Diclaimer: Este fic no es originalmente mío, la historia es de la autoría de Cristina Carvias, yo solo la he adaptado al mundo de CCS, y hablando de ellos, tampoco me perteneces... en fin, nada es mío, todo es prestado XD.
"Un ángel para mí corazón..."
By Lady Verónica Black.
Capítulo VIIISakura se tapó los oídos, convencida de que si lo deseaba con fuerza, Shaoran desaparecería y nada de lo sucedido sería real. Sin embargo, unos dedos fuertes le retiraron las manos de la cara y la obligaron a mirarlo. Shaoran seguía allí, expectante, aguardando una respuesta.
-"Está loco…" -fue lo único que acertó a susurrar en mitad de su confusión.
-"Tal vez. Pero deje que le explique la conveniencia de este negocio antes de rechazar mi oferta" -Shaoran hizo que se sentara en el mismo sofá que él había ocupado hacía unos minutos. Por su parte, él permaneció de pie, sosteniendo su mirada para impedir que la apartara avergonzada-. "Usted, señorita Kinomoto, será la señora de Li todo el tiempo que Nana siga con nosotros. Durante ese tiempo, gozará de los privilegios de mi apellido. Un guardarropa a la altura de una verdadera dama, joyas, reuniones de sociedad, una cuenta corriente a su nombre… Todo cuanto siempre pudo haber soñado. Solo tiene que pedir y haré que sea suyo al instante. Usted solo debe comportarse como la esposa perfecta y hacer que mi abuela crea que me deja a buen recaudo. Únicamente, sea con ella tal y como es ahora, salvo que podrá llamarla abuela con el derecho de que será su nieta y llenará de alegría su corazón. Y cuando llegue el día en que Nana nos abandone, será libre. Rica y libre, señorita Kinomoto. Sin más ataduras que una suculenta suma de dinero fruto de su sacrificio."
-"Se esta burlando de mí…" -Sakura no podía creer lo que oía. ¿En realidad él esperaba que lo pensara siquiera?
-"En absoluto, querida. Nunca he hablado más en serio en mi vida" -Shaoran se sentó sobre el brazo del sofá, con la intención de intimidarla con su proximidad. Lo estaba logrando. Sakura se acurrucó, alejándose cuanto pudo de su contacto. Lo miró con recelo. ¿Cómo podía estar tan tranquilo, después de proponerle algo semejante? ¿Y si no fuera tan solo una broma de mal gusto? ¿Y si él estuviera realmente planteándole lo que ella había entendido que le planteaba? La idea era tan ridícula como aterradora. Shaoran añadió como para acelerar su proceso de asimilación-. "Medítelo toda la noche si lo desea, señorita Kinomoto. No quiero que se precipite. A fin de cuentas, usted no tiene a nadie que la aconseje…"
Lo había dicho con tono hiriente, haciendo especial hincapié en el hecho de que efectivamente, ella no tenía a nadie. Por alguna razón, él sabía muy bien que Sakura no podía retroceder en el camino. Era despreciable el modo en que él se jactaba de eso y lo utilizaba en su propio beneficio.
-"Pero piense también que no tiene a nadie a quien recurrir en el caso de que decline mi oferta" -le recordó con crueldad-. "Si contraigo matrimonio con cualquier otra mujer, espero no necesitar ya sus servicios. Póngase en mi lugar, señorita Kinomoto. Sería absurdo proporcionar compañía extraña a la abuela cuando puede estar tan bien acompañada entre miembros de su familia, ¿no cree?"
-"Entiendo…" -a Sakura se le formaba por momentos un nudo en la garganta que le impedía hablar.
-"Oh, no, señorita Kinomoto. No creo que lo entienda" -Shaoran se tomó la libertad de colocar sus dedos desprovistos de delicadeza bajo la barbilla femenina, obligándola a girar el rostro hacia él-. "Existen dos grandes deseos que no permitiré que Nana se lleve a la tumba sin que sean cumplidos: Uno, es verme felizmente casado; y el otro, ver como Eriol sienta cabeza. Como es evidente que no puedo hacer nada para cumplir lo segundo, tengo la responsabilidad de cumplir lo primero, cueste lo que me cueste. Y sospecho, señorita Kinomoto, que mi fortuna sufrirá daños menores si la elijo a usted en lugar de a una de esas arpías a las que la abuela me acusa de frecuentar. No es que la menosprecie, entiéndalo por favor… Es solo que prefiero evitar un divorcio millonario. Pero le prometo que seré generoso cuando llegue el momento, Sakura."
Sakura se sintió incapaz de escucharle un segundo más. Se levantó de un salto y se alejó lo bastante de él como para que no percibiera los desbocados latidos de su corazón.
-"Usted…" -temblaba como un flan al dirigirse al hombre-. "¿Por quién me ha tomado...? ¿Acaso cree que su maldito dinero puede comprarlo todo?"
-"Ya le dije en una ocasión lo que pensaba sobre eso" -Shaoran aludió a aquella conversación en la playa, la única vez que Sakura había visto un atisbo de humanidad en su rostro al atender a aquellos niños. Qué equivocada había estado, pensó con rencor-. "Todo tiene un precio, querida. Usted solo diga el suyo y si es razonable, prometo no regatear."
-"¿Porqué yo… porqué no…?"
-"¿Por qué no una mujer de mi círculo social?" -Shaoran completó la frase por ella. Lo oyó reír-. "Muy sencillo, señorita Kinomoto. Porque cuando el matrimonio termine, no tengo intención de que volvamos a vernos. Y no podría ser así si se tratara de alguna mujer con las que suelo salir. A ese tipo de mujeres no las puedo borrar de mi vida solo con proponérmelo. Pero usted es diferente. No llama demasiado la atención, no le gustan los tumultos y no es lo bastante atractiva como para ponerme en evidencia flirteando con los hombres con los que hago negocios. Y no la imagino armando un escándalo para salir en los periódicos. La imagino tomando su pequeña fortuna y desapareciendo con rapidez para alejarse de mi desagradable presencia. Pero sobre todo, y esa es la razón más importante, porque mi abuela la adora."
-"Pero dijo que habría un nuevo Li…" -tartamudeaba sin que pudiera controlarse.
-"Esa era la parte en la que sí bromeaba, señorita Kinomoto" -Shaoran clavó sus ojos castaños en ella-. "¿No habrá pensado ni por un instante que lo decía en serio, verdad?"
-"No" -contestó con agilidad. Rezó porque él no se diera cuenta de que mentía. Por un segundo, había imaginado lo que sería despertar una mañana siendo la mujer de Shaoran Li. Con toda la intimidad que la expresión implicaba. Su esposa… Sacudió la cabeza, molesta consigo misma por permitirse pensar algo así.
-"Querida señorita Kinomoto…" -el tono de él se suavizó peligrosamente, mientras su mentón se inclinaba para rozar el cabello de Sakura-. "Su virtud está a salvo conmigo, se lo aseguro. Quizá si alguna vez me mirara como miraba a mi perfecto primo esta noche podría pensar que hay una verdadera mujer en su interior. Pero no es el caso, señorita Kinomoto. Usted es tan fría como esta baldosa."
Shaoran golpeó con repentina brusquedad el suelo bajo su zapato, ilustrando la opinión que ella le merecía.
-"Querida… Esa expresión aterrorizada no encendería mi pasión ni estando ebrio" -Shaoran casi escupió las palabras-. "Pero si no me cree, le diré que desde hoy, le hago un juramento. Le juro sobre lo que usted considere más sagrado, que no le pondré un dedo encima mientras estemos casados."
Sakura lo miró con recelo.
-"Por supuesto, eso implica que usted tampoco me pondrá un dedo encima..." -si trataba de parecer gracioso, no podía hacerlo peor. Sakura no dejaba de temblar y él, enojado, la sujetó por los hombros-. "Por Dios, diga algo, señorita Kinomoto. Empiezo a perder la paciencia."
Sakura se apartó, asustada por el brillo extraño que desprendían los ojos del hombre.
-"Sólo puedo decir que creo que se ha vuelto completamente loco" -contestó con voz clara a pesar de su miedo-. "Y puede despedirme si quiere. No tengo intención de seguir con esta farsa un minuto más."
Shaoran apretó los labios con fuerza y la apuntó con su dedo erguido mientras la miraba con expresión amenazadora.
-"¿Me esta rechazando, señorita Kinomoto?" -inquirió con la incredulidad de quien está acostumbrado a ganar siempre.
-"Ya se ha burlado bastante de mí, señor Li" -ella se dirigió a la puerta, pero él la detuvo, reteniéndola contra la puerta con la fuerza de su cuerpo. Al ver como ella palidecía, se retiró unos centímetros para observarla mejor.
-"¿Porqué ahora?" -Sakura articuló la frase como pudo.
-"Porque escuché como Eriol le decía a la abuela que se irá mañana. Y porque temo, señorita Kinomoto, que la hará correr tras él cuando se marche" -explicó con pasmosa naturalidad-. "Y no pienso desperdiciar la oportunidad solo porque mi primo sea un Don Juan sin remedio."
-"Pero yo no…"
-"¿No siente compasión por mi pobre abuela?" -preguntó él, controlando su voz para que sonara humilde en lugar de arrogante y teatral-. "¿No le preocupa que esté triste cuando solo de usted depende que tenga una muerte dulce y tranquila?"
-"Ya sabe que quiero mucho a Nana" -replicó, sintiéndose acorralada-. "Haría cualquier cosa por ella…"
-"Excepto casarse conmigo" -puntualizó él y Sakura percibió de nuevo la hostilidad en su tono de voz.
-"Es una locura…"
-"Entonces, no quiere tanto a Nana, señorita Kinomoto" -la acusó.
-"Por favor, déjeme ir…"
-"Diga que lo pensará" -ordenó él, franqueándole la salida.
-"No puedo…"
-"Diga que lo pensará y dejaré que se marche, señorita Kinomoto" -insistió Shaoran con tanta fiereza que Sakura no pudo evitar que un gemido se escapara de sus labios-. "Diga que será un ángel para Nana y quizá un tormento para mí, Sakura. Usted es una chica caritativa, ¿no es así?"
-"Déjeme..." -suplicó.
Shaoran permitió que atravesara la puerta, pero la llamó antes de que ella alcanzara las escaleras.
-"Sakura..." -ella se volvió al escuchar su nombre. Lo había pronunciado con tal intensidad que hacía que sonara como si perteneciera a otra mujer-. "Píenselo. Un nombre, una posición, dinero para hacer cuanto se proponga… Es un gran negocio, señorita Kinomoto. ¿Qué puede perder?"
¿Qué tal mi alma? Sakura solo lo pensó, pero no se molestó en contestarle. Huyó a su habitación y se encerró en ella, tratando de analizar lo ocurrido. ¿Qué podía perder al aceptar algo así? Shaoran Li no podía saber que algo en su interior ya había muerto al hacerle un ofrecimiento semejante. Porque para su desgracia, acababa de descubrir que aquel ofrecimiento, había hecho que lo viera por primera vez como el hombre que era. Presuntuoso y arrogante. Pero también increíblemente atractivo y durante un breve instante que se había esfumado casi antes de existir, como a alguien de quien ella podría enamorarse.
O o o o o OSakura se seco las lágrimas de las mejillas mientras observaba, a través del cristal, como Eriol se despedía de Nana. Acababa de hacer lo mismo con ella y le había pedido que no llorara. Pero no podía evitarlo. En el poco tiempo que Eriol había estado en la casa Sakura le había tomado cariño. Había sido para ella una especie de hermano mayor, divertido y protector. El hermano que nunca había tenido y que ahora, agitaba la mano desde su coche y sonreía abiertamente. Se sintió repentinamente sola... vacía.
-"Veo que la marcha de Eriol la ha dejado muy afectada, señorita Kinomoto" -una voz burlona sonó a sus espaldas. Sakura giró sobre sus talones para encontrarse con la fría mirada del señor Li-. "¿Llora por él o por usted, Sakura?"
Ella no contestó.
-"Entiendo…" -él entrecerró los ojos, confiriendo a su rostro una expresión astuta y felina que la sobrecogió-. "Se arrepiente de no haber hecho las maletas."
-"¿Cómo dice?" -ella no entendía a qué se refería.
-"No me engaña, mi querida flor. ¿Piensa decirme que no albergaba la esperanza de acompañar a Eriol a Estados Unidos?"
Sakura apretó los labios indignada. ¿Cómo se atrevía a compararla con el tipo de mujeres que harían una cosa así?
-"No ponga esa cara. Pude oír claramente como Eriol le contaba a la abuela que esas eran exactamente sus intenciones hacia usted… ¿Qué guarda ahí, señorita Kinomoto?" -Shaoran había visto como ella trataba de ocultar algo en su mano. Sakura retrocedió asustada, consciente de que él malinterpretaría el inocente regalo de Eriol. Pero Shaoran era más rápido que ella y apresó su mano de un solo movimiento, obligándola a despegar los dedos para descubrir el pequeño objeto que encerraba en su interior. Era una cadena de oro con una pequeña estrella de plata con algunos brillantes incrustados; la madre de Eriol se lo había dado a su hijo cuando apenas era un niño. Era una especie de amuleto y reliquia para el ojiazul.
Eriol le había prometido que le traería suerte y que la ayudaría a enfrentarse a los fantasmas que atormentaban su alma. Sakura no le había confesado que los únicos fantasmas que le preocupaban en ese momento, eran los que maldecían en chino y tenían los ojos de un tigre furioso. Shaoran Li mascullaba algo en ese instante mientras observaba con desaprobación el obsequio de Eriol.
-"No es nada…" -se apresuró a defenderse, a sabiendas de que sería inútil. Shaoran ya la había juzgado antes de que tuviera la oportunidad de explicarle que no había nada de malo en aquel regalo.
-"¿No lo es?" -las facciones de Shaoran se contraían de ira al hablar. Soltó su mano como si el contacto le quemara y añadió con crueldad-. "No me diga que esta cadena no es nada, se muy bien cual es su procedencia y significado... ¿Eriol le ha dejado una muestra de su amor, señorita Kinomoto?"
-"Claro que no" -replicó sin mirarlo, avergonzada por la burla que había en sus ojos-. "Es un amuleto… Para la buena suerte… Eriol dijo que me protegería."
-"¿Protegerla? ¿De qué… o debería decir, de quién?"
-"De nada… Solo me protegería" -balbuceó. ¿Por qué estaba tan furioso con ella?
-"¿De mí, tal vez?" -Shaoran emitió un risa seca y desagradable-. "Señorita Kinomoto… ¿En realidad cree que si quisiera algo de usted esa baratija que Eriol le obsequio me impediría tomarla? ¡No sea ridícula, por Dios!"
-"Yo no…"
-"Usted no tiene la menor idea de lo que soy capaz, señorita Kinomoto" –Shaoran la cortó con brusquedad, empujándola hacia la ventana para cerciorarse de que Nana aún estaba fuera de la casa. Acercó los labios al oído de Sakura, y le susurro-. "Y déjeme que le diga algo, ángel… o demonio… o lo que quiera que sea usted, Sakura Kinomoto. Tiene mucha suerte de que a pesar de haberme demostrado que es una insensata, mi oferta siga en pie."
-"¿Qué oferta…?" -él no podía hablar en serio. No podía insistir en aquella idea absurda sobre el matrimonio de conveniencia.
-"Ya lo sabe" -Shaoran sopló sobre su cabello con suavidad, provocando que ella temblara al sentir la caricia-. "Aunque he cambiado de opinión. No me arriesgaré a que mi encantador primo se arrepienta y vuelva para hacer de la vida de ambos un desastre."
-"¿Qué…?"
-"Digo, señorita Kinomoto, que quiero una respuesta ahora" -su tono era imperioso-. "¿Se casará conmigo, querida flor? Nada de juegos. Solo sí o no. Pero si la respuesta es no, ya puede subir a preparar su equipaje. Yo mismo haré que se reúna con Eriol en el aeropuerto hoy mismo."
Sakura no dijo nada. Sólo miró por la ventana.
-"Píenselo bien… Vea lo triste y susceptible que parece Nana, despidiendo a su nieto preferido; preguntándose cuando volverá a recibir una noticia que la haga feliz…" -él la confundía a propósito.
Sakura no podía apartar la mirada de la anciana que permanecía de pie en el jardín, apoyada en su elegante bastón, con los ojos llenos de lagrimas y una sonrisa temblorosa que no disimulaba su intensa tristeza…Se volvió hacia él con gesto inexpresivo.
-"Sí" -musitó, mientras una vocecita en su interior le recordaba que estaba cometiendo una locura.
-"¿Ha dicho que sí, señorita Kinomoto?" -preguntó Shaoran con una mezcla de burla y sorpresa en la voz.
Después de unos minutos en los que reinó el silencio, la puerta se abrió y Nana se abrazó a ella sin mediar palabra. Sakura dejó que desahogara su pena.
-"Alégrate, abuela…" -Shaoran las interrumpió, encendiendo ceremoniosamente un cigarrillo y jactándose de su victoria ante ella. Nana lo miró sin comprender-. "Sakura, acaba de aceptar mi propuesta de matrimonio. Estamos... comprometidos."
Sakura no podía dejar de escuchar sus palabras en su cabeza. Comprometidos. Estaba comprometida con Xiao Lang Li, dueño y amo de la isla.
Que Dios la ayudara, se iba a casar con un monstruo... con un hombre que la odiaba.
O o o o o ODespués que Shaoran inventara un romance secreto entre ellos para explicarle a Nana su inesperado anuncio, Sakura se disculpó con la excusa de tener un terrible dolor de cabeza. Se encerró en su cuarto toda la mañana, preguntándose si realmente era tan insensata como Shaoran Li había descrito. Tenía que serlo para aceptar hacer algo como aquello... Durante la tarde, Nana había reclamado su presencia, ya que Shaoran se había ausentado unas horas de la casa.
Era más que obvio que la anciana era lo suficientemente astuta como para sospechar que algo no encajaba en todo esto del 'romance secreto'. Al menos, Sakura esperaba ser convincente y hacerle creer que en realidad el señor Li y ella se amaban en silencio a pesar de su trato frío e impersonal en presencia de los demás. No quería herir a Nana, pero tampoco quería engañarla. Pero sabia que Shaoran tenía razón en algo, a pesar de que no le gustara aceptarlo... ella ya no tenía otro hogar que no fuera la isla. Y Nana necesitaba tener la seguridad de que no la abandonaría también.
-"Siéntate aquí a mi lado, querida…" -Nana palmeó el sofá junto a ella, y Sakura obedeció dócilmente-. "Cuéntale a Nana qué está ocurriendo… ¿Lo harás, no? No me fío de mi nieto, y lo sabes. Haría cualquier cosa para que me fuera a la tumba tranquila."
-"Nana, no…" -replicó, con las mejillas teñidas de rubor.
-"Sakura… No debes mentirle a Nana" –la abrazó calurosamente-. "Se que eres una buena chica. Pero me temo que ese nieto mío te enredara con sus artimañas."
-"Él no…"
-"¿Es cierto que está enamorado de ti?" -como Sakura no contestó, la anciana frunció el ceño. – "¿Y vos? ¿Lo amas?"
Sakura se mordió los labios. Si contestaba que sí, le mentía a Nana; pero si contestaba que no, se mentía... a ella misma. De repente, comprendió la gravedad de su error... ¡¿Lo amaba! ¿¿Amaba a Shaoran Li…! ¿Cómo era posible que lo pensara siquiera, después del modo en que la había tratado? Pero... Por todos los malditos santos... Se odio por haber sido tan ingenua… Pero... no podía negarlo más tiempo, al parecer, era su destino que le gusten los hombres que nunca podrían amarla. Le había sucedido al conocer a Yamato y ahora… Todo la historia se volvía a repetir. Tomó aire con fuerza, asustada por los acontecimientos que se avecinaban. Shaoran Li no se parecía en absoluto a su amable cuñado. Él no era alguien lleno de ternura a quien ella llevaría siempre en el corazón como un bonito recuerdo. Yamato apenas había sido un ensayo de la dura prueba que sería casarse con Shaoran, un hombre que jamás le correspondería simplemente porque la consideraba vulgar e inferior a él. Dios todavía no podía creerlo, le gustaba ese tipo insoportable... como podría ser posible que fuera tan.. tan... ¡Irracional!
-"Entiendo…" -Nana suspiró-. "Estás metida en un buen lío, niña. No es fácil querer a Shaoran, ya lo has visto."
-"No debe preocuparse por mí, Nana…" -la tranquilizó, aun confundida con sus pensamientos y sus palabras.
-"No me preocupo por ti, ángel" -sonrió con una expresión misteriosa en el rostro surcado de arrugas-. "Es Shaoran quien me preocupa. Ese arrogante no imagina ni en sueños lo que se le avecina… Pero, ejem ejem… Dejaré que los jóvenes enamorados arreglen sus cosas solos."
Sakura estaba segura de que había un mensaje en las palabras de Nana. Pero no lograba captarlo. ¿Acaso la consideraba un digno oponente de su nieto? La verdad no lo sabía, pensó mientras observaba como Nana se retiraba para ordenar la cena. La vio sonreír y no pudo apartar de su mente la idea de que la noticia la había hecho inmensa y extrañamente feliz a pesar de estar completamente segura que la estaban engañando.
O o o o o OSakura estaba a punto de meterse en la cama cuando un golpe seco en la puerta la sobresaltó. Aguardó unos segundos, pensando que quizá solo había sido fruto de su imaginación. Pero no... al instante la madera crujió nuevamente bajo los nudillos que la golpeaban con insistencia. Murmuró un suave "adelante" y vio como el señor Li irrumpía en la habitación, cerrando con cuidado la puerta a sus espaldas.
-"Estaba a punto de acostarme" -Sakura se cerró los botones del camisón hasta la garganta, ruborizándose cuando la mirada de él recorrió su figura con descaro.
-"Ya veo..." -Shaoran se paseó por la habitación con lentitud, analizando cada pequeño detalle. El frasco de agua de colonia de azucenas sobre el tocador, el cepillo para el cabello, la ropa utilizada durante el día perfectamente doblada sobre la silla… Su expresión se volvió burlona al tomar entre los dedos la cadena con el amuleto que Eriol le había regalado y que Sakura había dejado colgado en un extremo de su espejo. Lo miró con desprecio un momento y después, lo colocó otra vez en su sitio. Clavó sus ojos suspicaces en ella-. "He pensado que debíamos hablar a solas, señorita Kinomoto."
-"¿Para hacer coincidir nuestras versiones?" -preguntó, dolida y enojada por el modo en que él representaba ante todos el papel de bondadoso señor acaudalado que le hacía los honores eligiéndola como esposa a pesar de su inferioridad-. "No será necesario, señor Li. Soy consciente de que sabrá manejar la situación con su tacto habitual."
Lo había dicho con resentimiento y supo que sus palabras se traducían en que él respondería a tantas preguntas o contaría de la historia tanto como él quisiera. Y llegado el momento de que le insistan demasiado hasta el punto de descubrir la verdad del motivo de su enlace mandaría al resto del mundo al diablo y tan solo la haría su esposa sin más contemplaciones ni romanticismos.
-"¿Eso que creía escuchar en su preciosa voz era sarcasmo, señorita Kinomoto?" -Shaoran se acercó a ella con sigilo-. "Le recuerdo que ha tomado la decisión libremente y sin coacciones, así que podría mostrarse, al menos, entusiasmada ante la idea de convertirse en la señora Li."
Sakura se mordió los labios. "Sin coacciones…" Él tenía peor memoria que modales, de eso ya estaba segura. Estuvo a punto de recordarle como la había invitado a preparar el equipaje si declinaba su oferta, pero supo que aquello solo llevaría a una discusión y no se sentía con las suficientes fuerzas como para soportar su presencia por tanto tiempo.
-"Pero no era eso de lo que quería hablar" -se adelantó Shaoran, mientras sus ojos se detenían en los labios entreabiertos de la joven-. "Tenemos que acordar algunos detalles antes de la ceremonia."
-"Lo que usted decida me parecera bien" -se apresuró a contestar, deseando que se marchara y dejara de observarla de aquella forma tan extraña. La hacía sentir demasiado vulnerable, sentía que la delgada tela de su camisón era insuficiente para tapar la vergüenza y agitación que había dentro de su cuerpo ante su presencia. Su respiración se agitó cuando él extendió los dedos hacia su rostro para apartar con súbita delicadeza un mechón de cabello que le caía sobre la frente.
-"¿No le da ilusión escoger un bonito vestido de novia, señorita Kinomoto?" -inquirió Shaoran, entrecerrando los párpados peligrosamente-. "Todas las novias lo hacen."
-"Sí, claro…" -esquivó su mirada.
-"Mañana la llevaré a la ciudad y veremos que encontramos..." -anunció él sin apartar los ojos de los labios femeninos-. "Y también un par de camisones nuevos."
Sakura parpadeó, ruborizada hasta las pestañas por la intimidad de la conversación.
-"¿Camisones?" –pregunto extrañada.
-"Sakura… Mírese bien" -la voz de él mostraba un nuevo matiz que ella no supo identificar-. "Mi abuela jamás creerá que me he enamorado de alguien que usa su tipo de... lencería. Tendremos que buscar algo más sensual y femenino, ¿no le parece?"
-"Está bien" -contestó, pensando que él podía gastar todo su dinero en ropa para dormir si quería, pero jamás la vería con ninguna de las prendas íntimas que solían utilizar las mujeres que frecuentaba. No tenía intención de que la cosa llegara tan lejos entre ellos, solo seria una cuerdo legal.
-"Señorita Kinomoto… ¿Cree que podría hacer el esfuerzo de no sonrojarse cada vez que la miro a los ojos?" -él esbozó una ligera sonrisa-. "Tendrá que acostumbrarse al hecho de que vamos a compartir la cama, y que nuestra relación va a ser mucho más intima y personal que la que llevamos ahora."
Sakura abrió mucho los ojos, espantada y avergonzada. ¿Compartir la cama? ¿Una relación más intima y personal?
-"No se alarme" -el tono de Shaoran se endureció al comprobar su reacción-. "Le prometo que solo serán un par de semanas al año. El resto del tiempo puede disfrutar de mi cama como guste. Por supuesto, siempre y cuando no sea metiendo un hombre en ella,."
-"¿Nosotros…?" -estaba tan preocupada por aquellas dos semanas que él había mencionado y que a ella le parecían una eternidad, que ni siquiera se ofendió por el comentario.
-"¿Dormiremos juntos? Claro, ¿qué esperaba, señorita Kinomoto? Quiero que todo esto parezca un matrimonio real. No pretendo dormir en el sofá el resto de mis días... Y por descontado, no dejaré que usted lo siga haciendo en este cuarto y yo en el mío para que todos se pregunten la razón de tal cosa" –Shaoran se iba acercando cada vez más a ella , acorralándola, a medida que hablaba. Sakura retrocedió hasta que su espalda quedó pegada a la pared; Shaoran apoyó ambas manos contra el muro, encerrándola en el círculo de sus fuertes brazos. La boca de él estaba casi sobre la suya y Sakura pudo sentir su aliento acariciándole el rostro, haciéndola temblar como una hoja-. "Ahora mismo, está preguntándose qué sucederá, ¿no es así, señorita Kinomoto? Nuestra noche de bodas, las noches que pasaremos juntos en nuestra cama... ¿Le doy miedo, ángel de Nana?"
-"No... Se que no hará nada contra mi voluntad" -respondió sin fuerzas, rezando porque la verdad fuera tal y como ella decía.
-"Tiene razón, no lo haré" -la expresión de Shaoran era indescriptible-. "Pero podría hacer que lo deseara. Y entonces, ya no sería contra su voluntad, ¿o me equivoco?"
-"Usted no…" -lo que él insinuaba había hecho que el corazón le latiera desenfrenadamente en el pecho-. "Dijo que yo no era su tipo, que no deseaba nada de... eso conmigo."
-"Tal vez haya cambiado de opinión, señorita Kinomoto" -los labios de él rozaron apenas la línea de su cuello, ascendiendo hasta su mejilla y permaneciendo unos segundos en el lóbulo de su oreja para que ella pudiera escuchar bien lo que seguía-. "Tal vez me parezca terriblemente atractiva después de convertirse en la musa de mi querido primo. ¿Qué le parece eso?"
-"Se esta burlando de mí..."
-"¿Eso cree?" -Shaoran apresó su mano y la obligó a colocarla en su pecho-. "¿Puede sentirlo, Sakura Kinomoto?"
-"No…yo..." -trató de apartar su mano, pero él la retenía con fuerza contra su pecho. Bajo los nerviosos dedos, sentía los latidos del agitado corazón masculino.
-"Podemos ser amigos, ángel…" -le susurró al oído-. "No tenemos que condenarnos a la castidad solo porque sus principios se lo ordenan. ¿Acaso no tiene curiosidad por saber lo que se siente estar con un hombre de verdad?"
Sakura contuvo la respiración. Él debía creer que los hombres de su vida la habían decepcionado terriblemente... Y tenía razón, pero no en el sentido que sugería. Su única relación seria había sido con Yamato, y nunca habían llegado a nada más allá de unos cuantos besos inocentes. Aún así, supo que si se lo confesaba, sus humillaciones solo habrían comenzado.
-"Dígame, señorita Kinomoto… ¿En serio no lo ha pensado ni por un momento?" -insistió él y vio como ella negaba con la cabeza. En un rápido movimiento su boca se poso fuertemente sobre la delicada boca femenina. Sakura mantenía sus labios tan apretados que casi habían perdido el color, pero cuando la boca de él comenzó a presionar la suya con más suavidad, besando con dulzura y lentitud sus labios, todas sus barreras se debilitaron. Dejó que él invadiera su interior, aferrándose sin querer a sus hombros y jadeando cuando él la soltó con brusquedad segundos despues-. "Pequeña mentirosa… Veremos que piensa mi primo cuando sepa que su musa inspiradora se rinde ante el primer estímulo."
Sakura lo empujó, furiosa y humillada. Así que era eso… ¡Maldito! Él solo quería demostrarle cuanto la despreciaba... Lo abofeteó con fuerza, conteniendo la respiración cuando Shaoran clavó sus ojos brillantes de ira en ella, mientras se frotaba la mejilla con expresión incrédula.
-"Salga de mi cuarto" -le ordenó con voz aparentemente firme. En realidad, estaba muerta de miedo. Pero no le daría la satisfacción de reconocerlo.
-"Señorita Kinomoto…" -el tono de él era sarcástico ahora-. "¿Me considera un hombre paciente?"
La pregunta la sorprendió. ¿Qué quería decir? ¿Paciente? Por supuesto que no lo era.
-"No" -contestó con fingida seguridad.
-"Bien… Porque no lo soy, querida. Y por supuesto, no soy de los que aporrean la puerta de su propio dormitorio para exigirle a su esposa que cumpla con sus deberes maritales. ¿Lo entiende, verdad?"
Sakura tomó la bata que había sobre la cama e instintivamente se cubrió el pecho con ella.
-"Quiero que lo entienda ahora, señorita Kinomoto, ya que espero que cumpla obedientemente con ese deber en especial cuando nos casemos."
-"¡No!" -casi gritó y al comprender que podía despertar a todos, bajó la voz al hablar de nuevo-. "Usted dijo que no haría nada contra mi voluntad…"
-"Ah, no, flor mía…" -algo parecido a una sonrisa asomó a sus labios-. "Fue usted la que dijo eso… Yo solo dije que haría que lo deseara tanto como yo."
-"No permitiré que…"
-"¿Qué la toque? Querida… me siento tentado a seducirla ahora mismo solo por el placer de ver como se tortura de arrepentimiento en la mañana."
-"Señor Li, yo… me iré… juro que lo haré…" -se tapó la cara con las manos al ver como él levantaba su mano hacia ella. Pero Shaoran solo deslizó los dedos con suavidad sobre su nariz para retirar una fina hebra castaña que le atravesaba el rostro, retirándolos de inmediato al notar como ella temblaba atemorizada ante el toque.
-"No lo hará y lo sabe. Por mi abuela, ¿recuerda?" –dijo duramente, todavía notando como el cuerpo de la mujer temblaba de miedo.
-"Usted no…"
-"Señorita Kinomoto... Trate de no pensar demasiado en ello, ¿quiere? Simplemente, veamos que sucede cuando llegue el momento."
Shaoran caminó hacia la puerta, pero antes de salir, tiró de la cadena que pendía del espejo y guardó el colgante en su bolsillo. La miró con expresión seria.
-"Ya no va a necesitar el amuleto de primo para estar bien, ángel de Nana. Le prometo que cuidaré muy bien de usted, no le faltara nada."
Pero Sakura no estaba segura de que él tuviera intención de facilitarle las cosas. Al parecer, los viejos y amargos recuerdos de la traición de Eriol revivían en él el deseo de vengarse. Sin duda, él estaba convencido de que había algo más que una sincera amistad entre ellos dos y pretendía aprovechar la ocasión para resarcirse por lo de aquella mujer. Oh, Dios… ¿qué iba a hacer? ¿Cómo permanecer en la casa junto a Nana y los demás, sin que ello significara soportar las humillaciones de Shaoran? Se sintió doblemente atrapada. Porque además, había comprendido con ese beso que le acababa de robar que Shaoran Li la hacía vibrar con un solo roce de sus labios. ¿Qué significaba? ¿Cómo podía gustarle un hombre que solo sabía mostrar su lado más cruel con ella? Un hombre que la atormentaba continuamente sin motivo...
O o o o o ONana le pidió que leyera en voz alta el telegrama que acababa de recibir. Era de Eriol y los ojos de la anciana se llenaron de lagrimas al escuchar su nombre. Apenas habían pasado dos semanas desde que se había ido y ya lo echaban terriblemente de menos.
"Querida Sakura:
Recibí tu carta... esa donde me anunciabas tu inesperada boda. Ya sabes que no soy el fan número uno de mi primo, pero deseo de todo corazón que Xiao y tú sean muy felices juntos. Lamento no poder estar el día de la ceremonia, ya que mis obligaciones en mi nuevo trabajo me lo impiden... Pero aún así, recibe todo mi cariño y buenos deseos para los dos.
Los quiero y extraña, Eriol.
PD: Por favor, dale un millón de besos a Nana por mí.".
Por supuesto, no le había leído a la anciana todo el contenido de la nota. Se reservó para la intimidad, la parte en la que Eriol le decía que se había vuelto loca de remate.
"Sakura, ¿has perdido el juicio? ¿te has golpeado la cabeza y perdido la razón? Dime que es una broma (una de muy mal gusto, aclaro) y correré a salvarte en cuanto pueda tomarme un avión. Si no es así, dile a ese insípido y aburrido primo mío que jamás le perdonaré que haya tenido más suerte que yo".
La última frase había sido escrita en tono de humor y Sakura sonrió para sus adentros al releerla de camino hacia el jardín. Tan absorta estaba en ello, que no reparó en el hombre que la observaba con fijeza pocos pasos adelante. Shaoran tenía el ceño fruncido y chasqueó la lengua contrariado cuando ella tropezó con su pecho. Sakura arrugó la nota y la ocultó a su espalda, consciente de que él se pondría furioso si la descubría. En realidad, pensó, cualquier motivo era bueno para que él se enfureciera con ella.
-"Eriol nos desea que seamos muy felices" -comentó, sintiéndose estúpida. Shaoran la miraba con expresión reprobadora-. "Nos ha escrito un telegrama y…"
-"Déjeme ver" -extendió su mano con la palma hacia arriba, esperando que ella depositara allí la nota. Al ver que ella titubeaba, apretó los labios-. "Señorita Kinomoto… por favor."
Sakura obedeció, temerosa de que si no lo hacía su reacción sería peor. Aguardó a que la leyera, cerrando los ojos cuando él la hizo pedazos, y le lanzo después los trocitos de papel sobre la cabeza.
-"¿Muy felices?" -el tono de Shaoran era frío-. "Mi querida y asustada novia… ¿En realidad se siente con agallas para enfrentarte a este reto?"
-"No se que…" -balbuceó.
-"Sakura, solo se lo preguntaré una vez más. ¿Quiere hacer las maletas y perseguir a Eriol por el mundo el resto de su vida?"
Ella lo pensó unos segundos. Claro que no quería hacer algo así… Pero, ¿no podía al menos mostrar un poco de amabilidad hacia ella? Era todo lo que le pediría si tuviera el valor para hacerlo. Negó débilmente con la cabeza.
-"Bien" -Shaoran parecía complacido, aunque sus facciones seguían contraídas por la rabia-. "Entonces, no vuelva a tener secretos para mí. No espero que me ame ni que le caiga bien, señorita Kinomoto... Pero no toleraré que usted y Eriol o cualquier otro hombre, me conviertan en el hazmerreír de la isla. ¿Lo ha entendido, Sakura?"
-"Perfectamente" -respondió con un hilo de voz.
-"Me alegra escuchar eso. Porque si descubro que me engaña…" -sacó algo de su bolsillo y se lo mostró. Era una invitación de boda, con sus nombres elegantemente garabateados en letras doradas en una fino papel do color crema muy elegante-. "Créame, que ese idiota de Yamato Hanagata le parecerá un verdadero encanto comparado conmigo."
Sakura palideció notablemente al comprender el trasfondo de sus palabras.
-"Por supuesto, no pretendía llevarla al altar sin la inestimable compañía de su familia, señorita Kinomoto" -anunció él, mientras analizaba la expresión de la joven-. "¿Acaso me considera un salvaje sin sentimientos?"
Shaoran se burlaba de ella con crueldad. Sakura adivinó por su mirada, que él había indagado lo suficiente en su vida como para saber los motivos que la habían llevado a alejarse de su hogar. Como era de esperar, él ya la había condenado. Ya había decidido que era un ser despreciable por haberse enamorado del esposo de su propia hermana. Sin embargo, Shaoran no podía saber que ella ya lo amaba antes de que Tomoyo y Yamato se conocieran.
No se sentía con fuerzas para intentar explicárselo...
-"¿No se alegra?" -preguntó Shaoran, arqueando las cejas con sorna.
-"Mucho" -mintió, pero no lo engañó a juzgar por la risa irónica de él. Añadió rabiosa–. "Le agradezco su consideración."
-"Es un placer para mi hacerte feliz, ángel" -Shaoran la dejó plantada en mitad del jardín, dejando a sus pasos su risa irónica.
Sakura se paseó en círculos, inquieta. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo iba a enfrentarse a Yamato al mismo tiempo que se unía en matrimonio con aquel hombre tan insensible? Era demasiado incluso para alguien que como ella, se había acostumbrado a las adversidades de la vida, pero esto... Intentó no darle más vueltas. Al día siguiente, sería la esposa de Shaoran Li. ¡Su esposa! Sintió el impulso de huir. Pero, ¿hacia dónde? ¿Hacia una vida nuevamente vacía? ¿Y Nana? ¿Cómo podía afectar a su cansado corazón el hecho de que ella desapareciera de sus vidas? Jamás se perdonaría si algo le sucedía a Nana por su culpa.
No tenia que pensar más en esas cosas, no podía huir. Ya todo estaba hecho, y lo único que podía hacer era resignarse y buscar la forma de llevar el asunto. Mañana luego de meses de ausencia volvería a ver a su familia, y a Yamato; y debía demostrarles y demostrase que ella era una nueva persona y que el pasado ya era algo olvidado.
Su presente era Shaoran Li, a pesar de lo horrible que fuera pensarlo. Él era su presente y futuro.
Shaoran Li, un hombre que la repudiaba y usaba para vengarse de su primo.
Shaoran Li, un hombre al que odiaba y amaba a la vez...
Y mañana seria su esposo...
Continuara...
Nota de la Autora:
Holaaaa! Cómo les va? tanto tiempo sin actualizar, no? Jejeje La verdad me he tardado bastante y pido disculpas; como siempre mis tiempos libres a momentos se vuelven diminutos y con eso mis fuerzas y momentos para dedicarme a mis fics, aunque siempre los tengo presentes! Pero al final, hoy pude actualizar, y espero que allá gustado...!
Este capítulo ha sido bastante rarito, no? Pasaron muchas cosas, y en si el capitulo no es muy largo... que tal si repasamos (para aquellos despistados que se comieron algo importante): Sakura se da cuenta que siente algo por Xiao (cosa importante eh!), la abuela sabe algo que nadie más sabe (vieja sabia la Nana XD), Xiao cada día esta más pesado con Sakura pero ha admitido que ahora ya no le es indiferente en plan físico (me explico, no?) así q eso es un avance además de que a mi me parecio q esta re celoso, y por si no se dieron cuenta ya nos vamos enterando de que va el lio de Saku con su familia (lo q si tenemos seguro es que el tal Yamato tiene bastante que ver con el asunto), y como siempre Eriol dando la nota con sus travesuras (porque estoy segura q el contenido de la carta fue bastante intencional para q Xiao lo leyera y se pusiera medio celoso). Bien eso es a resumidas cuentas lo que paso en este capítulo, espero que les haya gustado y estoy ansiosa por leer sus comentarios e ideas!
Cuídense mucho, un montón de besos de chocolate para ustedes!
Att. Lady Verónica Black.-
Avances del Próximo Capítulo:
..."¿Crees que cuando el sacerdote haga la pregunta crucial de si alguien tiene algo que objetar a esta unión, él se levantará y confesará delante de todos cuanto te ama?"..."¿Podrás quererme de nuevo?"... "Al verla con ese camisón horrible, solo puedo pensar en lo mucho que disfrutaría quitándoselo y ver que hay debajo."... "¿Aún lo quieres?"...
Jujuju el próximo capítulo va a estar que arde XD Yo en su lugar me pongo a escribir reviews... jajajaj que malita soy...
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
