Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Assilem33, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Assilem33, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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7. Bella Cullen
Los Cullen han llegado y abundan los regalos. Si soy sincera, me encantan sus regalos. Un año, me consiguieron una manta eléctrica, ¡eléctrica! Edward estaba preocupado de que me prendiera fuego, pero esa cosa solo me dio una descarga una vez y me mantuvo caliente todo el invierno. Bueno, eso y el culo sexi de Edward.
Forrest está sentado entre mis piernas en el suelo y yo entre las de Edward. Estamos viendo a Everly y Effie destapar sus regalos, ambas gritando como locas psicópatas cada vez que revelan de qué se trata.
Esme está tomando fotos mientras Carlisle habla con Harold y Henrietta en la mesa del comedor.
—Me encanta, Agu. ¡Mira, mami!
Everly levanta la tiza para darle color a su cabello, y eso es tan genial que podríamos tener que teñirnos el cabello juntas.
—Eso es genial, Ev. ¿Vas a compartir conmigo?
Ella asiente con entusiasmo.
—¡Tú también, papi!
Resoplo y miro a Edward por encima del hombro.
—Te verías genial con el cabello rosado. Podemos combinar.
Él sonríe y niega con la cabeza.
—Solo si se desvanece —sugiere, haciendo que mi corazón se caliente y se llene de energía.
—Lo hace. Lo lavaré por ti.
Él asiente y besa mi nariz, y maldita sea, quiero saltar sobre sus huesos aquí mismo en el piso de la sala. Me doy la vuelta y veo a Esme contemplándonos, sus ojos brillan como lo hacen cada vez que Edward y yo mostramos algo de afecto en público.
¡Loca!
—Ven aquí, Forrest —llama Alice, extendiendo las manos—. Ven a ver a tu tía.
Lanza su pelota a un lado y se para y corre hacia los brazos de Alice, chillando y gritando cuando ella le da besos babosos por todo su cuello.
Everly salta y sale corriendo de la habitación con su tiza para el cabello, y sé que le va a enseñar a Harold su genial regalo.
Effie camina de rodillas hacia Edward y yo y cae en mis brazos, dándome un buen abrazo.
—Gracias. Yo quería tanto una aeropatineta, pero mamá no me la quería comprar, pero ahora sé que es porque tú la compraste para mí.
—Oye, yo también la compré —interviene Edward, haciendo que Effie se ría y se mueva para abrazarlo también.
—¡Voy a mostrarle al tío Harold!
Harold es como el encantador de niños.
—Vamos a recoger todo este papel. Jasper, ¿puedes echarme una mano? —pide Esme, agarrando lo que puede.
Jasper recoge toda la basura mientras Edward y yo nos sentamos aquí como si no fuera nuestra casa y el desorden de nuestros hijos.
—¿Cuándo van a sacar otro de estos? —pregunta Alice, meciendo a Forrest de un lado a otro sobre su rodilla.
¡Dios mío, mujer, no le des a Edward ninguna idea!
—No lo sé —murmuro, y Edward me desliza por la alfombra, más cerca entre sus piernas, haciendo que Alice sonría—. Está en las manos de Dios.
Estoy hablando babosadas y también tomando anticonceptivos, por lo que no hay bebés en un futuro cercano.
Quiero decir, estamos haciendo la parte divertida, pero no haremos bebés.
Edward se ríe y acaricia mi cuello, muy cómodo con la demostración pública de afecto sin importar quién esté cerca. Me encanta al mismo tiempo que me incomoda un poco.
Han pasado cinco años, así que probablemente debería acostumbrarme y superarlo. No es que no me guste, ¡porque vaya!
—Bella, querida, voy a empezar a calentar los platos —avisa Henrietta, y luego se aleja sin esperar a que responda.
—Estaré allí en un momento —exclamo y trato de ponerme de pie, pero los brazos de Edward alrededor de mi estómago no me dejan moverme—. Edward…
Besa mi mejilla y aprieta mi vientre y luego me deja ir. Alice se ríe, niega con la cabeza y le entrega Forrest a su papá.
—Está obsesionado —comenta Alice lo suficientemente fuerte para que Edward la oiga, uniendo su brazo con el mío—. ¡Obsesionado!
Miro por encima de mi hombro y Edward me guiña un ojo, y ni siquiera es un guiño espeluznante como piensas. Es tan jodidamente sexi, quiero echar a esta gente de nuestra casa para poder hacer lo que quiera con él.
Incluso todos estos años después, mi cara se calienta.
—Bella, deja de pensar en cosas sucias. Tenemos hambre —reclama Harold.
—¡Harold! —lo regaño, sonando como Henrietta—. La comida ya está cocinada. La estamos calentando. Practica la paciencia esta Navidad.
Escucho a Edward reír detrás de mí y Carlisle sonríe.
—Practicaré la paciencia después de que tu trasero esté en esa cocina.
—Harold, ¿qué dije sobre maldecir delante de los niños?
Mira a su alrededor dramáticamente, y entiendo su punto.
Como sea.
Una bonita navidad para los Cullen y los Henderson. Rodeados de amor, familia y amigos...
Penúltimo capítulo, en la noche subo el último y le decimos adiós a los Cullen y los Henderson.
