Quería llorar pero simplemente ya no le quedaba lágrima alguna en su sistema, desde la noche anterior no habia podido parar. Estaba convencida después de la conversación con Snape que él estaba retrasando al máximo la unión que indefectiblemente sucedería esa noche. No había regresado a dormir la noche anterior, aunque sinceramente lo agradecía. Dos semanas habían destruido su espíritu. Ya no sonreía, no tenía ánimos para salir aunque él había dejado abierto todo (suponía ella a drede) el día anterior... no había contestado a las cartas de sus amigos, el huracán de acontecimientos le había borrado el interés al estudio, a sus amigos y a la guerra...
Se preguntaba a diario si Malfoy no habría tenido razón todo ese tiempo, ella no pertenecía a esa sociedad. Al menos no hasta hacía dos semanas.
Lo había odiado, lo odiaba, pero era verdad... ella estaba maravillada con la magia y la escuela. Tan maravillada que jamás había buscado un trasfondo cultural...se había expuesto como blanco en la guerra y era la única que estaba pagando. Todos...TODOS sus amigos eran sangre pura, incluso Harry que había crecido con moggles era hombre y sangre pura...
Se arrepentía tanto de haber salido de una vida llena de posibilidades y libertad.
Las nauseas a penas eran controlables, tan fuertes que de haber estado a más semanas del día de su casamiento dudaría de un probable embarazo, sin embargo eran solo nervios y asco... Sentimientos que consideraba la seguirían el resto de su vida.
Sabía que el no deseaba hacerle eso y se sentía por momentos mal por el asco hacia el hombre. Sabía que era una palabra muy fuerte y realmente no era tan horrible físicamente ni disfrutaba violarla como tan explícitamente le había comunicado días antes... pero no duró su arrepentimiento, ella tenía derecho al menos a eso. Sentir asco de su marido parecía el único proceder permitido... es más, suponía que Voldemort esperaba eso y era su "unica contribución" a la guerra.
Por otro lado "se le permitía estudiar" debería seguir con sus tareas de verano que estaban muy atrasadas... dudaba que Snape fuera muy complaciente si bajaba sus calificaciones...
" tic tac"
"tic tac"
El reloj inexorablemente se acercaba a la hora límite... no sabía a qué le temía más... si a tener que ser violada por Snape o a no serlo y enfrentar las penalidades del Ministerio... Azkaban o ser "reubicada". Realmente tenía más miedo del ministerio...
Había bebido de más y lo sabía. Nunca se había excedido ni se había encontrado en una posición de desear no recordar hasta ahora. Su visa era intolerable... no toleraba verse al espejo y no soportaba compartir el espacio con la mocosa desagradable que parecía arrinconarlo fuera de su propio espacio...
Sabía que estaba al límite de tiempo y sentirse con la mente nublada no le había ayudado a llegar rápido y hasta había temido una desparticion... desearía tener tiempo para tomar un baño o unas pociones para la resaca, pero demoraban demasiado en hacer efecto así que solo agarro las dos de la semana anterior y dos para la chica y de forma bamboleante llegó a la habitación abriéndola súbitamente y perdiendo de forma ligera el equilibrio.
- Es tarde. - No supo ni cómo había podido emitir sonido, pero la frustración de verse obligada a esperar a su violador era algo aún más humillante de lo vivido anteriormente, si es que eso era posible.
- Se mirar la hora, Granger. Esta poción es la de la semana pasada, la otra es la que te ofrecí y no deseaste tomar... - la miró a los ojos y ella pudo ver que el quería que ella la tomara.
- No. - Sabía la estúpida decisión que había tomado pero el oler el alcohol y el sudor (nada particularmente agradable) del hombre bamboleante ayudo a no confiar en él para quedar en la plena inconsciencia. También dió un paso más en el desagrado superior que ya sentía por él... era asqueroso el aroma de alguien ebrio... asqueroso e intimidante. No se atrevía prácticamente ni a respirar.
- Como desee. - Antes de apagar las luces pudo percibir el pánico adicional por su estado de ebriedad en la chica y sintió un odio casi irrefrenable al sentirse por un momento su padre, pero logró reprimirse y proceder a finalmente eliminar las luces y terminar con ello.
"Para toda la vida" era una perspectiva muy deprimente si se la pensaba desde el lugar de tener que de violar a una niña o jovencita todas las semanas, para escucharla llorar y llorar hasta dormirse. Embarazarla con hijos que ninguno de los dos deseaba... Se preguntaba si sería capaz de amar a esos niños... niños traídos sin ni siquiera tolerancia, a una guerra sin siquiera tener sangre pura, pero viviendo en un círculo donde ello era algo degradante.
A este paso se volvería alcohólico como su padre, algo a lo que no estaba dispuesto a llegar... mirando su café negro suspiró... Un poco de whisky le hubiera sentado bien. En su lugar decidió restregarse el rostro con frustración. Él no había sido amado ni apreciado por sus padres... había sufrido una vida con una disciplina que muchos interpretarian incluso como maltrato... si la guerra se perdiera o siguiera no tendría opción más que perpetuarlo.
Los pensamientos viajaban una y otra vez a la redada en la que había participado durante el día. Pudo evitar matar, torturar y abusar de muchas personas pero eso no había impedido que otros lo hicieran con el mayor de los placeres... no iba a dormir esa noche y de seguir así ninguna. Antes su casa era su refugio, hoy ni siquiera podía ir a su propia casa por cuidar a una mocosa desagradable a la que se veía pegado eternamente. Decidió sacar a la niña de su mente y volver a la redada; Dumbledore no había podido evitar el ataque al pueblo, aunque sí rescatar algunos magos de interés... Con un poco de suerte aceptarían trabajar para la orden.
El sofá era incómodo sin importar las tranfiguraciones que le hiciera porque era un sofa, uno viejo y destartalado. Era una persona asquerosamente rica y dormía en la escuela, durante las vacaciones, tirado en un sofá deplorable.
Era el maldito colmo no poder usar su propia cama, su baño privado o cualquier parte de sus aposentos. Él no tenía la culpa!Tenía su vida ya armada y ahora debía entrenar a una mocosa insufrible para poder sobrevivir ambos... Tenía que seguir con el circo, demostrar su dominación hacia quien fue el cerebro del trío dorado.
Con ese envión decidió dirigirse al cuarto. Tenían que hacer alguna salida publica, ya estaban llamando la atención. Al abrir la puerta la imagen le molestó aún más, era un fantasma de quien había sido ella algún día. No le había hecho gran cosa, literalmente vivía como un parea! Aún así le habló con su característico desprecio monótono.
- Mañana vamos a salir al callejón Diagon, debemos hacer una aparición pública y tú necesitas cosas para el año escolar. - Esperó contestación sin mucho éxito, solo un leve asentimiento seguido de en temblor general. - Voy a volver a dormir en mí cama, esta situación es ridícula y no noto ningún beneficio si de todas formas estás... así - terminó señalandola despectivamente. Pudo ver la vergüenza volver a su rostro pero sinceramente no le importó. Sin decir nada se acostó y se durmió...
En la noche solo durmió el hombre a su lado, que al menos se había bañado y ya no olía a alcohol o suciedad... desprendía la que descubrió era su típica fragancia a perfume costoso varonil... no era horrible, pero ella lo odiaba como a todo lo referente al hombre. Tendría que fingir? Debería parecer feliz o el hecho de que la gente la viera miserable era lo que se esperaba? Agradecía la ropa que la Señora Weasley le había obligado a comprar, conociendo el temperamento del hombre, no dejaría pasar la oportunidad para decirle lo degradante que era tenerla como esposa vestida inadecuadamente... al menos así no debería pensar, todo estaba arreglado. Por otro lado la desanimaba el hecho de no tener dinero propio, se moría de la consternación de pedir dinero para comprar ropa interior (volvió a agradecer a la mamá Weasley) o simplemente tomar un helado, comprar un libro o comer alguna golosina. Todo lo que amaba del mundo mágico estaba destruido o mejor dicho lo veía por primera vez como realmente era.
Podía entender porqué los sangre pura deseaban eliminar a las personas nacidas de moggles de su mundo. Las ideas de vida de su propio cotidiano eran progresistas y promovían plenamente la libertad de expresion de las mujeres. La luz filtraba por la ventana encantada cuando ella se pudo Finalmente dormir, para ser levantada demasiado pronto de forma brusca por su esposo mirándola desagradablemente.
- Ya tenemos que irnos. Ve pensando qué cosas necesitas, no tengo mucho tiempo ni es habitual que haga visita por aquellos lugares.
- Solo lo de la escuela señor... - El la miró inexpresivo antes de asentir y desaparecer de la habitación. Diez minutos después ella lo siguió tímidamente vestida con un traje azul oscuro de tela fresca, le sentaba bastante bien y un poco de maquillaje disimulaba de forma aceptable su palidez y ojeras, los tacones le hacían sentirse inestable y aún mas pequeña frente al hombre al que no se animaba a mirar a los ojos.
- Ahora que estemos fuera ese comportamiento es... lo ideal para nuestra posición, en la intimidad de nuestro hogar hace la convivencia aún menos tolerable de lo necesario. - Sabía que el tenía razón y aún así se le llenaron sus ojos de lágrimas. - Se rápida y discreta, no tengo intención de cruzarnos con nadie peligroso, pero si eso ocurriera no seria inteligente de tu parte hacer nada fuera de lugar... en especial si esa persona fuera mortifago. Estoy siendo claro?
- Si señor. - No se atrevió a mirarlo y las implicaciones de hacer algo que se suponga fuera de lugar le daba terror. Después de todo ya le había dicho varias veces que de verse obligado, le haría daño.
Lo vió suspirar impaciente antes de aclararse la garganta.
- Por motivos obvios, no le diré fuera de este cuarto "Señorita Granger" esté atenta. Comeremos allá. Sin más dio paso al flu y respirando profundamente ella le siguió.
- La gente nos está mirando... - Era muy incómodo y se le hacía difícil mantenerse discreta si todos, absolutamente todos a su paso frenaban a verlos.
- Me cree ciego, Señora Snape? Para eso vinimos. Concéntrece. Qué necesita a parte de todo lo escolar - Se había quedado bloqueada desde el nombre con el que la llamó, pero realmente no se sentía capaz de pedirle algo. Quien los veía desde lejos, podía observar un esposo serio y una jóven esposa sumisa, nada fuera de lo normal y la imagen ideal para que le fuera transmitida al señor Oscuro.
- Nada, Señor.
- Señora Snape, realmente no estudió o no comprendió lo que le dí sobre nuestra cultura. Usted tiene derecho (y espero que lo haga, porque se espera de mí también) a pedir lo que desee independiente del costo... es nuestra primera salida pública, nos están viendo. Así que espero que nos vayamos luego de largas y tediosas compras innecesarias... - No entendía la sorpresa de la chica, aún en el mundo moggle la mayoría de los matrimonios, en especial los de alta sociedad, funcionaban de forma similar.
- Señor, no estoy acostumbrada al derroche. Toda mi ropa es Nueva, asumo que mis libros y uniformes también lo serán. -Estaba molestando al hombre y ella entrando en pánico así que nombró lo primero que le salió. - Una lechuza, talvez?
- Una lechuza? Hablando de animales su gato llegará mañana, no había sido informado de su mascota. Ya tenemos una lechuza - dijo poniendo su mano en la frente frustrado ya.
- No lo sabía, disculpe. - A penas se le escuchaba la voz.
- Soy mago, obviamente usted tiene a disposición la lechuza de la familia. Joyas? Perfumes? Ropa? Maquillaje... elija algo.
- Libros, plumas... disfruto de eso señor, pero lo que usted considere está bien. - A pesar del miedo la contestación estaba con un dejo de ironía. Pudo ver al hombre entrecerrar sus ojos pero no dijo nada y se dirigió a la primer tienda de lujo, una en la que ella jamás se había fijado antes.
Habían pasado varias horas antes de frenar a almorzar algo en un fino restaurante en el que nunca había entrado. Snape pidió por ambos algo sencillo, la comida era tensa pero silenciosa hasta que se escuchó la voz de la gran mayoría de las pesadillas en su vida.
- Severus, querido amigo... Señora Snape, un placer. - pudo darse cuenta de que su esposo se tensó automáticamente al igual que ella que a penas atinó a asentir con la mirada baja. No quería ni siquiera suspirar para no incitar a Snape a hacer algo "que no deseaba".
- Lucius... perfectamente. Te invitaría a sentarte pero es la primer salida publica con mi esposa. No sería acertado, es probable que mañana encabecemos las principales revistas de chismes sociales.
- Por supuesto, pero espero que aceptes la invitación a la fiesta que haremos en un mes, en la mansión. - Sabía que lo estaban acorralando y no tenía opción a retroceder.
- Claro... será un placer. Ahora, nos despedimos. - Sin más señal ella entendió que debía pararse detrás del hombre y en el camino realizó una reverencia pequeña al patriarca Malfoy. Snape dejó dinero sobre la mesa y la guió tomándola por la cintura. No hablaron el resto del camino hasta llegar al castillo.
- Podría haber sido peor... - No estaba segura, pero podría haber sido un cumplido. De todas formas decidió irse a acostar y tratar de olvidar el día.
