Capítulo 8

Reforzando lazos

Cuando por la mañana Lincoln despertó gracias a la alarma de su celular a un lado, lo hizo de forma intranquila. El fin de semana había terminado y se sentía tan agotado como si fuese viernes por la tarde. Sentía su abdomen oprimido y el abrazo de alguien rodearlo por la cintura. Le hizo gracia a la vez que le conmovió el gesto de Lucy, quien había quedado oculta bajo su cobija.

—Luz, hay que ir a la escuela. Despiértate ya.

Al tratar de moverla, por respuesta su hermana lo abrazó con mayor fuerza, pero con cierto dejo de ternura. "Sigues siendo una niña". Lincoln pensó esto último ante su reacción.

Bajó su mano y le hizo una caricia en el cabello. Sintió una incomodidad húmeda en su abdomen. No podía creer que Lucy estuviese babeando.

—Lucy, vamos. Despiértate.

—Cinco minutos más, apestoso —Le contestó soñolienta.

—No tenemos tiempo. Llegaremos… espera, ¿qué?

Sorprendido al no reconocer la voz de su hermanita, Lincoln corrió de golpe la cobija sobre él. Malhumorada, Lucy estaba acostada con los brazos cruzados sobre su pecho a lo largo de la cama apenas por debajo de sus pies, siendo Lynn quien lo abrazaba por la cintura dominando a su lado la mayor parte del espacio de la cama.

—¡Lynn! ¿Qué estás haciendo aquí?

Tras abrir los ojos y tallárselos, Lynn lo soltó para erguirse dejando salir un bostezo antes de contestarle.

—Dormir de lo más cómoda. Papá me dejó faltar hoy a la escuela debido a que llegamos muy tarde de Detroit.

Lincoln pensó que no regresarían sino hasta medio día mientras él estaba en clases. Vaya que se habían adelantado para su sorpresa.

—Ah… ¿y cómo te fue allá?

Hizo una mueca molesta antes de refunfuñar.

—¡El equipo perdió! Tan cerca que estuvieron del campeonato y cometieron muchos errores en la última formación que les costó la victoria. ¡El final fue una porquería! Tanto para nada.

Realmente parecía resentida por el resultado de los juegos a los que asistió. Aunque por motivos distintos, Lucy también molesta se levantó.

—*Suspiro*. Lamento que no te hayas divertido, hermana. Si me disculpan, iré al baño para comenzar a alistarme ya.

—Lo que sea. Gracias por hacerme espacio anoche para quedarme con ustedes.

—Gracias a ti por no tirarme de la cama con los empujones que me diste para acaparar a nuestro hermano.

Ella se marchó y Lincoln se dirigió a Lynn al respecto.

—Por cierto, ¿por qué te quedaste conmigo?

—Estaba de malas y no había nadie en mi cuarto. Quería un reconforte y encontré a Lucy aquí.

Lincoln estaba por añadir que no parecía ser Lucy a quien buscaba por la forma en que al final la relegó al dormir, pero prefirió no mencionar nada.

—¿Cómo estuvo tu fin de semana? —ella le preguntó de pronto cambiando el tema— ¿Conseguiste el dinero que querías para el curso de dibujo?

—Sí. Finalmente tengo todo lo que necesitaba, por lo que después de clases iré a inscribirme.

—Bien por ti. Eso significa entonces que ya no estarás tan ocupado, ¿cierto?

Lincoln la miró suspicaz.

—¿Por qué?

—Bueno… ¿no quieres que hagamos algo juntos? Has estado muy ocupado las últimas semanas que casi ya no has jugado conmigo, además que el resultado del viaje todavía me tiene de malas. Podríamos… ¿no lo sé? Ver una película o hacer otra cosa como solíamos hacer antes.

Lincoln suspiró. Aún no estaba seguro de qué día podría ver a Lesly o si podía hacerlo siquiera. Al hacer memoria entendió que en efecto, lo más cercano de haber pasado tiempo con Lynn últimamente, fue cuando le pidió de favor lo cubriera para saltarse el castigo el día en que salió con Lesly la primera vez, antes de eso entre estar con sus amigos, sus planes y más, ya no había compartido mucho con su hermana más cercana como antes. Sintió que se lo debía.

—Mira… supongo que podríamos hacer algo durante la semana, aunque primero tendría que revisar algunas cosas, como los horarios del curso y si no hay planes con mis amigos si quieres también que pase el fin de semana contigo.

Lynn se sintió un poco desanimada ante las trabas que le ponía. Sus ojos humedecidos y expresión compungida se le figuraron a Lincoln la de un cachorro triste. No era la primera vez que usaba esa táctica con él y entonces se preguntó si acaso su hermana solía usarla con alguien más.

—Sí, entiendo. Pero no tendré ninguna práctica o evento con mis equipos hasta el domingo que me toca un partido y por eso… esperaba que tú y yo saliéramos juntos.

Lincoln suspiró. Ciertamente eran también extrañas las ocasiones en que su hermana no se ocupaba con algo. Por supuesto también estaba el hecho que le era imposible resistirse a esa expresión.

—Está bien, Lynn. Creo podríamos salir por las tardes esta semana.

—¿Y qué hay del juego del domingo?

No estaba seguro de qué responderle. No habría problemas si conseguía salir con Lesly el sábado, pero si se trataba del domingo…

—Déjame ver si no tengo nada que hacer con los chicos que les haya prometido primero y sí, supongo que podría ir a verte.

Su hermana sonrió y le dio un corto abrazo que Lincoln le correspondió. Los ojos del chico se abrieron intrigado, el aroma que percibió ante la cercanía de su hermana además de ser muy agradable, le pareció que ya lo había sentido antes, por lo que comenzó a olfatearle el cabello sorprendiéndola.

—¿Qué es lo que estás haciendo?

—Nada, es sólo que hueles de un modo muy… ¿familiar?

—¿Estás tratando de hacer un chiste como Luan?

—Dame un momento.

Se pegó más contra ella para olerla y sonrojada por su acción, buscando estar cómoda ante la oportunidad, Lynn apoyó el mentón sobre su clavícula para permitírselo.

Luan se asomó por la puerta del cuarto con la intención de apresurar a Lincoln, dado que la fila del baño estaba avanzando y como al resto, le sorprendió no verlo en ella. Al encontrar a sus hermanos en tan curiosa y comprometedora escena, exclamó.

—Diría que ustedes dos se buscaran una habitación, pero ya están en una, ¿entienden?

Con esto ambos se apartaron el uno del otro, Lincoln abochornado y Lynn molesta con ella por haber roto el fraternal momento que estaban compartiendo, además de lo vulgar del chiste.

—¡Luan!

—Pero ya en serio. Linc, se te va a hacer tarde. Gusto en verte, Lynn.

Tras esquivar el almohadazo que su hermana le arrojó, entre risas Luan se marchó. Lincoln se olvidó de lo que estaba haciendo a causa de la comediante, pero eso no le quitó el desánimo a Lynn que se fue para alistarse también con mejor humor.


—… y por eso es que Adam dejó de hablarle a Mallory. No es como en las otras ocasiones. Ya llevan dos días y estoy preocupada. Amanda dice que sólo debemos de tenerles paciencia y darles su tiempo por separado hasta que las cosas se enfríen, aunque la señorita Hepburn insiste en que debemos obligarlos a que se disculpen el uno con el otro de nuevo.

Por teléfono, Lincoln escuchaba a Lesly meditando sobre el problema que se presentó en la casa hogar.

—Sabes, en lo personal creo que por el contrario lo mejor sería que los juntaran en una habitación y los dejaran encerrados dentro por los menos dos o tres horas, quizás con algunos juguetes como una pelota, un juego de mesa, o cualquier cosa en la que se necesiten dos personas para jugar. Son muy pequeños y con tal de no aburrirse tendrían que jugar juntos y eso los llevaría posteriormente a reconciliarse.

Lesly sentada a un lado de Amanda con su teléfono sopesaba la opción.

—¿Crees que funcione?

—Funcionaba cuando mi hermana Lynn y yo éramos más pequeños y acostumbrábamos pelear mucho. Nada pierden con intentarlo.

Amanda que inevitablemente los escuchaba hablar, interrumpió la lectura de su libro para pensar un poco. En realidad, la idea del chico era muy buena, mejor que la suya o la de la señorita Hepburn incluso. Tan pronto regresaran a casa la pondría a prueba.

El resto de los chicos a quienes acompañaron, jugaban en la cancha del orfanato con los niños que vivían en él. A Lesly no le importó separarse del grupo con Amanda para conversar por teléfono con Lincoln.

—Gracias por el consejo, señor presidente. Por cierto, ¿qué harás el viernes? ¿Saldrás con tus amigos?

—No lo creo. Ese día, como tuve hoy y el miércoles, me tocará ir a mi curso de dibujo después de clases y no tendré tiempo para ellos. Tal vez los vea el sábado, que el curso ese día será sólo en la mañana. Quizás salgamos hasta el domingo, todo depende si… ya sabes… ¿podría verte uno de esos días?

—No lo sé todavía. La señorita Hepburn está hablando con el director del orfanato y hasta mañana nos dirá lo que tendrán programado para los fines de semana de este mes.

—Ya veo. Cualquier plan estamos en contacto.

Amanda miró el reloj de su pulsera. Esos chicos se estaban tomando su tiempo hablando. Ya llevaban cerca de una hora haciéndolo y temía que el señor Roodney no demorara en llamarlos para subir de regreso al autobús.

—Lesly, corta ya—la apuró—. Si la señorita Hepburn te ve con mi celular me meterás en problemas.

Un pequeño niño rubio de cinco años se sentó al otro lado de Lesly y miró intrigado la pantalla del celular.

—¿Me dejas jugar con eso?

—No, Adam. Espera —regresó el celular a su oído—. Lincoln, tengo que colgar. Me dio mucho gusto hablar contigo de nuevo.

—A mí también, Lesly. Nos vemos luego. Cuídate mucho.

Lesly sonrió sin evitar suspirar.

—Eso espero. Cuídate mucho tú también.

Una vez que colgó, alzó el celular. Adam estaba por tomarlo, pero Amanda alcanzó a tomarlo primero.

—No, Adam. No es un juguete.

—¿Con quién estaba hablando Lesly?

—Con un amigo mío sobre sus lecciones de historia. Ve a jugar con los demás.

La señorita Hepburn apareció y le hizo una seña a Amanda para que se acercara al pasillo. Ella se guardó el celular pensando lo cerca que estuvieron de ser descubiertas antes de levantarse.

—Regreso en un momento, Lesly. Creo que la señorita Hepburn va a darme el horario de la semana.

Cuando se retiró, en la banca Lesly jugó con sus dedos. Adam seguía ahí.

—¿Por qué hablabas con un maestro por teléfono?

—Tenía algunas dudas sobre una materia y por eso me llamó.

—¿Y si tú tenías las dudas, por qué no le hablaste tú? ¿Cómo sabía él que las tenías?

Lesly pensó que, para su edad, el pequeño sabía hacer buenas preguntas. No quería contarle a todos sobre Lincoln y por ello evadió el tema.

—Amanda le contó sobre mis dudas y él me llamó porque no sé su número.

—Yo sí.

—¿En serio? —Lesly le hizo un cariño al pequeño en la cabeza y comprensiva le siguió el juego—. ¿Y cómo lo sabes?

—Estaba en la pantalla del celular y lo alcancé a ver, ¿quieres que te lo diga?

La joven quedó boquiabierta. ¿Realmente eso es lo que se veía en la pantalla cuando uno hablaba por teléfono? En todo caso, ¿de qué le serviría? Era verdad que había un teléfono en la casa hogar que nunca había tocado al no tener a nadie a quien llamar… hasta ahora, pero… ¿no se metería en problemas si un día…? No. No se atrevería.

Aunque…

—¿De verdad te memorizaste el número, Adam?

—Sí.

—¿Y cuál es?

El niño le dijo el número y Lesly trató de retenerlo en su mente.

—No creo que te lo hayas aprendido tan rápido, Adam.

—¡Pues lo hice! No fue muy difícil.

No le hizo gracia que cuestionara su memoria.

—Demuéstramelo. Repítemelo de nuevo.

Y así lo hizo.

—Estoy segura que cambiaste un número. A ver, hazlo otra vez.

Cinco veces el niño repitió todo el número hasta que Lesly satisfecha lo dejara en paz.

—Sí que tienes buena memoria, Adam. Eres un niño muy inteligente.

—Te lo dije —alguien en la cancha lo llamó, era un chico que estaba con otros niños de su edad—. Bueno, me voy a jugar.

Aunque a Lesly normalmente le frustraría que la dejaran sola, por esa ocasión agradeció que así fuera, eso le permitiría continuar repitiéndose mentalmente el número de Lincoln hasta memorizarlo. No es que algún día pensara llamarle a riesgo de meterse en problemas, pero… sólo por si acaso no estaba de más saberlo.

Amanda más tarde registraría el número por el que Lincoln le marcó momentos atrás, siendo algo que le llamó la atención antes de contestarle en un inicio y permitirle hablar con Lesly. Era curioso, no era el número habitual de siempre.


En su casa Lincoln colgó el teléfono de la cocina agradeciendo que su familia estuviese ocupada en sus asuntos sin prestarle atención, salvo por Lucy que apareció de repente asustándolo.

—¿Era tu amada con quien hablabas?

—No, era con Lesly.

—¿Entonces ya me la presentarás?

—Lo haré cuando podamos salir de nuevo —le respondió cabizbajo—, es posible que este fin de semana no lo hagamos.

—*Suspiro* —le palmeó la espalda—. Supongo que tendrás que esperar para poder mirar y recorrer el "jardín sagrado" que tanto anhelas acaparar, así que mientras tanto tendrás que saciar tu sed en la "cascada", aunque ten cuidado al hacerlo, no vaya a ser que de ella bebas más de lo permitido hasta terminar por llenar el vacío de tu corazón al quedar hipnotizado por su sabor sin que te des cuenta.

Lincoln la miró seriamente confundido.

—¿Qué significa todo eso?

—Sólo se trata de una composición en la que estoy trabajando.

—Como sea. Supongo que en lugar de con Lesly, saldré con Lynn como ella me pidió. ¿Quieres acompañarnos?

—Gracias, pero creo que aguardaré para cuando salgas con alguien más interesante… —por lo bajo remató— y también más conveniente para ti. *Suspiro*.


—¡Vamos, Lincoln! ¡Intenta darle al menos a una!

La maquinilla lanzó la pelota y con fuerza Lincoln agitó el bat. Para su sorpresa, esta vez consiguió golpear la bola. No lo consideraba un gran logro después de todas las que dejó pasar, pero para Lynn lo fue por la manera en que lo vitoreó alegremente tras la reja.

—¡Eso es apestoso! ¡Sabía que no podías ser tan debilucho!

—Pues… ¿gracias?

—Por nada. ¿No tienes hambre? Te invito un hot-dog como recompensa.

Eso sí lo entusiasmó.

Más tarde se encontraban apoyados contra una de las rejas de las canchas mirando algunos encuentros de tenis a lo lejos. Una chica dio un saque muy alto que su competidora no pudo parar.

—Yo hubiera podido haberle dado el alto muy fácilmente —Lynn exclamó antes de devorar medio hot-dog de un bocado. Su hermano no lo puso en duda—. Espero que mañana sea igual de genial para los dos como hoy —suspiró con deleite—. Vaya que me la estoy pasando bien. ¿Tú no?

—Ha sido divertido, Lynn.

Fue honesto. Era un martes muy especial y estaba resultando agradable.

—Tal vez mañana podamos ir a la cancha de básquetbol y practicar algunos dribbles. Tengo una técnica especial que te puede servir si un día la necesitas en un juego.

—Supongo que no suena mal. Sólo recuerda que serán dribbles y no quemados.

Lynn se entusiasmó ante la idea.

—¡Podríamos jugar quemados después!

—Ah… dudo que eso pase.

—Aguafiestas.

Le dio un pequeño golpe en el hombro sin dejar de sonreírle. Lincoln ligeramente fastidiado se lo regresó y ella satisfecha le dio otra mordida al hot-dog junto con otro trago a su bebida pegándose un poco contra él.

—Lynn, lo que no entiendo es por qué últimamente te ha dado que salgamos más seguido a como solíamos hacerlo antes.

—Obviamente que para aprovechar nuestro tiempo juntos antes que se nos acabe, torpe.

De otro bocado el resto del hot-dog desapareció con regocijo. Lincoln no pareció entenderla.

—¿A qué te refieres con eso?

—El próximo año asistiré a la misma escuela que Luan y ya no estaremos juntos tú y yo como ahora.

—Pero nos seguiremos viendo en casa. Es Luna la que se irá a la universidad.

Su hermana bufó con fastidio. Realmente lucía preocupada.

—No será lo mismo. Si lo que Luan me dijo es cierto, tal vez luego yo esté más ocupada con los estudios y los equipos a los que planeo entrar. Quiero aprovechar el mayor tiempo posible que nos queda juntos y hacerme de buenos recuerdos contigo.

—¿Pero por qué conmigo? ¿Qué hay de las demás?

—Quiero a las chicas, pero eres tú quien me alcanza mejor el ritmo por lo general. Además… ya sabes. Después de Lucy con quien de cualquier manera comparto habitación, tú eres mi... favorito en casa.

Lincoln se conmovió ante sus palabras. No es que no se hiciera una idea, pero siempre le era agradable escucharla hablar así dejando de lado su fachada ruda y competitiva.

—Gracias, Lynn. Yo también te quiero mucho.

La tomó de la mano y por un instante la preocupación de su hermana pareció desvanecerse, como si al final sin proponérselo consiguiera hacerla comprender que todo estaría bien.

—El tiempo últimamente me parece que avanza más rápido de lo que me gustaría —Lynn continuó meditando sin dejar que la soltara—. Tal vez Leni no fue a la universidad, pero tras que lo haga Luna, Luan no tardará en seguirla, luego yo y… no lo sé. Me da miedo la idea de separarme de… de crecer tan rápido como Lori lo hizo.

Su preocupación era palpable. Lincoln no pudo menos que impresionarse ante la sinceridad con la que Lynn se expresó abriéndose de esa manera como hacía mucho no recordaba que lo hiciera. La joven se vio sorprendida cuando Lincoln de pronto la abrazó estrechamente.

—No importa dónde estemos luego, tenemos mucho tiempo que podemos compartir juntos todavía. Aún si un día tengamos que dejar la casa, seguiremos siendo hermanos y te seguiré considerando como algo mucho más que eso.

Lynn tragó saliva nerviosa.

—¿A… a qué te refieres?

—A que siempre también te veré como una de mis mejores amigas, Lynn.

Ella se sonrojó y a pesar de disfrutar la sensación de cercanía con su hermano, sintió la amenaza de un picor en sus ojos, motivo por el que deshizo el abrazo muy a su pesar para que Lincoln no se diese cuenta de lo que le provocó.

—¡No te pongas tan cursi, apestoso! Tampoco es para que te comportes así de ridículo y sentimental —se talló la cara con la mano de forma descuidada—. Creo que alguien levantó tierra jugando. ¡Voy al baño a lavarme la cara!

—Está bien. Iré por una soda, ¿quieres una?

—¡De manzana, por favor!

Y con una amplia sonrisa, Lynn se marchó agradecida por el momento que experimentó con Lincoln.

El chico suspiró conmovido por la reacción de su hermana. No le diría que la notó a punto de llorar para no incomodarla. Aunque lamentaba bastante el no poder salir pronto con Lesly como le hubiese gustado, al menos disfrutaría el tiempo que estaba compartiría con Lynn reforzando sus inquebrantables lazos.


Aunque sólo se trataba de un ejercicio básico y de poca importancia para comprobar el nivel de dibujo que los chicos tenían y si pondrían en práctica lo aprendido en clase ese día, Rebecca terminó maravillada por el boceto que Lincoln hizo de Ace Savvy. No era perfecto, por supuesto. Tenía ciertos errores, pero era demasiado sobresaliente comparado con lo que hizo el resto.

—Muy impresionante, Loud. Es realmente muy bueno.

—Mu… muchas gracias.

Rebecca era una universitaria bastante atractiva, en realidad se trataba de la misma chica que había ido a la secundaria un mes atrás a pegar los afiches del curso y a quien Rusty torpemente intentó cortejar. Mirándola con atención Lincoln reconocía que era linda.

—Veo que usaste el sombreado bajo la capa y en la parte posterior de las botas. Hmmm… también en los hombros.

—Tal y como nos enseñó.

Algunos de los estudiantes se acercaron para ver el dibujo de Lincoln y este se avergonzó un poco por volverse el centro de atención al final de la clase.

—Traten de aplicar esto en sus trabajos —Rebecca les señaló las zonas sombreadas del dibujo—. Sólo recuerden no recargar tanto el lápiz donde la luz se supone proyecta más por el frente —sacó su celular para ver la hora—. Chicos, guarden sus cosas. Lo hicieron muy bien. Los veré el viernes temprano.

Obedeciendo sus indicaciones, Lincoln con rapidez se apresuró a guardar todo en su mochila, sin notar que algunas chicas cuchicheaban a su espalda mirándolo a él y a su dibujo aún expuesto junto a los otros. Rebecca notó esto con simpatía, parece que el talentoso del curso también se había ganado con ello la popularidad sumada al curioso atractivo que tenía.

Una chica castaña en apariencia quizás del mismo curso que su estudiante estrella llegó de pronto, llevaba ropa deportiva blanca con rojo, como la mochila que cargaba. ¿Una nueva estudiante inscrita de último momento al igual que Lincoln al iniciar la clase pasada?

—Disculpa, ¿puedo ayudarte?

—Buscaba a alguien.

Lincoln al escucharla sonrió y se dirigió hacia ella ya listo para marcharse.

—Hola. Ya acabé por hoy. Soy todo tuyo a partir de ahora.

La castaña miró sobre el hombro del muchacho a un par de chicas que con la mirada mostraban claramente interés en él, aunque también parecían cohibidas ahora que ella apareció. En respuesta, ella sonriéndole al chico lo tomó por el brazo.

—¡Perfecto! Hoy llévame al cine. Tal vez después podamos comer una hamburguesa juntos.

Las chicas de pronto parecían decepcionadas. Rebecca suspiró divertida. "Lo siento, niñas. Parece que ya alguien se les adelantó".

Afuera, sin que su hermano se enterara de nada, Lynn les dedicó una sonrisa engreída a las compañeras de este antes de pegarse más contra él tomándolo de la mano, lo que las hizo fruncir el ceño y finalmente dejar de prestarles atención tras haber captado el mensaje que Lynn tenía en mente: "Lo siento bobas, pero no en mi guardia".

Lincoln tarde se dio cuenta de su curioso comportamiento, pero no comprendió el porqué del mismo.

—¿Sucede algo, Lynn? ¿Conoces a mis compañeras?

—No. Creo que las confundí con alguien más —con un tono acusador que fingía ser juguetón, le espetó—. Parece que te has vuelto muy popular últimamente con las chicas.

—No lo creo, ni siquiera les hablo mucho. En realidad, no he tenido la oportunidad de tratar con nadie del curso. Con lo rápido que pasan las dos horas que duran las clases, trato de concentrarme sólo en estas.

Lynn se relajó ante esto.

—¿Eso quiere decir que no estás interesado en ninguna de ellas?

—No. Por ahora estoy libre.

—¿Y qué hay en la escuela? —con fastidio que fingía ser optimismo le espetó—. Supongo que sigues siendo muy amigo de Stella.

Lincoln comprendió con cierta molestia a lo que se refería.

—Sí. Ambos somos muy amigos, pero sólo eso. Creí que te había quedado claro al igual que a las chicas.

—Lo mismo solías decir de Ronnie Anne.

—Pero está vez es verdad… ¡Digo! es más en serio. Aparte, no me siento con tiempo para otras cosas, Lynn.

Su hermana no parecía decidirse entre estar satisfecha o decepcionarse con esa respuesta. Lincoln imaginaba que ella sólo deseaba lo mejor para él y que se buscara una buena novia como Lori hace algún tiempo aspiró cuando estaba con Ronnie Anne.

—Mira, el día que tenga por fin novia, serás la primera a quien se lo diga para que te quedes más tranquila, ¿de acuerdo?

Lynn asintió tratando de quitarse los extraños pensamientos que poblaron su mente por un momento.

—De acuerdo, apestoso. Es una promesa. Quiero asegurarme que no andes con cualquier chica que pueda aprovecharse de ti.

—¿Cómo una chica podría aprovecharse de mí?

En respuesta, Lynn le dio un buen golpe en el hombro que le hizo exclamar un quejido.

—Debilucho.

Lincoln se sobó un tanto molesto.

—Créeme que no necesito de ninguna chica que se aproveche de mí ya teniéndote a ti.

Sonrojada, Lynn sonrió satisfecha.

—Y que eso no se te olvide.

Teniendo a Lesly en mente, pensativo y preocupado, Lincoln le preguntó.

—¿Y no te preocuparías si fuese lo opuesto?

—Entiendo y descuida. Las chicas y yo ya hemos llegado a discutir la posibilidad. Te aseguro que respetaremos tu decisión en el caso de que al final resulte que Clyde y tú siempre sí…

—¡Oye! ¡Ya les dije que sólo somos amigos y ninguno es…! —al verla reírse, comprendió que sólo estaba bromeando y él picando como ella quería—. Ya, en serio. Mira, me refería a qué tal si fuese yo quien quizá pareciera que estuviera aprovechándome de alguna chica aunque no fuera así.

La pregunta le pareció extraña, aunque no le dio muchas vueltas a la misma confiando en que se trataba de un supuesto.

—Si en efecto no fuera así, no tendría por qué preocuparme. Además, te conozco lo suficiente para saber que no te aprovecharías de nadie como Bobby lo hizo con Lori.

Lynn parecía enfadada al recordar aquello con su hermana. Por el contrario, ahora fue Lincoln quien parecía divertido.

—Pensaba que fue Lori quien se aprovechó de Bobby.

Muy a su pesar, Lynn tuvo que reconocer que seguro eso fue lo más probable que sucediera.

—Bueno, no es algo que podamos deshacer o arreglar. Olvidemos de eso y hagamos algo divertido.

—Me parece bien.

Una vez más la deportista tomó la iniciativa guiando a Lincoln llevándolo de la mano.


Rebecca terminaba de guardar el material de trabajo que usó en clases dejando sólo en exhibición las ilustraciones de los chicos, mirando de tanto en tanto los detalles en los mismos aun calificándolos mentalmente, sintiéndose atraída en especial por el dibujo del chico peliblanco al que se lo llevó su acaparadora novia. De pronto y tras revisar de quién se trataba, se apresuró a contestar su celular cuando este sonó.

—Hola, Amanda. ¿Qué hay?

—Hola, ¿no interrumpo nada?

—El curso ya terminó.

—¿Y cómo te fue?

—Me puse algo nerviosa, pero tanto tú como el profesor Raynolds tenían razón. Ya enfocada no fue tan difícil impartirlo, en realidad fue muy divertido.

—Te lo dije, Becca. Es muy satisfactorio trabajar con chicos así.

—Cierto, pero creo que lo de llegar a ser una profesora a tiempo completo te lo dejaré a ti, aunque reconozco esto me dará muchos créditos extra con la facultad.

—Y ese es para ti ese es el lado positivo. Te llamaba para decirte que la señorita Hepburn no va a requerirme ni hoy ni el sábado, por lo que estaba pensando que nos viéramos con los chicos en la tarde. ¿Qué dices?

—Me parece bien. ¿Entonces no te va a tocar hacer de chaperona para tu "hermanita" o alguna otra de las niñas?

—Esta semana no, tal vez hasta la próxima. Lesly no estaba muy feliz cuando se lo dije, pero comprende que no siempre puedo estar presente para ella como a mí también me gustaría.

—Pobre chica. Un fin de semana entero sin su novio.

—Me da pena, Becca. Se ven tan lindos los dos juntos, como dos copos de nieve.

Rebecca sonrió. Sólo había visto una vez a la niña invidente y le había causado ternura al verla, quizá ese fue otro tanto por el que simpatizó con ese chico Loud, además de su talento, por lo mucho que se la recordó debido al mismo color de cabello.

—No le digas así, Amanda.

—Si no lo hago con mala fe. Es una bonita copita de nieve al igual que su novio. Él también tiene el cabello blanco, lo cual es curioso porque no parece ser albino como ella. En fin, ¿crees que Eric pueda decirle a César que nos veamos?

Pero su amiga apenas y escuchó esto último.

—Espera… Amanda, ¿cómo dijiste que es el novio de Lesly?

Extrañada ante su curiosidad, su amiga le repitió su descripción. Rebecca mientras la escuchaba, recordó cuando por la ventana vio al chico Loud marchándose al lado de su novia, misma que le había tomado de la mano tras mirar de mala manera a las chicas que mostraron interés en él.

—¿Becca? ¿Estás ahí? ¿Qué ocurre?

—Ah… no, nada. Por cierto, ¿el novio de Lesly tiene nombre?

Amanda estaba desconcertada por el repentino interés que su amiga sentía por Lesly, cuando antes apenas y había sido superficial cada vez que le contaba algo acerca de ella.

—Lincoln. ¿Por qué?

Rebecca cerró los ojos con disgusto al mismo tiempo que de la hoja de asistencia leía el nombre de "Lincoln Loud" en ella.

—Pues… fue curiosidad. Hablaré con Eric y veré que puede hacer. Te veo luego.

Una vez que se despidió, se apresuró a terminar de guardar el material y dejar todo en orden en el salón antes de tomar sus cosas e irse, pensando en qué tan imprudente sería inmiscuirse en lo que parecía ser un problema de chiquillos.

—Bueno, si en la secundaria hubiese tenido un novio que me engañara con otra y alguien más lo supiera, supongo que me gustaría que ese alguien me lo dijera.

Tras reflexionar esto en voz alta, se decidió contarle a Amanda lo que descubrió. Era su amiga después de todo, además era quien tenía un mejor criterio al respecto sobre cómo tratar adecuadamente con los niños pequeños y tal vez también con los preadolescentes. Sí, ella sabría la forma correcta de abordar las cosas.