Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.

Capítulo 4

Bella

Pasé la peor noche.

Si antes había tenido malas y peores noches. La anterior no se comparaba con ninguna.

Anoche, cuando el leñador mostró más piel de la que no debería y mis ojos curiosos se abrieron como platos por apreciar ese gran bulto que tenía en su ingle. Fue morboso alcanzar a distinguir un poco de vello saliendo de ahí.

Pero todo se desmoronó. Él rompió el encanto al burlarse de mí y como vil cobarde salí corriendo y me refugié en la habitación.

En ese lapso llamé a mis padres para pedirles explicaciones. Lo que recibí fue su buzón de voz.

Entonces decidí hablar con Vanesa, pero ella en su burbuja de felicidad solo habló de Jake y sus críos. ¡Por Dios! Tenía veinticuatro años y tres hijos. Tuvo la osadía de casarse con su único novio y era feliz. Lo cual estaba bien, ella nunca pensó en una carrera universitaria, no pensó en un futuro, solo actuó conforme a lo que dictaba su corazón.

Lo cual me hacía reflexionar qué tan importante era dejarte guiar por el corazón.

Siempre he sido un ser demasiado racional; primero pienso, evalúo y actúo conforme mis objetivos sean de interés. Si no obtendré beneficios, entonces deshecho posibilidades. Se podría decir que soy calculadora.

Creí que ese era el camino. Y era triste reconocer que no todo podía ser calculado.

Suspiré.

Estaba sintiéndome invadida por un bucle de emociones cuando escuché ruidos, era una especie de algarabía.

Salí de la cama directo al ventanal. Empujé la cortina y aprecié que los vecinos estaban en sus patios.

Estreché los ojos para poder distinguir mejor. ¡Ja! Como si eso funcionara.

Parecía que tenían reunión o algo por el estilo porque la gran mayoría hablaban entre ellos mientras adornaban las fachadas y patios delanteros.

Ah… Comprendí. Ni siquiera recordaba cuando fue la última vez que celebré Navidad, siempre preferí estar detrás de una computadora buscando la manera de administrar los recursos necesarios para alcanzar los objetivos dentro de la compañía. Por supuesto que cobraba horas extras.

Sacudí la cabeza, no quería pensar más.

Luego mis ojos lo vieron y un extraño nudo de nervios se apoderó de mi vientre bajo.

Edward Cullen ponía una extensión de luces alrededor de un árbol y no cualquier árbol sino uno mío.

Fruncí el entrecejo. Estaba deseando bajar para ir a discutir con él. Sin embargo, preferí observar: él sonrió ampliamente y sus mejillas obtuvieron un ligero rubor.

Sonreí automáticamente. La curiosidad por saber de qué reía se apoderaba de mí.

No obstante, una vez más desistí y decidí no meterme. Ellos eran amigos, compartían un vínculo y yo simplemente estaba de paso.

Tenía cosas por hacer y una de ellas era comprar víveres para mi estadía.

.

La señorita cajera me evaluó de pies a cabeza.

Demonios.

¿Por qué no avisan antes de cobrar que no hay sistema? Así ella evitará escanear artículo por artículo y ambas nos evitamos perder el tiempo.

Exhalé tratando de no agobiarme.

— No uso efectivo —le expliqué con señas cuando no dejó de observarme—. Quizá si me dices de algún cajero automático que esté por aquí cerca pueda pagarte.

— Todo Forks sabe que aquí nunca hay sistema, por ello nadie paga con tarjeta ni cheque —dijo malhumorada la que creí era muda.

— Pues yo no soy de Forks, así que no sabía.

Ella rodó los ojos.

Volteé hacía todos lados del pequeño supermercado en busca de alguien, aunque realmente no sabía de quién. El lugar estaba casi vacío.

— Cerraremos en cinco minutos —habló— bueno, en tres.

La miré con suficiente enfado.

— Cancela la compra —susurré— no tengo cómo pagar.

Frunció los labios quizá tragándose lo que en verdad quería decirme.

Con mi frente en alto y con mi dignidad herida salí del establecimiento, ya había oscurecido y el frío calaba hasta los huesos.

Hice un breve escaneo en busca de un taxi en la desolada calle y nada. No había ni un solo ruido que no fuera el viento que soplaba.

— Bueno Isabella, querías paz y tranquilidad, ¿no? Aquí lo tienes.

Acomodando el gorro en mi cabeza cubrí mis orejas y afiance la bufanda alrededor de mi cuello dispuesta a caminar en medio de la desértica calle.

Tirité, incluso mis dientes castañeaban entre sí. No estaba acostumbrada a pasar frío, el clima de la ciudad era completamente opuesto al de Phoenix.

Apresurada moví las piernas por la acera. Caminé por lo que fueron treinta minutos que se sintieron como tres horas.

Puse los ojos en blanco al entrar al bloque y ver el sinfín de luces en cada casa, negué.

Entonces quise abrir la puerta y no pude.

La llave giró, pero la puerta no cedió. Estaba atrancada por dentro, no había duda.

— Leñador… —lo llamé dándole unos ligeros golpes a la puerta— ¡Edward, abre la maldita puerta!

Golpeé con los dos puños.

— ¡Edward Cullen! —Grité cansada.

Tenía frío, la garganta me dolía, mis manos se estaban congelando y las ganas de llorar no se hicieron esperar. Me deslicé en la puerta hasta quedar en el piso frío.

Me sentía derrotada. Triste. Humillada. Todo al mismo tiempo y no podía más.

Odiaba mi vida.

Odiaba al maldito Forks.

Odiaba las estúpidas luces navideñas.

Fue cuando caí de espaldas al piso. La puerta se había abierto y yo caí en el proceso mientras Edward me miraba desde su altura, se inclinó para verme con más detenimiento.

— La cerradura de abajo no funciona —dijo— es la de arriba, justo la que olvidaste abrir.

Resoplé al mismo tiempo que veía esos hermosos ojos verdes y su estúpida sonrisa.

Odiaba a Edward "leñador" Cullen.

Y sabía que vivir con él sería insoportable.


Capítulo extra en agradecimiento de su respuesta.

Este capitulo lo quise hacer de este modo; necesitaba que ustedes tuvieran una visión más acertada y saber que Bella está acostumbrada a planear todo, es meticulosa sobre su vida y cuando el destino le hace una jugada, ella simplemente no sabe qué camino elegir: si ir contra el destino o dejarse llevar por él. Llegar a Forks fue un modo de dejarse llevar, pero le costará acostumbrarse a cada sorpresa que le sucederá.

Bien dicen que lo mejor no se planea simplemente sucede y tal parece que Bella necesita una buena dosis. ¿Qué piensan ustedes?

Sé que están desesperadas porque haya un acercamiento entre ellos, igual yo lo estoy, pero mantengamos la calma que esto apenas empieza.

Si gustan conocer a la rubia Bella. Recuerden unirse al grupo, ahí Li nos sigue sorprendiendo con sus ediciones.

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