Todo se había vuelto mas y mas extraño según pasaban los días... dos semanas transcurrieron desde el encuentro con Malfoy. El profesor se había puesto muy nervioso y esa misma noche le habia informado que debían iniciar con clases de Oclumancia. En ese momento ella se había sorprendido mucho (sin contar el pánico de tenerlo también dentro de lo único que le quedaba propio) de que él decidiera enseñarle algo aunque la respuesta la dejo aterrada y dispuesta a hacerlo bien: Voldemort,Bellatrix, Lucius Malfoy... serían personas habituales en su vida... necesitaba por la seguridad de todos mantener la información oculta y ocultar a parte que podía hacerlo.
Estar con Snape no era mejor con el pasar de las semanas por eso no sabía si no debía sentirse agradecida de sus largas ausencias.
Entendía muy bien a Harry ahora, ocluirse del profesor de pociones era prácticamente misión imposible, sin contar que los recuerdos de los sucesos de los últimos años, recuerdos de su infancia y de sus padres la destruian por dentro aunque ella no sabía que Snape con ella no elegía humillarla por sus recuerdos sino que se concentraba en los aspectos técnicos de la disciplina...
Verse a sí mismo violando a la chica, sentir en pánico frente a su presencia y la incertidumbre en un punto lo asqueaba, aunque realmente lo molestaba y lo agotaba. No veía la hora de que realmente domine la oclumancia y no tener que ver toda su vida y todo lo que perdió una y otra vez. Y aunque una parte de su mente podía entender que ella era una niña la otra no dejaba de ver qué era la causante de gran parte de su infortunio presente y del futuro también. Así como lógicamente entendía su posición, nadie entendía la de Él... estaba siendo un esposo adecuado... solo faltaba que no respirara. Maldita sea! No la golpeaba, la chica estudiaba y hacia lo que quería!
- Severus, deberías optar por intentar ser más comprensivo. Sí le dieras la oportunidad y el lugar encontrarías una compañera muy inteligente. Puede ayudarte en todo esto.
- Tiene 16 años... cumplidos hace poco. No hay forma de que me convenza de contar mis cosas a una niña ni mucho menos de permitirle participar de esto. Deje de insinuarlo, viejo. No es una "compañera" más bien es como una tutelada... con una carga particularmente desagradable.
- Su edad ciertamente es lamentable, pero ella es tu esposa severus... es una buena persona. Es leal. Podría...
- No. No podría NADA Albus y el que sea buena persona e inocente no es algo a lo que yo llamaría un atributo en los lugares donde inexorablemente va a frecuentar la chica... es una maldita y desagradable niña.
- Pensé que en el círculo social en el que te mueves Severus, la inocencia en una esposa es "deseable". - el hombre joven lo miro con desprecio levantándose bruscamente - y ese es uno de los puntos principales con los que yo no estoy de acuerdo. Pero aquí estoy... sin poder elegir ni mis propios encuentros sexuales. - Sin más vacío el hidromiel que estaba compartiendo con el anciano.
- Severus...
- En fin, profesor. Puedo garantizarle el bienestar físico de la Srita Granger. Para el resto no tengo tiempo ni interés en abordarlo. Con respecto a la información que requería, concluimos. Me retiro.
Cuando ingresó a la sala encontró a su joven esposa comiendo, noto como instantáneamente se tensó. Antes de unirse a la mesa se frotó con frustración el rostro.
- Buenas noches, señorita Granger.
- Bu..buenas noches, profesor. - no levantó el rostro de su plato y siguió comiendo lentamente.
- Retomaremos las clases de Oclumancia hoy, usted va bien, pero tenemos hasta el viernes y no queremos sorpresas- por primera vez en semanas ella lo miró a los ojos aunque no pronunció palabra esperando que él siguiera - Pude esquivar ese evento tan importante al que estábamos invitados por Lucius, voy a ir solo. Pero el viernes hay una cena de inversionistas y las familias están invitadas, asumo que es lara obligarme a llevarla a la reunión ya que no puedo faltar. Es también en lo de Malfoy. Necesito que sea impecable, Señorita Granger, porque muchos son mortífagos y nos estarán observando. - Hermione estaba aterrada, estaba segura que Snape se refería a esos momentos como los "posibles para causarle algún daño" El hombre pareció comprender lo que estaba pensando.
- Si. Este es uno de las situaciones en las que si me voe obligado a hacerlo, le haré daño. También le aseguro hacer todo lo posible para que eso no suceda... mi vida privada me gusta privada y si tengo una situación con usted preferiría que sea en privado. - Terminado esto la dejó sola, asustada y desconcertada. Era muy extraño que "intentara" no hacerle daño como si fuera algo ajeno a su decisión.
- Hay algo que debería hacer y no lo sepa? - Ella lo estaba mirando como suplicante... El suspiró y terminó de salir sin mirar atrás y lamentando tener una esposa tan débil e ignorante.
El lugar era imponente, habia cientos de metros de paisajismo, aves que circulaban gratamente por todo sitio y la música... clásica y elegante dejaba aún a la distancia sus vestigios. Estaba impresionada y el profesor pareció notarlo.
- No deben verte impresionada, tu tienes una mansión igual, aunque de mejor gusto. - Hermione solo atinó a mirarlo sorprendida-
-Vivimos momentáneamente en el castillo por tu seguridad y mi trabajo. Tengo diversas propiedades. Tu perteneces aquí ahora y así debes actuar. El Señor Oscuro le ordenó a sus súbditos que te traten como sangre limpia... debes decirme cualquier cosa que alguien te diga fuera de lugar... lo que sea.
- Entiendo. - A penas era capaz de mirarlo. Ella no sabía si la miraba así para intimidarla o simplemente porque era su forma ade comunicarse. Lo cierto es que le daba pánico compartir cualquier interacción.
- Nuevamente, no me interesa si en privado me dice Señor, Profesor, Snape o como deseé... aquí soy "Severus" y NO me tratas de usted... Soy tu esposo. Te diriges a mí como lo hace una esposa, no una alumna.
- Comprendo Severus. - Logró captar un leve asentimiento de parte del profesor y notó como la arrastraba hacia la reunión. La casa se acercaba demasiado rápido para su gusto, no quería llegar. No quería ser parte de este mundo...frecuentar mortífagos.
- Severus, amigo! - Lucius Malfoy se acercaba entre la multitud con su aspecto aristócrata y sádico. El cabello relucía largo sobre sus hombros, los anillos destellaban producto de las luces que llegaban desde distintos ángulos. Detrás de él, unos respetuosos pasos por detrás, estaba Draco. Parecía casi tan incómodo como ella, par aun buen observador se veía la mirada rapaz del padre, se notaba que cualquier reacción inferior a perfecta probablemente sería castigada. Por primera vez se preguntó qué clase de vida tendrían los Slytherin en una comunidad tan exigente y cerrada... Qué clase de vida tendrían sus propios hijos en este entorno. Aunque Lucius se habia dirigido hacia su marido, sus ojos no se despegaron de ella. Snape pareció notarlo...
- Lucius, es muy temprano para un duelo. Mejor mira hacia otro sitio. - Parecía bromear, era algo totalmente extraño de ver. No conocía a nadie que hubiera escuchado al hombre ser sociable... Aún así tampoco pareció no ir en forma de amenaza...
- Señora Snape, bienvenida a mi hogar. - Era muy evidente que detrás de la sonrisa cordial la estaba probando.
- Señor Malfoy, agradecida de ser recibida. - Atinó a realizar una pequeña reverencia mientras la bilis le inundaba la garganta.
- Ya conoce a mi torpe hijo... Draco - Pudo ver la desesperación del chico, sintió pena, pero no estaba en una posición de ayudar a nadie en ese momento - no seas maleducado, saluda a la Esposa de tu Padrino ahora. - Trastabillando Draco quiso tomar la mano de Hermione que ella instintivamente corrió sabiendo que no debería tomarla. Lo que vió luego la dejo horrorizada para el resto de la noche, sabiendo específicamente a lo que se refería Snape cuando dijo que podría hacerle daño -
- No tocas mujeres casadas sin permiso Draco. - Mientras se pronunció descargó a velocidad el bastón de serpiente en la mano del joven que solo cerro con fuerza sus ojos y se le tiñeron las mejillas de rojo. Ella no podía creer lo que estaba sucediendo... pero ni Snape ni nadie pareció inmutarse.
- Señora Snape, le pido disculpas por el comportamiento de mi hijo. Severus, lo siento. No volverá a ocurrir... hablaré con él en profundidad . - Ella solo pudo asentir y desviar la mirada, se le habían llenado de lágrimas los ojos y no quería que nadie la vea.
- Lucius, no seas extremista. No necesito que mutiles a mi ahijado. Si lo considerara una ofensa puedo defender yo mismo el honor de mi esposa ... no necesito intermediarios.
- Severus, amigo. Cuando seas padre me vas a entender. Señora Snape, nuevamente le pido disculpas y le aclaro que sea libre de hacer lo que guste... - Claramente Malfoy la estaba despidiendo pero ella esperó pacientemente a que Snape le dijera algo. Estaba a punto de Castañar los dientes del miedo antes de que Snape decidiera tener algo de misericordia de ella. - Si no te importa Lucius, me gustaría mantener a mi joven, deslumbrante e inocente esposa cerca cuando vengan los buitres a ver...
Durante toda la cena y el transcurrir de esa fiesta eterna no paraba de contar los minutos para irse... Tuvo que reconocer (increíble realmente) que Snape no la había dejado más de lo necesario, se había mantenido cerca, cordial y eventualmente la defendía si creía que alguien se pasaba con ella. Lo escuchó hablar de negocios de cosas que ni siquiera sabía que existían, se veía dueño de muchos activos... Realmente no le interesaba la verdad. Su mente divagaba en la insinuación sobre la paternidad futura de Snape ... sus hijos estarían en este entorno horrible.
Vió a Snape Bailar (con ella), beber y reir a carcajadas, a lo lejos con un aspecto miserable estaba Draco Malfoy, solo y humillado. Por otra parte la Señora Malfoy se encontraba radiante, era el alma de la fiesta.
La reunión se hizo eterna, dos o tres veces pudo ver la cara del profesor mirándola en forma de advertencia y eso bastó para paralizarla... no podía olvidarlo, la reacción de Malfoy con su hijo... estaba segura de que su marido no dudaría en hacer algo equivalente. Algunas mujeres le insinuaban lo afortunada que era, todas tan superficiales, simplemente se dedicó la velada completa a estar en silencio sin mirar a nadie, lo que pareció agradar bastante a su marido. Suponía que ésa era la imagen que todo mortifago esperaba de ella.
- Estuvo bien. - Ella seguía sin poderse mover, temblando y agotada. No se atrevía a mirarlo así que simplemente se quedó allí.
- Qué espera ahí de pie?
- No...no lo sé. Estoy aún... es extraño. - Notó que el hombre la miró evaluandola durante unos minutos.
- Ciertamente. Si desea retirarse hágalo, no la voy a retener conmigo. No estamos en un lugar público, no está obligada a esperar que la despida. - No se toleraban, ninguno. Aunque intentara ser cordial no la soportaba... Ella temía su presencia... lo único que tenían en común era la incertidumbre de compartir toda la vida con alguien a quien despreciaban tanto.
- Señor... Draco estará bien?- A penas levantó el rostro para darle a entender que siguiera hablando. - Se veía extraño.
- El jóven Malfoy se ve como la mayoría de los jóvenes lo hacen al estar con su padre en una reunión formal ... Nuestra cultura es complicada. Pero si su pregunta se enfoca hacia mí. No. No la golpearía, menos en público, por algo tan insignificante como eso. Si bien le advertí que podría pasar, claramente jamás por algo así...
- Señor? Podría escribir a mis amigos? - la miró insondable mente durante largos minutos antes de asentir y volver la libro. - De más decir, que mis actividades son completamente privadas, Señorita.
Quizás se lo estaba imaginando pero creía que Snape estaba complacido con el hecho de que ella había sido una esposa sumisa (en realidad lamentablemente lo era en su cotidiano) frente a sus amigos y colegas y que, aunque fue provocada para cometer errores no lo hizo, o al menos casi no los cometió.
Intentó concentrarse en la carta para sus amigos y no en el hecho de que al dia siguiente tendría otro horrendo encuentro con su profesor... Le escribiría a Ron. Snape lo consideraba tonto, así que posiblemente lo tomaría mejor que escribirle directamente a Harry... Aún sentía indiferencia por todo. Por la guerra. Pero ver tanta violencia innecesaria en la fiesta la había despertado un poco... al menos para intentar comunicarse.
Ronald:
"Lamento no haber escrito antes. Es prudente que solo escriba una sola carta para todos" Estoy en la escuela desde la fecha que me fuí de la madriguera. No puedo decir que estoy bien, pero al menos de la maldición me he recuperado con éxito. He salido con el profesor Snape a algunos lugares. Espero verlos pronto y que estén bien.
Con cariño... Hermione"
- Ron, Snape va a matarte si le contestas en el mismo tono... - Ginny estaba riéndose de su hermano que parecía confundido. - Hermione no sabe escribir notas "como debería" tú sí.
- No parece estar bien Ginny...
- No lo está. - Harry se escuchaba sombrío, desde el casamiento de Hermione había cambiado muchísimo. Era educado y agradecido con todos por dejarlo allí... había pagado la multa de los Weasley en forma de retribución pero algo se había quebrado en él.
-No lo sabemos, tengo unas amigas que la vieron y estaba bien.
- NO está bien Ginny. - La frustración lo llenaba con increíble facilidad y se había dado cuenta de que su relación con la chica no podría ser... sus creencias eran muy diferentes. Por otro lado se preguntaba si su estatus de sangre no podría salvar a alguna chica en esa misma posición. - Hermione no escribe así... ella era libre y debió serlo toda la vida.
- Tampoco es tan horrible como suena Harry! Se casó con el murciélago, está mal. Pero el es rico, tanto como los Malfoy. Ella va a fiestas y su unica responsabilidad es criar a sus hijos. - Los ojos de Harry quedaron como platos.
- Es ESO.
- De qué hablas Harry?
- No se dieron cuenta de la maldición porque estaban celosas y frustradas de que ella reaccionara tan mal.
- Harry! Jamás haría eso! Soy yo!
- Y yo soy "El niño que vivió", sangre pura y rico, Ginebra. - No dijo más y salió en dirección al cuarto que compartía con Ron... no quería estar más allí. Había perdido a su padrino, descubrió que el mundo por el que luchaba no era el que pensaba y la familia que consideraba como propia estaba seguro que lo veían como dinero y fama para ellos.
- Harry, yo realmente estoy preocupado por Hermione. Yo la amo. - Harry lo miró a los ojos y supo que era cierto, cosa que lo preocupó. Su amigo nunca pensaba las cosas y tenía miedo de que esto trajera grandes problemas a su amiga...
- Es la esposa de SNAPE. Tú no quieres problemas con él... no quieres que ella los tenga. Vive con él... yo sé lo peligroso que puede ser ese hombre.
- Lo sé... pero ella me escribió a mí Harry. Sino quisiera enviarme algún mensaje le habría escrito a mi hermana.
- Ron...no. - Quería gritar! Quería matar a alguien. A su amigo, a Snape y a Dumbledore que había permitido esto en primer lugar. Snape era muy poderosa, más de lo que Ron pensaba posible... iba a destruirlo.
-
