Diclaimer: Este fic no es originalmente mío, la historia es de la autoría de Cristina Carvias, yo solo la he adaptado al mundo de CCS, y hablando de ellos, tampoco me perteneces... en fin, nada es mío, todo es prestado XD.
"Un ángel para mí Corazón..."
By Lady Verónica Black.
Capítulo X
A pesar de su amenaza, Shaoran parecía haber sido tragado por la tierra. Sakura se había cansado de vigilar la puerta de la habitación y, finalmente, el cansancio la venció.
En sus sueños, Xiao Lang Li no era arrogante ni cruel. En sus sueños, él la tomaba en sus brazos con suavidad, le susurraba palabras llenas de ternura al oído y le repetía cuanto la amaba.
"Te amo, Sakura... Te amo... Te amo con todo mi corazón, Sakura Kinomoto..."
Despertó sobresaltada al escuchar como la puerta se abría con brusquedad. Encendió la lámpara de su mesita de noche y se enderezó sobre la almohada, cubriéndose con la sábana hasta el mentón. Echó una rápida ojeada al reloj, las manecillas doradas marcaban las tres de la madrugada. Desvió la mirada hacia la puerta, observando con disgusto como él recogía el pomo de acero que había caído al suelo a causa del golpe. Lo vio cerrar la puerta tras él, encajándola con impaciencia en el marco de la puerta.
-"No estaba cerrada con llave" -le informó con una ironía que solo disfrazaba su temor.
-"Mañana haré que la arreglen" -contestó el castaño. Se acercó a la cama para desnudarse y meterse en ella. Sakura apagó nuevamente la luz y cerró los ojos, evitando así la visión de su impresionante anatomía masculina. Se había prometido que no se rendiría sin luchar. Sin embargo, la respiración de Shaoran acariciaba su nuca con insistencia-. "Estaba seguro que cerrarías la puerta con llave, dadas las circunstancias."
Ella percibió el fuerte olor a alcohol que provenía de su aliento y rezó porque él fuera del tipo de hombres que se desvanecían ante su efecto. Por desgracia, Shaoran no parecía ni siquiera afectado. Aquella idea la desesperó.
-"Está ebrio" -lo acusó con un hilo agudo de voz.
-"Claro que no, mi querida esposa. ¿Acaso esperabas tener esa suerte?"
Sakura ladeó el rostro sobre la almohada y al hacerlo, sus ojos encontraron los de él en la penumbra.
-"Si quiere consumar nuestro matrimonio, puede hacerlo… Puede tener mi cuerpo, Shaoran Li… Pero nunca tendrá mi corazón, ¿entiende? Y nunca, nunca, será mi dueño" -lo había dicho todo de golpe, tratando de parecer segura y confiada. Aunque la verdad era que todo su ser temblaba descontroladamente al ser consciente de su proximidad.
-"¿Tu corazón… tu dueño…?" -él repetía las palabras imitando el tono de la joven. No pudo reprimir que de su garganta saliera una risa seca-. "Querida, no soy tan ambicioso."
Shaoran dejó que sus dedos recorrieran las facciones femeninas con lentitud. Después, aquellos dedos cálidos y fuertes, bajaron por su garganta, cerrándose sobre ella como grilletes que apenas le permitían respirar. Con su mano libre, apartó las sábanas y pasando el brazo por encima de su cabeza, hizo que la luz bañara su figura únicamente cubierta por el recatado camisón de algodón blanco. Sakura mantenía los ojos fuertemente cerrados. Supuso que aquella noche, él la tomaría para castigarla por haber tenido la osadía de retarlo. Sería algo rápido y a la mañana siguiente, ninguno de los dos volvería a hablar de lo sucedido… Pero una vez más, Shaoran la sorprendió.
Con suavidad la mano de Shaoran fue bajando lentamente por la cintura de su esposa, hasta llegar a la sinuoso curva antes de llegar a la cadera. Sus dedos largos y fuertes acariciaron en un toque el comienzo de su cadera bajando por su fino muslo hasta el fin de su prenda de dormir. Con una inusitada delicadeza en él fue subiéndole la prenda hasta despojarla por completo de su cuerpo. Sakura no podía verlo, pero los ojos del hombre relucían como dos brillantes esferas oscuras en mitad de su rostro. La observaba en silencio, como analizando cada centímetros de piel, cada respiración y cada movimiento de su acelerado pecho. La miraba intensamente a los ojos, intentando ver una mínima señal que le dijera que ella también deseaba aquello tanto como él.
"Es tan hermosa, tan perfecta y dulce que me duele mirarla...", pensó, tentado por un instante a abandonar sus intenciones iniciales.
-"Jamás se lo perdonaré…" -la oyó murmurar y todos sus buenos propósitos se esfumaron. Apresó sin piedad aquella boca que se abría para exhalar un suspiro de resignación. Al apartar su boca, vio como ella levantaba sus dedos para tocar los labios lastimados por la brutal caricia. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y le conferían un aspecto tan desvalido que Shaoran tuvo que reprimir el impulso de retirarlas con los mismos labios que habían sido causantes de su dolor. Pero ella se apartó de inmediato, sujetando otra vez la sábana con dedos agarrotados y tensos. Se quedó estirada desnuda sobre la cama, inmóvil como una estatua, dispuesta a que él cumpliera con su amenaza sin ningún tipo de prohibición por parte de ella…
-"Sakura, por favor… No tiene porque ser de esta manera" -dijo Shaoran con la voz ronca por el deseo. Se inclinó sobre ella para admirar embelesado aquellos ojos que ahora se enfrentaban abiertamente a los suyos.
-"Solo puede ser de esta manera" -matizó en un tono débil y desilusionado. Mentalmente, añadió: "porque no me amas"-. "Pero juro por Dios que nunca se lo perdonaré."
-"¿Y si te dijera que no aspiro a ser perdonado? ¿Heriría tus sentimientos, Sakura?" -su aliento le golpeaba la cara al hablar.
-"Nada de lo que diga o haga puede herirme" -replicó y añadió para molestarlo agregó-. "No tiene tanto poder sobre mí, señor Li."
-"¿Estás segura?" -Shaoran no permitió que le contestara. Ya no podía pensar en continuar con aquella ridícula discusión. Solo quería dejar aquella charla en lo que lo unico que lograban eran herirse mutuamente, y solo lo consiguió al apoderarse nuevamente de sus labios. Pero esta vez no había rabia en su caricia, sino suavidad, dulzura. Sus manos eran delicadas mientras se movían sobre el cuerpo de ella, descubriendo lugares y sensaciones que Sakura ni siquiera sabía que existían. Él sonrió al escuchar un leve gemido de placer salir de los labios de la ojiverde cuando sus dedos acariciaron su pecho. La obligó a colocar las palmas en su pecho, enrojeciendo cuando los dedos se enredaron tímidamente en el escaso vello que lo cubría. ¿Su perdón? No era eso lo que esperaba de ella. En realidad, no sabía que esperaba de ella… Solo sabía que percibía cada centímetro de aquella piel tersa y fresca estremeciéndose bajo sus manos. Lo único que sabia era que tenía que hacerla suya en ese instante o se volvería loco. La voz de su conciencia le importunó en el preciso instante en que estaba a punto de hacer realidad lo que tanto anhelaba. La miró largamente a los ojos.
-"¿Sakura?"
Ella no contestó.
-"Mírame, Sakura… ¿Quieres que me detenga?"
Más silencio, más fingida indiferencia que lo enfurecía.
-"Bien" –concluyó, y Sakura no pudo ver su expresión seria y dura en la penumbra-. "Porque esta noche serás mi mujer, mi ángel, mi agonía, y mi paraíso… Y quizá, solo quizá, me convierta en tu infierno…Pero, ¿sabes qué, señorita Kinomoto? ¡Al diablo si eso me importa!"
Sakura ya no escucho nada, salvo su propia respiración agitada que se mezclaba con la de él, cuando Shaoran por fin la hizo su mujer.
------- O o O o O -------Mucho más tarde, mientras él dormía al otro lado de la cama, ajeno a los pensamientos que cruzaban su mente, lloró amargamente. Pensó que jamás se lo podría confesar. No conocía aquel infierno del que él hablaba, pero estaba segura de que no era aquello que él le había hecho conocer. No podía haber nada de malo en el modo tierno en que la había hecho suya, en las dulces palabras que le susurro al oído, ni en los apasionados besos que le había dado… Sollozó, apretando los labios al comprender que estaba perdida.
Amor… Shaoran Li no la amaba. Por el contrario, ella se había entregado a él con todo su corazón, le había dado su alma y cuerpo. ¿Cuánto tiempo tardaría Shaoran en averiguarlo?¿Cuánto tardaría en darse cuenta de sus sentimientos hacia él...? Había sido muy claro al respecto… No necesitaba una esposa, no necesitaba un amante, y mucho menos una mujer que lo cuidara y amara con locura. Solamente necesitaba a alguien que cuidara y quisiera a Nana durante sus largas ausencias. Por eso la había elegido, porque podía enviarla de regreso en el mismo instante en que su presencia ya no fuera útil.
Para él era su empleada, no su esposa...
Se tapó la boca para ahogar los sollozos.
No quería despertarlo.
No quería que la viera de esa forma tan lamentable...
Sin embargo, Shaoran aún no había logrado conciliar el sueño y solo fingía dormir para no atormentarla más. Rodeó la estrecha cintura para tranquilizarla, pero al notar como ella temblaba, se apartó con brusquedad. ¡Maldita sea! ¿Qué le había hecho? Su llanto era tan angustioso que le desgarraba el alma… Hasta ese momento, ni siquiera había sabido que tenía alma. Un alma y un corazón que palpitaban en su interior ante el descubrimiento de su inocencia. ¿Porqué no se lo había contado?... La odió y se odió. Odió a todos los Yamato Hanagata del mundo que hacían que las mujeres hermosas y nobles como ella soñaran con entregarse por primera vez a príncipes imaginarios. Él era lo menos parecido a eso. Era brusco y arrogante. Y la había tratado de una forma que ella no se merecía, solamente se había guiado por sus propios temores sin pensar en los de ella. Le pareció que ese Hanagata era despreciable, la había marcado sin remedio para toda la vida. Ahora, ella se sentía humillada y triste. Probablemente, aún suspiraba de amor al recordar la apasionada despedida de aquel miserable… Tal vez había imaginado que eran las manos de Yamato las que la acariciaban en la oscuridad, él que le hacia el amor…
La furia se apoderó de él.
-"Intenta dormir, ángel mío" -escupió las palabras airadas contra su cabello. Y añadió con sarcasmo-. "Prometo ser un caballero el resto de la noche y no enojarme si me eres infiel en tus sueños."
Sakura no dijo nada. ¿Qué podía decir? Dejó que él creyera lo que le pareciera. De todas formas, él no le había mentido con respecto a la opinión que le merecía. La consideraba poco atractiva, vulgar y desamparada. Y al llevarla al altar, no le había hecho promesas que no estuviera dispuesto a cumplir.
-"Buenas noches…" -murmuró y se acurrucó lo mejor que pudo, evitando que sus cuerpos se rozaran. Shaoran no contestó, simplemente hizo lo mismo que ella en su lado de la cama.
------- O o O o O -------Había amanecido. La luz se filtraba por la ventana.
Sakura abrió los ojos, esperando encontrarlo allí. La decepción se dibujó en su rostro al ver que no estaba. Qué ingenua había sido… Había creído que él recibiría la mañana junto a ella, que la tomaría de la mano y le pediría disculpas por haber sido tan horrible todo el tiempo. Nada más lejos de la realidad. Se vistió con desgana y bajó al comedor, donde Nana la esperaba impaciente. Tomó un sorbo de jugo de naranja a pesar de la inapetencia que sentía y sonrió, aparentando que había pasado una noche maravillosa.
-"Dime ahora mismo qué está pasando, ángel" -Nana agitó su bastón en el aire, incapaz de contener su curiosidad por más tiempo. Sakura abrió la boca para seguir con aquella gran mentira que era su matrimonio. Pero la cerró de inmediato al descubrir la angustia en los ojos de la anciana-. "Y no me mientas, jovencita. Mi nieto tiene aspecto de no haber dormido bien en toda la semana. Y tú tienes el mismo aspecto que él. Y no me vengas con cuentos acerca de vuestra agitada vida nocturna de casados. Porque se muy bien que hay gato encerrado en todo esto. Ninguna esposa tiene esa expresión triste después de pasar una noche de pasión junto a su esposo. Ninguna..."
-"Nana…"
-"Quiero la verdad, niña. Seré vieja, pero no soy tonta… Así que cuéntale a Nana qué está ocurriendo, ¿lo harás, verdad?"
Sakura se derrumbó. Con la voz apagada por la angustia, le contó la propuesta de Shaoran y como había aceptado, impulsada por el cariño que sentía por ella. Nana escuchaba escandalizada su relato y cuando hubo terminado, su rostro surcado de arrugas parecía haber perdido completamente el color. Sin embargo, no dijo nada. No le reprochó su comportamiento como era de esperar. Después de unos minutos en sepulcral silencio, le indicó con un gesto que la acompañara al jardín. Se sentó a la sombra de un árbol y le dijo con voz calmada que se sentara junto a ella.
-"Te haré una pregunta, pequeña" -se dirigió a ella afectuosamente para aliviar su conciencia-. "Pero tienes que serme sincera como nunca lo has sido. ¿Lo prometes?"
-"Lo prometo, Nana" -Sakura la miró avergonzada.
-"¿Estás enamorada de Xiao Lang?"
Sakura titubeó un instante.
-"Sí" -contestó, abatida por el peso de aquella realidad-. "Pero él no debe saberlo, Nana… Júreme que no se lo contará."
-"Mi dulce niña…" -la estrechó contra su pecho, sonriente-. "Eres tan inocente… ¿En serio te tragaste esa historia de mi gravísima enfermedad? ¡Bendito Xiao!"
Sakura no comprendía nada. Solo sabía que Nana estaba feliz porque amaba a su nieto mientras que para él, ella no era más que otra de sus propiedades. Todo era muy extraño...
-"Y dime, ¿cómo esperas ser feliz si estás tan convencida de que Shaoran no te quiere?" -preguntó la mujer, divertida.
-"Soy feliz por estar aquí, Nana…" -musitó-. "Yo solo quiero…"
-"¿Que te ame?" -Nana le palmeó la mano con cariño-. "Niña, ese nieto mío tiene mucha suerte, ¿lo sabes? Deja de preocuparte tanto... Xiao Lang tiene los mismos hermosos ojos que su abuelo y padre… Pero no sabe mirar con ellos. ¿Comprendes lo que quiero decirte, ángel?"
No tuvo tiempo de responder ya que Kai Ling las interrumpió inesperadamente.
-"Hace un día precioso, ¿no te parece, mi buena amiga?" -Nana estaba radiante de felicidad, lo cual solo desconcertaba más a la joven que la observaba sin entender.
-"Cierto, señora" -se volvió hacia Sakura-. "Señora Li…"
-"Ay, Kai Ling, déjate de tonterías… Sigue siendo nuestra Sakura" -la miró y al ver como ella asentía, las dos rieron al unísono.
-"Bueno… Sakura" -rectificó Kai Ling-. "El señor Li quiere que vaya a verlo a su despacho."
Sakura contuvo el aliento y Nana la instó a ir.
-"Vamos, no tengas miedo…" -la empujó con suavidad-. "Tu esposo te llama."
-"Pero yo…" -supo que Nana deseaba que arreglaran sus diferencias en privado. Así que hizo lo único podía hacer. Acudir obedientemente a su llamada.
Shaoran aguardaba sentado cómodamente en su sillón. Clavó los ojos en ella cuando la vio atravesar la puerta para acercarse hasta donde él la esperaba.
-"¿Has dormido bien?" -si había sarcasmo en su voz, ella no lo percibió. Aunque sí percibió la frialdad de su mirada. Su corazón se encogió al comprobar que nada había cambiado.
-"Muy bien, gracias" -mintió. Pensó con tristeza que mentir se había convertido en un hábito para ella-. "¿Deseaba hablar conmigo?"
-"Siéntate" -ordenó y Sakura casi cayó sobre la silla que Shaoran señalaba, justo frente a él donde jugueteaba con uno de sus lápices, haciéndolo rodar por la mesa una y otra vez. Sakura no podía apartar la mirada de aquellos dedos que la noche anterior habían arrancado de su garganta suspiros de placer. Tragó saliva con nerviosismo-. "Te he hecho venir porque tengo intención de ausentarme durante una temporada."
-"¿Ausentarse?" -Sakura no pudo evitar que su voz sonara afligida.
-"Eso he dicho" -el lápiz se partió en dos y Shaoran lanzó ambos pedazos a la papelera con inesperada brusquedad-. "¿No te alegras, querida?"
-"¿Alegrarme?"
-"¡Por el amor de Dios! ¿Piensas repetir todo cuanto diga?" -él parecía enfadado.
-"Lo siento" -se excusó, sin poder apartar de su mente la idea de que él se marchaba por su culpa.
-"¿De veras?" -Shaoran se mostraba ahora sarcástico-. "No veo porqué habrías de sentirlo."
-"Porque yo…"
-"¿Porqué usted que, señorita Kinomoto…?" -la invitó a acabar su frase, escudriñando su expresión.
-"Porque yo… Lo he decepcionado" -dijo y se arrepintió en el mismo instante en que escuchó su risa irónica.
-"¿Eso crees?" -Shaoran estaba furioso-. "¿Por no responder a mis exigencias?"
-"Es que yo…" -intentó defenderse, pero él era un adversario veloz y no la dejó continuar.
-"Debiste decirme que nunca habías estado con un hombre" -le recriminó, abandonando su asiento y sujetando su mano cuando ella hizo ademán de levantarse.
-"¿Y de qué hubiera servido?" -inquirió, avergonzada por la intimidad de su mirada.
-"Habría sido más delicado. Habría…" -Shaoran se detuvo. Comprendió que nada de lo que dijera haría que ella cambiara la opinión que tenía de él-. "Debiste contármelo, Sakura"
-"Yo…"
-"Está bien. Supongo que el que me vaya bien lejos por un tiempo será una especie de recompensa por lo de anoche" -al ver como ella enrojecía, añadió–. "Como ves, estoy tratando de demostrarte que te trato como si me importaran tus sentimientos. En el fondo, ese Hanagata y yo no somos tan distintos, ¿no te parece? Los dos hemos intentado hacer lo correcto con respecto a ti."
-"No es necesario que se marche…" -murmuró, a sabiendas de que la noticia entristecería a Nana… y a ella misma.
-"¿No lo es?" -Shaoran arqueó las cejas con sarcasmo-. "Dime una cosa, ángel. ¿Cómo piensas que podemos llevar esta situación? Ya te advertí que no era un hombre paciente. Y lo lamento, querida. Pero tomar casi por la fuerza a mujeres que llevan mi apellido y duermen en mi cama, no me parece un pasatiempo interesante."
-"¿Por eso se va? ¿Para buscar otras mujeres?" -le reprochó, sintiendo como una ligera punzada de celos la invadía.
-"Tal vez. ¿Te molesta?"
-"Puede hacer lo que quiera" -lo retó, muriéndose de celos en su interior al imaginar que esos eran sus planes.
-"Perfecto, porque es justo lo que haré. En realidad, querida, no pretendo pasar el resto de mis noches haciéndole el amor a una estatua. Y por descontado" -añadió con una crueldad que le heló el corazón-. "no quiero interponerme ni por un momento entre tus fantasías sobre Hanagata y vos. Ya he tenido suficiente de eso, créeme."
Sakura estuvo tentada a decirle que no era Yamato con quien había soñado toda la noche. Pero pensó que si era lo bastante necio para no ver la realidad cuando la tenía delante de sus ojos, no serviría de nada. Nunca creería que lo amaba. Y lo que era peor, nunca la amaría. Shaoran le entregó un sobre que contenía algunas cosas. Sakura las examinó con espanto. Había comenzado. Él se daba mucha prisa en recordarle que su matrimonio no era más que un negocio conveniente para ambos… ¿para ambos? Reprimió el impulso de lanzarle todo aquello a la cara.
-"Ahí tienes una tarjeta de crédito a tu nombre y las llaves de uno de los coches. Supuse que no querrías conducir un auto muy grande, así que le he pedido a Niko que prepare uno de los pequeños" –Su voz sonaba como si recitara de memoria, desprovista de emoción-. "Por supuesto, puedes tomar el que quieras. Si no sabes conducir, Niko tiene instrucciones de llevarte a cualquier parte que desees. Y creo que eso es todo."
¿Eso era todo? ¿Coches, dinero…? ¿Era todo cuanto podía ofrecerle? La idea la desalentó.
-"¿Cuándo regresará?" -preguntó con la mirada empañada por las lágrimas. Se restregó los ojos instintivamente al ver como él fruncía el ceño.
-"Aún no lo sé. Tengo que arreglar algunos asuntos importantes" -él estudiaba su expresión al hablar-. "Un par de semanas, un mes… ¿Desilusionada? No sufras, Sakura. Quizá cuando vuelva, ya no me resultes lo bastante interesante. Quizá incluso puedas usar uno de esos bonitos camisones nuevos sin temor a que tu horrible marido lo destroce con su brutalidad."
Ella no dijo nada.
-"Puedes retirarte, querida. No espero que me despidas como a Hanagata. Soy muy consciente de que no me encuentras tan irresistible" -apartó su mirada de ella y se concentró en los papeles que había sobre su mesa.
Así que Sakura obedeció sus deseos y no le molestó en las horas que siguieron. No se había movido de su sitio mientras lo veía merodear con impaciencia por toda la casa. Nana le había pedido que le leyera durante un rato y aunque ninguna de las dos prestaba atención a la lectura, las dos fingían estar enormemente interesadas.
-"¿Cuánto tiempo estarás fuera, Xiao Lang?" -preguntó la anciana cuando su nieto se acercó para besarla en la mejilla. Él contestó con una elevación de hombros-. "Ya sabes que no me gusta que pases tanto tiempo fuera de casa. Y además, ¿te parece apropiado que un esposo deje sola a su mujer apenas unos días después de la boda?"
-"Abuela… No soy el único esposo del mundo que tiene que atender sus negocios. Y por otro lado, soy el único esposo que tiene la suerte de haberse casado con la comprensiva señorita Kinomoto" -la miró de forma extraña al hablar-. "Estoy convencido de que mi adorable mujercita encontrará algún entretenimiento en mi ausencia, ¿no es así, querida?"
Sakura le dirigió una sonrisa forzada que ocultaba su tristeza. Lo vio caminar despacio hasta Niko, que le esperaba con la puerta del vehículo abierta.
-"Corre a despedirte de él, niña…" -la apremió Nana con picardía.
"Yo…"
-"No tengas vergüenza, ángel. Date prisa" -insistió y ella arrastró los pies con lentitud, tomando la misma dirección del hombre. Shaoran se volvió hacia ella, con un gesto mezcla de sorpresa y algo más que ella no supo descifrar.
-"Solo quería desearle un buen viaje" -murmuró, incapaz de sostener la mirada de aquellos ojos que parecían querer leer en el interior de los suyos.
-"Qué detalle" -contestó él con acritud-. "Conseguirás que me emocione, Sakura."
-"Ya sé que no le importo nada referente a mi, pero yo…" -sus labios palpitaron cuando él los silenció, colocando su dedo sobre ellos.
Shaoran la miró largamente y sin decir una sola palabra, apresó sus labios con ferocidad. Después la soltó con brusquedad.
-"Puede que me odies, ángel de Nana" -su voz era ronca y su mentón se había tensado hasta el punto que su rostro parecía de piedra-. "Puede que ese estúpido de Hanagata sea el hombre de tus sueños. Y puede que Eriol pintara ese maldito retrato y te hiciera suspirar como una adolescente enamorada. Pero yo me casé contigo. Yo soy tu marido."
Dijo las últimas frases enfatizando especialmente las palabras.
-"No lo olvides."
Sakura lo vio meterse en el coche con tanta rapidez que se diría que la mera visión de las lágrimas femeninas lo había perturbado. Sin embargo, Shaoran no lanzó ni siquiera una mirada hacia atrás mientras se alejaba en su elegante vehículo.
Continuara...
Nota de la Autora:
(una muchacha mira la pantalla de la computadora con los ojos abiertos a más no poder)
-"Pero... no puede ser... ¿Cómo...?" –dce incrédula a lo que lee.
(Vuelve a mirar la cantidad de reviews que lleva en el fic)
-"Dios Santo!"
Hola, hola... por si no se dieron cuenta estoy bastante contenta con la aceptación del la historia! Además a pesar de ya ir tan avanzados se siguen uniendo lectores (que agente leerse todo esto de golpe jeje XD). Es genial!
Como les digo siempre repasaremos el capítulo para aquellos despitadillos que siempre están por ahí... Creo que la escena entre estos dos, esa que tanto esperaban, al fin sucedió y me parece que aunque hay bastante para hablar de ella es bastante clara la posición de ambos, aunque como siempre les digo préstenle atención a cada palabra de Xiao! Porque esta vez creo que esta más que obvio... ¿no? Cómo les parece que quedo? Hubieran preferido algo más romántico, atrevido...? se esperaban otro tipo de actitud en los personajes? Me gustaría saber mucho que opinan del tema, ya que por primera vez costo bastante esta escena. En cuanto a los fans de la abuelita Nana (es tan chuchi (tierna) esa viejita!) se daran cuenta que como siempre metió su cucharita y nos dios un toque de su sabiduría en cuanto que hacen este par de tortolitos... y que tal si damos un salto enorme y nos vamos al ambarino de vuelta? Xiao se fue, no sabemos a donde, ni porque, ni cuando vuelve... en fin no sabemos nada, salvo que Saku quedo solita a días del matrimonio y después que él se acostó con ella... ¿Qué pasara?
Bueno, creo que ya delire bastante por este capítulo. Espero volver a recibir tantos lindos comentarios! Cuídense mucho! Besos!
Att. Lady Verónica Black.-
Avances del Próximo Capítulo:
"No he venido para traer problemas, Xiao..."
"¿Adivina a quién he tenido el placer de acompañar en las dos últimas semanas?"
"Te espero en mi alcoba, preciosa. Tengo algo muy importante para contarte..."
"Soñé que me dabas un hijo..."
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬); Los hombres más lindos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
