Disclaimer: Los personajes no son de mi autoría, a excepción de aquellos que he tenido que añadir para darle forma a la historia, el resto son propiedad de sus respectivos autores.
Los sirvientes de la reina llevaban a la castaña a su prisión en los calabozos, pasaban entre pasillos con paredes construidas de bambú, que dejaban colar rayos de sol del atardecer. Annie llevaba la mirada en el suelo pensando en James y el qué podría conseguir la ahora reina Tigrilla con su interrogatorio. Lily, la mujer más obsesionada con el capitán en toda la isla, porque el hombre que podría presumir de una obsesión del mismo índole —Barba Negra—, parecía esconderse de todos ellos como esperando el momento triunfal para aparecer. La castaña meditó acerca del tipo de alianza que tendrían Lily y Barba Negra, y el como Peter Pan estaba involucrado entre estos dos.
Tan ensimismada en sus pensamientos se encontraba, que no se percató cuando Tecumseh los detuvo a mitad de su camino.
—Yo la escolto desde aquí—, dijo el guerrero y los sirvientes después de reverenciarlo abandonaron el sitio. Annie levantó la mirada hacia él hombre de piel morena.
—Tienes suerte de estar viva aún—, dijo Tecumseh escudriñándola por un momento con el ceño fruncido para después conducirla hacia el calabozo, tomando con sus manos las sogas que ataban los brazos de la joven detrás de su espalda.
—Escúchame—, le dijo ella — si nos ayudas, podremos ayudarte también.
—¿De qué tonterías hablas mujer?—, respondió el guerrero mientras caminaba detrás de ella conduciéndola hacia lo que parecía una trampilla en el suelo, justo al final del pasillo de bambú.
—Ella está obsesionada con James y tú quieres el trono, ayúdame a derrotarla y el reinado te pertenecerá—.
Tecumseh se mantuvo en silencio por un momento, mientras la mujer esperaba a su respuesta. Annie quiso entrar en la mente del joven para poder desenmarañar sus pensamientos, ya que su rostro sereno, no le daba ni una sola pista de si con ese comentario, había atinado a alguna fibra sensible del guerrero.
El hombre sumido en el mismo silencio, abrió la trampilla descubriendo un hueco oscuro, y tomándola de la soga nuevamente, le indicó que bajara por las escaleras de madera, lo que ella obedeció. El lugar, oscuro y frío parecía desierto. Annie tardó un poco a que sus ojos se acostumbraran a la poca visibilidad del sitio. Continuaron caminando hacia el fondo del lugar, en donde una pequeña ventana dejaba colar un poco de luz del sol. Annie observo por lo menos tres celdas de paredes de piedra, el lugar a comparación con el exterior de la fortaleza, parecía un iglú, el frío comenzaba a calar la piel de la joven.
—¿Cuál es la razón por la que Garfio le es de tanto interés a la reina?—, preguntó sin más el guerrero dando dos pasos hacia atrás permitiendo que Annie se girara para mirarlo. No parecía interesado en encerrarla en la celda tan deprisa, parecía querer tomarse su tiempo para sacar la mayor información de la castaña.
—¿No es evidente?, está enamorada de él—, dijo Annie frunciendo el ceño, con la imagen de la reina en su cabeza.
—No es posible—, dijo el guerrero al escuchar esa respuesta, parecía convencido de sus palabras.
—¿Porqué tanta obsesión si no?—, confrontó ella ladeando la cabeza un poco.
—Soy yo quién debe ascender al trono, desde niños estamos destinados a gobernar juntos. Como guerrero élite, es mi deber gobernar estas tierras. Fui instruido toda mi vida, por el anterior rey, para sucederlo en el trono junto a su hija—.
—Si ese era su destino—, añadió ella después de un momento en el que asimilaba esa información—, ¿Porqué no estás gobernando ya a su lado? ¿Porqué eres un simple guerrero?
—¿Un simple guerrero dices?—, se enfureció él dando un paso hacia ella, intimidándola —, soy el comandante de las fuerzas de esta aldea, soy el guerrero más importante de la tribu, todos me deben respeto aquí—.
—Pero no eres el rey—, contestó ella sin más, convencida de que si su estatus fuera el principal motivo de obtener el reinado, ya se encontraría gozando de su liderazgo.
Tecumseh se quedo en silenció un momento y cruzó los brazos, ella había dado en un punto sensible al parecer. Sin embargo, el hombre no mostraba emociones en su rostro de incomodidad ante las palabras de ella. Seguramente el hombre había sido entrenado de tal forma, para no mostrar emociones ante los enemigos de sus tierras, lo cual le confería un porte brutal, lleno de autoridad.
—¿Estás con él?—, se interesó el moreno, refiriéndose evidentemente al pirata.
—No—, dijo ella de tajo.
Se inclinó hacia ella, acercando sus rostros, él hombre de piel morena era mucho más alto que la mujer, podría ser casi del tamaño de Leandro y James, su presencia poderosa la acobardo un poco, lo cual provocó que Annie diera un paso atrás.
—Eres una mentirosa—, comenzó el guerrero, analizándola de arriba abajo —, no podrías haber actuado así en combate para defender a un hombre que no amas—.
—Somos aliados, nuestro objetivo es derrotar a Barba Negra y a Peter Pan—, se defendió ella evitando las conclusiones del guerrero, quien desde luego no parecía convencido de las palabras que escuchaba —, y tú junto con tu reina se interponen en una batalla vital para mantener la paz en estas tierras que por cierto, también son tu hogar—.
—¿La paz, dices?, ¿de qué paz hablas?—, intervino el guerrero enderezándose nuevamente aún con los brazos cruzados, escrutándola con la mirada —, estas tierras no han visto la paz desde que Azalea llegó para arruinarlo todo.
Annie entró en estado de alerta al escuchar esas palabras.
—¿La conociste?—, pregunto enseguida la joven.
—El rey creyó prudente en su momento, unir fuerzas junto a ella para defender una causa perdida. Se le advirtió que aliarse con esa mujer, en su intento de intervenir en los planes de Tich, no traería más que desgracia a estas tierras. ¿Y el resultado?, la muerte de nuestro soberano—, le informó.
—¿Aliarse con ella?, ¿Te refieres a luchar contra Barba Negra?—.
—Creí que sabrías el trasfondo de la causa por la que luchas. . . Annie—, soltó su nombre con evidente desprecio en la voz.
La castaña advirtió el tono amargo en su voz, parecía que el guerrero tenía algo en su contra, más allá de una simple rivalidad de bandos. No supo como abordar ese asunto, así que lo pasó de largo e intento persuadirlo nuevamente.
—Sé que ella participó en la primer gran guerra, uniéndose a ustedes y a las hadas para enfrentarlo. Querían la paz, y por un breve tiempo lo lograron—.
—Sigues hablando de una paz que jamás existió—, espetó el moreno con fastidio.
—Pero todo se mantuvo en relativa calma después de eso, ¿cierto?—, intercedió la joven encogiéndose un poco de hombros —, con todo y rivalidades entre poblados, Nunca Jamás dio un respiro sin Barba Negra en la mira, hasta que ustedes provocaron el conflicto entre las aldeas de Ching y Leandro—.
Fue el turno de Tecumseh para ladear la cabeza.
—¿Quieres saber cual fue el motivo de provocar esas muertes?—.
—Creo saber perfectamente que fue Edward Tich quién conspiró para ello, en su búsqueda de debilitar a los pueblos que tiempo antes, habían mantenido una tregua para tenerlo de enemigo en común. Si se mataban entre ellos, él tendría ventaja por sobre los que quedaran en la isla, y su victoria sería inminente—.
El guerrero hizo un amago de sonrisa, el primer gesto que la joven veía en él.
—No eres tan estúpida—, se sinceró —, veo que acostarte con el pirata sirvió para instruirte en estrategia y no únicamente en la cama.
Lo habría abofeteado ahí mismo de no haber tenido las manos atadas por la espalda, aún sabiéndose más pequeña, más débil y menos ágil que él. Lo habría abofeteado por atreverse a hablarle con esa falta de respeto sin siquiera pararse un momento a pensar que los dos no eran más que sólo victimas de toda la maldad que ejercía Barba Negra y Tigrilla como su títere sobre la gente en la isla.
—Lo que tu reina está haciendo—, continuó ella en su fiero intento de hacerlo entrar en razón —, es que tu gente caiga en la ruina. Si Tich provoca una guerra, muchos morirán. Muchos de tus seres amados se irán—.
—Dime si tienes la daga en tu poder, o en el de tus amigos piratas—, habló él, ignorándola una vez más.
—¿Porqué es tan importante esa daga?—.
—Es la daga a cambio de la vida de Garfio, Tich fue claro con eso. Y la reina demanda que la encontremos, así que evítate un muy doloroso interrogatorio y habla de una vez—, dijo él, parecía dispuesto a seguir con las torturas que Tigrilla había interrumpido hacia la joven, cuando Zheng había causado problemas.
—Jamás había escuchado hablar de una daga que fuera de suma importancia en estas tierras—.
—No seas estúpida, mujer. Todo mundo conoce sobre la daga de oro, y su poder de generar polvillo azul en el árbol del ciclo de la vida—.
Aunque Annie no sabía nada sobre la daga dorada hasta entonces, si sabía sobre la importancia del polvo azul en Nunca Jamás. Zarina le había contado sobre ello, además de haberla visto manipularlo para generar más polvillo amarillo en el barco de James. El polvillo azul era el responsable de generar el polvillo amarillo que utilizaban as hadas para dar orden y vida a toda la isla y lo que en ella habitaba. Si esa daga estaba desaparecida, era porque había más de una persona detrás de ella. Y se alegró de saber por lo pronto que no estaba en manos ni de Tich, ni de Tigrilla.
—Si quieres que tu pirata viva, más te vale hablar pronto. O se cumplirá el plazo de tres días—.
—Te lo juro, jamás he visto esa daga, no sabía que existía o que la estuvieran buscando—.
El guerrero se quedó un momento más en silencio, y caminó hacia ella para tomarla de la soga. Abrió la celda detrás de la joven y la metió de un empujón, procedió a cortar los lazos que ataban sus manos, para seguidamente cerrar la celda asegurándose de que ella no pudiera escapar.
—Si en tres días, ni ustedes dos, o sus amigos allá afuera dan información que sea útil, será el fin de Garfio. Tich se presentará en persona para encarar a la reina, y advirtió que quería la daga para él—.
—Por favor, ayúdanos a combatir a Barba Negra. Tú y tu gente será beneficiada al igual que la isla entera, recuerda que existe un acuerdo de que nadie tomaría posesión de Nunca Jamás, nadie merece gobernar la isla en su totalidad, y nadie merece ser gobernado por un desgraciado como él—.
—Curioso que la hija de la gran traidora contradiga las ordenes de Tich—, soltó el guerrero provocando que Annie se detuviera en seco —, supongo que "la salvadora" se está tomando enserio su papel—.
—¿Cómo sabes...?—.
—¿Qué eres hija de Azalea, la guerrera?. . . te sorprenderías, Annie—, aseguró él con un dejo de victoria en su voz.
—No tengo nada que ver con ella. No la he visto en más de una década, y no me interesa que me relacionen con esa mujer. No solo cometió traición en estas tierras, en Tierra Firme cometió actos igual de atroces—.
—¿Entonces estamos de acuerdo en que eres hija de una traicionera, asesina y espía. Y que en el momento en que la veas, te batirás a muerte contra su espada?, para defender los ideales que tanto defiendes, y que son precisamente, lo contrario de lo que ella busca a lado de Tich?
—¿Ella está con Tich?—.
—Literalmente—, dijo él con lentitud, deleitándose con la expresión consternada de la joven —, como su mano derecha, y su amada. Como su eterna amada, desde que se conocieron antes de la primera gran guerra.
Annie pensó en esas palabras, ahora sabía —y no le costaba creer—, que Rachel estuviera a lado de Barba Negra. Era lo más lógico pensar que si estaría en la isla, tendría la protección de alguien con tanto poder. El problema, desde luego, es que no se imaginaba un amorío entre los dos — y nuevamente no le costaba creerlo—, pero sabía que Rachel haría lo que fuera por mantener su seguridad. Así fuera buscarla en los brazos de Benton, Albert, Salvo o Edward Tich.
De repente, una idea terrorífica despertó en su mente, y mirando con terror hacia el guerrero, hablo.
—¿Sabes si Peter Pan es hijo de Tich?—.
Tecumseh se le quedó mirando por un momento, nuevamente analizándola, antes de contestar.
—Casi me das pena, Annie. Eres muy valiente, a la vez que estúpida e ignorante. Creo sinceramente que solo viniste a Nunca Jamás a morir—, dijo antes de sincerarse —Edward Tich no tiene descendencia. Peter Pan tiene un árbol genealógico de lo más curioso, si me lo preguntas. ¿Te interesa saberlo?—.
Annie asintió a sus palabras, completamente atenta a la información.
El guerrero sin embargo, tenía otros planes en mente.
—Dejemos nuestra divertida charla para otro momento. Ahora mismo tengo que supervisar el interrogatorio a Zheng, el muy maldito ha comenzado a revelarse desde que ustedes llegaron aquí. Además, la reina como bien escuchaste, me envió a las afueras de la aldea, no puedo atender todos los deberes a la vez, y tú no das información que me sea de utilidad—.
—Por favor, piensa en unirte a nosotros. Si hacemos una tregua, podremos evitar lo que Barba negra planea, dividirnos para ganar—.
—Y tú piensa en como le entregarás información útil a la reina para salvar el pellejo del pirata. Ya que veo en ambas un deseo desesperado en salvarlo, y desde luego la maldita daga no aparece en ningún sitio—, soltó antes de girar su rostro a la celda justo a un lado de ella —, ¡y tú!, piensa en que le contestarás a la reina cuando le digamos lo que escondías junto a Zheng, porque en cuanto terminemos con el pirata, es tu turno niño—.
En ese momento Annie giró su rostro hacia la pared junto a ella que dividía las celdas contiguas, después de escuchar esa última palabra, mientras que el guerrero subía las escaleras para cerrar la trampilla tras de sí, dejándolos solos.
—¿Quién...?—, intentó preguntar la joven.
—Annie, soy yo—, dijo una aguda voz totalmente familiar para la castaña.
—¿Víctor?—, casi grito ella desde su lugar con alegría.
—Sí—, dijo la pequeña voz, desde el otro lado.
—Pequeño—, dijo ella con lágrimas en los ojos, tocando la pared como si haciendo ese gesto ella pudiese tocar al niño.
—No puedo verte, la pared no me deja—, respondió el niño desde su sitio.
—¿Te encuentras bien?—.
—Tengo frío y hambre, pero creo que si, estoy bien—.
Annie cerró los ojos dejando correr en silencio sus lágrimas.
—Annie. . . lo escuché todo—
—Lo siento tanto cariño, todo esto es por mi culpa—.
—No es verdad, esto es por culpa de Barba Negra—.
—Si tan solo supieras la verdad—, se lamentó ella sabiéndose la culpable de que el niño sufriera ese martirio.
—Ahora sé mucho más de lo que debería saber, mi abuela Wendy estaría enojada por meterme en conversaciones de adultos. Pero entonces es verdad, eres la hija de la guerrera Azalea, Zheng me contó que ella es madre de Peter. . . eso los convierte en hermanos, Annie—, dijo el pequeño desde el otro lado de la pared.
—¿Sabrás guardar ese secreto mi hermoso?—.
—Claro que si, nadie puede saberlo, ni siquiera Barba Negra—.
—Ahora mismo no estoy muy segura de quién sabe que cosa. Toda la isla está más informada sobre mi propia vida que yo misma, Víctor. No sabía nada de esto cuando llegue aquí, y ahora se que comparto con Peter Pan, más que una rivalidad—.
—Debemos encontrar la daga y evitar que Barba Negra consuma el polvo que resta de la isla—, dijo el niño enseguida, sorprendiendo a la joven con esa declaración.
—¿Qué sabes sobre la daga?—.
—Esa daga les dará el poder absoluto de todo el polvo de hada existente, y no podemos dejar que eso ocurra, si Barba Negra consigue todo el polvo, lo consumirá y no quedará nada de poder natural en la isla. La isla morirá si la magia del polvo deja de fluir en ella—.
Annie se quedó en silencio asimilando la información que el niño le dictaba.
—¿Cómo sabes eso?—, preguntó.
—Zheng me lo ha contado todo, él es muy sabio Annie, además, esa daga es la misma daga del pergamino de Garfio- dijo de repente el niño provocando que ella diera un pequeño salto en su lugar.
—¡Es verdad!, te encontraste con James, ¿Dices que ese pergamino habla de la daga?—.
—Si, me lo entregó antes de que se lo llevaran escaleras arriba—.
—Víctor—, dijo ella enseguida—, ¿pudiste leer lo que ahí decía?
—Si, era una frase sobre la libertad y el poder, no la recuerdo muy bien. Tecumseh me quito el pergamino cuando me descubrió leyéndolo junto a Zheng—.
—Entonces Zheng si esta contigo, como tu aliado—, comentó la mujer al escuchar el nombre del pirata en repetidas ocasiones.
—Si, pero se lo llevaron junto con el pergamino para interrogarlo al respecto, pero él no pudo leerlo Annie, solo yo entendía lo que decía ahí—.
La castaña se dejó caer al suelo intentando hilar lo que el niño le relataba. Sonrió para si misma. La pureza de su pequeño Victor había permitido que comprendiera ese lenguaje antiguo de las hadas.
"Lo hizo, Florence", pensó ella recordando a la hermosa rubia, "Nuestro valiente Víctor pudo leer lo que decía ahí", en su mente la imagen de una frustrada Florence al intentar resolver lo que decía el pergamino se formó.
—Él no dirá nada al respecto, los salvajes no saben qué puedo leerlo, pero...no recuerdo con exactitud lo que decía porque cuando lo leí, Tecumseh nos descubrió y todo sucedió tan rápido que me asusté. . . como te dije antes, él me quito el pergamino y se llevó a Zheng. . .y . . .- dijo él niño con su voz llena de sentimiento, pareciendo que se echaría a llorar en cualquier momento.
—No mi niño, tranquilo. No es tu culpa, hiciste un gran trabajo, y haz sido muy valiente al guardar silencio, solo que ahora. Te pido que cuando suban a interrogarte. No digas absolutamente nada de esto—.
—Tendrán que matarme antes de que yo abra la boca Annie—, soltó con valentía el niño, dándole un pinchazo en el corazón a la mujer, quién sabía que esa podría ser una gran posibilidad si a Tigrilla le daba por asesinarlo sin más.
—Esperemos que no sea tan desgraciada como para lastimarte, pero si James está allá arriba, intercederá por ti inventándose alguna excusa. Asegúrate de dejarle claro que no tienes idea de lo que decía el pergamino, y que no sabes porque James te lo dio. Debes mantenerte en el papel de que jamás habías tenido contacto antes con Garfio—.
—Y es cierto—, añadió el niño —, nunca antes había estado frente a él, hasta hoy—.
Annie soltó una risa nasal, era cierto. Víctor solo conocía las historias de su abuela Wendy, y a sus ojos, Garfio era el villano y Peter Pan el niño bueno. Ahora el pequeño se daba de frente con la amarga realidad de las cosas. Totalmente distintas a lo que los cuentos de su abuela describían.
—Pero te aseguró que Zheng no dirá ni una sola palabra—, dijo repentinamente él.
—¿Cómo sabes que no dirá nada para salvarse?—, desconfió Annie por un momento.
—Porque confió en él, es mi amigo, y prometimos que saldríamos de aquí para encontrarnos con la capitana Ching y contigo. Con ayuda de ella, ahora que sabe que está vivo, podremos hacer un doble golpe tanto afuera como adentro de la fortaleza, junto con los hombres de Zheng y los de Ching sabotearemos las salidas de la fortaleza, el verdadero problema es ponernos en contacto para coordinar los ataques, pero ahora que le pides a Tecumseh que se nos una, podríamos tener más oportunidades de salir—, dijo el niño con asombrosa seguridad en su voz.
Annie sonrió, ¿cuándo había crecido tanto aquel niño? ¿cuándo había madurado de una manera tan rápida y atroz?
Se quedaron en silencio. Ella deseaba de todo corazón que ese pirata mantuviera el secreto, o eso significaría consecuencias para todos.
Annie levanto la mirada hacia la pared antes de hablar sonriente.
—Su esposa tiene tres días para traerles la daga, Tigrilla la amenazó con eliminar a Zheng si no lo hace—, le informó al menor.
—¡Excelente Annie!, hay que esperar a que traigan de nuevo a Zheng para avisar a los demás presos. Tenemos la excusa para actuar por fin— .
—¿Cómo se comunicarían con ellos?—.
—Hay un sistema de agujeros excavados por todos ellos a los largo del tiempo en que han estado presos, junto a estas celdas, del otro lado de la gran pared a mi derecha, esta otra cámara con más celdas, donde se encuentran recluidos el resto de sus hombres. Zheng y yo al ser presos "especiales" como es que Tigrilla nos llama, estamos confinados en esta habitación aparte. Antes de que yo llegara, Zheng había estado solo todo el tiempo. Entonces cuando descubrió que habían traído a presos de las tierras de Ching, no solo se sorprendió de descubrir que ella había ingresado a Nunca Jamás, sino de que Tigrilla hubiera cometido la atrocidad de atacarlos a ellos y al pueblo de James—.
La castaña prestaba absoluta atención a la información que Víctor le contaba.
—Zheng se comunico a través de la pared que por fortuna es lo suficientemente delgada para poder escuchar atreves de ella, pero debían tener cuidado de nos ser tan ruidosos para que los guardias les escucharan. Así que él y sus hombres excavaron de éste lado de la celda una pequeña conexión hacia la otra habitación donde ellos se encuentran, tardaron muchos años en hacer esa conexión, pero lo lograron al final—.
-Víctor- dijo ella con asombro—, esto es increíble, no puedo creer que seamos tan afortunados.
—¿Verdad que si?—, concordó el niño —, esperemos a que traigan a Zheng, y a media noche cuando los guardias no estén tan alertas nos comunicaremos con los chicos.
—¿Los chicos?—, dijo ella con una pequeña risa.
—Si, me llevo muy bien con todos ellos, incluso me han invitado a ser parte de sus filas cuando crezca—.
Annie soltó una risa, todo lo que él le contaba sonaba increíble, necesitaba hablar en persona con Zheng. Esperaba que saliera con vida del interrogatorio a cerca del pergamino.
—No imagino el tiempo que debió esperar Zheng aquí para saber que Ching estaba en la isla también—, dijo ella pensativa una vez que supero el episodio de risa.
—¡Desde mil setecientos Annie! ¿No es increíble?—.
—¿Cómo?—, preguntó ella sin comprender lo que el niño explicaba.
—Desde ese año, después del accidente en Tierra Firme, lo trajeron aquí a Nunca Jamás como preso, cuando le expliqué a Zheng el año en el que vivimos en Londres, casi se cae al piso de la impresión—, dijo el niño un poco más animado recordando la anécdota.
—¿Mil setecientos?, ¿Ellos pertenecen al Mil setecientos?— preguntó atónita la mujer.
—Si, y desde entonces todos habían creído que estaba muerto, pero ahora su esposa sabe que no es así. Así que no hay duda de que vendrá a rescatarlo y a vengarse. Y juntos planearemos nuestro escape Annie—.
—Y seguramente los hombres de James vendrán con ella—, dijo Annie con la mirada perdida en el suelo, con Zarina, Leandro y Salvo en la mente.
—¿Piratas de James Garfio?—, dijo Víctor muy interesado.
—No son tan numerosos como el ejército de Ching, pero si, él también tiene aliados en Nunca Jamás, piratas desalmados, como los que te narraba en los cuentos—.
—Los recuerdo—, dijo Víctor con entusiasmo.
—Son muy leales a su capitán, pero solo son desalmados con sus enemigos, y a mí me han protegido hasta ahora, pequeño—.
—¿De verdad? Debo agradecerles por ello—, dijo él haciendo sonreír a la mujer una vez más.
—Y no solo eso, también a tu abuela, a tu madre y a tus hermanos—.
—¿Qué dices?—, preguntó el niño enseguida con impresión—, ¿Mi abuela y mis hermanos están aquí?—.
—Tuvimos que escapar de Londres, Peter nos había seguido hasta ahí por mi culpa, y por consiguiente te rapto a ti. Ni tú ni ellos deberían estar en este lugar, corriendo estos peligros, perdóname—.
—No tengo nada que perdonarte Annie, yo soy quien debería pedirte disculpas, por creer que Peter me traería contigo—.
—¿Eso te dijo?—.
—Me dio a entender que conocería la tierra a la que habías ingresado y yo creí que estarías aquí y que viviríamos aventuras, como mi abuela Wendy y sus hermanos. Como mi mamá y mi tío—.
Annie cerro los ojos con culpa, su imprudencia había resultado en que Víctor y sus hermanos corrieran grave peligro en la isla en esos momentos.
—No hay nada que perdonar Víctor, no sabes lo feliz que estoy de comprobar que sigues con vida. ¿Y sabes? Justo ahora estas viviendo la aventura más peligrosa y emocionante de tu vida—, empezó ella a avivar la emoción en el pequeño—, piratas y pieles rojas, una daga perdida y un villano al que derrotar. Pero cariño, esto es realmente peligroso—.
—Y saldremos victoriosos—, aseguró él.
—Haremos nuestro mejor esfuerzo—, concordó ella.
Más tarde, Tecumseh junto con otro de sus guerreros, bajó a la celda para alimentarlos. La comida con esfuerzos podría llamársele como tal, lo que la joven agradeció más que nada era que les habían llevado agua, y tanto ella como Víctor bebieron con verdadera sed. Mientras ella bebía, notó que un guerrero más bajaba al calabozo con Zheng, maniatado de la misma manera en la que la habían atado a ella. Pudo observar lo maltrecho que se encontraba el hombre, además de atinar que lo habían golpeado brutalmente, por la manera encorvada en la que caminaba y como cojeaba un poco. No pudo ver su rostro debido a que los largos mechones de cabello lacio y negro caían por el frente, pero estaba segura de que estaría sangrando por igual. Metieron a Zheng junto con Víctor y el guerrero tomó al niño por el brazo para sacarlo de la celda, mientras el segundo guerrero, cerraba la misma dejando a Zheng dentro.
—¡Que no se les ocurra ponerle una mano encima al niño! ¿Me escuchaste Tecumseh?—, gritó con fuerza el hombre acercándose a los barrotes, despertando el desespero de Annie al ver que se llevarían al infante.
—¡Te lo ruego, él no tiene nada que ver en esto, no lo lastimen!—, dijo ella sin advertir que su voz, había llamado la atención del pirata, quién recién había reparado en su presencia.
—Lo que suceda con él, lo decidirá la reina. Así que más vale que seas de utilidad allá arriba si no quieres sufrir las consecuencias—, dictaminó Tecumseh mirando al niño fijamente, quien en silencio, fruncía en ceño ante sus palabras.
—¡Es solo un niño!—, dijo Annie hacia el guerrero, intentando hacerlo entrar en razón, lo que desató la furia del guerrero quién a grandes zancadas se acercó a su celda.
—Y mi hermano también lo era, cuando fue obligado a servir y morir en las minas para Tich. El padre de Bonim murió en las mismas condiciones —, rugió levantando el brazo para señalar al guerrero que escoltaba a Víctor para después dirigir su mano a su otro guerrero— así como también el hermano de Makiem—.
Hubo un momento de silencio en el que Annie y Zheng miraban directamente hacia el guerrero.
—Podemos evitar más muertes, únetenos—, habló el pirata con serenidad —, procura la seguridad del niño y tendrás en mí a un aliado que te deberá un gran favor. Sabes perfectamente que Lily esta buscando que rueden cabezas, y tiene las manos atadas en cuanto a mí y la salvadora—, dijo en el momento en el que Annie se giraba hacia la pared a su costado al oírlo referirse a ella—, el niño sería una presa fácil para que ella desquite su furia, podría peligrar su vida. Lo sabes—.
Tecumseh se giro en dirección del hombre para analizarlo con detenimiento antes de hablar.
—La reina se encuentra irascible, y no ayudaste mucho allá arriba con tu farsa sobre ese pergamino, ¿Qué esperas que le pase a él?—, evidenció señalando a Víctor.
—¡Te juro que no sé porque James se lo ha entregado!—, dijo enseguida Zheng —sé tanto como tú, ni siquiera es legible lo que dice ahí, tú mismo lo haz comprobado—.
El guerrero, con rostro rígido se giró en dirección a Víctor para encabezar el camino de regreso a las habitaciones de Tigrilla.
—Tecumseh, por favor. . . no lo lastimen—, rogó la mujer con lágrimas en el rostro al ver que el niño subía las escaleras detrás del guerrero.
—Haz por Víctor y todos los niños en esta isla, lo que no pudiste hacer por tu hermano. . . protege a los más débiles de esta guerra sin sentido, y tendrás todo mi respeto si demuestras que en ti aún hay humanidad. No lastimes a Víctor—, alcanzó a decir Zheng mientras que el guerrero sin detenerse, lo miraba de soslayo para seguir su camino y perderse junto a sus guerreros en la parte superior, cerrando por último la trampilla.
El calabozo se llenó de un silencio sepulcral por unos instantes.
—Así que eres Annie Wayne—, dijo el hombre después de un silencio abrumador en el que solo podían rezar por la seguridad del niño.
—Un gusto conocerte Zheng, aunque me habría gustado hacerlo en otras condiciones. ¿Estás bien?- dijo Annie desde su celda.
—Un placer, también habría preferido otras circunstancias, estoy tan bien como puedo estar después de un fuerte interrogatorio. Pero escucha. Me interrogaron junto con Garfio a cerca del pergamino, ninguno de los dos dijimos nada al respecto. Estoy seguro de que Tigrilla no se rendirá en interrogarlo a él hasta dar con la verdad a cerca del pergamino—.
—Gracias Zheng—, dijo ella con alivio.
—Al inicio no entendía el revuelo por la daga, pero ahora la reina misma nos dijo a Garfio y a mí que es Tich quién la busca. Y eso es verdaderamente peligroso. Ese infeliz inhalara cada gramo restante del polvillo que queda en la isla y todo morirá—.
—¿Cómo que inhalará?—, se sorprendió Annie.
Zheng desde el otro lado de la celda rio un poco de manera amarga, antes de comenzar a narrarle a Annie lo que sabía sobe Edward Tich, y su obsesión por hacerse de la daga dorada, que en esos momentos, permanecía desaparecida y tenía a todo Nunca Jamás de cabeza.
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¡Hola!
Y renazco cual fénix de mis cenizas para presentarles del decimosexto capítulo de este fanfic.
Muchísimas gracias por seguir ahí después de tanto tiempo, y por seguir dándole una a oportunidad a esta historia.
Y ahora, a lo que nos truje chencha:
Tecumseh es un guerrero audaz, capaz de hacer lo que sea por su reino, pero parece ser que sus ideas chocan un poco con las de la ahora reina, Tigrilla.
Curioso que él no fuera quien ascendiera al trono enseguida, después de la ascensión de Lily, pero ahora tenemos la muda afirmación de que es porque ella ha estado esperando por James todo este tiempo.
¿Qué tendrá este hombre que las trae locas a todas? jajaja
Nuestra Annie por fin se ha encontrado con el pequeño Víctor, que niño tan más valiente y leal a los suyos. Estoy segura de que no dirá nada que comprometa a nadie en cuanto al asunto de la daga. Tampoco es que pueda contar mucho, ya que como bien dijo Zheng, no tenían ni idea de porqué tanto desastre al rededor del tema. Así que aunque quisiera, Víctor no podría dar información de utilidad a Lily.
Estoy segura de que James no permitirá que le toquen un pelo. Y se que ustedes también lo están.
¿Alguien puede responder a que se refiere Zheng con "inhalar"?, aquellos que hayan visto la película Pan del 2015, lograrán atinar enseguida, pero nuestra valiente Annie no sabe a que se refiere el pirata, así que aún hay más historia por conocer.
La historia de Barba Negra.
Poco a poco las piezas se van uniendo, aún cuando no sabemos el paradero exacto del villano, se sabe que frecuenta a los pieles roja, y solo quedan tres días para que él vaya a tierras salvajes en busca del trabajo que le ha encargado a la reina.
Los aliados de Annie, James y Zheng están afuera buscando la manera de entrar, que no les quepa duda. Sin embargo, hay algunos otros personajes de los que aún no se sabe nada.
Veamos como se desarrolla la historia y como resulta el encuentro de Víctor con Lily.
A todo esto. . . ¿En dónde carajos está Peter Pan y porqué parece ser el menos interesado en intervenir en esta guerra?, cuando debería ser el primero en interceder en contra de Barba negra, ya que si lo recuerdan fue junto con James, esclavo del pirata en las minas.
¡Hasta la próxima!
