Capítulo 4. Te odio, James Potter.
Snape caía poco a poco al vacío, y sentía cómo el mundo se juntaba en esos rápidos instantes, donde le venían a la mente los malos recuerdos de su tormentoso pasado, los cuales estaban más que enterrados. Mientras, James intentaba poner cara de perplejo volando como si nada, y Lily, con las manos en la cabeza, gritaba asustada al momento de que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo:
-¡Señorita Hooch¡Señorita Hooch!
La joven, quien en ese momento ayudaba a un muchacho a acomodarse en la escoba, volteó asustada, presintiendo lo que estaba ocurriendo.
-¿Qué pasa, señorita Evans? – le preguntaba la mujer volando inmediatamente hacia la pelirroja.
-¡Mire, Snape se cae! – y la niña señaló al cetrino muchacho con un dedo, ya que no podía hacer nada para solucionar el problema.
-¡Santo Dios!- Y la señorita Hooch se da a la tarea de rescatar a Snape. Desgraciadamente, lo atrapó a escasos 5 metros del suelo. Lo puso entre sus brazos mientras éste miraba entornadamente hacia el cielo y los chicos se convergaban con dirección hacia ellos.
-Oh, no, tienes el cuello torcido, muchacho.
-¡Qué asco tocarle la cabeza!-susurraba Sirius con dejo de sarcasmo.
-¡Cuando averigüe quién fue el responsable de esto, me encargaré personalmente de que lo expulsen! - les gritó la profesora a la perpleja muchedumbre de niños.
Vieron alejarse a la joven profesora Hooch, llevando entre sus brazos a Snape. De pronto, un violento grito saca a los chiquillos de su confundida perplejidad.
-¿Quién fue! - Lily se había colocado en medio de todos sus compañeros, con un tono tan superior que provocó las malas caras de ellos.
Y James, sin oír a la pelirroja, charlaba alegremente con Sirius:
-Sería una pena que no hubiera caído.
-Qué mala la profesora ¿por qué no lo dejó caer?- comentó Sirius a su amigo.
-No sé por qué me late que fue uno de ustedes dos.-les dijo Lily de repente, provocando que los dos niños se asustaran de su sorpresiva presencia parándose en medio de ellos.
-¿Y para qué quieres saber quién fue?-le preguntó Sirius intrigado, acomodándose en una posición que le daba aires de analista político. (Ésa de un brazo cruzado y la mano en la cara, qué curro eso)
-Tan bonitos niños que se ven - les dijo la chica sarcásticamente, con los ojos entrecerrados.
-Ja, ja, ja.- rió el castaño molesto.
Los demás niños, tan hartos estaban de los aires que se estaba dando la pelirroja que le silbaron. Ella no les puso atención, y enseguida ocurre algo: James dio un paso frente a ella, y confiesa que él fue el responsable de aquel incidente. Incentivamente ella se voltea, tomando dirección hacia el despacho de la profesora McGonagall, y le asegura que se enterará de aquello.
-Le voy a decir a la señorita Hooch. – también agrega la pelirroja
-¡No, por favor!-le rogaba James asustado y sorprendido por su propia estupidez. ¿Por qué había confesado todo?
-¡Sí¿Crees que voy a encubrir un intento de asesinato?
-¡Eso es en el mundo muggle, Evans¡Por favor!
Y así discutieron y alegaron. Sirius y Remus tuvieron qué detener a James, y Claire a Lily.
-Por favor, Evans, no le digas nada, te lo suplico. Me pueden echar del colegio y eso no quiero. - le rogó James ya fastidiado, cansado y asustado a la vez.
- Pues eso hubieras pensado antes de cometer esa tontería. Y, está bien, nadie iremos con la noticia, pero jamás me vuelvas a dirigir la palabra. – así, y muy molesta, por cierto, Lily dio por terminada la discusión.
-Está bueno¿para qué quiero trato con una muggle chismosa?-
-Ash, cállate, Potter-le espetó Lily.
La señorita Hooch arriba al lugar tan rápido como se había retirado, y se presenta ante sus alumnos seriamente enfadada.
-¡Quién fue?-grita furiosísima la señorita Hooch.
-Fue el viento, señorita - le dice Emily Washinston, de Slytherin, igualmente Julie Ursula Less, de esa misma casa. La verdad, también los de Slytherin querían borrar a ese extraño Snape de la faz de la Tierra. (¡Asesinos! Jaja)
-¿Quiénes volaban cerca del señor Snape? Vengan acá Potter, Lupin, McKinnons y Evans.-Los cuatro chiquillos fueron nerviosos a donde se encontraba la profesora Hooch.
-¿Qué explicación me pueden dar? – la joven profesora sostenía sus brazos en su cintura, y miraba seriamente enfadada a los niños.
-Eh...bu...bueno...yo...no...s. ..ser...ría...capaz de... aventar a nadie de su escoba - comentó James medio nervioso.
-Y...yo...tam...p...p...po...c. ..co. - dijo Remus igualmente nervioso.
-Fue el viento - confesó Edie McKinnons con la misma anterior sensación.
-Sí, profesora. Recuerde que el viento nos empujaba violentamente, y Snape no pudo mantenerse en pie, y cayó - dijo Lily como si fuera la verdad. ¡Estaba encubriendo a James Potter!
-Bueno, les creo. Supuestamente los niños y los ebrios dicen siempre la verdad, así que acepto su versión.- sentenció la profesora Hooch, y agregó:-Ya terminó la clase. Los veo el
jueves.
Y los niños se fueron molestos de que la clase no durara más.
Mientras tanto, Lily iba muy molesta con James.
-¿Por qué se comporta como un tarado que no piensa? – preguntó Claire muy molesta a propósito de que la clase no hubiera durado mucho.
-Ya, pero Vuelo no es tan importante - dijo Ashley pensando que con su comentario aliviaría el enojo de su amiga, pero no fue así.
-Habla por tí, Ashley, yo quiero aprender vuelo decentemente para poder entrar en el equipo en segundo. - dijo Claire aún más molesta.
-De verdad no sé por qué puede existir gente tan inmadura. Mejor, no volvamos a dirigirle la palabra a Potter¿de acuerdo?- propuso Lily sintiendo cómo el aire surcaba sus mentes.
-Está bien. - confirmó Ashley.
-Sí, por mí encantada. - dijo Claire al fin, después de que sus amigas esperaran impacientes su respuesta.
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-No alcanzo a comprender cómo puede alguien a ser tan chismoso - dijo James muy molesto.
-Ésa Evans te quería fregar - le dijo Sirius molesto. Agregó: -Pero te felicito, maestro, lograste vencer al indomable Severus Snape. - le celebró alegre.
-Gracias. -Y ese comentario animó un poco a James.
-¿Cómo que gracias? Pudo haber quedado expulsado.-les dijo Remus, y, con cierto aire muy propio de él, después de varios instantes de silencio agregó: - Pero no puedo negar que Severus Snape me cae mal.
-Ya no sigue ninguna clase. Perfecto- indicó Sirius volteando a ver el horario.
-¿No te gustaría comparar los productos de broma que poseemos? – le sugirió James.
-¡Claro!-le contestó Sirius como quien no quiere la cosa.
-Peter y yo nos vamos a cenar¿no te parece?-dijo Remus dirigiéndose hacia el niño.
Peter y Remus comenzaron su andanza hacia el Gran Comedor, comentando la excelente jugada de James al tirar de la escoba al cetrino chiquillo.
Y así se topó con Lily, Claire y Ashley.
-Ah, hola -les saludó Remus nervioso (¿Nervioso¿Por qué tendría qué estarlo?).
-Hola, Lupin. – Lily le respondió el saludo molestísima. Él sintió sus nervios incrementarse.
-¿Por qué no me saludas por mi nombre? – le preguntó Remus extrañado.
-¡Por culpa de tu amiguito!-le contestó Lily intentando no gritar y conservar la calma.
-Pero yo no soy como él¿no has visto?- sugirió Remus viéndola de cierto modo que la hizo dudar. ¡Bien!
-Sí, perdón, pero tu amigo me exasperó - contestó Lily dándose cuenta del error que estaba cometiendo al adjuntarle al pobre chico los pecados del otro sinvergüenza que tenía como amigo.
Al sentir aquel olor agradable que despiden los elfos domésticos al salir de las cocinas del castillo, Remus invitó a las chicas a que lo acompañaran a él y a Peter a cenar juntos, lo cual aceptaron inmediatamente.
En la Sala Común de Gryffindor...
-¡Mira, qué belleza! – Sirius, mientras levanta una pesada maquinita que podía adoptar la forma que uno quisiera, la ve y admira con los ojitos brillándole con malicia.
-Me costó 12 galeones. Es para arrancar cabellos.-le explica James compartiendo la misma expresión de su amigo. –Es más, te lo doy. –
-Gracias, amigo... ya sé contra quién lo voy a usar.
-¿Con Snape?- sugiere James.
-Aparte.
-¿Con Evans?
-¡Claro que no¿No ves que tiene el cabello muy hermoso? - comenta Sirius sarcásticamente, a lo que su amigo responde con una risita (ay, lo quisiera ver)
-Con mi hermano Regulus, me las va a pagar...- termina de decir Sirius en actitud vengativa. Pero, su gran sueño se ve frustrado (más bien engañado) a causa de un bostezo que sin pedir permiso anunció que la pereza estaba llegando.
-Mejor nos vamos a dormir, amigo – sugiere James también ya cansado.
-Sí, vayamos al dormitorio. – Y los dos se encaminan hacia el lugar, sin hablar.
Después de un rato, llegan las muchachas con Remus, y de ahí en adelante ya no pasó nada interesante o "del otro mundo".
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A la mañana siguiente, James observaba a Lily salir del Comedor. No supo cómo, valiéndose de que ella se encontraba sola, la acorrala en el pasillo. La agarra del brazo, y la pega a la pared, aún sin oír los chillidos que emitía la pelirroja.
-Mira, Evans, eso se lo hice a Snape por ofender a mi familia. – le aclara James, cruzando sus dedos para que ella le creyera.
-¡Ah! Ayer me dijiste que no tratarías con una muggle chismosa, y ahora me dices eso. ¿Quién te entiende? Y¡Vaya manera de defender a tu familia! Mejor hubieras ido con la profesora McGonagall y hubieras arreglado ahí todo.- responde Lily molesta, viéndolo fijamente. No supo cómo sintió frío dentro de sí misma ante aquel gesto.
-¿Cómo que con la profesora McGonagall? Yo no soy mujer. – le respondió James, acorralándola aún más.
-¡Ah! Déjame salir, por favor.-Lily estaba cansada de tratar con un niño que, en vez de tener 11 años, pareciera ser apenas un chiquillo en estado prenatal.
-Está bien, vete. –le dice James sintiendo la batalla perdida, volteando a ver al suelo.
-Gracias.-Y Lily se va con paso apresurado al aula, a la vez que sintiéndose rara.
-Evans...- suspira el castaño viéndola alejarse con su ya característico paso apresurado. Despertó de sí mismo y se aleja tras sus amigos.
Rápidamente, casi en lo que tarda un exhalar en terminar, la pelirroja hace su aparición en el aula de Historia de la Magia.
-¿Por qué te tardaste?-le preguntó Ashley preocupada.
-Nada, Potter me acorraló-dijo Lily resoplando.
Pero Claire no pudo exclamar de la sorpresa al ver al gélido profesor Binns haciendo su fenomenal aparición en el aula, lo cual atrajo tanto su atención que lo olvidó casi inmediatamente, y rápidamente ordenó comienzo de la clase.
La clase de Historia de la Magia pasó lenta, y con un total aburrimiento, tanto, que Claire y Sirius aprovecharon para echarse una ¿merecida? siesta. Ashley no hizo nada, Lily también y Parvati poniendo atención en la clase. Era la única que estaba despierta en esa hora, escribiendo apuntes a todo lo que daba. "Bueno, es que la Historia es interesante pero no se debe de abusar de su uso", decía la morena constantemente.
Tocó la campana de cambio de clase, y, aunque el profesor Binns seguía dando clase, los alumnos salieron apresuradamente a su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Pasaron haciendo bola, y, un profesor de aspecto terrible, de tez apiñonada, y, con lentes oscuros que cubrían sus ojos, los recibió molestos.
Todos los Gryffindor se quedaron congelados, en especial Claire. Parecía conocer aquel sombrío hombre de un lugar que no recordaba.
-¿Qué esperan, niños¡Ocupen sus lugares, pero como vienen! – les gritó a los chicos.
-¡Oh, no¡Que sea Roman, pero Figuas no!-se rogó James para sí mismo, pero tal parecía que Merlín por esta vez no le concedería el tan anhelado deseo.
Y, cuando llegaron los Slytherin, los recibió cortésmente. (A lo mejor lo supusieron, por que es el jefe de esta casa)
-Pasen señores, por favor. – Al terminar de tomar asiento el hombre se aclaró la garganta tan sonoramente que provocó el espanto de aquellos chiquillos, especialmente los de los leones.
Y el profesor Figuas comenzó:
-Bienvenidos, y no tanto – y señaló a los Gryffindors – a su clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Soy el profesor Figuas – y unos pocos, malamente se atrevieron a reírse de la forma de su apellido, a lo que él respondió con amargura:
-¿Qué les parece gracioso mi apellido? Ustedes, no me conocen, ya verán, pequeños novatillos de quinta – y unos hicieron cara de desafío. El profesor Figuas no hizo caso, y prosiguió caminando alrededor de los lugares de sus alumnos y con los brazos atrás del cuerpo – y les mostraré cómo defenderse contra agresiones a su persona, también, algo de artes oscuras para que las usen, sólo – e hizo énfasis en esta palabra – los que estén interesados. Esto será, cuando entren a séptimo, así que, nada de eso por ahora. Les recomiendo que esto no lo comenten con nadie que meta las narices en donde no le llamen, por que si no, ya saben a lo que se atienen – Y sonrió maliciosamente. Su boca dejó descubrir unos dientes amarillentos.
Les mostró en su clase algo de teoría defensiva, no hechizos, por lo tanto, y tocó la campana para ir a comer. Todos los chicos Gryffindor iban muy espantados de lo que era capaz ese profesor Figuas.
-¿Cómo que enseñar artes oscuras! -estalló Ashley nerviosa- ¡Eso está prohibido en el colegio!
-No debemos arriesgarnos – les susurró Parvati por detrás, lo cual provocó que las tres chicas se asustaran más, y la primera iba acompañada de Melissa - He oído que ese Figuas toma represalias horribles. –
-¿Cómo lo sabes? – le preguntó Claire más espantada que sus demás compañeras.
-Vayamos las cinco juntas al Gran Comedor. Digo, para platicar mejor. – dijo Lily apurada. No parecía importarle mucho aquel asunto, pues pensaba que ésas eran simples leyendas populares.
-No, pues, es que mi prima Toni estuvo aquí – les platicaba Melissa – y luego, ese señor hizo que castigaran horriblemente a su amiga Alfa, quien era muy, por decirlo, comunicativa, y la colgaron de los cabellos durante tres horas, y, como consecuencia la cabeza casi le estalla al terminar el castigo. El conserje que provocó todo esto fue Apollyon Pringle, por que la descubrió diciendo lo que les advirtió el Figuas, y, pues así fue todo –les terminó de comentar. Se formó un silencio sepulcrar entre ellas, como queriendo entender todo primero, y la que rompió el hielo fue Ashley.
-¡Oh no! Mejor no me atengo a ese Figuas
-Es mejor – le respondió Lily, tomando asiento en la larga mesa, al igual que las otras chicas.
-¡Qué padre que tenemos las siguientes horas libres! – exclamó Sirius alegre a poca distancia del grupito "esquizofrénico", llamadas así por James. Y éste añadió:
-¡Podemos aprovechar para usar la venganza contra Snape! – comentó el moreno alegre.
-¿Por qué no maduran?- los dos voltearon entornando los ojos violentamente, reconociendo perfectamente aquella vocecita chillona que más que su compañera parecía su jefa de casa.
-Mira, mira, la "loquita" de primer año ni tiene ni una semana de conocernos, y nos está dando lecciones de cómo comportarnos – exclamó molesto Sirius.
-Te deberían llevar a la casa de la risa¿sabes?-le comentó James molesto pero sarcástico.
-Ja ja- rió irónicamente Lily. Después de varios minutos ella y sus amigas abandonaron el lugar. Sintiéndose ya en libertad, Melissa les propuso ir a conocer los mentados terrenos de Hogwarts, los cuales, según las anécdotas que había escuchado era lo más bello del lugar. Las demás aceptaron encantadas.
Las cinco chicas, cuando llegaron a los terrenos, se maravillaron ante la gran belleza de los paisajes: No terminaban de creer la gran majestuosidad que tenían enfrente. Era un paraíso, más bien, como si aquel lugar terminara de completar la bella imagen que tenían ya formada de Hogwarts. Ahora Lily tuvo razón en pensar que ese lugar era perfecto.
-Vénganse, aquí – les señaló Parvati un buen lugar para tener una vista panorámica del lugar. Y estuvo mejor cuando no se encontraba nadie ahí.
Se quedaron unos minutos en paz, observando un paisaje digno de inmortalizarse en una foto, un atardecer que harían suspirar al más romántico y el más duro se doblegaría ante ese Venus.
Pero su paz no duró mucho, ya que llegaron gritos y explosiones de atrás.
-¡Ahí te va esta bomba! – le gritaba una voz abandonando la infancia a una bola de pelo grasiento, que gritaba pidiendo auxilio de una forma estridente y terrorífica.
-¡Potter! – exclamaron Claire y Lily molestas. Ya ni ahí estaban exentas de las tonterías de él y Black. Y para rematarla Severus Snape completaba el cuadro desagradable.
-¿Se puede saber por qué interrumpes la paz de las montañas nos está ofreciendo¿Qué ya ni acaso aquí estamos libres de tus estupideces? – exclamó Lily perdiendo casi por completo los estribos.
James se encontraba algo avergonzado por que Lily lo viera en pleno trabajo, pero añadió en tono pensativo:
-La paz de las montañas. Me suena a canción - dijo en tono sarcástico.
Sirius rió.
-Ja ja, te voy a acusar con la profesora McGonagall – le aseguró.
-¿Sólo con este propósito armaste este borlote¿Perder 20 puntos innecesariamente¿Sólo por esta muggle chismosa, para probarla? Uuuuuuuuuhhhh...-le preguntó Sirius medio atontado y como aturdido.
-Ven – dijo evadiendo la pregunta – Vamos a seguir con lo de Snape, mejor – le respondió James cambiando de tema.
-Bien – Y, sin despedirse, se fueron corriendo hacia el castillo.
-Black, Potter, Snape se fue... por allá – les señaló inocentemente Claire con el dedo hacia El Bosque Prohibido.
-¡Gracias, Milenks! Es más¡toma! – y Sirius le dio a la rubia un objeto medio raro, que supuestamente servía para quitar dedos y regresarlos a su posición.
-¡Si serás tonta! – y, Lily le dio un golpe en la cabeza bien merecido a Claire, quien miraba tonteada al objeto, dándole vueltas y mirándolo por el mejor lado posible.
-Bueno, pues, me cae mal Snape. – le respondió Claire sobándose su cabeza.
-¿Que te cae mal Snape¡Eso no importa, debemos respetar! – la reprendió Lily muy molesta.
-Bueno¡sargento Evans! –le respondió Claire sonriendo al estilo militar.
Las cinco muchachas rieron, y, después de un buen rato, reemprendieron el camino hacia el castillo.
En los siguientes días, las clases pasaban, para molestia de muchos, con muchísima normalidad, y un aburrimiento tal... Las clases del profesor Roman eran, pues divertidas y dinámicas, se podría decir; las de McGonagall, severamente difíciles; las del profesor Binns, el profesor fantasma, más aburridas que nunca; y ni se diga las del profesor Figuas. Eran, simplemente, una tortura.
Lo único que hacía divertida la vida en el castillo eran, para desagrado de Lily (y aunque no lo quisiera aceptar), las bromas de James y Sirius, y su víctima principal, era, obviamente Snape.
Y así fue, hasta que, un día a finales de octubre, todos los alumnos de Hogwats se despertaron con la noticia de que iba a realizarse un baile de Halloween. Estaban muy entusiasmados, hacían planes para el tan esperado día, comparaban precios de modas y planeaban fugarse a Hogsmeade, hasta que, para su desgracia, el profesor Dumbledore les robó hasta no parar todo lo que había de felicidad en ellos avisándoles que el baile era para los alumnos de cuarto en adelante.
¡Buenas a todos / as!
Un cuarto capítulo difícil de realizar y corregir, ya que lo tenía escrito y pues, irme hasta atrás para empezar de nuevo sí que es cansado. Lo que más me entusiasmó es que ya se estén presentando situaciones JL pero no tan notorias. ¡Claro que todavía no por que es muy pronto! Y sobre el sádico castigo de Alfa... ¿no bien se lee que hay castigos severos en Hogwarts?
Espero sus reviews, ahora más que nunca ¿La razón? Este fic lo dejé de escribir en noviembre del año pasado, es decir, lo abandoné, y las hojas donde apunté los demás capítulos fueron a dar a los sucios escombros de la basura gracias a mi mamá. Y me es difícil empezar de nuevo si no cuento ademáscon su apoyo. Por eso quisiera pedirles que pincharan en Go, luego escriban su comentario, le dén en Submit Review y así me dan másánimo para seguir adelante. Por favor, no flammers.
¡Saludos!
