Capítulo 10
Ella es...
Cumpliendo sus deberes como capitana de equipo, Lynn había sido la primera en llegar antes que el resto de sus compañeras al estadio, por consiguiente, su familia también fue la primera en ir a las gradas para esperar el comienzo del partido. Lynn recibió las acostumbradas muestras de apoyo de sus padres y hermanas antes de despedirse de ellos y bajar hacia los vestidores.
—Gracias por asistir, chicos. ¡Ya verán cómo haremos que esas chicas Hazeltucky muerdan el polvo!
—Estoy seguro que lo conseguirán. —Lincoln se hizo oír entre los vítores de su familia.
—Confiamos en que dejarán el nombre de Royal Woods muy en alto con tu ayuda. —Stella igualmente compartió su entusiasmo levantando ambos pulgares en señal de apoyo.
De la casa Loud y camino al estadio con vanzilla, la familia había hecho escala para pasar a recoger a la amiga de Lincoln en su casa. Lynn le sonrió de forma forzada.
—Sí. Gracias, Zhau. Haré un buen trabajo. Lincoln, ¿puedes acompañarme un momento?
—Claro, ¿necesitas algo?
—Sí. Necesito tu ayuda para un ritual de la buena suerte que olvidé hacer antes de salir de casa.
Stella se levantó.
—Eso suena divertido. Tengo curiosidad por ver uno, ¿puedo acompañarlos?
—No. Sólo lo necesito a él.
Y tras responderle de forma cortante sorprendiéndola, la Loud tomó de la mano a su hermano alejándolo del resto. Un tanto desconcertada, la amiga de Lincoln miró a las chicas Loud.
—Ah… ¿dije algo que no debí?
Leni se avergonzó por el comportamiento de Lynn, Lucy suspiró, Luna y Luan se vieron entre sí incómodas al igual que las gemelas, al resto la situación le fue indiferente. Los padres que ignoraban lo que sucedía se sorprendieron, así que se limitaron a disculparse por el comportamiento de su hija.
—A veces es algo grosera cuando está nerviosa por un juego —Rita le comentó—. No es nada personal, querida.
Algunas de sus hijas no quedaron muy convencidas de eso último. Luna tratando de amenizar el momento y que Stella no resintiera el cómo Lynn le habló, se acercó más a ella cuando regresó a su asiento.
—Entonces, chica. ¿Qué tal se llevan Lincoln y tú en la escuela? ¿Es un buen chico?
Stella sonrió recordando las advertencias que su amigo le había hecho la noche anterior por teléfono acerca de lo que ellas estaban suponiendo entre ambos. No le pareció de más divertirse un rato y darles algo con qué entretenerse con Lincoln más adelante.
—Por supuesto. Es el mejor amigo que he tenido.
—Ya veo.
—Además del más apuesto.
La sonrisa de las chicas se ensanchó por el efecto que produjeron sus palabras, mientras que internamente Stella se reía de ellas.
Lincoln mientras tanto se había detenido frente a la entrada del vestidor de las chicas a donde Lynn lo llevó.
—Mejor hagamos tus rituales aquí. No creo que pueda entrar ahí sin meterme en problemas.
Lynn respiró profundamente antes de encararlo.
—Lincoln, ¿hay algo que quisieras contarme?
El muchacho la miró extrañado.
—¿De qué estás hablando?
—Ya sabes… de ti y ¿Stella?
—¿De nuevo con eso? —el tema ya lo estaba cansando—. Ya te dije que ambos sólo somos amigos. Además, mira, si sucediera algo de verdad entre ambos, cosa que no creo llegue a pasar nunca por lo que ya te he explicado a ti y a las chicas cientos de veces, serías la primera a quien se lo contara… la última sería Lola, por mucho que me ahorre el trabajo de tener que decírselo al resto después.
A pesar que trató de sonar divertido, a Lynn no le hizo mucha gracia.
—Entonces, ¿porque estas más arreglado de lo normal si solamente vienes a ver un partido? ¿Acaso después planeas tener una cita o algo así?
El chico se había puesto sus pantalones caqui una vez más, sin pensar en lo innecesario que resultaba eso para lucirse con alguien que no podía ver, había sido un reflejo que en esos momentos le estaba costando más trabajo explicar a cuando Lynn le hizo el favor de cubrirlo el día que salió formalmente con Lesly la primera vez.
—Pues… es obvio que estoy así por… ¡por ti!
Lynn arqueó una ceja sin entender a qué se refería, aunque un pequeño rubor amenazaba con romper su expresión intimidante. El muchacho continuó hablando conforme la excusa iba llegando a su cabeza sin detenerse mucho a pensar en la misma.
—Bueno, se supone que tú representas al equipo de Royal Woods y lo más seguro es que ganarás, entonces querrán fotografiarte con tu familia cuando todo acabe, así que creí que querrías me viera presentable, además pensé que no estaría mal que tú y yo saliéramos juntos después para celebrar tu victoria por nuestra parte.
Aunque quería sentirse halagada, Lynn no podía. Conocía a su hermano lo suficiente para saber que algo le estaba ocultando.
—Sabes Lincoln, estos días… has estado actuando un poco extraño, como desanimado, pero cuando te vi con Stella en la escuela te noté… más entusiasta, igual esta mañana cuando pasamos por ella, de hecho, desde que la trajimos te he visto sonreír como un bobo. Por mucho que digas que no vez a Stella de otra manera, no puedo creerte.
Lincoln reconocía que Stella le había levantado los ánimos en la escuela, porque era de las pocas personas con quien podía hablar libremente acerca de Lesly. También era cierto que toda la mañana se había sentido demasiado feliz y optimista, pero no por su amiga y compañera, sino por la posibilidad de escabullirse y encontrarse de nuevo con Lesly. En todo caso se estaba impacientando ante las acusaciones de Lynn, molestándose por lo que ya parecía un interrogatorio. De cualquier manera, ¿por qué debería importarle a ella tanto con quién salía o no?
—No voy a volver a repetirte lo de Stella, Lynn. Ya es cansado y si no quieres entenderlo es tu problema. Si quieres más detalles que sé no te interesarán, habrá un campeonato de videojuegos en el que ella junto con los chicos participaremos, y entre la escuela, nuestras salidas, el curso y que he estado practicando en mis tiempos libres para el campeonato, que por cierto seré yo el capitán de la campaña, me he sentido agotado al pensar en las estrategias y formaciones que espero nos sirvan.
—¿Cómo rayos eso puede ser cansado si para eso no se hace ningún esfuerzo físico real, más allá de presionar sólo unos botones? —Lynn escupió molesta por lo que para ella se trataba de una excusa muy mala.
A su hermano le estaba costando contener el enojo que iba creciendo en él del mismo modo que a ella.
—Y por eso no te conté nada del campeonato. Sabía que no le ibas a dar la importancia que yo sí le doy a tus juegos. ¡Siempre es lo mismo contigo!
—¡No intentes cambiarme el tema, apestoso! ¡Sé que estás mintiéndome y eso no me gusta! ¡Ahora estás repitiendo lo mismo que con Ronnie Anne! ¡No dejas de decir que son "sólo amigos" cuando siempre fue evidente que estabas enamorado de "ESA" idiota!
Finalmente, el chico saltó indignado.
—¡Cómo la llamaste!
—¡Lo dije por todas las veces en que ella te molestó, que no creas que a mí se me ha olvidado! Incluso ahora sigues defendiéndola como cuando antes te gustaba.
—¡Sólo no vuelvas a llamarla así! ¡Está bien! ¡Lo admito! Antes Ronnie Anne me gustaba como también Stella lo hizo cuando la conocí, ¡pero ambas por igual ahora sólo son mis amigas y eso es todo! ¡Si de verdad eso no te puede quedar claro, entonces la idiota eres tú!
Su hermana le soltó un golpe en el hombro con tanta fuerza, que de no haberse apoyado en la pared con la otra mano se hubiese caído al suelo. Lynn castañeaba los dientes agradeciendo el contenerse lo suficiente para no habérselo soltado en la cara, no es que Lincoln se sintiese agradecido por ello, pues por el contrario la miró de mala manera.
—Suerte en el partido, Lynn. Regresaré a mi asiento.
Indignado, se dio la vuelta para marcharse. Resintiendo finalmente sus propias acciones y el actuar de su hermano, Lynn lo llamó.
—¡Espera! —aunque Lincoln se detuvo, no volteó a mirarla—. Está bien, te creeré. No tienes nada con Stella. Entonces sólo contéstame, ¿quién es Lesly?
Si Lynn pudiese verle la cara, habría podido apreciar su expresión de sorpresa. Lincoln trató de imaginar la forma en que su hermana pudo haber escuchado ese nombre. Dudaba que Stella o Lucy lo hubiesen delatado, pero aún si fuera así de todos modos…
—Es otra amiga.
—¿Amiga? Nunca me has hablado de ella.
—¿Por qué debería? En realidad, ni siquiera sé por qué discutimos en primer lugar. No tengo por qué rendirte cuentas de nada, Lynn. Así que deja de actuar como si fueras mamá o mi novia, tú… —entonces giró su rostro para mirarla con severidad— solamente eres mi hermana.
Y tras soltarle eso, finalmente se marchó dejándola sola y congelada por unos segundos ante el peso de su reclamo.
Furiosa, la chica entró a los vestidores azotando la puerta detrás de ella, esperando que su equipo ya no tardase en llegar, mentalizándose en que sólo debía concentrarse en sus compañeras y el juego, no en el hecho que la amistad y el lazo que había forjado con su hermano durante estos días parecía estar por quebrarse. Tuvo que tallarse los ojos esperando sonar creíble al explicar que se había desvelado, por si al llegar alguien más, le preguntaban por qué sus ojos estaban irritados.
A pesar de lo ocurrido, Lincoln quería y se preocupaba por Lynn, pues aunque siguiera doliéndole el hombro, se había sentido preocupado ante la posibilidad que su discusión propiciara que ella no rindiera correctamente durante el partido, sin embargo y por el contrario, quizás desquitando su frustración en el juego, como de costumbre ella se había comportado bastante competente y agresiva desde el inicio, aunque eso no evitaba que a sólo veinte minutos del primer tiempo, Hazeltucky tuviese la ventaja con el primer gol a su favor.
El muchacho recibió una notificación en su celular durante el juego, se trataba de Amanda avisándole que ya acababa de llegar y le mandaba su ubicación afuera del estadio donde se encontraba. Lincoln miró a su familia concentrada en el partido al igual que Stella. Llamó la atención de su amiga, a quién con una pequeña seña le hizo saber que se marcharía ahora. Otra de las cosas que ambos habían hablado anoche por teléfono para ponerse de acuerdo cuando fueran por ella al juego, sería sobre la salida que tendría con Lesly. Ella asintió mostrándose de acuerdo en cubrirlo.
—¿A dónde vas, Lincoln? —Le preguntó su madre cuando lo vio ponerse de pie e intentar marcharse por el lado opuesto de donde ellos se encontraban sentados.
Rusty va a pasar cerca del estadio para dejarme parte de un proyecto que estamos haciendo en la escuela.
—Espero qué no te haga perder tu tiempo contándote sobre la chica que casi conquistó el fin de semana —Stella agregó—. Por culpa de eso terminamos dos horas en el teléfono anoche.
Luna estaba sorprendida.
—¿Por qué no sólo le colgaste?
—De veras sabe cómo darte pena y que te sientas mal por no ponerle atención.
Lola hizo una mueca despectiva. En parte excusa y en parte desquite por la actitud que tuvo con Lincoln y Lesly, Rusty parecía un blanco perfecto para culpar posteriormente a que Lincoln se demorara en conseguir una USB con la dichosa tarea, que en realidad ya llevaba guardada en el bolsillo después que discretamente Stella se la entregara.
—Por favor, no le digan a Lynn que no me quedé a ver todo el partido.
—Entonces sólo no te tardes mucho, hijo. —Su padre le pidió.
Una vez esquivando ese obstáculo, Lincoln apresuró el paso para salir del estadio siguiendo la indicación del mensaje de Amanda.
Justo en el momento en que eso ocurría, al otro lado del estadio estaba estacionándose el autobús del orfanato de Michiggan, de dónde de la manera más ordenada y cuidadosa, la señorita Hepburn junto con el señor Rooney y tres auxiliares de la institución, fueron guiando a un grupo de chicos hacia el interior del estadio un tanto apresurados por lo tarde que se les había hecho, teniendo especial cuidado con una niña invidente albina.
Fue detrás del recinto y muy cerca del estacionamiento dónde la encontró de pie con los brazos cruzados apoyada sobre la puerta de su coche. Alegremente Lincoln la saludó preguntándose extrañado dónde estaba su amiga. No parecía estar dentro del vehículo. Dada la severa expresión de la joven cuidadora, comprendió qué algo malo estaba sucediendo.
—¡Hola, Amanda! Me da gusto verte con… ah… ¿y Lesly?
—Esta vez no la traje conmigo, porque primero quería hablar contigo para ajustar algunas cuentas, Lincoln.
Tras recuperarse de la sorpresa y decepción que esto le produjo, Lincoln confundido asintió.
—Ah… sí, claro… ¿Ajustar cuentas?
—Bien —suspiró pensando que esto sería más complicado de tocar a como lo había imaginado durante el camino hacia ese lugar—. No me gusta la gente que me miente, pero menos me gusta la que les miente a mis amigos, en especial a Lesly, así que te daré la oportunidad para que me expliques por qué lo hiciste.
Lincoln no comprendió a qué se refería, cuando de pronto se imaginó que se trataba del problema que surgió entre sus amigos y Lesly, en parte por su culpa, durante su primera cita. Tal vez ella le había contado todo el malentendido que hubo, pero no lo comprendió del todo, o Lesly no supo explicárselo y por ello quería una explicación más amplia al respecto.
—Bueno… no es algo así como una mentira el que no les haya hablado a muchas personas sobre ella, pero temía que si supieran de Lesly, podrían causarle molestias al malinterpretar la relación que tiene conmigo echándola perder.
Aunque ahora era Amanda la que no entendió del todo a qué se estaba refiriendo, hubo algo en particular que llamó su atención.
—Tu… ¿relación con Lesly?
—Pues… sí. Que pensaran se trate de algo distinto a que seamos sólo amigos.
—¿Malinterpretada por quién exactamente?
—Por… pues… mis amigos, mi familia, o…
—¿Tu novia? Supongo que esa es la parte que más te preocupa.
—¿¡Qué!? —Esto lo impresionó de sobre manera—. ¡Yo no tengo novia! ¿Lesly no te lo contó?
—Sí, lo hizo. Pero alguien más me contó una versión muy diferente acerca de eso.
—¿Qué? ¿Quién? ¿Qué versión?
—Una de ti mintiéndole a Lesly que no tienes compromisos con nadie, mientras que sin que se entere, sales con otra chica, una castaña creo un poco más joven que tú, que incluso te espera cuando sales de la escuela. Si Lesly sólo es tu amiga, ¿por qué le ocultas el hecho de que ya tienes una novia? ¿Es que esperas que se crea que estás disponible por si algo ocurre más adelante entre los dos para tenerla como un repuesto? ¿O es que no es la única? —Cada vez elevaba más el tono de su voz sulfurándose al hablar—. ¿Es que lo tuyo es buscar todas las chicas que puedas? ¡Quizá más jóvenes que tú!
—¡Detente ahí! —como si pidiese tiempo fuera, Lincoln había levantado las manos haciendo el gesto que a veces Lynn hacía durante alguno de sus partidos para pausarlos—. Mira… no sé qué pueda pasar entre Lesly y yo más adelante, pero por ahora sólo somos amigos. En segundo lugar, nunca le he mentido de esa manera. Yo no tengo ninguna novia, que de tenerla igual nunca haría algo como eso y no sé por qué piensas así de mí.
—¡Te mostraré por qué! —sacó su celular y le mostró la fotografía donde Lincoln aparecía de espaldas acompañado por alguien—. ¿Me vas a decir que la chica que te está besando aquí se trata también sólo de otra amiga nada más? ¿O que ese no eres tú? ¿Que da la casualidad que se trata de otro chico con el cabello blanco de tu edad?
Y Lincoln vio la fotografía donde estaba siendo abrazado por… Lynn. Con frustración apretó los puños muy molesto por la horrenda insinuación que Amanda hacía, pero que a la vez comprendía la equivocación, de la misma culpaba a Lynn aún sí sabía que no fue su intención el meterlo en dificultades, no es que eso no restara el coraje que estaba teniendo hacia la universitaria quien de pronto le parecía una versión todavía muchísimo más pesada de Lori un par de años atrás, a cuando vivía en casa, mucho antes de lo acontecido con Bobby. Sólo encontró una explicación a cómo había conseguido la foto y no le gustó nada.
—¡¿Le pediste a alguien que me espiara?!
Amanda se sorprendió, pero no dejó que la acusación la afectará.
—¡Eso no te importa! ¡Entonces admites que este sí eres tú!
—¡Por supuesto que me importa! ¡Eso no está bien! De hecho, creo que es ilegal. ¡Y sí, soy yo junto a una de mis hermanas mayores! Es con ella con quien suelo… solía irme después de los cursos de dibujo a los que asisto.
—¿Crees que soy tan tonta como para que me crea eso? ¿Es que así sueles besar a tus hermanas? Incluso me contaron que a veces van tomados de la mano.
—¡No estaba besándola! ¿Es que estás loca? ¿Cómo se te ocurre pensar que eso es lo que hacía ahí? Claro que a veces nos tomamos de las manos. ¡Es mi hermana! Ambos nos llevamos bastante bien, incluso podría decirse como grandes amigos, pero sin llegar al modo retorcido en que te insinuaron. ¿Quién rayos te dio esas ideas?
Amanda miró la foto una vez más. Sí bien parecía que los dos chicos se estaban besando, en realidad y al verla a detalle, no se veía ningún indicio a que de verdad eso ocurriera en la imagen, igualmente podría ser que esa chica sólo lo tenía muy abrazado contra ella. No se esperaba eso. De pronto recordó cuándo Lesly le contó que el chico tenía… ¿cuántas? ¿media docena… o era una docena de hermanas? Bien, admitía que la tonta excusa era buena, pero no del todo.
—Pero… no… ella…
—¿Lesly no te dijo que tengo diez hermanas? La chica que me está abrazando es una de ellas y es la que está jugando hoy, incluso te conté que vendría aquí con mi familia a apoyarla. ¿Por esa tontería es que estabas tan enojada conmigo? —Lincoln razonó tras verla bajar sus defensas—. De verdad pensaste que estaba haciéndole a Lesly algo así como… engañarla, ¿no es cierto? —dejó pasar un breve silencio en el que Amanda no pudo contestarle—. No debiste sacar conclusiones tan apresuradas.
La joven replanteó tener una conversación un poco más larga y detallada con Rebeca, aunque no podría culparla del todo, siendo que en efecto ella le dio demasiado crédito y se dejó llevar bastante por la impresión que le dejó del chico, tanto por lo que le contó, como por esa imagen. Se mordió la lengua reconociendo que todo se trató de un malentendido.
—Creo… Lincoln… Tienes que entender que estaba preocupada por Lesly. Solo quería protegerla de una posible decepción.
Con mayor motivo, a Lincoln le recordó también por eso a la actitud de sus hermanas en general.
—Lo último que quisiera hacer sería decepcionarla, mucho menos lastimarla. Al igual que tú, sólo quiero lo mejor para ella y que esté bien. Incluso puedo entender por qué me espiaste y todo eso. —Aunque tampoco amenizaba el disgusto que por esto le ocasionó.
La joven se sintió avergonzada por lo que había provocado. Lincoln en realidad parecía un buen chico, mientras que ella con Rebecca… en efecto habían sacado conclusiones bastante precipitadas. Miró la fotografía por última vez. Aunque lo que el chico acabara de explicarle sonaba creíble, le costaba trabajo no seguir malinterpretando aquella imagen, en especial por el comportamiento de aquella niña supuestamente una de las hermanas del peliblanco. Quizás Rebecca sólo había exagerado lo que le contó.
—¡Cielos! Yo… supongo que me equivoqué y rompí su comunicación por nada.
Lincoln la miró sorprendido.
—¡Hiciste qué cosa!
—¡Bueno, ya! ¡Lo siento! Tanto a ti como a Lesly les di excusas para evitar que se hablaran esta semana porque quería aclararlo todo.
—¡Por esta tontería es que ya no dejaste que nos siguiéramos hablando!
—Para mí Lesly es como mi hermana. Tú tienes muchas. Ponte en mi lugar y dime qué hubieras hecho si te enterabas que probablemente estuvieran jugando con los sentimientos de una, quizás engañándola.
Lincoln quería gritar de verdad al comprender que había estado preocupado y ansiando el poder volver siquiera hablar con su amiga especial debido a que los incomunicaron intencionalmente por aquella estupidez. Bien, reconocía el punto de Amanda, pues de hecho llegó a actuar de la misma manera con Bobby una vez cuando años atrás tuvo la sospecha que eso estuvo haciéndole a Lori, antes de descubrir que se había equivocado tras involucrar al resto de las chicas. De cualquier forma, le era difícil excusarla, en especial porque las situaciones eran distintas y Lesly y él sólo eran amigos.
—Entonces… en realidad hoy tampoco veré a Lesly por culpa de esto, ¿cierto?
Lincoln cabizbajo e incómodo se frotó las manos conteniéndose a no soltarle algo hiriente. Mucho más avergonzada por sus acciones al ver su estado, ella negó con un gesto.
—Lo siento. Me temo que no la traje.
Lincoln explotó sin poder contenerse más.
—¡Entonces cuándo podré salir con ella de nuevo!
—¡No lo sé! Supongo que primero tendría que revisar si en la semana el orfanato o la directora de la casa hogar hará otra actividad afuera o algo. Confórmate con hablarle por teléfono el lunes.
—¿No puedes marcarle ahora?
No quería sentir que había dejado a su familia y a Stella plantada sólo para que lo regañaran por algo que nunca hizo.
—Lo siento, pero en estos momentos no hay nadie en la casa hogar y ya sabes que el teléfono de Lesly no sirve para eso.
Al chico se le ocurrió un plan. Tal vez si era rápido podría ir corriendo hasta donde hayan salido, arriesgándose a que después su familia o incluso Lynn le llamaran la atención.
—¿Sabes a dónde fueron? Tal vez pueda ir y verla unos minutos antes que acabe el partido.
Amanda se preguntaba ahora cómo pudo dudar de ese chico, tan presto a meterse en problemas sólo por ver una vez más a Lesly. Si así estaba él, se preguntó cómo se sentiría ella. Ciertamente les debía una muy grande, una que no podría pagarles en ese momento aunque lo deseara.
—Pedí un permiso para… ausentarme esta semana de la casa hogar, así que ni siquiera sé a dónde los llevaron esta vez.
—¿Toda una semana? ¿Qué necesitabas hacer? ¿Algo de la escuela?
—Ah… sí. Eso fue lo que le dije a la directora.
Lincoln comprendió que se trató de una excusa para asegurarse de mantenerlo alejado de la niña.
—Me voy —se despidió cortante de Amanda—. Creo que regresaré con mi familia a seguir viendo el juego.
Ella suspiró sabiendo que no había nada más que decir.
—Sí. Creo que también me voy, pero antes necesito ir al baño. ¿Sabes dónde quedan los de aquí?
Después de todo para Lincoln, Amanda seguía siendo su enlace con Lesly, no importando lo disgustado que estuviese con ella como para comportarse todavía más grosero.
—Ven, yo te digo. Es por aquí.
Y la acompañó lamentándose impotente por toda la semana que perdió sin saber de Lesly, preguntándose dónde podría encontrarse en ese momento.
Lesly se sentía ajena a lo que fuese que estuviera ocurriendo a su alrededor. Los gritos eufóricos de la gente por el partido le provocaban cierta ansiedad, por ello desde que llegaron al estadio se había puesto sus audífonos, escuchando a todo volumen sus canciones pop favoritas mientras que sus compañeros se unían a los gritos de emoción ante el juego, mismos que no tardarían en aumentar adquiriendo un tono de indignación al igual que el narrador del encuentro.
—¡Eso tuvo que ser una falta! ¡Claramente Lynn Loud, la capitana de las ardillas de Royal Woods, tuvo como mínimo que golpear en el talón a la defensa Spinelli de Hazeltucky!
En el campo Lynn se puso de pie alterada por lo que acababa de ocurrir. Todo lo que intentó fue quitarle el balón a esa chica barriéndose, cuando de pronto ambas terminaron en el suelo con la contraria aun quejándose por su tobillo. Apenada por el modo en que se le fue la mano, iba a dirigirse hacia la chica, cuando el árbitro se lo impidió al pararse frente a ella tocando su silbato y mostrando un banderín rojo.
—¡A la banca ahora, Loud! —Gritó su entrenador acercándose corriendo al campo tras ver lo ocurrido.
Cabizbaja, la capitana de las Ardillas miró hacia el público. Pocos eran los que reclamaban que no había ocurrido nada, mientras muchos, algunos sin ganas, daban la razón a su sanción. Con cierta resignación a pesar de no dejar de apoyarla, su familia permaneció callada. Lo que a Lynn le molestó fue no distinguir a su hermano con ellos. ¿Tan enojado quedó con ella tras su discusión que decidió sólo irse? ¿Además dónde estaba Zhau?
Tan concentrada estaba en eso, que apenas y le afectaron los reclamos del entrenador advirtiéndole que por la gravedad del daño que le provocó a aquella chica, no saldría a jugar por el resto del primer tiempo en lo que las cosas se enfriaban un poco.
—¿Puedo ir a ver a mi familia? —Fue todo lo que le preguntó tras la perorata que le soltó sobre tener más cuidado cuando juega y hacerlo de forma limpia.
—Sí, está bien. Pero te quiero aquí antes que empiece el segundo tiempo.
A pocas gradas más arriba de donde la familia Loud se encontraba y donde se había reservado toda la fila de asientos ya ocupada, un chiquillo de cinco años se retorcía en su asiento.
—Señorita Hepburn, ¡tengo que ir al baño!
—¡Yo también! —Exclamó otro niño de seis.
La mujer de mediana edad miró al hombretón cuya atención estaba completamente puesta en el partido.
—Señor Rooney, ¿Le importaría llevar a Adam y a Simon al baño?
El hombre gruñó. Ya era la tercera vez que le tocaba acompañar a uno de los chicos a hacer lo suyo. Lamentaba que esa niña Amanda no hubiese podido ir para ayudarlos a cuidar de los pequeños.
—Sí, ya voy —se levantó y enseguida que los niños lo tomaron de las manos, se dirigió hacia el resto—. ¿Nadie más quiere ir al baño? Les advierto que si no van ahora, tendrán que aguantarse hasta que termine el segundo tiempo.
Lesly que acababa de quitarse los audífonos, tras sentir un pequeño dolor de cabeza acompañado por un ligero mareo que atribuyó a haber estado escuchando música a todo volumen, alcanzó a oírlo.
—Yo también quiero ir.
El conductor del autobús miró a la directora. Se suponía que si era con una de las niñas ella se encargaba, aunque si iban los dos, nadie se quedaría para cuidar a los demás chicos, salvo los otros asistentes del orfanato a quienes no conocían y ya tenían suficiente con atender a los otros grupos de niños que los acompañaban. Suspirando esperó que por los baños hubiese alguna guardia o una buena samaritana que pudiese ayudarle.
—Está bien, niña. Adam, dale la mano a Lesly para que pueda seguirnos.
La señorita Hepburn le dio un vistazo rápido. Por mucho que confiara en aquel hombre, entendía sus limitaciones.
—Si Lesly tarda, regrese con los niños y yo iré enseguida por ella, señor Rooney.
Mientras se encaminaban hacia los baños, los dos pequeños hablaban del partido.
—Fue feo la manera en que esa niña pateó a la otra chica para quitarle el balón. ¿Tú qué opinas, Lesly?
—Ah… supongo que sí.
Además de no ver, por la música no había escuchado nada de la narración del juego, como los sucesos en este o los nombres de los jugadores.
Una vez que llegaron al área de los baños, el señor Rooney con molestia no encontró a ninguna mujer o a nadie que pudiese ayudarle con Lesly a orientarla.
—¡Maldición! Supongo que tendremos que esperar al descanso, aunque entonces de seguro habrá demasiada gente.
Una de las jugadoras inesperadamente apareció topándose con los tres niños y el hombre que se sorprendió al reconocerla.
—Oye, ¿tú no eres la niña que expulsaron por cometer la última falta? Lynn… algo, me parece. ¿Acaso te expulsaron del juego?
En respuesta ella le gruñó.
—¡Voy a volver a jugar en el segundo tiempo! Sólo iba al baño antes de ir a ver a mis padres.
—¿En serio? ¿No podrías hacerme un favor en acompañar a esta niña ahí dentro en lo que voy con los chicos?
Lynn se sorprendió ante la apariencia de la chica cuyo cabello era tan blanco como su hermano, aunque su piel por el contrario era casi tan pálida como la de una de sus hermanitas. Iba tomada de la mano de uno de los pequeños con cierta timidez. Sus ojos estaban cerrados y su aspecto era desorientado.
—Hmm… no quiero causar ninguna molestia.
—Ah… no, descuida. Yo te ayudo.
Siguiendo el sonido de su voz, tras soltarse de uno de los niños, la niña la buscó tanteando frente a ella con una mano, siendo la confirmación que Lynn necesita sobre su ceguera. Atrapó su mano con la suya y a paso lento la llevó hacia el baño de las chicas.
Ya adentro, en silencio guio a la niña invidente hacia uno de los cubículos libres donde a tanteo, ella pudo localizar todo lo necesario que había ahí. Lynn la dejó y entró al cubículo de junto volviendo a pensar en su hermano y si acaso este no se habría escapado con la chica Zhau tras hartarse de ella. Apenas cerró la puerta, del otro lado del cubículo ocupado salió Stella que se apresuró a lavarse las manos y regresar con la familia de Lincoln, esperando que su amigo ya haya regresado con ellos.
Unos pocos minutos después, Lynn terminó primero. Al salir tocó la puerta donde la niña albina se encontraba.
—Oye, ¿ya terminaste? ¿Quieres que te espere?
—Ya voy. Gracias —un minuto después también ella salió—. ¿De verdad no te estoy interrumpiendo con algo? Se supone que eres una de las jugadoras, ¿no llevas prisa?
—Tengo por lo menos veinte o treinta minutos antes de que me extrañen en la cancha. ¿Qué te ha parecido el juego? ¿Viste cómo el delantero le…? ¡Oh, perdón!
Tarde, Lynn avergonzada se dio cuenta de su error, lejos de ofenderse, la chiquilla se encogió de hombros.
—Descuida. A sido divertido lo que he oído —avergonzada se sintió más ella al no atreverse a confesarle que ni se había molestado en escuchar el partido, sabiendo sólo lo que el señor Rooney había comentado hace unos momentos—. Lamento que te sacaran del juego.
—Yo también. Supongo que aún seguía distraída y no me moderé al lanzarle la patada a esa chica. Tenía la mente en otra cosa.
—¿Sí? ¿En qué?
Tomándola de la mano nuevamente, Lynn la guió hacia el lavabo para que junto a ella pudiera asearse.
—Me peleé con un chico justo antes de que iniciáramos el juego y eso me puso de malas.
—¿Pues qué te hizo?
—Está saliendo a mis espaldas con una chica y no tiene el valor de decírmelo a la cara. Es más, lo niega todo como si las veces que hemos salido juntos no hubieran significado nada para él.
Lesly hizo un gesto de disgusto. Sin duda debía de ser difícil para aquella jugadora el saber que su novio la estaba engañando.
—Lamento escuchar eso. ¿Vas a romper con él?
Lynn tardó en comprender el significado de su pregunta, cuando lo hizo estaba por aclararle las cosas, cuando se retractó pues de todas maneras no es como si esa chica la conociera.
—Es más complicado que eso. He estado trabajando mucho para que se fije en mí y de verdad pensé que estaba dando resultado. A pesar de ser un mentiroso, un débil, un bobo y un inútil… de verdad lo quiero y… Nada. No sé si puedas entenderme.
Frustrada se mojó la cara. Le estaba ayudando el desahogarse con aquella niña ciega. Lesly asintió por su parte.
—Algo así. Hay un chico y… No estoy segura si estoy "saliendo" con él, pero lo quiero mucho, a pesar que en ocasiones me desespera que se guarde algunas cosas conmigo, pero en especial con los demás.
—¿En serio? —Lynn estaba sorprendida que tanto con su condición, a su edad aquella niña ya estuviera rondando el mundo de las adolescentes y todo lo que conllevaba sobre los chicos—. ¿Cómo qué se guarda?
—Nunca les habló a sus amigos de mí sino hasta que nos encontraron juntos en una ocasión. Francamente pensé que se avergonzaba de que lo vieran con alguien como yo, incluso creí por un instante que quizás salía conmigo porque lo contrataron o algo así para hacerme compañía.
—¡Eso es terrible! —Se sintió indignada pensando que lo de esa niña sonaba incluso peor que lo suyo—. ¡Ese idiota no te merece si realmente te hizo eso!
—¡No lo llames así! En realidad, es muy lindo. Me explicó que sólo buscaba protegerme de sus amigos los cuales… si eran algo especiales como él temía después de todo, incluso una de sus amigas me aclaró las cosas explicándome cómo era él en realidad.
—¿Y qué te contó?
—Bueno… que de hecho era mucho mejor de lo que me imaginaba —sonrió al recordarlo—. Me hubiera gustado salir hoy con él en lugar de venir aquí… ¡ah! No te ofendas.
—Está bien. ¿Pero entonces por qué mejor no saliste con él?
—No me dejan salir sola así como así con quien sea… en realidad con nadie. Tengo una amiga que me ayuda a hacerlo, pero hoy se ocupó y tuve quedarme con las ganas de estar con él.
—Eso apesta. ¿Y cómo es tu chico? ¿Es como tú?
—Sí. Dicen que nos parecemos un poco por esto —señaló su cabello a la altura de sus orejas al recordar que tanto Lincoln como ella lo tenían blanco, pero Lynn pensó que señalaba sus ojos, así que encontró sentido a su relación al imaginarse que su novio también era ciego—. Pero también es muy amable y atento conmigo. Siempre busca que me sienta cómoda y es bueno escuchando. ¿Qué hay de tu novio?
Lynn suspiró.
—Casi lo mismo. Es bastante bueno escuchando, además que es muy listo e ingenioso para buscar solucionar cualquier problema… incluso cuando él llega a ser el responsable de los mismos. Si tan sólo prefiriera estar conmigo en lugar de esa… bruja.
—Vamos. Él se lo pierde. Además, quién sabe, tal vez se dé cuenta que eres más grandiosa que la otra y prefiera regresar contigo.
—Eso sería genial.
Ya hacía rato que terminaron de lavarse las manos, por lo que sólo se habían limitado a hablar. Había sido reconfortante para Lynn el desahogo, así como a su nueva amiga el relacionarse con una nueva persona.
—Creo que tu papá ya debió de terminar con tus hermanos lo del baño, a mí no me falta mucho para tener que regresar al juego tras ir a saludar a mi familia. Vamos, te llevaré con él.
—Gracias. En realidad, el señor Rooney no es mi papá, es el chofer del autobús que me trajo junto con los otros chicos del orfanato.
Esto impresionó bastante a Lynn. Ya había escuchado que la mayor parte de la recaudación de la venta de los boletos, así como la de los consumos, irían como beneficencia de recursos a uno de los orfanatos de Michigan, incluso que como parte del evento, un grupo de niños perteneciente al lugar asistiría a presenciar el partido.
—¿Eres una de las huérfanas de Michigan?
—Pues… sí, aunque en realidad vivo en una casa hogar aquí en el pueblo.
—¿Casa hogar?
—Ya sabes. Asistencia social.
—¡Oh! —No se sentía segura de qué decir al respecto, pensando en lo difícil que sería para alguien el no tener una familia propia—. Lo lamento.
—¿Qué lamentas?
La niña no parecía tener problemas en admitir que era huérfana y tampoco encontrarle de forma inmediata algún aspecto negativo, lo que obligó a la deportista a morderse la lengua. Al salir del baño donde algunas personas comenzaban a llegar indicando que el primer tiempo había terminado, Lynn trató de enmendar su error.
—No, nada. Olvídalo. Sabes, fue un placer hablar contigo. Por cierto, me llamo Lynn.
Tomó la mano de la albina para estrechársela. Ella le sonrió agradecida con el gesto pensativa. El nombre de Lynn le sonaba de algo, pero por el momento se le escapaba. ¿Una chica del orfanato que conoció hace mucho, tal vez? No estaba segura.
—Encantada, Lynn. Espero que te sientas mejor.
—Vaya que sí. Gracias por todo.
—Fue un placer. Mi nombre es Lesly… ¡Ay!
De un tirón Lesly hizo que la soltara cuando repentinamente el apretón de Lynn se había hecho más fuerte lastimándola un poco.
—¡Lo siento! —se apresuró a disculparse ella con la niña por cómo reaccionó sin intención—. Es sólo que… el nombre de la chica con quien mi… "novio"… me engaña… ah… casualmente también se llama…
—¡Lesly!
Entre las personas que se dirigían hacia los baños, el hermano de Lynn se sorprendió como la universitaria a su lado por encontrárselas a ambas. Su voz hizo reaccionar a la niña al reconocerlo.
—¿Lincoln?
Lynn sorprendida miró a su hermano, después a la niña boquiabierta.
—Lincoln… ¿esa es Lesly? Ella… ella es… ¿tu novia?
El chico no pudo salir correctamente del shock que le produjo volver a encontrarse con Lesly en ese momento, en ese lugar y contra todo pronóstico que hubiese podido imaginar… junto a Lynn. Amanda también muda por la impresión, confundida miró al muchacho no tardando en identificar a aquella chica castaña, que aunque de frente, tenía la sensación de haberla visto antes en cierta foto.
Esperando que las cosas no se agravaran más, Lincoln decidió sincerarse con su hermana, sin percatarse que Lola estaba acercándose y no iba sola.
—Lynn, no es eso. Sí, ella es Lesly, pero no es mi novia.
—Eso ya lo sabemos, Lincoln —Lola exclamó sorprendiendo a los presentes—. Tu novia es Stella.
Y para reafirmarlo, señaló a la susodicha aproximándose junto a Leni y Luna que llevaba de la mano a Lana. La sorpresa de Lincoln fue mayúscula como la de su compañera de escuela al ver a Lesly en la escena, pero también la de Amanda por lo que escuchó decir a aquella niña rubia que hasta perdió las ganas de ir al baño, entonces tomó por el hombro a Lincoln con su enojo renovado.
—¡Sabía que eres un maldito mentiroso infiel!
—¡Que no soy infiel, Amanda!
Luna se sorprendió al mirar con asombro a la universitaria.
—¿Infiel? ¿Esa chica acaso es tu novia, hermano? ¡¿Pero qué edad tiene?! ¡Es muy vieja!
—¡Sólo tengo veinte!
—¡Y él trece! ¡Eres muy vieja para él!
Lincoln saltó.
—¡Amanda no es mi novia!
—¿Y por qué te acusa de serle infiel si no lo es?
Amanda, no queriendo un problema mayor tras que unas personas que pasaban a los baños la miraran de forma extraña, trató de explicarse apresurada.
—¡Yo no soy su novia! ¡Ella lo es!
Señaló a Lesly que desorientada trataba de seguir las voces de quien estaban hablando, sorprendiéndose también que entre todas esas personas que parecían conocer a Lincoln también identificara la de Amanda.
—¿Amanda? Creí que estarías ocupada para venir y… ¿quién es la novia de Lincoln?
—¡Es ella! —Lana señaló a Stella—. Y al parecer Linc la está engañando con… ya me confundí, ¿es contigo o con esa chica mayor?
—¿A… Amanda?
Lesly parecía muy asustada. Lincoln aterrado saltó de nuevo.
—¡Ya les dije que Stella no es mi novia!
—Pero si ella nos dijo que lo era.
Indignada, Lesly habló esperando que la chica la escuchara.
—¡Stella! ¿Estás saliendo con Lincoln? ¿De verdad es eso cierto?
La mencionada dejó escapar un chillido cuando la nombró.
—¡No es cierto, Lesly! ¡Sólo estaba jugando con ellas! Te juro que si con alguien te está siendo infiel no es conmigo.
Lincoln la miró de mala manera. No es que su amiga lo estuviera ayudando tanto como quizás ella se imaginaba que lo hacía, aunque la muchacha no tardó en darse cuenta de ello. Las chicas la miraron con enojo por el engaño, mientras que Lynn molesta se plantó delante de Lincoln señalándole a Lesly.
—¡¿Es ella con quien me has estado engañando, apestoso?!
—¿Disculpa?
Rechinando los dientes para obligarse a cerrar la boca y sintiendo la desconcertada mirada de la mayoría, Lynn volvió a gritarle.
—¡Te pregunté si es con ella de quien me has estado contando tus mentiras, tonto!
La acusación retumbó en la mente de Lesly. ¿Qué quería decir esa chica? ¿Quién era apestoso? ¿Realmente acababa de acusar a… su novio… a Lincoln… de engañarla con… ella?
Leni que se había mantenido al margen, pero trató de seguir toda la discusión, exclamó:
—Ya me perdí. ¿Quién es la novia de Linky?
—Es… ¡ella! —respondió Lesly decepcionada al atar los cabos, señalando hacia donde para ella provenía la voz de Lynn, quien se había movido quedando en el rango Stella, que tarde se dio cuenta de a dónde esa niña estaba apuntando erróneamente—. Me lo contó en el baño.
Lincoln recordó aquel día cuando sus amigas se conocieron y juntas tuvieron un momento a solas en el baño de la cafetería. Miró con asombro a su amiga.
—¿Stella? ¡Le contaste qué cosa!
—¡No es cierto! —su piel acaramelada se tornó roja casi en su totalidad— ¡Yo no le dije eso!
Pero Amanda comprendiendo el error que Lesly cometió, señaló a Lynn exaltada reanudando su acusación hacia el chico.
—¡Entonces tenía razón! ¡Sí era con ella con quien la engañabas!
Lynn se sobresaltó. Lesly centró su atención en su amiga molesta.
—Amanda… ¿tu sabías que Lincoln salía con alguien? ¿Y no me lo dijiste?
La cuidadora resintió su expresión dándose cuenta de la equivocación que fue gritarle al chico en ese momento.
—Sí. ¡Digo! No. ¡Sólo lo sospechaba! Por eso no te conté nada hasta estar segura. ¡Y ahora lo estoy!
—¿Estás loca? —Luna exclamó—. ¡Lynn y Lincoln no son novios! ¡Son hermanos!
La confusión se vio reflejada tanto en Lesly como en Amanda.
—¿Es que todas ustedes se pusieron de acuerdo para cubrirlo? —Amanda exclamó—. ¡Fue lo mismo que Lincoln me dijo! A todo esto… ¿quiénes son ustedes?
Lana confundida y un poco asustada le respondió.
—Nosotras también somos las hermanas de Lincoln al igual que Lynn.
De pronto Lesly se sintió intimidada perdiendo la curiosidad que había sentido tiempo atrás por conocer a aquellas chicas.
—¿Hermanas? ¿Las diez hermanas de Lincoln?
—Bueno, no todas, pero si la mitad —Luna la miró con perplejidad—. ¿Y tú quién eres, chica?
Stella se apresuró a contestar por ella queriendo salirse ya del malentendido en el que se involucró.
—¡Es la verdadera novia de Lincoln!
—No me estás ayudando nada realmente, Stella. —Lincoln le gruñó.
Una intimidante mujer a pesar de no ser muy alta, con anteojos y el cabello recogido, se abrió paso al lado del sujeto que le había encargado a aquella jugadora de las ardillas a Lesly, reconociendo de entre todos a la universitaria.
—¿Amanda? ¿Qué haces aquí? ¿Qué está sucediendo? ¿Que Lesly es la novia de quién escuché?
—De Lincoln. —Le respondió en automático antes de llevarse las manos a la boca dándose cuenta del error que cometió.
Lesly que reconoció la voz de la señorita Hepburn, exclamó alarmada pensando en que podría regañarla severamente.
—¡No es cierto! Lincoln sólo es mi amigo. No es mi novio sino el de… una chica llamada Lynn.
Lynn se ruborizó nerviosa. Sus hermanas junto a Stella voltearon a mirarla confundida, a lo que ésta exclamó atropelladamente.
—¡Por supuesto que ese es otro malentendido, bobas! ¿Qué están pensando?
Lincoln no pudo evitar gritar.
—¡Lesly, ya te aclaré que Lynn es mi hermana!
Ante la severa mirada de la encargada de la casa hogar, el chico al igual que Amanda se calló intimidado por ella.
—¿Y usted quién es, jovencito?
—Su novio… ¡Ah! El novio de Lesly ¡Digo! Soy el amigo de Lesly, señora. Me… me llamo Lincoln, Lincoln Loud.
Uno de los niños que iba de la mano del señor Rooney, exclamó.
—¿Loud? ¿Como Lynn Loud? ¿La chica que expulsaron?
—¡Sólo por el primer tiempo! —y eso hizo que Lynn recordara algo—. ¡El juego!
Pero a pesar de todo se sintió insegura de qué es lo que debería de hacer en ese momento al mirar a su hermano, sus hermanas, aquellas personas y en especial a Lesly, sin imaginar que alguna vez llegaría el día en qué pondría un partido en segundo plano. No quería pensar en el regaño que le darían por no regresar a la cancha, pero su mayor preocupación era lo que le había dicho en el baño a aquella niña, ignorante de quién se trataba en realidad.
Inquisitiva, la señorita Hepburn miró a Lincoln.
—¿Y exactamente cómo es que conoces a Lesly?
Ambos niños involucrados tragaron saliva. Era difícil responder eso sin delatar a Amanda, quien a pesar de sus recientes fallos, había hecho lo posible para que a escondidas se mantuvieran ambos en contacto.
—Fue un domingo en el parque hace más de un mes, cuando los sacaron de paseo. Yo… tropecé con Lesly, incluso se lo conté a usted cuando creyó que me estaba peleando con ella.
La mujer que se preguntaba dónde lo había visto antes, pues estaba segura que no era la primera vez que lo hacía al no ser muy comunes los chicos con el cabello blanco como el de Lesly, de pronto lo recordó… pero sólo de esa única ocasión.
—¿Cómo es exactamente que has mantenido el contacto con Lesly desde entonces?
Justo era la pregunta que más temían ambos niños.
—Eso… fue mi culpa, señorita Hepburn.
Todo el grupo miró a Amanda, Lincoln y Lesly especialmente sorprendidos.
—¡¿Disculpa?!
—La… segunda vez nos encontramos por casualidad de nuevo en el parque a la semana siguiente después de eso —algunas de las chicas de pronto recordaron ciertos cambios de su hermano por aquél entonces que ahora cobraban sentido. ¿No fue por las fechas en que estuvo castigado? Lynn de golpe recordó cuando su hermano, una semana antes de su viaje, le pidió que lo cubriera en lo que iría a conseguir dinero para el curso en el que estaba… supuestamente—, el chico se portó muy amable con Lesly. Me pareció sinceramente interesado en ella como ella de él y… digamos que les ayudé a qué después de eso se comunicaran por teléfono o… volvieran a salir juntos.
Luna interrumpió dirigiéndose hacia Lincoln.
—Hermano, creo que recuerdo algo de eso. ¿No se supone que estuviste todo el día en tu habitación castigado una de esas veces?
Lynn enojada le respondió.
—Lo estuve cubriendo, Luna.
—¿Entonces también sabías lo de esa niña, hermana?
—¡No! —Miró molesta a Lincoln—. Él me mintió diciendo que estaría trabajando en la granja de Liam.
Nervioso, el chico abrió y cerró la boca un par de veces sin saber qué decir realmente. La mujer, junto a Amanda, parecían a punto de decirle algo, cuando otra parte de la familia Loud apareció. Se trataban de los padres de las chicas y Lincoln junto a Lily y Lisa.
—¿Qué hacen todos aquí? —Rita les preguntó a sus hijos en cuanto los vio y estos enmudecieron—. ¿No se suponía que irían al baño? Se están tardando mucho y el segundo tiempo está por comenzar, entonces no podremos ver a… ¿Junior?
No entendió que estaba haciendo ahí la hija a quien habían ido a ver jugar, cuando se suponía que debería estar en las bancas del campo.
—¡Mamá! —Lola llamó su atención— tratábamos de descubrir quién es la nueva novia secreta de Lincoln.
—¿La nueva? —Lesly se extrañó—. ¿Cuál fue la anterior?
—Ronnie Anne —le contestó Stella—. Pero ya no lo es. Eso sí te lo conté.
Lincoln se sobresaltó.
—¿Que hiciste qué?
La chica se encogió en su lugar. Confundido, el señor Loud se rascó la cabeza.
—Ya no entendí. ¿Lincoln tenía… tiene novia? ¿Quién dicen que es ahora la nueva?
Lesly sin pensar le respondió.
—Yo.
—¡Cómo! —Una vez más la señorita Hepburn levantó el tono.
—¡Que yo sólo soy la nueva amiga de Lincoln!
Las personas a su alrededor no podían evitar lanzarles miradas indiscretas ante el espectáculo que el grupo estaba dando, mismo que fue interrumpido cuando por los altavoces dieron el aviso a que el segundo tiempo del partido estaba por comenzar.
—Cre… ¡Creo que mejor me voy!
Más agradecida por cortar el momento que apurada por llegar a tiempo, Lynn se marchó corriendo de regreso al campo sin evitar mirar sobre su hombro a Lesly, notando su expresión confundida y asustada, así como la preocupación latente de su hermano.
—Chicas —se dirigió Rita a Luna y Leni—, lleven a las niñas de regreso a sus lugares. Luan y Lucy nos los están guardando. En un momento regresaremos con ustedes.
—¡Pero mamá! —Lola trató de protestar—. ¡Queremos…!
—¡Ya escucharon a su madre, niñas!
Rita agradeció la intervención de su esposo, pero al alejarse, las chicas no pudieron evitar mirar fijamente a Lesly, sorprendidas tanto por su cabello blanco, su modo de vestir… o el curioso hecho de que en todo momento había permanecido con los ojos cerrados. La señorita Hepburn miró a los niños que también estaban a su cargo, quienes confundidos habían seguido la extraña discusión, entonces se dirigió hacia el hombre que la acompañaba.
—Señor Rooney, lleve a los niños con el resto de los chicos, por favor. Seguro los asistentes del orfanato estarán preocupados por estarnos ausentando tanto. Si preguntan, dígales que todo está bien y que sólo me encontré con la voluntaria que me asiste.
Lesly fue tan sensata como su amigo para entender que la indicación la excluía a ella del mismo modo que a Lincoln con sus hermanas. Amanda agradecía que todavía su patrona se dirigiera a ella como su voluntaria, segura hace un minuto que la despediría. Stella de forma incómoda comenzó a mecerse en su lugar en espera, cuando Rita le habló.
—También puedes irte con las chicas, Stella.
—¡Ah…! yo… ¡Gracias señora Loud!
No sería sino hasta que regresará con ellas cuando comprendería que no le hizo ningún favor, dado el asalto de preguntas que las hermanas de su amigo le harían acerca de Lesly, así como sus reclamos por tratar de engañarlas. Todo ante el disgusto de Leni, pero en especial el de Lucy por haberse perdido de todo como Luan.
La gente comenzaba a despejarse. El segundo tiempo del partido estaba a punto de comenzar, pero los adultos dentro del grupo de personas que se habían reunido frente a los baños, no parecían tener prisa por regresar a sus asientos para continuar viendo el juego.
—¿Quién es usted? —Rita le preguntó a la mujer adulta de los anteojos que estaba hablando con su hijo—. ¿Nuestros hijos estaban ocasionándole algún problema?
—Algo así. Soy Andrea Hepburn. ¿Ustedes son los padres de este niño?
—Sí, soy Rita Loud y él es mi esposo. ¿Qué está sucediendo?
—Es lo que estoy tratando de averiguar —la señorita Hepburn con ojos centelleantes miró a Lincoln y a Lesly tras sus anteojos, así como también a su asistente voluntaria—. Muy bien, niños. Ahora quiero que nos den una explicación de todo lo que está pasando ahora, sobre todo entre ustedes dos.
Los señores Loud no pudieron menos que sentirse admirados por la autoridad que transmitía aquella mujer de duro semblante, con todo y que era media cabeza más baja que Rita, así como mucho más delgada, sin embargo, más que molestos, por su parte sintieron una inmensa curiosidad por la nueva amiguita de su hijo que les recordaba de cierta manera a Lucy, aunque mucho más tímida, siendo llamativo el modo en que mantenía cerrados sus ojos. Por el momento permitieron que fuese la mujer quien llevara el control.
Nerviosos, los dos jovencitos junto con Amanda continuaron hablando.
Amanda explicó tratando de ser lo más imparcial y objetiva posible el cómo se dio la amistad de los chicos, siendo interrumpida ocasionalmente por alguno de ellos para corregir o agregar algunos detalles. Lincoln también tuvo que explicar muchas de las mentiras que empleó para ocultar su amistad con Lesly ante el temor que sus hermanas y amigos enloquecieran al no entenderlo debidamente.
Mientras los escuchaba, la señorita Hepburn más que molesta parecía decepcionada y también preocupada, mirando con cierta lástima a Lesly, así como también a Lincoln, aunque con algo de disgusto.
Los señores Loud no estaban del todo seguros sobre qué pensar. Al inicio no habían entendido el por qué su hijo hizo un lío tan grande por el simple hecho de hacer una nueva amiga… al menos hasta que comprendieron que en realidad se trataba de una adolescente, huérfana, además de… invidente, lo que alarmó en particular a Rita.
El señor Loud estaba tan sorprendido como su esposa, mirando con cierta simpatía a aquella niña y pensando que Lincoln se veía adorable a su lado, tal cual caballero protegiendo a su doncella, provocándole mucho orgullo. Por otro lado, Rita adicionalmente se sentía intranquila como la señorita Hepburn, tal vez incluso mucho más inquieta.
—Y todo fue porque pensé que Lincoln le estaba mintiendo a Lesly que lo cité aquí —finalizaba Amanda—, sin saber que ustedes traerían a los niños también al juego, o que la chica con la que estaba saliendo… ¡digo! con… con la que se iba después del curso era una de sus hermanas. Eso es todo.
La mujer suspiró. Parecía contenerse a reaccionar de un modo mucho más volátil. Con calma miró a los padres del chico quienes como ella parecían también ignorantes de la amistad que esos dos habían hecho, o siquiera el que se conocieran.
—No me gusta que hicieran todo esto a mis espaldas, Amanda. Si algo le hubiera pasado a Lesly, tú también como yo hubieses tenido muchos problemas con el orfanato, unos muy delicados.
—Lo lamento, señorita Hepburn. De verdad estaba segura que a Lesly le haría bien tener un amigo como él.
La misma señorita Hepburn dudaba no sólo por la explicación, sino por el comportamiento de esos niños que todo lo que los uniera fuera una simple amistad, aunque era cierto que desde el mes pasado Lesly solía comportarse con mayor entusiasmo y ya no actuaba tan aletargada, siendo notable el cambio incluso en su salud. Tal vez en efecto el tener un amigo casi de su edad había operado un cambio positivo en ella, aunque no estaba del todo segura debido a ciertas acciones que cometió bajo la influencia de este.
—Nuestro hijo es un buen chico —de pronto el señor Loud intervino a favor de su hijo—. No nos gusta tanto como Lesly a usted que Lincoln no nos contara nada, pero no tiene malas intenciones y sé que hizo lo que hizo por protegerla. Así actúa también con sus hermanas siempre. Antepone el bienestar de ellas al suyo y creo que con su hija… ¡ah!… con su niña hizo lo mismo, señora.
—Señorita —lo corrigió, pero entendió su punto—. No estoy insinuando que su hijo sea mala persona, pero… sus acciones no me dan precisamente la confianza necesaria para dejar a Lesly sola con él únicamente. Si ambos quieren seguir siendo amigos y continuar viéndose, esta vez quiero estar al tanto por favor. Su hijo será su responsabilidad, pero Lesly es la mía junto con otros siete niños. No espero que comprendan eso.
—Además de Lincoln tenemos diez hijas también.
La mujer ya había escuchado eso momentos atrás, pero aun así el hecho le sorprendía bastante. Rita por su parte sentía pena por la niña, sin embargo, hubiera preferido que su esposo no dijera nada, al menos hasta hablar en privado con él.
—Amanda —llamó la señorita Hepburn su atención y esta tragó saliva nerviosa ante su sentencia—. Vuelve a hacer algo como esto y entonces sí tendré que reportarte con el orfanato y peor para ti, también con la universidad, así que quiero me prometas que esto no volverá a suceder, ¿está claro?
—Sí, señorita Hepburn. No volverá a ocurrir —a pesar del nerviosismo que mostraba, por dentro sintió que se sacaba un gran peso de encima—. De nuevo, lamento esto.
—Bien, laméntalo. No más excursiones privadas sin que me entere y sin mi autorización. Si tú y Lesly, o cualquier otro de los chicos quiere una, primero me lo consultas a mí y con tiempo, respetando mi decisión final. Lo mismo para ti, Lesly.
La niña se encogió en su sitio temerosa, hasta que sintió la mano de Lincoln buscando la suya, misma que apretó con fuerza, un gesto que no pasó desapercibido por nadie. Una vez más el señor Loud se sintió enternecido, igual que su esposa a pesar de esa parte que resentía bastante lo que veía. La señorita Hepburn negó con un gesto aquello. Era hora de darle su veredicto al chico y qué mejor que sus padres estuvieran presentes, así como Lesly, pensando por supuesto en lo que era lo mejor para ella.
—En cuanto a ti, jovencito. No volverás a salir con Lesly de nuevo así como así.
Lesly gimió y sintió que sus ojos se humedecieron. Apretó la mano de Lincoln con mayor fuerza, quien además de dolido, indignado no pudo contenerse de espetarle a la mujer sabiendo el riesgo que correría al hacerlo.
—¡Pero señora…! señorita, ¡eso no es justo! ¡Le juro que yo no…!
—¡Silencio! —La mujer fue tajante—. Ya he dicho. ¡No quiero que vuelvas a salir de esa manera con Lesly nunca más! —Las lágrimas de la niña no se hicieron esperar pensando que este podría ser el fin de su amistad con Lincoln.
El señor Loud se dirigió hacia a ella buscando apelar en favor de su hijo.
—Señorita Hepburn no, ¿no cree que está siendo muy severa con los chicos al llegar a tales extremos?
—Como le mencioné, señor Loud, es mi responsabilidad el cuidado de la niña como la de otros niños más jóvenes. Además, Lesly necesita adicionalmente de cuidados especiales debido a su condición, por lo que no puedo permitir que se junte con un chico al que por su falta de honestidad no me ha dado la confianza que me piden le tenga. ¿Acaso ustedes dejarían a tan siquiera una de sus hijas relacionarse con alguien que les mintió ocultando su relación con la misma?
A pesar de sentirse indignados por el concepto en que esa mujer tenía a su hijo, se miraron entre sí muy a su pesar entendiendo a lo que se refería. Aunque no le gustara, Rita como madre parecía comprender mejor que su esposo la postura de la mujer. Esta vez fue Amanda quien trató de debatir con ella.
—Pero señorita Hepburn, ya los escuchó también, algo que cometí el error de no hacer. El chico sí es bueno después de todo. Él se explicó finalmente. No quería que otras personas hicieran sentir incómoda a Lesly, pero parece que incluso ella ya convivió a bien con los amigos de él. Realmente ahora sí creo que es de fiar.
La mujer parecía verla con ira y Amanda retrocedió un paso.
—¿Así fue cómo pensaste cuando dejaste a Lesly a solas, sin tu vigilancia, con un adolescente al que tú también apenas acababas de conocer? Ese fue un muy grave error de criterio por el que doy gracias no pasó a mayores. Además, después tú misma dudaste de las verdaderas intenciones del chico, que por algo también fuiste parte del alboroto que ocurrió hace unos momentos.
La joven se quedó callada sintiéndose avergonzada. Era imposible rebatirle algo.
—Jamás haría nada que pudiera dañar a Lesly.
La mujer regresó su atención hacia Lincoln que continuaba tomando a Lesly de la mano y por el hombro contrario, quien lloraba y gemía quedamente a su lado. El chico tenía una mezcla de sentimientos, en parte avergonzado por sus acciones hasta ahora, así como frustración por lo que estaba ocasionando.
—Tal vez no intencionalmente, jovencito. Pero podrías hacerlo de un modo u otro, como cuando la hiciste dudar de tu integridad durante varias ocasiones.
—¡Todo eso ya se aclaró! La única que la está lastimando en este instante es usted, señora.
La mujer dio un paso hacia ellos enérgica.
—¡Señorita!
—Es lo mismo. ¿Acaso no se da cuenta de cómo está ella? ¡Lesly está llorando por su culpa! ¡Por su decisión!
El estado de la niña llamó la atención de los cuatro adultos presentes, con especial preocupación de la señorita Hepburn y de Amanda, que se acercó a ellos para tomar a Lesly rodeando con sus brazos su espalda separándola un poco de Lincoln, pero no del todo.
—¡Lesly! Tranquila. No te preocupes, todo tendrá una solución —con súplica miró a la mujer—. Señorita Hepburn… por favor.
Ella sólo tenía clavada otra vez la vista en el modo en que Lesly se aferraba a la mano del chico, quien a pesar de la intervención de Amanda se negaba a soltarla. El nerviosismo y el miedo en el muchacho por su causa era evidente, sin embargo, también notaba como procuraba no dejarse amedrentar por lo que le decía, aún si era consciente de la culpa que guardaba en ello. A la señorita Hepburn nunca le gustó la gente que la retara de tal modo, lo mejor que solían conseguir de ella en pocos casos era su respeto. También preocupada por el estado de la niña, se aproximó hacia ella haciendo que Amanda le diera espacio.
—Lesly…
Incluso antes de tratar de tomarla por el hombro, la jovencita se sobresaltó por escucharla tan cerca de ella, lo que provocó que la dejara. Mucho menos le gustó el miedo y dolor que le ocasionaba. ¿Tan fuerte había sido la influencia del tal Lincoln… como la de ella en él? Miró una vez más a los señores Loud. El hombre parecía querer agregar algo, pero su esposa lo tomó enérgicamente de la mano para detenerlo, lo que lo sorprendió, pero a pesar de captar el mensaje a medias, hizo caso y ya no dijo nada.
Las miradas de la señorita Hepburn y Rita se encontraron sintiendo que, a pesar de las diferencias, las razones por las que les preocupaba la amistad de esos dos eran casi las mismas, pero ni por ello podían simplemente negarse a los hechos frente a ellas; sin embargo, Rita confiaría en el criterio que esa mujer tuviera para proceder al final. Resuelta y estricta se volvió hacia los chicos.
—No voy a cambiar mi decisión. Ustedes dos no volverán a salir a solas de nuevo —habló con solemnidad y dureza, pero antes que Lincoln o cualquiera abriera la boca para interrumpirla, agregó—. Si quieres seguir en contacto con Lesly, jovencito, sólo será si llamas por teléfono únicamente después de las seis de la tarde, pero no por mucho tiempo. Si quieres verla, tendrás tú mismo qué visitarla a mi casa tras avisarme con un mínimo con dos días de anticipación para saber si estaré disponible a recibirte; si lo haces, tendrás que venir acompañado.
El atisbo de esperanza en ambos por continuar su amistad fue tan grande, que poco les importó que después de esto terminaran castigados si con ello habían conseguido finalmente la aprobación de la mujer. Feliz, Lesly abrazó a Amanda con efusividad, Lincoln eufórico sin pensarlo, hizo lo mismo rodeando entre sus brazos a la señorita Hepburn sin poder contenerse.
—¡Señorita Hepburn, gracias, gracias, gracias, gracias! ¡Le prometo que me portaré bien y…!
—Suéltame.
—¡Lo siento!
Lesly confundida por lo que escuchó, volteó hacia donde suponía su amigo se encontraba ahora.
—¿Qué le hiciste?
—La abracé.
—¡En serio! —Estaba verdaderamente sorprendida—. ¿Puedo abrazarla también?
Aunque visiblemente incómoda y con una expresión seca, por dentro la señorita Hepburn quería reírse. Vaya que ese muchacho después de todo sí tenía algo de descarado como Amanda imaginaba.
—Más tarde, Lesly. Eso sí. Ya sea para llamar o visitarte, Lincoln tendrá que hacerlo sólo si sus padres lo permiten.
Se dirigió hacia ellos con un semblante más afable y hasta avergonzado por lo sucedido. Rita intranquila no supo qué responder, así que su esposo una vez más se le adelantó tomando la palabra.
—Usted lo ha dicho. Mientras nos avise y usted esté enterada, por nosotros no hay ningún problema, ¿verdad, cielo?
Su esposa se sobresaltó un poco. Con dificultad forzó una sonrisa.
—Sí… supongo.
La señorita Hepburn sacó de su bolso una tarjeta que le entregó precisamente a ella. Rita leyó que decía "Andrea Hepburn, Pedagoga. Directora de la casa hogar 2B en Royal Woods. Afiliación del orfanato de Michiggan No. 17" Debajo estaba la dirección del lugar junto con el número telefónico. La zona estaba casi en el otro extremo del pueblo, no era una distancia muy larga, pero no era una por la que la familia pasara muy seguido, casi nunca. Quizás por ello ignoraban la existencia del lugar.
—Gracias… señorita Hepburn —Rita estrechó la mano de la mujer quien le devolvió el saludo asintiendo, acción que repetiría su esposo—. Supongo que más adelante nos pondremos de acuerdo en mejores condiciones.
—Encantada, señores Loud. Eso espero. Lamento que tuviéramos qué conocernos en estas circunstancias. Si me disculpan, ya es tarde y tengo que regresar a atender a mis niños. Con su permiso —se dirigió hacia los chicos—. Lesly, vámonos. Amanda, supongo que te veré el lunes.
Ella asintió confirmando su asistencia. Aunque Lincoln y Lesly querían seguir juntos un momento más, no se atrevían a tentar su suerte de nuevo, por lo que se abrazaron estrechamente para exasperación de la señorita Hepburn y enternecimiento de nuevo del señor Loud y Amanda.
—Mañana prometo llamarte en la tarde —Lincoln le dijo al oído—. En cuanto tenga la oportunidad iré a verte.
—Te esperaré, Lincoln. Gracias.
Temiendo que en efecto todo terminara ahí. El señor Loud carraspeó llamando la atención de Lincoln.
—Hijo, ahora que todo se calmó, ¿no podrías presentarnos como es debido a tu amiguita?
El chico avergonzado miró a su padre. Se preguntó cómo es que algo tan obvio se le había pasado por alto. Un tanto nervioso, sin soltar a Lesly la anunció.
—Lo siento, papá, mamá. Ella… ah…
—Mucho gusto —la pequeña se le adelantó con una sonrisa conteniendo su propia timidez—. Mi nombre es Lesly. Encantada de conocerlos.
El hombre asintió con un gesto, aunque tarde comprendió que ella no podía darse cuenta de esto.
—Mucho gusto, pequeña. Soy Lynn Loud, el padre de Lincoln. A mi lado está mi esposa Rita.
La niña hizo un gesto curioso al saber que el hombre se llamaba como una de sus hijas, ¿o es que era mejor dicho lo contrario?
—Sí. En… encantada de conocerte —Rita tan nerviosa como ella, le contestó—. Entonces… de Lincoln eres su…
—Ami…
—¡Novia! —exclamó Amanda buscando amenizar el momento.
Avergonzados, los chicos se volvieron hacia ella molestos exclamando a la par con la cara roja, produciendo que la chica sólo se riera al igual que el señor Loud.
—¡Amanda!
La señorita Hepburn negó con un gesto de desaprobación que pareció compartir con Rita. Ya no parecía necesario hacer que la asistente también se presentara con ellosl
Ambos chicos se separaron finalmente. Lincoln iba a regresar con sus padres, quienes le hicieron una seña para que los siguiera de regreso a sus lugares, cuando Lesly alcanzó a tomar su mano antes que se alejara mucho de ella.
—¡Espera! Lincoln… sobre… Lynn.
—¿Sí? ¿Qué pasa?
La niña parecía intranquila e incómoda. Soltó a su amigo con pesar.
—No. Nada. Espero que le vaya bien en el juego.
—Muchas gracias, Les. También lo espero.
Cuando se marcharon con sus respectivos cuidadores, Lesly suspiró frotándose el pecho sintiéndose bastante agitada por todo lo que sucedió. Habría muchas cosas dando vueltas por su mente al irse a dormir aquella noche. No es que a Lincoln le fuese mejor que a ella.
Una mano buscó la suya y pensó que se trataba de Amanda, hasta que fue a la señorita Hepburn a quien escuchó.
—¿Te sientes bien?
—Sí, señorita Hepburn. —Dejó de tocarse el pecho y buscó normalizar su respiración.
—No creas que pasaré por alto esto, niña. Hasta el próximo domingo nada de dulces, te confiscaré tu celular, pero para que no te sientas aburrida, tendrás dos horas adicionales de estudios. ¿Entendiste?
—¿Toda la semana? ¡Eso es mucho tiempo!
—Supongo que puedes cambiarlo por que restrinja tu contacto con ese niño dos semanas.
La niña abrió los ojos sorprendida. Alguien que pasó cerca de ahí la vio en ese preciso momento e hizo una mueca de desagrado, que cambió a una de miedo al ver la intimidante mirada de reproche que le dedicó la mujer que la acompañaba.
—¡No! Una semana sin dulces y música están bien.
—Eso me imaginé —suspiró la mujer sonriendo.
Mientras tanto en la caminata de regreso con los Loud había sido muy silenciosa. El niño ya no quería hablar más sobre lo sucedido y se podría decir que su madre compartía el sentimiento. Por otro lado, el señor Loud no pudo evitar comentar algo más.
—Tu amiguita es una niña muy linda, Lincoln.
—Ah… sí, papá. Lesly es muy linda.
—¿De verdad no es tu novia?
—¡No, papá! Sólo es mi amiga.
A su lado, Rita se preguntó si sería muy obvia al pellizcar a su esposo para que se callara, sin embargo, hasta ella sintió deseos de asegurarse.
—Hijo, ¿estás seguro que sólo es eso? ¿No es… algo más de ti?
Lincoln, que a pesar de todo el escándalo ocurrido, se sentía feliz de haber tenido entre sus brazos a Lesly una vez más, sentirla, escucharla y… verla, exclamó:
—Lesly es… la luz de mis ojos, mamá.
