Y lamentablemente, hubiese deseado no ver el futuro inminente.

Risas y cuchicheo, varias cabezas rojas, el calor reconfortante de la chimenea, chocolate caliente, niños por doquier y villancicos que hacían eco por toda la casa.

Draco quería estrangularse a sí mismo por aceptar asistir a la fiesta de navidad con los Weasley y los Potter. Vestía una túnica elegante negra con adornos grises, su cabello como siempre perfectamente peinado, completamente pulcro. Scorpius usaba una camisa de botones manga larga de color gris opaco junto a unos pantalones hechos a la medida de color negro, Draco acomodó su cabello a pesar de las quejas de menor.

Acababan de aparecer usando los polvos flu por la chimenea de los Weasley, que estaba adornada con luces de colores y botas rojas y blancas tejidas a mano con los nombres de los miembros de la familia, también con retratos que se movían de Ron, Ginevra, los gemelos, Charlie, Percy y Bill.

—¡Ya basta papá, mi cabello está bien así!—Se quejó Scorpius, tratando de apartar la mano de Draco de su cabello.

Draco estaba particularmente nervioso, los Weasley los habían invitado única y exclusivamente por la amistad de Albus y su hijo. Y le ponía los pelos de punta que comenzasen una discusión en cualquier momento, aún habían personas que no soportaban tenerlo cerca por ser un ex-mortífago, y eso incluía a esa familia, bueno, por lo menos algunos miembros, no todos.

—¡Oh, queridos llegan justo a tiempo!—Una voz femenina llamó la atención de ambos Malfoy, que se giraron casi al mismo tiempo. Molly Weasley se acercaba a ellos con una sonrisa de oreja a oreja, ella usaba un suéter tejido de color durazno con una gran "M" en el medio de color naranja—Bienvenidos y feliz navidad—Dijo con amabilidad una vez estuvo frente a frente de los Malfoy.

—Gracias, feliz navidad para usted también señora Weasley—Contestó Draco, con tono suave. Scorpius hizo lo mismo con una gran sonrisa en su rostro.

—¡Tengo una sorpresa para ustedes, no se muevan de aquí!—Exclamó, haciendo señas con su mano para que no se movieran, ambos rubios se miraron confundidos.

Molly despareció, Draco inspeccionó con mayor detalle la chimenea, habían más retratos. Varios del trio de oro, uno de Fleur junto a su esposo Bill y sus tres hijos, otro de George, Angelina, Fred II y Roxanne, uno de Percy, su esposa e hijas, Ron junto a Hermione, Rosebud y Hugo, y finalmente uno de la familia Potter.

—¡Aquí, tengan!—Molly había regresado con dos regalos envueltos con papel de color verde con pequeños dibujos de manzanas y se lo extendió sonriente a ambos—¡Vamos, ábranlo!—Los miraba con un brillo en sus ojos, emocionada.

Obedecieron con cierta confusión, al abrirlo Draco quiso lanzarse por la ventana de La Madriguera y perderse junto a los gnomos.

Su propio suéter tejido a mano de color verde oscuro con una gran "D" en el medio de color plata. Scorpius tenía uno igual, solo que más pequeño y con una gran "S" en medio. Se vio obligado a murmurar un Gracias entre dientes.

—Pónganselos, les va a quedar genial, a ver sí se abrigan un poco con el frío que hace—Mantenía su sonrisa y su tono maternal. Scorpius suprimió las ganas de reírse por la expresión de su padre.

Se quitó su preciada túnica y a regañadientes se puso el ridículo, según él, suéter. Le quedaba un poco grande, supuso que la señora Weasley no sabía su talla o no recordaba que era muy delgado... desde siempre. Ella chilló alegre, aplaudiendo un poco. Bufó un poco, su hijo parecía contento por el regalo. Molly los guió hasta la sala dónde provenía todo aquel ruido.

Una estrepitosa risa le hizo fruncir el entrecejo, Ronald Weasley se sujetaba el estómago con una mano y con la otra señalaba a Malfoy, incluso una lágrima se le escapó. Hermione le dio un golpe suave a su esposo, haciéndolo detenerse casi al instante.

—¡Ron, se amable!—Reclamó Hermione, molesta. Miró de pies a cabeza al rubio, no confiaba del todo en él, pero gracias a Harry haría un intento de ser amable con él—Feliz navidad, Draco.

Scorpius corrió a saludar a Albus y pudo observar como su hijo se ruborizaba al ver a Rose Weasley en una esquina alejada, junto a Lily. No, simplemente no. Aclaró un poco su garganta, pues todos le miraban en silencio.

—Feliz navidad—Era en general, y parecieron entenderlo, pues varios asintieron ligeramente murmurando un "Para ti también, Malfoy".

Entonces todos retomaron lo que hacían y el ruido inundó nuevamente sus tímpanos, se sentó en un sillón un poco alejado de la familia y miró con cierto desinterés por la ventana.

—Veo que terminaste cediendo—Apartó la mirada de la ventana, encontrándose con Harry Potter—Te queda bien—Sí Harry no hubiera reído, hubiera jurado que le había halagado.

—Me queda enorme—Se quejó, haciendo una mueca—Y he de decir que te ves ridículo, Potter—Señaló su suéter de color escarlata, con pequeñas líneas horizontales doradas y su inicial del mismo color, el suéter le quedaba un poco ajustado y debajo de este al parecer usaba una camisa de botones blanca.

—Pues a mí me gusta—Se defendió, mirando al ex-mortífago fijamente, Draco apartó la mirada incómodo. Miró como varias cabezas pelirrojas rodeaban a Scorp y Albus, y algunos adultos escuchaban lo que decía.

—¡Y entonces Karl Winston me dejó entrar al equipo de Quidditch como buscador, y a Al como golpeador!—Relataba Scorp, con un brillo en sus ojos mientras los adultos escuchaban atentamente—No le hizo mucha gracia a Gryffindor cuando ganamos contra ellos.

—Ciertamente no—James tenía el entrecejo fruncido—Pero no dejaré que eso pase de nuevo.

—¡Já, siquiera inténtalo Jamie, Slytherin tiene al mejor buscador!—Albus y James comenzaron a discutir por ello, los adultos prefirieron no involucrarse en la riña de hermanos por el Quidditch.

Regresó su mirada a Harry, y notó que sostenía en su mano una copa con ponche navideño, sus orbes verdes brillaban bajo sus redondos y anticuados anteojos, ya no tenía esa barba que comenzaba a gustarle pero lucía mejor que la última vez que lo vio. También se dio cuenta de que Harry ya no era tan 'raquítico' como lo recordaba, su cuerpo estaba ejercitado, aunque no de manera excesiva. Su cabello en aquella ocasión parecía menos desordenado, como si hubiera intentado peinarse.

—Potter— Llamó, aquellos ojos esmeralda volvieron a posarse en él haciéndolo estremecer, pero trató de mantener la compostura. Abrió la boca para hablar, pero ¿Qué iba a decirle? Siquiera ¿Por qué lo llamó?

—¡Pero hay que ver! ¿Qué llevas puesto Tío Draco?—Teddy se rió, mientras Draco le miraba mal, el metamorfomago se sentó a su lado—Oh ¿Ni siquiera un "Hola Edward, ha pasado mucho tiempo, has crecido bastante muchacho" junto a un beso en la mejilla?—Harry que seguía allí reprimió una carcajada.

Malfoy no dijo nada, pero le hizo una seña obscena con su dedo medio al chico de cabello de colores, sonriendo un poco.

—Yo también te quiero, Tío Draco—Teddy sonrió de oreja a oreja.

A la hora de la cena, la mesa parecía apunto de explotar, montones de platos con comida y postres deliciosos lucían esperando ser probados. Draco se sentía sofocado por la cantidad de personas amontonadas, pero la conversación que mantenía con Teddy le aliviaba un poco.

Para su sorpresa, Arthur Weasley le habló con cierto interés, mientras se servía un poco del pavo.

—Draco, dime ¿Cómo ha estado tu padre?—Preguntó, cuando el bullicio se calmó un poco y los miembros de la familia parecían más concentrados en comer que hablar.

El rubio mayor se tensó por completo, y por la sorpresa dejó caer su tenedor sobre el plato y el ruido que generó llamó la atención de todos. Se generó un silencio impasible. De inmediato miró a Scorpius, que miraba a Arthur y a su padre con el entrecejo fruncido.

—Padre—Llamó, clavando sus orbes verdes en Draco y este esquivó el contacto visual—¿Por qué pregunta por el abuelo? ¿No.. no sabe que murió en la guerra?

Comenzó a crearse un nudo en su garganta, todos los ojos estaban clavados en él. Confundidos, todos en esa mesa, menos Scorpius, sabían que Lucius Malfoy no había muerto durante la guerra.

—¿Papá?—Llamo nuevamente, Draco se atrevió a hacer contacto visual con su hijo.

—El abuelo murió—Dijo con seriedad, mirando a todos. Cierta amenaza en su mirada para que nadie se atreviera a llevarle la contraria. Arthur parecía pedir disculpas con la mirada, que parecía arrepentida.

Scorpius seguía mirándolo con duda, más no dijo nada y siguió comiendo con tranquilidad. George hizo un comentario gracioso y gracias a ello la alegría y armonía regresó a la mesa.

Al terminar de comer, Draco se escabulló y se dirigió a un punto alejado de la casa, dónde el bullicio casi ni se escuchaba. Miraba por la ventana como caía la nieve y llenaba el patio de un color blanco puro.

—¿Por qué le mientes sobre Lucius?—Miró por sobre su hombro a Harry, que estaba de brazos cruzados sobre el marco de la puerta.

—Créeme, es por su bien—Se giró por sobre su eje para mirar al moreno.

— -¿Es bueno para él no saber que su abuelo está vivo? — -El moreno tenía el entrecejo fruncido y analizaba minuciosamente las reacciones faciales de Draco.

—¡Shh! Baja la voz—También frunció el entrecejo, mirando hacia ambos lados con preocupación—Ni siquiera entiendo porque te preocupa, es mi hijo, no tuyo—Mentira—Es un asunto en el que no deberías meterte, Potter—Espetó con severidad—Así que vete a regañar a otro padre soltero... comienza con Weasley, ve practicando para cuando Granger y él se separen—El tema de Lucius le ponía furioso, por lo que no media sus palabras.

—Me preocupa que estés ocultando algo, Malfoy.

—No oculto nada—No sonó muy convincente en realidad, desvío la mirada evitando la de Harry.

—Creo que debo corregirme—La voz de Harry era tranquila, como sí tratara de mostrarse tranquilo ante la molestia de saber que Draco le ocultaba algo importante—Me preocupas tú.

Era una declaración simple pero para Draco era demasiado, su pulso se aceleró. Abrió la boca, la cerró, la abrió una vez más, la cerró de nuevo y luego, como si le costara trabajo recordar lo que había que hacer para hablar, la abrió por tercera vez y dijo con voz ronca:

—Potter,—El moreno le miró—¿Sabes que te respeto, no? ¿Y qué estoy eternamente en deuda y agradecido contigo por lo que hiciste por mi familia?—Respiró hondo—Pero, por favor. . . mantente alejado de mí.

—Sabes muy bien que no lo haré—Una sonrisa apareció en el rostro de Draco, con una mezcla de sentimientos encontrados.

A partir de ese momento, Draco socializó un poco más con los Weasley, y realmente comenzó a disfrutar la fiesta de navidad. Relataba historias a los más jóvenes sobre sus años en Hogwarts y algunas vergonzosas que incluían al trio de oro. Reía e incluso hablaba de manera civilizada con Hermione, el único que se resistía a ver el cambio para bien de Draco era Ron, que refunfuñaba por toda la atención que recibía.

Lily se ruborizaba cada vez que Draco la miraba y eso generaba burlas de parte de James. Finalmente, muy entrada la noche y con un soñoliento Scorpius, se despidió de los Weasley que aún estaban despiertos y apesar de haberse negado, Harry los acompañó hasta la chimenea.

—Oí que quieres el puesto de profesor de pociones en Hogwarts para el siguiente curso—Comentó el moreno de repente, cuando ambos rubios ya estaban adentro de la chimenea.

—¿Dónde o de quién escuchaste eso?—Los ojos de Draco estaban entrecerrados.

—McGonagall—Contestó, encogiéndose de hombros—Sólo, quería desearte suerte—Sonrió un poco,—Sé que conseguirás el puesto—Draco no pudo evitar sonreír suavemente, Scorpius se abrazó del rubio mientras cerraba los ojos lentamente, ajeno a la conversación—Hasta luego... y feliz navidad.

—Feliz navidad, cara-rajada—Entonces, soltó los polvos flu diciendo bajo pero claro 'Malfoy Manor', y ambos rubios desaparecieron.