Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a excepción de los que he tenido que agregar para darle forma a la historia. El resto es propiedad de sus respectivos autores.

El retumbar de las botas de Garfio era el único sonido que irrumpía el silencioso atardecer. Frente a la puerta de su propio camarote que se encontraba cerrada, él daba vueltas con ansiedad. Desde que habían regresado al Jolly Roger, Annie se había encerrado en el camarote y había cerrado por dentro la puerta para evitar que alguien entrara.

Ching al ver la conmoción que sus aclaraciones habían causado en sus visitantes, decidió despedirlos para verse la mañana siguiente, insitió en que se llevarán los cofres de regreso con ellos, muy a pesar de sus hombres quienes ya se habían hecho a la idea de tener en sus manos tantos objetos de valor. Tan solo James le pidió que conservara la caja musical como un regalo de una buena amiga en la aldea que habían dejado atrás. La lider algo desconcertada aceptó quedarse con al caja musical bañada en oro, sin embargo los cofres regresaron a los barcos de James. En la mirada de la pirata parecía entender que Annie necesitaba tiempo para pensar en la información que recién había recibido y sin agregar nada más dejo que regresaran al Jolly Roger haciéndoles saber que estarían vigilados.

Ya en el barco, ni siquiera las bromas de sus marineros sobre como una mujer lo había despojado de su propia habitación calmaron la ansiedad del capitán, quién al igual que Zarina que se había quedado en su lugar mirando hacia la puerta cerrada sin decir palabra, sólo podía pensar en el torbellino de emociones que la menor de los Wayne debería tener en su cabeza.

-Tenemos que evitar que cometa alguna tontería- dijo Leandro sin éxito en llamar la atención del hada o de su capitán

-Puedo tumbar la puerta si me lo pides James- soltó Zarina sin dejar de mirar la misma con el ceño fruncido, sus ojos enrojecidos delataban que había llorado por momentos, pero ninguno de los hombres le cuestionó cuando la vieron derramar silenciosas lágrimas.

Ambos hombres comprendían de sobra la conexión entre ellas, no eran necesarias preguntas como esa.

Los colores naranjas y rojizos que enmarcaban el atardecer adornaban la escena y el viento revolvía los cabellos de aquellos piratas frente a la puerta del camarote principal del Jolly Roger.

-Hay que darle más tiempo, comprendan lo difícil que debe ser para ella- respondió James mirando hacia el horizonte una vez que calmó su andar.

-Y para todos- se escucho la voz de Salvo quien recién se les unía - todo este embrollo es una estúpida locura James, esa jovencita carga sobre sus hombros un peso enorme.

-Lo sé- respondió James en su sitio mirando el atardecer y preguntándose lo que estaría pasando por la mente de la castaña.

-Ser la hermana de sangre del niño de la profecía, el mismo que está de lado de los salvajes ahora. ¿En dónde demonios está Esmeralda? ¿Y porqué no planta la cara ante su hija y su esposo?- continuó Salvo con furia mirando alternativamente a la puerta y a su capitán.

-Esmeralda...Rachel...Azalea...- comenzó Leandro a enumerar los distintos nombres por los que era conocida esa mujer.

-Da igual el maldito nombre, lo importante es lo que hizo, abandonar a su familia y huir- añadió Zarina con recelo sacando una daga y enterrándola en un barril vacío a un costado de la puerta provocando que los tres hombres la miraran.

-¿Estas enojada?...¿O ella lo está?- dijo James a Zarina mirándola con atención, entonces Zarina miro perpleja sus manos vacías y sudorosas en ese momento con las palabras de James en su mente.

-Creo que si...creo que ella esta enojada, pude sentirlo...y enterré la daga dejandome llevar por esa emoción.

Los cuatro miraron hacia la puerta del capitán imaginando a la joven siendo consumida por el enojo.

-Lógicamente...debe sentirse frustrada de compartir un lazo de sangre con el idiota de Pan- aseguró Leandro mirando de la puerta a la daga sobre el barril.

Y en ese momento se escucharon los débiles sollozos de Zarina provocando que los hombres le mirasen interrogantes.

-¿Zarina?- dijo Salvo con cautela.

-Ella...- intento explicarse el hada cubriéndose el rostro para que evitaran ver su llanto- ...esta llorando...otra vez...

En ese momento Leandro y James actuaron al mismo tiempo, el primero acercándose para abrazar a Zarina y el segundo dirigiéndose hacia la puerta cerrada.

-Annie...- llamó James - ¿Quieres abrir?

Salvo miraba alternativamente a Zarina entre los brazos de Leandro sollozando y a James tocando en repetidas veces la puerta intentando llamar la atención de la joven dentro.

Pasaron unos minutos y Zarina terminó su llanto mirando a Leandro quién la abrazaba. Entonces todos prestaron suma atención para escuchar si Annie emitía cualquier sonido.

El silencio dentro de la habitación era sepulcral, no sabían con exactitud cuanto tiempo habían pasado en silencio en espera de cualquier señal dentro de la habitación.

-Creo que ya viene- dijo el hada haciendo que los marinos miraran hacia su capitán quién no se separaba de la puerta.

La puerta se abrió dejando ver a la castaña, su rostro se mostraba sereno pero sus ojos estaban enrojecidos por el llanto. Su cabello estaba suelto por detrás de la espalda y al igual que James, se había quitado las botas.

-¿Cómo te encuentras?- preguntó James siendo el primero en acercarse a ella.

Annie lo miró con sinceridad antes de responder.

-Jodida.

-Jamás nos imaginamos...- quiso explicarse Salvo.

-Claro que no Salvo, ella es una mentirosa experta y nosotros teníamos en mente otras cosas más importantes como para percatarnos de lo que a Ching no le costo trabajo inferir- le respondió la joven antes de dar un par de pasos hacia él y poner una mano en su hombro -nadie tenía idea de nada. Pero ahora sabemos la verdad, ahora yo se la verdad. Y debo ser precavida con lo que haré a partir de ahora, ya que no podemos regresar a la aldea aún.

-Correcto- habló James - debemos pensar en lo que seguirá, pero primero, tú debes encontrarte bien.

-Descuida, ya lloré un poco si es lo que les intriga- dijo ella ignorante de que los presentes estaban al corriente de ello gracias a Zarina- tendré tiempo de lamentarme después en compañía de mi padre, pero para volver a verlo, debemos salir con vida de lo que sea a lo que nos vamos a enfrentar.

-Eso es correcto- dijo Leandro desde su lugar- sin embargo, puedes compartir tu pena con nosotros, ya que si me permites, tendré la osadía de creernos tu amigos, en quienes puedes confiar.

-Por supuesto que sí Leandro- dijo Annie sonriendo con amabilidad- y les agradezco mucho su preocupación, para demostrarles mi agradecimiento, hablaré con ustedes a cerca de lo que he pensado, ahora que mis ideas están algo claras.

-Entremos entonces- dijo James señalando cordialmente son su mano izquierda su camarote.

Todos entraron en él y se acomodaron alrededor de la mesa llena de mapas.

-¿Qué has estado pensando?- preguntó Zarina.

-Verán, al inicio tuve un enorme sentimiento de negación, mismo que aún tengo, pues tengo la estúpida fe en que todo esto sea un terrible error, sin embargo, tomando en cuenta mi nulo parentesco físico con Pan, y la manera en la que actuó en Londres cuando me vio, sólo puedo deducir que él no tiene idea de que compartimos mucho más que una rivalidad.

-Cierto- dijo James- también llegué a esa conclusión. Si supiera la verdad, le sería más interesante capturarte a ti que a Víctor.

-Correcto- dijo Annie asintiendo a las palabras del hombre - y si él no lo sabe, los pieles roja tampoco.

-Ni Barba Negra, si es que están del mismo bando- se hizo escuchar Leandro.

-Y lo están, no tengo duda de ello- dijo entonces Salvo.

-Tampoco es como que quisieran amenazar a Pan atentando contra la vida de ella si los pieles roja lo supieran- intervino Zarina.

-No claro que no, él jamás se pondría en riesgo por su enemiga- contestó Annie.

-Ni por ningún adulto- apunto James.

-¿Y su madre? ¿ella no cuenta como adulto?- dijo Annie mirándolo.

-No sabemos la relación exacta que hay entre ellos- habló Salvo cruzándose de brazos - jamás mencionó a su madre.

-Son madre e hijo, ¿Qué más relación necesitas entender?- mencionó Zarina con molestia, seguramente imaginando al pelirrojo junto a su madre, el lugar que le correspondía a la castaña.

-Supongo que puedo usar esa información para llegar hasta Rachel- siguió explicando Annie- si hago saber la verdad a Pan, el creerá en primera instancia que le miento, por supuesto, sin embargo tengo bastante información sobre ella para convencerlo de que al menos la conozco físicamente, le daré todas las características que recuerdo de ella, eso debe bastar.

-Estoy seguro de que eso te bastará para descolocarlo, se sentirá tan violentado de que tú precisamente conozcas tanto a su "madre" que no tendrá opción- dijo Salvo mirando a la castaña.

-No suena nada mal- dijo Zarina - querrá respuestas y tú demandarás que te lleve a dónde ella esté.

-Y a nosotros contigo- aseguró Salvo mirándola.

-Así es- respondió Annie.

-Ese imbécil es muy quisquilloso, no soportará la intriga- mencionó James - aceptará en llevarte, eso es seguro.

-El problema es encontrarle antes de que los salvajes intenten asesinarnos- dijo el hada tomando una silla y sentándose en ella.

-Eso sin mencionar que para entonces debemos convencer a Ching de nuestra inocencia- apuntó Leandro.

-Debimos pedir ayuda a la tierra de las hadas antes de venir aquí- habló Salvo mirando a Zarina.

-Tal vez- respondió ésta.

-¿Cómo supo Ching que eres un hada?- preguntó de repente Leandro mientras que Salvo asentía evidenciando también su desconcierto.

- Eso es lo que yo quisiera saber- respondió Zarina mirando al castaño y encogiéndose de hombros.

-También me desconcertó eso- añadió James- en tu forma humana, es imposible que alguien sepa de tu verdadera naturaleza.

-¿La habías conocido antes?- preguntó Annie.

-Jamás- respondió el hada mirándolos a todos- Nunca he pisado estas tierras, por supuesto que sabía de la existencia de la capitana Shih, pero en mi vida la había visto en persona, difícilmente ella tendría que saber quién soy yo.

-Sin embargo lo sabe- evidenció Salvo rascándose la barbilla cubierta de gruesa barba y con aire pensativo -¿Qué hay de Annie? - dijo entonces el pirata.

-Cierto- concordó Leandro mirando a la castaña- supo tu nombre sin dudar, se supone que mantuvimos ese secreto.

-Las sirenas debieron darle esa información a su hombres, si fueron tan bocazas como para informar de la entrada de Victor también- dijo Annie cruzándose de brazos y mirando los mapas sobre la mesa.

-Entonces ellas saben también si Barba Negra esta con los salvajes- quiso relacionar Salvo.

-¿Cómo es que Ching tiene tanta información en su poder? Tanta como para saber que Rachel es Azalea, o el quién y en qué momento entran a la isla- soltó Leandro al aire entonces.

-No lo sé- dijo James dándoles la espalda y mirando hacia la ventana- esa mujer es todo un misterio, no sé cómo habrá accedido a esa información sin ser aliada ni de Pan ni de Tigrilla.

-Eso no importa por ahora- habló Annie- debemos continuar con lo que ahora sabemos.

-Aún está el asunto de Junior y Truman...-puntualizó el Siliciano.

Todos miraron a Salvo después de esas palabras.

Era verdad, no sabían nada aún de sus compañeros de toda la vida, al volver al Jolly Roger habían preguntado a los hombres que se habían quedado si tenían noticias de los barcos faltantes obteniendo una negativa.

-Debe haber una buena razón de su retrazo- dijo Leandro con la vista en el suelo y los brazos cruzados.

-Espero que todos en la aldea estén bien- soltó Zarina en voz baja.

Después de unos momentos en silencio en el que cada uno cavilaba sus propias ideas, James habló.

-Tengo que mostrarles esto- dijo acercándose a la mesa y depositando en ella un pergamino -esto me lo ha entregado Florence antes de partir.

Todos observaron el pedazo de pergamino acercándose a la mesa , en el se apreciaba un texto algo confuso en su escritura.

-¿De dónde ha tomado Florence esto?-preguntó Leandro.

-Lo encontró sobre su cama, no le prestó mucha atención al inicio creyendo que era de los nietos de Wendy. Me dijo que la noche en la que Jane huyó de la cabaña creyó haber visto un destello de luz proveniente la habitación que compartía con Wendy. Cuando entró, únicamente estaba este pergamino, pero descartó la idea de que fueran de los niños cuando vio la extraña escritura demasiado estructurada para que unos niños la inventasen. Después me lo dio. Debo confesar que tampoco le tomé mucha atención debido a que mi mente estaba ocupada en otras cosas. Por momentos, he intentado descifrar lo que dice ahí, pero como pueden observar es imposible, las letras son muy confusas.

-Eso es porque es el idioma antiguo de la tierra de las hadas- dijo Zarina desplazando sus dedos sobre las letras ilegibles- sólo un ser con verdadera pureza podría leerlo.

-¿De verdad?- dijo James con autentico interés, tomando en cuenta que Zarina era por naturaleza un hada -¿Y qué dice?- le preguntó esperanzado.

Todos observaron en silencio a Zarina recoger el pergamino para examinarlo con detenimiento.

-Lo siento- dijo después de un momento aún con el pergamino en las manos- mis manos están más llenas de horrores de lo que un hada común puede imaginar.

-Tranquila- la animó James poniendo su mano sobre el hombro del hada -es lógico.

-Cuando ayudé a James a conseguir el rescate de Salvo y los demás, tuve que involucrarme en la muerte de los hombres necesarios para poder robar el Jolly Roger. Además de ver en varias ocasiones a James asesinar a sangre fría a otros hombres más en aquella ocasión. Así que a pesar de ser un hada, mi naturaleza ya no me permite leer lo que aquí dice. Mi alma ya no es pura- explicó el hada a su niña perdida.

-Lo hiciste por nuestra causa y todos te debemos la vida aún- dijo Salvo con sinceridad, ya que el mismo había sido rescatado junto a los otros gracias a su ayuda.

Zarina miró con tristeza aquel pergamino antes de hablar.

-Tal vez soy... la única hada que no es capaz de leer el pergamino.

-No creo eso- contestó Leandro después de un momento de silencio llamando la atención de los presentes- es verdad que por tus manos ha corrido sangre, pero no eres la única hada que ha tenido que asesinar. Todas las hadas guerreras que pelearon en la primera guerra y eliminaron humanos tampoco podrían leerlo.

Zarina conmovida por la manera en la que el joven intentaba animarle sonrío con sinceridad, provocando que el joven sonriera de igual manera.

-Es verdad- dijo Annie- y no debes sentirte culpable por no poder hacerlo, buscaremos la forma de leerlo.

-Y si Zarina no tiene un alma pura, he de suponer que ninguno de nosotros la posee tampoco- soltó Salvo su idea al aire.

-Al crecer, el ser humano se llena de sentimientos que lo alejan cada vez más de la inocencia y la pureza con la que nacen- explico el hada - incluso si un humano no hubiese probado los placeres carnales alguna vez, no podría leer esto ya que sentimientos como ira, repugnancia y malos deseos a otras personas, por mencionar algunos, ya estarían instalados en su corazón.

-Pues es difícil encontrar algún adulto que no tenga ningún tipo de malicia en su corazón- mencionó Leandro sentándose en un gran cofre justo al frente del librero fabricado en caoba de la habitación.

-Si Florence no pudo leer lo que dice en él, estoy seguro de que ningún adulto podría jamás- dijo Salvo haciendo reír a los presentes.

-Cierto- concordó Annie- no he conocido a ningún adulto con el alma más pura en mi vida.

-Eso es porque no eres consciente de los horrores que ella tuvo que vivir en su juventud, poco antes de recibir la isla que le pertenece- contestó James- y aunque me duele admitirlo, soy parte de esas experiencias que causaron que su espíritu madurara de la manera en la que lo hizo.

-Si un adulto no puede hacerlo, debemos acudir a otra hada...o a un niño- informó Zarina levantando la mirada al techo que contenía ostentosos relieves dorados.

-Bueno- dijo James desde su sitio - no podemos abandonar este puerto ¿Cómo encontraremos alguien que pueda hacerlo?

-No hay manera de ir a la Tierra de las Hadas y pedir que nos ayuden a leerlo- dijo Zarina

-Ni volver a la aldea para que algún nieto de Wendoline nos ayude tampoco- termino Leandro.

-¿No podemos buscar ayuda de algún niño en esta aldea?- sugirió Salvo- esta aldea, por su tamaño, debe estar repleta de ellos.

-Tenemos toque de queda, ningún habitante de estas tierras nos prestaría sus hijos a unos extraños como nosotros, nos aprisionarían antes de llegar a las casas en busca de ayuda- dijo Zarina.

-Ni pedirle a Zarina que regrese a su tamaño original junto al pergamino y vaya en busca de algún niño, ya que al ser un hada debe reportarse con su brillo para que los hombres de Ching sepan que en todo momento está aquí.

Era cierto, por mandato de Ching, Zarina expedía de su cuerpo un brillo que evidenciaba su presencia dentro del Jolly Roger, y habían piratas tanto en mar como en tierra vigilando ese brillo.

-Eso sin contar que nadie puede saber lo de pergamino, no hasta que nosotros sepamos lo que dice, si es información importante.- añadió James.

-Debe serlo- dijo Zarina mirando el pergamino - ese brillo debió ser de algún hada, y por alguna razón quiso entregarle a Florence esta información, así que debe ser importante.No podemos permitir que lo que sea que dice aquí llegue a manos enemigas.

-Eso- concordó Leandro - sobretodo cuando nuestros principales enemigos justo ahora están en espera de saber si estarán o no de nuestro lado.

-Pero lo estarán- dijo James mirando el suelo pensativo- en cuanto nos enfrentemos a los pieles roja deberán ver la verdad y entonces Ching comprenderá que jamás le mentimos.

-¿Y qué pasa si ellos niegan los ataques?- pregunto Leandro ante la posibilidad.

-Debemos encontrar la manera de hacerles hablar entonces- dijo el capitán con la mirada sería sobre su compañero.

Después de un momento de silenció James volvió a hablar.

-Fui un tonto, de haberte mostrado este pergamino en la aldea, los nietos de Wendy podrían habernos ayudado.

-Olvídalo- lo intentó animar su hada - ahora hay que concentrarnos en mañana.

Se despidieron para poder descansar adecuadamente antes de verse al amanecer con la líder. James y Annie se habían quedado en el camarote y habían cenado en la mesa juntos, en silencio cada uno atrapado en sus propios pensamientos.

Al terminar James había decidido calmar las voces en su mente leyendo un poco mientras dejaba que Annie se aseara en privado, quería darle el mayor espacio posible

Momentos más tarde Annie se había sentado en el cómodo sillón a observar la noche estrellada.

Cuando James se sentó a su lado para traerla hacia sí, hundió su nariz en los cabellos castaños de ella para aspirar su aroma mientras ella cerraba sus ojos.

-Lo lograremos- dijo él con su rostro hundido en su larga cabellera.

-No puedo dejar de pensar en Víctor, cada día me siento tan culpable...

-No deberías.

-Claro que si- respondió ella- si yo no hubiera querido encontrar a Rachel, ni él, ni Wendy, ni mi padre estarían en peligro ahora.

-Todos comprenden el riesgo que esto implica, y están dispuestos a arriesgarse.

-¿Y Víctor?- preguntó la castaña mirándolo a los ojos- ¿un simple niño de doce es consciente de que por culpa de su tutora es preso de los pieles roja? ¿Es consciente de que por culpa de ella y su estúpido sueño de encontrar a su madre, su vida corre peligro?

-No seas injusta, jamás fue tu intención poner en riego a nadie.

-Sin embargo todos corremos riesgo ahora, principalmente él. Te lo juro James, si algo le ocurre a ese niño, me volveré loca. Jamás podría perdonarme...

-No le ocurrirá nada- dijo el pirata tomando firmemente su mentón con la mano izquierda obligandola a mirarle detenidamente- ellos no se atreverán a tocarlo sin que antes lo utilicen para tenernos en sus manos.

-Pero...

-Y si llegaran a tocarle un solo cabello- le interrumpió él- los volaré en pedazos a todos.

La mirada decisiva del hombre dejó en blanco a la joven, deseaba con toda el alma que no tuvieran que batirse en duelo a muerte y que Víctor, de alguna forma u otra regresara a sus brazos sano y salvo.

-Ni siquiera lo has visto una sola vez, ¿Cómo es que un pirata pelearía a muerte por un niño que no conoce?- dijo ella con una suave sonrisa en su rostro.

James acercó su rostro a ella pegando su frente a la de la castaña mirándola a los ojos.

-Porque ese niño es importante para Wendy, para Benton y para ti. Y ustedes tres lo son para mi, así que, como es lógico, Víctor se ha vuelto mi prioridad.

-¿Cómo fue que nos volvimos tan importantes? -preguntó ella en un susurro antes de ser besada por el capitán.

-Cuando lo sepas, por favor dímelo- contestó él después del beso, haciéndola reír y riendo también- ya que lo último que recuerdo es que tú y yo teníamos un trato el día que nos conocimos.

-No olvidó ese trato James, te aseguro que Rachel acabará en mi poder, y Pan en el tuyo.

El hombre de largos cabellos acarició con su mano izquierda la mejilla de ella, cambiando su semblante a uno más serio.

-En cuanto a ella..- comenzó él intentando encontrar las palabras adecuadas -¿Qué le dirás cuando la encuentres?

Annie se quedó en silencio aún con la mirada en él. Soltó un suspiro y dirigió su vista a las estrellas. En la habitación, únicamente eran perceptibles sus respiraciones y el crujir de la madera del Jolly Roger. Cual fuera su reacción al encontrarse con esa mujer después de tantos años y de tanto dolor, una cosa tenía segura.

No sería la reunión familiar con la que años atrás ella habría soñado.

James no quiso empujar más ese tema de conversación. Desvió la mirada hacia su librero recordando que varios días antes él le había dado acceso completo a su biblioteca, miró hacia abajo del mueble donde vio cofres de madera que contenían diarios suyos que mantenía cerrados con llave.

Misma que únicamente Florence tenía en su poder.

La imagen de Florence vino a su mente.

No solo le incomodaba el hecho de que Junior y Truman no estuvieran con ellos, sino el que una fuerte razón en la aldea debió ser el motivo de ello. Y su amada prima, único vínculo de su vida en Tierra Firme se encontraba ahí.

Aún así, confiaba en que si algo habría ocurrido en la aldea, Florence habría sabido actuar de manera prudente.

Esa guerra entre mortales que se creían invencibles por no envejecer, terminaría por destruirlos a todos. Por mucho tiempo que Nunca Jamás te permitiera vivir, nada se podía hacer ante horrores como la guerra.

Y en las manos de la guerra, aun dentro de Nunca Jamás, la muerte sería capaz de abrazarles con su frío manto.

Confiaba en que ella y Benton manejaran bien la situación, cualquiera que ésta fuera.

-Oye- dijo Annie con la vista en el cielo sacando al hombre de sus pensamientos.

-Dime.

-No sé qué ocurrirá mañana, no sé cómo ni cuándo veré a mi padre nuevamente para contarle todo esto. Y estoy cansada de pensar.

James tomó su mano para depositar un beso en sus dedos cerrando los ojos disfrutando del tacto de ella en sus labios.

-¿Me harías el amor de nuevo?- preguntó ella haciéndolo abrir los ojos.

-Demonios, si- dijo él al instante levantándose del sillón y jalando su mano para llevarla con él a la cama.

No querían pensar más, se dedicarían únicamente a sentir esa noche.

A la mañana siguiente Ching y sus hombres se dirigieron al puerto donde amarraba la flota de James, cuando llegaron al lugar, el capitán junto con sus compañeros ya se encontraban en tierra esperando a su llegada.

A pesar de que Ching no llevaba consigo un ejercito completo, superaba en número a los hombres de James.

-Iremos en nuestros barcos hasta los límites que dividen de las minas que ahora están abandonadas y los territorios de los pieles roja- habló claramente la líder -amarraremos en ese sitio y continuaremos a pie.

-De acuerdo- aceptó James.

Todos abordaron sus propios barcos. De la amplia colección de navíos que Ching poseía, ella eligió ocho barcos para dirigirse hacia el norte de la isla, donde sus territorios colindaban con las antiguas minas en las que Barba Negra mantenía cautivos a sus esclavos, mismas que se encontraban completamente abandonadas.

James y sus amigos no perdieron detalle en que Ching dejaba en su puerto muchos más barcos, ella era poseedora de una amplia flota capaz de aniquilar el Jolly Roger en minutos.

Llegaron a las minas y amarraron en el maltrecho muelle abandonado. Los barcos de James fueron estratégicamente rodeados por los de Ching, comprendían que ella se encargaba de no darles escapatoria en caso de enfrentarse a ellos. Parte de las tripulaciones, aguardarían en los barcos, y el resto se aventuraría hacia más al norte.

Descendieron de los barcos armados hasta los dientes, Annie sentía sus ropajes pesados, debido al armamento que portaba. De niña, habría sentido el éxtasis de sentirse como toda una pirata portando armas tan descomunales.

Como adulta que era, rogaba porque no tuviese la necesidad de utilizarlas en ningún momento.

El amplio grupo siguió la línea de costa, Annie mirando a su derecha podía ver las inmensas colinas en donde James y Leandro junto a los demás habían vivido esclavizados por mucho tiempo.

-No te separes de mí- se escucho la voz de James a su costado.

-No lo haré- dijo la castaña mirándolo.

El calor era notable, todos los presentes bebieron agua en diversas ocasiones para evitar la deshidratación. En un momento del camino, Ching detuvo su andar para mirar a James.

-En éste punto deberíamos entrar en la selva- anunció la líder.

-Estoy de acuerdo con eso, no sería muy inteligente llegar a sus territorios expuestos en la playa- contestó James mirando a sus hombres.

Ching asintió a sus palabras y dio indicaciones a sus hombres también. Todos ingresaron a la selva donde el sol ya no les abrazaba como en la playa, pero el bochornoso ambiente se hacia sentir.

La joven notó que Ching era una mujer de pocas palabras, de carácter fuerte e imponía respeto en sus hombres. Era una mujer tan hermosa como letal, pensó pasa sí. A pesar de ser enemigos, ella nunca intentó intimidar o molestarlos. Parecía muy concentrada en resolver todo ese asunto cuanto antes.

Una vez dentro del territorio de los pieles roja se dividieron por grupos, no muy lejos unos de otros, para asegurarse de tener un amplio espectro de territorio por si se suscitaba algún enfrentamiento.

Por desgracia, fueron encontrados por un numeroso ejercito antes de que siquiera ellos pudiesen ver las barreras de sus territorios.

Sin dar tiempo a las palabras, los habitantes del norte lanzaron flechas a los piratas, quienes enseguida se resguardaron entre árboles y rocas para evitar ser alcanzados.

-¡Queremos hablar con la líder de estas tierras!- gritó Ching detrás de una gran roca con la pistola en mano. Annie quien se encontraba detrás de otra roca junto a James, escuchó claramente el arma de él ser cargada.

-Saca tu pistola Annie- dijo el hombre cerca de su oído con voz ronca - no permitas que te lastimen.

La joven con temblor en sus manos debido al miedo, tomo su pistola cargándola igual que James.

-¿Quién demanda su presencia?- se escuchó la voz de un hombre.

Ching miró hacia su derecha directamente hacia James y él asintió indicándole que entendía lo que quería insinuarle.

Con cautela, ambos piratas se levantaron de sus sitios detrás de las rocas sin salir de la protección que éstas les brindaban.

Tanto los hombres de James como los de Ching enseguida cargaron sus armas apuntando a sus enemigos al ver a sus líderes exponiéndose de esa manera. Estaban listos para atacar.

Annie asomó su rostro aún en cuclillas con cautela para observar mejor.

Un hombre de piel morena con la mano levantada detenía las intenciones de su propia gente de atacar nuevamente, miraba con una mueca divertida a los piratas que en ese momento le encaraban.

-No puedo creer lo que mis ojos ven- se escuchó la voz de aquel hombre - pero si son Ching Shih y James Garfio en persona.

-Estamos aquí para aclarar algunas cosas con la reina de tu pueblo- mencionó James con voz potente hacia él.

-Por supuesto- dijo aquel hombre desde su sitio -¡hagan traer a la reina cuanto antes!- exclamó en voz alta- que sepa que dos de los más grandes piratas en ésta isla requieren su presencia.

Y algunos hombres de la tribu salieron hacia sus territorios para informar a su líder.

Aquel guerrero, caminó hacia adelante unos cuantos pasos con un gesto indicando a sus hombres que no había intención de atacar, más sin embargo, ninguno de los guerreros bajo sus armas.

Al igual que ningún pirata, quienes seguían apuntando hacia sus enemigos en espera de lo que fuera a acontecer.

James y Ching salieron detrás de las rocas para caminar hacia el guerrero. Annie se levantó de sus sitio para caminar junto al pirata.

-No- dijo James impidiendo que diera un paso más.

-Yo soy la principal implicada en ésto- dijo ella mirándolo.

-Quédate aquí- dijo él con determinación, desvió la mirada provocando que Leandro avanzara hacia ellos posicionándose a un lado de la castaña. Gesto que el guerrero piel roja no paso desapercibido.

-¿Qué haces?- preguntó ella.

-Tenemos que hablar con ellos sobre el conflicto entre nuestras tierras, antes de siquiera poder pasar al tema que te involucra con Pan- respondió James dando la conversación por terminada mirando a Leandro con seriedad y avanzando hasta quedar a un lado de Ching quién ya encaraba al guerrero.

-No te muevas de este lugar Annie- dijo Leandro muy atento hacia los habitantes de esas tierras que aún amenazaban con sus flechas hacia ellos.

La joven miro por un momento a su espada descubriendo a los hombres de Ching apuntando al igual que los hombres de James hacia el frente.

A un lado de Salvo, Zarina con una pistola en cada mano tenia un gesto amenazante, ni siquiera reparo en que su niña perdida la observaba. Parecía más interesada en prestar atención a la conversación que tendría lugar.

-Debo admitir- comenzó el hombre de tez morena - que me sorprende el ver al capitán Garfio pisando estas tierras después de tantas lunas, sin embargo- añadió con una mueca burlona - no se si me sorprende aún más el hecho de que sea la gran Ching Shih quien le acompañe hombro a hombro, creí que nos reservaban ese derecho de exclusividad a nosotros.

El guerrero escruto a los dos piratas de pies a cabeza y desde la posición de Annie podía observarse lo minúscula en tamaño que parecía Ching entre esos dos hombres. Sin embargo, y a juzgar por la cantidad de hombres que le tenían un gran respeto, incluido James, podía verse que era una persona de armas tomar.

-Me gustaría poner en claro que aún no mantenemos una alianza real, ni con él...ni con ustedes muchacho- contestó la mujer mirando directamente hacia el hombre.

-Tecumseh es mi nombre- se escuchó al hombre hablar - soy el principal guerrero de la reina.

Aquel hombre, no era mucho más joven que James y Leandro. Su piel morena estaba adornada con pintura formando figuras exóticas en tonos rojo y blanco, llevaba el cabello largo totalmente suelto, con algunas plumas en el. Vestía únicamente un pantalón y unas botas hechas con algo que parecía piel.

-¿Eso quiere decir...-dijo James de inmediato mirando con sorpresa al hombre -...que eres pareja de la reina?

Aquellas palabras taladraron la mente de Annie, observó con detenimiento al hombre quien miraba con sus ojos negros directamente hacia el capitán.

-Aún no, pero confío en que pronto lo seré- alardeo mirándolo con suficiencia - como principal guerrero mi destino es gobernar.

-Pues como futuro gobernante, podré obtener respuestas de ti- habló Ching

-¿Qué es lo que quieren saber?- dijo el moreno ladeando la cabeza prestando atención.

-Mis hombres- continuó ella- quienes fueron capturados cuando mi pueblo fue atacado aprovechando mi ausencia, demando saber si tu pueblo fue responsable de esos ataques.

Tecumseh mirando con detenimiento a la mujer oriental esbozo una leve sonrisa.

-Al igual que los hombres de las tierras de donde provengo- habló James llamando la atención del guerrero - quienes fueron de igual manera asesinados o esclavizados, cerca a la fecha en la que los hombres de Ching fueron atacados.

Aquel guerrero mirándolos alternativamente no perdió su sonrisa.

-Creí que esto duraría un tiempo más, sin embargo y dado a los hechos que estaban por acontecer...supongo que ustedes nos hicieron las cosas más fáciles.

-¿A qué te refieres?- cuestionó la mujer.

-Esperaba que entre ustedes se hicieran trizas culpándose el uno al otro por lo que había ocurrido, la reina también lo esperaba así.

-Entonces fueron ustedes- dijo James en tono amenazante - admite de una buena vez que ustedes son los culpables de aquellos ataques.

-¿Es eso verdad Tecumseh?- preguntó con furia Ching.

El guerrero miró más allá de donde los piratas le encaraban, directamente hacia la joven de cabellos castaños.

-¿Esa es la mujer que proviene de Tierra Firme?

-Contesta a lo que se te ha preguntado- dijo Ching apuntando son su pistola directamente a la cien del guerrero.

Enseguida se escuchó a todo mundo ponerse en guardia listos para atacar.

-Ching...- intentó calmar James.

-¡No!- respondió ella con voz potente callando al pirata sin dejar de mirar al guerrero - vas a decirme ahora mismo si tu fuiste responsable de la muerte y desaparición de mis hombres.

Tecumseh quien no perdía su sonrisa miró directamente a los ojos de la mujer.

-Fue divertido mientras duró ¿No es así?- se escuchó la voz de una mujer detrás del guerrero.

Enseguida todos miraron a la recién llegada. Portando collares y aretes ostentosos, con plumas colgando del cabello al igual que lo hacía aquel guerrero. Cabello negro, lacio y peinado en dos largas trenzas. Sus ropajes, hechos de piel se entallaban en su figura de una forma elegante. Piel morena adornada con figuras blancas y rojizas con tintura extraída de rocas y raíces.

Annie conoció por primera vez, a la princesa Tigrilla, quien en esos momentos llevaba sobre sus hombros el titulo de reina de aquellas tierras.

Aquella mujer, escrutó con la mirada hacia Ching en primera estancia, recorriendo su figura por completo para, acto seguido, mirar con detenimiento hacia James.

Sus miradas se encontraron por largos segundos, parecía que entre ellos no había necesidad de palabras o saludos. Annie habría deseado en ese momento ver el rostro de James, y descubrir si al igual que lo parecía el semblante de la morena mujer, la veía con la misma nostalgia con que ella lo miraba.

-Lily- dijo Ching con determinación y mirada desafiante.

-Capitana Shih- le saludo aquella mujer - una verdadera sorpresa verla en mis territorios, un hecho que jamás creí posible.

-Y no lo habría sido, de no ser que demando respuestas que su primer guerrero, y futuro rey, no me ha querido entregar- mencionó la mujer oriental señalando con su mano hacia Tecumseh quien se mantenía al margen de la situación.

Tigrilla, quien frunció el ceño ante las palabras de la pirata miró de reojo al guerrero antes de contestar.

-Aún no hay rey en estas tierras, así que la máxima autoridad aquí soy yo. Y por supuesto que tendrás respuestas capitana Shih, una vez que me digan, en dónde está la daga dorada.

-¿Qué?- dijo James después de un momento sin entender la pregunta de la mujer. Y Annie vio como Zarina llegaba hasta donde estaba ella para mirar con sorpresa y atención hacia Tigrilla.

-¿De qué estás hablando?- dijo con enojo la mujer oriental.

-Saben perfectamente de lo que hablo, me dirás que es lo que ha ocurrido con la daga y entonces podrás ver a tu tripulación nuevamente- dijo Tigrilla.

No había nada más que agregar al asunto, era ahora un hecho que los salvajes habían tomado presos a los supervivientes de ambas aldeas en aquellos ataques. La reina había declarado frente a todos esa culpabilidad.

-Te lo dije- habló James hacia Ching sin apartar la mirada de Lily con la pistola firmemente sostenida en su mano izquierda y flexionando el brazo derecho listo para usar el garfio en cualquier momento.

Ching con la respiración acelerada debido al enojo, miró alternativamente de Tigrilla a Tecumseh con pistola y espada bien empuñadas.

-¿Porqué?- dijo la pirata mirando con odio hacia la reina de los pieles roja-¿Por qué llevaron acabo esos ataques?

-Habla ahora Ching, ¿En dónde tienen esa daga?- exclamó Lily ignorando las preguntas de la líder.

-No se de que estas hablando- dijo Ching mirándola con impaciencia- teníamos un acuerdo de no interferir en nuestros territorios respectivamente.

-Eso fue antes de que interfirieran con la búsqueda de la daga- contestó Tigrilla mirándola desafiante- los únicos interesados en ayudar a las hadas a esconderla podrían ser tú o James.

-¿De qué mierda estás hablando?- rugió James furioso- ¿Ayudar a las hadas?

-Nadie más en Nunca Jamás sería capaz de interferir con los planes de Barba Negra, nadie que no fueran ellas con ayuda de ustedes dos.

-Entonces es verdad- dijo Annie sin poder contenerse desde su sitio - los pieles roja están con Barba Negra.

El hada, salió de la seguridad de la roca con el rostro cargado de sorpresa y dio un paso hacia el frente.

-Zarina...-intentó llamar la castaña, pero su hada la calló levantando su mano sin dejar de mirar a la líder de la aldea.

-¿Han...han robado la daga?- preguntó Zarina con miedo hacia la líder quien la miró.

Tigrilla miró a la joven que se dirigía hacia ella, levantó una ceja y esbozó una sonrisa atestiguando que la había reconocido.

-A estas alturas ya deberías estar al corriente de los más importantes acontecimientos en tus tierras. Veo que has pasado más tiempo con tus amigos humanos que con los tuyos...Zarina.

El aire, que ya era bastante bochornoso en la isla se volvió más denso. Annie no entendía nada de lo que esas mujeres hablaban, miró a Zarina quien evidentemente estaba tensa de pies a cabeza mirando hacia la reina.

-¿Para qué querrías esa daga?- mencionó Zarina intentando acercarse a ella siendo detenida por James.

-Yo no la necesito, la necesita él- contestó Tigrilla, aludiendo a Barba Negra.

-¿Qué importancia tiene esa daga?- dijo Ching mirando hacia la reina.

-Es la daga encargada de mantener el flujo de polvo azul- contestó Zarina respondiendo a Ching - es gracias a ella que el polvo azul, encargado de generar polvo dorado existe.

-Así que es eso- habló James entendiendo la situación por fin - Barba Negra ha descubierto la existencia de esa daga.

-Si se hace de ella, acabará por poseer todo resto de polvillo en Nunca Jamás- concretó Zarina mirando al pirata.

-Eso significa- dijo Ching con sorpresa- que sin ese polvillo nada volará en esta isla.

-Maldita sea- soltó Leandro a un costado de Annie comprendiendo la gravedad de la situación.

-Más que eso- dijo Zarina - la isla puede sobrevivir sin polvo dorado, que es el encargado de hacer flotar las cosas, pero sin polvo azul...

-¡Basta!- se escuchó la clara voz de Tigrilla callando a Zarina- no creeré esas estúpidas teorías, él desea la eterna juventud y para ello necesita el estúpido polvo dorado. Si llega a tener esa daga en su poder, obtendrá lo que desea.

-No puedes ser tan ciega Lily- dijo James con enojo provocando que la reina lo mirara con sorpresa al escucharlo decir su nombre.

-Hacía tanto que no te escuchaba llamarme así- dijo la mujer con melancolía.

Annie tomó valor en ese momento y dio unos cuantos pasos hacia ellos sin acercarse lo suficiente, provocando que otros guerreros de los pieles rojas se acercaran también sin dejar de apuntar amenazante mente hacia ella, al igual que lo hicieron cuando Zarina se había acercado.

Leandro siguió a la castaña atento como al resto de la conversación. Salvo sin embrago junto a otros hombres, se había movilizado hasta llegar a la roca donde principalmente James y Annie se habían escondido, teniendo mejor acceso a sus enemigos y con mejor posición para escuchar lo que decían junto a Leandro.

-¿Qué has hecho con mis hombres?- preguntó Ching

-Los mantengo a mis servicios.

-¡Jamás!- insistió la mujer- ¡preferirían morir antes que servirte a ti!

Tigrilla comenzó a reír.

-Conoces muy bien a tu tripulación Ching, tienes razón. Nadie de tu ejercito, ni del el tuyo James- añadió mirando al hombre - accedió a doblegarse ante mis ordenes.

-¿Qué les hiciste?- preguntó el pirata.

-Los mantengo presos, al menos...a los que quedan con vida.

-Maldita- dijo Zarina.

-Y ustedes me traerán la daga, si no quieren que los elimine a todos en su totalidad. Nuestros esfuerzos en buscarla no han rendido los frutos esperados, pero con ustedes el asunto cambia.

-¿Estás tan segura de que sabemos donde esta esa daga?-preguntó James.

-Ustedes son los unicos capaces de mantener buena relacion con las hadas, no pongo en duda que ellas acudieran a ustedes para esconderla de él.

-¿Y qué si no es así?- le retó el pirata.

-Pues buscarán hasta el cansancio si es que quieren a sus hombres de regreso.

-¿Cómo sé que dices la verdad?- inquirió la pirata oriental- ¿Cómo saber que en realidad los mantienes cautivos?

La reina ensancho aún más su sonrisa haciendo una señal con la mano, dos de sus hombres avanzaron hacia ella trayendo entre ellos un preso cuya cabeza estaba cubierta con una bolsa fabricada en piel.

-Te llevarás una grata sorpresa querida- habló la reina mirando hacia Ching.

-¿Quién es él?- preguntó con cautela James.

-Él, es un pequeño obsequio de Barba Negra, con este hombre, me aseguraré de que por lo menos tú busques esa daga como lo demando- les informó mirando directamente hacia Ching.

Un guerrero piel roja quitó de la cabeza del prisionero la bolsa que impedía que vieran de quien se trataba.

Al observar a aquel hombre, Ching en primera instancia quedo congelada, sin creer lo que veía.

-¡Capitán!- se escuchó la voz de uno de los guerreros de Ching gritar desde su sitio, seguido de varios más que comenzaron sin duda alguna a reconocer al hombre con sus rostros cargados de absoluta sorpresa.

Nadie de la tripulación de James, incluido él mismo reconoció al hombre, así que sólo pudieron observar la escena.

Aquél andrajoso y delgado hombre, con rasgos orientales, de cabellos largos y sucios, miraba fijamente hacia la capitana. Parecía que sus ojos se saldrían de sus órbitas al reconocer a la mujer frente a él.

-Ching...- se escuchó la voz débil del hombre.

-¿Qué?- dijo la líder, con el rostro lleno de absoluta sorpresa y pequeñas lagrimas asomándose en sus ojos.

-Saluden todos- exclamó con fuerza Tigrilla y una gran sonrisa en su rostro - al pirata que estuvo al mando del ejercito que ahora comanda la capitana Shih y esposo de la misma, el gran Zheng Yi.

¡Hola!

¿Cómo han estado?

Este capítulo se vistió de gala para recibir a tres nuevos personajes en la trama: La princesa ( ahora reina) Tigrilla, el guerrero Tecumseh y el pirata Zheng Yi.

Las cosas van tomando un giro muy inesperado, este último personaje fue la razón por la que la historia tuvo una pausa, necesitaba redirigir el destino de los personajes...añadirle más sal y pimienta al conflicto.

Y aquí está el resultado.

Sabremos más acerca de Zheng en el próximo capítulo, pero por ahora estamos seguros de que a Ching no le quedó duda de quienes atentaron contra sus hombres.

Me parece que Annie no tuvo tiempo de sentirse mal por ver el reencuentro entre Tigrilla y James, su mentalidad va madurando cada vez más, entre más situaciones acontecen en su vida.

Yo les habría ayudado a leer ese pergamino, pero después de recapacitar en el tipo de historias que escribo, creo que mi alma no es tan pura como para poder leer lo que dice ahí. Lo siento James, al menos lo intente...

¿Algun@ de ustedes sería capaz de echarles la mano con ese problemita? ;)

Muchas gracias por llegar hasta aquí. Y a todos los que me leen desde las sombras les hago la invitación a expresar su sentir en los comentarios, no saben lo agradable que es saber sus opiniones.

Pasamos tiempos difíciles en el mundo entero. Pero confiemos en que la ciencia logrará avances para obtener la vacuna necesaria para combatir el virus enemigo de la humanidad en estos momentos.

Fuerza a tod@s, manténganse a salvo, laven sus manos, mantengan la distancia necesaria. Y cuídense, cuídense mucho.

¡Hasta la próxima!