Capítulo 6
Fantasía interrumpida
—Bien. Lincoln ahí está.
De lejos entre los arbustos y el enrejado frente a la galería, junto a Rusty, Liam, Stella y Clyde, Zach señaló por la ventana a Lincoln mirando las pinturas entre la gente que andaba por ahí también.
Rusty paseaba su mirada de las chicas de los alrededores, muchas a su parecer de buen ver.
—¿Entonces cuál de estas bellezas se supone será quien "repasará" a Lincoln?
Stella le dio un golpe en el hombro.
—¿Es necesario que tengas que sonar tan sucio, Rusty?
Frente a ellos y dirigiéndose hacia la entrada entre las personas que llegaban, sobresalió una universitaria de anteojos, falda larga y holgada como su camisa junto a un gran bolso de mano, no tanto por ella, sino por la niña que parecía llevar una gran blusa rosa tan grande que le resbalaba por el hombro y a la vez parecía ser un vestido, siendo notable su cabellera tan blanca como la de Lincoln, pero cuya piel era tan pálida como una de las hermanitas de su amigo con quien parecía también compartir la misma edad.
—Alguien así no se ve todos los días —musitó Stella—. Digo, más allá de Lincoln.
—Vaya que es bonita —Liam soltó, lo que le ganó una mirada consternada de sus amigos—. ¿Qué?
Clyde lo regañó.
—Liam, ha de tener como diez años.
—Dije que es bonita, no que saldría con ella. Además, en realidad debe de tener como once. Se ve un poco mayor que mi hermana.
Stella quedó más impresionada por lo que notó al mirar de nuevo por la ventana.
—Oigan, creo que esas chicas se dirigen hacia Lincoln.
Incrédulos, miraron también confirmando las palabras de Stella. Lincoln parecía estarles hablando a ambas avergonzado a la vez que ansioso. Rusty resopló.
—Pues la chica es linda a pesar que vista como una anciana. Que mala suerte para Lincoln. No podrá hacer nada con la hermanita de ella ahí presente. ¿Es que la chica no pudo conseguirle una niñera?
Stella estaba comenzando a cansarse de la actitud de su amigo.
—No creo que pensara hacer nada malo con Lincoln y por eso la llevó, tonto.
Clyde que no les perdía de vista intrigado por lo que sucedía, de pronto exclamó.
—O tal vez precisamente fue a conseguirle una niñera… mejor dicho, un niñero.
Al ver con atención, notaron como Lincoln parecía más entusiasmado al hablar con la niña que con la universitaria. Permanecieron unos instantes limitándose a mirar solamente, cuando la chica mayor hizo que Lincoln se diese la vuelta e hiciera que la niña le tomara del hombro. Tras unas pocas palabras más que intercambiaron, Lincoln se marchó llevando de un modo gracioso a la niña detrás de él sujetándole, mientras que la mayor se quedó en donde estaba observando las pinturas.
Cuando su amigo salió del lugar, los chicos se escondieron agachándose, llamando la atención de unas pocas personas que prefirieron ignorarlos pensando que sólo estaban haciendo niñerías.
—¿A dónde me llevas? —escucharon a la niña preguntarle a su amigo con suave voz.
—Aprovechemos el permiso que nos dieron y vayamos a la cafetería.
Dejaron pasar unos instantes antes de levantarse. Lincoln y aquella niña ya no estaban, pero sabían a dónde se dirigían.
—Tal vez Amanda no se trataba de la universitaria. —Zach concluyó.
—¿Qué es lo que Lincoln está haciendo con esa niña? —Preguntó Clyde.
—Jugar al trenecito, parece —respondió Rusty—. Quizá de verdad sólo está trabajando como niñero para conseguir más dinero. Supongo que todavía le falta para pagar el curso de dibujo al que quiere ir.
Stella no parecía del todo segura.
—O tal vez… ustedes tenían razón y está teniendo una cita.
—¿Con alguien que parece ser una de las amigas de Lucy? —Rusty opinó—. Ahora soy yo el que no lo cree. Mejor vayamos a averiguar qué está pasando.
—Chicos, ya vimos que Lincoln no saldrá con ninguna mujer mayor. Deberíamos sólo dejarlo en paz. Cita o no, ya vimos cómo es ella, que era a lo que venimos en primer lugar.
Sus amigos no estaban del todo convencidos. Stella esperaba que por lo menos Clyde estuviera de su lado, pero por la intriga parecía haberse puesto del lado de los chicos.
—Hay algo en esa niña… supongo que no haría daño ir e investigar sólo un poco más.
—No puedo creer esto de ti, Clyde.
Rusty la miró.
—¿De verdad me vas a decir que no sientes ni un poquito de curiosidad de saber más acerca de la chica por la que Lincoln nos ha estado dejando plantados cada fin de semana últimamente? Tal vez tengas razón y ella es el motivo de todas esas veces en que nos dijo que estaría ocupado. ¿No te gustaría conocerla y saber por qué nuestro amigo la ha tenido oculta de nosotros?
Liam pensativo se sintió obligado a añadir algo.
—Aunque ayer Lincoln sí que trabajó con mis padres en la granja. Pero es verdad que fuera de eso ha estado actuando algo extraño.
Stella se rindió. Era cierto que la curiosidad también le estaba ganando terreno por incorrecto que todo esto le continuara pareciendo. Se volvió hacia el chico que hasta el momento no había comentado nada al respecto.
—¿Tú que dices, Zach?
—Digo que me gustaría ver más de cerca a esa niña. ¿Alguno de ustedes notó cómo son sus ojos? —tras pensarlo un momento, todos negaron con un gesto—. Exacto. No la vi abrirlos tampoco y no me parece que sea asiática; además ese tono de piel tan pálido, o el cabello blanco… hay algo raro. No estaría de más cerciorarnos de qué clase de persona se trata.
—Es sólo una niña, cielo santo —Stella se encogió de hombros sintiéndose derrotada—. Está bien. Los miraremos sólo un poco más y nos iremos.
Partieron al restaurante dándose su tiempo. No querían que Lincoln los descubriese tan pronto si cometieran una imprudencia. Tras un momento de reflexión, Zach añadió.
—¿Y si Lincoln la ha ocultado porque quizás es un alienígena en cubierto? Eso explicaría su secretismo para no involucrarnos a nosotros con autoridades superiores, como esa agente vestida de civil que la dejó a su cuidado.
Stella se detuvo y se volvió hacia su amigo con la misma expresión que el resto adoptaron tras escucharlo.
—Zach, de verdad necesitas medicación.
Realmente Lincoln parecía estar pasándosela bastante bien al igual que esa niña, comiendo pastelillos o compartiendo sus bebidas. Rusty fue el primero en romper el silencio tras un muy largo tiempo de vigía.
—Entonces… a Lincoln sólo lo contrataron para cuidar de una niña.
—Eso parece —Clyde con duda asintió—. Supongo que todo se trataba de seguir buscando dinero para el curso. ¿Pero por qué ocultárnoslo?
—Bueno, lo de cuidar niños es más cosa de chicas. Tal vez sintió vergüenza por el trabajo que de seguro sus hermanas le consiguieron.
A todos les pareció lógico, incluso a Stella, aunque también un poco sexista. Zach pareció receloso.
—Pudo pedirnos ayuda. Digo, entre todos habríamos podido darle una mano para cuidarla y hacer que el trabajo fuera menos aburrido.
—Supongo que no quería compartir su paga —Rusty pensó—. Habría sido menos dinero para él.
Aun así, el chico pelirrojo de los anteojos continuaba teniendo sus dudas acerca de la niña. Desde el ángulo en que se encontraban, sólo podían verla de espaldas, teniendo un mejor plano de la cara Lincoln frente a ella. Liam añadió notando con simpatía cómo los pies de la niña no alcanzaban del todo el suelo, problema que hasta el año pasado también padecía hasta que tuvo un pequeño estirón.
—No me hubiera importado ayudarle gratis por eso.
—Ajá, eso y que parece sigues interesando todavía en las niñas de primaria.
—¡No es eso, Rusty!
—Viejo, eso es enfermo. ¿Qué no tienen las de nuestra edad que una así de joven tenga? —de forma vulgar con ambas manos se tocó el pecho y enseguida las caderas—. Por el contrario, le faltan muchas cosas que le costará con los años desarrollar.
—¡Rusty! —esta vez Zach y Stella lo regañaron junto con Liam—. Eso que dices no está bien, viejo.
—¿Yo? Es Liam al que le van las de primaria.
—¡Que no me interesa de ese modo!
Y en cuanto volvieron a ver por la ventana pensaron que, si no era Liam, definitivamente alguien más sí estaba interesado en aquella forma por la niña albina.
Ella parecía estar acariciando el rostro de Lincoln con suavidad y dulzura, la expresión de su amigo demostraba que estaba disfrutando más de lo que debiera aquellos mimos, incluso cuando terminó y tras conversar un poco, el peliblanco se acercó a ella hasta que su rostro quedó cubierto por la cabeza de la niña a quien ahora le acariciaba el cabello. Viese por donde se viese, parecía que el beso que probablemente Lincoln le daba no era nada casto.
Rusty fue el primero en salir de la consternación que la escena les provocó a todos.
—Parece que el raro después de todo es Lincoln.
Volteó a ver a Stella creyendo que por su comentario le volvería a llamar la atención, sin embargo, entornando los ojos ella de pronto se irguió para enseguida dirigirse a paso rápido y firme hacia el interior de la cafetería.
—¡Stella! —Clyde con temor corrió para seguirla imitado por el resto— ¿qué es lo que piensas hacer?
—¿Qué te parece que voy a hacer? ¡Voy a detener lo que Lincoln está haciendo! ¿Es que no se da cuenta que está actuando de forma inapropiada con la niña que le dejaron a su cuidado?
Sin forma de detenerla, encontraron irónico que quien más estuvo insistiendo en dejar en paz a Lincoln, estaba por intervenir de forma directa.
Tan concentrado estaba el peliblanco en esa niña, que no se dio cuenta de la presencia de Stella y el resto de sus amigos detrás de ella.
—De… ¿de verdad te parezco tan bonita? —escucharon a la niña preguntarle a Lincoln.
—Creo que eres muy hermosa.
Sorprendidos por su descaro, fue Stella la primera en hacerse oír.
—¡Lincoln Loud! ¿qué crees que estás haciendo?
La pareja sorprendida volteó hacia el grupo, Lincoln sobresaltándose en especial.
—¿Chicos? ¿Qué hacen aquí?
—Eso es lo que íbamos a preguntarte nosotros. —Clyde le señaló.
Aquella niña confundida y asustada, sólo seguía con un gesto de la cabeza el origen de las voces que escuchaba.
—Oh… ah… ¿Lincoln?
Rusty curioso por lo que notó, se acercó a la mesa en medio de ambos, de pronto movió su mano de lado a lado frente a su cara sin conseguir ninguna reacción de ella más allá del miedo persistente. Lesly se preguntó consternada si acaso Lincoln realmente estaba haciéndole esa grosería que tanto odiaba con la mano.
—Oigan, chicos… creo que esta niña está ciega.
Lesly retrocedió casi cayéndose de su asiento al escuchar repentinamente una voz desconocida a su lado.
De un salto, furioso Lincoln se puso de pie y con fuerza empujó con ambas manos a Rusty por el pecho apartándolo de su amiga.
—¡Déjala en paz!
—Calma, viejo —sorprendido por su reacción, Rusty se sobó el pecho—. Sólo… sólo me llamó la atención. ¿De verdad te están pagando por cuidar a la niña que estabas besando?
La chica albina pareció avergonzada y confundida por la pregunta… además de dolida. Lincoln realmente molesto se acercó a Rusty consiguiendo intimidarlo con todo y que el pelirrojo era más alto que él.
—¡No sé de dónde estás sacando todas esas tonterías! ¡Se llama Lesly y ella es mi amiga! ¡No la estaba besando!
—Bueno, ya cálmate. ¿Cómo iba a saberlo? Nunca nos habías contado que te contrataron para cuidar de una niña ciega, ¿verdad, chicos?
Asustados por la reacción de Lincoln, no supieron qué decir lamentando que los involucrara, salvo Stella que dirigió su enojo contra él esta vez.
—¡Ya cállate, Rusty! Creo… creo que hay un grave malentendido aquí.
Hasta ella temió alterar a Lincoln más de lo que ya lo había hecho con sus palabras cuando entró. Lesly se hundió en su asiento.
—Lincoln… alguien, Amanda o la señorita Hepburn… ¿te pagaron para salir conmigo?
Lincoln se olvidó de los chicos para regresar su atención hacia Lesly asustado al pensar que estaba creyéndose la acusación de Rusty.
—¿Qué? ¡No! ¡Mis amigos están mal! ¡Nadie me pagó nada! Quise salir contigo porque quería hacerlo. Ya te lo dije. ¡No sé de dónde ellos sacaron esa idea!
—Esas… ¿éstas personas son tus amigos?
—Sí, pero te juro que nada de lo que dicen es cierto. Ellos no te conocen, es más, ni siquiera les he hablado nunca de ti como para que tengan idea de lo que están hablando.
Impresionada, Stella se cubrió con una mano la boca al darse cuenta del grave error que había cometido quien consideraba como su mejor amigo de los cinco chicos, resintiendo hasta ella lo doloroso que esas palabras pudieron sonarle a esa niña.
Se hizo el silencio, no sólo por parte de los amigos de Lincoln y el mismo muchacho, quien tarde se dio cuenta lo mal que debió sonar al decir aquello, sino también por la poca gente en el lugar que inevitablemente prestó atención a la escena montada por ese grupo de chicos en tan sólo unos instantes. Cabizbaja, Lesly se apoyó en la mesa para ponerse de pie.
—Ah… creo… creo que necesito ir al baño.
Dándose cuenta de lo mal que estaba sintiéndose, Lincoln se dirigió hacia ella para ayudarla.
—Lesly, espera. Deja que te…
La tomó por la muñeca, pero ella sobresaltada de un manotazo hizo que la soltara.
—¡Lincoln, yo...! —contuvo un momento el aliento consiguiendo calmarse—. No quiero molestarte con tus amigos —insegura volteó hacia su alrededor frustrada—. Alguien… ¿alguien puede decirme cómo puedo llegar al baño?
No era para menos lo asustada y molesta que estaba por la conmoción que causaron. Stella esperando que Lincoln no le gritara, con cautela se le acercó tomándola suavemente por el antebrazo, lo que provocó que la niña se tensara.
—Tranquila. Me llamo Stella, soy… soy una amiga de Lincoln. Te llamas Lesly, ¿cierto? También necesito ir al baño. ¿Podemos ir juntas?
Al no tener otra opción debido a que no sabía orientarse en ese lugar, Lesly asintió y Stella la apartó de los chicos mirando de mal modo a Rusty y otro tanto al resto de sus amigos, incluido a Lincoln quien tan frustrado como apenado bajó la cabeza y se frotó los ojos.
Poco a poco el resto de los comensales dejaron de prestarles atención, por lo que el peliblanco se sentó apoyando la frente sobre la mesa.
Avergonzados por lo que provocaron, sus amigos de pie lo rodearon en la mesita temerosos. Clyde le puso una mano sobre su espalda.
—Lo sentimos, amigo. No queríamos estropear tu cita.
Pensando que le haría un favor a Lincoln, Rusty salió en su defensa.
—Que no es una cita, Clyde. Ya vimos que se trataba solamente de una niña pequeña, además de ciega.
—¡Rusty! —Lincoln exclamó levantándose de pronto y apuntándole con el dedo—. Tienes mi palabra que te patearé el trasero si vuelves a repetir eso.
—Pero si es la verdad.
—¡Y tú eres un cretino, pero no me ves repitiéndolo a cada momento sólo porque es verdad!
Aunque el mayor del grupo pareció ofendido, al comprender finalmente lo mal que se ha estado escuchando, no tuvo ánimos para reclamarle nada.
—Lo… lo siento, Lincoln.
Tras un breve momento de silencio, el joven granjero le preguntó nervioso a su amigo.
—Entonces… ¿de verdad sí estabas en una cita con esa… niña?
—No es tan joven como aparenta, Liam. Tiene doce años —esto sorprendió a los chicos. Realmente habían pensado que la diferencia de edad entre ambos superaba el único año que realmente era—. Además, no era una cita. Lesly y yo sólo somos amigos. —Agregó al final consiguiéndose calmarse un poco.
—Conque doce —sonrió con agrado—. ¿Entonces está disponible?
La mirada que Lincoln le dedicó lo hizo retroceder, se veía peor a como cuando encaró a Rusty. Clyde se apresuró a intervenir colocándose entre ambos temiendo una nueva discusión.
—¡Está bien, amigo! Ya entendimos. La niñ… la chica es toda tuya.
Lincoln ladeó la cabeza.
—Supongo que todo lo que ocurrió en efecto es mi culpa por no haberles contado nunca sobre ella. Cielos, Lesly debe de estar pensando lo peor de mí.
—Pero, ¿quién es ella, Lincoln?
Tras suspirar, Lincoln comenzó a narrarles en breves palabras el modo en que conoció a Lesly, en especial, por qué no les contó nada acerca de ella.
—De verdad lamento lo que hicimos hace unos momentos —Stella se disculpaba con Lesly que salía del cubículo del baño—. Es sólo que la actitud evasiva de Lincoln con nosotros durante estos días hizo que nos preocupáramos mucho por él y pensáramos que… bueno, a estado buscando reunir dinero para un curso de dibujo y temimos que estaba sobre exigiéndose trabajando, o que tal vez hacía algo sospechoso y por eso no nos decía nada.
Lesly que sabía acerca del tema gracias al mismo Lincoln, pudo comprenderlo, pero sólo un poco. Asintió un tanto cortante.
—Está bien. Entiendo.
Aunque afectada por ello, había algo más que estaba molestándola e iba por el mismo camino. Stella pareció entender esto. Ese tonto de su amigo. Si tan solo les hubiera tenido la confianza suficiente para contarles la verdad…
—¿Sabes que Lincoln tiene diez hermanas? —le explicaba a Lesly quien asintió limpiándose las manos en el lavabo—. Es muy sobreprotector con ellas, incluso con las mayores. Quizá sea por eso que a veces actúa igual con la gente a quien quiere mucho. Puedes preguntarle a Clyde, su mejor amigo.
—¿El chico que me hizo la grosería de la mano?
—¡No! Ese fue Rusty. Por cierto... también te ofrezco una disculpa por su comportamiento.
—¿Por qué? Fue él quien… —se mordió el labio brevemente, al menos hasta que recordó que el gesto era evidente para cualquiera como Lincoln le dio a entender—. Tú no me hiciste nada.
—Fui yo quien para empezar interrumpió su cita.
Pensó que ella negaría que fuese tal cosa, pero todo lo que Lesly dijo tras tallarse los ojos fue un escueto "está bien". Stella pensativa continuó.
—En fin. Clyde es el único de los chicos que no es pelirrojo —Lesly le puso una mala cara hasta que segundos después Stella comprendió abochornada el por qué—. Bueno… es uno de los que me acompañan. Ya te lo presentaré después. No es tan intenso como Rusty, por el contrario, es mucho más sensato, incluso más que Lincoln. ¿No te ha contado de él?
—Tanto como a ustedes de mí.
En realidad, durante sus conversaciones un par de veces había surgido el nombre de Clyde, también el de Stella, sencillamente seguía muy molesta por lo que Lincoln reveló de nunca haberla mencionado a sus amigos, como si… se avergonzara de ella. Stella, continuó.
—En fin. Lincoln es muy sobreprotector. Lo es con sus hermanas, con Clyde, lo fue conmigo cuando llegué al pueblo y al inicio fue el primero en recibirme en el autobús escolar. Yo estaba entonces muy nerviosa y asustada por empezar en un lugar nuevo y diferente, pero él me acogió. Siempre se esmera en que la gente que quiere no pase un mal rato, lo que puedo apostar hizo contigo hasta ahora que nos conociste, por lo que supongo quería evitarte algo como esto apartándote de nosotros para protegerte. Ese es el Lincoln que conozco al menos.
Lesly tanteó a su alrededor antes que Stella entendiera que buscaba algo con qué secarse. Ella con suavidad la tomó por las muñecas y la guio hacia un ventilador de baño que al detectar sus manos comenzó a soplar para secárselas sobresaltándola un poco.
—Gracias. ¿Realmente Lincoln es así? ¿No lo dices sólo para que no piense que se siente avergonzado por estar con alguien como yo?
—¡Por supuesto que no! Lincoln nunca se avergonzaría de sus amigos, si acaso de sí mismo en ocasiones, pero nunca de los demás. Incluso con los chicos se ha comportado así a veces. Mira, te cuento. Aunque nunca la conocí porque se mudó del pueblo antes que yo llegara, me contaron que tuvo una novia llamada Ronnie Anne. También con ella mantenía cierta distancia de sus amigos como protección.
Esto la sorprendió bastante, además de abochornarla.
—¿Temía que sus amigos molestaran a su novia si dejaba que se juntaran con ella?
—Sí, pero… al revés. Por lo que sé era muy brusca, así que Lincoln buscaba protegerlos a ellos.
Esto también sorprendió a Lesly. ¿Qué clase de novia tenía su amigo entonces?
—¿De verdad era su novia?
—Bueno, en realidad él me ha dicho que no lo era, que solamente fueron amigos y nada más, aunque los chicos juran que eran demasiado cercanos, más de lo que esos dos hubieran estado dispuestos a reconocer, salvo por Lincoln quien según Rusty, una vez reconoció que le gustaba mucho besándola en público. De distinta manera, hace algo parecido con lo de mantener cierta distancia entre sus hermanas y nosotros las pocas veces que coincidimos con ellas.
Lesly realmente estaba bastante intrigada por lo que escuchaba, así como también un poco avergonzada todavía, sin embargo, parecía haberse recuperado de la desagradable impresión que le produjeron los chicos. Aunque no conocía a Stella, no creía que estuviera mintiéndole al tratar de convencerla acerca de cómo Lincoln prefería mantener su vida amorosa alejada de la que comparte con sus amigos, o lo defensivo que se ponía al admitir que una chica le gustaba… igual a la manera en que actuó momentos atrás cuando le preguntaron por ella. Pero a pesar de todo, sus dudas continuaron latentes, en especial por la relación que Stella hizo también de ella con las hermanas de su amigo.
—¿Crees que Lincoln me ve como a una de sus hermanas?
—Tal vez. De hecho, una de sus hermanitas también es una pequeña de diez años albina.
—Sí, me ha contado. Pero creo que lo único que tengo en común con ella es el albinismo.
—Y supongo que la edad.
—Tengo doce.
Stella sorprendida la miró con mayor atención. La chica era un tanto corta de estatura para la edad que decía tener, aunque, lo mismo que podría decirse de Zach o incluso Liam, aunque en ella también estaba el aspecto, quizás a consecuencia de su condición.
—¡Oh! Perdón, creí que eras más… olvídalo.
—Está bien… oye… ¿y esa novia que tuvo? ¿Sabes por qué le gustaba si era tan brusca?
Stella ya no estaba tan segura de qué tanto contarle al respecto. El modo en que sonó al hacerle la pregunta, junto con saber su verdadera edad… provocó que ahora la mirara de otra forma, así como sospechara de la posible relación que tendría con Lincoln.
—Ah… no estoy segura. Te digo que eso fue de antes que yo llegara al pueblo y… entonces todos éramos solamente unos niños. Ya crecimos y creo que las chicas que a Lincoln ahora le gustan son lo opuesto a lo que creo fue Ronnie Anne. Pero basta de charlas, tal vez debamos de regresar con los chicos quienes te deben una disculpa. Si me lo permites, te puedo invitar una malteada.
—Gracias, pero con el jugo y el pastelillo que tomé estoy satisfecha. Además no me gusta la leche.
—¿Intolerante a la lactosa?
—No, no lo creo. Sólo hay algo en sabor que no me agrada.
—Pues si no es eso, deberías de tomarla si quieres crecer de manera más saludable. Tal vez por eso no lo has hecho bien y eres tan bajita.
—¿Será por eso?
Lesly no tardó en descartar la posibilidad, aunque le hubiese gustado que esa fuera la única explicación de ello.
Stella notó cómo peligrosamente el vestido de Lesly se deslizaba sobre su hombro exponiendo más de lo que debería, por lo que recordando que se trataba de una señorita, se permitió la libertad de subírselo un poco y acomodarle la prenda por ambos extremos sin que Lesly objetara al respecto.
Con simpatía por la acción de la chica, alzó su mano y Stella la tomó para guiarla agradecida por terminar aquella conversación con aquél cambio de tema, ante el temor a comprometer a su amigo con alguna indiscreción.
—¿Y cómo son esas chicas que le gustan a Lincoln ahora?
—Supongo que lo contrario a una bravucona, aunque no sé si le gusta alguien de momento, así que ya no me preguntes de eso por favor, en serio Lincoln es muy cauteloso con nosotros sobre su vida amorosa o sus gustos.
—¿Al menos sabes si sale con alguien?
—Pues no. En todo caso ya no es de salir mucho, incluso los últimos fines de semana ni siquiera ha salido con nosotros porque siempre nos dice que está ocupado haciendo otras cosas como… ah… creo que…
—¿Salir conmigo?
Lesly había llegado a la misma conclusión que Stella llegó tardíamente.
—Supongo que… sí.
Entonces Lesly se detuvo antes que salieran del baño y como estaba de la mano de Stella, ésta se volvió hacia ella confundida.
—¿Qué pasa?
Lesly no pudo evitar morderse el labio antes de buscar aclarar la duda que esa chica le provocó durante su conversación.
—Stella… a ti… ¿te gusta Lincoln?
