu mente Annie, no tienes idea de lo útil que esta comunicación nos puede ser.

Lo que Zarina no sabía, es que su niña perdida entrenaba dicha conexión cada noche en solitario desde el día en que descubrió que un lazo tan sorprendente los unía tanto a ella como a James con esa maravillosa hada.

-Con los vientos a nuestro favor no habrá problema para llegar en el tiempo acordado. Es importante que la armada de Ching vea todos los barcos llegar juntos, y así dejaremos en claro que nuestras intenciones son serias- le informó Zarina mirando el horizonte.

Bajo las órdenes directas del capitán continuaron hacia el noroeste, hasta llegar a un sitio que portaba una roca inmensa de una forma muy peculiar.

-¡La roca calavera!- dijo Annie con evidente asombro. Aquel sitio únicamente había sido visitado en su imaginación, y por supuesto que la descripción que la familia Darling le ofreció en algún momento, se quedaba corta ante la realidad. Aquella cueva, les daba la bienvenida de una forma majestuosa, como si el cráneo de algún ser de enormes magnitudes les encarara. Justo en las fauces de aquella forma, se encontraba la entrada y debido al efecto sombra que hacía la misma cueva con el contraste de la luz del sol, era imposible mirar lo que dentro se encontraba, desde el Jolly Roger, no se miraba más que oscuridad a través de la boca y ojos de aquella aterradora forma.

-Tranquila, el único peligro aquí somos nosotros en este momento- gritó James a la castaña desde el otro extremo del barco al observar la inquietud con la que intentaba vislumbrar algo en el interior.

James dio ordenes de bajar botes del barco para dirigirse a la cueva. Los navíos se quedaron en su posición y tiraron sus anclas, de cada barco descendió un bote, Annie por supuesto subió en uno, en definitiva no iba a perderse de lo que fuera que estuviera ahí dentro.

Al entrar en la cueva y perderse entre las formaciones rocosas dentro de ésta, Annie apreciaba con atención cuanto detalle pudiera percibir, observó el techo alto y rocoso, las rocas alrededor que los conducían a un muelle algo improvisado. Se encontraba tan absorta en la gran bóveda que los cobijaba, que no logro visualizar en primera estancia el gran árbol junto al muelle, justo en el centro de la cueva.

Árbol de gran importancia en la historia que James y Zarina compartían.

La castaña al percatarse al fin del gran árbol, recordó lo que su hada, días después de su reconciliación con James, le contó con más detalle sobre su historia, y jamás creyó que conocería el árbol con el que lograron fabricar más polvo de hada para hacer volar el Jolly Roger.

Zarina llamó la atención de su niña perdida y le explicó el funcionamiento del árbol, el cómo lo habían construido y la capacidad de polvo que era capaz de generar.

-Ahora ya no lo usamos, Zarina ha mejorado la producción de polvo como lo viste aquel día en mi camarote- explicó James acercándose a ellas -Pero aún nos podría ser de utilidad.

-Y Barba negra- dijo Annie mirándolo por fin - ¿Sabe de esta manera de generar polvo?

James y Zarina se miraron.

-No lo creo- contesto el hada- él hacía volar sus barcos con el polvo que sus presos encontraban en las minas, racionaba cada gramo en dos partes, una para sus barcos cada vez que necesitaba salir de Nunca Jamás, y otra para él mismo.

-Sólo Zarina y Gary, el jefe guardián del polvo que se encuentra en la tierra de las hadas, saben de la funcionalidad de éste árbol, además de la reina de las hadas claro- añadió James y después les indicó que lo siguieran hacia el árbol.

-No es así- dijo Zarina llamando la atención del pirata - recuerda, Iridessa y las demás...

-Es verdad- contestó él mirando hacia el gran árbol - mierda...

-Lo sé, pero ellas no serían capaces de ir en contra de la petición de la reina hada- se sinceró Zarina mirándolo con el ceño fruncido.

-¿Y Campanita?- le interrogó él -¿Ella mantendría la boca cerrada?

Zarina se quedo en silencio. James tenía razón, si Campanita sabía la existencia de ese árbol, probablemente Peter también.

Al llegar al interior del tronco, Annie observó a James agacharse y levantar una trampilla, de ella, con ayuda de tres hombres más, sacaron un inmenso cofre, digno de cualquier historia de mapas y tesoros. De caoba y con grabados en oro tan perfectos que la castaña no pudo dejar de admirar. Después de un momento, sacaron otros dos cofres, más pequeños pero no menos discretos en sus relieves.

Cuándo ellos abrieron el cofre más grande, la mujer quedo sin palabras ante la cantidad de monedas, collares, anillos, amuletos y demás objetos de oro y plata dentro de él.

-Quiero que inspecciones este tesoro, si es verdad que el imbécil tuvo parte de tu fortuna, aquí pudo esconder algo de eso. Hace mucho tiempo que él abandono esta cueva, desde que dejaron de existir sus queridos niños perdidos cuándo Wendy se fuera con ellos a Tierra Firme. Desde que nos hicimos de esta cueva como lugar de amarre nuevamente conservamos el cofre, después de todo, lo que hay aquí es muy valioso.

-Y jamás lo gastaron...- dijo Annie mirándolo.

-No, teníamos una buena vida tanto en la aldea junto a Leandro como en la isla de Florence. A dónde fuera que estuviéramos nuestra propia fortuna nos acompañaba, estos tesoros ya estaban aquí cuando nos hicimos de la cueva y acordamos mantenerlos en secreto como seguridad para el futuro...por si en algún momento el oro nos hiciese falta.

Annie comprendió que los tesoros que guardaban tanto en el Jolly Roger como en esos cofres no eran los únicos. Conocía por relatos que tanto en la aldea como en la "Isla Bella" que pertenecía a Florence tenían una buena parte de su fortuna esparcida. Recordó aquella frase que dictaba "Nunca pongas todos los huevos en una sola canasta", le pareció que estaba rodeada de gente no solo adinerada...si no inteligente en cuanto a sus finanzas.

Dio un rápido vistazo a las cosas para intentar reconocer alguna reliquia tanto suya como de su padre, James se arrodilló a su lado tomando los objetos conforme ella los iba descartando después de examinarlos y llenó los dos pequeños cofres a sus lados con la agilidad que su mano izquierda había adquirido con años.

-Muchas de estas cosas son propiedad de los Darling, y de otros ex-amigos que encargaron a mi padre todo. Lo sé porque fui con él a la bóveda que resguardaba estos tesoros más de una vez.

-Esta bien así, llévense esos cofres a un barco distinto cada uno, nos llevaremos lo que sobra del tercero y en el barco seguirás buscando- dijo James con voz potente mirando el cofre de mayor tamaño con objetos aún en su interior y las manos vacías de la castaña.

-Dudo mucho que haya algo aquí, ya hubiera reconocido algo entre todos estos tesoros- contestó ella desanimada levantándose y regresando al pequeño bote que los llevaría de regreso al navío.

Abandonaron el lugar y reanudaron su viaje con dirección al noroeste. Mientras James seguía en el timón, Zarina junto con Annie examinaban el resto del cofre.

Encontraron varios artefactos de combate bañados en oro, espadas, cuchillos e incluso pistolas. Annie pudo reconocer entre esos objetos las firmas de las familias con las que su padre había tenido firmes amistades, entre ellos la de la familia Darling una vez más. No pudo evitar que las lágrimas se formaran en sus ojos.

-Esto pertenece a los Darling- dijo Zarina sosteniendo un par de pistolas con grabados en oro examinando las firmas llamando la atención de James quién estaba a un lado de ellas comandando el timón.

-¿Están cargadas esas pistolas?- preguntó el pirata.

-Algunas- cercioró Zarina

-Quedémonos con todas las armas, nos serán útiles.

-Son demasiado ostentosas, incluso podríamos ofrendarlas por ayuda.

James miró con detenimiento las dos espadas y diversas dagas que Annie acababa de sacar del cofre.

-Tal vez, pero será mejor que estén bien armadas por si no es necesario ofrendarlas.

Sabiendo que Wendoline estaría de acuerdo en que usaran esas armas a su favor, Annie se coloco un par de dagas dentro de los ropajes, portó una espada en su cintura y una pistola con su funda en la cadera de igual manera.

Zarina también portó armas filosas, pero a comparación de Annie ella tomó un par de pistolas más.

El Jolly Roger continuó su camino hasta el punto en que habían acordado encontrarse con los demás.

Cuando el capitán dio la orden, bajaron las velas haciendo que los otros dos barcos les imitasen, estaban a poca distancia de entrar a los territorios de Ching, y en ese momento es cuando se unirían con los otros dos barcos comandados por Truman y Junior.

Pero esperaron sin tener noticias de los barcos.

-James, ya esta atardeciendo y no hay rastro de Truman y Junior- dijo Annie al contemplar a los otros dos barcos detrás de ellos aguardando también la llegada de sus compañeros.

El capitán tomo su monocular apuntando al horizonte verificando las palabras de la castaña, no había rastro de los barcos, y fijándose a los barcos detrás del Jolly Roger podía observar que tanto Salvo como Leandro estaban al pendiente tanto del Horizonte como del Jolly Roger en busca de indicaciones.

-Aguardaremos un poco más, pudieron retazarse por cualquier cosa- dijo él.

-No hay nada por lo que se pudieran retrasar- dijo Zarina con decisión, y James estaba de acuerdo con eso, era prácticamente imposible que se retrasaran, no debía representarles ningún problema seguir la misma ruta que ellos sin desviarse hacia la roca calavera.

Después de media hora más sin ver rastro de los barcos, James tomó la decisión de continuar con la travesía.

-Esperamos demasiado tiempo- dijo Zarina como reprimenda.

-No me agrada esta situación- contestó el capitán.

-Tal vez tienen noticias de Jane y decidieron esperar- dijo Annie.

-Creo que Benton y Florence podrían encargarse perfectamente de la situación, no veo porque ese motivo atrasara a mis hombres.

-Cierto- coincidió Zarina - pero no podemos regresar a la aldea, no ahora.

James callaba la angustia que sentía, sus hombres debían estar ahí con él haciendo una flota de cinco barcos en total, intentaba apartar de su mente múltiples situaciones desfavorables a sabiendas de haber dejado tanto a Benton, Florence y Wendy en la aldea.

A la señal de James, los tres navíos se rociaron de polvo dorado y levantaron vuelo sobre el mar.

Siguieron su rumbo, hasta llegar a una parte de la isla que era tan nueva para Annie como para los piratas a su alrededor.

Los barcos descendieron desde lo alto tocando con delicadeza el agua salada para continuar su rumbo flotando en el mar. Desde su posición, pudieron percibir con facilidad que habían sido vistos y les enviaban señales de advertencia. Pudieron visualizar detrás de la playa un fuerte construido de piedra con cañones amenazadores apuntándoles sin miramientos. Advirtieron a la distancia la cantidad de hombres que les miraban con atención.

No pasó mucho tiempo antes de que desde un barco amarrado en el puerto del lugar, llamaran su atención, los hombres en él hicieron señales para que los barcos avanzaran hacia el muelle y poco después les gritaron que descendieran sin armas.

Una vez con los tres barcos amarrados James dio instrucciones de quienes deberían quedarse en el navío y quienes con ellos. Annie miró hacia los otros dos barcos observando que tanto Salvo como Leandro usaban la misma estrategia de James. Una gran cantidad de hombres desde la playa acudieron a su encuentro.

-Son inteligentes- dijo un hombre de apariencia oriental -Es bueno que entiendan la desventaja que tienen al invadir nuestras tierras, de haber atacado los habríamos aniquilado.

-Lo sabemos- dijo con calma James, quién había, antes de su descenso, puesto sobre sus hombros una gran capa color verde esmeralda que cubría su cuerpo escondiendo sus brazos dentro de ella- Venimos a pedir audiencia con Ching Shih.

-Ella esta algo ocupada- dijo otro hombre oriental que se acerco a ellos, de cabello largo y amarrado en una coleta baja con pendientes de oro muy reluciente en sus orejas-hay mucha inquietud con los salvajes últimamente, tensión en toda la isla de hecho, y aún tenemos los ojos puestos en ustedes.

"Ella" pensó Annie, se sintió algo torpe al haber creído todo este tiempo que su líder era un hombre.

-Por supuesto que venimos con ofrendas- dijo Zarina señalando hacia los hombres de James quienes llevaban en sus manos los tres cofres, los hombres habían visto que descargaban uno de cada barco, esa era la intención.

Bajo la señal del hada los cofres fueron abiertos mostrando la jugosa fortuna que portaban.

Todos los hombres soltaron alaridos y expresiones en chino que a pesar de ser incomprensibles para James y sus hombres, eran evidentemente aprobatorios.

El brillo en los ojos de los piratas fue la evidencia que les indicaba que les habían convencido.

Fueron conducidos a lo largo de un camino empedrado, de vez en cuando Annie observaba tanto a James que encabezaba el grupo y Leandro quién estaba después de él ponerse tensos observando con cautela a su alrededor, y al observar hacia atrás pudo comprobar que Zarina se encontraba tan tensa como ellos muy atenta a lo que ocurría. La castaña, advirtió el peligro de que esos hombre en cualquier momento les atacasen y los asesinaran para llevarse el tesoro sin darles oportunidad de llegar a hablar con su líder.

Por fortuna los hombres los llevaron a través de un poblado, y fueron llamando la atención de la gente que detenía sus labores para observar al gran grupo de extraños que eran dirigidos hacia un palacio central construido en piedra. Evidente morada del líder.

Al llegar al interior del lugar, fueron recibidos dentro de lo que parecía, la estancia más grande que Annie hubiese visto en su vida. Paredes llenas de telas, pinturas y fachadas de oro, un piso de mármol reluciente y una alfombra que los conducía hacia el centro donde se encontraba una gran silla bañada de oro, increíblemente grande.

O eso le pareció a Annie en comparación del ocupante de esa silla, ocupante que se levantó de su lugar al observar la peculiar visita en esos momentos.

De estatura promedio y blanca piel algo bronceada por la exposición al sol, ojos rasgados de color café, cabello negro y liso hasta la cintura, peinado con media coleta y flores que le adornaban, una mujer de evidentes rasgos asiáticos con un gran porte y mirada orgullosa los observaba mientras daba unos pasos hacia ellos. Portaba un Kimono color rojo con dorado que a Annie le pareció simplemente majestuoso. La pirata era delgada, mucho más de lo que era Annie y daba una apariencia delicada.

Annie tragó saliva, lamentó su falta de criterio y lo mal que juzgaba sin conocer a las personas, ya que todo este tiempo había creído que Ching Shih, era un hombre.

Nunca Jamás la sorprendía una vez más, la líder de un ejercito de tal dimensión era una mujer, una muy hermosa mujer.

-Ching- saludo James quitándose el sombrero color negro a modo de saludo.

-¿Es verdad que Peter Pan esta con Baba Negra?- fue directo al grano la mujer asiática, su voz no era aguda si no potente, y su acento era evidentemente asiático.

Después de un momento de silencio James habló.

-Aunque a nadie le conste en absoluto, es verdad que los rumores indican que es así.

-¿Rumores?- interrogó con arrogancia la mujer.

-Sé que detestas la desinformación tanto como la deslealtad Ching, pero debemos ser precavidos ya que en Nunca Jamás, los rumores casi siempre son verdaderos.

-Barba Negra debería estar más que aniquilado, hace mucho tiempo que se dejó de saber sobre él o sus hombres.

-Y es por eso que no hay que bajar la guardia, el que haya dejado de dar noticia en la isla no significa que haya muerto.

-Y si así fuera- inquirió la mujer- ¿Qué busca Pan a su lado?

-Ayudarle a reconstruir su gobernado, conseguir esclavos y levantar su imperio.

Ching se tensó en ese momento sin dejar de mirarlo desafiante.

-¿Pan interesado en unirse a su principal captor?, ¿Te estás escuchando Garfio?

-Son otros tiempos, créeme él esta más que dispuesto a apoyarle en cuanto eso signifique perjudicarme a mí en primer lugar. Puede estar ayudándolo a persuadir hombres para unirse a ellos.

-¿Cuántos hombres podrían unirse a sus filas después de que muchos murieron en tus manos?- dijo con molestia la mujer.

Annie no comprendía de lo que hablaba.

-Te he dicho ya y seguiré repitiéndolo, yo no asesiné a tus hombres.

-¿Quién más si no?, tus tierras son las únicas que podrían querer apoderarse de nuevos territorios ya que los salvajes jamás codician las tierras o matan por placer. Se han mantenido muy silenciosos desde la guerra en sus tierras y casi nadie sabe de sus actividades- dijo esto mientras James hacia un ademán de cansancio, tal parecía que esa discusión entre ellos no era nueva

-¿Y eso no te hace sospechar que tal vez ellos hicieron desaparecer a tus hombres?- cuestionó sin meditar Salvo quien se mantenía a la derecha de Annie, el hombre se adelantó dos pasos hacia la mujer provocando que su ejercito sacara sus espadas ante la amenaza que pudiera presentar a su líder.

-Salvo relájate- advirtió Zarina al ver que los hombres de Ching no bajaban las armas.

-Te aseguro Ching, yo no soy el responsable de la desaparición de tus hombres. Tú misma comprobaste que cerca de nuestro territorio no había rastro de sus cuerpos, ni en el Castillo negro, ni en la Roca calavera. Tanto te cegaste buscando en nuestras tierras culpándonos de sus desapariciones que olvidaste por completo mirar más allá de tus territorios hacia el norte.

-Los salvajes no suelen tener reos nunca, ellos pelearon en favor de las hadas en la primera guerra contra Barba Negra, ¿Porque atacarían a mi pueblo?

-Justamente por él, por Barba Negra. Si él se encuentra con Pan solo significa que intenta llegar hacia ellos para unir fuerzas. ¿No lo vez? si los salvajes se unieran a él su ejercito podría ser lo suficientemente grande como para amenazar a nuestras poblaciones y aquellas que están esparcidas por la isla las cuales que aún intentan regresar a la aldea al norte de la tierra de las hadas.

-¿Porqué el pueblo de los pieles roja apoyaría a Tich? ¿Porqué su rey ayudaría?- preguntó Ching en un tono de voz más confidencial hacia James. Y Annie creyó que se perdía de algo cuando observó las significativas miradas que James y Ching intercambiaban.

Tich.

Recordaba que en los libros que narraban la vida de piratas tan grandes como Barba Negra, contenían además sus verdaderos nombres.

-Porque ahora él ya no es el líder, sino su hija Lily- contestó James después de un momento de silencio.

La mujer sonrió de lado asintiendo lentamente antes de continuar hablando.

-Creo que tú y yo estamos de acuerdo en que la princesa Tigrilla siempre fue una rebelde, un verdadero dolor de cabeza para su padre.

-Estoy completamente de acuerdo- respondió James - y ahora que tiene el poder absoluto, sólo podemos hacer conjeturas de lo que Tich le haya podido ofrecer a cambio de su ayuda.

-Creo que yo tengo una idea- afirmo la mujer mirando al pirata con un brillo especial en los ojos, y Annie creyó que esa mirada la había visto antes.

La había visto en el rostro de Albert Becher al insinuar que James y Tamara habían estado juntos alguna vez. El corazón de la joven se oprimió al entender la situación, Ching estaba convencida de que James era la razón por la que Tigrilla habría tomado tal decisión.

Támara y James.

James y Lily.

Y Annie maldijo por lo bajo llamando la atención del capitán quien carraspeó enseguida incómodo por la situación, y quedándose en silencio.

Un silencio que al parecer de todos los presentes, no descartaba la hipótesis de Ching.

La líder hizo una señal con la mano indicando a sus hombres que bajaran las armas y se sentó en su silla bañada en oro. Tomó con sus manos los reposa brazos que parecían tener piedras preciosas incrustadas y se mostraba pensativa mirando sus propios pies.

James intentó desviar el punto de conversación.

-Los ataques a nuestras tierras en aquella ocasión fueron muy sospechosas, lo suficiente para hacernos creer que nosotros te atacamos y que ustedes a nosotros. Pero créeme, Leandro- dijo señalando con su mano izquierda a su compañero junto a él- mi más fiel hombre asegura que fueron los salvajes quienes irrumpieron en nuestra aldea y masacraron a nuestra gente. Es lógico pensar que hicieron lo mismo con ustedes y por consiguiente lograron que tú y yo nos enfrentáramos creyéndonos enemigos.

Leandro entonces dio un paso al frente para hablar.

-Mi señora- comenzó- mi madre perdió la vida durante ese ataque, y varios hombres de mi aldea desaparecieron tal como lo hicieron tus hombres. ¿Crees que de ser nosotros los culpables, tendríamos la desdicha de venir a tus tierras a pedirte una alianza? ¿Crees que arriesgaríamos nuestras vidas de esta forma?

-¿Por ese es el motivo están aquí? ¿Es por ello que traen consigo un evidente soborno?

-Nos llevaremos el oro si no lo quieres- dijo James entonces -únicamente estamos aquí para ofrecerte la posibilidad de unir nuestras fuerzas, para poder enfrentar el peligro que se avecina, ya que si Barba Negra consigue hacer que el resto de la isla, es decir; nosotros y las hadas nos distanciemos...será una victoria aún más fácil para ellos.

-De haber una amenaza inminente, el pueblo de las hadas habría advertido a nuestras poblaciones- contestó la líder.

-Y eso habría sido un suicidio- contesto Leandro - ya que al llegar la información que probablemente ellas tienen a oídos humanos la voz se correría provocando disturbios entre las poblaciones, las cuales en lugar de unirse contra él, huirían o pelearían entre ellas. Las hadas son muy inteligentes en ese aspecto, y saben que la naturaleza humana es peligrosa incluso para nosotros mismos.

-Debo admitir que en eso tienes razón- añadió pensativa Ching - los humanos somos un peligro para nuestra propia especie, y las hadas no provocarían una confrontación hasta no tener pruebas de que Barba Negra está, como ustedes dicen...retomando su poder.

-Sin embargo fue el mismo Peter Pan quien nos aseguró que se encuentra en contacto tanto con la princesa Tigrilla como con Tich- informó Leandro.

-¿Qué dices?- contestó Ching enseguida.

-Nos ha advertido sobre su alianza, además de tomar como rehén a un inocente niño desde Tierra Firme. Mismo niño que tenemos intención de rescatar con o sin su ayuda Ching- intervino Zarina con decisión.

Esa información provoco cierta consternación en la pirata, quien pensativa miraba al suelo. El rumor de que un niño procedente de Tierra Firme estaba en los territorios de los pieles roja era la noticia más sonada en toda la isla. Y ahora, Ching confirmaba de primera fuente la veracidad del hecho.

-Se que Zheng reconsideraría la idea de aliarnos, después de todo no pierdes nada con intentarlo. De ser verdad que Baba Negra está con los salvajes tendrás la certeza de que la guerra es inminente.

Ching que había levantado la mirada hacia James al escuchar ese nombre cambió su expresión, sus rasgos estaban más relajados.

-¿Tú qué sabes sobre lo que Zheng habría querido?- pregunto con tono sereno.

-Estoy seguro que al igual que yo, no habría querido para Nunca Jamás un gobernante como Barba Negra. Nadie tiene el derecho a gobernar este lugar en su totalidad, este lugar pertenece a todos y cada uno de sus habitantes. ¿No te interesa la paz de estas tierras? ¿El dejar atrás los roces con los salvajes o con mis hombres? Dame la oportunidad de demostrarte mis palabras. Únete a mi, y déjame mostrarte que no pueden haber más culpables que los pieles roja en todo este asunto. Si ellos están de lado de él, será evidente el porqué atacaron a nuestros pueblos.

-¿Y si no es así?, ¿Te dignarás a combatir conmigo para terminar este asunto de una vez por todas? -preguntó Ching.

A la menor de los Wayne se le encogió el corazón de pensar en esa posibilidad. Estaba convencida de la palabra de Leandro y James, ellos no eran los asesinos de gran parte del ejercito de Ching, así que solamente quedaban por descarte el pueblo piel roja y los hombres de Barba Negra de ser posible que fueran suficientes para realizar una masacre en cada pueblo.

-Por supuesto, si eso te hace sentir conforme y no logramos demostrar su culpabilidad. Aunque no dejare de repetirte, que yo no tuve nada que ver con sus muertes, así como se que no fuiste tú quien asesino a nuestros compañeros.

Ching no respondió enseguida. Desvió la mirada hacia los tres cofres a su derecha.

-¿De dónde has sacado todo ese oro James?

-Tengo mis propios medios Ching, eso no debería interesarte.

-Hace mucho que en Nunca Jamás se dejó de encontrar oro, es evidente que lo has traído de Tierra Firme.

James se quedó en silencio, no había razón de explicar lo obvio, aunque no había sido él quien precisamente había llevado el oro la isla.

Ching pensativa miró directamente al hada.

-Es una fortuna tener un hada de tu lado- dijo ella mirando a Zarina causando desconcierto en los presentes. El hada la miró con expresión de sorpresa. Nadie que no conociera a Zarina en realidad podría deducir que ella era un hada.

-Estoy dispuesta a comprobar por mis propios medios tus palabras Garfio. Te advierto que de no ser así, acabaré contigo de una vez por todas. Mañana al amanecer nos dirigiremos a los límites de estas tierras con las de los salvajes. Partiremos en nuestros Barcos, y esta vez será definitivo. O son ellos, o son ustedes. Y si me has mentido todo este tiempo, no tendré piedad. Tengo entendido que tus barcos de guerra son eficientes, así que consideraré el quedármelos juntos con tu oro como recompensa después de aniquilarte. Mañana, al amanecer nos encontraremos en la costa, partiremos hacia sus tierras a resolver este asunto.

-Con eso me basta- dijo James con tranquilidad- si no te importa regresaremos a nuestros barcos para prepararnos, no haremos nada estúpido al sabernos en brutal desventaja, así que tranquila.

Pero antes de que se dispusieran a retirarse Ching habló con voz potente sin darles oportunidad de dar un paso más hacia la salida.

-Háblame sobre el revuelo que hay en cuanto a la tal Rachel, mis hombres han escuchado que intentas dar con su paradero. Déjame adelantarte que será algo inútil encontrarla.- dijo Ching mientras Salvo bufaba con ironía y Annie torcía el gesto. Parecía que las sirenas eran buenas contando a toda la isla cuanto ocurriera de nuevo.

-Creo que soy yo quién puede contestar a ello- dijo Annie desde su sitio llamando la atención de la mujer que recién se había percatado de su presencia.

-Adelante- indicó Ching.

-Rachel es mi madre, y estamos buscándola ya que ella traicionó a su familia y amigos en Tierra Firme.

-Tú eres Annie- intentó comprender la mujer evidenciando que también estaban al tanto de su nombre.

-Así es - contesto ella con el ceño algo fruncido al descubrir que la líder sabia su nombre- mi único deseo es el atraparla para llevarla hacia Tierra Firme para hacerle pagar su traición. La información que he obtenido hasta el momento es que fue Peter Pan quien le ayudó a escapar hasta aquí, y seguramente él la resguarda en algún sitio de la isla.

-Peter Pan no suele traer adultos a Nunca Jamás- respondió sin miramientos la mujer.

-Eso mismo le he dicho yo- interrumpió James- pero hace un tiempo, ella escuchó algunas hadas hablar sobre la sospechosa desaparición de Rachel y que Peter Pan la estaba esperando para cumplir la profecía.

-¿Profecía?- repitió sin entender la líder- La única profecía aquí es aquella que involucra a la primera guerra.

-No estamos seguros a que se referían, ya que la primera profecía, aquella donde el salvador llegaría a las tierras de Barba Negra, como bien tu conoces ya se cumplió cuando conocí a Pan en las minas. Y esta mujer que ves aquí, proviene de Tierra Firme y nunca antes había estado en estas tierras.

Ching observó con detenimiento a la castaña, parecía convencida de las palabras de James.

-Les creo, todo esto comienza a encajar...de alguna manera que parece que no te va a agradar niña- dijo la líder

-¿A qué se refiere?- contestó la castaña con intriga.

-Mis hombres, aquellos que han cuidado los límites de nuestras tierras con la de los salvajes han presenciado el retorno de Azalea. La vieron hace unos días en las playas de los límites junto a un hada.

-Azalea es una conocida de mi madre, aunque no se que relación pueda tener con ella aún.

La pirata no contestó a eso, simplemente se limitó a esbozar la primera sonrisa que ellos habían visto en su rostro. Miraba a la castaña con un dejo de pena sin perder aquella mueca burlona.

-No estarás sugiriendo que...- dijo James con temor al ver el rostro de la pirata, pero ésta le interrumpió.

-En estas tierras es difícil guardar secretos y casi siempre se sabe sobre la entrada y salida de individuos hacia Tierra Firme. La única persona, además de ustedes en ingresar a Nunca Jamás fue Azalea hace tiempo. Se sabía que se dirigió a la tierra de las hadas y después de eso no se le volvió a ver. Pero una cosa es segura, en ningún momento salió de la isla.

Annie, que estaba más confundida que al inicio, sintió que la respiración se le aceleraba advirtiendo el peligro de lo que la mujer estaba por decir.

-Sabemos perfectamente que nadie más entró a esta isla en el lapso de tiempo en el que Azalea regresó a estas tierras después de su larga ausencia y el momento en que esta niña llegó por primera vez- dijo señalando a Annie para que todos comprendieran sus palabras.

-No puede ser...- dijo Annie- ¿En qué momento entonces, Rachel ingresó a la isla sin ser detectada en dado caso?

-En el mismo momento en el que Azalea lo hizo, niña- contestó la líder mirándola- ya que Azalea, es el nombre de la mujer a la que buscas, o al menos, el nombre por el que se volvió famosa aquí en Nunca Jamás, desde la primera guerra contra Barba negra.

Otro nombre, como si las cosas no fueran ya de por si difíciles en torno al misterio de la vida de Rachel. ¿Qué cosas eran verdad y qué otras mentira referente a ella? Toda su infancia y adolescencia teniendo una imagen de esa mujer que era destrozada entre más sabía a cerca de ella.

-¿Buscas a tu madre? Encuentra a Azalea entonces.- terminó la mujer mirándola con decisión.

-Eso...eso es meramente imposible- dijo Salvo completamente en shock con la voz algo quebrada.

-No puede ser- dijo Zarina mirando a su niña perdida y tapándose la boca.

-No...debe haber un error en todo esto Ching- dijo James mirando hacia Annie con una expresión de terror absoluto.

Annie estaba dentro de una situación en la que parecía ser que todos excepto ella habían hecho un gran descubrimiento.

-No hay ningún error James- respondió la líder.

-¿Qué? ¿Porqué?- dijo Annie sin entender las palabras de sus acompañantes.

-¿Recuerdas lo que te dije sobre Azalea al acudir con las sirenas?-dijo James mirándola sin saber exactamente como abordar el doloroso tema que estaba por llegar- ella...

Pero se interrumpió al no encontrar el valor de continuar la frase, no quería decirlo ya que era una sentencia hacerlo.

Pero Salvo habló por él.

-Azalea es la madre de Peter Pan.


¡Hola!

¡¿Pero qué cosa?!, créanme, no hay ningún error. Leyeron bien eso último, y estoy segura de que para muchos de ustedes no era una sorpresa, sus agudas mentes ya lo presentían.

Aquí va un pequeño paréntesis ( Por Azalea me refiero a Mary quien en la película "Pan" del año 2015 es la madre de Peter. Por azares del destino decidí cambiarle el nombre en este fanfic, pero se entiende que es ella la guerrera que luchó en pro de las hadas en contra de Barba negra).

Pobre Annie.
Pobre Benton.

Ahora si, después del shock inicial no hay que perder de vista a este nuevo personaje, la capitana Ching Shih, pirata procedente de China, sanguinaria y líder de la tropa de piratas más fuerte (conocida) dentro de Nunca Jamás.

¿Nunca les pareció que la isla era un lugar muy solitario con solo un Peter Pan, hadas, unos nativos y unas sirenas viviendo en él?

¿Ya notaron que en Nunca Jamás los chismes corren más veloces que el viento?

¿El capítulo fue lo suficientemente largo como para disculparme por la ausencia?

¿Esos tomates que tienen en las manos...son...para mi? *Corre asustada esquivando los tomatazos*

Esta historia vuelve a la actividad después de muchos meses de pausa, no con actualizaciones tan frecuentes como me gustarían, pero sí con la firme intención de llegar hasta el final. Muchas ideas, personajes, tramas y poco tiempo para escribir. Pero con la misma emoción como la vez que publiqué el primer capítulo. Muchas gracias si has seguido esta historia después de tanto tiempo, y bienvenidos a todos aquellos que recién la descubren. Espero que el rumbo de la trama les agrade.

Ahora bien, dejemos que la trama siga envolviéndonos, así como nos envuelve a todos el sentimiento de negación que justo ahora vive Annie al descubrir está hórrida noticia.

¿Alguien más aparte de mi tendrá pesadillas esta noche?

Odio, odio...odio a Peter Pan.

¡Gracias por leer!