Capítulo 5 – Entrenamiento

Légolas dirigió su montura hacia donde se encontraban Lord Elrond y Netherión e hizo que los demás le siguieran. Cuando llegó junto a él se apresuró a desmontar para ayudar a Sandra y bajar del caballo. Haldir no tardó el seguir los pasos de Légolas y ayudar a Julia a bajar del tordo alazán. Gandalf y Liguerión fueron los últimos en desmontar.

-Sed bienvenidos –saludó Lord Elrond

-Gracias, Lord Elrond –sonrió Sandra al sabio elfo-, permita que le presente a mi mejor amiga, Julia.

La joven inclinó levemente la cabeza. Había estado observando a aquel elfo desde el momento en que atravesaron la puerta de ese mundo y sus instintos le decían que aquel que le era presentado como Lord Elrond era el más importante de aquel lugar, al mismo tiempo que pudo apreciar en su mirada una enorme inteligencia y una gran sabiduría, sabiduría que solo se alcanzaba con las experiencias vividas durante muchísimos años.

Lord Elrond sonrió levemente a la joven, transmitiéndole una cálida y sincera bienvenida, así como una gran sensación de paz.

El elfo estaba sorprendido de que la dama de las espadas fuera precisamente la gran amiga de la gran maga blanca pero su intuición no le engañaba. Aquella mujer joven de tierras lejanas irradiaba poder de todas y cada una de las partes de su cuerpo. Sus ojos marrones, aparentemente normales no le engañaron en ningún momento. Relejaban una gran variedad de sensaciones, que rara vez se veían juntas en un solo ser. Frialdad, amistad, calidez, concentración, determinación y, sobre todo, una gran peligrosidad.

Sin lugar a dudas, todo lo que veía en ella le decía que tener a aquella mujer de enemiga era el mayor error que alguien podía tener.

OooooooooooOooooooooooO

Se despertó pronto, como era habitual en él y salió de la habitación que le había sido asignada preparándose para acudir al comedor a disfrutar de la primera comida del día. Todavía se preguntaba cuáles serían las razones de Lord Elrond para que su habitación fuera la que estaba al lado de la de Sandra y la de Julia.

No se extrañó en absoluto que dentro de la habitación de la dama de las espadas se oyeran las voces de las dos amigas. Voces que demostraban una alegría propia de dos amias muy íntimas.

-Buenos días, Haldir –la suave voz de Nelia hizo que el enorme elfo se girara e inclinara gentilmente su cabeza.

-Buenos días, Nelia. Mucho habéis madrugado hoy.

-Voy a buscar a Sandra y a su amiga, las acompañaré al comedor para el desayuno ¿Os unís a nosotras?

Haldir inclinó nuevamente su cabeza en señal de asentimiento y Nelia llamó a la puerta de la habitación en donde se oían las risas de las dos jóvenes.

Las dos amigas no tardaron en salir, Sandra llevaba puesto uno de los vestidos que Nelia le había puesto en su guardarropa el primer día de su llegada y Julia vestía uno de sus pantalones negros y una camiseta que combinaba el negro y el blanco. Después de la expresión de la joven hacia los vestidos, ninguno de los presentes se atrevió a insinuar que los pantalones que llevaba no eran bien vistos en Tierra Media. La elfa se había encargado personalmente de que prepararan a la joven guerrera atuendos que incluían pantalón al estilo élfico, pero con detalles claramente femeninos.

La mujer de pelo negro llevaba colgadas a su espada tres de sus catanas, una de color negro, y dos de colores claros.

Dentro del comedor, habían tomado asiento en la mesa principal. Lord Elrond estaba frente a Gandalf, a su lado derecho Netherión y frente a éste, Nelia y Légolas, Sandra estaba sentada al lado de Gandalf y Julia a la izquierda de Lord Elrond y al lado de Haldir.

La conversación fue muy distendida y hábilmente encauzada por Lord Elrond para averiguar las habilidades que la recién llegada tenía con la gran cantidad de extrañas espadas que había traído.

-No son espadas normales –insistía Julia-, son catanas.

-Como queráis –cedió al final el elfo-, las llamaré catanas ¿Qué diferencia hay entre las espadas y las catanas?

-Es mejor verlo para entenderlo –dijo la joven-. Todas las mañanas me gusta practicar un poco ¿Tiene algún lugar donde poder entrenarme?

-Hay un campo de entrenamiento cerca del palacio –informó Netherión.

-Bien, entonces allí podrán comprobarlo ¿Cree que podré encontrar a alguien que me ayude a practicar?

-Liguerión, lo hará –dispuso Lord Elrond

No sabían por qué, pero tanto Légolas como Haldir miraron al instructor elfo que estaba sentado en otra mesa. Sus miradas eran de lástima y como diciendo "que no le pase nada"

-Yo también lo quiero ver –Sandra se añadió al grupo. Le encantaba ver a su amiga entrenarse

-No –interrumpió Gandalf al mismo tiempo que se levantaba de su asiento-. Acompáñame, tenemos que practicar un poco.

-Practicaremos en cuanto Julia termine de entrenar –prometió Sandra- Te aseguro que tendréis muchísimos problemas si no me dejáis verlo.

Gandalf miró fijamente a la joven maga y su expresión le dijo claramente que no hablaba por hablar y pensó que sería muy interesante ver cómo se defendía la amiga de Sandra. Si La Dama Galadriel insistió tanto en que la trajeran consigo, algo muy importante habría visto en su espejo.

Terminaron de desayunar y un compacto grupo de gente se dirigió al campo de entrenamiento en donde ya varios miembros de la guardia de Rivendell estaban entrenándose con el arco, la espada y alguno incluso en lucha cuerpo a cuerpo.

El primer grupo que encontraron se dedicaba a practicar el tiro con arco.

Con gran destreza, los miembros de la guardia de Rivendell lanzaban sus flechas que todas se clavaban en el mismo centro de la diana que habían colocado a unos 75 metros de distancia.

Ante una señal que le dio Lord Elrond, Liguerión se adelanto al grupo y explicó Julia que era lo que estaban haciendo allí.

-Aquí, los miembros de la guardia de la ciudad nos dedicamos a practicar el tiro con arco –comenzó su explicación ante la expresión exasperada de Sandra, aquello era lo más lógico-. Este grupo en concreto es el de más reciente incorporación a la guardia, por lo que su experiencia con el arco no es muy extensa, por eso la diana se les ha puesto no muy alejada de ellos ¿Deseáis saber algo en especial?

-¿Me podría explicar la técnica? –quiso saber Julia

-Por supuesto. Como podéis comprobar por los elfos que están aquí practicando, el cuerpo está ladeado para de esa manera con la mano diestra poder tensar mejor la flecha. Si en vuestro caso, vuestra mano diestra es la derecha, con la izquierda sujetaréis el arco y con la derecha tensareis la flecha. Se debe mantener la flecha justo en la parte superior de la cabeza, por encima de la nariz, para poder apuntar bien. Las piernas deben estar separadas para lograr un mayor equilibrio.

-¿Podría hacer una demostración para poder intentarlo?

-Desde luego –se apresuró a aceptar el elfo-. Pero no os aconsejo que lo intentéis. Se requiere mucha fuerza para poder tensar el arco y así lanzar la flecha con la velocidad necesaria y los delicados brazos de las damas sufrirían por el esfuerzo.

En este punto, la mirada de Julia se endureció, Lord Elrond, Gandalf y Netherión miraron temerosos la expresión de la joven por lo que Liguerión había dicho. Légolas y Haldir pusieron sus ojos en blanco y Nelia y Sandra mostraban tener unas ganas locas de colgar a ese elfo presumido. Sultán y Sombra, que se habían unido al grupo emitieron amenazadores gruñidos.

-Haga la demostración –ordenó Lord Elrond mostrando su enfado.

Liguerión cogió su arco y una flecha y lentamente se posicionó para demostrar paso a paso todo lo que había dicho. Cuando soltó la flecha, esta salió veloz para clavarse en el mismísimo centro de la diana que había elegido.

-Bien –dijo finalmente Julia al mismo tiempo que Haldir le tendía su propio arco y una de sus flechas-. Por favor, Haldir ¿Podría indicarme si me posiciono correctamente?

-¿Qué diana habéis escogido? –preguntó el enorme elfo

-La misma que ese presumido sin cerebro –fue la respuesta de la joven que dejo a los elfos con la boca abierta por la sorpresa, a Liguerión rojo como un tomate, y a Sandra y a Nelia riendo a carcajada limpia.

La joven cogió el arco y con firmeza lo cogió por el centro con su mano izquierda mientras que con la derecha posicionaba la flecha y la tensaba, levantándola hasta una altura superior a la de su nariz, ladeando su cuerpo y separando sus piernas para tener un mayor equilibrio.

-¿Habéis practicado alguna vez el tiro con arco? –preguntó Haldir.

-Nunca –aseguró la joven que seguía apuntando su flecha-. Esta es la primera vez que cojo uno.

-Vuestra posición es perfecta –aseguró el elfo con una leve sonrisa en su rostro.

Tensó la flecha hasta el límite de las posibilidades del arco, haciendo que los elfos se sorprendieran ante la fuerza que aquella joven estaba demostrando, y la lanzó.

Un grito de sorpresa fue lo que salió de la garganta de Liguerión. La fecha que Julia había lanzado no solo había acertado en el blanco. Había acertado en su propia flecha y la había abierto completamente en tres partes para clavarse en la diana en el mismo punto en que su flecha había impactado.

Un grito de alegría salió de la garganta de Sandra, que comenzó a dar saltitos al mismo tiempo que de sus manos comenzaban a salir luces de colores que caían sobre los presentes.

-Seguramente ha sido un golpe de suerte –dijo incrédulo Liguerión- ¿Lo intentamos de nuevo?

-Sí –fue la respuesta de la joven- Me gustaría coger el truco a esto del arco. No funciona nada mal.

Para esos momentos un enorme grupo de elfos se habían añadido a los espectadores, todos sorprendidos por lo que sus ojos habían visto.

Liguerión volvió a lanzar una flecha hacia otra diana, acertando, como es habitual en él, en el mismo centro. Julia volvió a tensar el arco de Haldir y lanzó la flecha que éste le dio, con el mismo resultado. Había vuelto a acercar en la diana en la misma flecha que había lanzado el elfo, destrozándola.

-¿Estáis segura de que no habéis practicado antes con el arco? –preguntó Lord Elrond

-Nunca –afirmó la joven-. Estoy especializada en la lucha cuerpo a cuerpo y en el manejo de la catana. El arco es la primera vez que lo utilizo.

-¿Pasamos a otra demostración? –preguntó Liguerión deseando salir de ese campo para no volver hacer más el ridículo.

-Perfecto –dijo Julia- Me gustaría probar ahora la parte de combate cuerpo a cuerpo.

Todo el grupo, ahora sumamente numeroso, marchó hacia donde varios elfos estaban practicando lucha cuerpo a cuerpo por parejas.

-Esta es una nueva modalidad que hace muy poco que tenemos –informó Lord Elrond a Julia.

-Bien –dijo la joven- Siempre se puede mejorar.

Se adelantó al grupo y se puso en medio del campo de entrenamiento

-Por favor –dijo amablemente a los que estaban practicando- ¿Podrían abandonar un momento el campo de entrenamiento?

Los elfos miraron a Lord Elrond quien les asintió para que salieran de allí al mismo tiempo que la joven parecía concentrarse y daba la sensación de estar sumamente relajada.

-Liguerión, atácame –pidió la joven

-Perdón, pero eso no lo encuentro adecuado. Atacar a una dama no es ético ya que si lo hiciera, con mis aptitudes y mi fuerza podría lastimaros seriamente.

Sandra estaba literalmente destornillándose de risa y moviendo la cabeza negativamente hacia el elfo. Légolas, Nelia y Haldir la miraban sorprenda por el gesto que hacía.

-Liguerión –la paciencia de la joven se estaba agotando por momentos- Le aseguro que si no me ataca ahora mismo, seré yo quien le ataque, y no respondo de las consecuencias.

-¡Ataque Liguerión! –ordenó finalmente Lord Elrond que ya empezaba a cansarse del espectáculo que su mejor instructor estaba dando

Ante la orden directa, Liguerión no tuvo más remedio que obedecer, lanzándose contra la joven al mismo tiempo que apretaba sus puños dispuesto a bloquearla. Todos estaban sorprendidos por la falta de reacción de la mujer, ya que parecía sumamente tranquila a la espera de recibir el primer ataque.

Sólo fueron tres movimientos los que hizo. Al mismo tiempo que el elfo llegaba a su altura, su mano derecha impactó en su cara, hizo medio giro y con su pie izquierdo le lanzó una durísima patada en el vientre y terminando dando otro medio giro, su pie derecho impactó contra la barbilla del elfo que se desplomó en el suelo.

Sandra reía a carcajada limpia. Nelia miraba a Julia con determinación, quería aprender a hacer lo que ella hacía. Légolas y Haldir la miraban con una creciente admiración.

-Creo que les falta mucha práctica en el combate cuerpo a cuerpo –terminó diciendo Julia al mismo tiempo que reanimaba a Liguerión del atontamiento que tenía.

Tres minutos después consiguió el elfo presumido se levantara del suelo y le instó a que la atacara por la espalda. El grupo de observadores iba creciendo a cada minuto que pasaba.

El siguiente movimiento que hizo el instructor fue como si atacara a Julia por la espalda y al ir a cogerla para impedir que se moviera, la mujer levantó su puño cerrado de su mano derecha y golpeando con los nudillos la parte superior de la nariz de Liguerión, volviendo a caer éste redondo en el suelo casi sin conocimiento.

-Lord Elrond –dijo mirando al elfo- tiene un serio problema. La guardia de Rivendell en cuestión de combate cuerpo a cuerpo es un completo desastre. Necesito tres voluntarios para practicar el ataque, por ahora solo he practicado defensa y ha sido muy poco.

-Estoy bien –dijo Liguerión al mismo tiempo que se levantaba, recuperándose poco a poco y empezaba a andar como si hubiera estado bebiendo fuertes bebidas alcohólicas durante toda la noche- Podemos seguir.

-Procura descansar, Ligue –contestó ella-. Luego continuaremos con la espada.

El diminutivo hizo reír a los que sabían su significado y del resto de los elfos que allí estaban salieron tres dispuestos a intentar controlar a aquella mujer y de paso intentar aprender algo de aquella técnica.

-Muy bien, vengan los tres a un mismo tiempo. No tengan miedo no pegaré fuerte, eso lo haré cuando lo hagan un poco mejor.

Los tres elfos se acercaron a la mujer dispuestos a comenzar la lucha y apenas se percataron del rapidísimo movimiento que hacía. El primer elfo recibió un fuerte golpe en la cara, en la parte superior de la nariz, que le dejó inconsciente en el suelo, el segundo elfo recibió una fuerte patada también en la cara, el tercer elfo esquivó por los pelos una patada que le dirigía también a la cara, pero no pudo esquivar la patada con el pie contrario. El resultado es que los tres voluntarios quedaron inconscientes sin apenas darse cuenta de lo que había ocurrido.

-Pues no he dado fuerte. No me he quitado los zapatos –dijo la joven mirando el resultado de su corto ataque.

-No la entiendo –susurró Haldir a Sandra- ¿Qué ha querido decir que no se ha quitado los zapatos?

-Si se hubiera quitado los zapatos –informó la maga- los golpes habrían sido muchísimo más fuertes.

Los sanadores llegaron y se pusieron a atender a los elfos que habían quedado tendidos en el suelo y también echaron un vistazo a Liguerión, que parecía haberse recuperado totalmente de su breve experiencia con el kárate.

Ya, raro era el habitante de Rivendell que no se había unido al grupo de observadores que contemplaban las acciones de aquella extraña mujer.

Continuando con la visita al campo de entrenamiento, llegaron a donde se practicaba la lucha con espadas.

Lord Elrond hizo salir de allí a los elfos que estaban practicando y tanto Julia como Liguerión se pusieron en el centro de la explanada.

El elfo no tardó en sacar su espada, era muy bella, todo el afilado metal adornado con caracteres élficos. La mujer alcanzó el mango de una de sus catanas de color claro y la sacó de su funda. Era mucho más delgada que la espada élfica, un poco más larga y mucho más brillante.

-Parece muy endeble –comentó el elfo- ¿Deseáis una de mis espadas?

-No te fíes de las apariencias, Liguerión –contestó ella sonriendo maliciosamente al mismo tiempo que su mirada se endurecía y se concentraba en la figura del elfo-. Una catana es la máxima perfección en este tipo de armas. Cuando quieras.

El elfo no tardo en embestir espada el alto y se sorprendió al ver como su estocada era bloqueada con gran firmeza por la catana de Julia, dando entonces comienzo a un combate de estocadas, bloqueos, giros.

El ritmo que llevaban era frenético. El elfo sujetaba la empuñadura de su espada con su mano diestra y estaba realmente sorprendido ya que la mujer sujetaba su empuñadura con ambas manos, lo que no le restaba velocidad.

-Eres realmente bueno –comentó ella en una de las pequeñas paradas que hacían para seguir observándose mutuamente-, al menos en este nivel de aprendiz.

-Puedes aumentar el nivel si lo deseas –contestó el elfo sumándose al tuteo que había iniciado la joven.

-No hay problema –contestó al mismo tiempo que embestía con una mayor rapidez y fuerza en las estocadas.

En estos momentos el elfo ya estaba empezando a dar claras muestras de casi no poder seguir el ritmo que le estaban imponiendo. Podía bloquear todas las estocadas que le estaba propinando pero el aumento de la velocidad entre cada estocada y estocada cada vez era mayor.

-Impresionante –susurró Haldir

-Es inconcebible –respondió Légolas en el mismo tono de voz- El ritmo que lleva es endiablado.

-Todavía os queda mucho por ver –informó Sandra- Todavía no ha llegado a un nivel alto para ella.

Como escuchando la voz de su amiga, Julia aumentó drásticamente la velocidad y la fuerza de las estocadas. Literalmente ver los movimientos de la delgada pero sumamente resistente catana era difícil. Liguerión se estaba esforzando al máximo pero se daba perfecta cuenta de que si seguía así no podría resistir mucho más.

Con una siniestra sonrisa, Julia sujetó con mucha más fuerza la empuñadura de su catana y embistió nuevamente. Cuando se iba a producir la quinta estocada, el elfo levantó su espada dispuesto a golpear con fuerza la catana contra la que se estaba enfrentando. En ese preciso instante, la joven, asiendo con mucha más fuerza la empuñadura, atravesó la catana y la elevó con gran fuerza.

Un chasquido fue lo que se pudo oír.

Todos los que estaban observando ese combate exclamaron de pura sorpresa. El afilado metal de la catana había partido en dos la espada del elfo.

Liguerión estaba estupefacto. Nunca nadie había podido doblegar una espada élfica, las más resistentes de toda la Tierra Media y en poco más de quince minutos el afilado metal de su espada estaba reposando en el suelo.

-Coge otra espada –indicó la joven- Vamos a aumentar el nivel.

-¿Aumentar el nivel? –Légolas estaba con los ojos como platos. No concebía que una lucha de espadas pudiera tener un nivel superior al que habían visto hasta ahora.

Liguerión tomó otra espada y se puso de nuevo frente a Julia.

El elfo ya no presumía de sus habilidades, sabía que estaba en clara desventaja contra aquella extraña mujer y tenía el temor de que realmente todavía no lo había visto todo.

-Cuando quieras –asintió el elfo preparándose de nuevo para reanudar el combate.

Julia no contestó, lo único que hizo fue seguir sujetando la catana con su mano derecha y con la izquierda sacar la segunda catana de color claro, disponiéndose a iniciar su ataque.

Liguerión tragó saliva de forma audible, aquello no lo había visto en la vida y sospechaba que Julia no tendría la menor dificultar en utilizar las dos catanas al mismo tiempo.

La embestida con las dos catanas fue realmente épica. Las estocadas que indistintamente le estaba propinando al pobre elfo eran cada vez más rápidas y más fuertes y Liguerión estaba teniendo verdaderos problemas para poder parar el ataque de las dos espadas ya que cuando había parado una la otra le embestía con la misma fuerza que la primera.

-La dama de las espadas –susurró Gandalf- Realmente no se le puede negar el título que le dio La Dama Galadriel.

-Está sudando –Nelia estaba sorprendia- ¡Liguerión está sudando! ¡Pero si los elfos no sudamos!

-Eso es que todavía no os habíais enfrentado a ella –Sandra sonreía orgullosa de su amiga- Todavía no ha desarrollado todo su nivel, pero no creo que lo haga, Liguerión no está preparado para resistirlo

-¿Cómo podéis estar tan segura de las habilidades de vuestra amiga? –preguntó Lord Elrond

-Julia tiene el título de gran maestra en la lucha con catanas. En combate venció a sus propios maestros, considerados los mejores que hay en este arte.

Haldir no dijo nada, pero miró fijamente a Julia y una leve sonrisa adornó su rostro.

Un minuto más tarde, Liguerión ya no pudo resistirlo más y tropezó cayendo de espaldas al suelo. Estaba agotado. Cuando quiso elevar su cabeza se encontró con dos catanas que apuntaban directamente a su garganta.

-Me rindo –consiguió susurrar.

Tan fresca como al principio, la joven guardó sus catanas en su correspondiente funda y se reunió con los demás.

-No ha estado mal –dijo mirando a Lord Elrond-. Al menos en espadas sus habilidades son bastante buenas.

-Ha sido realmente increíble –reconoció el elfo- Me inclino ante alguien tan especial como La Dama De Las Espadas –terminó diciendo Lord Elrond al mismo tiempo que inclinaba su cabeza en señal de reconocimiento y respeto.

-Impresionante –añadió Gandalf- No creí que se pudiera ver algo como lo que hemos visto hoy. Os felicito Dama De Las Espadas.

-Has estado genial –Sandra se abrazó a su amiga felicitándola efusivamente.

-No ha sido nada especial, todavía puede mejorarse mucho más.

-Sandra –interrumpió Ganfalf- es hora de ir a lo que habíamos dejado pendiente.

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Hasta aquí este nuevo capítulo. Espero que os haya gustado.

Millones de gracias por los maravillosos comentarios de Sonia11, PauMalfoy, HADA, Leahnor Naril Potter, Amazona Verde, Eladreaw e Isilwen. Doblemente gracias a PauMalfoy ya que me envió un precioso comentario al capítulo 3 que no pude agradecer en el capítulo correspondiente por haber actualizado en el mismo momento que me lo envió.

Amazona Verde: Sí, el relacionar a los habitantes de la Tierra Media con nuestra tecnología del siglo XXI es algo que dudo que puedan asimilar fácilmente. Me alegra muchísimo que te guste la historia. Espero que este nuevo capítulo también te haya gustado. Un abrazo muy fuerte.

Eladreaw: Ya te contesté a tu maravilloso comentario mediante el replay, pero hay una pregunta que se me pasó contestarte. Sí, aparecerán hombre de Tierra Media. Poco a poco irán añadiéndose a la historia. Un abrazo muy fuerte

Isilwen: Muchísimas gracias. Me halagas diciéndome que te gusta mi forma de escribir. Prometo de todo corazón seguir esforzándome para que las historias sigan gustando. Me alegra muchísimo saber que también lees mi otra historia de Harry Potter. ¡Millones de gracias!

Especialmente muchísimas gracias a la crítica realmente constructiva de La Dama Aural, me has sido de una gran ayuda y realmente esos detalles son los que hacen que las historias mejores.

Un abrazo muy fuerte para todos.

Os deseo de todo corazón que paséis una MUY FELIZ NAVIDAD y que estas fiestas las disfrutéis al máximo.

Os adoro.

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