Disclaimer: Ningún personaje me pertenece, a excepción de aquellos que tuve que añadir para darle trama a la historia. El resto son propiedad de sus respectivos autores o figuras célebres de la historia.


Zheng Yi, era un famoso pirata oriental que comandaba una tropa completamente fiel a él. En sus años de juventud, había conocido a Ching Shih, una joven muy bella y sin familia que se dedicaba a la prostitución. Comenzó a tratarla quedando inevitablemente enamorado de ella, y para su fortuna, ella también compartió el mismo afecto por él. Decidió hacerla su esposa y dirigirse a mar abierto para seguir dedicándose a la piratería. Durante todo ese tiempo, la instruyó en cuanto a todo lo referente a la piratería, haciéndola una gran comandante. Juntos, llegaron a reunir una flota formada por más de cuatrocientos barcos y setenta mil piratas siendo en ese entonces, los piratas más poderosos de oriente.

Una noche, sus suerte quedó marcada por un fuerte temporal, que destruyó varios de sus barcos y cobró las vidas de muchos de sus hombres.

Los fuertes vientos y la noche que se añadieron a la fuerte lluvia, impedían la buena visibilidad. Únicamente las enormes olas cerca de ellos que amenazaban con hundirlos, eran visibles.

En un momento de la desgracia, Ching había jurado escuchar el ruido de cañones, sin embargo atribuyó ese desliz al nerviosismo y la preocupación de salir de aquella situación. De un momento a otro, una enorme ola los cubrió por completo. Por fortuna, el navío no se había hundido, pero varios hombres habían caído al agua.

Zheng desapareció de la vista de Ching en ese momento, y ella tuvo que esperar hasta que el temporal se calmara, casi al amanecer para buscarlo con mayor visibilidad, ya que estaba convencida de que al igual que algunos de sus hombres, Zheng había caído por la borda.

Sin embargo, después de recuperar los cuerpos que pudieron, nunca hallaron el de Zheng.

Con gran dolor en su corazón, tuvieron que darlo por muerto y desaparecido en la inmensidad de aquel mar. Ella volvió a China como capitana definitiva de la gran flota, que junto a su esposo había conseguido, jurándose a ella misma y al recuerdo de su amado hombre, que levantaría su imperio y restauraría los barcos necesarios para comandar con dignidad, justo como él le había enseñado.

Esa era la historia oficial acerca de lo que se sabía de la vida de Ching Shih, quién tiempo después, ingresó a Nunca Jamás junto a su tropa y todas sus ostentosas riquezas, para desaparecer de los mares de oriente y permanecer en la "isla que nunca existió" desde entonces.

Dos cosas con respecto a su vida, eran un completo misterio para los habitantes de Nunca Jamás. El cómo había sabido acerca de la existencia de la isla y el cómo había ingresado a ella. Era una mujer hermética en cuanto a sus emociones y su historia, ninguno de sus hombres le traicionaría nunca, y ese pueblo que se había instalado al norte de la isla, mantenía en completa confidencialidad su verdadera historia.

James había conocido a Ching tiempo después de ser ayudado por Zarina a liberar a sus hombres de las minas, y evitó todo conflicto con la capitana hasta el día de las misteriosas muertes y desapariciones en ambas aldeas, donde las circunstancias les habían orillado a culparse el uno al otro por los eventos acontecidos.

En Nunca Jamás, todos sabían que la pirata había llegado junto a sus hombres a la isla, pero con el tiempo, se supo de la historia del hasta entonces difunto marido de la capitana Ching, así que fue una gran sorpresa para la flota oriental, el escuchar de los labios de Tigrilla el nombre de aquel preso.

-¿Zheng?- dijo la capitana Shih sin creer lo que sus ojos le mostraban - no...no puede ser...

-Claro que puede- dijo Tigrilla -y él es mi seguro ante cualquier estupidez que te atrevas a hacer.

Por un momento, Annie recordó con esa frase, la misma amenaza que Pan había utilizado contra ellos tras el rapto de Víctor.

-Y seguramente piensas que esto será así de sencillo...-Dijo Zarina desde su sitio llamando la atención de los presentes, a excepción de Ching y Zheng quienes no apartaban la mirada uno del otro, temerosos de que eso fuera un mal sueño.

-No encuentro el fallo, querida- respondió la reina.

-Me impresiona alteza...- dijo el hada levantando sus pistolas, apuntando directamente a la reina sin piedad en sus ojos-...tan segura de que obedeceremos a lo que dicta.

Tanto pieles roja como piratas entendieron lo que estaba por acontecer. James comprendió que su hada había llegado al límite, y arremetería contra Lily en cualquier momento, fuera buena idea...o no.

Antes de que Zarina tirara del gatillo de la pistola en su mano izquierda, un guerrero se había adelantado a sus intenciones atrapando el arma con un largo y fuerte látigo. Al arrebatar el arma de su mano, Zarina apuntó a ese hombre con la pistola en su mano derecha disparando sin piedad en la cien del guerrero, asesinándolo.

Eso fue definitivo.

Tigrilla colocó una daga en el cuello de Zheng mirando hacia Ching mientras retrocedía con rapidez llevando consigo al preso, mientras tanto, Tecumseh se posicionaba entre ella y la pirata para enfrentarla.

La líder pirata quedó inmóvil en ese instante, observando como Zheng era llevado a la espesura de la selva hasta perderse, no había sido capaz de actuar sabiéndolo amenazado.

Pero no se percató del momento en el que Tecumseh había desenvainado un pangran, para arremeter contra ella en su descuido, mismo ataque que fue bloqueado por el garfio de James. El choque de los metales sacó a Ching de su trance cayendo en la realidad y miró a James forcejear con el arma del guerrero frente a ella.

Salvo, Leandro y el resto de los hombres ya se encontraban en batalla contra los pieles roja, mientras que Annie hacía lo posible por apuntar con sus pistolas a los enemigos.

-¡Zheng!- gritó la líder pirata detrás de James, quien la defendía del ataque de Tecumseh.

-¡Ching!- respondió la voz su esposo desde el fondo de la selva, de donde provenían más guerreros pieles rojas para enfrentarse a ellos.

La batalla entre James y Tecumseh había iniciado y Ching arremetió contra las costillas del guerrero piel roja, dando un corte certero que el joven no logro esquivar.

Otro guerrero se adelantó a la posición de Tecumseh para defenderlo y comenzó a combatir contra Ching, mientras que el piel roja se reponía del ataque en su costilla para volver a la batalla contra James.

Zarina y Annie se encontraban ocupadas manteniendo a raya a sus contrincantes, el hada con mucha más maestría, había asesinado a unos cuantos guerreros, cuando Annie recién se había librado del ataque de su contrincante al ser ayudada por Salvo, quién con una bala certera lo había asesinado.

Leandro y los demás piratas se batían en un arduo duelo, ignorantes de que cerca de Ching, Tigrilla volvía a la batalla sin Zheng.

James no tuvo oportunidad cuando la princesa desde su posición lanzó un dardo hacia él directo a su cuello. Éste, al sentir la punzada de aquella aguja perforando su piel, quitó enseguida el dardo de su cuello tirándolo al suelo.

-Mierda- dijo dándose cuenta de que estaba condenado.

Ching ya se había librado de su contrincante cuando Tigrilla intentó hacer lo mismo con ella, pero a diferencia del pirata, ella sí vio las intenciones de ataque de la reina y esquivó con maestría el dardo, entonces se dirigió hacia ella obligándola a sacar su propia arma para defenderse de su ataque.

Annie dirigió su mirada hacia James descubriendo con horror, que yacía tirado sobre la hierba.

-¡James!- gritó dirigiéndose hacia él, y Tecumseh tomó su látigo para arremeter contra ella con fuerza.

Salvo había hecho lo posible por bloquear el ataque del guerrero hacia la castaña, pero estaba demasiado lejos de ella. Tecumseh, le quitó a la castaña la pistola con el látigo, y después de eso lanzó una daga hacia ella que dio directamente a su hombro.

-¡Annie!- dijo Salvo al ver que la joven había detenido su andar, casi alcanzando a Garfio con un grito de dolor, al sentir como esa daga se enterraba en su piel.

Con la respiración agitada, se arrodilló a un costado del pirata en el suelo y con su mano derecha, sacó la daga de su hombro mientras profería un grito de dolor.

Salvo disparó en dirección de Tecumseh, pero un guerrero se había interpuesto entre ambos recibiendo el impacto y muriendo en el acto.

Cuando Salvo volvió a cargar su arma, descubrió que el guerrero tenía una espada justo en el cuello de Annie y lo miraba con decisión. El Siciliano no pudo hacer nada ante eso, si daba un paso en falso, el guerrero sería capaz de decapitarla, así que detuvo su intención de ataque.

Ching, había recibido un corte en su pierna izquierda por parte de Tigrilla, quién aprovechando esa distracción, se había posicionado cerca de Annie y James. La reina de los pieles rojas también tenía cortaduras de los ataques de Ching en su piel, que dejaban correr sangre por sus brazos.

Ching retrocedió hasta donde estaban sus hombres cerca de Leandro, quien ya había terminado con al vida de algunos guerreros. El joven, se percató de la parecencia de Ching y miró en dirección de James encontrándolo en el suelo y a Annie siendo amenazada por la espada de Tecumseh.

Todos detuvieron sus ataques al ver la situación.

-Un movimiento en falso y sus amigos morirán- anunció el guerrero, sin dejar de amenazar a Annie con la espada sobre su cuello mirando hacia sus contrincantes.

Y un silencio lleno de tensión, inundó el campo de batalla.

Un momento después todos vieron a Tecumseh tomar nuevamente su látigo y arremeter un par de veces contra la espalda de James, que se encontraba ya inconsciente boca abajo sobre las hierbas.

-Basta- dijo Zarina con un gesto de dolor. Salvo y Leandro la miraron comprendiendo que ella podía sentir lo mismo que el pirata.

James recibió otro golpe con el látigo en su espalda y Annie con las fuerzas que le quedaban se abalanzó sobre él para protegerle. Sin embargo, aquél guerrero que azotaba al pirata no se tentó el corazón por el hecho que ella fuese mujer, o porque estuviera bastante lastimada como para poder moverse con facilidad, así que batió su látigo con fuerza sobre ella, de igual manera un par de veces más, esta vez sobre el rostro de la mujer.

En la mejilla izquierda de la castaña, dos cortaduras a causa de los golpes se abrieron dejando correr su sangre hacia el suelo. Pero ella no se quitó.

El hombre arremetió varias veces más sobre el cuerpo de ella, abriendo heridas por su espalda y Tigrilla sonrió encantada de la escena que se desarrollaba frente a sus ojos.

-¡Basta!- gritó entonces Leandro con desesperación.

A la orden de la reina, el guerrero detuvo sus ataques e indicó a dos de sus hombres que tomaran tanto a la mujer como al capitán y les amarrasen de las manos.

Uno de los guerreros, regresó a la escena con Zheng amordazado y con la cabeza cubierta nuevamente. Lo arrodilló, junto a él arrodillaron a la castaña y al capitán. Éste último, inconsciente, era sostenido por uno de los guerreros.

-¡Suéltenlos!- gritó Zarina y al intentar correr hacia Annie para acabar con sus captores, no se percató que un hombre de la tribu estaba listo para enterrar su lanza justo en su espalda.

Se escuchó un disparo enseguida.

Ching había asesinado al hombre que había intentado arrojar la lanza. Zarina miró a Ching con una mezcla de sorpresa y agradecimiento.

-Rompiste un pacto de paz en este lugar Tigrilla. Querer interferir con el equilibrio del polvo azul, acabaría con todo este lugar incluyendo tus tierras - habló el hada una vez que regresó su mirada hacia la reina -¿Esperas que los demás habitantes nos quedemos con los brazos cruzados?

-Lo único que espero es que no interfieran- dijo la princesa - y que traigan ante mí la daga.

Annie arrodillada evaluó la situación, de nada servía provocarlos si eso culminaba con la ejecución de Zheng, James o la suya.

-Zarina, detente- dijo la castaña entonces -James está inconsciente, ahora está vulnerable al igual que Zheng- contestó ella.

Y en ese instante, una risa burlona resonó sobre la cabeza de todos los presentes.

-Háganle caso a la querida Annie- se escucho la voz de Peter Pan por sobre sus cabezas y todos levantaron la mirada. Ahí sobre ellos, el niño de verdes ropajes les observaba flotando con una sonrisa.

-Maldito bastardo- gritó Zarina enseguida.

-Así que Pan esta contigo también- dijo Ching hacia la princesa.

-Nada que no sospecharán ya- explicó la princesa con frialdad.

-Yo solo soy de ayuda a la mente maestra- dijo el niño descendiendo con suavidad hasta quedar enfrente de Tigrilla mirando a sus enemigos, en particular a Ching - es una lastima que a tu querido esposo lo tuvieran cautivo por tanto tiempo, que crueldad hacerte creer que estaba muerto durante tantos años- mencionó el niño con fingida lastima provocando que la pirata le mirara con odio absoluto.

-Y en cuanto a ti -continuó el niño mirando hacia Annie-...bueno, estarás más cerca de tu hombre de lo que Ching del suyo...a menos que quieras ofrecerte como rehén Ching, así estarás cerca de tu querido Zheng también- mencionó regresando la mirada hacia la líder.

-Te crees tan divertido. Maldito impostor con cuerpo de infante, lacra asquerosa- contestó Ching.

-Un momento, dijiste ¿tu hombre?- interrumpió Tigrilla la conversación mirando hacia Pan.

-Así es, ella es nuestra misteriosa Annie. La usurpadora del corazón de tu querido capitán- respondió con tranquilidad el niño observando con diversión como Tigrilla miraba con absoluto odio hacia Annie.

Entonces la castaña entendió.

Después de todo ese tiempo, Lily no había dejado de querer a James por más separados que estuviesen o que sus intereses se encaminaran en diferentes direcciones. La mirada de la princesa de los pieles roja, cargada de odio le hicieron ver que ahora sí, se encontraba en graves problemas.

Tigrilla desvió la mirada de Annie y miró hacia Ching.

-Tienes tres días para presentarte en mis tierras y decirnos en qué lugar se encuentra la daga o bien traerla por cuenta propia, sabes que de no hacerlo terminaré con la vida de tu esposo de una vez por todas.

-¿Y porqué me das tan poco tiempo, si al final no tendré opción?¿A caso tú tuviste mas éxito en todo este tiempo?- confrontó la pirata al comprender lo ilógico de creer que hallarían tan pronto aquella daga.

-Porque es divertido- contesto Tigrilla con una sonrisa algo forzada y mirando hacia la castaña sin cambiar su expresión de odio, su humor había flaqueado por completo al saber la verdadera identidad de Annie.

-¡No se te ocurra lastimarla!- gritó Salvo comprendiendo el sentimiento que experimentaba la reina al mirar de esa forma a la joven.

-Ustedes se mantendrán lejos de mis tierras, si no quieren ver morir a su capitán y a esta puta en mis manos- dijo Tigrilla sorprendiendo a los presentes por la despectiva forma en la que llamaba a Annie.

-Salvo, por favor- suplicó Annie desde su sitio, cualquier tontería pondría en riesgo sus vidas en ese momento.

El siciliano, apretó los puños con impotencia al igual que Zarina al ver que Tigrilla y sus hombres se alejaba del sitio con sus tres rehenes.

Pan esperó a que se alejaran un poco para hablar hacia Zarina y los hombres de James.

-El pequeño Víctor les envía saludos- afirmó con diversión.

-Como te hayas atrevido a ponerle una mano encima...- amenazó Zarina avanzando hacia él siendo detenida por Ching quien la tomó del hombro para evitar que se acercara.

-Él se está divirtiendo con nosotros, no creo que quiera regresar a su hogar nunca más. Será el primero de la nueva generación de niños perdidos que estarán conmigo nuevamente.

-¿Piensas repetir la historia? ¿Vas a hacerte de niños raptados de sus hogares, solo para llenar el estúpido vacío de tu corazón?- dijo Zarina sin meditarlo siquiera.

-¿Y porqué no reclutas nuevamente a los que sobrevivieron a la muerte?- dijo Leandro desde su sitio.

El pelirrojo, lo miró en silencio, su sonrisa había desaparecido al escuchar esas palabras.

-¿Aún los crees poco dignos de ti?- prosiguió el castaño con sorna.

-Mis reglas son absolutas, solo niños- contestó Pan ahora con voz bastante seria.

-¿Sabes?, eres un ser tan odiado como aclamado en esta isla - Leandro parecía no rendirse- y a tus exiliados no les gradará saber, que estas conspirando para obtener el control de este lugar.

-Todos ellos deben estar muertos ya- contestó el pelirrojo - no tienes oportunidad de intimidarme con ese asunto.

- Mírate... tan seguro de tus palabras. ¿Irás a robar más niños? ¿Esclavizaras a más inocentes en tu ridículo deseo de obtener un poco de amor?,¿Aprobación tal vez?

Pan frunció el ceño ante esas palabras, dudoso antes de responder.

-Ya recibo suficiente amor de la persona más importante para mí.

-¿Tu linda madre?- interrumpió entonces Zarina

-...si...veo que ya no es un misterio- respondió con cautela el niño volador, mirando alternativamente al pirata y al hada.

Entonces Salvo con malicia, dio dos pasos hacia el niño -Te llevarás una gran sorpresa cuando...

-¡Salvo!- lo interrumpió Leandro. El siciliano guardó silencio mirando a su compañero.

-¿Qué se traen todos ustedes?, ¿Me estoy perdiendo de algo?- dijo con cautela el pelirrojo.

-Solo nos preguntamos para que quieres hacerte de niños a mitad de una guerra- dijo Ching con calma. Y a Pan le regresó la sonrisa a los labios.

-Voy a hacerme de niños porque es divertido, además porque Lily y Tich ya están aumentando sus propios ejércitos...así que necesito el mío también.

Los piratas miraron con atención al pelirrojo. Miradas cargadas de odio.

-Eres un imbécil- dijo entre dientes Zarina siguiéndolo con la mirada.

- ¿Saben?, es tan emocionante esta situación...con lo que acaba de ocurrir, todos peleando por la daga de oro...el apestoso Bacalao, Zheng y la misteriosa Annie como rehenes...sin mencionar a Víctor. ¿No les emociona?- animó Pan levantando el vuelo mirándolos con alegría, la simple idea de una guerra parecía emocionarle –Hasta dentro de tres días- se despidió alejándose volando dejando a los adultos sumidos en un denso silencio.

Cada uno cavilaba en sus pensamientos, sintiéndose impotentes por el resultado del encuentro.

-No imaginé que la lucha concluyera así- se escuchó la voz de una anciana a las espaldas de todos, quienes enseguida se giraron para encararle.

Una mujer de baja estatura y encapuchada, con un bastón en su mano derecha los miraba con atención.

-¿Pero qué...?- intento decir Salvo por el susto que se llevó al ver a la mujer.

-Leandro, creo que has tenido una brillante idea- dijo la extraña, hacia el castaño que al igual que el resto la miraba con extrañeza.

-¿Quién eres?- preguntó Ching.

Pero la mujer la ignoró, mirando aún al joven quién abriría los ojos con expresión de asombro ante las siguientes palabras de la mujer.

-Es tiempo de reunir a los rugientes.

Una vez en territorio enemigo, los rehenes fueron separados. James había recobrado un momento la conciencia, estaba siendo arrastrado escaleras abajo. Los soldados pieles roja que lo tenían lo arrojaron y cayó rodando las escaleras.

-¿El capitán garfio?- se escuchó la voz de un niño en la oscuridad momentos después de su caída.

James miró con esfuerzo la dirección de donde venía la voz, con dificultad logró vislumbrar una pequeña figura andrajosa detrás de una celda, miraba alternativamente del dorado garfio que portaba hacia su rostro.

Los labios de James se movieron por acto reflejo.

-¿Víctor? ¿Víctor Brennet?

La silueta del niño asintió con sorpresa, sin esperarse que aquél pirata supiese su nombre.

Por fin había encontrado a Víctor, y en las peores condiciones posibles, no se le veía bien alimentado y estaba tan sucio que James estaba seguro de que su abuela Wendy se desmayaría de verle en ese estado.

Había tanto que quería decirle al niño, y nada de tiempo para poder hacerlo.

Se escucharon pasos acelerados y la voz de Tigrilla furiosa provocando que el niño levantara la mirada hacia donde la voz de ella provenía, con evidente miedo en los ojos.

-Imbéciles, él tiene que estar en mis habitaciones, no en el calabozo.

La voz se acercaba cada vez más hacia donde estaban ellos. James con esfuerzo buscó entre sus ropas con la mirada fija en los ojos del infante quien en ese momento le devolvía la mirada.

Por su expresión, parecía que el pequeño comprendía la delicada situación por la que el pirata estaba pasando, James hurgó dentro del saco y sus dedos tocaron el pergamino que Florence le había entregado aquella tarde en la playa.

No hubo mucho tiempo, tan solo lo suficiente antes de que un fuerte golpe lo regresara a la inconciencia.

Más tarde, James abrió los ojos con dificultad, la cabeza le dolía demasiado y tubo que pestañear varias veces para poder enfocar la vista.

La más horrida que le había tocado presenciar.

Frente a él, Tigrilla se encontraba sobre el cuerpo de Annie tendido en el suelo, con una mano sujetaba fuertemente el cuello de la castaña mientras que con la otra sujetaba un pequeño látigo con el que arremetía contra su rostro. Él intentó moverse pero tenía las manos y los pies firmemente atados, se percató de estar sobre una cama y por momentos sentía un inevitable mareo que le impedía enfocar la visión. No había duda, lo habían drogado.

-¿Qué es lo que vio en una puta como tú?- preguntaba con odio Tigrilla desde su posición viendo las lagrimas de la castaña caer a los lados de su rostro.

-Basta...- dijo con pocas energías Annie con la mejilla ensangrentada después de la agresión.

-Contesta Puta- elevó la voz Tigrilla soltando un latigazo más sobre la cara de su rehén.

-De...déjala...- se escuchó la voz de James y ambas mujeres miraron hacia su dirección. El hombre no podía mantener los ojos abiertos por mucho tiempo y en ese momento los mantenía cerrados para evitar el mareo.

-Estoy en medio de un interrogatorio James, ya llegará tu turno.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió y un hombre entró mirando a James y después a Tigrilla sobre Annie.

-¿Qué quieres Tecumseh?- dijo impaciente Tigrilla

-La abuela no ha vuelto de su viaje a las montañas- informó el joven.

-¿Cómo que no ha vuelto aún?, la necesitamos- dijo ella mirando al hombre con enojo.

-Nadie sabe cuando volverá, sabes que solo ella sabe el momento de regresar a la aldea.

-Tiempo es lo que no tenemos, él quiere interrogarla lo más ponto posible.

-¿Porqué no va él a buscarla entonces?

-Esta demasiado ocupado con sus hombres ya lo sabes.

-Son un puñado de estupideces, digámosle que Garfio esta aquí y acabemos con el asunto.

-¡No te atrevas!- grito Tigrilla poniéndose de pie para enfrentarlo – él no debe saber que esta aquí, no aún.

-¿Porqué él es tan importante? Es a quién Tich quiere ¿no es así?, él y Azalea son su única obsesión junto con ese polvo de hada.

James abrió los ojos y Annie dirigió la mirada hacia el hombre ante la mención de Azalea.

-Lo que a él le de por hacer no es de nuestro interés, sólo seguimos ordenes- comenzó la princesa caminando hacia él.

-Lo que él quiere es a Garfio, y lo tenemos...solo es cosa de llamarlo y...- pero el joven no terminó de decir su idea cuando Tigrilla arremetió contra él. No con el látigo que portaba en la mano derecha para torturar a Annie, si no con una pequeña daga que había desenfundado con habilidad sin que el guerrero se percatara. La reina había dado un corte certero sobre la mejilla derecha del joven haciéndolo callar enseguida.

-He dicho que no. ¿Te atreves a desobedecer mis ordenes?- susurró con una voz gélida y penetrante al hombre frente a ella.

-No- contesto simplemente el hombre sin saber que los rehenes estaban atentos a lo que ocurría.

-Ahora vas a regresar y saldrás con varios guerreros para buscarla, y la llevarás ante Barba negra en cuanto la encuentre ¿Entendiste?

-Si alteza.

Llamaron a la puerta y Tecumseh la abrió, un par de mujeres les avisaron que había problemas con los rehenes ya que habían intentado escapar y varios guerreros habían sido heridos de gravedad.

-Ese maldito Zheng- dijo Tigrilla con enojo.

Tiró el látigo al suelo y salió de la habitación seguida del guerrero y las mujeres. James y Annie pudieron escuchar a la perfección como la puerta era asegurada para evitar que salieran de la habitación.

Y aunque era lo que más deseaban, estaban bastante débiles para siquiera mover un músculo.

-Annie...- llamó James a la mujer tendida en el suelo. Él veía con horror la sangre que estaba alrededor de ella, resultado de las dos largas horas de tortura a la que había sido sometida la mujer.

Annie no contestó enseguida, sino que miraba el techo fijamente, ya no lloraba, parecía que había llegado a sus límites y ahora ni siquiera podía llorar. Ella giró su cabeza para mirarlo.

-Annie...- repitió James con pesadez, lo que había querido evitar para ella era justamente lo que había provocado. El haberlo conocido, lejos de ayudarla a conseguir su cometido, solo la llevaba de un problema a otro, decepción tras decepción.

-Tenemos que ayudar a Víctor- dijo ella, y al abrir la boca para hablar un hilo de sangre salió de la comisura de su boca. James vio con dolor el maltrecho cuerpo de la mujer, comprendía que después de los golpes que había recibido, difícilmente podría levantarse del suelo y ayudarle a él a quitarse sus ataduras.

-He visto a Víctor- dijo simplemente el pirata con los ojos cerrados, sintiendo el mareo.

¿Qué?- dijo casi en un grito de histeria la mujer- ¿En dónde está?

-En los calabozos...él esta vivo por lo menos. Debemos encontrar la manera de bajar hasta ahí para sacarlo.

Annie agradeció a lo más sagrado por que el niño se encontrara con vida.

-Ahora que Ching sabe que fue Tigrilla la responsable de los ataques, supongo que no se opondrá a unirse los demás para atacar esta fortaleza. Cuando lo hagan, bajaremos por él- dijo con seguridad la castaña mirando hacia el techo imaginando la posibilidad de sus palabras.

-Lo sabía, sabía que al final terminaría comprendiendo. Jamás imagine que Tigrilla lo confesara- dijo él aún con los ojos cerrados.

-Sabiendo que Zheng y parte de sus hombres están presos aquí, es motivo suficiente para que ataquen... pero dime, ¿Él estaba bien?

-Dentro de lo que cabe en la palabra "bien", para un niño que seguramente no ha visto la luz del sol en días, si, él esta bien. Incluso supo reconocerme.

-¿De verdad?- preguntó sorprendida ella.

-Por mi garfio, tal vez... que por cierto me han quitado- informó él moviendo débilmente su brazo derecho sintiendo la falta del pesado garfio de oro que solía portar - y hay algo más...cuando me subieron aquí, creí escuchar que Zheng sería devuelto junto a Víctor, en la misma celda.

-¿Y qué ocurrió?

-No lo sé. Me golpearon y quedé inconsciente.

-Así que está junto a Víctor... - dijo ella mirando hacia el techo

-Le he entregado la carta que ninguno de nosotros pudo leer- dijo él provocando que Annie girara su rostro hacia él - estoy seguro de que comprenderá que es importante que la conserve...

-Eso fue brillante James.

-A penas y me dio tiempo de decirle que tú y tu padre estaban en nunca Jamás.

-Mi pequeño Víctor- dijo ella cerrando los ojos con el rostro del niño en su mente.

El silencio reinó por breves momentos, antes de que Annie volviera hablar.

-Es increíble que hayan ocultado la verdad durante tanto tiempo, la única explicación que encuentro es que Zheng haya sido aprisionado por cuentas pendientes. De alguna forma, Ching creyó que murió en el mar, ¿Pero cómo?...no me lo explico.

-Todo esto es una locura.

-¿Sabes la alegría y la confusión que debieron sentir sus hombres, al ver que su capitán no estaba muerto?, ¿Lo que debieron sentir Ching y él al verse las caras después de tanto tiempo?

Era verdad, era asombroso que el gran Zheng Yi no hubiera estado muerto todo este tiempo. James sonrió con tristeza, grandes figuras de la piratería como Ching y Barba negra habían hecho de Nunca Jamás su escondite del mundo real, y ahora la buena nueva era que Zheng estaba entre ellos. Eso supondría que Ching se uniría a Salvo y a sus demás hombres que seguramente en ese momento, estarían buscando la manera de llegar hasta él y Annie. Conociéndolos, sobre todo a Zarina, no tardarían en entrar a las tierras de los salvajes para liberarles, y seguramente Ching entre ellos, con la firme convicción de liberar a sus propios hombres y a su no-difunto esposo.

-Zarina y los demás no tardarán en llegar- aseguró él

-Creo que si tardarán algo. Tres días en concreto- confesó ella.

Annie le contó el acuerdo de Tigrilla de esperar tres días a que Ching llegara con la daga dorada. James entendió lo ilógico que era creer, que en tres días lograrían encontrar un objeto que hacía tiempo estaba perdido.

-Para ti será fácil sobrevivir estos días, ella no te llevara con Barba negra aún.

-No seas tonta, en cuanto se me ocurra hacer o decir algo me llevará ante él enseguida.

-Lo dudo, es muy insistente en cuestionarme mi relación contigo y en mantenerte a salvo aquí. ¿Es que acaso no terminaron su relación y ella sigue creyendo que le perteneces?- dijo ella con una sonrisa amarga en el rostro sin mirarlo.

-No seas estúpida, entre ella y yo no hay nada.

-Mis heridas me dicen los contrario.

James volvió a sentirse miserable al recordar que él era la causa de las torturas que ella recibía.

-¿Qué te ha preguntado?

-Hace cuanto te conozco, el porqué somos tan cercanos, porque tus hombres insistían en protegerme tanto en nuestro encuentro en la selva, si nos hemos acostado...

-¿Has respondido a sus preguntas?

-A ninguna

-Creo que haces bien, si le confesaras la verdad te habría asesinado.

-Está a nada de hacerlo al no obtener respuestas.

-Si la conozco lo suficiente, esperará hasta interrogarme a mi, no se atrevería a matarte sin tenerme como vivo espectador. Cuanto más daño crea que puede hacerme, mejor para ella.

-¿Qué le has hecho para que actué de esta manera?

James esperó un momento para contestar con sinceridad.

-Negarme a ascender al trono para gobernar estas tierras a su lado, y darle una descendencia que continúe con el reinado.

-¿Te quiere de su rey?

- Así es. Para los pieles roja la perpetuidad es vital, y ellos saben cuando el momento de ceder el trono llega, ellos tienen sus medios para envejecer al paso del tiempo. Así que es lógico que ahora que ella ascendió, busque perpetuar su linaje.

-Y para eso te quiere a ti- completó la idea Annie entonces. James sin embargo guardo silencio, no había mucho más que explicar al respecto.

-Esto complica las cosa para nosotros.

-No quería que nada de esto sucediera Annie.

-Por supuesto que no- contestó ella mirando el techo con cansancio- Apáñatelas para convencerla de que entre tú y yo no hay nada, sólo así podremos mantenernos vivos durante estos días. Espero que lleguen a nuestra ayuda, por lo visto es imposible salir de este lugar.

- Estas tan convencida de que Ching llegará junto a ellos como lo estoy yo.

-Necesitamos rescatar a Víctor- repitió ella cuando el niño inundó sus recuerdos.

-Y lo haremos, me ganaré el favor de Tigrilla, le pediré la liberación de todos los presos, y que perdone tu vida, puede que eso funcione.

Annie detuvo sus pensamientos para entender las palabras del hombre.

-Eso sólo sería posible si accedes a su petición.

James guardo silencio, y ella buscó su mirada. Fue ahí donde encontró la muda afirmación a sus palabras. No había mucho que decir en ese punto. Estaba decidido.

-Haré lo que sea por mantenerte viva.

Pero Annie no contestó.

-Pero si no funciona el persuadirla, conseguiré información útil y planearemos la huida. Y cuando llegue el momento quiero que tomes al niño y salgas de este lugar cuanto antes, y si yo no puedo acompañarles, será determinante que no intentes venir por mi.

Ella lo miro con atención, cada palabra dolía, pero ella tenía clara su más grande prioridad en ese momento.

Salvar a Víctor.

-¿Entendiste?- preguntó sin dejar de mirarla

-De acuerdo- contestó ella cerrando los ojos, preguntándose en qué momento se había sentido tan valiente como para aventurarse en tierras tan lejanas, a una misión que podría cobrarse la vida de personas inocentes.

¿Cuánto podía valer la pena encontrar a Rachel como para poner en riesgo a sus seres amados?

Poner en grave riesgo la vida de las personas que más la querían y también su propia vida. Sintió un ligero alivio de saber que Florence y su padre se habían quedado atrás de toda esa locura y solo podía confiar en que llegaría la oportunidad de salvar a Víctor y regresar a la casa de Leandro para reencontrarse con ellos.

Entonces se escucharon nuevamente pasos acercarse a ellos.

Cuando Tigrilla regresó a la habitación, prestó toda su atención en el pirata quien la miraba con seriedad.

-Todo esto no estaría ocurriendo si no te hubieras ido- dijo ella con tristeza en su mirada hacia él.

-Accederé a tu petición con la condición de que la liberes junto a los presos.

La reina abrió los ojos con asombro por la propuesta del pirata, antes de contestar.

-Pides demasiado, no está en mis manos el liberar a los presos, Barba negra los confinó aquí y debo mantenerlos vivos bajo sus órdenes. Si los libero, será mi cabeza la que caiga por su espada.

-Entonces libérala a ella.

Tigrilla lo medito por un momento, aún mirándolo con atención.

-Por lo pronto le perdonaré la vida.

-Necesito que la liberes también- dijo él.

-Un pasó a la vez- dijo ella con gesto severo mirando a la castaña - confórmate con que por ahora siga respirando...la muy puta.

Y enseguida llamo a sus guardias indicando que la llevaran al calabozo. Las esperanzas de Annie y James se avivaron. Si ella se encontraba con Víctor y Zheng, las cosas serían más sencillas en caso de algún intento de escape.

Con una última mirada entre ellos, Annie fue llevada fuera de la habitación.

-Y ahora vas explicarme porque eres tan fanático de salvarle la vida, accediendo a una petición que jamás aceptarías en otras condiciones- dijo la reina subiendo a la cama y sentándose a horcajadas sobre James.

El pirata respiro profundo, la vida de Annie dependía de lo que él, a partir de ese momento dijera, hiciera o se dejara hacer.

- Vas a contarme con lujo de detalle, quien es ella y porque su presencia en la isla causa tanto revuelo.

Y en ese momento, ella tomó el mentón de él para besarlo en los labios.


¡Hola!

Pero que capítulo tan complicado. No me imagine que escribir escenas de batallas fuera todo un reto. Espero, que la narración haya sido lo suficientemente coherente para que la escena fuera entendible. Ya saben, en nuestras mentes las escenas se miran increíbles, pero todo se va al carajo cuando lo intentamos escribir jaja :(

¿Quién será la misteriosa mujer?, ¿Quiénes son los rugientes?, ¿En dónde carajos están Junior y Truman?, ¿Y la daga?

Ahhh, estoy muy intrigada.

Que emoción presentarles en este capítulo al pirata Zheng Yi y un poco de su historia. Apenas tuvimos un poco de tiempo para conocerle cuando las cosas se empezaron a complicar, veamos como se desarrolla la historia ahora que sabemos que el capitán Yi se encuentra con vida. De algo estamos seguros todos, la capitana Ching no se va a quedar de brazos cruzados. Y que alegría que el pequeño Víctor se encuentre con vida.

Quería que este Fic fuera mucho más complejo que un Peter Pan y un Capitán Garfio peleando eternamente, aunque no me imaginé hasta qué punto yo era capaz de complicar las cosas involucrando a más personajes.

Pero me encanta.

Esta historia no sería lo que es sin la participación de cada personaje. La vida de nuestros protagonistas no sería igual sin la intervención de todos los involucrados.

Lo sé, tardo horrores en actualizar. Pero no he dejarlo de hacerlo.
Espero que todos ustedes se encuentren sanos y salvos en estos tiempos de pandemia, y si no es así, les envío mucha fuerza y buenos deseos para que las cosas mejoren. Confiemos en que así será.

Cuídense mucho, protéjanse ustedes y a los suyos. Pero sobre todo, no se olviden de vivir.

¡Hasta la próxima!