Crítica a una vida cotidiana
Capítulo 2: Un desayuno particular (Honor a Julio Cortazar)
Bien estaba listo con todos los ánimos para enfrentar…otra día, si en especial porque mis hermanas estaban sentadotas viendo la televisión, como siempre, esperando que el doctor Fernando Vidal, mi padre el cual no le he hablado con el apelativo papá desde que decidió llamarme Ernesto Vidal (N/A: En la realidad eso no es cierto, mi padre es súper comunicativo conmigo).
Si, si te dije que dormí bien, pero que molesto eres, ay como te soporto, ven siéntate, están dando la televisión, si, ya sé que lo notaste, pero como tan antipático, ay pero, ya déjame, es como hablarle a una muralla. Me senté como siempre en la silla que está enfrente de la televisión y vi al antipático de Ernesto sentarse en frente mío. Mi padre me trajo mi taza con leche caliente y chocolate, luego tomé mi mochila y salí ya que eran las 07:15 hrs.
Me alegro que hayas despertado bien, hijo, si, tengo que hasta tarde, ya sabes que como soy doctor tengo que quedarme hasta horas en la noche, no me llames doctor, ¿Por qué no me llamas papá como los demás, bien, como quieras, ten.
Estaba seguro de que mi papá estaba furioso así que me calmé y tomé mi mochila, luego me largué de la casa hasta la tarde…como siempre, sabía que era momento de decir que mi día sería tranquilo como siempre y al ver a mi pequeña hermana me tranquilicé. Me despedí como todo un Vidal y me fui a la escuela, tratando de alcanzar a Emma que había salido antes que yo.
