-¡Neeeeeee¡Sabata, vamos!-exclamó Django, con su peluche entre sus brazos, mientras se dirigía al hotel.

-Ya voy, ya voy... ¿Por qué tanta prisa? Otenko y los demás no se irán a ninguna parte. ¿Django?-el chico oscuro preguntó al ver al rubio detenerse de repente. Lo vio temblar ligeramente y darse la vuelta con temor en sus ojos y rostro.

-Es que... estuve sintiendo unas presencias cerca de nosotros, cuando estábamos en la ciudad y todavía las sigo sintiendo, como si nos siguieran... Tengo miedo, Sabata.-confesó, apretando el peluche con sus brazos.

Los ojos del chico oscuro brillaron tenuemente en rojo, mientras se acercaba al joven cazador. Lo abrazó con fuerza, besando con ternura su cabeza.

-No te preocupes. Yo estoy aquí, y no dejaré que nada te pase.-sintió a Django sonreír en su cuello.-Y si algo te pasa, ten por seguro que no vivirán para contarlo.-agregó sombriamente, con sus garras atrapando la espalda del rubio que sonrió mucho más.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-Uuuhhhh... –exclamó Saito al salir del baño con una toalla alrededor de su cintura.-Me siento mejor ahora.-dijo con una sonrisa.

Blues salió poco después con una toalla sobre su melena plateada intentando secársela. Batió sus alas y estas esparcieron agua por doquier. Algunas golpearon la espalda del morocho que se dio media vuelta.

-No vuelvas a hacer eso.

-¿Hacer qué?-preguntó divertidamente el vampiro, volviendo a agitar sus alas para salpicar agua.

-¡Eso!-el albino lo repitió de nuevo.-¡Bluuuuessss!

El nombrado rió con suavidad dirigiéndose a la cama pero cambió de parecer y se dirigió a la ventana. Mientras veía el paisaje, enrollaba su extenso cabello entre sus manos para luego secarlo con la toalla.

-Hay luna nueva.-dijo de repente. Saito ya se había vestido para ese entonces.

-¿De verdad?-inquirió, colocándose al lado del vampiro.

-Si. Además, tampoco hoy hay estrellas.

-Ohhh... Suelo observar el cielo cuando estoy muy aburrido y no puedo dormir.

Blues apretó con sus puños la toalla al sentir una sensación muy conocida para él dentro de su cuerpo. No había completamente luna nueva pero en un par de horas si. Era la una menos cuarto de la mañana y ambos chicos seguían despiertos sin la más mínima cantidad de sueño en ellos.

-Me siento raro.-dijo Saito, apoyando su cabeza sobre el hombro del albino.

-¿Más de lo que sos?-el albino recibió un suave golpe por parte del morocho.

-No me refiero a eso.-respondió, algo enojado.-Siento... no sé. Algo.

-¿Algo¿Qué algo sientes?-se encogió de hombros, acercándose a la ventana. Saito suspiró.

-Qué sé yo. Siento como si algún acontecimiento realmente importante va a suceder... pero, no sé... es sólo una sensación...

Los ojos de Blues se tornaron rojos. Abrazó a su compañero por la cintura, descansando su cabeza sobre la de él. Abrió y estiró sus alas antes de atrapar al morocho entre ellas, sumiéndolo en oscuridad total.

-Pues, tienes razón.-le susurró.

-¿Ah si?-Saito se dejó llevar por las suaves caricias que sentía en su cuello.

-Si cierras tus ojos, te mostraré por qué.

-¿Acaso no será otro de mis recuerdos?-el vampiro sonrió y rió.

-Si, es uno de ellos. Lo tienes escrito en tu diario.-el morocho dio un gemido de desaprobación.

-Lo leeré después.-Blues volvió a reír.

-Cierra tus ojos.-Saito dejó caer sus párpados suavemente, sintiendo un embriagador perfume a su alrededor.

-Blueess...

-¿Hum?-el morocho entreabrió ligeramente sus verdes ojos.

-Te amo.-le susurró, antes de volver a cerrarlos. El vampiro lo abrazó con más fuerza.

-Yo también te amo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-H-Hola Chaud.-saludó tímidamente Lan al joven vampiro que entró en su habitación antigua. Las cortinas tapaban las ventanas y el cuarto estaba sumido en penumbras salvo por los candelabro que emitían una tenue luz por sus pequeñas llamas.-¿Cómo estas?

-Bien.-respondió este, acercándose al castaño y dándole un corto beso haciendo que este se sonrojara suavemente.-Blues me dijo que querías que venga.

-Hum... Si... –respondió tímidamente, desviando su mirada.-Blues también vino¿verdad?-Chaud asintió, rodeando la cintura de su compañero y hundiendo su rostro en sus cabellos.-Más le valía.

-¿Por qué?-preguntó curioso, comenzando a besar la suave piel del joven que se estremeció.

-Saito tiene algo que decirle, y es muy importante para él.-Lan suspiró con su rostro hirviendo en sensaciones.

-Lo sé. Ahora, qué tenés para decirme a mí, que es tan urgente.

El castaño se volvió a sonrojar fuertemente. Balbuceó un poco pero no formó ninguna frase con ello. Simplemente besó al bicolor unas cuantas veces antes de poder formularse el argumento.

-Es que... hum... yo quiero... quiero...

-¿Qué quieres?

-A ti.-respondió rápidamente y al procesar lo que dijo enrojeció más de lo que estaba, avergonzado, y desvió su rostro.

Chaud rió suavemente ante eso y lo besó nuevamente. Dirigió a ambos hasta la cama y recostó a Lan sobre ella antes de hacerlo sobre su cuerpo.

-Yo también te quiero. Y de la forma más íntima que puedas imaginar.

Lan se estremeció, ante el susurro del joven vampiro, y sonrió con suavidad, abrazándolo por el cuello para atraerlo hacia su cuerpo. Lo besó con suavidad gimiendo cuando el vampiro introdujo una mano debajo de sus prendas para alcanzar sus pezones.

-¿Estás seguro? No haré nada que no quieras hacer.-le preguntó Chaud, mientras jugueteaba con los botones de su camisa blanca.

-Si, estoy seguro.-le respondió tímidamente con un fuerte sonrojo en sus mejillas.-Quiero esto, de verdad. No tienes de qué preocuparte.

El vampiro sonrió y lo besó nuevamente, antes de rasgar su camisa con sus garras en una forma agresiva y desesperada. Quitó los jirones del cuerpo del castaño y recorrió su pecho con sus manos, deleitándose con la tersidad de su piel.

Sonriendo para si, Chaud se inclinó y paseó su lengua por el torso de su compañero sintiéndolo arquearse y estremecer. Un suave gemido salió de su garganta cuando atacó sus pezones mientras recorría con sus garras los lados del chico hasta llegar a su pantalón el cual desgarró poco a poco con sus garras hasta despojarlo de él.

Le quitó sus zapatos y le quitó todo vestigio de ropa que obstruyera su cuerpo para dejarlo completamente desnudo sobre la cama. Lan se sonrojó más, si actualmente era posible, al sentirse observado por su compañero.

Chaud recorrió su cuerpo con sus manos, memorizándose cada detalle de él.

-Eres hermoso.-le susurró, mientras se quitaba sus ropas. Lan sonrió tímidamente.

Ayudó a su compañero a quitarse sus prendas y dejarlo desnudo sobre él. El castaño se recostó nuevamente en la cama y se estremeció al sentirse tan expuesto ante el joven vampiro.

-¿Qué te pasa?-preguntó advirtiendo el nerviosismo de su amado.

-Me siento... muy expuesto...

-¿Sólo eso? No deberías. Después de todo, es lo que queremos. Ya lo disfrutarás. Y créeme que lo harás.

El vampiro rió con suavidad al ver al chico desviar su mirada, algo avergonzado. Se sentó sobre su regazo y recorrió con suavidad sus piernas viéndolo arquearse ligeramente, apretando las sábanas con fuerza.

-¿Te gusta lo que sientes?-Lan asintió, mordiéndose el labio inferior al percibir las manos de Chaud entre sus piernas, comenzando a estimularlo.-Se pondrá mejor a la brevedad...

El castaño dio un quejido y se arqueó notoriamente sobre la cama. El vampiro se acomodó entre las piernas de su compañero y las colocó sobre sus hombros. Lamió con lentitud el miembro del joven chico que hizo una exclamación de asombro ante las eléctricas sensaciones que inundaban su cuerpo inexperto.

-¡Qué haces!-preguntó casi sin aliento observando los movimientos de Chaud en sus zonas más íntimas.-¡Chaud!-exclamó.

El vampiro hizo caso omiso ante la anterior pregunta y prosiguió con su trabajo. Paseó su lengua sobre la punta del miembro de Lan que gritó, pese a sus esfuerzos de no hacerlo, y se arqueó fuertemente. Enredó sus dedos en la cabellera de su amado y tironeó de sus cabellos con vigorosidad.

Sentía al bicolor meterlo en su boca, comenzando una succión suave que fue aumentando poco a poco.

-Oh dios... Oh por dios... –exclamó Lan, tratando de registrar cada golpe de sensaciones que recibía por el estímulo de Chaud.-No te detengas...

-"Se siente bien¿Verdad?"-le preguntó el bicolor mentalmente a su compañero.

-Si, si... ¿Por qué se siente tan bien, Chaud¡Ahhhh! N-No es algo que-que normalmente uno ha-haría todos los días... –se arqueó nuevamente, sintiendo una fuerte presión en su estómago.-Chaud... –susurró.

-"Porque es placer. Es una emoción muy peculiar y curiosa al mismo tiempo. No de todas las formas uno puede conseguir este placer."-el joven vampiro sentía a su compañero llegar a su clímax.

-¡Sigue, sigue!-le ordenó, aunque no haya sonado como una orden total. Estaba llegando a algo, no sabía a qué, pero lo sentía venir.

-"¿Alguna vez te has dado este placer?"-Lan negó vigorosamente, gimiendo.-"¿Nunca has sentido curiosidad por explorar tu propio cuerpo? Llegar a ver lo que puede llegar a sentir si uno toca ciertas partes específicas... "

-N-No... N-nunca... S-Si me ha da-dado curiosidad pero... ¡AH¡Ya no lo soporto más!

Movió su cabeza lado a lado y se vino con fuerza en la boca de Chaud dando un grito. Sintió su cuerpo relajarse poco después, y con pesadez se recostó sobre la cama jadeando con intensidad.

El bicolor se levantó de entre las piernas del chico, con hilos blancos escurriéndose de las comisuras de su boca. Sonriendo satisfactoriamente, el bicolor se trepó al cuerpo del castaño que abrió sus ojos para mirarlo fijamente.

-¿Qué fue eso?-preguntó una vez que recuperó su aliento.

-Un punto culmine, un clímax... Un punto en donde sientes el mayor placer que puedas imaginarte.-le respondió besando su cuello con ternura.-¿Realmente nunca has explorado tu cuerpo con tus propias manos?

-Sólo una vez... –admitió.-Pero, me sentía un poco extraño por lo que dejé de hacerlo.

-¿Y no te gustó?-Lan abrió su boca pero la cerró, pensando en lo que iba a decir.

-Si... Quiero decir, no... Es decir... En realidad, no sé lo qué sentí... Pero, me era muy extraño y me asusté un poco... ¿Qué haces?-le preguntó a Chaud que estaba ensalivando tres dedos de su mano derecha.

-Ya lo verás. Ahora, quiero que te relajes todo lo que puedas, y al menor indicio de dolor, sólo dímelo.

-Bien.

-Recuéstate, abre tus piernas y ten en cuenta lo que te dije recién.-Lan asintió con suavidad.

El joven vampiro acercó sus dedos a la entrada del castaño y tanteó un poco antes de introducir el primer dígito en ella. El otro chico hizo una mueca, pero no de dolor, no dolía, simplemente le resultaba incómodo. Pero ahora¿por qué lo estaba haciendo?

-Uuuhhh... –gimió al sentir otro dígito entrar en él. Los dedos se abrieron y se cerraron varias veces antes de frotar sus paredes internas.-¡AAAH!-exclamó repentinamente.-¡Qué, qué---?

-Tranquilo.-respondió Chaud, volviendo a masajear el área y ver a su compañero arquearse y gemir fuertemente.

-¡Qué demonios es!-preguntó rápidamente, volviendo a gemir.

-Un bulto lleno de nervios, de nervios que si se los estimula de la forma adecuada, puede resultar en una explosión de placer.

-¡Ya me di cuenta!-acotó el castaño.-¡No pares!

-Pronto se pondrá mejor.

¿Mejor todavía¿Cuán mejor que eso podría ponerse, se preguntó Lan. Realmente estaba perdido en esas extrañas pero adictivas sensaciones que inundaban su cuerpo. ¿Cuán mejor? Volvió a preguntarse.

-Oye... –exclamó algo enojado cuando Chaud retiró sus dedos. Rió con suavidad.

-Ya te dije que esperaras. Ahora, si sientes dolor, dímelo y me detendré.-el castaño asintió, tomando fuertemente entre sus puños las sábanas.

-Lo haré.

El bicolor levantó las piernas y un poco la cadera de su compañero. Colocó sus miembros inferiores sobre sus hombros y comenzó a entrar en el cuerpo del castaño con suavidad. Quedó completamente en él y vio la cara de incredulidad de este cuando lo sintió dentro.

-Oh dios... –susurró.

-Te dije que se pondría mejor...

Se recostó sobre el cuerpo del castaño y empezó a embestir en él a un ritmo moderado. Lan abrazó con fuerza a Chaud, gimiendo en su oído. ¡Lo que sentía! No podía creerlo, simplemente, no podía. ¡Todo parecía tan irreal¡Como un sueño, una fantasía! Y no quería despertar...

-¡Ah!-exclamó de repente, al sentir ese mismo lugar se rozado por el miembro de su compañero.

-S-Sólo relájate... Y déjate llevar.

Chaud empezó a ir más rápido y a embestir más fuerte. Por su parte, el castaño empezó a gemir y jadear más fuerte, clavando sus uñas en la espalda del joven vampiro y contrayendo sus paredes internas alrededor de él. Esto provocó que el bicolor diera un quejido y mordiera a Lan en el cuello. El menor volvió a repetir la acción y encontró que al vampiro le agradaba bastante.

Lan sintió nuevamente esa presión en su estómago, o mejor dicho, por debajo de su estómago. Apretó sus piernas alrededor del cuello de Chaud cuando sintió que lo estimulaba con una de sus manos. Su miembro rozaba contra ambos cuerpos e iba dejando pequeños trazos de presemen sobre ellos a medida que se iba acercando.

-¡Chaud!-exclamó, dejando su cuello expuesto.-¡E-Estoy llegando!

-Lo sé, lo sé.-le respondió el otro, embistiendo más fuerte, rozando continuamente el bulto del castaño que no dejaba de gemir.

-¡Un poco más¡Ya casi...!-dijo sin aliento.

Ambos se vinieron al mismo tiempo. Lan gritó fuertemente, clavando sus uñas nuevamente en la espalda de Chaud y este ahogó su grito mordiéndose el labio inferior y apretando las sábanas con violencia. El castaño sintió un líquido en su interior llenarlo, pero no le importó. Simplemente sabía que lo que había hecho el bicolor le había gustado, y mucho.

-Eso... Eso... Oh dios... –volvió a repetir Lan la misma frase que anteriormente había dicho.-¿Puedes hacerlo otra vez?-Chaud lo miró asombrado.

-¿De nuevo¿No te sientes cansado?

-Un poco...

-¿No quieres descansar algo?

-No. Quiero volver a sentirte dentro de mi Chaud... –le susurró, besándolo con ternura en sus labios.-Por favor...

-Bien, bien... Pero luego tendremos que descansar. Sería vergonzoso si tus padres llegan y nos encuentran de esta manera.

-No me hagas pensar en eso ahora... Simplemente quiero dejarme llevar otra vez... –el bicolor le sonrió y lo besó.

-Lo haré. Si quieres, podemos probar otra posición.-le sugirió de una forma provocativa y perversa al mismo tiempo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Saito estaba sentado sobre su cama, con su habitación sumida en oscuridad. Suspiró suavemente y se dejó caer sobre el mullido mueble.

-Has suspirado mucho este día.

-¡Blues!-exclamó, sentándose de repente. Vio al albino de pie al borde de la cama.-No te oí entrar...

-No tenías por qué hacerlo.-respondió, acercándose al morocho, moviendo sus alas suavemente.-Después de todo, puedo trasladarme silenciosamente entre las sombras sin que ningún mortal pueda percibirme aunque sé que me sentiste a penas un poco¿me equivoco?

-N-No...

-Querías decirme algo.-fue al grano, mientras se sentaba al lado del chico.

-Ah... S-Si... –susurró tímidamente.

Se puso de pie y caminó descalzo hasta quedar frente a Blues, a unos pocos pasos de él. El vampiro advirtió un fuerte sonrojo en las mejillas de Saito y un terrible nerviosismo. El morocho comenzó a desabrocharse la camisa con lentitud, mirando el suelo.

-¿Qué estás haciendo?-inquirió Blues, sin comprender por qué el chico se estaba desvistiendo.

-¿Qué te parece que estoy haciendo?-fue su respuesta, sin detenerse en su tarea.

-Te estas desnudando pero¿por qué?

-Deja de preguntar y déjame terminar.

Saito se quitó su última prenda de ropa y permaneció allí de pie, completamente desnudo, frente a Blues que tragó secamente un par de veces ante la imagen que tenía frente a él. Se humedeció sus labios con la punta de su lengua admirando el cuerpo del chico.

-Hum... –comenzó el morocho, con un fuerte sonrojo en su rostro y una actitud tímida.-Quiero... Quiero... Que me muestres más sobre tus cuadros.

-Pero si ya te---, no... No te mostré todo... –se interrumpió a sí mismo cuando se dio cuenta de lo que Saito quería hacer.-¿Estás seguro? Hace unos cinco meses atrás no querías saber nada al respecto.

-Tengo toda la libertad de cambiar de opinión.-le contestó con una sonrisa.-Y, porque, te amo...

Blues sonrió ampliamente y se puso de pie. Comenzó a quitarse la ropa para quedar de la misma manera que el chico que estaba frente a él. El morocho enrojeció fuertemente al ver el cuerpo desnudo de su amante delante suyo. El albino lo abrazó con ternura y lo arrastró a la cama, donde lo recostó sobre ella con cuidado.

-Yo también te amo, Saito.

El morocho sonrió tímidamente y se acomodó sobre las sábanas a gusto propio. Notó como las alas del albino se perdían entre las sombras de su habitación hasta desaparecer completamente. Rodeó su espalda con sus brazos y manos, tanteándola pero no halló las susodichas alas.

El albino rió ante eso, pero no dijo nada. Besó profundamente a su compañero, metiendo su lengua dentro de su boca para comenzar a explorarla. El morocho gimió con suavidad, paseando sus manos por la espalda de su amado con ansias. Realmente estaba nervioso por lo que quería hacer pero lo amaba, y quería saber si Blues era suyo como él era del albino.

El vampiro besó con un poco de fuerza el cuello de Saito, dejando marcas que trazaban un suave camino hasta el centro de su pecho, donde su corazón latía con rapidez. El morocho suspiró sintiendo la boca del albino bajar lentamente por su estómago.

-Uuhhmm... Bluesss... –susurró, cuando el nombrado llegó entre sus piernas.

-No hemos ido más de aquí¿verdad?-Saito negó con la cabeza. El albino rió perversamente.

El vampiro comenzó a lamer el miembro de su compañero suavemente, mientras que acariciaba sus piernas con igual delicadeza. El morocho enredó sus manos en la melena plateada de él haciendo que este gimiera en placer. Como amaba que jugaran con su cabello...

El menor abrió un poco sus piernas, mirando cómo el vampiro trabajaba en sus zonas bajas. Se estremeció cuando este paseó la punta de su lengua sobre la punta de su miembro unas cuantas veces resultando que se arqueara con fuerza sobre la cama. Murmuró el nombre de su amado cuando este lo tomó en su boca.

-¡Ngh¡Blues!-exclamó sin aliento Saito, sintiendo como el albino aumentaba su ritmo cada vez más.

Comenzó a mover sus caderas intentando alcanzar el ritmo de Blues pero este dejó firmemente clavada su cadera sobre la cama usando sus fuertes manos. Oyó a su compañero gruñir y esto le causó gracia, riendo suavemente.

Saito se volvió a arquear sobre la cama cuando el vampiro paseó su lengua sobre la punta de su miembro. Había notado lo increíblemente sensible que era. Dio un suave gemido, sintiendo esa presión debajo de su estómago como tantas otras veces la había hecho.

Tironeando de los cabellos de Blues, el morocho se sentía venir con rapidez.

-¡Ah!-exclamó cuando sintió a su amado morderle con suavidad su miembro.

Se estremeció notoriamente y tragó secamente. Se arqueó cuando comenzaba a acercarse más y más, pero no llegaba. Y estando a punto de estallar, Blues colocó su lengua sobre la punta del miembro de su compañero que gruñó sonoramente.

Saito se movía nerviosamente, tratando de quitar al albino de entre sus piernas y tener su clímax pero este no se lo hacía de la manera más fácil. Empujó con suavidad la cabeza del vampiro para intentar alejarla pero Blues era más fuerte que Saito y no lo movió ni un milímetro.

-¡Por favor, Blues¡Déjame!-rogó, sintiendo la presión aumentar.-¡Por lo qué más quieras déjame llegar!

-"Y¿Por qué habría de hacerlo?"-preguntó mentalmente a su compañero bañado en sudor. El rostro de Saito parecía estar a punto de estallar.

-¡Por favor!-volvió a rogar.-¡Ahhh¡Ya no aguanto más¡BLUES!-gritó.

- i>"Grita mi nombre otra vez." /i>

-¿Qué!-preguntó el morocho casi sin aliento y dando un gemido.

-"Que grites mi nombre otra vez."

-¡Blues!-exclamó Saito.

-"Más fuerte, no te oí."

-¡BLUES!

-"¡Más fuerte!"-le gritó, soltando el miembro de Saito que se liberó con mucha fuerza.

-¡BLUUUUUUUUUUUUUHHESSSSS!-exclamó con toda su voz el morocho esparciendo el líquido blanco por todo su pecho, rostro del albino y sus piernas.

Saito se sintió débil de repente y cayó de espaldas sobre la cama jadeando y buscando su aliento desesperadamente. El vampiro se sentó sobre su regazo, paseando su índice por su rostro para ir quitando el excedente que tenía.

Lo lamió hasta haberse quitado la mayor parte.

-Mrrr... –gimió, ensalivando otro dos dígitos más.-Ahora, quédate así de relajado. Esto probablemente te duela un poco. Si es así, sólo dímelo.

Saito asintió y Blues abrió sus piernas un poco más. Paseó sus dedos entre los pliegues un rato antes de insertar su índice dentro. El morocho hizo una mueca de incomodidad, no le producía ningún dolor el gesto que hizo el vampiro.

-Uhh... –gimió cuando su compañero introdujo un segundo dedo en él, y comenzaba a abrirlos y cerrarlos.-S-Se siente bien...

-¿Bien? Se pondrá mejor dentro de unos momentos...

-¿Qué tan mejoooooOOOOOOHHHH!-gritó en medio de su oración, arqueándose fuertemente, al sentir una repentina oleada de placer inundar su cuerpo.-¡QUÉ, QUÉ FUE ESO?-preguntó realmente sorprendido ante semejante reacción suya.-¡AHHH!

El vampiro rió suavemente, y siguió frotando ese peculiar lugar haciendo que Saito se arqueara sobre la cama fuertemente. Se movía constantemente, gritando, gimiendo y jadeando sin cesar.

-¡Ni se te ocurra detenerte!-lo amenazó.

-¿Y si quiero hacerlo?-dijo tentativamente Blues, con intención oculta de quitar sus dedos.

-¡NO¡NO LO HAGAS¡Juro que voy a matarte si lo haces¡Oh si...¡Blues!-exclamó, arqueándose sobre la cama cuando este volvió a estimular su zona.-¡Más vale que no lo hagas por tu propio bien!

-Ey... Andamos muy vocativos hoy eh... Tal vez continúe si me haces un favor...

-¿Qué favor¡Uhh!-se mordió el labio inferior, reteniendo un grito.

-Tócate.

-¡QUÉ¡AH!-volvió a arquearse.-¡Claro que no!

-¿Por qué no?

-¡S-Soy tímido!

-¿Tímido? No me hagas reír... Con todo lo que me estás gritando y reclamando ahora...

-¡P-Pero una cosa eeeEEEHHHSSS¡Oh si!-exclamó nuevamente. Le sorprendía que todavía no haya llegado a su clímax aún.-¡E-Es que te grite y-y otra es que me to-toque!

-Puedo enseñarte si quieres... Claro que, en otra ocasión...

Retiró por fin sus dedos y Saito le dio un gruñido. Aún así, le era algo raro sentir su entrada estar excedidamente lubricada. Blues levantó sus piernas y las colocó sobre sus hombros, elevando en el proceso un poco la cadera de su compañero.

-¿Listo? Puedo detenerme si quieres...

-Eso será lo último que pida... –abrió sus ojos verdes y lo miró fijamente.-Y si lo haces, te juro que no tendrás descendencia... –Blues rió suavemente.

-Ya lo sé, ya lo sé.-el albino lo abrazó y le susurró al oído.-Relájate.

Con cuidado, comenzó a penetrar a su compañero que al instante sintió sus uñas clavarse en su espalda con violencia. El vampiro sonrió ampliamente al oírlo dar un quejido y ver su expresión incrédula. Saito cerró sus ojos y dio un suave suspiro. Apretó sus piernas alrededor del cuello de Blues, suspirando otra vez. Tenía razón. Había suspirado mucho ese día.

-Ah... Continúa... –le indicó, dándole un beso.

La criatura se relamió los labios y unió su boca con la del morocho, comenzando a moverse con lentitud. Lo escuchó gemir en el beso y volver a sentir sus uñas clavarse en su espalda.

-Mmm...

Blues se separó de la boca de su compañero, embistiendo con fuerza y marcar su cuello por doquier. Siguió aumentando su ritmo hasta llegar a una velocidad preferida y un ángulo certero en donde tocaba constantemente aquello que hacía que Saito enloqueciera.

El morocho ahogó un grito, enredando sus manos en la cabellera del vampiro que gimió al sentirlas. Tironeó fuertemente de ellos provocando un grito de este y el menor sonrió.

-Re-Realmente te gu-gusta que la gente---¡AH!-exclamó, interrumpiéndose.

-¡Si¡Y no sabes cuánto!-le gruñó, volviéndolo a marcar, terminando la frase del joven con una fuerte embestida.

Ambos ahora se movían en un ritmo continuo, acariciándose con sus manos y sintiendo sus cuerpos golpear entre sí. Sintiendo el sudor resbalar por sus cabellos, estos que se pegaban a su piel... Blues empezó a tocar el miembro de su compañero con una de sus manos, llevándolo al clímax más deprisa. Saito lanzó una exclamación de asombro y placer.

-¡Siiiiii¡Más, MÁS!-oyó a su compañero gruñir.

-¿Acaso no tienes satisfacción alguna?

-¡Tu eres mi satisfacción¡BLUES¡Hazlo de vuelta!

Su compañero embistió en su cuerpo una y otra vez, hasta que llegaron a su clímax, gritando el nombre del otro. El albino se vació dentro del cuerpo de Saito y este desparramó su semilla por todo su torso y el de Blues. Se relajaron al poco tiempo de haber tenido su orgasmo y ahora estaban tendidos sobre la cama, ninguno se había molestado en moverse de la posición en la que estaban, tratando de recuperar sus alientos.

-Mrrr... Eres mío, mío, mío y solo mío... –le susurró el vampiro en su cuello, besándolo con ternura. Saito abrió pesadamente sus ojos y lo miró. Los ojos de Blues ahora eran de un rojo intenso y brillante.

-¿Y vos¿Acaso sos mío también?-le preguntó. La criatura sonrió tiernamente y lo abrazó con fuerza, volviéndolo a besar en el cuello antes de hacerlo en sus labios.

-Claro que soy tuyo. Lo soy completamente.-le respondió.-Sos la única persona que logra dejarme sumiso simplemente haciéndome caricias... –el morocho rió.-Lo sabes bien. Sabes que si me haces masajes y unos mimos me rindo ante vos... Y se siente taaaaan bieeeeenn... –volvió a hacer esa especie de gemido y ronroneo.-No sabes cuánto te amo Saito.-dijo, besándolo.

Su compañero rió con suavidad.

-Yo también te amo, Blues.-el vampiro sonrió y unió nuevamente sus labios.-Estoy... algooooohhh... –dijo entre un bostezo.-Cansado...

-Entonces, descansa un poco.

-No... –sus ojos mostraban una mirada suplicante.-¿Po-Podríamos...?

Blues rió con suavidad, callando a su amado.

-Claro que podemos. No es ningún crimen amar a la persona más querida por uno... –le susurró, besándolo.

Salió de su cuerpo y esto provocó un gemido de protesta por parte del morocho haciendo reír al albino. Atrapó su nuevamente erguido miembro entre sus dedos y comenzó a tocarlo con frenesí. Saito dio una exclamación, moviéndose nerviosamente debajo de él.

El vampiro dejó de trabajar con sus dedos y acercó su rostro al miembro del joven, tomándolo dentro de su boca.

-¡BLUES!

Saito enrojeció fuertemente y gimió por lo bajo. Mordió su labio inferior, enredando sus dedos en la cabellera de su compañero.

-¡Ah!-exclamó, tirándo su cabeza hacia atrás, liberándose en la boca de él.-Tómame de vuelta... por favor...

Su compañero rió por lo bajo otra vez. Se acomodó entre las piernas del chico y le corrió algunos cabellos de su sudado y rojo rostro.

-Eres hermoso¿lo sabías?-dijo este. Saito sonrió y lo abrazó por el cuello.

-Tu tambiéeeeennnn... Ohh Bluuuues... –gimió, cuando entró en él.

Y Saito se dio cuenta de que Blues había reído mucho ese día, también...

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Nota de autor: Ah sí >> pos, perdón por la re quete contra tardanza de la actualización, pero es que, como que me olvidé XD; Eh sí, tienen el derecho de pegarme si quieren, pero que les puedo decir, me acordé repentinamente. Y con respecto al capítulo 20, todavía tengo que terminar un lemmon antes de subirlo. De no haber sido así, les hubiese subido los útlimos 4 capítulos de fic.

Espero que no se estén aburriendo con la historia, y recuerden si les agrada o tienen algo pa' decir, no duden en dejarme un review D Si lo hacen, seré la mujer más feliz del mundo. Hasta entonces.