Diclaimer: Este fic no es originalmente mío, la historia es de la autoría de Cristina Carvias, yo solo la he adaptado al mundo de CCS, y hablando de ellos, tampoco me perteneces... en fin, nada es mío, todo es prestado XD.

"Un ángel para mí corazón..."

By Lady Verónica Black.

Capítulo V

Esa mañana, la isla había amanecido bañada por un sol hermoso que incitaba a pasear bajo el. Nana se había puesto un vaporoso vestido nuevo de gasa rosa y un sombrero que le protegía el rostro. Sakura, en cambio, había optado por una camiseta de tirantes blanca, un pantalón corto de jean, y también se protegía la cabeza con un sencillo gorro de paja, regalo de Kai Ling. En ese momento, las dos estaban sentadas en la orilla de la playa mientras Sakura leía con entusiasmo a Nana un nuevo capítulo de su novela. Modulaba su voz y la cambiaba de tono para hacer más veraz el relato a medida que avanzaba y se metía en la piel de los personajes. Ya llevaba un buen rato leyendo, cuando una sombra se cernió sobre ellas, sorprendiéndolas. Nana se volvió, sonriente hacia la alta figura.

-"¡Xiao Lang, qué sorpresa!" -tiró de los pantalones de su nieto para obligarlo a sentarse sobre la arena junto a ella-. "¿Te quedarás un rato con nosotras?"

-"Claro" -miró a Sakura con ojos burlones.- "No me perdería por nada del mundo el relato de la señorita Kinomoto."

¿Cuánto tiempo llevaba espiándolas? A juzgar por su comentario, debía ser bastante.

-"En realidad, iba a descansar un poco" -replicó, marcando con la guía la novela y cerrándola con brusquedad.- "¿Le molesta, Nana?"

-"Por supuesto que no, criatura, pero… ¿Qué es eso? Mírala, Shaoran. Pobre niña…" -la anciana señalaba sus muslos enrojecidos. Shaoran también los observaba y Sakura los tapó instintivamente con la toalla. El chasqueó la lengua contrariado.

-"Déjeme ver" -como ella no obedecía, Shaoran retiró personalmente la toalla y frunció el ceño al descubrir que su piel había adquirido un tono excesivamente rozado.- "¿No ha usado la loción protectora que le dio Kai Ling?"

Sakura negó con un gesto, avergonzada.

-"¿En qué estaba pensando, señorita Kinomoto?"

-"Hacía un día tan lindo, que no creí que …"

-"Precisamente. ¿Es que quiere chamuscarse o simplemente, es una irresponsable?" -él parecía enfadado y Sakura encogió los hombros, convencida de que hiciera lo que hiciera, no lograría apaciguar su mal humor.- "Nana, ¿tienes esa crema milagrosa que sueles llevar en tu cartera?"

La anciana rebuscó con nerviosismo y su rostro se iluminó cuando encontró lo que él le pedía.

-"Esto le aliviará el escozor" -comentó Shaoran, mientras sus manos frotaban sin ninguna delicadeza los muslos de la joven.- "Ahora, vaya a la casa. Y si quiere seguir disfrutando de su día de playa, será mejor que se cambie esos…"

Se interrumpió, deteniendo la mirada durante unos segundos en los cortos pantalones que dejaban al descubierto las torneadas piernas femeninas.

-"Bueno, quítese eso, ¿quiere?" -repitió molesto.- "Además, no creo que sea apropiado que corretee por la isla medio desnuda, señorita Kinomoto."

-"Pero, Xiao Lang, ¿qué te pasa?" -intervino Nana con voz firme-. "Estamos en la playa. ¿Cómo quieres que se vista la pobre chica?"

-"No lo se… Pero no así. No es decente, abuela." -lo dijo sin mirarla, como si la visión inocente de sus muslos fuera algo pecaminoso y obsceno que no podía soportar. Sakura no decía nada. Miraba a uno y otra confundida, hasta que clavó los ojos en él, en espera de una disculpa. Por supuesto, Shaoran Li no tuvo el detalle de excusarse. Es más, continuaba observándola como si de repente, ella le ofendiera solo por atreverse a tener piernas.- "¿No me ha oído, señorita Kinomoto?"

Sakura corrió hacia la casa, a pesar de que sentía la piel tirante y le ardía a cada paso que daba. Se metió en su habitación y aún estaba intentando quitarse los pantalones cuando escuchó el golpe seco de unos nudillos en la puerta. Se cubrió con la bata y abrió, maldiciendo en voz baja cuando él la empujó para irrumpir en el cuarto.

-"Ya lo había oído antes." -dijo, señalando unos pantalones sobre la cama.- "Es solo que…"

Shaoran la obligó a sentarse en la cama y le alzó la bata hasta por encima de las rodillas.

-"¿No se siente capaz de hacerlo sola, señorita Kinomoto?" -preguntó con sorna, conmovido en el fondo por la expresión de dolor de la joven. Deslizó las manos bajo el interior de la bata, arrastrando hacia abajo con cuidado la prenda que la atormentaba. Sakura contenía la respiración y suspiró cuando él le enseñó los shorts de la discordia.- "¿Mejor? Creo que debería olvidarse de los pantalones por un tiempo."

Sakura arqueó las cejas sin comprender. Shaoran abrió de par en par el armario y sacó uno de los vestidos de gasa que Nana le había comprado.

-"Esto estará bien" -lo dejó caer junto a ella. En lugar de marcharse, permaneció de pie frente a ella, pensativo.- "Sakura… No quise ofenderla cuando dije…"

-"¿Qué vestía de forma indecente?" -ella no estaba dispuesta a ponérselo fácil. Lo cual era por otro lado una ingenuidad de su parte. Shaoran Li ya había demostrado que le importaba menos que nada la opinión que tuviera de él.

-"No se que me pasa con usted" -él parecía dudar por primera vez al dirigirse a ella-. "Nunca quiero ofenderla y sin saber como, siempre lo hago."

-"No importa" -replicó ella, consciente de que él jamás le ofrecería una disculpa formal-. "No tiene que ser amable conmigo, señor Li. Pero no vuelva a humillarme. El que sea su empleada no le da derecho a eso."

-"Entonces, procure comportarse de acuerdo con sus obligaciones aquí" -le advirtió y Sakura comprobó que su expresión era ahora de furia-. "Y sea más recatada. No está de vacaciones, señorita Kinomoto. No puede pasearse por la isla media vestida como una turista más atrayendo la mirada de todos los hombres de menos de sesenta años."

Sakura sospechó que lo que realmente le enfurecía era que él mismo no pudiera apartar su propia mirada de ella. Aunque no entendía porqué, ya que había sido bastante explícito en cuanto al hecho de que ella no encajaba en su ideal femenino.

-"¿Ha terminado?" -preguntó con tranquilidad al ver como él encendía un cigarrillo con dedos algo temblorosos.- "Aún tengo que vestirme, señor Li."

-"No me provoque, señorita Kinomoto" -Shaoran la fulminó con aquellos ojos intensamente castaños.

-"Salga de mi habitación, señor Li" -le pidió con fingida amabilidad y añadió, esperando que él no notara lo asustada que estaba.- "Por favor."

-"¿Se atreve a darme órdenes en mi propia casa?"

Sakura no contestó y él aguardó unos segundos, como si esperara que ella se arrojara a sus pies pidiendo un poco de clemencia antes de que la ejecutara con su mirada despiadada. Al ver que ella no se movía, apretó los labios hasta que todas las líneas de su rostro se marcaron para conferirle un aspecto demoníaco. Después, cerró la puerta de un portazo que podría haber hecho retumbar los cimientos de la casa.

O o o o O

Era su tarde libre y como no sabía qué hacer con ella, aceptó la invitación de Kai Ling. Le había pedido que la acompañara hasta el pueblo para hacer su visita de rigor a la familia. Hasta ese momento, Sakura no había pensado que la encantadora Kai Ling podía tener más familia que no fuera la señora Li. No la imaginaba teniendo su propia familia después de haber consagrado su vida a la acaudalado clan para el que trabajaba desde hacía más de veinte años. Por ese motivo, quedó gratamente sorprendida al descubrir que Kai Ling tenía una hermana unos años menor, un cuñado y unos sobrinos que la adoraban. La recibieron con besos y abrazos cariñosos en cuanto ambas atravesaron la puerta de su humilde hogar. Los sobrinos de Kai Ling eran dos adolescentes revoltosos de catorce y dieciséis años. Isis y Hien aceptaron con alegría los regalos que su tía les traía de la casa. Nana les había enviado dulces y algunas prendas como obsequios. También les mandaba libros y algo de dinero que Kai Ling le entregó a su hermana disimuladamente. No es que la familia de Kai Ling fuera desagradecida, pero ella prefería que su cuñado no se sintiera ofendido. Era un hombre honrado y trabajador que no había tenido mucha suerte en la vida. Ahora se dedicaba a la pesca y en las peores épocas, con la ayuda de Kai Ling, todos salían adelante como podían. Lo importante, como le había dicho Kai Ling durante el trayecto, es que era un buen padre, y un marido cariñoso que amaba a su esposa y a sus hijos más que a nada en el mundo. En ese momento, mientras ellas charlaban animadamente de lo acontecido en la semana, él se ataviaba con un gracioso delantal tejido a mano y preparaba la cena para todos. Nada opulento, solo pan recién horneado, pescado fresco al horno aderezado con unas verduras que ellos mismo cultivaban, y de postre, los dulces que Kai Ling había traído de la casa.

Se sentaron a la mesa y Sakura se emocionó las escuchar las oraciones del hombre, dando gracias por aquel día en que nuevamente se reunían todos. Kai Ling le explicó que una parte de sus oraciones, las había dedicado a su invitada, es decir, a ella misma. Le dijo que su cuñado había expresado sus mejores deseos y que la bendecía y esperaba que fuera tan feliz en la isla como lo eran ellos. Sakura reprimió las lágrimas que se agolpaban a sus ojos. Aquellas personas demostraban ser realmente bondadosas al abrir las puertas de su casa y de sus corazones a una extraña. No tenía palabras para corresponder aquel gesto. Y sus anfitriones debieron adivinarlo, porque comenzaron a hablar entre ellos para evitar que ella rompiera a llorar.

En el camino de vuelta a la mansión la ojiverde permaneció pensativa y Kai Ling tomó su mano para que ambas pasearan al mismo ritmo. Sakura la presionó con fuerza, notando como el calor de la mano de la mujer calentaba su propia mano helada.

-"Niña, vas a pillar una pulmonía…" -murmuró Kai Ling, regañándola con la mirada-. "Debiste traerte algo de abrigo."

-"No se preocupe, Kai Ling. Mi tía siempre solía decirme que no entendía como es que era la única en casa que nunca se resfriaba" -contestó con una sonrisa. Pero su nariz y sus mejillas estaban tan heladas como sus dedos, que se agarrotaban bajo los de la mujer.- "Decía que tenía una salud de hierro."

-"Eso son tonterías" -Kai Ling se quitó el chal y le cubrió con él los hombros. Sakura trató de devolvérselo, pero ella se negó.- "Niña, yo ya soy vieja. Y te aseguro que estos huesos están más que acostumbrados al clima de la isla."

-"Gracias… Es muy amable" -se quedó un buen rato callada. Casi habían llegado a la casa, cuando algo le asaltó la mente al recordar la agradable velada que habían pasado-. "Kai Ling… ¿No echa de menos a su familia? Quiero decir... Bueno, la señora Li es muy buena y es evidente que ella la quiere como a una hermana. Pero esa gente… La señora Ariko, y el señor Tiang y sus sobrinos… Usted parece llevarse tan bien con ellos. Es una pena que tenga que vivir toda la semana apartada de su familia."

-"Sakura, yo... Los adoro, ellos son mi vida, ¿sabes?" -Kai Ling se encogió los hombros.- "Pero cada uno hace su camino, criatura. Y no creas que no he tratado de convencerlos de que vengan a vivir conmigo a la mansión."

Sakura arqueó las cejas, sorprendida.

-"Querida niña…" -Kai Ling la abrazó para hacerla entrar en calor. Aún quedaban unos metros para alcanzar la casa.- "La señora Nana siempre quiso que mi familia viviera con nosotros, en la casa de los Li. Pero mi cuñado, aunque es un buen hombre, tiene su dignidad. Jamás ha querido oír una palabra de eso. En una ocasión, mi sobrina Isis estuvo muy enferma y Tiang aceptó que me la trajera a la casa, donde hay buena calefacción y mayores comodidades. Pero en cuanto Isis se repuso, vino a llevársela de nuevo con ellos. No lo culpo... Puede que ellos sean pobres, niña. Pero se tienen el uno al otro. Y tienen mucho amor. Y eso es cuanto necesitan para ser felices. Y además, está mi querido Ping."

-"¿Ping?"

-"¿No te he hablado de él?" -los ojos de Kai Ling resplandecieron de orgullo- "Ping es mi sobrino mayor. Gracias a Dios, Tiang me permitió hace algunos años que me hiciera cargo de su educación. Ping era el mejor estudiante de la isla... Consiguió una beca para estudiar medicina en Inglaterra y todos los meses, le mando una pequeña cantidad para sufragar sus gastos allí. El pobre chico se apaña con lo mínimo, así es mi Ping. Y precisamente este año, terminará sus estudios. En un par de meses, tendremos un médico en la familia y con suerte, podrá ganar lo suficiente para que su familia tenga una vida mejor. ¿No te parece maravilloso?"

Sakura asintió, tan feliz como si la noticia le afectara directamente. Miró a Kai Ling, maravillada. Cada vez más le recordaba a tía Sonomi. Siempre dispuesta a ayudar a los demás, siempre generosa y amable.

-"Démonos prisa, querida… Ya siento que se me congelan los labios" -se detuvo repentinamente en la puerta, clavando sus ojos grandes y expresivos en algo en lo que acababa de reparar. Tiró de ella, arrastrándola hasta la casa, alborotada y señalando el vehículo aparcado en la entrada-. "Es él… ¡Bendito sea Dios! Está aquí…"

-"¿Qué sucede…?" -Sakura no entendía nada. De repente, Kai Ling parecía haber perdido el juicio mientras la llevaba adentro.

-"Mi niñito ha vuelto…" -las palabras le salían entrecortadas a causa del llanto y Sakura decidió que era preferible no preguntar más y descubrir por si misma de qué estaba hablando la mujer. La acompañó hasta el salón y esperó pacientemente en el lugar menos visible de la estancia, observando con interés la escena que se desarrollaba frente a sus ojos. Kai Ling estrujaba contra su prominente pecho al hombre que se hallaba de pie junto a Nana. Nada más verla llegar, él había abierto sus brazos para encerrarla en ellos con fuerza, mientras le besaba efusivamente el cabello, la frente y la cara.

Sakura estudió las facciones del hombre. Era extraordinariamente atractivo. Tenia el pelo lacio y del mismo color que la noche con unos ligeres reflejos azulados que se veían ante la luz de la lámpara colgante del pasillo, y lo llevaba un poco más largo del que suele ser el convencional. Sus ojos azules bordeados de un tenue gris oscuro contrastaban con su piel ligeramente pálida, y sus facciones eran perfectas, le recordaba a aquellas esculturas griegas que se veían en los libros de arte.

-"Es un gusto volver a verte amiga mía. He extrañado mucho tus mimos, querida Kai Ling" –dijo el ojiazul mientras tomaba las manos de la mujer entre las suyas y la miraba a los ojos con una dulce sonrisa.

Era bastante alto, detalle del que no se había dado hasta que había dejado de abrazar a Kai Ling. Su cintura era verdaderamente estrecha, a juzgar de cómo se plegaba su camisa blanca como la nieve al meterse bajo los pantalones azules que tenia. Llevaba las mangas subidas hasta el codo, revelando unos brazos fuertes y musculosos bajo unos hombros tan anchos que Sakura pensó que debían medir el doble de los suyos. Aunque no pudo dejar de pensar que su jefe era mucho más alto y fuerte que ese hombre.

A decir verdad, era el hombre más atractivo que había visto en su vida. Rezó en silencio porque nadie hubiera notado lo turbada que se sentía al mirarlo. Desvió la mirada avergonzada y al hacerlo, sus ojos tropezaron con alguien que también observaba la escena escondido como ella para evitar que la magia de aquel encuentro se rompiera por culpa de terceros.

Shaoran Li estaba muy cerca y casi la rozó al cruzar los brazos sobre el pecho para clavar en ella sus ojos burlones. Por el contrario, él no parecía turbado. Ni siquiera conmovido. En realidad, Shaoran Li parecía furiosamente helado. Sakura se preguntó quien podía ser aquel atractivo recién llegado que hacía que las pupilas del señor Li brillaran de rabia contenida.

-"¿Impresionada, señorita Kinomoto?" -su tono estaba cargado de sarcasmo al dirigirse a ella-. "Eriol suele causar ese efecto en las mujeres. Aunque debo admitir, que esperaba que usted estuviera por encima de esas frivolidades."

-"¿Eriol…?" -Sakura tartamudeaba por la sorpresa. No era posible… Quizá y a pesar de todo, Shaoran Li había escuchado a su corazón-. "Quiero decir, ¿es el señor Li…? Es decir… ¿El otro señor Li?"

-"Así es. El hijo pródigo ha vuelto por fin a se casa" -respondió él con ironía. La empujó con brusquedad hacia el grupo que se deshacía en muestras de afecto a unos pasos de ellos-. "Venga, señorita Kinomoto. Haré los honores y le presentaré al hombre que según usted, debería acompañar a Nana en mi lugar."

-"Yo no…" -iba a decirle que nunca había pensado algo así, a pesar de todo lo que pudiera ser ese hombre con ella sabía muy bien que amaba a su abuela.

-"No sea tímida, ángel. Sospecho que a partir de este momento, mi primo Eriol tiene una nueva admiradora, ¿o me equivoco?"

-"Yo no…" -repitió como una tonta, pero él levantó un dedo y lo colocó sobre sus labios palpitantes para silenciarla.

-"¿Usted no?" -él sonrió con aquella sonrisa que era todo menos amistosa y le susurró al oído-. "He visto como lo miraba, señorita Kinomoto, con los ojos brillantes y fascinados por su aspecto. Eriol también suele causar ese efecto. Por alguna razón que desconozco, todas las jóvenes con la cabeza llena de pájaros como usted, lo ven como al galante y perfecto príncipe de sus sueños."

-"Me ofende con sus insinuaciones, señor Li…" -se defendió y retrocedió con intención de no permitir que él la humillara en presencia del resto. Adivinó que esa era justamente su intención por el modo en que la insultaba con sus palabras. Pero él la obligó a permanecer donde estaba, clavando sus dedos largos y fuertes en sus hombros.

-"¿La ofendo, señorita Kinomoto?" -preguntó con dureza-. "Venga conmigo. Y borre esa expresión de espanto de su cara, ¿quiere? Van a pensar que la estaba torturando."

Lo había dicho como si no fuera eso precisamente lo que estaba haciendo. Sakura se contuvo. Deseaba desaparecer de allí antes de que Shaoran continuara burlándose de ella. Pero al parecer, los planes de Shaoran Li eran otros y Sakura quiso tener el poder suficiente para descifrar lo que escondía su mirada maliciosa cuando la acerco a la vista de Eriol que la observaba con bastante atención.

-"Mira qué sorpresa, Sakura…" -Nana resplandecía de felicidad-. "Mi querido nieto ha venido a quedarse un tiempo con nosotros… Estoy tan contenta que me parece estar soñando."

-"Eriol, déjame presentarte a la señorita Sakura Kinomoto" -Shaoran analizó con ojos entrecerrados el breve instante en que su primo estrechó la pequeña mano de la mujer-. "Yo que tu tendría mucho cuidado, primo. Según la abuela, la señorita Kinomoto es algo así como una bruja, ¿no, Nana?"

-"No digas tonterías, Xiao Lang" -la anciana hizo que Sakura se sentara junto a ella en el sofá y restregó afectuosamente su mejilla-. "Estás helada, criatura, tomate una taza de té caliente" –dijo mientras se acercaba a la tetera que descansaba frente a ella en un mesita. Sakura declino la oferta de la anciana con un gesto, no se sentía capaz de tomar nada en esos momentos-. "Esta bien, pequeña, como prefieras... Eriol, Sakura es lo menos parecido a una bruja. En realidad, ella es nuestro querido ángel… Y debes portarte muy bien con ella. De lo contrario, tendrás que vértelas conmigo."

Nana bromeaba. Era evidente que no consideraba que Eriol fuera un peligro para nadie, y en especial para ella.

-"Descuida, abuela. Estoy seguro de que la señorita Kinomoto y yo vamos a llevarnos muy bien" –volvió a tomar la fría mano de la ojiverde y la besó con galantería mientras le sonreía amistosamente, logrando por efecto que la ojiverde se enrojeciera de la vergüenza. Sakura retiró su mano de entre las de Eriol al notar como de inmediato Shaoran apretaba los labios furioso ante el gesto, y más aun por el evidente sonrojo de ella como respuesta-. "¿Puedo llamarla por su nombre, señorita Kinomoto?"

-"Claro... por mi esta bien" -murmuró, azorada. No podía evitar pensar en lo distintos que eran los dos hombres. Eriol era el polo opuesto a su primo. Galante, cordial, y su sonrisa desprendía amabilidad y simpatía al dirigirse a ella. En cambio Shaoran Li… bueno él solo clavaba sus ojos en ella como si quisiera asesinarla solo por estar allí-. "Si me disculpan, tengo que subir a cambiarme de ropa para la cena…"

Se despidió de todos con un gesto, y subió los peldaños de la escalera que conducía a su cuarto como si la persiguiera el mismísimo demonio. Estaba a punto de cerrar la puerta, cuando algo se interpuso y la hizo girar sobre los talones. Shaoran Li tenía su brazo apoyado en el quicio de la puerta y la observaba en silencio. Sakura no dijo nada. Estaba tan sorprendida por la visita de Eriol que no era capaz de articular palabras que expresaran su desconcierto.

-"Creo que merezco una disculpa, señorita Kinomoto" -dijo él con voz grave, inclinándose un poco sobre ella y soplando sobre su cara con brusquedad, para apartar algo invisible en el rostro femenino que debía incomodarle. Shaoran torció los labios en una mueca al ver como ella daba un respingo como respuesta a su inesperado gesto-. "Tranquila, señorita Kinomoto. Sólo pretendía devolverla a la realidad. Aún parece bastante impresionada por mi atractivo primo."

Ella negó repetidamente con la cabeza.

-"Ya le dije que mentía muy mal, querida" -él la recorrió de pies a cabeza con la mirada y después, sonrió con desdén antes de preguntar-. "¿Ansiosa por colocarse su mejor vestido para lucirlo ante Eriol? Le advierto que pierde el tiempo, señorita Kinomoto. Usted no es de su tipo."

Sakura se mordió los labios avergonzada. ¿Era necesario que él fuera tan cruel al expresar la opinión que tenia de ella? Pensó que era injusto. Sabía perfectamente que no era el tipo de Eriol, ni de él mismo. En realidad, era muy consciente de que no era el tipo de ninguno de los hombres que había conocido. Pero competir con su hermana Tomoyo nunca había sido tan duro como escuchar continuamente de labios de aquel hombre sin corazón que ella era alguien insignificante, la hacía sentir tan pequeña e insegura que apenas podía respirar en su presencia. A pesar de ello, se armó de valor dispuesta a enfrentarse a él con las únicas armas que poseía: su honestidad y su determinación de llevar a cabo el consejo de tía Sonomi y no dejar que nadie pisoteara su dignidad.

-"No tengo intención de lucir nada para nadie, señor Li" -replicó con un hilo de voz.- "Sólo pretendo hacer el trabajo para el que usted me contrató."

-"No la contraté para que se convirtiera en la señorita respondona que cuestiona todo lo que hago" -atajó con dureza, recordándole el motivo por el que Eriol había venido-. "Y por cierto, aún espero esa disculpa, señorita Kinomoto."

Sakura dudó un instante. Sabía que él no se marcharía hasta que no obtuviera lo que había ido a buscar. Y sabía que disfrutaba enormemente atormentándola mientras ese momento llegaba.

-"Señor Li, yo…" -comenzó sin saber bien lo que él esperaba oír.

-"¿Está terriblemente arrepentida por pensar que soy una persona egoísta y sin sentimientos que solo se preocupa de si misma?" -continuó por ella, divertido por el modo en que las mejillas de la joven enrojecían al escucharlo-. "¿Reconoce que me ha juzgado con ligereza, señorita Kinomoto?"

-"Tal vez" -Sakura tartamudeaba sin querer.

-"¿Lamenta haberse precipitado en sus opiniones, señorita Kinomoto?" -Shaoran nunca tendría suficiente. Quería humillarla y dejar bien claro cual era su posición en aquella casa-. "¿Promete ser más discreta en el futuro y no meter su pequeña y curiosa nariz en asuntos que no sean de su incumbencia?"

-"Es obvio que solo puedo responder que sí" -se defendió débilmente, consciente que era justo lo que él pretendía.

-"Se equivoca, querida" -Shaoran se inclinó un poco nuevamente. Los rostros de ambos quedaron a la misma altura y Sakura pudo comprobar con desagrado que él la observaba con cierto desprecio-. "Hay otra cosa que puede hacer."

Ella frunció el ceño sin comprender a qué se refería.

-"Puede decirme que me vaya al diablo y lanzarme unos cuantos insultos en pro de su dignidad. Y luego hacer sus maletas y regresar a ese lugar de donde procede" -la expresión de él era indescifrable-. "Puede huir otra vez, señorita Kinomoto. Puede reunirse con su adorable tía y su encantadora hermana y vender orquídeas en su bonito establecimiento tan heroicamente salvado por las agradecidas huérfanas. Y puede incluso enfrentarse a ese tipo despreciable que no supo ver el ángel que había en usted y prefirió herirla cruelmente sin consideración alguna. En realidad, puede hacer todo eso en lugar de quedarse aquí plantada, soportando estoicamente mis humillaciones para demostrarme que no me tiene miedo. Pero no lo hará, ¿no es así, señorita Kinomoto? En el fondo no es tan valiente como nos hace pensar a todos..."

Sakura parpadeó, luchando contra las lágrimas que amenazaban con brotar de sus ojos.

-"Entonces, señorita Kinomoto… ¿promete ser obediente y guardarse sus angelicales ideas para si misma en el futuro?" -la retó a que hiciera todo lo que había dicho con anterioridad. Pero tenía razón, por más que ella odiase que fuera así, no era tan valiente. No podía volver a casa después de lo sucedido. Shaoran Li no podría aunque quisiera abrir heridas más profundas de las que ya había en su corazón. Asintió con la barbilla y él sonrió con expresión triunfal y maliciosa al mismo tiempo-. "Buena elección, señorita Kinomoto. Y recuerde lo que le he dicho sobre Eriol. No me gustaría tener que volver a tener esta conversación con usted."

Se dio la vuelta y cerro la puerta de un portazo. La dejó allí parada y estática en el mismo lugar que cuando entro a su habitación, estaba completamente derrotada ante la evidente falta de consideración que mostraba hacia ella. Sakura se sentó en el borde la cama y una vez que se tranquilizo dejó que las lágrimas corrieran libremente por sus mejillas. ¿Por qué la odiaba tanto? ¿Por qué la ofendía todo el tiempo? No había hecho nada que lo perjudicara o pusiera en peligro su estimada reputación o la de su familia. Sin embargo, por alguna razón que desconocía, Shaoran Li la despreciaba. Se agarró la garganta con los dedos, reprimiendo los gemidos de dolor que querían escapar de ella. Nadie debía escuchar sus sollozos. Nadie debía saber que no tenía adonde ir y que por eso, dejaría que el perverso señor Li la hiciera blanco de todas sus ofensas. Nadie tenia que saber que ya no tenia razón por la cual volver a Japón.

Nadie tenia que saber cuanto sufría día a día al recordar su doloroso pasado...

Continuara...

Nota Importantes de la Loca de la Autora:

Buenas a todos! La verdad ando muy escasa de tiempo, ya saben con esto de los finales apenas si puedo vivir, además tengo un par de problemitas y eso me tiene un poco ocupada... pero aun así no quería dejar de ponerles este capítulo. Espero que les haya gustado mucho!

Hablemos rapidito de lo que paso en este capítulo, bueno hay algunas cositas muy importantes que les marcare por si algún despistado no se dio cuenta: la primera es una frase que dice Xiao al principio (-"No se que me pasa con usted" -él parecía dudar por primera vez al dirigirse a ella-. "Nunca quiero ofenderla y sin saber como, siempre lo hago.") no se ustedes pero me parece muy importante notar esto ¿el frió, duro e insensible señor Li diciendo que no sabe algo y mucho menos diciendo abiertamente que hay una persona que lo confunde y que le hace actuar diferente? No se que pensaran ustedes pero me parece un paso bastante importante tratándose de este hombre... La segunda cosita obviamente es la llegado del otro señor Li, (ya se que Eriol no es 'Li' sino 'Hiragizawa', pero en este fic tendrá que tener el apellido del castaño), o sea Eriol, ¿qué les pareció la presentación?¿Cómo creen que afectara su presencia en la vida de nuestros amigos? No se ustedes pero creo que los únicos felices con esto son Nana y Kai Ling jojojojo. Y por supuesto para el final tenemos la típica discusión entre S&S, y si creen que Shaoran es cruel por decirle esas cosas a Sakura, y que ella esta es medio boba por no dejarse pisotear así, pues déjenme decirles que estoy de acuerdo, aunque en los próximos capis esto se ira haciendo cada vez menos. Mmm creo que ya casi toque todo lo importante, si me olvide de algo me lo pueden comentar en sus hermosos y queridos reviews.

Bueno, espero saber de ustedes en este capítulo! Cuídense mucho! Muchos besos de chocolate para ustedes! Y Gracias por sus reviews me encantaron!

Att. Lady Verónica Black.-

Avances del próximo capítulo:

... "Debería reír más a menudo. Se la ve preciosa cuando lo hace"... "No se preocupe, Sakura. No debe temer. Su secreto se irá conmigo a la tumba"... "¿Jugo de tomate? ¿Para la resaca?"... "¿Usted estaría orgullosa de alguien como yo? ¿Sin oficio ni beneficio… la oveja negra de la familia?"... "Deseo que seamos amigos, ¿tan difícil le resulta comprenderlo, señorita Kinomoto?"...

"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬)! ¡¡Los hombres más tiernos y sexys que hay!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!