Capítulo 15

Momentos de reflexión

Ya era algo tarde cuando Lincoln y Lucy subieron del autobús y reanudaron el regreso a su hogar. Durante el camino la pequeña había mantenido su habitual semblante inexpresivo, contándole vagamente algunas cosas que fue descubriendo cuando interactuó con los chicos de la casa hogar, mientras que preocupado, Lincoln anticipaba la emoción con que el resto de sus hermanas los emboscarían para bombardearlos con toda clase de preguntas, temiendo que Lucy dijese algo que les causara alguna mala impresión acerca de los chicos que vivían con Lesly. Aclarando su garganta se volvió hacia su hermanita.

—Lucy, quería pedirte que…

—No diré nada que haga quedar a mal a los hermanos de Lesly por las situaciones que atravesaron.

El muchacho asintió, pero no era lo único que le preocupaba desde que ella le confesó una particularidad que hasta entonces Lincoln ignoraba sobre sus capacidades al leerle la suerte a las personas, siendo algo más que la suerte lo que podía averiguar al realizar dicha acción.

—He… sí, eso está bien. Pero específicamente…

—Tampoco les contaré nada acerca de lo que descubrí sobre sus pasados. Respetaré la intimidad de sus vidas.

Lincoln asintió esperando que su hermana en efecto no le dijese a nadie más lo que le había contado durante el trayecto sobre los chicos. El muchacho no estaba seguro sobre qué era lo que más le perturbaba, si la habilidad de su hermana al pensar ahora en ella como un ser más extraordinario del que imaginó se trataba, o los acontecimientos que esos pobres chicos experimentaron, al menos los que Lucy le contó, pues sentía que ella se había guardado algunos más para sí misma. Aunque curioso al respecto, Lincoln no se atrevía a pedirle que le compartiera todos, aun así, la situación le parecía bastante fantástica.

—¿En serio así es cómo descubriste todo eso? ¿De verdad no fue algo que la señorita Hepburn o los chicos te contaron sobre ellos mismos?

Su hermana lo miró con acusación.

—¿De verdad crees que me hubiesen hecho esa serie de confesiones así de fácil a tan sólo poco de conocerme?

Muy a su pesar, Lincoln tuvo que admitir que bajo esa perspectiva resultaba más fácil creer en aquél prodigioso don. Miró hacia la ventana pensativo.

—Debió de ser muy duro para todos ellos el haber perdido a sus familias o nunca haberlas conocido, como le sucedió a tu amigo Brian.

Lucy asintió apesadumbrada. A su parecer, el no conocer a sus padres y ser abandonado en las calles fue el menor de los problemas que ese chico sufrió. Eso era parte de lo que no se atrevió a contarle a su hermano.

—Sí, tienes razón.

—O esa niña, Margue. ¿Por qué su padre tuvo que abandonarla después de que perdieran a su madre?

No es que el tipo quisiera dejarla por la pérdida de su esposa, más bien fue lo que lo obligaron a hacer por lo que le hizo a ella, siendo lo mejor para la pequeña. Lucy quería dejar de lado el tema pues comenzaba a tensarla.

—*Suspiro*. Sólo… sólo te puedo decir que debemos de ser más agradecidos por contar con dos padres que nos dan todo su cariño, aun con todas sus imperfecciones… o que a pesar de las nuestras principalmente, nos aman de forma incondicional a cada una de nosotras, así como a ti también.

El autobús llegó a la parada que se localizaba a sólo cinco cuadras de la avenida Franklin. La pareja de hermanos descendió. En su cabeza Lincoln continuaba dándole vueltas a los asuntos de aquellos niños. Le habían resultado bastante agradables, si acaso a momentos algo cabizbajos, pero dada su situación podía entenderlo. Sentía pena por ellos, pero en realidad no tenía nada en sus manos que pudiese hacer para ayudarlos de alguna manera. Ya no estaba tan seguro de que hubiese sido una buena idea el haber ido a la casa hogar sólo por su afán de ver a Lesly, por lo que en la próxima oportunidad se comprometió a que también lo haría para entablar una mejor amistad con ellos. Sencillamente por mucho que lo intentara, le era imposible siquiera imaginar estar en sus zapatos; sin su madre, su padre, o imaginar que sus hermanas en realidad no lo eran, siendo únicamente compañeras de piso que viven con él. Por el momento le quedaba el consuelo que a la mayoría Lucy les había pronosticado futuros buenos y prósperos… al menos a la mayoría, pero no era en ese chico Carl en quien pensaba.

A medio camino de llegar a su hogar, Lincoln detuvo su paso y Lucy lo imitó observándolo.

—¿Qué es lo que ocurre?

Su hermano la miró de un modo en que la incomodó.

—En tus… visiones, o lo que fuera… ¿viste algo sobre Lesly?

—¿Cómo hubiera podido si sabes que ella no quiso que le leyera su suerte?

Lincoln suspiró, más que decepcionado, se sintió en parte aliviado y en parte temeroso por lo que Lucy pudo haber llegado a averiguar. También dudada de haber obrado correctamente al permitirle que lo acompañara, a pesar que todo terminó, hasta donde supuso, bien para ambos. Por la noche antes de dormir trataría de hacerse la promesa de no intentar entrometerse mucho en el pasado de ninguno de aquellos niños, aunque eso no minimizaría su preocupación por su amiga. Su hermanita no necesitó de ningún artificio para entender lo que pasaba por su mente.

—Lincoln, el pasado se queda en el pasado y por eso es algo que ni tú ni nadie puede cambiar. Sé que te preocupa mucho Lesly, pero ella al igual que los otros niños es fuerte y como ellos también está saliendo adelante. Mejor concéntrate como ellos en el presente. Puedo garantizarte que ellos ahora se encuentran y se sienten mucho mejor donde están hoy que donde estuvieron ayer.

El muchacho suspiró fuertemente cerrando los ojos. Levantó la mirada al frente y asintió exclamando con determinación.

—Es verdad. Lesly y sus amigos tienen salud y parecen vivir felizmente con la señorita Hepburn en su hogar. Es seguro que no querrán que piensen sobre ellos de otra manera que no sea esa.

—Exacto.

—Bien. Vamos a casa. Ya es tarde y mamá no querrá que nos perdamos la cena.

Y mientras continuaban caminando por la calle acercándose a la avenida Franklin, Lucy con cierta prisa para mantenerse al paso de Lincoln, le aclaró algo más aprovechando el buen ánimo que ambos comenzaban a recuperar.

—Y descuida. Tampoco les contaré nada sobre cómo me utilizaste para distraer a la directora junto al resto para que pudieras llevarte a Lesly a su cuarto y poder besarte con ella.

Exaltado, Lincoln se detuvo volviéndose repentinamente hacia su hermana.

—¡Lucy! ¡Yo no…! ¡Fue ella la que me llevó a su habitación y no fue para que estuviéramos besándonos!

—¿Estaban haciendo algo más? —la niña se rascó pensativa el mentón—. Bueno, eso explica por qué cuando salieron ella se estaba arreglando el vestido. Supongo que papá se equivocó al pensar que eras muy chico para hacer "esas cosas".

—¡Basta! —De verdad el muchacho estaba escandalizado—. ¡Eso fue un malentendido que tuvo la señorita Hepburn! El vestido a Lesly se le estaba subiendo cuando los dos estábamos en la cama, ¿entendiste?

Lucy se sonrojó y Lincoln pudo jurar haber visto un brillo entre su cabello, justo donde debían de estar sus ojos.

—¿En su cama? Está bien. No me des tantos detalles. Ya entendí.

Su hermano se cubrió la boca con una mano dándose cuenta de lo mal que debió de escucharse.

—Estoy seguro que no lo hiciste. ¡Los dos no hicimos nada malo! Sólo estábamos hablando y fuimos ahí para tener privacidad, también para que me mostrara donde dormía ella con sus hermanas. La habitación no sólo es de ella, también de otras dos de las chicas, sus cosas también estaban ahí.

—¿Cosas? ¿Qué clase de cosas?

—Cosas de niñas. Tú sabes. Muñecas, maquillaje, libros, juguetes… ropa —se mostró visiblemente incómodo al mencionar eso último—. Cosas de las más normales que veríamos en casa.

Lucy asintió.

—Ya, entiendo. Está bien. Tampoco diré nada que viste a escondidas las panties de sus amiguitas.

Lincoln la miró horrorizado. ¿Es que Lucy le leería la suerte sin su consentimiento y lo sabía ya todo de él?

—¡No fue mi intención! Espera… ¿cómo supiste que lo hice?

—Deducción, además que acabas de confirmármelo.

Esta vez el muchacho se golpeó la cara con la palma de su mano.

—Lo que sea. Fue un accidente.

—¿Ver bajo la falda de una niña es un accidente?

—¡No las vi de esa manera! Había ropa interior en la habitación. Fue así como lo hice. No es nada del otro mundo.

—¿Para ti no lo es? —recargó ambas manos sobre su falda mirándolo con reproche—. ¿Tan así estás acostumbrado a ver mi ropa interior o la de nuestras hermanas?

Lincoln volteó a los lados esperando que nadie de entre las pocas personas que transitaban estuviese prestando atención a lo que estaba discutiendo con su hermana. Una desconcertada mujer joven que pasaba con prisa sujetando con fuerza un enorme bolso verde con relieves grises, pareció voltear hacia ellos con susto y curiosidad antes de proseguir su rumbo, pretendiendo no haber escuchado nada.

—¡Santo cielo! —el muchacho exclamó— ¡Deja de decir cosas que podrían malinterpretarse!

—Pero si no estoy diciendo nada malo —aunque la sonrisa que asomaba en el rostro de Lucy parecía indicar que era consciente de lo que decía—. Es algo que sueles hacer cuando no nos damos cuenta.

—¡Yo no hago esas cosas!

—Seguro. Lo que digas.

Lucy reanudó la caminata y Lincoln, ahora detrás de ella, se detuvo de nuevo un momento sintiendo una curiosa sensación familiar sobre lo que ambos acababan de discutir. Pronto la alcanzó meditando una vez más respecto a la actitud tan extraña de su hermana. Siendo silenciosa, reservada, tan poco expresiva la mayor parte del tiempo, resultaba poco común que se comportara con tantos ánimos como para sonreír y bromear.

A pesar de lo incómodo que fue, a Lincoln en realidad le gustó ver esa faceta en su hermana. De alguna manera sintió que Lesly sin proponérselo estrechó su vínculo con Lucy.

Casi sin darse cuenta, de pronto se descubrieron frente a la casa. Lincoln, un tanto nervioso inhaló aire fuertemente adelantándosele a Lucy hacia la puerta de la entrada.

—Será mejor que entre yo primero a enfrentar el peligro. Imagino que las chicas estarán muy ansiosas por saber cómo nos fue durante la visita. Tal vez deba terminar con todo esto de una vez, dejando que me den con todo hasta que se relajen para que puedas después entrar con más calma.

Lucy ni siquiera se lo pensó dos veces antes de asentir mostrándose de acuerdo. Por mucho que quisiera a su hermano, dudaba que por Lincoln pudiera enfrentar a lo que él definía como un "hermana-ciclón" de forma directa.

Al momento en que el muchacho tomó el pomo de la puerta, alcanzó a escuchar el caos habitual de las chicas haciendo sus cosas allá adentro. Parecían estar de buen ánimo. De nuevo pensó en los chicos de la casa hogar y le fue inevitable hacer comparaciones. De seguro en un día común ellos no eran tan diferentes estando juntos como lo era él con su familia. ¿Pero qué era su familia en sí?

"Una pareja de adultos con once hijos. Una familia muy numerosa y muy ruidosa. Eso es lo que somos, ¿no?". Pensó para sí mismo. No era la primera vez que lo hacía, sin embargo, ahora le daba a aquél significado mucho más peso que antes. Esto lo llevó a obtener el empujón necesario para finalmente entrar.


Tal y como imaginó, los miembros de su familia estaban en lo suyo, lo que por un momento le permitió a Lincoln vislumbrar un rayo de esperanza a que pasaría desapercibido y que después de todo había sobre pensado mucho las cosas a su llegada, cuando Lola que bajaba las escaleras llevando un vestido lo vio junto a Lucy.

—¡Oigan, Lincoln regresó!

No sólo ella, sino también Luna y Lana dejaron de lado lo que hacían para ir a recibirlos y bombardearlos con preguntas.

—¡Hermano! ¿Cómo les fue con Lesly y los niños?

Antes que Lincoln pudiera contestarle a Luna, de pronto tenía a las gemelas frente a él acaparando su rango de visión.

—¿Cómo es la casa hogar?

—¿Cuántos niños viven ahí?

Y justo cuando la acompañante del chico comenzaba a retroceder, Lola la interceptó.

—¡Espera, Lucy! ¿Qué te pareció la novia de Lincoln?

El peliblanco supuso que pudo ser incluso peor, al menos en la sala Luan y Leni, que llevaba en su regazo a Lily, se limitaron a apartar la mirada del televisor para volverse sobre el respaldo del sillón y así poder verlos.

—Ya, tranquilas niñas —tras escuchar el escándalo, el señor Loud las amonestó asomándose desde la cocina, donde con la ayuda de su esposa se encontraba preparando la cena—. Dejen llegar a sus hermanos primero y mejor prepárense. Pronto serviré la mesa y entonces habrá tiempo para que les pregunten todo lo que quieran hasta después de que cenemos.

Lincoln no estaba del todo seguro de agradecerle la ayuda a su padre, pues más que zanjar el asunto, sólo lo había aplazado. Lucy se le adelantó sin que se diese cuenta a subir a la segunda planta hacia el baño, el muchacho enseguida se dirigiría hacia su habitación para cambiarse.

Tras terminar con sus asuntos, Lucy estaba por entrar a su habitación un tanto nerviosa al comportamiento que Lynn podría tener con ella tras haber ido a "campo enemigo", cuando esta se le adelantó al abrir la puerta para salir con la intención de bajar al comedor, lo que provocó que la niña gótica se sobresaltara.

—Ah… hola Lucy —dio un bostezo— ¿hace cuánto llegaste?

Era extraño, no era tan tarde, pero Lynn ya llevaba toda arrugada la blusa muy larga que usualmente usaba para dormir. Su cabello estaba despeinado y se le notaba soñolienta, tan distinta a como la vio en la mañana cuando se molestó con ella y Lola a causa de Lincoln con Lesly.

—No tenemos mucho de regresar Lincoln y yo. ¿Es que te quedaste dormida toda la tarde?

—Ajá. Tuve una semana pesada y supongo que llegué a mi límite. ¿Quién hubiera pensado que tenía uno? Mañana estaré bien, así que no te preocupes por mí —Lucy se hubiese preocupado, de no ser porque la misma Lynn parecía restarle importancia—. Entonces… ¿cómo les fue en el hogar de Lesly?

—Bien en general. No hubo ningún problema.

—Perfecto —su hermana se estiró un poco hasta hacer crujir sus huesos desinteresada en el tema al que pareció preguntarle más por compromiso—. Bueno, supongo que papá no tardará en servir la cena. Hay que bajar. Me muero de hambre.

Lucy se sintió intranquila por su actitud. Por supuesto que no le parecía normal. ¿Es que la larga siesta la habría tranquilizado o algo más había sucedido durante su ausencia? No estaba muy segura de cómo abordar el tema a riesgo de molestarla sin querer.

—*Suspiro*. Me alegra ver que te encuentras de mejor humor, Lynn.

La mayor hizo una mueca apenas por una fracción de segundo antes de desvanecerla.

—Nada como una buena siesta para recuperar energía. Además, el siguiente fin de semana comenzará el próximo campeonato juvenil femenino de básquetbol. Por los entrenamientos tengo que concentrarme a partir de mañana sólo en eso, por lo que mejor es que deje de lado mis… inconvenientes.

Acto seguido, Lynn se marchó hacia el comedor sin esperar a que su padre la llamara. Lucy la observó hasta perderse al bajar por las escaleras y suspiró sintiendo cierto conflicto. Por un lado, se alegraba de ver más relajada y tranquila su hermana al respecto, pero por el otro y sin tener la certeza de qué es lo que había hecho en realidad cambiar su actitud, preferiría pasar una vez más la noche con su hermano, por lo menos hasta que tuviese una mejor explicación de lo que le ocurrió.


—¿Y Lesly fue la única que no quiso que leyeras su futuro?

Lucy asintió tomando el último bocado de su plato que le faltaba para concluir su cena antes de contestarle a Lola.

—Pareció algo escéptica de mis habilidades. *Suspiro*. Es una pena, hubiese sido divertido averiguar si terminara casándose con Lincoln algún día.

A las chicas la perspectiva las emocionó, con todo y qué más de la mitad no tomaron muy en serio su historia acerca que genuinamente tuviese la capacidad de leer la suerte de las personas, como abiertamente lo manifestó Lisa.

—Me alegra saber que Lesly no es afecta la sugestión sobre ciertas creencias sin fundamentos científicos.

—Lisa —su padre le llamó la atención—. ¿Que dijimos acerca de criticar las creencias de los demás?

Lisa suspiró antes de responderle a regañadientes.

—Lo siento. ¿De acuerdo? —tras tomar uno de sus últimos bocados, agregó—. Aunque aún si no se tratara de un medio comprobable, admito hubiese sido entretenido el averiguar un posible destino conyugal a largo plazo.

Lincoln continuó comiendo apenas sin prestar atención a sus hermanas.

—Supongo que sería mucho pedir que dejaran de hacer ese tipo de bromas sobre mi amiga y yo, o incluso inútil, ¿cierto?

Todas asintieron sin pena alguna y Lincoln esperó a que no pasara mucho tiempo antes que sus hermanas se aburrieran y cambiarán el tema. Pese a todo, se sentía agradecido porque Lucy cumpliese su palabra y no les mencionara a las chicas nada acerca de las vidas de aquellos niños… como tampoco sobre el fuerte malentendido que ocurrió cuándo se ausentó con Lesly del resto en la habitación de ella.

Aunque hasta el señor Lynn pareció disfrutar el momento familiar, sus hijas Luan y Lynn junior se mostraron claramente intranquilas, así como su esposa, en quién más se fijó, que como ellas nunca aportó nada a la conversación limitándose a cenar.

Tras terminar todos, Lincoln con la ayuda de Luna recogió los platos y los llevó a la cocina para lavarlos, siendo su turno esa noche de hacerlo. Su hermana se despidió de él para irse a la sala a ver televisión con sus hermanas invitándole a acompañarlas en cuanto terminara con su labor.

La actividad no le resultó tan tediosa como usualmente le parecía, encontrándola incluso placentera al revivir el momento en que se recostó al lado de Lesly y lo que pudo haber sucedido al final entre ambos de no haber sido por la señorita Hepburn y Amanda que terminaron por interrumpirlos. Aunque… ¿realmente le hubiera gustado que eso sucediera entre su amiga y él? Lincoln perplejo dejó el último plato que le faltaba sobre el fregadero tras secarlo. Sus hermanas sencillamente no creían que lo que sentía por Lesly no pasaba más allá de una fuerte amistad, con horror descubrió que incluso hasta a él le estaba costando creer.


Había sido un día muy tranquilo en la escuela. Durante el receso, Lincoln les platicó a sus amigos como la pasó el domingo con Lesly en la casa hogar, contándoles sólo lo prudente y haciéndolos sentir parte de su vida una vez más al no callar sus actividades manteniéndolas en secreto, lo que para los chicos significó que su amigo volvió a ser el de siempre con ellos. Stella fue quien mostró especial interés en el tema, incluso más que Clyde.

Aunque a Lincoln le hubiera gustado integrar también a Lynn tras percibir la actitud malhumorada con la que había actuado en casa los últimos días, nunca la vio por ninguna parte, salvo después de la escuela, cuando él le propuso que se fueran juntos aprovechando que aquél día no darían clases en el curso de dibujo.

—Lo siento, Lincoln. No voy a poder. Tengo que… quedarme un poco más a esperar a alguien.

—¿Vas a quedarte con tus amigas?

Un poco nerviosa, pero claramente entusiasmada, le respondió avergonzada.

—Bueno, no precisamente. Parece que el equipo de quemados anda escaso de miembros y yo estoy interesada en saber más sobre eso.

Esto extrañó un poco a Lincoln. Su hermana era bastante hábil en cualquier deporte, incluso en esa actividad que tanto él y sus amigos odiaban, pero que Lynn solía decir la veía solamente como un divertido pasatiempo, para siquiera darle la misma seriedad y entrega que por lo general daba a los que ella denominaba deportes de verdad.

—Está bien, Lynn. Diviértete.

Lincoln le dio un cariñoso golpecito en el hombro, lo que la hizo sonreír para enseguida levantar su puño y regresárselo, Lincoln suspiró y tensó su cuerpo preparado para recibir el golpe sabiendo que este no sería suave, cuando para su sorpresa a mitad del camino, Lynn con desánimo bajó su mano sin llegar a tocarlo.

—Gracias, Linc… Hasta en la tarde.

El muchacho la vio alejarse a paso rápido hacia un chico que parecía haberla estado esperando. En ese instante tuvo la sospecha que estaba viendo al muchacho sobre el que Lynn le había hablado aquella vez. Se sintió feliz porque su hermana se arreglara finalmente con su… ¿novio? No, tal vez todavía no por el momento, pero cuando lo fuera no dudaba en que sería el primero en enterarse. "Supongo que esto explica al fin por qué Lynn se ha comportado de manera tan extraña últimamente", pensó Lincoln dando por concluido aquél pendiente.

Durante su camino de regreso al lado de Clyde, con quién terminó yéndose, pensó en Lesly y lo entusiasmado que estaba por hablar con ella por teléfono en la tarde.


Tras terminar su tarea y con la intención de despejar por un momento su mente y relajarse un poco, en lo que daba la hora en que tenía permitido marcarle a su amiga a la casa hogar, se dirigió a la sala para ver televisión. Además de Luna, con aire aburrido se encontraban Leni, Luan y Lisa sentadas en el sillón prestando atención a la pantalla.

—¿Qué hay, chicas? ¿Algo interesante?

—Nada relevante que afecte nuestras vidas —Lisa le contestó—. Aunque la nueva sanción sobre los productos de importación sin licencia de Taiwan podrían afectar a corto plazo ciertos elementos que necesito para la actualización de un proyecto en el que estoy trabajando. Sólo espero que la universidad no se ponga difícil en cuanto a la financiación del mismo.

Lincoln comprobó que en efecto lo que sus hermanas estaban mirando eran las noticias. Leni parecía la más entusiasmada del grupo.

—Pues en Praga harán un desfile de pasarela con temas otoñales. Lo que daría por asistir algún día a uno de esos eventos.

Luan asintió.

—Lo que yo daría por estar en la próxima película de Adam Sandler.

Sus hermanas la miraron extrañadas.

—¿Es en serio? —Luna le preguntó— ¿De él?

—¡Por supuesto! No hay mala fama, solo fama en sí. Así comenzó con él ese comediante mexicano que aparece ahora en muchas películas. A mí también podría colocarme en el estrellato, incluso si para ello tenga primero que estrellarme contra la crítica, ¿entienden?

Sus hermanas estuvieron de acuerdo al suponer que después de todo su comedia no distaba mucho en calidad de la del actor.

Lincoln entendió pronto que miraban las noticias internacionales, después de todo esos eran los acontecimientos verdaderamente trascendentales, ya que en Royal Woods lo más interesante que llegaba a suceder era alguna presentación de la banda de Luna o la alcaldesa inaugurando un nuevo local en el centro comercial. Había ocasiones en que Lincoln consideraba aburrido el pueblo en el que vivía. Con cierta vergüenza reconoció que la mitad de las ocasiones cuando ocurrieron hechos relevantes los últimos años, fueron ocasionados por algún miembro de su familia o él mismo y no siempre para bien.

Estaba por marcharse a su habitación cuando Catherine Mulligan en el estudio de televisión con expresión abatida dio un anuncio.

"En otras noticias, lamento informar que aproximadamente a las siete de la mañana del día de hoy, pescadores locales reportaron a la policía el haber hallado un bolso en cuyo interior se encontraba el cuerpo de una menor a orillas del río frente al puerto principal. Aun no se ha podido determinar su identidad. Según el reporte policial y forense se trataba de una bebé de pocos días de haber nacido en cuyo bolso también se encontraban rocas. Está confirmado que su deceso fue por asfixia, aunque no encontraron agua en sus pulmones, por lo que con seguridad ocurrió antes de terminar en el río. Pese a no haberse esclarecido nada todavía, la policía teoriza que por medio de la corriente su trayecto pudo haber tenido como punto de partida el condado de…"

Luna apagó el televisor asqueada en el instante que mostraron el maltrecho bolso verde con gris donde encontraron a la bebé y miró con cierta dureza a Lisa.

—No deberías de ver esto.

Normalmente Lisa se manifestaría indignada a que la trataran como una niña, con todo y que lo era, valiéndose de su superioridad intelectual como excusa para que su trato fuese el mismo que el de un adulto, pero en esta ocasión lo único que ella hizo fue asentir visiblemente afectada por la noticia. Más que permitir que Leni la abrazara, agradeció que lo hiciera a pesar de sentir la humedad de sus lágrimas en su frente.

—Por… ¿Por qué alguien haría eso? ¿Sólo era una bebé? ¡No le dieron la oportunidad de tener una vida!

Intencionalmente, Lisa se recargó contra ella.

—Sí. Es triste. Pero por lamentable que suene, no hay una sola respuesta para eso, más allá que existe gente sin escrúpulos capaz de realizar esa clase de actos… entre otros mucho peores.

—Sigo sin poder entenderlo todavía.

Y Leni no era la única, tanto las chicas como Lincoln se quedaron meditando al respecto sobre el reprochable acto.

Su padre no había podido evitar escucharlos desde la cocina, dónde estaba guardando lo que había traído del restaurante hace unos momentos cuando regresó del mismo. Le parecía extraño que sus hijos estuviesen hablando de algo tan delicado y serio, por lo que quiso unírseles al mismo tiempo que confortarlos tratando el tema.

—Tal vez la mujer que la tuvo no planeó tenerla. Un embarazo no deseado —sus hijos lo miraron sorprendidos tanto por su aparición como por lo que les explicaba—. Hay gente que no está preparada para ser padres y algunos ni siquiera hacen el intento por aprender llegado el momento.

Lincoln se sintió conmocionado, sus hermanas seguramente se imaginaban un hipotético caso en que a ellas les ocurriera algo así, pero el muchacho no dejaba de pensar en los niños de la casa hogar… en Lesly.

—¿Pero por qué llegar a esos extremos? —Leni preguntó todavía sujetando a Lisa con una mano y limpiándose los ojos con la otra—. ¿Por qué no buscar otra solución? Escuché que el hermano de la señora Carmichael está tratando con su esposa de tener hijos desde hace años y no pueden tenerlos, pudo dárselos a ellos o a las personas que dijeron los tienen en espera antes para darles uno.

Lincoln se acercó a Leni y la tomó por el hombro empatizando con sus palabras.

—Tienes toda la razón, Leni. Había más opciones, por lo que me cuesta entender a mí también por qué suceden cosas como estas.

—Muchos jóvenes no consiguen dominar… sus acciones, hijo —su padre le explicaba a él y al resto—. No piensan en las consecuencias que podrían acarrearles después, ni mucho menos en todas las posibles soluciones con que podrían remediarlo, sólo tomando la primera que se les ocurre, siendo muchas veces la más drástica de todas —aunque triste, trató de aparentar una severidad que en ese momento le costaba proyectar al resto de sus hijas cuando se dirigió hacia ellas—. Confío en ustedes y quizás esté de más que lo diga, pero de corazón espero que nunca tengan que lidiar con una situación así, pero de sucederles, quiero que tengan siempre presente que contarán con todo el apoyo tanto de su madre como el mío.

Aunque sus palabras por el momento no las tenía contempladas para la más joven de los presentes, fue precisamente la de seis años quien le respondió.

—No tienes de que preocuparte, padre. Sabré comportarme de la manera más prudente cuando llegue a mi etapa hormonal, como sea, estoy segura que ni mis congéneres ni yo llegaríamos al extremo de solucionar un inconveniente inesperado cometiendo semejante aberración.

Para que Lisa se expresara de forma tan cruda de lo ocurrido, significaba que la noticia debió conmocionarla bastante. Leni la volvió a abrazar reflexionando al respecto.

—No quiero tener hijos tan pronto, al menos no hasta casarme, pero incluso si los tuviera antes, sé que los amaría más que a nada en el mundo por ser parte de mí y no intentaría hacerles daño.

Luna sonrió girándose para que nadie notara cuando se talló los ojos.

—De eso no me cabe duda, hermana. Además, si algo todas sabemos bien, es que podremos contar siempre entre nosotras, que por algo procuraremos cubrirnos las espaldas. En todo caso como papá, confío en que tanto tú como las demás sabrán cuidarse de los chicos.

—Cierto —Luan asintió—. A veces pueden ser algo brutos. Bueno, no todos. Sin ofender papá, Linc. ¿Linc?

Más que tristeza, la expresión de Lincoln era de terror, desdibujándose apenas un poco cuando entendió que lo estaban llamando.

—¿He? ¿Decías?

—Linc, ¿estás bien?

Al notar que todos, incluso su padre lo miraban preocupados, Lincoln trató de recuperarse del momentáneo shock que sufrió.

—Ah… no, nada. Yo… sólo pensaba en…

—¿En tu amiga Lesly?

La forma en que reaccionó el muchacho a la pregunta que sin rodeos le hizo su padre dijo todo para las chicas, quiénes eran conscientes de la naturaleza de su hermano al empatizar más de lo que debería con ciertos temas.

—Sí —se rindió—. Pensaba en ella y… en todos los chicos que la acompañan en la casa hogar. Creía que el haber sido abandonados por sus padres fue lo peor que les pudo ocurrir, pero ahora… supongo que corrieron con mejor suerte. Digo, es duro imaginar cómo alguien puede abandonar una vida tan frágil e inocente como lo es un bebé, pero… destruirla, eso me parece un crimen demasiado cruel.

Viendo que estaba bastante afectado por el modo en que apretaba los puños, temiendo que se hiciera daño a sí mismo, su padre se le acercó y lo rodeó por uno de sus hombros pensando en lo mucho que su hijo estaba creciendo, tanto en madurez como en altura, quizá en dos o tres años terminaría por alcanzarlo.

—Sé qué es muy duro, campeón. Pero en el mundo ya es muy común que sucedan este tipo de situaciones. Debes de ser fuerte y no dejar que te afecten tanto, además de sentirte agradecido porque tu amiga y los amigos de ella se encuentran bien y en buenas manos.

Lincoln asintió apesadumbrado. La cabeza le estaba doliendo por lo otro que pensaba.

—Sí, papá —suspiró—. Creo que iré a tomar una siesta. Estoy algo cansado.

Cuando se alejó de su padre, Luan no sé contuvo de apretarle el hombro para darle ánimos.

—Yo también lamento lo que ocurrió, Lincoln. Igual estoy segura que tú no eres ningún bruto ni harías jamás algo así.

El muchacho se encogió de hombros.

—No soy perfecto y reconozco que tengo muchas fallas, pero si de algo estoy seguro es que cuando llegue mi momento seré un buen padre, y prometo que daré todo por mis hijos sin importar las circunstancias en que vengan.

Luan se llenó de orgullo por Lincoln como sus hermanas y su padre.

—Sé que lo harás, hijo —el señor Loud ni siquiera se molestó en ocultar sus lágrimas—. Bueno, creo que fue suficiente televisión por hoy para todos. Lo mejor es que suban ya a descansar un poco, más tarde les hablaré para la cena cuando esté lista.

Las chicas se mostraron de acuerdo y se retiraron pasando a un lado de su hermano mirándolo con renovado respeto, al que Lincoln les correspondió sonriéndoles. Justo cuando estaba por ir detrás de ellas para dirigirse hacia su habitación, su padre lo detuvo una última vez.

—Espera, hijo. Un último detalle.

—¿Qué ocurre?

—Entiendo que tu amiga te preocupe, y aunque no la conozco todavía del todo, estoy casi seguro que ella no querría que la veas con lástima todo el tiempo o la trates con mucha condescendencia.

Le guiñó el ojo y regresó a la cocina mientras que su hijo reflexionó al respecto. Por un instante se puso en los zapatos de Lesly comprendiendo a medias que mantener dicha actitud con ella podría llegar a molestarla.

Ya en su habitación, recostado en su cama, en su mente trataría de repasar una vez más lo que ocurrió ayer cuando regresaba con Lucy de la visita, antes de que regresaran a casa. Estaba seguro que había visto ese día el mismo bolso que mostraron en el noticiario, pero por mucho que forzaba su mente no podía recordar el aspecto de la mujer que lo llevaba. Lamentó no haberle prestado más atención. Desesperadamente deseó que sólo se tratara de una coincidencia, tenía que serlo. Era imposible que mientras Lucy estuvo tomándole el pelo, o él cayendo en sus juegos, una mujer tan desalmada como si nada pasará junto a ellos llevando a su bebé muerto con la intención de deshacerse de ella.

Mientras tanto, en la otra habitación Lucy no interrumpió su lectura, no lo hizo ni por el alboroto que las gemelas tenían en el pasillo, como tampoco por Lynn cuando, algo tarde, llegó dejándose caer en la cama revisando su celular un tanto ansiosa.

"Aquella niña no tiene la culpa de nada", pensaba la deportista sintiéndose harta y cansada. "Debo de dejar de estar enfadada con ella por… no haberme hecho nada malo ni a mí ni a nadie, en realidad… a pesar de lo que me provoca. Tengo que solucionar eso".

Aunque dudosa, comenzó a textear un mensaje esperando lo mejor, quizá una solución con la que incluso ganaría todavía más de lo esperado.

En menos de dos minutos ya tenía una respuesta con la que se forzó a sonreír, esperando que, gracias a esto, con el tiempo conseguiría completamente apartar a su hermano de cierta clase de pensamientos.


—Y al final de la clase de gimnasia el entrenador nos puso a competir en un juego de quemados —Lincoln suspiró tronándose el cuello ante el recuerdo—. Aun me duele el cuerpo por los golpes. Por lo menos no quedé tan mal como Rusty, supongo que tenía razón al decirnos que Jordan aún tiene algo contra él por la forma en que se ensañó en golpearlo.

Al otro lado de la línea, Lincoln escuchó a Lesly tratando de contener la risa sobre lo último que le contó. Ella quería sentirse mal por el amigo del chico, pero le costaba trabajo olvidar la mala impresión que le dejó cuando lo conoció.

Andrea que revisaba las tareas de ayer de sus muchachos que le entregaron por la mañana, distrayéndose un poco miró a Lesly hablando por teléfono, luciendo tan animada como siempre que conversaba con ese chico. Mientras tanto en la casa Loud, Rita hizo una pausa del artículo que escribía para el periódico para servirse un vaso con agua, cuando al pasar por la sala vio a Lincoln aún en el teléfono. Al igual que la tutora de Lesly, había alcanzado a escuchar un poco sobre la conversación que los chicos tenían; sólo trivialidades hasta donde entendía, siendo lo que más resaltaba en sí, el buen ánimo que su hijo exhibía al hablar con su amiga.

"Hablando hoy una vez más a la misma hora como casi todos los días". Fue un pensamiento que sin saberlo, algo fastidiadas tanto Andrea como Rita compartieron sin mucho optimismo, con la diferencia que una sentía más preocupación al respecto, que el desagrado poco disimulado de la otra.

—¿Será que todavía está muy molesta con él por la crítica?

—Supongo —Lincoln razonó la duda de su amiga—. Parece que el haberlo quitado de la sección de crítica de modas no fue suficiente para Jordan. Incluso Stella sigue molesta con él. En fin, Rusty por lo menos parece ya haber comprendido que no fue buena idea abrir esa sección en nuestro noticiario escolar pensando que sería tan bueno en el tema como su padre.

Lesly se quedó pensativa acerca sobre cómo sería el señor Spokes, esperaba que fuera alguien con mejor tacto, un hombre que no le agitara la mano a una persona ciega frente a su cara para comprobar algo cuando podría sencillamente preguntar. Rusty no le agradaba mucho… aunque tuviera un papá, que si tenía una tienda de ropa propia, quizá era genial. Con un poco de arrogancia fingida en su voz, Lesly le espetó.

—Pues Rusty se lo buscó. Alguien debió de haberle enseñado que no se debe ser irrespetuoso sobre la apariencia de una dama.

—Supongo, aunque en su defensa esa es una lección que igualmente hace mucho también me tocó aprender de una manera muy dolorosa.

Lesly emitió una corta risa al imaginarse el modo.

—Me imagino que tus hermanas fueron muy firmes contigo cuando te dieron la lección, ¿cierto?

—Para otras cosas, sí. Pero de eso en realidad fue Ronnie Anne la que se encargó de enseñármelo. Vaya que entonces no tuvo nada que envidiarle a mis hermanas.

Lincoln había esperado que el comentario hubiese divertido a su amiga al igual que todo lo demás que llevaban hablando y contándose, ignorante que del otro lado de la línea la sonrisa de Lesly se difuminó mostrándose en realidad desanimada, algo que a la señorita Hepburn le preocupó al notarlo. La mujer miró la hora en su reloj sorprendiéndose de todo el tiempo transcurrido hasta el momento.

—Lesly, ya es tarde. Por favor ya despídete de Lincoln.

La jovencita suspiró decepcionada también por eso.

—Ya debo colgar, Lincoln. Espero que mañana podamos volver a hablar.

—Está bien, lo entiendo. Mañana te marco a la misma hora.

—Gracias. Cuídate mucho, adiós.

—Adiós.

Su tutora retiró con cuidado de la estufa una tetera para verter su contenido en dos tazas, una vez que las dejó sobre la mesa al mismo tiempo que Lesly colgaba el teléfono, le preguntó mientras servía sobre un platito unas pocas galletas.

—¿Todo bien, Lesly?

—Sí, señorita Hepburn —para la mujer su respuesta no le pareció sincera. Lesly olió el aroma que provenía de las tazas—. ¿Té de canela?

—Sí. ¿No me acompañas?

La niña tomó asiento en su lugar de costumbre, colocó la palma de su mano sobre la superficie de la mesa con cuidado y la paseó despacio alrededor hasta sentir la taza que la señorita Hepburn le había servido. Con ambas manos la tomó y le sopló antes de darle un corto sorbo para no escaldarse la lengua.

—Está muy rico.

—Gracias. Ten cuidado, no vayas a quemarte. Puse unas galletas entre las dos —tras probar también el té, retomó la palabra—. Antes de que terminaras de hablar, noté que tu ánimo cambió de un momento a otro. ¿Acaso Lincoln te dijo algo malo?

Lesly balanceó algo nerviosa los pies bajo su silla, la cual era lo suficientemente alta para que no consiguiera tocar el suelo por poco. Dejó la taza frente a ella y dirigió su mano del mismo modo que antes hasta sentir el plato y de ahí las galletas para tomar una, obviamente tratando de hacer tiempo para encontrar las palabras que necesitaba para algo que le era difícil definir.

—No… sí… bueno, no. En realidad no, pero… no lo sé. No. Supongo que no. La señorita Hepburn se rascó la cabeza confundida.

—No soy Amanda, pero si me das la confianza para contarme lo que Lincoln te dijo, tal vez podría ayudarte si lo necesitas y si me lo permites.

No quería sonar acusatoria, aunque presintió que así sonó. Lesly pensativa se decidió a que en efecto sería más sencillo decírselo que esperar a su amiga para contarle.

—Bueno… es extraño. No fue nada malo en realidad. Lincoln sólo mencionó algo que una vez le pasó con… otra amiga que fue su… fue alguien muy especial para él. Creo que ya no la frecuenta, pero de todas maneras… me sentí extraña porque la nombrara, como triste… pero… no sé.

—¿Insegura?

—¡Sí! Algo así. Supongo que estoy mal por sentirme así, creo.

Con cierta incomodidad la niña se rascó el pecho con una mano. Tal vez Lesly no supiera definir lo que le ocurría, pero la señorita Hepburn sí, lo que la dejaba sorprendida al comprender que la niña claramente estaba experimentando celos por aquella otra "amiga" que tenía el muchacho. Miró a Lesly con cierta tristeza ante el hecho de tener que aceptar que estaba creciendo. Aun y cuando ya le había dado la charla, le costaba reconocerla como la adolescente que en realidad era. De nuevo se cuestionó el qué tan sano era permitirle hablar de manera tan constante con su amigo. Dejó la taza de té y tomó la mano que la jovencita se había llevado al pecho, buscando tener cautela para tocar el tema.

—No tienes nada de qué preocuparte, Lesly. Es… de lo más normal que comiences a experimentar este tipo de emociones —"aunque hubiese preferido que nunca las experimentaras", pensó para sí misma—. No te desanimes por nada. Lincoln parece un buen muchacho y como tal es normal que tenga más amistades, eso no significa que te quiera menos que al resto, si ese fuera el caso entonces no estaría marcándote casi a diario para hablar contigo.

Poniéndolo de esa manera, Lesly le dio la razón. Recordó a Stella cuando le explicó que desde que la conoció, Lincoln comenzó a mostrarse algo ausente con el resto. Al morder una galleta emitió un quejido debido a la dolorosa sensación que sintió al hacerlo.

—¡Auch!

La mujer se sobresaltó.

—¿Estás bien?

—Sí, no fue nada —pero al masticar volvió a sentir el malestar, llevando su mano a la boca— ¡Ugh!

La señorita Hepburn se levantó para acercársele preocupada.

—Abre bien. Déjame revisarte.

Lesly abrió todo lo que pudo la boca sintiendo con tacto delicado las manos de la directora alrededor de la misma, quien cuidadosamente la analizó no encontrando nada al inicio, hasta que de pronto un diente con un pequeño rastro rojizo bajo este tomó su atención. Con delicadeza lo tocó moviéndolo sin querer un poco provocando que Lesly diese un respingo.

—Parece que el último diente de leche que te quedaba está buscando hacer las maletas. Hmm… Supongo que tendremos que hacerle una visita al dentista.

La soltó y compungida la niña se tentó la mejilla por el lado donde sintió su diente bailar.

—¿Es necesario? ¿No podemos esperar a que se caiga solo por su cuenta?

Tal vez podría pedirle a uno de los chicos que se lo quitaran. Carl había conseguido sacarle a Adam uno usando un cordel y una puerta, las niñas dijeron que todo salió bien a pesar de lo mucho que escuchó al niño llorar.

—Lo mejor será dejarlo en manos de un profesional —apuró su taza de té para recoger la mesa—. De hecho, pensaba el próximo mes hacer válida la prima del estado que recibí para el plan de salud dental anual, por lo que podría adelantar las cosas y llevarlos a todos a una revisión general. Después de todo los niños pequeños deben de cuidar también su higiene bucal para permitirle a los nuevos dientes nacer fuertes y sanos.

El disgusto que Lesly manifestó con su expresión sin dejar de palparse la mejilla volvió a enternecer a la señorita Hepburn, quien también entendía que a nadie le resultaba precisamente divertida una visita al dentista, en especial a los niños, ignorante del hecho que lo que en verdad molestó a Lesly no fue eso, sino que le diese a entender por sus palabras que seguía considerándola una niña pequeña.


Momentos atrás y tras decirle adiós a Lesly, Lincoln colgó el teléfono con una gran sonrisa en su rostro, al volverse se encontró con su madre mirándolo.

—Hola mamá, ¿necesitas ayuda con algo?

La mujer de pronto había olvidado el por qué había interrumpido su trabajo en la computadora.

—No… nada, todo bien Lincoln —le dio un breve vistazo al reloj en su muñeca—. Voy… iba a preparar la mesa. Tú padre no tarda y quiero tenerle todo listo cuando sirva la cena.

—Entiendo. Yo te ayudo.

Con buen ánimo la siguió a la cocina. A Rita esas pequeñas acciones solían enorgullecerla bastante, pero aquellos sentimientos por el momento quedaban opacados por la preocupación que Lincoln le generaba. Por supuesto sabía que el buen ánimo de este no era por ella, o la perspectiva de tener una buena comida, sino esa niña por la que su hijo rezumaba alegría.

Reconocía, a veces de forma muy abierta para su infortunio al costarle trabajo disimularlo, lo mucho que le incomodaba el rumbo que podría tener la relación entre Lincoln con su amiga. Si se limitará en efecto a estar destinada a ser tan sólo una amistad más, no le vería tantos inconvenientes. Su hijo era alguien social por naturaleza y, aunque no muchas, también tenía amigas, chicas a las que quizá ella no conocía muy bien, apenas lo necesario, como el tipo de influencia que tenían sobre Lincoln, la situación económica de sus familias, sus estados de salud (a cuya información daba gracias a trabajar en un consultorio dental), sus limitaciones y quizás lo más básico pero lo más importante, sus familias de procedencia.

—¿Cuáles platos quieres que saque?

Lincoln la sacó de sus cavilaciones al señalarle Los trastes de la alacena.

—Ah… los soperos primero. Tu padre me avisó que traería sopa.

—Está bien.

Mientras estaban en la labor, Lincoln aun pensando en su amiga comenzó a reír un poco, lo que llamó la atención de Rita.

—¿Qué ocurre, cariño?

—Nada. Es algo que ocurrió con Lesly.

—Ya veo. ¿Cómo se encuentra ella?

—Bien, gracias mamá. Te decía, fue divertido lo que le pasó en la mañana con Heidi. Sucedió que…

—¿Puedes ayudarme con los cubiertos cuando termines con los platos?

—Claro. Cómo te decía, en la mañana, me contó que Heidi, una de sus amigas…

—¡Rayos! Estos no son los que quería.

Rita parecía estar prestando más atención al tipo de vasos que puso en lugar de a las palabras de su hijo, con quién descubrió no le resultaba tan sencillo de abordar como se había imaginado cualquier tema referente a esa niña o su entorno.

—Ah… sólo son vasos, mamá. Te contaba…

—Espera. Hay unos que quiero estrenar y creo que todavía los tengo guardados bajo una de las alacenas.

Pese a pretender un comportamiento de lo más normal, a Lincoln le pareció evidente su actitud evasiva. Con cierto temor por lo que podría responderle, se decidió a preguntarle algo que tenía días rondándole la mente.

—Mamá, ¿acaso Lesly no te…?

—¡Casi lo olvidaba! —Rita se sobresaltó dejando los vasos en su lugar y pegándose en la frente ante su descuido—. Hablé por teléfono con Lori en la mañana.

Esto distrajo a Lincoln. Tenía algunos días sin saber de ella por lo que ya se había preocupado a causa de la mayor de sus hermanas.

—¿En serio? ¿Y cómo está? ¿Qué te dijo?

—Dice que ya se siente mucho mejor, pero que le recomendaron guardar reposo todavía —suspiró profundamente—. Extraño a mi bebé. Quisiera que pronto pueda regresar a casa para poder verla.

Aunque Lincoln se sintió mejor al tener noticias sobre su hermana, eso no restó lo suficiente a los demás pendientes que tenía. Su madre en cambio, la situación de su hija era lo que también y mayormente la mantenía claramente preocupada.

—Lo entiendo, mamá. Yo también la extraño mucho. Pero no te preocupes. Ya sabes que Lori está bien y en buenas manos. Verás que antes de que te lo esperes podremos verla de nuevo —de pronto se le ocurrió una idea—. Tal vez el día que decida visitarnos pueda llevarla conmigo a la casa hogar para que conozca a Lesly. Seguro eso la emocionaría como al resto de las chicas, ¿no lo crees?

Rita frunció los labios disgustada, pensando por el contrario que Lori lo último que querría sería saber de niñas con problemas visuales. Se reprendió a sí misma por tener tan terrible pensamiento, pero eso no cambiaba sus suposiciones dado lo que su hija estaba atravesando. No podía evadir más el tema con Lincoln.

—Ya veremos eso más tarde, cariño. Sobre Lesly, pues… he estado pensando que tal vez no sea algo bueno el que la estés llamando todos los días.

Lincoln la miró suspicaz.

—¿Por qué? Me gusta mucho conversar con ella. Es todo lo que hacemos, mamá.

—Bueno… eso lo entiendo, hijo. Pero ten en cuenta que ella vive en una casa de acogida, por lo que no creo que a la directora le guste que Lesly acapare todo el teléfono y de ahí que toda su atención a la larga tenga que ser sólo para ella. Entiende que esa mujer debe de repartir su tiempo también con los demás niños y sin querer podrías causarle problemas a Lesly.

Lincoln odiaba reconocer que su madre tenía un buen punto. Con Lesly su situación no era igual que con Stella, Ronnie Anne o Sid, la amiga de esta. Lesly no tenía la misma libertad que ellas y no sólo por su condición visual. La casa a donde marcaba era un sitio proporcionado por el gobierno para el cuidado de varios niños sin hogar, lo que se trataba de un asunto serio. Por mucho que disfrutara hablar con su amiga, lo correcto sería moderarse con las llamadas, si es que deseaba evitarle alguna molestia a la señorita Hepburn, que podría volverse después un conflicto entre ambas. Desanimado asintió al argumento de su madre.

—Es verdad. Tienes razón, mamá. Lo mejor será que mañana hable de esto con Lesly y la señorita Hepburn.

Rita le apretó con afecto el hombro.

—Me alegra que puedas entenderlo, cariño. Vamos, terminemos de poner la mesa.

Lincoln la asistió con menos optimismo del que tenía cuando se ofreció a ayudarla.


Tras la cena sintiendo un peso menos de encima y después de atender debidamente a su familia, mientras su esposo se daba una ducha, Rita encendió su computadora dispuesta a retomar donde dejó horas atrás su labor como escritora, cuando su celular comenzó a sonar.

—¡Pero que tino! —Exclamó con cierta frustración—. ¿Bueno?

—Rita, lamento molestarte a esta hora.

La mujer suspiró. Quién había interrumpido su trabajo divertido, había sido el jefe de su otro trabajo, el de verdad.

—Buenas noches doctor Feinstein. ¿Sucede algo?

—Sí. Quería saber si podría contar contigo para hacer un par de horas extras mañana. Voy a estar algo saturado con las citas y necesitaré toda la ayuda que pueda.

Rita hubiese preferido ese escaso tiempo libre para dedicarse a escribir, pero ya qué. Nunca caía mal algo de dinero extra para la casa.

—Por supuesto. No hay problema. Sabe, pudo decírmelo antes de irme por la tarde.

—Fue algo que me surgió de último minuto y debido que originalmente no tenía nada programado para mañana, no pude decir que no.

—¿Pues cuál es la emergencia?

—Ninguna grave afortunadamente, se trata del chequeo general de siete niños, además de que una niña creo necesitará una extracción por lo que entendí. Como tú tienes más tacto con eso de atender niños, pues…

—Sí, comprendo.

Aquello le causó gracia a Rita. Era bueno saber, con todos los comentarios insidiosos y bromas que recibía constantemente, que no era la única mujer con muchos hijos en el pueblo, aunque de cualquier manera igual seguía superando por mucho a la madre de esos siete niños.

—Sabía que podía contar contigo, Rita. Gracias.

Tras cortar la llamada, Rita decidió apagar la computadora al sentir que acababa de perder el hilo acerca de lo que pensaba redactar. De cualquier forma, agradecía tener trabajo de sobra, en especial que la distrajera del problema por el que sentía Lincoln estaba atravesando.


Lynn suspiró frente a la puerta de su hermano antes de decidirse a entrar. Ya era tarde y se suponía que ya debería estarse preparando para irse a dormir.

—¡Buenas noches, apestoso!

Fue su saludo tan pronto entró, lo que ocasionó el sobresaltó de Lincoln haciendo que casi aventara la revista que leía al no esperarla así de repente. Se apresuró a tomarla y taparse con la cobija al mismo tiempo que le recriminaba.

—¡Lynn! Creí que habíamos quedado en que comenzarías a tocar antes de entrar.

—Y yo que comenzarías a ponerle el seguro a tu puerta. Te estaba probando.

Lincoln algo fastidiado tuvo que darle la razón. No se había percatado de algo nuevo en la escena dentro de aquél tipo de situaciones antes cotidianas, como lo fue el tenue sonrojo de Lynn. Para no mirarlo de forma directa, la chica centró su vista en otro lugar.

—¿Eso es lo que creo que es?

El muchacho buscó el punto de atención de su hermana. Se trataba de la revista que había estado leyendo y que se asomaba por un extremo de su cama por debajo de la cobija que el chico se puso encima. Se alcanzaba a distinguir cierto logo famosamente conocido.

Antes que el muchacho consiguiese reaccionar, su hermana fue más rápida que él al quitarle la revista de un tirón entre risas y con los ojos bien abiertos tras mirar la portada.

—¡Vaya! No me imaginé que tuvieras esta clase de cosas, pervertido.

Nervioso y recuperándose al instante, Lincoln se reincorporó apresurado.

—¡No es lo que parece! ¡Es de… Rusty! Me pidió que se la guardara porque le iban a revisar la mochila y…. —la expresión de ella le dio a entender que no se tragaría ese cuento—. ¡Sólo me dio curiosidad! ¡Lo juro!

Vaya que esas "conejitas" sabían mantenerse en forma, pensó Lynn al hojear las páginas, pero no en los lugares que verdaderamente les serían útiles ejercitarse, como sus brazos, aunque admitía muchas parecían ser de piernas fuertes, lo que le disgustó un poco eran los atributos que parecían sobrarles y de los que ella aún carecía.

—Eres un raro. Estoy segura que eres el único chico que tiene esta clase de cosas.

—¿De verdad crees eso? —A Lincoln le sorprendió un poco la ingenuidad de su hermana a su edad.

—Por supuesto. Para esto los demás chicos usan el internet.

—Bueno… —aún seguía sintiéndose avergonzado— con tantas chicas en casa, no es como que tenga muchas oportunidades para… ser curioso en esas búsquedas por muy discreto que intente ser, sin sentir además que les estoy faltando el respeto y… ¿podrías ya devolverme eso y aparentar que no ha pasado nada?

Lynn apenas y escuchó su excusa que le sonó a su parecer muy mecánica, como recitada tras habérsela aprendido, lo que la hizo dudar que de verdad fueran sus palabras. Continuó mirando las fotografías de aquella revista. ¿Es que ninguna de esas mujeres jamás escuchó hablar de la depilación? ¿Por qué las hojas estaban tan gastadas y amarillentas? Al darle un rápido vistazo a la contraportada encontró todas las respuestas en la fecha original de la publicación.

—¿A quién le robaste esto? ¿Al abuelo?

—¡No! Más bien… fue… algo así como… ah… un obsequio de su parte.

Lynn estaba sorprendida. También parecía haber averiguado ya de dónde Lincoln sacó la explicación que le dio.

—¿En serio te regaló esto?

Su hermano se escondió bajo la cobija de nuevo para cubrir su rostro.

—Por favor no me acuses con mamá, mucho menos con papá… o con Leni, Luna o las demás chicas.

No es que el abuelo desconfiara de su yerno, pero Lincoln nunca le revelaría a su padre que no fue él quien le dio primero la charla que su abuelo creyó tan necesaria, especialmente en una casa donde los niveles de estrógeno resultaban alarmantes y por mucho que lo apreciara como el esposo de su hija, tenía problemas en considerarlo un "hombre completo" bajo sus estándares.

Tras sentirse que se había divertido lo suficiente, Lynn le arrojó la revista y Lincoln se apresuró a tomarla para tirarla debajo de la cama.

—Está bien. No le diré a nadie de la familia que eres un apestoso degenerado.

—Pues… ¿gracias?

—Además, tampoco quiero meter en problemas al abuelo, así que… ¿qué opinaría Stella o… Lesly sobre tus sucios secretos? —al asomar su cara, se evidenció el enfado del muchacho—. Tranquilo, solo bromeaba.

—¿Viniste por qué necesitabas algo, Lynn? Algo aparte de molestarme, me refiero.

—Por un lado, molestarte es divertido y a veces me lo pones muy fácil —al sentarse en la cama, hizo que su hermano le diera espacio—. Pero además quería que me dieras tu opinión con algo.

—¿De qué se trata?

La muchacha se concedió unos segundos antes de proseguir. Esta era la parte complicada de explicar, por lo que se sintió agradecida que el ambiente se amenizara con el juego anterior.

—Se trata de Josh, ya sabes, mi… "amigo".

Lincoln se mostró genuinamente interesado y eso Lynn lo notó.

—¿De tu novio?

—No. De mi amigo… todavía sólo eso.

Al muchacho le pareció obvio que su hermana no estaba conforme con que solo fueran eso.

—Entonces, ¿qué ocurre con él?

—Bueno… no estoy segura de cómo decirlo. Es sólo que… ah… ¿cómo es que tú pudiste…? Ya sabes, sentirte cómodo con Lesly tan así de fácil y rápido.

Lincoln frunció el ceño.

—No te entiendo, ¿a qué te refieres?

—Bueno, ella es… diferente, me refiero muy diferente a ti y no solo por… —tragó saliva y se señaló los ojos sintiendo dificultades para decirlo— eso. Pero la forma en que las chicas hablan de ustedes y por lo poco que noté ese día que la conocí, se ve que la tratas como si la conocieras de toda la vida, con todo y que tienen… ¿cuánto? ¿sólo algunas semanas de conocerse?

El muchacho lo meditó, percatándose que no lo había considerado de esa manera.

—Supongo que tienes razón. Es poco tiempo desde que comenzamos a frecuentarnos y ser amigos —se pierde un instante rememorando las sensaciones que sentía al hablar con Lesly, las cuales siempre se intensificaban cuando lo hacía en persona. Suspira con cierta tranquilidad y felicidad—. Y aun así se siente como si ella y yo tuviésemos de conocernos todo un año o poco más desde que lo hicimos.

—¡Sí! —Lynn agradeció que Lincoln lo entendiera… aunque seguía fastidiándole un poco que fuese por esa niña el que actuara como un bobo—. Justo a eso me refiero. Verás. Me gusta pasar el tiempo con Josh, pero también me gustaría que fuera algo más como… ya sabes, lo tuyo con Lesly, que hubiera algo más de… afinidad, química, o alguna de esas boberías de las que tanto hablan las chicas, y que fuese ya con lo que tenemos de ser amigos hasta ahora.

—Cielos, Lynn. En realidad, no tengo idea de cómo se consigue eso. Lo de Lesly y yo no es como si hubiéramos planeado ser tan cercanos así de pronto, sólo lo fuimos y ya. No deberías de buscar forzar las cosas, sino por el contrario dejar que todo fluya de forma natural.

Su hermana se rascó el mentón. La paciencia no era precisamente la mayor de sus virtudes.

—Me gustaría que las cosas con Josh no fuesen tan lentas como siento están ocurriendo.

—Sí… creo que puedo entenderlo.

Lincoln pensaba en las limitantes que aún tenía con Lesly, motivo por el que sentía especial cada oportunidad que tenía contacto de algún modo con ella.

—¿Y qué opinas tú acerca de Josh, Lincoln?

Su hermano se encogió de hombros.

—Francamente ni siquiera sé quién es, no lo conozco más allá de haberlo visto algunas veces, pero supongo que está bien si a ti te gusta.

Realmente Lincoln no parecía afectado por la noticia de que su hermana por fin estuviese interesada en un chico, lo cual estaría bien si no fuese porque ella de todas maneras se sintió decepcionada ante la falta de una reacción diferente.

—Bueno. Sí, Josh está bien y quién sabe. Tal vez si le ayudo a él y a su equipo en el torneo de quemados como me está insistiendo, tenga mayores oportunidades de conectar con él de alguna manera.

—Eso suena bien. ¿Pero tendrás tiempo para eso? Creí que habías dicho el mes pasado que no entrarías a ningún otro equipo porque ya te sentías saturada en los que ya estabas.

Ella bostezó y se tronó el cuello antes de contestarle.

—La verdad es que sí me siento cansada, pero supongo que puedo hacer un sacrificio. ¿No dicen que de eso se tratan las relaciones? ¿De sacrificios?

De pronto y quizás buscando estar más cómoda para descansarse, ella se recostó a un lado de Lincoln, quien le sonrió pensando en lo que le dijo. Tal vez tenía razón, se lo reconoció al recordar todo lo que hizo y arriesgó para estar con Lesly antes de que la señorita Hepburn los descubriera, además que ya no pasaba tanto tiempo en sus videojuegos o con Clyde y el resto por las llamadas telefónicas que le hacía a su amiga casi a diario, así que podría decirse que él estaba sacrificando algo, pero no parecía nada afectado por eso.

—Supongo que sí, es verdad —se puso de costado para verla de frente—. Y vaya que vale la pena si al final te la pasas bien con la persona que quieres.

Lynn de pronto tomó conciencia de lo cerca que se encontraba de Lincoln en ese momento, o lo "indecente" que este estaba, a pesar que no era su culpa sino la de ella por entrar sin permiso tomándolo desprevenido en aquellas fachas.

Un pensamiento se le formó, tan escandaloso que se preguntó cómo es que se le ocurrió. Estaba casi cara a cara con su hermano cuando él la sacó de su trance.

—¿Te gustaría acompañarme a la casa hogar la próxima vez?

—¿Qué?

—Es que… no conozco a Josh, aunque en la escuela podría hacerlo para formarme una opinión de él, si eso es lo que quieres, y a mí me gustaría que hicieras lo mismo. Sé que hablaste con Lesly aquél día, aunque por lo que sucedió no es que dejáramos la mejor de las impresiones, por lo que podría darse una segunda oportunidad para que se conozcan mejor. ¿Qué dices?

Lynn no recordaba mucho acerca de lo que habló con Lesly entonces, sólo que debió de tratarse de algo comprometedor, lo que la haría sentirse muy incómoda de volver a encontrársela, pero aún si eso no hubiera sucedido, por mucho que se dijese a sí misma que ya estaba bien con ella, lo cierto era que no lo estaba del todo aún.

—Ah… no lo sé. Creo que quizá no pueda. Entre Josh y los compromisos deportivos que tendré seguro que estaré ocupada. Mejor lleva a alguien más.

—Sí, entiendo.

Ahora Lynn sí que lo notó decepcionado a pesar de no haber sido su intención hacerlo sentir así.

—Creí que no querías que ninguna de nosotras nos acercáramos mucho a Lesly.

—Es que, tú lo has dicho. Josh y… bueno, lo de con Lucy no fue tan malo como pensé que sería y de entre todas las chicas supongo que eres tú quien me gustaría más que la conociera mejor.

Lincoln se ruborizó. Por mucho que odiara reconocer que tenía una hermana favorita, lo cierto era que la tenía siendo evidente de quién se trataba, lo que halagó bastante a Lynn, haciendo que se sintiese mal por tener que rechazar su invitación.

—Tal vez otro día, Linc. En otra ocasión será, pero… gracias.

No pudo contenerse y se acercó para regalarle a su hermano un beso en la mejilla sorprendiéndolo.

—Vaya, Lynn. Eso fue… muy lindo viniendo de ti.

—Lo sé, pero más te vale que no te acostumbres, apestoso

Acto seguido, Lincoln se quejó por el golpe que a continuación recibió en el hombro.

—Y eso por ser un pervertido — sintiendo que el momento había terminado, se levantó—. En fin. Buenas noches, Lincoln.

—Buenas noches, Lynn. ¡Por cierto! Sobre la revista del abuelo…

—Ni una palabra a nadie. Pero más vale que guardes bien esa cosa si no quieres que mamá o una de las niñas la encuentre por accidente.

—Sí, claro. Gracias. Te debo una.

—Y que no se te olvide.


Cuando Lynn salió de la habitación, suspiró. No era lo que había esperado, pero se sintió en paz. Su hermano tal vez no se celó de Josh como imaginó lo haría, pero le había demostrado que la quería y eso la dejó en parte satisfecha.

Con pesar en su habitación trató de hacerse a la idea que algún día no le quedaría de otra que hacer las pases con Lesly. No podía seguir así con esa clase de sentimientos tan extraños, en especial ahora que ella también tenía a alguien especial en su vida como Lincoln y algunas de sus hermanas.

Miró su celular. Josh le preguntaba por medio de un mensaje si podría volver a quedarse a una práctica con su equipo después de clases. A pesar que se supondría ayudaría a Margo a perfeccionar un saque, le respondió que sí. Margo lo entendería, lo mismo el resto de las chicas si se ausentaba un poco de los entrenamientos para pasar tiempo con Josh y sus amigos.


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Pido una disculpa por el retraso de este capítulo, así como la falta de noticias por mi parte. También aprovecho para agradecer los ánimos y buenos deseos de todos aquellos quienes estuvieron al tanto de mi salud preocupándose por la misma. Aquí estamos y aunque tardé más en reponerme de lo emocional que de lo físico del coronabicho, aquí andamos.

Hora de sacudirse finalmente la pereza y la apatía para continuar la función, colegas. Saludos. :-)