Capítulo 12
Suspiro por amor de un corazón melancólico
La segunda mitad del partido estaba por empezar. Las chicas Loud junto con Stella regresaron en silencio y pensativas a sus asientos. Luego de presenciar aquel alboroto que habían ayudado a provocar, había algo de tensión en el ambiente.
—¿Chicas? ¿Sucedió algo? —les preguntó Luan mientras intentaba mantener tranquila a Lily, que ya estaba comenzando a aburrirse e impacientarse— ¿Algo las molestó en el camino?
—No puedo creer lo que ha pasado y lo que hizo Lincoln. —Respondió Luna.
—Es increíble. ¡Nos mintió a todas! —Le siguió Lola.
—¡Cómo pudo hacernos eso! —Exclamó Lana molesta.
Ante esto, Luan se preguntaba qué habría ocurrido para oírlas y verlas molestas de tal manera. ¿Y dónde estaban sus padres y Lincoln, por cierto?
—Chicas, tranquilas, intentemos disfrutar del partido. —Con un tono tranquilo, Leni intentaba calmar a las chicas.
—¿Es que no te molesta lo que nos hizo Leni? —Luna parecía más molesta al ver a su hermana tan tranquila— ¡Nos mintió!
—Lo sé, Luna. Pero Linc debió tener sus razones.
—No estamos hablando sólo de Lincoln, Leni —Lola con una mirada acusadora, se cruzó de brazos tras voltear a ver a la otra persona causante de su molestar— ¡Sino también de Stella!
Stella había llegado a su asiento un poco antes que el resto de las chicas que habían ido inicialmente al baño, aunque nerviosa. Tras ser nombrada por Lola, sólo pudo encogerse en su lugar con cierto temor.
—¿Qué fue lo que hizo? —pregunto Luan mientras volteaba a ver a la amiga de su hermano. Esto finalmente llamó la atención de Lucy que había tratado de ignorarlas ajena a sus pesares.
—¡Lo que dijo de que Lincoln y ella eran novios fue una gran mentira!
—¡Nos engañó todo este tiempo!
—¡Nos vio la cara!
La chica al sentir la mirada acusadora de las hermanas de Lincoln sobre ella, sonrió nerviosa.
—Ah… nunca les dije que salía con su hermano. Es más, no recuerdo que me lo hayan siquiera preguntado. De hecho… ¡se supone que vinimos a ver el partido de Lynn!
—¡No intentes cambiarnos el tema, larguirucha!
Lola se contuvo de seguir hablando cuando con firmeza una mano la sujeto por atrás de uno de sus hombros, lo que la hizo temer al imaginarse que se trataba de su madre, la cual ya había regresado junto con el resto, pero en realidad se trataba de Leni, quien lucía enfadada.
—¡Basta, Lola! —se volvió hacia el resto de sus hermanas—. Todas ustedes ya déjenla en paz. Stella es nuestra invitada y debemos tratarla como tal.
Había algo curioso cuando Leni se hacía escuchar al ejercer cierta autoridad que pocas veces exhibía sobre el resto, en especial cuando conseguía imponerse. Refunfuñando, Lola se calmó y a disgusto se puso a mirar el juego al lado de Lana, quien se contagió de su actitud. Aunque dudosa, Luna apoyó la actitud de su hermana mayor mostrándole ambos pulgares. Agradecida, Stella se le acercó.
—Gracias, Leni.
—Está bien, Stella. No es necesario que te hagan sentir todavía más mal de lo que seguro te sientes ahora que Linky rompió contigo para salir con esa otra niña.
Tanto Stella como las demás se palmearon la cara con frustración. A pesar de querer cortar el tema, Stella se armó de paciencia adicional para explicarle y hacerle entender que ella nunca tuvo nada con Lincoln. Lily, la pequeña niña de tres años miró a la muchacha confundida, pues algo de lo que había estado escuchando de la discusión consiguió entenderlo.
—Stella, ¿no eres de verdad la novia de Lincoln?
Tras hacerle finalmente entender a Leni sobre lo que realmente ocurría, con pesar y sintiéndose todavía un poco más avergonzada por el malentendido que inicio, le hizo una caricia en el pelo a la más pequeña de las Loud que lucía triste.
—Los siento, pequeña. No, no lo soy en realidad.
—¡Oh! Que mal. Me agradas.
—Y tú a mí. ¿Me perdonas por mentirte? Podemos ser amigas, aunque no sea algo de tu hermano.
La pequeña asintió.
—Bueno, pero puedes luego ser novia de Lincoln si quieres.
La niña realmente era encantadora. Leni al lado de las chicas suspiró. A diferencia del resto y como Lily, tampoco estaba verdaderamente molesta con Stella.
—Es una pena. Me habría encantado que de verdad fueras la novia de Linky. ¿Tú qué opinas, Luan?
La comediante no había dicho gran cosa desde que las chicas contaron lo sucedido y habría preferido mantenerse así. Ciertamente se encontraba decepcionada que no hubiese nada entre su hermano y su compañera de clases desde hace algunos años, pero había algo más con respecto a la nueva chica en la vida de este lo que la inquietaba y por lo que prefería abstenerse de hablar.
—Sí, algo.
Tomó a Lily para distraerla apartándola de Stella, lo que esta interpretó como su modo por expresar su molestia por haberla engañado. Había esperado tomando en cuenta sus antecedentes que por lo menos ella se tomara el asunto como una buena broma. Nunca pensó que el silencio de la comediante la incomodara.
—De verdad lo lamento, chicas. Ahora veo que no fue divertido haber jugado con ustedes así.
—No vamos a negarte que estamos un poco molestas, chica —Luna le aclaró—. Pero bueno, al menos sabemos que nuestro hermano no está del todo solo, "solo". Así que está bien, por ahora. Por otro lado, puedes sentirte afortunada que en estos momentos Lynn está ocupada ahí abajo descargándose de la tensión en el juego. Habría sido malo para ti que lo hubiera hecho de inmediato contigo.
Stella tragó saliva. Recordaba lo enfadada que se encontraba Lynn no sólo por su mentira, sino también por el enredo en el que se metió al punto que aquella chica castaña de los anteojos la había confundido como la otra novia de Lincoln, algo que ya se imaginaba debió de asquearla bastante y empeorar su de por sí mal humor, pero ni Lesly y las otras ya estaba presentes, solo las chicas y ella, por lo que asustada internamente rezó para que tras terminar el juego, la deportista estuviera más tranquila y no quisiera hacerle algún reclamo que terminara en algo físico y doloroso, aún peor a como dejó a la pobre chica por la que la expulsaron en el primer tiempo.
—Vamos campeón. Somos tus padres y puedes tenernos confianza —el señor Loud le insistía—. Cuéntanos, ¿ya hay algo entre esa chica y tú?
—Déjalo en paz, Lynn —Rita lo regañó—. Ya nos dijo que no. Lincoln aún es un niño como para que piense en esas cosas.
—¡Vamos! Tiene trece y esa chica, aunque pensé que era una niña, en realidad es una jovencita en toda "regla", ¿entiendes?
—¡Papá! —Lincoln exclamó malhumorado por el pésimo chiste que disgustó incluso a su madre, la cual sin miramientos le dio un codazo en el abdomen terminando por silenciarlo—. Gracias mamá. Aunque papá tiene razón. No en la parte que Lesly y yo seamos algo, sino en que ya no somos ningunos niños y podemos… interesarnos en estas cosas más adelante… tal vez.
Rita pareció preocupada al respecto.
—Seguiré pensando que es demasiado pronto para que pienses en esa clase de cosas. Además, esa niña es… bueno… ¿Por qué te interesa tanto? No digo que no sea bonita o buena persona, pero… debes de comprender que siempre debe de haber algo más que eso cuando quieres estar con alguien.
—Lo sé bastante bien, mamá. ¿Qué puedo decirte? Sí, es cierto que Lesly es la niña más bonita que haya visto, o que tiene la sonrisa más encantadora, o que su corazón me parece puro, pero tiene buenos gustos, es divertida y amable. Cuando estamos juntos me hace pensar en cosas y darme cuenta de otras que antes no había prestado atención, pero ella siempre logra hacerme percibir el mundo y la vida de otras maneras que nunca antes me había interesado o no me había dado cuenta que podía haber —con una sonrisa de oreja a oreja se había perdido en sus cavilaciones, cuando la mirada enternecida de su padre por escucharlo, a la vez que jadeaba por un poco más de aire, le hicieron darse cuenta que tal vez abrió la boca da más—, a… cosas así. ¡Por favor, no le digan nada de esto a mis hermanas!
Su semblante cambió a uno seriamente preocupado ante la posible reacción que tendrían de saber cómo se expresaba de Lesly. El señor Loud le mostró su pulgar arriba con complicidad.
—Descuida, campeón. Te guardaremos el secreto con ellas de que te enamoraste de tu "amiga".
—¡Papá!
Rita a pesar que sintió deseos de volverle a pegar a su marido, no lo hizo. Tenía muchas cosas en la mente al respecto y a diferencia de su esposo, se sentía realmente intranquila.
Al final del juego, las Ardillas de Royal Woods ganarían apenas por un gol de diferencia. Para las chicas del equipo local fue un juego que se volvió todavía más complicado sin su capitana. Sus adversarias de Hazeltucky habían aprovechado cada momento de apertura para atacar. Aquella situación molestó de sobremanera a Lynn, situación que sus compañeras ya se esperaban, ignorantes que en realidad raramente su atención se centraba en el juego, ocasionalmente distrayéndose al dirigir su mirada hacia el público, algunos que notaron esto se imaginaron que quizás buscaba a su familia, cuando en realidad miraba a los niños huérfanos por los que el evento se había llevado a cabo. El cabello de Lesly tan blanquecino como su piel fue inconfundible para la jugadora estrella del equipo una vez que la ubicó.
—¿Cuál es el punto de que viniera? —Murmuró para sí misma— ¡Si no puede ver un demonio!
Una de las chicas de su equipo se volvió hacia ella.
—¿Dijiste algo, Lynn?
—No. Nada.
Tan pronto como Lynn había tenido aquella idea con ira contenida, se sintió culpable, consciente que había sido algo terrible incluso para ella siquiera de pensar.
En la familia Loud mientras tanto, el interés en el rendimiento de Lynn se había perdido desde que el segundo tiempo comenzó. De no ser por los padres que constantemente obligaron a sus hijas a callarse y prestar atención, estas se hubieran pasado lo que restó del evento acribillando de preguntas a su hermano acerca de la chica albina de los baños, que al mostrarse hermético al respecto, se habían ido contra Stella de nuevo, la cual se arrepentía de haber jugado con las suposiciones de las chicas. Sólo los padres consiguieron terminar por apaciguar lo más posible el ambiente, pese a los enormes deseos que tenían al igual que sus hijas de continuar sometiendo a Lincoln a un detallado interrogatorio.
Tanto el peliblanco como su amiga permanecieron incómodos todo el tiempo, aunque con el consuelo para Lincoln que a partir de ahora, aunque de cierta limitada manera, ya tendría más libertad de comunicarse con Lesly, así como para Stella, que tan pronto el juego terminara la llevarían a su casa, por lo que ya no tendría que enfrentarse a las hermanas de Lincoln. Ya serían entonces problema únicamente de él.
Desde las bancas, Lesly Igualmente sentía un peso menos de encima ahora que la señorita Hepburn estaba enterada de la existencia de Lincoln y le había dado permiso de mantener contacto con él, su ventaja era que no podía notar la dura mirada que le estaba dedicando, alternándola también hacia Amanda, quien se encontraba sencillamente intranquila. Sería en la casa hogar donde hablaría con la niña con respecto al tema.
Al término del partido, las chicas se felicitaron entre sí animadas en los vestidores. Para Lynn la victoria le había resultado bastante amarga.
—¡Anímate, Lynn! —Margo le decía al cansarse de su expresión de pocos amigos—. Entiendo que lo veas como un fracaso por la expulsión que te dieron en el primer tiempo, pero escuché al entrenador hablar con los patrocinadores acerca de que el evento fue un éxito, por lo que lograron recaudar más de lo que esperaban para ese orfanato de Michigan. ¿No es eso bueno y lo más importante además de ganar? ¿Qué los niños sin familias consigan más recursos?
La culpa asentó más que la molestia en el estado de ánimo de la chica. De pronto el panorama en el que se concentraba adquirió otro matiz. La niña con la que su hermano aparentemente estaba saliendo era ciega y huérfana. ¿Cómo podía atreverse a molestarse con una persona tan opuesta a ella y con tantas desventajas sin sentirse como un monstruo?
—Sí, claro. Tienes razón. Todo sea por los… huérfanos.
Se metió a las duchas esperando qué un regaderazo de agua fría le permitirá tener una mejor perspectiva en la cual concentrarse.
Todo habría sido más fácil para ella si se tratara de Stella o de cualquier otra chica de la secundaria… incluso, aunque odiara admitirlo, preferiría que se tratara de Ronnie Anne. Se había imaginado a sí misma enfrentando a aquella chica que buscaba a su hermano para medirse con ella. Era obvio que no le costaría trabajo acabar con Lesly en cualquier clase de competencia, una verdad que se le antojaba bastante incorrecta.
Al salir se apresuró a vestirse, su familia la estaba esperando seguramente. De pronto sospecho que quizá no sería ella, sino Lincoln, por obvias razones, el que en aquellos momentos sería el centro de atención. La idea le molestó, sin embargo, al menos esperaba que de esa manera nadie notara su intranquilidad.
—Pero, ¿quién es Lesly exactamente, hermano? —Luna le preguntó a Lincoln.
—¿De verdad es tu novia, Linky? —Leni la interrumpió contagiándose del entusiasmo de las chicas—. ¿Pero por qué tenía los ojos cerrados?
Lisa bufó.
—Aún sin haber tenido la oportunidad de haberla visto, es evidente que sufre de ceguera… ¿Pero es bonita?
—¡Muy hermosa! —Lola exclamó—. Aunque algo andrajosa en su modo de vestir.
—¡Lola! —Su gemela la regañó—. Eso no está bien. Tal vez porque no tiene papás es que no tiene a nadie que le compre ropa como la tuya. Además, a mí me gustó su estilo. Aunque unos pantalones no le vendrían mal.
—No está bien que critiquen de esa manera a las personas, chicas —su padre les llamó la atención—. Me parece que las personas que viven en orfanatos están un tanto limitadas en recursos.
—¿Más que nosotros? —Lana le preguntó.
—Por supuesto… eso creo. De todas maneras, las personas que trabajan ahí tienen un sueldo y tienen que encargarse de más niños, así que sí, están limitados. Por eso hacen eventos de este tipo para ayudarlos, incluso hice mi donativo cuando les compré unas salchichas a todos.
—¡Salchicha! —Alegremente exclamó Lily.
Lincoln cansado por todos los comentarios alrededor de su amiga, hubiera preferido que permanecieran en silencio, no como Stella quien a veces recibía su dosis de preguntas acerca si de verdad ya conocía a aquella niña, sin saber muchas veces cómo responderles tratando de evitar meter en más problemas a Lincoln, sino como Lucy y Luan. En realidad, la primera parecía un tanto enfadada, mientras que la comediante estaba extrañamente intranquila.
—¡Luan! —Lola la llamó—. ¿No escuchaste nada de lo que hemos estado hablando? ¡Descubrimos de quién se trata la novia de Linki!
Luan no reaccionó. Permanecía con una mano cubriendo su boca aparentemente pensativa. Quien sí reaccionó fue Lincoln.
—¡Ya les dije que Lesly no es mi novia! Mamá, papá, ¿no pueden decirles algo?
—Ya escucharon a su hermano, chicas —la madre las regañó—. Esa niña no es su novia. Sólo se trata de una conocida. Ya déjenlo en paz. El partido terminó ya y tenemos que esperar a Junior para marcharnos.
Y como si hubiese sido invocada, Lynn no tardó en hacerse presente en las gradas evidenciando su mal humor, al que no ayudó mucho Lola al exclamar.
—¡Hasta que al fin llegaste! Ahora que estás aquí podremos seguir hablando de la nueva novia de Lincoln.
—¿Nueva novia? —se volvió hacia su hermano—. ¿Que no dijiste que sólo se trataba de una amiga?
El chico olvidó que estaba molesto con Lynn gracias a la ayuda que le brindó.
—¡Exacto! ¡Es lo que he estado tratando de decirles y…!
Al elevar la voz, también lo había hecho su mirada, por lo que alcanzó a ver cómo los niños del orfanato se levantaban de sus asientos junto con los de la casa hogar al lado de la señorita Hepburn, entre ellos distinguiendo a Lesly. Ansioso, el chico miró a sus padres quiénes sin dificultad comprendieron sus intenciones. Con cierto cansancio, Rita estaba por apresurarlo a salir del estadio, pero una vez más su esposo se le adelantó.
—Sólo cinco minutos, campeón. Te esperaremos en Vanzilla.
—¡Gracias, papá!
Lincoln se apresuró a tratar de alcanzar a su amiga. La señorita Hepburn lo notó y al mirar hacia los padres del chico, el señor Loud la saludó con la mano, lo que irritó un poco a la mujer que esperaba por su parte un mejor control sobre su hijo adolescente.
—¡Hola!
Tan pronto lo escuchó, Lesly se dio la vuelta con una sonrisa más amplia.
—¿Lincoln? ¿Eres tú de nuevo?
—¡Sí! Yo… ya me tengo que ir a casa. Solo quería pasar a despedirme de ti.
Algunos de los chicos del orfanato que mientras caminaban alcanzaron escucharlos, se rieron e hicieron sonidos burlones. Quienes vivían con la señorita Hepburn en la casa hogar quedaron sorprendidos porque aquel muchacho conociera a Lesly. Las niñas extrañamente con los ojos muy abiertos parecían en realidad entusiasmadas, aunque eso no las exentó de unirse a la cuadrilla de murmullos y chistes de enamorados.
—Lesly, que se nos hace tarde —una sonriente chica mencionó fingiendo fastidio—. Besa a tu novio para que ya podamos irnos.
El rostro de la niña se encendió. Pronto Lincoln comprendió que quizá no había sido una muy buena idea ir a saludarla delante de todos.
—¡Sólo es mi amigo, bobos! —bajó la voz con la esperanza de que únicamente Lincoln la escuchara—. Lo lamento. Espero que no te enojes porque se estén burlando de ti también.
Lincoln volteó a ver a su familia marchándose, pero con la mitad dirigiéndole miradas emocionadas al verlo junto a Lelsy.
—Sí… creo que puedo entender el sentimiento. Perdón si te metí en líos.
Ya sea porque no tenía conciencia de lo que hacía, o no pensara en lo que le dijeran después hasta que eso sucediera, la niña abrió los brazos tratando torpemente de darle un abrazo. Lincoln se acercó y corrigiéndola la rodeó con sus brazos. Las burlas se incrementaron, pero se preocuparían por eso más tarde, por el momento disfrutaron la sensación de estar el uno junto al otro.
—Esperaré tu llamada. —Le susurró pegando su mejilla contra la suya, un gesto que emocionó bastante a su amigo, así como le molestó a la señorita Hepburn.
—¡Ya es suficiente, Lesly! Tenemos que irnos ya. El señor Rooney no va a estarnos esperando toda la vida.
Risas y exclamaciones de decepción surgieron de algunos de los chicos por interrumpir el momento entre esos dos. La mujer tomó a la niña por la mano y estaba por marcharse ya alejándola de él, cuándo se dio la vuelta hacia el muchacho al momento en que esté la llamó.
—Señorita Hepburn… ¡Ah! Lamento los problemas que le ocasioné y… muchas gracias por todo.
Ella no se sintió segura sobre qué responderle. Asintió con un gesto correspondiendo su cortesía. Habría preferido algún improperio que ameritara llamarle la atención. Tal vez aquel chico era un impertinente, pero agradecía que se tratara de mi impertinente educado. Le concedería algunos puntos por eso.
Ya en vanzilla durante el camino de regreso y sin que los padres pudieran impedirlo, una vez más Lincoln fue asediado de preguntas por la mayor parte de su familia.
—Pero, ¿dónde y cómo la conociste? —Finalmente Luan se animó a preguntarle algo.
—¿Qué edad tiene? —El señor Loud continuó— ¿También va a la escuela contigo?
—¿Te gusta? —Fue el turno de Luna.
—¿Desde cuándo se volvieron novios?
Ante esta última pregunta, Lincoln y las chicas vieron de mala manera y con cierta exasperación a Stella, quien se rió avergonzada con él.
—Sólo quería encajar con las chicas.
Lincoln suspiró.
—Miren, sé que tienen muchas preguntas acerca de Lesly y puedo entender porque están enojadas por no haberles contado de ella, pero fue precisamente para evitar que comenzaran a molestarme.
Luna miró a Leni quien asintió presintiendo esto. La castaña se calmó un poco y se excusó con su hermano.
—Sí, hermano. Perdón por eso, pero no puedes culparnos por ser tan curiosas, especialmente después de que te estuvieses haciendo el misterioso todo el tiempo. ¿Es que no nos dirás nada acerca de ella? No es algo común conocer a una chica como ella todos los días.
Lincoln le concedió eso. Terminó por rendirse a lo que era inevitable.
—Supongo que es cierto. Bueno, si van a estar preguntándome acerca de Lesly, háganlo una a la vez. Lily, empieza tu primero.
Supuso que su hermana más pequeña no haría ninguna pregunta comprometedora. La pequeña se llevó una mano al mentón pensando en una palabra que escuchó utilizaron al describir a Lesly y que no había entendido.
—¿Qué es huefana?
Las chicas enmudecieron junto con sus padres, incluso el mismo Lincoln que tardó en responder.
—Se dice "huérfana" y significa que no tiene papá y tampoco una mamá, Lily.
—¿Por qué? —parecía intrigada e incrédula, como si pensara que algo así fuera imposible de ser—. ¿Qué les pasó?
Interesadas también en ello, las chicas vieron a su hermano del mismo modo en que Stella, también su madre y su padre a través del espejo retrovisor. Lynn y Lucy que habían estado inusualmente calladas de pronto le prestaron atención. Incómodo, Lincoln les explicó hasta donde pudo.
—No lo sé. No es que no se me haya ocurrido pensar en ello desde que la conozco, sólo… sentí que era un tema que quizá la haría sentir incómoda de preguntarle. Sencillamente no los tiene y creció en el orfanato antes de mudarse con la señorita Hepburn, aquella mujer de los anteojos, hace tiempo.
—¿Ella es entonces algo así como su mamá ahora?
La pregunta de Leni incluso a sus hermanas les parecía difícil de responder. Las que la habían visto ciertamente podrían dar fe que más que como una profesora que ejerce presión sobre un alumno, actuó sobre la niña como una madre sobreprotectora.
—Supongo que… algo así, pero, no. No lo sé en realidad. Ella se dedica a cuidar a niños sin hogar llevándoselos a vivir con ellos. Es algo complicado.
Lily pareció intentar de entender eso. Como si estuvieran en clases, Lisa alzó la mano y Lincoln le cedió la oportunidad de hacer la siguiente pregunta.
—¿Cómo es que perdió la vista?
—Nació así.
—¿A qué se debió?
—¡Cielos, Lisa! No lo sé. No le he pedido su historial clínico.
—¿Si se lo pidieras crees que te lo daría?
Con interés, Rita de nuevo miró por el espejillo a su hijo, quien tras mostrarse pensativo unos instantes, negó con un gesto.
—No creo que la señorita Hepburn me lo diera, aún si de verdad me importara pedírselo.
Tarde, Lincoln se daba cuenta que contrario a lo que esperaba, en realidad las preguntas que las más jóvenes le estaban haciendo, parecían ser las más complicadas de responder.
—Vamos, Lisa —Lola le llamó la atención—. Déjate de tecnicismos y preguntémosle cosas de verdad importantes. Como por ejemplo, ¿qué es en lo que Lincoln se fijó en ella?
Parecía entusiasta de seguir averiguando más acerca de la chica. Lynn bufó molesta.
—En realidad —Lisa prosiguió— teorizaba si acaso ese no habrá sido el principal interés de nuestro hermano sobre la joven con discapacidad visual, es decir, la discapacidad en sí misma.
El grupo completo miró a la pequeña con precario interés, el mismo Lincoln no terminó de entender lo que su hermana acababa de insinuar.
—¿A qué te refieres, niña? —Stella le preguntó.
Lisa contestó dirigiéndose hacia su hermano.
—Teniendo un desarrollado instinto protector o complejo de guardián, ya sea fraternal o social cómo has mostrado a lo largo de tu existencia con nosotras tus unidades fraternales, o con los individuos de tu círculo social cómo Clyde y tu amiga aquí presente, pensaba que tal vez lo que hiciste fue extenderlo hacia aquella persona al verla en la necesidad de tener un acompañante y guardián, desarrollando en el proceso otra clase de sentimientos.
Lincoln recordó cuando Lesly de una forma más sencilla le había preguntado algo semejante a la acusación de su hermana, si acaso estaba con ella sólo porque la veía desvalida, o por qué verdaderamente tenía un auténtico interés en ella más allá de su discapacidad. Tanto Stella como sus hermanas de pronto parecían considerar la posibilidad, lo que molestó al chico.
—¡Oigan, no se trata de eso! ¡No es así como lo dices, Lisa! El que no pueda ver fue lo último que noté. Fueron muchas cosas las que me llamaron la atención, cómo el color de su cabello, el de su piel, su tono de voz, su risa, su gusto por la música, los libros, las películas, el modo en qué… —se dio cuenta que la mayoría de sus hermanas y su amiga habían perdido la seriedad para exclamar pequeñas risitas emocionadas ante lo que parecía ser la sincera confesión de sus sentimientos hacia aquella niña—. ¡Ah! Me… me refiero en sí a que me dio mucha curiosidad la manera en que percibe todo eso y el mundo en general.
Lisa suspiró.
—Básicamente acabas de simplificar mi hipótesis, además de confirmar la misma junto con tu enamoramiento adolescente.
—¡Ya te dije que no tengo ningún enamoramiento adolescente por nadie! A esto me refiero a por qué no les hablé de ella. Se ponen pesadas cuando tengo una nueva amiga mujer.
Stella reflexionó cuando comenzó su amistad con Lincoln y se preguntó si las chicas habrían reaccionado de la misma manera con ella sin que se enterara. Tal parecía que a eso se refería su amigo cuando le advirtió sobre las sospechas de sus hermanas al respecto con ella. Rita, aunque regresó la vista al frente, trató de salir en defensa de las chicas al hablarle a su hijo.
—No debes de enojarte con tus hermanas, Lincoln. Debes entender que sólo están como tu padre y yo… pues… emocionadas y… curiosas por saber que tienes una amiguita… "especial".
—¡Pero mamá! Lesly no es ninguna amiguita "especial". No hay nada entre ella y yo para que la llames así.
—Por "especial" me refería a su condición, hijo.
Algunas chicas asintieron a esto, las que no, de pronto tomaban esto más en cuenta que antes. Lincoln reflexionó al respecto. Ciertamente podía entender muy buen el interés en el tema como él mismo lo tuvo y seguía teniendo cuando estaba junto a Lesly. Lamentaba que como con sus amigos, no hubiera propiciado las mejores circunstancias para que su familia la conociera.
—Lamento el no contarles de ella desde el principio. Tal vez todo hubiera sido muy diferente a lo que sucedió hoy, que creo sólo Lynn fue la única que pudo conocerla un poco mejor, o eso creo, ¿no?
Se giró hacia el asiento de atrás, donde Lynn con mal humor esquivó su mirada para ver por la ventana.
—¡Es cierto! —Lola exclamó—. Lynn ya estaba con ustedes y esa mujer del suéter y los anteojos cuando llegamos nosotras.
Lana al lado de Lynn, se recargó contra su pierna emocionada.
—Cuéntanos tú, Lynn. Pudiste conocerla primero. ¿Hablaste con ella? ¿Cómo es?
Nerviosa, Lynn apenas y les dedicó un vistazo rápido antes de regresarle la mirada a Lincoln. El muchacho se imaginó que estaba enojada porque en especial le mintiera a ella, cuando en repetidas veces quiso sacar el tema y él siempre se mantuvo en negación. No se imaginaba lo herida que debía sentirse por haberla engañado y mentido, aun cuando le diera motivos para hacerlo por su actitud. Suspirando molesta y con un breve sonrojo, respondió cortante las preguntas de su hermana para continuar mirando por la ventana.
—Sólo la ayude a ir al baño. Eso es todo. No le puse atención porque no sabía que era la conocida de Lincoln. Tenía cosas más importantes en qué pensar.
El señor Loud asintió comprensivo. Entendió que su hija estaba molesta porque ese día que debió de tener el protagonismo por el evento en el que participó, se lo estaba llevando Lincoln y su nueva amiga. Lo mejor sería dejar por la paz el tema para concentrarse en ella.
—Cielo, lamento que te expulsaran en el primer tiempo, pero míralo de esta manera. A pesar de todo pudieron ganar. Verás que a la otra las cosas saldrán mucho mejor. ¿No lo crees? ¿Qué fue esa maniobra que usaste para esquivar a esas tres chicas que trataron de cercarte ya al final?
—Ya déjalo, papá —le pidió sintiéndose más molesta—. Gracias, pero deja de preocuparte por mí. No pasa nada si quieren seguir hablando de Lincoln y de su amiguita.
Decir que estaba enfadada les parecía poco, incluso Lana la dejó en paz con cierto temor.
Entonces vanzilla se detuvo y Stella se apresuró a bajar del vehículo no sin antes despedirse de la familia.
—Muchas gracias por llevarme al juego, señores Loud. Gracias por todo, chicas… lamento todo, y… ah… nos vemos mañana en la escuela, Lincoln.
El muchacho le hizo un asentimiento con la cabeza y de forma presurosa su amiga entró a su casa.
De regreso en el camino y quizá por presión de los padres, prefirieron no tocar el tema de Lesly… por el momento delante de ellos, tratando de animar a Lynn a sabiendas que, si seguía en ese estado, después podría intentar desquitarse con ellas de algún modo. La deportista sin sentirse realmente bien, dio vagas respuestas a las preguntas de las chicas acerca del juego o lo que ahora tenía programado para más adelante.
Lincoln suspiró sabiendo que más tarde le correspondería hablar con Lynn en privado, era algo que sentía se lo debía, pero no sólo a ella. Lucy había permanecido enfurruñada y en silencio dándole breves vistazos molesta.
Cuando llegaron a casa, cada una de las chicas se distribuyó para seguir haciendo sus cosas, ocasionalmente dejándole a Lincoln algún comentario con respecto a Lesly, al igual que su padre. Pocas como Lynn, Lily, Lisa, su madre o Lucy parecía haberse olvidado del tema, o sencillamente evitaban el mismo.
Lucy quería dirigirse rápidamente a su habitación, pero Lynn la pasó de lado siendo más rápida. Una vez arriba cerró con fuerza la puerta del cuarto, por lo que Lucy dudosa, suspiró frente a la entrada decidiéndose ir entonces al ático. Lincoln alcanzó a verla subir por las escaleras de la trampilla, consiguiendo detenerla cuando la niña iba a alzarla para seguirla.
Una vez arriba, Lucy se las había arreglado para desaparecer del rango de visión de su hermano, quien miró a su alrededor hasta ponerse a buscarla adentrándose más al fondo, a las zonas más oscuras del lugar donde la luz apenas conseguía llegar. Sintió que tropezó con algunas cajas, por lo que sacó su celular y encendió la aplicación de la linterna.
—¿Qué es lo que buscas, hermano?
Lincoln retrocedió, pues lo primero que su celular iluminó, fue el rostro de Lucy frente a él. Tras recuperarse y tocar su pecho sintiendo a su sobresaltado corazón por la impresión, el muchacho la tomó por el hombro comprensivo.
—¿Estás molesta al igual que Lynn? ¿Es… por Lesly?
—*Suspiro*. No como Lynn y no estoy molesta con ella, sino contigo.
—¿Y yo qué hice?
—Me prometiste que sería yo la primera persona a quien la presentarías, pero Lynn como de costumbre se me adelantó, para colmo también lo hicieron la mitad de las chicas mientras tuve que permanecer con Lisa guardándoles el asiento únicamente para que después me restregaran en la cara cómo ya la conocieron.
El muchacho suspiró.
—No es que lo hiciera a propósito. Ellas tropezaron con ella por accidente y después lo mismo sucedió con mamá y papá.
Lucy lo sabía, pero eso no la hacía sentir mejor.
—*Suspiro*. No quita que sienta que una vez más se olvidaron… te olvidaste de mí.
—No digas eso —la tomó ahora por ambos hombros apretándolos suave y cariñosamente—. ¿Después de lo que tú y yo tuvimos tiempo atrás? Siempre te tengo presente, Lucy.
La pequeña se sonrojó al comprender a qué se refería.
—Fue una etapa de mi vida muy extraña. Por favor, no vuelvas a mencionarlo. Entonces sólo era una niña.
—Lamento que te lo señale, pero… sigues siéndolo. Además, si me hubiera olvidado de ti, no estaría aquí buscándote para que me acompañes cuando vaya a verla a la casa hogar.
La niña se mostró impresionada como pocas veces lo hacía.
—¿Qué dijiste?
—La señorita Hepburn me dio permiso de visitar a Lesly, supongo que no mañana, pero tal vez el próximo fin de semana. La única condición que me puso es que debía de ir acompañado y… podrías ser tú quien fuera conmigo.
Le dedicó una sonrisa que conmovió a la niña. La oferta era bastante buena. Lincoln esperaba que con eso Lucy lo perdonara, además que sentía se lo merecía dada la ayuda que le brindó al ser discreta con respecto a Lesly durante el tiempo en que salió con ella hasta ahora, aunque a su hermana le costaba verlo de aquella manera.
—¿Realmente quieres que sea yo quien te acompañe? ¿No lo dices porque sabes soy la única que no haría tanto escándalo al respecto a diferencia de nuestras hermanas que incluso podrían ponerte en vergüenza?
—Eso mismo supongo que podría decir también de algunas de las chicas, pero si no quieres, supongo que pudo pedirle a…
—¡Si quiero! —Lo tomó de las manos, cuando al darse cuenta de su reacción, se calmó—. Es decir… si con eso puedo ayudarte a que puedas ir a verla en su entorno, podría acompañarte.
Para Lincoln la reacción de su hermana fue encantadora. Realmente apreciaba esos pequeños momentos en ella que raramente mostraba. Un riesgoso pensamiento le cruzó la mente aprovechando la cercanía que tenían en ese instante.
Suavemente con su mano levantó el rostro de Lucy tomándola por el mentón, entonces le hizo una caricia en el cabello a la sorprendida chiquilla, la cuál de un manotazo asustada lo apartó de ella cuando le corrió deliberadamente el cabello de sus ojos alejándose de él. Temiendo haberla hecho enfadar, Lincoln se apenó por su acción.
—Lo lamento.
—No importa. Perdón por reaccionar así, pero ya sabes que no me gusta que vean mis ojos.
—Lo sé, solo que… había olvidado cómo eran.
—Espero que hayas recordado entonces por qué no dejo que los vea nadie. Son horribles.
—Son hermosos.
La sorprendida niña le dio la espalda para evitar que la notara avergonzada, lo que hizo titubear a Lincoln.
—Entonces, Lucy… ¿estamos bien?
Lucy se mantuvo inmóvil unos instantes, se talló los ojos y entonces se dio la vuelta para darle un muy breve abrazo apartándose casi de inmediato de él antes que se lo correspondiera.
—Estamos bien, hermano. Si no te importa me quedaré un poco más aquí disfrutando de la soledad que la oscuridad me ofrece… al menos hasta que Lynn esté de mejor humor.
—Sí… de hecho tengo que ir a hablar con ella también. Nos vemos, Luz.
Enseguida se marchó. Lucy lo observó hasta que desapareció tras bajar por la escalera. Entonces suspiró reflexiva tumbándose en el suelo mirando al techo.
—Espero que no termines ahogándote en la "cascada", hermano. Son peligrosas cuando te dejas caer en una, en especial la que por ahora está desbordándose con dolor y furia. Solo esperemos que su corriente nunca vuelva a cruzar el "jardín sagrado" tan peligrosamente de nuevo. *Suspiro*. El futuro es realmente incierto. Sólo el tiempo determinaría si sus aguas podrían vitalizar el hermoso paisaje, o por el contrario lo destruirían de arremeter contra él. La moneda está en el aire.
Lynn estaba en su cama con la cara apoyada contra su almohada. Escuchó que tocaron la puerta, pero la ignoró al inicio, no fue sino hasta que se hizo más insistente que contestó.
—¡Ya entra de una vez, Lucy! No está cerrada.
Escuchó que alguien entró, que se sentó en la cama junto a ella, así como una mano sobre su hombro que se sentía demasiado grande como para ser de Lucy, con una mezcla de sentimientos encontrados cuando se giró y vio a su hermano le espetó.
—¿Qué es lo que quieres?
—Por favor Lynn, sólo quiero arreglar las cosas entre los dos.
—¡Largo! ¡No quiero hablar contigo!
—Quiero pedirte una disculpa a ti también. Ya sabes… por tampoco hablarte de Lesly.
—Ya me la pediste junto con las otras en vanzilla, ¿no? —Tal vez antes le hubiera gustado que su hermano le contara de ella cuando en su momento se lo preguntó, pero ahora de pronto le rabiaba tan sólo que la nombrara.
—Sí, pero… a ellas sólo se las oculté y a ti…
—¡Me mentiste! Eso fue lo que hiciste, no una sino varias veces. Te pregunté cuando tuve mis sospechas y me mentiste, incluso cuando mencioné su nombre. Y no sólo eso, también cuando me pediste que te cubriera. Esa vez que te escapaste me mentiste diciéndome que irías a "trabajar con Liam", ¡cuando sólo querías salir con tu novia!
—No… no estaba en mi mejor momento entonces. Sé que te engañé varias veces. Bueno, primero necesito aclararte que Lesly no es mi novia como muchas pensaron, aunque admito nunca te confié por qué a veces actuaba tan… raro. Tienes que entender que buscaba protegerla.
—¿Protegerla de qué? ¿En tan mal concepto nos tienes que pensaste que podríamos hacerle daño o algo así? ¿Es que alguna vez pensaste que intentamos matar a Ronnie Anne o a Stella y nunca nos enteramos?
El muchacho resintió la acusación.
—Está bien. Tal vez quería protegerme a mí mismo. Es a mí a quien terminan por molestar cuando tengo una amiga especial y quería evitar que me hicieran algún escándalo.
—¿Especial? —Lynn lo miró agriando su expresión con mayor atención—. ¿No habías dicho que ella no era ninguna niña "especial" para ti?
—"Especial" como mamá mencionó. Ya sabes… su ceguera.
La muchacha rechinó los dientes con furia contenida. Si no fuera por ese detalle, no le costaría ningún trabajo intentar…
—Sigo sin entender qué le viste a una niña que ni siquiera puede verte.
Lincoln no estaba seguro de qué responderle que no haya explicado ya, hasta que recordó el incidente en el juego.
—Lynn… cuando Amanda y yo llegamos a los baños, tú estabas saliendo con ella y le estabas dando la mano. ¿Cómo sucedió eso?
En breves palabras ella le contó cuando se la encontró junto a un sujeto y otros dos niños, el favor que el hombre le pidió y ella no vio problemas en ayudarla.
—No sabía que era tu no… amiga en ese momento. Incluso platicamos.
—¿En serio? ¿De qué?
Se puso nerviosa. Recordaba parte de lo que hablaron y la impresión que Lesly se había llevado cuando sin contemplaciones le contó lo enfadada que estaba con Lincoln, pero no con su hermano como tal, sino que la dejó con la idea de que él se trataba de su…
—Me… me quejaba de un chico.
—¿De mí?
—¡No! —ocultó su rostro contra la almohada rogando porque el calor que sentía fuera del coraje y no porque estuviera sonrojándose—. De… un chico que me gustaba, pero… terminó por fastidiarme con algunos detalles que no me gustaron.
Lincoln parecía confundido.
—¿Cuál chico? Nunca me contaste de eso cuando salíamos por las tardes.
Molesta, volvió a mostrarle la cara impresionada por su cinismo.
—¡Ahora ya sabes lo que se siente, apestoso!
—Touché —se lo concedió—. Entonces tú más que nadie deberías de comprender el por qué hay cosas de mi vida que prefiero reservarme, como lo tuyo con ese chico.
Una vez más la chica ocultó su rostro frustrada al no imaginar que le saldría el tiro de aquella manera. Sólo quería ahogarse con la almohada y gritar, o al menos estar sola para evitar patearle el trasero a Lincoln.
—¡Sí, lo que sea!
—¿Quieres que te ayude o algo así con ese chico?
¿Por qué rayos buscaba entrometerse para ayudarla a pesar de mandarle señales de que lo quería muy lejos de ella en ese momento?
—¡No, gracias! Eso es asunto mío, apestoso.
Lincoln le frotó la espalda afectuosamente.
—Lo mismo es conmigo y Lesly. Gracias por entenderlo, Lynn. Eres una gran amiga. Espero que lo tuyo con aquél muchacho se solucione.
Rechinó los dientes con más fuerza. Quería hacer sentir mal a Lincoln por dejarla así nada más, pero parecía que, por el contrario, le estaba dando armas para utilizarlas en su contra haciéndola sentir mal a ella con su acto de, a pesar de todo, ser un buen hermano que se preocupaba por su bienestar.
—Sí, esa soy yo. Una gran amiga.
—También lo es Lesly, quizás por eso le tuviste la confianza para contarle tus cosas —de pronto algo se le ocurrió—. ¿Te contó algo sobre ella misma?
Una maliciosa sonrisa que Lincoln no vio asomó por la cara de Lynn. Ahí tenía la oportunidad de herirlo, aunque sea un poco como se lo hizo a ella.
—Me contó que estaba molesta porque tenía tiempo sin estar con su "novio". Dime, apestoso. ¿Tu amiguita llegó a mencionarte que tenía uno?
—Bueno, por el contrario, sé que no lo tiene —no pareció reaccionar dolido ante la noticia como ella esperaba, por el contrario, tomó su mordaz comentario como algo casual—. Tal vez… ¿no la entenderías mal?
—No. Estoy segura que ella hablaba de su novio. ¿Será que no te ha contado de él?
Lincoln lo meditó un poco y Lynn esperó verlo dolido, resentido y quizás decepcionado de esa niña. Pero su actitud ni siquiera flaqueó.
—No, nada. Aunque debido al malentendido de Amanda, soy yo quien no ha podido hablar con ella. ¿No crees que en realidad se refería a mí y… hizo como si yo fuera su…? —se sonrojó un momento, para después reponerse y echarse a reír—. ¡No! Eso hubiera sido algo muy ridículo de hacer, incluso entre dos chicas que apenas se conocen —Lynn gruñó por lo bajo—. Estoy seguro que malinterpretaste lo que dijo, como ella cuando pensó que yo era tu novio.
—Sí… tienes razón… seguro fue eso.
Una vez más ocultó su cara. Algo que admiraba de su hermano era la manera en que muchas veces conseguía salirse con la suya… aunque este no era uno de esos momentos que le agradaban usualmente.
—Bueno. Ya le aclararé las cosas a Lesly de mejor manera cuando hable con ella o salgamos de nuevo.
—¿Saldrás con ella?
—Primero pediré permiso a papá y mamá para hacerlo, claro. La próxima vez supongo que iré a la casa hogar donde vive.
—¿Casa hogar? ¿No vive en el orfanato de Michiggan?
No esperaba eso. Aún si era en una casa de asistencia o algo así, esperaba que se tratara de un sitio tan alejado del pueblo como lo era aquél orfanato.
—No. Vive en la casa de la señorita Hepburn junto a otros niños. Está casi al otro lado del pueblo. Sabes, para ir a verla tengo que ir acompañado y…
—¿Qué día será? Tal vez esté ocupada con mis prácticas. Tengo muchas.
Buscaba alguna excusa para que a Lincoln no se le ocurriera invitarla como ya estaba anticipando, ya que no tenía interés en conocer a aquella niña, al menos no más de lo que ya lo había hecho.
—En realidad, cuando pueda llevaré a Lucy, pero pensaba que más adelante tal vez… ya sabes. Hemos salido mucho tú y yo, si la incluimos podrías conocerla mejor.
—Lo pensaré, apestoso.
La idea le sonaba de lo más aburrida, además de molesta. Prefería salir ella sola con su hermano. Aunque más allá de sus celos, con él podía además de jugar videojuegos, correr, jugar en el parque con un balón, ir en bicicleta y muchas cosas más donde consideraba que una niña ciega sólo sería una limitante para cualquiera de esas actividades.
—Gracias, Lynn.
Se inclinó hacia ella y le dio un beso en la mejilla, después se marchó.
Lynn suspiró y tocó con delicadeza el lugar donde su hermano la besó. Tal vez Lesly no era ni la mitad de genial que ella… pero lo que en realidad le molestaba y le dolía reconocer era que, a pesar de eso, tenía muchísimas más posibilidades de ganarle en algo que ella no podría competir.
—Lincoln…
Con furia golpeó la almohada frente a ella y dio una pataleta en la cama como no hacía desde que tenía la edad de Lucy, o tal vez la de las gemelas.
—¿Y cómo es él?
—¿De verdad sólo es tu amigo y no tu novio?
—Se parecen mucho, ¿no será un familiar tuyo perdido?
—¿Qué edad tiene?
—¿Es cierto que tiene muchas hermanas?
Lesly no sabía cuál pregunta responder de todas con las que los chicos la estaban bombardeando. Esperaba que por lo menos Heidi o Margue la ayudaran, sin poder ver que por su parte ellas estaban tan divertidas por los aprietos en que Lesly estaba con los curiosos niños, mientras que la señorita Hepburn y Amanda hablaban en la cocina sobre lo acontecido.
—Ya, chicos. Déjenme en paz. Lincoln es un amigo que conocí hace algunas semanas en el parque y… hablamos o salimos algunas veces.
—¿Citas románticas como en las películas? —Un chico le preguntó.
—No. Brian. Sólo… salidas. Comiendo pastel y jugo, o sólo caminar platicando de lo que tenemos en común.
—Suena como una cita como las de la tele para mí.
Algunos chicos asintieron de igual forma. Heidi finalmente intervino al notar que Lesly de verdad parecía impacientarse.
—Bueno, ya déjenla tranquila. Dejen de estar celosos porque ya tiene un novio.
—Gracias, Heidi. —Lesly gruñó con sarcasmo.
—Un placer.
Una pequeña de siete años se abrazó a las piernas de Lesly.
—¿Eso significa que te irás de aquí? Lesly, no quiero que lo hagas.
—¿Qué? ¿Por qué dices, eso Mallory?
—En la tele cuando las chicas se casan se va a vivir con sus novios.
Los chicos estallaron en risas por las ocurrencias de la niña. Había sonado tan adorable que Lesly ni siquiera pudo enojarse con ella. Se hubiese enternecido todavía más de haber podido ver sus ojos de cachorro triste. Suavemente le hizo una caricia en el cabello.
—No me voy a ir de aquí, Mallory. No me voy a casar con Lincoln.
—Todavía. —Musitó un niño de ocho años y cabello negro.
—¡Carl!
Enseguida, Simon, el niño de seis años y piel oscura imitó a la pequeña abrazándose de su cintura.
—Si te casas con Lincoln, ¿me adoptarían para irme contigo?
Las risas se detuvieron. Entre los niños un poco mayores se hizo el silencio, de pronto además de esos dos, Adam se unió al abrazo.
—¿Me adoptarías a mí también?
Lesly suspiró y abrazó a los niños.
—Chicos… Lincoln y yo no… —no tuvo el valor de romperles la ilusión— no hemos hablado de boda ni eso, pero si sucede y sólo si ustedes todavía siguen siendo niños, me los llevaré. Es más, me los llevaré a todos.
Aunque sabía lo que estaba haciendo, no evitó que Brian, el chico de diez años y el segundo mayor sólo después de Lesly, musitara con sorna.
—Sí, seguramente a tu novio no le importará tener seis hijos.
—Tiene diez hermanas, así que creo ya está acostumbrado a las multitudes.
Los niños estallaron en risas y el buen ánimo regresó a ellos, aunque fue interrumpido cuando la señorita Hepburn se hizo presente en la habitación de las niñas donde se habían reunido. Todos al instante se callaron y se mostraron frente a ella tratando de disimular sus risas.
—¿Qué está pasando aquí?
El pequeño Adam contestó apenas levantó la mano.
—¡Lesly nos adoptará cuando se case con Lincoln!
Salvo por Mallory y Simon quienes parecían entusiasmados con la idea, los demás chicos como Lesly hicieron una mueca imaginándose que ese desliz no sería algo que a la señorita Hepburn le gustaría escuchar. Por el contrario, la mujer no cambió su expresión de ninguna forma, limitándose a asentir.
—Muy bien. Eso supongo que está bien. Por favor regresen a sus habitaciones. Ya es tarde y todavía no se han bañado desde que llegamos y no quiero que se vayan a dormir sin que lo hayan hecho.
Los niños asintieron. Tenían un orden en la actividad y eso era que los mayores fueran primero antes que los menores.
—No te tardes, Lesly —Le pidió Brian—. Sudé mucho y me siento pegajoso de las axilas.
—¡Brian! —lo amonestó la señorita Hepburn—. No es apropiado que des tantos detalles. Si tan mal te sientes, báñate tú primero. En realidad… Lesly por esta ocasión irá al último.
Colocó una mano sobre el hombro de la niña dándole dos toques con su dedo, Lesly nerviosa comprendió que la señorita Hepburn quería hablar en privado con ella, lo que se confirmó cuando discretamente la dirigió hacia su habitación mientras los chicos se ocupaban de alistar sus cambios de ropa en sus cuartos.
Lesly sabía dónde estaba, no era la primera vez que la directora la llevaba consigo en ocasiones, por lo que se conocía tan bien el camino como cualquier otro rincón de la casa.
—Toma asiento un momento, Lesly.
Sin dificultades ella supo dónde estaba la silla frente a su escritorio para sacarla y sentarse.
—Entonces… ¿hay algo que quieras compartirme de Lincoln?
Ella se encogió de hombros indecisa.
—Tiene trece, es mi amigo, es un buen muchacho y… eso. Le gustan los cómics, me habla de la escuela y yo de aquí. Cuando salimos todo lo que hicimos fue seguir hablando. De verdad es una buena persona.
La señorita Hepburn asintió.
—¿Y?
Parecía que la directora no estaría satisfecha con un resumen tan superficial. Tras apenas pensarlo, continuó hablando.
—Ah… bueno. Es muy divertido. Tal vez ha cometido algunos errores, pero cuando estamos juntos, siempre lo siento muy cuidadoso conmigo de que nada malo me pase y yo me sienta cómoda. Me explica muchas cosas sobre los cómics, los juegos, la escuela, su familia, sus mascotas, los lugares que hay en el pueblo y el cómo el las "ve" de modo que pueda imaginármelo todo de otro modo. Me gusta hablar con él, aunque más sentirlo cuando estamos cerca el uno del otro, o puedo tocar su mano, o él me toma de un hombro o la espalda para guiarme y hacerme sentir… cosas, como… no lo sé. Protegida y querida, pero de un modo… diferente a lo que siento con Amanda o los niños, incluso… ah…
—¿Conmigo?
Tal vez había hablado demasiado.
—Por favor, no se enoje.
Parecía avergonzada, quizás pensando que algo malo había hecho, aunque no estaba segura de qué podría tratarse. La señorita Hepburn se llevó una mano a la boca sopesando en qué decirle, descubriendo como se lo había imaginado que la situación era más complicada de lo que parecía.
—Realmente lo haces sonar como un buen muchacho. Quizás lo sea y por ello es que no estoy tan preocupada como podría estarlo, aun así… creo que no deberías de idealizarlo tanto.
—No lo hago. Bueno… sé que no es perfecto. Nadie lo es, pero me gusta… ¡digo! me agrada en sí.
Sus mejillas se ruborizaron por su desliz. La señorita Hepburn se inclinó frente a ella y puso sus manos sobre sus hombros.
—Sólo no quiero que sufras una decepción si de pronto un día la… "amistad" que tienen deja de resultar. ¿Puedes entender eso? La confianza es correspondida y por lo que escuché hoy, no me ha parecido que te la haya correspondido bien.
Lesly bajó la cabeza avergonzada.
—Sé que… por querer cuidarme, Lincoln me ocultó cosas o se las ocultó a los demás, pero no sería la primera vez que alguien me lo hace por pensar que yo no podría afrontar algo. Es verdad que Lincoln aún no me conoce mucho como para saber que de hecho soy más fuerte de lo que parezco, además… supongo que estamos a mano él y yo en eso.
La mujer enarcó una ceja interesada. Le había sido evidente que el muchacho conocía su condición como huérfana y esto no parecía afectarle, algo por lo que también le daba muchos puntos.
—¿Qué es lo que no les has contado a ese chico de ti?
La niña no le respondió. Lucía intranquila. Se rascó el pecho al sentir cierta ansiedad.
—Pues… ya lo dijo. No tenemos mucho de conocernos, por lo que… no es que se lo ocultara, sólo… no ha surgido el tema.
La directora lo comprendió.
—Está bien. Diría que eres libre de confiarle tu vida o no hacerlo a quien sea, siempre que elijas con cuidado e inteligencia a las personas, pero… si de verdad te interesa Lincoln, sea como un amigo, o en especial como algo más, entonces se volvería una obligación que fueras completamente sincera con él.
—¿Y si por eso quiere alejarse de mí después? —Le preguntó angustiada.
—Entonces significa que su amistad nunca fue tan importante como imaginaste. Lo mejor que puedes hacer por ahora es no guardarle tantas expectativas a ese muchacho. Puedes regresar a tu habitación, Lesly. También tienes que darte un baño antes de ir a la cama.
—Eso significa… ¿Qué no está molesta porque Lincoln y yo…?
—No, mientras no me den verdaderos motivos para estarlo —acotó con severidad—. Lo que espero no ocurra. Supongo es verdad que te sentará bien tener una amistad más acorde a tu edad ahora que estás creciendo y te enseñe cómo es el mundo exterior.
La pequeña se levantó de su lugar. Tanteó a su alrededor para guiarse a la puerta, cuando se apoyó en el buró de la directora. Aunque no podía imaginarse del todo bien la fotografía que había en el marco de madera barnizada, la curiosidad que sintió por la misma cuando la señorita Hepburn le contó tiempo atrás de qué se trataba, aumentó.
—Pu, ¿puedo hacerle una pregunta, señorita Hepburn?
—Dime.
—¿Alguna vez se arrepiente de haber conocido a… al señor Hepburn?
La mujer desvió la mirada hacia la fotografía junto a la niña. Comprendió lo que estaba pensando y la manera en que lo estaba relacionando con su situación. Quería decirle que aquello fue distinto, pues ella no tenía el problema de Lesly. Aún así deseaba advertirle usando eso como el mejor ejemplo para que aterrizara en la tierra y no dejara que le rompieran el corazón como a ella se lo hicieron.
—No. No me arrepiento. Fue un riesgo que quise correr y aunque no fue lo que esperaba, más me hubiera arrepentido de no haberlo intentado… pero no voy a engañarte, lo que sucedió después es algo que hasta el día de hoy no puedo superar y con lo que debo de cargar.
Le había contestado todo aquello con la voz entrecortada. Lesly comprendió lo doloroso que debe ser para ella pensar en aquella persona tan importante en su vida y lamentó haberlo mencionado. ¿Lo mismo podría ocurrir entre ella y Lincoln si permitía que un día su relación escalase más de lo debido? Sintió temor y comprendió parte del riego que correría.
—Lo siento, señorita Hepburn.
—Está bien, Lesly. ¿Eso era todo?
De pronto tuvo otra duda, una demasiado escandalosa incluso para ella que no dejaba de darle vueltas, aunque se alejaba de lo que habían estado hablando.
—Señorita Hepburn… ah… ¿los hermanos puedes ser novios entre sí?
—¡Lesly! —la reprendió intuyendo hacia dónde se dirigía—. A eso justamente me refiero cuando te dije que no te hagas ilusiones. El que le agradaras a los señores Loud… o por lo menos al padre del muchacho, no significa que quieran adoptarte. También, ten en cuenta que además de a tu amigo, tienen ¿diez, doce? hijas aparte. Por favor no pienses en ello o trates de hacerle alguna insinuación de ese tipo a ese chico, ¿te quedó claro?
—¡Muy claro! Disculpe. No vuelve a pasar… —se dio la vuelta, cuando ligeramente se volvió hacia ella—. Entonces, ¿no pueden…?
—¡No…! —se detuvo pensativa—. Bueno… si uno es adoptado siendo que no haya sangre de por medio que dé un parentesco real… no estoy del todo segura si legalmente… pero… ¡No! ¡No se puede! Por favor, ya vete a bañar.
La niña se marchó dejando un tanto escandalizada a la directora. La mujer había pensado que con los años Lesly se había olvidado de la ilusión de ser adoptada, o por lo menos los últimos dos o tres ya no había vuelto a hacer alguna mención al respecto. Ese tipo de detalles son los que no le gustaban de la amistad que inició con ese chico a sus espaldas.
Admitía fue de cierta forma agradable hablar con Lesly por un momento no como una niña, sino como una señorita. Muy a su pesar tendría que darle ciertas libertades ocasionalmente, pero siempre procurando no estar muy lejos de ella para continuar cuidándola. Como una exprofesora del orfanato y ahora ya encargada de una casa hogar, siempre declararía que era una profesional y como tal, no se permitía tener favoritos, sabiendo ocultar muy bien el hecho que tenía una.
Tomó la foto sobre su buró y refunfuñó recorriendo con un dedo a la imagen de la persona que estaba a su lado sonriendo como a ella, cargando juntos a una pequeña bebé dormida que llevaba un gorrito blanco.
Mientras tanto, Lesly en su habitación se alistaba para bañarse pensando en el día que tuvo, tanto con Lincoln y la señorita Hepburn, junto con lo que aprendió de ella. Se decidió a apreciar todos los momentos y experiencias que podría compartir junto a Lincoln, pero… de verdad tenía miedo pasar por lo que la señorita Hepburn experimentó.
En realidad, ni le pasó por la cabeza la posibilidad que los Loud quisieran adoptarla. Ese había sido un sueño que hace mucho abandonó, pero ahora que la señorita Hepburn mencionó el tema… ¡No! No tenía caso formarse falsas ilusiones. Tenían ya hijas de sobra. Además… no estaba pensando en ella misma cuando le preguntó si dos hermanos podían ser… ¿Acaso había malentendido lo que esa chica Lynn le contó de Lincoln en los baños del estadio?
